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Forma y fondo. La multidimensionalidad de la profesión docente
ARTÍCULO necesidades sociales preparando ciudadanos críticos e innovadores y con capacidades para enfrentar los retos del mundo contemporáneo. Los procesos educativos con apoyo de la tecnología transforman la educación innovando el aprendizaje y acceso a la información.
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En la parte social, se busca una inserción al espacio educativo con equidad e inclusividad, independientemente del origen socioeconómico, género, raza, religión o cualquier otro tipo de condición. Adicionalmente, se están incorporando nuevas tendencias como la educación socioemocional, la educación con valores, la educación intercultural y la educación ambiental que buscan ampliar las capacidades y habilidades de los estudiantes para desenvolverse pertinentemente dentro de una sociedad globalizada y sostenible.
Ya se considera impropio referirse a la fgura del docente como género masculino, actualmente para usar un lenguaje inclusivo y no sexista, se recomienda evitar el uso de pronombres masculinos. Así, en vez de utilizar “los maestros” o “los profesores” se podrían emplear generalizaciones como: “la persona docente” o “las personas docentes”. El objetivo de estas expresiones es garantizar la igualdad y la no discriminación de género para promover un lenguaje más incluyente.
Tomando en cuenta estos criterios de inclusividad, la festividad del 15 de mayo establecida como “Día del Maestro”instituida por el presidente Venustiano Carranza en 1918‒, se puede proponer, asumiendo un tono acorde a los tiempos como: “Día de la Educación” o “Día de la Docencia” que comprende en esta festividad a las personas dedicadas a la enseñanza.
También, en estos tiempos de irrupciones científcas y tecnológicas, se acentúa el enfoque actual de la educación orientado a la formación de habilidades y competencias para la vida laboral, así como la promoción de valores como la igualdad, la tolerancia y el respeto a los derechos humanos. Con todo, la educación sigue evolucionando para adaptarse a las
En México, las políticas educativas apuntan a la calidad, equidad del ingreso y permanencia de los estudiantes en los planteles escolares y ya no solamente por el incremento de la matrícula; ahora ya es prioridad económica y social, la mejora de la calidad pensando en las oportunidades de los educandos hacia el desarrollo personal y de inserción en el sistema productivo y de servicios, en un contexto laboral cada vez mas dinámico y complejo.
Sin embargo, para acceder a mejores niveles de calidad se requiere de una visión integral de los principales factores humanos que intervienen en la educación: estudiantes, docentes y directivos. Reconociendo las condiciones actuales en las que se realiza la enseñanza y aprendizaje, es imprescindible defnir con la mayor claridad, las características socioeducativas de los educandos desde su ingreso mismo al proceso formativo, esto para determinar los puntos de partida y el perfl de egreso, todo desde un enfoque real y objetivo. Complementariamente, establecer el modelo de docencia, pertinente y humanamente vinculado al estudiante, que pueda acompañar y estimular verdaderamente el logro de los aprendizajes. Del mismo modo, el tipo de directivo que se requiere para movilizar el binomio alumno-docente hacia un escenario de calidad se perfla, principalmente, por sus capacidades para crear un modelo de gestión escolar, altamente cualifcado, dentro en un ambiente armonioso de trabajo y de respeto a los derechos humanos.
Dentro de este esquema, se debe privilegiar el factor clave que reside en el personal docente por su rol sustantivo como potenciador del aprendizaje estudiantil. El hecho educativo se sustenta en la dupla alumno-docente; la escuela aparece como un espacio en el que se alojan las actividades principales y los directivos como las fguras de apoyo al cumplimiento de los objetivos institucionales.
Sin considerar, por el momento, las capacidades y habilidades docentes para comunicarse con propiedad y acierto (en una relación generacionalmente asimétrica) con sus alumnos, se ha de reconocer la infuencia de las tecnologías en el ámbito escolar que, en ciertos momentos, rebasa al propio docente. Es así como se demandan nuevas habilidades y competencias para el docente en el siglo XXI, tales como: la creatividad, la colaboración, la comunicación y la resolución de problemas, que son cada vez más valoradas en el mercado del trabajo.
Ya se requiere un mayor uso de la tecnología en el aula, aplicaciones en línea y a distancia, además de la urgencia de reducir las brechas educativas entre los distintos grupos de población, incluyendo las personas de bajos recursos, comunidades indígenas, personas con discapacidades y de otros grupos vulnerables. Los propósitos se enfocan en abatir, con efectividad y sin demagogias, la deserción y el abandono escolar, especialmente en las zonas rurales y urbanas con altos grados de marginalidad, mismas que son fuentes de recursos humanos para la delincuencia y también para elevar las tasas de migrantes.
Se argumentan como probables acciones solucionadoras: reformas educativas, los diseños curriculares actualizados, los programas de apoyo económico, la ampliación de la infraestructura, equipamiento, servicios escolares, creación de redes de apoyo y acompañamiento, promoción de mejoras en la calidad de vida de los estudiantes y la participación activa de padres de familia.
Con todo y el reconocimiento a los docentes como un factor clave en la calidad educativa, a la fecha, no se han atendido debidamente sus demandas en el sentido de autonomía académica, participación institucional democrática y en el tema de las remuneraciones salariales. Por otro lado, es cierto que, infortunadamente, en algunos casos la participación de los docentes ha sido utilizada con fnes políticos o para imponer agendas diferentes a las necesidades educativas.
Dadas las condiciones actuales, y en cierto modo irregulares, en el desempeño escolar, las personas docentes han sufrido un desplazamiento como “responsables del logro educativo” convirtiéndose en una versión instrumentalizada del proceso de enseñanza, limitando sus actividades al cumplimiento supervisado y controlado de sus actividades formativas de parte de los directivos de escuela. Estos rigores en el control excesivo del desempeño docente puede incidir en la baja de los niveles de apoyo institucional y elevar la insatisfacción laboral, debidos principalmente a la sobrecarga, violencia y la falta de oportunidades de desarrollo profesional; esta condición se ha vuelto más frecuente en muchos países, incluyendo México. Se le ha llamado “la renuncia silenciosa” y es muy importante su atención por las fuertes implicaciones para el personal docente al perder su compromiso y dedicación, afectando fuertemente la calidad de la enseñanza y el aprendizaje.
Aunque la enseñanza generalista todavía tiene su lugar en la educación, es cada vez más evidente que los métodos de enseñanza personalizados pueden mejorar signifcativamente el aprendizaje de los estudiantes. Por ahora, es muy recomendable encontrar un equilibrio y ofrecer una variedad de métodos de enseñanza que se adapten mejor a las necesidades y preferencias del estudiante.
El rol docente en la educación actual ha evolucionado hacia una fgura multidimensional, toda vez que no solamente debe ser evaluado como experto en su materia y estar capacitado para utilizar diversas estrategias pedagógicas adaptándose a la realidad de los alumnos en el aula, tener conocimientos de tecnología, comprender y abordar problemáticas sociales y emocionales entre otras habilidades y competencias. El modelo
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multidimensional que se está confgurando incluye temas nuevos como la Neuroenseñanza, Inteligencia Artifcial (IA) y robótica:
1. Dominio del contenido: tener conocimientos sólidos en su área de especialización y mantenerse actualizado en los avances y desarrollos más recientes.
2. Metodología: contar con habilidades para diseñar y aplicar diferentes estrategias y metodologías de enseñanza, adaptándolas a las necesidades y características de sus estudiantes.
3. Evaluación: el docente debe contar con habilidades para diseñar y aplicar diferentes formas de evaluación, con el fn de medir el aprendizaje de sus estudiantes y brindar retroalimentación adecuada.
4. Tecnología: contar con habilidades para integrar la tecnología en su práctica docente y estar actualizado en el uso de herramientas digitales y plataformas de aprendizaje en línea.
5. Neuropsicología: estar familiarizado con los principios básicos de la neuropsicología y cómo estos pueden aplicarse en el aula para optimizar el aprendizaje de los estudiantes.
6. Inteligencia Artifcial y Robótica: estar familiarizado con las aplicaciones de la inteligencia artifcial y la robótica en la educación, y cómo estas pueden ser incorporadas en la práctica docente para enriquecer el aprendizaje de los estudiantes.
7. Orientación y tutoría: contar con habilidades para brindar orientación y tutoría individualizada a los estudiantes, apoyándolos en su proceso educativo y en la toma de decisiones relacionadas con su futuro académico y profesional.
8. Dimensión de Gestión de Recursos y actividades: tener capacidades para la planifcación y organización de la enseñanza y de la gestión de recursos para llevarlas a cabo.
9. Habilidades comunicacionales: disponer de capacidades y habilidades para comunicarse asertivamente y crear relaciones saludables con sus alumnos.
En correspondencia, la gestión escolar está comprometida para establecer políticas y prácticas que apoyen al docente en su labor y que pueden incluir la asignación de asistentes de enseñanza, implementación de sistemas de apoyo tecnológico que faciliten el trabajo docente y, de forma importante, la capacitación constante para mejorar su desempeño en todas las dimensiones de su trabajo. En relación a sus remuneraciones salariales, corresponde una cuidadosa evaluación de sus ingresos de acuerdo a sus saberes, con la transparente asignación ‒a nivel institucional‒ de estímulos al buen desempeño, considerando principalmente a los nombramientos de menor categoría, sin que puedan ser estos utilizados políticamente o como manipulación personal por los directivos de escuela.
Por otro lado, se pretende agregar a los docentes una delicada responsabilidad en la solución de problemáticas localizadas en el aula que son de tipo psicosocial para las que no se encuentra habilitado o capacitado: se trata de las intervenciones en crisis, problemas emocionales, défcit de atención, ideaciones suicidas, epilepsia y trastornos de aprendizaje, además de atención de enfermedades mentales como el espectro autista, paranoia o esquizofrenia. La administración escolar debe tomar medidas inmediatas para la atención personalizada de estas agendas de trabajo, relevando al docente de estas responsabilidades.
En estas condiciones de desempeño multidimensional y sin los respaldos institucionales, el personal docente puede sentir un peso abrumador creando una sobrecarga emocional en su labor.
Este modelo, en suma, integra una serie de dimensiones interrelacionadas que incluyen la enseñanza de calidad, la investigación, la gestión del aula y el liderazgo, la atención a las necesidades de aprendizaje de los estudiantes, la colaboración académica y atención a la comunidad, la adaptación a los cambios tecnológicos, la administración escolar y el diseño y actualización de los materiales didácticos. Estas dimensiones pueden variar en función del contexto, las necesidades de los estudiantes y de la institución educativa, cuidando siempre de equilibrar el desempeño escolar, familia y entorno social, logrando evitar un probable estrés o Burnout.
Todo eso, siempre y cuando nos estemos refriendo a un contexto educativo que aspire genuinamente a la calidad de la educación, mejorando para sus egresados, las oportunidades de crecimiento personal y de empleabilidad laboral y no solamente a elevar el porcentaje de titulaciones, certifcados emitidos o el indicador de cantidad de alumnos hospedados en las escuelas. Y si no, revisemos los resultados educativos versus los cuantiosos recursos presupuestados a la educación para saber si se justifcan.