PSICOANALISIS
Revista de la Asociación Psicoanalítica Colombiana SOCIEDAD COMPONENTE DE LA IPA MIEMBRO DE LA FEDERACIÓN PSICOANALÍTICA DE AMÉRICA LATINA (FEPAL) MIEMBRO DE LA FEDERACIÓN COLOMBIANA DE PSICOANÁLISIS
ENERO – JUNIO 2014 VOLUMEN XXVI N° 1 Dirección - Edición Dra. Hilda Botero Cadavid Comité Editorial Italo L. di Ruggiero Cozzarelli
Comité Científico Geny Talberg - Miembro Efectivo Sociedad Brasilera de Psicoanálisis de Río de Janeiro. SBPRJ. BRASIL Johanna Trip - Miembro Titular Asociación Venezolana de Psicoanálisis Asovep VENEZUELA Sergio Nick - Miembro Asociado Sociedad Brasilera de Psicoanálisis de Río de Janeiro. SBPRJ. BRASIL Eduardo Laverde Rubio - Miembro Titular Didacta Sociedad Colombiana de Psicoanálisis SCP. y Miembro Titular Asociación Psicoanalítica Colombiana APC. COLOMBIA Fabio Eslava Cerón - Miembro Titular Didacta Asociación Psicoanalítica Colombiana APC. COLOMBIA Ismail Yildiz – Miembro Titular Asociación Psicoanalítica Colombiana. APC. COLOMBIA
ASISTENTE EDITORIAL Alvaro J. Botero C. Dirección electrónica: revista@asociacionpsicoanaliticacolombiana.org.co
Asociación Psicoanalítica Colombiana (APC) Sociedad Componente de la Internacional Psychoanalytic Association (IPA) Calle 134 Nº 17-71 Teléfonos: (57 1) 522 7627 - (57 1) 259 6000 Ext. 6112 E-mail: apscol2012@gmail.com - Página web: www.asociacionpsicoanaliticacolombiana.org.co Bogotá - Colombia
asociación psicoanalítica colombiana
Sociedad Componente de la Asociación Psicoanalítica Internacional MIEMBROS TITULARES Dr. Horacio Arias Duque Dra. Sonia Bialikamien Goldband Dra. Hilda Botero Cadavid Dra. Aura Victoria Carrascal Márquez Dr. Gabriel Augusto Castillo Castelblanco Dr. Danilo Diazgranados Moncada Dr. Juan Manuel Escobar Guerrero Dr. Fabio Eslava Cerón Dr. Henry García Moncaleano Dr. Eduardo Gómez Escallón Dr. Mario González Velásquez Dr. Iván Jiménez Rojas Dr. Eduardo Laverde Rubio Dr. Jorge Enrique Liévano Rodríguez Dr. José A. Márquez Cuervo Dr. Álvaro Méndez Peñaranda Dra. María Victoria Niño Villamarín Dra. Luz Stella Núñez Sánchez Dr. Liborio Orejuela Devis
Dra. Luz María Pinilla Perdomo Dra. Diana Isabel Robles Dr. Guillermo Sánchez Medina Dr. Edgard Yamhure Kattah Dr. Ismail Yildiz MIEMBROS ASOCIADOS Dra. María Clara Syro Morales MIEMBROS HONORARIOS Horacio Etchegoyen Otto E. Kernberg Juan Francisco Jordán Romualdo Romanowski MIEMBROS ADHERENTES Italo Di Ruggiero Cozzarelli Robert Silverman Margarita Álvarez Beatriz de Hart
COMISIÓN DIRECTIVA PARA EL PERÍODO 2014 – 2016 PRESIDENTE: Fabio Eslava Cerón SECRETARIA: María Victoria Niño Villamarín TESORERO: Henry García Moncaleano VOCALES: José A. Márquez y Edgard Yamhure Kattah DIVULGACIÓN: Maria Clara Syro M. PUBLICACIONES Y DIFUSIÓN: Hilda Botero Cadavid INSTITUTO DE PSICOANÁLISIS: Jorge E. Liévano R. FISCAL Y BIBLIOTECA: Ítalo di Ruggiero C.
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Las opiniones expresadas en esta publicación corresponden a sus autores y no comprometen a los editores de la Revista.
PSICOANALISIS Volumen XXVI No. 1, ENERO – JUNIO 2014
editorial ........................................................................................................................................ 7 Artículos Psicoanálisis del Chiste, lo Cómico, el Humor y los Actos Fallidos
Ismail Yildiz A. ................................................................................................................................................... 13 Sobre la Importancia Lingüística de los Actos Fallidos
José María Gil .................................................................................................................................................... 23 Relación MaEstro-Alumno
Hilda Botero C. .................................................................................................................................................. 45 Resentimiento Terminable e Interminable
Luis Kancyper ..................................................................................................................................................... 55 La Psicoterapia en el Proceso de Transición hacia la Adolescencia
Asunción Soriano Sala ................................................................................................................................... 75 Autismo: Mito y Realidad
Juan Larbán Vera .............................................................................................................................................. 87 Ensayos Curiosidad Onírica: Aproximaciones a la Obra de Grete Stern
Lic. Gabriela Rouillon Acosta ...................................................................................................................... 103 El Envejecimiento como Caesura; un Punto de Vista Psicoanalítico
Fernanda Marinho y Ney Marinho ........................................................................................................... 108 Psicoanálisis de la Canción de Amor
Pablo Emilio De La Cruz Nassar ................................................................................................................. 112 Reseñas Observación de Bebés: El Método Esther Bick de la Clínica Tavistock ........................... 119 El adolescente cautivo .................................................................................................................................... 127 Vivir con el Autismo, una Experiencia Relacional ....................................................................... 131 Psicoterapia Focal de Niños: Una Aplicación del Modelo Psicoanalítico en la Red de Salud Pública ............................................................ 135
NOTAS IPA 49th congress .......................................................................................................................................... 143
conferencias roosevelt cassarla .................................................................................................. 144 viii congreso de la asociación psicoanalítica del uruguay.......................................... 145 30° congreso latinoamericano de psicoanÁlisis ................................................................ 146 NORMAS DE PUBLICACIÓN ................................................................................................................................... 147
Los Autores Ismail Yildiz Nació en Ankara, Turquía. Graduado en Medicina y Cirugía en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica). Magíster en Ciencias Biomédicas e investigador y docente en la misma universidad. Vive en Colombia desde 1988. Trabajó como investigador y docente en Neurociencias en la Universidad Nacional de Colombia y en colaboración con Colciencias. Psicoanalista, Miembro Titular de la Asociación Psicoanalítica Colombiana y de la Asociación Psicoanalítica Internacional. iyildiz@etb.net.co
JOSÉ MARÍA GIL Doctor en Filosofía por la Universidad de La Plata. Profesor de Lógica y Lingüística en la Universidad de Mar del Plata e Investigador Adjunto del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), de Argentina. Áreas de interés académico: filosofía del lenguaje y lingüística. josemaria@gilmdq.com
Hilda Botero Cadavid Sicóloga U. Javeriana. Psicoanalista, Miembro Titular Asociación Psicoanalítica Colombiana y Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA). Docente de maestría en Clínica y Psicoterapia Psicoanalítica, Universidad Javeriana. Experta en trabajo emocional con la díada madre-hijo. Directora Seminarios de Observación de Bebés Método Esther Bick. Trabaja en la implementación de proyectos de atención emocional en las Unidades de Recién Nacidos, Hospital San Ignacio, Hospital Meissen y con grupos de salud en la Clínica Reina Sofía, Bogotá. Trabaja en la organización y gestión de El Taller de Psicoanálisis en la ciudad de Bogotá. hildabotero@hotmail.com
Luis Kancyper Médico psicoanalista, es miembro titular en Función didáctica de la Asociación Psicoanalí-
tica Argentina y de la Asociación Psicoanalítica Internacional. Desde hace muchos años dicta seminarios y supervisiones en las sociedades de psicoanálisis de América Latina y Europa. Sus libros han sido traducidos a varias lenguas: Jorge Luis Borges o el laberinto de Narciso (1989, Paidós). Resentimiento y Remordimiento (1991, Paidós y 2006, Lumen). La Confrontación Generacional (1997, Paidos y 2003,Lumen). Jorge Luis Borges o la pasión de la amistad (2003, Lumen). El complejo fraterno (2004, Lumen). Adolescencia: El fin de la ingenuidad (2007, Lumen). Resentimiento terminable e interminable (2010, Lumen). kancyper@uolsinectis.com.ar
Asunción Soriano Sala Es médico, psiquiatra y psiocanalista. Miembro de la Sociedad Española de Psicoanálisis y de International Psychoanalytical Association. Coordinadora del hospital de Día para adolescentes de Sant Pere Claver Fundació Sanitària y supervisora clínica de la Unitat Terapèutica de Justícia Juvenil, Parc Sanitari Sant Joan de Déu. Ha expuesto sus ideas sobre la adolescencia en distintas ponencias y publiaciones. asoriano@fhspereclaver.org
Juan Ángel Larbán Vera (Zaragoza) Médico, consulta privada como psiquiatra y psicoterapeuta de niños adolescentes y adultos. Profesor universitario y jefe clínico en diferentes clínicas de Suiza; Jefe de salud mental infantojuvenil. Actualmente es presidente de la Asociación para la docencia e investigación en salud mental de Ibiza y Formentera ADISAMEF desde 2008. Profesor del máster oficial universitario de Psicología y psicopatología perinatal e infantil realizado por ASMI, Asociación para la Salud Mental Infantil desde la gestación, filial española de la WAIMH Asociación Mundial para la Salud Mental Infantil, en colaboración con la Universidad de Valencia. juan.larban@gmail.com
PSICOANÁLISIS XXVI - 1, 2014; 7-9
EDITORIAL
Revista Psicoanálisis
Esta edición inicia con un artículo de plena actualidad: La consideración de la vida prenatal, que cobra magnitud y relevancia, cuando pensamos en la configuración de la personalidad y la salud mental. Cada día es mayor la urgencia de ser entendidas a cabalidad, tanto la gestación como la maternidad. Es un tema extenso, complejo y profundo. Quiero llamar la atención acerca de un solo aspecto de esta complejidad, haciendo un pequeño comentario con referencia a la musicalidad de la voz de la madre y sus efectos en el bebé intrauterino. El bebé prenatal configura una intensa experiencia relacional con la voz de su madre, no sólo reconoce su voz a un nivel auditivo sino que además, queda ya impregnado de su ritmo y música, de la “gramática profunda” (Chomsky, 1972) de su futura ‘lengua materna’. Los estados de ánimo o momentos emocionales de la madre están cargados de significado para el bebé, lo cual va regulando su desarrollo protomental. El encuentro visual con la madre ocurre luego de dar a luz, el auditivo está acompañando la vida en el vientre. En este momento de la investigación científica podemos acudir a la propuesta de observar un encuentro auditivovocal entre el bebé intrauterino y su madre. Estudios comentados por M. C. Busnel en 1999, dan cuenta de experimentos que nos arrojan la claridad de cómo la memoria está ligada indefectiblemente al desempeño de los sentidos, especialmente la audición, el olfato y el gusto.
el desarrollo protomental del niño prenatal; la verdadera y propia materia prima en torno a la cual se forma el proto-objeto interno que he llamado objeto sonoro.” El bebé al nacer conserva las huellas de la existencia de un mundo sonoro intrauterino. Lee Salk, (1973) realizó estudios minuciosos acerca de los efectos del sonido del corazón de un adulto, (ideal, de la madre) para calmar momentos de estrés, el llanto del bebé, y aún, para su mejor desarrollo. El ritmo, el tono, la cadencia de la voz de la madre en las experiencias auditivas del bebé, y en otra medida, pero también de gran importancia, la voz del padre, de los hermanitos, no se inscriben solamente como registro mnémico neutro, sino que están ligados a las emociones.
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Maiello (2013) ha propuesto el término objeto sonoro para referirse al conjunto de reminiscencias prenatales de cualidad sonora y rítmica que el bebé conserva en su memoria después del nacimiento. “La voz de la madre representa el principal ‘estímulo externo’ para
Así, la voz-canto de la madre incita o propone la danza de su bebé prenatal, la madre canta y el bebé danza, co-construyen, configuran la relación por excelencia, ‘el modelo’. El canto mismo es un ‘grupo’ de relaciones entre sí: melodía, ritmo, cadencia, poesía-palabra, es decir, al convertirse todo esto en el canto, necesita ese otro para su demostración, la relación se instala naturalmente. Este es un hecho importante en cuanto nos llama la atención hacia el lenguaje corporal, cuyo preámbulo es entonces la danza en el útero al compás de la voz-canto de la madre. Joanna Wilheim conduce, de manera acertada y profunda, nuestra presente edición con un magistral artículo: El Trauma de la Concepción artículo que ya ha sido aplaudido en varios países. Hace varios años que esta autora inició una tarea enorme llamando la atención acerca de la importancia de la vida prenatal. En los autores psicoanalíticos ha sido un tema poco o tímidamente considerado. Sin
embargo, cada día sabemos más de su importancia en el desarrollo psíquico y emocional del ser humano. Joanna puntualiza la importancia de la memoria celular en el establecimiento de algunos traumas que, registrados en la vida prenatal, se manifestarán más tarde en la vida post-natal. Acude a un interesante material clínico ilustrativo de sus propuestas y conjeturas. Pablo García se refiere a un tema esencial, tanto del psicoanálisis como del psicoanalista presentado a manera de revisión histórica, con el espíritu vivo de mantener su vigencia como actitud viva en la tarea de ‘psicoanalizar’. La Escucha Psicoanalítica: Desarrollo Histórico es un interesante abordaje en el cual Pablo resalta la amistad de W.R. Bion con W. Trotter, médico cirujano y del cual decía que no sólo era su amigo sino “el hombre que más me ha interesado en la vida”. Esta mistad los unió por muchos años y dio lugar a la indagación de temas profundos que ameritaban discusiones y veladas amenas e interesantes. El artículo que publicamos tiene un gran valor como revisión de historia y cultura psicoanalítica.
Guillermo Bodner visita nuestra publicación con un artículo llamativo, de permanente interés y fascinación para los psicoanalistas: Shakespeare y su puesta en escena de verdaderos cuadros clínicos de interesante realidad y reveladores de dramas emocionales en contextos más cotidianos del transcurrir humano. Macbeth y la Ambición por lo Absoluto es un hermoso recorrido lleno de creatividad y pensamiento, desde la perspectiva que ofrece el Psicoanálisis -nos cuenta el autor- acerca de la acción conjunta de las pasiones de amor, odio y conocimiento y de las consecuencias que acarrea la destrucción de su funcionamiento conjunto. Se describe, a través del texto la destrucción sistemática del conocimiento, sustituido por la profecía, la alucinación, el saber omnipotente y la invocación a la oscuridad.
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Dante Roberto Salatino es básicamente investigador y docente. Su interés profundo por la neurología, la inteligencia, la lingüística… lo han llevado a rastrear el pensamiento freudiano de una manera por demás interesante. Su artículo El Proyecto de Freud cuenta una serie de descubrimientos y aportes fundamentales de Freud a la neurobiología y la psicología que no fueron desarrollados o bien explorados y que en la actualidad siguen siendo, esos mismos hallazgos, materia de investigación y descubrimiento expuestos por otros investigadores de diferentes ramas de la medicina. El autor hace su propia indagación, a la cual nos invita, comparando su propia teoría sobre la estructura y la función psíquicas que dieron lugar a su tesis doctoral. Es un artículo de interés para una posible relectura de Freud.
Cerramos nuestra sesión de artículos con una disculpa, tanto al autor como a nuestros lectores, por una omisión en nuestra anterior publicación. En el marco de la celebración de los 50años de la Asociación Psicoanalítica Colombiana entregamos una serie de escritos resultado de Talleres especiales dedicados a los fundadores de la Asociación. Publicamos entonces la contribución del Doctor Jorge Enrique Liévano quien nos ofrece su entusiasta artículo sobre el Doctor Humberto Roselli Quijano. Un sentido homenaje que tituló Tributo a un Adalid y Amigo y cuya esencia la comunica así: ‘Tal como yo lo conocí, Humberto fue un buen amigo leal a carta cabal. Diplomático y empático, pero asertivo si necesario. Nunca hostil. Hombre probo, brillante, introspectivo, un tanto parco, modesto y tímido, generoso, elocuente, caballeroso, amable y de fino humor santafereño’. En la Sección de ensayos Magdalena Fernández escribe: Antes de Dañarte Prefiero Alejarme… en mi Mundo me Siento Mejor, un ensayo centrado en la clínica con toda la trascendencia que esto implica en nuestro
desempeño profesional. Presentamos además tres interesantes contribuciones resultado de las Jornadas Interregionales de Fepal, de Niños y Adolescentes en Ciudad de México, cuya relevancia en el ámbito Latinoamericano es de resaltar: Transformaciones y Dolor Psíquico de Jani Santamaría y los Comentarios a esta contribución por Hilda Botero. Otra ponencia muy de actualidad y que llama la atención de padres y educadores es: Reflexiones Sobre el Bullying: El Caso de un Púber, de Ernesto Reyes
Escobedo. Este tema determinó que nuestra publicación hiciera un esfuerzo por entregar un resumen de la ley 1620 de convivencia escolar en el ámbito de los derechos humanos, realizada por Álvaro Botero. Hacemos desde nuestra revista una invitación a los Juegos Bionianos 2015 presentando las impresiones de los pasados JB2013, maravillosos y estimulantes del transitar en el trabajo, el conocimiento y la cooperación en nuestra tarea psicoanalítica.
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ArtĂculos
¡Iapetónida! Más sagaz que ninguno, te alegras de haber hurtado el fuego y engañado a mi espíritu; pero eso constituirá una gran desdicha para ti, así como para los hombres futuros. Erga Kai Hemera Hesíodo, Trabajos y Días, libro I. (Línea 18)
Estamos ya en el último confín de la Tierra, en el camino del país escita, en la soledad nunca hollada. Hefestos, ha llegado la hora de que cumplas lo que el padre te ordenó y ates a ese forajido con cadenas de hierro irrompible en la cima de estos abruptos peñascos. Hurtó tu preciado don, el brillante fuego, padre de todas las artes, y lo entregó a los mortales. Justo es, pues, que pague a los dioses la pena merecida. Tal vez así aprenda a resignarse a la dominación de Zeus y a cesar en su oficio de favorecedor de los hombres. Esquilo, Prometeo Encadenado
PSICOANÁLISIS XXVI - 1, 2014; 13-22
Artículo original
Psicoanálisis de Actos Fallidos, el Chiste, lo Cómico y del Humor Ismail Yildiz.1
Recibido: septiembre 2013 Aceptado: enero 2014
Resumen Se revisan las explicaciones psicodinámicas de Freud sobre los actos fallidos, el chiste, lo cómico y el humor. Los actos fallidos son el resultado de un propósito inconsciente. Ellos son provocados por una falla parcial del Yo, en la integración en un todo armonioso de las diversas fuerzas mentales activas en un momento dado. El placer del chistoso deriva de dos fuentes inconscientes separadas. La primera, es la sustitución regresiva del pensamiento de proceso secundario por el de proceso primario. La segunda, es la consecuencia de la liberación transitoria de impulsos que, de otro modo, hubieran sido dominados o prohibidos. Las fuentes del placer de la comicidad se ubican en la comparación de dos gastos de energía, localizables en lo preconsciente. Así como el chiste provoca un placer derivado de ahorro de energía de coerción; el placer que provoca lo cómico depende de ahorro de energía de representación. En el humor la persona rehúsa dejarse ofender y sufrir a pesar de la realidad dolorosa. El placer en el humor surge del ahorro de energía de sentimiento doloroso. Palabras Claves: Actos fallidos, superstición, determinismo psicológico, chiste, cómico y humor.
Psychoanalisis of failed acts, joke, comedy and humor Abstract Freud’s ppsychodynamic explanations of paraphrases, jokes, comedy and humor are reviewed. Paraphrases are the result of an unconscious purpose. They are caused by a partial failure of the Ego, in the harmonious integration of all the various mental active forces at any given time. The pleasure of joke originates from two separate unconscious sources. The first is the regressive replacement of secondary thought process by primary process. The second is the result of the transient release of impulses that otherwise would have been dominated or repressed. The sources of the pleasure of comedy are located in the comparison of two energy costs, traceable in the preconscious. As the joke causes pleasure originating from energy savings of coercion; the comic pleasure depends on energy saving of representation. In the humor the person refuses to be offended and suffer despite the painful reality. The pleasure in humor arises from energy saving of painful feeling. Key words: Paraphrases, superstition, psychological determinism, joke, comic and humor. 1
MD, MSc, Psicoanalista, Miembro Titular APC. http://www.psicoanalistaiyildiz.com/ e-mail: ismailyildiz@etb.net.co
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Ismail Yildiz
El conocimiento del funcionamiento mental según las hipótesis de la Psicología dinámica o profunda o psicoanalítica se aplicó no solamente a explicar la formación de los sueños y de los síntomas de las psiconeurosis y psicosis, sino también a explicar el mecanismo del chiste, y los motivos de los deslices, errores, omisiones o lagunas de la memoria que nos son familiares a todos y que Freud agrupó como psicopatología de la vida cotidiana (Freud, 1904). Se incluyen los lapsus verbales, escritos, de la memoria y muchos de los inconvenientes que por lo común atribuimos al azar y denominamos accidentes.
Actos Fallidos Aun antes de las investigaciones sistemáticas de Freud de estos fenómenos, existía una vaga noción en la mente popular de que tenían algún fin y de que no eran cosas del azar. Por ejemplo, existe un viejo proverbio que dice: “El error de la lengua delata la verdad de la mente”. Más aun, no todos esos errores eran tratados como accidentales. Se le atribuía intencionalidad, aun cuando la persona la desconociera. Cuando, hace unos 300 años, se imprimió un ejemplar de la Biblia en el cual, en uno de los mandamientos decía por error el imperativo en vez del imperativo negativo, el impreso fue severamente castigado, cual si hubiera intencionalmente deseado ser sacrílego (El imperativo negativo se escribió: “Cometerás adulterio”). Pero, fue Freud el primero que, de modo serio y fundamental, sostuvo que los lapsus y los fenómenos conexos son el resultado de una acción intencional, con un propósito, de la persona afectada, aunque la intención sea desconocida para ella misma o, en otras palabras, sea inconsciente (Freud, 1904, 1915).
Los olvidos El más simple de comprender de estos actos fallidos es el olvido. Tales lapsus son, muy a
menudo, la consecuencia directa de la represión. Aunque los detalles específicos de la motivación de la represión pueden variar de un caso a otro, es básicamente la misma en todos ellos, es decir, el evitar la posibilidad de la generación de una angustia (temor) o de una culpa (vergüenza), o de ambas. Por lo común, la razón de olvidar algo es inconsciente y sólo puede ser descubierta por medio de la técnica psicoanalítica, es decir, con la cooperación total de la persona (su asociación libre) que cometió el olvido. De otro modo, debemos depender del azar, para entrar en posesión de datos suficientes que nos permitan adivinar, con mayor o menor precisión, el significado o motivos inconscientes que lo produjeron. Hay veces que, los olvidos, se encadenan; olvidamos una cita, nos proponemos recordarla en la ocasión siguiente, pero llegada esta, nos equivocamos en la hora, etc. En el caso de olvido de nombres propios, no sólo se olvida, sino que también pueden recordarse erróneamente. Cuando el sujeto se esfuerza por recordar un nombre olvidado acuden otros -que Freud denominó sustitutivos- que son rechazados como falsos, pero, analizados, muestran alguna relación con el buscado. El olvido de propósitos puede atribuirse a la acción de una corriente contraria que se opone a la realización de los mismos. Un novio que olvida una cita se disculpará en vano diciendo que la había olvidado. La novia responderá siempre: “Hace un año no la hubieras olvidado”. Olvido de impresiones, casi siempre, está basado en un motivo de disgusto. El olvido del lugar donde guardamos un objeto o la pérdida de algo, muestran la intención inconsciente del sujeto de alejar de sí ese objeto. Una de las pérdidas más simbólicas es la del anillo del matrimonio, que indica un alejarse de la pareja matrimonial.
Psicoanálisis de Actos Fallidos, el Chiste, lo Cómico y del Humor
Los recuerdos encubridores Al analizar los recuerdos fragmentarios de los primeros años de infancia, Freud comprobó, que muchas veces, y contra lo que se podía suponer, de algunas escenas del pasado los sujetos se acordaban de hechos insignificantes que, al proseguir el análisis y reconstruir toda la escena, se veía que, si bien de alguna manera estaban relacionados con esta, carecían de importancia y, en cambio, se había olvidado (omitido) lo que realmente había impresionado al individuo. A estos recuerdos, Freud los llamó recuerdos encubridores, pues encubren lo realmente importante, y agregó, que el proceso descubierto en los mismos -conflicto, represión y substitución transaccional- figura en todos los síntomas psiconeuróticos. Finalmente, en el estudio de los recuerdos debe tenerse en cuenta la elaboración secundaria de las impresiones primarias, y en el caso de los recuerdos de la niñez, el hecho de que un niño no diferencia necesariamente la realidad de sus fantasías. En los recuerdos infantiles se encuentra, que algunos son falsos recuerdos. No es que las escenas recordadas hayan sido totalmente inventadas -a veces ocurre también-, sino que han sufrido tal elaboración secundaria que tienen más de falsedad que de verdad. Por ejemplo, una persona puede recordar de su niñez, como muy crueles a sus padres, y en realidad no lo fueron. Porque, esta persona, siendo niño, había proyectado masivamente su agresividad sobre ellos. Freud afirma, que las falsedades del recuerdo son de carácter tendencioso, teniendo por objeto reprimir y sustituir escenas desagradables.
Los lapsus verbales y escritos Los lapsus verbales o escritos son a menudo la consecuencia de una falla en la represión completa de algún pensamiento o deseo in-
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consciente. En tales casos, el que habla o escribe expresa lo que en forma inconsciente deseaba decir o escribir, pese a su intención de mantenerlo oculto. A veces el significado oculto se expresa en forma abierta en el acto fallido, es decir, que resulta claramente inteligible a quien lo escucha o lee. En otras ocasiones, el resultado del lapsus no es inteligible y sólo se puede descubrir el significado oculto por las asociaciones de la persona que cometió el error. Un paciente puede, sin querer, durante la primera entrevista con el analista, llamar madre a su esposa, pero al hacérselo notar no logra sacar conclusión alguna al respecto. Hasta señala extensamente y con lujo de detalles cuán distintas son en realidad su madre y su esposa. Es sólo después de meses de Psicoanálisis que es capaz de reconocer conscientemente, que en su fantasía la madre estaba representada por la esposa y que era aquélla a la que él había querido para casarse, cuando años atrás, estaba desarrollado al máximo su complejo de Edipo. En un caso así, un acto fallido revela con claridad un contenido del Ello contra el cual el Yo, durante años, mantuvo una contracatexia en extremo intensa. Debemos añadir, que no importa cuán claro pueda parecer un lapsus, y que la interpretación del oyente o del lector de su significado inconsciente nunca puede pasar a ser una conjetura, mientras no esté apoyada por las asociaciones libres de quien cometió la equivocación. Esta dependencia de las asociaciones del sujeto es obvia y absoluta, en el caso de aquellos lapsus orales o escritos, que no son inteligibles de modo inmediato. En ellos, un proceso mental inconsciente interfiere los deseos del sujeto de hablar o escribir, de modo tal, que resulta una omisión, inserción o distorsión de una o más sílabas o palabras con un resultado en apariencia sin significado.
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La producción de lapsus orales o escritos suele atribuirse a la fatiga, falta de atención, apresuramiento, excitación o algo por el estilo. Estos factores son coadyuvantes en el proceso, es decir que facilitan la interferencia de los procesos inconscientes en el intento consciente de decir o escribir una determinada palabra o frase. En la formación de lapsus interviene el pensamiento del proceso primario, con sus características de condensación, desplazamiento, presentación del conjunto por la parte o viceversa, representación por el antagonista, y simbolismo en el sentido psicoanalítico. Toda equivocación surge por la interferencia de dos propósitos distintos. Hasta en el chiste, se fingen equivocaciones para mostrar una verdadera intención. En los actos fallidos auditivos o de lectura, uno interpone sus ideas y las proyecta sobre lo escrito o lo dicho. Los lapsus auditivos se constatan con mucho más frecuencia en las personas con una ligera sordera. Un proverbio dice: “El sordo no oye sino lo que quiere oír”.
Los accidentes Consideremos ahora la clase de actos fallidos que, por lo común, se denominan desgracias accidentales, sea que le ocurren a uno mismo o a otro, como resultado del propio ‘descuido’. Debemos aclarar, desde el principio, que los únicos accidentes que aquí nos conciernen son aquéllos que el individuo provoca por sus propias acciones, aunque no tenga la intención consciente de determinarlos. Un accidente que esté más allá del dominio del sujeto no nos interesa en esta discusión. Suele ser fácil decidir si el sujeto ha sido responsable del accidente considerado, pero de ninguna manera es fácil hacerlo siempre. Es indispensable la colaboración del sujeto con sus asociaciones libres, para poder descubrir
los motivos inconscientes. Por ejemplo, un accidente automovilístico puede deberse sólo a una falla mecánica y no tener nada que ver con una intención inconsciente del conductor, o puede, por otra parte, haber sido causado o directamente posibilitado por el conductor con actos intencionales e inconscientes de omisión o comisión. Del mismo modo, la fatiga, el aburrimiento, el apuro, etc., pueden facilitar un accidente, pero la causa es la intención inconsciente. La actividad inconsciente del Superyó desempeña, con frecuencia, una parte importante en la producción de desgracias accidentales o percances. Muchos de ellos tienen la intención inconsciente de determinar la propia pérdida o lesión. En la motivación de tales casos juega un papel primordial la necesidad inconsciente de castigo, de sacrificio o de reparación por algún acto o deseo previo. En otros casos, cuando se produce un daño a otra persona, el motivo puede provenir de impulsos agresivos del Ello, con o sin desplazamiento. Estos motivos inconscientes escapan, en parte, a la represión, durante la producción del percance. A veces un accidente combina el crimen y el castigo. Por ejemplo, una paciente, mientras manejaba el automóvil del esposo, se detuvo en medio del tránsito en forma tan súbita que el coche que la seguía la golpeó y le destruyó un guardabarros posterior. El análisis de ese percance reveló un conjunto complicado de motivos inconscientes. Al parecer había tres distintos, aunque relacionados entre sí. Por una parte, la paciente estaba inconscientemente muy disgustada con el esposo porque la había tratado mal, de donde, el chocar el auto fue una expresión inconsciente de la ira que era incapaz de desplegar en forma abierta y directa contra él. Por otra parte, se sentía muy culpable como resultado de lo que, en su ira, había deseado hacerle al esposo y había dañado el coche de él como un medio
Psicoanálisis de Actos Fallidos, el Chiste, lo Cómico y del Humor
excelente de lograr que la castigara. Tan pronto como se produjo el accidente, ella supo que se lo merecía. En tercer lugar, la paciente tenía intensos deseos sexuales que el esposo era incapaz de satisfacer y que ella misma había reprimido con fuerza. Esos deseos sexuales inconscientes se gratificaron en forma simbólica haciendo que un hombre “le embistiera la cola”, como ella se expresó. No intentaremos enumerar ni ilustrar todos los tipos de actos fallidos, pues las causas y los mecanismos subyacentes son los mismos para todos, o por lo menos muy semejantes. Podemos decir, que ellos son provocados por una falla parcial del Yo, en la integración en un todo armonioso de las diversas fuerzas mentales activas en un momento dado. Las fuerzas psíquicas inconscientes, que en mayor o menor grado resisten la integración, y que alcanzan cierto grado de influencia directa, independiente sobre el pensamiento o la conducta en un acto fallido, nacen a veces del Ello, otras del Yo, algunas del Superyó y, por fin, de dos o de todos juntos. Caerse, resbalar o tropezar, son actos que, a veces, también contienen una intención. Según Freud “la caída es un anuncio de la Neurosis y una expresión de las fantasías inconscientes de contenido sexual de la misma. ¿Acaso no significa lo mismo el proverbio que dice: Cuando una muchacha cae, siempre cae de espaldas?” También, la persona puede cometer aparentes torpezas para infligirse castigo.
Los actos casuales Los actos casuales no despiertan extrañeza alguna y ni producen efectos significantes, como por entretener las manos. Los actos como: mesarse la barba, jugar con algo en la mano, garabatear con un lápiz, fabricar bolitas de papel, arreglarse el cabello o el vestido, etc., ocultan un sentido ignorado por la persona que los realiza. Tampoco el sujeto ve u oye
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los efectos de sus actos. Las circunstancias que rodean la aparición de los actos casuales, los temas recientemente tratados y las ideas que emergen del sujeto, cuando se le llama la atención sobre ellos, proporcionan datos suficientes como para permitir una interpretación. Por ejemplo, jugar y sacar el anillo de compromiso y volvérselo a poner señalan que el sujeto no está conforme con su matrimonio ni muy fijado al cónyuge. La interpretación de los actos fallidos fue un gran aporte del Psicoanálisis a la Psicología ya que dio una explicación sobre una serie de fenómenos psíquicos que, hasta entonces, eran enigmáticos. Además, robusteció las teorías freudianas sobre la concepción de inconsciente dinámico y sobre el determinismo psíquico.
El determinismo y la superstición Los fenómenos estudiados, tal cual los entendió Freud, demuestran con claridad, que este había llegado a la conclusión de la existencia de un determinismo psíquico. El determinismo psíquico, alegan muchos, es opuesto al Libre albedrío. Freud contestaba, que hay que distinguir entre determinación consciente y determinación inconsciente. El libre albedrío, para el Psicoanálisis, sólo es posible en el campo consciente, lo que equivale a un libre albedrío condicionado, que da razón a los que sostienen que Freud lo elimina del Ser humano o le da un sentido diferente al que comúnmente se le asigna. Para Freud, la superstición, en cualquiera de sus formas, es una prueba más de la existencia de las motivaciones inconscientes. El supersticioso proyecta al exterior una motivación inconsciente. La religión estaría basada en gran parte en proyecciones de elementos psíquicos al mundo exterior. En los neuróticos obsesivos, se observa claramente que la superstición es originada por impulsos agresivos y crueles, reprimidos.
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La superstición es, en gran parte, temor a desgracias futuras y es muy común que las personas que deseen el mal de los otros, en forma inconsciente, estén muy cerca del temor de que, como castigo, de su maldad inconsciente, les llegue un castigo desde el exterior.
El Chiste, lo Cómico y el Humor El chiste El chiste, lo cómico y el humor son unos fenómenos familiares en la vida cotidiana, a los que Freud (1905) dedicó su atención en el curso de sus investigaciones psicoanalíticas. Logró demostrar, tanto la naturaleza como la importancia de los procesos mentales inconscientes que forman parte de la formación y del goce de los rasgos del chiste, y adelantó una teoría que explica la fuente de la energía psíquica descargada al reír cuando un chiste es ‘de los buenos’. Freud demostró, que en toda frase chistosa el pensamiento por el proceso primario desempeña un papel principal. Porque, cuando la frase chistosa se traduce al lenguaje del proceso secundario, sin cambiar su contenido, desaparece el rasgo chistoso. Recordemos, que la representación por analogía y la tendencia a la simplificación extremada de la sintaxis, con omisión de palabras explicativas y de relación, el desplazamiento, la condensación, la representación del todo por la parte o viceversa, la equivalencia de los antagonistas y el simbolismo son características del pensamiento según el proceso primario. Además, puesto que el chiste es principalmente un fenómeno verbal es posible ver, a menudo en el análisis de los diversos rasgos del chiste, las distintas formas en que pueden utilizarse las palabras en el pensamiento de proceso primario. Por ejemplo, pueden unirse partes de palabras distintas para formar una palabra nueva que tenga
el significado de ambas palabras primitivas. Podemos considerar que este es un proceso de condensación aplicado a las palabras. También puede usarse parte de una palabra para representar la totalidad, o el significado de una palabra puede ser desplazado a otra que por lo común significa algo completamente distinto de la primera palabra, pero que se le asemeja en el sonido o apariencia. Todas estas características del proceso primario están incluidas en lo que denominamos “juegos de palabras” o retruécanos. El doble sentido es el más conocido de tales juegos de palabras y aparece en muchas frases chistosas. Podríamos recordar que, desde el punto de vista de la evolución, el proceso primario es la forma de pensamiento característica de la niñez y que, sólo en forma gradual, se ve remplazada con el tiempo por el tipo secundario. Desde este punto de vista, podemos decir, que una actividad como la del chiste involucra, para el autor y su auditorio -para ambos-, la regresión parcial y temporaria al proceso primario como forma de pensamiento predominante (regresión al servicio del Yo). Un comentario puede producir una sensación de gracia considerable, en virtud del hecho de que el auditorio esté muy predispuesto a divertirse. Una vez se lo ha puesto a reírse con ganas, casi con nada bastará para producirle más risa, aun con algo que, ese mismo auditorio, hubiera recibido sin sonrisa, si hubiera estado sobrio. Del mismo modo, el grado de ingestión de alcohol de los oyentes puede dar la sensación de que aumenta la gracia del que habla. Porque, el alcohol disminuye el control del Yo, disminuye la represión. Esto se verifica en las reuniones sociales donde se toman licores: la reunión empieza con cierta sobriedad y, con el pasar del tiempo, aumentan el tono de conversaciones y se producen carcajadas. A la inversa, cuando una persona ‘no está en situación’, nada le parecerá chistoso. El oyente muy serio no ríe
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tampoco, porque su censura es tan fuerte, que impide el nexo entre lo instintivo manifestado por otro y lo instintivo personal. Las características formales descritas son necesarias, pero no constituyen, en sí, una condición suficiente de chistoso. También el contenido es importante. Es característico que el contenido consista en pensamientos sexuales u hostiles, contra los que se defiende en forma más o menos firme el Yo en el momento en que se dice o escucha el dicho chistoso. En este respecto, la palabra “sexual” se utiliza en el sentido psicoanalítico. Es decir, que incluye los componentes oral y anal de la sexualidad, así como el fálico y genital. La técnica de lo chistoso sirve, por lo general, para liberar o descargar las tendencias inconscientes que, de otra manera, no se podrían expresar, o por lo menos no en forma completa. Lo que contribuye más a una mayor participación en el goce del dicho chistoso es el placer derivado de los impulsos prohibidos, sean ellos agresivos o sexuales, o ambos. El placer del chistoso deriva de dos fuentes separadas. La primera, es la sustitución regresiva del pensamiento de proceso secundario por el de proceso primario. Se supone, que el placer derivado de esta regresión es un caso especial del placer que, en general, proviene de retornar a la conducta infantil y de arrojar por la borda las restricciones de la vida adulta. La segunda, es la consecuencia de la liberación o escape de impulsos (instintos) que, de otro modo, hubieran sido dominados o prohibidos. De las dos, la última es la fuente más importante, mientras que la primera es esencial para alcanzar el efecto que denominamos chistoso. Freud explica la risa y el placer, que acompañan al chiste, sobre la base de la descarga de energía psíquica. La sustitución del proceso secundario por el primario es, en sí misma, fuente de ahorro de energía psíquica que queda, entonces, disponible para su descarga
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bajo la forma de risa. Pero, aún queda disponible una cantidad mucho mayor de energía psíquica, merced a la derogación temporaria de las defensas del Yo, como resultado de la cual los impulsos, otrora prohibidos, quedan por un momento liberados. Freud sugirió, que es específicamente la energía que por lo común el Yo gasta como contracatexia frente a esos impulsos la que, de súbito y en forma temporaria, se libera en el chiste y queda disponible entonces para su descarga en la risa. Los chistes obscenos o ‘chistes verdes’ tienden a la acentuación intencionada de hechos o circunstancias sexuales. Parte de su gracia se debe a que, el chiste obsceno, va dirigido a una persona determinada, que nos excita sexualmente y que, por medio del chiste, se da cuenta de la excitación del que lo profiere, quedando, en unos casos, contagiada y, en otros, avergonzada o confusa, cosa que no excluye la excitación sexual, sino que supone una reacción contra la misma y constituye una indirecta confesión. El chiste obsceno se dirigiría pues, originariamente, a una mujer y supondría un intento de seducción. Cuando después, un hombre lo refiere a otros, la situación primitiva, queda con ello representada. Los que ríen de un chiste obsceno, ríen como espectadores de una agresión sexual. El chiste verde es, también, como el desnudamiento de la persona de diferente sexo a la cual va dirigido. Si esta accede rápidamente a la insinuación, el discurso obsceno es sustituido por el coito; si no accede, la oración excitante encuentra su fin, convirtiéndose en chiste obsceno. La resistencia es la primera condición para la génesis del chiste obsceno. La educación reprime en el Ser humano, desde la infancia, no solamente los impulsos sexuales, sino también los agresivos u hostiles, y el chiste, mediante la burla y el ridículo, es una manera de expresarlos. Con el chiste, a
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veces se insulta bajo una apariencia graciosa y otras, es la única arma contra un obstáculo exterior (el respeto a un superior o alguien que lo inspire) o un obstáculo interior (una represión). Los chistes cínicos son los que encubren una agresión contra instituciones, personas representativas de las mismas, preceptos morales o religiosos, ideas, etc., que, por gozar de elevada consideración, sólo bajo la máscara del chiste nos animamos a atacar. La persona que forma el chiste no ríe como el que escucha, porque en él la posibilidad de descarga está disminuida por el trabajo de elaboración, que ha exigido un gasto de energía. Las personas que hacen chistes tienen posibilidad de remover las censuras que se oponen a la exteriorización de sus impulsos reprimidos. Existen similitudes entre los actos fallidos y el chiste. En ambos casos, hay una emergencia momentánea de las tendencias de otro modo inconscientes y, en ambos, el pensamiento de proceso primario desempeña en forma característica un papel importante o esencial. No obstante, en el caso de los actos fallidos, la salida de una tendencia inconsciente se debe a la incapacidad temporaria del Yo de dominarla o de integrarla en su forma normal con las otras tendencias psíquicas en acción en ese momento en la mente. Un acto fallido se produce a pesar del Yo. En el caso del chiste, el Yo produce o permite, en forma voluntaria, una regresión parcial temporaria al proceso primario y así estimula una derogación provisional de las actividades defensivas, que permite la emergencia de ciertos impulsos, de otra manera inconscientes. Otra diferencia podría ser, que una tendencia inconsciente de aparición temporaria en un acto fallido puede provenir del Ello, del Yo o del Superyó; mientras que en el chiste dicha emergencia es habitualmente un derivado del Ello.
De otra parte, los procesos empleados en la técnica del chiste (condensación, desplazamiento, etc.) muestran amplia coincidencia con los procesos de la elaboración de los sueños. Recordemos las tres etapas de la elaboración de los sueños: el paso de los restos diurnos preconscientes a lo inconsciente, la elaboración del sueño propiamente dicho en el inconsciente y la marcha del material onírico elaborado a la percepción (burlando la censura), en la cual el sueño se hace consciente. La utilidad del chiste va más allá de la producción de placer. Es un factor de poder psíquico, cuya intervención puede ser decisiva. Los grandes instintos y tendencias anímicas lo toman a su servicio para alcanzar a sus fines. Doy, enseguida, unos ejemplos de chistes: -¿Cómo anda Ud.?, preguntó el ciego a un paralítico. Como Ud. ve, respondió el paralítico al ciego. -Un médico que acaba de examinar a una señora, dice al marido de la enferma: “No me gusta nada”, y el marido confirma: “Hace tiempo que a mí tampoco”. (Es un chiste por doble sentido.) -Un intermediario presenta a su cliente la muchacha que le ha escogido para novia. Desagradablemente impresionado, el joven dice a su gestor: “¿Para qué me ha traído Ud. aquí? Es fea, vieja, bizca, desdentada y. . .” “Puede Ud. hablar alto -interrumpe el agente-; también es sorda”. (Es un chiste por superación.) -Un rey recorre sus estados. Ve a un herrero que se le parece mucho y le pregunta: “¿Recuerda Ud. si su madre sirvió en palacio?” A lo que el interpelado responde rápidamente: “No, pero mi padre sí”. (Es un chiste por alusión. La alusión fue considerada por Freud como la más corriente y manejable de todos los medios del chiste.)
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-Un judío ve en la barba de otro, restos de comida. “¿A que adivino lo que has comido ayer?” “Dilo.” “Lentejas.” “Has perdido -le responde el segundo-, eso fue anteayer.” (Es un chiste por superación.) -Una persona enfadada con la otra, le pregunta: “¿Sabe Ud. la diferencia entre la ignorancia y la indiferencia?” La otra, despreocupada, responde “No lo sé y no me importa”. Hay, también, chistes no tendenciosos (no orientados hacia lo sexual, ni lo agresivo), tienen su fin en sí mismo, como el absurdo o contradicciones con nuestro lógica y conocimientos. -“¿Cómo baja un elefante cuando sube a un árbol?”. Ante la dificultad, se da la respuesta: “Se pone sobre una hoja y espera el otoño”. -“¿Cómo se puede poner cinco elefantes en un carro Mazda?”. “Fácil, dos adelante y tres atrás”. -“¿Por qué todos los bomberos tienen un cinturón de color rojo?”...”Para que su pantalón no se caiga”.
Lo cómico Lo cómico está relacionado con el chiste. Lo cómico es algo que hallamos, primero, en las personas; en sus movimientos, actos, formas, etc., y más tarde, en los animales y en las cosas. Esta posibilidad da origen a técnicas muy variadas, cuyos resultados son: la parodia (imitación burlesca de una cosa seria), la imitación, la caricatura, la pantomima, etc. Lo ingenuo (candor, sinceridad) es, en general, descubierto de igual modo que la comicidad. Es lo que se produce en otras personas, cuando dan la sensación de vencer una coerción que, en realidad, no existe en ellas. Un gasto de coerción efectuado habitualmente por nosotros, resulta de pronto superfluo por la presencia de la ingenuidad y es descargada en risa. En la ingenuidad, además, tomamos
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en cuenta el estado mental de la persona productora y nos trasportamos a él tratando de comprenderlo por medio de su comparación con el nuestro propio, comparación de la que resulta un ahorro de gasto que descargamos por medio de la risa. Por su índole, es lógico que lo ingenuo aparezca sobre todo en los niños y luego en los adultos poco cultivados. Por ejemplo: Dos hermanos, una niña de diez años y un niño de doce, representan ante sus familiares una obra teatral de la cual son autores. El infantil drama cuenta, que el marido (el niño) es un pescador que parte en su barco hacia lejanos países. Vuelve varios años después y le relata a su mujer (la niña) sus aventuras y la mujer, orgullosa, le dice que tampoco ella ha estado ociosa y abriendo las puertas de su ‘cabaña’ le muestra doce niños (muñecos de la niña) como suyos. Se puede añadir todos los cuentos sobre los Pastusos en Colombia. De otra parte, reímos de los payasos, o de todo movimiento que nos sugiere un gasto desproporcionado de energías, porque comparando los movimientos de los demás con los que hubiéramos hecho nosotros en su lugar, tenemos la sensación de “nuestro ahorro de energías”, y la expresión de un placiente sentimiento de superioridad. Cuando la proporción se hace inversa, cuando el gasto somático de la persona observada se nos muestra menor que el nuestro, entonces ya no reímos, sino que experimentamos asombro o admiración. Se puede hacer surgir artificialmente lo cómico mediante el fingimiento, la imitación, la caricatura, la parodia. Las fuentes del placer del chiste residen en lo inconsciente; en cambio, las de la comicidad hay que ubicarlas en la comparación de dos gastos de energía, localizables en lo preconsciente. Así como el chiste provoca un placer derivado del gasto de coerción ahorrado;
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el placer que provoca lo cómico depende del gasto de representación ahorrado.
El humor Según Freud (1928), el humor es un medio para conseguir placer, a pesar de los afectos dolorosos que a ellos se oponen, y aparece en sustitución de los mismos. Por lo tanto, el placer del humor surge a costa del afecto cohibido, esto es, del ahorro de un gasto de afecto. El humor comprende numerosas especies, y cada una de ellas corresponde a la naturaleza de la emoción cohibida. Por ejemplo, si la emoción ahorrada es la compasión, puede dar origen a un rasgo de humor como el siguiente: “¿Qué día es hoy?”, preguntó un condenado a muerte mientras lo conducían a la horca. “Lunes”, le dijeron, a lo que respondió: “¡Vaya; buen principio de la semana! En este caso, reiríamos o sonreiríamos, a pesar de que la situación en que se encuentra un semejante debiera causarnos compasión. Pero, esta compasión queda anulada en nosotros al comprender que al propio interesado no le preocupa mayormente su propio fin, y a consecuencia, el gasto que estábamos dispuestos a dedicar a la compasión, resulta de pronto, inútil y es descargado en risa o en
Referencias Bibliográficas Freud, S. (1904). Psicopatología de la vida cotidiana. En: Obras Completas de Sigmund Freud. Tomo I. p.755-932. Ed. Biblioteca Nueva, Cuarta Edición, 1981, Madrid. -----------. (1905). El chiste y su relación con el inconsciente. En: Obras Completas de Sigmund Freud. Tomo I. p. 1029-1167. Ed. Biblioteca Nueva, Cuarta Edición, 1981, Madrid.
sonrisa. La compasión ahorrada es una de las más generosas fuentes del placer humorístico. Resumiendo: el placer del chiste surge del gasto de coerción ahorrado; el de la comicidad, del gasto de representación ahorrado; y el del humor, del gasto de sentimiento ahorrado. De otra parte, en el humor triunfa el narcisismo. La persona rehúsa dejarse ofender y sufrir a pesar de la realidad dolorosa. En estas situaciones es el super-Yo quien por medio del humor consuela al Yo. Las personas con mayor idealización de su super-Yo (ideal del yo) pueden hasta burlarse de sí-mismos (de su Yo). Esto demuestra la complejidad del funcionamiento mental en el ser humano. En sus estudios sobre la génesis del chiste, Freud vio reafirmadas sus teorías sobre lo inconsciente, sobre la represión y sobre la existencia de tendencias instintivas que utilizan formas disfrazadas para manifestarse. Asimismo, fue dando más valor a los instintos hostiles (agresivos); y formuló la teoría del ahorro de energías psíquicas, como fuente de placer, con lo cual quedó claramente indicada su concepción del hombre como un ser integrado por energías.
-----------. (1915). Los actos fallidos. Lecciones introductorias al psicoanálisis. En: Obras Completas de Sigmund Freud. Tomo II. P.2131-2167. Ed. Biblioteca Nueva, Cuarta Edición, 1981, Madrid. ----------. (1928). El humor. En: Obras Completas de Sigmund Freud. Tomo III. p. 2997-3000. Ed. Biblioteca Nueva, Cuarta Edición, 1981, Madrid.
PSICOANÁLISIS XXVI - 1, 2014; 23-43
Artículo original
Sobre la Importancia Lingüística de los Actos Fallidos José María Gil1
Recibido: julio 2013 Aprobado: febrero 2014
Resumen Bien se sabe que el Psicoanálisis ha sido objeto de severos cuestionamientos metodológicos por parte de diversas corrientes de la Filosofía y la Psicología. En relación con dichos cuestionamientos, teorías lingüísticas ampliamente legitimadas descartan de plano el estudio de los actos fallidos. Así, por ejemplo, la pragmática lingüística supone que la comunicación consiste en la transmisión y el reconocimiento del significado intencional (y consciente) del hablante. A pesar de todo esto, aquí se defenderá la idea de que los actos fallidos constituyen un tipo de evidencia empírica que no debería descartarse. En efecto, hay enunciados en los que cualquier intérprete puede reconocer la evocación de significados que son independientes de (o aun incompatibles con) la intención del hablante. Sobre la base de hipótesis de la teoría neurocognitiva (Lamb, 1999, 2004, 2005, 2006) se intentará mostrar que los actos fallidos son fenómenos empíricos sumamente valiosos, porque revelan (parte de) la estructura del sistema lingüístico de un individuo. De esta forma, podrá empezar a entenderse la confirmación de alguna hipótesis acerca de los actos fallidos. Palabras clave: Actos fallidos, lenguaje, cerebro, evidencia, hipótesis, confirmación.
About Linguistic significance of failed acts Abstract It is well known that psychoanalysis has been the target of serious methodological criticisms that have been promoted by different trends in philosophy and psychology. Dealing with such criticisms, widely legitimized linguistic theories directly discard the study of Freudian slips. For example, in linguistic pragmatics it is assumed that communication is integrated exclusively by the transmission and the recognition of intentional (and conscious) speaker’s meanings. In spite of this scenario, I aim at defending the idea that Freudian slips constitute a type of empirical evidence that should not be discarded. It is the case that there are utterances in which any interpreter can recognize the evocation of meanings that are independent from (and even incompatible with) the speaker’s intention. On the basis of hypotheses proposed by neurocognitive linguistics (Lamb 1999, 2004, 2005, 2006), I aim at showing that Freudian slips are highly valuable empirical phenomena because they reveal (part of) the structure of the linguistic system of an individual. This procedure will allow us to begin to understand the confirmation of one hypothesis about Freudian slips. Key words: Freudian slips, language, brain, evidence, hypothesis, confirmation
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Universidad Nacional de Mar del Plata y CONICET; Argentina; josemaria@gilmdq.com
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Sobre las conocidas críticas al Psicoanálisis y el descarte de los actos fallidos por parte de la lingüística Críticas al Psicoanálisis. Naturaleza de las hipótesis irrefutables Son muy conocidas las severas objeciones teórico-metodológicas en contra del Psicoanálisis. Desde la Psicología cognitiva, la evolucionista, la Neurobiología o la Psiquiatría en general, se sostiene que la capacidad explicativa del Psicoanálisis es tan sólo una ilusión pseudocientífica: El Psicoanálisis postula muchas entidades teóricas y presuntas relaciones objetivas entre tales entidades, pero muchas de estas entidades son ficticias, carecen de sustento empírico. Fernández Acevedo (2005), por ejemplo, señala, que la postulación de los Instintos de vida y de muerte y de sus interacciones como principios explicativos fundamentales de una vasta serie de fenómenos es una muestra cabal de estas entidades ficticias. La lista que sigue da cuenta de algunos de los cuestionamientos más importantes o célebres. • Skinner (1956) entiende, que el Psicoanálisis hace especulaciones sobre procesos mentales internos sin disponer de evidencia empírica. Para él, esta crítica también debe aplicársele a la Psicología cognitiva. También, dentro del ámbito del conductismo, el eminente lingüista Leonard Bloomfield cree que las concepciones ‘mentalistas’ están mal encaminadas, porque suponen, que la diversidad de la conducta humana proviene de la participación de algún factor extrafísico, llamado espíritu, voluntad o mente, que reside en todo Ser humano, desde su nacimiento. Pero como la mente no sigue los patrones de causa-efecto del mundo material, no permite predecir el
curso de las acciones (Bloomfield 1933, p. 33). • Ricoeur (1965, p. 32) llega a sugerir, que la interpretación psicoanalítica de actos fallidos y sueños es una ‘Hermenéutica de la sospecha’, en virtud de la cual dudamos hasta de los significados más obvios de las expresiones lingüísticas habituales. • Según Popper (1934), el Psicoanálisis es un caso prototípico de pseudociencia, porque sus hipótesis son irrefutables. Bunge también cree, que el Psicoanálisis es pseudocientífico, debido a que desconoce salvajemente la evidencia empírica provista por las diversas ramas de la Psicología experimental, la Biología y las Neurociencias (Bunge 2002, Bunge y Ardila 2002, Bunge 2006). • De un modo algo diferente, Grünbaum (1984) y Von Eckardt (1986) sugieren que al menos varias hipótesis del Psicoanálisis sí son contrastables, pero también consideran que son falsas. • A partir de un vasto análisis de casos, Eysenck (1986) concluye, que la terapia psicoanalítica no conlleva mejoras sustanciales en el tratamiento de las psicopatologías. • Sokal y Bricmont (1998) plantean que buena parte de las argumentaciones de Lacan utilizan la simbología lógica o matemática no sólo de manera incorrecta, sino también, lo que sería más grave, de manera impertinente. Lacan, y también autores postmodernistas como Kristeva, Derrida o Deleuze, oscurecen la expresión con el reprobable objetivo de amedrentar a los lectores y de sustentar su posición de poder discursivo y académico. La crítica más severa y tal vez más abarcadora es la que se refiere a la imposibilidad de contrastar las hipótesis, porque apunta al estatus científico de la teoría.
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Ahora bien, los filósofos inductistas, por ejemplo Hempel (1945), siempre destacaron que una hipótesis que pretenda ser científica tiene que ser contrastable, es decir, tiene que estar en condiciones de someterse al tribunal de la experiencia. No es una novedad del falsacionismo de Popper la idea de que una hipótesis tiene que ser refutable para alcanzar estatus científico. La novedad de Popper consiste, más bien, en el intento de abandonar la inducción como método para justificar las hipótesis o los enunciados científicos. En este sentido, muchos filósofos de la ciencia creen que el proyecto de Popper ha fracasado. Popper (1974, p. 1193) termina admitiendo, que en la justificación de hipótesis hay “una brizna” o “un olorcito” de inducción [La palabra whiff puede interpretarse de esas dos maneras]. Sin embargo, la aceptación o el rechazo de la inducción es un problema de todo o nada, con lo cual tenemos, además de un “olorcito” (feo), una verdadera “tormenta que ya se ha desatado” (Newton-Smith 1981, p. 68). En síntesis, para la justificación de los enunciados científicos y para la formulación de predicciones parece necesario recurrir a los razonamientos inductivos. Pero, más allá de los aciertos o desaciertos del falsacionismo, queda el problema de la refutabilidad de las hipótesis psicoanalíticas. Conviene, entonces, la mención de un ejemplo para reconocer que Popper tiene razón, cuando señala que, en efecto, hay (algunas) hipótesis que pretenden ser parte de la Psicología, pero que son irrefutables y, por lo tanto, no-científicas. Así, para Adler, un principio fundamental es que toda acción humana se ve justificada por un sentimiento de inferioridad. Esa hipótesis permite explicar cualquier acción humana: No hay dato alguno que permita refutarla. Por ejemplo, si una mujer se queda callada después de que su marido la reta en público, el silencio se explica sobre la base de que no contestar un reto es un índice del
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sentimiento de inferioridad. Pero, si la mujer le contesta a su marido, entonces la respuesta se explica sobre la base de que contestar un reto (también) es un índice del sentimiento de inferioridad. Entonces, críticas como las de Popper, Bunge o Grünbaum constituyen, de algún modo, el punto de partida de este trabajo. Lo que se buscará demostrar aquí es, que alguna hipótesis sobre los actos fallidos es refutable y puede ser confirmada, porque se mostrará cómo se relacionan los actos fallidos con la estructura del Sistema lingüístico.
Sobre el descarte de los actos fallidos en la lingüística Los actos fallidos no son objeto de estudio de buena parte de las teorías lingüísticas más reconocidas. Consideremos, por ejemplo, la teoría generativa, una de las corrientes más importantes de la Lingüística. Su creador y exponente destacadísimo, Noam Chomsky, es quizá el lingüista más famoso y legitimado de la Historia. Para esta teoría, el Lenguaje es un sistema computacional, formal, innato, cuya estructura no está condicionada por las necesidades comunicativas (Chomsky 2005). De acuerdo con esta concepción, ni siquiera es primordial para la lingüística el estudio de las interacciones verbales entre las personas (donde obviamente se manifiestan los actos fallidos). Para usar la terminología clásica de la teoría chomskyana: A la lingüística le interesa “el conocimiento del lenguaje”, no “el uso” (Chomsky, 1986). Ahora bien, en lo que respecta a las teorías lingüísticas que sí se interesan por la comunicación, los actos fallidos constituyen casos anómalos y, estrictamente hablando, no pueden ser parte de su objeto de estudio, porque estas teorías giran en torno a la idea misma de transmisión y reconocimiento del significado
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intencional, y resulta claro que, en un fallido, se evocan significados no intencionales. Los filósofos y lingüistas que siguen la tradición de Austin (1962), Searle (1969, 1975a, 1975b), Grice (1957, 1967, 1989), Sperber & Wilson (1995, 2002, 2005) reconocen, que hay procesos cognitivos involucrados en la interpretación de enunciados que no tienen que ver con el reconocimiento del significado intencional. Lo explica muy bien Marcelo Dascal: [A]lgunos aspectos implícitos de la acción lingüística […], aunque inferibles de la acción del hablante, no son propiamente significados comunicados por el hablante (por ejemplo, su acento revela involuntariamente su país de origen, su tono de voz puede revelar su grado de interés en la conversación, etc.) (Dascal, 1999, p. 26). Dentro de este contexto, se admite, entonces, que hay significados cuya evocación es independiente del significado del hablante. Así y todo, el objeto de estudio de la pragmática es “el conjunto de mecanismos relacionados directa y específicamente con la transmisión del ‘significado del hablante’.” (Dascal 1999, pp. 27-28) En esta misma línea, y para volver a usar las claras palabras de Dascal (1999, p. 32), “hay que mantener la exclusión de Grice, atribuyendo a la pragmática solamente las significaciones vehiculadas intencionalmente”. Esto es así, porque la intencionalidad marca un tipo de causalidad intencional, diferente de la causalidad natural, que conecta, por ejemplo, el bostezo con el cansancio, el aburrimiento o el sueño. Un bostezo es, en forma natural, un índice de cansancio; pero ‘expresa’ el cansancio ‘involuntariamente’. Puedo, desde luego, fingir un bostezo para informar que tengo cansancio, pero (de acuerdo con la concepción de la pragmática) si tengo en verdad la intención de comunicar que tengo cansancio, habrá comu-
nicación sólo si esa intención comunicativa es reconocida e interpretada como tal, pero no si el destinatario interpreta la relación bostezocansancio como una relación natural: en este último caso, la interpretación no pertenece a la pragmática, sino a otras disciplinas como la Semiótica o la Psicología. Dascal señala, que la interpretación pragmática, cuyo objetivo es determinar la intención comunicativa, tiene que distinguirse de otras formas de interpretación. Algunas ramas de la Semiótica, la Psicología, y aun de la Lingüística, efectúan un tipo de interpretación distinto de la pragmática, que se limita a las intenciones comunicativas conscientes, controladas por el comunicador. Así, la decodificación de los significados de las oraciones parece tener algo en común con el significado natural de Grice, porque hace abstracción de las intenciones del hablante, y se ajusta sólo a las reglas semánticas (es decir, naturales). El nicho ecológico que ocupa la pragmática se inserta en un espacio, razonablemente bien definido, entre lo codificado semánticamente, por una parte, y lo determinado causalmente, por otra; entre esos dos extremos, lo que se ‘expresa’ no está estrictamente bajo el control del sujeto hablante (y oyente), que no es, por lo tanto -rigurosamente hablando-, autor o agente de lo que ‘hace’; la pragmática, por el contrario, enfoca aquellos aspectos del significado vehiculado por la actividad lingüística en que el sujeto es tratado como agente intencional pleno (Dascal, 1999, p. 33). En conclusión, los actos fallidos no constituyen fenómenos que puedan tratarse en términos de mainstreams, como la lingüística generativa o la pragmática.
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Brevísimo balance Los cuestionamientos enumerados en el primer inciso, y la exclusión caracterizada en segundo, tienen algo en común, a saber, el recelo hacia los actos fallidos, en particular, y hacia los significados no conscientes o no intencionales en general. En su versión más fuerte, este recelo se manifiesta en la idea tajante de que las hipótesis del Psicoanálisis no pueden contrastarse. En una versión más atenuada, aparece la idea de que los actos fallidos no forman parte de la comunicación (porque la comunicación es intencional). En la sección que sigue, se expondrán los fundamentos de una teoría neurolingüística que no tiene recelo alguno hacia los actos f allidos.
El sistema lingüístico como una red de relaciones El objetivo de esta sección es mostrar que la Lingüística neurocognitiva permite explicar la entrañable relación que hay entre los actos fallidos y el lenguaje, en otras palabras, entre los significados que pueden ‘escapársele’ a una persona y la estructura de su Sistema lingüístico. El neurolingüista norteamericano Sydney M. Lamb considera, que el interés por la evidencia empírica nos conducirá a una lingüística verdaderamente científica. En efecto, Lamb (1999, 2001, 2004, 2005, 2006) sugiere, que no es empirista suponer que hay una cosa tal como ‘el lenguaje’. Desde una perspectiva comparable a la de Quine (1953, p. 266) [“lo que llamamos nuestro conocimiento… es una tela… que no está en contacto con la experiencia, más allá que a lo largo de los lados”]; Lamb afirma, que el concepto de Lenguaje es, en el mejor de los casos, algo muy abstracto, demasiado distante de la evidencia empírica más inmediata. Percibimos el habla y, en lenguas como la nuestra, está la palabra
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Lenguaje: ¿podemos inferir, a partir de esto, que ‘existe el Lenguaje’? Un hecho observable y tangible es que los seres humanos se hablan unos a otros. Luego de apreciar eso, podríamos plantear estas dos hipótesis: (1) El habla de los seres humanos es organizada y sistemática, (2) La comunicación es, por lo general, bastante efectiva. No es contraria a una posición empirista la hipótesis de que las personas reales cuentan con un sistema interno que les sirve para su actividad lingüística. Ejemplos manifiestos son conductas como hablar y comprender, leer y escribir, monologar interiormente, etc. Arribamos así a una definición elemental de Sistema lingüístico, algo modesta, pero consistente con la evidencia empírica más básica: • Sistema lingüístico de un individuo: Medio que le permite a ese individuo involucrarse en las actividades lingüísticas observables, como hablar, entender, leer, escribir. La tarea del lingüista es examinar la naturaleza de ese medio, que debe ser interno al individuo. Como es razonable proponer, que ese sistema interno tiene su asiento en el cerebro, la lingüística pasa a tener una relación directa con la Ciencia Natural. A lo largo de sus trabajos, Lamb propone, que toda la evidencia lingüística y neurológica es una muestra cabal de que la estructura lingüística de un individuo constituye una red, un sistema en el cual la información no está almacenada, depositada o archivada, sino localizada y, a la vez, distribuida en la conectividad. La idea encuentra sus raíces en las obras de los neurólogos Carl Wernicke (1885-6) y Norman Geschwind (1964, 1965) y de los lingüistas Henry Sweet (1891), Jan Badouin de Courtenay (1897), Ferdinand de Saussure (1916) y Louis Hjelmslev (1943). Para representar cómo se conecta la información de la red, se hace imprescindible un
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nuevo sistema de notación, que Lamb reelabora a partir de las redes sistémicas de Michael Halliday (1967-68). Hoy en día, el mismo Halliday destaca que una gramática sistémica y funcionalista debe estar representada en el cerebro en los términos descritos por Lamb en 1999 (Halliday y Matthiessen 2004, p. 24). La notación relacional permite advertir, que la información lingüística está en la conectividad y que no hay objetos tales como oraciones, palabras, morfemas, fonemas, etc. Los rótulos escritos al lado de los nodos y las conexiones son justamente eso: indicadores de la conexión (así como son indicadores los carteles al costado de la ruta, no parte de la ruta). Ya se ha dicho que, para la teoría neurocognitiva, la información lingüística reside en la conectividad. Y se ha dicho también, que Lamb se inspira en las obras de Hjelmslev (1943) y Halliday (1967/68): Del primero toma la idea de que, en el sistema lingüístico, no hay unidades estáticas sino relaciones; del segundo, el tipo de notación usado para la gramática sistémico-funcional, gracias a la cual se distinguen claramente las relaciones sintagmáticas (“ambos/y”) y las relaciones paradigmáticas (“uno u otro/o”). De esta manera, si se identifican las relaciones inmediatas de una supuesta unidad lingüística, como las de la “palabra” gato, la unidad lingüística, como tal, desaparece: Sólo quedan las relaciones, esto es, la conectividad. Dicho toscamente, lo que parece una unidad lingüística es apenas un nodo en una red de relaciones, y esto vale para cualquier significado, lexema, morfema, fonema, rasgo fonológico, etc. Véase, a modo de ejemplo, la Figura 1, donde se muestran algunas relaciones en torno a gato y a su aparición en el sistema lingüístico de algún hablante. Con este sistema de notación, también se evitan los problemas que surgen cuando se usa una lengua natural como el español para representar una lengua natural
como el Español. Más bien, señala Lamb, “necesitamos un sistema de notación tan distinto del lenguaje ordinario como sea posible” (Lamb 1999, p. 274), para no confundir el objeto que se describe con los medios de la descripción. Un nodo (o una nexión) es lo que es, no sólo porque ocupa una posición particular en una red de relaciones, sino porque depende de los otros nodos (de las otras nexiones) con que está conectado. Así, el ‘valor’ saussuriano toma una dimensión adicional: Un constituyente de la estructura lingüística es “lo que los otros no son”. Algo de eso se advierte en la Figura 1, que muestra que los nodos para la ‘palabra’ gato, para el significado GATO, para el “morfema” –o, para el “fonema” /o/, para el ‘rasgo fonológico’ ‘Dental’, etc. no son más que ubicaciones en un sistema de relaciones. Insistamos en ello: Los rótulos FELINO, MASCOTA, gato, -a, etc., no son parte de la estructura lingüística, sino que simplemente están ahí como una ayuda para entender el diagrama. La red relacional permite explicar cómo un individuo se representa la información lingüística y cómo esta información constituye el medio para producir y entender las palabras que somos capaces de transcribir en un papel. Téngase en cuenta, que los ‘triangulitos’, desde los cuales salen líneas indican conexiones ‘Y’, mientras que los ‘corchetes’, de los que también salen líneas, marcan conexiones ‘O’. Para las conexiones ‘Y’ hay una aparición ordenada en nodos, como el del lexema gato, conectado hacia abajo con los morfemas gat-y –o: primero, se activa uno y después el otro, tanto para la producción como para la comprensión. Por otro lado, no hay un orden en nodos como los del fonema /t/, porque los rasgos del fonema (con los que se conecta hacia abajo) aparecen simultáneamente: Por eso, las líneas descendentes salen todas desde el mismo punto.
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Figura 1: Algunas relaciones en torno a la ‘palabra’ gato: Su aparición en el Sistema lingüístico y conexiones con otros sistemas cognitivos
Fuente: Elaboración del Autor.
Las líneas que salen y parecen no unirse a nada indican, simplemente, conexiones existentes que aquí no se representan; por ejemplo, la conexión entre el significado LADRÓN y otros lexemas que no se representan, como caco, ratero, chorro, etc. La nexión es la unidad fundamental de las redes relacionales, un nodo de la red en virtud del cual se configura cierta información. Por ejemplo, el rótulo para gato, en la Figura 1, aparece a la derecha de lo que podemos llamar
la nexión de gato; la figura integrada por la línea junto con el “corchete” de arriba y el “triangulito” de abajo (a cuya izquierda figura el rótulo gato) es en su conjunto la representación de la nexión correspondiente a gato. Los semicírculos son nodos umbrales: representan la información semántica, los significados. No son nodos “Y” ni nodos “O”: La n dentro del nodo para GATO indica, que basta que un cierto número de conexiones entrantes se activen para que también el umbral
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se active y para que pueda haber lugar para GATO en la red. Por ejemplo, basta que haya activación entrante de otros conceptos o de otros sistemas cognitivos (como la visión o la audición) para que se active el concepto GATO. No es necesario (ni posible) que se activen todas las conexiones para que una persona reconozca un gato. Digamos, otra vez, que los rótulos colocados fuera de las nexiones y las conexiones no son parte de la estructura lingüística, así como los carteles no son parte de una ruta. La información lingüística consta de nexiones y conexiones, no de símbolos. En otras palabras, el sistema interno que hace posible la producción y la comprensión es muy diferente de los símbolos que se manifiestan externamente. En resumen, la Lingüística neurocognitiva es una teoría de redes relacionales que sirven para representar la información lingüística en términos de la conectividad. Por razones de espacio, no es posible explicar todos los detalles de este sistema de notación, que tiene otros tipos de nodos y, además, otra clase notación, más sutil que la del ejemplo. Sin embargo, resulta posible visualizar algunas de sus ventajas: • Las redes relacionales dan cuenta en forma muy directa de fenómenos concretos como la sinonimia y la polisemia: • La sinonimia consiste en una nexión semántica (UN SIGNIFICADO) que se conecta con más de una nexión léxica (una palabra”). Por ejemplo, LADRÓN se conecta de forma descendente con ladrón y gato. • La polisemia consiste en una nexión léxica que se conecta con más de un significado. Por ejemplo, gato se conecta de forma ascendente con FELINO DOMÉSTICO, LADRÓN, PROSTITUTA, etc.
• Muestran la continuidad entre los subsistemas lingüísticos, porque permiten ir desde los rasgos del fonema, como ‘oclusivo’, hasta los significados, como LADRÓN, y viceversa. • Vinculado con lo anterior, contribuyen a explicar la comprensión y la producción verbal. Quien oye la secuencia gato “va” de los rasgos del fonema hasta el significado; quien dice gato, “va” desde el significado hasta los rasgos del fonema. • Explican cómo la información puede llegar a estar localizada y a la vez distribuida en el Sistema lingüístico. • Muestran cómo el Sistema lingüístico se relaciona con otros sistemas cognitivos, como la visión, la audición y el sistema somato-sensorial. • Sirven para entender qué es ‘el significado de una palabra’. Las palabras (o, más técnicamente, las nexiones para los lexemas) no tienen significado, sino que se conectan con significados. La reseña de esta sección debería servir como fundamento para empezar a mostrar, en la sección siguiente, cómo se relacionan los actos fallidos con la estructura del Sistema lingüístico
Los actos fallidos como reveladores de la estructura del Sistema lingüístico Lamb, el ya citado creador de la teoría neurocognitiva, señala que la mayor parte de las teorías lingüísticas no explican datos aparentemente anómalos, que en verdad ofrecen información muy importante acerca de la estructura del sistema cognitivo que subyace a nuestras habilidades lingüísticas: Entre esos datos se destacan los errores del habla, los actos fallidos,
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en términos de Freud, y los juegos de palabras no buscados (Lamb, 1999, p. 9).
sorprendido o incómodo cuando él mismo advierte o cuando otro le hace ver el lapsus.
Los ejemplos de actos fallidos parecen no tener fin. Basta con prestar algo de atención a las conversaciones de la vida diaria para armar una lista de casos que nos resulten curiosos o divertidos. La Tabla 1 presenta ocho ejemplos de enunciados en los que algún oyente pudo haber entendido que el hablante había transmitido ciertos significados independientemente de o (aun en contra de) su intención o pensamiento consciente. La clave para sugerir que se está ante un acto fallido es, que el hablante se muestra
Junto al enunciado donde se registra el fallido (en la columna 1), la Tabla 1 incluye información sobre el contexto donde se produjo el enunciado (columna 2), la expresión de cuál sería el contenido del acto fallido (columna 3) y la expresión de aquello que el hablante supuestamente quiso decir en lugar del contenido del fallido (columna 4). Buena parte de los ejemplos de la Tabla 1 están tomados de la política o del show business de la Argentina actual.
Tabla 1: Algunos ejemplos de actos fallidos
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Enunciado
Contexto general de emisión
First of all, I’d like to spank all the teachers.
3 Paráfrasis de significados no-intencionales evocados
El entonces presidente de A Bush le gustaría golpear EE.UU., George W. Bush a los maestros. [Antes que nada, me gusa un grupo de maestros. taría azotar a todos los maestros] El gobierno escondió inHéctor Timerman, minisEl encubrimiento existe formación valiosa (sobre tro de relaciones exteriogracias a nuestro goel atentado a la AMIA, res de Argentina, ante el mutual israelita-argenbierno. Congreso, 16/12/2013. tina, en 1994). Sergio Massa, político Massa está pensando en Cada aula del jardín argentino con proyeclas encuestas y en el retiene su propio centro ciones muy favorables en sultado de las elecciones. de cómputos. las encuestas, 16/5/2013. Scioli no quiere hacerle No pienso acatar, yo me Daniel Scioli, gobernador caso a la presidenta de concentro en los proble- de la Provincia de Buenos Argentina, quien lo atacaAires, 7/6/2013 ba: Él no quiere obedecer/ mas, no en atacar. acatar. Abal Medina cree que el Juan Abal Medina, jefe El periodismo es ineviperiodismo es molesto del gabinete de ministros table o peligroso para su gode Argentina, 13/6/2013 bierno.
4 Significado presumiblemente intencional Bush quiere darles las gracias a los maestros. [Adviértase que thank (agradecer) rima con spank (azotar)]. El gobierno favoreció las investigaciones sobre el tema. Cada aula del jardín de infantes tiene su propia salita de computación. Scioli no quiere confrontar con la presidenta, no quiere atacar. Abal Medina cree que las tergiversaciones de algunos periodistas son inevitables.
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Un papá en una reunión Necesitamos una maestra de un colegio prostituta. católico de la ciudad de Mar del Plata, 1995 Es una vergüenza, las Otro papá, en otra reuchicas [del colegio] están nión del mismo colegio usando polleritas dema- del ejemplo anterior, siado largas 1995.
El hablante cree que es El hablante tenía pennecesario contratar una samientos vinculados al maestra suplente, es desexo. cir, una sustituta. Al hablante le gusta que El hablante cree que las las chicas del colegio usen polleras de las chicas tiepolleritas cortas. nen que ser más largas.
Susana Giménez tuvo ¿La fecha [del casamien- Susana Giménez, (famosa pensamientos vinculados to] la pone tu marido o se animadora) a la actriz (y a la actividad sexual de la la ponés vos? travesti) Flor de la V, 2011. chica travesti.
Ahora bien, de acuerdo con Lamb, los actos fallidos ofrecen información valiosa sobre la estructura del sistema lingüístico de una persona. Para ilustrar de qué manera puede obtenerse esa información, tomemos el primero de los ejemplos de la lista, lo que dijo G. W. Bush durante un discurso ante un grupo de maestros: First of all, I’d like to spank all the teachers. [Antes que nada, me gustaría azotar a todos los maestros] Debemos al sitio slipups.com (2), con el ejemplo anterior. Pueden encontrarse allí muchísimos otros casos, la mayoría en inglés. El enunciado se reporta como un acto fallido, porque se lo califica de “evidente” [glaring ] y porque Mr. Bush parece haber cambiado visiblemente su expresión tras advertir el error para continuar luego con el resto del discurso. Quien reporta el acto fallido asegura haberse reído junto con sus amigos cuando oyó el enunciado por TV. Hay varios sitios dedicados a la recopilación de los errores de G. W. Bush, denominados “bushisms”3.
http://www.slipups.com/items/14237.html Cfr. http://www.youtube.com/watch?v=3Apq9Dg1JBw.
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Susana Giménez quiso preguntar quién de los futuros cónyuges decidiría la fecha de la boda.
Lo “evidente” sería que Bush no quiso decir que él odia o rechaza a los maestros o aun que querría azotarlos en público. Sin embargo, la audiencia entendió que, al decir spank [azotar] en lugar de thank [agradecer], el Presidente Bush en verdad evocó el sentimiento (inconsciente) de odio hacia los maestros o el deseo (también inconsciente) de azotarlos. La Figura 2 intenta representar cómo se organizaba y qué ocurrió en el sistema lingüístico del, por entonces, hombre más poderoso del mundo. La Figura 2 es una red relacional neurocognitiva. Por medio de ella se representa la pequeña parte del Sistema lingüístico interno que hace posible que Bush diga la palabra spank -en lugar de la palabra thank-. Lo que ha ocurrido es lo siguiente: (1) Se activa el nodo semántico para AGRADECER. (Es aquello en lo que Bush está pensando de forma consciente). (2) Se activa el nodo léxico para thank. (Esto es importante, no sólo se activan los nodos que hacen posible la emisión que en efecto tiene lugar). (3) Se activa el nodo fonológico para –ank.
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(4) Debido a (3), se activa el nodo léxico para spank. (5) Se activa el nodo semántico para AZOTAR. (Esto es, se activan los significados o pensamientos inconscientes. El nodo fonológico para –ank favoreció esta activación). (6) El nodo para AZOTAR recibe más activación que el nodo para AGRADECER. (7) A consecuencia de (6), el nodo para spank termina recibiendo más activación que el de thank. (Esto se representa en la Figura 2 de la siguiente manera:
La activación en torno a AZOTAR y spank está en negro, mientras que la activación en torno a AGRADECER y thank está en gris). Es importante agregar, en especial relación con (6), que el nodo del concepto AZOTAR recibe más activación que el nodo de AGRADECER, porque en el Sistema de Bush, los significados conectados con AZOTAR tienen mayor fuerza cuando se los relaciona con MAESTRO. Por supuesto, las causas por las cuales Bush efectúa este tipo de asociaciones escapan a los objetivos de este trabajo: La Lingüística bien puede pasarle la posta al Psicoanálisis.
Figura 2: Nodos semánticos, nodos léxicos y nodos fonológicos que se activan para la emisión de spank [azotar] en lugar de thank [agradecer] por parte de George W. Bush
Negro: Nodos y conexiones activados con mayor fuerza. Gris: Nodos y conexiones activados con menos fuerza.
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En conclusión, el ejemplo permite ilustrar cómo los significados que evoca un acto fallido revelan la estructura del Sistema lingüístico de una persona.
Estructura del sistema lingüístico e interpretación de sueños Los actos fallidos no son los únicos casos de enunciados anómalos que revelan (parte de la) estructura del Sistema lingüístico de un individuo. Otro ejemplo fundamental es el de los juegos de palabras no buscados [unintended puns]. Los actos fallidos se han tratado como la evocación no intencional de pensamientos (significados) inconscientes que, de algún modo, afectan la imagen del hablante. Por ejemplo, Bush dice spank en lugar de thank y su enunciado evoca inconscientemente aversión a los maestros. Los significados evocados en el acto fallidos comprometen de algún modo la imagen pública de Mr. Bush. Los enunciados que evocan juegos de palabras no buscados se relacionan estrechamente con los actos fallidos, pero se diferencian en al menos dos aspectos de relieve: (i) el enunciado incluye dos (o más) expresiones cuya aparición conjunta genera un efecto lúdico, poético o humorístico; (ii) los significados evocados no afectan necesariamente la imagen del hablante. La lista que aparece a continuación ofrece algunos ejemplos. Al igual que en el caso de los actos fallidos, el criterio para suponer que los juegos de palabras son no-intencionales es que el hablante se muestra incómodo o sorprendido cuando se le señala el juego verbal. • El cirujano no les permitió a los periodistas que cortaran su exposición. • El debate sobre la recolección de residuos lo ensució la oposición.
• El gobierno dio muchas vueltas con el tema del tornado. • Las travestis no esquivan el bulto para hablar de sus derechos civiles. • Los esclavos africanos se las veían negras para sobrevivir a esa larga travesía • Los fabricantes de autos tienen que bajar un cambio con los despidos. • Maradona aspira a todo. • Me quedé frío cuando me dijeron cuánto salía el helado. • Yo a Hegel le tengo idea. La teoría de redes relacionales ya se ha ocupado por cómo los juegos de palabras no buscados (que en la bibliografía anglófona se llaman unintended puns) sirven para entender la organización y el funcionamiento del sistema lingüístico de una persona (Dell 1979; Dell y Reich 1977, 1980a, 1980b; Reich 1985). Dentro de este contexto, lo que se esbozó para los actos fallidos y su relación con el Sistema lingüístico podría servir de base para la interpretación de sueños. El tema es pertinente, porque el análisis de los enunciados sobre experiencias oníricas puede ser objeto de cuestionamientos análogos a los que se les hace al análisis de los actos fallidos: Desde la filosofía de la ciencia clásica, con Popper o Bunge, podría sugerirse que no hay evidencia empírica que sirva de respaldo para interpretar el contenido de los enunciados que reelaboran sueños. Pero, aquí nos atreveremos a ir en contra de estas sugerencias de Popper y Bunge. Por ejemplo, durante una reunión de amigos en torno a un asado un joven les cuenta a los demás que ha tenido un sueño, extraño como casi todos. En su sueño, el joven estaba tratando de arreglar un mueble. Dice recordar con claridad que la voz ubicua de su novia le aconsejaba lo siguiente:
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Lo que tenés que poner ahí no es tornillo, es clavo, es clavo. La conversación es dispersa, deforme como casi todas las conversaciones de amigos alrededor del asado y el vino. Los que estamos allí sabemos que el joven y su novia han evolucionado hasta una relación conflictiva. Él dice que ella es muy demandante y que se enoja cuando él sale con sus amigos a reuniones como esta en torno al asado. Los amigos frecuentemente bromean, en tono cordial pero mordaz, acerca del dominio que la chica ejerce (o quiere ejercer) sobre él. La Figura 3 busca representar la interpretación que podría hacerse del relato del sueño de nuestro joven amigo.
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Como dice Lamb (2002, p. 296-297), el significado de un texto no está en el texto, sino en la interpretación que efectúa un oyente o un lector gracias a su sistema de conocimiento. La Figura 3 permite mostrar que la secuencia esklábo resulta posible por los nodos fonológicos que se conectan con el nodo léxico para esclavo y con los nodos que permiten la frase es clavo. A su vez, el nodo léxico de esclavo se conecta con el significado ESCLAVO y el nodo léxico de clavo se conecta con los conceptos CLAVO y PROBLEMA (la palabra es polisémica). Es plausible que los significados de ESCLAVO y PROBLEMA, que se relacionan directamente con lo que se interpreta del noviazgo del joven, hayan incidido en la activación de ciertos nodos semánticos, léxicos y fonológicos.
Figura 3: Nodos semánticos, nodos léxicos y nodos fonológicos que se activan en el sistema lingüístico del joven que emitió es clavo durante el relato de su sueño
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Lo que aquí se propone parece arriesgado, pero no deja de ser una hipótesis interesante, y contrastable, acerca de cómo los significados que se evocan en un enunciado independientemente de la intención del hablante nos permiten entender cómo es y cómo funciona el Sistema lingüístico de una persona.
Estructura lingüística y evidencia neurológica En consonancia con lo manifestado por importantes científicos como Kandel (2005) o Damasio (1999), este modesto trabajo también busca relacionar, aunque sea de forma indirecta, alguna hipótesis del Psicoanálisis con lo que se sabe del cerebro, gracias a las neurociencias. En uno de los epígrafes elegidos para este artículo, Damasio elogia las intuiciones de Freud sobre la naturaleza de la conciencia, porque son compatibles con los más avanzados enfoques de la neurociencia de hoy. En el otro, Kandel recomienda que el Psicoanálisis (“la teoría más coherente e intelectualmente satisfactoria acerca de la mente humana”) vaya más allá de las réplicas a los cuestionamientos hostiles que recibe. Pues bien, en las secciones anteriores se ha tratado de mostrar que la Teoría de redes relacionales explica cómo un acto fallido (y aun un relato de un sueño) funcionan como reveladores del Sistema lingüístico y el Sistema cognitivo general. En esta sección, se tratará de mostrar que la Teoría de redes relacionales tiene plausibilidad neurológica. La teoría propuesta por Lamb se llama Neurocognitiva, porque por medio de este término (que visiblemente incluye el componente neuro) se busca destacar el siguiente conjunto de factores: (a) la teoría busca la plausibilidad neurológica; (b) el sistema lingüístico de una persona, gracias al cual habla y entiende el habla
de los otros, está en la corteza cerebral de esa persona; (c) el objeto de estudio es el sistema interno de cualquier individuo concreto; (d) es necesario no confundir esta Teoría con los enfoques que se llaman “cognitivos” y se basan en la hipótesis de almacenamiento de objetos. La Lingüística neurocognitiva parece plausible en términos neurológicos, porque sus hipótesis manifiestan compatibilidad con la evidencia provista por las neurociencias, las cuales muestran, que la corteza cerebral es una red de relaciones y que el aprendizaje consiste en el fortalecimiento de las conexiones. Los procesos básicos involucrados en la producción y comprensión de textos funcionan directamente en la red como “patrones de activación que recorren los senderos formados por las líneas y los nodos.” (Lamb 2005, p. 157) La información lingüística no se representa en ninguna clase de símbolos, sino que está en los nodos y las conexiones. Hay una buena cantidad y variedad de evidencia empírica a favor de las hipótesis de la lingüística neurocognitiva. Sin embargo, no hay evidencia experimental directa debido a varias razones: Las neuroimágenes que ofrecen los Electroencefalogramas o las Resonancias magnéticas funcionales son muy generales, como para obtener información a escala microscópica (Cherchi, 2000). Los experimentos con tejido cerebral de animales vivos no se hacen con humanos por razones éticas muy obvias. Los experimentos con tejido cerebral de animales vivos permiten observaciones directas de la percepción visual, auditiva y somatosensorial (Hubel y Wiesel 1962, 1968, 1977; Mountcastle 1997, 1998). Pero los monos o los
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gatos no ejecutan un procesamiento lingüístico comparable al de los seres humanos. Así y todo, a pesar de estas limitaciones, hay una buena cantidad y variedad de evidencia indirecta a favor de las hipótesis de las redes relacionales. Por ejemplo, Hubel y Wiesel (1962) descubrieron que la percepción visual de los gatos y los monos funciona de la forma que lo predice la Teoría de redes relacionales, y que los nodos de la corteza visual se implementan como columnas corticales. “Los nodos se organizan en una red jerárquica, donde cada nivel sucesivo integra los aspectos del nivel siguiente y envía activación a los niveles más altos.” (Lamb 2005, p. 168) El eminente neurocientífico Vernon Mountcastle ha señalado que “la minicolumna cortical es la unidad de procesamiento más pequeña de la corteza cerebral” (1998, p. 165) y también propone que “todos los estudios celulares efectuados con la corteza auditiva de gatos y monos proveen evidencia directa de la organización en columnas de la corteza cerebral.” (1998, p. 181) En efecto, la corteza cerebral se organiza como un mosaico de columnas corticales. Cada columna cortical, es decir, cada unidad básica de procesamiento en la corteza cerebral consiste en un manojo de varias minicolumnas cuyo tamaño está entre el de la minicolumna y la maxicolumna (un racimo de unas 100 minicolumnas). Téngase en cuenta que el diámetro de una minicolumna cortical tiene alrededor de 50 micrones (y que un micrón es la milésima parte de un milímetro). La especificidad de modalidad es una característica definitoria de la corteza somatosensorial. Un experimento de regeneración de nervios en un mono brinda evidencia a favor de la organización en columnas de la corteza somatosensorial y permite estimar que la minicolumna cortical es el elemento identificable
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más pequeño. Un microelectrodo de registro se pasa de forma casi paralela a la superficie pial de la corteza somatosensorial, a través de una región de neuronas con las mismas propiedades de modalidad. Las neuronas en las minicolumnas adyacentes se relacionan con campos receptivos periféricos adyacentes y superpuestos. El resultado es que las transiciones entre minicolumnas pasan inadvertidas. En una etapa siguiente del experimento, los resultados obtenidos con el mismo animal después del corte y la sutura del nervio medial contralateral muestran una desviación de los haces de fibras nerviosas en regeneración que en esta etapa enervan la piel sin pelo de la mano. Movimientos repentinos de los lugares de los campos receptivos se dan en intervalos de 50-60 micrones. Este resultado pone de manifiesto las minicolumnas y su tamaño transverso (Mountcastle 1998, p. 173). Ahora bien, la percepción del habla es un proceso de alto nivel en la corteza del cerebro humano. Por ello, la Lingüística neurocognitiva propone la siguiente extrapolación: Cada nexión del Sistema lingüístico de una persona se implementa en su cerebro como una columna cortical. Cada nexión/columna cortical tiene una función altamente específica, por ejemplo, habrá una que permita el procesamiento de lo que externamente podemos representar como la palabra gato: Debe haber grupos de neuronas encargadas del procesamiento de la información léxica. Considérese la evidencia de cómo la circunvolución angular participa en el procesamiento léxico: Personas con daños en esta área sufren una manifiesta pérdida de muchas conexiones léxicas. El síntoma más notable es la anomia, el impedimento para nombrar. Los pacientes que sufren anomia no pueden nombrar objetos ni señalar un objeto al oír su nombre, aun cuando el reconocimiento fonológico no se ha visto dañado (Benson y Ardila 1996, pp. 157-158).
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Llegamos aquí a un punto fundamental: La Teoría de redes relacionales establece, antes de evaluar su implementación neurológica, que los nodos y las conexiones tienen las siguientes características (Lamb 2005, p. 170): (a) Las conexiones tienen fuerza y grados de activación variables. (b) Las conexiones se fortalecen por medio del uso exitoso. (c) Las conexiones con una fuerza dada tienen grados de activación variable. (d) Las nexiones tienen umbrales de activación variables. (e) El umbral de una nexión puede variar a lo largo del tiempo. (f) Las conexiones son de dos tipos: de excitación e inhibitorias. (g) Las conexiones de excitación son bidireccionales, se realimentan prospectiva y retrospectivamente. (h) Las conexiones de excitación pueden ser locales o distantes. (i) Las conexiones inhibitorias son únicamente locales. (j) Las conexiones inhibitorias se conectan a un nodo o a una línea. (k) En las etapas tempranas (anteriores al aprendizaje propiamente dicho) la mayor parte de las conexiones no están aún establecidas (están “latentes”). (l) Algunas nexiones tienen que incluir un elemento de espera para permitir la aparición ordenada de los elementos de una secuencia, por ejemplo las sílabas de una palabra. Las propiedades de la red (a)-(l) están determinadas por consideraciones lingüísticas, no neurológicas: Se necesitan para caracterizar los datos y los procesos lingüísticos, aun los
del aprendizaje. Por ello, las características enunciadas son predicciones de la teoría lingüística, acerca de qué debe haber en el cerebro en el caso de que la Teoría sea verdadera. En otras palabras, la teoría de redes relacionales presenta la hipótesis de que las nexiones y las conexiones tienen un conjunto características n, y confirma que esas características n son también las características de las columnas corticales y las conexiones neuronales. En efecto, la evidencia neurológica muestra que las columnas corticales y sus interconexiones tienen todas y cada una de las propiedades (a)-(l). Por ejemplo, el elemento de espera consignado en la propiedad (l) se implementa por medio de fibras del axón que se ramifican desde los axones de las neuronas piramidales dentro de una columna y se conectan verticalmente con otras células de la columna. Desde la capa VI de la corteza, estas células se proyectan de forma ascendente, y desde las capas más altas, descendente. Esta activación circulante entre las células piramidales de la columna mantiene viva la activación, hasta que es apagada por las neuronas inhibitorias con axones extendidos verticalmente dentro de la misma columna: Estas neuronas inhibitorias son las célulascanastas dobles (Lamb 2005, p. 171). Por otra parte, el Test de la capacidad permite estimar los números de nexiones que necesita el modelo de redes y los compara con los números de columnas corticales que puede haber en un cerebro individual. Parece que hay una disponibilidad muy grande de nexiones/ columnas corticales en los lugares adecuados suficientes para una persona lo largo de toda su vida. A partir de los datos provistos por la afasiología, es razonable mantener la hipótesis de que el área de la percepción fonológica se sitúa en el Área de Wernicke. Esta Área requiere de suficientes nexiones para representar toda la información fonológica que puede llegar a necesitar una persona en toda su vida, esto es,
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fonemas, sílabas, palabras fonológicas, frases fonológicas fijas, y en tantas lenguas diferentes como esa persona tenga la capacidad de aprender a hablar con fluidez. Una estimación generosa sería 50.000 nexiones/columnas por lengua. Si multiplicamos ese número por 20 (para el caso de un políglota fenomenal), se requeriría 1.000.000 de nexiones. Para contrastar esta hipótesis, se hace necesario estimar el número de columnas corticales en el área de Wernicke. En un individuo típico, esta área incluye la parte posterior de la circunvolución temporal superior y se extiende también hacia la circunvolución temporal media (la sección posterior del área 22 de Brodmann). La superficie aproximada en un individuo típico es de entre 15 y 20 cm2. La densidad de neuronas es de 80.000 a 100.000 por milímetro cuadrado de superficie cortical, y cada columna cortical está integrada por unas 100 neuronas. Estos números gruesos dan un rango que va desde 1.200.000 columnas (en un área de 15cm2 con 80.000 columnas por cm2) hasta 2.000.000 de columnas (en un área de 20cm2 con 100.000 columnas por cm2). Acordemos que, en el área de Wernicke, puede haber de 1,2 a 2 millones de nexiones/columnas corticales, unas cuantas más nexiones latentes que el millón que necesitaría un políglota extraordinario y un número inmensamente mayor que el de las nexiones/columnas que necesitaría un hablante monolingüe o bilingüe ‘normal’. La hipótesis de la disponibilidad cuantitativa estaría así confirmada. Podría sugerirse que la neurona individual es la depositaria de información, por ejemplo, de los rasgos fonológicos. En el área de Wernicke hay un número tan alto de neuronas que en principio bastaría para todo el almacenamiento. Sin embargo, quedan muchas cosas en el aire con esta explicación. Por ejemplo, algunas de estas neuronas están en capas superiores y otras en inferiores, y ambos grupos manifiestan
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diferentes tipos de conectividad (algunas son de excitación, mientras que otras son inhibitorias, por ejemplo). Finalmente, y al igual que en el caso de la columna cortical, no hay una teoría que sea capaz de mostrar cómo una neurona pueda usarse para guardar información. Sobre la base de las consideraciones previas puede ahora proponerse el argumento de la plausibilidad neurológica de las redes relacionales: • Las nexiones de las redes relacionales se implementan como columnas corticales. • Las conexiones de las redes relacionales se implementan como fibras y conexiones neuronales. • Las columnas corticales y las fibras neuronales integran conexiones corticales reales. • Por lo tanto, las redes relacionales representan conexiones corticales reales. En conclusión, si la información representada en las Figuras 2 y 3 tiene plausibilidad neurológica, entonces pueden tener la misma plausibilidad las hipótesis sobre los actos fallidos y las interpretaciones de los relatos de sueños.
Conclusiones Espero que la argumentación desarrollada a lo largo de este trabajo sirva para justificar las siguientes conclusiones. 1. Los actos fallidos revelan información muy valiosa sobre (alguna parte) de la estructura del Sistema lingüístico de una persona. Esto también vale para los juegos de palabras no buscados y los enunciados que reelaboran sueños. 2. Las Redes relacionales son plausibles en términos neurológicos, porque los nodos/las nexiones se implementan como columnas
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corticales y las conexiones se implementan como conexiones neuronales. Esto revela, que la representación del pensamiento o el significado inconsciente (que se conecta con nodos léxicos y fonológicos) puede ser compatible con lo que se sabe del cerebro humano, gracias a las Neurociencias. 3. Los significados o pensamientos inconscientes son fenómenos neurocognitivos concretos. Sin embargo, que dichos pensamientos o significados sean fenómenos concretos no implica que requieran una localización específica en el cerebro. Por ejemplo, los significados no intencionales e inconscientes de la Figura 2 (los que están en negro en el nivel Semántica) pueden interpretarse como funciones neurocognitivas circunstanciales, o incluso pasajeras, que se realizan por medio de estructuras lingüísticas más permanentes. 4. Las conclusiones de los tres puntos anteriores explican, cómo se ofrece respaldo empírico para la investigación psicoanalítica. En este sentido, se le está haciendo caso a la recomendación de Kandel citada en el epígrafe y al comienzo de la sección 5: el Psicoanálisis puede trascender las réplicas a los cuestionamientos más hostiles por medio del respaldo empírico que proveen la Lingüística y las Neurociencias. 5. Los actos fallidos, los juegos de palabras no buscados, la interpretación de significados “ocultos” en los sueños, son también parte de la comunicación humana, y por ello, pueden ser objeto de estudio lingüístico. Que no haya garantía para saber si hubo intención o no, o si la aparición de estos significados es el resultado de la interpretación de un analista, no son motivos para excluir estos significados. El significado de un texto no está depositado en el texto mismo, sino que se construye en la interpretación.
6. Por último, la propuesta que se ha esbozado en este trabajo resulta consistente con la vieja y conocida idea de la confirmación hipotético-deductiva. El esquema que aparece a continuación desarrolla este punto a partir del acto fallido del Presidente Bush. • Hipótesis, H: En un enunciado pueden evocarse significados “inconscientes”, independientes de o aun incompatibles con la intención del hablante. • Hipótesis auxiliar, 1 A1: El sistema lingüístico de una persona es una red de relaciones donde se conectan nodos semánticos, léxico-gramaticales y fonológicos. • Hipótesis auxiliar, 2 A2: Los nodos semánticos, léxicos y fonológicos del sistema lingüístico interno hacen posible la producción (y la comprensión) de enunciados. • Implicación contrastadora C: Se provee una red relacional que da cuenta de las conexiones entre nodos semánticos, léxicos y fonológicos que hicieron posible que George Bush dijera spank. • Efecto esperable E: Los nodos para los significados ‘inconscientes’ manifiestan, en el sistema lingüístico de George Bush, una clara conexión con los nodos léxicos y fonológicos que hicieron posible la emisión de spank (en lugar de thank). El razonamiento que se ha efectuado para la confirmación es el siguiente:
Razonamiento que permite la confirmación de la Hipótesis H • Premisa 1: Si en un enunciado pueden evocarse significados “inconscientes”, independientes de o aun incompatibles con la intención del hablante y el sistema lingüístico de una persona es una red
Sobre la Importancia Lingüística de los Actos Fallidos
de relaciones donde se conectan nodos semánticos, léxico-gramaticales y fonológicos y, además, estos nodos semánticos, léxicos y fonológicos del sistema lingüístico interno hacen posible la producción (y la comprensión) de enunciados, entonces si se provee una red relacional que da cuenta de las conexiones entre nodos semánticos, léxicos y fonológicos que hicieron posible que George Bush emitiera spank, los nodos para los significados ‘inconscientes’ manifiestan, en el sistema lingüístico de George Bush, una clara conexión con los nodos léxicos y fonológicos que hicieron posible la emisión de spank (en lugar de thank). • Premisa 2: Se provee una red relacional que da cuenta de las conexiones entre nodos semánticos, léxicos y fonológicos que hicieron posible que George Bush emitiera spank, y los nodos para los significados “inconscientes” manifiestan, en el sistema lingüístico de George Bush, una clara conexión con los nodos léxicos y fonológicos que hicieron posible la emisión de spank (en lugar de thank). • Conclusión: En un enunciado pueden evocarse significados “inconscientes”, independientes de o aun incompatibles con la
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intención del hablante, el sistema lingüístico de una persona es una red de relaciones donde se conectan nodos semánticos, léxicogramaticales y fonológicos y, además, los nodos semánticos, léxicos y fonológicos del sistema lingüístico interno hacen posible la producción (y la comprensión) de enunciados. La forma del razonamiento anterior es la que se representa a continuación: [H ∙ (A1 ∙ A2)] ⊃ (C ⊃ E) C∙ E ∴ H ∙ (A1 ∙ A2) Se trata de una forma de razonamiento inválida: Es una instancia de la falacia de afirmación del consecuente, esto es, el conocido (y también cuestionado) esquema lógico al que responde la confirmación indirecta de hipótesis. En síntesis, la hipótesis sobre la presencia de significados inconscientes en los actos fallidos no sólo es contrastable sino que, además, puede confirmarse gracias a las hipótesis auxiliares que ofrece la Lingüística neurocognitiva. Si esto es verdadero, el Psicoanálisis habrá encontrado un argumento (más) para hacerle frente a los cuestionamientos hostiles que menciona Kandel.
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PSICOANÁLISIS XXVI - 1, 2014; 45-54
Artículo original
Relación Maestro-Alumno ¿Pueden la violencia, la agresión y el maltrato en el aula educativa ser la reedición de experiencias tempranas? ¿Qué es el Aprendizaje por Experiencia Emocional? Hilda Botero C.1 Recibido: febrero 2014 Aprobado: junio 2014
Las respuestas no existen, el aprendizaje surge del trabajo en la búsqueda de la solución de los enigmas, afortunadamente no siempre exitosa. Resumen La relación madre-hijo servirá como modelo para revisar la relación enseñanza-aprendizaje que reproduce el aprendizaje como experiencia emocional. Esta misma dinámica relacional la impone el profesor, él también estará desplegando su modelo, también él es un niño poniendo a prueba su historia relacional. El profesor y el colegio tienen la oportunidad de transformar vínculos, modelos relacionales defectuosos, débiles y aún dañinos, en verdadero contacto con los hechos o la verdad, y con la tolerancia suficiente que los conserve para ser pensados y transformados, de esta forma podrá contribuir a transformar modelos de relación. Palabras Clave: Relación madre-hijo; aprendizaje, experiencia emocional, relación maestro-alumno.
Teacher-Student Relationship What is learning from emotional experience? Summary Mother-baby relationship is the model used to review learning and teaching relationship which reproduces learning as an emotional experience. Teacher imposes this kind of model which comes within. He is a child testing his own relational history. Both, the teacher and the school have a wonderful opportunity to transform faulty relationship’s models, weak and even hurting bonds. If the teacher remains in a real contact with facts and truth, tolerating all this experiences to became thought and transformed, he’ll help in a real transformation of children relationship models. Key Words: Mother-child relationship; learning, emotional experience; student-teacher relationship.
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Ps., Psicoanalista, Miembro Titular APC. E-mail: hildabotero@hotmail.com
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Ha sido y sigue siendo este un tema de preocupación e investigación acerca de qué clase de educación por un lado, pero especialmente, qué tipo de relación con el conocimiento se encuentra funcionando en el sistema educativo. Sigue la preocupación lo suficientemente fuerte para darnos la opción de “volver a pensar”. A lo mejor podemos hacer nuevos puentes de relación, y, por lo tanto, transformaciones de conocimiento que alimenten nuestra tarea. Veamos entonces cómo construimos algo que nos dé señales de material para pensar.
Relación Madre-Hijo Voy a usar la relación madre-hijo como el modelo esencial que nos acompañará por el resto de la existencia y que, en la relación enseñanza-aprendizaje es esencial para reproducir el aprendizaje como experiencia emocional, o la detección de alguna dificultad que el sistema educativo pueda transformar. La representación básica de este modelo en la relación madre-hijo es el pezón en la boca, y puedo aludir a ello como una ilustración de Continente-Contenido funcionando, una mente-madre-pezón-continente que ejerce la función de ‘contener’ las necesidades del bebé-boca-contenido para responder a sus demandas o, en forma tal, que alivie la necesidad y estimule el desarrollo y el crecimiento. Lo que pasa entre madre e hijo, la relación, es el foco de nuestra atención y análisis. El pecho y la boca son solamente importantes en tanto sirven para definir el puente entre ambos. "Cuando las anclas usurpan la importancia que pertenece a las cualidades que
debieran imprimir al puente, el crecimiento es perjudicado". (Bion, 1977, p. 41) Cuando nos concentramos sólo en el bebé estamos facilitando experiencias de ruptura entre esta díada, que repercutirán en su desarrollo emocional. No hay algo como ‘un bebé’, ni algo como ‘una madre’, sino una díada madre-bebé y una relación que los une e imprime cualidad emocional a su existencia. La relación madre-bebé es la expresión de una comunión2, una disposición delicada y vulnerable. Fácilmente se pone en riesgo; por un lado, las características de cada miembro de la díada, disponibles en cada encuentro o desencuentro, y por el otro, las circunstancias del ambiente al cual llega el cachorro humano. La personalidad materna, especialmente, incide en la atmósfera que cobija este desarrollo; la madre tiene una realidad interna con su propia construcción de maternidad, en la cual la historia de su infancia imprime un sello importante en la propuesta que haga a su bebé y el desempeño de su maternidad. La compañía amorosa y continente del compañero es indispensable para afirmar la maternidad como experiencia emocional que afiance el nido que el bebé necesita para encontrar la protección y la seguridad. Este estado mental puede lograrlo la mujer con mayor tranquilidad y seguridad en compañía del padre, presente y ejerciendo su paternaje. Él también gesta un bebé en su mente, y la pareja parental así constituida, gesta en su seno ese producto de la emoción y el sentimiento mutuos. (Botero, 2010) Desde el inicio de la gestación entramos en una permanente propuesta al cambio, cada episodio está acompañado de ansiedades,
Contrario a lo que se piensa, este concepto no viene de común+unión, y sí de cum+múnus (munus, muneris, en latín, significa cargo, deber, cumplir un encargo; cum+muneris significa aquel que participa en un encargo, y en un sentido derivado, aquello que es participado por todos). La participación comprometida, por tanto, está en la raíz de la comunión. (Nota del Autor) 3 Del griego amphóteros (amfoteroV),”de ambos lados”. (N. del Autor) 4 Del griego Syn (Sun)= con, en conjunto, emparejado… y Rhythmia (Rutmia)= regular o regulación, en el tiempo. (N.A.) 2
Relación Maestro-Alumno
persecuciones y sentimientos de inseguridad ante la novedad. Trevarthen (2006) nos propone una reflexión acerca del cambio que debe darse en las primeras semanas de soporte y protección en la transición del bebé desde la ‘encarnación’ mutua, en la que se plantea la Regulación Amphoteronómica3, un estado vital del feto en un compromiso corporal envolvente con su madre durante la gestación, hacia el compromiso psicológico-emocional de estados de intención e interés, la Regulación Synrhythmica4. Así: “la Regulación compartida de ambos lados en el tiempo”, que se define como una comunicación psicológica especial que plantea el proceso de acompañamiento e intersubjetividad entre madre y bebé, Tronick (2005) la define como “estados de conciencia diádica”. Se crearían episodios de ‘simpatía’ e interés entre el bebé y su cuidador–madre formulando diálogos íntimos que rigen para comunicar y regular estados intersubjetivos de acción y experiencia. En este primer episodio intersubjetivo se plantean datos de musicalidad comunicativa y de naturaleza de consciencia inmediata de los ritmos y las emociones de las otras mentes. Esta premisa de la naturaleza de la díada madre-bebé se pierde, si la madre está deprimida. Esta premisa, también instalada en el profesor ante el reto de la relación enseñanza-aprendizaje, se desarrolla si la mente del profesor está abierta a la creatividad, o, se sacrifica, si sus dolencias psíquicas se ofrecen como cualidad relacional entre el alumno y él mismo. Hago una llamado de atención hacia los hechos. Primer hecho sustancial, no somos entidades separadas, no hay tampoco algo como cuerpo y alma. Somos seres con tropismo de armonía. Para ello, veamos cómo la emoción acuna, sostiene y armoniza o no, la personalidad. Voy a echar un vistazo al cachorro humano y el despliegue relacional madre-hijo como naturaleza social indiscutible, veamos por qué es que la Relación cuenta.
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Nacemos con un centro cerebral que nos asegura, mínimamente, que el organismo responda, que trabaje… que podamos sobrevivir. El sistema nervioso del recién nacido lo habilita para respirar, cuenta con un sistema visual que lo guía en sus movimientos hacia los rostros cercanos a su alrededor; un núcleo de consciencia en el tallo cerebral para reaccionar a las experiencias sensoriales y evaluarlas en términos de supervivencia; cuenta además con los reflejos básicos para afianzarse al pecho, succionar leche para alimentarse; sentimientos de tristeza, ira, llanto para atraer a la madre, y estados de congelamiento cuando se asusta. Esta base compartida con los animales, corresponde a la base del sistema emocional humano (J. Pankssepp 1998). Pero lo que nos diferencia de otros cachorros mamíferos es una más compleja capacidad de respuesta a la interacción. Somos, los seres humanos, los animales más sociales: desde los primeros momentos del nacimiento el bebé puede imitar los movimientos faciales de sus padres y puede fácilmente orientarse hacia ellos. La viejas estructuras, en términos evolutivos, como el tallo cerebral y la corteza sensorio-motora son las partes más activas en el recién nacido. La prioridad es la regulación de los sistemas corporales para la adaptación a las condiciones de este mundo externo, el cual es ampliamente manejado por sus respuestas emocionales que emergen al instante. El bebé, ‘activo’, busca la interacción, huye ante el agobio, se paraliza cuando se siente en riesgo; tiene pues, los rudimentos de la emoción y su autorregulación La emoción es primero y, esencialmente, es la guía para la acción: o se acerca a las cosas o personas, o huye de ellas. Ya que huir del peligro es quizá la respuesta esencial para la supervivencia, no es sorprendente que el miedo y el sistema de auto-defensa, en la amígdala, sea uno de los primeros sistemas del cerebro emocional en madurar, y es también el sistema que está, en
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primer término, abierto al aprendizaje y a la memoria. Nos adaptamos a condiciones locales advirtiendo y recordando inconscientemente, por ejemplo, experiencias particulares que han generado miedo en nuestra vida temprana, usándolas como señales que se han tornado indelebles, inconscientes, como repertorio primario de reacciones al miedo. Estos sistemas emocionales fundamentales generan los estados habituales del organismo y plantean el significado básico que atribuimos a las situaciones: acercamiento o huida, vivir o morir. Sin embargo, estas emociones básicas de miedo y furia son demasiado negativas para ser la base de las relaciones sociales en la vida. Sensibilidad y respuesta a otros caracterizan la vida social humana. Turner (2000) sugiere a este respecto cómo la ira y el miedo fueron elaborándose en estados más complejos como la tristeza, la pena, y la culpa, que nos ayudan a controlar el comportamiento de tal manera que podamos permanecer en los encuentros sociales. Ahora bien, la satisfacción también se complejiza en sentimientos más intensos como el amor, el placer y la felicidad, que poseen la capacidad para vincular a las personas. La interacción que resulta de estas emociones más complejas plantea una acción recíproca psicológica en la estructura y el desarrollo del cerebro.
El cerebro es “social” Contrario a lo que se había creído, que la forma en la cual pensamos mejor, es ‘pensar en frío’, para que la emoción no nuble la razón y el juicio, hoy sabemos todo lo contrario, Damasio, quien había sido uno de los mayores defensores de este principio, replanteó su postura y, en uno de sus últimos y más comentados libros, nos dice: “La naturaleza parece que ha construido el aparato de las relaciones, no sobre el aparato de la regulación biológica, sino de él y con él (A. Damasio 1994, p. 128). Sostiene que los
sentimientos, lejos de perturbar, tienen una influencia positiva en las labores de la razón: “En términos anatómicos y funcionales, es posible que exista un hilo conductor que conecte razón con sentimientos y cuerpo” (Ibíd.). La separación abismal entre cuerpo y mente, la sugerencia de que razonamiento, juicio moral y sufrimiento derivado del dolor físico o de la alteración emocional pueden existir separados del cuerpo es lo que califica Damasio (1994) como: El Error de Descartes. Todo esto para subrayar cómo, la racionalidad y las habilidades del lenguaje se desarrollan a la par con nuestra habilidad para ser tan emocionales. En la medida en la cual nos volvemos emocionalmente más complejos, tenemos más alternativas en la interacción con los otros. Y esta situación va a requerir la capacidad para pensar y reflexionar sobre nuestras propias emociones. Es indudable entonces una necesidad de armónica cooperación entre todas y cada una de las áreas de nuestro cerebro y sus conexiones: el desarrollo de la corteza orbitofrontal, es clave en la vida emocional y en la habilidad para inferir los estados emocionales y, según Allan Schore (2001), es la responsable, o la que controla el cerebro derecho dominante a lo largo de toda la infancia. Allí se procesa nuestro vocabulario emocional y la capacidad de realizar la identificación de sentimientos, pero no actúa sola, afina las áreas más profundas del cerebro mientras estas son activadas dejando atrás las concepciones negligentes acerca de la importante labor de unir o ligar corteza y subcorteza. (Gerhardt, 2004) Una vez que se produce el nacimiento, las capacidades sociales, potencialmente listas para entrar en acción con el mundo externo comienzan su función; disciplinar a un bebé para que no llore, es indolente e injustificado por parte de los padre s o cuidadores, puesto que el niño aún no tiene cómo controlar su
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comportamiento, en su cerebro aún no existe esta capacidad, pero sí se va formando de acuerdo a como el ambiente le proporcione datos para metabolizar y organizar. Tampoco es cuestión de una espera pasiva en cuanto al desarrollo de estas capacidades, éstas sólo se desarrollan en una experiencia dependiente, en la constante interacción con otros. Nos desarrollamos en medio de los miembros de una comunidad, así, la primera y más alta capacidad para desarrollar del cerebro, es la social y a su vez, se desarrolla sólo en respuesta a las experiencias sociales. Sin la apropiada experiencia social, uno-a-uno con un adulto, la corteza orbitofrontal no se desarrolla o se desarrolla indebidamente. En un sentido, el bebé humano, tiene que ser invitado a participar en la comunidad de humanos. El primer paso es hacer que el bebé se enganche en una interacción social, por sí mismo, haciéndolo placentero. Las primeras fuentes de placer son: la sonrisa, el tacto y el sonido. Ser acunado amorosamente -sostenido en brazoses, incluso, tan importante como la dedicación al amamantamiento (debe ser, de todas formas, amamantado en acunamiento), pues todos los sentidos del bebé se ven atendidos y sostenidos para su maduración y el confort emocional. Y sólo en medio de la consensualidad del ejercicio de la contención, la psique del bebé plantea su crecimiento y desarrollo. El desarrollo psíquico es inter-mental, es decir, precisa de una mente, allí, cerca, funcionando en la resolución de los problemas básicos del bebé, en la ocurrencia de la relación, para dar impulso a su psique recién iniciada. El descubrimiento y el aprendizaje son una consecuencia de la cualidad relacional que se ha cimentado entre madre-bebé. El niño que llega al colegio, incluso el joven que apunta a la universidad, hacen este mismo recorrido de experiencia y promueven en sus nuevos hábitats la urgencia de un modelo relacional que ajuste su seguridad y su confianza.
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Cuidando la propuesta de una Relación. Hábitat-Nicho Este modelo se ilustra perfectamente con lo que Nils Bergman (2005), médico del hospital Mowbay en Suráfrica, resalta, como una urgencia vital, la permanencia del bebé en el pecho de la madre, es la forma en la cual –dice- se restaura “el paradigma original”: la madre y el bebé juntos, para dar despliegue a la natural relación vincular madre-hijo. No debe separarse a la madre del bebé, una vez llega a este mundo externo. Propone el concepto de Hábitat-Nicho para conservar dicho Paradigma Original: Hábitat: El lugar donde se realiza una ocupación y en el cual un comportamiento se puede expresar; es una “dirección”, es “el hogar”, es lo referente a ser pues la existencia depende del lugar en que se está Nicho Plantea el despliegue de las necesidades básicas; es el comportamiento, o lo referente a estar de una forma específica en… La madre tiene el hábitat, su piel, su pecho, mente, cerebro… El bebé trae el repertorio de propuestas que conforman y preparan el nicho, El padre da el contexto en el cual se inscriben madre y bebé para realizar la tarea de manera continente y amorosa. Continente-Contenido en función y desde varias esferas. De esta forma, si hábitat y nicho se adecúan, el nido queda construido para cuidar al cachorro humano. En el vientre, que es el hábitat del bebé en gestación, se realiza la propuesta completa de crecimiento y supervivencia, pues las pautas generadas por el bebé y los dos organismos unidos, plantean exactamente el ambiente de Hábitat-Nicho. La leche humana es la propuesta de la naturaleza, es el medio para continuar la gestación que el vientre ha mantenido, Amamantar une: Hábitat-Nicho y especialmente ofrece protección.
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Con el hábitat viene el nicho, pero, sin el nicho no se da el hábitat, están Unívocamente unidos. Es el recién nacido, y no la madre, quien tiene el programa que estimula la secuencia de vinculación: despierta en la madre las reacciones de maternidad que responden a las necesidades de la criatura. Esta secuencia se establece con la lactancia, la cual dispone una interacción con las estimulaciones sensoriales mutuas para la vinculación. Es el cumplimiento boca-pezón que promueve el modelo de relación.
que responde configuran una unicidad interna ‘buena’ en la personalidad del bebé, como ejercicio cotidiano y de aporte cooperativo, mutuo. Así, el niño reafirma la tolerancia a la frustración y al desamparo. Estará edificando los cimientos para enfrentar futuras dificultades, el no conocimiento, los cambios permanentes de circunstancias y personas a su alrededor, podrá lidiar con la ansiedad natural que generan estas situaciones.
Defender esta urgencia vital, es defender el ‘campo’ amoroso, señalado para instaurar el hábitat-pecho materno, esencia de despertares humanos y promesas de vincularidad. Madrebebé unidos, piel a piel y con el pezón cerca, en la boca y en la mente, plantean la acción precisa y esencial en la que, emocionalmente, hormonalmente, neurológicamente, se pone en escena el amor como vital impulso de especies, para la supervivencia.
Relación Maestro-Alumno: una oportunidad para crecer
Cuando se separa al bebé de la madre, se deshace el hábitat-nicho. En lugar de que esta díada dé forma al programa de nutrición, unido al pecho, con la lactancia, y así a la simultaneidad para fraguar el apego seguro, el programa que se impone es el de defensa, que desactiva, tanto el programa de alimentación como el de reproducción. El organismo, se ve invadido de estrés, la protesta y la desesperanza suplantan la base segura que provee el pecho materno. Hofer (1995) demostró que aspectos diferentes de la respuesta de protesta-desesperanza de los cachorros disparan tres reguladores escondidos entre la interacción madre-hijo: pérdida de calor, pérdida de comida, y pérdida de estimulación táctil. Así, el ‘pecho’ materno ofrece al niño leche concreta, una sustancia relacionada con la alimentación, ofrece sensaciones de seguridad, bienestar; y el amor, como inmaterial, proporciona el bienestar mental-emocional del niño, es leche mentalemocional. Un bebé que demanda y una madre
Este paradigma original y cómo se haya establecido tendrá su repercusión en el aula. El colegio, parte del sistema educativo, representa para el niño el mundo al cual tiene que llegar a ‘vivir’, por lo tanto, espera que sea ‘habitable’, si el suyo primario lo fue. Desplegará sus primeros contactos y aprendizajes. Si encontró, aprendió y aseguró su existencia en un hábitat amable, cercano, seguro, éste será el contacto que busca, éste será el mundo que espera habitar ahora. El apego inseguro que haya formado en la relación primera se pondrá a prueba en este nuevo ‘continente’. ¿Será habitable –su hábitat-ahora-? Y él, ¿podrá desplegar sus necesidades, sus comportamientos? En este nuevo mundo ¿podrá confiar? Aquí se abren muchos vértices para observar. Con la premisa de que el niño necesita encontrar y afirmar que el modelo de relación, que ya tiene seguro, se despliegue otra vez, podremos observar cuál es este modelo. No importa para el niño si la cualidad de relación que ya tiene establecida como modus operandi social es la violencia, la agresión, el control, el dominio, la desconfianza, la intolerancia…o, la amabilidad, la confianza, la tolerancia, la cooperación…, ésta será ya la cualidad establecida y el campo “seguro” para él. Éste será el modelo relacional que propone, o con el que responde, no importa el objeto con el
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cual se inicie o establezca dicha relación. Lo que traslada, o con lo que ‘carga’, es con la cualidad de relación en sí misma, no con los objetos con los cuales se relacionará. Por lo tanto buscará usarla para las nuevas interacciones. Ahora bien, es esta una enorme responsabilidad para quienes reciben y se ponen en contacto con estos niños, los profesores. Esta misma dinámica relacional la impone el profesor, él también estará desplegando su modelo, también ofrecerá propuestas o respuestas acordes a su propio modelo de relación. Aquí se pone en juego cada uno de los puentes relacionales que se plantean. El profesor tiene él mismo una personalidad que pone a prueba, unos aspectos conocidos y otros desconocidos que pueden salir a flote con un alumno, y no con otro u otros. También el profesor es un niño poniendo a prueba su historia relacional. Diría entonces que el aprendizaje es en sí mismo una experiencia en lo desconocido y en el fracaso de fines propuestos. Si se ha formulado una buena tolerancia a la frustración, confianza en un objeto interno bueno, o en una personalidad armónica, fortalecida, el individuo aprenderá del fracaso, el cual podrá estimular la curiosidad y la tenacidad suficientes para indagar y encontrar la forma de relacionar objetos, ya que como hemos visto, el aprendizaje es una permanente relación entre objetos. Podrá, basado en la esperanza, en sus modelos primarios, re-construir la experiencia en el aprendizaje actual, lo que ampliará su conocimiento, su esperanza y será una oportunidad para aprender por la experiencia emocional. En caso contrario, cuando lo que está como cualidad relacional es la intolerancia a la frustración ante los retos de aprender, este mismo modelo se repite. El dolor de la frustración se avade y el alumno claudica, estará frustrado y distraído. Paso a hacer un puente de relación directa con respecto al sistema educativo, quiero hablar
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de la relación maestro-alumno. Ser sostenido, y más profunda y comprometidamente, ser contenido, es, no sólo el modelo básico sino, la realidad más intensa para vivir la experiencia del aprendizaje. Pensar es vincular. Tender puentes de relación es la esencia vital para mantenernos, no sólo vivos, sino curiosos y en permanente indagación de conocimiento. Así pues, un pecho continente como figura significante de conexión y alianza para el conocimiento -leche mental- se reedita cada vez que nos ponemos en contacto no solamente con otra personalidad, sino con una materia de estudio por ejemplo, a lo largo de nuestra vida. El aprendizaje es una relación que implica dependencia de otro ser humano y que se afianza en el ejercicio de la esperanza suficiente, para mantenernos curiosos y abiertos a las nuevas experiencias. Una vez ocurre un aprendizaje termina la relación de dependencia y el hallazgo de conocimiento, éste, es el mejor estado mental para continuar con una nueva dependencia y una nueva indagación, ya lo nuevo no es nuevo, habrá que ir tras él, esto depura y complejiza la capacidad de percibir relaciones y sus significados. La interdependencia en el aprendizaje escolar está dada entre el profesor y el alumno. Los aspectos intrapsíquicos e inter-personales que toman parte en esta relación son los cimientos que sostienen un desarrollo eficaz. (Botero, 1990: 29). Haciendo nosotros un lazo de relación y por lo tanto de conocimiento, podemos observar entonces cómo el sistema educativo, y en especial, el profesor, es un puente facilitador en la transición casa-colegio; ayuda al niño a extender sus relaciones desde la familia a sus iguales, al grupo y a los adultos diferentes a los padres. No es una situación fácil para el niño, pero lo que no se tiene en mente, y por lo tanto, no se le da la relevancia que requiere, es al hecho de que el profesor se enfrenta también a situaciones que lo sorprenden,
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lo sobrepasan y agobian en su desempeño relacional. Cuando no se tiene en cuenta la participación del profesor como polo presencial en esta relación, se sacrifica el suceso psíquico que sustentará la calidad del aprendizaje. Es decir, los estados emocionales en la experiencia enseñanza-aprendizaje de maestro y alumno son base esencial para establecer relaciones seguras y satisfactorias con el conocimiento. Sobresalen dos claves, según estudios de la Clínica Tavistock en Londres: a) los aspectos emocionales son de una relevancia particular en el campo de la educación y el aprendizaje en general; b) los profesores juegan un papel importante en la vida de los jóvenes, proveen un marco de trabajo en el cual, los asisten, o los obstaculizan en su crecimiento emocional y mental. (Botero, 1990). Una experiencia emocional plantea, elementalmente, una secuencia: contacto con las impresiones, tanto de órganos de los sentidos como de la consciencia; estas sufren una Transformación en la mente del individuo, la cual, dependiendo de su tolerancia a la frustración para responder a estas impresiones, puede contenerlas el tiempo suficiente para ser usadas de manera creativa y promisoria del crecimiento, es decir, que se pueda llevar a cabo la elaboración onírica, conformar y compartir mitos –grupo- y que el pensamiento inconsciente de la vigilia pueda sostener la actividad de pensamiento y acción, coherentes en la realidad interna y externa. Así, en virtud de este fenómeno de Transformación, podemos hablar de una experiencia emocional apta para elevar la captación de sensaciones de objetos externos, a símbolos de procesos internos que contienen significado emocional. Este es el modelo que se instala en la mente del niño, producto de una relación buena con la madre y el padre. La madre, y los padres en sí mismos, son los primeros iniciadores del pensamiento en el bebé. Dan las herramientas
para que el pequeño 'use' sus capacidades, así, la madre no sólo tolera, sino que organiza la naturaleza de la experiencia que el bebé comunica o demanda, la digiere mentalmente, la significa y la devuelve a su hijo con características nuevas que pueden ser ahora pensadas por él, gracias a la acción de la madre, pero, especialmente a la realización de la función de pensar la resolución de un problema, que ella ejerció, para devolver ese producto al niño. Este es el modelo de aprendizaje por la experiencia emocional. Si estamos abiertos a recibir miedo, depresión, confusión etc., estamos preparados para tener una experiencia emocional (Wittenberg, 1983) El aprendizaje es una experiencia en lo desconocido y en el fracaso de los fines propuestos; si existe una adecuada tolerancia a la frustración respaldada por un objeto interno bueno (resultado de una relación buena con el objeto-madre-pecho) el individuo aprende del fracaso, pues éste estimula la curiosidad y proporciona el tiempo-espacio suficiente para encontrar la forma de relacionar objetos, ya que el aprendizaje es pues, una permanente relación de objetos. Basado en la esperanza que da el respaldo de ese objeto interno bueno, reconstruye la experiencia producto de la frustración, replantea, transforma la relación y aprende de la experiencia. Cuando no se tolera la frustración el dolor se evade y el alumno claudica, se frustra aún más, se retrae, se aísla. Si no se reconoce el fracaso y se controla omnipotentemente, buscará formas violentas de evacuar la ira, el miedo y la frustración, vemos un alumno desorganizado, intolerante, agresivo. La buena tolerancia al fracaso hará que un alumno sea capaz de usar su experiencia para incrementar la curiosidad acerca de la materia de estudio, de tal manera, que se proponga estrategias nuevas para relacionar los objetos estudiados, este personaje se observará concentrado y persistente. Entonces, solamente cuando el
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estado de no conocimiento o incertidumbre se tolere lo suficiente para recolectar propuestas, datos, y estos sean explorados hasta encontrar un modelo de significado, puede darse el descubrimiento y el aprendizaje. En esta díada maestro-alumno (madrebebé) ¿cómo se lleva a cabo esta tarea, cómo se despliega el modelo de relación? Ante la situación nueva el estudiante experimenta, temor, desamparo, inseguridad y demás… si estas emociones lo abruman utilizará mecanismos psicológicos para expulsar afuera de su mente los aspectos frustrados y los ubicará en el maestro (madre); si el maestro posee una capacidad denominada ‘reflexión imaginativa’, juntará los diferentes elementos de la experiencia del niño y les dará significado. Habrá realizado la función de pensador, en momentos en los cuales el alumno no ha podido hacerlo debido al miedo y la persecución del fracaso. Así, vemos cómo la función parental y la del maestro se equiparan, el alumno internaliza la función de un alguien que contiene sus emociones y una mente que puede sostener los pensamientos. El maestro funciona como un continente temporario para la ansiedad del alumno. Ahora bien, ¿cuál es el escenario y la escena que ocurren en el maestro? Éste también, experimentando el mismo dolor mental conectado con el aprendizaje, y siendo la contraparte del estudiante, experimenta la misma ansiedad que el alumno, comparte su experiencia de angustia, su frustración y las dudas ante lo desconocido y hacia el objeto interno. Recibe además todo lo que el alumno expulsa en él: temor, estupidez, desamparo y confusión. El maestro trata de escapar de estas ansiedades, del temor, el desamparo, la confusión y la estupidez, acudiendo él mismo al uso de mecanismos que proyecten fuera de sí estos sentimientos y se ubiquen en el alumno (identificación proyectiva), y asumirá,
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que este estado mental es del alumno. En otros términos, repite dentro de sí, el drama del estudiante sobre la base de su propio mundo interno o su propia personalidad. En este círculo así establecido, el profesor reacciona a las poderosas emociones en él evocadas, y según su propia tolerancia a la frustración, ayuda al estudiante a aliviar el estrés inevitable del proceso de aprendizaje o, incapaz de tolerar y metabolizar todo este cúmulo de emociones, retorna con fuerza al estudiante la ansiedad que él le había proyectado con la suma de su propia frustración, ansiedad e intolerancia. El alumno no es desintoxicado, su capacidad para contener el dolor disminuye y la experiencia frustrante y dolorosa se torna sin límites. La psique del estudiante, cada vez más incapaz de soportar la ansiedad, tendrá que actuarla en la constante expulsión de sentimientos y fantasías, por lo general, violentas y dañinas. Ahora vemos con más claridad cómo este modelo se adecúa exactamente a la experiencia emocional del aprendizaje en la relación maestro-alumno. Insisto, el desarrollo psíquico es inter-mental, es decir, precisa de una mente, allí cerca, funcionando en la resolución de los problemas. Si el profesor puede enfrentar el terror, el temor a lo desconocido, el caos, y mantener la curiosidad a pesar de caos, el amor a la verdad a pesar del temor a lo desconocido, la esperanza a pesar de la desesperación, el estudiante podrá experimentar una identificación con la tolerancia a la incertidumbre del profesor frente al aprendizaje. El estudiante ubica así en su personalidad un objeto pensante. De esta forma, el aprendizaje será un proceso entre estudiante y profesor, continuo y mutuo. El profesor está con el alumno y no frente a él. El cambio y el crecimiento facilitan el aprendizaje y viceversa, es una formulación bilateral. La tríada estudiante-profesor-materia de estudio entra en operatividad indisoluble, de la cual, cada elemento crece en espiral.
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Por lo tanto, si existe la capacidad para estar abierto al estudiante, a cada clase, la triada será cambiante y excitante como experiencia, y el aprendizaje será continuo, análogo a la enriquecedora oportunidad que los hijos ofrecen a los padres. Las respuestas no existen, el aprendizaje surge del trabajo en la búsqueda de la solución de los enigmas, afortunadamente no siempre exitosa. (Botero, 1990: 38) El profesor y el colegio tienen la oportunidad de transformar vínculos, modelos relacionales defectuosos, débiles y aún dañinos, en verdadero contacto con los hechos o la verdad, y con la tolerancia suficiente que los conserve para ser pensados y transformados, lo que a su vez transformará la relación o las relaciones.
Referencias Bibliográficas
Para cerrar podría decir que el aprendizaje por la experiencia es la única forma de aprender que circula en el ámbito de los hechos, o la verdad, modifica a la persona, ya que, como resultado de una experiencia emocional, las ansiedades persecutorias conducentes a la confusión son toleradas y sometidas a un objeto interno-externo tolerante y continente. El aprendizaje consecuente tiene el significado de la Transformación, no sólo se resuelve un problema inmediato de información, sino que, es lo que determina el crecimiento emocional, y se aprende además el modelo de pensamiento empleado en la resolución de problemas. Así, no se aprende a resolver un problema, sino a ‘resolver problemas’. Esta relación así establecida reclama toda la fuerza de sentido a la emoción, como experiencia estética.
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PSICOANÁLISIS XXVI - 1, 2014; 55-74
Artículo original
Resentimiento Terminable e Interminable Luis Kancyper1
Recibido: febrero 2014 Aprobado: mayo 2014
Resumen Mi propósito es desarrollar la particular dimensión temporal del resentimiento en el proceso analítico y sus consecuencias técnicas para elaborar aquellas situaciones de la historia del sujeto que, a través del tiempo, han permanecido como capítulos congelados, enquistados por el rencor; como obstáculos que atascan el proceso de la integración temporal dialéctica tanto en la psicología individual como así también en la psicología de las masas. El interés por el estudio del resentimiento surgió desde la práctica analítica, al comprobar, a partir de las enseñanzas recogidas de mis analizantes, el lugar protagónico que posee este afecto en la génesis y persistencia de fenómenos clínicos relacionados con la compulsión a la repetición. Por lo tanto, focalizaré mis reflexiones en el estudio de este afecto clave: el poder del rencor (resentimiento y remordimiento), su metapsicología, clínica y técnica. Palabras Clave: Resentimiento, rencor, proceso analítico, consecuencias.
Terminable and interminable resentment Summary The purpose of this paper is to develop the singular dimension of time that characterizes resentment within the analytic process and its technical consequences in order to work through the situations in the history of the individual that have long remained ‘frozen’ as it were, that is, ‘sealed off’ by rancor. These situations are obstacles that hinder the process of the dialectic integration of time for both individual psychology and group psychology. My interest in studying resentment was encouraged by my own clinical practice, where I was able to verify the essential role played by this affect in the origins and continuance of the clinical phenomena connected to repetition compulsion. In consequence, I will focus my reflections on the study of this key affect: the power of rancor (resentment and remorse), its metapsychology, as well as its clinical and technical approaches. Key words: resentment, rancor, analytic process, consequences.
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Md., Psc., Miembro Titular en Función Didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina e IPA. E-mail: kancyper@uolsinectis.com.ar
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Hay que mostrar mayor rapidez en calmar un resentimiento que en apagar un incendio, porque las consecuencias del primero son infinitamente más peligrosas que los resultados del último; el incendio finaliza abrasando algunas casas a lo más, mientras que el resentimiento puede causar guerras crueles con la ruina y destrucción total de los pueblos.
Sin embargo, hay otro aspecto del rencor que vale la pena mencionar: al caracterizarse por abrigar una esperanza no sólo vindicativa sino reivindicativa, esta puede llegar a operar como un puerto en la tormenta en una situación de desvalimiento, como un último recurso de lucha en que el sujeto intenta restaurar el quebrado sentimiento de la propia dignidad, tanto en el campo individual como social, y fomentar así un destino constructivo.
Heráclito de Éfeso (540 A.C.- 470 A.C.)
En efecto, el poder del rencor no sólo promueve fantasías e ideales destructivos, sino que puede también llegar a propiciar fantasías e ideales reivindicativos y tróficos, favoreciendo el surgimiento de una necesaria rebeldía y de un poder sublimatorio, creativo, tendientes a restañar las heridas provenientes de los injustos poderes abusivos originados por ciertas situaciones traumáticas. El sentido de este poder esperanzado opera para contrarrestar y no sojuzgarse a los clamores de un inexorable destino de opresión, marginación e inferioridad.
En nuestro siglo, Elie Wiesel había advertido acerca de la progresiva escalada tanática engendrada en el fuego de la caldera del resentimiento, a partir de la cual se atizan la intolerancia y la destructividad en la dimensión intersubjetiva: El resentimiento no conoce fronteras ni muros de contención y pasa sobre etnias, religiones, sistemas políticos y clases sociales. No obstante ser obra de los humanos, ni Dios mismo lo puede detener. Ciego y enceguecedor a la vez, el resentimiento es el sol negro que, bajo un cielo de plomo voltea y mata a quienes se olvidan la grandeza de lo humano y la promesa que encierra. Es preciso, por lo tanto, combatirlo oportunamente, despojándolo de su falsa gloria, que le confiere su escandalosa legitimidad. La vivencia del tiempo, sostenida por el poder del resentimiento y del remordimiento, es la permanencia de un rumiar indigesto de una afrenta que no cesa, expresión de un duelo que no se logra procesar, no sólo en el propio sujeto y en la dinámica intersubjetiva, sino que esta sed de venganzas taliónicas puede llegar a perpetuarse a través de las generaciones, sellando un inexorable destino de represalias incoercibles en la memoria colectiva. Yo diría, no exclusivamente las mujeres. (Nota del Autor)
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Estas dos dimensiones antagónicas y coexistentes del poder del rencor se despliegan en diferentes grados y se requiere reconocerlas y aprehenderlas en la totalidad de su compleja y aleatoria dinámica.
Resentimiento: Definición y descripción clínica María seguía nutriendo un rencor tan tenaz, como el que sólo las mujeres2 son capaces de poner en sus antipatías de la infancia, para guardarlo hasta que ya son abuelas. Günther Grass, El tambor de hojalata La palabra resentimiento se define como el amargo y enraizado recuerdo de una injuria
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particular, de la cual desea uno satisfacerse. Su sinónimo, ‘rencor’, del latín rancor (queja, querella, demanda). De la misma raíz latina deriva rancidus (rencoroso), y de ella, las palabras ‘rancio’ y ‘rengo’. Es la resultante de humillaciones múltiples, ante las cuales las rebeliones sofocadas acumulan sus ‘ajustes de cuentas’, tras la esperanza de precipitarse, finalmente, en actos de venganza. A partir del resentimiento surge la venganza, mediante una acción reiterada, torturante, compulsivamente repetitiva en la fantasía y/o en su pasaje al acto. Surge como un intento de anular los agravios y, al mismo tiempo, capitalizar esa situación para alimentar una posición característica: La condición de víctima privilegiada. Desde este lugar, adquiere derechos de represalia, desquite, y revancha contra quienes han perturbado la ilusión de la perfección infantil. Estos los ejerce a través de conductas crueles y sádicas, por las heridas narcisistas, edípicas y fraternas, y por los daños traumáticos externos que ha experimentado pasivamente. Es en la venganza donde se revierte la relación. El sujeto resentido, en su intercambiabilidad de roles, pasa a ser de un objeto anterior humillado, un sujeto ahora torturador. El sujeto torturador anterior se convierte, durante la venganza, en un objeto actual humillado deudor, manteniendo la misma situación de inmovilización dual sometedor/sometido, con apariencia de movilidad. Mediante el resentimiento, el sujeto bloquea su afectividad, anulando también la percepción subjetiva del paso del tiempo y de la discriminación de los espacios, para lo cual 3
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inmoviliza a sus objetos, y a su Yo, en una agresividad vengativa al servicio de poblar un mundo imaginario siniestro. Escuchemos al analizante3 Roberto: El resentimiento es como acelerar un coche atascado en el barro. Cuanto más se acelera, más se hunde y menos se mueve. Yo empecé recién a moverme cuando comencé a sentir mi resentimiento. (Pausa). Se me ocurrió un juego de palabras: si estoy resentido en lugar de sentir resiento, siento nuevamente cosas viejas (rancias) y me paso la vida pidiendo así. Yo quiero tener por la fuerza lo que no se me dio por causas reales, y claro, eso es el resentimiento. Porque ahora reconozco que, con el resentimiento a cuestas, no podría cambiar mi historia. Siempre hice un uso del resentimiento, una especie de culto a la desgracia. En otra sesión: El resentimiento es un callejón sin salida. Me paseaba dentro de él pero no salía. Estaba detenido, aunque me movía pero en el mismo callejón. El sujeto resentido está enfermo de reminiscencias. No puede dejar de recordar, no puede olvidar. Es decir, está abrumado por un pasado que no puede separar y mantener a distancia del consciente. En la represión (esfuerzo de suplantación) el sujeto desaloja acontecimientos no tan traumáticos; en cambio, en el resentimiento lo traumático es más intolerable para el Yo en términos de Selbstgefühl4. Permanece
s. (fr. analysant, e). Sujeto que está en análisis. El término analizante, empleado a partir de Lacan en lugar del término analizado, o del término paciente, indica con bastante nitidez que el sujeto no se dirige al analista para «hacerse analizar». Es él quien tiene a su cargo la tarea de hablar, de asociar, de seguir la regla fundamental. [(elortiba.org/dicpsi) Nota del Editor] Sentimiento de sí (de valía personal). Autoestima. (N. E.)
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como cuerpo extraño que quedará aislado del curso asociativo con el resto del Yo, y al no poder entrar en la cadena de la significación simbólica, no accede a ser reprimido, sino que permanece escindido.
estado anterior. La totalidad que se ha quebrantado es la unidad mítica de completud, y el intento de su recuperación reaparece por la necesidad de la naturaleza humana de poseer una unidad corporal e histórica totalizadora.
En el resentimiento se repiten los sentimientos y las representaciones como automatismos de repetición, sin configurar el recordar acompañado de un revivenciar afectivo, integrado en una estructura diferente con una nueva perspectiva temporal.
Pero, este propósito se halla inexorablemente resentido por la presencia de dos realidades que imposibilitan conservar este estado. Por un lado, las injurias provenientes de las conflictivas edípica, fraterna y narcisista (Kancyper, 2004). Por el otro, las injurias que los hechos traumáticos provenientes de la realidad externa se inscriben, como capítulos congelados que atacan el flujo temporal de la sucesión histórica.
El sujeto resentido queda capturado en la atemporalidad, no pudiendo, a su pesar, perdonar. Permanece retenido, detenido y entretenido en derredor de una temática torturante: ‘lavar el honor ofendido’, ‘saldar cuentas sin dar descanso’ por los agravios padecidos, pero a costa de un precio muy elevado: la hibernación de los afectos.
Resentimiento y Narcisismo El resentimiento surge por la amenaza que significa la pérdida de la completud o de la perfección narcisista, que en su comienzo lo incluye todo. En 1914 (c) Freud, en Introducción al Narcisismo, afirma, que “el desarrollo del yo consiste en un distanciamiento del Narcisismo primario y engendra una intensa aspiración a recobrarlo.” (p. 96) La venganza aparece en el segundo tiempo, sucediendo al resentimiento, como la añoranza ‘en busca del tiempo perdido’, aquí representado a través de la ‘búsqueda del doble perdido’, recreado en uno o en varios depositarios. En efecto, el resentimiento surge como consecuencia de la imposibilidad, por parte del sujeto, de asumir el desmoronamiento de una unidad espacial y temporal imaginaria, sin fracturas. El movimiento que lo anima es regresivo: retorno a un anhelado e imposible
El deseo que nutre el resentimiento cabalga sobre el mecanismo de la desmentida: recuperar una realidad imposible, la fusión de los espacios fuera del tiempo, constituyentes del mito de la totalidad eterna. Para lograr la atemporalidad y la anespacialidad, tiende a implantar un tiempo circular y a borrar los límites de los cuerpos-espacios, a través del Otro u Otros. Para ello, el sujeto resentido, después de inmovilizarse e inmovilizar al Otro, intenta incorporarlos como su seudopodio, cuya movilidad, desde ese momento, es regida según la dirección de los caprichos de su única decisión, vaciando al mismo tiempo al Otro y a sí mismo de toda autonomía y diferencia. Más cuando el mantenimiento de tal colonización flaquea por la aparición de signos de discriminación, tanto por parte del seudopodio como de sí mismo; el sujeto reacciona nuevamente ante esa diferencia como ante una herida narcisista, pues la mítica unidad vuelve a quebrarse, a resentirse, y aparece el resentimiento. Resentirse una cosa – aclara el Diccionario de sinónimos castellanos de Barcia – es presentar señales de quebrantamiento, de separación, de no estar firmes las partes que componen
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su todo. Este inalcanzable, aunque siempre renaciente, deseo de completa reunificación corporal se extiende, incluso, hacia el deseo de conquistar la unificación histórica total, sin fracturas. Este deseo no es materializable, pues las secuelas de los hechos traumáticos permanecen como amnesias postraumáticas, que jamás podrán recuperarse en su totalidad, en ningún análisis. Esta es la razón por la cual el analizante repite compulsivamente, pues desea organizar una causalidad coherente, con la finalidad de engarzar los eslabones faltantes en su concatenación histórica, mediante la búsqueda de las piezas perdidas, para armar su puzzle mental. La índole de esta necesidad es estructurante, pues el sujeto sólo surge como diferenciado, cuando su historia accede a configurarse.
Resentimiento y Pulsión de muerte. Diferencias entre Resentimiento y Envidia El resentimiento y la envidia son manifestaciones diferentes de la Pulsión de muerte. No son cara y cruz de la misma moneda, ni tampoco se trasponen: el resentimiento no se traspone en envidia, ni a la inversa, pues son distintas categorías. El impulso envidioso tiende a destruir el objeto bueno en su capacidad creadora y de goce (Klein, 1960). El sujeto envidioso no persigue otro fin que atacar lo que el objeto tiene de valioso, incluida su capacidad de dar. El sujeto resentido, en cambio, atribuye una mala voluntad a ese objeto que no está dispuesto a compartir lo bueno y que es, como consecuencia, egoístamente malo, guardándose lo bueno para sí y disfrutándolo constantemente. Para el sujeto resentido, el Otro no es un objeto bueno sino malo, porque conserva para sí lo valioso: una retentiva capacidad
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de dar, de la cual él ha sido “injustamente” privado, pero que “legalmente” podría serle devuelta, después de un castigo, de represalias. Es durante esta espera de represalia cuando el sujeto resentido acreedor anula el paso del tiempo: la dilación desafía al objeto deudor. El resentimiento y la envidia presentan fantasías y mecanismos de identificación proyectiva diferentes. La envidia es la expresión directa de la pulsión de muerte. Se despliega bajo las formas más destructivas de la identificación proyectiva, que se traduce por “la fantasía de la introducción de su propia persona (his self), en su totalidad o en parte, en el interior del objeto” (Klein, 1960, p.114) bueno para, en su forma extrema, destruirlo sin objeciones, porque reina la ceguera de la omnipotencia y arrogancia de Tánatos. El resentimiento, en cambio, utiliza una forma menos destructiva de la identificación proyectiva, la que también se traduce por la introducción de su propia persona, pero en el interior del objeto malo. Para castigarlo, dominarlo y controlarlo con extrema dependencia. Y para evitar justamente, en oposición y al contrario de la envidia, su desaparición. Esta penetración dominante y el control omnipotente en el objeto malo estaría en función de vigilar su presencia porque garantiza, por un lado, la esperanza del reencuentro con aquel objeto primario frustrador y, por otro lado, la ganancia de una satisfacción sádica sobre él, por sus agravios inmerecidamente padecidos. Su destrucción, en cambio, conduciría a una doble amenaza: 1. Asumir la propia incompletud, si el objeto ilusional de completud desaparece. 2. Transformarse él mismo, entonces, en el depositario de sus propias pulsiones agresivas, lo cual acarrea el peligro de su propia desestructuración. Para lo cual el sujeto resentido necesita de
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una construcción paranoide, de un sistema interpretativo delirante, incluso de la realidad, para legitimar, ante sí mismo y ante los demás, un lugar de victimización, que le concede poderes y derechos soberanos y lo exime de responsabilidades y de culpa. El impulso resentido, a diferencia del impulso envidioso, dijimos más arriba, no persigue destruir al objeto sino castigarlo y retenerlo. Para lograrlo, la relación objetal que lo sustenta presenta una configuración, que se singulariza por: a) inmovilización del objeto; b) maltrato y preservación del objeto, evitando su desaparición, mediante la instrumentación de los mecanismos de defensa inconscientes de la desmentida y la idealización. Tanto la idealización como la desmentida y la agresividad, al servicio de Tánatos, refuerzan la continuidad de una relación indiscriminada en el vínculo objetal, interfiriendo, por ende, en el trabajo de duelo que conduciría a la resignación del objeto y al pasaje hacia otros objetos. En este pasaje irrumpirá la inercia, la viscosidad de la libido, momento puntual para que el deseo pueda preservarse y para que el sujeto, como señala Piera Aulagnier: […] pueda interiorizar el movimiento, percibir el flujo, el movimiento de los objetos que, uno a uno, han sido los soportes del deseo. Para que un deseo pueda preservarse es necesario el cambio de objeto. Pero, cuando este cambio de objeto no se produce, se interdicta su sensación subjetiva de la temporalidad y de la espacialidad. (1982) Por lo tanto, el conocimiento y el reconocimiento de la temporalidad y de la espacialidad subjetiva están condicionados a los movimientos de cambio, referidos a los objetos del deseo, lo cual indica la posibilidad de no estar ligado a una sola situación rígida.
Pero, para que se produzca ese cambio, ese duelo por el objeto, son necesarias, según Freud en Duelo y melancolía (1915 [1917]), dos condiciones: la desvalorización del objeto, por carente de valor, y el desahogo de la furia. Así como el duelo mueve al yo a renunciar al objeto declarándolo muerto y ofreciéndole como premio el permanecer con vida, de igual modo cada batalla parcial de ambivalencia afloja la fijación (la viscosidad) de la libido al objeto desvalorizando a este, rebajándolo, por así decir, también victimándolo. De esta manera se da la posibilidad de que el pleito se termine dentro del inconsciente, sea después de que la furia se desahogó, sea después de que se resignó el objeto por carente de valor. (p.254). En cambio, el sujeto resentido no puede resignar el objeto por carente de valor. Al contrario, sobrevalora al objeto a través de la desmentida y de la idealización, atribuyéndole cualidades de perfección y posibilidades de realización de las que en realidad aquél carece. Anuda su libido al objeto, en lugar de desatarla. Además, su agresividad no ha desahogado suficientemente su furia, porque todavía retiene un saldo de humillación sin saldar. La idealización, la desmentida y la agresividad intervienen para garantizar la continuidad de un vínculo indiscriminado con un objeto que, a pesar del tiempo, no pierde su sobrevaloración. Es un objeto muerto-vivo en posibilidades múltiples y vigentes. La idealización es un proceso que envuelve al objeto, sin variar su naturaleza; este es engrandecido y realzado psíquicamente. En Introducción al Narcisismo (1914c), Freud dice, al respecto: La [idealización] sobrestimación, marca inequívoca que apreciamos como
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estigma narcisista, ya en el caso de la elección de objeto, gobierna este vínculo afectivo. Así, prevalece una compulsión a atribuir al niño toda clase de perfecciones (para lo cual un observador desapasionado no descubriría motivo alguno) y a encubrir y olvidar todos sus defectos (lo cual mantiene estrecha relación con la desmentida de la sexualidad infantil). (p. 87) La idealización y la desmentida en el sujeto resentido caen, tanto dentro del campo de la libido yóica cuanto del de la libido de objeto. En el ámbito de la libido yóica, el sujeto resentido presenta un aumento de su sentimiento de sí (Selbstgefühl) a partir de una herida narcisista que no cicatriza. Esto es causa de un orgullo tanático que nutre la vulnerabilidad arrogante, lo que legaliza, ante sí mismo y ante los otros, sus justificados y omnipotentes derechos. En el campo de la libido de objeto, el objeto del resentido es un objeto idealizado, heredero del Narcisismo infantil, y por ende poseedor de todas las posesiones valiosas en un presente atemporal. Para ello sus castraciones deben ser desmentidas: las incompletudes, las impotencias, las imperfecciones. Es un objeto sobrevalorado por el sujeto, pero que avaramente retiene sus bondades y posibilidades, aun para sí: “Tiene, pero a propósito no me quiere dar”. Nuevamente, Freud (1914c) señala, que: Aquí, como siempre ocurre en el ámbito de la libido, el hombre se ha mostrado incapaz de renunciar a la satisfacción de que gozó una vez. No quiere privarse de la perfección narcisista de su infancia, y si no pudo mantenerla por estorbárselo las admoniciones que recibió en la época de su desarrollo y por el despertar de su juicio propio, procura recobrarla en la nueva forma del ideal del yo.
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Lo que él proyecta frente a sí como su ideal es el sustituto del Narcisismo perdido de su infancia, en la que él fue su propio ideal. (p. 91) De este modo, la libido vuelve a anudarse por la idealización y la desmentida que recaen sobre el yo y sobre le objeto. Entonces, la viscosidad es atizada nuevamente por el resentimiento, que clama por la reivindicación desde el accionar de la Pulsión de muerte y a partir de las injurias narcisista, edípica y fraterna. Para ello, el sujeto resentido adhiere viscosamente su libido al objeto deudor con el fin de realizar un triunfo de desquites sobre él, mediante el despliegue de fantasías asintóticas autolegalizadas de venganza y/o efectivizando el pasaje del resentimiento al acto vengativo. Este renaciente, aunque inalcanzable, deseo narcisista de completud en la satisfacción de represalias en el Yo y en el objeto se halla, inexorablemente, expuesto a la frustración que proviene de la desilusión que le depara no poder alcanzar una exacta coincidencia especular de revanchas por los agravios padecidos. Resurge automáticamente el resentimiento con una agresividad vengativa tendiente a restablecer el estado ilusorio de perfección anterior. Esta agresividad suscita sentimientos conscientes e inconscientes de culpabilidad y de vergüenza con necesidad de castigo, que se manifiestan clínicamente en las provocaciones sadomasoquistas, que encierran al sujeto resentido en un ligamen viscoso con el objeto, dentro de un laberinto narcisista. La intelección de este circuito que se establece entre el Narcisismo, la Pulsión de muerte y el resentimiento permite instrumentar un abordaje más optimista que aquél sostenido por Freud, en 1917, en su conferencia vigésimo octava: En las Neurosis narcisistas, la resistencia es insuperable. A lo sumo, podemos
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arrojar una mirada curiosa por encima de ese muro para atisbar lo que ocurre del otro lado. Por tanto, nuestros presentes métodos técnicos tienen que ser sustituidos por otros; todavía no sabemos si lograremos tal sustituto. (p.413).
Freud expresa, que el yo no es “el amo de su propia casa, por la condición de inconsciente en la vida anímica”, y, podemos agregar, que tampoco lo es, porque en la dimensión temporal del presente operan las pulsiones de muerte, sustraídas a su dominio de manera continua y muda.
Sin embargo, una diferente toma de posición en el punto de partida permite echar una mirada distinta, no para ‘atisbar por encima’ del muro (tomándolo como un bloque en una totalidad inabarcable, que se erige, por lo tanto, como obstáculo inmovilizador), sino para instrumentar otra mirada, que apunta técnicamente a desmantelar, pieza por pieza, los elementos constitutivos de su estructura interna. Es la interpretación detallada de la singular relación del objeto en el sujeto resentido, en la que intervienen los procesos de la idealización, de la desmentida y de la agresividad al servicio de Tánatos, uno de los caminos para poner en evidencia varios componentes de este sistema reticular repetitivo que, en resumidas cuentas, está al servicio de fortificar y mantener el muro narcisista.
La inclusión de esta nueva herida narcisista depone la posición de la víctima pasiva omnisapiente. Esta se nutre de los maltratos provenientes de la realidad material y del pasado únicamente, y se constituye en un mismo movimiento como agente activo, responsable en gran medida del ‘destino’ del propio presente y futuro. Este agente está condicionado en su reestructuración temporal permanente, por las limitaciones que imponen a su realidad psíquica las marcas del propio pasado, y los efectos que surgen en el presente, de la intrincación de sus pulsiones de vida y de muerte.
Podemos además colegir, a partir de una lectura desde la teoría de la pulsión de muerte, que el sujeto resentido contabiliza únicamente las frustraciones por los maltratos padecidos en las situaciones traumáticas del mundo externo, tanto las presentes como las pretéritas, resignificadas y reactivadas. Pero, soslaya incluir los efectos provenientes del renovado accionar desde sus propios impulsos destructivos, los cuales, a través de la envidia y del resentimiento, atacan a sus propios objetos. La compulsión repetitiva y agresiva del resentimiento nos permite develar una nueva afrenta psicológica. ¿Representará, quizás, una cuarta afrenta al Narcisismo de la humanidad?
El sujeto resentido, al reforzar lo externo, refuerza las proyecciones y las identificaciones proyectivas, y alimenta, de este modo, su status de arrogante, castigador y vengativo. De allí que se exprese clínicamente, por medio del automartirio melancólico, del reproche obsesivo, de la manía paranoide querellante y de la venganza histérica. En Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo psicoanalítico [19165d]), en el apartado Las excepciones, Freud describe la construcción paranoide que lleva a la niña a experimentar resentimientos contra su madre por causa del daño producido por la envidia del pene. En este texto diferencia, a la vez que articula, la envidia y el resentimiento, a pesar de que no lo especifica con este término. Lo denomina erbitterung6, traducido como acritud, animosidad, encono:
Standard Edition- López Ballesteros. [http://www.psicomundo.org/freud/] (N. E.) De erbittern, enfurecer, irritar. (N. E.)
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No queremos abandonar las excepciones sin apuntar que la pretensión de las mujeres a ciertas prerrogativas y dispensas de tantas coerciones de la vida descansa en el mismo fundamento. Como lo averiguamos por el trabajo psicoanalítico, las mujeres se consideran dañadas en la infancia, cercenadas de un pedazo, humilladas sin su culpa, y el encono de tantas hijas con su madre tiene raíz última en el reproche de haberlas traído al mundo como mujeres y no como varones. (p.32) Además, en el mismo artículo, describe la particular elaboración rencorosa de algunos sujetos y de algunos pueblos enteros que padecieron un pasado de graves sufrimientos, y que llegaron a presentarse como seres y pueblos excepcionales pues: “[…] dicen que han sufrido y se han privado bastante, que tienen derecho a que se los excuse de ulteriores requerimientos y que no se someten más a ninguna necesidad desagradable, pues ellos son excepciones y piensan seguir siéndolo.” (Ibídem) En estos casos, el resentimiento opera como rasgo caracterológico, tanto en lo individual como en lo grupal, asumiendo la función de un motor tanático y, a la vez, estructurante. H. Rosenfeld (1971) estudió el aspecto defensivo del resentimiento, ante los impulsos envidiosos inconscientes, durante el proceso analítico. Cuando en el análisis de deshacen las construcciones microdelirantes que sustentan el resentimiento surge, luego y como resultado, el reconocimiento de la discriminación intersubjetiva, con la consiguiente asunción de la propia incompletud y de la alteridad. Sólo entonces, aparece la envidia consciente, porque el sujeto percibe que el objeto exterior es el que contiene las cualidades valiosas que él había atribuido a sus propios poderes creadores. La aparición de la envidia consciente es correlativa a una reestructuración en el sujeto
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y en el objeto. Aparece como sentimiento por un lado, y por el otro, como una posibilidad de progreso.
Resentimiento y escisión del Yo El sujeto resentido permanece esperando algo de un oferente imposible. No reconoce la castración de la realidad, ni en el Otro, ni en el sí mismo propio, porque admitirla sería una prueba inexorable de su propia vulnerabilidad, ante la imposibilidad de cambiar la estructura de aquel Otro o de llegar a ser cambiado él mismo, a través de los poderes por él investidos sobre ese Otro. Para ello, el sujeto, comandado por el afecto del rencor, desmiente la percepción sensorial genuina que le ha mostrado la existencia de la falta y se atiene a la convicción contraria construyendo un argumento en el que asevera, desde la omnipotencia de sus pensamientos, que “el Otro sí tiene, pero que a mí injustamente no me lo quiere brindar. Por lo tanto, soy una inocente víctima, ya que, alevosamente, el Otro tiene mala voluntad, disfruta de modo vil y no me ofrece lo que legalmente me correspondería recibir”. Esta creencia resulta suficiente como para legitimar, ante sí mismo y ante los demás, su ciega venganza repetitiva. Considero, que la vana esperanza vindicativa se halla sostenida por la sobreinvestidura del sujeto y del objeto, la agresión al servicio de los propósitos de Tánatos y el mecanismo defensivo de la desmentida de una realidad que, al tornarse intolerable para el sentimiento de sí del sujeto, da por resultado una escisión en su yo. La realidad, desmentida por el sujeto resentido, no deja de ejercer sus influjos, porque no alcanza a ser totalmente escotomizada: sus afrentas y heridas en las dinámicas edípica, narcisista y fraterna (Kancyper 2004) continúan
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reinfectándose con la memorias incandescentes del rencor y del pavor, generando a la vez otra producción de deseo a semejanza de lo que acontece en el fetichismo: “La creación del fetiche ha obedecido al propósito de destruir la prueba de la posibilidad de la castración, de suerte que uno pudiera escapar a la angustia de castración.” (Freud, 19387, p. 204) Considero, que hay en juego, además, otras angustias más primitivas, prefálicas, como la angustia de desvalimiento y de muerte. El sujeto resentido suele permanecer instalado en un pertinaz rencor, porque por un lado, este afecto le depara una satisfacción narcisista al promover una elación del sentimiento de sí y una cohesión yóica, y por el otro, posee finalidades defensivas, porque atempera los efectos desestructurantes provenientes de otros afectos ominosos que amenazan al sujeto con la pérdida de su organización psíquica. Por lo tanto, en el comportamiento del sujeto resentido coexisten, dentro de su yo, dos actitudes psíquicas respecto a la realidad exterior, en cuanto esta contraría una exigencia pulsional. En Neurosis y Psicosis (1924b [1923]8), Freud menciona la posibilidad de que el yo llegue a resentirse y pierda la síntesis de sus procesos, para evitar la ruptura con el ello o con la realidad “deformándose a sí mismo, aceptando, en menoscabo de su unidad, eventualmente incluso resquebrajándose o despedazándose.” En efecto, en el sujeto resentido la escisión es un mecanismo de defensa y un estado del yo, mientras que la desmentida suele tener un carácter parcial, a partir del cual se establecen al mismo tiempo dentro de su yo dos actitudes psíquicas opuestas, que basculan entre el reconocimiento y la desmentida de la realidad de la castración.
Con frecuencia encontramos, que la esperanza asintótica en la memoria del resentimiento y remordimiento puede llegar a ser interminable, cuando opera como una defensa, ante la imposibilidad de admitir la pérdida de lo irrecuperable. En esos casos, la esperanza interminable y patológica del rencor “suele representar el único y último vínculo posible con los objetos primarios, y su renuncia significaría el derrumbe definitivo de la ilusión y la aceptación de que, real y efectivamente, se han perdido dichos objetos para siempre” (Argentieri y Mehler, 1990, p.175). Esto se vincula con la aparición del resentimiento en la situación analítica. Observamos que en el analizante se legitima una regresiva voluntad de dominio, que aspira a imponer un poder retaliativo sobre el analista y sobre el mundo. Aparece, entonces, la desmesura de sus pretensiones, que no lo hacen retroceder frente a ninguna atrocidad, porque el analizante resentido se considera inocente y sediento de una justicia reivindicatoria. En estos casos el analista suele representar, entonces, en la transferencia, a un pretérito ofensor y el analizante puede llegar a preferir desquitarse en él, mediante un triunfo sadomasoquista, aun a costa de su propia salud. Prefiere vengarse antes que curarse. En efecto, la afrenta narcisista origina un movimiento regresivo y repetitivo de reivindicación que funda un estado soberano y consumado de excepcionalidad. Según Agambén (1995) el soberano es quien está en condiciones de proclamar el estado de excepción, suspender el orden jurídico, colocándose él mismo fuera de ese orden y, sin embargo, conservándose, de algún modo dentro de él. Su Majestad el Resentido, afirma, con decisión soberana, no tener necesidad de derecho para crear derecho, y cimenta a partir de sí mismo una nueva
(1940e [1938]) Standard Edition- López Ballesteros. [http://www.psicomundo.org/freud/] (N. E.) Ibíd.
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legalidad. El estado afectivo del resentimiento es irracional, impulsivo e implacable. Sus tenebrosos poderes repetitivos reaniman lo que hay de violencia en el hombre. Avanza rápida e inexorablemente hacia sus fines destructivos. El difícil problema técnico que se nos presenta en nuestra praxis es cómo combatirlo en la situación analítica porque el resentimiento y su implacable necesidad de venganza son manifestaciones regresivas y repetitivas del Narcisismo tanático, comandado por la arrogancia ciega del Yo ideal combativo y “analicida” que ataca al encuadre.
Pedir peras al olmo o la esperanza vana del resentimiento ¡Oh alma mía! No aspires a la vida ideal. Agota, en cambio, el campo de lo posible.
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des omnipotentes que nutren su megalomanía narcisista y pigmaliónica (Kancyper, 1991) con certezas y creencias, alimentando, de este modo, a su Yo ideal con la ceguera del fanatismo. De este modo, se produce una doble desmentida y escisión, tanto en el sujeto como así también en el objeto. Entre ellos se entretejen los principios de placer y de realidad con incompatibilidades que no llegan a ser armonizadas entre sí, originándose, como consecuencia, una urdimbre psíquica de afrentas, resentimientos y envidias cuyos influjos tanáticos suelen ser altamente peligrosos y expansivos, llegando al extremo de generar efectos indetenibles y atemporales de destructividad tanto en el individuo como así también en la psicología de los pueblos
Usos y abusos de la memoria colectiva del rencor, del dolor y del pavor en la Psicología de las masas
Píndaro
La memoria intenta preservar el pasado
El sujeto resentido se ubica como un acreedor arrogante y vengativo, espera obtener lo inalcanzable y lo que no pudo tener, pero tampoco puede disfrutar de lo posible. Permanece esperando que el olmo le dé peras, algo que, dada la naturaleza de este árbol, nunca ofrecerá. Sin embargo, el sujeto tampoco puede disfrutar de la sombra y de la dura y apreciada madera que el olmo, por ser un árbol muy frondoso y corpulento, posee y puede brindar.
Sólo para que le sea útil al presente
El sujeto resentido suele martirizar al otro y permanecer atascado en la asintótica esperanza del rencor, a través de la puesta en marcha, en su realidad psíquica, de la báscula de la desmentida e idealización en la encrucijada narcisista- objetal. Para ello, el sujeto resentido -al mismo tiempo que desmiente el principio de realidad acerca de la estructura del Otro y lo sobreinviste con atributos de los que ese otro carece-, se autoinviste con imaginarias realida-
Y a los tiempos venideros. Procuremos que la memoria colectiva Sirva para la liberación De los hombres y no para su sometimiento. Jacques Le Goff En nuestra época, los occidentales parecen obsesionados por el culto a la memoria. Sin embargo, Todorov en Los abusos de la memoria (2000) afirma, que aunque hay que procurar que el recuerdo se mantenga vivo, la sacralización de la memoria es algo discutible. En su texto, que fue presentado en Bruselas, en el congreso sobre Historia y Memoria de los crímenes y genocidios nazis, en 1992, finaliza su ponencia con estas palabras: Aquellos que, por una u otra razón, conocen el horror del pasado, tienen el
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deber de alzar su voz contra otro horror, muy presente, que se desarrolla a unos cientos de kilómetros, incluso a una pocas decenas de metros de sus hogares. Lejos de seguir siendo prisioneros del pasado, lo habremos puesto al servicio del presente, como la memoria – y el olvido – se han de poner al servicio de la justicia. (p. 59) Acuerdo con Todorov y considero, además, que las diferencias cualitativas de las memorias colectivas, cuando se hallan comandadas por las diferentes mociones anímicas del rencor, del dolor o del pavor, generan usos y abusos de un culto de la memoria colectiva con fines diversos. Estas tres categorías diferentes de la memoria ponen de relieve el uso que de ella hacen ciertos pueblos y religiones, para sacar provecho de los recuerdos, con la finalidad de poder seguir actuando en el presente con reclamos y litigios atizados por la memoria del rencor y/o del pavor, posicionándose, entonces y a través de los siglos, en el estatuto exclusivo de víctima privilegiada. Y desde ese lugar de excepción, ciertos pueblos y religiones devienen finalmente en acreedores rapaces, lo que les abre, en el presente, una línea de crédito inagotable, con derechos legitimados para punir al diferente e identificarlo en el lugar de un victimario responsable de su infortunio presente. Hay casos en que se llega, incluso, al extremo de hacer un uso defensivo de las heridas no cicatrizadas del horror del ayer, para frotarlas y reinfectarlas, con un delirio conmemorativo y fundamentalista puesto al servicio de encubrir sus actuales, y actuantes, fines destructivos. Paul Ricoeur (2000) señala, que ciertos pueblos tienen la tendencia a “encerrarse en su desdicha singular” y “fijarse en el humor de la victimización”, al punto de mostrarse “ciega
a los sufrimientos de los otros”. En efecto, los pueblos y religiones que permanecen prisioneros del pasado, de un modo compulsivo, no logran tramitar el pasaje de las memorias colectivas del rencor y del pavor a la memoria colectiva del dolor. En las memorias colectivas del rencor y del pavor, los recuerdos se tornan insuperables, y desembocan, a fin de cuentas, en el sometimiento del presente y del futuro al pasado. Por el contrario, para decirlo en las palabras de Todorov, cuando la memoria se halla comandada por el dolor “se posibilita utilizar el pasado con vistas al presente, aprovechar las lecciones de las injusticias sufridas para luchar contra las que se producen hoy día, y separase del yo para ir hacia el otro.” (p. 32)
El resentimiento en la literatura Bertolt Brecht señala, que el arte no es un espejo que refleja la realidad, sino un martillo para darle forma. Y el Psicoanálisis, como ciencia y como arte es, a la vez, espejo y martillo que refleja y aporta nuevas formas y visiones a las realidades psíquica y externa, tendiendo diversos puentes entre ambas. Ha sabido nutrirse de los aportes provenientes de la dimensión inconsciente que habita toda la historia de la Literatura. Esta alberga en su seno ciertas obras, que poseen la condición del arte: no envejecer. También ha abierto nuevas vías a la cultura al elucidar algunas de las fuentes de su malestar. Resulta asombroso comprobar cómo el Psicoanálisis y la Literatura enfrentan en común la ciclópea tarea de escrutar los abismos del alma humana. Comparten el material y difieren en la metodología. Considero, que el Psicoanálisis requiere aguzar la capacidad de escucha de la literatura, no por lo que ya sabemos, sino por todo lo nuevo que tiene para aportarnos.
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Convendría invertir las relaciones habituales entre Psicoanálisis y Literatura. En lugar de servir de campo de aplicación para conocimientos analíticos previamente adquiridos, la obra literaria, en lo sucesivo, interrogará al Psicoanálisis hasta dotarlo de nuevos instrumentos de escucha y de comprensión. En efecto, leer un texto es poner en marcha su acontecer. Es entrar en su verdad. Es dejar que la obra, el texto, sea lo que es, una obra que, al operar en el interior de lector, señale sus indetenibles efectos. Las manifestaciones del resentimiento terminable e interminable en la Literatura, en la clínica y en la mitología nos posibilitan colegir cómo el poder del inconsciente genera sus propios escándalos tanto en el sujeto como en la Psicología de las masas. Hay libros que se hacen escuchar a lo largo de la Historia. El último encuentro, de Sándor Márai (1900-1989), escrito durante la Segunda Guerra Mundial, en el año 1942, es uno de ellos. Sobre todo, porque está compuesto de pasiones que se propagan, enfrentan y conjugan sus efectos en una trama cuya tensión aumenta, línea tras línea, hasta que se hace casi insoportable, pero la prosa continúa, implacable, precisa, fiel reflejo del empeño de los protagonistas por hurgar hasta en lo más recóndito de sus almas, allí donde se encuentran destellos epifánicos de esas verdades cuyo descubrimiento provoca, al mismo tiempo, un insoslayable dolor y un incontenible impulso vital. En El último encuentro, se pone de manifiesto la confluencia y contienda entre diversas pasiones en pugna, dentro de las cuales destacaré sólo tres: a) La pasión del resentimiento y del remordimiento que claman venganza. b) La pasión promovida por la irrefrenable búsqueda de la verdad.
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c) La pasión de la compasión, que siembra solidaridad y empatía (Bolognini, 2004), engendrada en la amistad gemelar. Las dos últimas pasiones aúnan sus fuerzas, prevalecen y obtienen finalmente un triunfo sobre la acerada memoria del rencor, que se mantuvo incólume durante 41 años y 43 días. Dos hombres mayores de setenta y cinco años, que de jóvenes habían sido amigos inseparables, se citan a cenar. Uno, Konrad, ha pasado mucho tiempo en Extremo Oriente, el otro, Henrik, el general, ha permanecido en su propiedad. Pero, ambos, han vivido a la espera de este momento, pues entre ellos se interponen las memorias del pavor, del rencor y del dolor con una fuerza singular. Todo converge en un duelo sin armas, es un duelo de palabras sinceras y profundas, cargadas de la emotividad transparente de la vejez, cuando ya todo puede decirse, aunque, tal vez con mucha más crueldad. Su punto común es el recuerdo imborrable de una mujer, Krizstina, un personaje misterioso del que apenas se ofrece información, pero que finalmente, se descubre como la esposa del general. Con gran morosidad se adivina una infidelidad y traición en la amistad. La venganza se perfila como una especie de proceso judicial, en el que Konrad aparece como el acusado en los pliegues de la memoria incandescente del rencor del general Henrik.
La memoria del rencor En un estilo límpido y dolorosamente lúcido, Márai describe la memoria del rencor en estos párrafos: [a] Uno se pasa toda la vida preparándose para algo. Primero se enfada. A continuación quiere venganza. Después espera. Él lleva mucho tiempo esperando. Ya no se acordaba ni siquiera
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el momento en que se enfadó y el deseo de venganza había dado paso a la espera (p. 19). [b] Y yo te he estado esperando, porque no he podido hacer otra cosa. Los dos sabíamos que nos volveríamos a ver, y que con ello se acabaría todo. Se acabaría nuestra vida y todo lo que hasta ahora ha llenado nuestra vida y todo lo que hasta ahora ha llenado nuestra vida de contenido y tensión. Porque los secretos, como el que se interpone entre nosotros, tienen una fuerza peculiar. Queman los tejidos de la vida, como unos rayos maléficos, pero también confieren una tensión, cierto calor a la vida, Te obligan a seguir viviendo. (p.93) En efecto, Márai retrata, como pocos, el poder ejercido por la memoria del rencor, y saca a la luz cómo ciertos sujetos permanecen empecinados en resentimientos y remordimientos interminables, que dan contenido y tensión para sobrellevar el transcurso de una vida. Pero, es una habitada por duelos patológicos, que detienen la temporalidad subjetiva y retienen a los sujetos en el reclamo, el litigio, la queja, y la reivindicación, que exudan a la vez nuevos rencores. El sujeto y los pueblos que no logran elaborar y superar la memoria del rencor no pueden mirar para adelante, quedan con los ojos mirando hacia atrás, "con los ojos en la nuca"9. Sucumben a su poder pasional, que el tiempo sólo consigue por momentos atemperar, pero en otros, suele volver a inflamarse, generando indetenibles devastaciones. Sin embargo, en esta obra la tanática, moción de la venganza atizada por el rencor, resulta ser finalmente derrocada por el poder vencedor del "Eros eterno, para afianzarse en la lucha contra su enemigo igualmente inmortal." (Freud, 193010, p. 140)
En efecto, el poder de la amistad como pasión domina y obtiene su triunfo, en El último encuentro, sobre la crueldad vengativa de la memoria del rencor. Esta cede su paso para dar lugar al surgimiento de la nostalgia y de la compasión, que comandan a otra memoria: la del dolor. La memoria del dolor se origina y sostiene a partir de la admisión y resignación de lo acontecido. No se basa ciertamente en la subestimación del pasado, ni en la amnesia sobre lo sucedido, ni en la imposición de una absolución superficial, sino en su aceptación con pena, con odio y con dolor, como inmodificable y resignable, para efectuar el pasaje hacia otros objetos, lo cual posibilita procesar un trabajo de elaboración de un duelo normal. La memoria del dolor, a diferencia de las memorias del rencor y del pavor, apunta a una nueva relación con el pasado irreversible, para posibilitar un nuevo comienzo.
Resentimiento terminable e interminable El resentimiento como manifestación afectiva de la pulsión de muerte, se diferencia de la envidia y también del odio, y se relaciona además con otros afectos provenientes de la pulsión de vida (Kancyper 2006). El par antitético Amor-Resentimiento es un continuo consonante con otro par, el de Eros-Tánatos. Ambos son indisolubles, porque se modulan entre sí, y además, se hallan durante toda la existencia intrincadamente activos y en proporciones diversas. Considero necesario diferenciar diferentes modalidades dentro del resentimiento: del resentimiento fundador al resentimiento patológico. Ambos coexisten. El resentimiento fundador es constitutivo de la subjetividad; surge
Expresión de un analizante. (N. A.) (1930a [1929]) Standard Edition- López Ballesteros. [http://www.psicomundo.org/freud/] (N. E.)
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ante la inevitable frustración de la idealidad y mantiene sus nexos íntimos con la dinámica paradojal del Narcisismo. Este resentimiento fundador surge a partir de la Versagung11, la frustración de una expectativa que no se ha cumplido: el encuentro del sujeto con un objeto ideal que asegura un encastre perfecto para la satisfacción de un semejante. Melman (2004) señala, desde una visión lacaniana, la presencia inevitable de un resentimiento fundador: […] el sujeto (je) emerge allí donde x ha sufrido. Ya no tiene que ver con la habitación de los padres, sino con el traumatismo, que puede deducirse siempre de allí: porque, para un niño de dos, la promesa no se ha cumplido. No hay, pues, nada que esperar del resentimiento, excepto la comodidad de una posición subjetiva, asegurada en su derecho a reparaciones que, de todos modos, no hacen más que alimentarlo. No se puede hacer el duelo de un objeto que no se pudo perder, puesto que el mismo nunca estuvo allí; de ahí, un erotismo de la muerte que es, en este caso, el arquetipo de una pérdida real posible. Digamos que el resentimiento se sostiene en una histeria del duelo, según la fórmula: lo he perdido porque hubiera podido estar allí. Ya no podemos interpretar la subjetividad sin hacer referencia al trauma de que ella es, o habría podido ser, víctima. El sujeto ya no es el del deseo, sino el del latigazo que lo unificó. (p.684) Se genera, así, una ética del resentimiento que, montada sobre el resentimiento fundador, puede llegar a devenir patológico. El sujeto rencoroso asume, entonces, una posición subjetiva característica: la de la empecinada Negación. (N. E.)
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víctima soberana, sostenedora de una cosmovisión castrense: matar o morir, verdugo o víctima, amigo o enemigo. En la clínica esta posición suele manifestarse a través de la eclosión recurrente del re-proche, re-clamo y re-presalia incoercibles. Cuando se instala el resentimiento patológico, en el sujeto y en la psicología de los pueblos, se legitima una regresiva voluntad de dominio omnipotente, que aspira a imponer un poder retaliativo sobre ese otro y también sobre el mundo, porque considera que se han guardado supuestamente para sí el objeto prometido y deseado, capaz de responder y de satisfacer las necesidades del sujeto. Aparece, entonces, la desmesura de sus pretensiones, que no lo hacen retroceder frente a ninguna atrocidad, porque el sujeto y los pueblos resentidos se consideran inocentes y sedientos de Justicia reivindicatoria. En estos casos, el otro y los otros suelen representar a un pretérito ofensor, y el resentido puede llegar a preferir desquitarse en él, mediante un triunfo sadomasoquista, aun a costa de su propia salud. Prefiere vengarse a curarse. En efecto, la afrenta narcisista origina un movimiento regresivo y repetitivo de reivindicación que funda un estado soberano y consumado de excepcionalidad. Según Agamben, El Soberano es quien está en condiciones de proclamar el estado de excepción y de suspender el orden jurídico, colocándose él mismo fuera de ese orden y, sin embargo, conservándose, de algún modo, dentro de él. Su Majestad, el resentido, afirma con decisión soberana no tener necesidad de derecho para crear derecho, y cimenta, a partir de sí mismo, una nueva legalidad. El resentimiento forma un foco alrededor del cual se organiza un refugio psíquico. Steiner (1996) sostiene, que
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[…] los refugios psíquicos son organizaciones patológicas de la personalidad que proporcionan una estabilidad que es resistente al cambio psíquico. Los resentimientos focalizados en experiencias traumáticas en los que el analizante se ha sentido lastimado y agraviado, parecen ser experimentados espacialmente como lugares regresivos de seguridad en los que el sujeto puede buscar refugio de la realidad, y por lo tanto de la angustia y de la culpa. (p.58). El sujeto resentido, por estar atrapado bajo la tiranía de una ley taliónica, resulta ajeno al universo del olvido y del perdón. El tiempo del perdón no es el tiempo repetitivo de la persecución y de la retaliación. Es, en palabras de Kristeva (2004): El tiempo de la suspensión del crimen, el tiempo de su prescripción. Una prescripción que conoce el crimen y no lo olvida pero, sin cegarse ante su horror, apuesta a un nuevo comienzo por una renovación de la persona. El perdón quiebra el encadenamiento de las causas y de los efectos, de los castigos y de los crímenes, suspende el tiempo de los actos. Un espacio extraño se abre en esta intemporalidad que no es del inconsciente - salvaje, deseante y homicida - sino su contrapartida: su sublimación con conocimiento de causa, una armonía amorosa que no ignora sus violencias, pero las acoge en otra parte. Mientras que la concepción freudiana de la culpa es repetición-culpa-castigo, en el sentido que lo estamos pensando, la repetición estaría entonces del lado de la pulsión de vida o de la renovación. El per-don sería encontrar un sentido diferente, un don distinto, sería la fase
luminosa de la oscura atemporalidad inconsciente, la fase en cuyo transcurso esta cambia de ley y adopta la inclinación al amor como principio de renovación del otro y de sí. (p.34) El resentimiento patológico interminable pasa a ser terminable (Kancyper, 2010), cuando el sujeto rencoroso depone finalmente el deseo de triunfar sobre un otro a través de la venganza. En efecto, la permanencia de una acerada esperanza vindicativa, que comanda el resentimiento, paraliza el proceso de un duelo normal y la capacidad de poder efectuar un recambio objetal permanece detenida por una viscosidad de la libido. La relación entre el resentimiento, el duelo y la estasis12 libidinal había sido señalada por Freud al final de El tabú de la virginidad (Contribuciones a la psicología del amor III): Cuando la mujer no ha consumado sus mociones vengativas en el marido, no puede, a pesar de sus vanos esfuerzos desasirse de él. Ahora bien, es interesante que en calidad de analistas encontremos mujeres en quienes las reacciones contrapuestas de servidumbre y hostilidad hayan llegado a expresarse permaneciendo en estrecho enlace recíproco. Hay mujeres que parecen totalmente distanciadas de sus maridos, a pesar de lo cual son vanos sus esfuerzos por desasirse de ellos. Toda vez que intentan dirigir su amor a otro hombre se interpone la imagen del primero, a quien ya no aman. En tales casos, el análisis enseña que esas mujeres dependen como siervas de su primer marido, pero no ya por ternura. No se liberan de él porque no han consumado su venganza en él, y en los
(Del gr. στάσις, detención). 1. f. Med. Estancamiento de sangre o de otro líquido en alguna parte del cuerpo. (RAE) No varía en plural (N. E.)
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caso más acusados la moción vengativa ni siquiera ha llegado a su conciencia (1918a [191713], p.203). Recordemos que, El último encuentro, ha sido escrito en 1942, durante la Segunda guerra mundial. Esta obra devela cómo la memoria de la retaliación condena a los sujetos y a los pueblos a la fatalidad de un proceso disolvente. Podríamos suponer que Márai a través de la demistificación del poder vano de la venganza, intenta escenificar su deseo: que el poder solidario de la compasión y de la amistad puede llegar a vencer al poder devastador de la venganza y de las guerras. El resentimiento patológico suele permanecer interminable cuando el sujeto no cicatriza ciertas heridas narcisistas que se reinfectan indefinidamente a través de los tiempos. Un ejemplo paradigmático de este inelaborable Narcisismo resentido se halla representado por algunos hermanos empecinados en conservar sus enconos inextinguibles, porque no admiten ni perdonan jamás la llegada de un hermano. Este suele ser investido como un intruso usurpador que viene injustamente a perturbar el dominio de su incólume reinado. Porque para “Quien aspira a ser Rey, todo hermano es un estorbo” (Calderón de la Barca). Los efectos devastadores de estas comparaciones fraternas patogénicas atizadas por el estado afectivo de los resentimientos y remordimientos interminables son ilustrados en una imagen ampliada y trágica por A. Camus en su obra teatral: El malentendido (194414). El resentimiento patológico interminable es terminable cuando, a través de un trabajo elaborativo complejo, se produce una reestructuración en la báscula de la López Ballesteros – Standard Edition. (N. E.) N.E.
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idealización-desidealización en la encrucijada narcisista-objetal y cuando, además, lo escindido y proyectado en el resentimiento y remordimiento es reintegrado e introyectado al sujeto. Volviendo a El último encuentro, Henrik, luego de comprender y aceptar su participación responsable en el desenlace del triángulo amoroso, y asumir su dolor por la irreparable y definitiva pérdida de su mujer pregunta a Konrad sin ambages: Nosotros dos hemos sobrevivido a una mujer. Tú al marcharte lejos, y yo al quedarme aquí. La sobrevivimos, con cobardía o con ceguera, con resentimiento o con inteligencia: el hecho es que la sobrevivimos. ¿No crees que tuvimos nuestras razones? … ¿No crees que al fin y al cabo le debemos algo, alguna responsabilidad de ultratumba, a ella, que fue más que nosotros, más humana, porque murió, respondiéndonos así a los dos, mientras que nosotros nos hemos quedado aquí, en la vida?... Y a esto no hay que darle más vueltas. Tales son los hechos. Quien sobrevive al otro es siempre el traidor. Nosotros sentíamos que teníamos que vivir, y a esto tampoco se le puede dar más vueltas, porque ella sí que murió. Murió porque tú te marchaste, murió porque yo me quedé pero no me acerqué a ella, murió porque nosotros dos, los hombres a quienes ella pertenecía, fuimos más viles, más orgullosos y cobardes, más ruidosos y silenciosos de lo que una mujer puede soportar, porque huimos de ella, porque la traicionamos, porque la sobrevivimos. Es la pura verdad. Y tienes que saberlo cuando estés allí, solo, en Londres, cuando se acabe y
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llegue tu última hora. Yo también lo tengo que saber. Aquí, en esta mansión y lo sé ya. (p.183) El resentimiento fundador y patológico interminable es terminable, como sucede precisamente en El último encuentro, cuando el poder de la compasión y de la razón en la amistad prevalece y triunfa sobre el ciego poder arrogante del rencor. Marái concluye este libro con un elogio elocuente al poder vital que tiene la pasión. ¿Crees tú también que el sentido de la vida no es otro que la pasión, que un día colma nuestro corazón, nuestra alma y nuestro cuerpo, y que después arde para siempre, hasta la muerte, pase lo que pase? Y que si hemos vivido esa pasión, ¿quizás no hayamos vivido en vano? Que ¿así de profunda, así de malvada, así de grandiosa, así de inhumana es una pasión?... ¿Y que quizás no se concentre en una persona en concreto, sino en el deseo mismo?... Tal es la pregunta. O puede ser que se concentre en una persona en concreto, la misma siempre y para siempre, en una misma persona misteriosa que puede ser buena o mala, pero que no por ello, ni por sus acciones ni por su manera de ser, influye en la intensidad de la pasión que nos ata a ella. Respóndeme, si sabes responderdice elevando la voz, casi exigiendo, -¿Por qué me lo preguntas?-dice el otro con calma-Sabes que es así. El resentimiento patológico interminable pasa a ser terminable cuando el odio vengativo se transmuta en uno diferente, que se opone precisamente al amor y que promueve la diferenciación y separación objetal. Este, a diferencia del primero, propicia el desasimiento del otro y, a la vez, promueve la reparación y
afirmación de la dignidad perdida y ultrajada (Kancyper, 1995). El odio es, como relación con el objeto, más antiguo que el amor, brota de la repulsa primordial que el yo narcisista opone en el comienzo al mundo exterior prodigador de estímulos. (Freud, 1915, p.133). Por un lado, el odio induce al sujeto a enfrentarse con el objeto y luego a desligarse de él, desligadura que promueve la génesis y el mantenimiento de la discriminación en las relaciones de objeto. Es un odio relacionado con las pulsiones de autoconservación. Lacan (1954) articuló este tipo de odio con el deseo, jerarquizándolo como “una de las vías de realización del ser.” (p.404) Pero, por otro lado, el odio se vuelve resentimiento cuando lo refuerza la regresión del amor a la etapa sádica previa; entonces el resentimiento cobra un carácter erótico y se perpetúa un vínculo sadomasoquista; además, produce una serie de construcciones fantasmáticas que lo sustentan. Cuando el resentimiento no es elaborado y en cambio permanece sofocado por un amor reactivo, se perpetúan sus efectos destructivos que suelen ser encubiertos, con suma frecuencia, tras una reparación compulsiva: obsesiva o maníaca. No es homologable sentir odio que sentir ofensa y agravio. Con el odio, y no con el rencor, digo: basta. Con el agravio y la ofensa que pueden originar resentimientos, se instala una insaciable sed de retaliaciones favoreciendo la cronificación de un deseo vengativo. Dice Valiente Noailles en La alquimia del sufrimiento: Hay quienes ante un sufrimiento propio, se tornan más piadosos hacia los demás y desean evitar una situación similar en
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sus semejantes. Hay quienes, en el reverso de lo anterior, sueñan con infligir ese sufrimiento en carne ajena, como un modo de vengar la propia condición. Es el modelo del resentimiento: Neutralizar el sufrimiento propio mediante su conversión en veneno capaz de destruir al otro. En efecto, la repetición en el sujeto resentido alberga un singular por-venir, como primer paso para reabrir luego una temporalidad diferente. Es el porvenir basado en la esperanza de castigar, a través de la repetición en la vía regresiva del tiempo, a los objetos arcaicos humillantes y supuestamente responsables de sus enigmáticos y a la vez conocidos agravios.
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Momento esencial, en el que, una vez más el sujeto resentido intenta saciar su sed de venganza, para restituir infructuosamente el resentido sentimiento de su propia dignidad. Se trata de una repetición – restitución compulsiva mediante – que no prepara el ingreso a la elaboración normal de un duelo. En realidad, como decíamos antes, el sujeto que incuba resentimientos interminables eclipsa las dimensiones temporales del presente y del futuro, para reconducirlas al pantano temporal de un ayer que lo detiene en un pasado atizado de reproches, litigios y ofensas; ciega sus ojos con un afán vengativo, y cose sus párpados con acerados hilos de vanidad.
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PSICOANÁLISIS XXVI - 1, 2014; 75-85
La Psicoterapia en el Proceso de Transición hacia la Adolescencia1 Asunción Soriano Sala2 Recibido: noviembre 2013 Aprobado: mayo 2014
Resumen Este artículo destaca la importancia de que los adolescentes encuentren en la sociedad que les rodea una estructura que les favorezca el crecimiento. Se utiliza el símil de un canal o carril por el que trascurrir en esta etapa de transformación. Los profesionales también formamos parte de esta estructura, por lo que, será necesario atinar con nuestras propuestas terapéuticas. Se describe el tipo de adolescente para el que la psicoterapia más habitual es útil. Para aquellos que no mejoran, será necesario ser creativo y buscar otras alternativas terapéuticas. Palabras calve: Adolescencia, pubertad, psicoterapia, modalidades terapéuticas, hospital de ida.
Psychotherapy in the process of transition to adolescence Abstract This article emphasizes the importance that Adolescents find in the society surrounding them a structure that privilege their growth. A comparison is made with a channel or a path, by which to go through this stage. Professionals are also part of this structure; therefore, we will need to be accurate with our therapeutic approaches. The Adolescent type, for who the most conventional psychotherapy is useful, is described. For those who do not improve, we will need to be creative and look for other therapeutic alternatives. Key words: adolescence, puberty, psychotherapy, therapeutic modalities, day-hospital
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Ponencia presentada en el XXI Congreso Nacional de la Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente (SEPYPNA) que bajo el título “Períodos de transición en el desarrollo e intervenciones psicoterapéuticas” tuvo lugar en Almagro (Ciudad Real) del 17 al 18 de octubre de 2008. Publicado en la Revista de SEPYPNA "Cuadernos de psiquiatría y psicoterapia del niño y del adolescente" N°. 47. Bilbao, 2009. Psiquiatra, Psicoanalista de la SEP-IPA. Coordinadora del Hospital de Día para Adolescentes de la Fundació Hospital Sant Pere Claver. Barcelona. email: 13168ass@comb.cat
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La reflexión sobre el paso de la infancia a la adolescencia, es necesario enmarcarla en su contexto social, ya que es el que procura los canales para este tránsito. La fragilidad, inherente a este periodo, hace más importante el peso de la estructura social que lo envuelve, por ello es imprescindible tenerlo en cuenta, ya que puede afectar directamente la valoración diagnóstica y las decisiones terapéuticas. Me gustaría subrayar la idea de canal o carril para transitar, en relación a la turbulencia y/o fragilidad personal con la que el púber vivirá su transición. La familia, la escuela, la sociedad y, por supuesto nosotros, desde nuestro papel profesional, formamos parte, para mejor o peor, de esos canales que deben favorecer el crecimiento. Empezaré con una anécdota: este verano, visitando la Guajira colombiana, estuvimos en contacto con la cultura Wayúu y nos explicaron un rito de paso para las niñas. En el momento de la menarquía la niña es apartada de la comunidad, retirada a una choza y cuidada por algunas mujeres. Alimentada únicamente de líquidos durante unos días, pasados los cuales la niña sale de la choza y vomita, dato que se interpreta, según nos contaron, como que ‘expulsa la infancia’. A partir de ese momento vive durante un año ‘aprendiendo a ser mujer’, sobre todo el arte de tejer, y también comerciar con los tejidos y con la pesca que realiza el hombre. Los hombres que desean casarse, saben que la mujer está en ese proceso de aprendizaje y que han de esperar. Cuando finaliza, está en disposición de casarse y de acceder a la vida adulta y a la sexualidad. De este relato destacaría algunos elementos básicos que son comunes en este proceso: 1. Los cambios puberales (menarquia), como signo inefable de inicio del periodo de transición. 2. El tiempo de espera y elaboración.
3. El aprendizaje, como preparación para la vida adulta. 4. La simbolización de la pérdida de la infancia a través del vómito. 5. El paso a la adultez que implica, saber trabajar y casarse. Es evidente que la mayoría de estas culturas ofrecen un camino rígido a través del cual vivir este proceso de transición. Parecería un ‘buen remedio’ para la incertidumbre de este momento de la vida. En el otro extremo encontramos nuestra sociedad, que parece decantarse hacia la difuminación de los márgenes entre infancia, adolescencia y adultez (Neil Postman, 1994). El púber tiene que hacer su proceso, en el que también necesita tiempo, aprendizaje, contención. Es un riesgo que el niño, en su paso a adolescente, se vea expuesto al mundo adulto sin el necesario acompañamiento, casi sin periodo de transición, pero también lo es, cuando recibe diferentes mensajes contradictorios, en los que parece que se le empuje a crecer con rapidez a la vez que se le sobreprotege y fragiliza. Los adolescentes pueden encontrarse faltos de una sociedad y una familia que le aporte un espacio, un tiempo y una capacitación en el cual poder vivir con protección esta trasformación. Como todo proceso de cambio, es un momento delicado y aparecerán dificultades, que pueden ir desde organizaciones mentales bastante saludables hasta patologías psiquiátricas, pasando por cuadros clínicos poco claros, que requerirán de nuestro esfuerzo, atención profunda y modestia, para establecer un diagnóstico y, sobre todo, para encontrar la orientación terapéutica más adecuada a cada caso. Estamos, pues, apuntando a la necesidad de prudencia en las afirmaciones diagnósticas.
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En este momento, pueden aparecer síntomas que son transitorios debido, por un lado, a la sensibilidad específica a los factores ambientales y, también, al momento evolutivo en el que la personalidad va madurando a base de avances y retrocesos, puesto que aún no está completamente estructurada.
pensamiento abstracto y, por tanto, de observación y de análisis de sí mismo. Son estos púberes, quienes van adquiriendo capacidad de introspección, los que realmente pueden beneficiarse de una psicoterapia, sustentada principalmente en la relación de observación de su mundo interno.
La ayuda terapéutica en este momento de la vida ha de suponer una oferta de reconstrucción u organización, del carril para que esta transición natural se opere. De alguna forma, hemos de ofrecer una estructura de espacio, tiempo y relación, en la que pueda darse el proceso de elaboración necesario y desencadenado por los cambios físicos que implican la pubertad.
Es un trabajo fundamentalmente individual entre adolescente y terapeuta. Son terapias en las que la familia no interviene, o muy poco, y que tienen como objetivo potenciar los aspectos más adultos del adolescente y su autonomía, por ello se trata de pacientes con un cierto nivel de conciencia de conflicto interno y de sufrimiento, que tiene como consecuencia un interés en hablar, pensar, ser escuchados, escuchar. Normalmente, la sintomatología que les lleva a nuestra consulta es fundamentalmente interna.
Hablaremos, en primer lugar, de la Psicoterapia, cuándo, cómo, con qué matices. En segundo lugar, de otras posibilidades terapéuticas, como: tratamiento familiar, apoyo educativo, intervenciones desde el trabajo social, medicación, etc. Es necesario pensar, en cada caso, qué ‘menú’ será el más adecuado, pero ahora nos centraremos en aquellos pacientes en los que nuestra intervención principal será la Psicoterapia.
La psicoterapia posible Centraré la discusión en nuestra función terapéutica en este periodo. ¿Qué es lo que cura? ¿Qué es lo que ayuda? No me detendré en explicar conceptos teóricos, pero sí los tendré en cuenta, ya que dan soporte a las diferentes modalidades técnicas. Sobre todo trataré de compartir aquellas observaciones clínicas que nos hacen modificar o matizar algunos aspectos del trabajo cotidiano, para encontrar las herramientas que sean más útiles a nuestros jóvenes pacientes y sus familias. En la medida en que se abandona la latencia, se va ganando capacidad de introspección, de
¿Tiene algo de particular la psicoterapia en este momento? Creemos que sí, y por ello nombraremos algunas cuestiones que nos parecen significativas. Nuestro paciente aparece como un mosaico cambiante, tiene edades diversas en diversos momentos, su diálogo puede ser de lo más infantil hasta ser capaz de reflexiones, críticas o pensamientos que ya aparecen como más adultos. A nivel técnico, esto implica un rápido reconocimiento de lo más maduro para apuntalarlo, a la vez que no apartamos la mirada de aquello menos evolucionado, que coexiste y que, probablemente, será origen de síntomas. Implica también, ser muy flexibles; a menudo sienten como una grave ofensa ser tratados como niños, ‘aquel terapeuta que me hizo dibujar’. Por otro lado, en ocasiones, no queda otro remedio que usar técnicas de dibujo o juego, si el paciente lo requiere. No resulta sencillo sabernos situar en el punto evolutivo en el que se encuentra, teniendo en cuenta
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que puede sufrir variaciones, incluso dentro de una misma sesión.
ser muy cuidadosos en cómo intervenimos (Lasa, A. 2003).
Stefan Zweig (2004) describe esto muy claramente en su novela Ardiente secreto: ‘De golpe había desaparecido la inhibición del principio, y la pasión, contenida por el miedo, rebosaba. En una transformación rápida como el rayo, el niño de antes, se había convertido en un muchacho desenvuelto.’
Corrientemente, el púber se acercará a sus preocupaciones corporales a través de signos externos, como la ropa o la forma de cortarse el pelo. Debemos hacer el esfuerzo de escucharlos desde la implicación emocional que tienen, dándole el valor que merecen, ya que son un eslabón básico en el proceso de construcción de la identidad, no solo en el terreno estrictamente sexual, sino en toda su amplitud.
El psicoterapeuta que atiende a un púber ha de tener en su mente que su aportación fundamental es apoyar el crecimiento o evitar las distorsiones de este. En la línea de lo que decíamos anteriormente, sería ofrecer ese ‘canal’ por el que transcurrir de una etapa a la otra, que implica siempre ayudar a sobrellevar la incertidumbre, la inseguridad y la espera. Nos parece pues, fundamental focalizar el trabajo psicoterapéutico en el crecimiento y todas las implicaciones emocionales que conlleva en cada caso. Independientemente de la historia individual de cada paciente, la problemática en relación al crecimiento, estará impregnando todas sus vivencias. Ayudarlo en ese punto ofrece una posibilidad de respiro. La experiencia de ser entendido, de conectar con lo que vive en primer plano, a menudo ayuda a establecer una alianza terapéutica y, por lo tanto, a que pueda sentirse interesado en el diálogo psicoterapéutico, ya que lo siente conectado con sus vivencias más urgentes. Este crecimiento tiene múltiples caras; justamente, una para destacar es la del cuerpo y su desarrollo sexual. Es el gran protagonista, el motor de todo lo que sucederá. Aparece muy evidente, está afectando mucho y a la vez es mudo, pocas veces se refieren a sus angustias en este aspecto. Para el terapeuta, también es difícil hablar de lo corporal, porque es extremadamente delicado, pero, a la vez, es algo que tendremos que tener muy en cuenta, estar atentos, observar, tratar de entender y
Otro aspecto para tener en cuenta, y muy relacionado con lo anterior es que, justamente, en este momento aparece el sentimiento de intimidad, en ocasiones de forma aún muy incipiente; tal es así, que se puede iniciar una comunicación realmente significativa, refiriéndose a ‘una tontería que se me ha ocurrido’. Eso supone, para el adolescente, dejar traslucir vivencias que siente con vergüenza, que no sabe si son o no ridículas: lo que piensa de su futuro, de su cuerpo y la difícil aceptación de este, de su manera de relacionarse con los grupos de iguales, con el otro sexo (Soriano, A. 2004). Hay que estar muy atentos para entender lo significativo y delicado que aquello puede ser y apartar continuamente de nuestra mente lo que es o no importante desde nuestra escala de valores como adultos, para comprender genuinamente el valor que tiene un partido de fútbol, la pérdida de una prenda de ropa o poder ir con el grupo a un concierto. El púber, en la medida que va evolucionando, tiene capacidades de introspección y de observación de sí mismo, ausentes en la latencia, y que le aportan una cierta capacidad autoterapéutica (Nicolò, A. 2004). El terapeuta ha de ser un adulto que no sustituya estas nuevas capacidades, sino que las respete profundamente, como el germen que son de la adultez mental que se estrena. El temor y las
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resistencias que pueden demostrar para iniciar una psicoterapia, tienen mucho sentido por el temor a perder esta nueva capacidad personal, a la anulación o desvalorización de los adultos, y cometeríamos un grave error técnico si los interpretáramos como resistencias fruto del Narcisismo (Feduchi, L. 1986). Todo ello nos lleva a dar un valor esencial a la actitud relacional del terapeuta, como favorecedor de este proceso de crecimiento, interviniendo cuando sea necesario, pero permitiendo que el adolescente encuentre sus propias soluciones. Algunas de estas ideas quedan reflejadas en un caso clínico de un paciente de 13 años y medio, que fue tratado en psicoterapia.
Material clínico: Caso Tomás
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diagnóstico, es importante observar, lo antes posible, justamente su parte adolescente. Si persisto en una entrevista junto con los padres es muy posible que no lo pueda observar, ya que sus capacidades más evolucionadas pueden quedar mediatizadas por la parte más infantil, que se deja llevar y explicar por los padres. Por supuesto, guardo para otra ocasión completar los datos de la anamnesis, en una entrevista a solas con los padres. Se trata de un chico hijo único muy investido por unos padres exitosos, que ha evolucionado hasta el momento, satisfactoriamente para él mismo y los padres. No parece haberse permitido entrar en crisis, dudar de las cosas tan claras, parecía que entre la infancia y la adolescencia tuviera que seguir directo, como quien va por una autopista.
Los padres comentan que, desde hace unos meses, se muestra serio, triste, con llanto incontenible, sin demasiada relación con nada y, definitivamente, una noche se muestra con una ‘irritación y un desespero que parece insoportable. Llora, no puede respirar bien y expresa mucho sufrimiento’. Los padres deciden consultar; en el servicio de urgencias le dan un tranquilizante y le aconsejan que vayan a una consulta ambulatoria por Psicología.
Tomás se explica muy bien, no entiende lo que le está pasando, nunca se había sentido así de mal. Añora cómo se sentía de niño, ‘comunicativo, alegre, feliz, creía que lo tenía todo claro… no me esperaba nada de esto. Sobre todo me da una vergüenza insoportable estas ganas de llorar que a veces no puedo remediar’. Le pido que me explique eso de tenerlo todo claro. Me dice que siempre ha sido de los primeros de la clase, le gusta estudiar y sobre todo las ciencias -había decidido hacer química-, también juega baloncesto y las cosas le van muy bien… hasta ahora. ‘He empezado a salir con una chica de la clase, parecía que todo cuadraba y me convierto en un llorón, me muero de angustia y empiezan a ir las cosas al revés’.
Los dos padres entran en la consulta con el chico; a pesar de lo angustiado que se le ve, observo un chico que aparenta más edad y con expresión inteligente, atento a todo lo que los padres y yo hablamos. Una vez explicado el motivo de consulta, pido a los padres que salgan y me quedo a solas con el chico. En el
Explica, muy asustado, sensaciones de despersonalización, sentimientos de extrañeza, de no ser él. A pesar de que, en este momento, pueden aparecer síntomas aparatosos, no siempre significan una gravedad psicopatológica, ya que nos encontramos en un momento en que todo es incipiente, por ello, nuestra
Tomás consulta con sus padres, todos están muy preocupados. Se trata de un chico que no había dado problemas durante la infancia, acuden a un servicio de urgencias por una crisis de ansiedad y porque empieza a decir, que, para sentirse así, es mejor suicidarse.
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intervención psicoterapéutica puede incidir evitando evoluciones malignas. Trabajo con la hipótesis de focalizar en el temor al crecimiento y cómo ante ello ha ‘pisado el acelerador’, como para no vivir la adolescencia con dudas y temores. Trata de pasar directamente a ser un adulto que ya tiene decidido ‘la carrera y la novia’; mientras tanto, el niño que persiste no puede aguantar el llanto y la angustia. La psicoterapia supuso, para este chico, un espacio intermedio donde vivir la incertidumbre, la inseguridad, sin que la angustia le desbordara tanto, y le diera tiempo para ir construyendo una identidad que, quizás, podía ser diferente a la prevista. La focalización en todos los temores alrededor de su crecimiento le permitió organizarse sobre una base más estable, dentro de la inestabilidad en la que es normal vivir esta etapa. Con ello, quiero decir, que otra peculiaridad de este momento es, que los tratamientos deben acabar cuando el adolescente puede encarar, con mejores recursos, la situación de crisis que ha de vivir. Realmente, en muchas ocasiones, es el adolescente quien, con su estrenada capacidad ‘auto terapéutica’, plantea la finalización del tratamiento. Es frecuente que, aun reconociendo el beneficio de la psicoterapia, pidan probar por ellos mismos. Juzgamos que conviene respetar esa iniciativa, por supuesto, si no hay un riesgo grave. No es infrecuente que, algunos, después de esta prueba, acudan de nuevo al psicoterapeuta, si lo necesitan y, en esta ocasión, probablemente con una demanda más ‘adulta’.
Otras modalidades terapéuticas Grandes dificultades personales y del entorno. Normalmente han perdido la vinculación con la escuela, la problemática familiar y social es
marcada y la relación con los pares es inexistente o muy distorsionada. La aplicación de la psicoterapia adquiere, en estos casos, unas coordenadas diferentes. Cuando la afectación externa es importante, por actuaciones de riesgo, problemáticas muy externalizadas en la escuela o en la familia, o incluso en el ámbito judicial, es necesario valorar la propuesta terapéutica de forma más amplia y plantearnos cómo iniciar nuestra intervención para que sea más ágil y útil, con el fin de evitar riesgos o encallamientos evolutivos. Las combinaciones son todas las posibles: terapia individual, terapia familiar, intervenciones sociales, educativas, medicación. Normalmente, se trata de casos en que, por la múltiple afectación, intervienen diferentes profesionales, dentro del propio centro o externamente, lo que implica un importante esfuerzo de coordinación, para que los diferentes recursos actúen como una red coherente en beneficio del paciente y ejerciendo, entre todos, ese ‘canal’ de contención del que hemos venido hablando. Aunque la estrategia terapéutica sea múltiple, hemos de partir de un conocimiento profundo de la situación interna y externa de nuestro paciente ya que la mejoría tendrá que ver con haber incidido en lo más nuclear de sus carencias, distorsiones o fallas evolutivas. Tendremos que prestar mucha atención a su crianza y a su relación real e internalizada con las figuras parentales. Esa comprensión profunda, será la que orientará todo el camino por recorrer y la estrategia del caso. Detectar el núcleo principal o más accesible ha de servir de guía, ya que, en situaciones tan complejas, y a menudo con biografías muy traumáticas, saber escoger el punto de partida de nuestra intervención y el enfoque psicoterapéutico más eficaz, evita perderse en los mil y un detalles del caso (Torras, E. 1996). Esto implica actuar con precaución, con capacidad crítica, por tanto, dispuestos a
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rectificar, retroceder y modificar el abordaje cuando sea necesario. Esta guía ha de ser real y significativa, para que favorezca procesos de cambio psíquico. Ha de ser cercana a las necesidades del paciente, ya que nosotros hemos de hacer el esfuerzo de formularle que creemos qué le ocurre y hacia dónde dirigiremos el tratamiento, tratando de establecer una alianza terapéutica con las partes más adultas, y capaces de entender y colaborar en el proceso. En todos los casos intentamos establecer un vínculo con el adolescente, a través de un setting de psicoterapia, pero también hemos visto necesario no insistir y buscar otros caminos, cuando no hay mejoría o el chico/a no está en condiciones de entender, de autoobservarse. Se trata de no mantener un setting que no está siendo beneficioso sin justificaciones del tipo “es que no tiene insight o necesita más tiempo, o lo que hacemos seguro que es útil o no le aprovecha porque es muy narcisista”. ¿Por qué no pensar que, a veces, la psicoterapia no es la estrategia adecuada? Algunos de estos púberes no han adquirido aún esta capacidad de observación interna, permanecen muchos aspectos infantiles o solamente actúan, externalizan su patología y “ellos no tienen nada que pensar, hablar, cambiar”. El setting psicoterapéutico puede resultar estéril o claustrofóbico, impidiendo el aprovechamiento del recurso en otro momento en el que el paciente esté más preparado. Al cambiar a otros tipos de escenarios terapéuticos, la problemática puede hacerse más patente para el propio paciente y para el terapeuta, de forma que sean más resolutivos. También hemos podido observar, que recursos aparentemente no psicoterapéuticos, actúan como elementos transicionales y pueden resultar facilitadores, en pacientes con bajo nivel de mentalización y verbalización.
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En ese sentido, en el hospital de día observamos cómo la relación que alguno de estos chicos establece con su educador actúa como agente de cambio psíquico. El estrecho acompañamiento que tienen los educadores con chicos muy fóbicos o muy simbióticos o muy esquizoides es imprescindible, en un inicio, para generar algún vínculo de confianza y de esperanza que abra las puertas al proceso terapéutico. También recogemos esta experiencia de cambio a través de algunos talleres, el dibujo, el barro, mascotas o juegos cooperativos, o cómo modificar la relación con la escolaridad vivida, a través del aula del hospital de día, que participa de los objetivos terapéuticos globales. El paciente repite, en la relación con todos los profesionales del hospital de día, muchas de las actitudes que son causa y efecto de su problemática y esto es una buena oportunidad (García Badaraco, 1990). Aunque el chico o chica no estén receptivos a entender, a través de una interpretación, la respuesta diferente que recibe del equipo actúa como una experiencia emocional correctiva (Alexander y French, 1946), que podrá ayudarles a ir ganando capacidad de autobservación y mentalización. Nos hemos planteado que, cuando la psicoterapia, en el sentido más estricto, es difícil de alcanzar, hay que buscar otro tipo de recursos en los que, de ningún modo, se renuncia a la función psicoterapéutica. Estos harán de plataforma preparatoria a estos púberes y les abrirá paso a la mejora psíquica, pero, también, en primer lugar a poder seguir más adelante con una psicoterapia más reglada. Es necesaria una evaluación profunda, para decidir los recursos que se deben utilizar en cada caso, el trabajo en equipo y la supervisión son importantes, ya que, de ninguna manera han de ser pruebas improvisadas, sino valoraciones razonadas, adaptando nuestra técnica
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a las necesidades del paciente (Alanen, 1997, 2003). A continuación, explicaré un caso en el que justamente, se desbloqueó el proceso al cambiar de estrategia terapéutica.
Material clínico: Caso Ana Ana tiene 12 años, es una niña menuda que no mira directamente y mantiene un rictus de enfado contenido; las pocas cosas que dice, lo hace con un retintín de rabieta, como si escupiera las palabras.
de igual a igual con su hija, peleando las dos como dos niñas, pero de pronto, queriendo adoptar una función educativa, poniendo limites desproporcionados, límites de niña, de cómo debía comer o vestir, peinarse u horarios que no tenían en cuenta mínimamente su realidad de más mayorcita o sus necesidades de relación con los amigos. La paciente vivía esto con mucha rabia y la madre había perdido toda autoridad moral sobre su hija.
El motivo de consulta es que agrede a la madre y que, con frecuencia, sufre crisis de agitación, rabietas incontrolables, con actuaciones auto y heteroagresivas. La paciente tiene una hermana mayor con la que rivaliza y esto es origen de algunos de los altercados. En la casa viven la madre y las dos hijas.
La respuesta de Ana a la oferta de psicoterapia fue un silencio pertinaz, mucha rabia y, por otro lado, la situación en la casa empeoraba con un incremento de las agresiones. La madre venía desesperada, pidiendo que hiciéramos algo. Nos planteamos cambiar de estrategia y, dado que la conflictiva fundamental se expresaba en la relación entre ellas, planteamos un trabajo psicoterapéutico conjunto, madre e hija.
La pareja está separada, el padre es alcohólico y había agredido a la madre; desde hace cuatro años, abandonó el hogar, pero se queda en un piso del mismo edificio, a pesar de lo cual no se ocupa de sus hijas y nuestra paciente lo tiene muy poco presente. Ana es lista y la escolaridad está conservada, también tiene amigos y amigas en la escuela, estos últimos datos nos hacen pensar en aspectos bien conservados.
Inicialmente Ana venía con la misma actitud de rabieta, callada, mostrando claramente su oposición hacia la madre y la terapeuta. La madre tomaba la palabra para quejarse de casi todo lo que hacía Ana, se plantaba como una igual y, de pronto, ponía reglas por decreto, que esperaba que Ana cumpliera, si no era así la castigaba, prohibiéndole aquellas actividades más sanas y en las que Ana empezaba a tomar identidad propia.
Inicialmente, pensamos que a Ana le vendría bien tener una experiencia de psicoterapia, tener un interlocutor adulto diferente del padre y de la madre, una terapeuta joven que permitiera una identificación con la figura femenina, pensábamos que encajaría positivamente para ayudarla en su momento evolutivo de paso a su feminidad.
Aparece una madre con una historia personal en la que nunca tuvo adolescencia, se describe como una buena niña, que pasa de estar sumisamente en la casa a casarse. Le resulta muy difícil entender las necesidades que Ana empieza a mostrar y trata de que permanezca como si aún tuviera 10 años. Vive muy mal los inicios de autonomía y, frente a eso, Ana se revela y la agrede, literalmente. Observamos cómo los sentimientos claustrofóbicos habituales en esta edad se incrementan al no ver salida a sus necesidades de crecimiento, reaccionando con violencia.
Simultáneamente, se le dio un espacio a la madre, de apoyo a sus funciones maternas, porque se la veía muy desorientada. No era capaz de adoptar una postura adulta y se relacionaba
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Hay una gran confusión entre aspectos sanos de Ana, que apuntan a necesitar respeto a las nuevas situaciones de la edad, como su intimidad o su grupo de amigos, que la madre vive como agresión, frente a conductas en las que efectivamente hay agresión. Nuestro trabajo implicaba ir diferenciado y ubicando a cada una de ellas en un rol más adecuado. Focalizamos el trabajo en dos aspectos: por un lado, Ana no podía seguir agrediendo a la madre, dicho claro y contundente. No nos parece que, frente a este tipo de problemas, el terapeuta tenga otra opción que la claridad, y pensamos que no va en detrimento de la neutralidad terapéutica, que tiene el sentido de no posicionarnos a favor ni de una ni de otra, de tratar de comprender lo que ocurre en el interior de ambas, etc. Y por otro, a dar cabida a las nuevas necesidades de la chica en su crecimiento sano. Sabíamos que dejábamos de lado toda la problemática en relación a la separación de los padres y al padre alcohólico que había maltratado a la madre. Decidimos trabajar con lo más vivo y actual, ya que era la única manera de conectar con una paciente muy reticente al diálogo psicoterapéutico. Indagar sobre sus sentimientos en relación al padre, era algo vivido con rechazo, algo que pertenecía a una infancia de la que no estaba dispuesta, en ese momento, a tratar. Por ello, pudimos escuchar los ataques verbales de una y otra, y Ana empezó a salir de su mutismo para quejarse, llevar la contraria a su madre, sus palabras salían como si escupiera, era como refunfuñar, pero, por fin, teníamos palabras. Escuchamos las quejas de ambas y empezamos a entender una demanda de la hija, a través de aspectos que son muy importantes en esta edad, cuando la identidad se empieza a actuar. Escenas en las que la madre, que se define como moderna, sabe qué ropa le conviene
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a la hija y esta se siente invadida y llena de enfado. La pregunta, aparentemente banal, de la terapeuta: ¿Y entonces, a ti cómo te gustaría combinar esta camisa? Abre la esperanza de ser atendida en su nueva realidad de crecimiento. Es, pues, muy importante nuestro interés real por todos estos nuevos signos de identidad adolescente, que se inician y requieren de una escucha sumamente respetuosa. Apareció, también, la lucha por el móvil, la elección del modelo, la gestión del saldo. Entre nada o todo, nuestra función, en estas familias que tiene dificultades, es favorecer un diálogo que promueva pactos y puntos de encuentro. Las primeras intervenciones nuestras de escucha a sus valores como adolescente se expresaron en su cara con un cierto asombro y, poco a poco, fue saliendo del mutismo, incluso, apareció cierto humor en los comentarios entre madre e hija. Era realmente difícil ayudar a esta madre a que no viviera como un ataque las ganas de crecer de su hija, porque que no lo era. Era evidente que la chica no estaba teniendo comportamientos de riesgo; al contrario, era todavía muy niña. A pesar de ello, sus primeros pasos de diferenciación ya eran muy poco tolerados por la madre. En una ocasión, Ana trajo a los amigos a casa, previo consentimiento de la madre. Pero la madre, cuando lo consideró adecuado, sin hablar con Ana, entró en la habitación y, tratándoles como críos, les dijo que ya es hora de ir a casa. Ana se sintió terriblemente avergonzada y pudo hablarlo con la madre en la sesión. Valoramos explícitamente que, esta vez, no se ha pasado a la agresión, sino que podemos pensar conjuntamente las razones de la una y de la otra, y las posibles maneras de haberlo resuelto. Ana está pidiendo, que la madre actúe más en consonancia con su edad y entienda la ilusión de tener amigos.
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Todo este proceso de escucha de una y otra permitió que, poco a poco, el diálogo sustituyera a la agresión. Ana había demostrado, que en una terapia individual no se sentía atendida en lo que le dolía o, en último caso, no era el escenario donde poder hablar y salir del enfado mudo.
3. La psicoterapia será útil en aquellos con una cierta capacidad de observación interna.
Pudimos ayudarla a entenderse como adolescente que tiene unas necesidades nuevas, que para la madre, eran difíciles de comprender y, en parte, lo siguieron siendo; evolucionó mucho más Ana que su madre. Este tipo de intervenciones son un eslabón en el proceso hacia la salud. Evidentemente quedan muchos aspectos por resolver y es probable que Ana necesite tratar más adelante aquellos temas que quedaron pendientes. Nos despedimos un poco mejor, sin agresiones en casa y con unas capacidades más maduras por parte de la chica. La madre, también, ha evolucionado, pero ha continuado recibiendo ayuda a través del grupo de padres del hospital. Para ella sigue siendo difícil no sentir como agresión lo que no lo es, que su hija se separe y se diferencie de ella.
Acabaré con unas palabras de Julia Kristeva (2002): “Se ha repetido insistentemente que el psicoanálisis sexualiza la esencia del ser humano, pero también que lo intelectualiza: todo está en el sexo, bien todo está en las palabras. Ni lo uno ni lo otro: El descubrimiento de Freud consiste en dar un sentido amoroso que transforma el recuerdo. Yo he sido herido(a), traicionado(a), violado(a); te lo cuento a ti; tu atención-confianza-amor me permite volver a vivir esa herida-traiciónviolación en una forma distinta. Yo le otorgo a partir de ese momento –y en cada nuevo lazo amoroso– un sentido distinto, soportable. No es que yo borre esa herida-traición-violación, sino que la dono… Ésta es la alquimia de la transferencia: transformación del recuerdo al abrigo de un nuevo lazo, del cual esperamos que tenga una intensidad comparable a la de un vínculo amoroso”.
Para concluir, subrayaría algunas de las ideas expuestas: 1. La necesidad de que el púber encuentre en su entorno una estructura que le permita transitar hacia la adultez. 2. Nuestra intervención profesional ha de ser parte de esta estructura y debe enfocarse hacia favorecer el crecimiento.
4. Si la psicoterapia no da resultados, convendría buscar otro tipo de intervenciones en las que de ningún modo se renuncia a la función psicoterapéutica.
* Agradecimientos al equipo del Hospital de Día de la FHS Pere Claver: Ramón Berni, Laura Bosch, María Caturla, Luis Gol, Núria Gracia, Pilar Marcos, Olga Moreno, Sergio Sánchez, Gemma Segura, Sonia Soriano, Anna Vilanueva y Berna Villarreal.
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Autismo: Mito y Realidad1 Juan Larbán Vera2
Recibido: diciembre 2013 Aprobado: abril 2014
Resumen Este breve artículo aborda, con una mirada crítica, algunas de las creencias que, con la categoría de mitos, han obstaculizado hasta ahora el avance necesario y posible en la detección, diagnóstico y tratamiento del Autismo en el primer año de vida del niño. Creencias míticas -en el sentido de atribuir a personas o cosas una realidad de la que carecen-, que impiden que pueda efectuarse una labor preventiva primaria, y sobre todo secundaria, que evitaría el desarrollo e instalación del funcionamiento autista en el psiquismo temprano del bebé. Palabras clave: Autismo. Mito y realidad. Prevención, diagnóstico, tratamiento, primer año de vida del niño/a.
Autism: Mith And Reality Abstract This short article takes a critical look at some of the beliefs which, as myths, have made difficult the necessary and possible advance in the detection, diagnosis and treatment of autism in the first year of the child’s life up until now. Mythical beliefs - in the sense of attributing a reality to things or people which they do not have – which prevent primary preventive work to be carried out and, above all, a secondary treatment, which would avoid the development and installation of autistic functioning in the psyche of the baby at an early stage. Key words: Autism. Myth and reality. Prevention, diagnosis and treatment in the first year of the child’s life.
1 Este texto ha sido publicado en el número 18, noviembre 2011, p, 113-122, de la revista Psicopatología y salud mental del niño y del adolescente, publicada por la Fundació Orienta Barcelona. 2 Psiquiatra y Psicoterapeuta de niños, adolescentes y adultos. Ibiza. juan.larban@gmail.com
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Los trastornos del espectro autista se detectan, diagnostican y tratan en España muy tardíamente. El grupo de Estudios de los Trastornos del Espectro Autista (TEA) del Instituto de Investigación de Enfermedades Raras, Instituto de Ciencias de la Salud Carlos III, en su informe (Demora Diagnóstica en los TEA, 2003-2004) expone, entre otros, los siguientes y alarmantes datos que, lamentablemente, siguen vigentes hoy día: 1. Las familias son las primeras en detectar signos de alarma en el desarrollo de su hijo (genérico en este texto). Entre un 30%-50% de padres detectan anomalías en el desarrollo de sus hijos en el primer año de vida. 2. Desde que las familias tienen las primeras sospechas de que su hijo presenta un trastorno en su desarrollo hasta que obtienen un diagnóstico final pasan 2 años y dos meses de promedio. 3. La edad media en la que el niño recibe un diagnóstico de TEA es de cinco años. 4. El diagnóstico de los TEA es fruto, hasta el momento, más de los Servicios Especializados en Diagnóstico de TEA (a los que acuden las familias de forma privada), que de los Servicios Sanitarios de Atención Primaria. 5. Hasta tres o cuatro años pueden pasar antes de que un niño, que muestra los primeros síntomas de Autismo, sea diagnosticado y reciba el tratamiento adecuado. 6. Aunque las familias acuden a consultar a Servicios Públicos de Salud, la mayoría de los diagnósticos más específicos se realizan en Servicios Privados (incluyéndose en esta categoría las propias asociaciones de familias de personas con Autismo). Este importante retraso en la detección, diagnóstico y tratamiento tiene graves con-
secuencias, para el niño y su familia, ya que, a partir de los tres años, que es cuando el trastorno autista se interioriza y empieza a formar parte de su personalidad, las intervenciones terapéuticas son más costosas, más intensivas, y menos satisfactorias. La detección temprana del riesgo evolutivo del bebé hacia un funcionamiento autista sería posible en el primer año de vida –y sobre todo en el segundo semestre-, si, además del estudio y valoración de los signos de alarma presentes en el niño, incluyéramos los factores interactivos de riesgo autistizante, que se van desarrollando entre el bebé y su cuidador, evaluados a los tres, seis, y doce meses, del continuo evolutivo de dicha interacción. Para efectuar una temprana intervención que pueda evitar el inicio del funcionamiento autista en el bebé, así como la instalación en su psiquismo, tendríamos que cambiar los parámetros tardíos empleados actualmente para efectuar la detección y basarnos en el estudio y tratamiento de las disfunciones precoces de la interacción cuidador-bebé. Sobre todo, tendríamos que prestar atención a los trastornos interactivos específicos, que dificultan o impiden el acceso del bebé a la necesaria integración sensorial (reunión de las diferentes percepciones que emanan del objeto-sujeto relacional), que le permita hacerse una imagen interna del otro, así como las perturbaciones interactivas que dificultan o impiden el acceso del bebé a la intersubjetividad, que es la capacidad de compartir la experiencia vivida en la interacción con el otro. Estas alteraciones precoces de la interacción estarían en la base del inicio y desarrollo del proceso autístico temprano en el bebé (Golse, B.; Robel, L. 2009; Larbán, J. 2010). Desde una perspectiva psicológica y psicopatológica relacional, las manifestaciones clínicas estables y duraderas del trastorno
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autista (que, clásicamente, se reagrupan -en los niños mayores y en los adultos- en la llamada triada de Wing, es decir, las dificultades en la interacción social, en la comunicación verbal y no verbal, y un patrón restringido de intereses o comportamientos) serían las consecuencias de un proceso psicopatológico mucho más precoz que, en el 87% de los casos podría detectarse en el primer año (Maestro, S.; Muratory, F. et al., 2001, 2002, 2005; Muratory, F. 2008, 2009; Larbán, J. 2008, 2010; Palau, P. 2011). Sobre los trastornos mentales, incluido el Autismo, hay creencias, que difundidas bajo el disfraz de lo científico, son alimentadas por aspectos ideológicos, más cercanos al poder que a la ciencia, logran contaminar el pensamiento ‘científico’ de muchos profesionales. Creencias que, arraigadas en nuestra sociedad con la categoría de mitos, están negando los avances actuales de las neurociencias, de la psicología y de la psicopatología del desarrollo, influyendo muy negativamente en la confrontación adecuada del problema de los trastornos mentales y del Autismo, así como en su posible solución. El mito podría verse, en este caso, como una creencia mítica, en el sentido de atribuir a personas o cosas, una realidad de la que carecen.
Autismo: Mito y realidad Jorge Wagensberg, destacado profesor de Física, investigador en Biofísica y escritor, nos señala muy acertadamente en una de sus reflexiones sobre la Filosofía de la ciencia, que las verdades científicas están basadas en una ‘mentira’, pues cada verdad científica lo es solo temporalmente y la propia ciencia se encarga de buscarle alternativas, posibilitando así el avance de la ciencia. Voy a enumerar y explicar, a continuación, algunas de esas creencias.
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Autismo; lo genético y lo ambiental • Creencia mítica #1: Que los trastornos mentales, incluido el Autismo, son de causa genética, y por tanto, incurables. Esta creencia la podemos considerar hoy día sin fundamento clínico ni científico, dados los avances recientes de la genética y sobre todo de la epigenética. Los factores genéticos que son indicadores de vulnerabilidad, no son factores causales; son factores predisponentes pero no determinantes. Es la interacción de lo genómico (redes de genes que interactúan entre sí) con el ambiente (incluyendo en lo ambiental la interacción del bebé con su entorno cuidador) -la llamada hoy día epigenética-, la que va a determinar la manifestación o no, de esa predisposición. De la misma forma, tampoco son factores causales los factores de riesgo interactivo y psicosocial. En la etiopatogenia de los trastornos mentales en el Ser humano, incluido el Autismo, intervienen tanto los factores de vulnerabilidad (psico-biológicos), como los factores de riesgo (psico-sociales), en estrecha interacción potenciadora de los unos con respecto a los otros. De igual modo, los factores protectores de la salud mental (biológicos y psicosociales), interactuando entre sí, potencian la resiliencia (resistencia y capacidad de recuperación psicológica y emocional) y la salud mental del sujeto. Los factores interactivos de riesgo y los signos de alarma, por sí solos, no son elementos causales, aislados, los signos de alarma y los factores interactivos de riesgo, representan un débil potencial patógeno. Sin embargo, su presencia acumulativa y repetitiva en la interacción precoz del entorno cuidador con el bebé, así como la potenciación de los unos para con los otros, es la que puede llevar hacia desviaciones y malos resultados en términos de desarrollo, sobre todo, si esto ocurre en
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los momentos sensibles de constitución en el bebé de una determinada e importante función que sirve de base para el desarrollo de otras funciones. Hoy día, la genética pura (aislada de otras ciencias, que pueden enriquecerla y complementarla, ha permitido un avance útil en un porcentaje reducido de casos [5 - 10%] en los que, junto con el retraso mental y síntomas autísticos asociados, se identifican otros trastornos de base genética, como ocurre en el caso del Síndrome de Rett, la Esclerosis tuberosa, el Síndrome x frágil, etc.,) nos estaba llevando por un camino equivocado, al intentar asociar directamente los trastornos mentales a ciertas alteraciones genéticas, determinadas a través de una relación de causalidad directa y linear. Este modelo de investigación genética descuida el hecho, de que los genes de un determinado genoma (totalidad de la información genética que posee un organismo en particular) nunca trabajan solos sino que trabajan en red, y además, interactuando entre ellos. Es por ello, que actualmente la Genómica, conjunto de ciencias y técnicas dedicadas al estudio integral del funcionamiento, la evolución y el origen de los genomas, está abriendo un abanico de nuevas posibilidades que pueden superar los resultados de la aplicación del anterior modelo de investigación genética. En estos últimos años, la investigación en Genómica está dando sus primeros pasos, gracias a tener el estudio completo del Genoma humano. Algo parecido está ocurriendo con la epigenética que, aunque ya fue presentada y desarrollada inicialmente por su descubridor, Conrad Hal Waddington en 1956 (Waddington, C. H. 1956 y 1980), ha tenido, a mi juicio, un escaso adelanto. Quizás debido a la elección, efectuada hasta ahora, de indagar en el ámbito de la genética pura y en terrenos artificialmente separados entre sí, sin tener en cuenta la pobreza de resultados que tal opción conlleva, ya
que aleja la investigación de la realidad. De esta forma se ha evitado la complejidad y dificultad inherentes a la investigación epigenética, que necesita, para su fecundo desarrollo, de un importante trabajo interdisciplinar y a largo plazo, entre ‘genetistas’ y ‘ambientalistas’. La epigenética describe al conjunto de interacciones genoma-entorno, que conducen a la expresión genética en un determinado organismo. Expresar un gen quiere decir, que el gen lleva a cabo la función para la que está destinado: la producción en serie de una proteína determinada. Cada proteína tiene funciones específicas, que serán las que dotarán a cada célula de su aspecto y funcionamiento. La diferencia entre una neurona y un hepatocito se basa en el tipo de proteínas que son codificadas, o lo que es lo mismo, qué genes están expresados o activos. Del total de genes de cada célula, sólamente un 10 o 20% se expresa, el resto son silenciados y están inactivos para la función de producir proteínas. Para ello, los genes tienen una región que es una llave de “encendido/apagado” junto a cada región de producción de una proteína específica (RuizFlores, Bistuer, M. 2010). Dicho de otro modo: El material genético contenido en los genes, se manifestará y se hará visible o no, en función de la interacción con el medio. “Hay que luchar contra el determinismo genético. El genoma nos da una tendencia a ser de cierta manera, pero es cómo vivimos lo que hace que seamos de una forma determinada”, dice Manel Esteller, director de epigenética del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (Madrid) y del Instituto Catalán de Oncología. Sus investigaciones con personas genéticamente idénticas son conocidas en todo el mundo por su importancia y trascendencia. Esteller ha estudiado a decenas de parejas de gemelos de distintas edades, y ha podido observar cómo la forma de vida va dejando sus huellas en los genes a través de marcadores
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químicos (cambios epigenéticos) que son los que los encienden o apagan. Un solo dato ilustra bastante bien los hallazgos de Esteller: las diferencias en las marcas químicas presentes en los genes, cambios epigenéticos, de gemelos de 50 años son cuatro veces mayores que las que se pueden encontrar en gemelos de solo tres años. Además, la disparidad aumenta a medida que aumentan las diferencias en el estilo de vida. Cada vez hay más datos que sugieren, que tanto la epigenética sana como la alterada se transmite a las generaciones futuras (Esteller, M. 2008).
alteradas y fortalecidas permanentemente a través de la regulación de la expresión génica relacionada con la interacción ambiental.
Lo que hacemos con nuestro material genético; cómo vivimos, comemos, sentimos y pensamos, también influye en lo que somos. Esos cambios de expresión genética no se transmiten a la siguiente generación de manera biológica, sino que culturalmente transmitimos los reguladores de la expresión. Se podría decir, que hay una heredabilidad epigenética -que se transmite culturalmente a la siguiente generación- de los factores protectores de la salud (resistencia ante la enfermedad y capacidad de recuperación) y de los factores que predisponen a padecer un determinado trastorno o enfermedad (vulnerabilidad). Esto quiere decir, que hay una evolución cultural que modifica la expresión de la genética (heredabilidad epigenética sana y alterada) a través del aprendizaje, que es muy rápida, y otra natural, biológica, basada en mutaciones, de una lentitud que se mide por decenas de milenios (Ruiz-Flores, M. 2010). Podemos deducir, de los avances de la epigenética, que la modalidad de crianza y las interacciones precoces entre el bebé y su cuidador pueden influir y modificar lo genético-constitucional, tanto positiva como negativamente. Además, vemos que dichos cambios epigenéticos, son transmisibles a las generaciones siguientes. Otro hecho importante se deriva de los descubrimientos de la epigenética: Las conexiones sinápticas pueden ser
Autismo, psiquismo y cerebro
Cada vez son más numerosos los estudios e investigaciones que muestran el extraordinario potencial evolutivo que tiene el Ser humano para desarrollarse progresivamente como sujeto, en su interacción con su entorno. “Se podría decir que el Ser humano nace ‘programado’ para ‘reprogramarse’ en función de la relación y en la interacción con su entorno cuidador”, (Manzano, J. 2005).
• Creencia #2: Que el cerebro humano deja de crecer y desarrollarse a partir de los 21 años. Esta teoría, basada en el estudio anatomopatológico del cerebro, más que en el estudio de su funcionamiento neurofisiológico normal, reforzaba la ideología de lo genético como incurable, ya que los defensores de la causa genética de los trastornos mentales (incluído el Autismo), atribuían a las alteraciones del cerebro -que en realidad no era más que su base neurobiológica y orgánica (confundiendo mente con cerebro)- la causa de los trastornos mentales, ensombreciendo su pronóstico evolutivo a largo plazo. La neurobiología fundamental ha puesto en evidencia el fenómeno de la plasticidad neuronal, a través de toda una serie de trabajos, particularmente los de Kandel (Kandel E. R. 2001) sobre los circuitos de la memoria, en los que a través de sus experiencias con el caracol marino llegó a la conclusión, de que el aprendizaje y las experiencias son las que modelan la estructura del cerebro, obteniendo por ello el premio Nobel en el año 2000. Los resultados de la investigación sobre la plasticidad cerebral ponen de relieve, una vez más, la estrecha interacción entre lo genético-
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constitucional-neuronal de una persona y lo ambiental, es decir, la experiencia del sujeto en la interacción con su entorno, incluido en el caso del bebé, su interacción con el entorno cuidador (familiar, profesional, institucional y social). Experiencia capaz de modular y cambiar, no solamente la huella psíquica con anclaje somático de lo vivido, sino también, la huella bológico-neuronal del sujeto que la vive. En su interesante, estimulante y sugerente libro A cada cual su cerebro, publicado en castellano, François Ansermet, un destacado profesional del Psicoanálisis, y Pierre Magistretti, otro profesional destacado de las neurociencias, ambos suizos, nos muestran, de forma amena y didáctica, estos aspectos de la plasticidad cerebral que comentamos. Nos permiten comprobar cómo el Psicoanálisis y las Neurociencias, pueden encontrar un espacio de intersección entre las dos disciplinas, donde el encuentro no solamente es posible sino también extraordinariamente fecundo (Ansermet, F., Magistretti, Pierre. 2006). La experiencia psíquico-neuronal está en la base del aprendizaje y desarrollo humanos. Experiencias adecuadas para el desarrollo del bebé, que facilitan la comunicación interneuronal y el desarrollo de su sistema nervioso, así como de su capacidad de comunicarse y relacionarse con su entorno y consigo-mismo, y también, las inadecuadas, que dificultan o impiden dicho proceso comunicacional y relacional y, por tanto, su adecuado y normal desarrollo cerebral, y en un sentido amplio, su desarrollo bio-psico-social. El concepto de plasticidad cerebral permite ver y comprender la influencia que el medio ambiente ejerce sobre el cerebro, su constitución y transformación. El cerebro posee una extraordinaria plasticidad neuronal en cuanto a su conectividad y función en todos los niveles de organización. La plasticidad neuronal se refiere a los cambios que ocurren en la organización
del cerebro en áreas neocorticales y en áreas relacionadas con la memoria como resultado de una experiencia. Una actividad del cerebro asociada a una función determinada puede localizarse en otra área como consecuencia de una experiencia normal, de un daño cerebral y/o de una recuperación posterior. El Ser humano desarrolla intensivamente las funciones cerebrales durante los tres primeros años de vida, incluso desde la fase embrionaria, desarrollo que persiste intensa y significativamente hasta los seis años, y a un ritmo menor, durante toda la vida, tal como lo evidencia la plasticidad cerebral. Como vemos, los avances de la neurociencia del desarrollo han puesto de relieve la importancia de la integración de las relaciones interpersonales y el desarrollo del cerebro. La interacción entre el niño y su cuidador tiene un impacto directo en este desarrollo. Las interacciones cara a cara modulan, no sólo el desarrollo del niño sino algunas funciones cerebrales del otro participante de la interacción (neuronas espejo). A la luz de estos descubrimientos, la crianza y las primeras interacciones adquieren una esencial importancia para el desarrollo del individuo. Estos hechos nos muestran, que una adecuada interacción con el medio o con el entorno cuidador puede producir cambios en el desarrollo psíquico y en las funciones cerebrales, incluso si hay cierto grado de disfunción o de afectación cerebral.
Neurogénesis cerebral • Creencia #3: Otro de los mitos considerados como realidad hasta hace muy poco, consistía en la creencia en que las neuronas perdidas no podían recuperarse. El descubrimiento de la existencia de células madre en zonas concretas del cerebro supuso el fin de esta idea, y dio lugar al desarrollo de una investigación sobre los mecanismos por los
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que se rigen estas células, de las que todavía desconocemos muchos aspectos. La Neurogénesis (producción y regeneración de las células del Sistema Nervioso Central, es decir, de neuronas y células gliales) no es patrimonio exclusivo de la infancia y adolescencia como se creía antes; ocurre en el adulto, y puede persistir en la vejez. Lo que se ha visto que ocurre también con el cerebro humano, es el fenómeno llamado poda neuronal; es decir, las redes neuronales que no se utilizan durante mucho tiempo pierden su función y mueren. La desaparición de redes neuronales no utilizadas se hace en beneficio de otras que se desarrollan más, al ser más utilizadas. Vemos, que la estimulación del entorno, según sea la adecuada o no, puede facilitar o impedir, no solamente el desarrollo psíquico de una función determinada en el niño, sino también, el desarrollo de las redes neuronales encargadas de esa función. El desarrollo del cerebro requiere de formas específicas de experiencia, para dar origen y promover el crecimiento de los circuitos neuronales involucrados en los procesos mentales, tales como la atención, la memoria, la emoción y la auto-reflexión. Es condición necesaria la interacción adecuada con los adultos cuidadores, para lograr el desarrollo de las estructuras nerviosas responsables de estas funciones en el niño pequeño. Estos descubrimientos recientes confirman la vieja intuición clínica de que, en gran medida, el desarrollo de una función hace el órgano que la produce. Es decir, los estímulos adecuados, como los visuales, facilitan y potencian el desarrollo del órgano de la visión. Así, es posible que, con un entorno proveedor de cuidados adecuados, no solamente se facilite un proceso de maduración biológico y un desarrollo psicológico y neuronal sanos, sino que también se pueda evitar la aparición de algunas alteraciones y enfermedades que se supone están genéticamente… ¿predeterminadas?
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Intervenciones tempranas • Creencia #4: Para terminar, comentaremos la creencia mítica, hasta ahora arraigada en la mayoría de los profesionales del entorno cuidador del bebé, de que es imposible detectar, diagnosticar y tratar el Autismo antes de los 24 meses de vida, creencia que está afectando negativamente los posibles avances en la detección de los factores de riesgo de funcionamiento autista del niño, en su primer año de vida. Sin embargo, y a pesar de esta creencia de los profesionales, entre un 30% y un 50% de padres observan alteraciones precoces en el desarrollo y en la comunicación con sus hijos durante su primer año de vida. Además, la experiencia clínica basada en el estudio e investigación del estilo de interacción precoz entorno cuidador-bebé y más específicamente, padres-bebé, muestran lo contrario. Para una adecuada y eficaz detección del proceso interactivo autistizante y defensivoautístico del bebé en su primer año, o antes de los 24 meses de vida, y centrándonos en los factores de riesgo interactivos entre el bebé y su entorno cuidador, no podemos basarnos en los criterios diagnósticos de las clasificaciones internacionales como el DSM-IV o CIE-10, que son útiles solamente para detecciones y diagnósticos más tardíos de las consecuencias o secuelas de dichos procesos.
Autismo temprano, interacción emocional, empatía interactiva, intersubjetividad primaria y secundaria En el estadio inicial de su vida y desarrollo, el bebé no puede reconocer sus estados emocionales; aprende a hacerlo observando las manifestaciones de afecto de su cuidador, asociadas a situaciones y a conductas vividas en la interacción con él. La empatía -capacidad de ponerse en el lugar del otro, sin confundirse
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con él- posibilita la comunicación intersubjetiva en la interacción cuidador-bebé, facilitando el acceso de este último a la capacidad de reproducir, en su propio psiquismo, los sentimientos, los movimientos, las intenciones o motivaciones del otro y también, tomando como base y vehículo de transmisión las emociones, los pensamientos y representaciones asociados, sean conscientes o inconscientes. La empatía es un concepto psicológico, que tiene su equivalente neurobiológico en las redes llamadas neuronas espejo, elementos esenciales para la comprensión del otro y, por tanto, fundamentales para la socialización, es decir, para la comunicación y la relación con los demás. El concepto de intersubjetividad implica un proceso en que la actividad psíquica, incluyendo la conciencia, motivación e intenciones, cognición y emoción, es transferida entre mentes. En la investigación llevada a cabo por Muratori y Maestro, (2002, 2005), sobre habilidades atencionales durante los primeros seis meses de vida, en los TEA, se estudiaron películas caseras de este periodo en niños que, más tarde -luego de los tres años- fueron diagnosticados con TEA, y se compararon con películas caseras de niños normales. Se puede observar, en los vídeos caseros, cómo algunos de los bebés con diagnóstico de TEA presentan, durante el primer semestre, algunos momentos de comunicación intersubjetiva con el otro, sobre todo cuando es este último quien la reclama, evidenciando, en estos casos, un acceso lábil, no motivado o poco motivado, además de poco frecuente, a la intersubjetividad primaria, al deseo de comunicación intersubjetiva. Estos mismos niños, en su segundo semestre de vida, se muestran frecuentemente incapaces de acceder a la intersubjetividad secundaria (atención compartida hacia un objeto-sujeto externo) en una relación tríadica, ya que, para ello se requiere un funcionamiento psíquico
más complejo. Al mismo tiempo que evitan o rechazan la comunicación intersubjetiva, así como los momentos y situaciones de atención compartida con el otro hacia objetos externos, muestran una atención cada vez más preferente por los objetos. Esto quiere decir, que el diagnóstico de funcionamiento autista, en estos niños, se hace más evidente en el segundo semestre de vida que en el primero, y que, en estos casos dudosos, es aconsejable esperar a los resultados de la observación del año de vida para confirmar el diagnóstico. El trastorno de habilidades intersubjetivas en el Autismo está relacionado tanto con la intersubjetividad primaria (interacción sobre todo diádica desde el primer semestre), como con la intersubjetividad secundaria (interacción triádica, desde el segundo semestre). Los niños con Autismo muestran, en los primeros seis meses de vida, una reducción específica de la atención a los estímulos sociales, pero al mismo tiempo, la atención dirigida a los objetos no les distingue de los niños con desarrollo sano. Sin embargo, progresivamente, durante el segundo semestre, lo que más caracteriza a los niños con funcionamiento autista es el considerable aumento de la atención no social hacia los objetos (Maestro, S.; et al. 2005). Según las observaciones de las filmaciones familiares, al final del primer año, los niños con funcionamiento autista están significativamente más atraídos por los objetos que los niños con desarrollo normal o típico. Se podría decir, que su foco de atención, de forma predominante y en el niño con funcionamiento autista, son los objetos, mientras que en el niño sano, a esta edad, su deseo y atención oscila entre la persona y el objeto hacia el cual comparte su atención con el otro. En el desarrollo del Autismo temprano del bebé es de suma importancia diferenciar el proceso interactivo autistizante y el proceso defensivo-autístico del niño.
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El proceso interactivo autistizante Este proceso (Hochmann, J. 1990) sería un factor de riesgo interactivo que se desarrolla -de forma inconsciente y no intencional- en el seno de la interacción temprana entre el bebé y su cuidador. Según este modelo, poco importa quién lo inicia. Sea el adulto, que se muestra insuficientemente disponible desde el punto de vista psíquico, o el niño, quien muestra un comportamiento relacional especial, se crea rápidamente un círculo vicioso auto-agravante, ya que, la inadaptación de las respuestas interactivas de uno de los elementos de la relación acentúa el desarrollo en el otro de respuestas también inadaptadas, encerrándose ambos en una interacción circular de difícil salida. El proceso autistizante es un concepto que permite comprender, que el Autismo infantil no es una enfermedad estrictamente endógena, sino que se co-construye y se organiza en el marco de disfuncionamientos interactivos o de una espiral perturbada de intercambios entre el bebé y los adultos cuidadores. El origen primario del disfuncionamiento puede situarse, según los casos, sea del lado del bebé, sea del lado del adulto cuidador. En todas las ocasiones, el disfuncionamiento interactivo de uno de los miembros de la interacción desorganiza al otro, quien, debido a esto, va a responder de forma inadaptada, agravando, a su vez, las dificultades del otro y viceversa, en una peligrosa espiral de cronificación y agravación. Este factor de riesgo interactivo autistizante puede poner en marcha, en bebés emocionalmente muy sensibles y predispuestos constitucionalmente, unos mecanismos de defensa autísticos que, instalándose progresivamente y de forma duradera en el psiquismo temprano del bebé, aumentan considerablemente el riesgo de evolución hacia un funcionamiento autista, agravando el pronóstico evolutivo.
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También, puede ocurrir, que el proceso interactivo autistizante, en otro tipo de bebés, menos sensibles y predispuestos, tanto emocional como constitucionalmente, a compartir y/o a vivir intensamente el sufrimiento que les provoca los desencuentros interactivos precoces, repetitivos, duraderos y no reparados con su entorno cuidador, facilite el desarrollo de mecanismos de defensa de otro tipo -psicosomático o caracterial, por ejemplo- marcando, de esta forma, evoluciones diferentes ante el mismo factor de riesgo interactivo (Larbán, J. 2010).
Factores específicos de riesgo evolutivo hacia un funcionamiento autista Los factores de riesgo que pueden llevar precozmente al niño hacia un funcionamiento defensivo autístico serían los siguientes: 1. La interacción cuidador-bebé, cuando dificulta e impide, de forma duradera y repetitiva, la integración sensorial en él, es decir, la unificación perceptiva de los flujos sensuales que le llegan por diferentes canales sensoriales desde el objeto-sujeto relacional. Esta dificultad, potenciada por la imposibilidad de encontrar, en la interacción, los necesarios momentos de ensimismamiento y de desvinculación relacional transitoria que le permitan al bebé su autorregulación y equilibrio psicosomáticos, la integración sensorial de los estímulos percibidos y la regulación de la interacción con su cuidador, sería un factor de riesgo interactivo autistizante, y también, hacia los trastornos psicosomáticos del lactante. 2. La interacción cuidador-bebé, si dificulta y/o impide, de forma duradera y repetitiva, el acceso del niño a la intersubjetividad, tanto primaria (relación a dos) como secundaria (relación a tres), con la correspondiente
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imposibilidad de separarse y diferenciarse del otro. Este proceso, le impide constituirse como sujeto con subjetividad propia, crear su propio mundo interno, relacionarse intersubjetivamente con el otro, y por tanto, compartir la experiencia subjetiva vivida en su interacción con otro. Esta dificultad sería un factor específico de riesgo interactivo autistizante. 3. La interacción padres-bebé puede ser un factor de riesgo interactivo autistizante, cuando este se halla afectado, desde su nacimiento, por una malformación o discapacidad sensorial y/o motora que dificulta, de forma importante y duradera, la relación y comunicación con su entorno cuidador, y cuando, a su vez, esta situación, a largo plazo, no puede ser asumida por los padres. En tal situación, dicha interacción sería un factor de riesgo que se convertiría progresivamente en específico (funcionamiento autista) al potenciar y ser potenciado por los anteriores.
El proceso defensivo-autístico Este proceso, que puede manifestarse clínicamente en el bebé de forma progresiva, regresiva y/o fluctuante entre ambos, se va desarrollando con el aumento progresivo de un funcionamiento psíquico, que se manifiesta con las siguientes modalidades defensivas: 1. Defensas anti-relación-comunicación con el otro (repliegue sobre sí mismo y retirada relacional duradera con aparente desconexión emocional, aislamiento relacional y ausencia autística). Para comprender mejor el desarrollo de este tipo de defensas, ver Frances Tustin y su concepto Encapsulación autogenerada, desarrollado, sobre, todo en su libro Cascarón protector en niños y adultos. (Tustin F., 1992)
El niño, que evolucionaría hacia un proceso defensivo-autístico, lo haría pasando de la actitud de ensimismamiento hacia una actitud de retirada relacional duradera con aislamiento y desconexión tanto en el plano emocional y cognitivo como en la comunicación y relación con el otro, lo que daría como resultado la imagen del bebé mentalmente ausente. Sin olvidar la evitación de la relación y comunicación con el otro, a través de la mirada o de los estímulos relacionales auditivos, refugiándose en la hipersomnia (exceso de sueño) como signo característico de dicho funcionamiento defensivo autístico en sus primeras semanas de vida (Palau, P. 2009).
2. Defensas anti-integración de los diferentes estímulos sensoriales percibidos, (desmantelamiento sensorial, Meltzer D., 1975). El desmantelamiento sensorial lo utiliza el bebé como un mecanismo de defensa anti-integración de la sensorialidad, para evitar vivirla en la interacción sensorial y emocional con el otro. Se protege del efecto amenazante y desorganizador de los estímulos, tanto internos como externos, que no puede contener, asimilar, ni elaborar, desarrollando actitudes y conductas contrarias a la integración de esos estímulos, que sería lo que se produciría en un bebé con un desarrollo sano. Estas actitudes tienen como objetivo -en el bebé con funcionamiento autista- el desmantelamiento sensorial de los estímulos percibidos, para no integrarlos, privilegiando su recepción a través de un solo canal sensorial. 3. Defensas anti-separación del otro a través de la identificación adhesiva con el objetosujeto relacional.
Donald Meltzer, quien ha acuñado el término Identificación adhesiva, desarrollando la base del concepto de su maestra y super-
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visora Esther Bick, dice, a propósito de la identificación adhesiva:
los que el proceso histórico nos tiene acostumbrados, a un imperialismo de lo biológico.
En este estado, el bebé se apega a la superficie del objeto, adhiriéndose a él para obtener un grado rudimentario de seguridad, para combatir ansiedades masivas de rupturas catastróficas en la coherencia del Self corporal, que se teme podrían resultar en un derramamiento del Self corporal en el espacio infinito. (Meltzer D., 1974/ comunicación personal, 14 de septiembre 2000)
La confusión interesada y alejada del pensamiento científico, que se manifiesta, por ejemplo, interpretando que un descubrimiento “X”, que muestra a través de la resonancia magnética u otra técnica de neuro-radio-imagen, que algunas regiones cerebrales tales como el lóbulo temporal superior, (LTS) -de adultos o niños ya de cierta edad con funcionamiento autista-, presenta alteraciones anatómicas o funcionales, es un claro e inequívoco signo de que la causa del Autismo es de etiología orgánica o genética, excluyendo la importancia de la interacción de lo genético-constitucional con el ambiente que incluye lo psico-social del Ser humano. Esta actitud, omite el hecho de que, en el momento de la investigación, y dada la edad del colectivo investigado, las perturbaciones precoces en la interacción entorno cuidador-bebé ya han podido alterar, tanto el proceso de maduración del cerebro y del sistema nervioso central como el adecuado desarrollo de sus múltiples y complejas funciones, así como el proceso de constitución y desarrollo del psiquismo temprano del niño.
Este tipo de mecanismo de defensa produce una dependencia absoluta del objeto, adhiriéndose a él, sin ningún tipo de existencia separada y sin ningún límite entre él y la persona. Comporta la dependencia extrema a la superficialidad de los objetos, a su apariencia, mostrando, quien la padece, gran sensibilidad hacia los agujeros y roturas, ignorando, al mismo tiempo, el interior y el estado afectivo interno del otro. El coger la mano del otro para utilizarla como una prolongación de sí mismo puede considerarse como un ejemplo de Identificación adhesiva.
Hacia una comprensión integradora del Autismo Desde hace varios años, observo con preocupación cómo, en el caso de la investigación causal de los trastornos mentales, se confunden las consecuencias con las causas, debido a cuestiones ideológicas. Los importantes descubrimientos que se están haciendo en el campo de las neurociencias son interpretados ‘interesadamente’ por un sector de los profesionales de la salud mental, que se proclaman portadores (con actitud intolerante y excluyente) de la Verdad científica. Del imperialismo de lo psicológico, se está pasando, en los últimos años, a través de un movimiento pendular a
Golse y Robel, en un interesante artículo a propósito de la investigación en Psicoanálisis, y abordando el debate entre el Psicoanálisis, la Psicopatología cognitiva y las Neurociencias, nos muestran que el lóbulo temporal superior del cerebro se encuentra, hoy día, en el centro de las reflexiones en materia de Autismo infantil, trastorno psicopatológico que representa el fracaso del acceso a la intersubjetividad, con la imposibilidad de integrar el hecho de que el otro existe en tanto que otro. Los trabajos de investigación de los cognitivistas nos han mostrado, que un objeto no puede ser percibido como exterior a sí mismo si, a la vez, no es aprehendido por, al menos, dos canales sensoriales (Streri, A. 1991, Streri,
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a.; et al. 2000). Este proceso de acceso a la intersubjetividad parece implicar al lóbulo temporal superior del cerebro humano, debido a las diferentes funciones que en él se encuentran localizadas (Boddaert, N., et al., 2004, Chabane, N., 2005, Gervais, H., et al. 2004 y Robel, L., et al. 2004): reconocimiento de los rostros (gyrus fusiforme del LTS); reconocimiento de la voz humana (surco temporal superior del LTS); análisis de los movimientos del otro (zona occipital del LTS) y, sobre todo, la articulación de los diferentes flujos sensoriales que emanan del objeto-sujeto relacional (surco temporal superior del LTS), permitiendo que este pueda ser percibido como exterior a sí mismo. En el momento en que el abordaje psicoanalítico y el cognitivo (Teoría de la mente) se juntan para considerar la intersubjetividad como el fruto de la integración del flujo sensorial percibido que proviene del objeto-sujeto relacional, estudios recientes de neuroimagen cerebral revelan anomalías anatómicas y funcionales del lóbulo temporal superior en los niños de cierta edad y en adultos con funcionamiento autista. Un diálogo es pues posible entre estas diferentes disciplinas, esperando que se abra camino un abordaje integrador del Autismo infantil, en el cual el lóbulo temporal superior podría ocupar un lugar central, no como el lugar de una hipotética causa primaria del Autismo, sino como un eslabón intermediario y como reflejo del funcionamiento autístico temprano del niño (Golse, B.; Robel, L. 2009).
Prevención Para la prevención y, sobre todo, para la primaria, en Psicopatología, como en otras ciencias, es importante que los indicadores de los factores de riesgo tengan cierto carácter predictivo, en cuanto a un determinado tipo de evolución, caso de que la situación de riesgo persista y
no cambie. No obstante, hay que subrayar, como indica muy acertadamente el Psiquiatra y Psicoanalista de niños y adolescentes Bernard Golse, “prevención no es predicción. Siempre hay un espacio para un posible encuentro evolutivo.” (Golse, B. 2003) Sin embargo, no olvidemos, que el dejar que dicho encuentro con posibilidades evolutivas y no repetitivas lo decida el azar o el paso del tiempo (que sin posibilidad de cambio es un elemento cronificador), es incrementar la situación de riesgo para el bebé. La fluctuación de los signos y síntomas, considerados aisladamente como posibles factores de riesgo evolutivo hacía un funcionamiento autista, hacía prácticamente imposible el desarrollo de una herramienta adecuada y eficaz para su detección temprana. Sin embargo, el estudio de la evolución de los signos de alarma presentes en el bebé, a lo que se añade el estudio de la evolución de los factores de riesgo en los padres, pero, sobre todo y fundamentalmente, el estudio de la evolución de la interacción entre los padres y su hijo, constatado mediante escalas de evaluación que pueden ser aplicadas a los tres, seis y doce meses de vida del bebé, nos permiten afinar mucho dicha detección y hacerla posible en un importante número de casos (Larbán J. 2008).
Tratamiento Conviene saber, que antes de los tres años, el tratamiento preferente y el que da mejores resultados es el psicoterapéutico, centrado en la interacción padres-bebé, ayudando a cambiar el estilo interactivo que alimenta el trastorno autista e impidiendo que el funcionamiento autista se instale en el psiquismo temprano del niño (prevención secundaria) y, todo ello, siempre teniendo en cuenta, en un sentido más amplio, el entorno cuidador (familiar,
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profesional, institucional, social) del bebé, para evitar el grave riesgo de cronificación (Larbán, J. 2008; Palau, P. 2010). A partir de los tres años, el Trastorno Interactivo Autistizante se interioriza y pasa a formar parte de la personalidad del niño. Los tratamientos son, entonces, mucho más costosos en todos los sentidos y con resultados menos satisfactorios cuanto mayor sea su edad, y cuanto más tarde peor. Las intervenciones a partir de esta edad pertenecerían al ámbito de la prevención terciaria, es decir, implicarían intervenciones inter-disciplinares y multi-profesionales y tendrían como objeto, no solamente el tratamiento sino también la rehabilitación psicosocial de las secuelas y evitar la cronificación del Trastorno Autista.
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Conclusiones Si vamos más allá de lo constitucional, de lo sintomático, y de los factores de vulnerabilidad de tipo genético presentes en el Ser humano, podríamos realizar un abordaje clínico del funcionamiento autista temprano del bebé, desde una perspectiva cuyo objetivo principal es el estudio, la investigación y la intervención psicoterapéutica, centrada en la interacción temprana padres-hijo. El estudio de su evolución en una determinada dirección y no en otra, puede desvelarnos factores de riesgo evolutivo hacia un posible funcionamiento autista, no solamente en el niño sino también en los padres, y sobre todo, en el estilo interactivo que establecen progresivamente entre ellos, (Larbán J. 2008; Larbán, J. 2010).
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ensayos
Hefestos: (A prometeo.) Hijo de la consejera Temis, que nutres siempre en tu alma tan osados pensamientos, fuerza es que, a pesar mío y tuyo, te sujete a esta roca desolada por medio de indisolubles lazos de hierro. No llegará ya a ti ni voz ni rostro humanos, sino que, abrasado por los ardientes rayos del Sol, verás destruirse tu piel y cambiar de color; con alegría mirarás a la noche ocultar la luz, bajo su manto estrellado, y con alegría también verás al Sol, a su vez, secar el rocío de la Aurora; pero el dolor de tus desdichas no cesará de atormentarte un momento, porque aquel que te ha de liberar no ha venido todavía. ¡He aquí lo que has conseguido con tu afición a favorecer a los hombres! Dios a quien no asusta la cólera divina, librando a los mortales, lo que era un honor entre nosotros, has pasado los límites de lo permitido. En castigo por ello permanecerás desde ahora sobre esta roca, en guardia dolorosa, siempre de pie, sin dormir ni doblar las rodillas. En vano lanzarás entonces incesantemente tus gemidos, en vano clamarás: el corazón de Zeus es inflexible, pues nunca señor nuevo se mostró inclinado a la piedad. Esquilo, Prometeo Encadenado
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Curiosidad Onírica: Aproximaciones a la Obra de Grete Stern La imaginación como ilusión de lo ilimitado. GR. Lic. Gabriela Rouillon Acosta1
Apertura Los fotomontajes que configuran la obra Sueños (1948-1952), de Grete Stern, me encontraron el 12 de Abril del 2012 en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA). Sus imágenes no han dejado de inquietarme desde entonces. Por eso, me interesa retomar la relación entre el fotomontaje, como técnica dadaísta que propone una ruptura de la representación lógica de la realidad, y una revista para mujeres con contenido psicoanalítico, como recurso de ayuda y marco teórico en un contexto particular y epocal. Busco evidenciar el potencial que tiene la propuesta de la Revista Idilio, en donde se publicaban los dibujos de Stern, que combina sueños, escritura, interpretación, imagen, porque esta interrelación de lenguajes genera algo especial que amplía las posibilidades del Psicoanálisis, en el sentido de apoyarse en otras formas de conocer el mundo y de explorar el inconsciente y las pone en favor de las mujeres que consultan. Las imágenes alimentadas por la escritura, los sueños, los relatos de las mujeres que escribían en la revista, la interpretación de los mismos, la producción femenina que manifiesta su dimensión conflictiva hacen de esta propuesta una propuesta que genera curiosidad por conocer.
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Además, esto permite poner en diálogo varias disciplinas, el Arte y el Psicoanálisis, una puesta en común con un mismo objeto: El mundo interior de las mujeres de la época. El mundo de aquellas que escriben sus sueños en la revista es interpretado, en texto, por hombres, desde los parámetros psicoanalíticos, y dibujadas desde lo artístico por una mujer. La lectura de lo femenino encuentra una interpretación visual, de una mujer (Stern) que parece soñar los sueños de aquellas para poder construir la imagen; y otra además, elaborada por hombres (Gino Germani y Butelman), quienes responden con calidez y escriben desde su ángulo psicoanalítico. Emoción y pensamiento parecen acercarse. ¿Cómo dialogan, cómo se impactan, qué transforman estos dos discursos desplegados en los sueños? La propuesta conjunta hace un diálogo que propone, en términos de los diferentes lenguajes, el abordaje a una realidad femenina de una época determinada en un contexto territorial, político y cultural específico. La forma en la que se ponen en juego los diferentes lenguajes enriquece la mirada de esta realidad, expresada oníricamente. Aquí, es importante hablar del fotomontaje como opción, que no es gratuita y que es una herramienta cuyas reglas son parecidas a las que rigen el inconsciente, y que, además, está sustentada en una
Candidata a psicoanalista en la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA). Estudiante de la Carrera de Especialización de Psicoanálisis del Instituto Universitario de Salud Mental (IUSAM). Mail: gabrielarouillon@gmail.com
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Lic. Gabriela Rouillon Acosta
posición política y estética de ruptura con la lógica, de indagación desde el Inconsciente. Psicoanálisis, Fotografía, Sociología, Cultura y Política se acercan. ¿Por qué es inquietante el ejercicio que proponen, en esta revista en particular? No se espera eso, pero subvierte, pone de manifiesto opresiones, subordinaciones, estereotipos imaginarios en la construcción de lo femenino. En nuestra clínica actual, ¿nos encontramos con la voz de las mujeres que hablan con los mismos síntomas, temores y conflictos?
Incursionemos en la Revista Idilio La revista Idilio, para mujeres, creó una sección llamada “El Psicoanálisis te puede ayudar”, que duró tres años. Consistía en responder un cuestionario delicadamente diseñado; mujeres de clase media de todo el territorio argentino, anónimamente, escribían en él al consultorio psicológico sobre sus pesares, angustias, y sueños o pesadillas. Los contenidos eran interpretados y comentados por los coordinadores de la sección, y luego Stern -quien tuvo contacto con el mundo psicoanalítico, a través de encuentros con diferentes psicoanalistas de la época, como Pichón Rivière y Arminda Aberastury- diseñaba los fotomontajes, elaborando una imagen para cada experiencia onírica. Con el fin dar una bienvenida cálida, la sección iniciaba con estas palabras: “Queremos ayudarle a conocerse a sí misma, a fortalecer su alma, a resolver sus problemas. A responder a sus dudas, a vencer sus conflictos y a superarse;” (Fundación CEPPA, pág., 118, 2012) de este modo explicitaba la intención de ayudarlas. Entre la multitud de notas aparecidas, hemos escogido esta respuesta a una mujer de Capital Federal: ADELA. I. (Capital Federal). De un tiempo a esta parte, un mismo sueño se le repite
casi diariamente y se despierta sobresaltada. Veamos primero el contenido del sueño. “Se ve sentada en un aula escolar, en compañía de niños pequeños, y la maestra la reprende severamente, por no haber hecho sus deberes. Cuando va a contestar, disculpándose, despierta en un estado de agitación”. Ya el hecho de que un sueño se repita en varias ocasiones significa, que este es sumamente importante y que responde a una necesidad de urgente solución. Nada tiene que ver, que la situación que ocurre en él nunca haya existido en la realidad exterior. Posee una realidad mucho más preeminente, la de existir en el alma. Estamos seguros de que una dilucidación de los motivos anímicos de su conducta le ayudará a solucionar su problema.” (Fundación CEPPA, pag.119, 2012) ¿Cómo crear un fotomontaje con este tipo de material? Un fotomontaje es “la unión de diferentes fotografías ya existentes, o por tomarse con ese fin, para crear con ellas una nueva composición fotográfica… juntar elementos inverosímiles… O puedes distorsionar la perspectiva que dará el efecto de lo inseguro, de lo inverosímil.” (Fundación CEPPA, pág., 29, 2012). Podemos pensar, que los elementos del sueño también tienen algo común con el fotomontaje: es muchas veces leído como una producción inverosímil, hasta surrealista, y contradictoria. El inconsciente funciona de manera contradictoria, por tanto, estamos en un terreno familiar. Seguramente, esta es la razón por la cual se eligió esta técnica, hacer manifiesto el material onírico a través de una técnica que iba en la línea de las formaciones del inconsciente. Sueño-Inconsciente-Fotomontaje parece ser una serie que alberga elementos comunes, los tres incluyen un mensaje y buscan un significado. Este es un punto importante, la
Curiosidad Onírica: Aproximaciones a la Obra de Grete Stern
búsqueda de sentido. El fotomontaje es como si fuera una elaboración más, un representante visual del sueño femenino. ¿Qué mensaje y significado envían entonces estos sueños? Elegimos dos de la colección completa.
Fotomontajes • Los Sueños de Sacrificio.
Idilio No. 118. 20/2/1951.
Intérpretes del sueño: El fuego es uno de los símbolos oníricos más importantes. Según la situación puede significar destrucción, estimulo, fuerza vital. Aquí lo encontramos como destructor. Este es un sueño de sacrificio o, mejor dicho, de autosacrificio motivado por un fuerte sentimiento de culpa. La soñadora se siente culpable por innumerables errores. No encuentra solución y, por lo tanto, desea, de una vez por todas, aniquilarse, desaparecer, con el fin de eludir las recriminaciones de su propia conciencia. Se impone a sí misma el castigo que antes se aplicaba a los criminales más terribles: ser quemada viva. Pero, hay un rasgo del sueño que,
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precisamente, le indica que no todo está perdido, y que hay una solución más satisfactoria. Nos referimos al hecho de que se encuentra sin zapatos. Y bien, ¿cuál es el sentido de los zapatos en los sueños? Pues se trata, nada menos, que del instrumento mediante el cual “marchamos por el mundo”, aquello que nos posibilita pisar firmemente. Comprendemos, claramente, qué quiere decir este sueño. La soñadora ha llegado a tan angustiosa situación por haber marchado sin calzado, es decir, por no haberse instalado firmemente en la vida. Ha sido su situación de inseguridad lo que la ha conducido a cometer tantos errores. “Afírmate sobre tus propios pies, hazte fuerte, procura bastarte a ti misma, no recurras a los demás cuando tú sola puedes valerte. Si no lo haces, tu complejo de culpabilidad crecerá tanto que ya no podrás resistir, y verás en tu sacrificio la mejor salida”; tal es el mensaje de su inconsciente. (Fundación CEPPA, pag.143, 2012) Las mujeres de la época sentían que se sacrificaban. El sueño, como una voz manifiesta del inconsciente, es traducida a una imagen explicita y sobrepuesta, vívida del sueño. El contenido de la imagen, la mujer quemándose, realmente, con las manos hacia arriba, queriendo salir de la hoguera; la interpretación psicoanalítica narra su temor a ser castigada por un sentimiento de libertad. Las mujeres de los años 40 vivían en una sociedad tradicional, se sentían aprisionadas adentro y afuera, lo que nos permite especular sobre el contexto cultural en que crecían y se desarrollaban. No es posible pensarlo de otra manera, su inconsciente lo develaba. Así, al contrario, el enfoque de la revista buscaba generar un espacio de transformación, de liberación; más bien, buscaba ayudarlas a sentirse satisfechas consigo mismas y menos culpables.
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Nos podemos preguntar, ¿Cómo pensar Los Sueños de Sacrificio en los consultorios del siglo XXI? • Segunda versión de Los sueños de Inhibiciones.
del contenido de un sueño? Sin embargo, un elemento que no incluye en la interpretación es que la botella está al lado del ma;, el mar podemos pensarlo como un expansivo espacio de vida, de libertad. Entonces, nos preguntamos, ¿Qué es lo que estas mujeres quieren liberar? ¿Qué quieren las mujeres?
A modo de cierre
Idilio, No. 80. 30/5/1950
Intérpretes del sueño: La botella es, por lo general, símbolo onírico de la prisión, del encierro. Los sueños en que aparece, casi siempre, tienen que ver con algún impedimento que traba la libre manifestación y el desarrollo de la personalidad de quien sueña. La soñadora aparece, aquí, encerrada de cuerpo entero en una botella, lo cual significa que el sueño atañe a la totalidad de su ser. Además, su expresión tranquila manifiesta, que aquello que para ella equivale a una prisión no proviene del exterior sino de sí misma… Con ello, el inconsciente intenta señalarle la inutilidad de su vida y la necesidad de modificar su juicio sobre importantísimas cuestiones. (Fundación CEPPA, pág. 134, 2012) Los Sueños de Inhibiciones, nuevamente, nos muestran un aspecto de la vivencia paralizante que algunas mujeres expresan en sus sueños. ¿Qué está paralizado? ¿Qué nos quiere decir Stern con esta imagen, construida a partir
Los fotomontajes de Stern, en conjunto con el trabajo de la Revista Idilio -la sección El Psicoanálisis te ayudará-, deja abierta la curiosidad por seguir pensando la actual problemática de las mujeres, así como un campo fértil para dialogar con otras disciplinas, con recursos diferentes, como espacios de intercambio y apoyo, que nos permitan entender las conflictivas psíquicas y sus vías de resolución. El Fotomontaje y el Psicoanálisis parece que hicieron buena dupla. Las piezas escogidas nos llevaron a navegar por los síntomas psíquicos y sociales del sacrificio, la inhibición, sumisión, y por otro lado, la subversión de lo femenino. Es visible, que los fotomontajes buscaron dar cuenta de un deseo de cambio, que no por serlo, resultó sencillo de realizar en la vida cotidiana. Surgen varias preguntas actuales: ¿Será posible pensar, que las mujeres han disminuido las cuotas de su feminidad por obtener cargos de poder en el siglo XXI? ¿Cómo pensar las modificaciones del inconsciente de la mano de los cambios sociales? ¿Cómo sería el panorama si Stern estuviera viva y pudiese trabajar sobre las manifestaciones actuales del inconsciente de las mujeres, haría los mismos fotomontajes? Definitivamente, el campo del inconsciente, con el lente psicoanalítico, sigue siendo un campo infinito y fértil de posibilidades. Sería interesante continuar avanzando en la comprensión teórica de las manifestaciones inconscientes de la mente de las mujeres, desde diferentes horizontes disciplinares.
Curiosidad Onírica: Aproximaciones a la Obra de Grete Stern
Bibliografía Sueños. Fotomontajes de Grete Stern. Serie Completa. Edición de la Obra impresa en la Revista Idilio. 1948-1951. Fundación CEPPA ediciones, 2012. http://www.bibliopsi.org/descargas/autores/laplanche/LaplancheJeanyPontalisJean-BertrandDiccionariodepsicoanalisis.pdf Recuperado 8 de septiembre, 2013 en Buenos Aires.
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http://www.agendadelasmujeres.com.ar/paginas/ stern.html Recuperado 8 de septiembre, 2013 en Buenos Aires. SANCHEZ, M (2010) Sueños de mujeres. La revista idilio y la transformación de la familia en los años 40-50. Recuperado de http://www.elseminario. com.ar/Estudiantes/Sanchez_Suenios_mujeres. htm el 18 de septiembre de 2010. http://www.pagina12.com.ar/2000/suple/las12/00-0804/nota2.htm Recuperado 10 de septiembre, 2013.
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El Envejecimiento como Caesura; un Punto de Vista Psicoanalítico Fernanda Marinho y Ney Marinho1
Una cita de Freud y el concepto de Bion de caesura Presentaremos un punto de vista psicoanalítico sobre el envejecimiento a partir de algunas ideas de Freud y su desarrollo por W.R.Bion. Describiremos un fragmento de una sesión psicoanalítica de un hombre que recurrió al análisis a los sesenta años debido a trastornos psicosomáticos. Ofreceremos nuestra comprensión del tema a partir de dos citas, de Esquilo y de Shakespeare. Durante la terrible desilusión de la Primera Guerra Mundial, Freud escribió uno de sus más bellos trabajos: De guerra y muerte. Temas de actualidad (1915). En este texto discute la actitud del hombre en relación con la muerte. Pone de manifiesto nuestra contradictoria actitud: si por un lado aceptamos la muerte como un necesario final de la vida, por otro, nos comportamos como si ello no ocurriese. La muerte propia no se puede concebir; tan pronto intentamos hacerlo podemos notar que en verdad sobrevivimos como observadores. Así pudo aventurarse en la escuela psicoanalítica esta tesis: En el fondo, nadie cree en su propiea muerte, o, lo que viene a ser lo mismo, en el inconsciente cada uno de nosotros está convencido de su inmortalidad. (Freud, S. 1915, p. 290) El precio que pagamos por esta actitud de ignorar nuestra muerte personal es “que la vida
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email pendiente
se empobrece, pierde interés, cuando la máxima apuesta en el juego de la vida, que es la vida misma, no puede arriesgarse”, (ibídem: 291). Tomemos ahora otro concepto freudiano que juzgamos útil para la comprensión del proceso de envejecimiento: la noción de ansiedad como una señal de alerta. De acuerdo con Freud (1926), la ansiedad sería desencadenada por el sentimiento de un peligro inminente. Tal amenaza sería fundamentalmente la posibilidad de la pérdida de algún objeto de protección y aprecio, produciendo una vivencia de desamparo. El modelo del estado de ansiedad sería el nacimiento, que es la primera gran separación experimentada por todo ser humano. Interesante registrar la observación de manifestaciones respiratorias y descripciones de extremo abandono en los estados de ansiedad, en cualquier edad, que remiten a la clásica escena del nacimiento. Este es el estado del paciente cuya sesión presentaremos. No por acaso es en su texto Inhibiciones, Síntomas y Angustia (1926), en el cual Freud discute la noción de ansiedad, donde encontramos el importante enunciado: “Vida intra-uterina y primera infancia constituyen un continuo, en medida mucho mayor de lo que nos haría pensar la llamativa cesura (caesur) del acto del nacimiento” (Freud, S., 1926: 131). El propio término – caesura - con su grafía en latín y refiriéndose a una pausa poética sugiere una idea tanto de continuidad como de
El Envejecimiento como Caesura; un Punto de Vista Psicoanalítico
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discontinuidad. A partir de ahí, Bion propone el estudio de experiencias de vida en las que tal característica se muestre más relevante. Dichas experiencias serían: adolescencia, graduación, inicio de una vida profesional, matrimonio y, lo más importante en el momento, el proceso de envejecimiento. La perspectiva de la muerte personal, que en el envejecimiento no puede ser ignorada como antes, provoca ansiedad y evoca situaciones de amenaza semejantes a aquellas experimentadas en el pasado, algunas veces, incluso, en un pasado remoto.
paciente se sorprende pues su cuñada había fallecido hacía cerca de un mes. En el otro extremo de la cama estaba, también de pie, la esposa del paciente (hermana de la fallecida), que lloraba mucho.
Vamos a observar un caso clínico que podrá ilustrar más claramente lo que deseamos discutir.
El paciente está de acuerdo y recuerda un episodio en el cual su fallecida cuñada había prendido fuego al coche del marido y este no había tomado medida alguna, excepto la de cuidar de los daños materiales. Añade que el cuñado es una persona bruta e incapaz de reconocer la enfermedad de la mujer, que era esquizofrénica. En el referido episodio, fue la mujer del paciente quien – notificada por alguien – se dirigió a la casa de su hermana y gestionó su internación, dado que la misma se encontraba agitada y fuera de la realidad. Comenta que su mujer adoraba a la hermana, que era una persona muy buena, con la que era fácil llevarse bien cuando no estaba en períodos de crisis psicótica. Le digo al paciente que de la misma forma que la muerte puede no aparecer en la fisonomía de los vivos, así puede ocurrir con la locura, según su historia, con la muerte mental. Le recuerdo que tal vez esto sea lo imprevisible de lo que hablaba, además de la muerte trágica. Añado que todo esto me hacía recordar la película que había contado, en la cual el personaje principal había nacido con las marcas de la muerte – había nacido viejo – y moría en la vuelta al estado fetal (se trata de la Curiosa historia de Benjamin Button). El paciente comenta que su cuñada parecía un bebé al final de su vida. Continúo el relato del paciente diciendo que su esposa en el sueño me parece una parte suya capaz de
La Experiencia Clínica El paciente vuelve al analista después de haber tenido alta, hace varios años, de un largo y exitoso tratamiento psicoanalítico. Esta vez acude al tratamiento por presentar un cuadro alérgico – rinitis y laringitis – que le despertaba mucha ansiedad. Debido a la acumulación de secreción en las vías respiratorias tenía crisis que lo hacían temer morir sofocado, no conseguir respirar, en consecuencia, evitaba dormir, con miedo a que las crisis ocurrieran durante el sueño (sic). Estaba siendo tratado por un especialista muy cualificado. En esa época había cumplido ya sesenta años y estaba resolviendo los trámites para jubilarse, lo que ocurrió poco después de retomar el análisis. El paciente no relacionaba su estado físico con la perspectiva de la jubilación. El resumen de una de sus sesiones de análisis podrá dar una idea más viva de cómo vivía aquel momento de su vida. El paciente cuenta que tuvo un sueño: entraba en una habitación de hospital y veía a su cuñada, de pie y bien vestida, al lado de la cama. Ella decía que estaba muy bien. El
La sesión transcurre, el paciente hablando sobre lo imprevisible de la vida, el accidente con el avión de una gran compañía aérea, las posibles causas, debido a un exceso de tecnología, en suma, la muerte cuando todo parece estar bien. Esta es la interpretación que hago, relacionándola con el sueño.
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ver y emocionarse con la “muerte en la vida” y que él espera que yo lo ayude a lidiar con esta comprensión que despierta sentimientos tan fuertes y dolorosos, tanto la percepción de la muerte física, como la mental, la locura. Lo que pretendemos mostrar con este breve fragmento de una sesión de psicoanálisis es la cuestión del reconocimiento de la muerte, y el de la locura, como algo siempre presente en la vida. Por tanto, una manifestación de caesura, esto es, continuidad y discontinuidad, cordura y locura, vida y muerte. Recordamos que no se trata de una aproximación teórica pues el propio paciente trae, tanto en el sueño como en el recuerdo de la cuñada y sus crisis psicóticas, esta aproximación: muerte y locura, vida y cordura. Enfatizamos la importancia de que los síntomas hayan surgido en el curso del proceso de jubilación, situación que trae intensas vivencias de pérdida e incapacidad ligadas a la noción de finitud y, en última instancia, de muerte. De la misma forma, los síntomas respiratorios nos remiten al trauma del nacimiento, momento de transición entre la oxigenación por vía sanguínea – medio líquido - y la oxigenación por medio gaseoso, la vida extra uterina.
Prometeo y Lear. Esquilo y Shakespeare “Coro: ¿Fuiste más allá de las transgresiones que nos contaste? Prometeo: He librado a los mortales de saber su maldición2. Coro: ¿Qué cura les has dado para este mal? Prometeo: Les di esperanzas vanas.
Coro: Esa es una gran dádiva que has dado a los hombres. (Aeschylus. Prometheus Bound, v. 249-254) “Bobo: Si fueses mi Bobo, tío, te iba a dar una paliza para que aprendieras a no hacerte viejo antes de tiempo. Lear: ¿Cómo? Bobo: Tú no debías haberte hecho viejo antes de haberte hecho sabio. Lear: ¡No permitas que me vuelva loco, oh, loco no, cielo bendito! ¡Conserva mi razón; no quiero volverme loco!” (Shakespeare, W. Rei Lear, Escena V, Acto I) Necesitamos la ayuda de nuestros poetas para pensar la verdadera aporía que Freud afirma en De guerra y muerte. Temas de actualidad: en nuestro inconsciente nos consideramos inmortales, pero precisamos reconocer nuestra muerte personal para que la vida pueda adquirir significado. ¿Cómo lidiar con esta paradoja? Pero, ¿qué es lo que los poetas quieren decir con la necesidad de hacerse sabio antes de viejo? Entendemos que forma parte de la sabiduría el reconocimiento de la muerte personal, al mismo tiempo que su olvido. En otros términos: si pudiéramos reconocer nuestra muerte como parte de nuestra vida, esta podrá ser debidamente valorizada y disfrutada sin ponerle fin antes de su término. Prometeo es sabio y comparte la sabiduría de su madre Themis, o Tierra, por consiguiente, es conocedor del destino. Esto no es razón. Es conocimiento absoluto. El conocimiento del día de la muerte de un hombre comparte esa cualidad pues está en la provincia del destino. Así, el hombre al principio
Esta maldición consistía en el conocimiento de la fecha de la propia muerte. (N.A.)
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de los tiempos tenía una infinitésima partícula de la misma especie de conocimiento del que Prometeo gozaba en gran medida. Como los animales de hoy en día parecen tener una curiosa intuición de la llegada de sus muertes y lentamente se alejan, escondiéndose para enfrentarla, el hombre primitivo tenía este conocimiento. Y Prometeo hizo que ellos cesasen de prever el día de sus muertes. Pues la dádiva de la razón, la suprema aliada en su lucha contra la naturaleza, los hizo luchar contra la muerte con “esperanzas ciegas”, incluso cuando el día de sus muertes ya había
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llegado.” (David Grene en su Introducción a Aeschylus’s Prometheus Bound) Talvez, la mejor traducción para “blind hopes” sea: Fe. Del mismo modo que la fe sólo tiene lugar donde no hay certezas, la confianza, la seguridad que vivir el día a día de una forma creativa nos exige sólo se da donde no hay garantías. La garantía no comporta confianza, cercena la curiosidad, resorte propulsor de la creatividad humana. El reconocimiento de la finitud, de la transitoriedad y, al mismo tiempo, imprevisibilidad de nuestras existencias, da lugar, en cualquier tiempo, a vivencias de apertura a lo posible, dimensión libre del hombre.
Referencias Bibliográficas
-----------. Caesura. (1975) In: Two Papers: the Grid and Caesura. Imago Editora. Rio de Janeiro: 1977.
Aeschylus II. Prometheus Bound. Edited by David Grene and Richard Lattimore. Washington Square Press. New York: 1973.
Freud, S. De guerra y muerte (1915). Obras completas. Amorrortu editores, XIV Buenos Aires: 1978.
Bion, W.R. Atenção e Interpretação. (1970) Imago Editora. Rio de Janeiro: 2006. (Trad. Paulo Cesar Sandler).
-----------. (1926 [1925]) Inhibición, síntoma y angustia. Idem Shakespeare, W. O Rei Lear. Rio de Janeiro: L&PM Pocket, 2011. (Trad. Millôr Fernandes).
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Psicoanálisis de la Canción de Amor Pablo Emilio De La Cruz Nassar1 “La conciencia de la separación humana –Sin la reunión por el amor- es la fuente de la vergüenza. Es, al mismo tiempo, la fuente de la culpa y la angustia.” Erich Fromm. El Arte de Amar. (1996) El Hombre mantiene una vida en el pensamiento, la cual no obedece a su vida despierta, como concepción paralela. A menudo, la imaginación de este tiene una proyección distinta de sí mismo, de lo que su realidad le puede dar; hay algo más allá que él espera, pero ese imaginario es un imposible de decir, y un decir que se constituye como lugar de lo imposible. Los placeres que buscamos en el pensamiento no necesariamente deseamos que se realicen sobre nuestros sentidos, los queremos ahí, levitando como en un sueño eterno, que descansa en el más eterno vilo. La fenomenología de las canciones de amor, obedece tanto a significados propios de su contenido como a significantes aún más amplios en materia de Psicoanálisis. El lenguaje se constituye en ese conjunto dado por el orden de sus significantes; en el caso de la música, podríamos distinguir entre el lenguaje armónico y el verbal. Para analizar las canciones de amor, tendríamos que ahondar sobre sus diferentes efectos, y la manera en que se presentan. Reik (1967, p. 98), al respecto, afirma que, para la Psicología, “el lenguaje armónico se percibe mucho antes que el lenguaje verbal, y en el caso del primero, la memoria es mucho más fuerte que en el segundo”. Como experiencia, podemos pensar en una canción que pedelacruzn@gmail.com
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sonaba ostentosamente en la buseta durante el camino a casa; por algún motivo esa canción quedó ensalzada en nuestra mente. Y después de bajarnos, el ritmo de la canción siguió retumbando en nuestra memoria, como un incansable sonsonete, mientras la letra se iba olvidando. Una pista de la melodía nos puede recordar así sea un fragmento de la canción, y cuando evocamos la letra es para tratar de recordar la melodía olvidada. ¿Qué clase de diferencias en la interpretación, puede traer esta separación de lenguajes para la vida psíquica del individuo, que se enfrenta comúnmente a la ‘dictadura’ de las canciones de amor? El lenguaje verbal y armónico, son inevitables en el acontecimiento y compulsión que causan este tipo de canciones. El objeto de este trabajo es notar la canción de amor como un solo cuerpo, dotado de dos lenguajes, verbal y musical, que fluyen en un solo efecto. El problema que nos atañe es el tipo de significación de los recuerdos musicales que se crea en una canción de amor en la corriente del pensamiento. Vale la pena aclarar, que es posible hacer un estudio separado de esas dos incidencias del lenguaje. Al respecto, Reik afirma: El desarrollo del lenguaje apunta cada vez más en la dirección de la comunicación objetiva, denota cosas y hechos y,
Psicoanálisis de la Canción de Amor
simultáneamente, se empobrece como expresión de sentimientos. La música es el lenguaje de la realidad psíquica; no nombra a los objetos ni a los acontecimientos, cuando mucho los suscita. Existe una enorme controversia sobre el significado de las palabras; discutir el significado de la música sería algo condenado al fracaso. (1967 p. 95.) El contenido de las canciones de amor, más allá de una trivial capacidad explícita, denota algo que está y no está al mismo tiempo, produce esa sensación de exilio, un retorno a un lugar que ya no es el mismo; y no solo hablaríamos de un cúmulo cuantitativo de recuerdos que están atrás, que fueron dichos y se presentan bajo la forma del síntoma, también podríamos referirnos a un acontecimiento entendido como la repetición de algo que no era, y que conserva lo mismo en cuanto al goce. La constante lugarización de los efectos producidos por el lenguaje pertenecen al orden de lo simbólico, a la asociación de factores imaginarios que nos producen quizá efectos contrarios a lo que engañosamente cree el escucha sentir cuando está bajo el spray de una canción de amor, creando un cantar hacia adentro, donde la voz de un sí mismo desconocido transmite no solo impulsos y estados de ánimo pasajeros, sino también, un deseo repudiado que no queremos admitir en nosotros mismos. Una letra que un día nos causa una alegría, al siguiente nos puede causar tristeza por el recuerdo de esa alegría que ya sentimos lejos; algo de manera parecida ocurre con las invocaciones suscitadas por las canciones de amor, dedicadas a convulsionar el goce y el deseo, cumpliendo la función de perturbar la tranquilidad del yo. Podemos señalar la composición de algunas partes de la canción, interpretándola como significante, cargada de una potencial capacidad de aprehensión por el inconsciente.
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La sola condición de significante de la canción nos permite hablar de “ella”, con la capacidad de establecer una transmisión que hace posible un nuevo retorno, o si se quiere, un recuerdo, inevitablemente fallido en su origen. El lenguaje verbal de la canción de amor, toma la forma de discurso que se constituye en Decir significante, que llama sentimientos y emociones. Para producir tales efectos, el Decir debe ser interpretado en función de lo real, para ocupar un agujero por medio del goce. Para Nasio, el decir interpretativo podemos llevarlo a tres aspectos fundamentales: […] retorna bajo la forma de un dicho, de un dicho que espera otro dicho, y que se preceden huyéndole al olvido; asegura la repetición, el dicho no está solo, puesto que otros vendrán a sustituirlo hasta el infinito; y conserva la causa, como lo que siempre ha estado ahí, lo real de la exclusión y el lugar del exilio. (1980, p. 74) La toma del inconsciente constituye para el Psicoanálisis el lugar privilegiado, la canción de amor, que normalmente activa una inconfundible repercusión sobre los sujetos, tiene dentro del inconsciente un lugar donde se posa, y hace sentir a los sujetos como un solo cuerpo, y un solo pensamiento, que se enfrentan diariamente al problema de la identificación. La repercusión de una canción que suena por todos los rincones de la calle enmarca, quizá en una sola palabra, en un tono de voz, en un coro o en su todo, una memoria en acto, memoria como acontecimiento y no como acumulación. Ese fragmento de la canción de amor, que se oye en un concierto y que todos cantan con sentimiento “desgarrador”, es debido, entre otros aspectos, a su calidad de acontecimiento o memoria en el acto del inconsciente. Ese furor ocasionado, ese desfogue de una masa que se entrega al
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Pablo Emilio De La Cruz Nassar
vértigo de las sensaciones, provocado por la interpretación de la canción, nos demuestra en un todo, que en ese momento del acto hay “algo” que sabe más de lo que el sujeto receptor canta ‘con sentimiento’ (como se arenga en el vallenato). Tal acto es producto de un momento, de un lapso, de un decir, fragmento de tiempo efímero no cronológico, que sabe más de lo que el sujeto dice. La canción de amor, como discurso interpretativo e independiente de sus particularidades, se constituye bajo la repetición de lo Dicho que deja un agujero, que es lo real. En el agujero hay decires en potencia, lugar que se constituye como un imposible de decir, y que para ocuparlo, se trae otro dicho para formar la sucesión indefinida. Ese vacío, que permanece inconcluso o inefable, es el lugar del goce, lugar que siempre permanecerá, donde el dicho enfrenta la angustia del sujeto. Es en ese lugar del goce, donde ubicamos nuestro objeto amoroso, que la canción de amor abre a sus escuchas, pero siempre en el exilio, donde el sujeto se regocija en un significante que se separa totalmente de su partenaire, catectizando únicamente el pensamiento, “única forma de acompañar la dureza del recorrido, que ahora se erige con el regocijo del retorno.” (Nasio, 1980, p. 74). El agujero representa un goce. Más que un deseo, la alteración que se logra en el sujeto es más por su condición de ser que demanda goce, que como ser deseante. Esas demandas de goce, que se asocian al contenido verbal de la canción, son satisfacciones difíciles de obtener: “Goce cuya exigencia resulta necesariamente perturbador.” (Courel, 1994, p. 58) La canción suscita en el sujeto una serie de demandas sin fin, causadas por el carácter
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discursivo del lenguaje verbal y la asociación de significantes que produce la melodía. Bajo su efecto, el sujeto se va a ver más supeditado a ese Otro. Su recuerdo lo acoplará de manera indicada a su propia representación establecida, significantes que el sujeto demanda no fluyan de manera sin fin, lo que evidenciaría su sumisión, su debilidad ante ese Otro; aquí la condición del deseo pone un límite al goce enloquecedor que produce la ‘tiranía de la palabra’. Las canciones de amor entran en el uso del lenguaje y crean una atmósfera, donde, tanto el escucha como el transmisor, se excluyen de lo que están creando. La forma de presentar una aceptación tan exitosa en un público es diciéndole al sujeto que, a través de ese medio, puede acercarse más a su ser amado, que él es el sujeto del acto narrado por la canción, aunque ese ser sea pura ilusión. El lenguaje utilizado por la canción de amor, y los contenidos que se manejan, no son más que la antinomia del decir: “Decir para crear lo real y, a la vez para exiliarse de él.” (Nasio, 1980, p.76) La experiencia que marca al escucha, es por algo que permanece en la atmósfera, por un saber que se fuga y permanece levitando por fuera de todo dicho; ese saber son los decires pertenecientes a una masa ‘deforme’ de significantes2. El sujeto, dentro de su constitución edípica, fija un orden cultural, es decir, entra en el mundo de lo simbólico. En su primer intento de elección del objeto de amor, se ve frustrado, cuando ve que a su madre (o padre) la desea otro (u otra); existe un tercero, él queda excluido de la imagen, exclusión que evoca la canción de amor, cuando en sus letras trae a colación ese placiente estado de narcisismo primario.
“Aquí, en esta referencia de un decir a un saber otro, podemos descubrir que el sujeto que habla no es el mismo que el que es hablado, que el sujeto se engendra, desgarrado, entre un decir que lo significa y un saber inconsciente donde se pierde.” (Nasio, p. 78)
Psicoanálisis de la Canción de Amor
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La función del padre es importante por simbólica, no por real. El padre real, en tanto hombre, es depositario de la función del padre simbólico, pero no poseedor de aquella. Puede percibirse como lo que hace posible la estructuración del tan anhelado deseo al que se canta; este, como operador simbólico, introduce en el sujeto el Súper-yo, para representar una limitante que deja al sujeto retraído en su alucinación desiderativa. La madre es, en tanto objeto de necesidad, la única dueña del deseo del niño, y también tiene una función simbólica; cuando el niño experimenta la separación, se da cuenta de que su deseo ya no es el de la madre. Tal separatidad es la causa por la que el sujeto inicia la búsqueda de su objeto amoroso, búsqueda también ligada al problema de la demanda y la identificación.
crió lo hizo con él mismo, sentirse ese gran falo del deseo del Otro. La canción lo nombra a él y como deseo de él.
Abarcaré, ahora, la función que cumple la identificación en el sujeto, identificación no cara a cara sino mediatizada por la canción de amor. El sujeto entra en la exaltación de la realización del deseo, sometido al ideal imaginario de esa primera vez, a la huella amnésica dejada tras el narcisismo primario. La canción de amor infunde en el sujeto un proceso identificatorio, recordado por la manera de significación ya descrito, lo amado que fue, o que es; aquí, el aspecto temporal poco importa, ya que dichas menciones están por fuera del tiempo lineal.
Sostenido una ilusión sostenido.
La lírica interpretada repite al sujeto la angustia de la separatidad. La imposibilidad de volver a ser ese ente aunado con su madre, el cual pasa a ser el objeto de deseo; va a descansar en el efecto de la canción sobre el sujeto, y tiene como meta ser amado. Puntualmente, lo que levita sobre una canción de amor no es el nombre de una persona, ni su rostro, ni su olor, ni sus acciones; como suele interpretarse, es esa condición del sujeto que demanda ser amado, como la mujer que lo
Canciones que se refieren a un objeto perdido son millones; aquí, algunos ejemplos: • Efecto Doppler. Soda Stereo. Del álbum: Sueño Stereo. 1995 Oye la frecuencia decaer, cada vez que me dejas Te perseguiría hasta el sol pero hoy es solo inercia Y un milenio pasa... Oye el arco suena lagrimas cada vez que lo tensas Y oye la sirena en el mar si es que aún no lo entiendes Es el efecto doppler cuando te alejas de mí Cae la frecuencia. • Enamorado por primera vez. Enrique iglesias. Del álbum: Vivir. 1997 Cuánto silencio en esta vieja habitación Desde que te fuiste de mi vida Sigo esperando que el viento sople a mi favor Y que traiga devuelta la pasión que se robó Y cuántos momentos que vivimos tú y yo Y quién lo diría que esto acabaría Pero seguí insistiendo que todo tiene solución Hasta un ciego vería que marcharte fue un error Porque tú eres solo para mí Una mirada y ya caí Enamorado por primera vez Yo solo vivo para ti desde el momento que te vi Enamorado por primera vez...
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Pablo Emilio De La Cruz Nassar
• Antología. Shakira. Del álbum: Pies Descalzos. 1995 Para amarte necesito una razón Y es difícil creer que no existe una más que este amor Sobra tanto dentro de este corazón Y a pesar de que dicen que los años son varios todavía se siente el dolor Porque todo el tiempo que pasé junto a ti Dejó tejidos muy adentro de mí. (...) Pero olvidaste una final instrucción Porque aún no sé cómo vivir sin tu amor. Las pulsiones Eros y Tánatos (Freud, 1988, p.85), tienen presencia dentro de la dialéctica pulsional que produce una canción de amor. Es muy evidente, que la cabida para la muerte es mucho mayor, y a veces total. El sujeto es expuesto a una defusión pulsional entre el espacio psíquico y sexual, dándole espacio a la catectización del espacio psíquico del otro-yo, dejando el registro sexual en manos de Tánatos. Pero, este registro no consiste en un abandono parcial, más bien es una sobrevaloración momentánea del sujeto, y cuando debe enfrentarse a la realidad, el malestar le hace suscitar que lo sentido por la canción es más sublime. La canción de amor toma la voz del deseo del Otro, y deja, sobre sus significantes, la relación del sujeto afectado con el Yo del amado, con su realidad y dependencia, mientras el sujeto es presa de
Bibliografía Freud, S. (1930a [1929]) El Malestar en la Cultura. Madrid Alianza.1988 Fromm. E. (1956) El arte de amar. Ed. Paidós. Barcelona. 1996
la memorización obsesiva de un placer sexual realizado, experimentado durante un encuentro pasado, y difusamente reconstruido. Son muchas las canciones que expresan la cercanía de la muerte, porque ‘ella’ o ‘él’ se ha ido, y ahora sus vidas no tienen sentido; la tristeza los inunda, la esperanza de que vuelva, también, husmea los alrededores de la canción, dejando un tormentoso vacío, que inspira contenidos promovidos por la industria musical; venden sus deseos, temores y angustias a una sociedad cada vez más atomizada y alejada de su condición humana, donde el individuo es relegado y enfrentado a una colectividad que lo ubica como engranaje de una vasta máquina. Para la sociedad mecanizada, es importante mantener al individuo alejado de lo que lo puede afectar en su vida productiva; para eso, ha creado, con la ayuda de la ciencia y la tecnología, un sin número de objetos destinados al placer y la comodidad. De esta forma, canalizan la capacidad psíquica de descarga del individuo, de tal forma que debe reducirse a no afectar el inclemente sistema. La moderna industria discográfica, también colabora con la creación de esa enorme masa de objetos de desecho para el consumo fugaz del Ser humano, exhibiendo sobre vitrinas los conductos para seguir en las relaciones de los hombres, y ofreciéndole, a los consumidores, un sin número de formas de pseudoamor, que no son más que formas de degradación del amor.
Nasio, J. (1980) La voz y la interpretación. Ed. Nueva Visión Courel, R. (1994) Psicoanálisis en el campo del goce. Ed Manantial. Buenos Aires. Reik (1967). Psicoanálisis aplicado. La vida la literatura y la música. Theodor. Ed. Paidós.
rese単as
El Coro: -Viéndote estoy, Prometeo, y una nube temerosa y cargada de lágrimas siento que empaña mis ojos cuando contemplo sobre esta roca tu cuerpo que se consume en la ignominia de estos férreos lazos. Nuevos dueños rigen el timón del Olimpo. En nombre de nuevas leyes, Zeus ejerce un poder, sin límites, y los que eran poderosos ayer se ven hoy derribados. Prometeo: -¡Ah! Ojalá me hubiese precipitado en lo profundo de la Tierra, más abajo del acogedor de los muertos, en el impenetrable Tártaro, sujetándome sin piedad con indestructibles cadenas, para que ningún dios ni ningún otro ser pudiera gozar con mis males; mientras que ahora, desdichado de mí, juguete de los vientos, estoy sufriendo para regocijo de mis enemigos. Esquilo, Prometeo Encadenado
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Observación de Bebés: El Método Esther Bick de la Clínica Tavistock Reseña: Nohemí Reyes de Polanco Psicoanalista, México Título original en inglés: Infant Observation according to the Method of Esther Bick of the Tavistock Clinic Editoras (Compiladoras): Jeanne Magagna y Clotilde Juárez ISBN: 978-607-9202-26-2 Edición: Octubre de 2012 Encuadernación: Rústica Idioma: Español Traducción: Clotilde Juárez Número de páginas 373. Paidós Editores, 2012, México. Leer un buen libro es como descubrir un gran tesoro, y es evidente que Observación de Bebés, editado por Magagna y Juárez, ofrece una excelente oportunidad para descubrir las riquezas del trabajo seminal de Esther Bick, Martha Harris y otros maestros de Observación de infantes. El libro nos lleva por un extenso recorrido a través de la teoría, filosofía y técnica de este estilo de observar bebés, y nos invita a presenciar cómo su aplicación en diversos entornos continúa brindando nuevos aportes. La historia de observación de infantes empieza en la Clínica Tavistock en los años cuarenta, cuando John Bowlby le planteó a Esther Bick que concibiera un curso preparatorio en observación de infantes para los alumnos que empezaban su formación como psicoterapeutas de niños y adolescentes. El seminario gestado por Bick reveló el valor de ir profundizando el aprendizaje a través de observaciones semanales, realizadas durante una hora de visita al hogar del bebé, mientras se presencia cómo se va desarrollando
la experiencia y la vida de cada infante en el contexto de su familia. El curso contenía secuencias de dos fases, como espacios de vivencia y elaboración psíquica. La primera, la observación misma, es el espacio que provee la oportunidad para observar y luego empezar a procesar emocionalmente los sentimientos generados por la observación durante el impacto de ésta, y luego en el espacio interno del recordarla y registrarla por escrito. Una segunda fase es el seminario, que es la reunión grupal semanal en donde los alumnos y el líder del grupo comparten el material escrito por uno de los miembros explorando las vicisitudes de lo vivido, el rol y la tarea, lo que sucedió, y el impacto de las proyecciones emocionales recibidas. Durante el seminario se intenta encontrar sentido y significado en las observaciones. El método observacional se caracteriza por su gran paralelo y similitud con el psicoanálisis, en términos de encuadre de tiempo y espacio, la tarea de mantener la consigna, en este caso la tarea del observador
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Reseñas
es ‘observar’ y no entrar en conversaciones, el escuchar con la mente y el corazón abiertos, el notar los elementos transferenciales hacia su persona, así como observar y contener su propia respuesta contratransferencial. Un estilo vívido captura nuestra atención a lo largo de las tres partes del libro. En la primera se discute la experiencia de observación al interior de la familia. Son capítulos de Esther Bick, Martha Harris y Jeanne Magagna. Los tres capítulos iniciales están constituidos por los artículos que originalmente escribiera Esther Bick, en donde se estableció la base de esta metodología observacional. El primero, “Notas sobre la observación de infantes en la formación psicoanalítica” introduce el método. El énfasis está en la importancia de observar al bebé mientras simultáneamente se observa también la dinámica de su entorno familiar. El impacto emocional de observar al infante se va ahondando en la medida en que ampliamos nuestra comprensión de los roles que la familia va adjudicando al observador. Este artículo describe en detalle las complejidades que el observador tiene que tolerar, y los obstáculos que se van generando en el proceso y que tienen que ir siendo metabolizados como parte de la tarea observacional. Esther Bick y Martha Harris sugieren que la tarea de sostener esta observación es fundamental en la formación del terapeuta, ya que en esencia, es íntimamente similar a la experiencia que tiene que ser contenida en la psicoterapia psicoanalítica con niños y con adultos. Además, constituye una experiencia vivencial, que enriquece y sostiene nuestra reflexión, mientras paralelamente vamos explorando teorías psicoanalíticas sobre desarrollo temprano. El segundo capítulo es otro artículo de Esther Bick, “La experiencia de la piel en las primeras relaciones de objeto”, que fue producto de las discusiones y reflexiones que se gestaron a partir de lo que se observaba en la
experiencia de los bebés. Fue presentado en el 25 Congreso Internacional de Psicoanálisis en 1967 en Copenhague, Dinamarca, y marcó un momento memorable en la historia del psicoanálisis. Bick se basó en su experiencia de observación de infantes para compenetrarse con las experiencias primordiales de los bebés, y sugerir que la madre participa fundamentalmente en la posibilidad de que el infante desarrolle una “piel psíquica”. Acá Bick describe en detalle el proceso a través del cual el infante empieza a sentir una función materna que carga e integra los fragmentos de un Self aún no integrado. Esta vivencia va generando en el bebé la experiencia de una piel psíquica que diferencia lo interno de lo externo, y que permite la gestación de un espacio interno en donde introyectar e identificarse con esta función contenedora, que ofrece una frontera a forma de piel, y un sí mismo coherente al interior de esta. Este interior deviene en espacio psíquico en donde la vida mental, la fantasía y el pensamiento pueden llegar a ser posibles. En el tercer capítulo, “Reconsideraciones sobre la función de la piel en las primeras relaciones de objeto”, es un artículo en donde Bick presenta observaciones clínicas de procesos psicoterapéuticos con niños y con adultos para ilustrar cuán primario es el desarrollo de una piel psíquica, y cuán elemental su función de sostener la experiencia del bebé. En este artículo ella también examina el concepto de “identificación adhesiva” presentado por Meltzer en Exploraciones en Autismo (Meltzer et al., 1975). Bick vincula este concepto con la idea de piel psíquica, y describe la etiología, presentación y desarrollo de un funcionamiento psíquico normal, diferenciándolo de aquel que se desarrolla patológicamente a partir de relaciones de característica adhesiva. Otro clásico que también nos ofrece este libro es el artículo de Martha Harris, “La contribución de observar el desarrollo de la inte-
Observación de Bebés: El Método Esther Bick de la Clínica Tavistock
racción madre-infante para la formación de un psicoanalista o un psicoterapeuta psicoanalítico”. Harris explora cómo este método de observación amplifica significativamente el desarrollo de nuestra capacidad de percibir al otro. Martha Harris ve en la observación de bebés una oportunidad privilegiada para ser testigos del desarrollo de la mente desde muy temprano en la vida, y también, de cómo algunas dificultades pueden impedir que éste se dé. La experiencia de este método observacional puede equiparnos con una gama de elementos para enfrentar retos clínicos que señalan impedimentos en el inicio del desarrollo psíquico. Harris hace un paralelo entre las funciones de una madre con su bebé y la labor del psicoanalista. El analista ayuda a desbloquear ciertos procesos mentales permitiéndoles crecer de un modo saludable, y considera las proyecciones que vive con su paciente, los significados de sus palabras y el contenido latente en lo que él trae. Algunas de estas son las funciones de ‘una madre suficientemente buena’ con su bebé, de quien recibe las proyecciones que aún no tienen palabras, devolviéndoselas de una manera que lo haga sentir que está siendo comprendido. Harris señala también otro beneficio que la observación de infantes ofrece a los futuros psicoanalistas: desarrollar la capacidad de ir reconociendo la contratransferencia a partir de sus experiencias junto a los bebés, lo cual a su vez va enriqueciendo su comprensión de la experiencia emocional del infante y su mamá. Esta creciente experiencia de aprendizaje emocional permitirá que luego el psicoanalista o psicoterapeuta sea más capaz de reconocer y usar la contratransferencia en una mayor comprensión de su paciente. Sigue un capítulo de Jeanne Magagna, “Tres años de observación de infantes con la señora Bick”. Es un testimonio muy personal a través la cual Jeanne nos va describiendo sus asociaciones, contratransferencias y expe-
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riencias de vida, mientras recuerda tres años de su intensa travesía en ir aprendiendo más de este método observacional directamente de Esther Bick, quien estaba a la vez, en un viaje personal hacia el final de su vida. Esta es una narrativa que describe vívidamente la experiencia de una estudiante que se embarca en un entrenamiento vivencial en el método observacional. Escrito de una manera coloquial de fácil lectura, su contenido es ya parte de la historia de la observación de infantes. En otro capítulo, “Enseñando observación de infantes: desarrollando un lenguaje de comprensión”, Magagna incorpora de otro modo su experiencia de ir aprendiendo de la Sra. Bick. La riqueza alimentada se revela mientras escribe sobre el aprendizaje observacional, ahora desde la perspectiva de quien lidera un grupo del seminario de observación. Este artículo contiene la teoría de donde Magagna traza una técnica de enseñanza que ha ido desarrollando y puliendo a lo largo de años como líder de grupos de observación de infantes. La segunda parte del libro cubre un amplio rango de aspectos sobre la teoría y práctica de observación, con un énfasis especial en cómo se va forjando la relación entre hermanos cuando llega un nuevo bebé a la familia. En el capítulo “El rol de la madre en ir desarrollando la capacidad de tolerar emociones” Christine Norman describe el devenir cotidiano en el cual la mamá va incrementando su capacidad no solo de contener las emociones de sus hijos, sino que eventualmente también llega a comprender el significado de éstas y va logrando transformarlas. Norman continúa desarrollando este tema a partir de una observación en donde sensitivamente va descubriendo la capacidad de una madre de sostener y transformar el psiquismo de su infante, mientras al mismo tiempo puede seguir sintiendo y pensando en las vivencias de sus otros tres hijos. Norman escribe algo que ilustra su contribución al libro,
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Reseñas
“… el rol de la madre es el de ir creando en su hijo la capacidad de manejar afectos difíciles y de tolerar la frustración. El desarrollo de este logro va unido al de buenos objetos internos y de una sensación de sí mismo.” En “Los orígenes de la autoestima en la infancia” Cooper y Magagna presentan observaciones de dos infantes, que viven en contextos familiares diferentes, para ilustrar maneras en que desde el inicio de la vida los lazos familiares influencian, interna y externamente la estructuración de la auto-estima. En este artículo también se investiga qué factores psicológicos, existentes desde antes de la concepción o durante la vida post-natal, pueden tener un impacto en la relación de una madre con su bebé. Como complemento, se esboza un recorrido por la complejidad de las interrelaciones entre los hermanos y la madre, señalando otros factores que también pueden contribuir hacia una buena, o pobre autoestima. Como resultado, el artículo sugiere que factores como falta de contención emocional, poca mirada de la madre a sus hijos o el no distribuir su mirada por igual entre ellos y la falta de amor materno, así como sentimientos hostiles provenientes de los hermanos, pueden llevar a desarrollar una auto-estima pobre y un mundo emocional sin presencias internas que sostengan. Adamo y Magagna son coautores de “Ansiedades edípicas, nacimiento de un bebé nuevo, y el rol del observador”. Ellos analizan las relaciones oscilantes de una mamá, un papá, y su pequeña hija, durante un momento importante de la vida: aquel inmediatamente después del nacimiento del segundo hijo. El artículo intenta señalar un vacío que existe en la literatura sobre observación de infantes, casi no se describe al padre ni a la función paterna, a pesar de que se la considera esencial para la salud emocional del niño pequeño. Por eso en este artículo se describe el impacto del nacimiento del bebé
en la hermanita y se muestra por ejemplo, cómo a partir de la llegada del nuevo bebé ella busca al padre, intentando encontrar su apoyo y contención emocional. Paralelamente a ello, también se describe la presencia del observador, cuya función paterna y presencia emocional contienen las ansiedades de la pequeña a quien él va a observar. Ya en 1945, Melanie Klein describía el deseo del bebé por su padre durante la segunda mitad del primer año de vida. Adamo y Magagna incluyen diversas contribuciones sobre la importancia del padre en la estructuración psíquica. La tercera parte del libro presenta aplicaciones de la observación de infantes en diferentes contextos. El capítulo, “Miedo de masacre y muerte: conteniendo ansiedades en la unidad de cuidados intensivos de neonatos”, de Nancy Bakalar describe el aporte que puede tener un observador al trabajar con los padres de recién nacidos que están gravemente enfermos, mientras paralelamente también ayuda al personal de cuidados intensivos. La observación cuidadosa de la situación y de todos los involucrados, sirve de base para comprender las defensas psicológicas y contener las ansiedades subyacentes a la dinámica. Bakalar ilustra describiendo las tensiones a las que están expuestos quienes trabajan ahí, y el manejo de defensas patológicas o adecuadas que se despliegan cuando tienen que cuidar bebés de alto riesgo, o aquellos que están muriendo. Barkalar hace una revisión teórica y presenta una viñeta describiendo el drama de padres que despliegan defensas Esquizoparanoides frente a la amenaza de muerte de su primera hija, las cuales interactúan con las defensas patológicas del personal, generándose una intensificación de dinámicas patológicas en todo el ambiente. Se describe lo esencial del trabajo del observador, cuya intervención integra al personal ayudándolos a metabolizar sus ansiedades y transformarlas en sentimientos
Observación de Bebés: El Método Esther Bick de la Clínica Tavistock
de cuidado, que derivan en la delicadeza con la que todos están presentes en el dolor que sigue a la muerte del bebé. Berta y Cardenal presentan otra aplicación en “Creando un tiempo especial para pediatras que observan infantes”. Ellas describen grupos de discusión en hospitales, en donde participan pediatras y otros profesionales que a la vez están entrenándose para ser psicoterapeutas. Hay reseñas que muestran las discusiones que se desarrollan en la continuidad de estos grupos de trabajo y las características de un buen líder de grupo, estas reseñas sobre los profesionales se alternan con imágenes vívidas de la vida de niños hospitalizados y las interacciones con sus padres. Se resalta lo importante de estos grupos de trabajo, sobre todo en situaciones en donde la presión puede llevar a que los médicos concentren su preocupación en síntomas físicos y pierdan de vista el contexto en donde se desarrollan estos síntomas. Este capítulo es un claro ejemplo de los “seminarios de discusión de trabajo” que desarrollara Martha Harris a partir de la metodología de observación de infantes. Estos grupos ayudan a que los pediatras y otros profesionales desarrollen una buena comprensión del método observacional y que sean capaces de aplicarlo en sí mismos y con aquellos con quienes trabajan. La idea es que amplíen su percepción y comprensión de los estados mentales, los propios así como los de los niños y sus familias, para generar maneras de comunicarse y de colaborar entre todos. También en el contexto hospitalario, el capítulo “El niño de terrores” muestra el uso del método observacional por un grupo de psicólogos y observadores psicoanalistas que investigan reflujo gastroesofágico. En este estudio Esperanza Pérez de Pla explica cómo el método de Bick se aplica para la prevención e intervención temprana del cuadro. En el capítulo “La relevancia de observación de infantes y niños pequeños para la evaluación
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multidisciplinaria de las Cortes Familiares” Biddy Youell presenta otra aplicación significativa. Ella implementa herramientas observacionales para comprender lo que sucede en familias que tienen serias limitaciones para proveer de cuidado y protección adecuada a sus niños. Su trabajo implica participar en la tarea de las cortes con estas familias. Es un trabajo preventivo en donde un psicoterapeuta de niños, muy calificado, y con amplia experiencia observacional, funciona como testigo experto, provee reportes escritos, y participa en examinaciones cruzadas en las cortes. La experiencia observacional contribuye en proveer a la corte evidencias no claramente distinguibles. Youell ilustra los hallazgos que se van revelando en estas situaciones, como la resiliencia de algunos niños, ciertas patologías en los padres, ejemplos de fallas de contención emocional, y el impacto en los niños de las conductas patológicas de los padres. Se resalta también otro tipo de beneficios que resultan de un entrenamiento en observación de infantes, como el incremento en la habilidad de recordar detalles minuciosamente, y la reflexión sobre experiencias y sentimientos contratransferenciales de modo que también se conviertan en fuente de información significativa. En el penúltimo capítulo Magagna medita sobre el llanto. Aquí explora “Llorando y estando solo con el dolor: vínculos entre observación de infantes y psicoterapia”. Jeanne nos lleva al comienzo de la vida del infante, en donde su Self inicia su estar con nosotros acompañado por su llanto: herramienta primaria con la cual expresa su malestar, su displacer, o sus estados de desintegración; vehículo de su mortificación hacia el rêverie de su madre, que la transforma en elementos que pueden llegar a ser pensados y comunicados. El lenguaje va ocupando el lugar del llanto. Pero, aun así, deja huellas y Jeanne se adentra en nuestros sentires del llanto y en los residuos que dificultan duelos.
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Reseñas
El libro concluye con “Conociendo, criando y protegiendo al bebé”, también de Jeanne Magagna. Este capítulo es una síntesis de investigaciones y otras publicaciones sobre el valor y la necesidad de seguir desarrollando la observación de infantes y su aplicación en diversos contextos. Magagna hace un recorrido por las funciones parentales de cuidado y protección del bebé. Discute los efectos de las fallas en las que podemos caer padres y profesionales, si al observar las interacciones entre padres y niños no tenemos en mira percibir las profundidades de la personalidad del niño, mientras también percibimos las interacciones entre ambos. Además, se describen ciertos elementos, que coinciden con Youell en señalar los factores comunes que presentan los niños que están en riesgo de descuido o abuso. Finalmente, Magagna describe la investigación que explora la prevención de estas situaciones y las sugerencias terapéuticas para quienes ya han sido víctimas de ello. Observación de Bebés integra la experiencia de observación con otras líneas de pensamiento actual contribuyendo así al desarrollo del trabajo de padres y profesionales dedicados al cuidado de los niños y a la prevención de su abuso o descuido.
Referencias Las Autoras: Jeanne Magagna estudió posgrado como psicoterapeuta de niños, adultos y familias en la Clínica Tavistock en Londres. Fue jefe de los Servicios de Psicoterapia en el Great Ormond Street Hospital for Children, en Londres, durante 24 años. Consultora psicoterapeuta en el Centro Ellern Mede del Consorcio de Trastornos de la Alimentación y Futuras Familias Adoptivas y Crianza. Coordinadora adjunta y VicePresidenta de los Centros de Estudio Martha Harris de Florencia y Venecia en Italia, para la
formación de Psicoterapeutas de Niños con el Modelo Tavistock. Principales publicaciones sobre trastornos de la alimentación, psicosis y observación de bebés. Co-editora de los libros: Psicoterapia con familias, Transformaciones íntimas: bebés con sus familias y editora de Los universales del psicoanálisis. Capítulos en libros clave publicados en inglés sobre observación del infante: Infantes cercanamente observados (ed. L. Miller); Nuevos desarrollos en la observación de infantes (ed. S. Reid); Espacio de sobrevivencia (ed. A. Briggs). Recientemente Karnac ha publicado en español su libro The Silent Child. Ha publicado también en francés, italiano y español. Internacionalmente, ha enseñado observación del infante y psicoterapia en EUA, Australia, India, España, Panamá, Argentina, Chile, Perú, Francia, Italia y Bélgica. Clotilde Juárez tiene grado de maestría en Psicología Educativa, con especialidad en educación de la primera infancia, EUA y grado de doctor con mención honorífica y postdoctorado en Psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); estudió Maestría en Psicoterapia Psicoanalítica y Doctorado en Clínica Psicoanalítica en el Centro ELEIA. Profesora titular e investigadora en licenciatura y posgrado de la Universidad Pedagógica Nacional desde 1983; Académica visitante en el Instituto de Desarrollo del Niño de la Universidad de Minnesota, EUA, donde trabajó la metodología de la observación desde la teoría del apego con el Dr. Alan Sroufe; Clínica asociada en el Departamento del Niño y la Familia de la Clínica Tavistock en Londres, Inglaterra. Línea de investigación: desarrollo socio-emocional del niño y la relación madre-infante utilizando dos metodologías: observación de la interacción y evaluación del patrón de apego madre-bebé y la observación psicoanalítica del infante. Coordinadora y supervisora del programa de capacitación sobre la observación del infante para figuras educativas del CONAFE en Puebla, Tlaxcala e Hidalgo en México. Psicoterapeuta psicoanalítica de niños,
Observación de Bebés: El Método Esther Bick de la Clínica Tavistock
adolescentes y adultos en práctica privada. Sus publicaciones se relacionan con el desarrollo de los patrones de apego en la interacción madreinfante en muestras no clínicas de infantes con visión normal, visión baja y ceguera, así como de comunidades rurales e indígenas. Meltzer, D., Bremner, J. Hoxter, S., Weddell, D. J., Wittenberg, I. (eds.) (1975) Explorations in Autism, Strathtay, Perthshire: Clunie Press, reprinted London: Karnac Books, 2008.
Referencias a los capítulos y artículos sobre Observación de Bebés en otras publicaciones: Harris, M.H. (Ed.) (1987) The Collected Papers of Martha Harris and Esther Bick, London: Karnac.
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In: Ed. J. Magagna et al. Intimate Transformations: Babies and their Families. London: Karnac Books. [In French: Le Nourrisson Dans Sa Famille, Transformations intimes, Larmor Plage: Editions Du Hublot, 2007 and in Italian] Meltzer, D., Bremner, J. Hoxter, S., Weddell, D. J., Wittenberg, I. (Eds.) (1975) Explorations in Autism. Strathtay, Perthshire: Clunie Press, reprinted London: Karnac Books, 2008. Norman, C. (2005). The role of the mother in developing the capacity to bear emotions. In: Ed. J. Magagna et al. Intimate Transformations: Babies and their Families. London: Karnac. Pérez de Pla, E. et al. (2000). Modalidades del vínculo madre-bebé en la consulta pediátrica. Observaciones en Pacientes con reflujo gastroesofágico. In: N. Reyes (Ed.) Observación de Bebés, Plaza y Valdés, México.
Magagna, J. (1987) Three years of infant observation with Mrs Bick. In: A. Briggs (Ed.) (2002) Surviving Space. Papers on Infant Observation. London: Karnac.
Youell, B. (2002). The relevance of infant and young-child observation in multidisciplinary assessments for the family courts. In: A. Briggs (Ed.) (2002) Surviving Space. Papers on Infant Observation. London: Karnac.
Magagna, J. (2005) Teaching infant observation: Developing a language of understanding”.
Disponible en Amazon.es
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El adolescente cautivo
Adolescentes y adultos ante el reto de crecer en la sociedad actual Título: El Adolescente Cautivo. Adolescentes y adultos ante el reto de crecer en la sociedad actual. Autores: Rubén Darío Gualtero y Asunción Soriano ISBN: 978-84-9784-751-3 Fecha de edición: Marzo de 2013. Encuadernación: Rústica Idioma: Español Número de páginas: 157 Gedisa Editorial, Barcelona, 2013.
La adolescencia se ha abordado, casi siempre, como un ‘tema’, en el afán de atender ruidosas esferas, más de comportamiento que de momentos de turbulencia emocional. Rubén Darío Gualtero y Asunción Soriano hacen una propuesta desde un vértice simple, o ‘elegante’, en el sentido de lo esencial: pocas y certeras palabras. “[…] la adolescencia es un hecho y una vivencia de gran trascendencia, no sólo a nivel social, sino también en la vida de cada uno de nosotros…” Así comienzan estos autores, con la invitación a un recorrido precisamente por la vida de cada uno de nosotros y la inserción en la sociedad. Rubén Darío, sociólogo, con vena sensible y aguda observación y Asunción, psicoanalista, intuitiva y profunda tejen un entramado sencillo, colorido, versátil y en especial, con un lenguaje certero, que compete y compromete a todas las esferas de la sociedad: profesionales, padres, educadores, jóvenes… Una riqueza extraordinaria tiene este escrito y es un llamado de atención hacia el puente que se cruza hacia la adultez, un “cataclismo” lo llaman los autores. Efectivamente es un punto delicado, frágil, de enorme vulnerabilidad, que poco abordaje comprensivo encontramos
en los autores que generalmente abordan la adolescencia. Talvez porque en estos momentos sentimos de forma directa la, o las adolescencias, nuestra relación con ellas se agudiza y se torna viva, no narrada o leída, sino ‘vivida’. Es un momento de contradicciones, cambios y transformaciones, ¿cómo crecer en estas circunstancias? Esta es la ruta por la que nos lleva el libro. ¿Por qué adolescente ‘cautivo’?, hablan los autores: “[…] en el doble sentido de la palabra. En primer lugar porque resultan prisioneros de unas estrategias publicitarias cada vez más poderosas y eficaces que tienden a sacar el mayor beneficio posible de la ‘mercantilización’ de un determinado modelo de belleza. En segundo lugar porque se trata de chicos y chicas ‘cautivados’, embelesados por unos íconos que prometen todo tipo de felicidad y bienestar”. (26). El libro está presentado en cuatro partes: El cuerpo robado; Familias particulares; Trayectorias vitales en la encrucijada y Un equilibrio precario. Veamos: El Cuerpo robado. El culto a la juventud y la mercantilización del cuerpo joven son dos
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aspectos expresivos de nuestro tiempo que absorben la vida del adolescente y le imponen cánones de belleza y retos que ponen a prueba su vulnerabilidad. Los cuerpos infantiles dejan su piel y van al encuentro de extraños aspectos que tardan en hacer nido en las identidades. Hay temores, desengaños, preocupación y ansiedad. Es toda una tarea el re-conocimiento de lo propio, porque además de tanto movimiento emocional y físico en el adolescente, se viven a ellos mismos como protagonistas de cambios en exhibición permanente y, tanto la mirada propia, como la de los demás cobra fuerza y contundencia. En un sentido muy actual, en el cual, la juventud es la que sostiene el valor, la relevancia, y la ‘eternidad’; ante la declaratoria de ‘todos jóvenes’, se vuelve ambigua esta cesura que habrá que cruzar y “…los adolescentes se encuentran luchando solos en su tránsito hacia la adultez porque los adultos –sería erróneo decir los mayores- han desaparecido”. (51) Los autores nos ofrecen un recorrido histórico con respecto a las consideraciones del cuerpo en la sociedad y su abordaje o su ausencia como realidad social y psíquica. Idealización y realidad del cuerpo, qué cuerpo se tiene, qué cuerpo se anhela. Logran en este capítulo plantear el conflicto básico del adolescente con su cuerpo, para sí y para los demás. La publicidad y el mercantilismo son factores importantes en los discursos y los protagonismos que los adolescentes están abocados a representar. No sólo exponen estas realidades, apuntan reflexiones y consideraciones comprensivas de este momento de la vida. Familias Particulares. Los cambios en las configuraciones familiares han desencadenado movimientos en la adolescencia y de transición a la adultez que han merecido, por parte de los autores, una consideración importante. Qué implica crecer en el seno de estas ‘familias particulares’, de estas ‘familias tan complicadas’.
Abordando una comprensión desde ‘los procesos de cambio’: “trataremos de mostrar cómo una de las paradojas de las que estamos ‘cautivos’ –también- los adultos es que, a menudo, utilizamos parámetros cada vez más obsoletos e inapropiados para analizar o comprender ‘qué le pasa’ a la familia actual. En otras palabras, posiblemente el desajuste radica en que estamos pretendiendo –quizá añorando- unas relaciones familiares que no son posibles porque ‘esa familia’ ya no existe o está inmersa en un proceso de franca transformación” (54). Así pues, visitan las páginas del libro cuatro grandes grupos de ‘agrupaciones familiares’: familia biparental postradicional, familia monoparental, familia reconstituida, familias homoparentales. ¿Cómo se configura la adolescencia y el paso a la adultez en este contexto? Los cambios y las modalidades de las relaciones con su repercusiones se plantean en todos los miembros de las familias: entre la pareja, en las relaciones parento-filiales, entre hermanos… etc. con la aparición de una evidente y urgente necesidad: plantear nuevas formas de convivencia para educar o llevar adelante unas mejores relaciones entre los miembros de la familia, “sea cual sea su modelo actual” (81) Trayectorias vitales en la encrucijada. Este capítulo es propuesto por los autores como el tercer término -junto con los dos anterioresde “una trilogía que por su novedad, o como consecuencia de ella, añade grandes dosis de incertidumbre a algo ya de por sí difícil, como es tener que abandonar el ‘cobijo que proporciona la infancia’ y avanzar hacia la madurez, hacia la edad adulta” (20). ¿Cómo y cuándo emanciparse? En una época que ofrece la quimera de la libertad y el logro de tanto por poseer, sin embargo, la situación de lograr ejercer la autonomía es un capítulo difícil de escribir y de vivir por nuestros adolescentes en tránsito, la permanencia en casa de los padres
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se prolonga y tanto la vida económicamente independiente como la constitución de pareja o familia se retrasan y relativizan. Esta situación plantea en los adolescentes inseguridad en los propios logros y preocupación de los padres por el futuro y la realización de sus hijos. Las paradojas son lugar común en esta realidad adolescencial, no sólo a nivel de sus desarrollos personales y sociales, sino ante las diferentes y variadas alternativas propuestas por un mundo rápidamente cambiante. Es así como se plantea entonces la reflexión acerca de lo que la sociedad ofrece como oportunidad y facilidad para el tránsito de sus adolescentes hacia la adultez con la consecuente responsabilidad de hacerse cargo de sí mismos y su ‘propio proceso de crecimiento’, en un mundo que abruma con mensajes y propuestas contradictorias que obstaculizan alcanzar estabilidad y seguridad. El ‘yo’ individual del adolescente, frágil e inmaduro, no puede manejar la incoherencia de los adultos, lo que plantea la urgencia de revisar también la vida adulta, social y familiar que ponemos a disposición de nuestros jóvenes. Un equilibrio precario. El último capítulo del libro nos ofrece la riqueza clínica. La dimensión emocional observada durante este período de la adolescencia es objeto de reflexión y consideración. Como, marcado por ‘un precario equilibrio’ consideran los autores “se inicia el pasaje hacia la vida adulta” (107). Con la adolescencia culmina el período de individuación, habrá que reunir el equipo que ponga en marcha la autonomía que, como hemos visto, tendrá que ponerse a prueba ante tantos retos y dificultades que plantea la sociedad actual. El objetivo de este apartado está concentrado en el análisis de las diversas situaciones que tiene que enfrentar el adolescente y que pueden abordarse, atenderse desde un vértice desde el cual se propongan estrategias para un desarrollo saludable.
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Mirado desde el ángulo del adulto, la llegada del adolescente le resulta difícil e incómoda, “difícil aceptar un nuevo miembro que viene cargado con un equipaje a medio hacer, con grandes dudas y contradicciones”. (108). Desde la lógica adulta el estado mental del adolescente puede resultar incomprensible. Es necesario un enorme esfuerzo, especialmente para padres, docentes y tutores –dicen los autores- para promover empatía y ajustar los diálogos dentro de un proceso de acercamiento que promueva más bien la comprensión y la sana interacción. “Si tuviéramos que destacar una de las características más específicas de la adolescencia, seguramente sería la coexistencia y alternancia de los aspectos y actitudes más infantiles junto a otros más evolucionados y maduros que apuntan hacia la construcción de la identidad adulta” (110). Una evolución en espiral con avances y retrocesos, acompañada de miedo al cambio, crisis y reformulaciones constantes de la identidad. Los cambios requieren del ejercicio de la tolerancia, la espera, esfuerzos emocionales difíciles de pautar en la adolescencia y que requieren de un tiempo de elaboración que prepare la psique para la instauración de nuevos marcos referenciales en la interacción con pares y adultos y, especialmente, con cada una de las partes de la personalidad que en sus intentos de ajuste y armonización han protagonizado enormes e intensas escenas de inestabilidad. En este capítulo es muy importante revisar la propuesta que se hace, desde un punto de vista más emocional, de las diferentes formas de lidiar con la ansiedad que genera el proceso de crecimiento. Para ello se proponen “varios ‘tipos ideales’ –en el sentido weberiano de la palabra- […] que buscan recoger aquellos rasgos más significativos de sus comportamientos”. (117). Varios casos se aportan con el objetivo de ilustrar precisamente los estados mentales en movimiento y los principales aspectos que
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sobresalen en esta espiral de crecimiento. Miedo a crecer; Correr demasiados riesgos; Adolescencia y trasgresión, El cuerpo; Relación consigo mismo; La familia; Los amigos y el grupo. Termino con las palabras que cierran esta publicación y que recogen el espíritu de los autores concentrados en la difícil tarea de comunicar comprensiones vitales de este momento de la vida, que muestra un firmamento cargado de contradicciones, temores, incertidumbre y sentimientos de esperanza, amor y con la omnipotencia suficiente para creer que cambiar el mundo es una opción: “Para acabar quisiéramos insistir en que mientras el adolescente va ejerciendo su papel y va asumiendo sus parcelas de autonomía y responsabilidad con la ‘incoherencia inevitable’, va construyéndose un mundo adulto. Las turbulencias descritas, sin negar lo dificultosas que son para todos los que intervienen, son a la vez un camino necesario y contienen toda la esperanza de cambio y progreso” (145). Es pues un libro, ameno, claro, ilustrativo, cercano a nuestra experiencia, a nuestras vivencias. Está escrito con la mayor de las riquezas: la experiencia emocional del trabajo cotidiano con los adolescentes. Invito al lector
a entrar en estas líneas llenas de dedicación y trabajo comprensivo.
Los Autores: Rubén Darío Gualtero Pérez: Es redactor de la Revista de Psicopatología y Salud Mental del niño y el adolescente. Sociólogo y Máster de Consultoría en desarrollo de las organizaciones. Ha realizado diversas publicaciones relacionadas con la adolescencia y con temas sanitarios, especialmente de salud mental. Actualmente es responsable de publicaciones de la Fundació Orienta (Barcelona) Asunción Soriano Sala: Es médico, psiquiatra y psiocanalista. Miembro de la Sociedad Española de Psicoanálisis y de International Psychoanalytical Association. Coordinadora del hospital de Día para adolescentes de Sant Pere Claver Fundació Sanitària y supervisora clínica de la Unitat Terapèutica de Justícia Juvenil, Parc Sanitari Sant Joan de Déu. Ha expuesto sus ideas sobre la adolescencia en distintas ponencias y publiaciones. Disponible en Amazon.es
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Vivir con el Autismo, una Experiencia Relacional Reseña: Hilda Botero Sicóloga, Colombia.
Título: Vivir con el autismo, una experiencia relacional Autor: Juan Larbán Vera ISBN: 978-84-9921-337-8 Fecha de Edición: Noviembre de 2012 Encuadernación: Rústica Idioma: Español Número de Páginas: 227 Editorial Octaedro, Barcelona, 2012
El Autismo ha sido, desde su primera descripción en 1942 por Leo Kanner, objeto de estudio, penetración y búsqueda de comprensión. Hoy tenemos estudios importantes desde diferentes vértices de aproximación, que hacen referencia a intentos de comprensión y formulaciones que buscan dar cuenta de los estados mentales, las realidades psíquicas de esta condición emocional que, últimamente se denomina: Trastornos del Espectro Autista (TEA). Juan Larbán, quien lleva pensando el autismo hace varios años nos presenta un libro en el cual, minuciosamente hace referencia a cada momento que considera importante en la configuración de este espectro. Lo que hace especialmente enriquecedor el esfuerzo de Larbán es la multiplicidad de vértices de observación desde los cuales nos aporta herramientas para penetrar en la difícil tarea de entendimiento de esta condición emocional. Nuclear es la propuesta de comprender este funcionamiento autista “como una experiencia relacional compartida que implica tanto a quien lo padece como a su cuidador”; es una pers-
pectiva relacional e interactiva cuya posición teórica es psicodinámica y psicoanalítica. El autismo –deja claro- no tiene una causa única, propone una confluencia de factores de riesgo. Esta forma de acercarse al estudio de este Espectro, es asumida por el autor con cautela y amplitud de consideraciones. Una advertencia central está expuesta casi en cada página del libro: la detección de los trastornos del espectro autista se realiza tardíamente, lo que arroja consecuencias muchas veces irremediables, no sólo para el niño que lo padece, sino para toda su familia. Si el trastorno se interioriza comienza a formar parte de la personalidad del niño y ya, no sólo el tratamiento es más difícil, sino más costoso y menos satisfactorio. Es así como la detección temprana en los primeros meses de vida, o, por tarde, el primer año de vida de signos de alarma, incluyendo como muy importante los “factores de riesgo interactivo entre el bebé y su cuidador, y sobre todo, el estilo interactivo que se va estableciendo entre ambos, evaluados a los tres, los seis y los doce meses del continuo interactivo de dicha
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interacción” (18) demandará una intervención temprana que puede evitar la instalación de este funcionamiento en el psiquismo del bebé. Esta observación, esta consideración del Autismo Temprano, hacen de este libro un documento extraordinario para el estudio de estos estados mentales. Se aborda pues el contexto completo en el cual se enmarca el riesgo o la posibilidad del autismo, y Larbán se remonta a ese hijo aún en el deseo de los padres “La prehistoria de la maternidad y la paternidad se inscribe en el curso de los diferentes estadios o fases del desarrollo infantil de la futura madre y el futuro padre” (24). Con detalle y minucia penetra en cada momento de la historia del niño. Son tres partes fundamentales las que nos ofrece como material de estudio: Desarrollo del psiquismo temprano; Desarrollo del autismo temprano y Detección, diagnóstico y tratamiento del autismo temprano. Desarrollo del Psiquismo Temprano.” Los padres ‘hacen’ al hijo con lo que tienen; las identificaciones primarias y secundarias, conscientes e inconscientes, tanto hacia lo maternal y femenino, como hacia lo paternal y masculino, presentes en el mundo psíquico interno de ambos padres fruto de su experiencia vivida a lo largo de su vida y sobre todo durante su infancia.” (25). El hijo de la realidad –dice el autor- es diferente, no ideal y la relación interactiva dará cuenta de las condiciones del desarrollo. En esta primera parte Larbán pasa del ‘deseo del hijo’ a la ‘prevención antes del parto’ y resalta estudios acerca de la comunicación intersubjetiva cuyos resultados muestran que “cuanto más coordinada y cálida es la comunicación entre los padres con respecto al bebé, mejor se desarrollan las capacidades de triangulación del niño.” (29). Comunicación que se prepara durante la preñez. ‘El desarrollo prenatal del bebé: la vida intrauterina’, abordado desde el vértice de cómo afectan al bebé las emociones
de la madre si son de gran intensidad y larga duración. Hace pues un recorrido, tejido con minucia, de toda esta atmósfera que ampara al bebé en la relación con sus padres, desde el deseo, la gestación, parto, transmisión psíquica consciente e inconsciente, vivencias traumáticas perinatales, las que determina como especialmente inscritas en el psiquismo, como riesgos importantes que pueden plantear peligros para una evolución autística en el bebé, condición que, atendida adecuadamente puede cambiar un destino patológico y re-direccionar al bebé hacia un sano desarrollo. La cualidad del vínculo de apego que se formalice en la interacción dará cuenta de una buena conexión del bebé con su cuidador, dentro de los límites de distancia y accesibilidad. Los factores de resiliencia en el bebé y un buen entorno cuidador: familiar, profesional, social, institucional, dan oportunidad tanto para un buen desarrollo, como para una adecuada atención, si se requiere, en la prestación de servicios apropiados que atiendan los posibles riesgos, o los casos de la patología ya instalada en el bebé. La sincronización afectiva, los ritmos armónicos entre madre e hijo, proponen el acceso a la intersubjetividad. “los continentes emocionales preceden así, a los continentes de las ideas” (91) Las funciones parentales en el desarrollo del bebé son abordadas por el autor con una seria responsabilidad por la claridad con la que expone el escenario afectivo en el cual se juegan los organizadores emocionales y relacionales del bebé con el mundo. Estos “adultos significativos” -como los llama el autor- reconocen y leen los sentimientos y estados internos del bebé y que, ayudados a metabolizar forman las bases con las cuales el niño configura sus raíces intersubjetivas en la comunicación con los ‘otros’. El bebé aporta, de todas maneras, competencias importantes que ayudan a construir este escenario.
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Larbán termina esta primera parte mostrando, incluso con material clínico, al bebé ya en escena, interactuando en el mundo y proponiendo cualidades y modalidades de relación; desplegando, no sólo sus habilidades, sino también los mecanismos psicológicos, proyecciones, identificaciones etc., que van labrando su desarrollo psíquico. Delimita el proceso del pensamiento dentro de los cánones que dicta la tolerancia a la frustración, la capacidad de espera, y ubica, en el bebé, la actividad de pensar como una organización promovida por la relación madre-hijo. Ya dijimos cómo son diversos los vértices desde los cuales el autor aborda la comprensión del autismo. Esto implica la consideración de apartes como la integración sensorial, la constitución de la intersubjetividad, la memoria temprana, el lenguaje verbal… todos estos campos, artífices también, de manera especial, en la configuración de la salud mental y el adecuado desarrollo del niño en el seno de su familia. Así como también herramientas vitales para los profesionales en la atención terapéutica. Desarrollo del autismo temprano. Esta segunda parte es, en esencia, el núcleo de los planteamientos de Larbán. Con apoyo en varias investigaciones acerca de las habilidades atencionales de bebés en sus primeros seis meses de vida hace énfasis en la urgencia de observaciones tempranas para una pronta detección de los TEA. Niños con un diagnóstico tal –nos cuenta Larbán- acusaban una comunicación con acceso lábil, poco motivado, poco frecuente a la intersubjetividad primaria, poco deseo de comunicación con el otro. Estas investigaciones han sido llevadas a cabo teniendo en cuenta películas caseras con grupos de control de niños ‘normales’. Se hace todo un acercamiento a la consideración de los trastornos del espectro autista como una entidad que forma parte de los trastornos generalizados del desarrollo;
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se manifiestan con diferentes grados de intensidad y gravedad. Hace referencia a las manifestaciones clínicas y visita la famosa triada de Wing: “dificultades en la interacción social, en la comunicación verbal y no verbal y un patrón restringido de intereses o comportamientos, serían la consecuencia de un proceso psicopatológico mucho más precoz que, desarrollándose desde sus primeros meses de vida, se podría detectar en el primer año de vida del niño” (150). El autor hace varias consideraciones basado en serias investigaciones acerca del concepto y su evolución, lo cual resalta las diferencias señaladas por el Dr. Hans Asperger con respecto al concepto de autismo propuesto por kanner, y que llevaron a la formulación del síndrome de Asperger, una vez que Lorna Wing rescatara los hallazgos y propuestas de Asperger. Atiende Larbán formulaciones con respecto al autismo y la teoría de la mente y se detiene en consideraciones sensibles con respecto a la prevalencia del espectro autista. Sería exhaustivo y no compete a este ejercicio señalar las interesantes observaciones del autor. Es un libro que, como documento y fuente de consulta e información aporta una riqueza de vértices y consideraciones que abren la posibilidad de indagación y la curiosidad necesaria para no dejar aquí el estudio de esta condición emocional en nuestros niños. La comprensión que nos propone el autor es pues integradora: aspectos genéticos; lo constitucional y lo ambiental; mitos y realidades… y es de resaltar su insistencia en la detección precoz de señales inequívocas que nos darán pautas para una, también precoz intervención. Esta segunda parte del libro es de gran riqueza, puntualiza en sus capítulos claridad sobre el estudio del espectro y expone su propia comprensión integrando los diferentes vértices que ha venido formulando a lo largo de los capítulos anteriores: causas
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del autismo; empatía interactiva y desarrollo psicocerebral; funciones tempranamente alteradas que pueden dar lugar al desarrollo progresivo del funcionamiento autista; cómo es el desarrollo de este funcionamiento y cómo la interacción autistizante; el proceso defensivo autístico. Detección, diagnóstico y tratamiento del autismo temprano. La parte final del libro formaliza sus planteamientos anteriores y determina de manera puntual la mirada, el diagnóstico y la atención del Espectro. Los factores de riesgo están centralizados en las modalidades de la interacción cuidadoresbebé.: a) dificulta impide de forma duradera y repetitiva la integración sensorial en el bebé; b) dificulta e impide de forma duradera y repetitiva el acceso del niño a la intersubjetividad primaria y secundaria; c) cuando la persona que ejerce la función materna ha vivido situaciones traumáticas perinatales que no h a podido elaborar ni integrar; d) cuando la interacción se ha dificultado desde el nacimiento por malformaciones o discapacidad sensoria o motora del bebé y no puede ser asumida por sus padres; e) cuando en la interacción la persona que ejerce la función paterna se encuentra ausente o poco presenta. El capítulo referente a los signos de alarma anota la importancia de la Observación de bebés y muestra cómo con el método de Esther Bick se han logrado excelentes resultados, no solo para la formación de profesionales, sino como muy substancial para detectar las señales y situaciones de riesgo evolutivo hacia el funcionamiento autista en el bebé. Es un método que promueve cómo realizar intervenciones terapéuticas que eviten o corrijan tales situaciones e interacciones en sus estadios iniciales.
El autor puntualiza las señales de alarma: signos psicomotores; anomalías de la mirada; anomalías del grito; trastornos alimentarios diversos. Otros signos de alarma, desde diversos vértices de consideración son expuestos de manera integradora. La evolución del proceso está abordada con ilustraciones clínicas para lograr una mejor comprensión y observación por parte del lector. El diagnóstico del funcionamiento autista se basa en la observación de la interacción y adecuadamente realizado permitirá una mejor intervención y, en la medida en la cual se realice tempranamente tendremos tal vez mejores oportunidades de evitar a tiempo evoluciones más difíciles de atender. Sin embargo, nunca es tarde para la intervención, señala Larbán, como llamado de atención para una permanente observación y propuestas de tratamiento. Así termina el autor su interesante libro, producto, no sólo de la investigación y el estudio, sino de una verdadera pasión y dedicación por la inteligencia de esta condición emocional que aqueja una población tan vulnerable y que, como argumenta, es una responsabilidad de nosotros profesionales continuar en la carrera de su cada vez más profunda comprensión para una cada vez mejor intervención y un más certero tratamiento. Este es un libro de consulta, de estudio y de asombrosas realidades presentadas con una sensible percepción de estados mentales tan difíciles de contemplar. Estudiantes, profesionales, educadores, padres… tienen la oportunidad de ponerse en contacto con estas vivencias urgentes de ser comprendidas y atendidas. Disponible en Amazon.es
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Psicoterapia Focal de Niños: Una Aplicación del Modelo Psicoanalítico en la Red de Salud Pública Reseña: María Inés Nieto M. Psicoanalista, Colombia.
Título: Psicoterapia focal de niños: Una aplicación del modelo psicoanalítico en la Red de Salud Pública Autor-editor: Jordi Sala Morell1 Coautores: Amèlia Chancho, Enrique Germán, Carme Miguel, Abdón Montserrat, Roser Noguera, Carme Ríos, Encarna Sánchez ISBN: 978-84-9921-405-4 Fecha de edición: Julio de 2013 Presentación: Rústica Idioma: Castellano (traducido del catalán por los autores) Número de páginas: 223. Ediciones Octaedro, Barcelona, 2013. Este libro nace de la reflexión de un grupo de trabajo en un servicio público de salud mental que se propone dejar memoria de su actividad clínica y hacer un ejercicio de conceptualización a partir de su experiencia. Así, la Unidad de Psicoterapia Psicoanalítica para Niños y Jóvenes del Patronato de Sant Pere Claver-Fundació Sanitària en Barcelona muestra cómo ha sido posible llevar el conocimiento psicoanalítico a la asistencia pública en un recorrido de más de tres décadas. El título elegido contiene todos los elementos que inscriben su naturaleza: la intervención focal, los pacientes niños, la aproximación psicoanalítica y la asistencia pública. 1
Aun cuando en esta versión en español no se hace explícito, es importante señalar que fue originalmente escrito en catalán y publicado en el 2009: Psicoteràpia focal de nens: Una aplicació del model psicanalític a la xarxa pública (ISBN: 978-84-613-4158-0). La existencia de dos prólogos es la primera pista; se identifican además algunas palabras que parecen advertir que el texto original fue otro diferente del español. Decía: es importante señalar que es catalán el idioma original, tener en mente que es el idioma en el que se ha tejido la experiencia de la que se da cuenta en estas páginas, como si tratara de una hermosa canción de Serrat. No se informa quién ha hecho la traducción.
Jordi Sala Morell es Psicólogo clínico y psicoanalista de la Sociedad Española de Psicoanálisis. Trabajó como psicólogo clínico y psicoterapeuta de niños y adolescentes en Sant Pere Claver- Fundación Sanitaria. entre 1979-1985 y 19982012. Desde 1984, tiene su práctica privada como Psicoanalista. Ha sido Supervisor de equipos clínicos, profesor del Centro de Estudios en Psicoterapia Psicoanalítica, editor y miembro ejecutivo de la Federación Europea de Psicoanálisis y editor de la Revista Catalana de Psicoanálisis, en donde ha publicado varios trabajos originales.
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A lo largo de todo el libro se aprecia un estilo de redacción homogéneo, un logro notable atribuible al editor (1), si se considera la escritura a varias manos. Dicho sea de paso: no se establecen los autores singulares de cada uno de sus capítulos. Se pretende que sea el primero de la saga de divulgación de una modalidad de asistencia pública dignificada, éste, un servicio que desde 1977 se gestó como el primer sistema de atención pública a la salud mental de niños y de jóvenes en Barcelona. Puede resultar muy interesante para terapeutas de todas las latitudes que se interesen en ampliar su conocimiento clínico en este campo específico aunque se trata de un texto perfectamente accesible a profesionales de otras disciplinas y aún, legos en la materia. Se ha concebido partiendo de unos capítulos que reúnen un cuerpo teórico del contexto psicoanalítico, la naturaleza del tratamiento focal y sus indicaciones, para dar paso a capítulos referidos a la intervención. En unos y otros se integra material clínico como ilustración. Finalmente, las últimas páginas incluyen la definición de los conceptos básicos, la bibliografía de textos citados, la bibliografía recomendada, un índice analítico, información sobre el perfil de los autores y el índice del texto. El prólogo a esta primera edición en español a cargo de Eulalia Torras, psiquiatra y psicoanalista de la Sociedad Española de Psicoanálisis, logra dimensionar el significativo aporte de los autores y puede considerarse una reseña anticipada del libro, mejor lograda, probablemente, que la que se encuentra en estas páginas. La recomendación es que se haga una lectura completa de principio a fin. Los primeros capítulos son fundamentales a la hora de examinar las modalidades de intervención que se ilustran con abundante material clínico; algo singular: corresponde a niños, varones, la totalidad de los casos seleccionados.
Doy paso ahora a una mirada a su contenido, que espero aliente a potenciales lectores del texto original.
Introducción Los autores confían en el valor de comunicar su conocimiento de la intervención focal en el trabajo terapéutico con niños, los principios sobre los que basan su práctica, resultado de su quehacer cotidiano. Este es un modelo coherente que reúne hipótesis de compresión de la mente infantil y al mismo tiempo, responde a las demandas de una atención eficaz al mayor número posible de pacientes en un tiempo reducido y con recursos limitados. Pero que no se produzca un malentendido: “No se trata de proponer una modalidad de tratamiento psicoanalítico en forma abreviada o comprimida que se pueda aplicar en forma acelerada” (p. 25). Es la problemática nuclear actual la que se aborda de manera focalizada -explican- que no significa superficial ni pierde de vista la complejidad de las circunstancias individuales; no es un tratamiento sencillo para males menores sino una metodología compleja que requiere de aprendizajes específicos, además de supervisión, de trabajo en equipo y de tratamiento del terapeuta. Esta es una de las precisiones que permite acercarse a la seriedad con la que el equipo terapéutico ha asumido su labor. El modelo recoge la atención de niños mayores de cuatro años, desde una mirada preventiva, con quienes se trabaja entre cuarenta y cincuenta sesiones, en una sesión semanal, por periodos de tiempo de entre nueve y quince meses. Lo vemos y tratamos solo en la medida en que sus problemas le pertenecen de manera diferenciada, pero no lo entendemos aisladamente. Lo hemos explorado en el seno de la familia, hemos
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hecho la indicación individual y damos por entendido que sin una continuación del trabajo con el entorno familiar, bien en nuestro equipo, bien en su centro de salud de referencia, nuestro abordaje y sus resultados pueden quedar seriamente comprometidos. (p. 26)
Capítulo 1. Del psicoanálisis a la terapia focal Al hacer el reconocimiento de que es un modelo de aplicación clínica del psicoanálisis, van a Freud y a las nociones de conflicto, estados mentales, represión, atención flotante, el fenómeno transferencial como un fenómeno relacional; a Klein, esbozando las posiciones Esquizo-paranoide y depresiva, el mecanismo de la identificación proyectiva, con funciones organizadoras y defensivas, y a Bion, revisando su idea de estados mentales cuyas experiencias emocionales requieren el establecimiento de una relación continente contenido. Otros autores como Meltzer, Harris, Imbasciati, Winnicott, Stern, entre otros, son citados como sustento adicional. En este modelo, la enfermedad se entendería como un fracaso de los mecanismos de transformación de la experiencia. Es decir, como un fracaso de la función de contención que deben desarrollar continente y contenido, objeto y sujeto bien por una deficiencia receptiva de uno o ambos, bien por la intensidad de las proyecciones que rompen el continente (...) una interacción contenedora modificaría el exceso de escisión y proyección con movimientos tendientes a la integración y a la introyección. (p. 41) Entonces, ponen el énfasis en la relación de objeto y su sintonía con descubrimientos recientes de la neurociencias y del desarrollo
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cognoscitivo en un espíritu de comprensión que se aleja de lo patologizante y es más cercano a la psicología genética, hasta formular lo que denominan “Axiomas de referencia”, es decir, principios a los que vinculan su práctica a la manera de enunciados básicos. Algunas ideas para detenerse en ellas: la idea de una relación de objeto predominante, los síntomas que develan significados inconscientes y un fracaso en la elaboración, la influencia recíproca entre los miembros de la familia, formas abreviadas de tratamiento y su relación con la focalización, distancia de intervenciones directivas para proteger la neutralidad y el respeto por las comunicaciones del paciente.
Capítulo 2. Método y técnica Este capítulo describe las características del setting tanto externo como interno, la disponibilidad del terapeuta a entrar en contacto con el sufrimiento del niño, un espacio terapéutico favorable a la elaboración psicológica o mentalización, que identifican como una experiencia emocional contenedora. Una propuesta concreta es la de considerar este setting como un campo de observación en el que se pretende “establecer unas condiciones para observar bien la dinámica relacional e inconsciente del paciente y a la vez estar implicados en esta relación que llega a ser necesaria e inevitablemente bidireccional” (p. 52). Entrando ya al desarrollo de la sesión, consideran deseable una actitud flexible y activa por parte del terapeuta que participe en las representaciones propuestas por el niño y que sea capaz de conservar una esperanza realista sobre las posibilidades de desarrollo y crecimiento. Es el juego, naturalmente, el que se espera se despliegue en la sesión. A través del contenido narrativo, la historia contada, podemos entender las fantasías del mundo interno y a
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la vez la manera como el niño se relaciona con las propias producciones. Veremos si la actitud es adaptativa o si es exageradamente crítica, expulsiva -como quien se deshace de las cosas que molestan- o maniaca. (p. 63) Como recursos de diagnóstico adicionales al juego, se sirven de comunicaciones gráficas, los dibujos de la familia y el HTP (Test árbol, casa, persona), además de las verbalizaciones y la observación de las actitudes asumidas por el niño. Durante el tratamiento, las expresiones gráficas son consideradas como “un elemento más del fluir asociativo” y la acción, una posibilidad de evacuación pero también una vía de pensamiento y de elaboración. Dentro de este marco, de este contexto de relación próxima, podemos intervenir sobre el contenido narrativo que el paciente nos hace conocer: también sobre el funcionamiento de su mente a medida que la vemos operar en la sesión. Le hablamos además del estado actual de la relación con nosotros si lo creemos suficientemente relevante y justificado. Ponemos atención y nos referimos a los contenidos, al funcionamiento mental y a la relación actual en la sesión. (p. 73) Usan el concepto de zona de desarrollo próximo posible de Vygotsky (1978) para señalar la actitud intuitiva que se requiere del terapeuta para favorecer el desarrollo. Materiales clínicos complementarios logran mostrar el tipo de aproximación efectuada y también puede encontrarse una caracterización del tipo de intervenciones verbales del terapeuta.
Capítulo 3. Diagnóstico y focalización Tres casos son la columna vertebral del capítulo. Se explica la forma en que se orienta el proceso
desde la entrevista con los consultantes iniciales, con el paciente y la devolución que incluye, si es el caso, la indicación de tratamiento focal con tiempo limitado. La determinación del foco supone un área principal de conflicto, la función y significado interpersonal de los síntomas y del sufrimiento; informan que les ha resultado útil el concepto de ansiedad urgente de Strachey (1969). Consideran también los aspectos sanos y la disposición para asumir el tratamiento además de la posibilidad de que se trate de un “encallamiento evolutivo” más que de un conflicto determinado. Focal, para nosotros no quiere decir pequeño, estrecho o restringido. Abusando un poco de la metáfora del foco podemos decir que la función de la focalización es iluminar al terapeuta a lo largo de un recorrido con su paciente, que tiene unas posibilidades y unas limitaciones en el tiempo y en el campo de acción terapéutica […] Nombrar el foco organiza el campo relacional terapéutico. (p. 86 y 87)
Capítulo 4. Indicaciones Se parte del principio de que la psicoterapia focal puede ser tanto más efectiva, cuanto más cerca se esté de la “eclosión” de la problemática. La posibilidad de movilizar capacidades preservadas, el grado de organización y soporte familiar o del entorno sustituto, la capacidad para contener la ansiedad, la respuesta a interpretaciones de prueba y el estado de las defensas y fortalezas del yo se proponen como elementos para evaluar la indicación, que “siempre es una valoración de factores a favor y en contra” (p. 120). Contempla lo deseable y lo posible. Declarar que este tratamiento no está indicado también requiere que el terapeuta tolere no aceptar el caso. Se encuentra en este capítulo un listado de problemáticas con mayores posibilidades de éxito y otro de aquellas que difícilmente responderán al método. Cuatro casos ilustran estas consideraciones.
Psicoterapia Focal de Niños: Una Aplicación del Modelo Psicoanalítico en la Red de Salud Pública
Capítulo 5. Desarrollo del tratamiento en relación con la focalización (I) La presentación de un caso sirve al objetivo de poner en evidencia esta modalidad de tratamiento desde una primera visita, una sesión de exploración con el niño, la entrevista de devolución, la reflexión sobre la indicación, hasta la determinación del foco y el relato de algunas sesiones. Parece que gracias a la oferta de otra mirada más esperanzadora, de otra escucha, con una forma diferente de estar con el otro, y con una cercanía a sus cosas que, en definitiva, son los factores curativos de la relación terapéutica, él pudo utilizar, con creces, sus capacidades, (p. 152)
Capítulo 6. Desarrollo del tratamiento en relación con la focalización (II) Es usual que un foco establecido inicialmente sea revisado más adelante, considerando nuevos elementos en el proceso. La naturaleza provisional del foco se pone en evidencia. En este capítulo se presenta otro caso en extenso, elegido por las dudas que suscitó con respecto a la indicación y focalización. Este es quizás uno de los materiales clínicos que ilustran mejor cómo la capacidad de contención del terapeuta y su neutralidad se ponen a prueba, lo conduce a la acción y se desencadena una situación de mayor ansiedad y disociación. Esto a su vez lleva a un nuevo material que a la postre resulta ser fundamental en la comprensión del niño. Esta es una comunicación honesta de la realidad del tratamiento, con aciertos y desaciertos, “sin maquillaje”.
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Capítulo 7. Finalización. Objetivos terapéuticos y temporalidad Se desarrollan aquí las nociones de conflicto, defecto y trauma y su relación con el establecimiento de objetivos terapéuticos, de los cuales se expone una amplia variedad de posibilidades, una tarea nada fácil cuando deben enfrentarse condiciones patológicas profundas con medios asistenciales que exigen eficacia y economía de esfuerzos. Para considerar la particular noción de tiempo en el niño, se citan las ideas de Meltzer (1989) al respecto, la vivencia del paso del tiempo en relación con el sufrimiento, con el tratamiento y su finalización. En la propuesta que hacemos a la criatura, el setting, el ritmo y el tiempo cronológico de las sesiones, contribuimos a la construcción de la experiencia de tiempo. Y dentro de la sesión tenemos múltiples ocasiones de intervenir relacionadas con la percepción y el manejo inconsciente del tiempo que hace nuestro paciente, (p. 178) Finalmente, ponen en consideración las ansiedades asociadas a la terminación del tratamiento no solo del paciente y de su familia sino del terapeuta.
Capítulo 8. Formalización conceptual Se concibe la valoración del hecho clínico dentro del marco conceptual psicoanalítico que ofrece las condiciones de un campo de observación óptimo. La necesidad de conceptualización es argumentada ampliamente. Partimos de la experiencia, pero la preocupación por el rigor y el buen funcionamiento de esta práctica terapéutica
Reseña
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nos obliga a conocer y utilizar adecuadamente unas bases teóricas claras […] Naturalmente, la teoría orienta al clínico en sus observaciones, descripciones y explicaciones de los fenómenos clínicos, e influyen invariablemente en la técnica. (p. 186)
Carme Miquel Torrents. Psicóloga clínica y psicoterapeuta de de l'Associació Catalana de Psicoteràpia Psicoanalítica (ACPP/AEPP/EFPP). Máster en Psicoterapia Psicoanalítica.
Producto lógico de estos esfuerzos teóricos es un listado de conceptos básicos y sus definiciones, que se encuentra al final del capítulo.
Roser Noguera Corrons. Psicóloga clínica y psicoterapeuta de la EFPA. Máster en Psicoterapia Psicoanalítica CEPP. Miembro de CRAPPSI.
Las Autoras:
Carme Ríos Blanco. Psicóloga clínica y psicoteerapeut. Máster en Psicoterapia por la URL. Máster en Psicoterapia por la UPF.
Jordi Sala Morell. Autor Editor. Psicólogo clínico y psicoterapeuta de niños, adolescentes y adultos. Psicoanalista, miembro didacta de la Sociedad Española de Psicoanálisis SEP/ IDA. Miembro de la Unidad de PsicoterapiaPsicoanalítica de niños y adolescentes (UPPIJ). Fundación Sant Pere Claver, Barcelona. Amelia Chanho Neve. Psicóloga clínica y psioterapeuta de l'Associació Catalana de Psicoteràpia Psicoanalítica (ACPP/AEPP/EFPP) Enrique Ger Gómez. Psicólogo clínico y psicoterapeuta de la EFPA, psicoanalista de la Sociedad Española de Psicoanálisis (SEP). Miembro de la International Psychoanalytical Association (IPA).
Abdon Monserrat Aguadé. Psiquiatra y psicoterapeuta. Máster en trabajo clínico en la Red Pública CEPP/UB.
Encarna Sánchez Cobra. Psicóloga. Máster en Trabajo clínica en la Red Pública, CEPP/UB. Posgrado en Psicoterapia Psicoanalítica, F VB. URL. Disponible en: Siglo del Hombre, Editores. Carrera 13A N° 25B-50 Tel.: 571 337 7700 - 337 7665 info@siglodelhombre.com Bogotá Disponible en Amazon.es
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Prometeo: -A las palabras han seguido los hechos. La Tierra vacila, y el trueno ruge sordamente en sus profundidades; en zigzagues inflamados estallan los rayos en el aire y el furioso Cielo levanta el polvo en torbellinos. Los vientos todos se precipitan unos contra otros; se ha abierto entre ellos la contienda, y el aire y el mar se confunden. He aquí la fuerza desatada lanzada con toda certeza contra mí por la mano de Zeus, para infundirme espanto. ¡Oh majestad de mi madre!, ¡oh éter, que haces girar alrededor del mundo la luz que nos alumbra a todos, contemplad las iniquidades que he de padecer! (Resuena un trueno horrísono; las rocas saltan en pedazos y PROMETEO queda sepultado en ellas.) Esquilo, Prometeo Encadenado
Y así es que nadie escapa a la voluntad de Zeus. Hesíodo, Los trabajos y los Días, Libro I (Línea 42)
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NORMAS DE PUBLICACIÓN Psicoanálisis, Revista de la Asociación Psicoanalítica Colombiana es la publicación oficial de la Asociación. Tiene como finalidad difundir el pensamiento psicoanalítico en sus aspectos teórico-prácticos y de reflexión, acerca de su ejercicio en la comprensión de la salud mental y emocional. Están invitados a contribuir con sus producciones escritas psicoanalistas, candidatos en formación, y todos aquellos autores, tanto nacionales como internacionales, interesados en el pensamiento psicoanalítico, que contribuyan a mantener un espacio de diálogo, investigación y conocimiento.
Descripción del material Los artículos postulados deben ajustarse a una de las siguientes modalidades: 1. Artículo de Investigación científica y tecnológica. Documento que presenta de manera detallada, los resultados originales de proyectos de investigación. La estructura generalmente utilizada contiene cuatro apartes Fundamentales: Introducción, Metodología, Resultados y Conclusiones (esquema IMRYC). (Que en el caso de las Ciencias Humanas, se puede traducir en: Introducción, Marco Teórico, Presentación de Caso y Discusión, y Conclusiones). 2. Artículo de reflexión. Documento que presenta resultados de investigación desde una perspectiva analítica, interpretativa o crítica del autor, sobre un tema específico, recurriendo a fuentes originales. 3. Artículo de revisión. Documento resultado de una investigación donde se analizan, sistematizan e integran los resultados de investigaciones publicadas o no, sobre un campo en ciencia o tecnología, con el fin de dar cuenta de los avances y las tendencias de desarrollo. Se caracteriza por presentar una cuidadosa revisión bibliográfica de por los menos 50 referencias. 4. Ensayo. Documento que constituye una forma flexible y abierta para exponer ideas o defender una tesis conceptual sobre cualquier tema desde varias ópticas. Por definición, es un texto en el que se apunta alguna idea y se reflexiona sobre ella, sin que se llegue a agotar el tema principal. Más que un texto de valor demostrativo, se trata de una invitación al pensar y a la reflexión sobre algún tópico, desde un nuevo enfoque más creativo. 5. Reseña Bibliográfica. Informe usualmente crítico sobre el contenido y cualidades de un libro; se puede también realizar una Reseña Hemerográfica cuando ésta se refiere al contenido de una artículo de interés, aparecido en alguna publicación afín. 6. Reseña Periodística o de Difusión. Información sobre eventos culturales, académicos y/o artísticos que puedan considerarse de interés para la comunidad psicoanalítica o en general para lectores de la revista. Se pueden comentar aspectos de obras de arte (Exposiciones, obras de Teatro o Cinematográficas, o incluso Documentales de TV) y eventos Culturales, que guarden relación explícita o tácita con los temas de interés dentro de la comunidad científica. 7. Además, la Revista publica en español Reporte de casos, traducción de artículos de revistas psicoanalíticas -previa autorización del autor- resúmenes de libros, tesis de grado en psicoanálisis, artículos de psicoanálisis aplicado, una vez sean aceptados por el comité editorial por su calidad e interés. Los trabajos deben presentarse a 2.0 espacios; fuente Arial o Times New Roman, tamaño 12; hasta 40 páginas; Título no mayor a doce (12) palabras; Resumen de hasta 250 palabras, no menos de tres (3) Palabras clave; en Inglés y en Español. Los autores deben enviar sus escritos a la Asociación Psicoanalítica Colombiana, dirección de la revista, por correo electrónico a apscol2012@gmail.com o revista@asociacionpsicoanaliticacolombiana.org.co, o hacerlos llegar en medio magnético, con original y copia impresa a la Calle 134 No 17-71. Todas las contribuciones
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serán evaluadas por árbitros expertos asignados por el Comité editorial, quienes dictaminarán acerca de la calidad, pertinencia, originalidad e importancia del trabajo sometido a consideración. El Comité comunicará su aceptación o no aceptación, así como las sugerencias para su modificación en un plazo máximo de dos meses a partir de su recepción. Los artículos serán sometidos a una revisión de Estilo con derecho a alterar el texto sin modificar su contenido. El autor deberá llenar la ficha de información que se anexará a la revisión de su escrito, y en la cual comunicará su dirección, teléfono y correo postal y electrónico para cualquier notificación y para la remisión del material físico de publicación. Cada autor recibirá dos ejemplares de la Revista en la cual se encuentra su contribución. Una vez la aceptación del artículo sea conocida por el, o los autores, estos deberán enviar su artículo con Carta de aprobación y revisión propia del material, y comunicar si el trabajo ha sido publicado anteriormente. En caso de haberlo sido, total o parcialmente, en otro medio impreso, deberá anexarse la aprobación por parte de los editores para su publicación en Psicoanálisis. A su vez, enviarán carta al (la) editor (a) de la revista transfiriendo los Derechos de publicación a la Revista Psicoanálisis de la Asociación Psicoanalítica Colombiana. Las citas y referencias bibliográficas deben ceñirse, en general, al Sistema APA, 6ª edición en Inglés, 3ª en Español, con algunas excepciones; por ello, deben tenerse en cuenta las siguientes recomendaciones. Formato general del trabajo (Sección 8.03)1 1 pulgada (2,54 cms.) de margen (simétrica) Letra Times New Roman, o Arial 12 pt. Texto a doble espacio y justificado, excepto en tablas y figuras. Sangría (Indent) a 5 espacios o ½ pulgada (1,25 cms.) en todos los párrafos, excepto en el primero, enseguida de título. Tablas y figuras Se enumeran en orden de aparición en el texto, utilizando números arábigos. Las que formen parte del material complementario, deben añadir la letra del apéndice donde se encuentran (5.05). Las tablas y figuras complementarias deben estar relacionadas con el contenido (5.07). Las tablas llevan un formato definido. (Vea ejemplos en el capítulo 5 del Manual) .
Citas en el texto Cita directa • Se encierra entre comillas si la cita tiene menos de 40 palabras (6.03). • Al final de la cita, se añade entre paréntesis el autor, el año y la página, o el número del párrafo, cuando no está numerado el material (6.03). • Si la cita tiene más de 40 palabras, se escribe el texto en bloque, sin comillas, en una línea aparte, con sangría de ½ pulgada (6.03). • En toda cita directa hay que reproducir textualmente lo que dice el material citado, incluyendo la ortografía y puntuación (6.06).
Todas las numeraciones entre paréntesis, se refieren a la Tercera Edición, 2010, en Español (sobre la sexta Ed. En Inglés, julio 2009), de Editorial Manual Moderno.
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El fracaso escolar es un problema que afecta mayormente a los pobres. Estudios sobre los desertores llegan a la conclusión de que existe una “relación entre condiciones socioeconómicas de los alumnos y su probabilidad de éxito o fracaso escolar” (Herrera, 2009, p. 257).
Paráfrasis • Cuando se parafrasea o se hace alusión a ideas en otro trabajo, se recomienda indicar la página o párrafo si el texto de donde se tomaron es extenso (6.04). Formato de las citas • Cada referencia citada en el texto tiene que aparecer en la lista de referencias (p. 174, párr. 1). • Si la oración incluye el apellido del autor, sólo se escribe la fecha entre paréntesis (6.11). • Si no se incluye el autor en la oración, se escribe entre paréntesis el apellido y la fecha (6.11). • Si la obra tiene uno o dos autores, se cita ambos apellidos todo el tiempo (6.12). • Cuando tenga entre tres y cinco autores, en las menciones subsiguientes, sólo se escribe el apellido del primer autor, seguido de la frase et al., sin cursivas (6.12). • Si son más de seis autores, se utiliza et al., desde la primera mención (6.12). El término inteligencia emocional lo utilizaron por primera vez Salovey y Mayer en 1990 (Álvarez Manilla, Valdés Krieg, & Curiel de Valdés, 2006). En cuanto al desempeño escolar, Álvarez Manilla et al. (2006) encontraron que la inteligencia emocional no incide en el mismo.
Lista de referencias Referencias vs. Bibliografía Una lista de referencias cita las fuentes que sustentan nuestra investigación y que se utilizaron para la preparación del trabajo. Una bibliografía incluye fuentes que sirven para profundizar en el tema, aunque no se hayan utilizado para el trabajo (Nota al pie, p. 180). APA requiere referencias, no bibliografía (p. 180, párr. 1). Consideraciones generales • Cada entrada en la lista de referencias debe estar citada en el texto (p. 174, párr. 1). • Las comunicaciones personales se citan en el texto, pero no se incluyen en la lista de referencias (p. 180, párr. 1). • Cada referencia tiene el formato de párrafo francés (hanging indent) y a doble espacio. (p. 180, párr. 1, versión original en inglés). • Orden alfabético por apellido del autor (6.25). • Obras de un mismo autor se ordenan cronológicamente por la fecha más antigua (6.25).
Elementos de la referencia Autor y editor (6.27) • Apellidos primero, con mayúscula inicial, seguidos de las iniciales del nombre, hasta siete autores. • Si tiene más de ocho autores, se escribe el nombre de los seis primeros, puntos suspensivos (…) y luego el último autor. • Se utiliza el signo & antes del último autor. En español, se acepta la y en vez de & (6.27, párr. 4, versión en español del Manual). Parry, J. H., & Sherlock, P. (1976). Historia de las Antillas. Buenos Aires, Argentina: Kapelusz.
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• En el caso de que la obra no tenga un autor, se coloca primero el título de la obra y luego la fecha. • Cuando la referencia es a un capítulo de un libro editado, se escribe el nombre del editor sin invertirlo, antecedido por la palabra En (subrayado) y precedido por la abreviatura Ed. entre paréntesis. Beckles, H. (1995). Sex and gender in the historiography of Caribbean slavery. En V. Shepherd, B. Brereton & B. Bailey (Eds.), Engendering history: Caribbean women in historical perspective (pp. 125-140). New York, NY: St. Martin’s Press. Fecha (6.28) • La fecha de publicación de la obra se escribe entre paréntesis después del nombre del autor. • Si no aparece la fecha de publicación, se escribe la abreviatura s. f. entre paréntesis. Título (6.29) • Se escribe en cursivas (italics), con letra mayúscula la primera palabra y termina con punto. • Cuando la obra tenga subtítulo, este se escribe luego del título, separado por dos puntos y comenzando con letra mayúscula. Pérez Vega, I. (1985). El cielo y la tierra en sus manos: Los grandes propietarios de Ponce, 1816-1830. Río Piedras, PR: Ediciones Huracán. • El título de un artículo o un capítulo de un libro, se escribe sin cursivas, seguido del título de la revista o libro en el que aparece. • El título de la revista se escribe en cursivas, con mayúsculas y minúsculas. Arrillaga, M. (julio-diciembre, 1986). El cuento puertorriqueño actual. La revista del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 3, 27-30. Información de publicación (6.30) • Para publicaciones periódicas, escriba el número del volumen en cursivas. Escriba luego el número de la edición entre paréntesis, si cada ejemplar está paginado por separado. Potestá, P., & Hernández, M. C. (2010). Formulación de una metodología de formación y evaluación en empresarismo, bajo un modelo de competencias. TEC Empresarial, 4(2), 21-29. • Para libros, agregue un paréntesis con la información sobre la edición después del título (p. 203, párr. 4) • Para libros e informes, escriba la ciudad y el estado donde se publicó (si el lugar es fuera de Estados Unidos, añada el país). • Si en el libro aparece más de una ciudad, se selecciona la primera en la lista. • Luego del lugar utilice dos puntos y escriba el nombre de la editorial. • Si es el mismo autor el que publica la obra, escriba la palabra Autor, sin cursivas. American Psychological Association. (2010). Publication manual of the American Psychological Association (6ta ed.). Washington, DC: Autor.
Documentos electrónicos • No se escribe punto después de la dirección Web (URL) (p. 192, párr. 5, versión en español). • No hay que incluir el nombre de la base de datos donde se encontró el artículo (p. 192, párr. 7, versión en español).
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• Incluya el URL cuando el documento no se puede conseguir fácilmente o sólo en bases de datos en línea como ERIC y JSTOR. (p. 192, párr. 8, versión en español). • No se incluye la fecha en que se recuperó el artículo, a menos que pueda haber cambios en el contenido de la página Web (p. 192, párr. 9, versión español). Artículo de la base de datos JSTOR Cintrón, G., Lugo, A. E., Pool, D. J., & Morris, G. (1978). Mangroves of arid environments in Puerto Rico and adjacent islands. Biotropica, 10(2) ,110-121. Recuperado de http://www.jstor.org/pss/2388013 Artículo de revista de la base de datos EBSCO Viadero, D. (19 de diciembre de 2007). Social-skills programs found to yield gains in Academic subjects. Education Week, 27(16), 1-15. Artículo de periódico en línea Duhigg, C. (12 de septiembre de 2009). Toxic waters: Clean Water laws are neglected, at a cost in human suffering. The New York Times. Recuperado de http://www.nytimes.com/2009/09/13/us/13water.html?em Digital Object Identifier (DOI) • Serie alfanumérica asignada a documentos en formato electrónico (p. 189). • Provee un enlace consistente para su localización en Internet (p. 189). • Cuando el contenido no tenga un DOI, se debe indicar el URL de la página principal de la fuente donde se obtuvo, siguiendo las normas establecidas para los documentos electrónicos. (p. 192, párr. 4) Artículo con DOI, de base de datos EBSCO. Demopoulos, A. W. J., Fry, B., & Smith, C. R. (2007). Food web structure in exotic and native mangroves: A Hawaii–Puerto Rico comparison. Oecologia, 153(3), 675686. doi: 10.1007/s00442-007-0751-x Artículo sin DOI, de EBSCO Parés-Ramos, I. K., Gould, W. A., & Aide, T. M. (2008). Agricultural abandonment, suburban growth, and forest expansion in Puerto Rico between 1991 and 2000. Ecology & Society, 13(2), 1-19.
Ejemplos adicionales Publicaciones periódicas (7.01) Forma básica Apellidos, A. A., Apellidos, B. B., & Apellidos, C. C. (Fecha). Título del artículo. Título de la publicación, volumen (número), pp-pp. doi: xx.xxxxxxx Rodríguez, Y., Puente, M., Abad, M., Santaella, M., & Carballo, R. (2012). ¿Puede el ejercicio físico moderado durante el embarazo actuar como un factor de prevención de la Diabetes Gestacional? Revista Internacional de Ciencias del Deporte, 8(27), 3-19.
Libros (7.02) Libros completos. Forma básica Apellidos, A. A. (Año). Título. Lugar: Editorial. Apellidos, A. A. (Año). Título. Recuperado de http://www.xxxxxx.xxx Apellidos, A. A. (Año). Título. doi: xx.xxxxxxxx Apellidos, A. A. (Ed.). (Año). Título. Lugar: Editorial.
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Libro con autor Goleman, D. (2000). La inteligencia emocional: Por qué es más importante que el cociente intelectual. México: Ediciones B. Libro con editor González Núñez, G., & Pantojas García, E. (Eds.). (2002). El Caribe en la era de la globalización. Hato Rey, PR: Publicaciones Puertorriqueñas. Libro en versión electrónica de base de datos comercial Montero, M., & Sonn, C. C. (Eds.). (2009). Psychology of Liberation: Theory and applications. [Versión Springer]. doi: 10.1007/ 978-0-387-85784-8 Libro en versión electrónica en sitio Web De Jesús Domínguez, J. (1887). La autonomía administrativa en Puerto Rico. [Versión Library of Congress]. Recuperado de http://hdl.loc.gov/loc.gdc/lhbpr.33517 Capítulo de un libro o entrada en una obra de referencia. Forma básica Apellidos, A. A., & Apellidos, B. B. (Año). Título del capítulo o la entrada. En A. Apellidos & B. Apellidos (Ed.), Título del libro (pp. xx-xx). Lugar: Editorial. Apellidos, A. A., & Apellidos, B. B. (Año). Título del capítulo o entrada. En A. Apellidos & B. Apellido (Eds.), Título del libro (pp. xx-xx). Lugar: Editorial. Recuperado de http://www.xxxxxx.xxx Apellidos, A. A., & Apellidos, B. B. (Año). Título del capítulo o entrada. En A. Apellidos (Ed.), Título del libro (pp. xx-xx). Lugar: Editorial. doi: xx.xxxxxxxx Capítulo de un libro impreso Picó, F. (2004). Arecibo, sol y sereno. En F. Feliú Matilla (Ed.), 200 años de literatura y periodismo: 1803-2003 (pp. 129-134). San Juan, PR: Ediciones Huracán. Entrada con autor en una obra de referencia electrónica Graham, G. (2010). Behaviorism. En E. N. Zalta (Ed.), The Stanford Encyclopedia of Philosophy . Recuperado de http://plato.stanford.edu/entries/ behaviorism/ Entrada sin autor y sin fecha en una obra de referencia en la Web Bosques. (s. f.). En Enciclopedia de Puerto Rico. Recuperado de http://www.enciclopediapr.org/esp/article. cfm?ref=08032701 Informe técnico (7.03) Forma básica Apellidos, A. A. (Año). Título. (Informe Núm. xxx). Lugar: Editorial. Informe con autor Weaver, P. L., & Schwagerl, J. J. (2009). U. S. Fish and Wildlife Service refuges and other nearby reserves in Southwestern Puerto Rico. (General Technical Report IITF-40). San Juan, PR: International Institute of Tropical Forestry. Informe de una agencia del gobierno Federal Interagency Forum on Child and Family Statistics. America’s children: Key national indicators of well-being, 2011. Washington, DC: U.S. Government Printing Office. Recuperado de http://www.childstats. gov/pdf/ac2011/ac_11.pdf
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Tesis (7.05) Forma básica Apellidos, A. A. (Año). Título. (Tesis inédita de maestría o doctorado). Nombre de la institución, Localización. Tesis inédita, impresa Muñoz Castillo, L. (2004). Determinación del conocimiento sobre inteligencia emocional que poseen los maestros y la importancia que le adscriben al concepto en el aprovechamiento de los estudiantes. (Tesis de maestría inédita). Universidad Metropolitana, San Juan, PR. Tesis de base de datos comercial Nieves Rosa, A. (2003). El debate entre lo biológico y lo social en Psicología contemporánea: Análisis sobre el discurso de la hiperactividad. (Tesis doctoral). Disponible en la base de datos ProQuest Dissertations and Theses. (UMI Núm. 3180838) Tesis de base de datos institucional Muñoz Rodríguez, Ariana. (2010). Análisis de estructura forestal en bosque húmedo secundario joven en el Cañón Las Bocas, Barranquitas. (Tesis de maestría). Recuperado de http://www.suagm.edu/umet/biblioteca/ UMTESIS/Tesis_Ambientales/ msem_manejo_cons_recursos_naturales/ 2010/AMunozRodriguez100510.pdf Tesis de la Web Ibañez Peinado, J. (2009). Aspectos psicológicos del testimonio en la investigación criminal. (Tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid). Recuperado de http://eprints.ucm.es/8159/1/T30471.pdf
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