José Antonio Matji Tudurí, te vas pero no nos dejas Generosidad, respeto, fe, compromiso, tesón y lealtad. Sí, todo esto caracterizaba a José Antonio Matji Tudurí y se nos ha ido el pasado 24 de octubre. Ligero de equipaje se marcha dejándonos su ejemplo y sus logros como herencia. Herencia, como él quería, para hacerla más grande y legar a la generación futura más de lo que él recibió. Hijo de Pilar Tudurí Pons y Antonio Matji Sagrera, nació el 9 de diciembre de 1930. Quizá no sea casualidad, pero ser hijo de una menorquina y un mallorquín seguramente propició ese carácter templado, como las aguas del Mediterráneo, que siempre tuvo José Antonio Matji Tudurí. Con el carácter que imprimía El Pilar estudió brillantemente el bachillerato hasta entrar en la facultad de farmacia de la Universidad de Madrid. Es en este lugar donde comienzan unos años llenos de brillo tanto para él como para el grupo de inseparables amigos que allí se creó: Federico Mayor Zaragoza, Juan Manuel Reol, Pedro Capilla o Francisco Madariaga fueron sus amigos del alma desde entonces. Todos ellos terminaron siendo grandes personalidades de la Bioquímica y la Farmacia, pero jamás hubo envidia alguna que desgastase lo más mínimo el valor de su amistad. Además, es aquí donde vemos especialmente una de las grandes cualidades de José Antonio Matji Tudurí, su lealtad. Nunca le importó las adscripciones de sus amigos, eso era mera accidentalidad, por encima de ello estaba la calidad humana. Por eso, siempre, fiel a sus ideales, respetó y ayudó a sus amigos todas las veces que lo necesitaron. Para él, tal y como le dictaba su acendrada fe católica, lo importante era dar todo sin esperar recibir nada. *** Su larga carrera profesional comenzó en los Laboratorios Andrómaco. Allí estuvo varias décadas, hasta 1993, culminando su trayectoria como presidente. Cerrado este capítulo, comienza el que será su gran proyecto, relanzar Cantabria Labs. En 1994 era presidente de dicho laboratorio y en ese momento decide hacer su mayor apuesta personal adquiriéndolo. Desde entonces, la creatividad y la pasión por la innovación de José Antonio Matji Tudurí hicieron posible el continuo crecimiento, expansión y reconocimiento mundial de Cantabria Labs. No por casualidad fue impulsor de numerosas patentes y productos internacionalmente reconocidos como Inmunoferon, Heliocare y Endocare. Ahora, y él se enorgullecía, ya son más de 900 personas las que trabajan todos los días por hacer mayor este legado que construyó con esfuerzo, tenacidad e inteligencia. *** Siempre al lado de Concepción de Arroquia Noves, formaron una ejemplar familia con cuatro hijos y, por ahora, once nietos. Ella siempre fue el faro de su vida, tanto en los momentos dulces como en los agrios. Era ella con quien compartió su absoluto amor por su familia y por España, llevando ambas siempre en su corazón.
Este espíritu explica perfectamente su profunda generosidad y sus hondos sentimientos. Su preocupación por la persona como un todo compuesto por múltiples necesidades, labor en la que se concentró desde la Fundació Rubió-Tudurí Andrómaco (Fundació Rubió). Por eso, siendo patrono vitalicio, se comprometió con la promoción de la cultura, la investigación científica, la divulgación de asuntos científicos, técnicos, y el deporte en la isla de Menorca. *** José Antonio Matji Tudurí, amigo de sus amigos, romántico y apasionado en todas las cosas que emprendió ayudando a todos cuanto pudo pero sin caer en sentimentalismo. Como decía el gran farmacéutico y periodista Pedro Malo de él: es la persona más buena y con mejor sentido del humor que he conocido. Por último, y es de justicia decirlo, debo recordar el apoyo que me brindó recientemente. Entusiasta y generoso, financió la edición del monográfico dedicado a su gran amigo Juan Manuel Reol en la modesta publicación sobre humanismo farmacéutico como es la Revista Panacea. Que Dios en el Cielo lo tenga en su Gloria y desde aquí lo recordaremos con cariño y admiración sin olvidar jamás el mayor patrimonio que nos deja: su ejemplo. Daniel Pacheco Fernández Farmacia Panacea (Madrid), noviembre de 2019