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Embarazo juvenil

Los embarazos en adolescentes son una problemática de salud publica mundial que genera todo tipo de consecuencias sociales, económicas, psicológicas y espirituales en los jóvenes, su círculo familiar y en la construcción del pilar básico de la sociedad: La familia. ¿Está la iglesia cristiana preparada para abordar y dar un respuesta de amor y acompañamiento frente a esta problemática?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la adolescencia como el periodo de crecimiento y desarrollo humano que ocurre entre los 10 y 19 años, considerando dos etapas: la adolescencia temprana de 12 a 14 años y la adolescencia tardía de 15 a 19 años.

Según el Departamento Nacional de Estadística (DANE), en el año 2022 se presentaron 569.311 nacimientos en todo Colombia, de los cuales 4.169 ocurrieron en niñas entre los 10 y 14 años y 93.096 en mujeres adolescentes de 15 a 19 años. Actualmente, nuestro país es uno de los países con la tasa de embarazos adolescente más alta de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE).

Según Profamilia, el embarazo en adolescentes es considerado como el resultado de la interrelación de múltiples factores entre los cuales se encuentran las desigualdades sociales, la falta de oportunidades, las limitaciones económicas, la inequidad de género, los imaginarios y estereotipos de género sobre masculinidad y feminidad, y el desconocimiento sobre la salud sexual y salud reproductiva desde edades tempranas. Sin embargo, los embarazos en niñas de 10 a 14 años son considerados como un delito debido a que se presume que se produjo por violencia sexual.

Una mirada desde la iglesia

Diversas iglesias cristianas y organizaciones evangélicas trabajan en la prevención de embarazo adolescente en diversas partes de Colombia y en el apoyo psicológico y espiritual de las niñas afectadas.

Desde la perspectiva de la prevención, las iglesias cristianas enfocan sus enseñanzas espirituales sobre el sexo, las parejas, el embarazo y la sexualidad en enseñar a preadolescentes y adolescentes a conservar su sexualidad como un tesoro puro que se debe cuidar como el regalo de Dios para el matrimonio, para concebir hijos y para el placer sexual de la pareja matrimonial. En este aspecto, estas enseñanzas se comparten con el fin de brindar una protección a los jóvenes frente a la hipersexualización en la sociedad y sus consecuencias

en la espiritualidad y la salud. Así mismo, algunas iglesias cristianas realizan seminarios, eventos para jóvenes y para padres, talleres bíblicos y enseñanzas especiales donde se analiza la sexualidad desde la perspectiva bíblica y que están dirigidos tanto para jóvenes como padres. Estos se hacen con el fin de prevenir los embarazos en los adolescentes, estimularlos a que crean y lleven a la práctica la pureza sexual. En el caso de las organizaciones evangélicas, una de las que más ha tratado este tema ha sido la Fundación Ámalos. Esta es una entidad sin ánimo de lucro que “busca que los niños, adolescentes, jóvenes y adultos en nuestro país y de toda lengua hispana aprendan a ver la sexualidad desde su diseño original que ha sido dado por el Creador y Diseñador del ser humano y que se encuentra escrito en Su Palabra - La Biblia”. Igualmente, enseña herramientas para prevenir, detectar y atender adecuadamente el abuso infantil y adolescente; especialmente sexual y acompañar oportunamente en el proceso de intervención y restauración integral a los sobrevivientes. Esta fundación trabaja de la mano con distintos colegios cristianos de Colombia.

Otra de ellas es la oenegé Compassion Colombia, que ha trabajado de la mano con diversas comunidades, iglesias cristianas y líderes juveniles con el fin de implementar una estrategia que permita “cultivar el potencial de los jóvenes” en el departamento de Córdoba a través de prevención de riesgos psicosociales,

Acompañamiento, ¿puerta de restauración?

Amy Ford, escritora cristiana y presidenta de Embrace Grace, una organización sin fines de lucro que busca inspirar y equipar a la iglesia para amar a las mujeres jóvenes solteras y embarazadas y a sus familias, señala que la iglesia puede y debe ser la mejor fuente de ayuda para las adolescentes en embarazo. “Después de experimentar mi propio embarazo no planeado hace 20 años (yo misma estuve a punto de abortar), creo firmemente que la frecuencia de abortos disminuiría dramáticamente si la iglesia fuera una mejor fuente de ayuda para las mujeres en mi situación. Adoptar un enfoque “pro-amor” puede salvar a un bebé no solo físicamente sino también salvar a la madre eternamente. Es una oportunidad para compartir el evangelio y presentarle a un Salvador que está tan preocupado por ambos”, señala Amy en el artículo “Embarazos no planeados: ¿Cómo debería responder la iglesia?” del ministerio Enfoque a la Familia. En esta línea, Ford agrega que “al contar con sistemas de apoyo está dejándole saber a la iglesia que no ama el pecado, más bien ama al pecador a pesar de todo. Y el bebé nunca es un pecado; un bebé es un milagro.

Las adolescentes embarazadas están en todas partes y la iglesia no es la excepción. “La vergüenza y la culpa impulsan a muchas mujeres jóvenes en medio de una crisis de embarazo a dejar de asistir a la iglesia. Por lo tanto, organizar grupos de apoyo para mujeres con embarazos no deseados es una oportunidad para compartir el evangelio y ofrecer discipulado. Asegúrese de que su congregación sepa que todas son bienvenidas; ya sean ellas mismas o alguien que ellas conocen”, sostiene Amy Ford, que ha trabajado con más de 1.000 iglesias a través de su ministerio.

La iglesia cristiana no es ajena a esta problemática juvenil del embarazo juvenil y el aborto. Según CareNet, más del 40 % de las mujeres que han tenido un aborto asistían a la iglesia regularmente en el momento en que interrumpieron su embarazo. “Los grupos de apoyo y consejerías especializadas dentro de la iglesia brindan a estas mujeres una persona con quien conversar para recibir consejo y oración. Ellas necesitan el coraje para elegir la vida. Las mamás valientes crían hijos valientes y la iglesia puede desempeñar un papel muy importante”.

La iglesia tiene las herramientas para llevar esperanza y amor. “No importa cuán pequeña sea su iglesia, usted puede ayudar a salvar a madres y a sus bebés. Cada nuevo esfuerzo tiene que comenzar en alguna parte, y el solo hecho de cambiar para bien el mundo de una mujer embarazada, es un grandioso lugar para comenzar. Toda madre soltera necesita una familia espiritual que la acompañe y la apoye a través de un tiempo aterrador e incierto”.

No es necesario un antecedente para actuar desde la iglesia. “Todos tenemos una historia de gracia. Todos hemos sido rescatados. Cualquiera que sea bueno para amar a las personas puede desempeñar el papel. En

segundo lugar, es posible que en su iglesia tenga a alguien que haya pasado por esa experiencia personal y pueda liderar; simplemente aún no lo sabe”.

El enfoque pro vida también debe ser un enfoque pro amor. “Adoptar un enfoque proactivo y pro-amor dentro de su iglesia le dará un asiento en primera fila para presenciar vidas transformadas y corazones revitalizados. Familias restauradas. Miembros de la iglesia más comprometidos. Dios puede usar un bebé para ayudar a Sus hijos a comprender mejor Su amor”.

Adoptar un enfoque “pro-amor” puede salvar a un bebé no solo físicamente sino también salvar a la madre eternamente. Es una oportunidad para compartir el evangelio y presentarle a un Salvador que está tan preocupado por ambos”, Amy Ford.

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