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Pedros Lezcanos
from NU2 Nº 62
J a é n o a n e z c L P e d r o 1 2 0 2 v e s t i r d e l c o s a s C o m o
m . 5 c 4 4 X a l a b t e r o b s o r e r i h e d e r a m b a l y o a g r d e o , Ó l
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—Es una idea sencilla —prosiguió Simeón— . Nosotros pescamos samas, bocinegros o sargos, los abrimos en dos lomos, los dejamos en sal doce horas y luego los tendemos al sol recién lavados como cosas de vestir. Mermados en dos tercios de su peso, los vendemos a los que un día llegan a las playas con un burro o un camello. Y siempre al mismo precio, porque un mero es un mero cualquier año. Pero al siguiente verano los compradores retornan a las playas, y traen dos burros o dos camellos, y están gordos sin mojarse y nosotros más flaos. Y todo porque ellos saben que un mero es un mero siempre, pero lo paga como dos quien lo necesita. Mi idea es comprar el burro o el camello, y aprender a engordar como otros. Simeón terminó su plática, y esperó a que sus palabras tocaran fondo en los que escuchaban.
Pedro Lezcano Montalvo. Fragmento perteneciente al cuento El Pescador.
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He vuelto al mar
He vuelto al mar, he hincado la rodilla, hechas mis manos valvas del pecado. He pedido perdón, he perdonado; yo a su duro coral, él a mi arcilla. Mil orejas de nácar a la orilla han venido y mi voz han escuchado; pero el mar es muy viejo y ya ha olvidado mi lenguaje, reseco de Castilla. Con su ribera impar y su mutismo, con su arrastrar eterno de cadenas, su silencio nombrándose a sí mismo, todo lo olvida el mar, todo, y apenas quien de él tomó sudario o quien bautismo es una huella más en las arenas.
Pedro Lezcano Montalvo. Cuento obtenido de Editorial A toda vela .