Revista Negra 14 (ESP)

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SEP. 2015 / n.14

negra Revista de la Escuela de Fotograf铆a Creativa de La Habana

Edici贸n bimensual

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Mabel Poblet REVELADO

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Devenir animal...

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Edición bimensual

SUMARIO

SEP. 2015 / n.14

DIRECTOR

Tomás R. Inda Barrera EDICIÓN Y CORRECCIÓN

Yalemi Barceló

Ailen Maleta San Juan

Pescando en los remolinos de plástico y cachemira: un acróstico para Mabel Poblet [Jamila M. Ríos]

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24 Visiones paralelas [Daniel G. Alfonso]

David Friedman

26 Escenarios seductores [Yenny Hernández Valdés] 27 Polvo de estrellas [Claudio Sotolongo]

Dorcas Rodríguez Márgel Sánchez Haydee Oliva Valle Enrique Rottenberg Cristina Díaz Erofeeva

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TRADUCCIÓN

CONSEJO EDITORIAL

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20 Devenir animal [Astrid Orive García]

DIRECCIÓN DE ARTE Y DISEÑO

COORDINADORA

28 Génesis fotográfica [Antonio Enrique González Rojas]

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32 Una fotografía personal: buceando a través del alma de Daniel Gerardo Pérez [Yailuma Vázquez]

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42 El apasionante género de la fotografía de paisaje [Tomás R. Inda] 54

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CUENTO

Aquellos ojos negros [Yailuma Vázquez]

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS CADA AUTOR SE HACE RESPONSABLE POR SUS OPINIONES

Calle 21 e/ Paseo y A Tel.: + 537 832 6592 efchabana@gmail.com www.efchabana.com

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¿Por qué vía obtuvo la revista Negra? ¿Cuáles son las secciones de su preferencia? ¿Qué temas le interesaría que la revista abordara? sumario

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EN PORTADA

Hoy mi voz no tiene sonido, 2009 [Mabel Poblet]

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de la serie Memorias… y Recuerdos pasados, 2013

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Pescando en los remolinos de plástico y cachemira: un acróstico para Mabel Poblet

[JAMILA M. RÍOS]

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de pedaleando (que es a veces pataleo en el fondo de una piscina azul azul). P de parpadeando (por el punzar, por el fla/echazo de un fugaz pestañeo). Así llega Mabel Poblet Pujol, de una ciudad pesquera (Cienfuegos, 1986). Su arte (cinético y tridimensional y electrizado) tiene el vigor y la fiereza, en lo sutil, de esos dos movimientos (la pujanza desplegada para abrir con dos manos una concha y la tersura temblona de su carne ofrecida a la lengua: un titilar perlado). Unipersonales a mansalva, donde entretejió con buen tempo lo autobiográfico y donde luego han a/florado, con corrientes de rueca, hacia alante y hacia atrás –a decir de ella misma–“lo cotidiano, lo íntimo y lo privado” de otros, en piezas que pactan –según se mire– con el arte o con el kitsch del kitsch:1 de las convictas de un taller de manualidades Simplemente bellas, en Holguín,2 a ciertos Retratos objetuales (2013), e incluso también de paso por profecías sencillamente icónicas como la de su Che Guevara [2010] (que es o fue de Korda, de Fitzpatrick, de malanga…).Obedeciendo al ritmo, paladeo los títulos. Reverso; Desapariencia; Situación límite (2013). Reunificación familiar; Hoy mi voz tiene sonido (2012). De tus ojos la sal (2011). Inventario (2010). Un sueño real (2009). Mirando adentro (2008). Ábacos (2007). Lugar de origen (2006)... Y queda el regusto del tensar de la artista (ensimismada), pasando con su aguja (de gramófono) a través de las microhistorias, aunque señalando con el índice (yema en la boca del cráter) los lunares de sangre de la otra. Vadeando en las cuerdas del sí, pone a vibrar sus arpegios (cerebrales, oníricos, lúdicos, emotivos, genéricos, geográficos). Sube y baja, bucea (chivichana de yagua/ nado sincronizado), como quien inscribe un diario allá abajo y (despojándolo de lastre) lo aúpa, resoplando… para admirarlo en superficie. (1) Cfr. La entrevista de Mabel Poblet con Roberto Chile (2010, diciembre 7): “La luz de los espejos”. Cubadebate: <http://www.cubabebate.cu/autor/ roberto-chile-autores/>, [2015, septiembre]. (2) Mabel Poblet: Simplemente bellas, exposición en la Galería Raquel Ponce, Madrid, 1 de febrero a 1 de marzo de 2013. Havana Cultura: <http://havanacultura.com/en/visual-arts/simplemente-bellas-mabel-poblet#>, [2015, septiembre].

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Despertar a la vida, 2008

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Jubilosa, jadeante, jabalina, Mabel Poblet viene gra-

duada (gra/diente de león, muchacha con cerquillo), de la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro (2007), del Taller Arte de Conducta de Tania Bruguera (2008), del Instituto Superior de Arte (2012). Boquiabiertos tiene a muchos todavía con el deambular magníficamente aspectado de sus piezas, trazando constelaciones (con tres pares de pierna, atadas con botas rojas) entre Europa y América: Madrid, Lima, La Habana, Portugal, Nueva York (lo que se diría un deslizarse sin traspiés por relucientes pasamanos, un estrellato entre certámenes de la Isla y de ultramar), mientras se incorpora a colecciones privadas o institucionales, de Miami (CIFO-Cisnero Fontanals Art Foundation) a París (Fundación Brownstone). Orquestar una crítica sobre el corpus de Mabel Poblet (re-juegos temporales; cajas de luces donde entrampan, confundidas, “ilusión” y “realidad”;3 dimensiones épicas; ready made; amagos de inmersión subacuática; portarretratos, que son vitrina y que son ojo de buey; textura táctil; movilidad motorizada y coqueta; intensas, persistentes variaciones del rojo, el blanco, el negro y el azul chillón) merecería un lenguaje menos plano que el de la letra (monocroma, calmosa), escrita disciplinadamente en Word, para una revista de fotografía. Lo mínimo sería ofrendarlo (emularlo sin fe) con ejercicios de Mail Art y caligramas, susurrar sus títulos en un happening, acompañarlo con un concierto que dimane de algunas algarabías supuestamente inaudibles: el trasiego (amarillento, pegajoso) de las hojas de un álbum; el zumbido de los rollos de película, arremolinándose al pasar por la pinza de los dedos; el roce de un millar de flores plásticas (clavadas con mano de entomóloga) en tallitos de acero, o de otras hace tiempo recortadas, con tijeras de hojalatero, por la madre del mismísimo Andy Warhol. La disparidad (irrecusable) de arte y palabra resurge pues; y, a mi pesar, elucubro apenas un acróstico (como quien dice un viaje corto en teleférico) para avistar una obra que más bien exige ser (3) Mabel Poblet, apud Roberto Chile: “La luz de los espejos”.

escudriñada en excursiones k/sinestésicas, que involucren el tacto y otros sentidos alerta. La fotografía es, en efecto, una de las técnicas cardinales de sus piezas (vuelta la lente sobre sí misma, con ese elegante exhibicionismo que la hermana con Cirenaica Moreira). Elegida –como ha confesado a Roberto Chile– en parte porque posibilita rehacer “sucesos que sirven como recordatorio de imágenes de familiares ausentes, difusas […] por el transcurrir del tiempo”,4 la técnica corporiza con realeza (ajustada como un guante) su interés por el individuo, por “la sumatoria de aproximaciones puntuales a la historia personal del sujeto que reconstruye […] sus fragmentos desperdigados”, incluidas las propias vivencias (esas que refulgen adheridas con alfileres a la memoria, y que obtenemos de mano en boca, si no guardadas con celo en cofres o cajas de zapato, para permitirnos repasarlas, reunidas “como en un puzzle esquizofrénico”).5 Amoldándose a la marea-Mabel Poblet, las fotos se dejan intervenir digitalmente y combinar con múltiples materiales superpuestos (inyecciones, ruedas de bicicleta, flores y pirámides de plástico, lentejuelas, discos de vinilo, leds). Tentando lo lúdico y la predilección por el selfish de espacios virtuales como instagram o blogspot, lo íntimo pasa a ser no solo imagen pública, sino que burla sus hábitos de claustro, su mudez amplificada, para redimensionarse (una y cuántas veces expandido) a través de la serigrafía. Tal técnica del grabado, preferida por el príncipe del Pop Art (esa que desde entonces ha llegado a invadir y simbolizar la vida moderna, con trazados a relieve que igualan los dientes de una sierra, y con su maleabilidad para aceptar cualquier soporte), ha sido combinada asiduamente con lo fotográfico durante la (4) Ídem. (5) Andrés Isaac Santana (2013): “Ella escribe, en un nuevo tiempo” [catálogo Desapariencia], exposición del 22 de octubre al 23 de noviembre en la Galería Enlace Arte Contemporáneo, Lima, Perú. Para los fragmentos citados, cfr. Enlace-arte contemporáneo (2013, octubre): “Desapariencia”. <http://www. enlaceart.com/>, [2015, septiembre] y Cubartegalería (2014, mayo): “Desapariencia-artista cubana Mabel Poblet”. <https://cubartegaleria.wordpress. com/2014/05/22/desapariencia-artista-cubana-mabel-poblet/>, [2015, septiembre].

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Simplemente Bellas, 2012

trayectoria de la artista, por su eficacia “para la reproducción seriada” y “para manufacturar la obra” sobre acetato transparente.6 inuciosidad para el detalle, un profuso alambique de entramado mental (o su reflejo por collages, cartas, gavetas y coquetas, en rinconeras atestadas de adornos) y el garbo con que ciertos hombres y mujeres se miran al espejo, dándose los últimos retoques, contrapuntean en la mueca de la autora. La vemos ejercitarse en el baño o bajo el agua: Descarrilada sobre las raíles de sus medias, en la Fábrica de Arte, con su enorme pelu-

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(6) Mabel Poblet, apud Roberto Chile: “La luz de los espejos”.

ca; u ocultarse detrás de la vitrina ¿para coser su ajuar?, en el catálogo de la expo colectiva Estrictamente personal (2014); si no es que sale envuelta en un mantón escarlata (que se me antoja sedosa cachemira, pelo rojísimo de cabra), o se arrebuja en las Desapariencia[s] (2013) del gorro de dormir, corrido todo el maquillaje (pestañas postizas, labios, uñas ribeteados de rubí). Como gimnasta, clown, ama de casa y vedette saca provecho, con harta economía, de un puñado de recursos que a ratos se vuelven leitmotiv; así las flores serigrafiadas, la seductora decoratividad de las medias (de bolas, de rayas, de corazones), las piernas Trillizas, la peluca, el creyón, el tono súbito del rojo sobre blanco …

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Desapariencia, 2013

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Descarrilada, 2014

Trillizas, 2014

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Abierta la boca que provoca, Cual si todo naciera…

desde allí (reiterándose al centro de un retrato objetual o en una corona rebosada de rosas: arreglo de silletera experta), su potestad contrasta con el gesto elocuente de silencio: índice sellando los labios, de Hoy mi voz no tiene sonido (2009) y con la dulce súplica de Despertar a la vida (2008 ). A/retraída por/en los laberintos de la in/comunicación, resulta ese un notable leitmotiv alrededor del que se forman las composiciones de Mabel Poblet. Así, entre Memorias… y Recuerdos pasados (2013) por la centrífuga de sus labios (repetidos en díptico), se van desmigajando los discos rayados de otros poderes (letras escarlatas, rosas púrpuras), y al menos prorrumpen con trabajo (quién sabe si llegando o no a puerto seguro), impulsados por un solo silbido, el grito/ el eco de un secret(e)o. Eólica, hidroeléctrica, la boquita pintada de las fotos saca de sí, más que horizontes lumínicos, una lenguarada de flores impresas, una man-

cha de peces, una estampida de ríos … La convicción de que estas obras bojean en los alisios de la palabra (de sus remansos a sus remolinos) se afirma cuando los peces se zambullen en vaivén en el pabellón de la oreja, y cuando la gama de azules (como el torrente variopinto del decir y sus salidas de tono) va de una boca a otra boca. El entrisale, el correveidile del lenguaje (y sus malentendidos) cala doble/triple en la artista, quien hace converger sus rostros (sus semblanzas) en una misma superficie, mientras encarna el alarido, la indiferencia, el aturdimiento…, e indaga sobre sus cambios de humor, al tiempo que esboza nuestras inflexibles (irreflexivas) actitudes, si de parlamentar se trata. Búsquedas casi consuetudinarias, las revisitaciones de Mabel Poblet a su propia imagen (más que tics autistas narcisistas, solipsistas) muestran su penduleo (aguja de brújula imantada) entre la extrañeza y el auto(rre) conocimiento: absorta (cámara en mano y fragmentos

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de la serie Memorias… y Recuerdos pasados, 2013

volando) por fijar los estados siempre en fuga de “los cimientos de [la] identidad” (esa obra en proceso). La soledad de quien confiesa con los ojos abiertos: Aún te veo (2009) lucha acaso por la “reconciliación del yo con su “imagen proyectada” en el espejo” –al decir del crítico Andrés Isaac–. Y si con sus piezas se enfoca (aparentemente a solas) en sí misma, sobresale en cambio la preponderancia que le “concede al espectador, a ese momento de la observación que se traviste en un acto co-creativo y de participación expandido”.7 De hecho, Mabel Poblet obliga muchas veces (probablemente más que otros, cuya obra se ofrece más “hecha”) a reunir los indicios que ella va desperdigando, a la caza de lo experiencial del interlocutor y de cada acto de recepción con que este re-inaugura, por ejemplo, obras como las de Retratos objetuales (paradigmáticas en quien ha confe-

sado su pasión por “la objetualidad estética”, dada “la libertad” que otorga para “adentrar[se] en el camino de comprender y mostrar las diferentes interpretaciones de un acontecimiento”;8 y quien, por tanto, ha contorneado en esa serie imágenes todavía sin rellenar, a través de conjuntos de enseres de los que el observador ha de inferir la personalidad, los hábitos, el contexto vital de ese que se espía, sin que falte la reminiscencia del fervor con que se escrutan, más allá del cuadro, las reliquias de un museo o la habitación de cualquier des/conocido). Empalmes entre lo traumático y lo placentero, lo vetusto y lo contemporáneo, el arte y lo artificial. Extraños maridajes entre la angustia por la evan/escencia de las fotos y la plasticidad jovial de la serigrafía. Con poses que parodian las posturas del lolicón y guiños a otros estereotipos femeninos, Mabel Poblet actúa y sobreactúa con

(7) Andrés Isaac Santana: “Ella escribe, en un nuevo tiempo”.

(8) Mabel Poblet, apud Roberto Chile: “La luz de los espejos”.

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la soltura de un ícono camp y se auto-des-dramatiza al generar(se con) sus obras. Sus piezas trazuman (por su materialidad, por su forma y colorido, por su escala) la “ergonómica” belleza de algunos decorados de interiores (quién sabe si también espirituales); lo que, conjugado con las variaciones incidentales de la luz, de la que emana para ella un “misticismo”,9 resulta propicio para la confesión, al re-crear eso que llaman ambiente acogedor y que habita en ciertas salas domésticas o lobbies de confortables hoteles, si no en la consulta del psicoanalista. Puesta en situación, la autora re-hace ante nosotros su catarsis (abiertamente invitadora), y contemplándo/la nos embarcamos con ella en la aventura de la introspección, como quien entra en un baño de exorcismos (un despojo). La instalación Nuestro jardín (2013), con sus tres cápsulas transparentes sembradas, por separado, de flores artificiales (rojas, blancas y azules), podría ser leída ya como un canto al kitsch, ya como des/agravio ecologista, ya como metáfora o recordatorio de la Cuba que fue encumbrada por los viajeros, y ascendida de Reina de las Antillas a Tierra prometida, de Isla estival del Edén a Jardín de Occidente. La pieza nos retrotrae a una versión ilustrada del socrático “Conócete a ti mismo”, que con Voltaire y su Cándido…, tal vez con menos pragmatismo, incita a comenzar por casa. Ya lo decía el filósofo: “Il faut cultiver notre jardin”, o lo que es lo mismo, “hay que saber pescar y pescar bien”. Tocándo/se el cielo de la boca, inclinada sobre el pozo de su boca (del estómago), Mabel Poblet repasa la lección. Cuando sacude el pelo al salir de la piscina (retratada por Roberto Chile) una lluvia de peces se avalancha. (9) Ídem. Para el uso de este efecto, contrástense obras como Siempre estás presente (2007), Pirámides de cristal sobre caja de luz (2008), Nuestro jardín (2013) y la serie Retratos objetuales.

[Jamila M. Ríos] Holguín, 1981. Filóloga y editora. Sus más recientes publicaciones son la antología poética Traffic Jam (Atarraya Cartonera, San Juan) y “Hachas de San Juan (Guía práctica para educar el carácter de las niñas)”, que obtuvo la Beca de creación de la revista La Gaceta de Cuba. Nuestro jardín, 2013

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Devenir animal... [Astrid Orive García]

¿Filosofía del arte o arte de la filosofía? La nueva propuesta exhibitiva de la galería FotoFac se presenta como un reto al pensamiento del espectador. El título de la muestra, Devenir animal, devenir intenso, devenir imperceptible, parafrasea uno de los capítulos de Mil mesetas (1980), segunda parte de la obra teórica en dos volúmenes Capitalismo y esquizofrenia, escrita por los autores franceses Gilles Deleuze (1925-1995) y Félix Guattari (1930-1992). La exposición toma como principal eje curatorial la idea de dichos pensadores de que la identidad es resultado de la diferencia, invirtiendo así la tradicional relación entre ambos conceptos. Nunca dos cosas son iguales, sino que, además, las categorías utilizadas para identificar a los individuos emanan de sus diferencias. Deleuze y Guattari afirman en sus obras que la experiencia influencia y cambia nuestros conceptos al enriquecerlos con lo nuevo, y por el hecho de sobrepasarlos. Esta experiencia de la diferencia transforma nuestras categorías preexistentes, y nos fuerza a inventar nuevas maneras de pensar. En esta ocasión, nuevas formas de pensar la obra tanto de artistas ya conocidos, como de noveles figuras en la escena de las artes plásticas nacionales. Durante todo octubre y noviembre podrán apreciarse las piezas de creadores de la talla de Esterio Segura, Enrique Rottenberg, René Peña, Nelson Ramírez, José Ángel Toirac, Adrián Fernández, Mabel Poblet, Adonis Flores, junto a otros más jóvenes como Ronald Vill, Yomer Montejo… La exposición está compuesta por obras fotográficas e instalativas que, a tono con la propuesta curatorial, reflejan múltiples identidades en desarrollo y transformación. Hombre-animal-objeto, los individuos insertos en un proceso que no es unidireccional, sino yuxtapuesto, entrecruzado, entrecortado y polisémico. ¿Cómo es este devenir? Animal y salvaje, libre, intenso y sutil a un tiempo. No es el hombre convirtiéndose en animal, sino en ser de espontánea transformación, impulsada por factores sociales, políticos y vivenciales.

Crisálida [Adonis Flores]

Crisálida, de Adonis Flores, es una pieza en diálogo coherente con el tema de la muestra. El objeto antropomorfo aparece en medio de un proceso de transformación mediado por lo militar. Desde la óptica de la(s) identidad(es) y la(s) diferencia(s), esta pieza abre su abanico semántico a múltiples lecturas, cada una de ellas derivadas de las experiencias de quien la contemple. El enclaustramiento, la represión y el ocultamiento parecen estar dominando sobre este ser-objeto, que se nos insinúa desde su capullo, pero cuya mutación queda siendo un misterio y una promesa. Para Adrián Fernández la metamorfosis es más kafkiana que morfogenética. En la serie Réquiem en proceso, la imagen se construye a partir de pequeños mosaicos fotográficos que amplían la representación publicada en un sello postal. Cables, tubos y correas se aferran al cuerpo humano para ir transformándolo en cosa, dependiente de estos aditamentos para poder vivir. El caracol, con su espiral infinita, acentúa la idea de transformación y de ciclo.

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La pared [Enrique Rottenberg]

¿Camuflaje o conversión? En La pared de Enrique Rottenberg, dos figuras humanas se adivinan apenas bajo la materia orgánica que cubre el muro. El devenir de estos entes, natural e imperceptible, queda a la imaginación del espectador. El gran formato de la pieza, que lleva a estos seres a tamaño real, y el realismo de la textura en la fotografía, invitan a tocar la obra, a recostarse en esta tapia mullida y también fusionarse con ella, en ella… Por otro lado, también de Rottenberg, Help es un llamado de auxilio desde un cuerpo humano desnudo y expuesto, sin disfraz ni metamorfosis, aunque encerrado en una caja de cristal. ¿Denuncia al comercio humano, discurso pro feminismo u otras connotaciones más ocultas? Como es usual para este artista, la

interpretación queda bien libre a la subjetividad de su público. Igualmente expuesta en una caja de cristal quedó Ubre Blanca, rodeada por un halo de misticismo y fama construido desde el discurso político. Para Alejandro González, la obra consiste además, en la exhibición de documentos y discursos donde fue apologetizado el animal, devenido paradigma y ahora obra de arte. El tono crítico y satírico no puede eludirse al enfrentar una pieza de este tipo. En la serie Zoo logo, conformada por fotografías tomadas en el Jardín Zoológico de La Habana por Eduardo Ordoqui, el devenir animal llega a través del diálogo que se establece entre varias piezas. ¿Dentro de la jaula o fuera? ¿En qué lado está el animal? Quizás lo que sucenegra 21

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Help [Enrique Rottenberg]

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Zoo logo [Eduardo Nuñez Ordoqui]

Evolución de la resistencia [Yusnier Mentado]

1972-1985 [Alejandro González]

de es que la comunicación no queda establecida por la diferencia sino por la identificación. Una cucaracha es la protagonista en la obra del joven artista Yusnier Mentado. El insecto, con un dispositivo electrónico a modo de sensor implantado en su carapacho, queda a la disposición del público asistente a la exposición. Los espectadores pueden utilizar una aplicación instalada en un teléfono con sistema Android, para manipular el movimiento de la cucaracha a partir de impulsos eléctricos, que la hacen creer en obstáculos irreales y cambiar su rumbo en consecuencia. Al pasar cierto tiempo el animal percibe el engaño, y deja de obedecer a los estímulos del dispositivo. Observar el descu-

brimiento de la cucaracha, y la consecuente transformación de su comportamiento, es un proceso disfrutable desde un punto de vista tanto científico como artístico. Queda entonces la invitación a la exposición y la provocación a pensar nuestro propio devenir: animal, intenso e imperceptible.

[Astrid Orive García] La Habana, 1986. Licenciada en Historia del Arte.

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FOTOMANÍA Visiones paralelas [Daniel G. Alfonso]

Puntos de vista [Carlos y César Vilá]

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na vez más, en el espacio de Fábrica de Arte Cubano, específicamente en la Pared Negra, me vuelve a sorprender una muestra de fotografía. En esta ocasión, siguiendo sus objetivos principales de promocionar a jóvenes creadores que experimentan y exploran el universo fotográfico, encontramos la exhibición bipersonal de Carlos y César Vilá; dos hermanos, jimaguas, que a través de la cámara exteriorizan a los espectadores sus últimas inquietudes estéticas, formales y conceptuales. Ambos, tienen caminos muy diferentes en el

panorama visual cubano, sin embargo, un nuevo léxico los ha unido: indagar en las posibilidades expresivas de la abstracción como un lenguaje geométrico que seduce, tienta e hipnotiza. La exposición, debo confesar, superó mis expectativas. Las diez piezas que conforman la muestra que lleva por título C.C. ConVerGen, se imponen ante la retina de los receptores como volúmenes limpios enmarcados en lo que puede considerarse los límites de la creación pura (rasgo primordial del arte abstracto) y que a su vez individualiza a los creadores. Cada uno, presentó cinco fotos, las que con

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una curaduría exigente, bien planteada y extremadamente cuidadosa, se mostraron al público en forma de dípticos; es decir, cada autor dio clic y su obturador captó un fragmento de realidad determinado, su curadora (Dania López Padrón) hizo que cada foto convergiera entre sí a partir de un análisis pormenorizado de la imagen fotográfica. Así lo señala en las palabras al catálogo cuando plantea que “ritmo y movimiento se acentúan en estos macros descontextualizados y proyectados con mira en la gama de valores del blanco y el negro y una contraparte, resuelta con filtros de colores que imprimen diferencia como auras que rompen la probable monotonía de la serie, destacando así la individualidad de cada pieza”. Cada elemento retratado, es un fragmento de objetos que podemos dilucidar, solo que debemos dedicar al menos unos cuantos minutos (algo que le sugiero a los lectores) para que la vista pueda decodificar lo que se halla en cada imagen. Estallido, un díptico resuelto a partir de líneas rectas, con puntos de fuga y perspectivas múltiples, que recuerdan obras de José Manuel Acosta, pionero de la fotografía abstracta en nuestro país, principalmente aquellas piezas en las que el autor parte de figuras geométricas que se multiplican hacia el infinito. Por esta misma línea de trabajo se halla Esquematismo, que a pesar de poseer un carácter hierático se puede apreciar la maestría con la que está resuelta la composición al valorizar el ritmo y la reiteración como una categoría estética de la abstracción. En su momento, escribí sobre la obra de César Vilá, texto que me permite establecer analogías entre ambos artífices; de él planteaba sobre su estrategia discursiva que, estaba ligada al dinámico empleo de símbolos y signos que se aproximan a los preceptos del surrealismo que en ocasiones le tocan las puertas a la ambigüedad. Sus escenas, como Trascendente y Puntos de Vistas, desafían los estados mentales del espectador y optan por desequilibrar nuestras más agudas percepciones. Sin percatarse, César y Carlos, aunque sean noveles en el universo de la fotografía, ya están trazando su propio camino y construyendo su propio territorio iconográfico, estético y conceptual. Sus más variadas visiones (paralelas), nos acercan a grandes maestros de la fotografía

abstracta, tal es caso de Lester Hayes, Heinz Hajek-Halke y algunas imágenes experimentales realizadas por Lászlo Moholy-Nagy durante su estancia por los años veinte en la Bauhaus. Lo mencionaré hasta el cansancio, debemos seguir de muy cerca a ambos jóvenes que a pesar de haber comenzado hace dos años, poseen resultados comparables −y me atrevo a decir que extraordinarios− con los autores más reconocidos del universo fotográfico cubano. Su pasión por el arte del lente es inigualable, les estoy más que agradecido por formar parte de una generación de jóvenes artistas que desean otorgarle nuevos significados y renovar la fotografía nacional. Bonne chance!

[Daniel G. Alfonso] Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de La Habana. Editor del sello Artecubano.

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FOTOMANÍA Escenarios seductores [Yenny Hernández Valdés]

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on ansias de construir una gran metáfora sobre la topografía submarina Daniel Gerardo Pérez (Matanzas, 1961) nos invitó durante los meses de agosto y septiembre a recorrer su primera muestra personal en la galería del conocido Centro Cultural Cinematográfico del ICAIC, Fresa y Chocolate. Un palimpsesto de colores, luces, reflejos, texturas, detalles, flora y fauna domina la sala en función de recorrer y conocer paisajes tomados como testimonios vivenciales, visuales, orgánicos y materiales que complementan el quehacer y acontecer de este fotógrafo, quien es también instructor de buceo y de fotografía submarina. ¿Cómo nos hablan estas imágenes? ¿Cómo trasmiten un concepto, una idea, una experiencia, un universo totalmente misterioso y a la vez hermoso? ¿Cómo es posible que el silencio que domina el fondo del mar logre despertar exaltación, entusiasmo, curiosidad? Estas interrogantes encuentran una respuesta en común, y esta es, sin lugar a dudas, la técnica fotográfica sustentada en una pasión de trabajo que desborda las obras. Las imágenes reunidas bajo el título de Acercamiento transitan desde el gesto osado y afanoso, desde el aprovechamiento topográfico subacuático, hasta la presencia de tintes dramáticos que revelan una geografía ficticia y real al unísono. Todo ello ha sido posible a partir del dominio técnico de la manifestación. El modo de manejar las luces y las sombras, de obtener los matices, las tonalidades requeridas, los colores necesarios, la manera de despertar en el receptor la intención de palpar, manosear, hurgar en los fondos, en esas texturas tan llamativas, son prueba de la maestría fotográfica que caracteriza el trabajo de Daniel –recuérdese cuán desafiante resulta alcanzar la excelencia de las tomas una vez que la escenografía y sus complementadores se encuentran bajo el agua. Y es que, en todas las piezas se percibe un coqueteo con la ambigüedad, con lo misterioso. Todas forman parte de un rejuego retiniano que envuelve al espec-

La patria [Daniel Gerardo Pérez]

tador y lo obliga a detenerse ante ellas, a dialogar con ese mundo tan sublime, tan reservado, pero a la vez tan distante. Estamos en presencia de un maridaje constitutivo en el que las tomas submarinas se resisten a ser monótonas, tediosas, irreverentes. Precisamente, Daniel ha sabido captar la esencia de la escena, del entorno. Esa dialéctica entre realidad y ficción, entre imagen y discurso, entre acercamientos y distancias, resulta el principal logro de la muestra. [Yenny Hernández Valdés] La Habana, 1992. Licenciada en Historia del Arte de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana.

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FOTOMANÍA Polvo de estrellas [Claudio Sotolongo]

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l juego que establece Alain Cabrera en su serie de fotografías intervenidas Todo lo sólido se desvanece entre el objeto que se presume olvidado y el presente nos coloca ante una reflexión sobre la desmaterialización de la cultura contemporánea. En un presente tecnológicamente inmaterial, Alain retoma el pasado cercano, casi histórico, ante la vertiginosa progresión del desarrollo tecnológico con su avalancha de nuevos dispositivos que nos hacen olvidar a sus predecesores. Nuestra percepción del tiempo y lo que queda registrado como su historia se acorta exponencialmente; lo que en una generación es funcional en la siguiente deja de serlo.

Alain rescata del olvido una serie de objetos encontrados, pero no solo los confronta con el presente −las imágenes han sido obtenidas mediante la fotografía digital− sino que los coloca en un segundo orden de lectura, extraídos de su contexto en las fotografías, donde la historia individual es susceptible de evocar la memoria colectiva. En Vela del primer cumpleaños el pabilo usado, pero la ausencia de cera en los costados es un indicio del carácter efímero del momento de celebración. La relación que se establece con la imagen es íntima. La ausencia de contexto es propicia para crear una conexión personal sin poder evitar el despertar de una emoción. El pasado como construcción colectiva aparece en Manecilla de reloj ruso, Moneda de 1957 y Pieza de quinqué cada una con referencias objetuales a diferentes momentos históricos de Cuba. La claridad de la imagen y la ausencia de contexto nos abren múltiples y variadas lecturas. Los títulos descriptivos, taxonómicos, casi etiquetas de un catálogo, no aclaran la lectura de la pieza, en su lugar la complejizan. Las metáforas están en otro sitio, en las plumas que acompañan cada objeto, contraste con lo artificial, oposición de contrarios; en los textos que escoltan la imagen y finalmente en la sensibilidad del espectador.

Manecilla de reloj ruso [Alain Cabrera]

Moneda de 1957 [Alain Cabrera]

[Claudio Sotolongo ] La Habana, 1982. Diseñador de la Editorial UH de la Facultad de Artes y Letras, y profesor de la EFCH.

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FOTOMANÍA Génesis fotográfica [Antonio Enrique González Rojas]

de la serie Entre puertas [Juan Carlos Romero]

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ntre las diversas propuestas con las cuales Génesis Galerías de Arte contribuyó a La Bienal de La Habana, la fotografía estuvo representada por las muestras Presupuesto fe, expuesta por el creador Manuel Cervantes en la galería Juan David, adosada al Cine Yara; y Entre puertas, de Juan Carlos Romero, montada en el breve espacio del hotel Armadores de Santander, junto a la Avenida del Puerto. Marcan ambas un espectro representacional y discursivo que va desde el ser humano en plena expresión de su fe trascendental, hasta sus miedos y sus resistencias.

1. Por supuesto… fe El primer proyecto deriva con su treintena de obras hacia el registro e indagación, más que en las ceremonias y rituales religiosos cubanos −sobre todo de sino africano−, en la esencia de la religiosidad nacional misma; como estado del ser donde se diluyen todas las fronteras posibles entre rutina vital y rutina mística. La religiosidad como sentido y brújula existencial. Como filosofía orgánicamente asimilada en el devenir diario. En definitiva, como indeleble e imprescindible marca cultural. Las imágenes captadas por el lente de Manuel Cervantes emanan una significativa atemporalidad, logra-

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de la serie Presupuesto fe [Manuel Cervantes]

da consciente o inconscientemente, que habla sobre la perennidad de este presupuesto de vida que es la fe humana en lo metafísico. Noción ignota y abstracta esta, que por necesidad y condicionamientos culturales es indistintamente interpretada y traducida desde códigos musicales, icónicos, literarios, danzarios, rituales. Metáforas todas que yacen en la mera raíz del arte, la cual no es más que una derivación contemporánea de los prístinos mythos y epos. Las marcas epocales −hasta seculares y milenarias− desaparecen en estas imágenes de fuertes tintes y tonos muy contrastantes; calidez cromática que deviene

expresión visual de la intensidad de las prácticas registradas. Priman en aplastante mayoría los primeros planos o los planos generales protagonizados por un único individuo. Abundan los rostros paroxísticos, decorados con signos rituales, los cuerpos tensados al máximo del frenesí, o casi petrificados en la eterna espera de quien nada aguarda y se entrega a las voluntades superiores. Cervantes apenas busca captar los contextos masivos y grupos humanos cuyo número tiende a redundar en la disolución de las individualidades, en su fusión indiferenciada en la masa anónima, inhumana. Opta por escudriñar el mundo de la fe desde el diálogo íntimo con

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de la serie Entre puertas [Juan Carlos Romero]

de la serie Presupuesto fe [Manuel Cervantes]

cada uno de sus “modelos”, cuyas faces son la huella palpable de los poderes invisibles. 2. Leyendo entre… puertas Juan Carlos Romero prescinde con sus piezas de la representación explícita de la figura humana, y deriva hacia su manifestación en sus subsecuentes hechuras: en este caso las puertas y la cerrajería en diversas variantes. Las cicatrices, grietas y los restos de múltiples capas de pintura en las puertas ajadas, son como los anillos en el tronco de los árboles más añejos. Los candados, cerraduras y otros innombrables artilugios: bastiones de la individualidad y el miedo hacia quienes son lobos del prójimo.

Los portones marchitos se resisten a soltar las cadenas que los aherrojan, que los mantienen unidos, como sucede igualmente con los seres que viven tras sus amplios batientes. Ambas series convidan desde los propios títulos a indagar en los mundos que se debaten allende las puertas, agazapados en sus entrañas y que todavía vedan el paso a los intrusos, ya sea por desesperación, resiliencia o por la simple tozudez del muerto que clama seguir vivo. Las puertas y cerrojos de Romero son umbrales, provocaciones, opciones y sugerencias para el espectador; la mención por omisión, la representación por sustracción, el grito mudo. Son elementos de transición, de cambio de estado, cuyo bloqueo a ultranza, con cada vez más grotescos aparatos, también remite al anquilosamiento y la decrepitud de quien pretende perpetuar el estado de cosas.

A la vuelta de más de una década, Entre puertas establece un diálogo estético-conceptual con Guillermo Bello y su serie Hablan las puertas.1 Articula con este una suerte de díptico o secuela, quizás un remake o un seguimiento, pues la mayoría de las puertas captadas por Bello permanecen, más demacradas pero aún inexpugnables. (1) Mención en la categoría de obra impresa en el V Salón de Arte Digital, en 2003.

[Antonio Enrique González Rojas] Cienfuegos, 1981. Licenciado en Periodismo. Narrador y crítico de arte. Textos suyos aparecen en El Caimán Barbudo, Noticias de Arte Cubano, Cine Cubano, entre otras revistas y antologías cubanas y extranjeras.

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Una fotografía personal:

buceando a través del alma de Daniel Gerardo Pérez [Yailuma Vázquez]

En un estudio sobre la fotografía como imagen, el semiótico sueco Göran Sonesson afirmaba: Desde hace mucho tiempo ya, la fotografía ha sido la manera moderna de crear una imagen; ha sido la manera rápida de hacerlo, por ser mecánica; también ha sido una manera fácilmente repetible; y finalmente, ha sido la manera veraz, la única manera para la imagen de permanecer fiel a la realidad, a su objeto así como a su causa. Por otro lado, la fotografía ha adquirido la reputación de estar privada de alma, siendo incapaz de revelar las características personales de su autor.1

Esta comparación silente –de la fotografía con la pintura–, deja un tanto mal parado al fotógrafo, quien, “adquiere la reputación” de no ser un verdadero artista, una vez que su “alma” no puede ser constatada en su obra. Más allá de realizar una declaración al respecto del tema, cabe señalar que el acceso a la realidad de la fotografía digital se ha ampliado de manera vertiginosa; y ha permitido que el hombre registre la superación de todos sus límites; una superación que ocurre en dos sentidos, principalmente: uno hacia arriba, al cielo, y otro, hacia las profundidades marinas. En este último se da la obra de Daniel Gerardo Pérez, un fotógrafo submarino cubano que en el año 2013 fue acreedor del primer premio de la categoría macro en el “14 Campeonato Mundial de Fotografía Submarina CMAS”, realizado en Cayo Largo del Sur. Se trató de un evento internacional con las siguientes categorías: peces, ambiente, ambiente con modelo, macro y close up sobre un tema. El único cubano que alcanzó el podio de premiaciones fue Pérez. Para Daniel Gerardo Pérez, buzo de profesión, el mar es su primera casa, en él comparte su vida con su esposa, su musa y modelo. En él encuentra su modo de expresión, su arte, el trazo de su alma; y allí también se reúne con sus amigos. Sus fotos, impresionantes por su belleza y su composición, hablan también de su sensibilidad. Curiosamente la presencia humana no es ajena en sus instantáneas. Los buzos que aparecen en su obra se imbrican con el ambiente, forman parte del paisaje y siempre parecen estar disminuidos ante la inmensidad, en la cual el verdadero protagonista es el océano. Su fotografía no solo ofrece un panorama poco visto, y hace creer en seres mitológicos salidos de los libros de Marco Polo, sino también, lo más importante, muestra un respeto profundo por el mar y por los seres que lo habitan. ¿Cómo decides dedicarte a la fotografía submarina? Cuando comencé a bucear siempre quise mostrar a las personas lo que veía y me di a la tarea de hacer una caja para una camarita de video que tenía, pero las baterías no duraban mucho y al final no se concretó la idea. También siempre me fascinó el mundo de los peces y quería hacer un catálogo de los más representativos de la Bahía de Cochinos. A esto se le sumaba la intención de retratar personas buceando. Entonces compré mi primera cámara digital en el año 2007, y aquellos proyectos de trabajo se quedaron a medias cuando descubrí que la fotografía submarina tenía muchos más horizontes y que requería de mucha técnica por lo complejo del medio. En ese momento comencé a estudiarla en serio y, cada vez, descubro retos mayores. ¿Te interesa otro tipo de fotografía, es decir, realizas otro trabajo fotográfico que no sea bajo el agua? Por ahora no, aunque me interesaría dedicarme también a otras cosas, como el retrato artístico o la fotografía de aves, pero siempre como alternativa para cuando no pueda bucear más. (1) Göran Sonesson: “La fotografía: entre el dibujo y la virtualidad”, Departamento de semiótica, Universidad de Lund, Suecia, Centro Teórico Cultural Criterios, p. 12.

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La fotografía submarina no es exactamente tu profesión, y a pesar de esto has logrado con ella grandes resultados. ¿Cómo la definirías, como un hobby, o se trata de algo más que eso? Es parte de mi trabajo porque es una especialidad que puedo impartir; para mí es más que un hobby, es un reto personal para lograr que la fotografía submarina se vea como arte. ¿Qué estudios realizaste al respecto? Existen cursos y talleres para buzos. Participé en algunos talleres de fotografía submarina impartidos por el Instructor Carlos Fonseca y en cursos de técnicas fotográficas en Matanzas. A esto hay que sumarle el estudio autodidacta y mucha práctica. ¿Qué capacidades especiales son determinantes para un fotógrafo submarino? Aunque parezca una contradicción un fotógrafo submarino debe ser prudente y osado a la vez, ser apasionado por el medio y ser un buen buzo, entre otras. En tus fotos la presencia humana es fundamental. ¿Qué pretendes expresar con ella? Me gusta plasmar el ambiente submarino donde el hombre es partícipe pero no es protagonista, coexiste con el mar, que se muestra como creador de vida, como parte de nuestro sustento. Mostrar ese entorno marino en su esplendor es mi meta para conseguir que esa belleza se cuide, lo cual es también una gran responsabilidad. ¿Qué significa para ti el mar? El mar significa trabajo, hobby, creación, realización, o sea es casi toda mi vida. ¿Cuándo sientes que has conseguido una buena foto? Cuando me gusta y me quedo casi satisfecho. Las fotos tomadas en Santa Lucía son asombrosas, fundamentalmente por la cercanía con los tiburones, a pesar de tratarse de un ambiente controlado. ¿Qué puedes contarnos de esta experiencia? De las fotos de los tiburones en Santa Lucia te diré que solo dos fotos me gustaron, lo que más se disfruta es la presencia de esos seres con sus tres metros de largo, y tan cerca que, en ocasiones, rosan con el flash de la cámara, en realidad resulta muy difícil hacer buenas fotos en este ambiente porque no dejan de nadar, la luz es muy pobre, y existe mucha suspensión. Igualmente extraordinario es el colorido del fondo marino, ¿qué significación tiene para tu obra el color? Quiero mostrar el mar como es, no como se ve, ya que los colores se pierden con la profundidad –bajo el agua cambia la percepción del tamaño, la distancia, la nitidez y el color– y solo vemos tonos azulados, las fotos permiten captar lo que el ojo humano no puede, inmerso en este ambiente. Pretendo reflejar esa grandiosidad.

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Tus fotos requieren de un gran equipamiento. Gracias a esta tecnología es posible superar los límites humanos, ir más allá, y más que imaginar a los seres y los espacios marinos, conocerlos. Se trata sin dudas de una gran responsabilidad que involucra una posición ante la naturaleza. ¿Cómo lidias con el reto que esta actividad supone? Es preciso poner mucha dedicación, los fotógrafos submarinos tenemos que sacar tiempo, quitárselo al descanso, a la familia para dedicarlo a la práctica de esa disciplina. Por otro lado, lidiar con la tecnología es una cosa de locos, entre los precios y los inventos, te puedes imaginar. Para hacer buenas fotos subacuáticas se necesita de implementos específicos, pero la tecnología determina solo un 40 %; el más importante es el otro 60 %, que va de la mano del fotógrafo, de lo que este es capaz de trasmitir con su sensibilidad para crear. Tu obra puede tener un fuerte elemento comercial. ¿Es importante para ti este aspecto de ella? Para cualquier fotógrafo comercializar su obra resulta relevante, que su sacrificio sea gratificado. Pero lo más sublime para un creador es que su obra guste, que se conozca; después si esta genera valores pues mejor. La fotografía, mucho más si es subacuática, requiere de una gran inversión. El mercado ayuda con los costos; pero también es un termómetro para medir tu obra y un reto para proponerse nuevas metas, crear nuevas obras. Los numerosos premios y reconocimientos que has recibido, sin dudas hablan de tu calidad como fotógrafo, ¿crees que tus fotografías muestran una parte de ti, para seguirle el juego a Sonesson, ellas muestran “tu alma”? Los Fotosub, en esta era digital, comenzaron en Cuba en 2007 y hasta la fecha he alcanzado 56 premios, he hecho un poco de historia y en esta se percibe cómo uno va madurando, pero el estilo, ese que define a cada fotógrafo, ha cambiado muy poco, porque ahí es donde está el alma, donde se pone el alma. ¿Qué le aconsejarías a los jóvenes fotógrafos, o buzos, que se inclinen por la fotografía submarina? Que la estudien y la practiquen mucho, y que no se arrepientan ni desistan, porque al principio controlar cualquier cosa es difícil, la perseverancia es el único método para avanzar.

[Yailuma Vázquez] La Habana, 1982. Licenciada en Letras. Profesora y editora de la Editorial UH de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana.

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El apasionante género de la fotografía de paisaje [Tomás R. Inda]

El paisaje fue el primer género en que incursionó la fotografía desde su propio origen y, desde entonces, ha seducido a muchos. Si existe una ventaja relevante en la realización de paisajes es la posibilidad de emplear un equipo relativamente modesto. Al mismo tiempo si contamos con una dosis de creatividad y entusiasmo, se obtendrán resultados realmente estupendos. A diferencia de lo que sucede en otros géneros fotográficos, se pueden tomar instantáneas de muy buena calidad sin necesidad de tener grandes conocimientos.

Trinidad. Amanece en el Valle de los Ingenios [Tomás R. Inda]

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Un ejemplo de ello son las fotografías de Meagan V. Blazier quien utiliza la bridge Canon PowerShot SX40HS, Lightroom y Photoshop. Con solo esos elementos consigue imágenes impresionantes que llaman la atención por la fuerza de sus colores. No cabe duda que una buena composición puede marcar la diferencia entre una fotografía correctamente expuesta y una imagen excepcional. Esto es importante en cualquier tipo de género, pero cuando hablamos de paisaje y de capturar su belleza, la composición resulta primordial. www.meaganvblazier.com [Meagan V. Blazier]

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En la composición de las imágenes no se puede dejar de tener en cuenta ninguno de los elementos que en ella coexisten, todos son claves. Lo idóneo es que trabajen juntos y se complementen, para lograr el equilibrio de la composición y acrecentar la armonía de la imagen. Si uno de ellos, por razón de su color, su tamaño, su forma, u otra resulta más atractivo o importante que los demás, nuestra fotografía quedará desequilibrada y trasmitirá una sensación de desasosiego al espectador. Debemos evitar que suceda esto, a no ser que busquemos deliberadamente esta reacción por un motivo creativo. La fotografía posee un lenguaje visual propio con una fuerza enorme. Para obtener fotografías que logren con gran eficiencia la comunicación debemos dominar este lenguaje. El conjunto de elementos compositivos a los que podemos recurrir para inducir en el espectador una reacción determinada es amplio.

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Ciénaga de Zapata [Rogelio Durán Gómez]

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• El punto. Esta es la forma geométrica más sencilla, y también la más abundante en la naturaleza. Sus propiedades más importantes en el ámbito de la composición fotográfica son su capacidad de atraer la atención del espectador y su utilidad a la hora de permitirnos establecer una referencia de distancia. • La línea. Trasmite sensación de direccionalidad y energía, independientemente de que se trate de una recta o una curva. Las primeras aportan rigidez, y las segundas dinamismo. Con frecuencia aparecen de forma natural para delimitar dos tonos diferentes. • El color. En él reside la carga emotiva de nuestras fotografías, y aporta una enorme cantidad de información. Además, podemos controlarlo con mucha precisión a través de sus tres “dimensiones”: matiz, brillo y saturación. • La textura. Nos permite establecer un vínculo entre la información visual que nos trasmite una fotografía y las sensaciones táctiles. Podemos intuir con mucha precisión, por ejemplo, el grado de suavidad de un objeto con solo mirar su textura. • El contorno. Aparece cuando una figura u objeto queda circunscrito por una línea cerrada que lo confina frente al entorno. Las figuras elementales son el círculo, que nos trasmite calidez; el cuadrado, que nos sugiere fidelidad y honestidad; y el triángulo, que evoca ritmo y tensión. • La dirección. Está estrechamente asociada a los contornos e interviene en la composición provocando en el espectador reacciones emocionales. Las líneas horizontales y verticales denotan estabilidad; las diagonales trasmiten justo lo contrario, inestabilidad, y las curvas evocan continuidad y repetición. • La escala. Nos permite tomar referencias e interpretar el espacio dentro de la fotografía. La referencia más empleada de forma consciente e inconsciente, no solo en fotografía, sino también en dibujo y pintura, es la figura humana. • El movimiento. Aunque aparentemente algunas fotografías carezcan de él, nuestro cerebro puede intuirlo analizando la distribución de los puntos y las líneas que conforman la imagen. Además, es un recurso técnico muy potente que los fotógrafos podemos manipular con mucha precisión jugando, sobre todo, con la velocidad de obturación y los barridos. • La dimensión. Una fotografía es una representación estrictamente bidimensional, por lo que no tenemos las referencias que nuestro cerebro necesita para percibir volúmenes. Sin embargo, tenemos una herramienta muy potente a nuestra disposición que podemos utilizar para evocar con mucha nitidez la sensación de volumen: la perspectiva. Además, puede ser reforzada mediante variaciones de tono que indican la forma en que los objetos reflejan la luz.

Es imprescindible conocer las reglas compositivas pues la fotografía es una forma de expresión y como tal posee reglas que norman su empleo como medio de comunicación. Muchas veces transgredir esas reglas es el mejor medio para comunicar una idea determinada, pero para infringirlas correctamente es necesario conocerlas. En todo caso puede resultarnos útil recordar principios como los de concisión, semejanza, simetría, proximidad, experiencia o continuidad, entre otros. Los nuevos fotógrafos, suelen creer que la complejidad está indisolublemente asociada a la calidad y la creatividad. Pero en la gran mayoría de los casos esto no es así. En realidad, a menudo sucede lo contrario. Una imagen en apariencia sencilla puede tener una mayor carga dramática que una fotografía más compleja. Se trata de arte contemplativo.

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www.michaelkenna.net [Michael Kena]

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La fotógrafa paisajista Kimberly Poppe al hablar de su obra nos dice: “En mis fotografías no hay nada que pensar. Son lo contrario de imágenes conceptuales”. Y enlaza sus imágenes con la estética de la simplicidad, minimalismo, naturalidad y un alejamiento de la rutina.” Un ejemplo de simplicidad y minimalismo en las imágenes se puede observar en la obra de Michael Kena quien prescinde del color y de cualquier elemento superfluo u ornamento. A través de él, muchos fotógrafos se han dado cuenta de que menos es más y de que simplificar las imágenes puede producir resultados agradables.

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Existe la posibilidad de equilibrar la composición de las fotografías de paisaje introduciendo un elemento compositivo que capte la mirada del espectador. Esta es, precisamente, la función que ejercen las torres del central que podemos ver en esta fotografía, sin ellas la instantánea perdería una gran parte de su equilibrio, belleza y armonía. El espacio negativo puede incrementar drásticamente la fuerza y la carga dramática de una fotografía. Su empleo se caracteriza, por ejemplo, por elementos con la misma forma y un color muy similar que no tiene que ser necesariamente ni blanco sólido ni negro. Una manera bastante certera y sencilla de definirlo consiste en describirlo como el espacio que queda entre los distintos elementos de una composición.

Trinidad. Amanece en el Valle de los Ingenios [Tomás R. Inda]

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Al final una última idea: experimenta la libertad creativa sin permitir que algo te ate. Una de las ventajas más evidentes de la fotografía digital es su capacidad de permitirnos emplear el método de ensayo y error sin restricciones. Claro que es preciso planificar bien la composición de las fotos antes de apretar el botón de obturación de la cámara y elegir la hora del día que ofrezca la luz adecuada. Los resultados serán sorprendentes, pues en fotografía el trabajo arduo siempre tiene como premio buenas imágenes. [Tomás R. Inda] La Habana, 1952. Fotógrafo y director de la Escuela de Fotografía Creativa de La Habana. Sus fotografías forman parte de colecciones privadas en diferentes países.

La Habana. “Al infinito y más allá”... [Tomás R. Inda]

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de la serie Viñales [Tomás R. Inda]

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Torres de Madrid [Juan Manuel Cruz del Cueto]

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Río Manzanares [Juan Manuel Cruz del Cueto]

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Catedral de La Habana [Juan Manuel Cruz del Cueto]

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Aquellos ojos negros Desde el daguerrotipo ella me mira con su ojos de loca, sus manos en pose de dulce señorita se sostienen una a la otra en inocente gesto que termina por desmentir sus ojos. Su enorme sombrero y su manto dejan muy poca piel afuera, y yo me asfixio me trastorno pensando en que pude ser yo. Sus ojos en los míos. Sin saberlo, se dirige a un sitio del que nunca conseguirá salir, por eso, en la foto, sus ojos de loca están llenos de esperanza. Tienen una teoría que defender. Shakespeare no escribió Hamlet, ni Macbeth, ni Enrique III –el rey-diablo no era tan cruel, quizás no asesinó a sus sobrinos en la torre de Londres para tener el poder, sus viejos huesos fueron encontrados el 26 de marzo de 2015 bajo un aparcamiento en una zona de Leicester y no parece que fuera un jorobado, incluso pudiera resultar un hombre apuesto, su tátara tátara nieto construyó con sus simples manos de carpintero un ataúd para que lo pasearan por Londres y, quizás, lo perdonaran– por eso ella se fue a Inglaterra, por la duda, y para huir del escándalo que la perseguía, del desamor. No se llamaba Esther Pryne, sino Delia Bacon y no necesitaba una letra escarlata en el pecho para que todos juzgaran su desgracia. Era una pobre americana creída, ya entrada en años, una infeliz solterona que se pensó varón y escribió un libro para arrebatarle al inglés su primer genio literario. Shakespeare no escribió sus obras, porque nunca había viajado, solo había estudiado hasta la secundaria y no sabía de medicina ni de leyes ni de economía ni de historia. Sir Francis Bacon lo había hecho, y se había llevado el secreto a su tumba. Las tragedias, las comedias, los dramas ocultaban, en código secreto, la verdad; decían Bacon, Bacon, Bacon, por todas partes. ¿Qué secretos esconderían los huesos de Shakespeare en Stratford-upon-Avon? Delia era americana, no le importaban las maldiciones, ni siquiera las escritas en piedra –“Buen amigo, por Jesús, abstente de cavar el polvo aquí encerrado, bendito seas si respetas estas piedras y maldito, si remueves mis huesos”. Para descubrir al impostor, hubiera escarbado entre aquellos huesos con sus propias manos, le hubiera ofrecido algo de aceite al Fantasma de Canterville, para aliviar el sonido de sus cadenas. Nadie le creyó. Como a una Casandra puritana la encerraron, la engañaron y los que se decían sus amigos la olvidaron. Por eso sus ojos me miran, desde el fondo de pantalla de la laptop, sus ojos de loca, y pienso en la maldición, en el manicomio, en el chirriante sonido de las cadenas y en los huesos de Enrique III, que quizás sí mató a sus sobrinos pequeños y por eso los niños aparecen tomados de la mano en las noches oscuras de la torre de Londres, esperando justicia, como ella. Cervantes no escribió El Quijote, garabateo, y sus ojos de loca se parecen cada vez más a los míos.

[Yailuma Vázquez] Ver p. 35.

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¿Cómo estudiar en la EFCH? Nuestra premisa es propiciar el crecimiento individual haciendo del aprendizaje diversión.

CURSOS

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Fotosafaris temáticos

- Nivel medio

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Exposiciones colectivas

- Nivel medio superior

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- Nivel profesional

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Todo aquel que le interese aprender e intercambiar experiencias sobre el arte de la fotografía, será bienvenido en nuestra Escuela.

HORARIOS DE CURSOS Y TALLERES 9:00 am - 11:00 am / 11:30 am - 1:30 pm 3:30 pm - 5:30 pm / 6:00 pm - 8:00 pm

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