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CÓMO SUPERAR LOS MOMENTOS DIFÍCILES
Cuando enfrentamos una pérdida (salud, trabajo, finanzas, relaciones…) nos dejamos llevar por la angustia y la desesperanza. ¿Qué hacer para no perder la paz y el gozo mientras salimos adelante en la prueba?
POR PASTOR RICK WARREN / FOTO STEFAN KELLER/PIXABAY
2Corintios 1:3-11. “Alabado sea el Señor y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren…”.
La esperanza está basada en lo que necesitamos saber en la vida, porque lo que sabemos es lo que nos ayuda a superar los tiempos difíciles, y logramos salir adelante cuando tenemos la certeza de tres grandes verdades que nunca cambian, son inmutables. Son verdades que nos ayudan en nuestra aflicción:
1. La vida no tiene sentido la mayor parte del tiempo, pero podemos tener paz porque sabemos que Dios está con nosotros y que nos ama. No sabemos por qué pasan las cosas y nos preguntamos ¿por qué a mí? No tendremos respuesta. Pasamos por etapas durante esa pérdida. a. Conmoción. Un estado, una reacción muy humana. b. Tristeza, pena, aflicción. Dios gime con nosotros.
c. La lucha, cuando comenzamos a preguntarnos ¿por qué perdí mi trabajo, por qué mi esposo mi abandonó, por qué tengo cáncer…? d. La rendición. No tendré todas las respuestas, pero confío en Dios y lo dejo ir, lo rindo a Él. e. Santificación. Dios convierte lo malo en bueno, Él trae mi vida a la transformación, el Señor hace cambios en mí para mejorar, Él comienza a construir carácter en mi vida. f. Servicio. Dios toma ese gran dolor como el mensaje de mi vida, Dios saca un bien de un mal. Qué mejor que alguien que ha pasado por ese problema para ayudar a otro que está atravesando por la misma situación. Dios no quiere que desperdicies tu dolor, Él nunca desperdicia una herida. Ese dolor se convierte en la misión de tu vida.
Dios no nos deja atravesar estas etapas solos. Hay muchas promesas en este sentido en la Biblia. Isaías 43:2. “Cuando pases por aguas profundas yo estaré contigo. Cuando pases por ríos de dificultad no te ahogarás; cuando pases por el fuego de la opresión no te quemarás, las llamas no te consumirán”. Puede devastarte, pero no te consumirá.
Las explicaciones nunca consuelan, deja de buscar una razón, necesitamos a Dios en nuestra vida. Él ha prometido que nunca nos abandonará. Hebreos 3:5. “Nunca te dejaré, jamás te abandonaré”. Dios no miente. ¿Dónde estaba Dios cuando todo esto ocurrió? No tendremos respuesta, pero Él no nos olvida. Isaías 49. 15:16. “¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, yo nunca te olvidaré. Grabado te llevo en las palmas de mis manos”.
Para saber cuánto Dios nos ama, sólo debemos mirar a Jesús muriendo por nosotros en una cruz, con clavos en sus manos y en sus pies. Podemos tener paz porque sabemos que Dios está con nosotros en los momentos más difíciles. Él guarda un récord de las lágrimas que hemos derramado. No es un padre distante, está presente, está ahí a tu lado.
2. Todo en la tierra está caído, pero podemos tener gozo porque sabemos que Dios es bueno y que Él tiene un plan mayor. Nada en nosotros trabaja a la perfección, pero Dios es perfecto. Isaías 24.5-19. “La tierra sufre por los pecados de sus habitantes, porque han torcido las instrucciones de Dios, han violado sus leyes y quebrantado su pacto eterno. La tierra se ha hecho pedazos, se ha derrumbado por completo, se sacude con violencia”. Dios es bueno todo el tiempo. Romanos 8:28. “Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, a los cuales Él ha llamado de acuerdo con su propósito”. Muchas personas esperan el cielo en la tierra. En el cielo todo es perfecto porque se hace la voluntad de Dios. En la tierra no hacemos la voluntad de Dios. Por eso Él nos pidió que oráramos: Padre nuestro que estás en el cielo, haz tu voluntad en la tierra como en el cielo.
En los momentos difíciles podemos escoger el gozo. Romanos 5:3-5. “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”. Podemos tener gozo en los momentos más difíciles y angustiosos.
3. La vida es una batalla, pero podemos tener esperanza porque sabemos que hay más en la historia. ¿Qué hacer cuando la esperanza no luce de la forma en que esperas? Podemos culpar a Dios o podemos culparnos a nosotros mismos por no haber tenido suficiente fe para superar la crisis. 2 Corintios 4-8.9. “Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos”. En el proceso debemos ir construyendo esperanza con versículos que nos dan la confianza de que Dios está en control, escuchando canciones que nos llenan de esperanza. Ni por un momento Él nos ha olvidado, ni por un momento Él nos ha abandonado. Eso es la esperanza y nos aferramos a ella. Vivimos valientemente mientras esperamos ver lo que Dios hace. Debemos pedirle a Dios que nos ayude a seguir construyendo esperanza. Vivimos con esperanza en medio del dolor. “En el mundo tendrán aflicción”. No todo termina aquí, nos enfocamos en la eternidad. La tensión disminuye cuando sabemos cuál es el final. 2 Corintios 4:18. “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”.
Estamos en una batalla contra la desesperanza. El mayor problema de este mundo no es la pobreza, las enfermedades o el analfabetismo, el mayor problema es la desesperanza. ¿Qué hacer en el peor día de tu vida? Apocalipsis 21:4. “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”. Esa es nuestra esperanza.
Vivimos en paz aun cuando la vida no tiene sentido porque sabemos que Dios está con nosotros y que Él nos ama.
Vivimos con gozo porque, aunque en el planeta todo esté caído, sabemos que Dios es bueno y que Él tiene un plan para solucionar lo que atravesamos.
Vivimos con esperanza porque sabemos que aún hay más en nuestra historia.
fernandojaramillo.art