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Michel Marin

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Keith López N.

Keith López N.

Oaxaca, paisajes apantallantes, gastronomía única, habitantes acogedores, comunidades indígenas olvidadas y venta de mujeres. Este bello estado de la republica Mexicana nos ofrece y nos garantiza diversión, cuando los turistas visitan estas comunidades que se encuentran en condiciones de pobreza, observan el trabajo que hacen, solo enfocándose en lo externo, sin imaginar el trasfondo tan grande que las mujeres de estas comunidades tienen que vivir. Las comunidades abren sus puertas a los turistas para que estos conozcan su trabajo y lo que producen para poder subsistir, no obstante, no solo reciben dinero por los objetos que producen sino también por las mujeres de su núcleo familiar, ya que venderlas es una práctica bastante común para obtener dinero o comida.

“Es común que las chicas de 11 a 15 años se casen o sus padres las vendan por fauna que habita en la comunidad, parcelas o dinero. Sus padres tienen completo control de ellas y es mejor venderlas u obligarlas a casarse que el resto de la comunidad las tache de mujeres ‘quedadas’ o tengan que resignarse a casarse con un hombre viudo o que no trabaje” ese fue el testimonio que me dio una guía de turistas mientras conocía este Estado y me adentraba a conocer sus costumbres y tradiciones, a primera instancia no le tome mucha importancia, pero conforme pasaron los días no pude evitar sentir el privilegio y de la mano del privilegio la historicidad que marca a cada persona, el privilegio de poder conocer otro estado de la República de forma libre, el privilegio de elegir qué es lo que quiero hacer con mi vida, el privilegio de decidir si quiero casarme o si no quiero hacerlo, el privilegio de haber vivido mi adolescencia y parte de mi adultez de forma libre y sin que nadie me privara de mis derechos y libertad.

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El Instituto Nacional de las Mujeres denunció que, en comunidades pobres de Oaxaca, Chiapas, Campeche y Guerrero, principalmente, la población indígena, por sus costumbres, realiza la venta de mujeres hasta por dos cajas de refrescos y una de cerveza.

Según el diccionario panhispánico del español jurídico; una costumbre es una práctica asumida por la mayoría de los que están en un lugar o participan en determinada situación, lo cual me hace comprobar que no podemos seguir negando que muchas mujeres vivimos en el privilegio y que por sororidad debemos darle voz y dar a conocer estas aberrantes situaciones. Del mismo modo, debemos comenzar a visibilizar estas prácticas que hasta el día de hoy siguen formando parte de las costumbres y que deben dejar de denominarse así, la cultura machista debe dejar de nombrarlas “costumbres” y señalarlas como lo que son: venta de mujeres y niñas. Es increíble como a pesar del tiempo, la mujer sigue siendo vista como un objeto del cual los hombres pueden abusar, violentar y subyugar sobre su libertad.

En Oaxaca una investigación realizada por la Secretaría de Inmujeres contempla por lo menos 30 feminicidios por mujeres que no han querido adoptar estas costumbres. Por otro lado, Teresa Bautista Merino y Felícitas Martínez Pablo Navarrete Gutiérrez, Coordinador de Asuntos Jurídicos del Instituto Nacional de las Mujeres, señaló que los usos y costumbres no pueden ser usados como pretexto para perpetuar prácticas discriminatorias y violentas contra las niñas y mujeres indígenas, en donde los hombres creen tener el derecho de vender a sus propias hijas entre 12 y 20 años para casarse o para dedicarse al trabajo doméstico.

A veces juzgamos las practicas machistas con las que tenemos que vivir en nuestro día a día, enfatizamos los patrones de conductas machistas y patriarcales que como mujeres recibimos desde antes de ser concebidas, queremos desprendernos a toda costa de las ideologías que nos dejan en desventaja, a veces queremos dejar de correr rápido para ser vistas y no ser menospreciadas por no ser “exitosas como los hombres”, estamos hartas del acoso, estamos cansadas de los feminicidios y estamos todas aquí para ser una red de apoyo donde todas las mujeres se sientan seguras y sepan que, si tocan a una nos tocan a todas. Que sin pensarlo seremos la voz de las que no la tienen y pediremos justicia por todas las que nos han quitado, la sociedad muy pocas veces visibiliza todo lo antes mencionado, ahora enfoquémonos en las mujeres indígenas y como estas han sido denigradas desde siempre teniendo que someterse a las infancias perdidas, las adolescencias llenas de violencia intrafamiliar y el feminicidio; todo esto en conjunto es algo que tanto las mujeres como las niñas indígenas no deben vivir, tienen derecho a la libertad de su persona y de expresión. Nunca más tendrán la comodidad de nuestro silencio, Oaxaca no practica costumbres, Oaxaca VENDE mujeres como si estas fueran un objeto y las autoridades lo saben y lo permiten…

Estudiante de Ciencias de la Comunicación. “No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente”. IG: @_aloap__

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