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PROTECTOR Y MECENAS DE CORRUPTOS
Uno entiende y hasta ve como algo natural, estimado lector, que después de una refriega electoral los ganadores se regodeen en su triunfo e incluso que hagan cera y pabilo de los caídos, pero no que a las primeras de cambio enseñen el cobre y exhiban ante los votantes de buena fe que son más de lo mismo que tanto han criticado. Está de moda llenarse la boca con el discurso anticorrupción, como si fuera la única lacra que ha hundido a este país, pero convenencieramente dejan de lado otros factores no menos nefastos, como la complacencia si no es que contubernio y la impunidad.
El que acaba de dar el enésimo ejemplo de que del dicho al hecho hay mucho trecho y de que no se le pueden pedir peras al olmo, es el presidente del Congreso del Estado, el morenista Jacobo Mendoza Ruiz, que este jueves 9 apadrinará la presentación del libraco
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“Antología de poemas de vino y lino”, del nefasto escribano Jesús Guadalupe Morales Valenzuela. Señalado en más de un expediente por corrupción o incluso penales a su paso por el desastroso gobierno de Chayito Quintero en Navojoa, el ex secretario del Ayuntamiento se frota las manos, saboreando la patente de impunidad que le expedirá ni más ni menos que el presidente de uno de los tres poderes del Estado. Sin una pizca de prudencia política, pero por lo que se ve sí un exceso de soberbia y prepotencia al aparecer como mecenas del multiacusado, el señor Mendoza Ruiz mandará sonora bofetada no sólo a los navojoenses, sino incluso a su compañero de partido Mario “Mayito” Martínez, el alcalde que recibió un estercolero y está dando curso a las denuncias para que se castigue a los responsables.
De un plumazo y con el referido padrinazgo, el presidente del Congreso prácticamente le enviará un mensaje que no ameritará explicaciones extras: “esos que tú acusas de corruptos, son mis amigos y mis protegidos”. Sólo le faltará dibujar al aire el consabido violín, para mandar por un tubo al alcalde que no halla cómo enderezar el barco que una pandilla de arribistas le dejó hundido a punta de ineptitud, negligencia y manoteo de recursos. ¿Cómo entender de otra forma el gazapo de Jacobo Mendoza, si no es así? ¿El señor nació ayer y de noche- y jamás se enteró de cuanto desgarriate armó el hoy ensalzado poeta como asesor de cabecera de doña Chayo? No, no se puede llamar engañado ni bisoño en estos menesteres, porque además dirigió a Morena a nivel estatal, lo que por lo menos debió darle el suficiente colmillo o la prudencia como para recomendarle a Morales Valenzuela que primero se lavara la cara y sobre todo las manos antes de arrimársele siquiera. No es una cues - tión menor el desbarre en el que incurrirá don Jacobo este jueves, porque al insulto de su gesto hacia los navojoenses y el “Mayito” Martínez, también se infiere la “línea” que bajo la mesa le envía al titular de la Fiscalía Anticorrupción, Rogelio López García, que verá cómo el Presidente del Congreso abraza, cobija y protege a uno de sus imputados en graves casos de corrupción.
Al estilo “de arriba”: en encendida verborrea y de dientes para afuera barren y trapean con los corruptos, pero los absuelven por adelantado, antes de que las instituciones impartidoras de justicia armen bien la tramoya girando de perdida un citatorio para taparle el ojo al macho, aunque después los exculpen “por falta de pruebas”. A la vieja usanza priista, pues esa que dicen ya pasó a la historia.
Por lo pronto, lisa y llanamente, el señor presidente del Congreso manda el mensaje de que no sólo son propensos a proteger a los corruptos, sino incluso a convertirse en sus mecenas. Para redondear la faena, a don Jacobo Mendoza sólo le faltarían detalles nimios, entre ellos.