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Del miedo a la acción

Cómo manejar nuestras emociones para lograr lo que nos proponemos, es el principio básico para utilizar la emoción del miedo como motor y no como paralizante.

El miedo forma parte de nuestra vida en muchas ocasiones diferentes. Convivimos con él diariamente. Sin embargo, ¿podemos usar esta emoción como un trampolín para animarnos a conseguir nuestras metas y salir de la zona de confort? La psicóloga Daniela Nemirovsky, afirma que el miedo es “una emoción que aparece ante la presencia de un peligro que puede ser real o imaginado. Como toda emoción, tiene una función, que en este caso es protegernos: sirve a nuestra supervivencia y autocuidado”. Sin embargo, muchas veces el miedo puede ser un obstáculo para desarrollarnos en los diferentes ámbitos de la vida y animarnos a cumplir nuestros objetivos.

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¿DE DÓNDE VIENE ESE MIEDO?

“El problema surge cuando por nuestra historia, por nuestras marcas y traumas, nuestra personalidad, etcétera, el miedo aparece en el momento en que no hay un peligro real o la emoción es desmedida e interfiere con nuestra capacidad de vivir nuestra vida. Aquí se puede emparentar con la ansiedad, que tiene que ver con una expectativa amenazante, con un posible peligro futuro”, asegura Daniela. Así lo afirma también Guillermina Copello, psicóloga clínica y especialista en trastornos de ansiedad: “Ninguna persona podría sobrevivir si su cerebro no estuviera ‘equipado’ con un sistema de alarma que nos alerta de los posibles peligros. Ahora bien, lo que puede pasar es que ese sistema de alarma llamado miedo se ‘desconfigure’ y la alarma suene y suene, aunque no haya un peligro real.

En este caso, el trabajo será interno, darle lugar a la emoción, conocer qué pensamientos hay detrás de ella y analizar si ese miedo es justificado”. Según Nemirovsky, “el miedo no es un problema en sí mismo, no es patológico, pero en caso de que esté afectando la calidad de vida lo ideal es hacer una consulta con un profesional de salud mental. Si el miedo es desmedido, es necesario trabajar las raíces de dicha emoción ya que puede tratarse, por ejemplo, de una cuestión traumática que no pudo ser tramitada adecuadamente”.

“El miedo no es una emoción exclusiva de los seres humanos, tiene raíces biológicas y evolutivas y como todas las emociones se manifiesta en el cuerpo. A qué le tiene miedo cada sujeto depende de cuestiones socioculturales y experiencias personales”, Daniela Nemirovsky

¿BLOQUEO,MIEDO REAL O IMPULSO?

Para diferenciar de qué tipos de miedo estamos hablando, la psicóloga Copello distingue el miedo “funcional” y el “disfuncional”: “El miedo funcional es aquel que se experimenta frente a un estímulo externo que puede suponer un peligro para nosotros o para los demás. Sirve para alertarnos ante una amenaza y prepararnos para sobrevivir ante ella”. Por otra parte, el miedo llamado disfuncional, “es un miedo que no sirve para protegernos, sino que limita nuestras vidas. Es un miedo intenso y desproporcionado, que no nos deja pensar con claridad. Cuando el miedo es disfuncional puede llegar a transformarse en una fobia o en un trastorno de ansiedad”.

Amigarse Con El Miedo

Ahora, ¿cómo distinguimos qué miedo estamos experimentando? Guillermina sostiene que “para poder diferenciar un tipo de miedo del otro, tenemos que estar dispuestos a sentir ese miedo. Muchas veces le tenemos ‘miedo al miedo’, entonces lo único que hacemos es evitarlo, reprimirlo o maquillarlo. Pero para poder ganar ‘inteligencia emocional’, tenemos que hacerles lugar a las emociones, saber que todo lo que sentimos es válido y no enojarnos con nosotros mismos por sentir miedo”. A su vez, la psicóloga Nemirovsky asegura que “no es deseable ‘evitar’ ninguna emoción, porque para algo están: nos protegen y nos dan información valiosa sobre quiénes somos”. Analizar cómo nos estamos sintiendo es la clave para descubrir de dónde proviene ese miedo. La licenciada Copello nos recomienda preguntarnos: “¿qué pruebas tengo para pensar que esto es peligro?, ¿qué posibilidades hay de que eso ocurra?, ¿estoy exagerando la amenaza?, ¿cuál es la alternativa más realista? En caso de que suceda esto que estoy pensando, ¿podría enfrentarlo?; ¿estoy infravalorando mis capacidades?, ¿este miedo es mío o siento que fue impuesto por alguien de mi entorno?”.

“Sentir miedo muchas veces nos protege. Por eso, no se trata de descartarlo sino de identificarlo, escucharlo, hacerle lugar, analizar de dónde viene y ponerlo en palabras”, Guillermina Copello

Del Reconocimiento A La Pr Ctica

Convivir con el miedo e identificarlo no significa no poder hacer nada. Daniela sostiene que “podemos apoderarnos de la información que nos da el miedo para tomar decisiones que nos ayuden a hacer lo que deseamos, previniendo situaciones indeseadas. Por ejemplo, si tengo ganas de emprender y siento miedo de que pasen determinadas cosas, puedo planificar tomando esos miedos como guía y modo de prevenir. Es útil preguntarse: ¿Qué pasaría si efectivamente sucede lo que temo? ¿Cómo podría evitar que suceda? Si sucede, ¿cómo puedo solucionarlo?”. La psicóloga Nemirovsky también aconseja “trabajar nuestra tolerancia a ese miedo y aceptar que es natural al estar frente a algo nuevo e incierto. El miedo puede venir con nosotros y acompañar el proceso”. Al mismo tiempo, Copello asegura que “es importante saber que no hay emociones ‘positivas’ y ‘negativas’, no es que el miedo es ‘malo’ entonces tenemos que transformarlo rápidamente en algo ‘bueno’ como la alegría, por ejemplo. Es fundamental entender que sentir miedo muchas veces nos protege. Por eso, no se trata de descartarlo sino de identificarlo, escucharlo, hacerle lugar, analizar de dónde viene y ponerlo en palabras: hablar, escribir”.

Analizar El Miedo

Diseñá un plan de acción para enfrentarte a eso que te da miedo, hacelo de forma gradual. Detenete a preguntarte: ¿este miedo me acerca o me aleja de lo que yo quiero?, ¿cómo puedo enfrentarlo?, ¿puedo estar sola o necesito ayuda? Solo mediante el análisis de nuestras emociones, podremos dejar atrás ese miedo paralizador para convertirlo en nuestra fuerza de cambio y motivación. La psicóloga Copello concluye que “el miedo, como cualquier otra emoción, no siempre tiene razón, a veces será ‘disfuncional’ y ‘exagerado’, por lo tanto, tendremos que hacer el trabajo de analizarlo, conocerlo y enfrentarlo. Solo así lo estaremos usando de trampolín para alcanzar aquellas cosas que deseamos. Tener presente qué vida queremos vivir y qué objetivos queremos lograr nos va a ayudar mucho a relacionarnos con esta emoción. Y no te olvides que, si el miedo te desborda, podés pedir ayuda profesional”.

Pensemos en una persona que tiene miedo a volar en avión pero que, a su vez, disfruta mucho de viajar y tiene fuertes deseos de conocer el mundo. Ese miedo entra en conflicto con su deseo, pero además ¿es justificado? El sistema de alarma le dice “volar es peligroso”, pero la evidencia le demuestra que el avión es el medio de transporte más seguro del mundo. A veces nos toca afrontar ese miedo para acercarnos a la vida que queremos vivir.

Es importante distinguir el miedo de la fobia, la segunda incluye lo que llamamos parapetos fóbicos: todo lo que hacemos para evitar ponernos en contacto con el objeto fobígeno. Por ejemplo: tener miedo que me atropelle un colectivo, me ayuda a cuidarme a la hora de cruzar la calle. Ahora bien, si no puedo salir de mi casa porque eso me expone a ver colectivos, a escuchar sus ruidos, podríamos estar hablando de fobia.

Especialistas Consultadas

Psicóloga Guillermina Copello (Mat: 7925)

Especialista en trastornos de ansiedad y divulgadora

Redes: @psi.guillecopello

Psicóloga Daniela Nemirovsky

Mail: licdaninemi@gmail.com

Redes: @lic.daninemi

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