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nacho ignatus

Le conocimos en 2015 con su cómic FallaZ, más tarde nos hizo la portada del #29 “Especial mascotas” y tras la pandemia autoeditó Putovirus. Polifacético barcelonés crecido en Valencia, curtido en el undergound y afincado en Pamplona desde hace ocho años, nadie mejor que él para encargarse de la portada de este mes.

FallaZ y Putovirus son trabajos muy diferentes entre sí. Uno porque tiene una historia como tal y el otro porque son viñetas sueltas.

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Sí. Son muy diferentes en su propia idiosincrasia, uno venía de una idea que tenía Monti y me explicó y el otro, Putovirus, fue casi una terapia, porque estabas en casa horas y horas viendo cosas que estaban pasando que te dejaban alucinado. Putovirus no tenía un final. No había una idea de hacer un libro, era una terapia, hacía una viñeta, la subía a Facebook o a Instagram y empecé a tener feedback y fue la gente la que me sugirió reunirlo todo y publicarlo. La autoedición es el único nexo en común. Quedan muy pocas copias, seis o así, la edición era para los verkamistas, no fue una tirada muy grande.

¿Qué es lo que más te gusta de cada historia?

De FallaZ, dibujar zombies falleros. Siempre mola, con los piñotes, se pueden romper, les puedes hacer putadas. De Putovirus, el propio personaje del virus. Cuando le puse aquel careto ya me gustó de primeras. También el darle la iniciativa a él, verlo todo a través de sus ojos es lo que creo que gustó a la gente.

Me parece que el concepto de cada viñeta está muy bien cogido, si me hubiera encontrado esas tiras firmadas por Oroz o Flavita Banana, habrían funcionado a la perfección.

Teníamos tantas horas al día para pensar que algunas salían solas. Hubo otras que tuvieron muchos planteamientos para dar con la clave para expresar la situación. La Chini [N. del R.: su pareja], te podría decir cómo le puse la cabeza algunos días, ¿esto se entiende? ¿y este camino? ¿y como enfoco esto? Sobre todo los diálogos ¿qué pongo? ¿cómo lo pongo? ¿funciona mejor así o asá? Al final ese tipo de viñetas precisa de eso, de que se pille enseguida. Tuvo mucho curro.

¿Cómo te metes en el mundo de las fallas?

Entré a las fallas después de estudiar diseño gráfico, ilustración, cómic… y no acabar nada. Era bastante bala y me fui a la calle a pintar murarles. Andaba un poco despistado, me gustaban los tatuajes y me gustaban las fallas, las he visto desde pequeño y vi la evolución; cuando entró el poliestireno sustituyendo al cartón piedra se abrió ahí una ventana de creatividad increíble. Más que la falla clásica, con las temáticas y los clichés, me gustaba el modelado. Estuve a punto de meterme en el tatuaje pero le hice caso mi madre y me metí en las fallas. Empecé con la escoba en un taller, a limpiar a ayudar, a dar gotelé a lijar… y surgió la oportunidad cuando el maestro fallero que había en aquel taller tuvo toro [N. del R.: “toro” es cuando no se llega a entregar el trabajo a tiempo] y me dijo de hacer una falla infantil, me pasó un dibujo, me dieron un trozo de corcho y empecé a hacer muñecos, no había hecho muñecos en mi vida. Había hecho arcilla en la escuela de arte pero nada parecido. Empecé a modelar y aquello me costó el puesto. Al hijo del maestro fallero parece que no le vino bien que yo hubiera hecho una falla cuando él aún estaba sacándose los mocos y… a la calle. Pero bueno, esto me sirvió para demostrarme que valía como escultor. Me especialicé en hacer muñecos de base, luego pasé a hacer remates, que son los grandes y pude trabajar para otros. Estuve 10 años ahí. En la última etapa estaba en todas las fases, diseño, modelado, pintura… tenía trabajo todo el año.

¿Alguna de la que estés muy orgulloso?

Una vecina de barrio, una abuela. Como una estatua a un general, pero era una señora con su carrito, su casco… la pintamos rollo mármol y quedó muy bonita. Formaba parte de una falla que se llamaba Los Militarados, el centro de la falla era un tanque, un Seat Panzer, me partía la caja con aquello, era un tanque muy español. (risas)

¿No da pena quemar todo ese trabajo?

No. Si no lo quemamos no trabajamos el año que viene. Lo quemábamos bien a gusto. Al final te queda la foto y el recuerdo. Verlo arder no estaba mal. Lo malo es que desde que las fallas son de poliestireno, La Cremá, La Nit del foc, es una nube tóxica, se queman 300 monumentos y llueve plástico. Es una guarrada. Deberían encontrar un material alternativo a eso. Se habló del maíz. Imagínate que oliera palomitas, habría estado guay.

Has hecho también varios murales: Helldorado, salas Barracuda… Lo de los murales es como lo de las fallas, me gusta pintar en grande, es un flipe pintar las paredes, me gusta. En los noventa pinté todos los bares de rock de Valencia, del Casco Viejo, salas de conciertos... me buscaba la vida así. Es algo que se ha perdido mucho. Cuando venía al norte flipaba con los murales. En el caso de Helldorado, cuando entré a aquella sala y vi aquel mural ochentero se me cayó la cara, pensé “madre mía cómo me hubiera gustado pintar esto”. Y cuidado con lo que deseas porque, mira tú por donde, ampliaron el espacio, montaron el restaurante, paralelo al local, y a través de una amiga en común, al segundo boceto ya querían que les pintara el garito.

¿Son ciertos los tópicos sobre Levante?

Sólo puedo hablar de lo que he vivido y sí, claro que los hay. Los 25 años de Rita Barberá he visto muchos topicazos hacerse reales, pero como en todos los lados. Cuando más he conocido el rollo valenciano ha sido en las fallas. Lo que he vivido esos 25 años peperos ha sido de traca. (risas)

¿Te acercaste a la ruta del Bakalao o no te interesó? No. Estaba en otra onda, en el movimiento alternativo, en el punk, en el hardcore. En los centros sociales ocupados intentábamos hacer nuestros talleres, conciertos, montamos un restaurante vegetariano… tuvimos un centro social muy gordo en Valencia a principios de los 90 que estuvo muy guay. Cuando iba a ese rollo de la ruta no me encontraba muy a gusto. De la ruta, si algo me gustó, fue el principio, cuando era más rollo new age, punk oscuro, postpunk, el inicio verdadero. Cuando luego derivó a aquel rollo del bakalao solía ser bastante violento, era muy fácil llevarte un guantazo de algún capullo, no me gustaba.

Eres el cantante de Buga.

Es otro de mis grupos sin futuro, grupos terapia para estar en el underground de las ciudades en las que he vivido. Me interesa estar ahí, nunca ganaré un duro. De momento estamos reiniciando porque hemos perdido al guitarra que teníamos y al entrar el nuevo es otro sonido, otro rollo, estamos componiendo nuevas cosas… Más que tocar, ya he pasado por eso, he tocado hasta en antros en Alemania del Este, lo que me interesa es grabar, que no se pierda ese trabajo como en otras bandas que he estado. www.facebook.com/ignatusartwork

También has hecho algún videoclip.

Descubrí una aplicación por casualidad, me la pasó un colega, y me resultó como dibujar cómics al cuadrado. Podías utilizar imagen, tiempo, la narración visual, darle efectos, cortar, pegar… hacer videoclips es alucinante. Empecé a hacer los videoclips de mi grupo por tontear y al quinto me llamó Unai de Big Member y yo encantado. Este fue algo más desarrollado porque tenía un guión, una historia que contar, unos planos, unas secuencias... y luego el montaje, como un cómic.

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