Gastronomía y literatura No.0

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Pistache

Muerte

Mesa servida por Puebla 109 Fetichismo culinario Comida ficticia


Dirección general

Ananda Ramírez Cordero Juan Carlos Paniagua de los Reyes

Consejo Editorial Fernando Rodríguez Abel Ibáñez Galván Manuel Cabrera Blanca Soto

Dirección editorial

Juan Carlos Paniagua de los Reyes

Dirección de diseño & arte Ananda Ramírez Cordero

contacto@revistapistache.com www.revistapistache.com

Derechos de autor y derechos conexos, año 1 No. 0, Noviembre-diciembre 2014, es una publicación bimestral editada por Grupo Cocina Editorial, calle Uxmal #528, Col. Vertiz Narvarte, Delegación Benito Juárez, C.P. 03600, Ciudad de México. www.revistapistache.com Reserva de derechos al uso exclusivo “en trámite”. Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de Revista Pistache.

Colaboradores en este número: Antonio Nava Alexandro Ramos Osiel del Carpio Francisco Ide Wolleter Daniel I. Muñoz López Ana Sugawara Diego García Salinas


La muerte


Menú

Puebla 109

Receta literaria

Venimos, montamos y comimos en el restaurante de la colonia Roma

Poesía preparada con letras frescas de temporada.

p.8

p.18

Nuevos placeres

Bebida

Tres lugares para agregar a tu lista de nuevo año.

La caña y el café de Veracruz se mezclan con armonía en un tarro

p.14

p.25

Receta culinaria

Fetiche culinario

Sandwich de higos al vino tinto preparado por el chef Osiel.

El canibalismo en la literatura, la metáfora en la cocina.

p.16

p.28

Para servrir la mesa (PSM)

Sugerencias del chef (SC)

Aperitivos (A)

Plato fuerte (PF)


Menú

Todos los originales serán destruidos

Sobre ruedas

Entrevistamos a tres poetas de la exhibición en Galería Gaga.

Opciones para comer y leer sin entrar al restaurante o a la biblioteca.

p.34

p.52

Para leer con NJ

Comida fictica

Un platillo de cuestión mor(t)al

Reseña para pedir a la carta

p.37

p.58

Cómo dividir un pay en siete partes

Veneno mediático

El arte de servir un postre en proporciones impares.

Usos alternativos de las hierbas y plantas.

p.42

Postre (P)

p.60

Servicio a domicilio (SD)

Detras del horno (DH)


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No. 0 oct/nov 2014

Prólogo …la unión no se deshace para que muera lo que existe, sino para que se renueve lo viejo. Hermes Trismegisto, en Hermética. Estamos orgullosos por presentar Pistache, porque se ha convertido, a lo corto de nuestra trayectoria, en una inefable experiencia que reúne y combina lo que más gozamos: la comida, la lectura, el sabor, la imaginación, el lenguaje, el gusto; en pocas palabras, el placer. Hablar de la gastronomía y la literatura en una revista puede ser tan especializado como accesible, y es lo que queremos compartir. En la primera edición hemos recurrido a una ironía, a la que Borges calificaría como oxímoron, por el hecho de tener como anfitrión a la muerte en una publicación incipiente. Y siendo este el tema curatorial, siempre se plantearán incógnitas para ser discutidas: ¿el fin del tiempo?, ¿el fin del mundo?, ¿el fin de las especies?, ¿el fin del principio?, ¿el fin del fin? Si nos preguntas podremos recomendarte algo a lo largo de nuestras páginas; sean estas: de papel o del recuerdo de este, dejando abierto el apetito por más historias. Esperamos que te «mueras» de ganas por deleitar el banquete que arreglamos para ti. Ananda y Juan Carlos


Para servir la mesa


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Mesa servida por

Puebla 109

En el edificio, anfitrión centenario, de la esquina puebla-córdoba se encuentran la comida y arquitectura bajo la curaduría de un menú mediterráneo como texto de sala. Montamos la mesa en el primer nivel del 109 en colaboración con El Naranjo, gracias a su ramillete de flores y plantas seleccionadas para la ocasión en búcaro de vidrio. El chef nos sirve un short rib braseado al vino tinto y cebolla caramelizada acompañado con puré de papa, uno de los fuertes en la carta.


Fotografía por Antonio Nava

El agua con toronja y romero se integra suavemente a la composición y como es buena hora (que por lo regular siempre es) el copeo es con vino, la elección del día es Clandestino. En el segundo nivel se asoma la cava para los miembros, y más arriba tres cuartos para atención exclusiva. El trabajo de interiorismo es una sazón entre la restauración del espacio original, la reinterpretación de influencias como art decó y la intervención artística a cargo de Marcos Castro, Luis

Alberú, Juan Caloca y –hasta hace poco– Lucía Oceguera con obras expuestas y disponibles a la venta. Es un error irse sin siquiera hojear los postres, aunque para los ya instruidos pedimos según la temporada.


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Despensa 1. Yogurt de vaca de Villa de patos 2. EspĂĄrragos de El huerto de Cate 3. Aguamiel de maguey de Villa de patos 4. Queso menonita de Lactography 5. TĂŠ de Gengibre y pera blanca


Para poner el altar de muertos

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1. Papel picado/ Mercado 2. Chocolate pimienta rosa/ Casa Bosques 3. Plat贸n / Westelm.com 4. Bowls madera/ Leif.com 5. Maceta cr谩neo/ Lodo.com.mx

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6. Canasta tejida/ Leif.com 7. Caja cerillos/ Studio Hay.dk 8. Flor de cempas煤chil/ Tianguis 9. Velas con base/ anthropologie.com 10. Flor mano de le贸n/ Tianguis



Sugerencia del chef


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Nuevos placeres Morango Una tarta petit mont blanc acompañada de un café veracruzano servido en una vajilla vintage con una vista al lago y un aire bucólico. El rincón más shabby chic de la ciudad de las flores. Bocanegra 2, Centro, Xalapa, Veracruz.

LeManie La chef Lizette Torres abre temprano con un menú que va cambiando diariamente. Usa ingredientes frescos de comerciantes locales y su estilo adquiere un sabor único en la zona. Petén 128, col. Narvarte oriente, Ciudad de México..

Gorgeous Kitchen Saludable, delicioso y hermoso. The Gorgeous Kitchen es creado por Gee Charman, Jo Pratt, Sophie Michell, y Caroline Mili Artiss, unas prestigiosas chefs londinenses en el aeropuerto Heathrow de Londres. Y si ya comiste y te dio la hora del té, no dudes en disfrutar uno aquí.

1 Morango, imagen: Gustavo Gener 2 Gorgeous Kitchen, imagen: cortesía de Bacchus-pr


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Sandwich de higos al vino tinto

Ingredientes:

Pan multigrano 130 grs de higos frescos 30 grs Azúcar blanca 40 mil de vino tinto ( de preferencia tempranillo o malbec) 120 grs de pechuga de pavo Cardamomo pizca Romero secó pizca 70 grs de queso gruyere

Procedimiento:

Partir los higos por la mitad espolvorear con azúcar el cardamomo y el Romero, hornear por 15 minutos y agregar el vino tinto hornee por 10 minutos más .

Montaje:

Calentar el pan agregar los higos, agregar las laminas de pavo y gratinar con el gruyere. De guarnición recomendamos arugula fresca con limón y pimienta

Receta por: Chef Osiel Del Carpio Restaurante Malamén



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Carne tatuada

No había tabla entonces corté la carne asada sobre papel de diario la tinta del diario impregnó la carne les ofrecí yakuza

Francisco Ide Wolleter Yakuza, Cinosargo Ediciones Chile, 2014


Fotografía por Diego García Salinas



Aperitivos


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Un café por favor, y de leer ¿Qué me recomienda? Elección de restaurantes o cafés con posibles libros para disfrutar.

Parker-Lenox Roberto Bolaño,

The Palms

Los detectives salvajes

Jack Kerouac On the road

Venía de la reunión de lectura, la primera a la que acudía, tan lejos de casa que me perdí por la colonia Juárez y me encontré en un cuadro de Edward Hopper en la esquina de General Prim y Milán. Me abalancé a esa escena imperceptiblemente llamativa, limpia y llana que hace décadas hubiera sido el mejor spot para un grupo de escritores olvidados. Pedí un americano y advertí que, pasando por un pasillo enjuto, los comensales iban y venían del otro lado. Ahí es Parker, me dijo la mesera, si gustas pasar te llevamos la comida. Permanecí en Lenox con Los Detectives Salvajes, un clásico contemporáneo, me refiero al lugar.

Me pregunto si el sólo hecho de estar sentada en este lugar (sola) después de haber estado unas 4 horas viajando en autobús me hagan sentirme parecida a lo que se sintió Kerouac cuando escribía “On the road”. Resulta irónico pensar en que eso pasaría, yo estoy aquí mirando mi plato reluciente, con una arecácea pequeña al centro, The Palms. Aunque estoy segura de que Kerouac no hizo parada aquí para comerse su clásico pay de manzana con helado, la inspiración americana del menú, me hace recordarlo. El mesero trajo a mi mesa lo que pedí, y al morder ese suculento pay me encontré en el camino.


Imagen: Edward Hoper, Nighthawks, 1942, Instituto de Arte de Chicago


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Cosas favoritas Enlistadas por Chef Alexandro Ramos

Platicamos con el chef repostero del restaurante Pangea y nos contó sobre sus diez placeres favoritos. ¿Los tuyos cuáles son?

1. Una cerveza helada. 2. Los días de niebla. 3. El Prisionero del Cielo, de Carlos Ruiz Zafón. 4. La albahaca recién cortada. 5. El té verde con miel.

6. Un buen mezcal. 7. Los tacos de tripa y suadero. 8. Dormir mas de 12 horas (sin preocupaciones al levantarme) 9. La playa. 10. Las cucharas (tengo una pequeña obsesión por ellas).


Torito de café Esta receta es originaria de Veracruz, te recomendamos degustarla con melodías de Agustín Lara. Ingredientes: -50ml de aguardiente de caña -150ml de leche evaporada -1 shot de espresso -1 cucharada de azúcar mascabado -5 hielos Preparación: Mezcla la leche evaporada, el aguardiente y el azúcar y licúalo agregando los hielos. Posteriormente agrega a esta mezcla el shot de café. ¡Disfruta el sabor jarocho!



Platillos fuertes


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Fetiche culinario Los encuentros con nativos, en tierras aisladas por mares, inspiraron a escritores que encontraron en el consumo humano, mas que una muerte bárbara, una deriva metafórica para practicar el placer de devorar a un ser amado como acto romántico y deseo poético para unirse eternamente.

Texto: Juan Carlos Paniagua Dirección de arte: Ananda Cordero Fotografía por Diego García Salinas



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La expedición literaria En los mares del sur en la que Robert L. Stevenson sirve, a ojo de buen cubero –cual viajero empedernido–, una coctelería narrativa de primera mano, es un manual para el antropólogo contemporáneo y para el lector de los clásicos que se quieran entrenar en las observaciones etnográficas del siglo XIX. Siglos antes de los relatos marítimos publicados por el escritor escocés, los exploradores colombinos, que arribaron a las islas del conteniente americano, presenciaron con estupor y registraron el silvestre comportamiento de los habitantes, con que se enfrentaban a sus enemigos y con que se alimentaban de sus propios compañeros, sin escrúpulos. El nombre que los navegantes documentan para dirigirse a los aborígenes resulta de la deformación de la palabra «caribe» del idioma taíno, llamándolos caníbales en una reacción de repudio y vituperación. Se percata, incluso, desde la antigüedad, que la raza humana ha llevado su frontera gastronómica a comer carne de su misma estirpe, pero, el término canibalismo fue introducido en el siglo XV gracias al contacto lingüístico de los renacentis-

tas con las tribus desconocidas hasta ese momento. La antropofagia, por su etimología griega: anthropos deriva en el prefijo antropo- «hombre» y phagein en el sufijo -fagia «acción de comer», se confunde con el canibalismo; aunque los dos conceptos explican la ingestión de carne humana, el primero puede ser realizado por cualquier especie animal. Los depredadores que integran en su dieta a los humanos se consideran antropófagos, salvajes comensales de la naturaleza, sin embargo, de su apetito se excluye la alimentación con individuos de su misma especie, con escasas excepciones. Lo que nuestra cultura ha hecho del canibalismo es una transformación de su colectivo inicio, rudimentario y primitivo, en un privado ritual delicatessen como imagen domesticada de las necesidades básicas que las sociedades occidentales nunca reconocieron civilizadas para su


época. Circunstancias extremas como: crisis de hambruna o sobrevivencia propia, relegan y –si se habitúan– confinan el juicio moral para ceder ante la conservación instintiva de su existencia; y en segunda instancia, ante la predilección como decisión consciente de la ausencia del riesgo.

compendio de sarcásticas recetas para servir distintos platillos humanos: hígado de hombre normal, filete de vendedor de vino, sopa de locos, lengua de fumador; merece mencionarse la preparación de «los enamorados en causa perdida»:

Actualmente se habla de canibalismo como una idea provocativa –en muchos sentidos–, para reflexionar e incluso entretener en las letras, la música, el cine y otras artes; salvaje y pasional, es la manera en que más se hace explícita. El paroxismo lascivo que desborda en fetichismo culinario, converge en la cocina como espacio simbólico de intimidad carnal en un convite entre amantes. De los prontuarios gastronómicos se escapan los gestos más humanos de saborear con concupiscencia y se limitan a libar o paladear los ingredientes con docilidad. En cambio, en un beso se desata el eco reverberante de los carnívoros por satisfacer su límite que, de los parafílicos, se ha trasegado hasta el sadismo. A reserva del humor desconcertante con que Roland Topor escribió La Cocina Caníbal, un

«Separe a dos enamorados. Ponga mantequilla en la olla, gorda como un bebé. Cuando la mantequilla este bien caliente, mate a los enamorados en lágrimas, vacíelos y después deje que se asen juntos. Retírelos cuando tengan un bonito color pálido. Haga una salsa con harina que añadirá a la mantequilla. Cuando la harina esté de color marrón oscuro, añada dos litros de caldo o agua. Salar, condimentar con pimienta, un ramo de lirios de valle (si es la época), tomillo y laurel. Meta a los enamorados en la olla con una decena de cebollas pequeñas y, quince minutos antes de servir, un cuarto de champiñones. También se pueden añadir golpes y heridas.»


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La obra de Topor abarca la ilustración, el cine, el teatro y la literatura surrealistas dentro del movimiento pánico, donde participó junto a Fernando Arrabal y Alejandro Jodorowsky. Otra figura, aunque sin pluma sobre la tabla, es la de Baudelaire, embriagada con crudeza en un lenguaje libertino y decadente, por su dedicatoria al amor maldito que, como la poesía del caníbal, se prepara en la oscuridad de la sociedad. Con la misma procacidad francesa, la relación morbosa con la que George Bataille califica el ojo, golosina caníbal –acepción extraída de las historias de Stevenson– en el límite de la seducción con el horror, describe el aspecto erótico que despierta en nosotros probar eso que vemos con tabú y fascinación. Así nos cuenta, el autor de Historia del ojo, la vorágine sensual a la que los jóvenes protagonistas se ahogan en una voracidad insondable. Las formas que representan la sensualidad y erotismo, aquí dejan de lado el logo centrismo fálico a favor de la traza orbicular de objetos que sugieren imágenes surrealistas. Un huevo, un sol, una rueda de bicicleta –sin taburete– describen esas relaciones inefables por la razón que solo los

amantes comparten. Como demuestra Cerati, cuando el prurito llega a ser mutuo, en la letra de la canción Entre caníbales, uno clama por ser comido por el otro para consumar el acto sexual en deleitosa calma: «come de mí, come de mi carne […] tomate el tiempo en desmenuzarme». Un soundtrack de hedonismo mortal, llevar el puro y total placer hasta un punto sin regreso. Ya sea por deleite, curiosidad o –espero no lleguemos a esto– necesidad, ser caníbal no deja de ser humano; si somos lo que comemos, quien se coma a otra persona, será doblemente humano. Y si comer acompañado beneficia la digestión, que mejor que comerse a un ser amado. Admirable quien decida ser caníbal, pues sin guía de degustación, se arriesga –como explorador dirán unos– a comer sin la aprobación gourmet.



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Todos los originales serán destruidos

Texto: Jacinto Téllez Imágenes: Ananda Ramírez

Para entender mejor el contexto de la muestra «Todos los originales serán destruidos», presentada durante julio y agosto en la Galería Gaga (Cd. de México), es justo decir qué quien produce arte es un retórico de la existencia y quien escribe en verso cuestiona la realidad en un estado de consciencia estético –más o menos (o al revés)–. Para hacerlo más difícil, la distancia (quien sabe como se mide) que separa la producción artística de la poética es mera especulación financiera y la oferta y demanda de un mercado. Más que preguntarme ¿porqué comprar arte?, me preguntaré ¿qué hacer después de comprar arte?; pues si tratáramos de igual forma a la poesía, ¿en las casas de subasta se pujaría por textos para coleccionarlos? A no ser por los manuscritos originales de autores consagrados, el comercio literario está exento de los elevados precios que un diletante paga. Y si invirtiéramos la estructura de ambos sistemas, la im-

presión de un único texto causaría la inflación en su valor monetario que en las obras de arte se vería afectado inversamente proporcional. Al tener ejemplares reproducidos en serie (pop art), su accesibilidad reduciría los precios que ostentan obras «sin copia». Este preámbulo es cortesía de un escenario ficticio que propusieron inspeccionar los participantes de la exhibición. Ahora pongo en desordenada continuación de espacio y tiempo algunas de las respuestas que quise saber con tres de los poetas.


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Jacinto: ¿Como surge la idea de la exhibición? Luis Felipe Fabre: Desde hace un año platicamos la idea Fernando y yo; nos preguntamos en una fiesta con brindis sobre los mercados del arte y de la literatura y su recepción con el público. Decidimos reunir a escritores y nos juntamos para discutir las ideas. Alejandro Albarrán (Enríque González Martínez): A partir de una comparación entre los mundos de la poesía y el arte, el mercado y las formas de exhibición, que deberían de estar más unidas a pesar de su distanciamiento comercial. J: ¿Las obras expuestas fueron realizadas a partir de su mismo trabajo o fueron hechas específicamente para la muestra? Luigi Amara: Son cosas que nos cuestionamos,

basadas en obra poética traducida a otro soporte. AA: Son ideas reflejadas de nuestra obra. Cabe mencionar que la comida favorita de Luigi Amara es la china.

También participaron: Rodrigo Flores Sánchez, Inti García Santamaría, Maricela Guerrero, Sergio Loo, Mónica Nepote, Xitlalitl Rodríguez Mendoza, Daniel Saldaña París, Jorge Solís Arenazas, Alejandro Tarrab e Ismael Velázquez Juárez.


Para leer con NJ


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“Con los paraísos abiertos, le dejasen morir comiendo hortelanos y escuchando su suave música.” escribió Benjamin Disraeli refiriéndose a la muerte de François Mitterrand, quien decidió engullir como último platillo de vida estos fringílidos (migrantes de Suecia a África del Norte) sumergidos en Armagnac. ¿Por qué elegir un acto tan cruel como inefable fruición? ¿Por qué elegir una inefable fruición como acto tan cruel? El ave es capturada, se mantiene viva y encerrada durante semanas para poder ser cebada. Posteriormente pierde la

vida ahogada en Armagnac y la asan durante pocos minutos. Cuando el platillo es ingerido se coloca un lienzo sobre la cabeza del comensal para después, morder el cuello del hortelano y así comerlo completo sin cabeza. Son pocos los minutos que toman masticar y degustar este alimento; el cual, en caso de ser legal, costaría de 100 a 150 libras. De igual manera, son pocos los momentos que tenemos para disfrutar lo místico. Pudiera ser que no es realmente el sabor físico el atractivo,


el atractivo es la empatía, el atractivo es el deceso. Después de ser capturados, apresados en la mesa, se nos coloca el lienzo para estar a obscuras al igual que el hortelano. Se nos alimenta a ambos y después somos embebidos, uno en Armagnac y el otro en una copa de Burdeos, llegando así al fin deseado: una prueba de la muerte. Otra alternativa es el tiempo. El tiempo es el atractivo. El recóndito tiempo que se brinda no es algo que se obtiene a menudo. Ese tan íntimo espacio que el periodo con el hortelano nos hace convidar con nosotros mismos; lleno de contemplación e

introspección, encerrados en sabores y aromas donde sólo se siente y se mastica; es lo que nos enreda a ser partes de esta liturgia para unos arcaica, mientras que para otros, excéntrica. Lo interesante e inusual de este platillo resulta para algunos, Mitterrand por ejemplo, un excelente final de vida e introducción a la muerte. Texro: Ana Sugawara



Postres


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Cómo divir un pay en siete partes. Nos pidieron un pay de limón, con el eureka, que lo va a notar el quisquilloso aquel, me dice la jefa de cocina, yo me asomo para ver de quién se trata y veo sentado un grupo de antojadizos hombres de mediana edad, uno se escapará –no por mucho– de esa intransigente postura pero con la que acompaña al resto para evitar enemistades. Me comenta la jefa de cocina que vienen a celebrar el lanzamiento de un libro, ¿cuál?, le pregunto, pero ella se atosiga por nimiedades y no por el título de un texto, el editor quiere una circunferencia rebanada en siete partes, ¿y tú me preguntas por el libro?, me reprocha, no se le ocurrió ni seis ni ocho méndigas partes, el cabrón quiere siete ¡siete!, continuó con su «reperiqueta» por toda la cocina buscando leche condensada. A ver, ¿qué se te ocurre?, me preguntó –por primera vez (que recuerde)– la jefa, porque el tarado quiere, además, que sea totalmente regular, aclaró con desesperación. Se me ocurrió mencionar que son solo cinco las personas en la mesa y veo venir el regaño de la jefa: ya sé que son cinco, ellos saben que son cinco, ¿y ahora me vas a preguntar para quién son las otras dos rebanadas? pues seguro para las indignadas esposas que no invitaron algunos de estos culeros y en compensación le llevan postre, que nefastos, de veras, que ingratos, pero bueno… dime entonces alguna técnica, ¿tú estudiaste algo así no?, se vuelve a dirigir a mi y pienso que ha de referirse a la única conversación fuera de trabajo en la que –ahora, desgraciadamente– tuve a mal comentar en una ocasión en la que desconocían qué estudiaba. Efectivamente había hecho ejercicios para dividir un círculo en tantas partes, pero nunca creí necesario usar escuadras y compás en la cocina, ni recurrir a Mandelbrot para complacer a una sarta de seudos sibaritas. ¡Ándale!, que no tenemos toda la noche, me apresuró la jefa y tomé el plato en el que serviríamos el postre, lo volteé sobre una tabla extendida de madera y en esta rocié harina para trazar la forma circular, pude

calcular el centro a partir de la coincidencia de distintas líneas que tiré con diametral aproximación. Me decidí por una línea horizontal para encontrar su perpendicular poniendo dos platos de la misma dimensión encima, uno junto al otro para hacer coincidir su tangente; así pude dividir, en principio, por cuadrantes. Saqué la mitad del radio y corté con una línea a 90 grados el hemisferio derecho para unir esos puntos. La medida resultante la dividí en dos y esta la trasladé con ayuda de un pedazo cortado de espagueti crudo sobre la circunferencia para repetirla. Señalé con la marca de un punzón los siete puntos que segmentaban el postre geométricamente para ser repartidos entre los cinco individuos, ya desesperados, y las –posibles– dos esposas ausentes. La jefa se había encargado de preparar el platillo y yo mientras resolvía como mover todo el desarrollo hacia el pay o el pay hacia el desarrollo. Coloqué un palillo afilado, largo y delgado en el centro. Ya conocía la longitud radial, así que fue fácil medir el diámetro y atravesar el pay con el palillo. Lo ubicamos en la tabla con ayuda de las marcas y cortamos en el agobiante número. Terminaron su postre, entre risas y disparates que dicen los tragones, y no hubo quejas al respecto. Me acerqué a la mesa, retiré los platos y el escritor, de la novela festejada en cuestión, se refirió a la hazaña como un manjar áureo, calificación que no he superado en mis trabajos escolares.



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Glosario de confites literarios

Aforismo

(Del latín aphorismus)

Sentencia breve y doctrinal que se propone como regla en alguna ciencia o arte. Bucólico

(Del latín bucolicus)

Que evoca de modo idealizado el campo o la vida en el campo.

Circunloquio

(Del latín circumloquium)

Rodeo de palabras para dar a entender algo que hubiera podido expresarse más brevemente..

Almíbar

(Del ár. hisp. almíba)

Azúcar disuelto en agua y cocido al fuego hasta que toma consistencia de jarabe. Bizcocho

(De bis y el lat. coctus)

Masa compuesta de la flor de la harina, huevos y azúcar. Crème brûlée

(En francés: crema quemada)

es un postre que consiste en una crema cuya superficie se ha espolvoreado de azúcar con el fin de quemarlo y obtener así una fina capa crujiente de caramelo.


Fotografía por Diego García Salinas


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Tetramaridaje nipón Texto: Daniel Muñoz-López

La novela de Yukio Mishima es un platón de sashimi. Para ser preciso se trata de fugu usuzukuri, exquisitez a la cual sólo se aventuran paladares temerarios. En su confección está presente la reducción a lo mínimo. El artificio descansa en la técnica del corte; el ingrediente ha de ser crudo, como Yuken Noguchi, político sexagenario cuyo carácter estoico domina la primera mitad del libro, acaso por ello un poco morosa. Se guarnece: sashimi y novela con gari y wasabi que, pequeños, añaden profundidad.

Ahí, la dueña del Setsugoan, Kazu Fukuzawa, especie de «lady Macbeth» ceñida por un obi que se apura en desatar. El banquete de Mishima no es la merienda que reúne a los amigos; se trata de una cena maquiaveliana, donde ha de devorarse al enemigo, porque el amor y la política gustan del ikizukuri despiadado que encuentra placer al sentir en la garganta la postrera exhalación del otro. Tetramaridaje sugerido: sashimi de lubina, vino rosado y música de flauta shakuhachi con la novela.




Servicio a domicilio


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imagen: cortesía de Nicole Franzen.

La buena vida La buena vida es el blog de la fotógrafa Nicole Franzen,. Ella lo define como un outlet creativo para compartir recetas y viajes. Su estilo como fotógrafa es reflejado en este blog que conserva la elegancia característica de Nicole en un mood más relajado. Además de reflejar el día a día, La buena vida incluye una guía de restaurantes y cafeterías favoritos en la ciudad de Nueva York. http://nicolefranzen.blogspot.mx/

A daily something Una ventana al mundo de Rebekka J. Murray que refleja su amor por compartir la mesa, revivir objetos vintage y mezclar alimentos y vajillas. En este blog también encontrarás fotos sobre su proyecto más reciente: A daily gathering, en el que ha organizado cenas, workshops y colaboraciones con más personas con la finalidad de construir amistades y pasar un delicioso momento. http://www.adailysomething.com/

imagen tomada de adailysomething.com


Contenido en línea

Secret little gem

Google Poetics

Francesca Capote es una artista que difícilmente puede etiquetársele en un campo disciplinar. Trabaja con el texto y con la imagen de manera simultánea e inversamente a los soportes y estructuras de cada contexto. En este blog plasma las ideas, influencias y referencias que constantemente se presentan en su obra. Una aproximación al lenguaje desde la fenomenología física; el color, la luz, la forma y las posibilidades de romper con todo eso.

La función de autocompletar que se despliega en la barra de búsqueda de google, al momento de teclear el inicio de una frase, hace aparecer tantas opciones que llegan a ser motivo desconcertante y a la vez perturbador de mofa. El blog es un registro colectivo en 13 idiomas de las más extrañas opciones que el motor de búsqueda ha sugerido, siendo objeto de cuestionamiento poético de la tecnología pre-programada.

http://secretlittlegem.com/

http://www.googlepoetics.com/


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Sobre ruedas

Imagen de Knot & Loop

Knot & Loop Knoot & Loop es un foodtruck especializado en pretzels, pero también en compartir. Ellos tienen presente que “compartir es más que dar y recibir: es una forma de hacer lazos, anudar relaciones” Anuda y amarra un pretzel a tu apetito.


Imagen: cortesía de Fundación Alumnos 47

A47 móvil La biblioteca móvil de la Fundación Alumnos47 es una extensión de su sede fija compuesta por material especializado en arte contemporáneo. La colección itinerante funciona en conjunto de las actividades programadas en donde se efectuará el recorrido por la Ciudad de México. http://alumnos47.org/biblioteca/



Detrรกs de la cocina


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Las delicias de Pavić “La cocina (irresistible e inolvidable) serbia es muy sabrosa y súper picante, así que satisface todos los sentidos, aumentando el apetito irresistiblemente. La carne (sobre todo roštilj – carne a la parrilla y diversos tipos de pečenje – carne asada), las especias (pimentón, albahaca, rábano, eneldo) y verduras frescas se utilizan en grandes cantidades en la cocina serbia, así que es acostumbrado que la comida consta de al menos un plato de carne, que ocupa un lugar importante entre las recetas.” Efectivamente, como lo dice el sitio Serbios Unidos, la cocina serbia es inolvidable, y lo sé porque todo comenzó con un autor: Milorad Pavić. Mientras leía (o quizá el termino es devoraba) una tarde tumbada en mi cama las páginas de su libro Siete pecados capitales, imaginé todas esas delicias descritas, por supuesto, no eran nada parecido a lo que he escuchado en mi poca trayectoria como glotona, más bien asemejaban combinaciones mágicas, descubiertas en ingredientes que por sí solos no son tan misteriosos. A partir de esa tarde (en la que acabé con el libro) me volví fiel al imaginario de Pavić, a sus delicias servidas por mujeres hermosas, o por escritores famosos, todos personajes de enredadas historias devorando suculentas lunitas de hojaldre, o jugos de frambuesa.



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Comida ficticia Texto: Juan Carlos Paniagua Imagen: Dinah Fried, cortesía de la artista

La mirada culinaria de Dinah Fried recrea los platillos extraídos de la copiosidad narrativa de obras literarias en un bufé gráfico para los lectores, un recetario novelesco para los gastrónomos. Desde sus años de graduada en Rhode Island School of Design, Dinah comenzó una serie de fotografías que, dos años después, se convertiría en su primer libro compuesto por cincuenta imágenes en las que interpreta la comida que diversos autores han descrito en sus textos. La mesa de té de Lewis Carroll, el excéntrico banquete de Scott Fitzgerald, las rebanadas de tarta de manzana y helado de Kerouac o el comedor kafkiano se reescriben en el menú ficticio para servirse a cualquier hora del día.

Dinah Fried, Fictitious Dishes: An Album of Literature’s Most Memorable Meals, Harper Collins, US, 2014. fictitiousdishes.com


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Veneno mediático Texto: Juan Carlos Paniagua Dirección de arte: Ananda Cordero Fotografía por Diego García Salinas

La influencia de las plantas venenosas en nuestra cultura empieza a recobrar vigencia gracias a las imágenes populares de personajes mediáticos que nos recuerdan a los asesinos políticos en conspiración por el poder o bregas ideológicas a ultranza. Desde la muerte del escritor búlgaro Gerogi Markov, en 1978, el uso de la ricina no había sido tan popular como en esta época en la que es más fácil conseguir otros venenos naturales sin sospechas. El uso médico del aceite de ricino, extraído de las semillas de este arbusto, tiene gran eficacia como la-


xante y su administración debe controlarse cuidadosamente, pues es alarmante su efecto letal. La ricina es una albúmina que se encuentra en la semilla con la cual se puede ocasionar la muerte de quien la ingiera o entre en contacto con ella. Esta toxina es la que Walter White eligió como su arma de ataque frente a sus enemigos en la serie Breaking Bad. Pero fue hasta el final de la 5ta. temporada que la utilizó para acabar con la vida de su último enemigo. Después de la mediatización con que la televisión enmarca a este profesor de química: antihéroe icónico de nuestra realidad que, gracias a sus conocimientos en ciencia, obtiene la ricina para su beneficio y salirse con la suya, se reportaron atentados por parte de la actriz estadounidense, Shannon

Rogers Guess Richardson, en los que intentaba matar al presidente Barack Obama y al alcalde de Nueva York el año pasado; no corrió con la misma suerte que Walter. Prácticamente, es una planta que tiene más provecho en otras industrias, y a pesar de su efecto laxativo o desparasitante, en el mercado existe una variedad amplia de medicamentos que sustituyen con menor riesgo a la salud su propósito.


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Pr贸ximo n煤mero febrero/marzo S A B O R E S

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