MARZO 2007 • AÑO 9 • Nº 79 COLEGIO SAN JUDAS TADEO • COLEGIO SAN JUDAS TADEO • COLEGIO SAN JUDAS TADEO HISPANO DOMINICANO
HISPANO DOMINICANO
LA HONESTIDAD Como valor señala la decencia y el decoro en una primera acepción; en una segunda acepción destaca recato y el pudor; en un tercer momento pone de manifiesto lo razonable y lo justo; en cuarto lugar hace referencia a la posibilidad, rectitud y honradez. La Honestidad es una virtud del ser humano mediante la cual manifestamos la decencia, el cuidado y tacto en nuestra relación con nosotros mismos y con las otras personas, de manera que manifestemos en todo la claridad de nuestras acciones, así como manifestar nuestro repudio y desagrado frente a los hechos deshonestos. La Honestidad presenta la modestia y el cuidado, frente al trabajo que realizamos, y el uso que hacemos con la remuneración que recibimos de nuestro trabajo, de manera especial cuando ésta proviene de la cosa pública. La Honestidad hace razonable a quien la practica y le lleva a practicar una justicia diáfana, tanto cuando se administra lo del otro, como cuando se emiten juicios en cuanto al trabajo desarrollado por otros, o por las cualidades que puede enarbolar el ser semejante. Quien posee honestidad es honrado, es
decir, se conforma con lo que posee, y lo administra con rectitud, de manera que tiene conciencia de su realidad, y vive dentro de ella con alegría y sencillez, sintiéndose satisfecho con lo que posee. La persona honesta es asequible, responsable, cuidadosa, realista, y mira siempre el bien común como algo que se debe cuidar y engrandecer para bien de todos. La persona honrada no es adulona o limpia sacos en algún momento, como forma de adquirir ventajas por ese acto que en sí mismo es repudiable, porque por bellas palabras quiere comprar al otro, y si el otro corresponde a sus propósitos, cae también en la corrupción. La persona honesta no plagia, es decir, no roba aquello que no es suyo: ideas, méritos, famas, reputaciones, puestos, etc. De la misma manera, la persona honesta es veraz, responsable, respetuosa de las leyes y normativa, no se inmiscuye en aquello que no le compete y trata por todos los medios de no cobrar por alguna acción realizada como cooperación, y quizá sobre todo causar molestias y alterar la vida de una casa, aunque los
fines sean buenos, ya que el fin no justifica los medios. Finalmente la persona honesta no empuja o compromete a las otras personas para conseguir el éxito para sí, ya que conlleva esa acción el hacer de los otros objetos para venderlos al mejor postor. En definitiva, el honesto no juzga y acepta su propia situación como resultado propio de sus acciones, sin cargar la cruz a un cirineo que pasa al lado de su vida, y que en la mayoría de las ocasiones lo único que les ha reportado ha sido bien para sus hijos. Los honestos son pocos y generalmente tienen pocos amigos, los deshonestos abundan en proporciones alarmantes, y se les forma ya desde niños para defender su papel, dándoles un "respaldo", cuando en realidad ni les hemos acompañado en su trayecto, ni nos ha importado su formación, ¿Por qué esperamos otros frutos? Podemos y preparemos el terreno, no abonemos el terreno si no nos comprometemos a sembrar y cuidar lo sembrado. Eso sería no ser honestos.