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CÓMO SER YOUTUBER Y TRIUNFAR EN EL INTENTO

Cómo transmitir de manera efectiva un mensaje breve, conciso y poderoso.

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POR CARLOS EDUARDO FONSECA / ACTOR, DIRECTOR Y REALIZADOR.

La plataforma de Instagram nos permite trasmitir una idea en la sección de historias en solo 15 segundos y en 60 en el feed. No es fácil atrapar a la audiencia y comunicar de manera sugestiva una idea en tan corto tiempo. No se trata solo de crear un contenido de valor, también hay que desarrollar el talento para cautivar a las personas que encuentran nuestros videos en la red. En este ejercicio de redacción la regla de oro “menos es más” se aplica perfectamente a esta situación.

Primero clasifiquemos los contenidos: Para la web, los podcasts y los videos en YouTube podemos subir aquellos que nos permiten desarrollar ideas complejas, a las que podemos dedicarles 15 minutos o más. En Instagram, TikTok, Kwai e inclusive en Facebook, compartimos contenidos cortos, de máximo de 60 segundos, ¿y por qué de esta manera? Porque los usuarios de estas aplicaciones buscan al principio distracción, solo cuando encuentran información que les interesa aceptarán llegar a un contenido más completo. Estas plataformas son las que nos sirven para llamar la atención, crear “enganche” como dicen los expertos y así conducimos a nuestro público a contenidos de mayor duración.

Pero surge la pregunta ¿cómo hacer para visibilizar mis videos de crecimiento personal en un mar de videos de jóvenes encuerados contra los que es difícil competir debido a la cultura del deseo? Es evidente que no lograremos mucho de forma orgánica. La respuesta es pagando. Pagar, semanal o mensualmente, para generar tráfico y visualizaciones logrará, en un punto, el posicionamiento de la marca.

En Instagram lo mejor es generar el pago desde Facebook y allí hacer la configuración de zona o territorio, las edades del público al que queremos llegar, la forma en la que esperamos que se distribuya nuestra inversión (ya sea en clics o en visualizaciones) y cuántos destinar para Facebook y cuántos para Instagram.

Recapitulemos: Tu contenido puede ser de calidad pero en el océano de YouTube o de los podcasts va a ser casi imposible ser visibles de forma orgánica, lo mejor es pagar para generar tráfico en las redes sociales. Estas plataformas de contenidos cortos y fáciles de digerir, nos hacen visibles para nuestro grupo objetivo y así es más fácil conducirlos a contenidos extensos a los que el público estará más dispuesto a prestar mayor atención.

Una estructura que podemos usar es crear un título corto, llamativo y acompañado de un enunciado sugestivo, por ejemplo:

Título: “Poca gente sabe esto”

Enunciado: “Prueba esta fórmula y en solo 10 minutos verás lo que sucede en tu piel”

Esta información la usamos en la imagen miniatura y en la descripción del video, así como en los 8 primeros segundos del audio, y lo llamaremos “detonante del video”. Aquí es donde tenemos la posibilidad de hacer que el contenido sea interesante para el usuario y que decida quedarse con nosotros los siguientes 52 segundos, donde expondremos lo que se llama “cuerpo del contenido”.

Una estructura que uso para componer este cuerpo son las preguntas habituales de una entrevista: ¿Qué?, ¿quién?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿por qué? y ¿para qué? El orden de los interrogantes varía según la forma en la que redactemos el texto.

Otro consejo es practicar, repetir y repetir lo que vamos a decir hasta ajustarnos a esos 15 segundos que nos dan para una historia, esto por dos razones, la primera es para desarrollar un buen ritmo y dicción, la segunda es porque repitiendo llegamos a decir nuestro texto de forma empoderada. A veces por más de que seamos los autores puede sonar como si lo dijéramos sin emoción, como si fuera leído; el usuario se engancha cuando se escucha fluido, fresco, espontáneo y natural.

En la medida en que seamos constantes en la publicación y promoción de nuestros contenidos, la audiencia crece y se fideliza, porque desea conocer más de nuestra experiencia o del producto que ofrecemos.

Espero que esta información sea de valor para ustedes. Pueden escribirme a infoelactorylacamara@gmail.com y en Instagram y Facebook El Actor y la Cámara.

LOS 10 MITOS MÁS COMUNES DE LA PSICOLOGÍA

La psicología se define como el estudio del comportamiento. Esta ciencia abarca todos los aspectos de la experiencia humana, desde las funciones cerebrales, pasando por el desarrollo infantil, la relación con el entorno y con los demás individuos, hasta el desarrollo de la vejez.

POR NATALIA ROSALEM GUZMÁN Psicóloga / Fundación Universitaria Konrad Lorenz

Pese a ser una ciencia con siglos de estudios, cuando se recomienda a alguien enfrentar determinada situación con ayuda psicológica profesional, es común escuchar frases del argot popular como: “No necesito ir al psicólogo porque no estoy loco”, “los psicólogos son charlatanes” y “¿para qué decirle a un psicólogo si puedo contarle a mis amigos?”.

Por eso hoy vamos a desmentir y aclarar algunos mitos que hay alrededor de la psicología, para que más personas normalicen el hecho de acudir a terapia. 1. “Si voy al psicólogo estoy loco”: Se suele generalizar a las personas que acuden a terapia o que requieren ayuda profesional, asumiendo que tienen situaciones de salud mental o que “están mal de la cabeza”. Esto puede llegar a ser una opinión sesgada y estigmatizada. Si bien una persona que va al psicólogo puede no estar pasando por un buen momento en su vida, esto no implica necesariamente que tenga una enfermedad mental. La función del profesional de la salud mental es brindar herramientas para la resolución de conflictos, trabajar la autoestima, la autoconfianza y el autoconocimiento.

2. “Los psicólogos dan consejos”: Un psicólogo no es un amigo, por ende no da consejos a sus pacientes. Lo que hace, de hecho, es brindar herramientas útiles que le permitan a la persona enfrentar por sí misma las situaciones adversas, esto se logra por medio de técnicas basadas en investigación científica que se adecúan a los valores, las características, los objetivos y las circunstancias de cada persona. 3. “Los psicólogos adivinan lo que estamos pensando”: Si bien esta afirmación puede ser usada en tono jocoso, es importante aclarar cuál es el proceso que realiza el especialista para obtener información de sus pacientes. Los profesionales clínicos deben llevar a cabo una evaluación conductual para luego realizar una formulación del caso y posteriormente una intervención efectiva. Es oportuno destacar que el proceso de evaluación está centrado en la búsqueda de particularidades de la persona y su entorno, esto se logra a través de métodos como la entrevista estructurada y semiestructurada, el test psicométrico, la observación directa y el registro de la conducta. Para una persona que no está relacionada con el tema puede parecer un suceso mágico, pero es el resultado de la aplicación de estas técnicas que para el psicólogo son de uso cotidiano. 4. “Si no tengo problemas no debo ir al psicólogo”: Esta afirmación es completamente falsa. Si bien ir al psicólogo nos ayuda a comprender de mejor manera las adversidades que se presentan a lo largo de la vida, también puede ser visto como una forma útil de potenciar las habilidades que ya se tienen y se quieren mejorar. Por ejemplo, impulsar destrezas comunicativas y adquirir más herramientas para resolver conflictos. 5. “Mi familiar/amigo que es psicólogo puede atenderme”: Por razones éticas un profesional de esta área no puede tratar ni a familiares ni a amigos. La principal razón

es que debido al lazo que existe, probablemente influya de forma negativa en la efectividad de la terapia, porque genera un preconcepto que puede llegar a anular la objetividad, la confidencialidad y el rol que cada una de las partes debería tener en un ambiente profesional. 6. “Los psicólogos medican”: Si bien al estudiar el comportamiento humano se adquieren amplios conocimientos sobre el funcionamiento cerebral, la formación de un psicólogo no es médica, por ende no sería ético realizar formulación de medicamentos. Por este motivo los psicólogos y los psiquiatras trabajan de manera interdisciplinaria, el primero identifica los signos y los síntomas, plantea determinada intervención terapéutica, y el segundo receta los fármacos necesarios. 7. “La terapia dura toda la vida”: La idea de una terapia durante años es otra falsa idea que nos han mostrado en las películas. La terapia tiene un ciclo, de lo contrario puede volverse una situación dependiente entre el paciente y el psicólogo. Existen procesos terapéuticos bastante exitosos con duración entre 10 hasta 15 sesiones. Sin embargo, hay situaciones más complejas que requieren más tiempo e implican retomar la terapia en caso de recaída. 8. “Yo soy así y nadie me va a cambiar”: Ir al psicólogo es una decisión personal que debe estar acompañada por la determinación para cambiar. Este interés debe ir acompañado por la motivación para modificar el comportamiento propio y por la responsabilidad con el proceso terapéutico. Con un buen acompañamiento por parte del terapeuta se lograrán óptimos resultados. 9. “Los psicólogos no pueden tener problemas emocionales”: Es bastante común que se crea que al tener conocimiento sobre la salud mental no se tienen problemas personales o que pueden ser tratados por uno mismo, no obstante, los psicólogos también acuden al psicólogo. Nosotros también somos personas con dificultades comunes, en ocasiones no sabemos cómo resolverlas, así que las podemos asimilar de mejor forma sin contamos con acompañamiento profesional. 10. “Todos los psicólogos son psicoanalistas”: Se tiene la falsa creencia de que la única corriente psicológica que existe es el psicoanálisis, de hecho, se la relaciona inmediatamente con el neurólogo Sigmund Freud, fundador del psicoanálisis. No obstante, la psicología es una ciencia muy amplia, en la que también se destacan otras corrientes como el conductismo, el cognitivismo, el humanismo, el estructuralismo y el Gestalt.

nrosagl77@gmail.com

FOTO GERD ALTMAN / PIXABAY

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