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Ternura

Los sentimientos son materiales: la angustia pesa y asfixia, la alegría resuena, la tristeza lo oscurece todo, el odio quema, la añoranza es parecida a una brisa, etcétera. ¿Y la ternura? Es lo opuesto a la dureza del mundo: cuestión de consistencias y texturas, algo que el tacto sólo puede percibir con la condición de que no se apriete demasiado, pues se puede romper.

Basta pensar en brotes, en retoños, en los delicados huesecillos de la mano de un bebé, en cualquier cosa viva que vaya cobrando forma, para tener claro que la ternura también es siempre cuestión de comienzos. Y de recomienzos: inspiramos ternura cuando sentimos ternura. Y puede nunca acabarse.

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ASHLEY BERT

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