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CINE LAS MUJERES CUENTAN

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HOROSCOPOS

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San Sebastián y Sitges 2021: Las Mujeres Cuentan

Texto: Manuel Barrero Iglesias

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Ni la pandemia pudo con dos de los festivales más importantes de España. A pesar de las dificultades, San Sebastián y Sitges tuvieron edición en 2020. No iba a ser menos este año, en el que ha llegado una relativa normalidad. Aún entre mascarillas y reducciones de aforo, pero recuperando el pulso precovid. Dos eventos que han hecho sentir a los cinéfilos que la vida vuelve a su cauce.

Un año en el que el cine hecho por mujeres ha tenido especial relevancia en ambos festivales. Y se ha puesto de manifiesto, una vez más, el rechazo que sigue provocando que ellas alcen la voz. Al menos, entre cierto sector cavernario. Solo hay que ver las reacciones al palmarés oficial de Donosti, en el que un jurado formado por mayoría de mujeres ha premiado, sobre todo, a mujeres. La rumana Alina Grigore se llevó la Concha de Oro con Blue Moon, mientras la danesa Tea Lindeburg ganó el premio a la mejor dirección por As In Heaven. También fue premiada Flora Ofelia Hofman Lindahl, la joven protagonista del film (galardón que compartió con Jessica Chastain). Ambas películas se preguntan por la situación de la mujer en el mundo, al igual que la argentina Camila saldrá esta noche. Y son estas las obras que más molestan a algunos. Más allá de sus méritos o deméritos, es normal que los filmes realizados por mujeres hablen de los que les preocupa. Y el patriarcado ocupa un lugar destacado en esas preocupaciones, aunque a algunos no les entre en la cabeza. También ellas tienen derecho a hacer películas mediocres (o no) premiadas en festivales. Como lleva ocurriendo con los hombres durante toda la vida. No pasa nada, no hace falta que se indignen tanto, caballeros.

Hellbender

La sección oficial contó con la presencia de otras cuatro directoras, mostrando así también una gran diversidad formal y temática. Lucile Hadzihalilovic consiguió el Premio Especial del Jurado con la muy peculiar Earwig (vista también en Sitges), mientras que Icíar Bollaín aborda el tema del terrorismo en Euskadi con Maixabel. La peruana Claudia Llosa se pasa a Netflix con la inquietante Distancia de rescate, y la habitual documentalista Claire Simon recrea las conversaciones que mantuvo Yann Andréa (quien fuera amante de Marguerite Duras) con una periodista en Vous ne désirez que moi. Otras secciones también tuvieron fuerte presencia femenina, aunque no tenemos espacio para comentarlo todo. Pero sí queremos destacar el cortometraje Nanu Tudor, de la húngara Olga Lucovnicova, un documento desgarrador que habla sobre abuso sexual en primera persona. Ya en la sección Perlak nos topamos con el bonito encuentro entre Charlotte Gainsbourg y su madre Jane Birkin, en un documental dirigido por la primera. Y dos películas que se centran en la infancia. Céline Sciamma nos regala una pequeña joya con Petite maman, mientras Laura Wandel intenta meterse en la piel de una niña que empieza primaria en Un monde. También en aquella sección pudimos ver Titane, una película que se proyectó el primer día de Sitges. Previamente, Julia Ducournau había recogido en julio la Palma de Oro en Cannes por una película que juega todo el rato en el filo del precipicio. Toda una experiencia que despierta sensaciones muy diversas (incluso opuestas) entre la audiencia. También el primer día se presentó Mona Lisa and the Blood Moon, con la que Ana Lily Amirpour (ya habitual en el festival) inauguró esta edición. Sitges este año ha impulsado Woman in fan, “un programa para la visibilización y la incorporación de la mujer creadora en la cinematografía fantástica”. Una gran iniciativa que incluye becas, exposiciones...y, por supuesto, también importante presencia de directoras en este año. Siempre teniendo en cuenta que el género fantástico aún

Titane

Blue Moon

es más precario que otros en lo que a directoras se refiere. Hasta cinco pasaron por la sección oficial. La más aplaudida fue Camille Griffin, que se llevó el premio al mejor guion con Silent Night. La británica Prano Bailey-Bond hace una peculiar revisión de los 80 en la interesante Censor, mientras su compatriota Stacy Gregg habla sobre maternidad y pérdida en Here Before. Otra directora de las islas, en este caso Charlotte Colbert, aborda en She Will temas relacionados con el #MeToo, con un film visualmente muy potente. Y la británico-canadiense Madeleine Sims-Fewer se une a Dusty Mancinelli para dirigir Violation a cuatro manos. Una vuelta de tuerca al Rape&Revenge que se convierte en una reflexión muy pertinente sobre la normalización de la violación.

El cine de género es muy propicio para gritar de forma rabiosa contra el patriarcado. Así ocurre en The Scary of Sixty-first, donde Dasha Nekrasova teje una demencial trama que implica al fantasma de Jeffrey Epstein. Mucho más elegante es Mayday, con la que Karen Cinorre también reflexiona sobre la opresión sufrida por las mujeres. Ambos filmes los vimos en la sección Noves Visions, la que apuesta por el cine más arriesgado. Y la que siempre presenta una mayor proporción de directoras. Entre otras, la aproximación de Amelia Moses a la figura del/la hombre/mujer-lobo/a con Bloodthirsty. O la asombrosamente predictiva A nuvem rosa. La brasileña Iuli Gerbase rodó este film antes de la pandemia, pero sin saberlo, iba a hacer una película sobre el confinamiento. Otra película que habla de los peligros para la humanidad es Warning, de Agata Alexander, que cuenta varias historias pequeñas en un futuro no muy lejano. Este film se vio en la sección Panorama, al igual que la muy interesante Hellbender. Zelda Adams dirige (junto a John Adams y Toby Poser) una película sobre la adolescencia con la brujería como hilo conductor y un gran desarrollo de personajes.. Voces que enriquecen el cine fantástico y de terror, y que siguen creciendo cada año. La explosión es inevitable, y aquí estamos deseando recibirla con los brazos abiertos.

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