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Deconstruyendo a Barbie&Ken

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Defensa de la vida

Defensa de la vida

Barbie, una de las películas más taquilleras del momento, ha dado mucho de qué hablar. No solo porque trae a la vida a una icónica muñeca recordada por muchos, sino por el discurso controversial sobre la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer. ¿Qué podemos aprender de la película? ¿Qué dice la Biblia sobre estos temas?

Barbie vive en un mundo perfecto, pero Ken no encuentra su lugar allí. Barbie es querida por todos, pero Ken siempre espera que lo tomen en cuenta. Cuando van al mundo real, no solo se enfrentan a una nueva realidad, sino también a los roles y estereotipos de género. E incluso, su personalidad se vio muy afectada por la percepción que tuvo la sociedad de ellos.

Cuando Ruth Handler lanzó la muñeca Barbie en 1959, tenía en su mente el propósito de cambiar un poco los roles de género asignados en su época. Con su eslogan “Sé lo que quieras ser”, Handler inspiró a niñas y adultas a lograr sus sueños y metas. Tres años después de la creación de Barbie, nombre que le puso en honor a su hija Barbara, decidió crear su pareja, Ken, en honor a su hijo Kenneth. Curiosamente, Barbara y Kenneth no se sentían identificados con lo que representaban sus juguetes. “Él va a la playa y hace surf. Él es todas estas cosas americanas perfectas”, declaró Kenneth a Los Ángeles Times en 1989, y se describió a sí mismo como “un verdadero nerd”, que “tocaba el piano e iba al cine con subtítulos”. Barbara, por su parte, también odiaba las comparaciones. “Si la muñeca se parece a mí, es pura coincidencia”, dijo en el mismo diario. ¿Qué ocurrió? ¿Acaso Barbie y Ken no representan lo que toda mujer y hombre desean ser? ¿Su perfección no es deseada? A pesar de que su intención era otra, Ruth Handler terminó reforzando los roles de género y estereotipos americanos que habían acomplejado a tantos hombres y mujeres.

Dios, nuestro creador, diseñó a Adán y Eva a su imagen y semejanza, lo cual les da una misma dignidad, ninguno es superior al otro.

Según la OIT, Organización Internacional del Trabajo, los roles de género “son los comportamientos aprendidos en una sociedad, comunidad o grupo social determinado, que hacen que sus miembros estén condicionados para percibir como masculinas o femeninas ciertas actividades, tareas y responsabilidades y a jerarquizarlas y valorizarlas de manera diferenciada”.

Estos roles que la sociedad ha impuesto, nos han dicho que las mujeres deben comportarse de forma delicada, complacientes, maternales. También nos ha dicho que los hombres deben ser fuertes, agresivos, superiores. ¿Qué pasa con quienes no se identifican con estas características? Es allí cuando empiezan los problemas de identidad.

Así mismo, los estereotipos son prejuicios o creencias de una persona o sobre un grupo, que tratan el género de una forma desigual, injusta y exagerada. También se le llama “sexismo”. Un clásico ejemplo: Una mujer debe verse 90, 60, 90 para ser deseable. La misma Barbie representa eso. Pero, ¿qué pasa si no logro tener estas características? Allí también empiezan los complejos e inseguridades.

De vuelta al Edén

Antes de seguir en el torbellino de ideas que nos dicta la sociedad, es necesario revisar la Biblia para encontrar lo que realmente significa ser hombre y mujer.

Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios; hombre y mujer los creó. Génesis 1:27.

Dios, nuestro creador, diseñó a Adán y Eva a su imagen y semejanza, lo cual les da una misma dignidad, ninguno es superior al otro. También los creó con características diferentes pero complementarias. Además de las evidentes diferencias anatómicas, Dios determinó cualidades para cada uno.

Laura Gil, médica y líder juvenil de Casa Sobre la Roca, compartió que “los dos géneros no son antagonistas sino se complementan. Dios hizo al hombre y a la mujer, cada uno con unas cualidades diferentes. Pero nunca es una competencia, sino un complemento. Estas cualidades a cada uno nos hacen únicos”.

Laura Gil y su esposo Nano Garzón, compartieron algunas características del hombre y la mujer basadas en lo que dice Génesis:

“¿Estas cualidades las puede tener el género contrario? Sí, las puede tener. Solo que en la Biblia son muy notorias estas cualidades en cada uno de los géneros”, aclara Garzón.

No más lucha entre géneros

En varias escenas de Barbie se hace evidente las diferencias que tiene cada género, pero también destaca el patriarcado y el feminismo como dos ideologías que acentúan las luchas entre géneros. “La película parece interesante, pero toca tener cuidado. Tomar lo bueno y desechar lo malo”, comparte Laura Gil con Hechos&Crónicas.

“Pone a la luz la realidad de cómo vivimos las mujeres, cómo los hombres menosprecian a las mujeres y cómo las mujeres han tratado de luchar contra eso para lograr ser lo que quieran ser. Muestra un mensaje de empoderamiento a las mujeres, pero, por otro lado, muestra a los hombres como ignorantes y brutos. En ese mundo son un objeto y no los necesitan y ese es un mensaje muy duro”, dijo Gil. “Hoy el mundo busca empoderar a la mujer de tal manera para que se olvide del hombre”, complementa Nano Garzón.

La mejor forma de destacar y empoderarte es teniendo a Dios a tu lado y una identidad firme en Cristo. “Tu identidad no la vas a encontrar en tu interior, o en el mundo exterior, sino te la va a dar Cristo. Tampoco la vas encontrar estando soltera, con novio, o casada, solo Cristo te la va a dar. Muchas veces los hombres dependen de las mujeres y las mujeres de los hombres, pero eso afecta mucho las relaciones y la identidad. La forma más sana de entender mi identidad, es entendiendo que soy hija de Dios y que tengo un rol en esta tierra y la forma más sabia de entenderlo en leyendo la palabra de Dios, no hay de otra”, concluye Laura Gil. Como muestra Barbie al final de la película (alerta spoiler), Ken puede tener su propio lugar en Barbieland, pero primero debe descubrir su propia identidad sin ella, porque él es suficiente. (Kenought). Así también nosotros, en la vida real, no dependemos del otro, ni debemos luchar contra el otro, porque con Dios somos suficientes.

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