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INFRAESTRUCTURA EN CAJEME
from Edición 340
“Estoy viendo que es lo que pasó, no quiero dar una opinión hasta que no tenga toda la información, pero parece ser que hubo una situación que se complicó”, declaró Javier Lamarque Cano sobre los famosos 500 millones de pesos que el mismo presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, había anunciado para obras de infraestructura para Cajeme. El diputado federal de Morena, dejó en claro que continuará con la gestión ante Sedatu para que ese recurso llegue al municipio, pero no quiso profundizar más hasta tener información seria y consistente. Después de dar a conocer que los trabajos legislativos comienzan a partir del primero de febrero, aseguró que continuará en las gestiones para buscar recursos extras para Cajeme.
Sobre el presupuesto de este año, dijo que ya está aprobado y definido, pero que, adicional a eso, se buscarán más partidas en otras instancias, además de las ya estipuladas para cada entidad, “no se va a dejar de entregar ningún peso, que por ley le corresponda al estado y al municipio, y adicionalmente a eso, lo que sí se tiene, son los recursos que vienen vía programas sociales”. Destacó que son alrededor de 7 mil millones de pesos los que están destinados para Sonora a través de los Programas de Bienestar Social y todos sus programas de apoyos y becas. Lamarque Cano explicó que existía una con- fusión en la tarea de los legisladores, se pensaba que bajaban recursos, pero no es así, antes se les daban 20 millones de pesos anuales para proyectos en sus municipios, pero se prestaba mucho a la corrupción, los “moches” famosos. Cuestionó el legislador, cuántos de esos recursos llegaban realmente a la obra.
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Si la meritocracia es el gobierno de los mejores, la mediocracia sería el gobierno de los mediocres. Los mediocres han tomado el poder, y la razón principal es que el sistema no favorece a que sobresalgan los mejores ni los más brillantes, sino aquellos que no molestan demasiado al statu quo. Cabe preguntarse si la añoranza de un tiempo pasado, y unos líderes de otras épocas está basado en una percepción realista de la situación, o una nostalgia falaz de que cualquier tiempo pasado fue mejor. ¿Eran realmente mejores los políticos de antes? La degradación de la política puede ser subjetiva o no, pero las encuestas demuestran que su deterioro es al menos una realidad en la percepción de la ciudadanía. Sean o no más mediocres, los votantes los perciben como tal. La política se ha convertido en los últimos años en uno de los principales problemas para los ciudadanos. Tenemos una élite política muy formada pero muy desprestigiada. ¿Qué falla? ¿Fallan las percepciones de los ciudadanos? ¿Fallan las universidades al expedir tí- tulos a quienes no se lo merecen? ¿Fallan los partidos al elegir las personas que los representan? “Quizá un amalgama de todo ello” En el 2018, los sonorenses también votaron por un cambio en su elección para presidentes municipales, y tremenda rifa del tigre que nos sacamos con los ganadores de la elección, no sólo nos resultaron peor que los anteriores de quienes tanto nos quejábamos, nos resultaron ineptos, corruptos, altanero, soberbios, prepotentes, y por si eso no fuese suficiente para describir su desempeño como gobernantes, agréguele el plus del “Doctorado en Mediocridad” que la gran mayoría posee.
Para muestra tenemos a la Alcaldesa de Navojoa María del Rosario Quintero Borbón, a la de Guaymas
Sara Valles Desens, al de Cajeme Sergio Pablo Mariscal, al de Caborca Librado Macías Gonzalez, al de Agua Prieta Alfonso Montaño Durazo, al de Nogales Jesús Pujol, a la de Benito Juárez Flora
Lina Mungaro, al de Empalme Francisco Genesta Sesma, y para cerrar con broche de oro a la alcaldesa priísta de Naco Andrea Ramos Erives. Todos ellos han resultado un verdadero fiasco para el electorado, sus respectivas administraciones tienen el sello de la corrupción, la opacidad, la ineficiencia y de la MEDIOCRIDAD.
¿Tenemos remedio para tanta mediocridad en nues- tros gobernantes? Algunos de los remedios posibles serían que la ciudadanía recuperara la confianza en los políticos, acabar con los cientos de cargos que se reparten los partidos políticos. Contra la mediocridad en los cargos públicos se debe terminar con la politización de las administraciones, minimizando la posibilidad de que los partidos sean agencias de colocación en los gobiernos en turno. Esto ayudaría a asegurarnos de que quien se mete en un partido lo haces porque le interesa la política y el servicio público, no porque crea que le garantiza tener un futuro prometedor.
También habría de eliminarse el número de cargos y puestos que se adjudican a dedo, ya que esto alimenta inevitablemente un régimen clientelar, debemos exigir formación obligatoria para los cargos públicos, “Habría que dar clases a los políticos una vez que llegan al cargo, ya que una vez que se eligen habrá que formarlos en cuestiones técnicas, que aprendan leyes, administración pública… Y al que no apruebe no se le pueda reelegir”.
El deterioro de la imagen de la política aleja el talento... Y sin talento, se nutre la mediocridad que desprestigia la política. Hasta la Próxima