1 minute read

Cresencio Choque, a lo grande

Next Article
La casera de Evo

La casera de Evo

Crónica por Cecilia Lanza Lobo

Sus escasos 90 cm de estatura lo convirtieron en el luchador más pequeño del mundo pero no fue suficiente. Conoció la fama, creó una empresa y un conjunto musical. ¿Hasta dónde crece un hombre bajito?

Advertisement

SAMUEL CHOQUE, el papá de Cresencio, fue curandero. Eso dice Cresencio que con 90 centímetros de estatura hizo de todo para sobrevivir, entre otras cosas, seguir los pasos de su padre, espantando demonios ajenos. Su propio espanto debió haber sido el temor a verse tan pero tan chico que un día pudiese desaparecer. Por si fuera poco, como pirueta del destino, sus padres lo bautizaron así: Cresencio.

Semejante responsabilidad fue asumida por él estoicamente porque creció y creció hasta hacerse de enorme fama. Una vez en la cima, Cresencio Choque asumió en su nombre la resignación de su destino: se bautizó en la lucha libre como Criatura de Dios.

Pero antes tuvo que pagar el derecho de piso que les es cobrado a todos los bajitos, considerados fenómenos, como él. Al principio de su carrera tomó como personaje a Chucky, el hombrecillo terrorífico que todos los enanos de esas arenas quieren ser. En esa gresca no duró mucho tiempo, en parte porque el público exige novedad y en parte porque Cresencio se aburre pronto. Siguió su camino como Criatura de Dios hasta alcanzar su paraíso.

Sigue leyendo "Cresencio Choque, a lo grande" en nuestro Rascacielos No. 1 disponible en issuu.com/revistarascacielos

This article is from: