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Pérdida de competitividad de la pesca en México
PorEsteban García-Peña Valenzuela
@TheSighthound
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En 2019 encontramos que el problema medular que impide que el aprovechamiento de recursos pesqueros se haga de manera sostenible es la información técnico-científica obsoleta, incomprensible y opaca con la que el gobierno toma decisiones. Este año hemos lanzado la Auditoría Pesquera 2.0, y vemos que muy poco ha cambiado. Navegando en un mar de opacidad, ilegalidad y gestión gubernamental deficiente, el sector pesquero mexicano pierde competitividad y empieza a hundirse. A dos años de iniciar la actual administración federal, prevalecen los vicios y las malas prácticas por parte de las dependencias dedicadas a la pesca.
Con la primera Auditoría Pesquera que Oceana dio a conocer en 2019, encontramos un problema medular que impide que el aprovechamiento de recursos pesqueros se haga de manera sostenible: la información técnico-científica con la que el gobierno toma decisiones es obsoleta, incomprensible y opaca. Hoy en el 2021 hemos lanzado la Auditoría Pesquera 2.0, y vemos que muy poco ha cambiado. En particular, la Carta Nacional Pesquera (CNP), instrumento de información básico para la gestión de la pesca en México, ha sido parcialmente actualizado 5 veces en 21 años, cuando la Ley General de Acuacultura y Pesca Sustentables mandata hacerlo anualmente.
Encontramos que 51% de la información sobre las especies pesqueras, tiene mas de 8 años de no actualizarse; sólo 1% de éstas contiene información completa y únicamente 4% cuenta con fuentes bibliográficas o de información confiable y verificable. A esta situación se suma que únicamente el 25% de las pesquerías presentes en México, cuenta con planes de manejo adecuados y el resto se administra únicamente con permisos y concesiones, lo que, según expertos como Mangin (et al) 2018, podría reportar pérdidas anuales aproximadas por mil millones de pesos. Diversos especialistas e investigadores en materia pesquera, han determinado que en México, 43% de las pesquerías nacionales se encuentran deterioradas, esto es, 4 de 10 especies pesqueras están en malas condiciones. Aunque las autoridades solo reconocen un 25%, lo cierto es que ninguna dependencia federal realiza acción alguna para recuperarlas o restaurarlas. Dos años después, con la Auditoría Pesquera 2.0 recientemente publicada, encontramos que poco o nada ha cambiado, pues la opacidad y obsolescencia en la información y en la gestión públicas prevalecen en el sector pesquero. Pero también descubrimos, que además de desconocido, la pesca es un tesoro abandonado. ¿Por qué abandonado? Enfocando su atención en el volumen de la pesca en el país -la cantidad de producto capturado- el gobierno ha brindado mayor atención, recursos y esfuerzos, principalmente en tres pesquerías industriales (sardina, atún y camarón) y relegando a las pesquerías ribereñas a una atención marginal. En este sentido, la Auditoría Pesquera 2.0, revela que, desde la cabeza del sector, SADER, así como la autoridad pesquera CONAPESCA y el INAPESCA, responsable de la información pesquera, dedican sistemáticamente más recursos financieros, humanos y atención a las pesquerías que reportan mayores volúmenes de captura, dejando de lado a las pesquerías que significan mayores beneficios e impactos socioeconómicos para los pescadores menos favorecidos, en su mayoría ribereños o artesanales. La situación de desconocimiento y abandono que sufre el sector pesquero, pone entredicho la sobrevivencia de las especies, el desarrollo económico y la competitividad de los productos mexicanos en un entorno creciente de libre comercio, debilitando a los pescadores mexicanos frente a otras potencias pesqueras y mermando sus ingresos. El valor de la pesca en México va mas allá del poco o mucho volumen que se obtiene. Su verdadera importancia radica en la gran diversidad de climas, especies, culturas y comunidades que hay en México y que indudablemente brindan alternativas para la innovación, dar un valor agregado a los productos del mar y sus derivados y, desde luego, soluciones para aliviar la pobreza y el hambre. Por ello, mediante el índice de importancia social de las pesquerías, Oceana pone sobre la mesa un nuevo modelo para medir el desarrollo de la pesca en México, que permite evaluar la pesca desde los beneficios socioambientales que aporta y con ello romper con el “paradigma del volumen” que poco aporta y tanto daño ha hecho. Igualmente, queremos proponer un cambio substancial en la gestión de la pesca desde el gobierno, que centre sus esfuerzos en la planeación del manejo para todas las pesquerías nacionales y recupere la abundancia pesquera mediante una política nacional de restauración, pues sin peces, no hay pesca. Finalmente, al Congreso de la Unión corresponderá la tercera fase de la ecuación para una gestión pesquera sostenible, por medio de una reforma a la Ley General de Pesca y Acuicultura Sustentable que obligue la incorporación de todas las especies en planes de manejo pesquero y obligue al Gobierno Federal a restaurar aquellas especies pesqueras deterioradas y restablecer la abundancia del océano. Fuente
https://www.animalpolitico.com/atarraya/perdida-decompetitividad-de-la-pesca-en-mexico/