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Keynes, vigente en estos tiempos

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Cartón de Orona

Cartón de Orona

Keynes, vigente en la emergencia

HACER HOYOS Y VOLVERLOS A TAPAR FUE EXITOSO EN SU TIEMPO Y HAY CONDICIONES PARA QUE LO SEA DE NUEVO

POR EDGAR AMADOR

Cuando Keynes decía que para salir de la recesión había que hacer hoyos y volverlos a tapar, no hacía una alegoría. En economía, como en el tratamiento médico, la oportunidad es clave. Si los gobiernos del mundo tardan en inyectar el gasto en la economía, entonces la recesión, que ya es inevitable por culpa de los efectos del coronavirus, se profundizará y será más difícil de tratar. Como a un paciente, hay que tratarlo a tiempo si no será más difícil curarlo. Y nada es más rápido que hacer hoyos para taparlos de nuevo. Yo soy un devoto de la infraestructura. He tenido la suerte de estar involucrado en varios proyectos de infraestructura del país a lo largo de los años. Hemos escrito muchas veces en favor del gasto en infraestructura como una de las mejores formas para fortalecer el crecimiento potencial del país. Pero ojo, la capacidad contracícilica de la infraestructura suele ser baja: los grandes proyectos deben ser bien planeados, bien diseñados, bien financiados y bien preparados. Eso significa que esta fase implica una demanda de empleo considerable: la construcción, tarda varios meses antes de empezar, y en una coyuntura como esta, en donde los efectos de muy corto plazo de la emergencia sanitaria serán notables, lo importante es desperdigar el gasto en actividades y sectores de impacto inmediato. El crecimiento del PIB tiene dos componentes: el de la tendencia y el ciclo. La infraestructura es la mejor fórmula para reforzar la tendencia, para elevar el PIB potencial, pero no es muy útil para enderezar el ciclo. Allí es donde la precisa visión de Keynes articulaba esa frase: hacer hoyos y volverlos a tapar, gastar en mantenimiento y en operación, más que en inversión: mantenimiento de infraestructura, no en su construcción. Porque lo que viene en términos sanitarios y económicos parece ser una catástrofe sin plan de salida, un parón económico brutal con el objetivo de detener la espiral imparable de infecciones del coronavirus que costará trillones de dólares a la economía global, pero que parece ser la única solución para evitar la opción que se quiere evitar: millones de personas agolpadas afuera de los servicios médicos, saturándolos y sin posibilidad de ser atendidos. El parón económico es la opción que están tomando la mayoría de los gobiernos (salvo el Reino Unido), siguiendo la estricta y brutal cuarentena china en Wuhan, para tratar de detener la exponencial infección de personas en el mundo. Ya hoy debemos de dar por perdido el primer trimestre de 2020 en términos económicos, y dado el perfil de la pandemia, es muy probable que el segundo trimestre también esté completamente per-

La victoria militar de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial fue seguida de grandes problemas económicos. En EU no había empleo para los soldados que regresaban del combate, por lo que se puso en marcha un programa de hacer hoyos y después taparlos, con el único fin de que impulsar el trabajo. Se dice que esta idea era de John Maynard Keynes (1883-1946), economista británico, considerado como uno de los más influyentes del siglo XX. Sus ideas tuvieron una fuerte repercusión en las teorías y políticas económicas.

dido en términos de crecimiento económico global y local. La recesión, entonces, debería de ser el dato con el cual trabajemos, hay que darla por un hecho, irremediablemente. Los mercados están marcando niveles de precios en prácticamente todos los activos: acciones, bonos, materias primas y seguros, que implican una recesión global particularmente severa y quizá de más de seis meses de duración. Los múltiplos de las acciones implican niveles de ganancias extremadamente deprimidos para el mediano plazo, y las curvas de plazo de los bonos están señalando por todas partes escenarios que implican una recesión económica. Dado que la naturaleza de esta recesión no es monetaria, sino sanitaria, la solución no se encuentra en manos de los bancos centrales ni de los gobiernos, aunque sí hay algo que ellos podrán hacer: evitar que la tragedia sanitaria se convierta en una tragedia económica y patrimonial para millones de personas. Si es necesario pagar a las empresas para que les paguen a sus empleados para que se queden en casa, y no despedirlos, quizá valga la pena hacerlo, si dicha solución es temporal y no sobrepasa el par de meses en lo que la emergencia pasa (porque pasará). Lo cierto es que una variable si cambiará: la estabilidad fiscal. Atender y salir de la emergencia sanitaria pondrá mucha presión sobre el balance fiscal de los gobiernos, pero no habrá de otra y los mercados, tarde que temprano, sabrán que los pilares del neoliberalismo, del Consenso de Washington: una política monetaria estable, mercados abiertos y una instancia fiscal equilibrada, han sido descartados por necesidad, uno por uno, incluso a regañadientes. Twitter y Facebook: @DineroEnImagen

EU tiene salida, ¿y México qué…?

POR LEONARDO KOURCHENKO

Alo largo de la semana pasada el Senado de los Estados Unidos ha debatido, con intensidad y controversia, el paquete de estímulos financieros y económicos que pondrá en vigor a partir de esta semana. Un breve resumen para usted: Fondo total de dos trillones de dólares (dos billones de dó lares para nuestro sistema de conteo: es decir, dos millones de millones de dólares). El más grande jamás aprobado en la historia de Estados Unidos, mayor que el Plan Marshall después de la Segunda Guerra Mundial. El gobierno enviará directamente a la población apoyos por 1,200 dólares a los contribuyentes cuyos ingresos van de los 75 mil dólares al año, hasta los 99 mil dólares por año. Se entregarán 500 dólares adicionales por niño, para garantizar sus condiciones de crecimiento, alimentación y aprendizaje. Se ampliarán los beneficios contra el desempleo de forma significativa: seguro de 13 semanas y se incluirán trabaja dores eventuales, freelance o hasta conductores de Uber y repartidores de alimentos. Pequeños negocios recibirán préstamos garantizados por el gobierno bajo la condición de NO despedir a sus traba jadores. Estos créditos serán perdonados si se cumple con el requisito de que el empleador pague a sus trabajadores durante la crisis. Las empresas en condiciones críticas podrán recibir resca tes del gobierno: -445 mil millones de dólares destinados al rescate de em presas, fondos controlados por la Reserva Federal de los Estados Unidos (no por el gobierno). -75 mil millones de dólares en préstamos dirigidos a indus trias como las aerolíneas y hoteles. Hospitales e instalaciones de salud asfixiados por el corona virus, recibirán ayuda económica: -100 mil millones de dólares destinados a clínicas, hospitales y aparatos de salud. -Especial énfasis en equipo protector a personal médico, suministros de curación, construcción de áreas para pa cientes. El debate entre republicanos y demócratas tuvo muchos matices políticos, como por ejemplo, transparentar los des tinatarios de los recursos. En el rescate financiero de 2008 a Wall Street y bancos en riesgo, fue ampliamente criticado que los fondos de rescate se aplicaron a corporaciones, eje cutivos acaudalados a quienes sacaron de la quiebra. Otra condición fue que ninguna de las empresas de Trump o su familia, o incluso otros miembros del gobierno –re cordemos que hay varios multimillonarios en el gabinete– puedan recibir ningún tipo de crédito gubernamental. El propósito de este gigantesco paquete es proteger al em pleo y al pequeño negocio o empresario. La línea de mayor riesgo por la parálisis económica provocada por el virus, está justamente en los pequeños negocios, aquellos que cu bren su nómina con márgenes muy pequeños de ganancias, 4-6 por ciento. Ahí es donde el cierre provocará los mayores daños. El gobierno y los legisladores han decidido enviar la mayor cantidad de recursos, supervisada –la desconfianza no es gratuita– por la Reserva Federal y no por el propio Departamento del Tesoro. ¿Y México?, ¿dónde estamos?, cuando nuestra economía es 100 veces más frágil, débil, dependiente precisamente de la propia economía estadounidense. ¿Dónde están aquí los planes de contingencia? El Congreso mexicano aprobó la semana pasada un paquete extraordi nario por 180 mil millones de pesos y el Presidente señaló que incrementarían las tandas del bienestar, préstamos de seis mil pesos a pequeños comerciantes. ¿Es suficiente? No están claras las reglas de cómo o a quién se distribuyen estos recursos, mediante qué metodología, especialmente

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