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Entrevista a María José Larrondo
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entrevista a maría josé larrondo
Por Pia Acevedo Doctoranda en Arquitectura y Estudios Urbanos (PUC). Becaria Conicyt. Magíster en Gestión Cultural (U.Chile). Licenciada en Historia (UDP).
María José Larrondo es Arquitecta de la Universidad de Valparaíso. Directora del Departamento de Patrimonio, de la Ilustre Municipalidad de Valparaíso
En diciembre del 2017 la Corte Suprema de Valparaíso declaró ilegal la construcción del proyecto Mall Barón, situación que fue valorada por el municipio. Desde su perspectiva, ¿cuáles eran los principales perjuicios que este megaproyecto le generaría a la ciudad de Valparaíso?
Complicada pregunta. El mayor problema que tiene los proyectos en Valparaíso es verlos como objetos posados en una mesa, cada uno con sus complejidades y mundos separados, sin entender que cualquier proyecto genera una sinergia que puede ser positiva o negativa. Acá la discusión es que, por un lado, no es un pequeño proyecto, es un gran proyecto en magnitud y en inversión y, por otro lado, se desenvuelve entendiendo el valor de un inmueble como si este fuera por sí solo y, a pesar de la gran inversión, no se desarrolla en completitud y potencia de la ciudad existente; se trabaja como un galpón que en 30 años se puede demoler y no como la sinergia de una construcción que afecta a una ciudad completa. Sumando a toda esta problemática de pensar que el impacto por tamaño e inversión solucione los problemas de la ciudad, al no existir diálogo o acuerdo por grande que sea el proyecto no generará impactos que transformen la ciudad en una potencia.
Teniendo en cuenta este rechazo, ¿cómo definiría usted el rol de la ciudadanía en el fallo que dictó la corte suprema sobre este proyecto?
La ciudadanía evidenció la falta de diálogo, la falta de entender que la ciudad la componemos personas y edificaciones, que esta ciudad no es un puerto aislado del trasporte y que el mar es un objeto de observación. Esta es una CIUDAD PUERTO, que requiere la seriedad de diálogo y consenso al comprender que todo elemento y todo habitante tienen derechos y deberes y no que por ser una gran inversión se disponga de decidir hacer una ciudad distinta que se acomode a la decisión que se toma en una parte importante de la ciudad.
La ciudadanía vino a poner a la mesa la discusión de lo que entendemos por patrimonio, por nuestro patrimonio, a entender que la decisión de definir un área de la ciudad como Patrimonio Mundial, no era sólo una lista de concurso, era un compromiso de entender que, aunque tuviera límites, la influencia de ésta área en la ciudad y viceversa genera impactos positivos y negativos y si el Estado está a la altura de decidir inscribir en la lista de patrimonio mundial también está a la altura de preservar los valores y atributos que hicieron merecedora a la ciudad de dicho reconocimiento. Por lo tanto todo proyecto, independiente de su monto o tamaño, debe estar a la altura de la nominación y debe ser responsable con propender siempre a impactar a la ciudad de manera positiva y no negativa.
Lo más importante es que la discusión que nace de la ciudadanía es una voz de alerta, es el despertar de la letanía que gatilló de un empoderamiento de entender que el ser porteño implica ser parte del patrimonio y por ende se asume una gran responsabilidad y el poder de decisión que permite no sólo alertar, sino también denunciar y actuar.
La zona en donde estaba considerado levantar este centro comercial es un espacio muy significativo para los porteños. En este sentido, ¿cuáles son las expectativas y visión de desarrollo que tiene el municipio para con éste espacio?,¿existe alguna iniciativa concreta por parte del municipio y/o el Gobierno Regional para llevar a cabo en este espacio de la ciudad?
El espacio donde se desarrollaba éste proyecto es uno de los pocos elementos aún existentes y visibles del patrimonio industrial portuario de esta ciudad, es también el único nexo directo de la ciudad con el mar más allá de lo contemplativo, es el espacio con el mayor potencial de desarrollo urbano y de suelo disponible para el desarrollo de espacios comunes. Sin embargo, no se puede seguir pensando que éste potencial se explote sólo en su contexto espacial, es un componente más de nuestra ciudad oceánica, no en su contexto de borde costero, sino entendiendo el potencial marítimo que se presenta al país como ciudad oceánica. El borde costero asemeja a una línea en un plano, cuando en realidad la influencia de este borde, de ésta ciudad puerto, de ésta ciudad con un área patrimonio mundial no se puede derrochar en un borde, requiere de un proyecto y compromiso país para lograr entender que los espacios urbanos no están configurados a partir de objetos museográficos, sino que son lugares de vida, de encuentros, de habitar. En definitiva, lo que más le hace falta a ésta ciudad son espacios de “ocio”, lugares que alberguen el potencial de ser ciudad puerto, capital cultural, patrimonio mundial y principalmente ciudad oceánica, pero se necesitan consensos ciudadanos, estatales, gubernamentales e internacionales para lograr cualquier proyecto de ciudad.
Para la escala de Valparaíso, el proyecto Proyecto Mall Barón podría ser considerado un mega proyecto, que involucraba a diversos actores y sectores de la sociedad. A su juicio, ¿cómo deberían conjugarse los intereses públicos y privados en proyectos de esta envergadura, que además en ocasiones, se ubican en lugares de alta plusvalía?
Lamentablemente la plusvalía se mide en grandes inversiones económicas que traen retribuciones a corto plazo, midiendo impactos sólo desde la perspectiva económica o sólo desde una variable, como objetos en sí mismo, y no se mide el impacto a largo plazo. En éste sentido, la ciudad no es un cuento que se escribe una vez, se escribe a diario y se escribe por muchos y el tamaño del proyecto tiende a hacer pensar que va a dinamizar e incitar a una transformación física de la ciudad. El problema está cuando reconocemos valores patrimoniales, culturales y naturales en una ciudad, pero seguimos pensando en el tamaño de la inversión en vez de reconocer lo que tenemos y analizar lo que se necesita para potenciar y fortalecer lo que hay, entregar nuevas perspectivas, desde una visión de desarrollo sostenible, a largo plazo y con impactos positivos por sobre los negativos. Un mega proyecto que llega volando como un OVNI y se posa no es la solución a una ciudad patrimonial, es desarmar esa ciudad y cambiarla, un mega proyecto será productivo y será desarrollo en tanto se analicen las capacidades que posee la ciudad de soportar el proyecto donde quiere llevar a cabo y en base a eso desarrolla parte de la ciudad.
Hace años toda obra de infraestructura de la ciudad pudo haber sido un monstruo, el ferrocarril, el molo, la bodega Simón Bolivar, y tantas otras más, pero ésta ciudad se paralizó en el tiempo y esas mega infraestructuras siguen funcionando y siguen vigente con desarrollos capaces de sostenerlos en el tiempo. Desde su origen no fueron proyectos que se pensaran para un corto plazo o para beneficio del sector donde se instalaron, sino que se desarrollaron y permitieron entender una ciudad armónica en su totalidad. Finalmente, el problema no es el proyecto de gran tamaño o gran inversión, es el cómo, dónde y para qué se instala.
Respecto al puerto de Valparaíso y el controversial proyecto del T2 y T3 que se proyecta para aumentar la capacidad portuaria; cuál es la perspectiva del municipio respecto del desarrollo de un proyecto de éstas características para la ciudad? ¿cuáles son las alternativas que se sortean para conjugar desarrollo económico con una planificación urbana que integre
el valor patrimonial y social que reclama la ciudadanía respecto su borde?
El primer problema es pensar que el desarrollo económico no tiene relación o es ajeno al patrimonio o a la planificación urbana. Todo desarrollo es tal si en base a entender lo que se tiene, lo pasado valorado, el presente donde se proyecta y el futuro que planea es parte integral de entender la planificación en una ciudad que a la vez es patrimonial y que, como tal, no es una gran maqueta, sino que un lugar común de personas que desarrollan sus vidas y que pertenecen a ese lugar que no está compuesto por objetos aislados, sino que está enfrentándose cotidianamente siendo parte de un todo.
El desarrollo urbano no es entender objetos llámense T2, T3, Mall, ciudad, borde costero, etc, sino que debe apuntar a que estos dialoguen en un objeto común de ciudad que apunte a un vivir mejor de sus habitantes que, a la vez, reconocen en lo que tienen un patrimonio cultural amplio, rico, pero en riesgo, el que no se aplaca con hacer algo enorme al costado, sino por entender que la ciudad es un sistema inserto en una red de problemáticas diversas que deben dialogar, acordar y transar en un constante diario. Lo anterior no se soluciona sólo con inversión, sólo con grandes proyectos, sólo con bordes, sino que con redes que, en el caso de Valparaíso, tienen variables incluso internacionales para entender la ciudad, su patrimonio y el desarrollo.
Considerando que Valparaíso atraviesa una crisis económica y requiere atraer mayor inversión que beneficie la calidad de vida y el bienestar social de su población, de qué manera proyectos de esta envergadura podrían ser un aporte para el desarrollo económico y social de la ciudad?
Reiterando lo de la pregunta anterior, la crisis económica y el bienestar social no se solucionan con una gran alternativa, sino que con diversas alternativas que logren cruzar lo económico con lo social, donde la inversión más alta no necesariamente es la que gane como en una carrera, sino que ganará el desarrollo integral que solucione las problemáticas existentes y no solo traslade problemas. La pobreza no se soluciona cambiando de lugar a un mendigo, o trasladando la vivienda social a la periferia. La ciudad es un lugar común, donde todos debiésemos tener las oportunidades de surgir y donde el patrimonio cultural es de todos, no de unos pocos. Si bien se requieren recursos económicos para recuperar la infraestructura patrimonial, ésta no sirve si no la habito, ya que deja el sentido de ser patrimonio y pasa a ser objeto de culto y no soporte de vida.
Para concluir, a pesar de las resistencias que, en ocasiones, generan los proyectos de gran envergadura para las ciudades, ¿qué tipo de mega proyectos son necesarios en este momento para la ciudad de Valparaíso y para mejorar la calidad de vida de sus habitantes?.
Grandes proyectos que necesita la ciudad son miles y algunos ejemplos pueden ser: el saneamiento de todas las quebradas, un borde costero integrado a la ciudad, la comuna, la región y el oceáno, un hospital que, además de valorar una infraestructura digna y necesaria, soporte el peso histórico y del lugar donde está, el tratamiento de la basura en el desarrollo integral medioambiental, de disminución de carga y aumento de la reutilización. De otro lado, áreas verdes de calidad en toda la ciudad con protección de todas sus quebradas como corredores biológicos, un sistema integrado de transporte económico, no contaminante que incorpore los sistemas patrimoniales, recobrando los 30 ascensores más la incorporación de nuevos, instalaciones eléctricas públicas y privadas acordes a las condiciones de sostenibilidad ambiental, eficiencia energética y protección del patrimonio para todo Valparaíso, sacar todos los cables en desuso, viviendas dignas, de calidad y accesibles a todo porteño, salud y educación de calidad. Asimismo, emergen también las vías conectoras que continúen la potencia del camino cintura. Desde otra perspectiva aparecen los Museos de la ciudad en el territorio completo, de calidad mundial, con servicios de conservación, resguardo que permita construir la memoria de la ciudad para el mundo, etc. Estamos hablando de aproximadamente 1400 proyecto de PLADECO. ¶