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La matriz productiva es lo que el país produce; puede ser maíz, caña de azúcar, papa, arroz, petróleo… En algunos países se produce más maíz, en otros más petróleo, en otros computadoras y en otros más carros
“UNA ECONOMÍA DIVERSIFICADA ES UNA ECONOMÍA SANA” Tomando de nuevo el texto del folleto de la Senplades, encontramos la explicación de que el actual modelo de generación de riqueza se debe cambiar “por un modelo democrático, incluyente y fundamentado en el conocimiento y las capacidades de las y los ecuatorianos”. La revolución educativa que permitará el desarrollo de la tecnología y la innovación está a cargo del Ministerio Coordinador de Conocimiento y Talento Humano, Guillaume Long, quien nos explica cómo avanza ese rubro de la transformación integral que propone el gobierno. La Otra: La Senplades sostiene que la transformación de la matriz productiva se logrará a través del conocimiento y el talento humano, ¿cuál es la relación? Guillaume Long: Poniéndolo de manera simple: si produces y exportas banano e importas software, computadoras, patentes o medicinas, sales perdiendo. Ojo, nadie está diciendo que debemos dejar de producir banano, sino que es importante que podamos tener una economía diversificada, que no dependa de una sola cosa, que no esté sujeta a los vaivenes del precio de los productos,
etc. Depender exclusivamente de una economía primaria nos hace vulnerables, en cambio, una economía diversa es una economía sana. Ahora, para producir computadoras, software, patentes, medicamentos, biotecnología, que son cosas de gran valor agregado, necesitas gente, talento humano formado, capacitado, que produzca ciencia, tecnología, innovación. Por eso, juega un rol tan importante la revolución educativa. L.O.: Los tres pilares de la reforma educativa son democratización, calidad y pertinencia. El tercero parece ser el más ligado al cambio de la matriz productiva, ¿por qué? G.L.: En la educación superior, lo que hicimos, además de las políticas de democratización y de calidad, es crear vectores de pertinencia, es decir, dar incentivos para que las universidades ofrezcan ciertas carreras. Son entidades autónomas, no las podemos obligar a ofertar tal o cual carrera y tampoco prohibir que lo hagan, pero a través de los incentivos invertimos en laboratorios que nos interesan, damos becas en ciertas áreas y no en otras, aunque eso a veces todavía genera cierta resistencia.
LO QUE DEBE SER:
Exportamos productos elaborados por manos ecuatorianas
Industrias, tecnología
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Plazas de empleo (Más participación del talento humano)
Más y mejor producción
L.O.: ¿Cuál es el escenario ideal de la educación y en cuánto tiempo se puede llegar a él? G.L.: El escenario ideal es tener una educación de calidad que no solo forme profesionales de excelencia, sino que, además, contribuya a formar una ciudadanía crítica. La educación es todo, desde reducir la cantidad de basura en las calles hasta mejorar el debate democrático, y eso va a mejorar el escenario político. Y claro, si tienes mejores ingenieros tienes también puentes mejor construidos y científicos diversificando tu matriz productiva. No hay nada más integral que la política educativa. L.O.: ¿Cuánto se ha invertido en educación para alcanzar los objetivos trazados en este campo? G.L.: La voluntad política de este gobierno en materia educativa es de admirar. Estamos invirtiendo muchísimo en educación, por ejemplo, en la creación de la educación inicial pública (para niños de tres a cinco años), que no existía. Así mismo, lo hacemos en educación básica y bachillerato. Para dar una idea, el Ministerio de Educación es el que más recursos tiene, cerca del 12 % del presupuesto
general del Estado. Hemos quintuplicado el presupuesto para educación superior, en el 2006 era de 350 millones de dólares y el año 2013 cerró con 1.650 millones. Eso es el 2 % de nuestro Producto Interno Bruto (PIB) en inversión para estudios universitarios, cuando el promedio de América Latina es del 0,8 %. Somos quizá el país del mundo que más recursos dedica a la educación superior, estamos por ahí empatados con Dinamarca, relativo por supuesto al tamaño de nuestra economía. En los países ricos, el promedio es el 1,7 del PIB, nosotros invertimos más que ellos. L.O.: Hay muchos escépticos sobre el cambio de la matriz productiva. Algunos aducen que para lograrlo habría que transformar primero la idiosincrasia del ecuatoriano, ¿cómo rebatir esa postura? G.L.: Creo que hemos vivido uno de los procesos políticos más interesantes del hemisferio de los últimos siglos, un proceso constituyente en el que todavía estamos inmersos, porque no es solamente Montecristi, es establecer un pacto social con nuevas reglas de juego. Ha sido extremadamente rico y hemos visto que el ecuatoriano es muy soñador. Al pueblo ecuatoriano no hay que meterlo en una casilla ni etiquetarlo, es un pueblo como cualquier otro que, en este caso histórico, ha demostrado ser bastante valiente, audaz y ambicioso. La gente sigue apoyando cambios revolucionarios profundos y eso da fe de un cierto idealismo colectivo. Los escépticos son aquellos que siguen argumentando que debemos seguir siendo “Banana Republic forever”. Si queremos insertarnos en el siglo XXI, debemos superar esa visión arcaica; los países que triunfan son los que se plantean metas ambiciosas y en el siglo XX varios ya lo hicieron. No son procesos que se dan de la noche a la mañana, pero, ciertamente, van a fracasar si la gente no tiene ese deseo de dejar de hacer lo mismo de siempre.
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El ministro Long subraya que la creación de las cuatro universidades emblemáticas: Yachay, Ikiam, Uartes y UNAE, obedece al plan de transformación de la matriz productiva 7