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Eduardo Navarro
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EDUARDO NAVARRO
REDES SOCIALES: Instagram: @eduardonavarroq Aquí comparte sus últimas obras, algo de su proceso creativo y vida cotidiana en el estudio.
Página web: Eduardonavarroq. com
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Conversamos con el artista panameño Eduardo Navarro, previo a su exposición “The Free Spirits of Wild Horses” (“El Espíritu Libre de Los Caballos Salvajes”) en Doha, Catar, en el Fire Station Gallery, que se inaugura el 17 de mayo.
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ESPÍRITUS DE FUEGO:
LA OBRA DE EDUARDO NAVARRO
El Dr. Orlando Hernández Ying escribió la pieza “Espíritus de Fuego: La Obra de Eduardo Navarro”, en el marco de la exhibición en Catar.
“Navarro se destaca entre los maestros panameños por ser un paladín del expresionismo en la plástica contemporánea del transmilenio.
Su obra se impone a través de su rebelde impacto visual y sus bien logradas metáforas que explicaré más adelante.
Para familiarizar al lector, el expresionismo, por lo general, busca apelar al aspecto emocional del espectador mediante el uso alterado del color y las texturas, casi siempre de manera abstracta. Nuestro artista se ancla un poco más en las formas del mundo real, no sin dotar a sus sujetos de un aire sobrenatural y, en ocasiones, espectral.
La obra nos llama la atención poderosamente por el sujeto que presenta. Lo hace de manera atrevida con las mismas figuras encarnizadas que simultáneamente nos atraen y nos ahuyentan, lo que nos recuerda la sombría y alucinante obra de Francis Bacon (1909-1992). Es imposible no tener una reacción emotiva frente a la obra.
Luego de hacerse merecedor en 1994 del premio del XXII Salón Internacional de Agosto del Centro Cultural Fundación Gilberto Alzate Avendaño en Bogotá, uno de los más prestigiosos de Colombia, su trayectoria ha ido in crescendo. A lo largo de su carrera, en mayor o menor grado, las obras de Navarro parecen a primera vista favorecer los temas macabros y la agonía de las almas aisladas. Sobre sus fondos oscuros sobresalen figuras como sus
“ángeles de fuego” o sus desgarradores torsos boquiabiertos con brazos extendidos o alargados que nos dejan entrever sus viscerales y angustiosos interiores (1996).
Podemos admirar su obra en varios niveles. A nivel local, la obra de los 90 hace eco en un lenguaje expresionista contemporáneo de las demoníacas figuras de las danzas de diablicos limpios y sucios, populares en la campiña, principalmente en La Villa de Los Santos, que representan la batalla cósmica entre el bien y el mal. De hecho, las fauces abiertas, las alas del murciélago y el patrón de las rayas rojas y negras que prevalecen en su obra evocan de manera sutil el atuendo de los danzantes como en el cuadro La Reina de Carnaval (1997). El mensaje del artista es mucho más profundo y no establece, sin embargo, relación alguna con una representación costumbrista de estas manifestaciones folclóricas.
Si vemos la obra en el contexto latinoamericano, el clamor de los sujetos—cuya presentación fue en su momento acompañada por poemas del artista que corroboran nuestra lectura—son gritos de protesta de aquellos individuos rechazados por la sociedad, vícti- mas de la iniquidad de la misma comunidad a la que pertenecen. Son también nuestros propios gritos interiores, de esos que solo somos testigos nosotros mismos, como en la obra maestra del expresionismo de Edvard Munch (1863-1944).
Este bramido en el silencio inmortal del canvas asocia la obra de Navarro con la crudeza y monumentalidad de las figuras de los grandes pintores modernistas latinoamericanos, convirtiéndose él en nuestra versión istmeña de estos grandes maestros.
A nivel universal, este aullido es la voz al unísono de todos los que sufren por guerras, miseria y discriminación. Estas imágenes se apoyan audazmente—y he aquí donde radica la genialidad del pintor—en la manera feroz en la que aplicó los pigmentos sobre la superficie. En estos trazos el artista nos entrega su propia alma.
Es este punto en donde Navarro logra un nivel artístico sumamente sofisticado balanceando el contenido con la forma, logrando que la segunda apoye emocionalmente la idea de la primera, robándole el protagonismo, pero sin hacerlo demasiado obvio. Obras de esta talla, como La Sala de Espera, lo hicieron merecedor de la Medalla de Bronce en la Trienal de Osaka en 1996.
En el presente, Navarro es más conocido quizás por sus desbocados corceles llenos de energía; un tema que viene explorando desde hace 22 años. El artista también innova en estas entregas mediante el uso de telas estampadas que agregan otra capa de textura a sus explosivos y viriles caballos cimarrones. Una vez más, el artista hace gala de su balance descontrolado entre fondo y forma.
Pero el caballo es un pretexto para explorar la energía expresionista de Eduardo Navarro. ¿Cuál otro animal puede representar la libertad y la rebeldía de las salpicaduras del pincel de nuestro artista que un caballo galopando? ¿Qué otra forma de vida puede contraponerse al peso dramático de sus figuras humanas que un caballo en libertad?
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Creo que nos encontramos frente a uno de los más ingeniosos pintores panameños vivos. Al insertar la obra de Navarro en el discurso universal del arte, visualizo los caballos del artista como las pinturas rupestres del siglo
XXI, porque a través de su representación tanto los cavernícolas de hace 15 mil años como Navarro en el presente exploran mediante los rasgos poderosos, la belleza indómita de la libertad en la forma de un corcel”.
Esp Ritu Libre
Al consultarle al maestro Navarro ¿por qué el caballo?, confiesa que lo montó desde que tenía tres años. “Me atrae mucho el animal”. Inicialmente, le hicieron un pedido de un caballo y no los pintaba, pero empezó a empaparse en libros de la anatomía del caballo, los huesos, la osamenta, el movimiento y músculos.
“Cuando empecé a pintar caballos, me di cuenta de que no podía parar, en realidad les tengo un gran respeto a los equinos, no solo porque es un animal que ha contribuido al desarrollo de la civilización humana desde sus inicios, por ejemplo, los chinos, romanos, griegos, los mongoles, los árabes y después vinieron a América”.
Además, el pintor sostiene que el caballo siempre ha estado presente de una manera importante en el desarrollo humano. En todas las áreas; en el transporte, guerras, conquistas y trabajo pesado. “Para mí, es un animal muy noble, muy fuerte, precioso. Yo los admiro mucho y lo que pinto no es el animal per se, sino el espíritu libre de los caballos salvajes”.
T Cnica
La corriente artística de Eduardo Navarro es el neoexpresionismo con action painting, acrílicos sobre tela de tapiz y crayones de óleos, también escultura en bronces y metales diversos. Últimamente está trabajando con fuego, “alterando la composición química y molecular de muchos materiales al mezclarlos en una amalgama de fondos, colores, relieves y texturas”.
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Rumbo A Catar
Hace dos años, la Galería Fire Station, ubicada en Doha, lo invitó a este proyecto, “desarrollé un concepto especial de los espíritus libres de los caballos salvajes, dentro del cual he creado una variedad de obras con diferentes caballos, posiciones, técnicas, texturas”.
Para el artista, se trata de una gran opor- tunidad para explorar el mundo y la cultura árabe, a través de una figura tan importante para él y para ellos como lo es el extraordinario Equus caballus (caballo). La técnica utilizada en las obras es mixta; carboncillo, oil sticks y acrílicos sobre tela tapiz.
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Sus expectativas son conectar con la gente árabe, con el mundo cultural catarí, compartir experiencias con artistas de la plaza y visitar museos musulmanes, sobre todo, “hacer cultura, dejar el nombre de Panamá en alto y aprender”.
Talleres Para Ni Os
La noche de la inauguración fue invitado a hacer un performance con action painting en la galería Fire Station, “lo cual me motiva mucho porque me da la oportunidad de demostrar al público árabe mi forma de trabajo que va de la mano con la libertad espiritual de mis caballos salvajes”.
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Aparte de la exposición, el artista tiene contemplada una gira con medios en diferentes museos e instituciones culturales y talleres con niños preinauguración. “Esta es una actividad que he estado haciendo aquí en Panamá por más de 10 años con varias instituciones benéficas y escuelas, con la cual estoy muy comprometido”.
Y es que, además de sembrar cultura, motivación y esperanza entre los jóvenes, para Navarro, es una misión enriquecedora. “Siento que estoy contribuyendo al desarrollo de la cultura en los niveles más básicos de la sociedad, como son los niños, ya que esta experiencia es una base sobre la cual ellos desarrollan luego. Además, la cultura representa una estupenda base moral y ética, me encanta la idea de que estos estudiantes se la llevan a casa”.
Principales Retos
Afirma que la diferencia cultural tan marcada entre Catar y Panamá ha sido el principal reto de la exposición. “Aunque soy de la opinión de que nos une mucho el amor por el caballo, el cual trasciende fronteras”.
Por esta razón, al crear y conceptualizar ha sido la gran diferencia de culturas entre los árabes y los panameños, comenzando por las religiosas.
“Ellos son musulmanes y nosotros la mayoría, católicos. Estilos de vida y costumbres muy diferentes. Ha sido un reto encontrar las sinergias culturales entre ambos pueblos y la principal es el caballo, que es una figura importante tanto en Panamá como en Arabia”.
El artista manifiesta que el caballo es un animal muy importante y significativo que simboliza valores como la autonomía, lucha y nobleza. “Los árabes rinden homenaje a sus equinos y esto lo refuerza la raza que los representa: el caballo árabe, el cual es muy inteligente, fuerte y resistente”.
Por otro lado, manifiesta que en Panamá los utilizan para trabajar en el campo, trasladarse y es parte de la supervivencia; además hay otras actividades como carreras de caballos, polo, “que también son actividades importantes en la sociedad panameña”.
La exposición “The Free Spirits of Wild Horses” (“El Espíritu Libre de Los Caballos Salvajes”) cuenta con 16 piezas de diversos tamaños, desde 4 m de largo hasta 15 pulgadas, las más pequeñas.
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