EDITORIAL ¡Abracadabra! Una cabreada cabra brava, bala y me habla. 6:30 AM, Un sonido me despierta... medio en pelotas y asustado, salgo a la caza del intruso. Como un guerrero samurái, escoba en mano, recorro sigiloso el pasillo. El ruido proviene del cuarto de baño. Le meto una patada a la puerta y entro... de repente, me encuentro histérico, amenazando a una cabra que me observa asustada. Mientras retomo el aliento y compruebo que mi corazón sigue en su sitio, le exijo que me diga qué cojones hace en mi cuarto de baño. Temblorosa, me pide que me tranquilice; me explica que el día anterior la trasladaron a una granja próxima a mi casa, y al caer la tarde un macho maloliente, baboso y depravado intentó propasarse con ella. Me cuenta cómo aprovechando un descuido de su agresor, consiguió zafarse huyendo de aquel lugar. En mitad de la noche y desorientada, no tuvo otra opción que buscar refugio colándose por mi ventana. Como muestra de solidaridad me apoyo sobre el lavabo y suspiro..., permanezco unos segundos en silencio..., pero finalmente le digo que lo siento mucho, que comprendo la situación pero que no puede quedarse en casa. Procuro ser delicado... quizás por miedo. Ella entonces, intenta por todos los medios negociar conmigo: ─¿Me estás mirando las ubres?─ Yo ruborizado, esquivo su mirada mientras pienso en leche fresca y queso. Sintiéndome débil y manipulado, actúo como un mezquino antidisturbios y sin previo aviso la saco por la fuerza mientras ella bala quejosa. Ya frente a la puerta, desesperada por no salir de casa, recurre a la resistencia pasiva convirtiendo todo su cuerpo en un pesado costal de arena. Tras varios intentos en vano por alzar su peso muerto, descanso derrotado frente a ella. En mitad de esa situación absurda, algo despierta su curiosidad y con el hocico señala unos lienzos apoyados en la pared... Me pregunta: ─¿A qué te dedicas?─ Pienso que es una estrategia para ganar tiempo, pero a pesar de ello no puedo resistirme a contestar a su pregunta. ─Bueno... soy diseñador y edito una revista cultu...─ Ella, sin dejarme terminar se descojona en el suelo. ─¿Qué te hace tanta gracia?─ Le pregunto ofendido. Entonces contesta:
─ ¿Es que no lo entiendes? No somos tan distintos como piensas, tú eres algo cabra y yo persona, ambos convivimos en rebaño y en cierto modo, a ti también te ordeñan... haríamos buena pareja, ¿no te parece?─ Noqueado por su reflexión, quedo pensativo... De pronto, al escuchar los primitivos gritos de un pastor, da un brinco y se incorpora nerviosa. Yo aprovechando la situación la empujo y logro sacarla de casa. Ya en la puerta, agitando los brazos llamo a su dueño. El pastor viene a su encuentro fatigado, y sin apenas detenerse, me gruñe algo parecido a un agradecimiento. Luego con escasa delicadeza la amarra del cuello mientras la maldice arrastrándola por el camino. Yo los acompaño unos metros, hasta que su mirada asustadiza es bruscamente borrada de una patada. Con un nudo en la garganta regreso a casa afectado por tan traumática despedida. Ya en la puerta, un vecino desde su ventana comienza a entablar conversación; me habla de aquel pastor, cómo le apodan, cuántos hermanos son, dónde tiene la granja..., y el trato denigrante al que somete a los inmigrantes que trabajan para él. Yo le escucho angustiado mientras la culpabilidad recorre por todo mi torrente sanguíneo... Aquel viejo maldito capaz de someter a los hombres, ese ser sin escrúpulos de lágrima seca y corazón de estiércol... ¿Y si el día anterior, al verla bajar de su sucio toyota... vulnerable, asustadiza, indefensa...? Abracadabra patas de cabra... que los cuentistas no cuenten historias, que la historias se conviertan en cuentos, que las palabras tomen las armas, que la tinta borre sus sesos, que las venas se le acartonen al déspota, tirano y necio. Porque esta historia se repite... porque realmente no es un cuento. Que las princesitas sean perdices, y los príncipes su cuello, que las historias no son felices, que vale ya de tanto cuento.
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SUMARIO
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REPORTAJE
La sabiduría de las antiguas viviendas marineras de Lanzarote y la Graciosa
ARTICULO >
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MENSAJE PARA... >
Padreras submarinas · 12
Mariajo Tabar · 19
Un manto de transparencia cayó a modo de red sobre mi entendimiento y desperté.
Cuando el reloj digital del teléfono móvil alcanza la una del mediodía, de las ventanas de mi barrio.
CAPTURA>
FOTODENUNCIA >
David GP· 11
Vergüenza y orgullo · 20
Quería fotografiar ese puente. Bajé al paseo y busqué la mirada...
Localización de diferentes actividades en la conservación y cuidado del medio ambiente
ARTICULO >
MI ISLA >
Amelia Álvarez de Mesa · 12
Luis Miguel Coloma · 22
Lo sintió llegar, aunque no lo estaba mirando. Oyó claramente su voz desde lejos.
Hubo en nuestro planeta hasta hace relativamente poco, numerosos lugares por descubrir.
ARTICULO >
ARTICULO >
La apnea, el reflejo del alma · 14
Vida intersticia · 24
Mis ojos están cerrados, mi cuerpo relajado, mi mente está en calma,
¿Ha pensado mientras pasea por la playa que la vida bulle bajo sus pies?
ABC SUB >
FICHA >
Inventando mi propio mar · 15
Bonito listado · 26
Ni con todo el agua del mundo que me bebiese dejaría de sentir...
Fuertes nadadores, forman grupos compactos de varias decenas de individuos.
2NU2 >
MAR DE CANARIAS >
Pancho Lasso · 18
Félix Hormiga · 17
Espacio para la muestra de obra realizada por los alumnos y alumnas de la escuela.
El ahogado miró hacia el techo. Lágrimas resinosas brotaban de las antiguas vigas de tea.
MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE ·
FOTOSUB > Sheila Caraballo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31 PINTURA > Marco Alom . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32 FOTOGRAFÍA > Moisés Fletas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
MAR Y ARTE · 27
FOTOGRAFÍA > Elvis A. Baéz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
Espacio de intercambio artístico donde el punto de referencia para el desarrollo creativo se genera en torno al mar.
ILUSTRACIÓN > Abel Menéndez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35 FOTOGRAFÍA > Jaqueline Sánchez . . . . . . . . . . . . . . . . . 36 RELATO > Aster Navas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37 ESCULTURA > Nia Ruckstuhl . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
Dise単o: www.fernandobarbarin.com
La sabiduría de las antiguas viviendas marineras de
EL
ILUSTRADOR Y PINTOR
EN SU LIBRO
Lanzarote y La Graciosa
S ANTIAGO A LEMÁN V ALLS
“A RQUITECTURA
TRADICIONAL DE
RETRATA
C ANARIAS . U N
contra el olvido, aunque usando sus “pacíficas armas”: lápices, plumillas, estilógrafos, papel, etc.”.
RECORRIDO A TRAVÉS DEL DIBUJO ” LAS CARACTERÍSTICAS DE LAS
“Arquitectura tradicional de Canarias. Un recorrido a través del
TÍPICAS CONSTRUCCIONES COSTERAS
dibujo” es una obra monumental que recorre todas y cada una de las islas de Canarias, además de tener varios apartados iniciales
Tras años de trabajo, el pintor y catedrático de Dibujo y Artes
dedicados a generalidades, elementos constructivos y tecnologías
Plásticas Santiago Alemán Valls ha publicado recientemente con
populares. Junto a este corpus hay varios capítulos dedicados a
Ediciones Remotas un completo y pedagógico tratado gráfico
la arquitectura aborigen, a la comparada, a la orgánica y a la
titulado “Arquitectura tradicional de Canarias. Un recorrido a
moderna-racionalista, de tal manera que no solo son ilustracio-
través del dibujo”. La obra es sobre todo una comprometida rei-
nes tradicionales de Canarias, sino también retratos de otras
vindicación de la arquitectura canaria y de la capacidad del ser
zonas del planeta y de épocas recientes.
humano para adaptarse armoniosamente al contexto cultural y
En los más de mil dibujos que componen el libro hay también
natural de cada espacio.
numerosas láminas dedicadas a describir con ilustraciones y tex-
La obra de Santiago Alemán, como él mismo reconoce en la intro-
tos explicativos cómo eran las antiguas viviendas marineras de
ducción, nace del hartazgo personal causado por el “grado de
muchos pueblos costeros de Canarias, especialmente de Lanzarote
abandono, desidia e ignorancia” con el que ha sido tratado el rico
y La Graciosa.
patrimonio tradicional arquitectónico de Canarias. Ante esta
Poblada a finales del siglo XIX debido a la instalación de una
situación, el autor afirma que decidió hacer su particular “guerra”
fábrica de salazón que finalmente naufragó económicamente,
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La Graciosa es una isla muy relevante para las construcciones típicamente pesqueras. En la octava isla, como en otros pueblos de la costa de Lanzarote, las antiguas viviendas de marineros se caracterizaban por tener estructuras modulares cúbicas sencillas, que se adaptaban a las singularidades del terreno y que se solían organizar en forma de “L”, con un patio delantero al que daban las habitaciones y dependencias. Era muy usual también encontrar un aljibe con acogida para el agua, al que acompañaba un sequero para el pescado (pejines, jareas, pulpos, sardinas, calamares, etc.) Los materiales con los que se construían las viviendas solían ser los aportados por el entorno: piedra basáltica, ripios, toba o lajas de arenisca compactada que se colocaban secas o se cogían con barro. Los techos planos, con vigas recubiertas con torta de barro, estiércol de cabra o pajilla mezclada con ramas, astillas o conchas marinas y
cillas de techos planos y el uso de materiales de construcción del
moluscos (lapas, burgaos…), ayudaban a impermeabilizar. Y luego,
entorno: piedras, lajas de arenisca compacta, ripios, barro, cal, etc.
como en el resto de la vivienda, se encalaba con arenilla y cal. A
Arrecife, y especialmente la zona del Charco de San Ginés, también
veces también se usaba los “jallos”, que era el término con el que
tenían construcciones de características similares, aunque la gran
se denominaba a los materiales que se encontraban en la costa,
mayoría ha desaparecido, salvo contadas y valiosas excepciones,
traídos por las mareas de procedencias muy diversas. Dada la
como es el caso del denominado rincón de “El Aguaresío”, en
escasez de la época, esos “hallazgos” costeros se reciclaban para
recuerdo del pescador Luis Hernández Fuentes. Otro núcleo de gran
múltiples usos por parte de la población local. Especialmente
tradición marinera que aparece en la obra de Santiago Alemán
valiosos para las viviendas eran los grandes “jallos” de madera
pero que ha cambiado mucho su fisonomía es La Tiñosa.
que ocasionalmente varaban en las playas.
Antiguamente, este pequeño embarcadero tenía numerosos barcos
Una típica construcción de La Graciosa y de pueblos similares
y las casas de los pescadores se construían en los riscos en torno a
como La Caleta de Famara, Órzola, Playa Blanca, Arrieta o El Golfo
la pequeña bahía. Eran muy característicos los patios delanteros,
eran los almacenes para los barcos. Servían como refugio y taller,
que servían como lugares de descanso y tertulia, además de per-
bajo unos fines profesionales esenciales; mantener en buen estado
fectas terrazas desde las que otear “la mar”. Como en otros lugares
los barquillos, que eran el sustento de la economía familiar y que
de sabor marinero, las ventanas y puertas solían usar el azul ultra-
respondían al modelo de embarcación de dos proas y vela latina.
mar o cobalto.
Situados normalmente en la primera línea de costa, estos almace-
Tanto en las edificaciones tradicionales de la costa como en las
nes servían para guardar las artes y las tradicionales falúas de la
rurales, la figura que realza Santiago Alemán es la del constructor
pesca de bajura, tras las faenas o en los periodos de mala mar. De
anónimo. Esos “arquitectos populares” por ley natural de supervi-
nuevo, como en las viviendas, vemos el empleo de estructuras sen-
vencia que, con un saber generalista, hacían acopio de conoci-
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mientos transmitidos durante generaciones para realizar viviendas
Superiores de Bellas Artes en Las Palmas, como en la Cátedra de
útiles y prácticas con los elementos del entorno. Ese respeto por el
Dibujo y Color de las Escuelas de Artes Plásticas y Diseño, en
contexto natural lleva al autor a resaltar la labor, no solo de nues-
Gran Canaria y “Pancho Lasso” de Lanzarote. Participa como
tros ancestros en Canarias, sino también de grandes arquitectos de
ponente en diferentes jornadas y congresos de Escuelas de Artes
la modernidad como Frank Lloyd Wright. En la introducción,
Plásticas y Diseño. Asimismo, ha impartido cursos y corregido
Alemán cita una frase de Wright que parece flotar por todo el libro:
textos en el apartado de contenidos canarios en el Área de
“la arquitectura orgánica es el resultado de la fusión de diferentes
Plástica, destinados al profesorado de Educación Infantil,
partes o elementos de un edificio en un todo orgánico que imita la
Primaria y Secundaria.
naturaleza y se inserta en ella como parte integrante de la misma”.
En la actividad artístico-plástica, ha participado en más de 65 expo-
SANTIAGO ALEMÁN
Canarias y España sino también en Europa, Sudamérica o EE.UU.
siciones, entre individuales y colectivas, distribuidas, no sólo por Muy conocido tanto por su obra pictórica como la de ilustración,
En el apartado de obra gráfica cabría destacar la realización del
Santiago Alemán Valls nace en Arrecife en 1952. Con 16 años
libro ilustrado Tesoros de la isla, sobre arquitectura, fauna y flora
inicia los estudios de Bellas Artes, primero en Tenerife y luego en
insular, bajo el encargo y patrocinio del Cabildo de Lanzarote.
Madrid en la Escuela Superior de Bellas Artes de la Escuela de
Otros textos ilustrados son El Guincho que volvió a El Puerto,
San Fernando.
Ocho Cuentos de Galdós, El cuarto de los Cuentos, Curandería y
La docencia la imparte durante 38 años, tanto en los Estudios
Cancionero de Lanzarote y El postigo de Tías, entre otros.
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Leyendas y sirenas LOS
FENÓMENOS QUE SE DESARROLLAN EN EL OCÉANO, TANTO LOS DE ORIGEN
FÍSICO, QUÍMICO COMO BIOLÓGICO, SIEMPRE HAN ESTIMULADO LA IMAGINACIÓN DE LOS HOMBRES, Y EN TODAS LAS ÉPOCAS Y LATITUDES HAN SIDO MOTIVO DE LAS INTERPRETACIONES MÁS FANTÁSTICAS.
DE AHÍ LA MULTIPLICIDAD, , DE LAS LEYENDAS Y CREENCIAS MARINAS. MENUDO LA CONTRADICCIÓN
Y A
Desde tiempos remotos, el mar ha sido un lugar misterioso, insondable y desconocido para la humanidad. La historia antigua afirmaba que la extensión del mar era tan inmensa que llegaba hasta el lejano país de los muertos, y que estaba habitada por criaturas terroríficas y monstruosas. No es mucho lo que conoce la ciencia contemporánea acerca de los habitantes del océano. La gran diversidad en forma y tamaño de los seres marinos ha permitido crear toda clase de historias y leyendas sobre monstruos y otras criaturas, las cuales han dado origen a un sin número de fantasías. La vida en el mar nos depara, aun hoy, sorpresas y narraciones fantásticas que sólo comienzan a descifrarse mediante la investigación sistemática del océano. El hombre siempre ha considerado que la inmensidad del mar está poblada por una fauna de fantasía. Los “monstruos legendarios” nacen entonces al calor del temor o de una imaginación desbordada ante tantas maravillas que los ojos humanos pueden contemplar en el océano. Como señalan algunos científicos, “los griegos llenaron al Mare Nostrum de las más variadas criaturas. Monstruos y deidades formaban la más animada población de las aguas del mar. Nereidas, oceánidas y gorgonas, en formación con sirenas y tritones, constituyen el brillante desfile, que da su mayor esplendor a la corte de Poseidón y Anfitrite”. Uno de los mitos griegos más bellos es el de las sirenas, en el que se conjuga la mujer y el mar, dos elementos que desde tiempos inmemoriales son motivo de alabanzas y leyendas para el ser humano. Según la mitología griega, las sirenas eran las hijas de Calíope y de Aqueleo, compañeras de Proserpina y víctimas del furor de Ceres, quien las transformó precisamente en monstruos marinos en virtud de que no opusieron resistencia al rapto de aquella. Estas mujeres oceánicas poseían los más dulces y terribles atributos femeninos: la belleza y la crueldad, el amor y la perdición. Estas mujeres–pez son una constante mitológica de todos los pueblos marítimos, y su forma ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Para Ovidio, esas desdichadas criaturas que fueron a esconder sus monstruosos cuerpos en unas rocas situadas entre Capri e Italia eran aves de plumaje rojizo con cara de virgen. Apolonio de Rodas aseguraba que tenían busto de mujer y cuerpo de ave marina. La historia de las sirenas griegas, sin saber cómo, se transformó en la de pez–mujer u ondina con cola de pescado y esbelto cuerpo femenino. Tirso de Molina las describe así: “la mitad mujeres y peces la mitad.” En el gran poema épico La Odisea, del poeta griego Homero (siglo IX a. C.), obra monumental de la Antigüedad clásica, se narran las aventuras de Ulises y sus hombres ante las terribles y maléficas sirenas, cuyo canto fascinaba a cuantos lo oían. “Aquel que imprudentemente se acerca a ellas y oye su voz, ya no vuelve a ver a su esposa ni a sus hijos [...] al ser hechizados por las sirenas con el sonoro canto, sentadas en una pradera y teniendo a su alrededor enorme montón de huesos de
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hombres putrefactos cuya piel se va consumiendo.” Este hechizo fue burlado por Ulises, quien, por consejo de Circe, tapó con cera los oídos de los remeros, mientras él se hacía atar de pies y manos del mástil para resistir el efecto fascinador del canto de las sirenas, quienes, para tentarlo, le ofrecieron el conocimiento de todas las cosas. Después de haber sido burladas por Ulises, las sirenas se precipitaron en el mar para convertirse en peñascos. Aún hoy se les conoce con el nombre de siremusas. La leyenda de las sirenas se popularizó rápidamente; se extendió por toda Europa y llegó incluso a territorios muy alejados, como la India, Rusia y Japón, pasando después a América. Algunas de las historias las representaban crueles, como la de Ulises, y otras las describían dulces y amorosas, como en el caso de Ondina, que según el relato apareció en la costa de Francia. Como se ve, el mito se ha extendido en el tiempo y en el espacio. La sirena, ambigua deidad del mar, es dueña del horror de la muerte, pero también de un incansable amor. Muchos hombres del mar tienen aún la esperanza de encontrar algún día una sirena, a pesar de que la ciencia haya demostrado la inexistencia de las mismas.
Blow up Quería fotografiar ese puente. Bajé al paseo y busqué la mirada adecuada, un buen general, buenas fugas y rectas que estabilizasen la imagen. Ahora solo quedaba esperar a esos puntos de atención que tarde o temprano pasarían por ahí; digo puntos porque en ese momento no eran personas, sino elementos compositivos de ese cuadro con el puente de Williamsburg de fondo que quería fotografíar. Alguien pasaría caminando, o haciendo deporte, quizás un niño con una caña de pescar. Pero no tuve que esperar mucho, él llegó y como por arte de magia se metió en mi cuadro. Ahí desconecté. Entró ella y entonces disparé. Seis tiros, treinta segundos. Ni siquiera en ese momento lo ví. Una repentina sensación de voyeur me invadió y quise dejarles, como si fuera un evento al que no estaba invitado. Sin apenas cerrar el obturador de la última foto volví a subir el puente y seguí mi camino de visitante en la jungla
Fotografía y texto: David GP
de asfalto, sabiendo que tenía la foto que quería pero no lo que pasaba dentro de ella. Huía de la escena del crimen, había robado algo secreto, algo íntimo. Al llegar a casa ya en España y revelar las fotos pasó algo, tuve un “blow up”. Igual que al fotógrafo de Antonioni, solo que en vez de descubrir un asesinato descubrí una ruptura. Quedaron frente al mar. Se miraron y hablaron sin palabras. Él le entregó algo. Ella, entre lágrimas, declinó. No hablaron. Fotografíe el último momento de algo y lo hice sin saberlo, atento solamente a esas personas como elementos de peso en una composición, deshumanizándolos completamente por el bien de mi mirada, sin saber que estaba captando un momento que puede que esos dos individuos no olviden jamás. Es curioso como a veces miramos y no vemos nada, puede que ese cristal que nos ponemos delante no sea lo bastante transparente.
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el pulpo
“El Pulpo” es el primer capítulo de la novela corta El Caboso de La Tiñosa que la escritora arrecifeña Amelia Álvarez de Mesa (1970) tiene previsto sacar a la luz, con prólogo de Zebensuí Rodríguez y Pepe Betancort.
Amelia Álvarez de Mesa Ilustraciones: Nicolás Laiz Placeres
L
o sintió llegar, aunque no lo estaba mirando. Oyó claramente su voz desde lejos. La había empezado a reconocer casi desde el primer día. Gritaba algo indescifrable a los muchachos que se acercaban corriendo al pequeño espigón del muelle. Traían la clara intención de saltar todos juntos al mar. En el último momento de aquella carrera frenética, sintió perfectamente ese silencio impetuoso en el que los chicos llenaban sus pulmones y cogían impulso para lanzarse a la marea dando un salto. Luego, sonó el estrépito sonoro y rotundo de unos seis o siete jóvenes tirándose de cabeza o de botija al mar, arrastrando toda la fuerza del mundo y dejando tras de sí un reguero alegre de espuma y de salpicaduras violentas sobre las tranquilas y cristalinas aguas del Muelle de la Pescadería.
Hans salió de su ostracismo artístico. Dejó de emborronar con su carboncillo el block de dibujo traído desde Dusseldorf para contemplar el espectáculo de aquella estampida acuática de los jóvenes de las casas más próximas al Parador de Turismo. Con el cuaderno abierto sobre sus rodillas y abandonando sus manos sobre la lámina donde bocetaba, sin mucho acierto, siluetas de barquillos y chalanas sobre un perfil difuso de la marina de Arrecife, Hans buscó con su mirada ansiosa el momento en que él saliera a la superficie, junto a los otros jóvenes buceadores. Vislumbró cómo las figuras humanas de los muchachos que se zambullían espejeaban entre un juego de azules turquesas y verdes cristalinos sobre la bahía en calma
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del domesticado Atlántico del Puerto del Arrecife. Salieron todos menos él. Ya casi se había aprendido de memoria la fisonomía de su cuerpo con la intención de preparar un estudio artístico al natural. Al menos, eso era lo que él mismo le decía a su conciencia para tranquilizarla. Ya sabía distinguirlo entre el baile de cabezas mojadas que reían, bromeaban y gritaban frases incomprensibles sobre el agua, cuando se bañaban en aquellos mediodías gloriosos del mes de julio antes del inicio de las celebraciones de la Virgen del Carmen. Como siempre le ocurría desde que empezó a identificarlo, se inquietó por-
que no salía nunca a la superficie a la vez que el resto de los chicos. Era, con diferencia, el que aguantaba más tiempo bajo el agua. Aquellas esperas, aunque le aportaban un valor helénico de nuevo héroe atlántico, no dejaban de ser pequeñas mortificaciones que alteraban su estival y terapéutica estancia en Arrecife. Cerró los ojos y comenzó a contar hasta diez. Sólo llegó a seis. La inquietud se apoderó de sus párpados. En ese mismo momento él salió con el brazo extendido fuera del agua, mostrando un pulpo que se retorcía al verse atrapado en su mano. Era el trofeo que justificaba aquella espera extraña. Su cara era pura satisfacción victoriosa al ver revalidado, una vez más y por puro capricho hedónico, el título del más joven y audaz conocedor de las cosas de la mar de toda La Pescadería. Nadó con determinación gloriosa dando unas enormes brazadas, con la intención de salir rápidamente fuera, antes de que el resbaladizo animal se le escapara y rompiera el hechizo de aquel nuevo triunfo ante la muchachería. La excusa de la captura del pulpo fue la disculpa perfecta para dejar la aburrida actividad creadora y acercarse a la zona por la que él subiría con el pulpo enredado en su brazo. Sin soltar el bloc, con el corazón acelerado por la emoción de la escena y la proximidad inminente, Hans caminó despacio hacia el heterogéneo grupo de curiosos. Se coló entre los gritos, las risas y caras de asombro al ver la captura de un pulpo tras una rápida inmersión a pulmón libre que apenas había durado un minuto. Antes de que el muchacho se soltara el pulpo de su mano derecha, el animal lanzó un chorro de tinta y le manchó parte de la cara y el hombro izquierdo, mientras se lo
intentaba despegar. Tras las risas generalizadas, el jaleo victorioso y la emoción de la escena, el joven pescador se percató de que, mientras todos miraban entusiasmados cómo el enorme pulpo se movía sobre el mojado empedrado del muelle e intentaba escaparse en vano, una mirada callada lo observaba. Hans apenas miró ni se interesó por la agonía del pobre pulpo. Se entretuvo en la observación de la geografía fluvial descrita por las oscuras gotas de la tinta del pulpo que le había cruzado la cara al muchacho, como una insólita lágrima negra que discurría desde las inmediaciones imprecisas de sus ojos hasta debajo de la barbilla, para luego perderse en un ramificado delta imposible que bajaba desde el cuello hasta llegar a un restregón negruzco que le cubría todo el hombro. El muchacho, descalzo, con los cabellos rubios aplastados por el chapuzón reciente y con una sonrisa eterna, se entretenía en relatar la captura a los que allí estaban presentes. Cuando la novelería del pulpo no dio más de sí, la chiquillería retomó de nuevo la frenética tarea de lanzarse incansablemente a la marea. Un Hans inmóvil, bajo el sol quemón e implacable de un recién estrenado mes de julio, quedó suspendido en el tiempo sobre el empedrado centenario del muellito de La Pescadería. Portaba el bloc de dibujo abierto bajo el brazo, los carboncillos en la mano y una expresión cenicienta en su cara de ser la persona más desvalida sobre la faz de la Tierra. El muchacho se detuvo ante él, mostrándole orgulloso el trofeo marino que colgaba nuevamente de su mano derecha, con la intención de despertarlo de su sueño hipnótico bajo aquel solajero. Movido por una fuerza oculta, Hans consiguió extender su mano oscurecida por el carboncillo con la intención de encontrarse con su homóloga teñida por la tinta del pulpo, mientras balbuceó en un español imposible algo que debió sonar a: “Me llamo Hans”. Él sonrió cortésmente, percatándose de que cuando le dio su mano y le lanzó un socarrón “Pues a mí me llaman El Caboso”, sabía que ambos se estaban manchando las manos mutuamente, como si estuvieran sellando un pacto oscuro y secreto de los que juran los niños hasta la muerte, cuando están jugando. En ese preciso instante, en un desesperado y fallido intento por zafarse de su inminente destino, el pulpo se retorció inútilmente y dejó impresa sobre la hoja del bloc de Hans el último testimonio de su vida en forma de una inquietante mancha negruzca que, al deslizarse silenciosamente por la lámina, se transformó en un nubarrón tormentoso sobre el perfil desdibujado de la marina de Arrecife, como el presagio evidente que anuncia una desgracia.
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FOTOGRAFÍA: FÉLIX BLACKAUVILLE
is ojos están cerrados, mi cuerpo relajado, mi mente está en calma, siento los rayos de sol en mi espalda, saboreo el salitre en mi boca, siento los pausados latidos de mi corazón, escucho el silencio del mar… estoy donde quiero estar… estoy preparado, sé que este es el momento, hago mi última respiración y me sumerjo hacia el infinito azul… sin vacilar, sin temor, decidido… Siempre me preguntaron por esa necesidad innata por aguantar la respiración, por qué esa obstinación por sufrir, por qué la apnea… siempre respondo lo mismo… la apnea es un deporte de sensaciones, bajo el agua sientes una sensación de libertad, de paz, de tranquilidad… que ningún otro deporte te puede dar. Es una sensación muy potente que hace que no puedas vivir sin ella, sin el mar. Cuando estamos inmersos en él cambia nuestra esencia, puesto que despojamos a nuestro cuerpo de una necesidad primaria imprescindible para la vida, respirar. Y es, en ese preciso instante, cuando privamos a nuestra mente de oxígeno, cuando ésta pierde todo su poder y nuestros pensamientos se paran. Los mismos que nos impiden vivir la vida. Nuestro estrés por el trabajo, nuestros miedos y problemas desaparecen, y es ahí, en ese momento, cuando fluye lo realmente importante: nuestras sensaciones más puras, el aquí y el ahora, la vida y la muerte. Esa milésima de segundo que se convierte infinita, donde eres más consciente de todo cuanto te rodea, sientes el agua rozar tu cara, admiras el
M
rayo de sol atravesando el azul, sientes la suave arena del fondo, los sentidos se agudizan …y te sientes pequeño en la inmensidad de un océano que al mismo tiempo engrandece tu corazón aflorando tus verdaderos sentimientos. Cada salida al mar nos da una nueva lección, una lección de humildad, de lo insignificantes que son nuestros problemas y lo bonito que es la vida. Nos enseña que debemos pensar menos y sentir más y que para vivir la vida debemos tener nuestra mente como un mar en calma. Nos enseña que la esencia de la apnea no es bucear más profundo sino bucear dentro de uno mismo… y por tan solo un instante, fundirte con el mar y ser uno. El océano da forma a nuestros sentimientos y emociones, y nos impone su realidad. Creemos que lo sabemos todo, pero no sabemos nada. Saber no es comprender, sabemos algo cuando realmente lo sentimos y lo interiorizamos en el fondo de nuestro ser. Es como estar enamorado, nadie te lo dice, simplemente lo sientes. Y como si entre dos mundos nos encontráramos, es el medio acuático el que nos ayuda a ser conscientes de que debemos reconocer la vida en cada sorbo de aire, es el lugar donde recordamos realmente quienes somos, de él surgimos, a él retornamos. El mar nos obliga a centrarnos en los pequeños detalles, a centrarnos en todo a la vez pero en nada en concreto, a buscar esa paz que a veces parece inalcanzable y que nada ni nadie podrá darnos. Nos recuerda que siempre luchamos contra el mismo rival, nosotros mismos…
Elyoenai Aparicio Suárez 14
Instructor Apnea Academy International Juez AIDA International Oceansoul Lanzarote Freediving
ABCSUB
FOTO: FRANCIS PÉREZ www.uwatercolors.com TEXTO: MARIO M. RELAÑO http://hisaetuvalu.wix.com/mariomrelano
INVENTANDO MI PROPIO MAR Ni con todo el agua del mundo que me bebiese dejaría de sentir lo que las entrañas de este ingenuo alma trataba de mostrarme. Y es que de sucesivas pesadillas estaban formados mis sueños estas últimas noches de mi vida imaginada. Y sus voces desconocidas sumergidas, calladas, pero aún así sonoras, acumulaban verborrea suficiente como para expandir sus palabras más allá del fondo más profundo hacia la superficie. Y es que el mar, lo mirases por donde lo mirases, era mucho mar. Y allí estaba ella, la tranquila tortuga toda chula, que chapoteaba solitaria entre ola y ola y que me servía de guía para no perderme entre aquellas compactas madreselvas mezcladas con auténticos corales. Porque ella, la tortuga chula, era lo único real de toda esta absurda historia inventada para no tener un segundo que pensar en lo que se me vendría encima si en cualquier momento despertaba. La tortuga, mirando sorda, me hizo un gesto para seguir su trayectoria. Y yo, orgulloso pero perdido, dudé pero la seguí. ¡No podía ser de otra manera! Sacando la cabeza del agua vi la vida. Porque la vida no era mi pesadilla o mis historias inventadas. La vida era mucho más de lo que a mí solo me ocurría.
Y tenía que ser la tortuga la que me lo enseñase... Fue al despertar cuando toda la realidad de mi mundo se me vino encima. El despertador sonó inoportuno, como de costumbre, cuando el alba no era aún siquiera alba. La tortuga de cerámica, colocada en mi mesita de noche, me miraba impertérrita mientras yo me desperezaba. La ducha caliente era la que me desentumecía y el café, solo y sin azúcar, el que inyectaba la energía necesaria para mi próximo reto del día. Era al salir de casa cuando veía que el mar, mi más fiel amigo, permanecía inacabado. Bordándose de olas, se erigía como de costumbre, temiendo yo que una intempestiva tormenta lo arrastrara lejos y tuviera él que recomenzar desde la primera ola. Los meses pasaron rápido, como pasa la vida, y una de aquellas mañanas, tras la consabida pesadilla, al salir de casa, el mar no estaba tras la puerta como de costumbre y mi tortuga de cerámica me esperaba bajo los escalones mirando hacia el horizonte hoy incierto. Pegada en la puerta encontré una nota anónima que decía: "no tengas prejuicios con los fondos marinos, sus voces, colores y diversidades. No por mucho soñar conseguirás tener tu propio mar".
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POR LA BOCA MUERE EL PEZ Los problemas orales conducen a malos resultados deportivos
La realización de un deporte supone un esfuerzo para el organismo, más aún si se trata de un deportista de élite, en el que los requerimientos físicos están muy por encima de la actividad física habitual, por e, el organismo debe estar a un nivel óptimo para desarrollar deporte a alto nivel, la cavidad oral, como una parte más de nuestro organismo, tiene que gozar de buena salud para permitir al organismo soportar esos requerimientos físicos que va a necesitar el deportista.
Científicamente se sabe que los mediadores inflamatorios producidos por las bacterias de la boca están en el origen del descenso de la capacidad física, del bajo rendimiento e incluso en muchas ocasiones de una baja o abandono en una prueba deportiva. Las enfermedades periodontales así como las infecciones en diferentes zonas de la cavidad oral como las localizadas en encías, hueso, y zonas del tercer molar causan inflamaciones que afectan al resto del esqueleto, generando un estado que favorece el desarrollo de enfermedades tan importantes como el infarto de miocardio, la diabetes, enfermedades coronarias, trastornos respiratorios y desórdenes músculo—articulares. Los problemas de origen bucodental pueden causar importantes problemas a nivel deportivo. Un dolor de muelas consecuencia de una caries, un absceso periodontal, una fractura o el desgaste de molares por bruxismo puede disminuir la calidad de un entrenamiento, de una competición para la que se ha estado preparando durante tiempo. Bruxismo y caries, los mayores peligros. La tensión que normalmente acompaña al deportista hace que el bruxismo sea un problema muy frecuente entre los deportistas. Este hábito de apretar o rechinar los dientes acarreará problemas de desgaste dentario, generando hipersensibilidad dental y fisuras y fracturas dentales que provocarán dolor y pérdida de piezas dentarias, lo que incluso puede alterar la función masticatoria.
¿Qué aumenta los problemas orales en los deportistas? Como principales factores causantes de la mala salud bucodental que suelen presentar los deportistas de élite, se pueden enumerar varias, que incluyen: . Factores nutricionales, como el consumo frecuente de carbohidratos y de bebidas energéticas muy ácidas. . Alteración de los mecanismos inmunológicos y boca seca por la deshidratación y el entrenamiento intensivo. . Los cambios psicológicos, que provocan una disminución de la secreción salival y sequedad de boca. . El aumento de la tensión y el estrés, que eleva el riesgo de contractura mandibular.
La odontología, como sucede con la Medicina actual, influye directamente en el rendimiento de un deportista. Y a pesar de que la revisión bucodental se sigue considerando como la menos relevante de las revisiones a las que se someten los deportistas, cada vez se tienen más en cuenta el cuidado de la boca de los atletas. Es habitual que problemas en la boca conduzcan a periodos de malos resultados deportivos. Un estudio reciente, llevado a cabo por un grupo de investigadores británicos (Ashley y col. 2015), revela que la salud bucodental de los deportistas de élite no es adecuada: la prevalencia de traumatismos oscila entre el 14 y el 47%, la caries dental entre el 15 y el 75%, la erosión dental entre el 36 y 85%, y la periodontitis está presente en un 15%.
Los deportistas tienen un índice especialmente elevado de caries, lógico, ya que incluyen abundantes hidratos de carbono, bebidas isotónicas, gaseosas y zumos y batidos, todas ellas azucaradas. El estrés al que están sometidos provoca una disminución del flujo salival, lo que contribuye también al desarrollo de caries. La enfermedad periodontal resulta especialmente frecuente entre los deportista ya que La sangre mueve las bacterias hacia los tejidos musculares y articulares. Además, la presencia de gérmenes orales y de focos inflamatorios alrededor del diente, puede facilitar el paso de las bacterias orales al resto del organismo. Los efectos negativos de estos trastornos bucales afectan al deportista a corto plazo y durante su carrera deportiva (por ejemplo, la periodontitis se relaciona
DR. PEDRO MEDINA VÓLTES Médico—Estomatólogo—Patología Oral.
DR. PEDRO MEDINA SÁENZ Odontólogo—Cirujano Oral Diplomado en Rehabilitación Oral Director del Centro Quirúrgico y Dental Dr. Medina en Arrecife de Lanzarote.
DR. ANTONIO ZOIDO ÁLVAREZ Médico Especialista en Cirugía General y Digestiva. Especialista en Medicina Deportiva. Médico Equipo Ciclista CSC tour de Francia 1995/2002.
JUAN JESÚS REYES DELGADO
Médico Equipo Ciclista Saxo Bank 2002/2010.
Diplomado en Educación Física —Univ.Lp. Diplomado en Fisioterapia —Madrid. Grado Superior en Fisioterapeuta Deportiva. Equipo fisioterapeutas Real Madrid C.F. Temp—99—00. Campeón de España de Natación 87—88. Campeón de España de Waterpolo— Canoe,96—97. Director de Fisiocentrum en Arrecife de Lanzarote .
ENRIQUE MEDINA SÁENZ Higienista Dental miembro de SEPA — Sociedad Española de Periodoncia.
Campeón de España de Motonáutica 2000/04. Médico Team Ericsson /Groupama/SCA Volvo Ocean Race, 2008—2015. Médico titular Club la Santa 85/2015
En reconocimiento a un excelente profesional. El gran valor de su sentido de la vida y su constante ayuda al prójimo fueron y serán una inspiración para todos. Gracias por todo “fenómeno”.
Mejora tu rendimiento deportivo: ¡empieza por tu boca! Resulta paradójico comprobar cómo en la mayor parte de los deportes de élite, donde se ha instalado un alto grado de profesionalización y la exhaustiva planificación de cada mínimo detalle que pueda interferir en el rendimiento, se sigue menospreciando y olvidando, en muchos casos, el cuidado de la salud bucodental del deportista. La situación aún resulta más llamativa si se tiene en cuenta que un porcentaje del éxito deportivo puede depender de la adecuada prevención y atención de problemas en la cavidad oral.
(Needleman y col.2013) había realizado previamente una evaluación de la salud bucodental de 278 deportistas durante los Juegos Olímpicos de Londres, detectando que el 55% tenían caries dental, el 45% erosión dental, el 76% gingivitis, y el 15% periodontitis. En España, entre los jugadores FC Barcelona se ha identificado una relación entre el índice de pl aca bacteriana y el número de lesiones musculares, de ligamentos y tendones. Con la relajación mandibular se consigue un mayor aporte de oxígeno, una menor liberación de las hormonas relacionadas con el estrés y de ácido láctico, lo que aumenta la resistencia del deportista.
con contracturas musculares, fatiga muscular y recuperación más tardía de las lesiones musculares). Los atletas estudiados tienen mala salud oral y ellos perciben que esta mala salud tiene efectos negativos en su entrenamiento y rendimiento. Las enfermedades bucodentales son fáciles de prevenir con buenos hábitos de higiene bucodental y relativamente sencillas de detectar y tratar antes de que lleguen a dar problemas. Muchos equipos deportivos han empezado a incorporar como parte de su plantilla a un odontólogo, sobre todo de alta competición, en donde debe hacerse una evaluación periódica de la salud bucodental, especialmente antes de iniciar las temporadas, para evaluar los efectos preventivos y tratar
las patologías que aparezcan. Determinadas especialidades deportivas fijan un férreo control del peso, lo que eleva el riesgo de padecer trastornos alimentarios. Los problemas van a progresar de la misma manera que en la población general, aunque los deportistas podrían tener más tendencia a sufrir estos trastornos. Si existe una mala higiene bucal y hay un mayor número de bacterias en la cavidad oral, durante la realización del deporte la encía va a sangrar en las zonas de contaminación e inflamación. El sangrado de encías es una alerta para acudir al dentista en la población general y, cómo no, en los deportistas. Cuidar la salud bucal debe ser premisa fundamental de todo deportista ya sea profesional o amateur.
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Gervasio Estela
Mensaje para
una botella M.J. Tabar www.juntaletras.es
LAS PIMIENTO VERDE EN PUNTO Cuando el reloj digital del teléfono móvil alcanza la una del mediodía, de las ventanas de mi barrio empiezan a brotar ráfagas de ajo frito y olorosos efluvios de pimiento verde. Se nota, se huele, que hay multitud de ploploplós a punto de retirarse del fuego. Un alumno de la autoescuela dice “hambre” y en la acera de en frente la señora de la tienda de enmarcaciones pronuncia “comida”. No llego a escuchar el resto de sus frases porque no me permito aminorar mi velocidad: yo también pienso en zampar y camino hacia el supermercado con zancadas largas y desordenadas, como si alguien fuera a quitarme el último paquetito de roscas de naranja de la estantería. La memoria olfativa tiene un efecto expansivo y demoledor. Es una bomba evocativa y a estas alturas de siglo XXI es lo más parecido que encontraremos a viajar en la Tardis del Doctor Who. El Clearasil, flirteo adolescente en una academia de inglés. Agua de Rochas, mamá. Jabón de canela, Vanesa. Ensaladilla rusa, domingo. Así hasta el infinito y más allá, deteniéndonos siempre en el comino, ese vehículo veloz, mucho más veloz que cualquier línea interurbana. Mezclado con un chorro de aceite de oliva y derramado sobre una ensalada, me teletransporta a una Málaga que no conozco pero de la que me habló una antigua compañera de piso que siempre usaba esa especia moruna para alegrar los bocatas vegetales que llevábamos a la playa. El frío también huele. En mi nariz sabe a fuente de piedra,
a capó de coche, a cardo con almendras y a gabardina usada. La sangre sabe a metal, así que sabe a frío y me acojona. Tiene sentido. El primer calor que instala la temporada de baño diario me sabe a aceitunas, a crema Nivea y a tirantes caídos, también a moras (que nunca volvieron a ser lo mismo desde que vacié Masdache, pintándome feliz las manos y la boca con esos colores pasionarios). Los olores evocan recuerdos que recuerdan gente que te lleva de la mano. Las osadas copitas de oporto (¡puaj!), la tapa de pescado rebozado despachada con zumo de naranja, una tarta de manzana de cuento, una pila de guayabos demasiado maduros, el embutido con Scooby Doo… Las cápsulas del tiempo deberían incorporar gazpachos, tomateras y ramos de albahaca que alguna mente preclara tendría que conservar fresca durante el viaje estratosférico. No sé cómo sabrán las lechugas cultivadas en gravedad cero —supongo que no será lo primero que cuenten los astronautas de la Estación Espacial Internacional cuando vuelvan a casa— pero que quede claro que en la comida de este planeta Tierra se conservan los amigos, actúan los procesos químicos, se custodian las raíces, hay arte, se obtiene energía y se producen revoluciones. Podríamos acordarnos de todo esto al comer. Ser un poco más conscientes de eso que llaman trazabilidad. Saber dónde creció, cuántos bichos (humanos, cuadrúpedos, vegetales, invertebrados) intervinieron en ese trozo de queso que no dura ni medio minuto en la boca. Más que nada porque somos muchos y mal avenidos. Y, entre unos y otros, tenemos un par de hemisferios sin barrer.
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.. VERgUENZA
FotograFía: CarLoS rEYES
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Microplásticos, la basura fragmentada de este siglo
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orgullo
FotograFĂa: CarLoS rEYES
Joven voluntario limpiando. Proyecto Microtrofic. ULPGC
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isla Luis Miguel Coloma
Montaje: Nicolás Melián
mi
http://islaflipica.blogspot.com.es/
TERRA INCOGNITA Hubo en nuestro planeta hasta hace relativamente poco, numerosos lugares por descubrir. Islas, selvas, desiertos, continentes enteros… Territorios por explorar que se plasmaban en los mapas cartográficos acompañados de monstruos marinos como serpientes gigantes, pulpos enormes que atrapaban barcos enteros con sus tentáculos, e incluso dragones. Seres fantásticos fruto de la imaginación o del miedo de navegantes y marineros, destinados a aconsejar precaución a quienes se pensaran aventurar en aquellas aguas. Aunque también surgidos desde el egoísmo, para asustar a otros y preservar dicho espacio a la propia conquista, que la codicia es tan vieja como el hombre mismo. Hacia finales del siglo XIX ya se habían agotado estas etiquetas. Tras años de innumerables expediciones, impulsadas por las sociedades geográficas, esta ansiedad de conquista quedó saciada o, más bien, se les acabaron los territorios no descubiertos. Sin embargo, a pesar de la existencia de alta tecnología en órbita capaz de cuadricular al centímetro cada porción de tierra emergida, es una ingenuidad afirmar categóricamente que ya no queda en nuestro planeta ‘terra incognita’. Sólo ha cambiado de formato y hoy se conjuga en primera persona del singular. Hoy ─en realidad siempre fue así y lo será─ la conquista de tierra desconocida es una experiencia personal. Cualquier situación que se presenta, grata o difícil, genera sensaciones similares a las que vivían aquellos intrépidos navegantes de la antigüedad. Emoción
ante lo desconocido, pero también miedo o incluso angustia. Porque depende de nosotros, exclusivamente de nosotros, con qué actitud afrontamos los nuevos escenarios que se nos presentan. La única seguridad en la vida es el cambio constante. La permanente e incesante evolución. terra incognita es todo aquello que nos espera al otro lado de la línea del horizonte. A la vuelta de cada minuto y de cada segundo. terra incognita es cada parcela de conocimiento por descubrir. Cada persona que conocemos. El paisaje que vemos cada vez que abrimos una nueva ventana. terra incognita puede llegar a ser uno mismo, cuando mira hacia adentro. Porque a muchos les produce pavor bucear en las profundidades del ‘yo’. Les horroriza el silencio porque invita a iniciar un viaje interior. Les da pánico la soledad y buscan en otras personas un alivio que en realidad no es en absoluto curativo, porque nunca puede sustituir el desconocimiento de ese inmenso territorio que es uno mismo. La soledad no es falta de compañía, porque se vuelve más aterradora cuando uno está rodeado de gente y no consigue apaciguar esa carencia. La soledad es la confirmación de un vacío interior desolador. Ese vasto territorio sólo puede explorarlo uno mismo. Con ayuda externa, tal vez, pero sólo uno mismo puede acceder a todos los cauces secos de afecto, a todas las selvas oscuras del recuerdo. Sólo uno mismo puede vivir esa apasionante experiencia interior de exploración. Una expedición que no tiene fin sino cuando acaba la vida y, tal vez, ni siquiera entonces.
ArteYfotografia.com
¿quién vive en la playa? ¿Ha pensado mientras pasea por la playa que la vida bulle bajo sus pies? A primera vista, las playas parecen desprovistas de vida animal o vegetal. Sobre la arena no se observan organismos de tamaño apreciable, como en otros ecosistemas marinos (arrecifes de coral, rasas costeras, etc.). Sin embargo, las playas albergan una gran diversidad de vida animal que habita en la superficie de la arena (epifauna) o bien enterrada en los primeros centímetros (infauna). Son animales de un tamaño muy pequeño, de menos de un centímetro de longitud, y se distribuyen de manera predecible por los distintos sectores en que se divide una playa arenosa. ¿Cómo se distinguen las zonas de la playa desde una perspectiva ecológica? En la orilla se diferencian varias bandas según el nivel de la marea: una franja seca a la que no llega el agua, o como mucho las salpicaduras; una pequeña zona alcanzada por la marea alta, donde se suelen acumular algas y material flotante; una zona entre las mareas alta y baja, con una circulación notable de agua y con corrientes superficiales; y un área permanentemente cubierta de agua. En estas zonas existen especies muy características, típicas de cada sector, y, en general, abundan más en las arenas húmedas por encima de la línea de marea. Estos animales se denominan en conjunto fauna intersticial, porque habitan en los intersticios o espacios porosos entre los granos de arena. El tamaño de los intersticios es determinante para estas especies, además de otros factores como el alimento y el oxígeno. Tales variables cambian mucho con la latitud; por ejemplo, en los trópicos adquiere más importancia la con-
centración de oxígeno, que puede disminuir de forma brusca durante el verano. En las regiones templadas aumentan las poblaciones de estos animales durante la primavera y el verano, mientras que en áreas frías ocurre durante el invierno y principios de primavera. En Canarias, la fauna intersticial es muy diversa y se compone de una gran cantidad de especies. Algunas de ellas todavía no han sido descubiertas y esperan a ser identificadas por expertos. La gran variedad de estos animales es debida a que se encuentran especies diferentes en razón del tipo de playa: volcánica o sedimentaria, artificial o natural, expuesta o protegida, de pequeños callaos o de arenas finas. Se puede decir que las playas arenosas, que solo en apariencia están vacías de vida, son en realidad importantes por su contribución a la biodiversidad global. Esta fauna apareció en la orilla de las playas mucho antes que nosotros, y en ellas lleva viviendo cientos de millones de años. Los animales que forman estas comunidades biológicas son en extremo beneficiosos para la salud de los ecosistemas marinos. Por ello se suelen emplear como indicadores de contaminación de los ambientes costeros. A través de su estudio se puede llegar a determinar el grado de calidad ambiental de una playa; así, han servido como base para estudios sobre los efectos de vertidos accidentales, como el del Prestige. Ésa ha sido su utilidad principal para el hombre en los últimos años, aparte de conservar las playas arenosas pese a nuestros esfuerzos ímprobos por ensuciarlas y contaminarlas. R. RIERA – J. DOMINGO DELGADO Centro de Investigaciones Medioambientales del Atlántico (CIMA, SL) y Universidad Pablo de Olavide
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Bonito listado ESPECIES MARINAS DE CANARIAS
BioLogíA Y ECoLogíA Fuertes nadadores, forman grupos compactos de varias decenas de individuos, persiguiendo activamente a sus presas, pequeños peces y calamares, principalmente. Es un animal muy voraz en el que se han observado fenómenos de canibalismo. Se reproduce durante todo el año en zonas tropicales. Es una especie de interés pesquero muy importante, puesto que es objeto de pesquerías específicas.
FUENTE: “Guía visual de Especies Marinas de Canarias” OCEANOGRÁFICA DIvULGACIóN, EDUCACIóN y CIENCIA.
CURiosidAdEs Se reproduce sólo una vez en su vida, alcanzando la madurez sexual a una edad comprendida entre los 5 y los 15 años, cuando los machos alcanzan una longitud de 50—75 cm y las hembras miden sobre los 2 m. Se reproduce en verano, frente a las costas de Portugal y en el Mediterráneo, generando entre 3 y 8 millones de huevos. Es una especie ocasional en las aguas someras de las costas canarias, siendo más frecuente a mayor profundidad. En ocasiones, cae en las nasas destinadas a la pesca de crustáceos y de peces de profundidad.
www.oceanografica.com
Protección en Canarias: Ninguna Talla mín. captura: No regulada Amenazas: Pesca indiscriminada, pesca industrial 26
Rango de prof.: 0 a 260 m Longitud máx.: 1.1 m Peligrosidad: Ninguna
Mar de Canarias LA MIRADA El ahogado miró hacia el techo. Lágrimas resinosas brotaban de las antiguas vigas de tea. Miraba el ahogado con los ojos embozados en los párpados, marcando en la piel el movimiento de sus globos. Miraba dentro de sí, con una muerte ya de tres días. Buscaba peces de plata en el interior de sus párpados. Y debió encontrar algo más, pues lentamente abrió su boca y dejó ver el brillo del óbolo. Luego emprendió su marcha, dejando el cascarón de su cuerpo inerte sobre la tabla que lo acogía. LA FOTO En la foto del salón puede verse a tres mujeres cuyos brazos se pliegan a su cuerpo dejando, cada una, las manos unidas a la altura de su vientre. Visten de riguroso luto. En el suelo, por el lateral derecho, un macetón con una profusa y esférica hortensia. Al fondo, completa la foto, una tela pintada con motivos boscosos. Al pie de las tres mujeres, yace un hombre acostado sobre una ancha tabla. Junto a él un ancla pequeña parece indicarnos que su vida le fue arrebatada por el mar. El cuerpo del ahogado, desnudo y ovillado en tanzas, apareció en la orilla, entre algas arrancadas tras un temporal. Los hombres se ocuparon de adecentarlo para el entierro. Lo vistieron con la ropa de uno de ellos, para el tiempo que estuviera a los ojos de la gente en la iglesia. Luego, al momento de enterrarlo, se recuperaría la ropa y haría su último viaje
cubierto por una sencilla sábana. Bajo la luz ambarina de la iglesia, el rostro de aquel ahogado anónimo mostraba los trazos apretados de las tanzas, como líneas de un portulano. EL HOYO Cuando los delfines nos empujaron hasta la orilla a aquel ahogado rubio, el hecho nos cogió por sorpresa. Aún no habíamos abierto la puerta pequeña del cementerio, por donde debían entrar los que no creían en el mismo Dios que nosotros. Lo enterramos cavando un hoyo en la misma playa. Colocamos una improvisada cruz de dos maderos atados con pita, para al menos encomendarlo a la bondad de nuestro Dios. Luego, la gente estuvo sin bañarse allí hasta que desapareció la cruz. Yo aún no he podido. A mí no se me ha quitado la sensación de la arena entre las uñas, ni el recuerdo de aquella mirada ciega con la que nos miraba el ahogado. MUNDO BLANCO Los marineros de los barcos de luces, atrapados por la intensidad de los petromax, pueden, al peso del mediodía, mirar directamente al sol con los ojos totalmente abiertos. ─Esa gente mira al sol sin pestañear. Su mundo es blanco para siempre. Una continua ardentía─ me dice un viejo marino, y me entrega las frases con un gesto de dolor infinito.
SHEILA CARABALLO
“Silencio” Silencio, en tan sólo unas décimas de segundo se hizo el silencio, y con él llegó la oscuridad. En ese momento supe que era el fin. A pesar de mis esfuerzos me vi arrastrada hacia el fondo, como si una mano férrea estuviera tirando de mí, debilitando mi cuerpo. La oscuridad me fue absorbiendo mientras el frío se enraizaba en cada una de las fibras de mi ser. Ya no me quedaban fuerzas para seguir luchando. Esa terrible tormenta había descargado toda su furia contra nosotros y me había arrebatado lo que más amaba. En los últimos instantes de consciencia, pasaron por mí todos los momentos felices que tuve con él. Una luz surgió de la nada y rodeó mi cuerpo. Me llamaba incesantemente. El fin había llegado y con él mi liberación.
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MARCO ALOM
“Sin_título” Peces, malditos peces. Monstruos, diría yo. Marco Alom se nutre de la iconografía canaria para recrear nuevas escenas propias del imaginario de un poeta. El tenebrismo hecho exquisitez. Adonay Bermúdez
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MOISÉS FLEITAS
“náufragoS” Naufragado en el tiempo. Coleccionista de historias pasadas, espectador accidental de un presente en descomposición y conocedor clandestino de un futuro no tan impredecible.
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ELVIS A. BAEZ
“DeSolación” Fotografiamos para afirmar lo que nos complace, para cubrir ausencias, para detener el tiempo e, ilusoriamente, posponer la ineludible muerte.
Joan Fontcuberta
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ABEL MENÉNDEZ
“MetaMorPHoSiS” Pasas de ser un depredador a ser... otro depredador, de ser una presa a ser... otra presa; todo cambia, todo sigue igual. Suerte.
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JAQUELINE SÁNCHEZ
“jallo” Caminando por las orillas de la playa de Órzola, observé que la marea en sus idas y venidas traía algunas cosas que luego las depositaba en la playa.
* Jallo: Forma dialectical Canaria referida a los objetos que suele devolver el mar a algunos lugares de la costa. Deriva de hallazgo hallo Jallo.
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ASTER NAVAS “calMa_cHicHa” Había vivido con esa imagen desde niño. Estuviera donde estuviera le bastaba girarse para que su vista chocara con la línea recta del Atlántico. La tierra tenía allí un límite claro, una frontera definida; los ojos, un punto donde detenerse. En Madrid acabó por acostumbrarse al tráfico, a su calor de invernadero, al ritmo frenético impuesto a objetos y personas, pero no consiguió superar la ausencia del agua y ésta se convirtió en una idea recurrente y obsesiva: se asomaba desde aquel ático con la inconsciente esperanza de ver más allá de la franja dentada que dibujaban los edificios, abrigando la posibilidad remota de que allá al fondo se atisbara –se hubiera conformado con el espejismo– una banda azulada. Con el fin de mitigar en lo posible esa nostalgia fue salpicando tímidamente su domicilio de detalles sugerentes. Así, junto al gel de baño colocó una irisada caracola y en el salón, sobre el equipo de música, un discreto mural con los diferentes lazos marineros. En la cocina, extremadamente funcional y moderna, el círculo de una pecera rompía la severidad de líneas. Un pez de ojos saltones se movía nerviosamente intentando buscar una salida. En su fondo se abría y se cerraba un diminuto cofre, semioculto por el coral de plástico. Aquellos talismanes le consolaban, pero en cuanto podía, aprovechando un puente, un fin de semana largo, huía de la ciudad despavorido y regresaba a la costa. Disfrutaba de aquellos días con la avidez de un recluta de permiso: si la meteorología se lo permitía navegaba a cabotaje en una pequeña embarcación de su propiedad y si el tiempo no acompañaba paseaba descalzo por la playa, se demoraba en el puerto platicando con los pescadores o se asomaba a los acantilados. De aquellas escapadas volvía recuperado, como si el mar tuviera sobre él el efecto de un balneario, la efectividad de una cura de sueño. Regresaba eufórico, con las pilas cargadas y siempre con algún tesoro entre el equipaje: hoy era el timón de un viejo clipper, herido en su costado por una ingrata vía de agua, mañana un par de cabrias de bronce robadas a una olvidada goleta... el fin de semana siguiente los obenques de un velero. Llegó a hacerse con una enorme botavara que tuvo que transportar amarrada aparatosamente sobre la baca del coche. Así fue como poco a poco su domicilio fue adquiriendo la apariencia de un barco. Aún así todo le parecía insuficiente: sustituyó entonces el entarimado de toda la vivienda por madera de boj; le resultó carísimo, pero el día que pudo recorrer las habitaciones sólo echó de menos cierta inestabilidad en sus pasos. Sin consultar a los vecinos cambió poco después las ventanas con-
vencionales por otras circulares con las que intentaba remedar al menos los ojos de buey de una nave. Las cortinas fueron confeccionadas con vela cangreja. Llegados a este punto su esposa preparó entre hipidos una pequeña maleta y se fue dando un sonoro portazo: para entonces en el baño las conchas, chirlas y estrellas marinas disputaban el espacio a los utensilios de aseo y las paredes del pasillo habían sido cubiertas con la madera de un empalletado de popa. Transformar el dormitorio en un camarote fue acaso lo más sencillo, dado que ese tipo de mueble –cierto que de demanda más juvenil– se seguía fabricando. Bastó colocar después sobre el escritorio un viejo cuaderno de bitácora entreabierto y varias tablas de navegación. En el salón se sirvió de la columna central para hacer una réplica del palo mayor, rematándolo con drizas y andariveles. Jubiló la mesa supletoria y colocó en su hueco un añejo barril de ron. Sólo restaba llenar la librería de volúmenes rematados en cuero. No podían faltar Moby Dick ni El diablo de la botella. Mayor obra de ingeniería supuso la construcción del acuario al fondo de la estancia. Tuvo que contar con la ayuda de un aparejador que dirigiera el proyecto y hubo que introducir, por su tamaño, la plancha de cristal a través de la terraza. Mereció, sin embargo, la pena; una vez finalizado, uno tenía la sensación de encontrarse bajo el agua. No escatimó además en gastos a la hora de recrear su fondo y de poblarlo con todas las especies necesarias para dar la imagen de un ecosistema marino. Cierto es que pasaba muchas horas cuidándolo y alimentando a sus pobladores: allá en la esquina se mimetizaba una peligrosa morena, un calamar se auto impulsaba ahora hacia el vidrio... Cierta tarde consideró la obra terminada. Abrió entonces una cerveza y se asomó a la calle desde el balcón. Allí, en proa, se encontró a gusto; una ligera brisa le agitaba el cabello y por un momento creyó sentir el inconfundible sabor del salitre en los labios. Hizo un repaso mental de la jornada mientras comenzó por fin a notar en los pies un ligero cabeceo del casco: nada especial que reseñar en el diario de a bordo. Llevaba mucho tiempo sin sentir el viento en las velas, muchos días de exasperante calma chicha. En el horizonte se comenzaba a formar la figura de un pesquero; sí, allá a lo lejos, a poco más de una milla. Un trasatlántico le rebasó una hora más tarde por estribor. Se enamoró como un adolescente de la mujer que le saludó con la mano desde cubierta. Se parecía mucho a la vecina del quinto izquierda.
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NIA RUCKSTUHL
“ave PlaSticvS” "La barriga del pájaro esta llena de microplasticos y cuerda recogida en la playa de Famara. El animal illustra una de las consecuencias de nuestro comportamiento. El plástico está en todos, en el ave plastivcs, en mi y en ti. ¡Cerremos el círculo y reduzcamos el plástico en el mar!"
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Dise単o: www.fernandobarbarin.com
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