Vivencias con el “Cacique” Olmedo Luis Macedo Linares (Médico Traumatólogo)
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ablar en el Perú de un “cacique” puede significar para la mayoría referirnos probablemente al jefe de un poblado o tribu nativa; sin embargo, cuando decimos “Cacique Olmedo”, sobre todo quienes bordeamos los 60 años, rápidamente vendrá a nuestra memoria la imagen felina de uno de los más grandes deportistas de nuestra patria. Alejandro “Cacique” Olmedo es, sin duda, el mejor tenista sudamericano de todos los tiempos: cam-
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peón por equipos (representando a los EE.UU.) en la “Copa Davis” de 1958, campeón del “Abierto de Australia” en 1959 y campeón en Wimbledon 1959, considerada la “catedral del tenis”, donde tocó el cielo en el máximo torneo individual al vencer en forma contundente al famoso Rod Laver, número uno del tenis mundial en ese momento. Ese triunfo fue como si el Perú hubiese ganado el Mundial de Fútbol de Rusia 2018. ¿Se imaginan? Alejandro Olmedo Rodríguez nació en un humilde hogar arequipeño el 24 de marzo de 1936. Su padre Salvador era cuidador de canchas del “Club Internacional”,
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lo cual permitió que Alex frecuentara las pistas de tenis desde muy niño; primero como recogebolas, luego como boleador ocasional de socios y después como jugador invitado al primer torneo abierto, organizado por el Inter en 1950, al inagurar su nueva sede de Zemanat en el barrio de Yanahuara. Alex levantó el trofeo de campeón con apenas 14 años. Enterado de este hecho, el presidente de la Federación Peruana de Tenis, Jorge Harten, lo ayudó para mudarse a Lima y después a los EE.UU. en 1954, donde se dedicó al tenis y estudió en la Universidad Southern de California. Allá campeonó de los torneos interuniversitarios los años 1957 y 1958, por lo que