19 Febrero / 2012
bogotá, CoLoMbIA
ISSN- 2215-8332
Conflicto y solución política ¿Paz o guerra? He ahí el dilema Régimen político y discurso Cambios en el comportamiento del capital y agudización de los conflictos sociales Capitalismo en crisis Crisis de la
deuda en europa: ¿Qué esperar en el 2012? · La crisis capitalista actual y el rol de los estados nacionales en América Latina Izquierda en debate La izquierda en suspenso ¿el polo en su última oportunidad? Luchas populares ¿Y qué pasó con el 15M? Indignación contra los indignados Nuestra América Noticias sobre el SUMAK KAUSAY Libros bajo el imperio del capital · Una Isla en la Luna Editorial Pedidos presidenciales
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espacio Crítico ediciones Publicación auspiciada por espacio Crítico Centro de estudios www.espaciocritico.com ISSN-2215-8332 Nº 19, Febrero de 2012. bogotá, Colombia
CAMbIoS eN eL CoMPortAMIeNto DeL CAPItAL Y AgUDIZACIóN De LoS CoNFLICtoS SoCIALeS Nelson Fajardo Marulanda 10 CrISIS De LA DeUDA eN eUroPA: ¿QUé eSPerAr eN eL 2012? Daniel Munevar 16 LA CrISIS CAPItALIStA ACtUAL Y eL roL De LoS eStADoS NACIoNALeS eN AMérICA LAtINA Rodolfo Gómez 22
Capitalismo en crisis Izquierda en debate Luchas populares Nuestra América Libros
LA IZQUIerDA eN SUSPeNSo. ¿eL PoLo eN SU úLtIMA oPotUNIDAD? Jorge Gantiva Silva 32 ¿Y QUé PASó CoN eL 15M? INDIgNACIóN CoNtrA LoS INDIgNADoS Santiago Giraldo Luque
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NotICIAS Sobre eL SUMAK KAUSAY Ileana Almeida 46 bAJo eL IMPerIo DeL CAPItAL Claudio Katz 48 UNA ISLA eN LA LUNA Consuelo Triviño Anzola 56
Editorial
Régimen político y discurso
Conflicto y solución política
¿PAZ o gUerrA? He AHí eL DILeMA Carlos A. Lozano Guillén 4
PeDIDoS PreSIDeNCIALeS Jairo Estrada Álvarez
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Paz o guerra? He ahí el dilema
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En año y medio, el gobierno de Juan Manuel Santos no tiene gestos de paz. Su proyecto es neoliberal y el régimen plutocrático favorece a la minoría del país. La única vía de solución del conflicto es la política, fracasó la vía militar.. Un balance necesario
Carlos a. lozano Guillén Periodista. Director de VOZ. Dirigente del Partido Comunista Colombiano. Integrante de Colombianos y Colombianas por la Paz
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l gobierno de Juan Manuel Santos está próximo a cumplir, en el mes de febrero, un año y medio de gestión, tiempo suficiente para comenzar a realizar el balance de sus ejecuciones y perspectivas, así como de las tendencias que realmente indiquen sus intenciones si son de cambio con referencia a las promesas de la campaña electoral. Diez y ocho meses es tiempo suficiente para mostrar las ejecuciones concretas o en marcha, más allá de las agendas legislativas, que reflejan bastante pobreza en proyectos o leyes de beneficio popular. No hay ninguna ruptura con el modelo de acumulación de los últimos años, porque el neoliberalismo y la economía de libre mercado, incluyendo los TLC con los países capitalistas desarrollados, en particular con Estados Unidos y la Unión Europea, que hipotecan la soberanía nacional y ponen el comercio exterior en desventaja frente a las grandes potencias, son parte de la esencia de
Farabundo Martí y Augusto César Sandino combatieron juntos en la guerra de liberación de Nicaragua contra los Estados Unidos de América hacia finales de la década de 1920. Imagen tomada de: http://www.elortiba.org/farabundo.html
los planes gubernamentales. Amén de la confianza inversionista de apertura a las trasnacionales y al capital foráneo que se apropian de la plusvalía que generan los trabajadores colombianos.
Una agenda legislativa demagógica y continuista De la agenda legislativa se puede “rescatar”, con todas las limitaciones y contradicciones que tiene con los beneficiarios, la ley de víctimas y de restitución de tierras, que a la hora de la verdad es un embeleco demagógico, lejos de ser la revolución agraria como la calificaron sus promotores y el presidente Juan Manuel Santos. Ambas, entre otras cosas, son inviables, mientras no se allane el camino hacia la solución política del conflicto y de una paz con democracia y con justicia social, referente por el cual pasan los cambios de una Colombia democrática y avanzada. Una restitución de tierras a los verdaderos dueños que las perdieron por el despojo de mafias ligadas al paramilitarismo y al narcotráfico, por supuesto es importante si hay la decisión política del Gobierno Nacional de hacerlo, pero de suyo no implica la reforma agraria democrática, integral y antilatifundista que debe estar en el centro del meollo, que no es otro que la afectación de la excesiva concentración de la propiedad sobre la tierra. Lo dijo sin ambages el último Informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que señaló que mientras no se toque el Nº 19, Febrero de 2012 · Bogotá, Colombia
Conflicto y solución política
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problema de la tenencia de la tierra no habrá una reforma agraria y mucho menos la verdadera paz para Colombia. Recuerda el PNUD que el tema de la tierra y el vacío de la reforma agraria, negada por los gobernantes de turno a lo largo de los últimos 60 años, son parte esencial del origen del conflicto colombiano. Por lo demás, de las leyes que salieron el año pasado del periodo de sesiones del Congreso de la República ninguna le sirvió de combustible a las locomotoras del presidente Juan Manuel Santos, porque con la excepción de la minería, las demás ni siquiera superaron la primera estación. Y la que funcionó, sirvió para militarizar las extensas zonas de explotación minera para ser entregadas sin pena ni gloria a las transnacionales que se lucran de los recursos naturales colombianos. Son muchos los enfrentamientos que hubo el año pasado, las movilizaciones populares y las que se siguen adelantando en Huila, Tolima y Santander, entre otros departamentos, para impedir el saqueo de los avivatos capitalistas de otras latitudes. De resto, el Gobierno no tiene nada más que mostrar. Pura demagogia barata al mejor estilo del presidente Juan Manuel Santos, quien este año se apresta a presentar al Congreso de la República las reformas pensional y tributaria, ambas de corte neoliberal y de estirpe oligárquica. Algo propio del régimen plutocrático colombiano. En lo que tiene que ver con los impuestos, según lo reconoció el propio Santos a El Espectador del domingo 25 de enero del presente año, no aumentarán las tarifas tributarias, aunque podría incrementar la base para que más personas paguen impuestos; pero, eso sí, anunció la rebaja en el impuesto sobre la renta, medida que beneficiará sobre todo a los más ricos de Colombia. Vendrá también, seguramente, más flexibilización laboral, que con la rebaja de impuestos y la ley de desarrollo rural, serán la base de la confianza inversionista en el marco de la apertura neoliberal.
Un gobierno sin política de paz En este contexto, con el “valor agregado” de la violación de los derechos humanos, la mayor militarización del país, la precariedad de la democracia, asfixiada en el unanimismo de la “unidad nacional”, los siete billones de pesos más para la guerra, además de lo proyectado en el gasto del presupuesto _6
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ordinario, la casi ninguna participación ciudadana en los proyectos oficiales, impuestos desde arriba, entre otros, no se puede decir que existan, realmente, gestos de paz del Gobierno Nacional. En este marco anterior no se refleja en absoluto que el presidente Juan Manuel Santos tenga en su mano la llave de la paz, como lo dice una y otra vez, como si se tratara de un disco rayado. No se puede entender que mientras desde la Casa de Nariño se filtran rumores de supuestos acercamientos a la guerrilla, en particular a las FARC, y se hacen llegar mensajes a su Secretariado del Estado Mayor Central a través de terceras personas, según los cuales el presidente Juan Manuel Santos quiere pasar a la historia como el “hombre de la paz”, se le monte la cacería al entonces comandante Alfonso Cano para ejecutarlo en condiciones aún no esclarecidas, hasta el punto de que el arzobispo de Cali sostiene que fue fusilado. Y el mismo procedimiento quiera repetirse ahora con los operativos puestos en marcha en Norte de Santander y en el Catatumbo tras el nuevo comandante Timoleón Jiménez. No son gestos de paz como los que solicita con insistencia el Gobierno Nacional a la insurgencia. El Gobierno Nacional no tiene una locomotora de paz, porque no existe una propuesta concreta y mucho menos iniciativas que propendan por cambios políticos, sociales y económicos. La política Nº 19, Febrero de 2012 · Bogotá, Colombia
Feliciano Ama. El 22 de enero de 1932, en medio de la crisis nacional producida por la caída de los precios del café, Ama dirigió el levantamiento popular en Izalco. Tomado de: http://museo.com.sv/fototeca
Conflicto y solución política
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de Santos no sobrepasa el statu quo. En la práctica es continuista de la “seguridad democrática” de Álvaro Uribe Vélez. No se puede olvidar que el actual mandatario fue su Ministro de Defensa. Los cambios son de forma, apenas de estilo, aunque a ratos el nuevo inquilino de la Casa de Nariño pierde la compostura. Ni siquiera los acuerdos humanitarios son fáciles con este Gobierno. Las seis liberaciones anunciadas por las FARC para estos días, encuentran el escollo del veto que estableció el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, seguramente bajo presión de la cúpula militar, para no aceptar la logística del transporte brasileño, que se ha prestado en las últimas liberaciones sin la menor tacha del Gobierno o de la guerrilla. Ante la evidente realidad de la guerra, se “alteraron de nuevo los ánimos”. El lenguaje que abunda es belicista y, por ende, se exacerba el conflicto, situación que demuestra que la doctrina del fin del fin, de nuevo esgrimida durante la reciente visita a Bogotá del director de la CIA, David Petraeus, sigue presente a pesar de su fracaso histórico durante seis décadas. Nunca llegó la madre de todas las batallas, como la han esperado los generales durante tantas generaciones que hicieron la guerra sin éxito total. “Este conflicto interno armado, sólo se va a resolver de manera definitiva –más allá de los golpes militares tácticos que se puedan ocasionar los adversarios– a través de una negociación de naturaleza política […]”, dice Alejo Vargas en el Semanario Caja de Herramientas (ed. 00287, del 20 al 26 de enero de 2012, versión digital). Es la realidad. Lo ha planteado de manera directa el nuevo comandante de las FARC-EP, Timoleón Jiménez, en sus más recientes cartas, que les gustan a unos y les provocan envidia a otros, cuando invita al presidente Santos a dialogar de “cara al país” y retomando la agenda del Caguán. En el mismo sentido, se pronunció Alfonso Cano en varios videos y mensajes tras la posesión de Juan Manuel Santos el 7 de agosto de 2010. La respuesta de Santos ha sido contestataria, sin propuestas, en medio de condicionamientos (inamovibles) que sugieren la desmovilización, implícita en la ley de justicia transicional del senador Roy Barrera, que obstruye más las posibilidades de la solución política. Un proceso de paz exitoso, como lo ha dicho “Colombianos y Colombianas por la Paz” (CCP), estriba en la construcción de una paz que consolide acuerdos humanitarios y acuerdos _8
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Indígenas y campesinos asesinados durante la insurrección de 1932. Masacre cometida por el ejército savadoreño durante el gobierno de Maximiliano Hernández Martínez. Tomada de: http://museo.com.sv/fototeca
de fondo para la democracia y la justicia social. Esto es: que desaparezcan las causas históricas del conflicto colombiano. En el plan de contribuir con propuestas concretas, CCP propusieron una tregua y cese del fuego, bilateral, en la eventualidad de un proceso de paz, para que los diálogos se adelanten en un ambiente de distensión y calma favorable a las salidas pacíficas y democráticas. Como era de esperarse, Santos no lo ve bien. En la mencionada entrevista para El Espectador, la caracteriza de interferencia. “Propuestas como esas lo que hacen es intervenir negativamente”, dijo. Es la demostración de que Santos no tiene una posición definida sobre el tema más importante del país. ¿Guerra o paz? He ahí el dilema de Santos, quien quiere pasar a la historia, pero no quiere enfrentarse a la cúpula militar, al imperialismo yanqui y a la ultraderecha militarista de Uribe Vélez y sus amanuenses, que están atravesados como vacas muertas en el camino de la paz de Colombia.
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Conflicto y solución política
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Cambios en el comportamiento del capital y agudización de los conflictos sociales
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NelsoN Fajardo MarulaNda
Analista político Economista Profesor universitario
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efinitivamente, las contradicciones inmanentes al capital están mostrándose de nuevo en todas sus dimensiones, de tal suerte que la crisis vuelve a ponerse de moda para disgusto de los representantes del gran capital mundial y sus apologistas. Frente a esta realidad, al parecer, Colombia es el único país del mundo que se sustrae a la tendencia mencionada, ficción alimentada desde los medios de comunicación masiva a petición y por presión de un Gobierno que en absoluto representa el interés general de la nación, y mucho menos del pueblo trabajador. En esa dirección, el Consejo de Ministros del pasado 26 de diciembre de 2011, citado por el presidente de la República de Colombia, Juan Manuel Santos, se caracterizó por un gran optimismo, que complementa las manifestaciones de euforia permanente que expresan todos los altos funcionarios del gobierno de la llamada Prosperidad Nacional. Se trata de una tendencia que procura dar cuenta del progreso de la nación, sin desconocer algunas dificultades, que, obviamente, son
Roque Dalton, poeta, ensayista, narrador, dramaturgo y periodista salvadoreño, asesinado por sus propios compañeros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), la guerrilla a la cual pertenecía, bajo la falsa acusación de ser agente de la Central de Inteligencia de EE. UU. Tomado de: http://casomonsenorromero.indoleditores.com
minimizadas por la acción mediática, encargada de demostrar que con el esfuerzo de todos seguiremos adelante. Es un comportamiento que genera la falsa imagen que el país está blindada frente la crisis mundial del capital, como si estuviésemos en urna que nos separa del resto del mundo. Pero en contravía de ese comportamiento, el año que terminó se caracterizó por una importante y significativa ebullición, que puede tener continuidad y fortalecimiento en 2012.
Elevar la inversión en capital constante Según el Gobierno y los grandes capitales que se mueven en Colombia, logramos un crecimiento económico para el año 2011 por encima del 5,5 por ciento, hecho que estuvo acompañado de una esplendorosa inversión extranjera, muestra de la confianza inversionista, cercana a 13.000 millones de dólares, ligados en lo fundamental a la creciente transnacionalización de la industria del petróleo y todo el dinamismo que adquiere la industria extractiva de materias primas, asunto que nos hace retornar a una versión, aparentemente moderna, de la reprimarización de la economía nacional, cuyo fundamento no varía, en lo esencial, con respecto a las prácticas en auge en las décadas de los 60, 70 y parte de los 80, estudiadas por de la Teoría de la Dependencia.
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Régimen político y discurso
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La creciente ebullición social manifiesta en el Paro Nacional Estudiantil y en las protestas de los trabajadores del petróleo de las transnacionales, así como de los de las plantaciones de la palma en la zona del Magdalena Medio, son indicativos de cambios en el estado de la conciencia política de sectores del pueblo trabajador que reaccionan frente al dominio del optimismo de un Estado al servicio de las transnacionales y la oligarquía crecientemente transnacionalizada.
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Tales prácticas consisten en aprovechar las materias primas de las áreas menos desarrolladas del mundo por parte de las transnacionales para reducir los costos de producción, comprando a precios baratos, pero generando la ilusión en esas regiones ‒en un contexto de crisis mundial del capitalismo‒ de un impulso a su progreso por la vía de la rentabilidad exportadora; todo ello bajo el esquema de una política económica coyuntural y contingente, movida en tiempo presente, que ve en la locomotora de la industria mineroenergética para la exportación uno de los grandes bastiones del progreso. A este logro gubernamental que fortalece el crecimiento mas no el progreso económico, se agrega el mayor impulso a la industria de la construcción con el estímulo a la vivienda, que inició la construcción de 140.000 unidades. Ambos aspectos, sector minero energético e industria de la construcción, son componentes que señalan el interés de la burguesía transnacionalizada de Colombia de seguir invirtiendo en la ampliación del capital constante en el marco de una reproducción ampliada del mismo, la cual no contempla la conexión entre inversión en capital constante y mayor inversión en capital variable favorable a trabajo digno bien remunerado, estable y con mayor poder adquisitivo. Por el contrario, se profundiza la flexibilización laboral bajo el sofisma de la formalización de trabajos precarios de baja calidad. Lo anterior se complementa con algunas medidas de tinte social, tales como la educación pública gratuita de 0 a 11 grado para los sectores populares, la afiliación de más de 2 millones de personas al sistema general de salud y la inclusión de 130 medicamentos en el Plan Obligatorio de Salud (POS) para enfermedades que exigen altas inversiones en su control y superación, además de medidas
relacionadas con la crisis de la educación, al querer imponer una reforma que profundiza su privatización, y con la crisis de la salud, por los protuberantes niveles de corrupción. En el caso de la educación, la propuesta está relacionada con la necesidad que tiene el capital de calificar la fuerza de trabajo juvenil para trabajar disciplinadamente, teniendo presente las demandas del modelo de acumulación que hace énfasis en la transnacionalización, y para elevar la productividad y, con ella, la rentabilidad del sector agroexportador, lo que en poco beneficiará el progreso de la nación. Esta combinación de inversión en capital constante para una actividad productiva limitada con inversiones en capital constante de tinte social constituye una necesidad imperativa de estos sectores de la burguesía colombiana, si quieren fortalecer su dominio político frente al conjunto de la sociedad y satisfacer a sus aliados internacionales.
Los problemas que siguen pendientes El despliegue de inversión en capital constante es una expresión lógica de la necesidad de expandir el capital; pero en nuestro caso, se hace para favorecer la transnacionalización de la burguesía y sus aliados más cercanos en el núcleo oligárquico, después de un largo ciclo de acumulación originaria, violenta o primitiva de capitales, que abarca las tres últimas décadas de la historia nacional y que aún no concluye, por cuanto el despliegue inversionista está acompañado de la continuidad de la guerra, que debe consolidar zonas de control absoluto del Estado y derrotar, supuestamente, un riesgo para la inversión, como lo es la persistencia del conflicto social armado histórico. Desde luego que ello se hace a costa de sacrificar la inversión en capital variable en su componente salarial. Esto explica el creciente deterioro de las condiciones de trabajo, como estrategia, que permite elevar la composición orgánica del capital (coc) a favor del capital constante, asunto que se expresa en la creciente protesta de los trabajadores del sector minero energético ligado a las transnacionales, entre otros. Nº 19, Febrero de 2012 · Bogotá, Colombia
ORDEN, organización compuesta por campesinos y asalariados agrícolas, al servicio del estado salvadoreño, quienes se encargaban de la represión en su propio medio. Imagen tomada de: El Salvador. Guerra civil y revolución. Proceso y protagonistas. Mario Menendez. Ed. Oveja Negra.
Régimen político y discurso
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Ahora bien, esta modernización transnacionalizada del capital criollo se hace, también, a partir de profundas asimetrías entre el crecimiento nacional (5.5%) y los crecimientos regionales del país. Al respecto, los últimos análisis de las cuentas departamentales del DANE, correspondiente a 2010, señalan que el Producto Interno Bruto per cápita de los departamentos más pobres no está creciendo más rápido que los más prósperos; pero también, los departamentos menos sospechosos de bajos. crecimientos tienen situaciones recesivas o de estancamiento1 Esta situación puede indicar que el crecimiento “nacional” soportado en la rentabilidad agroexportadora, favorable a la transnacionalización y la pérdida de soberanía, contrasta con un crecimiento precario de la economía doméstica soportada en el deterioro continuo de un aparato productivo que cede espacio a importaciones, estilo TLC con Estados Unidos, que acaban con la producción nacional.
El estado de la conciencia política La creciente ebullición social, a la que hacíamos referencia anteriormente, manifiesta en el Paro Nacional Estudiantil y en las protestas de los trabajadores del petróleo de las transnacionales, así como de los de las plantaciones de la palma en la zona del Magdalena Medio, son indicativos de cambios en el estado de la conciencia política de sectores del pueblo trabajador que reaccionan frente al dominio del optimismo de un Estado al servicio de las transnacionales y la oligarquía crecientemente transnacionalizada. Son estados que oscilan entre formas espontáneas de protestas territorializadas y por reinvicaciones económicas y sociales, luchas organizadas desde los espacios sociales por el mejoramiento de las condiciones económicas y sociales, hasta luchas políticamente organizadas contra el modelo neoliberal y la búsqueda de mayores niveles de democracia. La situación planteada indica que el año 2012 será altamente convulsivo, en una relación compleja entre luchas sociales departamentalizadas, conflictos de corte nacional y confrontaciones entre el capital y el trabajo. Ello puede consolidar la posibilidad de un Paro Cívico Nacional.
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Meisel Roca, Adolfo: “Regiones cada vez más desiguales”, Opinión, El Espectador, 27 de diciembre de 2011, p. 24 Volver a contenido
El 30 de julio de 1975, en la 25 Av. Norte de San Salvador, una manifestación estudiantil es disuelta a balazos por cuerpos de seguridad con saldo de siete estudiantes muertos, más de veinte heridos y otros desaparecidos. Imagen tomada de: http://socioues.blogspot. com/2008/07/30-de-julio-de-1975-reminiscencia.html
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Crisis de la Deuda en Europa: ¿Qué esperar en el 2012?
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Daniel Munevar Investigador CADTM
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as primeras semanas de Enero han servido para despejar cualquier ilusión sobre la capacidad de los gobiernos europeos de hacer frente de forma efectiva a la crisis de la deuda. El viernes 13 de enero la agencia calificadora de riesgo Standard & Poors, en una acción sin precedentes, redujo la calificación de la deuda soberana de 9 países europeos. Los principales afectados por dicha medida fueron Francia, que perdió el máximo grado de calificación, y Portugal, cuya deuda ahora es calificada como basura en los mercados internacionales. Tan solo tres días después de esta acción, fue reducida así mismo la calificación del European Financial Stability Facility (EFSF), el fondo común creado con miras a respaldar la capacidad de pago de la deuda publica de países de la zona euro que enfrenten problemas de financiamiento en los mercados. En cierta forma estos eventos encapsulan las dificultades y serios problemas que deberá enfrentar la moneda común para sobrevivir intacta, es decir, con todos sus miembros originales, por un año más.
Oscar Arnulfo Romero, como arzobispo, denunció en sus homilías dominicales numerosas violaciones de los derechos humanos y manifestó públicamente su solidaridad hacia las víctimas de la violencia política de su país. Murió asesinado en el ejercicio de su ministerio pastoral, el 24 de marzo de 1980. Tomado de: http://museo.com.sv/
A pesar de los anuncios realizados tras la cumbre extraordinaria de la Unión Europea en diciembre de 2011, la espiral derivada del débil o inexistente crecimiento económico, el deterioro de las finanzas publicas y la toma de nuevas medidas de austeridad que agravan el problema inicial de crecimiento se continua fortaleciendo mes a mes. El compromiso central asumido por los países de la zona euro durante la citada cumbre fue la promesa de incluir en todas las Constituciones nacionales una ley de presupuesto balanceado. Dicho tipo de ley obliga al recorte de gastos e incremento de impuestos para mantener un superávit fiscal de carácter estructural de forma permanente. Este mecanismo fue presentado como la solución a todos los problemas de Europa sustentado en dos premisas. La primera, es que los problemas de la periferia europea se derivan del excesivo gasto público y de un sistema de bienestar social fiscalmente insostenible. La segunda, es que al estar incluidas en la Constitución y ser respaldas con sanciones por parte de la comunidad europea en caso de incumplimiento, las leyes de presupuesto balanceado ahora obligarán a los países “irresponsables” a cumplir con las reglas de convivencia común. El problema radica en que ninguna de las dos premisas es cierta. En cuanto a la primera, una rápida mirada a la evolución de la posición fiscal y deuda pública de la zona euro muestra cómo, en todos los casos ‒con la posible excepción de Grecia‒, se presenta una tendencia a la estabilización o caída de dichos indicadores Nº 19, Febrero de 2012 · Bogotá, Colombia
Capitalismo en crisis
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El origen de lo que sería el FMLN de la guerra revolucionaria se remonta al 1 de abril de 1970, cuando Salvador Cayetano Carpio renunció como Secretario General del PCS y junto a otros seis militantes formó las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí” (FPL). Imagen tomada de: http://www. elindependiente.ca/images/ FPL_ElSalvador.jpg
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previa a la crisis de 2008. Solamente cuando colapsa el gasto del sector privado, en la medida que los bancos europeos congelaron el acceso al crédito de dicho sector, tiene lugar el ciclo recesivo que indujo al crecimiento de los déficit y la deuda. Es decir que los problemas de deuda pública que enfrentan los países europeos son un resultado directo del insostenible crecimiento del endeudamiento del sector privado durante los primeros años de existencia de la zona euro. Dicho argumento abre la puerta para cuestionar la segunda premisa, esto es la capacidad real de las leyes de presupuesto balanceado de contener los déficit y devolver a Europa a la senda del crecimiento. El crecimiento del déficit en el periodo posterior a la crisis es el resultado natural del colapso del crédito y del gasto privado. Sin una recuperación de la capacidad de gasto y estabilización de las hojas de balance de dicho sector, no es posible esperar una mejora significativa en los balances públicos. Debido a que el proceso de desapalancamiento del sector privado tomará algunos años, no es posible esperar que éste juegue un rol importante en el proceso de recuperación económica. De esta forma en el contexto actual, insistir en la implementación de planes de austeridad aumenta de forma significativa los problemas, toda vez que el gasto público es la única fuente estable de demanda agregada. Más austeridad implica menor crecimiento y, por ende, menos ingresos para pagar la deuda. Esta secuencia poco o nada tiene que ver con la capacidad del Tribunal Supremo Europeo de imponer multas a gobiernos incapaces de cumplir con metas fiscales que ignoran los efectos de la austeridad sobre la evolución de los balances financieros sectoriales. De hecho, las multas incluidas en el nuevo pacto fiscal solo agravan el panorama general
ya que debilitarían aun más la insuficiente capacidad de gasto de los países en problemas. En este sentido, las recientes reducciones de la calificación de riesgo otorgan aún más poder al país que más ha insistido en la validez e importancia de la implementación de leyes de presupuesto balanceado: Alemania. Al mantener la máxima calificación de riesgo de dicho país y reducir la de Francia, S&P ha validado la retórica de virtud fiscal predicada por las principales autoridades alemanas. Según estas, si todos los países de la periferia europea siguieran el ejemplo alemán de rectitud fiscal, salarios controlados y alta competitividad internacional la zona euro no estaría enfrentando las dificultades actuales. Sin embargo, como en el caso de las premisas, éste es un argumento completamente vacío. Los crecientes superávit externos y mejora de la posición internacional de inversión alemanes a lo largo de la década son la otra cara de la moneda de los déficit externos y acumulación de deuda de la periferia europea: las virtudes que predica Alemania no hubieran podido darse sin los vicios que ahora le atribuye de forma arrogante al resto de sus contrapartes europeas. El principal peligro que enfrenta Europa en el presente año se deriva entonces de la insistencia en una retórica que insiste en dividir al viejo continente a lo largo de las líneas de ciertas virtudes imaginarias que, de paso, ignoran los principios económicos y políticos más básicos. Como ya advirtiera John Maynard Keynes hace poco menos de un siglo en su libro Las Consecuencias Económicas de la Paz, el forzar a una nación a pagar deudas por encima de su capacidad económica ‒al mismo tiempo que se le niega los mínimos medios de subsistencia a la población‒ es una receta directa para la intensificación de los sentimientos nacionalistas, el rearme y, en última instancia, la guerra. Nº 19, Febrero de 2012 · Bogotá, Colombia
La verdadera meta de estas iniciativas es lograr un manejo claro y transparente de las finanzas publicas en la zona euro que permita cancelar aquellas deudas de carácter ilegal o ilegitimo que han sido asumidas por los gobiernos europeos a lo largo de los últimos años.
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En este sentido no todo son malas noticias en Europa. Mientras las autoridades económicas insisten en arrastrar al continente hacia un desastre económico, los movimientos sociales han incrementado su coordinación para buscar alternativas frente a la crisis. A lo largo del último semestre han sido formados comités de auditoria de la deuda en Grecia, Portugal, España y Bélgica.
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Aunque es claro que Europa ha recorrido un largo camino desde los oscuros días de la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial, resulta evidente que no es posible esperar que pueblos y naciones enteras permanezcan inmutables mientras observan a su alrededor el colapso de sus niveles de vida en nombre de la rectitud fiscal. La intensificación e internacionalización de las protestas originadas en España y Grecia, las cuales es de esperar crecerán aun más en 2012, son una clara muestra de ello. En este sentido no todo son malas noticias en Europa. Mientras las autoridades económicas insisten en arrastrar al continente hacia un desastre económico, los movimientos sociales han incrementado su coordinación para buscar alternativas frente a la crisis. A lo largo del último semestre han sido formados comités de auditoria de la deuda en Grecia, Portugal, España y Bélgica. El objetivo inmediato de dichas iniciativas es abrir el debate publico respecto a la legitimidad de la agenda económica europea que predica recortes de los presupuestos públicos en el orden de los miles de millones de euros, al mismo tiempo que entrega cuantías similares de recursos a los bancos responsables en primera instancia de la crisis sin ningún tipo de control publico. Sin embargo la verdadera meta de estas iniciativas es lograr un manejo claro y transparente de las finanzas publicas en la zona euro que permita cancelar aquellas deudas de carácter ilegal o ilegitimo que han sido asumidas por los gobiernos europeos a lo largo de los últimos años. De la capacidad de los movimientos sociales de promover una salida de carácter social y progresista de la actual situación depende en gran medida la posibilidad de evitar una crisis similar a la experimentada en 2008.
El 11 de enero de 1980 el Frente de Acción Popular Unificada (FAPU, 1974), el Bloque Popular Revolucionario (BPR, 1975) y las Ligas Populares “28 de Febrero” (LP-28, 1977) organizan el Comité Coordinador de la Unidad Revolucionaria para coordinar los esfuerzos de las organizaciones de masas. Imagen tomada de: El Salvador. Guerra civil y revolución. Proceso y protagonistas. Mario Menendez. Ed. Oveja Negra.
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La crisis capitalista actual y el rol de los Estados nacionales en América Latina ¿Cambio estructural o emergencia de nuevas relaciones de fuerza? Introducción
Rodolfo Gómez Docente e investigador de las Carreras de Comunicación y de Ciencia Política FSOC-UBA y CLACSO
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n los últimos tiempos, sobre todo en varios países centrales, pudo observarse la emergencia de un nuevo modo de accionar estatal, más intervencionista que en los momentos previos al estallido de la actual crisis capitalista. Para algunos autores parecía que se trataba del retorno de ciertas políticas de “corte” keynesiano, una suerte de “revival” de aquellas “policies” que permitieron la salida de la crisis de la década de los treinta y que habían caído en desgracia hacia inicios de la del setenta. Otros autores, filiados en distintas corrientes intelectuales, tendieron a ver de un modo diferente este proceso de entrada en crisis del llamado “Estado benefactor”. Estos se habían preguntado en su momento si el abandono de las “políticas de bienestar” supuso un proceso de “desmantelamiento” del Estado o si más bien
Las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí” (FPL), el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), la Resistencia Nacional (RN), el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC) y el Partido Comunista Salvadoreño (PCS), fundaron el 10 de octubre de 1980 el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, como otro organismo coordinador de la oposición. Imagen tomada de: El Salvador. Unicornio de la Memoria. Michael Krämer. Trd. Ricardo Ribera. Ediciones Museo de la Palabra . 1998
se trataba de una transformación del mismo, aunque esta haya sido de carácter sustantivo (¿modificaba esto su “naturaleza”?). Pero en una América Latina donde el proceso de implementación de “políticas neoliberales” durante los noventa fue “salvaje”, la llegada de fuerzas progresistas a los gobierno regionales en el nuevo siglo implicó una crítica a ese tipo de políticas previas, aún antes de la crisis capitalista de 2007. Dicho proceso (con las limitaciones del caso) supuso la recuperación de cierta intervención y control por parte del Estado hacia la esfera del mercado. Ello pareciera indicar que hoy, en medio de esta crisis capitalista mundial, nuestra región posee una suerte de “muro de contención” respecto del impacto del mercado internacional sobre el funcionamiento económico y social local. Nuestra pregunta en este trabajo será si ello es tan así y si depende de la emergencia de una nueva “forma” estatal determinada por nuevas condiciones estructurales, o si se trata de la configuración de nuevas relaciones de fuerza que impactan en el Estado capitalista.
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La crisis del resultado de la crisis: ¿será al final una “negación” del capitalismo el ir más allá del neoliberalismo?
Hacia inicios y mediados de la década de los ochenta del siglo pasado, nos encontramos con la emergencia de un nuevo tipo de Estado que algunos han caracterizado como “neoconservador” en lo político y “neoliberal” en lo económico (distinción analítica que tomamos sin perder de vista el funcionamiento “totalizador” del capitalismo). El resultado de esa transformación capitalista implicó un aumento del desempleo, que buscó ser contenido por tipos focalizados de “políticas sociales”. Esto implica que aun en una formación estatal “neoliberal” encontramos intervenciones estatales, inclusive dentro de la esfera económica. Algo que no es nuevo, ya Marx en El Capital había observado estos fenómenos de intervencionismo estatal para el caso del funcionamiento del “primer” capitalismo liberal, en el siglo XIX. Pero, aclaraba, estas intervenciones eran además producto del conflicto de clases. En los albores de los noventa todo este proceso implicó un momento del capitalismo donde la liberalización se combinaba dentro de los países centrales con ciertas políticas “regulacionistas” (entre las que encontramos cierto control del tipo de cambio y de la tasa de interés por la Reserva Federal) y con la necesidad por parte del “sistema” de establecer cierta previsibilidad1. Este esquema se modifica en parte con la llegada de Clinton al gobierno de los Estados Unidos y luego con la de Blair al de Gran Bretaña, provocando un tipo de relación entre mercado y Estado más propio de lo que se ha dado en llamar de “tercera vía”. Sin embargo, es bien delgada la línea que separa a las “policies” neoliberales desarrolladas inmediatamente a posteriori de la caída en desgracia del keynesianismo y aquellas implementadas por los Estados de “tercera vía”. Lo que parece indicar que estas diferencias “de grado” entre unas y otras formaciones estatales se encuentran determinadas por un funcionamiento estructural.
1 Cfr. al respecto WATKINS, S., Arenas movedizas en Revista New Left Review Edición
Aniversario en castellano (Fifty Years 1960-2010; diez años 2000-2010), Madrid, AkalCLACSO, marzo-abril 2010.
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Pero hacia fines de los noventa algo comienza a cambiar2 , en la medida que nos encontramos con la reaparición de sucesos de protesta en Europa y en varios países de la periferia (en mayor medida América Latina). El “ciclo de protesta”3 pareciera tener un punto de inicio en el año 1994 con el surgimiento en México de una nueva forma de cuestionamiento crítico de lo establecido, encarnada en el movimiento zapatista, pero proseguida a continuación en Francia, promediando los noventa, por las huelgas y las protestas de los sindicatos estatales, de transporte, educativos y otros, para luego desde allí trasladarse también a otros países europeos y del resto del mundo. Este proceso supuso el rechazo de las políticas neoliberales impulsadas desde organismos de crédito como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM) y, además, de la visión de un mundo “unipolar” hegemonizado por el poderío militar norteamericano. Pero no supuso, sin embargo, la modificación del tipo de política estatal norteamericana. Como sostiene Susan Watkins en el citado artículo “Arenas movedizas”, que editorializa la edición aniversario de la New Left Review: “A lo largo de la década de los noventa y comienzos de la siguiente [...] en Estados Unidos, el boom de la ‘nueva economía’ de mediados de esa época se demostraba pasajero. La estrategia de Clinton, diseñada por Goldman Sachs, se basaba en el efecto riqueza de los beneficios del sector financiero, que compensaban los pobres rendimientos de la inversión de capital y el estancamiento de los salarios […] Pero cuando el dólar se revaluó de nuevo a partir de 1995, la competitividad de las empresas estadounidenses empeoró. En 2000, los escasos beneficios empresariales condujeron al colapso de las acciones de las empresas tecnológicas. A partir de entonces, el crédito barato proporcionado por inversores extranjeros, sobre todo Japón y China, sirvió de premisa para sucesivas burbujas basadas en el endeudamiento. Greenspan, en su lucha por 2 Que son también básicamente “de grado”, pero que deben volverse más importantes a
medida que la crisis se manifiesta de un modo más virulento. Cfr. al respecto ARCEO, E.; GOLONBEK, C.; KUPELIAN, R., Crisis mundial: elementos para su análisis, Buenos Aires, Documento de Trabajo Nº26 Centro de Economía y Finanzas para el desarrollo de la Argentina (CEFIDAR), julio de 2009
3 Por tomar la expresión que realiza Tarrow. Cfr. al respecto TARROW, S., Poder en
movimiento, Madrid, Alianza, 1997.
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Estados Unidos apoyó con adiestramiento, soldados y armamento a la Fuerza Armada de El Salvador, aún años anteriores al conflicto. La guerra civil de El Salvador, ha sido considerada como uno de los conflictos derivados de la Guerra Fría. Imagen tomada de: El Salvador. Unicornio de la Memoria. Michael Krämer. Trd. Ricardo Ribera. Ediciones Museo de la Palabra . 1998
mantener la economía estadounidense a flote, recortó drásticamente los tipos de interés del 6.5 al 1% a partir de 2001, y durante los cuatro años siguientes, avivó el precio de la vivienda...Cuando Bernanke empezó a subir los tipos de interés en 2006 para estabilizar el dólar y dominar la burbuja, empezó el gran desmoronamiento”.4 Lo interesante aquí de ser observado es que desde la “debacle” del “modelo de bienestar” y de la postulación del “neoliberalismo” como “política oficial”, este “nuevo modelo” no demuestra funcionar en el conjunto de la sociedad dejando librado todo a la “mano invisible” del mercado, sino ejerciendo puntuales intervenciones estatales dentro de ámbitos específicos. Nuevamente según Watkins, a diferencia de los momentos anteriores, nos encontramos actualmente con un acuerdo manifiesto y mayoritario –dentro de los sectores del establishment económico y político– de una mayor necesidad de regulación sobre el funcionamiento económico y financiero en todo el mundo. Lo que denomina “liberalismo regulado”5. Ahora bien, esta noción de “liberalismo regulado” supone una nueva diferencia “de grado”, en tanto no implica transformación en el patrón
4 Cfr. al respecto WATKINS, S., Arenas movedizas en
Revista New Left Review Edición Aniversario en castellano (Fifty Years 1960-2010; diez años 20002010), Madrid, Akal-CLACSO, marzo-abril 2010.
5 Cfr. WATKINS, S., Op.Cit., en Revista New Left Review
Edición Aniversario en castellano (Fifty Years 19602010; diez años 2000-2010), Madrid, Akal-CLACSO, marzo-abril 2010.
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de acumulación presente en el mercado mundial (no implica una reformulación del vínculo existente entre capital financiero y capital productivo, tampoco de la forma de la división del trabajo existente en el mercado mundial6 , ni una modificación de la “unipolaridad” presente en términos geopolíticos )7. Más allá del optimismo profesado por algunos funcionarios, lo cierto es que pareciera ser que la resolución de esta crisis –que excede a nuestro juicio la calificación de “crisis financiera”– dista mucho de concretarse en el corto plazo. Esto está claro, según indicadores, desde la perspectiva de los sectores populares, y también para el caso de ciertas fracciones burguesas8. Considerando nuevamente algunas apreciaciones de Watkins en el mencionado texto, lo que pareciera explicar la imposibilidad de resolución a corto o mediano plazo de la crisis es la incapacidad organizativa de los sectores populares y del movimiento de trabajadores frente al despliegue de las formas de intervención de los Estados capitalistas.
¿Y por casa cómo andamos?: El impacto de la crisis en América Latina y las políticas estatales –y las relaciones de fuerza– “realmente existentes”
La explicación “ortodoxa” del inicio de la crisis en los Estados Unidos y su impacto en varios países desarrollados, se basa en derivar el estallido de la “burbuja inmobiliaria” de la existencia de una baja tasa de interés y de inversión productiva en estos países, originadas en una sobreabundancia de ahorro en el mercado mundial provista por países emergentes o periféricos. Esto incentivaba
6 Cfr. ARCEO, E.; GOLONBEK, C.; KUPELIAN, R., Op.Cit., Buenos Aires, Documento de Trabajo
Nº26 Centro de Economía y Finanzas para el desarrollo de la Argentina (CEFIDAR), julio de 2009.
7 “Sería un error equiparar toda retracción en la provisión de bienes económicos
estadounidenses con una disminución acorde de la hegemonía de Estados Unidos […] La economía de Estados Unidos ha estado achicándose durante décadas…pero, en virtud de la mayoría de los criterios, su influencia militar, política y cultural es mayor ahora que durante el siglo XX. Tampoco la Administración Obama ha dado marcha atrás en la estrategia de proyección del poder imperial”. WATKINS, S., Op.Cit., Madrid, Akal-CLACSO, marzo-abril 2010.
8 Cfr. al respecto ASTARITA, R., Un año de descenso en la crisis financiera: septiembre de
2007-septiembre de 2008, Buenos Aires, mimeo, octubre de 2008.
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la inversión en el mercado inmobiliario y el estímulo al consumo dentro de los hogares norteamericanos9. Sin embargo, otras explicaciones de la crisis hacen foco en el agotamiento del patrón de acumulación capitalista actualmente existente. Las reservas en los países periféricos son producto del tipo de división internacional del trabajo y del modo de inserción dentro de la economía mundial. Se trata de la existencia de reservas que pueden explicarse estructuralmente, pero que también suponen ciertas “policies” por parte de algunos de los gobiernos como forma de tener algún tipo de control monetario que prevenga futuras corridas o bien que establezca cierta distancia con las políticas desarrolladas durante los noventa. Una suerte de “colchón amortiguador” del impacto de la crisis internacional. Hecha la explicación “objetiva” del porqué del “colchón”, la pregunta que queremos hacernos es por las condiciones “subjetivas” que podrían explicar su “existencia”, porque, a diferencia de la virtual “desaparición” en los países centrales del movimiento de trabajadores y de otros movimientos sociales, vemos en América Latina desde inicios de los noventa la emergencia de movimientos de protesta conformados en contraposición a las políticas neoliberales implementadas por los Estados capitalistas. Ciertamente, la emergencia de la conflictividad social desarrollada en prácticamente todo el subcontinente tuvo suerte diversa y se manifestó de manera diferente: en algunos lugares (Ecuador a inicios de los noventa, también Venezuela, Argentina en diciembre de 2001, Bolivia en octubre de 2003) supuso la deposición de varios gobiernos de tinte neoliberal y además un cuestionamiento del conjunto del sistema político (judicial, mediático, etc.). En casi todo el subcontinente este proceso desembocó también en la llegada al gobierno vía eleccionaria de experiencias partidarias progresistas o de centroizquierda. Esto implicó que a diferencia de lo sucedido en los países “centrales”, en América Latina se generara un importante movimiento de resistencia crítico hacia las formas y políticas “neoliberales” triunfantes al interior de las sociedades capitalistas.
9 Cfr. al respecto ARCEO, E.; GOLONBEK, C.; KUPELIAN, R., Op.Cit., Buenos Aires, Documento
de Trabajo Nº26 Centro de Economía y Finanzas para el desarrollo de la Argentina (CEFIDAR), julio de 2009.
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Por ende, también las políticas públicas estatales que emanaron de esos gobiernos “progresistas” refirieron a este nuevo momento histórico donde –tomando la definición de Estado del “último” Poulantzas– se “condensan” nuevas “relaciones de fuerza” entre las distintas clases sociales. Sin embargo, dicho proceso debe ser comprendido en un sentido “dinámico”, porque como sostiene Holloway, todo proceso de “desfetichización” social contiene su contracara “fetichizadora”.
Conclusiones
Si es cierto que en América Latina en general encontramos una impugnación del funcionamiento de un “sistema político” en su conjunto, en tanto el mismo operó como una “institucionalidad” legitimadora de las políticas neoliberales, también es cierto que hoy nos encontramos con un proceso de recomposición del funcionamiento de ese mismo “sistema político”. A la vez, en consonancia con esto, si en el momento de una mayor radicalización de la crítica al funcionamiento de las formas políticas de la sociedad burguesa vemos que las “policies” emanadas del Estado capitalista tienden a plantearse distanciadas en parte del tipo de políticas neoliberales prevalecientes hasta entonces, lo cierto es que, una vez “institucionalizado” el accionar crítico de los diferentes movimientos sociales o de trabajadores, se observa que dichas “policies” parecieran regresar a algunos puntos de partida “neoliberales” (como en el reciente “regreso” de Argentina a su rol de “pagador” de deuda externa). Pero a diferencia de lo sucedido en el “primer mundo”, en todo nuestro subcontinente se observa una importante presencia política de diferentes tipos de movimientos sociales y de trabajadores, y ello conlleva que hacia inicios del siglo XXI podamos encontrar gobiernos de signo progresista y al mismo tiempo algunas políticas públicas que se planteen como no-neoliberales o cercanas a cierto “neokeynesianismo”10. 10
Claudio Katz viene caracterizando últimamente esta nueva etapa
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Si siguiendo el razonamiento “ortodoxo”, la constitución de reservas por parte de los países en desarrollo es un fenómeno básicamente estructural, también es cierto que ese fenómeno estructural por lo menos en América Latina se encuentra acompañado por toda una serie de manifestaciones políticas articuladas con él. De manera que podría sostenerse que el nivel y el tipo de intervencionismo estatal se encuentran en relación con el nivel de presencia de la protesta social en la esfera pública. Sin embargo, los niveles de impacto de la protesta dependen a veces de su perdurabilidad en el tiempo y ello supone el riesgo de una posible “institucionalización” de la misma. Enmarcadas institucionalmente, las acciones comienzan nuevamente a ser desplegadas dentro del “sistema político”, y a ser funcionales al mismo. Si contra la explicación ortodoxa habíamos visto que el proceso de acumulación de reservas en varios de los países denominados emergentes se debía a la dinámica de un patrón de acumulación prevaleciente en el mercado mundial, ahora vemos que este proceso, esta dinámica y estos modos de intervención de los Estados también dependen de cómo se desarrolla el antagonismo entre las clases dominantes y subalternas. La articulación de estos tres elementos (dinámica de los flujos de capital, patrón de acumulación internacional y lucha de clases) pueden permitirnos intentar explicar de un mejor modo las características de los tipos de intervención estatal (con matices entre lo que puede verse en Perú, Brasil, Colombia, Argentina, etc.) en los momentos previo y posterior a la crisis. Sin una articulación entre los distintos sectores de las clases subalternas, es de esperarse que los tipos de intervencionismo estatal y de políticas públicas resultantes a partir del impacto de la crisis internacional en América Latina vayan de la mano de los intereses prevalecientes en los sectores dominantes y fracciones de capital que componen el “bloque en el poder”. Pero, dialécticamente, esto también dependerá de la potencialidad organizativa popular.
en América Latina como “neodesarrollista”. Cfr. al respecto KATZ, C., América Latina frente a la crisis global (I) en Revista Tiempo de Crisis (Revista de Economía Política Latinoamericana), Año 1, N°1, Caracas, primer trimestre de 2010.
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Radio Venceremos fue una radioemisora clandestina de El Salvador que durante la guerra civil salvadoreña (1980-1991) fue la voz oficial del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Imagen tomada de: http://museo.com.sv
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La izquierda en suspenso ¿El Polo en su última oportunidad?
Ninguna gloria para el vencedor, ninguna piedad para el vencido Benjamin, Ms, 482 Cuando la casa está en llamas, uno se olvida hasta de la comida. – Sí, pero luego la recoge de entre las cenizas Nietzsche, Más allá del bien y del mal
Jorge gantiva Silva
Filósofo Universidad Nacional de Colombia Profesor Titular Universidad del Tolima
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La “distracción” de la izquierda
¿
Dónde está la izquierda? ¿Dónde está su sueño, su proyecto, su fuerza, sus ideas? Todo parece estar refundido, entremezclado y difuso. Por lo menos la expresión que significa el Polo está seriamente alicaída y disminuida. La cosa no es solo un asunto de guarismos electorales; lo de Bogotá es un desastre en términos de proyecto y apoyo ciudadano; y el autoaislamiento en muchas regiones es un signo evidente de su ocaso. Querer “tapar el sol con una mano”, es tan dañino y paralizante como el corrosivo de la capitulación. No son los “otros”, sino también nosotros, los gestores de esta “situación paradójica” en la cual vivimos en estos tiempos marcados por el dominio del “transformismo” (transfuguismo), la cooptación y el pragmatismo.
El Batallón Atlacatl fue uno de los batallones de infantería de reacción inmediata (BIRI) del ejército salvadoreño entrenados en Estados Unidos. Autores de varias atrocidades de guerra, como la masacre del Mozosote y el asesinato de jesuitas en el campus de la UCA. Imagen tomada de: http://museo.com.sv/wp-content/uploads/wppa/382.jpg
Lo del Polo tiene antecedentes muy graves que se ocultaron, se silenciaron o se despreciaron. Muy a pesar de la honestidad, el apoyo ciudadano y el compromiso de amplios sectores de la militancia y de la ciudadanía, la dirección del PDA tomó un rumbo errático en la larga crisis vivida internamente y prefirió seguir aferrada al control de su aparato, sin escuchar la voz de los acontecimientos y los reclamos de sus seguidores y militantes, quedando atrapada en su propia lógica neocorporativista, burocrática y caudillista, y sin haber podido descifrar hasta ahora los enigmas del “huevo de la serpiente”. Ha sido elocuente su desprecio e indiferencia en reconocer la gravedad de su enfermedad. Lo peor es que pretende conjurarla a través de medidas administrativas y en un ámbito de menguada democracia interna. Al quedarse rumiando la defensa del Ideario, sin la comprensión de los cambios socioeconómicos y los retos históricos, lo privó de la imaginación y de la creatividad. Guardadas las proporciones, el Polo ha actuado como si se tratara de la vieja maquinaria sindical, de bonzos, cúpulas, intereses corporativos y compensatorios, juegos electorales y caudillistas. La “distracción” de la izquierda radica precisamente en ese olvido de su impronta histórica, de su proyecto, de su razón de ser. La disolución de esta Idea ha golpeado sensiblemente el espíritu y el sentido de la lucha contra el sistema, contra la lógica del capital. Si algo caracteriza a la izquierda, es que su “corazón late” del lado de los excluidos, de los pobres, de los trabajadores y de la dignidad de los pueblos. Su compromiso con lo social, con los valores éticos, con la justicia y la liberación de la sociedad de toda opresión y explotación fundamenta su horizonte de “ir contra la contracorriente” y defender las “causas perdidas” como
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posibilidad de instalar el derecho de “lo común”. La cultura aparatista y caudillista que desfiguró al Polo es lo que Walter Benjamin llama la “distracción”, una conducta y visión sumidas en las obsesiones tecnoburocráticas y en la incapacidad de pensar el tiempo presente como disrupción, como potencia creadora, como emancipación, como poder constituyente.
“Que los muertos entierren a los muertos” En el pasado se decía que el reconocimiento de los errores ya era parte de su corrección y que la persistencia en los mismos era duplicarlos. ¿Por qué, entonces, el Polo recurrió a silenciarlos y desconocerlos con argucias como “la ropa sucia se lava en casa” y la crítica a las administraciones locales es “hacerle el juego a la derecha”, o con el imperio de la ética de la conveniencia (“hagámonos pasito”, “comerse los sapos”)? Ante la corrupción y el clientelismo, dominó el silencio cómplice, la indiferencia y la dilación. La posibilidad de recuperación del Polo reside en saber redefinir su giro estratégico entre dos opciones: si se mantiene en esta larga, desgastante y autodestructiva obsesión por el control del aparato, la exaltación del parlamentarismo y la conciliación de clases, o bien, retoma el camino de su proyecto histórico como voluntad popular, como crítica radical a lo existente, como imaginación creadora, como fuerza antisistema. Superar su actual descrédito es “dejar que los muertos entierren a los muertos”, que el pasado que no es raíz se deje atrás, que las herencias paralizantes se desplacen hacia la creatividad. Ese es el sentido de toda teoría de cambio y de toda cultura de izquierda. Es preciso desatar una operación de pensamiento estratégico que redimensione nuevamente la Causa, recupere sus fueros, su dignidad, sus tradiciones creadoras, su cultura, su vitalidad y compromiso con la vida, la tierra, la ciudadanía y las nuevas subjetividades. Marx gustaba utilizar la expresión: “dejar que los muertos entierren a los muertos” para alentar los cambios, la apertura de la mente y cimentar un espíritu revolucionario. La política errática de la dirección del Polo se concentró en lo fundamental en su obsesiva desesperación por el control del aparato, en su enajenación por los apetitos e interés de grupos y caudillos, y sistemáticamente fue alejándose de sus propósitos iniciales, al punto que éste terminó enlodado por la corrupción y la capitulación de sectores completamente entregados al sistema y a los poderes transnacionales, que claudicaron ante el capital y la embajada americana. La comparación con un sindicato corporativista no es una exageración: trámite de petitorios de los grupos, expedición
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de avales y recomposición de ambiciones; “carreristas” que se pintaron de amarillo para ascender y posicionarse en el trono. Tantos pillos que pasaron por las filas del Polo, y tanto vividor en nombre de la “causa”, de la “reinserción”, de la “paz” y de la “lucha”, que jamás fueron confrontados y llamados a rendir cuentas. Hasta ahora no ha habido ni un solo balance de las desastrosas administraciones de Luis Eduardo Garzón, Samuel Moreno y Antonio Navarro. Al contrario, varios fueron premiados con prebendas y puestos burocráticos, y el Polo retribuido con la infamia de la capitulación; bastaba contar con alguna base electoral o algún apoyo parlamentario para caer en el espejismo de la simulación y del acomodamiento. Ciertamente la guerra sucia, el ataque sistemático del gobierno de Uribe, la persecución política, los seguimientos policíacos, las interceptaciones telefónicas, la vil acusación del supuesto vínculo entre el Polo y la insurgencia, y las capitulaciones del centroizquierda actuaron como disolventes en la conformación y consolidación de una izquierda democrática. Hoy, superar el pasado regresivo significa también contribuir a la restitución del imaginario rebelde, ético y liberador del proyecto de la izquierda al que tantos hombres y mujeres han aportado con altivez y coherencia; y es también una forma para honrar la memoria de quienes han luchado por la liberación de los de abajo, de la plebe, de los desterrados y de las víctimas. La remembranza es un modo de reafirmar el sentido de la redención humana.
La “distracción” de la izquierda radica precisamente en ese olvido de su impronta histórica, de su proyecto, de su razón de ser. La disolución de esta Idea ha golpeado sensiblemente el espíritu y el sentido de la lucha contra el sistema, contra la lógica del capital. Si algo caracteriza a la izquierda, es que su “corazón late” del lado de los excluidos, de los pobres, de los trabajadores y de la dignidad de los pueblos.
En defensa de las causas perdidas Slavoj Zizek en su extraordinario obra en Defensa de las causas perdidas insiste en la idea de rechazar la pretensión del Establecimiento de delimitar el campo de batalla, o lo que Perry Anderson ha llamado el desplazamiento epocal de la izquierda hacia el centro y el dominio de la derecha en el campo de las ideas. Zikek vuelve a recordar a las izquierdas su imaginario, su tradición, sus experiencias y su estrategia.
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El punto nodal de su reflexión apunta a atacar la claudicación de la izquierda ante la facilona falacia liberal-democrática y la somnolencia de la izquierda de hace pasar como pensamiento propio lo que se origina en la ideología de la dominación. Se trata entonces de volver a empezar por el principio, sin hacerle el juego al liberalismo y sus chantajes, de volver a la lucha contra el neoliberalismo sin concesiones, a la batalla contra la cultura capitalista y los destructores del patrimonio histórico de la emancipación. He ahí la línea de demarcación entre quienes quieren una izquierda sumisa, admitida por el Establecimiento, lo que eufemísticamente llaman la nueva izquierda, y que preferimos llamar la izquierda del capital, y la izquierda de las causas perdidas del pensamiento crítico, de la justicia social, de la “parte sin parte”, de los excluidos, que marca una diferencia radical con la vieja izquierda aparatista, burocrática y autoritaria. Saber definir cuál izquierda construir es un debate crucial para enfrentar los retos de la ofensiva del régimen de Santos y pensar la estrategia de resistencia y liberación. Un partido de izquierda, de carácter emancipador, no puede moverse en la lógica y agenda de sus adversarios -así insista en su carácter legal, civil, público y democrático-. Con mayor razón, se precisa una diferenciación, una línea coherente y consecuente de lucha. Se trata de producir una relación simbólica, creadora, vital que intervenga en el mundo de la vida, en lo Real para generar procesos, experiencias y prácticas discursivas descolonizadoras y emancipadoras. Un partido de izquierda que rompa con la conciliación de clases, puede generar una política de la resistencia y lucha contra el capital y el entramado del sistema burgués vigente. Es un contrasentido decirse de izquierda y sumirse en el culto del sistema. Justamente la estrategia victoriosa del capital se apoya en la mentalidad de “ir con la corriente”. He ahí la perversidad del transfuguismo de la socialdemocracia y del reformismo, que los grupos gobernantes apoyaron y utilizaron para derrotar a los trabajadores y a los pueblos oprimidos. Así han actuado también los cínicos y pragmáticos que pelecharon en el Polo y descalificaron a los defensores de las “causas perdidas”, a los románticos, a los críticos de la cultura capitalista y patriarcal, a los protagonistas de las utopías. Hoy es preciso reafirmar el valor de las ideas, de las utopías, de la formación, de los movimientos sociales, de la idea del partido-movimiento. De lo contario, se mantendrá una izquierda en suspenso en su doble acepción: un destino en misterio sobrepujado entre la intriga y la incertidumbre, entre el continuum del presente y el obsceno objeto de control del aparato.
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Matrimonio infantil, en India. Tomado de: http://palabrademujer.files. wordpress.com/2011/04/ viudas-india-2. jpgzgaleria mu/6/4190/ SCL201111252115JMV2865_ sm.jpg
Restos del conjunto de masacres contra población civil cometidos por el Batallón Atlacatl durante un operativo de contrainsurgencia realizado los días 10, 11 y 12 de diciembre de 1981 en los cantones (aldeas) de El Mozote, La Joya y Los Toriles, al norte del departamento de Morazán, en El Salvador. Aproximadamente 1000 campesinos salvadoreños fueron asesinados, la mayoría menores de edad. Imagen tomada de: http://museo.com.sv
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¿Y qué pasó con el 15M? Indignación contra los indignados
Santiago giraldo luque Candidato a Doctor en Comunicación y Periodismo Investigador del Gabinete de Comunicación y Educación Universidad Autónoma de Barcelona (UAB)
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arias voces han intentado categorizar el movimiento de los indignados de España que tuvo su esplendor en el verano europeo de 2011. Coros de aliento desde múltiples sectores de la academia llegaron incluso a comparar la Plaza Cataluña de Barcelona o la Plaza del Sol de Madrid con la Plaza Tahrir de El Cairo. Nada más injusto con los egipcios ser contrastados con una “asociación” de indignación ciudadana que estalló, según dicen, a partir de las redes sociales del ciberespacio y que, por tanto, ha asumido la misma ideología de la red: la volatilidad.
Negri y los indignados Para Antonio Negri1 la cristalización de los indignados del 15M estaba articulada por diferentes nodos de inconformidad: una asociación de activistas informáticos, un movimiento de lucha por la vivienda en red, la comunidad de 1 Ver: Negri, T. “Reflexiones españolas. A propósito de los indignados”. Publicado en Revista Izquierda. No. 26. Julio de 2011.
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El 10 de enero de 198 se llevo a cabo la “ofensiva general”, una ofensiva e insurrección, por parte del FMLN y la Coordinadora Revolucionaria contra el gobierno salvadoreño. El no logro de los objetivos los llevó a un replanteamiento de los mecanismos de lucha. Imagen tomada de: http://nuestrasvocesradio.blogspot.com
hipotecados que busca reconocimiento a través de los medios, diversas asambleas y colectivos del cognitariado urbano2 y una red de la “izquierda autónoma” sindical3. Una amalgama de diversos grupos de “izquierda” que se consolida por su visibilidad en los medios de la derecha. Para Negri los indignados constituyen “un movimiento contra la crisis y la pobreza, a través de la clase media (en sentido amplio)”4. Negri destaca también el carácter no violento del movimiento. El autor subraya la inteligencia de los indignados para no responder a las provocaciones que pudieran legitimar la represión institucional. Si bien el movimiento se mantuvo ajeno a situaciones expresas de violencia y logró concretar un aumento rápido e importante de personas y plazas movilizadas en España, fue incapaz de proponer acciones alternativas, por 2 Se trata, según Negri, de grupos que no tienen un perfil militante consolidado, conformado por una izquierda intelectual que genera protestas y encuentra cooperación en red, asumiendo actitudes radicalísimas contra la precariedad y la incertidumbre del trabajo. 3 De acuerdo con Negri, esta organización inicia una gran agitación, con una importante capacidad de alcanzar los grandes periódicos. Asimismo, intentó convocar una manifestación el 7 de abril de 2011. A propósito dice Negri: “Es un importante prólogo porque desde el 7 de abril al 15 de mayo, el anuncio de una “gran manifestación” continuó girando de manera viral en las redes”. Negri. Ob. Cit. 25. 4 Negri, 2011: 26 Nº 19, Febrero de 2011 · Bogotá, Colombia
Luchas populares
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Negri inicia su perspectiva del movimiento a largo plazo otorgándole poder (constituyente o contrapoder permanente). Sin embargo, el movimiento no es representativo ni para lo uno ni para lo otro. Asimismo, es claro que el 15M no representa los valores del Republicanismo español de las primeras décadas del siglo XX. Es evidente que el movimiento, al no ser capaz de articular acciones políticas más influyentes que las acampadas en las plazas, se ha desdibujado.
pequeñas que fueran, que lograran cambiar los resultados electorales de las disputas municipales españolas de mayo de 2011. Así, uno de los llamados que Negri destaca, el ¡No les votes!, promovido por amplios sectores del 15M, fue un fracaso. De hecho, la propuesta ayudó a que la derecha, representada en el Partido Popular, se afianzara en la mayoría de las Comunidades Autónomas de España. Por otra parte, Negri se pregunta si el 15M puede considerarse como un “movimiento radicalmente constituyente”5. El hecho de que los indignados propongan un nuevo modelo de representación no lo hace constituyente y el hecho de reunir a un número representativo (no multitudinario) de personas en una plaza, tampoco lo hace constituyente. No lo hace constituyente –y menos radicalmente constituyente– su inactividad política y su incapacidad de acciones concretas efectivas. En cuarto lugar Negri habla de las redes y de la conexión automática entre las Asambleas: “Partiendo de las asambleas en las plazas centrales se llega a las asambleas locales en los barrios y, a continuación, a los pueblos y ciudades pequeñas. El retorno es rápido y directo. La organización desde la base constituye el curso y estructura de la “democracia real” más allá de la representación”6. El argumento, que retoma los discursos utopistas de McLuhan, Wiener o Lévy, no describe el fracaso que fue apoderándose de la dinámica “constituyente” descrita por Negri tras cada noche de discusiones sin acciones. La moda se extinguió como un éxito de la radio… como un hashtag de Twitter. Sobre la utilización de las redes digitales, Negri parece caer en el rescate de lo público a partir de las tecnologías de la información. Señala el autor que: “bajo las actuales formas, 5 Negri. Ob. Cit. 27. 6 Ibid.
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lo público no pasa de ser una superestructura del sector privado”7, ante lo cual cabe preguntarse si hasta los mensajes más pequeños promovidos y enviados a través de las redes vía dispositivos tecnológicos no transcurren por las posibilidades otorgadas por ese sector privado: ¿No es el espacio público creado por las Asambleas iniciadas facebookianamente, un espacio controlado por una “superestructura” privada? Por último, sobre el “Republicanismo implícito” situado por Negri en el 15M –ese “recuerdo melancólico pero radical de 1936”8 –, vale decir que el posicionamiento del autor vuelve a tener características utópicas. El movimiento no remarca una oposición a la “gubernamentalidad capitalista y clerical, reaccionaria y represiva…” que describe Negri. Asimismo, no se precisa que el triunfo del republicanismo de los años 30 obtiene su éxito y su pronunciamiento el 14 de abril de 1931 bajo una importante victoria en las urnas –repetida en 1931, 1933 y 1936¬–. De hecho, es factible pensar que si las condiciones mencionadas por Negri se dieran en la conciencia –de clase– de la “clase media (en sentido amplio)” que conforma las movilizaciones, habría dejado de ser un movimiento no violento y no tendría como objetivo canalizar sus opiniones a través de los medios de comunicación –las redes–, privados y representantes del capital financiero transnacional: “the revolution will not be tweeted”.
Los mecanismos de no-actuación Es cierto, como señala Negri, que el movimiento contuvo su carácter sectario y logró mantener equilibrios entre diferentes posiciones y que, a través de las redes y de la cooperación, logró una gran capacidad operativa. Sin embargo, el 15M no aportó ninguna “elaboración teórica” o propositiva importante.
7 Ibid. 8 Negri. Ob. Cit. 28. Llama la atención que Negri sitúe en 1936 el momento del recuerdo “melancólico pero radical” sobre el episodio de la Segunda República Española, cuando el momento del paso de la monarquía a la República -¡por las urnas!- se llevó a cabo 5 años antes, en 1931. Es contradictorio que el autor italiano, defensor de la no violencia del movimiento 15M, haga referencia a la fecha de inicio de la sublevación militar en Melilla (1936), y que dio, por tanto, inicio a la Guerra Civil Española, como el momento del recuerdo y no a la victoria republicana sobre el régimen monárquico en las urnas de los principales centros urbanos españoles. Nº 19, Febrero de 2011 a· Bogotá, Colombia Volver contenido
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Negri se detiene también a realizar una valoración positiva sobre el sistema de toma de decisiones asumido como una democracia directa: decisiones tomadas bajo formas asamblearias y breve temporalidad. Sin embargo, los procesos descritos asumen fundamentos más bien contrarios de una democracia real, en la que temporalidad, deliberación y consenso definen una decisión democrática. Asimismo, la falta de una posición concreta –o la excesiva aceptación de todas las posiciones– impide que se pueda realizar una votación –directa o consensual– sobre temas de acción política. Sobre las propuestas, vale la pena detenerse en dos que generalizan el tipo de proyectos resultantes de las asambleas del 15M. Sobre el trabajo precario, Negri asegura que se demanda trabajo o ingresos para todos, sin que medie una posición ideológica en las intenciones. Sin embargo, la ausencia de una intencionalidad política e ideológica bajo la exigencia de un cambio en el modelo, que abogue por un trabajo digno –alejado de la reducción de las condiciones básicas del mundo laboral y social– convierte a la demanda del movimiento en una exigencia instrumental para que, a través de un trabajo no-precario se permita el acceso –económico– a los anuncios televisivos. Una posible causa de la indignación española puede ser la imposibilidad de una parte de la sociedad de acceder al mismo sistema que se critica en las plazas. El sistema televisivo que se escapa, de momento, de las manos de muchos ciudadanos. Asimismo, sobre la reforma del sistema electoral, la posición del movimiento es, según Negri, la de combatir un sistema que beneficia a los grandes partidos, estableciendo un reparto de votos proporcional (versus el Método D’Hont) y un mecanismo de listas abiertas. Los indignados solicitan también que se instauren instrumentos de democracia participativa y que se generalice el método refrendario. Lo curioso, en contraste con Negri –y pasando de largo sobre los efectos de dispersión que conlleva un sistema de listas abiertas–, es que la misma Asamblea votó negativamente la realización de un referendo que demostrara la voluntad unificada del 15M.
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Sindicatos y gremios se movilizan en demanda de una solución política al conflicto. Tomado de: El Salvador. Unicornio de la Memoria. Michael Krämer. Trd. Ricardo Ribera. Ediciones Museo de la Palabra . 1998
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De la Plaza Tahrir a la Plaza de Sol El recurrente análisis comparado entre las manifestaciones de 2011, que toma como base a la Revolución Egipcia, es, cuando se asume el caso español, arbitrario. Conversar con los jóvenes protagonistas de las protestas en El Cairo, cuando tuvieron, por ejemplo, que asumir funciones de policía ante las medidas desesperadas de Mubarak – como sacar los presos a las calles para causar pánico en la población–, o comprender que la ciudadanía está alerta para responder a la falta de resolución de una junta militar impotente, aunque aferrada al poder, resulta suficiente para entender que las manifestaciones españolas son apenas aprendices de movilizaciones sociales que se trazan el objetivo de incidir en la toma de decisiones públicas. Salvo las acciones que realizan sectores del movimiento español cuando se enteran de que alguna vivienda va a ser desalojada de sus legítimos propietarios ahogados por el sistema hipotecario, en las que gracias al apoyo popular y a mecanismos legales se logra aplazar el desplazamiento “forzado”, el 15M no ha sido más que la expresión crítica –sistémica– del capitalismo que se legitima automáticamente en dos formas fundamentales: la primera, a través de la posibilidad de la expresión de protesta dentro de los límites sistémicos, lo que deriva, necesariamente, en la segunda: la autocensura sistémica adherida al movimiento bajo la cual cualquier forma de alteración al funcionamiento del sistema político es apreciada por el mismo movimiento –y por la ciudadanía– como violenta9. Las vías de legitimación capitalista que se afirman a partir de las prácticas “políticas” del 15M aseguran la distinción principal entre 9 Mientras los acontecimientos de Tahrir eran celebrados por los medios de comunicación y eran justificados por ellos mismos a partir de una esperanza democrática, las acciones de intento de sabotaje a la sesión de aprobación del presupuesto del Parlamento de Cataluña, que incluyó algunas agresiones menores a algunos de los diputados catalanes por parte de varios manifestantes, recibieron toda la condena mediática y, posteriormente, la crítica de la población _44
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Tahrir y Sol. El movimiento español se mantiene dentro de la función sistémica y cae en una contradicción fundamental: llamar a “No les votes” conforma una estrategia que pretende salirse del sistema de juego político actual. Sin embargo, sus actuaciones ‘políticas’ han sido sistémicas y, por tanto, fácilmente asimiladas por la cotidianidad de la expresión del poder: los medios de comunicación y las fuerzas de control policial.
El futuro del movimiento… Negri inicia su perspectiva del movimiento a largo plazo otorgándole poder (constituyente o contrapoder permanente). Sin embargo, el movimiento no es representativo ni para lo uno ni para lo otro. Asimismo, es claro que el 15M no representa los valores del Republicanismo español de las primeras décadas del siglo XX. Es evidente que el movimiento, al no ser capaz de articular acciones políticas más influyentes que las acampadas en las plazas, se ha desdibujado. De acuerdo a lo vivido en los últimos siete meses, entre junio de 2011 y enero de 2012, la posición del 15M, a pesar de los tres escenarios en el corto plazo planteados por Negri10, se sienta en la frontera entre su derrota por frustración (como todas las modas de Internet) y la reterritorialización estable, especificada y fragmentada en barrios y ciudades, que cada día reciben menos apoyo popular. Las elecciones generales de noviembre de 2011 que otorgaron la mayoría absoluta al Partido Popular español han terminado de definir la temperatura corporal del movimiento. El diagnóstico, de entrada, a pesar de la acogida de la movilización mundial celebrada el 15 de octubre de 2011, es que la indignación, a causa del actual invierno y de las primeras medidas del nuevo presidente de gobierno, Mariano Rajoy, está a menos de los 30º, es decir, muy enfermo. De manera curiosa, el mejor especialista para tratar al enfermo es el mismo Mariano Rajoy. Sus medidas, principalmente sociales y económicas, pueden ser las vitaminas que hagan levantar al enfermo. En caso de aceptar la cura, deberá decidirse y actuar estratégicamente dentro o, a pesar de Negri, fuera del sistema.
10 Negri. Ob. Cit. 33. “El primero es el de la derrota por la frustración; el segundo es el de una radicalización grupal; el tercero es el de una reterritorialización estable, en los barrios, en la sociedad, con una capacidad de movilización continua”. Nº 19, Febrero de 2011 · Bogotá, Colombia
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Noticias sobre el Sumak kauSay ¿
Ileana almeIda FIlóloga
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Qué significa Sumak Kausay? ¿Es un concepto que tiene raíces en la cultura quechua, o es un calco del “Estado de bienestar”, aparecido en Europa para superar la crisis ocasionada por la Segunda Guerra Mundial? ¿Marca realmente la brecha existente entre dos maneras de concebir el progreso de la humanidad? El lingüista quichua Fabián Potosí, quien ha analizado las ideas contenidas en el diccionario de González de Holguín (siglos XVI-XVII), considerado el mayor monumento de la lengua general del Inca y el mayor repertorio de palabras y giros idiomáticos, no ha logrado encontrar el concepto de Sumak Kausay. Sin embargo, algunas formas “cultivadas y cuidadas” como: kusi killpu kay “la ventura de las cosas”, songo kausay “vivir con razón”, allimpi kausani “vivir a gusto”, cheka kausay “vida dichosa”, samay kausay “alentar la vida” pueden equiparársele. González de Holguín recoge el quechua cultivado en la ciudad y la corte, donde sumak es un concepto estético: “cosa hermosa”; sumak chakuni: “engalanarse, mostrar su honra”. Es imaginable que Sumak Kausay se conociera en amplias capas de la población quechua de las diferentes regiones del Tawantinsuyo, y que se usara como sinónimo de “lo bueno y el bien”, es decir, como concepto ético. Es posible que respondiera a la
“Muro de la Memoria y la Verdad” en San Salvador, allí están inscritos más de 70.000 nombres conmemorando a las mujeres, niños y hombres muertos durante la guerra civil (1980-1992) en El Salvador. Imagen tomada de: http://www.flickr.com/photos/ withonef/305180789/
psicología social de la época. Así ocurría en las tempranas civilizaciones esclavistas, en las que la psicología social se orientaba al pasado, a los tiempos de la igualdad comunal. En el caso quechua reflejaría el anhelo de corregir las injusticias surgidas con el incario, pues la nobleza se enriquecía a costa de la tierra y la libertad de los hatun runa, los comuneros, así como por el deseo del restablecimiento del ayllu. Por cierto, el Inca trataba de “velar por todos”, pero las leyes económicas se abrían paso sobre cualquier obstáculo. El Sumak Kausay, en quechua “buen vivir”, y el Suma Qamaña, en aymara “convivir bien”, noción más cercana a la idea comunitaria, respectivamente, han sido recogidos en las constituciones del Ecuador (2008) y Bolivia (2009), como principios ético-políticos, como sabiduría ancestral que respeta el medio ambiente, como alternativa al desarrollo neoliberal, como camino para ir más allá del puro desarrollo. Lo que más conmueve es que estos conceptos se los exprese en lenguas discriminadas, y que a través de ellos los indígenas se incorporen a la protesta en contra de una economía que devora sin piedad la economía de los países pobres, en contra de las transnacionales que merodean aquí y allá para apropiarse de la tierra, el aire, el agua, la cultura y la conciencia. Sean bienvenidos los conceptos de Sumak Kausay y de Suma Qamaña como respuestas a situaciones y necesidades reales. ¿Serán capaces de entenderlos en su profunda esencia los gobiernos de los dos países, de cumplir con las disposiciones de las cartas políticas que los acogieron?
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Un insoslayable aporte al debate sobre el imperialismo y el nuevo orden mundial*
Katz, Claudio (2011). Bajo el imperio del capital. Bogotá: Espacio Crítico Ediciones, Colección K Movimiento, 281 pp. _48
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* A manera de presentación, transcribimos la Introducción al libro escrita por el autor. Claudio Katz (Argentina, 1954) es economista, integrante del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, profesor en la Universidad de Buenos Aires y director de varios proyectos de investigación. Es autor de numerosos textos de interpretación del capitalismo contemporáneo y de la crisis económica global. Participa activamente en los foros continentales de impugnación del libre comercio, el endeudamiento externo y la militarización. Recibió menciones honoríficas del Premio Libertador al Pensamiento Crítico por sus libros “El porvenir del socialismo” (2004) y “Las disyuntivas de la izquierda en América Latina” (2008). Ya circulan, además, distintas ediciones nacionales de su ensayo “El rediseño de América Latina. ALCA, MERCOSUR Y ALBA” (2006). Su libro más reciente se titula “La economía marxista, hoy. Seis debates teóricos” (2010). Como integrante del EDI (Economistas de Izquierda) ha publicado varios estudios sobre la coyuntura política y social de la Argentina.
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os procesos impactantes de la última década actualizan el debate sobre el imperialismo. Por un lado, el reforzamiento de la acción guerrera norteamericana ilustra los renovados mecanismos belicistas que despliegan las grandes potencias. Por otra parte, el desplazamiento de la actividad económica hacia Oriente reabre la discusión sobre las relaciones entre el centro y la periferia. El primer acontecimiento convoca a retomar los estudios clásicos del problema y a indagar las transformaciones registradas durante el siglo XX, para definir las características del imperialismo contemporáneo. Esta dimensión concentra los principales interrogantes teóricos y conduce a examinar las modificaciones que se introdujeron en el funcionamiento del capitalismo global en el período neoliberal. El segundo proceso incita al estudio de las denominadas economías emergentes, a la observación de las nuevas desigualdades internacionales y al análisis de la resistencia antiimperialista. Esta temática tiene importantes implicancias para América Latina y replantea las miradas que se introdujeron desde esta región. La distinción de estos dos planos es una división útil para ordenar la investigación del imperialismo. Nos permite desenvolver el tema en dos textos complementarios. El libro que presentamos a continuación estudia el primer cuerpo de problemas, mediante una exposición de nuestro enfoque y un análisis crítico de otras caracterizaciones. Una telegráfica enunciación de los temas en consideración puede orientar y estimular la lectura. El texto revisa primero la interpretación marxista clásica del imperialismo tomando en cuenta el contexto bélico que rodeó al surgimiento de esa visión. Evalúa la polémica que opuso a Lenin con Kautsky e ilustra cómo las divergencias políticas que separaron a los revolucionarios de los reformistas no tuvieron correlato teórico en el análisis del capitalismo de la época. También destaca cuales fueron los temas que permanecieron irresueltos. Estos problemas cobraron mayor dimensión en el nuevo cuadro de solidaridad militar occidental y asociación multinacional del capital que prevaleció durante la posguerra. Las distintas visiones marxistas estudiaron ese viraje, remarcando cada uno en forma preponderante el papel superimperial de Estados Unidos, el entrelazamiento ultraimperial de las firmas y el carácter acotado de la concurrencia interimperialista. Estas intuiciones quedaron nuevamente desafiadas por la irrupción de la actual etapa de mundialización neoliberal.
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Los Acuerdos de Paz de Chapultepec fueron un conjunto de acuerdos firmados el 16 de enero de 1992 entre el Gobierno de El Salvador y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en el Castillo de Chapultepec, México, que pusieron fin a doce años de guerra civil en el país. Imagen tomada de: http:// timerime.com/user_files/61/61808/media/FIRMA%20ACU-SDARC-170657.JPG
Una teoría contemporánea del imperialismo debe esclarecer este escenario, aclarando el rol que juega el gendarme norteamericano en la protección de todas las clases dominantes. Este papel le otorga a la primera potencia privilegios que ningún otro país obtiene, los cuales le permiten desenvolver la combinación de acciones estatales nacionales e internacionales que practican los sucesivos gobiernos estadounidenses. Esta política se sostiene, además, en la significativa incidencia global que logró la ideología americanista. ¿Pero qué grado de efectividad tiene ese intervencionismo en la actualidad? ¿La voluntad, la tentación y la capacidad hegemónica del gigante del Norte se afianzan o se debilitan? Las respuestas hay que buscarlas en las modalidades de la gestión imperial colectiva que introdujo la tríada forjada por Estados Unidos, Europa y Japón. Este manejo no implica equidad en las decisiones, pero sí una ruptura radical con el viejo escenario de guerras interimperiales. Las acciones agresivas que implementa cada potencia coexisten con incursiones globales conjuntas y permanentes. Esta coordinación geopolítica no exenta de tensiones y contradicciones expresa, a su vez, la gravitación alcanzada por el entrelazamiento internacional del capital. En el libro se desarrollan estos conceptos para describir cómo Estados Unidos extiende su red de bases militares, institucionaliza el terrorismo de Estado e invade _50
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países con pretextos humanitarios y pretendidamente defensivos. En la primera década del siglo XXI el poder norteamericano ha intentado reafirmar su gravitación, supervisando la proliferación nuclear, aprovechando la orfandad militar de Japón y usufructuando la impotencia bélica de Europa. Pretende especialmente bloquear el nuevo ascenso de economías de acelerado crecimiento mediante una combinación de cooptación de ciertos adversarios y presiones sobre los potenciales contendientes. Las agresiones imperiales privilegian las zonas tradicionales de Medio Oriente con mayores reservas petroleras y ubicaciones estratégicas. El ataque a Irak transmitió, además, un mensaje general de dominación, que se reforzó con la extensión de la guerra hacia Afganistán y el continuado sostén del colonialismo israelí. América Latina sigue ocupando un lugar de “patio trasero” y por esta razón se refuerzan las bases militares en Colombia para hostigar a los gobiernos antiimperialistas. La militarización avanza con el pretexto de enfrentar el narcotráfico, ocultando la complicidad de la CIA y los bancos norteamericanos con esa actividad. Estados Unidos intenta una contraofensiva en toda la región para recuperar el terreno perdido con el fracaso del ALCA. Por eso reaparece la ocupación de Haití y el golpismo en Honduras. Este intervencionismo se ha reforzado también en África, ante el repliegue de las viejas potencias coloniales y la creciente presencia comercial de China. El libro parte de estas caracterizaciones para evaluar los debates teóricos recientes sobre el imperialismo. Polemiza con las visiones convencionales de los neoconservadores, que realzan las virtudes civilizatorias del poder norteamericano y con las tesis realistas, que propugnan políticas de atropello con estilos más pragmáticos. También objeta las justificaciones liberales, que disfrazan el militarismo con mensajes benevolentes y avalan la intervención bélica selectiva con justificaciones paternalistas. En el texto se describe cómo estas acciones se consuman siguiendo un doble patrón de tolerancia hacia los aliados y virulencia con los adversarios. El derecho internacional que se alega para proteger a los pequeños países utiliza las “guerras humanitarias” para convalidar el orden imperial. Muchas reacciones críticas que proponen regular estas incursiones olvidan que la agresividad de las potencias es una necesidad y no una opción del sistema. En el texto se exponen en forma más detallada las diversas concepciones marxistas, que rechazan la simplificada identificación del imperialismo con la Nº 19, Febrero de 2012 · Bogotá, Colombia
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Manifestantes celebran el Acuerdo de Paz frente a la Catedral Metropolitana de San Salvador. Imagen tomada de: http://www.estudiovida.com/wp-content/ uploads/2012/01/El-pueblo-conmemora-el-final-de-la-guerra-en-frente-a-la-catedralde-San-Salvador-el-16-de-enero-de-1992.jpg
expansión territorial, la ambición de poder o el anhelo de gloria. Estos enfoques asocian las modalidades actuales de la opresión global con las características que asume la acumulación capitalista. En varios capítulos se retoma, perfecciona y sintetiza ese abordaje. Esta revisión apunta a destacar las dificultades que han afrontado las distintas actualizaciones de la tesis económica expuesta por Lenin. Se discute la contraposición entre monopolio y competencia y la supremacía del capital financiero, indagando la coherencia de ambos planteos con el abordaje de Marx y su grado de corroboración actual. Pero la gran pregunta gira en torno a un problema metodológico: ¿Las crisis del capitalismo derivan del parasitismo rentista o del dinamismo productivo descontrolado del sistema? Esta evaluación conduce a otro interrogante más tradicional: ¿Es el imperialismo la etapa superior del capitalismo? Una visión retrospectiva indica que esa caracterización estuvo muy condicionada por la catástrofe bélica y que correspondió a una etapa clásica e intermedia de la expansión imperial. En el libro se postula también esta caracterización para recordar que la denuncia del imperialismo no debe confundirse con su interpretación. Este criterio es decisivo para evaluar el sentido de la violencia contemporánea. La identificación corriente de _52
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las matanzas y los genocidios con la declinación histórica del capitalismo olvida que el nacimiento de ese sistema incluyó todo tipo de atrocidades. En lugar de idealizar un pasado tan dramático hay que cuestionar el carácter opresivo de ese régimen social en todos sus períodos históricos. Pero la indagación del imperialismo contemporáneo abre otro abanico de problemas. Particularmente conflictiva es la mirada de los autores que avizoran un retorno a los grandes choques económicos entre potencias capitalistas. ¿Se proyectan esos conflictos a la esfera militar? ¿O resurgen las rivalidades comerciales en un marco de estricta restricción geopolítica? En el libro se explica por qué razón las presiones proteccionistas no recrean las tensiones entre áreas aduaneras, que en el pasado anticiparon las grandes conflagraciones. Se destaca que las confrontaciones potenciales con Rusia y China no tienen por ahora alcance interimperial y que resulta aventurado delinear la forma que podrían asumir en el futuro. ¿Pero cuál sería el efecto de una declinación norteamericana sobre la estructura imperial? En el libro se pasa revista a los argumentos que destacan la regresión industrial, el endeudamiento externo y la crisis fiscal norteamericana. Pero también se explica en qué medida esa economía no debe ser evaluada con los mismos parámetros de cualquier otro país. La perspectiva nacional comparativa ha perdido utilidad para ese estudio. Como el centro del problema se localiza igualmente en el plano político militar es vital evitar la presentación de Estados Unidos como un guerrero solitario, que pierde batallas o resigna poder. Cualquier subestimación del gendarme impedirá derrotarlo. Una controversia más compleja gira en torno a los eventuales sustitutos del poder norteamericano. El texto analiza la ineptitud de las viejas potencias coloniales para comandar la dominación contemporánea y recuerda los fallidos pronósticos sobre una dirección asiática comandada por Japón. También destaca que las nuevas situaciones de multipolaridad no eliminan la necesidad de un ordenador del capitalismo global. Pero el trasfondo de estos problemas es una controversia teórica sobre la dinámica histórica. ¿Brindan el auge y la declinación de las potencias una pauta adecuada para indagar la evolución social? ¿Son comparables los imperios que antecedieron y sucedieron al surgimiento del capitalismo? El texto estudia aquí las diferencias que separan a la coerción extraeconómica, la conquista de territorios y Nº 19, Febrero de 2012 · Bogotá, Colombia
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el establecimiento de colonias de los mecanismos de la competencia por beneficios surgidos de la explotación. Estas reflexiones conducen en la parte final a otros análisis del imperio, en la acepción afín al globalismo convencional que se popularizó en los últimos años. Este enfoque postula la existencia de cierta nivelación del capitalismo mundial, que contrasta con las evidencias de fractura nacional y regional. También subraya la presencia de un grado de movilidad del capital y del trabajo que no se han corroborado. Pero lo más polémico son las observaciones sobre la configuración general del sistema. ¿Se han transnacionalizado las clases dominantes? ¿Sustituyen los organismos supranacionales a los estados existentes? La misma relevancia presenta el debate sobre el uso del concepto hegemonía como sustituto de la noción imperialismo. Este remplazo inspira el contraste postulado por algunos historiadores entre modelos de militaristas de Occidente y esquemas mercantiles de Oriente. El libro evalúa ese contrapunto, analizando si la acción armada en gran escala fue un defecto exclusivo de Europa y si China acumula atributos no beligerantes. También considera una contraposición complementaria entre capitalismos regresivos y economías de mercado equitativas. En el capítulo final se presentan conclusiones sobre el imperialismo contemporáneo en función de sus peculiaridades en tres áreas claves: la ideología en boga, el perfil de los Estados y la reconfiguración de las clases dominantes. En libro está subdivido en cinco partes diferenciadas. En los primeros cuatro capítulos exponemos nuestra caracterización del imperialismo contemporáneo. Destacamos sus rasgos militares, geopolíticos y económicos, subrayando las diferencias con el precedente clásico. En los apartados cinco y seis ilustramos cómo se manifiestan estos cambios en las relaciones entre las grandes potencias y en la intervención imperial en la periferia. En el capítulo octavo revisamos las interpretaciones más corrientes y en las secciones siguientes discutimos otras interpretaciones del fenómeno. En el capítulo final planteamos conclusiones y nuevas líneas investigación. Al cabo de varios años de exclusivo interés por el neoliberalismo, el análisis del imperialismo ocupa nuevamente el primer plano de la agenda intelectual y militante. El libro propone un camino de reflexiones para esclarecer el tema. Su lectura permitirá saber si abre un sendero de respuestas satisfactorias.
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Si bien, los acuerdos de hace 20 años acabaron con la guerra civil, no lo hicieron con la violencia ni con la pobreza. Luego de dos gobiernos de derecha, los salvadoreños han puesto la esperanza de cambio en el actual presidente, representante del FMLN. Fotografía: Donna De Cesare
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Reseña
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Una novela gótica
RicaRdo Sánchez ángel Doctor en Historia Profesor Universidad Nacional
Triviño Anzola, Consuelo (2009). Una isla en la Luna. Cieza, Murcia, Alfaqueque Ediciones, 217 pp. _56
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n esta novela lunar se retrata un microcosmos de la sociedad en la Colombia de los sesenta y setenta; las casas de la luna las recorren los jóvenes y adultos en sus experiencias para la vida, en sus búsquedas e ilusiones. La constitución de tipos humanos, hombres y mujeres, resulta convincente, como sumatoria compleja de caracteres, situaciones de clase, tipos sicológicos, ambientes sociales y calles y parques que se caminan en la Bogotá de la época. Vamos a reconocer a Sergio León Gómez, el intelectual y escritor parásito, hijo de hacendados del Valle del Cauca, en sus poses, fragmentos literarios y evocaciones sobre sus frustraciones como escritor, en que la novela de su propia vida es la que la autora nos cuenta. Pero, lo vamos a reconocer como un representante en la imaginación literaria del verosímil escritor que simulaba cultura, cosmopolitismo y originalidad. Acogido por los periódicos y los círculos sociales y de crítica, presididos por Karl Blume, el alemán que ejerce el pontificado de la crítica y de la enseñanza universitaria. Época de aspiraciones revolucionarias, de rebeldías de género, de búsqueda de la libertad en la juventud. Aura, otro personaje que vive su novela, nos recuerda las muchachas en flor, ávidas de aprender, amando en las vidas peligrosas de los traficantes, de los estafadores profesorales como Napo el antropólogo, de los hippies gringos, de los escenarios de la sociedad consumista y criminal. De las jóvenes manipuladoras como Tere, la hija de papi y mami. La Bogotá en transición hacia la urbe de masas, con sus asomos y remedos de modernidad, con una modernización empujada como copia metropolitana, propicia la destrucción de valores tradicionales al ritmo de una nueva economía. Años de furor desatado por la marihuana, la cocaína, el LSD y el alcoholismo. Las rumbas permanentes donde muchachos y muchachas caen en las redes de los malandrines y vividores. Los viajes de heroína y LSD de los cuales no hubo retorno, en que la Mona Linda es un ejemplo. Es la historia de vida que Ana cuenta en la novela, en su crónica periodística para la revista AL DÍA sobre Mary Louise Sheppard. Entre las varias historias de vida, biografías paralelas que alimentan el corpus de la obra, hay otra igualmente trágica, la de Aura, quien no volverá después de ser violada en un parque. Personajes noctámbulos que viven la calle como casa y espacio libre para acompañar sus soledades, buscando los vicios y las fantasías que la noche propicia. En esta novela lunar, la casona de la sesenta y dos donde vive León Gómez es el lugar del vampiro, dándole a la novela la alegoría gótica, que impulsa los desplazamientos. Nº 19, Febrero de 2012 · Bogotá, Colombia
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Porque, ¿quién es Sergio León Gómez sino un drácula del trópico, en su castillo herrumbroso de la calle sesenta y dos, oficiando sus orgías sadomasoquistas, de droga y alcohol? Una Isla en la Luna es también una novela familiar. De Aura y, sobretodo, de León Gómez. Ausencia del padre y crisis de los valores que sustentan la función familiar. La saga del escritor –bueno, 37 años ya es adulto– comienza en las haciendas esclavistas del Valle del Cauca, en que el padre ejerce como déspota sobre la honra de las esclavas bellas, preñándolas como lo hacían y lo hacen sus familiares. La hija será la amante del hijo terrateniente, y así sucesivamente. Consuelo Triviño asume la historia de los vencidos en la voz de Mara, la descendiente negra quien recupera la tradición oral: Mara ocultaba celosamente su herencia y no la hubiera compartido de no haberla convencido de que mi intención era preservarla en la memoria, ser el guardián de su legado y ofrecérselo a otros, para que no despareciera con ella, en caso de que falleciera antes que yo. Sus recuerdos viajaban hasta la noche oscura, de allí venían ecos de amargas leyendas, quejas del alma, latigazos que aún la atormentaban en sus pesadillas y tierras de ensueño. La madre le describía esos paisajes mientras la arrullaba en su regazo: amplias llanuras, fuentes cristalinas, sonido de tambores, hondos quejidos, leche y miel. Esos sonidos que reproducía en sus cantos, esos olores y esos sabores que trasladaba a sus recetas, eran imagen de la felicidad. Mara soñaba a menudo que se encontraba en un lugar donde no había crecido y de donde venían la esperanza y la nostalgia. De su abuela Mandala heredó esa añoranza de la tierra perdida. Varias generaciones de mujeres alimentarían ese sueño para sanar sus heridas. En las noches, al acabar las faenas de la casa, repetían la historia de Digya raptada por un blanco de ojos azules y barbas de mazorca. (pp. 155-156). Y con esta voz también recupera las gestas del cimarronismo, del palenque, de las resistencias expresadas en la superioridad de las costumbres de la cocina, la musa, el erotismo, la música, el cuerpo y el baile. Pero también en la rebeldía que renace en las huelgas de los trabajadores azucareros y que se repiten con osadía y dignidad. Recuerdos que se transmiten de generación en generación; fusión entre leyenda e historia aparecen en la novela ante la presencia decisiva de Mara en la casona _58
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de la calle sesenta y dos como criada y amante de Sergio León Gómez, donde éste, como su padre, se convierte en esclavo de su sierva, en esa dialéctica de amar, dominar y ser dominado para que opere el reconocimiento. Mara como hechicera, con sus embrujos, brebajes, hierbas y conocimiento de la suerte, se instala en un mundo donde prima el alcoholismo, la droga y la literatura. Mara como sacerdotisa que inicia a Aura en lesbos y ejerce su libertad rebelde. Una maraña de relaciones complejizan la narración, desplazan la historia a un ciclo largo y muestran las culturas que son marginadas con una potencia apabullante. En esta novela todas y todos pierden, la única ganadora es Mara y, con ella, sus gentes y sus deseos. El arquitecto con esposa e hija y éxito profesional, quien ejerce de narrador de estas historias de vida, se debate en la impotencia ante un amor furtivo y amistoso pero imposible con Aura. Es un personaje que destila paternalismo y morbo, un actor patético de su propia mediocridad. Novela de tono moral, de crítica social, ironía, de educación sentimental, con lenguaje artístico que le da su expresión formal correspondiente, que reitera las cualidades de artista literaria de Consuelo Triviño.
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El FMLN se constituyó en partido político legal a partir de la firma de los Acuerdos de Paz en 1992. Mauricio Funes, último candidato a presidencia de este partido, es hoy gobernante de El Salvador. Imagen tomada de: http://www. fmln.org.sv/
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Pedidos presidenciales Jairo Estrada ÁlvarEz
E
n estas últimas semanas ha salido a flote, y con mucha fuerza, uno de los aspectos centrales de la situación colombiana: ¿cómo enfrentar la cuestión de la guerra y una posible (y necesaria) solución política? Y de manera concomitante, ¿cuál es el papel que puede (y debe) ejercer la sociedad? Se han escuchado incluso pedidos presidenciales al respecto. La respuesta a esas preguntas está atravesada por la misma dinámica de la guerra. Y habría que decirlo con franqueza: la extensión de la lógica militar al ejercicio de la política y, en un sentido más amplio, la extensión de la estrategia militar a la vida social, incluida la llamada guerra sicológica, han conducido a que quienes manifiestan la urgencia de una solución política y la necesidad de explorar caminos en ese sentido sean catalogados como amigos agazapados de la insurgencia y simples fichas de su persistente accionar. A ello se agrega el hecho que abunda la retórica de los voceadores de la guerra; asimismo es recurrente y prolífica la pluma de los guerreros de escritorio. La idea que se busca imponer socialmente es aquella que ronda el país desde hace más de cinco décadas: la solución militar. Y ahí parecen están fincadas las esperanzas del actual gobierno. Propiciar un quiebre definitivo en el balance militar mediante la baja de la máxima dirección insurgente para llevarla a su rendición y desmovilización. En cierta forma, se trataría de recorrer caminos similares a los transitados en su momento con el M-19 y el EPL al finalizar la década de 1980. Lo que resulta contradictorio en este enfoque es que al tiempo que se proyecta la idea de una guerrilla debilitada, ad portas del “fin del fin”, esa misma guerrilla es presentada como un poderoso enemigo, con una capacidad de control social, económico y político, de alcance trasnacional, sin precedentes. Un mero análisis lógico formal llevaría a la conclusión de que el gobierno está atrapado en su propio entendimiento de la guerra y, sobre todo, de su contendor: está herido de muerte, pero tiene muchas vidas. Supersticiosos dirían: es como si estuviera rezao. La que ocurre en realidad es que el conflicto colombiano no puede ser comprendido exclusivamente como el de dos fuerzas militares en contienda. Y por tanto su solución tampoco puede ser concebida como un asunto entre dos contradictores armados. Pese a todos los esfuerzos que se quieran hacer en sentido contrario, sean éstos politológicos, de violentólogos o de productores de opinión pagados, la naturaleza histórica y social del conflicto armado es incontrovertible. La historia misma se ha encargado de reafirmarlo en forma reiterada. El sur del _60
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DATOS IMÁGENES Las imágenes presentados en este número fueron tomados de las fuentes indicadas en cada pie de imagen.
Tolima, Villarica y sus alrededores, así como otros lugares y momentos históricos, tienen que ser revisitados para entender el porqué de las caracterizaciones que hablan de un conflicto social y armado. Y es precisamente esa naturaleza del conflicto la que conduce a que cualquier solución que se pretenda para él sea esencialmente social, tanto en términos de las acciones tendientes a la superación de lo que lo genera, como en lo referente a quienes han de intervenir en ese propósito. Por tanto, la búsqueda de una solución política no es cuestión exclusiva del gobierno y de la insurgencia armada. Contrario a los pedidos presidenciales, hoy más que nunca existe la obligación ética y política de presentar iniciativas de paz, de crear grupos de estudio, grupos de trabajo y de hacer propuestas públicas, tendientes a avanzar en forma definitiva hacia una solución política del conflicto social y armado. Se trata de hacer realidad el mandato constitucional de que la paz es un derecho de todos.
*En portada: Montaje fotográfico Portada “EL Salvador” de Adam Kufeld. e imagen de http://www. destinyschildren.org *En Bandera y contenido: Cordidanora Revolucionaria. Guerra sin tregua. El Salvador arde. Jean-Louis Clariond.2ª Edicion aumentada. Edicion Omega. * En esta página: Las condiciones de probreza obligan a muchos salvadoreños -aprox. el 25% de la población- a migrar a Estados Unidos. Imagen tomada de: http://llibi-merlin. blogspot.com/2011_02_10_archive.html
Todos los números de la publicación se pueden consultar en www.espaciocritico.com
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