Realeza
20 años sin Diana
El 31 de este mes se cumple el vigésimo aniversario del prematuro fallecimiento de la Princesa de Gales. Pero no queremos recordar los tristes detalles de su vida, marcada por la infidelidad de su esposo, Carlos de Inglaterra, producto de la cual sufrió depresión y desórdenes alimenticios; ni tampoco los incidentes del fatal accidente automovilístico en París que se la llevó para siempre. Preferimos recordarla como lo que fue: una madre ejemplar para sus dos hijos, los príncipes Guillermo y Enrique; una mujer solidaria que se volcó a causas sociales, como las minas antipersonales y el combate del sida; y, por supuesto, como el ícono de moda que será eternamente.
Estilo único
Desde que se anunció su noviazgo con el príncipe Carlos, heredero al trono de Inglaterra (y 13 años mayor que ella), la aristócrata Diana Spencer vivió un auténtico acoso de los paparazzi que siguieron de cerca todos sus pasos. Producto de la exposición mediática constante a la que estaba sometida, y como parte de su imagen oficial como nuevo miembro de la realeza a raíz de su boda con Carlos en julio de 1981, la joven princesa renovó su guardarropa y encontró la esencia de su estilo, en el que primaron sobre todo la sobriedad y elegancia, pero también la sencillez cuando la ocasión lo ameritaba. Por eso no extrañaba verla en jeans y botas cuando salía con sus hijos Guillermo y Enrique. No obstante, fue la reina del glamur en grandes banquetes, visitas de Estado y compromisos oficiales con sus vestidos de gala o trajes sastre. Fue fanática de los sombreros, los polka dots, el color azul (usó muchos trajes en varias gamas de ese tono), y en eventos exclusivos también solía alternar dos tiaras: la de diamantes y perlas que le regaló su suegra, la reina Isabel, para su matrimonio; y la tiara Spencer, joya de su familia que usó el día de su boda. Desde su traje nupcial hasta el estilo más sencillo que adoptó en los últimos años de su vida, Diana de Gales marcó época y la senda de la moda que millones de mujeres alrededor del mundo siguieron casi como una religión.
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Una vida como pocas
“Lady Di” (como se conocía a Diana de Gales) se codeó con jefes de Estado, personalidades reconocidas y artistas famosos, entre ellos, Michael Jackson, la madre Teresa de Calcuta o John Travolta, con quien realizó una famosa rutina de baile en la Casa Blanca durante una visita oficial a los Estados Unidos. Sin embargo, esa no era su vida “verdadera”. Lo que llenaba sus días era el cuidado de sus hijos, los príncipes Guillermo –nacido en 1982– y Enrique –en 1984–; así como las causas sociales que le apasionaban, como fue originalmente la lucha contra el sida y, luego, las campañas para crear conciencia sobre la importancia de retirar las minas antipersonales en territorios de guerra. De hecho, fue uno de los primeros personajes públicos que se atrevió a abrazar y besar a enfermos de sida, cuando la enfermedad aún era vista como un tabú. Fue esta solidaridad sin límites lo que le ganó el sobrenombre de la “Princesa del Pueblo” en Inglaterra, y lo que hizo que su muerte el 31 de agosto de 2007 luego de un accidente automovilístico en un túnel de París dejara desconsolado al país y al mundo entero. 12 Valles
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