EDITORIAL General Efraín Ríos Montt. Este golpista encabezó una sangrienta dictadura en Guatemala entre los años 1982 y 1983. Cursó estudios en la academia estadounidense “Escuela de Las Américas”. En ese centro militar se formó a los más despiadados dictadores latinoamericanos que, con el pretexto de combatir el “comunismo”, sembraron el horror entre educadores, sindicalistas, líderes estudiantiles, campesinos y entre todo aquel que luchara por defender los más elementales derechos. Bajo la dictadura de este sanguinario, se perpetraron las mayores masacres en ese pequeño país centroamericano. Comunidades indígenas como “Las dos Erres” fueron literalmente borradas del mapa. Me cuentan cómo las tropas de élite del ejército “kaibiles” violaban y asesinaban a niñas en presencia de sus padres. Durante décadas, mujeres y hombres fueron sistemáticamente torturados y asesinados bajo la acusación de pertenecer o colaborar con los “insurgentes”. Resulta imposible concebir tanto horror, cuando te narran cómo algunos militares, arrancaban el bebé del vientre de las embarazadas para lanzarlos al aire y atravesarlos con sus bayonetas. Era la política siniestra de “tierra arrasada”. Un genocidio que obligó a más de 40.000 indígenas a buscar refugio en Méjico. Han pasado veinte años desde que volví de aquellos campamentos. Atrás quedaron personas e historias que no olvidaré jamás, y jamás me abandonará el remordimiento por no haber regresado. Dejé familias y amigos que sufrían en silencio el desarraigo mientras en el país de refugio, eran señalados y estigmatizados por cruzar desnudos la frontera.
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EDITOR y DIRECTOR Fernando Barbarin REDACCIÓN María Larumbe
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Con el paso de los años sus sueños se hicieron humildes, ocultaban las heridas bajo un dolor invisible, esperanzados en poder regresar algún día a sus tierras. Un refugiado es una cuna vacía, una foto rasgada, unos restos vivos, el olor a ropa quemada. Un zapato con barro, una mirada sin padres, el silencio pactado, las noches sin sueños y las noches sin día. El llanto desgarrado y mudo, la pesadilla eterna. Son millones de nombres... mis queridas Dilia y Eva. Hoy mis ojos cobardes son ya incapaces de mirar cómo mujeres, hombres y niños son gaseados mientras tratan de cruzar una frontera. La expresión de terror en el rostro de una niña arrastrándose por el suelo me bloquea. Mientras, la imagen de uniformados cargando contra familias me enloquece. Nada justifica ordenar o acatar esa orden. Ni en un despacho enmoquetado, ni en el interior de un furgón policial. El dedo y la pluma aprietan el mismo gatillo. Todos ellos representan la escoria humana, la inmundicia, la cloaca intelectual de los hombres. Sé que la razón tiene que ser sensible al amor y no al rencor. Pienso que la ira es incompatible con la inteligencia, la inteligencia con la venganza y la venganza con el perdón. Pero el odio que habita entre mis tripas no lo entiende. Mi justicia para todos y cada uno de los responsables políticos y policiales no sería menos despiadada que su injusticia. Europa demuestra su verdadero corazón de cartón piedra, mientras, sus codiciosas manos continúan vendiendo armamento a los países implicados en este conflicto. El lucrativo negocio de la guerra genera demasiadas facturas. Espero que llegue el día en que sean ellos quienes las paguen.
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SUMARIO
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REPORTAJE
FOTOSUB >
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14
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24
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“Amar la mar” Un muestra marina entre los diferentes departamentos didácticos de la Escuela de Arte Pancho Lasso
MI ISLA >
Carlos Minguell · 12
Luis Miguel Coloma · 20
Fotógrafos que nos muestran la magia de la vida submarina a través de su cámara.
Cuán contradictoria es nuestra existencia… Nuestro avance es a su vez alejamiento, como lo es...
CAPTURA>
MAR DE CANARIAS >
José Azaola· 13
Félix Hormiga · 21
El mar... el océano ... azul como el cielo... Desconocidos tanto como el universo.
Este trozo de isla que se adentra en el amplio océano y, para ser más exacto y familiar...
ABC SUB >
ARTICULO >
Corpus Mediterraneum Mare · 14
Oscar Presilla · 24
Con lo que pesa la conciencia y con lo grande que debe de ser el mundo, nos empecinamos...
Es sabido que el Sudeste Asiático está repleto de islas maravillosas, desde el Mar de...
2NU2 >
ARTICULO >
Pancho Lasso · 16
Delfinarios · 26
Espacio para la muestra de obra realizada por los alumnos y alumnas de la escuela.
El primer delfinario comercial se estableció en 1937 en St. Augustine (Florida, EEUU).
MENSAJE PARA... >
ARTE COLECTIVO >
Saúl García Crespo · 17
Parto Cerebral — ARS Magna · 27
El sentido habitual de los periodistas que recorren el camino entre...
Espacio para el arte asociativo conejero canalizado por asociaciones culturales.
FOTODENUNCIA >
ISLAGRAM >
Vergüenza y orgullo · 18
Espacio móvil · 30
Localización de diferentes actividades en la conservación y cuidado del medio ambiente.
En muchas ocasiones la belleza se camufla en lo cotidiano, una mirada tras la cámara...
MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE · MAR Y ARTE ·
FOTOGRAFÍA > Javier Chombi . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32 FOTOGRAFÍA > Gerson Díaz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33 PINTURA > Elena Betancor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
MAR Y ARTE · 27 Espacio de intercambio artístico donde el punto de referencia para el desarrollo creativo se genera en torno al mar.
RELATO > Jose Ramón Betancort . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35 ESCULTURA > Franc Cordeiro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36 ESCUTURA > Julia María Martín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37 PINTURA > Sara Zebrian . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
Amar la Mar "Mar marmolado" (Reproducción por colada). 1º CFGM Vaciado y Moldeado Artísticos.
E
l escritor alemán Ernst Jünger, de escala en Gran
zos, cadáveres exquisitos, libros—objeto… ¡todo el atrezzo que uti-
Canaria en los años 70, no pudo evitar su asom-
liza a diario en su representación el inabarcable teatro del
bro en la sala circular del museo Néstor ante los
Atlántico! Podría decirse que una gran ballena hubiera vomitado
óleos que componen la serie titulada “Poema del
lo contenido en su estómago durante décadas de devoración en
mar” del pintor modernista canario. Jünger se
el hall, en el “arrecife” de la Escuela o que una ola de incontenible
sintió materialmente “sumergido” ante la obra
creatividad lo ha inundado obedeciendo a un golpe del tridente
de Néstor de la Torre, ante sus tritones, sus resonantes caracolas,
de Neptuno.
sus peces mitológicos y el omnipresente azul marino. Algo seme-
Pero esto son solo imágenes; la verdad, la hermosa, la valiosa ver-
jante —salvando las obvias diferencias de calidad entre un maes-
dad es que todo esta muestra artística titulada “Amar la mar” es
tro y unos principiantes— le pudo ocurrir a quienes visitaron el
una propuesta de los distintos departamentos didácticos de la
hall de la Escuela de Arte Pancho Lasso en el pasado mes de mayo
Escuela de Arte Pancho Lasso bajo la coordinación, el pilotaje, de
y contempló allí un excepcional conjunto oceánico: cardúmenes
la profesora Viky Bonilla y ejecutada por alumnos y docentes, un
multicolores, botellas arrojadas al mar con mensajes fotográficos,
verdadero caleidoscopio multidisciplinar.
erizos y moluscos esculpidos en las fosas abisales, olas de escayo-
Se ha conseguido “meter el mar” dentro de la Escuela. Se ha con-
la, peces pintados, vídeos submarinos, medusas de terracota, lien-
seguido traer la playa a la orilla de las aulas.
Instalación a la entrada de la exposición
"Erizos de mar" (Terracota). 2º de Bachillerato Artístico. Optativa de Cerámica
7
2º de Bachillerato Artístico. Artes Aplicadas a la Escultura
2º CFGS Gráfica Impresa
1º de Bachillerato Artístico. Dibujo Artístico
8
2º de Bachillerato Artístico. Optativa de Cerámica
Antonio Cabrera Robayna. 1º CFGS AA. Escultura
1º CFGM de Vaciado y Moldeado Artísticos
2º de Bachillerato Artístico. Optativa de Cerámica
1º de Bachillerato Artístico. Volumen
"Maradentro", de Diego Ruíz Cantos (1ºCFGS de Fotografía)
Documental submarino de 11 minutos de duración en proyección contínua
9
"Memorias del mar", fotografía y texto de Direy Hernández Suárez (1ºCFGS de Fotografía)
"Enmarañados", un trabajo realizado en el estudio de la Escuela con la participación de Nieves Cabrera, Gervasio Santana, Idaira Arráez, Lorena Méndez y con la edición original de Gervasio Santana (1º CFGS de Fotografía).
Una de las ventajas de una Escuela de Arte — acaso su mayor ven-
Un ejemplo de esa consanguineidad manifiesta ha sido esta expo-
taja— con respecto a otros centros de enseñanza, es el hecho de
sición de “Amar la mar”: la escultura tiene la sangre del dibujo que
la consanguineidad disciplinar; muy difícil se presenta en un insti-
tiene la sangre de la fotografía que tiene la sangre de …: una
tuto al uso la relación interdisciplinar: ¿cómo poner en diálogo un
misma sangre o , en el caso que abordamos, una misma espuma.
saber como la química con otro como la literatura, o la música o la
Y una disciplina que se suma a otra, que colabora con otra, no es
geografía?; en una Escuela de Arte es “naturalísima” la relación entre
una simple adición, sino que se produce un efecto de multiplica-
sus distintas áreas, porque entre ellas existe una familiaridad que las
ción en su resultado: esta es una de las potencias —puede que la
atrae, una imantación; esas disciplinas son —como diría el cubano
mayor— de un trabajo colectivo, panorámico, el propio de una
Lezama Lima— “fragmentos a su imán”, al imán del Arte.
Escuela de Arte.
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Morena, Muraena augusti
FOTOSUB> CARLOS MINGUEL www.ocean—photos.es / www.carlosminguell.es
mari exici El mar ... el océano ... azul como el cielo... Desconocidos tanto como el universo. "Nos creemos tan grandes y desde aquí se ve todo tan pequeño", siento mientras veo nuestro suelo como un pájaro. Aquí me percibo libre, sobre nada, bajo nada, y respiro. La vida es un regalo que moldear junto a nuestras manos, un baile, un viaje del que aprender, del que disfrutar, una aventura en la que depende sobre todo del cristal con la que se mira. A mí, me basta con esto; Poder respirar este aire fresco, sintiendo como me limpia por dentro, observar lo que me rodea y ver su inmensidad... Y vuelvo a pensar mientras puedo ver a la gente del tamaño de una hormiga, nos creemos tan grandes, pero somos tan pequeños, ¡Nos puede matar un simple insecto! Mi espíritu ríe por sen-
Fotografía: José Azaola · Texto: A. AlPa
tirme dichoso sintiéndome libre, por encima de nada, por debajo de nada. Todo según desde donde se mire.
He surcado el cielo cerca del mar, Expectante contemplo sus brillos, Rozando el aire, Miro a todo alrededor, Azules bañan mis ojos, Ningún momento es eterno, Otra vez subiré al suelo. A. AlPa http://eskizofrenialirika.blogspot.com.es/
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ABCSUB
FOTO: FRANCIS PÉREZ www.uwatercolors.com TEXTO: MARIO M. RELAÑO http://hisaetuvalu.wix.com/mariomrelano
CORPUS MEDITERRANEUM MARE Con lo que pesa la conciencia y con lo grande que debe de ser el mundo, nos empecinamos los humanos, una y otra vez, en hacernos terriblemente infelices los unos a los otros, cuando de lo que se trataría es de vivir para ser feliz y no vivir para esperar morir. Los días deben de ser muy largos y penosos para todos aquellos obligados a llorar en silencio y mojar sus mejillas más de lo estipulado. Pero aún más dilatadas han de ser sus noches, cuando el pensamiento rechaza desconectar de su realidad y las manecillas del reloj del tiempo se empeñan en retrasar el alba. Cualquiera de ellos se levantará cientos de veces hasta el hartazgo, para percibir el horizonte borrado por el cielo. Y es que el mar ahogó a muchos de los suyos por la extrema crueldad de quien se creyó dueño de los destinos. Y estos canallas dedicados a robar almas crearon los cementerios de niños, cementerios mojados y salados, de adultos y mochilas pero mojados, cementerios de enseres, cementerios de gritos callados y sin lugar a lágrimas. En definitiva, cementerios de mar. Y el cacique titular de destinos, provocaba grandes mareas con la subida de las aguas, al tapizar de cuerpos los suelos de lo que antaño era un fondo de hábitats de interés ecológico
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marino al que hoy, al contrario, llaman el Corpus Mediterraneum Mare. Recordaré ahora la vergüenza en lugar de recordar aquella pobreza y aquel miedo del inicio. Cuando llegaron con sus bolsas y sus pies mojados manchados de barro que olían a un no sé qué, con sus ojos negros suplicando, nosotros mirábamos cómo de azul estaba el mar. Y cuando hoy las comunidades europeas tratan con las turcas el cierre de ese Corpus Mediterraneum Mare, nos echamos las manos a la cabeza. Y ahora la vergüenza de ese cierre, una vez que han conseguido tapizarnos de cuerpos el mar, me hace preguntarme continuamente qué pasaría si la UE diera el dinero a los refugiados en lugar de a Turquía, para dejar de seguir escuchando que nuestro mar es cementerio de huidos de la guerra. Aunque esta vergüenza nunca impedirá que la playa se reabra en verano cuando deje de sonar el drama de los refugiados, entre otras cosas, porque el invierno habrá terminado de matar a los que sobrevivieron. Nuestros cuerpos quedarán bronceados y las alarmas de la crisis humanitaria dejarán de sonar, porque al fin y al cabo, que cada uno llore sus propias penas.
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Diego GĂŠnesis
Mensaje para
una botella Saúl García Crespo
LA SEGUNDA MUERTE DE RODOLFO WALSH El sentido habitual de los periodistas que recorren el camino entre la realidad y la ficción es este: primero se ocupan de lo más inmediato, lo más cercano y lo más breve y pasan, poco a poco, por perder el interés de lo que ocurre y no pueden cambiar para ocuparse de crear una realidad alternativa. Rodolfo Walsh (Argentina, 1927) hizo lo contrario. Comenzó escribiendo relatos policiacos y acabó tan implicado en la realidad que le rodeaba que casi cuarenta años después de su muerte no se sabe dónde está su cadáver. Walsh engrosó la lista de desaparecidos de la dictadura argentina el día siguiente de publicar una 'Carta abierta a la Junta militar' que se había hecho con el poder un año antes. En esa carta, extensamente documentada y sin ahorrarse nombres y apellidos de los muertos y los responsables, Walsh, además de cargar sobre las espaldas de los militares un escenario de 15.000 desaparecidos, 10.000 presos, 4.000 muertos y decenas de miles de desterrados, les dedicaba unas lindezas como éstas: “Lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades”. La carta acaba así: “Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles”. Son las últimas palabras que escribió. Seis meses antes, una de sus hijas se había pegado un tiro en la cabeza para que no la detuvieran con vida. Su hija, como Rodolfo Walsh, había ingresado en la organización armada Montoneros para hacer frente a la dictadura. El compromiso social de Walsh, un magnífico escritor de ficción, con un estilo tan sencillo como brillante, también le había hecho fundar la Agencia clandestina de noticias,
Ancla. Su objetivo era informar de todo aquello que la dictadura quería ocultar. Todos los que pertenecían a ella se jugaban la vida. Enviaban sus informaciones con el objetivo de informar a los que informaban, a las redacciones de los medios de comunicación, a pesar de que no las publicaban, y encabezaban así sus textos: “Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos, nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información”. La obra más importante de Walsh es 'Operación masacre', un libro escrito con la técnica de una novela negra pero que narra hechos que son estrictamente ciertos. Durante una sublevación en 1956, los militares detienen a una decena de personas y las fusilan. Pero algunas logran escapar y a Walsh le llega la noticia de que “hay un fusilado que vive”. Ahí arranca una obra que se adelantó en una década al nuevo periodismo, el que popularizaron Truman Capote, Tom Wolfe o Gay Talese, que hicieron lo mismo que Walsh: aplicar técnicas narrativas de ficción en hechos verdaderos, pero con un compromiso social menor y en un ambiente político en el que su vida no corría peligro. Si van a cualquier librería podrán encontrar sin problema obras de estos tres autores norteamericanos, a los que merece la pena leer, pero tendrán mucha suerte si localizan un libro de Rodolfo Walsh en España. Si la única manera de mantener vivo a un escritor es que sus obras se editen, se puede afirmar con rotundidad que estamos asistiendo a la segunda muerte de Rodolfo Walsh. Y aunque las dos sean injustas, la primera sí que es irreparable.
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.. VERgUENZA
tando alcanzar la Miles de refugiados sirios, huyen de la guerra, intens europeas. idade autor las de costa de Lesbos ante la pasividad
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y
y
FotografĂa: Santi Palacios
orgullo
Voluntarios de Proactiva (empresa encargada de la vigilancia en la Playa de El Reducto), auxilian desde el 2015 a las familias que llegan a la costa. Puedes colaborar con ellos entrando en: www.proactivaopenarms.org
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isla Luis Miguel Coloma
Montaje: Nicolás Melián
mi
http://islaflipica.blogspot.com.es/
COMUNICACIÓN TRANSVERSAL Cuán contradictoria es nuestra existencia… Nuestro avance es a su vez alejamiento, como lo es nuestra expansión global. Podemos interconectarnos en tiempo real con el otro extremo del planeta al tacto de dos o tres teclas, pero andamos por el mundo como gato al que le han cortado los bigotes. Tan lejos quisimos alcanzar y llegar, que en esta elevación perdimos el contacto con nuestra propia esencia. Y cuánto hemos ganado… Y cuánto hemos perdido. Qué nos dejamos en el camino… Pues, a bote pronto, buena parte de nuestras aptitudes extrasensoriales. Esas que no se pueden explicar de forma lógica, como la intuición. Esas que están más allá de la tecnología y la ciencia, como la extraña capacidad de sentir que algo está pasando, como que un ser con el que tenemos un vínculo, se encuentra en peligro o bien, que algo le ocurrió. O que pronto tendremos noticias o veremos a esa persona que ha pasado en un flash por nuestro pensamiento. Sabemos que existen porque todavía nos queda algo. Porque todavía hay personas que las ejercitan, que trabajan la introspección y la búsqueda de su ‘yo’ esencial, en el que permanecen atesoradas todas estas capacidades y muchas más que ya hemos olvidado. Que ni siquiera somos conscientes de que un día tuvimos… Hubo un tiempo en el que no estábamos contaminados por nuestra ambición. Un tiempo en el que nuestra felicidad se proyectaba íntegramente en el simple y maravilloso ejercicio de existir. En aquel momento de nuestra consciencia, podíamos entender lo que nos decían las plantas, los animales, las rocas, el agua, el viento… No había planchas de goma ergonómica que 20
separasen nuestra piel de la tierra o de la hierba y, como toma de tierra a través de nuestros cuerpos, se canalizaba libremente la energía. Éramos felices porque no conocíamos la agresión ni la alienación como forma de relacionarnos con el entorno. No necesitábamos palabras porque nuestro lenguaje residía en la capacidad de sentir. No hacían falta palabras ni sonidos. No queríamos ser más que nadie porque nos bastaba con el hecho de ser. Y el hecho de existir, de vivir, también era más importante que la individualidad. El ‘ser’ aún no era ‘soy’. El estoy no nos importaba y el 'yo', aún menos. Éramos energía. Luz, viento…, felicidad etérea. Apenas nos queda un ápice de este estado en los primeros instantes de la vida. Mientras se construye la consciencia del ‘yo’. En ese tiempo en que el ego está ‘en construcción’, aún podemos comunicarnos con los animales. Podemos hablarles y entenderles, de la misma forma que éstos interactúan entre ellos. Todo es ahora. El pasado y el futuro son absolutamente intrascendentes. Por eso los bebés son felices la mayor parte del tiempo… Pero poco a poco nos van inoculando el veneno de la realidad espacio—temporal y a medida que lo asimilamos, esa felicidad primigenia se va haciendo pequeñiiiita en el espejo retrovisor de nuestro calendario existencial… Hasta que la irrupción del ego la disuelve. Empezamos a entender las primeras palabras que escuchamos y todo aquel extenso edén cognitivo y sensorial se convierte en una angosta y desmejorada Torre de Babel. Cuando empezamos a entender ya está todo perdido. Ya está todo olvidado…
Mar de Canarias Las mujeres del sur Este trozo de isla que se adentra en el amplio océano y, para ser más exacto y familiar, en nuestro Mar de Canarias, busca, sobre todo, refrescarte, quitarte de arriba la pesada tierra transahariana que se posó sobre tu cuerpo en tierras de Maxorata. Servirá también este entrante basáltico como atadura para tu cuerpo, para que puedas oír claramente a las sirenas, pero que te impidan ir tras ellas, en sus correrías, donde el mar se hace abismo obscuro y donde habitan las almas de los ahogados. Allá, donde el fondo limoso está llenó de monedas que no pudieron ser entregadas a Caronte. Monedas que en las noches oscuras del mar fabrican ardentías. Tras esta punta de piedras brillantes el mar se hace infinito También para mí el tiempo se mide en soledades, pese a que se me escapa como el agua en cesta de pírgano. A veces me acerco a la orilla del mar y mido con la mirada la distancia entre mis pies y el triángulo albo que rompe al horizonte. Si fuera capaz, metería toda esa medida de mar en una sola página de mi agenda virgen. Ay, si así fuera, se harían posible las citas de mi diario, los amores soñados fijarían cardinales sobre mi piel y los labios anhelados de mis sílfides preñarían de carmín todo el cielo; las dríadas serían eternas en sus bosques eternos; y el amor de mi vida estiraría olas con una antigua plancha de carbón, mientras tararea una canción del sur llena de murmullos de brujas y camellos que levantan al aire del sueño un manto de pesadillas. «Quiéreme», le dije un día, «quiéreme y seré para siempre el fresco arrullo de tu almohada» y ella me miró intensamente y con sus dedos finos volvió a dibujar sobre mi cara el rostro que me había fabricado mi madre cuando comencé a buscar mi Ítaca en su vientre generoso. Y, supe, entonces que me iba a querer a su modo, que sería un amor entero pero distinto, que habría días que repetiría mi nombre por las calles y otros que no se acordaría de mi existencia. El sur no engendra mujeres sino seres con su rostro. Los ojos de las mujeres del sur ven más allá de las montañas del esquivo horizonte; brillan como la mirada de los tibicenas cuando aparecen en los pliegues obscuros del tiempo. Sus besos son iguales, calman la sed pero te preñan de un fuego que no hay agua para apagarlo. En los pozos del sur no crece la yerba alrededor del brocal, como si no fuera agua lo que se extrae de ellos, como si de una descuidada salpicadura no pudiera alimentarse la semilla que espera siglos bajo tierra. Costra polvorienta y salada alrededor de los pozos, marcados por basaltos requemados, vomitados desde el mismísimo infierno. Dicen que crecería la
yerba si las brujas cesaran sus frenéticos bailes, pero eso será imposible: los aquelarres mantienen vivo el cielo del sur, con sus estrellas distintas y su obscuridad fabricada de amontonamiento de sueños. Sin los conciliábulos el sur sería un vulgar punto cardinal, sin magia, sin magnetismo, sin sirocos y sin llanos y lomas erizados de encuentros furtivos entre la luna y las mujeres. Las mujeres del sur que no son mujeres sino seres con su rostro.
Tambien hubo un tiempo en que el mar no existia, solo tierra Tengo que escribirte una carta para explicarte este acontecimiento. Es verdad, hubo un tiempo de tierra, y fue no hace mucho. Recuerdo que me desperté con una extraña sensación, un silencio brutal, amenazador. Habían huido las voces de los pájaros, el rumor del viento y (sorpresa) la siempre sonoridad del mar. Me levanté de la cama y me vestí como un ciego; salí a la calle como un cazador olfateando el aire. De mi antigua casa, la de la patria, al mar, apenas mediaban unos pasos. El mar no estaba, se había ido y un millón de charcas miraba espejeante la profundidad del cielo. Solo había un anciano escudriñando la distancia, buscando la primera ola. Me acerqué y miré en la misma dirección y con la misma pose de pecho avanzado y cabeza lanzada hacia el infinito. El mar se había ido. «En cuanto salga el sol, también esas charcas se quedarán sin agua», dijo el viejo. Miré hacia su cara y descubrí que no tenía ojos, dos círculos de tierra seca y agrietada ocupaban su lugar. Entonces supe que el mar no se había ido, solo se había escondido huyendo de él, de su sed. Cuan extraño es, sin embargo, mirarte a la cara y no verte De muchas formas te imagino, pero ninguna de ellas perdida, lejos del centro de tus propias cosas. Si te bastara respirar para ser, no serías. Serías otra, tal vez una mujer feliz, tal vez una mujer clandestina e injustamente maltratada; o, tal vez, una mujer, sin más. De la forma más curiosa que te he imaginado es una ocasión en que te oí hablar en portugués con acento caboverdiano. Tenías la mirada embebida en soledad y tus manos eran diestras como vencejos. Cantabas una canción con sabor a ron y en tu baile danzaban todos los marinos del mundo. Yo estaba allí, sentado en un noray, maldiciendo estar tan lejos de casa un 25 de agosto. Esta carta contiene datos exclusivamente fidedignos, si se hicieran públicos dejaría de ser una conversación íntima, secreta, como el color de las flores antes de abrirse el capullo.
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MALOS TIEMPOS PARA KOH RONG Texto y fotografías: Oscar Presilla http://unbilletedeida.blogspot.com.es
Es sabido que el Sudeste Asiático está repleto de islas maravillosas, desde el Mar de Andaman hasta el Océano Pacífico, cualquier fotografía de una de esas idílicas playas con cocoteros cayendo sobre arena blanca y aguas cristalinas, son el reclamo perfecto para los turistas que andan buscando un destino para sus próximas vacaciones. Y durante el tiempo que llevo instalado en esta parte del planeta, he perdido la cuenta de las que he visitado en diversos países de la zona. Algunas están sobrevaloradas, siguen manteniendo su belleza natural, pero quizás sea su fama, la globalización o la extensa información que encontramos hoy en día en internet, lo que ha contribuido a que se conviertan en destinos explotados y demasiado trillados. Por un lado, puede ser culpa de las autoridades locales, a quienes les ha atraído esa mala fórmula que dice “pan para hoy y hambre para mañana”, sin preocuparse de evaluar las terribles consecuencias que el turismo excesivo puede traer al ecosistema, la sostenibilidad e incluso a los habitantes del lugar.
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Por otra parte, también son responsables de este desastre, muchos viajeros que vienen desde el otro lado del mundo, sin ningún interés por la cultura y las tradiciones de estos países. Traen en su equipaje ese binomio de playa y fiesta, sin importarles lo más mínimo lo que piensen de su actitud los lugareños, y al final no sabemos, si nos encontramos en KohPhangan o en Ibiza. No obstante, estamos hablando de miles, de muchos miles de islas, y por suerte siguen ganando por goleada las que siguen siendo paradisiacas a las destrozadas. Personalmente me voy haciendo poco a poco un listado de mis favoritas, algunas a las que vuelvo siempre que puedo, sobre todo en Filipinas e Indonesia, unas pocas en Tailandia y algunas en sus países vecinos. En Camboya existe una isla a la que le tengo un cariño especial, su nombre es KohRong y es un lugar ideal para pasar unos cuantos días de relax, disfrutando de su naturaleza, de su mar, de su jungla y pasar gratos momentos al caer la tarde charlando con
“No quedan más que un par de años para que comience la devastación de KohRong” sus habitantes, mientras compartimos unos tragos de cerveza o ron. KohRong está situada en el Golfo de Tailandia, a unas quince millas del continente. Un paraíso que de momento sigue prácticamente como antes, jungla y montañas en su interior, cuatro pequeñas aldeas en su costa y unas cuantas playas desiertas y kilométricas. Un total de unos mil habitantes que llevan generaciones viviendo allí, dedicándose fundamentalmente a la pesca y en los últimos años al turismo, pero no al turismo de masas, sino a los viajeros que llegan por su cuenta desde Sihanoukville y se alojan en sencillos bungalows de madera y bambú en el centro de Tuich y sus alrededores. Pero desgraciadamente le queda muy poco tiempo a KohRong para seguir viviendo en paz. Dos compañías de inversiones han alquilado el total de la isla, mediante un leasing al gobierno camboyano durante noventa y nueve años. Una de estas empresas tiene sede en Hong Kong, y la otra es la macabra y temida Royal
Group, una empresa controlada y manejada por el corrupto gobierno de Camboya y las élites del país. Royal Group está expropiando gran parte del territorio jemer y forzando el desplazamiento de millones de camboyanos, echándoles de sus tierras sin recibir nada a cambio. No quedan más que un par de años para que comience la devastación de KohRong; quien no conozca la isla que vaya antes de que sea demasiado tarde. El proyecto de los inversores se parece más a una película de terror. Deforestarán la jungla para construir un aeropuerto internacional, campos de golf, centros comerciales y carreteras. La costa se llenará de resorts de lujo, casinos y una base militar. Y como siempre pasa, serán sus habitantes, esas familias de pescadores que llevan allí generación tras generación cuidando de su paraíso, quienes se lleven la peor parte. Solo les han dado dos opciones, irse de la isla o vivir todos juntos y apiñados en una especie de ghetto en una esquina, por supuesto en la zona que menos recursos naturales tiene.
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¿ ¿Delfinarios El primer delfinario comercial se estableció en 1937 en St. Augustine (Florida, EEUU). Desde entonces y a pesar de que la ciencia haya demostrado que estos animales sufren en los delfinarios, aun hoy en partes del mundo como China, Japón, Rusia y México, esta industria está en auge. Sin embargo, ya muchos países han prohibido el cautiverio de cetáceos, su importación y exportación y en algunos estados expresamente los delfinarios o, sin legislación al respecto, han denegado permisos de construcción. Es significativo que muchos de los principales críticos de la manutención de cetáceos en cautividad y de los espectáculos que los utilizan, sean personas que en un pasado han trabajado para la industria del cautiverio. Albert López, ex jefe de entrenadores del Zoo de Barcelona, admite que los delfines en los parques acuáticos están “francamente mal” y que “si actúan durante los espectáculos es por hambre”. Richard O’Barry, el ex—entrenador de los diversos delfines que representaban al delfín Flipper, dedica ahora su vida a luchar contra los delfinarios a través de la entidad The Dophin Project. Asimismo, Samantha Berg, ex adiestradora de orcas en Sea World, expuso algunos de los problemas del cautiverio en el premiado documental Blackfish. Porque el trasfondo que tienen los delfinarios y que los espectadores del juego y el espectáculo no vemos, es el sufrimiento que estos cetáceos padecen, ya que nada, absolutamente nada de su anterior vida en el mar, queda después de su captura. Una aproximación. Imaginemos los métodos de captura, estresantes y potencialmente letales. Su nuevo hábitat será un pequeño tanque, con agua dulce con sal y aditivos, donde se
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deprimirá y debilitará (muchos ejemplares mueren durante los primeros días de su captura). No podrá utilizar su sónar natural y soportará música a todo volumen. Pensemos que en la naturaleza, los cetáceos son animales activos; nadan entre 95 y 160 km al día, sumergiéndose a varios metros de profundidad —hasta 90 m—. Nadan incluso cuando “duermen”. Viven en grandes grupos, con lazos sociales muy cohesionados y duraderos, especialmente entre las madres y sus crías y algunos que duran toda la vida. Cooperan entre sí para pescar e incluso se ayudan cuando uno lo necesita. En cautiverio, se juntan delfines de distintos orígenes —extraños entre sí— que no les permiten establecer una jerarquía natural. Esto lleva a problemas de socialización, al desarrollo de guerras de dominio y a comportamientos agresivos entre ellos debido al estrés. Para mantenerlos calmados a veces se les suministran hormonas. Otro aspecto a tener en cuenta es el tema de la comida. Aunque es posible entrenar a los cetáceos sin necesidad de mantenerlos privados de alimento y mediante otros refuerzos positivos, todavía se utiliza la privación de comida en delfinarios de todo el mundo, ya que es más fácil y rápido. Sin duda, mantener a los delfines un poco hambrientos les induce a seguir actuando. Por eso los delfines son alimentados durante el show. Como dato que resume lo anterior, se estima que la esperanza de vida máxima de los delfines es de unos 50—60 años, mientras que en cautividad rara vez viven más de 20. Aprender y disfrutar de la naturaleza, no precisa conocer los animales en cautiverio. Si puedes observarlos en su hábitat estupendo. Pero descubramos y disfrutemos de las especies que nos ofrece el entorno en que vivimos.
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L
a Asociación Cultural y Artística Ars Magna, nació en el año 2012 para intentar trabajar colectivamente en torno al graffiti y la cultura urbana en Lanzarote. Desde el año 2015, los miembros de la asociación han estado trabajando duramente y de forma voluntaria, rehabilitando un edificio abandonado en Puerto del Carmen, para convertirlo en un espacio de creación multidisciplinar, centrado sobre todo en la crea-
ción gráfica y la música. En los últimos meses, Ars Magna ha colaborado y participado en multitud de actividades, como la Bienal OFF, el IES Arrecife o el festival Expresión Urbana, entre otros. La asociación pretende seguir ofreciendo talleres y actividades dentro de sus posibilidades, tanto colaborando con artistas y entidades independientes, como realizando producciones propias en su sede.
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AYUNTAMIENTO DE ARRECIFE Concejalía de Cultura
AYUNTAMIENTO DE TEGUISE Concejalía de Cultura
AYUNTAMIENTO DE HARÍA Concejalía de Cultura
JAVIER CHAMBI
“Mantarraya” Respiro la vida que sopla su fuerza
Teresa Manera
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GERSON DÍAZ
“sin_título” La realidad siempre supera a la ficción, aunque a veces, no. A veces se confunden, como el hecho de que un amigo desaparezca para siempre en unos minutos sin explicación alguna. Un hecho que aparentemente no pasará jamás, un hecho que parece formar parte de una macabra ficción, pero no. Ocurre. Ahora me quedo con su recuerdo, que no es más que una especie de ficción sobre una realidad pasada, pero una ficción que reconforta. Una ficción que supera y por mucho a la realidad. Otros sueñan con otras cosas, cada uno con lo suyo, pero la vulgar realidad siempre estará ahí para recordarnos que mi amigo ya no está, y que eso a lo que le das la mano es una modelo de cartón. Dedicado a mi amigo B.W.
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ELENA BETANCOR
“isla_i” Olvidar tu mirada difuminada en la huida, dejándome un naufragio azul. Acaso, una isla.
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JOSÉ RAMÓN BETANCORT MESA Acuarelas: Francisco Montelongo
“El BotE” La luna todavía iluminaba tenuemente el llano de Valterra que se extendía frente a mi casa hasta Porto Naos. Aún era de madrugada cuando me levanté para ir a pescar por primera vez a la Baja de Juan Rejón. Mi padre había llegado de Cabo Blanco el día anterior y me había prometido que me llevaría a pescar en el bote de su tío Santiago. No tendría yo ni cinco años. Lo sé porque aún me colgaban los pies de la silla de la cocina nueva de formica que había comprado mi madre con las perras del anterior viaje. Mi padre me sentó para darme un buchito de su propio café sin que ella se enterase. Un pizco de café que a mí me supo a gloria. Aunque estábamos en mayo, me puso un chaquetón enorme que encontró en el ropero, con la esperanza de calmar un poco a mi madre que desde la cama de la alcoba no hacía sino pelear por querer llevarme a pescar siendo yo aún tan chico y a aquellas horas. Preso de la emoción y de la alegría, yo apenas había podido dormir en toda la noche. Y ahora me caía de sueño. Sin embargo, esa sensación se desvaneció sola al vernos en la calle con las cañas en la mano, con el cesto del camalión vivo y con la caja de los aparejos de pescar. “Vámonos, que ya la marea viene para arriba”, sentenció mi padre. Después de comprar un bocadillo de jamonilla en la tienda de Pano y de recoger los remos en casa de mi abuela Margarita, llegamos a la orilla húmeda y fangosa del Charco de San Ginés. Aún recuerdo el olor a marea, el húmedo rocío del alba sobre el leito, las panas y el tanque del bote, el roce bronco de la desgastada madera de los remos, el rebullicio del camalión revivido tras ser sumergido el cesto en la marea, la sensación del agua fría en nuestros pies, el trajín de la preparación del bote y los sonidos temblorosos de la mañana que a nuestro alrededor anunciaban ya nuestra inminente partida. Antes de que soltara las amarras, mi padre se dio la vuelta y comprobó que Tío Santiago ya se encontraba en el postigo de su casa, con su desgastado cachorro negro y con la cachimba encendida. Sus ojos diminutos y verdosos vieron cómo mi padre levantaba su mano en silencio para despedirse, mientras le señalaba que el bulto menudo e
indefinido que estaba sentado en la popa del bote no era otro sino yo, inmóvil, callado y desesperado por ver partir aquella embarcación de la que ellos tanto hablaban en sus tardes eternas en los chaplones de la casa que da al Morro de la Elvira. Para mi padre y Tío Santiago no existía otra realidad que el mar. Yo los miraba en silencio, sin atreverme a abrir la boca, atento a aquel derroche de magisterio marítimo en forma de retahíla infinita de nombres de barcos, de peces, de personas, de lugares y de sucesos anclados en un tiempo remoto, descritos con un tono narrativo propio de un pasado mítico—legendario y plagados de acciones realizadas por protagonistas de una naturaleza sobrehumana, como aquel renombrado viaje al Salvaje realizado por los Betancores. Su tiempo no lo marcaban ni los relojes ni el paso de los días, sino el eterno ritmo de las mareas, el salir y el ocultarse de las lunas y los soles, el estado del mar o la evolución constante de las nubes o de los garugones, que era como ellos las llamaban. Las horas y las mareas se enredaban en un jeroglífico certero que configuraba un territorio insondable sobre el que se elevaba su existencia más certera, que no era otra que la mar. El mundo empezaba en la orilla y terminaba donde se acabara el mar. Quizás por eso, ellos construyeron sus casas en la orilla del mar. O lo que es lo mismo, a la orilla del Charco, que era donde empezaba el mundo. Para ellos, la isla como territorio lo formaba el perímetro de la costa con sus marcas y el perfil cambiante de Lanzarote vista desde el mar. El resto de la isla era como si no existiera. De hecho, casi ni se nombraba. Finalmente, zarpamos. Nada hay en el mundo como la sensación primera de sentirse a bordo de una embarcación sobre la superficie tranquila del Charco de San Ginés, en el momento exacto que se dan las primeras brazadas a remo en dirección al Puente Grande. Metí la mano en el agua, con cuidado de no mojar el pesado chaquetón de una de mis hermanas, para sentir el gozoso movimiento de la navegación, mientras veía a través del agua cristalina el fondo pedregoso y el huir despavorido de las lisas y de los cabosos. Cuando cruzamos el puente y mi padre emparejó la vela del bote, un sol huérfano que se despertaba entre las nubes de un alisio enfermizo tiñó de un turquesa encendido el agua de la bahía de Arrecife, permitiéndonos la revelación milagrosa de contemplar el paso veloz sobre los blanquizales y las cebas de aquel extraño mar en calma, como si navegásemos con un mirafondo. Como sonoro contrapunto, una bandada de gaviotas molestas levantó el vuelo para dejar pasar sobre la superficie de aquel mar de cristal la quilla valiente del bote, en el momento exacto en que la embarcación viraba galante rumbo a la Baja de Juan Rejón, con la intención sincera de escribir un nuevo capítulo sobre la cotidianeidad intrahistórica del territorio del mar.
FRANC CORDEIRO
“tríptico_dE_los_caBallEros” I Amanece en Playa San Marcos. Atelier en penumbra azul. Un carnaval de espumas sobre el farallón del único norte. La frontera del Caballero irradia cúmulos recién nacidos del ángulo pretérito a la mansedumbre transoceánica. Puro vértigo del mármol hacia el precipicio total del día. (La isla es el centro)
Foto: Andrea Alvarado Correa
II Mediodía de Tajao: pompidou del blanco. Antíopes del viento enhuellan cadalsos a la arena. El zeppelín solar cruza frente al inmune Caballero con yelmo de nenúfares y arcabuz de arco iris. De una orilla a la otra: el silencio pétreo de su mar.
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III Nocturnidad del diapasón en la hora punta del ensueño. Las gaviotas alborotan su cénit. Rutina del agua a solas: atlántico esencial. Ya el Caballero brinda con la copa de granito: Su doble (franc cordeiro) detenido ante el espejo. Samir Delgado 2016
JULIA MARÍA MARTÍN
“EcosistEMa_Marino_6” El mar. La mar. El mar. ¡Sólo la mar! ¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad? ¿Por qué me desenterraste de mar?
Marinero en tierra. Rafael Alberti 37
SARA ZEBRIAN
“posEidón” Inmóvil, en silencio iluminado, y a la vez en acción, audaz guerrero que une a serenidad de atracadero furia de mar sobre el acantilado. 38
DiseĂąo: www.fernandobarbarin.com