Revista espacios de mayo 2006

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AÑO 8 • Nº 71 • MAYO 2006 COLEGIO SAN JUDAS TADEO • COLEGIO SAN JUDAS TADEO • COLEGIO SAN JUDAS TADEO HISPANO DOMINICANO

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ompartir es un acto de partir con otros, ya sea algo material o inmaterial. El compartir lleva implícito el valor de dar y el valor de recibir, aceptar o acoger lo que otro me ofrece. Al compartir se produce una ruptura con el egoísmo de aquel que se cree autosuficiente y despóticamente poseído de riquezas diversas que siempre puede dar, pero que no necesita nunca nada de los demás. La alegría de compartir nos ayuda a vencer nuestro egoísmo, orgullo, y prepotencia. Tenemos mucho para compartir, no sólo bienes materiales, sino ideas, proyectos, actividades, sentimientos, ternura, aventura, dificultades, sufrimientos y experiencias. En una sociedad como la actual, inmersa en el consumo y hechizada por el afán de poseer cada vez más y más, se precisa aprender a compartir, a ser generosos, cooperativos y no individualistas. Aprender a compartir es un proceso que se va desarrollando con el tiempo y la educación, no es una característica innata que como seres humanos poseamos, es algo aprendido. Conforme los hijos crecen, se va adecuando la forma de compartir, para que tenga la capacidad de compartir con sus amigos sus pertenencias podemos enseñarlo a ayudar a los más necesitados.

HISPANO DOMINICANO

En este proceso de compartir, también existen los límites, el compartir no es dar todo aquello que tenemos, sino el hacer sentir a la persona que quieres, partícipe de lo que poseemos o de lo que somos. Un deseo común de todos los padres es que los hijos crezcan sabiendo cómo entregarse a los demás sin esperar nada a cambio, pues al compartir nos hacemos mejores personas, y si todos ponemos un granito de arena podemos hacer grandes cosas en nuestra familia, en nuestra escuela y comunidad. El camino no es fácil, pero si todos vivimos la generosidad contribuiremos poco a poco para hacer un mundo mejor. Como personas sujetas a las presiones sociales, revisemos nuestra capacidad de compartir, y así podremos enseñar a los demás a compartir, primero, pequeñas cosas, para llegar a compartir generosamente el día de mañana grandes cosas. Recuerda que el valor generosidad se basa en el principio de "Dar sin esperar nada a cambio". No olvides que un padre y una madre entusiastas, criarán hijos con las mismas características. Ten presente que hoy es un buen día para compartir. Para amar hay que tener el valor de compartir.

En una ocasión, por la tarde, un hombre vino a nuestra casa, para contarnos el caso de una familia hindú de ocho hijos. No habían comido desde hacía ya varios días. Nos pedía que hiciéramos algo por ellos. De modo que tomé algo de mi arroz y me fui a verlos. Vi cómo brillaban los ojos de los niños a causa del hambre. La madre tomó el arroz de mis manos, lo dividió en dos partes y salió. Cuando regresó le pregunté: ¿Qué ha hecho con una de las dos raciones de arroz? Me respondió "Ellos también tienen hambre". Sabía que los vecinos de la puerta de al lado, musulmanes tenían hambre. Quedé más sorprendida de su preocupación por los demás que por la acción en sí misma. En general, cuando sufrimos y cuando nos encontramos en una grave necesidad no pensamos en los demás. Por el contrario, esta mujer maravillosa, débil pues no había comido desde hacía varios días, había tenido el valor de amar y de dar a los demás, tenía el valor de compartir. Frecuentemente me preguntan cuándo terminará el hambre en el mundo. Yo respondo:


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