Aniversario Revista NU2 Nº65

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XV ANIVERSARIO

félix hormiga atchen pounapal francis pérez mario m. relaño guillermo cervera megui hernández ignacio romero myriam ybot alejandro perdomo luis miguel coloma adriana sandec pepe betancort emeterio suárez cristina toledo mario rubio cristóbal tabares manolo lezcano francis pérez alexis pérez karina beltrán guio santana

JUNIO AGOSTO 2022

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—A tu edad... La frase me estalla como una bola de nieve en la cara. El despiadado doctor continúa hablando pero ya soy incapaz de escucharle. Ese día que un día llegaría es hoy, y hoy al parecer me he convertido en un tipo mayor. Llega sin avisar, lo hace con cierta venganza por la última vez que, tras jugar con tu trenecito de madera, lo abandonaste para siempre en el fondo del armario. Sales de la consulta con la cabeza y el informe bajo el brazo, en la sala de espera un padre con su hijo aguardan sentados cogidos de la mano, te quedas mirándolos y piensas... ¡hace tan solo 45 años yo era el niño! Por ese entonces contaba con la edad necesaria para charlar con los peluches, confundir los días de la semana y mostrar mi edad con los dedos. Esa niñez en donde uno anda tirado en el suelo junto a sus lápices de colores y la única preocupación es la merienda. Recuerdo con nitidez cuando las personas mayores te despeinaban interesándose por lo que querías ser de mayor. Yo me mantenía enrollado a la pierna de mi madre sin saber muy bien qué contestar porque hubiese jurado que siempre sería un niño. Sentado en el coche miro mis manos agarradas al volante, no logro recordar cuándo fue la última vez que las observé con detenimiento. Inquieto, me acerco al retrovisor y tiro de unos pliegues alojados en mi frente... son arrugas... resoplo mientras trato de bajar la ventanilla pero no baja, no funciona, se ha estropeado porque ya soy un coche usado. Con cierta rabia y mostrando algo de rebeldía subo el volumen de la radio a más decibelios de lo habitual y vuelvo a mirarme en el retrovisor. En esta ocasión el reflejo me devuelve al adolescente con un coche de tercera

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EDITOR y DIRECTOR Fernando Barbarin REDACCIÓN María Larumbe

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mano, la “L” tirada en la bandeja trasera del maletero y mucha, muchísima carretera por delante. En su interior guitarras, litros de cerveza, tabaco negro y cintas de casete. Sobre el salpicadero mecheros, huellas de pies y migas de pan. En cada asiento restos de amor con sexo y algo de sexo sin amor. Cuadrilla, parejas y autoestopistas. No hay nada mejor en el mundo que ser muy joven en un coche muy viejo. Mis recuerdos asoman por la guantera como el mapa arrugado que jamás logré volver a plegar. Siendo adolescente las pipas en un banco de madera son un manjar, te puedes enamorar mil veces de la mano que te susurra al oído y del mechoncito que se engancha en la comisura de sus labios. Un beso, ese beso donde los párpados no logran retener la primera lágrima te aísla, el resto del mundo nos sobra. Bajo la lluvia la caricias y las miradas son imborrables. Hubo un tiempo donde el tiempo no me importaba, la edad donde los años no pasan, un lugar infinito para disfrutar entre el edredón de casa y la utopía de la calle. Cada viernes estrenabas la vida, pegatinas, zurito, consigna y carreras. Quienes algo hicimos pudimos llegar a equivocarnos, aquellos que nada hicieron estaban totalmente equivocados pues no hay peor desperdicio que una juventud ordenada, responsable y senil. Ahora probablemente para los jóvenes sea un viejo y un joven para los viejos. Lo cierto es que hoy soy lo que soy, porque me parezco bastante a mí. La revista cumple quince años y mañana no quiero ir al médico, no me encuentro bien, ¿me puedes dejar la luz encendida?

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SUMARIO

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Y pasan los años... MAR CANARIO >

LA ORILLA >

El rostro del mar · 12

Europa · 22

El mar conoce todas las sonoras tormentas y lanza su voz...

La playa se extendía solitaria ante mí, apenas punteada por las diminutas luces...

ABC SUB >

RELATO >

Habitación sin rejas · 13

El hilo · 24

Una sala vacía con una sola silla y una mesa preparada...

A lo mejor en una esquina de la casa, en lo que es el final del marco...

SALITRE >

MI ISLA >

Metadona, Ucrania · 14

El vértigo · 26

Medio siglo después sigo luchando contra un océano desbocado...

Soy... Eres... En un abismo de materia oscura, tal vez en algún punto...

JALLO >

CAPTURA >

Salto del pastor · 16

Miedos · 28

Enlanzadas siluetas que vuelan del muro a la piedra...

Amanece, abrimos los ojos imaginando siempre el tráiler de nuestro día...

PANCHO LASSO >

ALMACENADAS >

Presente futurible · 17

Cristina Toledo · 29

La propuesta expositiva del alumnado de la EA Pancho Lasso nos presenta...

Toledo exhibe su proyecto expositivo Mundos transitorios

ARTÍCULO >

ISLAGRAN >

La Lata · 20

Espacio móvil · 30

Denominación que recibe, en Lanzarote y Fuerteventura el palo de madera...

En muchas ocasiones la belleza se camufla en lo cotidiano, una mirada tras la cámara...

Manolo Rubio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32

MAR Y ARTE · 31

Cristóbal Tabares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33

Espacio de intercambio artístico donde el punto de referencia para el desarrollo creativo es el mar.

Manolo Lezcano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34

Prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos, ilustraciones e imágenes incluidos en esta publicación sin permiso por escrito del editor.

Fráncis Pérez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35 Alexis W . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36 Karina Beltrán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37 Guio Santana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38



Y pasan los años... Para las grandes culturas precolombinas maya y azteca, la llegada de los quince años suponía la celebración de los ritos de la pubertad y entrada a la vida adulta. NU2 cumple esos mismos tres lustros navegando contracorriente y, ritos o celebraciones aparte, no queremos ni pretendemos crecer; preferimos mantenernos en la eterna adolescencia y seguir siendo esa revista en papel que cae en tus manos para recordarte que somos unos cuantos los que nos mantenemos a flote, que formamos una red de nudos y que uno de ellos eres tú. Que gracias a TI cobra sentido este proyecto colectivo. Son quince años entretejiendo, compartiendo, denunciando y dando voz e impulso a iniciativas, asociaciones y seres que hacen de esta tierra ultraperiférica un lugar mejor donde vivir. Apenas gateando ya casi tropezamos. Con la revista en las manos, sus páginas comenzaron a vibrar por la onda expansiva que provocó aquel tsunami de 2008, una crisis que pocos vaticinaban y que arrasó con grandes proyectos culturales.

Son quince años entretejiendo, compartiendo, denunciando y dando voz e impulso a iniciativas, asociaciones y seres que hacen de esta tierra ultraperiférica un mejor lugar en el que vivir.


Por ser esta una revista artesanal pudimos capear el temporal y escapar de las olas, pero… (…la vibración del “móvil” interrumpe la redacción de estas líneas, al otro lado una voz de quien en un inicio fue una buena colaboradora para convertirse con el tiempo en una buena amiga) - María, estoy bajando el Garajonay y apenas tengo cobertura. Es sobre la revista, te llamo cuando llegue al coche… (…domingo y a pocas horas de enviar a imprenta, ya vamos a contrarreloj…) - Como te comenté hace unos días y sabiendo que la revista cumple 15 años, he hablado con varias personas que estuvieron desde un principio apoyando el proyecto.Te voy a mandar un par de líneas que han escrito, por si quieres incluirlas en este número ¿te parece bien? - Me parece muy buena idea y te lo agradezco, estoy apurada con la redacción. Me resulta muy difícil “ensalzar” un proyecto editorial del cual formo parte. Veremos la manera de enlazar lo que me envíes con lo que estoy escribiendo… (…como iba diciendo) fue la tenacidad la fuerza que no logró hundirnos. ·8

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Y así, seguimos haciendo nudos a lo largo de los años. Nudos tan bien ensamblados que no se deshacen ni con la más fuerte de las marejadas. Con todos ellos formamos una gran red que sostiene amistades, convicciones, luchas comunes y principios. Hay que andar por la vida con una mochila rebosante de romanticismo, conciencia ambiental y genio para atreverse con una aventura editorial del calibre de NU2. Y hay que ir sobrado de capacidad de persuasión, tozudez y convicciones para llegar a soplar 15 velas en semejante empeño. No son los mejores tiempos para el arte, la poesía o el planeta azul que habitamos con soberbia y desdén. Sin embargo, de entre la indiferencia surge quien está dispuesto a fajarse por el oxígeno y la belleza. Un día se abre la puerta y detrás está él con un sueño en las manos. Invitándote a compartirlo, a saborearlo, a hacerlo tuyo. Ese sueño es NU2: una publicación arriesgada, generosa y con corazón, por la que han pasado centenares de firmas comprometidas con Lanzarote, con Canarias y con su patrimonio natural y creativo. A todas ellas y a Fernando, ¡gracias y a por otros 15! Myriam Ybot, periodista. El día que dejé caer las cenizas de mi hija en el mar, cuatro ballenas y muchos delfines aparecieron. Si el mar ya era importante para mí, a partir de ese día se convirtió en sagrado. Y pienso que sagrado también debe ser para Fernando, porque


crear una revista como NU2 es imposible si así no lo fuera. “Armonía” fue la palabra con la que los antiguos griegos designaron la buena conjunción de las partes, y eso es lo que veo en la revista, armonía entre sus partes y también con el mar al que tributa Fernando su mejor arte: imágenes y palabras. Cada portada es un océano de creatividad, cada editorial una ola de sabiduría, el resto una marejada de bellos estímulos. He sido testigo durante estos 15 años del esfuerzo realizado. Gracias Fernando por ofrecernos tu mar sagrado. Ana Carrasco, bióloga y gerente de la Reserva de Biosfera Lanzarote NU2, UNA FORMA DE SER Hace 15 años, Fernando Barbarin me hizo una visita para informarme que iba a poner en marcha una revista, e invitarme a participar en ella. Era la primera vez que le veía pero pude apreciar su entusiasmo y convicción y, ante eso, no puedes negarte. Además de que el interés se volcaba de manera especial en la temática marina, algo que por naturaleza define a una isla. NU2 es el nombre de la revista, se ha convertido en la caja maravillosa de la palabra y de la corporeidad del pensamiento artístico, así como de la defensa por la naturaleza y el medioambiente. Nunca había habido un motor de arte y pensamiento en formato de revista en Lanzarote. NU2 se convirtió primero en el riego sanguíneo de su creador y pronto, pese a los inconvenientes económicos, se ha mantenido hasta la actualidad como una reformada caja de Pandora, donde sobrevive el pensamiento, el mar, el arte y la propia isla. El diagrama se ha ido manifestando con un estado de salud magnífico: el mar, la marina, las historias y ·9

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relatos de los participantes, el arte y su manifestación más avanzada. No cabe duda que siento mucho respeto y admiración por NU2 y su creador, y siempre que ha estado en los huecos de mi tiempo, he participado las veces que he sido convocado. He estado presente también con Atchen Pounapal, al que admiro como hijo y como artista en los ámbitos de la escena, la escritura y el arte pictórico. NU2 es, sin lugar a dudas, la revista espejo de nuestra cultura y de nuestra historia pasada, presente y futura. Félix Hormiga, escritor. CERTEZAS De entre todas las dudas existenciales, el mar y el arte se me aparecen como grandes certezas. No por su existencia, innegable, sino por su importancia. No los abarco ni los navego. Me interesan más las cosas que no entiendo y los dos tienen un fondo desconocido. La aparente inutilidad del arte lo hace imprescindible para nuestra supervivencia. La evidente utilidad del mar lo hace necesario para nuestro equilibrio. Una revista dedicada al mar y el arte y que consiga que el efecto en el lector no sea la unión de ambas palabras, no necesita más justificación. Si además logra sobrevivir, contra toda lógica y pronóstico durante quince años, y los que vengan, lo único que se puede hacer es felicitar a su impulsor y editor. Larga vida a NU2.

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Saúl García, periodista. Cuando paseo por el Charco de San Ginés, en esos días quietos en el que el mar está calmo y transparente, con un profundo olor a mar que lo inunda todo, no puedo evitar quedarme inmóvil un instante disfrutando de ese momento. Esa sensación es la que experimento cuando tengo la revista NU2, un espacio donde se fusiona el mar con el arte. Vidal Martín, presidente de la SECAC. Vaya desde aquí este reconocimiento a todos y cada uno de los nudos que tejieron la red, a los que se quedaron en la garganta, se unieron ante la injusticia y coincidieron en hacer brotarla fantasía. A los que llegaron con los alisios y los que mágicamente aparecieron en cada tormenta, gracias. Gracias a las personas, las asociaciones, colectivos, empresas e instituciones entusiastas y comprometidas que urden los hilos del tejido que nos une. El resto, los asesinos de sueños, caerán por la borda al mar del olvido. ¡Cultura, salitre y arte!



> mar canario

Félix Hormiga y atcHen PounaPal

El rostro del mar El mar conoce todas las sonoras tormentas y lanza su voz como el vocerío de los tenderos del mercado. Todo cuanto guarda de memoria es su continuo ir y venir, enfriarse y calentarse, evaporarse y hacer remolinos. Nada para él es apreciado, una multitud de muertos ha bajado a sus frías corrientes y no nos lo ha contado, ni ha marcado su rumbo para que unas últimas manos cierren sus párpados y los envíen a la calmada eternidad.

Ilustración: Félix Hormiga

Le falta al mar una señal de los cardinales que indique una dirección al náufrago cuando aún palpite su corazón. En la noche, todas y cada una de las playas de la isla son una gran figura de loza que levitando sobre la costa se empapan de maresía y parecen cerámicas esmaltadas. Un tagoror de antiguos titanes que gigantescos contemplan desde el Atlántico el hacer y deshacer de los hombres. En el litoral, el espumoso borde calado de las olas crea una línea infinita e iluminada que dibuja un continuo mecer al perímetro isleño. El marinero desde su nave, que se mueve como un farolito, contempla en la oscuridad un lugar de tierra seca en el que se levantan algunas palmeras, se distinguen varios pueblos costeros muy modestos de casas bajas, cada uno con un pequeño faro, alejados entre sí y que comprenden un territorio en negativo silueteado en volcanes y rodeado de playas vigilantes en la inmensidad del mar. En un continuo líquido se suceden caletas resplandecientes de confite blanco, largas costas mansas de arena rubia y otras tan negras como un arenao. Se escucha junto a los riscos un rumor grave constante que reverbera en los túneles de basalto, como un enorme instrumento de viento acuático que hace resonar los embates de las olas. Se solapan al eco de la anterior

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como si articulasen sílabas, palabras a media lengua de un habla desconocida solo interrumpidas por el canto de las pardelas, a lo lejos la percusión desordenada de los callaos de la siguiente playa. Es el litoral una partitura escrita en una cinta de papel unida por los extremos, una coral, polifonía eterna. El pequeño barquillo hiende la quilla y bien parece que al albo triángulo de lona lo dirigiera a la profundidad. La proa se hunde y se vuelve el aire con brío animal. Danza sobre el Mar de Canarias al ritmo del viento. El delta místico se llena de aire, flamea cantando una canción de vida. La costa se perfila quieta, generosa, pronto el soco destensará los músculos de los marinos. La playa cerca y la generosa pared de las montañas les devuelve a los curtidos rostros la sonrisa.


> abc sub

Habitación sin rejas Una sala vacía con una sola silla y una mesa preparada para comer. En la mesa con mantel blanco, un plato también vacío y también blanco, cubiertos, servilleta blanca de papel, vaso y copa, una jarra de agua y una botella de Faustino VI. Entiendo que esa mesa me espera y que alguien vendrá a servirme en algún momento. No he visto a nadie desde que llegué pero tampoco es necesario. Comer comería, aunque tampoco es imprescindible. Me siento a esperar que llegue la comida mientras pienso en la mejoría que he experimentado desde que llegué a este centro de recuperación. La ventana con cortinas corridas me sigue dejando ver el mar. No hay rejas. Por la noche hay luna y en ocasiones, tengo la oportunidad de cambiar el mar por la montaña. Es así mi estado de ánimo. Arrimo la silla hasta cerca de la ventana para recibir el sol en la cara y ponerme a leer. Hay más luces y las historias suelen ser más bonitas con luz. Miss Marte es la nueva novela que estoy leyendo y Jabois me muestra detalladamente la Costa da Morte. Sonrío. Entré en este lugar porque todos querían evitar esto y el gallego me la muestra de una forma aún más bella. Sé que un día iré a visitar la Costa da Morte, pero no para morir, sino para gozarla.

Foto: FRANCIS PÉREZ www.francisperez.es texto: MARIO M. RELAÑO hisaetuvalu.wix.com/mariomrelano

Dicen que ya casi estoy recuperado. Por eso estoy en estancias sin rejas. Levanto la vista constantemente para ver el exterior, ese mar que sugiere grandeza a la vez que lejanía. Siempre miro mucho el mar porque me recuerda cuando era él quien en soledad escuchaba mis quejas. Sigo solo. Nadie vino a servirme la comida. Y con el paso de las páginas del libro, sesteo. Cuando me despierto recuerdo que he soñado con Mai, la protagonista del libro que leo, y cómo se pone guapa para adentrase en el mar y nadar hasta desaparecer. Solo una persona la observa y no hace ni dice nada. Ella sufre la pérdida de Yulia y quiere marcharse. Es su decisión. Nadie se lo impide. Cuando miro hacia la mesa ya no hay nada en ella. Parece que mientras dormía recogieron la vajilla y se llevaron hasta el vino. Solo dejaron un vaso lleno de agua sobre el mantel blanco. Si miro a la ventana ya no adivino el mar. Seguramente no me estoy fijando bien o es que cayó la tarde y ya está más oscuro. Dicen que ya me encuentro mejor y que pronto podré recoger mis cosas para marcharme. Estoy contento por ello aunque tengo mis dudas. Aunque no lo cuente, aún me pasan cosas extrañas a las que no encuentro explicación. Y no sé porque pasan, me ponen mal. Creo que el mar aún deberá esperar.

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> salitre

FotograFía y texto: guillermo cervera

Greta Chicheri

Niños se columpian en Mariúpol en 2014 durante la invasion rusa en el Donbás

“METADONA, UCRANIA“ “Porque cuando el golpe comienza a fluir, entonces realmente ya no me importa. Ah, cuando esa heroína está en mi sangre y esa sangre está en mi cabeza, entonces le doy gracias a Dios que estoy tan bien como muerto y a tu Dios de que no soy consciente” Heroin, Lou Reed. 1967

Medio siglo después sigo luchando contra un océano desbocado. Siempre pensé que todo tiene cura menos lo incurable. Una noche de locura habitual en mi alargada adolescencia, mi amigo Alfonso, otro adolescente cargado de ambición, me abrió la caja de pandora: —Vámonos a Bosnia. Sarajevo y Mostar, sitiadas y bombardeadas día y noche, el país destrozado y dos niñatos con ganas de triunfar en no sabíamos qué mundo. No teníamos ni un duro en el bolsillo, solo una pequeña china

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de hachís. Mostar estaba en un valle rodeado de montañas desde donde bombardeaban los serbios. El río Neretva dividía la ciudad. A un lado estaban los croatas y, al otro, en el lado musulmán, nosotros. Resplandores aleatorios iluminaban la noche oscura. Estábamos en la ladera de la montaña y se veía todo a vista de dron. En la casa donde dormíamos había un grupo de guerrilleros armados hasta los dientes bebiendo rakia. Nosotros, con la china. En ese momento me di cuenta de que lo que estaba viviendo iba a marcar mi vida. Dicen que la heroína engancha desde el primer chute. Desde entonces, mi vida se ha deslizado “estúpida”, como decía mi abuelo, el contraalmirante Joaquín Cervera. Entre colocón y bajón, fue la monja, una tía que creo que sigo teniendo, la que me recomendó un centro para curarme. Se ve que estaba enfermo. Allí entendí cómo funciona lo que llamaban el “enanito cabrón”, que te lleva a la locura y te habla


Tropas ucranianas en Sloviansk 2014 salen a defender Ucrania de la invasion rusa

detrás de la oreja. Podría hacer una lista con todos los lugares a los que el enanito me llevó, pero no creo que sea necesario. Creía que era necesario que yo estuviese allí, ¡todos se lo creen! Llevo tiempo intentando sintetizar todo este sinsentido. Ya hace un par de años lo hablé con un escritor estadounidense curtido en la “batalla”, Sebastian Junger. Su conclusión fue un libro llamado Tribu. Pero a mí, el concepto me pareció muy americano. Hace un par de meses que estalló Ucrania. El océano se revolvió de nuevo. “El golpe empezó a fluir”. Como siempre, el enanito me gritaba al oído: ¡por Polonia! Ya estaba liado. Mi mente volvía a estar turbia. Esta vez no era lo mismo. Sabía que estaba pasando algo diferente en mi cabeza. Como en Mostar, veía el bombardeo desde arriba, pero ya no quería estar allí. De repente empecé a ver que muchos de mis compañeros estaban regresando a la guerra. Incluso los que nunca la habían probado.

Me di cuenta de que, una vez más, el ego, ese extraño compañero que nos arrastra, estaba haciendo bien su trabajo. Cascos, chalecos, PRESS, protas, buenos, malos, mensajitos de apoyo, postureo, redes, likes, cadáveres, Bucha, rusos, refugiados, trenes, misiles, tanques, nieve, fosas comunes. Un periodista dijo una vez que vamos a la guerra para que nos quieran más... Ni Tim Hetherington, ni Chris Hondros, ni los tres fotógrafos que se salvaron de la granada del 120 que les mató en Libia estaban allí. —Esto es lo peor que he visto en mi carrera—, me dice un periodista que conocí en Donetsk. —¿A qué te refieres? ¿A las atrocidades en sí o al circo que se ha montado? Ahora sé que lo único qué lo cura todo es el amor. Hasta lo incurable. Dios dame serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que puedo y sabiduría para reconocer la diferencia. Cita de Alcohólicos Anónimos. 15


> jallo

FotograFía: MEGUI HERNÁNDEZ @meguihernandez Poema: IGNACIO ROMERO @ignacio_romero_perera

Salto del pastor Enlanzadas siluetas que vuelan del muro a la piedra de la piedra al muro fundido al garrote con suave pose en la tierra. Nuevo pastor de risco saltas sin buscar ganado disfrutando del andén meditando el paso alado. Viviendo el paisaje del viejo guanche pisando sobre sus pasos marcados uniendo el alma de las nuevas madres siguiendo el camino dejado. El silbido retumba en el barranco los soñados cascabeles suenan rehenes balidos de las guaniles libres gritos de emoción en vano. Suena el regatón al clavarse firme el saltador profundiza su raíz en la tierra nuevos isleños que vuelven al monte soñando ser envueltos por riscos y selvas.


PRESENTE FUTURIBLE

La propuesta expositiva del alumnado de la EA Pancho Lasso nos presenta un proyecto artístico realizado por varios Ciclos Formativos de Grado Superior de la Escuela donde el proceso creativo proviene de varias disciplinas artísticas como la fotografía, el diseño, la ilustración, el cómic, la instalación y el audiovisual. El imaginario visual de estos jóvenes autores nos lleva a un mundo utópico nacido de la ruptura de nuestra realidad. Diecisiete años de nuevas erupciones volcánicas en nuestra isla, una guerra mundial y el impacto de un meteorito dan paso a un mundo mejor, mutado, futurible… Porque nadie tiene más derecho a desear un futuro diferente que nuestros jóvenes.

Viernes 7 de mayo de 2001 Hacía ya tiempo que la propia isla había cambiado su fisonomía. Una vez más los volcanes se derramaron hasta luchar contra el océano. Pero ahora sería diferente. Ahora habría magia. Las sucesivas coladas de lava habían arrasado con la costa, sepultando hoteles, apartamentos y paseos turísticos. Incluso habían borrado todos los museos históricos y artísticos. También se tragaron las iglesias y otros templos de dioses insulares. Toda la isla conocida, inventada, quedó en el pasado para siempre.

Dicen que una vez la isla estuvo bajo el acoso de los volcanes durante seis años, ocupando una cuarta parte de su superficie. Pero esta vez las erupciones ocurrieron en todos los rincones del territorio insular. No solo el volcán expandió sus terrenos, sino que además numerosos conos volcánicos se abrieron paso sobre el mar rodeando y uniendo la isla a través de puentes y túneles submarinos. A mediodía del siete de mayo del año 2001 la isla explotó violentamente, para continuar escupiendo fuego y lava durante diecisiete años más sin descanso alguno. Desde el principio fuimos abandonados a nuestra suerte geológica. Paradójicamente los volcanes, que lo destruyeron todo, nos

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> 2nu2

eScuela PancHo laSSo

salvarían. El mundo que conocíamos había desaparecido por culpa de una gran guerra que aniquiló a más de dos tercios de la población humana y a la gran mayoría de especies animales y vegetales. Aceleró el cambio climático y las enormes catástrofes naturales ocurrían por todo el planeta. La Tierra era ahora un desierto hostil, azotado por la crueldad de la nueva naturaleza. En las siguientes dos décadas la gente moriría de hambre o sed, de enfermedades o por causas provocadas por las constantes catástro-

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fes climáticas. Luego cayó el meteorito y la extinción fue casi total. Ya no había más humanos que nosotros en el universo. El volcán nos había salvado de la guerra. Ahora sería el meteorito el que nos salvaría la vida. Parecía que el propio universo nos mandara un bote salvavidas del espacio exterior. Era como si nos rescatara, sabedor de nuestra actual y frágil existencia como especie. Nos daba una nueva oportunidad para cambiar. Para mutar y sobrevivir en el nuevo mundo.


> 2nu2

eScuela PancHo laSSo

Alumnado EA Pancho Lasso. Autores de la Exposición PRESENTE FUTURIBLE

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La Lata. lata. Denominación que recibe, en Lanzarote y Fuerteventura, el palo de madera de dos a cuatro metros de longitud hecho de pino canario que, con una punta metálica en su extremo inferior, se clava en el terreno, facilitando el camino y el desplazamiento por terrenos irregulares y con fuertes desniveles, sirviendo de apoyo e impulso. Es precisamente esto lo que pretende “La Lata” en su primera convocatoria: servir de estímulo y empuje para todos aquellos que se dedican a la fotografía contemporánea en Canarias. Esta iniciativa, que nace de la mano de Ediciones Remotas y Veintinueve Trece y que ha contado con la participación de cincuenta y dos proyectos provenientes de todas las islas del archipiélago, promueve y fomenta el trabajo de este colectivo premiando al proyecto ganador no solo con la publicación de un fotolibro, sino guiando a su creadora en el proceso de edición y diseño del mismo. En esta ocasión el proyecto "Mar de fondo", de la fotógrafa Yasmina Pérez Molina, ha sido el seleccionado por el jurado del certamen. 20

Mar de fondo Mar de fondo se define como cambio en las aguas, el movimiento de las olas que se propaga fuera de la zona donde se ha generado, pudiendo llegar a lugares muy alejados. Este proyecto explora las sensaciones de movimiento y cambio externo e interno, refleja la unión entre lo cercano que conecta a la autora con sus raíces isleñas con aquello del exterior que estimula y alimenta su mirada. Mar de fondo revela, a través de lo cotidiano, un universo íntimo en el que está presente la evolución de los vínculos y de la relación con el lugar de origen a lo largo de los años.



> la orilla

myriam ybot

Europa Fotografía: Natividad Betancor

L

a playa se extendía solitaria ante mí, apenas punteada por las diminutas luces de algunas viviendas encastradas en la ladera del acantilado que la cercaba. Era la noche en que iba a cambiar el rumbo de mi vida y nada hacía presagiar que al baño ritual de mi primer día de vacaciones le seguirían acontecimientos que me marcarían para siempre. La inmersión, desnuda bajo las estrellas, se convirtió en bienvenida obligatoria desde que, alcanzada la edad en que se me dio vía libre para elegir dónde, cómo y con quién disfrutar de mi mes de descanso estival, enfilaba hacia la costa, ávida de sol, yodo, jable y romance. Una pequeña mochila era suficiente para aplastar en su interior un par de bikinis de algodón, un pareo deshilachado, unas cuantas camisetas, algo de ropa interior, un vaquero y un pañuelo para la cabeza. No recuerdo haber cargado entonces con todas esas cosas que hoy se me antojan imprescindibles, como el desodorante, el cepillo del pelo o una crema hidratante. La sensación de libertad hacía suyo mi vientre en el momento en el que me colocaba en un arcén y estiraba el dedo en la dirección vagamente elegida; el levante abarcaba desde Agua Amarga a Rosas, pasando por Mazarrón o Altea. Si el pulgar miraba al norte, podía acabar en cualquier punto

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del litoral cantábrico entre Galicia y Euskadi. Y si lo dirigía al el sur, poco importaba; tan bien me sentía entre las privilegiadas huestes marbellíes como rodeada de dunas, en una playa de Huelva. El desplazamiento nunca fue un problema. Instalada en un tiempo entre las noticias de El Caso y la telebasura que vino después, con su carga de paranoia social, alarmismo y morbo, no tenía conciencia de las amenazas que supuestamente se cernían sobre los autoestopistas. Y nunca sucedió nada. Más al contrario, en aquellos periplos hice algún que otro amigo que mantuve durante cierto tiempo. Viajaba sola e igualmente sola me reincorporaba a la rutina invernal, cuando retornaba a la ciudad; salvo por aquellos paréntesis de mar y sol, mi vida entera transcurría bajo el manto de un largo invierno atemporal y plano. En cualquier lugar en el que el destino y el último amable conductor terminaran apeándome, las cosas eran fáciles. Siempre había jóvenes dispuestos a hacerme un hueco en sus casas y, por lo general, en sus camas. A veces encontraba plaza en una tienda de campaña, en el camping para hippies de la zona. O invitación para participar en fiestas a la luz de la luna, en alguna cala desierta, al abrigo de una hoguera y de un rasgueo de guitarra. Servir copas


hombros hizo un gesto invitándome a que la acompañara y se en un chiringuito playero o ayudar a vender pulseras de cuero sumergió. Yo la seguí, sin sorprenderme ante el hecho de que y otras chucherías a los turistas que patrullaban las avenidas el océano hubiera adquirido una cualidad gelatinosa, que marítimas era el recurso habitual para hacerme con algo de acariciaba la piel sin humedecerla y que permitía respirar con dinero. normalidad. Aquel inicio de verano no anunciaba nada diferente. La furEn aquella especie de líquido amniótico circulaban peces goneta de un grupillo de rock, que hacía bolos por los pueblos de extrañas formas y colores; flores exquisitas danzaban al de Andalucía mientras esperaba alcanzar el éxito, paró en empuje de las corrientes y haces de luz sin procedencia defiseco ante mi pulgar y garantizó mi viaje al paraíso. Los 600 nida daban al conjunto una atmósfera de escenario operístico, kilómetros de distancia hasta Cádiz pasaron sin sentir, envuelbarroco y decadente. tos en una nube de hachís y de ataques de risa. Con la promeTras unas rocas finalizamos la búsqueda. Entre atados de sa de adquirir su primer disco una vez saliera al mercado, bajé ropa, paquetes y trozos de madera yacían varias personas. en Zahara de los Atunes. Eran las ocho de la tarde y el cielo Las capas y capas de tela que cubrían sus cuerpos se habían comenzaba a ruborizarse como una adolescente. convertido en lastre mortal, antes de pasar a ser solo tristes Me encaminé hacia la playa y hundí los pies en la arena, sudarios. todavía caliente por el azote solar del día. Me sentía cansada La pequeña agitó el cuerpo menudo de un niño, flaco y tras el largo viaje, los músculos laxos por efecto de los porros moreno como ella, y trató de incorporar a una mujer, mientras y algo adormilada. Rodé los tirantes del vestido por los homrepetía: —¡Estamos en Europa! ¡Estamos en Europa! Yo asistía bros y lo dejé deslizarse a lo largo del cuerpo hasta los tobia la escena con el estómago encogido, llos. En unos segundos braceaba embriagasin fuerzas para explicar a la chiquilla da en aquel océano sin olas. Y de nuevo, el que aquellas gentes nunca llegarían a sentimiento familiar de cada estío, la felici“Oí voces a mi saber que habían alcanzado su meta. dad que me golpeaba el estómago con sus Cuando le pedí que saliéramos del guantes de seda. alrededor y una luz agua, se negó. Y nuevamente acepté sin Salí del agua con el cielo ya oscurecido y potente hirió mis reparos que prefiriera quedarse con su me vestí, escalofriada por el relente. El familia antes que volver conmigo, una algodón absorbió las gotas saladas que no ojos, aún estando completa desconocida. Empezaba a senhabían sucumbido a la carrerilla entre la cerrados” tirme muy cansada y tenía sueño. marea y mis cosas. Tras cubrirme con un Oí voces a mi alrededor y una luz chal descolorido, fiel compañero de potente hirió mis ojos, aún estando cerraandanzas veraniegas, inicié un lento dos. Cuando despegué los párpados y me hice una composipaseo, paladeando el placer del dúctil masaje entre los ción de lugar, me vi en una camilla, desnuda bajo una sábadedos y en las plantas de los pies. na blanca y rodeada de rostros preocupados. —Eres muy La noche había caído de puntillas, como un velo, pero la guapa, niña, y muy joven. ¿Por qué quieres hacerte daño? — enorme luna que colgaba del cielo alumbraba con su luz me preguntaba un hombre canoso ataviado con una bata aquel rincón de mundo. blanca y sobre cuyo pecho oscilaba un estetoscopio. Su foco me permitió vislumbrar un pequeño bulto cerca de Intenté que entendieran lo ocurrido pero mi voz se negaba la orilla. Pensé que era un perro muerto o alguna especie de a responder: sentía la garganta dolorida, como si algo blocetáceo varado de poco tamaño. Pero cuando me acerqué, queara su interior. No conseguí que me creyeran, ni entonces comprobé que se trataba de una niña de unos ocho años de ni después. Según el diagnóstico médico aceptado por todos, edad, de piel oscura y enorme ojos negros que me miraron las drogas debieron obnubilar mi razón y afectada por un con cautela. Estaba sentada en dirección al sur, con los brazos desvarío químico, entré en el agua. O quizá me quedé dorrodeando las rodillas y la vista perdida en algún punto impremida en la orilla y acabé arrastrada por las olas. Tal vez trataciso del horizonte. ra de suicidarme, aunque por vergüenza o por miedo nunca Oteé alrededor buscando a quien la hubiera acompañado lo confesaría. hasta allí pero la playa estaba vacía. Y a pesar de mi espíritu Ante mi feroz insistencia, el Ayuntamiento contrató a permisivo e independiente, me sentí escandalizada ante la buceadores para que rastrearan la zona donde, según mis imagen de la pequeña, sola y desvalida al borde del agua. recuerdos, se localizaba la familia migrante y los restos de la Antes de decidir qué hacer al respecto, la niña me miró y patera. Pero no encontraron ni un pedazo de madera ni un chapurreó en un mal castellano con voz clara: fragmento de tela; nada que indicara que las palabras de la —Quiero ir a Europa. ¿Tú sabes cómo ir a Europa? niña y las imágenes de la inmersión fueran algo más que reta—No vas a Europa —contesté yo—. Estás en Europa. zos de una macabra pesadilla. Una sonrisa enorme se apoderó de su cara y tironeó de mi Con el tiempo, yo misma llegué a convencerme de que todo mano. —Ven —dijo—. Acompáñame. Se lo tienes que decir a había sido un sueño. Pero la mirada de la pequeña, luminosa todos, a mamá, a mi hermano Ahmed y al primo Said. A y triunfante, cuando se supo en Europa, jamás se ha se borraZaida, mi vecina, y al resto de la gente… do de mi memoria. Su urgencia me pareció natural y comenzamos a adentrarY desde aquella noche, no he vuelto al mar. nos en el mar. Cuando el agua alcanzaba sus puntiagudos

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El hilo.

Alejandro Perdomo

A lo mejor en una esquina de la casa, en lo que es el final del marco de la puerta, o en el dintel. A lo mejor en la misma cintura del pasillo, esa llena de roces que quedaba detrás del teléfono, justo en ese pasillo largo en el que la casa del maestro de Haría perdía metros. A lo mejor ahí, donde no lo buscaste, queda una muesca, un resto de esa pintura de rotulador permanente con la que siendo chinijo mi hermano empezó a pintar. Estaría bien volver a casa, a esa casa, a ese universo en el que vivimos nuestros últimos días como familia. Hasta ahora mismo no lo sabía, me acabo de dar cuenta (supongo que igual que tú), la estela que dejaba el trazo unía todos los cuartos de la casa. Hasta ahora mismo no supe que si hubiese tirado de ese hilo los cuartos, desperdigados por la casa, se habrían juntado... No sé cómo decirlo, supongo que está en el subconsciente, en la vocación primera de la persona esa necesidad de mejorar lo que te rodea. A los cuatro años mi hermano pintó la casa para envolvernos, para agarrarnos con su trazo, para que no nos separáramos, para que fuéramos la familia en la que él quería crecer... No hubo suerte, no lo entendimos. Meses después mis padres se separaron, y en menos de un año ya no vivíamos allí. Los artistas tienen que existir, tienen que crear, tienen que ser escuchados. La casa se quedó con mi padre solo, que como buen guardián, decidió no tocar nada, dejó la mancha como si fuera una trastada, y el niño, el niño siguió pintando... Cuando uno tiene hijos redescubre la condición humana, no sé

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si te pasó a ti, solo dura un segundo. Me refiero a ese primer instante en que lo ves y entiendes que desde la primera bocanada de aire somos como somos. Es posible que con la vida, con el rato que tenemos aprendamos alguna cosa, a conducir, a querer, a hablar, a controlarnos, a subirnos y a bajarnos de cualquier noria. Es posible que con el tiempo mejoremos eso que nos viene de serie, esa vocación, esa potencia primera que nos define. Una energía nuclear. Yo creo, hablando de él, que lo que mi hermano tiene dentro es la certeza inquebrantable de que esto puede funcionar, supongo más, creo que quiere que nos dejemos de broncas, que seamos hermosos, que vivamos en entornos hermosos, y para eso pinta. Y así, con la dedicación de un artesano, con la determinación de un ingenuo, empezó una guerra que con el tiempo se volvió justa, hermosa e infinita. Las imágenes que rodean a estas palabras son un diminuto aperitivo de un trabajo de más de veinte años, que alcanza la vida de miles y miles de personas en cientos y cientos de rincones (Canarias, Uruguay, Estados Unidos, Grecia, Bélgica, Reino Unido, Argentina, Paraguay, Brasil, Azerbaiyán, Francia, Alemania, Holanda, Méjico, Murcia, Barcelona, Pontevedra, Italia...) Toda esa gente convive con la obra original de un artista que a su manera, con sus naves, sus peces, sus árboles, sus caras, su siluetas, pone y deja para quien lo quiera ver, ese hilo, del que si tiras consigues que las casas, los bloques de edificio, las calles, las paredes ciegas, las medianeras, desperdigadas en su abandono... terminen juntándose. Nada más noble.



Para colores, nuestros clientes.


LUIS MIGUEL COLOMA http://islaflipica.blogspot.com

“Gopali” Carlos Parra

> mi isla

El vértigo de asomarme a ti Soy… Eres… En un abismo de materia oscura, tal vez en algún punto, en algún momento, puedan darse las condiciones para un ‘somos’. O no. Mientras, una noche densa rodea las zonas apenas alumbradas de dos realidades inmensas, insospechadas. Con tendencia a encontrarse, a colisionar, o a no cruzarse jamás. Existo en un océano de tiempo. Olas y corrientes me van tallando, puliendo, sacándome lascas. Orbito en trayectoria errática sin saber si soy planeta o electrón. Apenas una partícula en mi propio universo, con el atractivo magnetismo de poseer territorios desconocidos. Y en la periferia de mi infinitud, el infinito real. Una cantidad inimaginable de otros seres y realidades astrales. Unas me aportan luz, otras colisionan contra mí dejándome cráteres. Entro en campos magnéticos que desvían mi rumbo vital y en todos ellos existe riesgo de desintegración. No lo sé. No lo saben. Ocurre o no. Mientras, sigo flotando en la densidad insondable del vacío. En cualquier otro punto ignoto del infinito, tú. Con tu sonriente y bonita porción de superficie apenas iluminada. Tú, sensual cinta de Moebius. Con tu magnetismo mineral, la asimetría perfecta de tus cráteres y tus divergencias cuánticas. Y con otra inmensidad de tu ser sumida respecto a mí en una densa noche cerrada.

En algún momento, nuestras elípticas pueden cruzarse, o no. Podríamos orbitar mutuamente, saliéndonos de la manada planetaria. Hasta la eternidad… O hasta que otra energía nos meta en su perímetro gravitacional. O puede que una estrella cercana nos vaya amaneciendo. Y vayamos viendo, poco a poco, distintas zonas de nuestras superficies. Que lleguemos, incluso, a conocer nuestros territorios más ocultos. A intuir nuestros valles y montañas y que se acompasen los tempos de nuestras mareas. Podremos vivir primaveras e inviernos, atardeceres largos y tormentas. Siempre, sabiéndolo o no, caminando en la fina línea del límite. En equilibrio temerario. Aun así, lo que veo será siempre solo un poco. Y lo que no, nunca sabré cuánto es, ni cómo. Toda nuestra armonía, hipotética o factible, pende de la casualidad. La existencia, el amor, la felicidad…, habitan entre el infinito y el cero con el riesgo permanente de caer a uno u otro lado de la cuerda. En cualquier momento. Vivir es una realidad efímera. El tiempo es una medida ambigua. Ser es una percepción condicionada entre la construcción del yo y la proyección del tú. Estamos, o no. Podemos coincidir, o no, en cualquier lugar, tiempo o dimensión. Somos realidades binarias. Sin embargo, vivimos convencidos de que la probabilidad infinitesimal de un encuentro armónico es lo normal y que lo efímero es eterno.

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> captura

FotograFía y texto: adriana Sandec

Miedos. Por: Adriana Sandec

Amanece, abrimos los ojos imaginando siempre el tráiler de nuestro día. Lánzate y échate ya a nadar, sin pensar en el frío de las olas. Durante el día, encuentras momentos donde tu pasada niñez toca la fibra y por nostalgia aceptas esa invitación, la de dejarlo todo… la de escaparte a hurtadillas para ir a jugar. Ya nada llega explícitamente y menos por la noche, cuando tienes la oportunidad de reflexionar y creer que algún día podrás cambiar el “no tengo tiempo” por el “me aburro”. Tenemos miedo a tener un reloj que no produce frutos, y es que el tiempo no vuelve y por eso creemos que necesitamos más y más. Somos vulnerables y queremos vivir lo suficiente para saber si nuestro esfuerzo conseguirá materializarse, si nuestra meta más grande quedará registrada en la historia.

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No mires a los lados, mañana volverás a la mar. Amanece, abrimos los ojos y esta vez no da tiempo para imaginar, llegamos tarde. Durante el día, encuentras personas que alguna vez fueron familia y por no hablar a tiempo las cosas, ahora debes cambiarte de acera o disimular con el móvil, dices que ya no hay tiempo para eso y te escudas con “todo pasa por una razón”. Vuelve a anochecer, miras al techo del dormitorio preguntándote si debiste decir o hacer algo, lamentándote de no poder regresar el tiempo. ¿Algún día podrás cambiar el “necesito hacer” por “voy bien”? Y una vez más amanece, pero algo está cambiando, nos quedamos en blanco mientras miramos de nuevo al techo. Respira.


> almacenadas

Cristina La artista Cristina Toledo exhibe su proyecto expositivo Mundos transitorios hasta el 13 de agosto en El Almacén ¿Qué se esconde tras los mundos transitorios? Mundos transitorios es un proyecto artístico en el que llevo trabajando cierto tiempo en torno a la ambivalencia que se establece entre los ámbitos de la ficción y lo tangible; es decir, abordo las fricciones que se producen entre la dimensión real o palpable del mundo que nos rodea y la potencia de las ilusiones, las creencias o las sugestiones que se generan ante la observación de lo no real. A partir de otras series en las que ya había trabajado sobre la representación del duelo y las emociones, comencé a interesarme por la representación del espiritismo y su relación con el ilusionismo a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. En mis series pictóricas más recientes me ha interesado plantear discursos y narrativas que analicen la creación de nuevos imaginarios en los años de aparición y desarrollo de la fotografía,

teniendo en cuenta que lo oculto puede ser más importante que lo que se muestra. La comisaria Natalia Arduengo plantea que la frase “ver para creer” no siempre da respuesta a todo lo que vemos. Efectivamente, en este proyecto expositivo hablamos de forma específica de cómo en los sucesos sobrenaturales, la sugestión y el fraude muchas veces se entremezclan, dificultando la distinción entre la realidad y la ficción. Al abordar este tema desde la pintura pretendo además trazar un paralelismo con esa especie de “complot artístico” que tradicionalmente se ha establecido entre el arte y la realidad, ya que la pintura figurativa no deja de ser un engaño, un juego con los sentidos del espectador.

Entrevista: Pepe Betancort, Área de Cultura del Cabildo de Lanzarote · Fotografía: Emeterio Suárez

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Karina Beltrán

Guio Santana

Cristóbal Tabares

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Alexis W

Mario Rubio

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Francis Pérez

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Manolo Lezcano

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GRACIAS A LA COLABORACIÓN DE:

La sección “MARTE, mar y arte” ofrece un espacio de diálogo para artistas canarios o residentes en Canarias, cuyas obras estén inspiradas en el mar. Aquí tienen cabida las diferentes disciplinas artísticas que habitan en las islas.


MARIO RUBIO

“DONDE NO HABÍA NADA”(2021)

ACRÍLICO SOBRE LIENZO DE 60

X

73

CM.

Para muchas personas el paisaje está vacío de significado o, simplemente, es lo que sus ojos pueden ver en un determinado momento. “Donde no había nada” muestra la belleza oculta a ojos vista que nos rodea y que solo un fotógrafo es capaz de mostrar al común de los mortales.

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CRISTÓBAL TABARES

“FUCK” 2019. ÓLEO SOBRE LIENZO. 120X200 CM. “Se trata de vivir cara al futuro, contribuyendo a construir una alternativa limpia, inteligente, de calidad de vida. No debemos desfallecer, hay que seguir adelante, estar vigilantes y mantener viva la conciencia crítica, pues el futuro nunca está conseguido, lo tenemos que hacer desde el presente” César Manrique

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MANOLO LEZCANO

“ÓRZOLA” ACUARELA . 100X67CM El color blanco tiene una infinita variedad de tonos que se acentúan cuando el mar abraza la costa.

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FRANCIS PÉREZ

“SLA DE BOHOL” Sumergido en el espejo, pastor de peces y algas, mitad hombre mitad agua.

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ALEXIS W

“NOS—OTR@S. EL VIAJE. ISLA DE FERRO” VERANO, 2022 “Yo, tu, el, ella, nos-otr@s, vos-otr@s, ell@s, la esperanza y el mar.”

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KARINA BELTRÁN

“MAR” 2021. ROTULADORES Y ACUARELA SOBRE PAPEL. 50 X 50 CM "Del mar siempre me ha sorprendido ese aparente equilibrio que puede verse perturbado en cualquier momento. La superficie visible, que entiendo como una piel, y el fondo, oculto, que representa lo desconocido"

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GUIO SANTANA

“MARLAVA, 2022”

ACRÍLICO

Y ARENA SOBRE LIENZO.

Pretendiendo transmitir con la arena negra y a vista de pájaro, el sentimiento producido por la vibración de las olas, al chocar contra las duras rocas volcánicas una y otra vez. Cuando ya la fuerza del viento, deja de golpear y aparece un remanso de aguas cristalinas de tonos azulados—verdosos en contraste con la espuma blanca. Que se entremezclan entre las negras piedras volcánicas, sin olvidar la huella que deja en la piel, las salpicaduras del agua del mar, como si pretendiera quedar guardado en nuestra retina y produjera una atracción al pintarlo.

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