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CULTURA
Castillo de Balmoral Fue el hogar favorito de la reina Elizabeth II
El castillo de Balmoral no fue una de las residencias reales de Isabel II, pero sí uno de los lugares favoritos de la reina, y aquel lugar en el que falleció el 8 de septiembre de 2022.
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Fotografías FUENTE EXTERNA
La reina Isabel II de Inglaterra falleció el pasado 8 de septiembre de 2022 en el Castillo de Balmoral, situado en las Tierras Altas de Escocia. Se trata de un castillo que no es considerado residencia real, pero sí era uno de los lugares preferidos por la reina. El lugar era propiedad privada de la monarca. En él solía pasar todas sus vacaciones de verano, desde finales de julio hasta inicios de septiembre, fue el último en albergar a una de las monarcas mas famosas de todos los tiempos. De las seis propiedades de la reina Isabel, el Castillo de Balmoral quedará señalada o señalado en la historia, por ser el lugar de su fallecimiento. Además de ser conocido para Reino Unido por sus impresionantes dimensiones y su perímetro verde, cerca del Río Dee en Escocia, fue relacionado con la muerte de Diana, princesa de Gales, ya que los príncipes Guillermo y Enrique se encontraban en el lugar cuando se dio a conocer la fatídica noticia, así como por albergar la luna de miel del ahora rey Carlos III y Lady Di. Aunque el lugar fue construido en 1390 (sus primeras instalaciones) comenzó su historia monárquica en 1848 con la reina Victoria I y el príncipe Alberto, cuando después de alquilarlo para sus vacaciones decidieron comprarlo para convertirla en una de sus residencias privadas, alejadas de los actos protocolarios. Desde entonces sufrió una serie de modificaciones que comenzaron en 1853, hasta convertirse en un espacio de 260 kilómetros cuadrados en un predio de 20,000 hectáreas, con un diseño de William Smith.
En el terreno, además del castillo, se encuentra una casa ocupada por el rey Carlos y la duquesa de Cornwall en sus vacaciones, así como seis casas más de alquiler vacacional. La fachada, que pueden ver de frente los turistas que asisten
Drummond, un poeta e historiador escocés. Sin embargo, el castillo era para Roberto II de Escocia, quien ya tenía un cortijo de caza en la zona. Después, el castillo pasó por varias manos hasta que se convirtió en residencia real en 1848, cuando fue alquilado a la reina Victoria I, tatarabuela de la reina Isabel II. Poco después, compraron el palacio por una cifra que se considera que fue en torno a 30 000 libras. En cuanto a la estética del castillo, su estilo se considera que es el baronial escocés, así como el del renacimiento gótico. Además, el castillo no solo destaca por su estructura en sí, así como por sus interiores, sino por todos los bosques que le rodean. De hecho, esta superficie ocupa 20 000 hectáreas. De éstas, 300 hectáreas están conformadas por bosques y 222 son usadas por el cultivo y la cría de animales. Aquí no solo vive la familia real británica durante algunos meses del año, sino también muchos lugareños. De hecho, cincuenta personas trabajan a tiempo completo para dar mantenimiento a este espectacular lugar.
La propiedad de 50 mil hectáreas, que data de 1390, fue comprada por el Príncipe Alberto
al espacio de septiembre a julio, tiempo en el que permanece abierto al público, es llamativo por combinar su gris granito con el paisaje siempre nublado y lluvioso de Aberdeenshire y la hiedra verde que lo recubre en algunas zonas, con el siempre fresco césped que alfombra sus alrededores.
El exterior también es decorado por esculturas y símbolos heráldicos que se encuentran en los remates de las ventanas y que contrastan con la calidez de la madera color caoba de las puertas del edificio.
El interior de la residencia de verano está plagado de obras de arte que no dejan casi ningún espacio sin decorar, y que ayudadas de las alfombras de distintos colores vibrantes (rojo, turquesa, azul marino), brindan un ambiente cálido e íntimo a pesar de estar en un entorno siempre húmedo.
La historia de este castillo se remonta a 1390, es decir, al siglo XIV, ya avanzando desde la Edad Media al Renacimiento. La construcción de este castillo se dio bajo la mirada de William
como un regalo para su esposa, la Reina Victoria, después de que ella se enamorara de las Highlands en un viaje en el otoño de 1842. La pareja construyó el castillo en 1856 para dar cobijo a su familia, que no dejaba de crecer. Después de la muerte de Alberto en 1861, se convirtió en el santuario de la reina Victoria, lo que se puede apreciar en medio de sus extensos jardines, donde se encuentra una estatua del perro de esta reina, llamado Noble.
Cuando la reina Isabel y el príncipe Felipe se hicieron cargo de la propiedad, Felipe creó una gran huerta junto al jardín de flores de la reina María. Hoy en día, hay 150 casas en toda la geografía de los
extensos terrenos, incluido Birkhall, donde el rey Carlos pasó su luna de miel con la reina consorte Camilla en 2005 (de hecho, se rumorea que el duque y la duquesa de Cambridge también tienen su propio escondite allí). Históricamente, Balmoral ha sido escenario de muchos momentos reales trascendentales, tan tristes como alegres. La reina Isabel II y el príncipe Felipe pasaron allí su luna de miel en 1947, un joven príncipe Carlos llevó a Diana Spencer allí en 1980 (antes de casarse y pasar su luna de miel en el pabellón de caza del castillo) y, se dice, que fue el lugar de la fiesta del 32 cumpleaños del Príncipe Harry. También fue donde los príncipes William y Harry se enteraron de la trágica muerte de su madre, Diana, en 1997. Cuando la reina Isabel II murió, Balmoral era su propiedad personal, tras haberla heredado. De hecho, esta era su única residencia privada en Escocia, teniendo únicamente otra en Inglaterra, que es Sandringham, situada en Norfolk.
Hasta el momento, el castillo está abierto al público para visitas en los meses de primavera y verano. En cualquier caso, las visitas no están permitidas desde el 31 de julio hasta principios de septiembre aproximadamente, cuando está presente allí la familia real. Esta información puede haberse visto modificada desde el triste acontecimiento del fallecimiento de la reina, debido a que este lugar ha adquirido un nuevo valor histórico.