REGATAS | Edición 241 | Alex Zimmermann

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ALEX ZIMMERMANN

CAMPEÓN MUNDIAL DE SUNFISH ACARICIA EL CIELO OLÍMPICO

LEANDRO PESTANA. UN NIÑO DE NUEVE AÑOS LA ROMPE EN EL BMX. ANA ROSA BENAVIDES. SALVAR ÁRBOLES EN LIMA NO ES UNA TAREA ROMÁNTICA. LOS FERRAND. PADRE E HIJO AL REGRESO DE SU QUINTA PARTICIPACIÓN EN EL DAKAR. REGATAS / 1


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súbete a mi nube

ÍNDICE

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Katherine Winder Hace tres años le diagnosticaron una lesión en la cadera y le dijeron que no podría volver a jugar al bádminton. Ella desafió todos los pronósticos y en octubre regresó a las canchas. Ahora, después de dos medallas en los Bolivarianos, vuelve a soñar con los Juegos Olímpicos.

Alexander Zimmermann Navega desde los cuatro años, preparándose para las peores condiciones en el mar. Terminó el 2013 como campeón mundial de Sunfish y ganó la medalla de oro en los Juegos Bolivarianos. En marzo va por los Odesur de Chile. Dice que quiere alcanzar el oro en los próximos Panamericanos. «Todo lo que estoy haciendo es por eso».

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No se resigna a vivir en una ciudad de cemento. Por eso, rescata árboles en peligro por el boom inmobiliario y los traslada a un pequeño bosque protegido, cerca del Parque Tradiciones. ¿Por qué es mejor conservar los árboles que ya tenemos en lugar de plantar nuevos en su reemplazo?

10 FOTOENSAYO Una cancha de juego que parece un búnker. Cuatro paredes y una pelota que rebota a grandes velocidades en cada una. Dos jugadores con reflejos tan ágiles que pueden acertarle con la raqueta en medio de ese aparente caos. Eso es, más o menos, el squash. Esta serie de Sanyin Wu captura la dimensión de la velocidad. REGATAS / 4

Ana Rosa Benavides


Club de Regatas "Lima" – institución embajadora de la marca perú

antología personal II

32 72 Roberto MacLean

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Es un hombre que vive entre el Derecho y la comprensión de la fisiología humana. Más que un jurisconsulto, parece un sociólogo que busca comprender las raíces culturales de la búsqueda de justicia. En esta entrevista, explica los alcances del fallo en La Haya.

Un Dakar con los Ferrand Fernando Ferrand del Busto y su hijo, Fernando Ferrand Malatesta, terminaron su quinto rally en el puesto 32, apenas detrás de los equipos millonarios que ocupan los primeros lugares. Poco después de regresar a Lima ya planean su próxima carrera y proyectan su futuro dentro de un carro.

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Jean-Pierre Crousse y Sandra Barclay

Después de vivir dieciséis años en París regresaron a Lima y crearon su propio estudio de arquitectura en Chorrillos. Aquí diseñaron, además de decenas de casas de playa, el museo de Paracas y el Lugar de la Memoria. Creen que en Lima se están usando las estrategias equivocadas. La clave, piensan, está en los espacios públicos.

Si me explayé el número pasado en las imágenes que hemos generado en la revista, conviene hacerlo también ahora con los textos. Sí, una revista se lee. Desde el cambio de formato, empezamos a comulgar con una creencia: las historias, si son buenas, se leen de comienzo a fin. Así lo creemos. No confiábamos en eso que dicen que la gente no lee. Porque, como dijo el escritor colombiano Alberto Salcedo, si se piensa así cuando se hace una revista es igual de absurdo que imaginar una fábrica de ketchup que hace salsas para gente a la que no le gusta el ketchup. Hubo, desde el inicio, una convicción en generar un hábito de escritura. De encontrar en ese universo que es la vida de cada individuo, ese ángulo -insólito, peculiar, admirable, único- que nos permita contarlo. Narrarlo. Recrearlo con palabras. No es fácil. Hay un ejercicio de confianza previo para elaborar un perfil: nadie dedica dos horas de su vida para hablar con un desconocido (léase periodista), dispuesto a contarle su vida y obra en primera persona. Cada personaje es la suma de sus hechos, claro, pero también de sus afectos, ideas, emociones y hasta miedos. Cada personaje también es la gente que lo rodea, que lo apoya, que le enseña. En todos existe, y cuando hemos logrado los mejores textos es cuando ese personaje ha confiado y se ha abierto. Y el perfil entonces es el medio más transparente para conocer un poquito a esa persona. La historia de la nadadora Choco Vivanco, escrita por Gloria Ziegler, fue la historia de su tenacidad, de su regreso y también la de sus diarios, donde anota compulsivamente sus marcas, tiempos y records desde hace años. Cuando Alfredo Pomareda se acercó al gigante del básquet, Ricardo Duarte, encontró a un héroe -a veces, los deportistas pueden serloolvidado. La lucha y entereza de Pedro Pablo de Vinatea, el campeón de parabádminton, se convirtieron en una fábula de superación. Todo lo que vieron los ojos de Iván Dibós en su vida de embajador deportivo se plasmaron en un texto que habla de la entrega, aún en la vejez. La épica de Vania Masías, la precocidad de un joven como Mauricio Fiol, la familia de María Belén Bazo, la terquedad de Tavo de La Puente, el arrebato y los sueños de Astrid Gutsche, la lucidez de Max Hernández. Sí, de eso se trata. (M.B.).

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STAFF

EQUIPO EDITORIAL DIRECTOR Guillermo Illescas Dall'Orso GERENTE GENERAL Javier Rivera Orams Subgerente de ImAgen Institucional & MarketinG Vanessa Velasco Vizcarra COMITÉ EDITORIAL Carlos Otero Davis . Raúl Rachitoff Cavassa Editor GENERAL. Manolo Bonilla Subeditora. Gloria Ziegler

CONSEJO DIRECTIVO

Editor Fotográfico Alonso Molina

PRESIDENTE Juan Antonio Ramírez-Gastón Wicht VICEPRESIDENTE Guillermo Illescas Dall’Orso DIRECTOR SECRETARIO Ulises Enrique Quiroga Parodi DIRECTOR PRO SECRETARIO Rafael Guarderas Radzinsky DIRECTOR TESORERO Jorge Iván Alonso Herrera DIRECTOR PRO TESORERO Fernando Javier Vallejo Barba DIRECTOR DE REMO Sebastián Federico Gracey Sierralta DIRECTOR DE DEPORTES NÁUTICOS Peter Kurt Schreier Reck DIRECTOR DE DEPORTES Juan Carlos Zevallos Castro DIRECTOR DE DEPORTES Óscar Luis Boero Echevarría DIRECTOR DE DEPORTES Jorge Alberto Porras Alvarado DIRECTOR FILIAL LA CANTUTA Jorge Rafael Petterson Ravettino DIRECTOR FILIAL SAN ANTONIO Juan Antonio Viacava Giraldo DIRECTOR VOCAL Carlos Vial Barredo DIRECTOR VOCAL David Roberto Mc Farlane Vidal DIRECTOR VOCAL Gabriel Seminario de la Fuente

ARTE Y DISEÑO Felipe Esparza para Milk

JUNTA CALIFICADORA Y DE DISCIPLINA

Coordinadora de Publicidad Kathia Rosas Abad Tel: 213.4567 anexo 433 publicidad@clubregatas.org.pe

PRESIDENTE Alberto Varillas Montenegro MIEMBROS Carlos Siles Martínez Ulises Enrique Quiroga Parodi Carlos Enrique Mesa Angosto Eduardo Diez Martínez Pablo Armando Cabral Larrea Gonzalo Félix García Calderón Moreyra Héctor Gerardo Padilla Freyre Alfredo Daniel Silva Santisteban Díaz Alfonso Rivas Plata Arribasplata

DIAGRAMACIÓN Pedro Caparachín coordinación de Deportes Andrés Talavera Villamonte REDACCIÓN Carlos Portugal. Andrés Talavera. Carlos Fuller. Salvador Orellana. Joaquín León. Jorge Luis Cruz. Joaquín Salas PRODUCTORA Mariale Kermenic FOTOGRAFÍA Musuk Nolte. Antonio Escalante. Sanyin Wu. Daniel Griffiths. Norma Lietzenmayer. Julio Vilchez. Oliver Lecca CORRECTOR DE ESTILO Juan Manuel Gauger RETOQUE FOTOGRÁFICO John Cerquín Jefe de Publicidad Nathalie Rufino Avalos nrufino@clubregatas.org.pe

EJECUTIVAS DE PUBLICIDAD Aissa Suárez Santander Tel: 213-4567 anexo 433 / Celular: 961975605 asuarez@clubregatas.org.pe Elizabeth Vela Tel: 213-4567 anexo 368 / Celular: 942668320 evela@clubregatas.org.pe AGRADECIMIENTOS Taller Bellavista. Librería Sur. Estudios Kuna. La Viniteca. Enveken. Bicicross de la Municipalidad de Surco. Juanita Burga . Totora Producciones Impresión Cecosami Preprensa e impresión digital

REVISORES DE CUENTAS

Club de Regatas «Lima» - Av. Chachi Dibós 1201 Chorrillos, Lima, Perú. Tel: 213- 4567 www.clubregatas.org.pe

Santiago M. Collas Ambrossiani José Luis Bonifaz Fernández José Eduardo Aranda Tamayo.

Revista Regatas Publicación Oficial del Club de Regatas «Lima» Nro. 241 – Febrero 2014 Hecho el Depósito Legal Nº. 2001-2120 en la Biblioteca Nacional del Perú. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta revista.

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CARTA

EL REGATAS

MIRANDO EL FUTURO CON MAYOR PLANIFICACIÓN Y PARTICIPACIÓN DE TODOS

Por Antonio Ramírez-Gastón Wicht

parador de guadalcanal. Vista de noche del parador, un renovado espacio de entrenimiento en la sede de Chorrillos.

ntes que nada quiero decirles que soy consciente de que hemos ocasionado algunas molestias por las obras que se están realizando en la sede de Chorrillos y en la filial de San Antonio. Les pido las disculpas del caso. Espero que el resultado sea finalmente de su agrado porque las obras se han pensado para que todos ustedes puedan recibir más y mejores servicios. También soy consciente de que los proyectos no deben realizarse de acuerdo con las decisiones e iniciativas del Consejo Directivo de turno, sino que deben estar fundamentadas en un plan, con visión de futuro, que haya sido desarrollado sobre estudios e investigaciones de los requerimientos de los asociados y familiares de hoy, pero proyectándonos para hacer frente a las necesidades del futuro. La familia del CRL está compuesta por casi 17 mil asociados, con una población total de más de 45 mil personas. Algunas cifras más: tenemos aproximadamente 1200 colaboradores, repartidos en cinco locales, y un presupuesto anual de 100 millones de nuevos soles. Como comprenderán, toda decisión y acción requiere de un análisis

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profundo y planificado. Hemos podido apreciar que las necesidades varían para cada grupo de asociados, sean jóvenes o niños, hombres o mujeres, que se reúnen alrededor de intereses distintos. Por ello, es necesario trabajar —más que nunca— con la participación de los asociados y sus familiares, a través de un grupo representativo de la membresía para el desarrollo del Club en los siguientes años. Es importante sentar las bases de cómo debe o puede crecer el Club en los próximos dos, cinco o veinte años. Es primordial empezar a trabajar en ello y que el resultado sea validado y aprobado después por todo el conjunto de los asociados. He escuchado con mucha atención las sugerencias de muchos de ellos acerca del crecimiento del Regatas, que debe regularse bajo un plan maestro. Ese gran proyecto puede ir cambiando de matices según cómo evoluciona el mundo y el país, pero su esencia debe ser la misma. De esa manera, los Consejos Directivos serán fieles seguidores y cumplidores de lo definido por la membresía. Esto ayudará a una mejor planificación de varios aspectos como crecimiento, definición y ejecución

de los presupuestos de inversión y con mayor razón, de las obras. Por ello, vamos a invitar a un grupo de asociados representativos y conocedores de las necesidades de cada grupo de interés para que colaboren con este objetivo. Trabajaremos juntos para sentar las bases para el futuro del Club. Será un aporte para que la actual y las siguientes directivas puedan invertir y mantener una misma hoja de ruta, basada en las ideas y conceptos que los propios asociados aprobaron Empecemos este nuevo año como siempre, con ideas e ilusiones renovadas, con esperanza. Reconozcamos que lo aprendido hasta ahora nos sirve para mejorar, para reforzar nuestros ideales con una visión optimista del futuro, ese futuro que queremos para nuestro Club Regatas. Porque lo construido es la base de todo lo que somos y podemos lograr.

¡Viva el Perú! ¡Viva el Club de Regatas “Lima"! Antonio Ramírez-Gastón Wicht Presidente


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MÚSICA

Soundgarden La banda grunge que faltaba LLEGA A LIMA Escribe: Andrés Talavera

Por obvias razones no podremos ver nunca a Nirvana. Sin embargo, en estos últimos años, Lima ha podido catalizar toda esa ideología noventera con la llegada de bandas íconos como Pearl Jam, Alice in Chains —sin Laney Staley, obviamente— y Stone Temple Pilots. Pero si una banda faltaba de aquel movimiento que revolucionó los estamentos del rock —algunos dirán “el verdadero indie rock”—, esa es Soundgarden. «Ahora somos mejores músicos, pero nada ha cambiado en nuestra relación. Seguimos teniendo esa profunda conexión entre todos en el escenario», dice Chris Cornell, vocalista de la banda, dieciséis años después de lo que pudo haber sido el fin. En 1997, la tensión entre los integrantes hizo que el grupo se disolviera momentáneamente. Durante ese lapso, Cornell trabajó con Audioslave y el baterista Matt Cameron empeñó sus baquetas con Pearl Jam. Cada quien por su lado, Kim Thayil (guitarra) y Ben Shepherd (bajo) se dedicaron a proyectos más personales. Pasó el tiempo y el 16 de abril de 2010, por coincidencias cósmicas, subieron juntos al tabladillo del club The Showbox. Ahora se llamaban The Nudedragons. «Lo más surrealista de la noche no fue que los amigos estuvieran de nuevo compartiendo escenario, sino que entre la multitud había miembros de Pearl Jam, Tad y Mudhoney», dijo entonces Thayil para la revista rolling stone.

Ese concierto materializó el retorno definitivo de la banda que trajo el en el 2012, su sexto álbum. Es cierto: ya no pueden bailar a empujones o tirarse del escenario, ni su público es tan salvaje como entonces. «Ahora son más reverentes», comentó Shepherd a rolling stone. «Canciones como Nothing to Say, Little Joe o Entering hacen que cada uno recuerde el pasado y la inspiración que tuvimos para la composición de cada una de ellas. Pero a medida que nos hemos hecho más viejos y sabios, las canciones terminan tomando un nuevo significado en cada uno de nosotros, de forma individual, teniendo en cuenta nuestra experiencia de vida desde que las canciones fueron escritas», dijeron en una entrevista a la revista Regatas. Si había una razón para que volviera Soundgarden era porque se debían, al menos, un disco más. Había que vencer la propia leyenda, demostrar que, ante la caída de decenas de bandas tras el declive de la escena grunge, ellos sobrevivirían. «No limitamos nuestra música en clasificaciones», dicen, restándole importancia al nombre con el que los catalogaron. Nunca les pareció importante lo que se decía del movimiento, y lo que pudo haber sido, el do it yourself. No se entendió o quizás les quedó chico. No importa. Lima los tendrá —y por cinco días— en lo que será el primer concierto de la banda de Seattle en el Perú, este 27 de marzo en la explanada sur del Estadio Monumental. Están advertidos. king animal

Difusión

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arte

De la serie Mirabilia (2012)

Quehacer artístico. «La primera etapa es el cachineo. De ahí registro las piezas, hago unos bocetos e intervenciones sobre las series que encuentro. Como una serie religiosa de 25 piezas, los decapitados que hice con los gobelinos. En ignoto —su última exposición en la galería Lucía de la Puente—, eran imágenes desconocidas para mí y al intervenirlas las empezaba a conocer. La muestra era un poco mi proceso de trabajo. Vivo en un constante zapping de imágenes».

La paternidad me cambió. «Desde que nació Amadeo, tengo menos margen de tiempo. Pero siento que soy más preciso para las cosas que quiero hacer. Es un ritmo de trabajo mayor, como si tuviera otro motor en el cuerpo, ganas de chambear y chambear».

El error es una herramienta de trabajo. «En el error te vas a diferenciar del resto. Eso le digo a mis alumnos: vayan y equivóquense. Es una diferencia, no tanto un error».

Sanyin Wu

El vuelo geométrico de JORGE CABIESES Jorge Cabieses (Lima, 1971) encontró el vuelo artístico de su futura obra en un aeropuerto. Al inicio, sin saberlo siquiera. Era un egresado de la carrera de Administración a inicios de los noventa cuando trabajaba en el aeropuerto Jorge Chávez, despachando maletas y subiendo encomiendas en unas estructuras de plástico llamadas parihuelas. Cabieses es el hijo de un agente de viajes que quiso ser arquitecto. De niño, los afiches y la propaganda que tenía su papa cuando trabajaba en Singapore y Philippine Airlines lo cautivaron como si se tratara de la última figurita de un álbum de superhéroes. Trece años después, cuando expuso una gran plataforma de aquellas estructuras, intervenidas con figuras geométricas en la galería Lucía de la Puente, REGATAS / 18

podrá decir que la señalética del aeropuerto (las líneas, las señales, los avisos) influirían su quehacer como artista. Aterrizar las ideas, tras sus devaneos por recovecos de imaginería visual —léase cachineo en un país sin memoria visual— sobre la mesa de luz en su taller, cubierto con accesorios industriales, sopletes y un motor con poliuretano, es una tarea más difícil. Ha encontrado gobelinos —«cuadros que en los ochenta eran símbolo de status y hoy son una huachafería»— así como antes encontró viniles e imágenes religiosas, que luego interviene y cancela con figuras geométricas y plástica contemporánea. De esa manera, su arte genera fricción entre dos lenguajes: lo antiguo y lo moderno (J. Salas).


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LETRAS

LECTURAS ESTIVALES Porque el estío es más “literario” que un verano

¡MUUU! de David Safier (Seix Barral, 2013)

Una tarde, Lolle se entera que el toro Champion la engaña con otra vaca. Ese mismo día, un pastor alemán amenaza con matarla, descubre que las personas se comen a las vacas y escucha al dueño de la finca decir que convertirá a los animales en Big Mac y filetes. Cuando nada puede ir peor, Lolle conoce a un gato cosmopolita que le habla de la India, un país donde las vacas son sagradas.

libros malditos, malditos libros de Juan Carlos Diez Jayo (Piel de Zapa, 2013)

La de Juan Carlos Diez Jayo -aunque simbólica- podría ser la biblioteca más freak de todas: libros legales encuadernos con la piel de criminales, libros malditos de setenta y cinco kilos, atlas de casi dos metros de altura y sus antagónicos en miniatura, el cuaderno de un matemático indio con fórmulas que revelan la verdadera cara de Dios y un libro que nadie ha podido leer, entre otras extravagantes historias de reliquias literarias.

comí de Martín Caparrós (Anagrama, 2013)

«Soy una cifra escalofriante: 59 000 comidas», dice el protagonista. Martín Caparros es, como el autor de la novela, un cincuentón que ha trabajado como crítico gastronómico. En una consulta médica, su gastroenterólogo le dice que debe hacerse una colonoscopía de urgencia: tendrá tres días paranoicos para prepararse para «la maquinaria médica» y, mientras tanto, recordará toda su vida a través de sus comidas.

Todos estos libros puedes conseguirlos en la librería Sur (Pardo y Aliaga 683, SI)

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BEBIDAS

Difusión

RECUERDOS ITALIANOS El arribo de las birras artesanales Escribe: Pepe Botellas

De Italia, conocida por sus trattorias y vinos, pocos sospecharon que

guardaba una enorme riqueza en birras artesanales. Lo artesanal no debe sorprender: es actualmente una tendencia mundial que se percibe en Lima también. Solo en el 2003, aparecieron más de 1400 fabricantes tradicionales de cerveza en Estados Unidos. En el país de la bota, las irrupciones cheleras aparecieron en varias regiones: en Liguria hay 20; en Sicilia, 25; en Cerdeña, 23; y en Lombardía, 113. Las que han llegado a la ciudad, más allá de la archiconocida Peroni —creada en 1864 por Giovanni Proni en Vigevano— o la Birra Moretti —creada por Luigi Moretti en 1860 en su propia cervecería en Udine—, son las provenientes de una ciudad italiana de la costa Adriática llamada Rimini. Esta última adquirió fama internacional cuando en 1975, la película de Federico Fellini —uno de sus hijos célebres—, amarcord, se llevó la estatuilla del Oscar a Mejor

TRES CATAS MÍNIMAS Amarcord, Riserva Speciale 750 ml De aspecto velado con un color albaricoque, embellecido con reflejos rosados. Una cerveza compleja y refinada, un mosaico de ingredientes ennoblecidos por el uso de auténtica levadura de Champagne que le han otorgado un perlage elegante, típico de los vinos espumosos más finos. Tabachera (Doppelbock-Ale) De color marrón ocre y de alta fermentación. Cerveza voluptuosa y concentrada, con sabores maltosos y afrutado, suave y lisa con bordes que no molestan a pesar de su potencia alcohólica (9 %). AMA, Mora (English Porter) Esta cerveza se elabora con una selección especial de café Pascucci y el azúcar de caña más pura de Malawi. Es una cerveza estructurada, pero elegante y totalmente vinculada por el inconfundible sabor del típico expresso italiano y un toque de avellanas.

Puedes encontrar esta y otras cervezas en La Viniteca (El Ejército 916, Miraflores)

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Película Extranjera. Entonces turistas y curiosos quisieron conocer Rimini y evocar esa nostalgia felinesca de la película. amarcord no solo es una película, también es la historia de una cerveza. Y de dos amigos que decidieron formar la cervecería Amarcord, a inicios de los noventa, junto con Tonino Guerra, escritor y compinche de Federico Fellini —fue el guionista que lo acompañó a lo largo de toda su carrera—. Los tres buscaron un lugar con el agua más pura. Lo encontraron en el año 2008 en el corazón de los Apeninos centrales, en las laderas del monte Nerone. Es una fuente natural de agua mineral reconocida por su increíble pureza desde la época del imperio romano. Ahora, una de sus líneas más conocidas lleva los nombres de las protagonistas de la película: La Gradisca (special lager), La Midòna (double malt), La Volpina (premium red double malt) y La Tabachèra (premium amber ale).


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DISEÑO

moldeando el tiempo Andenken, una alternativa (algo) vintage para tu espacio

Mesas con puertas deslizables, y otra con cajón. Ambas con jaladores tallados.

Andenken es un término alemán que significa recordar.

Mesas de noche Zeitgeist en pino, con pintura duco en fresa y turquesa, una con puerta y otra con cajones.

Hace dos años, cuando se mudó a un departamento de Barranco, el fotógrafo Eduardo Valdez-Modonese —a la derecha en la foto de arriba— se propuso hacer sus propios muebles. Nunca antes había siquiera ensamblado una consola, pero tenía una convicción: para crear algo de buen gusto no necesitaba dinero. Así empezó a hacer, primero, una mesa de televisión, luego una mesa de noche, y después la de centro que hoy todavía conserva en su nuevo piso de Miraflores. Por esa misma época, su primo Diego Acuña había regresado al Perú después de vivir durante más de diez años en Los Ángeles, y se propusieron hacer algo juntos, ajeno a sus trabajos, para distraerse. Así empezaron a dibujar la primera línea de muebles de andenken que meses después se comenzó a vender en la galería Colich de Barranco. «Queríamos crear una solución que no existía en el Perú. Hasta entonces o ibas a una tienda por departamento que ofrecía productos que fallaban en sus acabados o te mandabas a hacer un mueble con un carpintero, pero si tenía un diseño era carísimo —dice Acuña—. Entonces nuestra idea fue ofrecer una solución integral, accesible y exclusiva». Aunque Valdez-Modonese siempre había sido fanático del diseño escandinavo de la mitad del siglo pasado y a su primo le gustaba el diseño moderno, llegaron a una propuesta de líneas Mid Century, que resalta las maderas y geometrías con un estilo contemporáneo, conjurando así dos etapas históricas del diseño. Tiempo después, complementarían esta línea premium con zeitgeist, otra propuesta que trabaja la madera con soluciones creativas y de calidad, pero a un precio más moderado. «Siempre mantenemos la posibilidad de diseñar algo exclusivo para los clientes y eso se refleja en cómo combinan nuestros muebles con el estilo que ya tiene la casa, cómo encaja con el espacio y cómo cumple con las necesidades de los clientes, porque el éxito de un mueble —explica Valdez-Modonese— está en la estética y en la funcionalidad».

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Escritorio Andenken en Carapacho, con patas y jaladores en acero satinado.

Consola Andenken en Nogal con poliuretano negro.


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CINE

CUATRO visionados IMPERDIBLES Cada año, los estudios de Hollywood pugnan por alcanzar la soñada estatuilla dorada. Si bien las ganadoras no siempre son las más acertadas y siempre quedan afuera algunas favoritas, todas las películas en carrera se convierten en visión obligada. Aquí, cuatro interesantes opciones. Escribe: Ernesto Zelaya

El Lobo de Wall Street de Martin Scorsese La verdadera historia del inescrupuloso Jordan Belfort, que en los años noventa fundó una firma bursátil de prácticas cuestionables y se hizo rico a costa de dinero ajeno. Una alucinada y entretenida crónica de largo aliento, repleta de excesos: drogas, sexo, lujos y un humor negro que no perdona a nadie. Leonardo DiCaprio, tal vez uno de los mejores actores de la actualidad, se sumerge de lleno en la vida de Belfort y sus derroches. Es su quinta colaboración con Scorsese, quien confirma, por si aún quedaban dudas, su posición como uno de los grandes directores del cine norteamericano de hoy.

Escándalo Americano de David O. Russell Ambientada en los años setenta, esta película -basada en un caso real- retrata un mundo de estafadores, agentes de la ley y políticos corruptos. Cuenta con un reparto inmejorable. Christian Bale, Bradley Cooper, Jeremy Renner, Amy Adams y Jennifer Lawrence dan vida a un grupo de personajes cuyo único fin es sobrevivir y salir adelante a cualquier precio, en un mundo donde nada es lo que parece y no se puede confiar en nadie. Con mucho humor e intriga, este es el tipo de historia divertida que puede ser vista una y otra vez; siempre queda algún aspecto de la trama por descubrir.

Gravedad de Alfonso Cuarón Esta película es tal vez lo más cerca que estén muchos de llegar al espacio exterior. Con un trabajo técnico impecable, el mexicano Cuarón nos lleva a contemplar la soledad y belleza del sistema solar, en un viaje repleto de imágenes para el recuerdo -a la altura de la odisea espacial de Kubrick-. Resulta difícil creer que todo lo visto aquí haya sido hecho a través de computadoras. Sandra Bullock se ve envuelta en un escenario de pesadilla, interpretando a una astronauta perdida y a la deriva en el espacio, con pocas posibilidades de volver a casa. Una tensa y claustrofóbica historia de supervivencia.

Capitán Phillips de Paul Greengrass En abril de 2009, el buque carguero Maersk Alabama fue atacado en alta mar por piratas somalíes -algo que no le ocurría a un barco norteamericano desde el siglo XIX-. Greengrass recrea la difícil experiencia del capitán Richard Phillips, que de enfrentarse a los atacantes pasó a ser rehén. Tom Hanks encarna de forma memorable al capitán, un hombre pragmático y razonable que se mantuvo estoico y valiente frente a los piratas, hasta el inevitable colapso. Atrapado desde hace algunos años en papeles anodinos, Hanks nos recuerda por qué es considerado uno de los mejores actores de su generación, con un trabajo inolvidable.

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PUBLIRREPORTAJE

COMPROMETIDOS CON EL MEDIO AMBIENTE Nueva carrera de Ingeniería en Gestión Ambiental en Universidad ESAN Debido a la alta demanda, tanto nacional como internacional, de profesionales líderes en gestión de procesos de desarrollo sostenible y de la conservación de los recursos naturales, la Universidad ESAN lanza la carrera de Ingeniería en Gestión Ambiental. La nueva currícula aplicará la tecnología que contribuya a lograr procesos productivos, competitivos y ecoeficientes para lograr las sostenibilidad de los recursos naturales. ¿De qué trata esta nueva especialidad? La carrera fusiona la gestión de negocios con la ingeniería ambiental. Se llevarán cursos como Administración, Economía, Costos y Presupuestos, Planeación Estratégica, Gestión Financiera, Gestión de Capital Humano, Formulación y Evaluación de Proyectos, entre otros. Además, el egresado de nuestro centro de estudios agregará valor a la empresa, aplicando los principios de la gestión ambiental. De esa manera, logrará procesos productivos de calidad, con el mínimo impacto ambiental. El estudiante también tendrá una base sólida en la prevención y control de problemas de contaminación ambiental, con un enfoque integral que entiende el contexto para la selección de soluciones. ¿Qué puede hacer un ingeniero en gestión ambiental? Dentro de su competencia profesional, podrá analizar sistemas productivos y de servicios para identificar los puntos críticos de control ambiental y proponer tecnologías limpias y prácticas ecoeficientes; podrá impulsar el desarrollo

de econegocios y el aprovechamiento racional de los recursos generando productos de valor agregado y actividades económicas sostenibles; y también podrá brindar recomendaciones sobre procesos de tratamiento de aguas residuales con mínimo impacto ambiental, entre otros. ¿En qué áreas podrá desempeñarse como profesional? Encontrará un nicho laboral en entidades públicas y privadas, así como en áreas de planificación, diseño y auditoría ambiental. Además, podrá ser un consultor nacional como internacional, capaz de elaborar e implementar planes de manejo ambiental en las industrias, y procurando canalizar la inversión extranjera en proyectos ambientales.

La Universidad ESAN acaba de adquirir un moderno Laboratorio de Fabricación Digital- FAB LAB.

Más información en: www.ue.edu.pe/exitoesan Campus de la Universidad ESAN: Alonso de Molina 1652, Monterrico, Surco.

Teléfono: 712-7205

De izq. a der.: Dr. Antonio Brack, ecologista, ex ministro del Ambiente y profesor de la carrera de Ingeniería en Gestión Ambiental; Dra. Nancy Matos, Vicerrectora de la Universidad ESAN; Dr. Jorge Talavera, rector de la Universidad ESAN; MSc. Clara Figueroa, Coordinadora de la carrera de Ingeniería en Gestión Ambiental y Dr. Javier del Carpio, Decano de la Facultad de Ingeniería.

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MODA

Difusi贸n

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Juana Burga, la única modelo peruana que fotografió Mario Testino para la edición especial de vogue paris dedicada al Perú, aprovecha su última semana de vacaciones en Lima para tomar clases de tango. Nunca antes le había interesado bailarlo, pero hace unos días le ofrecieron hacer un comercial en Francia y casi no le queda tiempo para dominar los pasos. En unas semanas estará desfilando en el Barcelona Fashion Week junto a la modelo brasileña Adriana Lima y en cuanto baje de las pasarelas españolas viajará de nuevo a Nueva York. Ahora, en una cadena de cafeterías en Surco, Burga saca su iPad y reproduce un video con la coreografía que bailó ayer en la tarde con su profesor argentino. —¿Qué tal? ¿Bien, no? —pregunta en cuanto termina—. Si en los castings me dicen que tengo que cantar o bailar nunca digo que no. Tomo clases, pido ayuda y no sé de dónde me sale, pero lo hago. Con miedos y vergüenza, como dice mi abuela Dora, no llegas a ningún lado. Es una mañana de enero y la top model peruana no tiene la seriedad de la pasarela. Habla y se ríe mostrando los dientes, como quien sabe que no necesita más para conseguir lo que quiere. Pero hace diez años, cuando todavía nadie sospechaba que esa niña de Barrios Altos se convertiría en la primera modelo peruana en llegar a las pasarelas de Nueva York, París,

Milán y Londres, sus compañeros de colegio la molestaban por ser la más alta y delgada del salón. Y ella era bastante insegura. «Mis amigas me llegaban al hombro. Y después, cuando cumplimos quince años, me acuerdo que todas ya estaban con novios y tenían unas curvas que, vamos, y yo no tenía nada —cuenta y se ríe—. A veces me preguntaba por qué era así pero llegó un momento en que me di cuenta de que si era así, era por algo, y me propuse descubrirlo». Años después, cuando ganó el concurso Elite Model Look Perú y viajó a probar suerte con una agencia de modelos en Nueva York, había algo en el carácter de aquella chica que había cambiado. Entonces Burga aún no hablaba inglés y el primer día de trabajo, como suele pasar con las modelos jóvenes cuando llegan a la ciudad, fue acompañada por un “chaperón" —una asistente que se encargaría de guiarla, enseñarle a usar el metro y ayudarla con las dificultades del idioma—. Antes de que acabara el día, sin embargo, regresó a la agencia para decirles que desde entonces quería salir sola. Su representante trató de disuadirla, pero no hubo quién pueda convencerla. Estaba decidida a hacer las cosas así, por su cuenta. Al día siguiente salió a hacer los siete castings que le habían seleccionado en la zona de Manhattan. «Ese primer día, cuando regresé a la agencia, estaban súper orgullosos. Les había demostrado que podía hacerlo y que podían apostar por mí», cuenta Burga seis años después sin sacarse los lentes oscuros. Desde aquel día, Nueva York se convertiría en su base, ese lugar al que regresaba después de viajar para los desfiles, para las fotos de alguna campaña publicitaria de un cliente cada vez más prestigioso, para las primeras fotos en revistas de moda y luego, para las portadas. Pero la sensación, cada vez que se iba, era la misma. Dejar tus cosas e irte durante meses podía ser divertido una o dos veces al año, pero ahora esa era la rutina, y se sentía angustiada. Por eso un día se hartó, seleccionó las cosas que le parecían importantes, las empacó en su maleta y desalojó el piso en el que había vivido durante los dos últimos años. «Estoy tratando de despegarme un poco de las cosas materiales. Tengo lo necesario y prefiero viajar y contactar a mi agencia para que me encuentre un apartamento por el tiempo que estoy en las distintas ciudades», explica la modelo peruana que llegó al país para hacer una campaña con Harper´s Bazaar Rusia y aprovechó para tomarse unas vacaciones con su familia. «No me gustaba ese apego porque no me dejaba ser libre». Jonah Markowitz

Tres momentos claves en su carrera •

En el año 2007 Juana Burga ganó el certamen Elite Model Look de Perú. Luego, viajó a Nueva York para trabajar con la agencia New York Model Management.

En 2009 desfiló en el Mercedes Benz Fashion Week durante la Semana de la Moda de Nueva York.

En 2013 Mario Testino la fotografió para la portada de una edición especial de VOGUE PARÍS dedicada al Perú.

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CUSTOM

Sanyin Wu

Giacomo Calvi Taekwondista. Patadas voladoras. 14 años.

Físico Mentalidad Fuerza Paciencia Técnica

El ganador de la categoría cadetes en la última edición del Campeón de Campeones tiene problemas de peso. Giacomo Calvi mide un metro sesenta y dos y pesa tan solo cuarenta y nueve kilos. Ha luchado contra eso y no fueron pocas las veces que se atendió con un nutricionista. Pero hay deportes que, simplemente, moldean el cuerpo, y a Giacomo le sucede eso con el poomsae, la modalidad de taekwondo que practica. «Quizá nunca será notoriamente musculoso, pero ser delgado y de extremidades largas lo ayuda estéticamente, además de la técnica que tiene», dice Claudia Zarak, su mamá, quien recuerda aquella exhibición en el colegio Roosevelt, la primera que vio. Después de eso, Giacomo les dijo a su papás que quería hacer eso. «Era un deporte nuevo para nosotros, ya que ni la familia de mi esposo ni la mía había tenido a alguien practicando las artes marciales. Sin embargo, me pareció que era una buena alternativa para que le inculquen el tema del autocontrol y la disciplina». El resto es historia conocida: pasó su primer examen en la academia a los cuatro, entró al equipo del Regatas a los nueve y a la selección a los trece. No todo fue lanzar puñetes y patadas, aunque el cinturón negro que lleva sea una prenda deseada por otros luchadores de su edad. La clave está en el entrenamiento, uno mucho más arduo y flexible, a diferencia del kyorugui. «Ahora estoy entrenando fuerte y hasta tres veces por día», dice el taekwondista desde Corea del Sur, donde se encuentra realizando su primer viaje de entrenamiento con la selección peruana —es el único miembro del Regatas en la delegación—. Nunca antes había conocido luchadores coreanos. Lejos de casa, Giacomo Calvi sigue perfeccionando sus movimientos y aplicando su mente con la concentración de un monje tibetano. Una vez, durante la Copa Lee en La Videna, parte de la instalación del cuarto donde se presentaba se desplomó y él tardó, distraído para esos menesteres, en darse cuenta. Desde que ingresa al tatami, no existe nada más allá de los cuarenta y cinco segundos de su rutina. (Andrés Talavera)

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entrevista

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ROBERTO MACLEAN

El último

ROUND Para Roberto MacLean, la pretensión chilena sobre el triángulo terrestre, más que una maniobra para dilatar el acatamiento de la sentencia, se trata de un tema cerrado sobre el que no se debe ni discutir, porque es un invento.

Escribe: Salvador Orellana

Foto: Alonso Molina

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entrevista

«Cueste a quien le cueste, es una buena solución. Se ha buscado la solución, luego los argumentos. Ha sido un fallo con sentido de justicia, en el que todos salen al final ganando, porque se trata de cerrar un capítulo»

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oberto MacLean Ugarteche es un hombre que vive entre el Derecho y la comprensión de la fisiología humana. Más que un jurisconsulto, parece un sociólogo que busca comprender las raíces culturales de la búsqueda de justicia. Ese ha sido el punto de partida para elevar la calidad de los sistemas judiciales de los países en los que le ha tocado implementar una reforma. Como consultor del Banco Mundial, le ha tocado visitar países como Vietnam, Polonia y la Unión Soviética. Ex juez de la Corte Suprema, ex embajador del Perú en Estados Unidos (hasta el golpe de 1992), y miembro de diversas cortes internacionales, entre ellas la Corte Internacional de Arbitraje con sede en París, MacLean integró desde el 2011 el equipo de abogados del Perú en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, cuyo fallo sumó alrededor de 50 mil

kilómetros a la costa peruana. No obstante, según las principales autoridades de Chile, desde el presidente Piñera hasta el Canciller Jorge Moreno, existen razones para pensar que esta contienda aún no ha terminado. En los últimos días, importantes autoridades de Chile han expresado que el triángulo de arena que se forma entre el mar, el paralelo y el Hito N°1 es de Chile, desde el presidente Sebastián Piñera hasta el presidente del Senado. ¿Qué significa esto? No olvidemos que se trata de un mandatario saliente, que su partido ha perdido las elecciones. No está en una posición ecuánime, serena, para mirar las cosas sin emoción. Tenemos que mirar los elementos. El fallo representa el cambio de una cultura, de una


«En el Perú, los jueces tienen el poder, solo que les da miedo utilizarlo. La corrupción es el resultado de la ineficiencia. Leen una vez el código y nunca más lo vuelven a revisar. La justicia será eficaz y proba cuando decidan resolver las taras que hacen de su institución la que más desconfían los peruanos» tradición histórica. Chile vivió en la nostalgia del siglo XIX. Perú en un rencor del siglo XIX. Pero el fallo significa pasar la página. Pero queda este diferendo terrestre. ¿Qué va a pasar ahora? Ese es un tema que Chile ha inventado, porque no existe, no está en los documentos ni tampoco en los satélites globales de alta definición. Parte del trabajo que hicimos como comisión es ir al terreno, con un cartógrafo y un hidrógrafo, durante un día entero. La frontera entre ambos países es un terreno plano, con un declive suave pero prolongado de playa. En el Tratado de 1929, tal como hasta ahora, no existe la menor duda respecto a dónde empieza la frontera: comienza en el punto Concordia, en la orilla del mar, pero, como no se podía colocar un hito en la playa, porque la marea se lo iba a llevar, se colocó doscientos metros adentro, donde la alta marea no llega. ¿Chile está tratando de desconocer o poner una excusa para no acatar el fallo? El fallo ya se dictó y su ejecución es inmediata. Por eso el Perú ya ha mandado una patrulla de la Marina de Guerra a hacer uso de los derechos que se le otorga en el fallo. Aquí lo que existe es un aprovechamiento del lenguaje, de la ambigüedad de las palabras. El Tratado de 1929 habla del Hito N°1, pero en un contexto gramatical mayor, en el que se indica claramente que la frontera es el punto Concordia, no el Hito N°1. Todo eso está vigente en las legislaciones de ambos países. Las instrucciones del tratado son claras para los dos. ¿Por qué la Corte no empezó la frontera marítima en el Punto Concordia, y se evitaba todo este malentendido? Para comenzar, la Corte ha tomado como frontera lo que era un convenio de pesca. En su discurso, el mismo Peter Tomka (presidente de la Corte) se refiere al convenio de pesca de 1947 como lo que es, pero, líneas más abajo, asume lo que se supone que asumimos los dos países con los años, que se trataba de un tratado de límites en la práctica pero no en el papel, porque no existe. En todos los documentos se establece que el paralelo es modificable y

provisional, de acuerdo a los nuevos estudios y descubrimientos. Si me preguntan si yo hubiera firmado esos papeles como representante del Perú, lo habría hecho porque se supone que era de buena fe. Pero lo que ellos colocaron como modificable y provisional, lo dejaron el tiempo suficiente para que se asumiera que era así.

empiecen a cambiar el sentido de su institución, en la que la población no confía. Esta demanda es una señal de institucionalidad, que debería servir para inspirar a la justicia peruana a ponerse al mismo nivel de los países de primer mundo, donde los jueces están comprometidos con la justicia.

¿Por qué la Corte hace eso? Son solo hipótesis, que todavía estoy trabajando. Primero, que Chile posee un Poder Judicial más ordenado; en cambio, el Perú no. Existe una tradición de respeto a las leyes más antigua que en el Perú, con una aprobación del 70 %, y una legislación con mayor vigencia. Por otro lado, en el Perú, la aprobación del sistema judicial peruano es de solo 20 %. Es un tema que no debería importar, pero sí podría afectar la forma de juzgar de cada juez. Por otro lado, se trata de una arbitrariedad, algo que se ha inventado. ¿Por qué? Vayamos a la historia. En 1947, en Arica no había un muelle de pescadores ni una sola industria de pesca. Pero hoy sí la hay. ¿Qué pasaba si el fallo nos daba la razón? Arica perdía toda esa industria que se ha desarrollado en los últimos sesenta años.

¿Más presupuesto? No, es como darle un Mercedes a un niño: no sabe ni qué hacer. No, se necesita más que plata. Me refiero a jueces con la capacidad de dialogar, de buscar mejores argumentos. Los jueces tienen el poder, solo que les da miedo utilizarlo. La corrupción es el resultado de la ineficiencia, de la falta de no querer dialogar, de no querer impartir justicia. Es un tema cultural. Los jueces leen una vez el código y nunca más lo vuelven a revisar.

Es decir, ¿se ha buscado darle forma al fallo para que los dos países queden contentos? La solución, cueste a quien le cueste, es una buena solución. Se ha buscado la solución, luego los argumentos. Ha sido un fallo con sentido de justicia, en su sentido más puro, en el que todos salen al final ganando, porque se trata de cerrar un capítulo. Si la justicia peruana actuara bajo esa misma forma, el país sería otro, literalmente, porque estaríamos frente a otra cultura. ¿Qué queda para adentro? El Perú ha llevado un caso a la más alta de las instancias judiciales, pero nuestro sistema judicial es corrupto, desprestigiado e ineficiente. Hemos resuelto un problema por la vía legal. Lo hemos ganado. No por la fuerza de los ejércitos, sino como se debe. Pero eso es hacia afuera. Hacia adentro todavía nos quedan lecciones que aprender. Ganar prestigio no es una cosa que se hace de la noche a la mañana, ni porque se le asigna a la Justicia más presupuesto. ¿Qué se necesita? Que los mismos jueces, desde adentro,

Parte del equipo de La Haya han sido dos ex ministros de justicia, Francisco Eguiguren y Juan Jiménez, sin contar a la Canciller, Eda Rivas, también ministra de Justicia. ¿Por qué esa misma experticia no la supieron trasladar al sector Justicia? Porque el Ministerio de Justicia no tiene nada que hacer con la justicia. Este ministerio no tiene jurisdicción para entrometerse en el Poder Judicial, menos en el Ministerio Público. ¿Qué tienen? Las cárceles, y tampoco las administran bien. La justicia se va a volver más eficaz y proba el día que los jueces decidan resolver las taras que hacen de su institución la que más desconfían los peruanos. Usted, que ha liderado procesos de reforma judicial en el mundo, ¿volvería a tratar de reformar el sistema peruano de justicia? Yo les he dicho que lo haría gratis, pero nadie me quiere escuchar. Creen que soy un loco que habla solo babosadas. Pero no, no son babosadas. Las cosas que digo son en serio. Para poder entender los sistemas de justicia de los países que he visitado, primero aprendí sus religiones, así me hice una idea de cómo opera su justicia. Lo que pasa es que los peruanos aún no definimos el sentido de nuestra justicia. Es un tema cultural, pero como lo digo yo creen que es una locura. REGATAS / 35


ellas

NISHME SÚMAR DRAMATURGA EN BÚSQUEDA

En el colegio no sabía cuál era su lugar ni quién era. Empezar a estudiar Educación fue un paso para encontrar el teatro y optar a la carrera de Artes Escénicas. Las ficciones que ha creado como directora y dramaturga le han permitido ir armando ese rompecabezas imaginario para definirse.

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Escribe: Carlos Portugal

Foto: Sanyin Wu

EL TEATRO ME SALVÓ LA VIDA. Descubrí que disfrutaba muchísimo contando historias, viéndolas plasmadas en los actores, en la iluminación, la escenografía y el vestuario, pero sobre todo ver la reacción que podía generar en otras personas. Cuando estaba en la facultad de Artes Escénicas, me di cuenta de que este era mi lugar: estar en el anonimato hermoso que es la dirección de teatro, donde está tu mano, tu mirada, pero comunicado a través de otros. HABLA DE TU ALDEA Y SERÁS UNIVERSAL. Cuando más particular sea de lo que hablas, cuanto más busques dentro de ti y más rebusques en lo que te mueve, más personas se van a conectar. No he hecho ninguna obra que hable de un tema que no me interese. Son cosas que me mueven, de las que necesito hablar porque parten de una necesidad grande de entender, de curar. Son verdaderas catarsis. Búsquedas. No concibo mi trabajo de otra manera. Son temas de los que tengo que hablar para sobrevivir. DESDE QUE TENGO USO DE RAZÓN ESTOY BUSCÁNDOME, tratando de encontrar mi lugar en el mundo, cuáles son mis talentos, para qué he venido al mundo, de dónde viene mi familia, por qué mi familia es así, por qué yo soy así. Encontrar eso que quería hacer por el resto de mi vida fue difícil. No fui buena alumna en el colegio y durante años dudé de mí misma, pero decidí que sí quería ir a la universidad. Cuando estaba en la facultad de Educación Inicial supe que ese no era mi lugar. Me dije: «Quiero trabajar con niños, pero no en el aula». Fue ahí, cuando estaba perdida, que descubrí las Artes Escénicas. DESCUBRÍ A CHAPLIN Y ME ENAMORÉ PERDIDAMENTE. Siento que no necesitó la palabra: a veces, las palabras no son suficientes para expresar algo. Me parece

fascinante observar a un niño que no habla y ver todo el nivel de comunicación que tiene, toda la fuerza que hay en lo que expresa. Me gusta lo que comunican los cuerpos en el espacio. Creo que tiene que ver con la pasión que desarrollé por bailes como el flamenco. DIRIGÍ MI PRIMERA OBRA CUANDO ESTABA EN LA UNIVERSIDAD. Quería hablar sobre mi familia paterna e hice todo un trabajo de investigación, desde la historia de mi tatarabuela hasta llegar a mí. Descubrí muchas cosas. Cuando terminamos de hacer la obra, Lorena —una de mis mejores amigas y la actriz principal— me dijo: «Empezamos hablando de tu búsqueda, pero he encontrado la mía». LO QUE MÁS DISFRUTO DEL TEATRO ES VER A LOS NIÑOS SENTADOS EN LAS BUTACAS y cómo, a medida que la luz se apaga, ellos se pierden en el anonimato y viajan. Verlos con la boca abierta, mirando. Ver cómo se entregan, cómo quieren participar, hablar, subirse al escenario. Viven el teatro con mucha verdad. No se cohíben. HICE MI NOMBRE ES RACHEL CORRIE A PARTIR DE LA HISTORIA DE MI ABUELO PALESTINO, a quien no conocí. Por él descubrí el conflicto árabe-israelí y cómo afectó a mi familia. El proyecto lo apadrinó Mario Vargas Llosa y en el escenario actuó Gisela Ponce de León protestando contra el conflicto, haciendo el viaje que yo no me atreví a hacer a Palestina. Es un viaje que aún me encantaría hacer. Al dirigir me gusta contar una historia que se va armando con los actores. Para que ellos se puedan identificar y viajar conmigo, es necesario tener claro de qué quiero hablar y por qué. Me gusta trabajar con imágenes

en mi mente, pero necesito terminar de armarlas con las que ellos tienen. Para eso es necesario provocarlos, ver qué pasaría si probamos esto u otro, y ver cómo a partir de mi idea se genera otra mucho más grande, enriquecida por su punto de vista, por su manera de ver la historia. Ese es el camino de búsqueda que tengo como directora: la necesidad de armar la historia con mis actores, de lograr un trabajo colectivo. Trabajar con Wendy Ramos en DOÑA DESASTRE fue increíble. Recuerdo que cuando leí el cuento de esa mujer que vivía en un sitio perfecto y ella era un desastre pensé en Chaplin, en luces de la ciudad, en un clown y en Wendy Ramos. Este año hicimos otra obra juntas, la cuerda, y la montamos en la Plaza Mayor, gratis, y la vieron miles de personas. En ese momento, con todas las personas mirando, calladas, entendiendo, sintiendo, pensé que si pudiera volver al tiempo en que estaba en el colegio y no sabía qué hacer, me habría dicho: «Tranquila, hay tiempo para todo. Las cosas buenas llegan. Solo tienes que seguir ese instinto y no actuar desde el miedo». Tengo la sensación de que todas las personas tenemos un gran rompecabezas arriba de nuestras cabezas y que las piezas están flotando. Unas se escapan, otras vienen y forman todo lo que compone nuestra vida, la familia, nuestras pasiones. ¿Qué piezas veo arriba? A mi esposo Jorge, a mi hijo Vicente, a toda mi familia y su historia, el flamenco, el teatro, el clown, mis obras, conocer a Wendy Ramos, los niños, la educación. Son todas esas pequeñas búsquedas que he tenido a lo largo de mi vida. Todas esas piezas que recién voy sintiendo cómo encajan, se reconocen y forman una imagen más concreta. Un paisaje lleno de colores.

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JEAN PAUL DE TRAZEGNIES

EL MIEDO NO ES UNA OLA QUE VENCER El velerista que no se atrevía a meterse al mar

Escribe: Carlos Fuller

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Foto: Daniel Griffiths


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DESTAQUE

«Cuando eres chico le puedes tener miedo al viento. Eso me pasó durante mis primeros cuatro años. Porque el viento era muy fuerte. También le puedes tener miedo a las olas. Siempre te entra el miedo a que te vayas a voltear o a que se vaya a romper todo. Ese miedo existe»

E

l miedo es una ola que te puede dejar solo, que te paraliza y te puede llevar justo a donde no quieres ir: lejos de los demás. Es la posibilidad de perderse, de mirar a todos lados y solo encontrar mar. Ahora, Jean Paul de Trazegnies lo siente. Espera parado sobre el Víbora II, la enorme barca de madera que los ha llevado desde el muelle de la costa al interior del mar, para embarcar, cada uno, en su optimist. Ya todos están sobre el suyo, menos Jean Paul, que los mira desde lejos. Observa a Carlos Fernando de Trazegnies, su hermano mayor, de diez años. Lo hace con tanta facilidad, se divierte mucho. Seguramente será uno de los preseleccionados para el equipo del Regatas. Todos ellos, los que ya están en el mar, son más grandes. Jean Paul es uno de los menores —ocho años—. Flaco, tez muy blanca, pelo rubio claro y en ondas. Jean Paul quiere divertirse como ellos, navegar despreocupado. Es bueno para los deportes —ha hecho natación y futbol—, pero el optimist es un aparato que siente raro. Hay tantas cosas que no sabe: qué mover, qué agarrar... Y, sobre todo, las olas. La posibilidad de quedarse solo, de perderse; no saber qué hacer y no tener a nadie a quién acudir. Las primeras veces, en la academia, se ponía a llorar en medio

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del bote cuando la mayoría del grupo se alejaba de él. Ese es el miedo que siente mientras los entrenadores le dicen que salte del Víbora II y se suba al barco. Responde que no, que no quiere. Carlos Fernando de Trazegnies es preseleccionado para el equipo de Optimist del CRL; Jean Paul no. Los entrenadores le dicen que ha entrado muy pocas veces al mar, que no se ha atrevido a subirse al barco. Es cierto. Pero Jean Paul se pregunta: «¿Por qué él y yo no?». Lo desea. Se muere de ganas de divertirse como todos ellos y formar parte del equipo. Pero ya no tiene posibilidades de entrar: la preselección se ha cerrado. Carlos Fernando va tres veces al Club para los entrenamientos de Optimist durante la semana y dos veces más los sábados y domingos. No viene solo. Lo acompaña todos los días su hermano menor, Jean Paul, que no es parte del equipo, que mira cómo arman los botes y escucha las charlas del entrenador. Se sube, junto a ellos, todos los días, al zodiac que los lleva al sitio de embarque. Se ha hecho amigo de todos los miembros del equipo. El entrenador ya se ha acostumbrado a su presencia en el barco: es el hermanito de uno de los preseleccionados. De vez en cuando, Jean Paul le pregunta si puede ser parte de la preselección, pero no suele hacerle mucho caso. Después de un tiempo, lo termina aceptando para que deje de insistir. Y en la preselección, Jean Paul, se queda mucho más tiempo que su hermano, que es seleccionado para el equipo oficial, igual que sus demás compañeros. Llega un momento en el que Jean Paul se convierte en el único «preseleccionado». Todos los días le pregunta al entrenador cuándo va a ser parte del equipo, que quiere participar en campeonatos de una vez. Le responde que en junio. Y Jean Paul no habla hasta junio. Entonces, vuelve a insistir, y el entrenador responde que en noviembre. Jean Paul se vuelve a callar y en noviembre pregunta otra vez. El entrenador dice que sí. No es una ceremonia formal ni una

gran iniciación. La respuesta parece venir del profundo deseo del entrenador para que deje de insistir de una buena vez. A los nueve años, por fin, Jean Paul puede decir que forma parte de la selección de Optimist del CRL. Por primera vez se siente verdaderamente parte del grupo. Ahora podrá ir a campeonatos y enfrentarse a los demás. Subirse al bote, entrar al mar, cruzar las olas, resistir el viento. Pero hay algo que no olvida: el viento. La marea que te puede llevar lejos. El miedo: la posibilidad de perderse. Siempre están ahí, en alguna parte de su cerebro. El nuevo seleccionado aún no puede imaginar un lugar o un momento en el que pueda dejar de sentirlo. *** Jean Paul tiene veintiún años y un entrenamiento al que acudir esta mañana. Tiene una jornada de preparación en Tenerife a inicios de febrero y, al regreso, participará en los juegos ODESUR, que se celebrarán en Santiago de Chile. Lo hará en una embarcación de sunfish. Esta competencia será una más en su camino a los Juegos Panamericanos del 2015, su objetivo final, el que se tiene trazado hasta el momento. Ahora compite en Sunfish y en Laser, pero empezó con Optimist, hasta los quince años. Con aquella embarcación fue campeón sudamericano dos veces: en Argentina, en 2005; y en Perú, en 2008. Cuando pasó a Sunfish siguió ganando. Primero un campeonato sudamericano, en el año 2010, y luego el campeonato mundial juvenil del 2011, su más grande logro. Cuando llegó a la playa, sabiendo que había ganado, fue recibido por todos sus compañeros de selección con una bandera en la mano. Ese es el mismo navegante que no se atrevía a entrar al mar. «Después de uno o dos años de practicar el deporte, ya me sentía tranquilo. Pero siempre hay un miedo a algo. Cuando eres chico le puedes tener miedo al viento. Eso me pasó durante mis primeros tres o cuatro años. Porque


«¿Navegar con miedo? Sí se puede navegar con miedo, porque siempre van a haber cosas que te van a dar más miedo. Incluso ahora puedo estar con grandes, con los mejores del mundo y puedo temer que me ganen y me humillen. Pero, a pesar de ese miedo, navego tranquilo. Navego seguro» el viento era muy fuerte y yo era muy chiquito. También le puedes tener miedo al mar, a las olas. Si te quieres meter en una ola grande, de las que revientan cerca a la orilla, siempre te entra el miedo a que te vayas a voltear o a que se vaya a romper todo. Ese miedo existe. Para eso me preparo y entreno, para sentirme tranquilo a la hora que lo haga. Sin pánico, sin nada. ¿Navegar con miedo? Sí se puede navegar con miedo, porque siempre van a haber cosas que te van a dar miedo. Incluso ahora puedo estar con grandes, con los mejores del mundo y puedo temer que me ganen y me humillen. O a que haya demasiado viento y me quede atrás. Pero, a pesar de ese miedo, navego tranquilo. Navego seguro».

*** Ha salido tan rápido que no ha tenido tiempo de pensar. Ha sido una gran partida, en el límite: casi se pasa, pero estuvo justo. Ahora cruza la segunda boya y solo tiene a un navegante frente a él. Solo uno: recién tiene tiempo de pensar en ello. Y se detiene un momento para darse vuelta y ver. Nunca ha tenido a tantos competidores detrás de sí y a tan buena distancia. Con dos años entrenando, ya había aprendido a controlar bastante bien el optimist en competencias oficiales. Pero nunca antes la victoria había sido una posibilidad. Y ahí se queda, paralizado, sin saber qué hacer.

Se había olvidado de él pero ahora, que se ha permitido pensar, ha descubierto que sí, que ahí estaba. El miedo no es una ola que vencer. Son muchas y nunca acaban. Y puede que la siguiente sea la más grande y, si lo permites, puede que sea la que te tumbe. Como ahora, que se queda paralizado. Jean Paul se mira a sí mismo perder el segundo puesto. El tercero, el cuarto, los primeros diez y hasta llegar al veinte. Termina la carrera y todos lo felicitan, le dicen que fue una partida espectacular. Tiene diez años, está en Paracas y acaba de perder el segundo puesto de una competencia por temor. Ha sido la última vez.

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Ana Rosa Benavides

MUJER DE

RAMAS TOMAR

Lima crece verticalmente con edificios colocados como piezas de Lego, uno junto al otro, casi sin espacio para nada, ni siquiera para las escasas áreas verdes. Este no es lugar para árboles débiles. Hay una mujer que se preocupa por rescatarlos. Esta es una historia eco-friendly en una ciudad aún poco verde.

Escribe: Joaquín León

Foto: Antonio Escalante

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destaque

El traslado de un solo árbol puede costar entre cuatro y ocho mil soles. Pero vale más de lo que cuesta. El rescate de un árbol de más de cincuenta años representa para el entorno un beneficio mucho mayor que el de sembrar montones de árboles chiquitos.

L

a esquina de 28 de julio con Paseo de la República, ese punto en el que Miraflores se desliza hacia sus márgenes a través de la Vía Expresa, de esas callecitas sin nombre que te llevan hasta Surco, es también uno de los cruces más insoportablemente lentos para el conductor promedio que atraviesa esta partecita de Lima. No solo porque aquí cruzan y giran algunas líneas de ómnibus ni porque los carriles sean excesivamente angostos, y no solo porque la luz verde-ámbar-roja tiene un serio desorden en sus tiempos, sino también porque en estos días el boom inmobiliario está terminando de parir un edificio con su respectivo centro comercial (o viceversa). Esto hace que la presencia de los ómnibus, la angostura kafkiana de una pista y la esquizofrenia cronométrica de los semáforos inteligentes parezcan una broma pesada. Y, en medio de este caos, hay un árbol. Es una tipa (más elegante suena Tipuana tipu, su nombre científico). Es bastante difícil para el ojo no entrenado calcular su edad, pero a simple vista debe tener alrededor de ¿60 años?, ¿70?, y está siendo acosado —en el sentido no agresivo de la palabra, si lo hay— por todo ese cemento que lo rodea. Antes aquella era una esquina como las del Miraflores tradicional, amplia, despejada, abierta. Ahora el árbol no tiene desde dónde recibir la luz que alguna vez tuvo a su disposición. «Y parece que no ha estado brotando», comenta Ana Rosa Benavides

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con la autoridad de quien conoce la historia de esta tipa: su bisabuela la plantó. «Es mi árbol guardián», dice entonces sobre este extraño fenómeno sentimental-ecológico que consiste básicamente en una suerte de conexión que ella logra sentir con algunos árboles, una conexión que comienza en lo visual y que luego va quemando etapas y se convierte casi en un vínculo familiar. Sí, suena raro, y sí, es difícil de explicar. A Ana Rosa, en el fondo, no le importa si la entienden o no. *** Extraer un árbol del lugar en el que ha crecido y trasladarlo a otro lugar y sembrarlo otra vez no es como cargar una maceta de una esquina del patio a otra. El árbol que va a ser trasladado tiene que ser ubicado en la misma posición en la que estaba de cara al sol, porque ha crecido acostumbrado a procesar la llegada de la luz desde ese ángulo y no debe ser variado: el árbol es un ser de costumbres. Variar esa posición respecto de su eje puede modificar los siguientes años de su vida. Algo similar le ocurrió a Ana Rosa cuando regresó de estudiar fotografía en Buenos Aires a fines de la década pasada y se instaló de vuelta en Lima. Es decir, en otra versión de Lima. Los edificios múltiples construidos uno junto al otro como cajas de Lego y esa no-luz que entraba en determinados puntos de Lima la desencajaron. «Me sentía desubicada. Tuve una crisis con la ciudad, con la gente. No era un problema de identidad mía hacia Lima, sino de la identidad de la ciudad hacia mí», recuerda. No hay que ser demasiado sensible para entender que en Lima el precio del metro cuadrado crece mucho más rápido que el tamaño de las áreas verdes, pero lo que Ana Rosa percibía era realmente un ahogo. Ya en Lima, ondulando entre varios proyectos de fotografía artística, Ana Rosa se trasladaba de Miraflores a Barranco bordeando Armendáriz, por el puente de cemento y fierro amarillo desde el cual se puede ver un pedazo del mar. Al final del puente, ya en territorio barranquino, un ficus enorme y sus sombras la recibían varias veces a la misma semana, como un rito. Eso sentía ella. En el libro Árboles de Lima (Ptyx

Editores, 2008), los autores comentan lo que les enseñó Ignacio, un nativo de la comunidad de Infierno, en Madre de Dios: «Las plantas tienen su temperamento; igual que los animales o los humanos, ellas pueden ser buenas o malas», les decía Ignacio. El ficus ubicado al final de la curva de ingreso a Barranco tenía, si cabe, una personalidad que atraía profundamente a Ana Rosa. «Me llamaba, me decía “Entra”». Un día el árbol ya no estaba. Ana Rosa nunca supo exactamente qué había ocurrido, pero todo hace suponer que la Municipalidad lo cortó porque estaba viejo y enfermo y podía convertirse en un peligro para quienes transitan por esa avenida. «Era como si se hubiera muerto un familiar mío. Protesté, escribí en el Facebook comentarios furiosos. Estaba indignada. Y algunos de mis amigos se burlaban: “¿Qué tanta cosa? “Es solo un árbol”, se reían un poco. Era Árbol Guardián: así lo llamaba yo». Había algo que hacer. Ana Rosa comenzó a pensar en una red de árboles guardianes, pero el concepto todavía deambulaba entre lo artístico, lo ecológico y lo lúdico. Comenzó por lo último, por jugar con el concepto de los árboles como habitantes de la ciudad, y creó un DNI para su árbol. El DNI de los adultos es azul, el de los niños es amarillo opaco; este es verde: Primer apellido: Guardián / Segundo apellido: Espíritu / Nombre: Árbol / Nacimiento: 18 08 1924 / Fecha de inscripción: En la era del hielo / Fecha de emisión: 18 10 2011 / Fecha de caducidad: Fin del mundo. *** En 133 metros cuadrados pueden entrar, con algo de pericia y buenos parachoques, más o menos 30 autos. Eso medía una playa de estacionamiento en Miraflores, cerca del parque Tradiciones, hasta que pasó a manos de Antonio Cillóniz, presidente de la Asociación Cultural Peruana de Permacultura, y se convirtió en la Casa Ninfa. Antonio es paisajista y zootécnico, y tantos años relacionado directamente con la naturaleza le permiten saber cómo convertir una cochera de cemento en un bosque, una selva. Sobre el piso colocó tierra de vegetal y una capa de humus. Paciencia. Luego una capa de ramas de árboles podados que habían sido


Un edificio que crece, un árbol que se irá. En todo el año pasado fueron construidos en Lima cientos de edificios (incluyendo los que no tienen licencia). En ese mismo lapso de tiempo fueron rescatados gracias al proyecto de Ana Rosa Benavides unos 40 árboles

encontrados en centros de acopio de maleza. Paciencia. Puso ahí ramas, hojas, más guano. Paciencia. Agregó materia orgánica, agua. Listo. Ahora hay más de doce especies de árboles, una decena de especies de palmeras, montones de heliconias y orquídeas. Hay plantas aromáticas, arbustos, fuentes de agua. Un boom inmobiliario tan intransigente como el limeño no iba a darse el gusto de cambiar planos solo por la presencia de un árbol viejo en la vereda, así que, qué pena, córtenlo. Antonio y Omar, con la ayuda de voluntarios dispersos en varios puntos de Lima, detectaban árboles en peligro de ser removidos y, tras conversarlo con los constructores y los dueños de las propiedades, lo mudaban cuidadosamente. Un día, Antonio se enteró de que una chica llamada Ana Rosa tenía el proyecto Árbol Guardián y la llamó por teléfono. Ella todavía seguía de luto (no es un decir, estaba realmente golpeada por la muerte de su árbol barranquino). Cada uno tenía materializado lo que el otro tenía en mente, así que comenzaron a trabajar. Rescatar árboles puede ser una aventura divertida y hasta romántica, pero sobre todo requiere tiempo. Había que apurarse.

días y grafica lo complicado que es mudar un espécimen. «Es difícil. La gente nos grita desde los carros porque creamos un poco de tráfico, pero es necesario. A otras personas sí les gusta: se quedan mirando, pasa una hora y siguen mirando», cuenta Ana Rosa. Para un transeúnte cualquiera, quedarse mirando un árbol mientras flota por el aire y es subido a un camión puede resultar divertido y es gratis, pero durante esa hora Árbol Guardián ha gastado más de 300 soles solo en el alquiler de la grúa. En total, desde los trabajos previos —corte de las ramas, acomodo de las raíces, limpieza— hasta el sembrado en el nuevo sitio, el traslado de un solo árbol puede costar entre cuatro y ocho mil soles. ¿Cómo lo financian? Con donaciones. ¿Qué es lo más difícil? Llegar a tiempo. Pero vale más de lo que cuesta, porque el traslado de un árbol de más de 50 años representa para el entorno un beneficio mucho mayor que el de sembrar, a cambio, montones de árboles chiquitos. Hay especies de aves y de insectos que ya han desarrollado todo un ecosistema en el árbol viejo.

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Ana Rosa era una niña —no recuerda la edad que tenía, pero sí el episodio completo— cuando un día su padre, Alberto, le dijo que prendiera la radio porque él iba a llamar y quería que ella y sus hermanos lo escuchen. «Y llamó. No recuerdo de qué tema hablaban, pero él explicaba bien clarito que no se puede cortar un árbol y sembrar diez, que no es lo mismo. Era un poco arrebatado», se acuerda Ana Rosa. De niña ella no tuvo Barbies y cuando pedía que la llevaran a Disney, la llevaban a la playa,

La composición de la foto es una metáfora completa: a contraluz se distinguen los bloques de un edificio en construcción junto a una grúa en forma de T para cargar y elevar materiales; al lado aparece otra grúa más pequeña que sostiene en el aire un árbol grande, con las ramas ligeramente recortadas y con la parte inferior —las raíces— envuelta como una especie de pañal. La foto fue tomada hace pocos

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al campo. Su padre proviene de una familia tradicionalmente minera —es hijo de Alberto Benavides de la Quintana, acaso el minero más importante del Perú, y hermano de Roque Benavides, gerente de Minas Buenaventura—, pero él se dedicó a la filosofía y a la docencia, y hace pocos años a la agricultura orgánica en un fundo en Samaca, en el valle bajo del río Ica. «Creo que heredé su forma de ver la vida, esa mirada distinta de lo que hay alrededor nuestro», confiesa Ana Rosa. Y cada vez que puede deja todo en Lima y viaja a Samaca a pasar una corta temporada rodeada de árboles, plantas y libros. «No he pensado en establecerme allá. Ese territorio es de mi papá. Es algo muy suyo». En cambio, el territorio de Ana Rosa es la ciudad, al menos por ahora y aunque tengan una relación de amores y odios. Esa sensación de ahogo que tuvo cuando regresó del extranjero se ha disipado un poco, aunque Lima —o los limeños— sigue siendo un espacio a veces hostil. Aun así, ella descubrió que podía juntar su ¿amor? por los árboles y su gusto por la fotografía, y comenzó a experimentar. Hace dos años, con la ayuda de amigos artistas, colocó en algunos árboles del parque El Olivar, en San Isidro, cámaras diseñadas para capturar y seguir el recorrido del sol. Después de cuatro meses obtuvieron los resultados y entendieron cómo es ser un árbol. Ella después escribía en un blog del proyecto dos preguntas constantes: «¿Cómo verán los árboles al sol? ¿Cómo ven los árboles a los humanos?». A veces camina unas cuadras desde su casa en Miraflores y busca la respuesta en un Tipuana tipu que fue sembrado en una tranquila esquina miraflorina que ahora es un vórtice de cemento, y que quizá pronto tenga que salvar. REGATAS / 45


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ALEXander ZIMMERMANN

Aprendió a manejar un velero a los cuatro años porque no quería quedarse solo en la playa mientras su hermana mayor navegaba. Dice que durante años fue un pésimo timonel, pero de tanto insistir se salió con la suya. Es el último campeón mundial de Sunfish —por segunda vez consecutiva— y campeón de los Juegos Bolivarianos. No tiene miedo a equivocarse. Cree que en el mar ganan los que saben recuperarse de sus propios errores. Por eso, entrena simulando las peores condiciones.

Escribe: Gloria Ziegler

Fotos: Musuk Nolte

Arte: Felipe Esparza

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A

lexander Zimmermann está sentado en el consultorio de su psicólogo. Escucha la grabación del sonido del mar que el hombre reproduce en su computadora y cierra los ojos. Intenta relajarse, afloja el cuerpo en el sillón de cuero sintético negro y escucha el ruido de las olas golpeando contra las piedras de la costa, el agua que se escurre por las grietas, la rompiente, la voz del español. —Estás en una casa y estás escuchando el mar — le dice el hombre—. Sabes que detrás de la casa está la cancha donde vas a navegar, pero no la puedes ver. Zimmermann mantiene los ojos cerrados, la postura de descanso, y el psicólogo deportivo hace una pequeña pausa. —Ya. Ahora sales de la casa y ves la cancha. Es una cancha horrible, la peor que te puedas imaginar. El velerista suspira, apenas. —Pero ahora ves un bote maravilloso, último modelo. Vas a meterlo al agua. En ese momento, cuando estás entrando al mar, llegan dos tipos y te dicen que no, que ese no es tu bote, que tu bote es aquel de allí, el de madera, ese horrible que está más allá, a la izquierda. Otra pausa.

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—Ahora estás con tu bote de madera, pesadísimo. Miras a tus costados, ves que en la flota está el campeón olímpico, sigues mirando y ves a otro medallista. Zimmermann recrea las imágenes en su cabeza, intenta meterse en la escena y se concentra en la respiración. —Ahora estás en la partida de la regata. Te arriesgas, haces una salida mala y te penalizan. Tienes que empezar de cero. Los otros once timoneles están avanzando. Así se prepara para competir, desde hace ocho años, el bicampeón mundial y último campeón de los Bolivarianos en Sunfish: para lo peor. Porque en el mar lo difícil no es plantear una estrategia, sino volver a levantarse cuando todo sale mal. *** Alexander Zimmermann Vega aprendió a navegar por puro capricho. Su abuelo, Alex Zimmermann Studer, y su papá, Alex Zimmermann Novoa, fueron dos de los navegantes más prestigiosos del Perú. Pero lo de él fue pura pataleta. Era el verano de 1996. Alexander Zimmerman tenía cuatro años y no quería quedarse solo en la playa mientras su hermana Nathalie tomaba sus primeras lecciones de Optimist. «El entrenador que estaba en ese momento le dio permiso para subirse a un bote, pero con la idea de que se asustara porque lo veía muy chiquito», recuerda su mamá, Rocío Vega González, en el documental Contra viento & marea. «Pero Alexander jaló la vela, movió el timón —tal y como había visto que hacía su papá desde que tenía un año y subió por primera vez a un velero— y se fue navegando. Entonces lo aceptaron». Empezó como calichín —la categoría para los más pequeños—, aunque entonces todos sus compañeros de academia le doblaban la edad. Su hermana Nathalie recuerda que era tan chico que su mamá lo vestía con colores fluorescentes porque tenía miedo de que se perdiera en

el agua. Ella, la mayor de los hermanos, se encargaba de cuidarlo cuando se quedaban solos. Pero él no se asustaba. Había aprendido a nadar a los dos años y no le tenía miedo al mar, ni a las olas, ni a nada. Lo único que quería era agarrar el bote y salir a navegar. «Me acuerdo que me encantaba estar ahí. Lo único que no me gustaba mucho era dejar a mi mamá —dice Alexander Zimmermann una tarde de diciembre, dieciocho años después, y se ríe—. Cuando llegaba a tierra desde el mar y me daba cuenta de que mi mamá no estaba ahí para recogerme, me molestaba. Era niño, pues, pero mi mamá tampoco podía estar ahí siempre porque tenía que trabajar». Dos años después, cuando la mayoría de los niños empezaba a garabatear sus primeras letras, Alexander Zimmermann ya estaba compitiendo en torneos nacionales de vela con regularidad. Con el tiempo, cuando recuerde aquellas competencias, pensará un momento, hará un recuento y dirá: —Era malísimo. *** «En el mundo hay tantos campeones por talento como los hay por perseverancia —dice el psicólogo deportivo José Antonio Valdivieso—. Es como Roger Federer y Rafael Nadal. Federer es un virtuoso de la técnica y Nadal un peleón, un luchador. Ahora ya domina los efectos pero, cuando empezó, era solo correr y correr y pasar la bola. Los dos están ahí y, sin embargo, tienen caminos totalmente opuestos. Por eso da igual si un chico, a los diez años, es bueno o malo. En ese momento puede no tener las condiciones adecuadas, pero tiene todo el entrenamiento por delante». *** Sus primeras clases teóricas en la escuela de náutica del Club Regatas le resultaban terriblemente aburridas. En algún momento, mientras escuchaba a los entrenadores y miraba


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PORTADA

«Tenía que estar listo para las posiciones difíciles, esos momentos donde la mayoría se da por vencido, porque creo que esa es la diferencia entre los que ganan y se quedan ahí: lograr recuperarse de un error, siempre»

cómo explicaban los movimientos y dibujaban tácticas en la pizarra, no podía evitar pensar en cuánto faltaba para que aquella tortura acabara y los dejaran, por fin, ir al mar. «Tenían exámenes obligatorios y él todavía no sabía leer ni escribir. Entonces ni siquiera podía tomar notas y le resultaba casi imposible — cuenta su mamá—. Aprendía la práctica, pero la teoría no la podía seguir». Por esa época —dice Alexander— había chicos que habían empezado a navegar después que él, y al poco tiempo lo superaban. Pero a él no le importaba. Si ganaba o perdía daba igual. Lo único que quería era estar en el bote y ver la ciudad desde ahí, sentir el viento en la cara. «Había empezado muy chico y por eso creo que me demoré mucho más en aprender», contará años después. En el verano de 1998, después de dos años navegando con timoneles mayores que él, Alexander Zimmermann empezó a entrenar con chicos de su generación, en un grupo que dirigía el entrenador Fernando Alegre. Desde entonces, no hubo quién lo detenga. «Ya estaba en otro nivel técnico y tenía muchas más horas de mar», cuenta Rocío Vega González. «Desde muy chico siempre ha tenido mucha disciplina, que eso realmente es básico, sobre todo mientras el deporte se va haciendo cada vez más competitivo —contaba el entrenador Diego Figueroa en el documental Contra viento & marea—. Hay que ser muy metódico (…), querer ganar siempre, pero entender que el proceso de entrenamiento es muy largo y es muy duro». Eso, mientras lo dejaran estar en el agua, para él no significaba ningún problema. Era tan perfeccionista que no buscaba competir con sus compañeros, como haría cualquier otro chico de seis años. Lo único que quería era controlar el bote a su antojo. Si iba ganando una regata y el preparador le decía que se penalice, lo hacía. Si le pedían que metiera

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agua al bote, lo hacía. Y si se caía, se volvía a levantar. Porque si algo estaba haciendo Alexander Zimmermann era competir contra él mismo.Desafiar sus propios errores. *** «Por algo la palabra error sirve indistintamente como sinónimo de equivocarse y como sinónimo de andar. Al fallar comprendemos, nos endurecemos, avanzamos (…). Los errores nos retan y nos ayudan a sostener la búsqueda», escribe el colombiano Alberto Salcedo Ramos en el ensayo La alegría del error. Esa misma certeza parece haber tenido Alexander Zimmermann en sus dieciocho años como timonel. Por eso, en sus entrenamientos en el mar, en el gimnasio y en las sesiones psicológicas siempre se preparó para las peores situaciones. «Tenía que estar listo para las posiciones difíciles, esos momentos donde la mayoría se da por vencido, porque creo que esa es la diferencia entre los que ganan y los que se quedan ahí: lograr recuperarse de un error, siempre», cuenta una tarde de diciembre de 2013, después de ganar por segunda vez el Mundial de Sunfish en Delaware, Estados Unidos, y los Juegos Bolivarianos. En el año 2007, cuando llegó a sus primeros Juegos Panamericanos, en Río de Janeiro, tenía dieciséis años, mucha menos experiencia, y se peleaba los primeros puestos con los mejores veleristas. En la última regata, un error frente a timoneles que habían sido medallistas olímpicos significaba perder. Y él, en la partida arriesgó para sacar ventaja y falló. En una partida en vela, cuando un navegante hace mal su salida y es penalizado, tiene que volver a hacer la partida mientras los demás contrincantes continúan la regata. Y eso tuvo que hacer Zimmermann. «Ya estaba en desventaja por el vientazo que había —recuerda desde su casa, en la ciudad australiana de Perth, años más tarde— y parecía

que la medalla estaba perdida, pero no dejé que eso me sacara de foco. Por más grave que sea el error no puedes bajar los brazos. Hay que pelearla hasta lo último, hasta el último metro». Por eso, esa tarde se concentró en su bote, en la dirección del viento, en los movimientos técnicos, y uno a uno fue pasando a cada bote de la flota, hasta quedarse con el segundo lugar y la medalla de plata. Ese mismo año, fue elegido como el mejor deportista por el Instituto Peruano del Deporte. Y, sin embargo, esa sería su única medalla en un Juego Panamericano. Cuatro años después lo intentó de nuevo en Guadalajara, México, pero perdió el tercer lugar frente a un argentino. En el 2012, en Alemania, el frío extremo no le permitió mantener el nivel en las sucesivas regatas y volvió a fallar en la clasificación a los Juegos Olímpicos. «Eran las peores condiciones que te puedas imaginar. Hacía frío, llovía y había un viento horrible. Estaba preparado para todo eso, pero a veces las cosas no te salen, porque tampoco le pueden salir bien a todos, y hay que aprender de eso». Porque los campeones también se equivocan. Aunque hay algunos que no les temen a sus errores. *** Del primer mundial que ganó en Saint Petersburg, Estados Unidos, en el 2012 hay un trofeo, una medalla, las fotos. Una foto. La del abrazo en el agua. Después de ganar una beca en el Programa de Naciones Emergentes, junto a otros nueve chicos de Colombia, Paquistán, Serbia, Moldavia, Trinidad y Tobago, La India, Taiwán e Islas Cook, Alexander Zimmerman había estado casi todo el año entrenando en Australia. En octubre sus padres viajaron a Florida para estar con él, aunque fuese solo unos días, durante su competencia. Rocío Vega González recuerda que cuando


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«Se que si pierdo, el noventa y nueve por ciento de las veces lo hago por mis errores, no por otra persona. Por eso, tengo que estar preparado. A veces las cosas no salen, pero hay que aprender de eso también».

su hijo cruzó la meta en la última regata y se coronó campeón mundial, se quedó sentado en su bote. Esperaba que salte al agua, que se ponga a festejar, pero él estaba ahí, quieto, mirando su velero. Entonces fue ella la que saltó al agua y nadó hasta él para abrazarlo. «Nunca me voy a olvidar de esa mirada, de ese abrazo…duró tanto —recuerda una mañana de febrero en la oficina donde trabaja y se pone a llorar—. Él estaba logrando el sueño de toda su vida y sabía que a la vez se estaba alejando de mí, porque a partir de ahí se le abrían las puertas para un montón de oportunidades». *** Seis meses antes, cuando Alexander Zimmermann no pudo clasificar a los Juegos Olímpicos, ya habían hablado de la posibilidad de radicar en el extranjero para poder competir con timoneles de alta competencia. «Necesitaba foguearse y el Perú no tiene el presupuesto para entrenamientos que sí tienen otros países», explica su madre. En enero de 2013, después de una beca al mérito deportivo en la University of Western Australia, la corazonada de Rocío Vega González se cumplió y

el Tigre —como le dicen desde que fue el primer niño de su generación en animarse a extender el cuerpo fuera del bote para equilibrar los tumbos del viento— se mudó a la ciudad de Perth, en Australia, para estudiar Administración y Gestión de Recursos Humanos y trabajar como entrenador de vela para niños, mientras se prepara para los próximos Juegos Panamericanos. Desde allí, después de casi un año, regresó al Perú para navegar en los Juegos Bolivarianos. Llegó una de las primeras noches de noviembre, sin avisarles a sus padres. «Esas tres semanas antes de competir fueron raras porque era como estar en casa, pero a la vez sentirme como que me estaba preparando para un campeonato en otro país, porque primero estaba la responsabilidad de los Bolivarianos». Esta vez, sin embargo, había algo que le preocupaba. Un mes antes había ganado el Mundial de Sunfish en Lewes, Estados Unidos, y el perfil bajo que siempre había tenido en las competencias —aunque ya no dependiera de él— iba a ser difícil de mantener cuando todos aspiran a ganarle a un campeón mundial. Lo importante —dice Zimmermann— era no cambiar nada, competir tal cual venía entrenando desde hacía dieciocho años: enfocarse en su

rendimiento, no poder la calma. El resto —los rivales, el mar, el viento, los árbitros— eran cosas que no podía controlar. Pero su bote sí. El último día de regata entre La Punta y la Isla San Lorenzo, cuando tenía que definir frente a Jean Paul de Trazegnies —un timonel que conoce desde que eran niños—, Zimmermann estaba en desventaja. «Nunca había visto a Jean Paul así. Navegó increíble, y tenía un poco la sartén por el mango, pero seguí mi estrategia y me quedé tranquilo». Aquella tarde, en la partida de la penúltima regata, el campeón mundial se volvió a equivocar: cayó atrás y le dio una ventaja extra a De Trazegnies, pero no se dio por vencido. Peleó la regata hasta recuperar sus posiciones y, en la última competencia, cuando nadie lo esperaba, liquidó la estrategia y se quedó con la medalla de oro. Una tarde en la casa de sus padres, días después, diría aquello que muchos descubrieron cuando él todavía era un niño y apenas podía treparse al bote: «Sé que cuando me quedé atrás en esa anteúltima partida, mucha gente pensó “El Tigre ya está: murió ahí”. Pero siempre, pase lo que pase, voy a luchar». REGATAS / 53


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LEANDRO PESTANA

¿QUIÉN DIJO que EL BMX NO ES

PARA NIÑOS? Circuitos, rampas y arena en la precoz trayectoria de un ciclista Escribe: Carlos Portugal

Foto: Alonso Molina

Leandro Pestana tiene nueve años y parece rudo. Debe parecerlo. Ingresa al circuito de bicicross en Surco con un mohawk en la cabeza y hielo en la mirada. Camina por el túnel hacia la rampa, mientras la corriente de aire le pega de lleno en la cara. Desde ahí, puede ver a sus padres; a su entrenador ecuatoriano, Daniel Roura, el campeón mundial de BMX en el año 2002; a su amigo Iago; y a Claudia, la mujer que lo descubrió. Esas cinco personas son las que lo incentivan, lo apoyan, lo acompañan. Leandro Pestana mueve su bicicleta de apenas diez kilos de peso, se coloca en el carril número uno, se acomoda el casco negro —no vaya a arruinar su peinado—, y sacude el pantalón, que lleva impresos los retratos de un monstruo enseñando los dientes. Ese es su uniforme de competencia, y el 666 que lleva estampado en la espalda es su intimidación para los otros niños, de los carriles vecinos.

Esta no es una competencia ordinaria. Pestana —o Lelé, como le dicen de cariño— está disputando una jornada del Latinoamericano de BMX, junto a ciclistas de Ecuador, Brasil, Colombia y Argentina. Mira al frente las colinas, las curvas, las estribaciones, su bicicleta. Entonces suena la partida y se lanza veloz por la rampa. Pedalea como endemoniado. Abajo, los cinco, esos cinco infaltables, siguen alentándolo: Lelé, Lelé, Lelé.

Mamá de Leandro. Anggela Pelosi. 42 años.

La primera vez tenía dos años. Empezó con las rueditas en su bicicleta roja, pero se las sacamos enseguida. Vivíamos en California y llevábamos a Lelé a un circuito cerca de casa. Cuando regresamos a Lima, pensamos enviar su bicicleta primero, junto con el resto de cosas en el barco de mudanza, pero no quería despegarse.

Al final, la bicicleta se fue con nosotros. Con su papá, Eduardo, disfrutamos verlo feliz sobre la bicicleta. De vuelta en Lima, descubrimos juntos el circuito de tierra en el malecón de Miraflores y ahí empezó todo. Recuerdo cuando Claudia Fernández se le acercó y le contó por primera vez del equipo que entrenaba en Surco. Fue solo una vez y se dio cuenta de que era lo suyo. Luego, tuvimos que comprar la BMX. Al inicio tuve miedo de esa rampa —me parecía muy grande para él—, pero después, cuando ya empezó a entrenar todos los días en el club Soul Bike, lo perdí. Ahora le tomo fotos con el celular, grabo videos que luego vemos juntos. Claro que leo sus entrevistas y las colecciono. Me impresiona ver sus fotos, leer lo que dice: cuánto quiere ganar, cuánto quiere llegar a unos Juegos Olímpicos. Ha puesto frases hasta en las paredes del baño. Es increíble verlo tan decidido, saber que quiere algo con tantas ganas. Saber que puede lograrlo.

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«Leandro es de los que siempre quieren darlo todo. En su mente, aún siendo pequeño, quiere ser campeón del mundo. Y no solo lo piensa: también lo practica» Entrenadora. Claudia Fernández de Paredes. 50 añoS La mañana

que lo vi en el skatepark supe que tenía algo. Me gusta decir que lo descubrí, pero sé que era cuestión de tiempo. Yo llegué al BMX en búsqueda de adrenalina. Mi trabajo es hacer las rutinas. Los veo pedalear y los acompaño en cada tramo. Entrenaba a los chicos en Miraflores y un día llegó con su mamá: era un niño con muchas ganas y habilidad en el circuito. Entrenó durante todo ese primer año y fue campeón. Después construimos el circuito en Surco, gracias al apoyo de todos los padres. Ese proyecto hoy es el club Soul Bike. Entonces trajimos a Daniel Roura, el campeón mundial de BMX, para que les diera una clínica a los chicos y quedaron encantados. Es él quien se encarga personalmente de los chicos con desarrollo olímpico, como Leandro. A mis chicos los he visto crecer. A Lelé lo he visto llorar, renegar, esforzarse. Siempre con determinación. Fui yo quien le sugerí que se haga el mohawk para el Latinoamericano. Y le fue muy bien.

Campeón Mundial BMX 2002. Daniel Roura. 33 añoS

Cuando llegué a entrenar a los chicos me di cuenta de que Leandro es de los que siempre quieren darlo todo. En su mente quiere ser campeón del mundo. Y no solo lo piensa: también lo practica. Se lanzaba una y otra vez de la rampa para mejorar su tiempo. Y desde la primera vez que le conté mi historia, sentí que podía identificarse. Yo vivía en Cuenca, en Ecuador, y mi papá era futbolista en el Emelec. Probé ser arquero pero lo que más disfrutaba era montar bicicleta de camino al entrenamiento. Un camino que fui haciendo más largo y poco a poco la prioridad estuvo sobre las ruedas. Hasta que descubrí un circuito de BMX en pista. Fue amor a primera vista. Dije: «Esto es lo que quiero hacer por el resto de mi vida». Eso fue lo que le dije a mi papá y nunca olvidaré lo que me dijo: «Si vas a hacerlo, hazlo de manera profesional». Y así fue. Él me empezó a entrenar. No paré hasta llegar al campeonato mundial, que logré a los 22 años. Recuerdo que le había prometido a mi madre que dejaría el BMX cuando ganara un mundial, y al ganar la llamé llorando porque no quería dejar de montar. Ella me dijo que siguiera, que siguiera, así llegué al Perú y conocí esto tan hermoso que están haciendo: los chicos poniendo sus propias metas. Sé que lo lograrán. No tengo duda porque tienen las ganas, tienen el talento, esa madera que se necesita, y porque tienen la mente fija en el compromiso de lograrlo.

Amigo de Leandro. Iago Jochamowitz. 11 años

Siempre vamos juntos a entrenar. Nuestras mamás se turnan para que podamos ir todos los días, en las mañanas en vacaciones, y en las tardes durante el colegio. Vivimos cerca y eso es genial porque podemos juntarnos para montar bici por la casa, salir por Barranco y montar. Siempre nos decimos los tiempos para ir mejorando, para ver que podemos más. Competimos en distintas categorías y es menor que yo, pero estamos en el mismo colegio y siempre nos reunimos. Entrenamos juntos y nos lanzamos de la rampa a toda velocidad. Es genial tener un amigo tan cercano a quien le guste tanto como a mí el BMX. Sé que creceremos juntos haciendo esto.

colofón

Leandro Pestana tiene las metas claras en el BMX. Tiene un auspiciador, el Team Soulbag, y ha recibido los galardones del Ranking Nacional de BMX. Va a competir en febrero en una competencia internacional en Ecuador, donde se medirá contra el número uno del mundo. Ha quedado quinto puesto en un Panamericano, cuarto en un Sudamericano y quinto en un Latinoamericano. «Sentir el aire en mi cara fue lo que más me encantó de la bicicleta. Prefiero ir en una que caminar», dice Pestana, el niño del BMX que quiere pedalear hasta llegar al Mundial.

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JEAN-PIERRE CROUSSE y SANDRA BARCLAy

la arquitectura es reflexión (también viajar y saber escuchar al espacio) Son arquitectos. Son esposos. Estudiaron en la misma universidad. Regresaron a Lima en el 2006, después de una larga temporada en París. Conciben las ideas juntos en largas sesiones y dirigen un estudio en Chorrillos, frente al mar, que lleva proyectos a la par para Perú y Francia. Aquí, hacen casas de playa y recientemente dos grandes museos: el de Paracas y el Lugar de la Memoria. Allá, más museos, edificios públicos y pabellones de vivienda. Para ellos, la arquitectura necesita dos cosas: viajar y reflexionar. Al cierre de esta edición, estarán en India, recorriendo las obras icónicas de Le Corbusier. Escribe: Manolo Bonilla

Foto: Alonso Molina

Pareja peruana en París busca departamento en Lima Vivieron dieciséis años en la capital francesa y se mudaron seis veces. Durante los últimos meses de su estancia, junto con otros arquitectos, acondicionaron una antigua escuela privada, cerca al cementerio de Père-Lachaise, que convirtieron en tres dúplex y allí vivieron. Allí tuvieron casa, un estudio, hijos y un amplio jardín interior donde podían jugar. Además obtuvieron contratos y ganaron concursos para

realizar obras públicas que se convirtieron en íconos de los municipios parisinos. El museo Malraux en Le Havre, el centro empresarial Gambetta, el hipódromo de Rambouillet. Pero en 2006, volvieron al Perú y se dijeron que si iban a cambiar París por Lima, al menos que sea frente al mar. Por eso, se alojaron en un departamento familiar, que el papá de Jean Pierre diseñó en Chorrillos, justo arriba del Regatas -el mismo arquitecto que ideó el auditorio y las canchas de squash del Club-. Sus hijos en Lima no tendrían

más ese jardín pero se conformarían con un club que arañaba la costa. En París, durante los noventa, el cliente era el Estado. Diseñaban obras y construcciones para municipio y barrios. Pero contra lo que la gente podía pensar y un poco envidiarlos, la capital era una ciudad donde los arquitectos trabajaban como abogados: más ocupados en llenar papeles, informes y formularios antes que en crear. Llegaron por una pasantía de Jean Pierre, quien recibió una invitación para trabajar en el

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DESTAQUE

En el país, el sector privado no conserva una edificación por su valor si es que significa un impedimento para su negocio. «Piensan que es más fácil demoler y construir cualquier cosa porque somos víctimas del cortoplacismo», dice Crousse. estudio de Enrique Ciriani. Sandra Barclay lo iba a acompañar mientras aprovechaba para seguir sus estudios en Europa. Así, sin querer, pasaron los años. En el viejo continente viajaron y mucho, porque si entendieron algo -que no estaba en los libros ni en las separatas fotocopiadas de sus años universitarios en la Ricardo Palma- fue que no valía únicamente cuán bien se veía la fachada de un edificio, sino que también era importante la experiencia: recorrer el espacio. Quizás por eso, veinte años después en la sala de su estudio en Chorrillos, digan que lo más importante cuando reciben un proyecto es escuchar. A un espacio, a un edificio, a una ciudad. El aniversario de Lima. Barclay&Crousse, su estudio, queda cuatro pisos debajo de su departamento chorrillano. A veces, resulta problemático porque las preocupaciones e inquietudes del oficio suben con ellos en el ascensor. La tarde de esta conversación, una semana antes de que viajaran a la India en una excursión profesional para ver de cerca las construcciones de Le Corbusier, hablamos sobre Lima, que hace poco estaba de aniversario. Eran fechas propicias para que los medios expongan un discurso donde el trabajo de arquitectos modernos como Enrique Seoane es elevado al nivel de gran imaginador de la ciudad. «Lima, por un lado, no puede convertirse en un museo, donde nada se toca, ni tampoco en una tabula rasa, un desierto, donde todo lo renuevas, sin

HIPÓDROMO RAMBOUILLET (FRANCIA)

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nada de historia. Ninguna posición es la buena. La intermedia es la que funciona en ciudades exitosas. Que sea viva, pero que reconozca los elementos de valor que ya ha producido y los proteja, los conserve, los reutilice para que sigan vigentes». Eso es lo que piensa Jean-Pierre Crousse. A su izquierda, Sandra Barclay llama la atención sobre un organismo internacional llamado DoCoMoMo, que se encarga de poner en valor el patrimonio de la arquitectura moderna, como parte del siglo XX. Existe una tendencia que considera que todo lo producido en ese periodo carece de valor por no ser histórico. Es decir, no es colonial ni precolombino. Sin embargo, dentro de diez años, no habrá rastro de lo bueno. En el Perú, preservar depende de una voluntad política. Y ellos, que ganaron el concurso público para el Lugar de la Memoria en la Costa Verde, lo saben. En el país, el sector privado no conserva una edificación por su valor si es que significa un impedimento para su negocio. «Es más fácil demoler y construir cualquier cosa porque somos víctimas del cortoplacismo», dice Crousse. Hay casos excepcionales, que tienen una mayor visión de las cosas. Por ejemplo, el Hotel Boutique en Barranco. Pero lo normal en el tema de la construcción capitalina sigue el mismo guión: hay una calle bonita, repleta de árboles, escasa en Lima. Mira qué bonita. Quiero construir ahí. Entonces derriban algunos árboles para un par de estacionamientos extra en la

LUGAR DE LA MEMORIA (PERÚ)

berma. De pronto, otra empresa ve el edificio y decide poner otro al costado, en la misma calle. Al cabo de un año, la calle dejó de ser bonita, dejó de tener valor pero se renovó. No se añade: se quita. Cuando la condición del desarrollo en cualquier capital del mundo es al revés: renovar pero añadiendo valor. La gentifricación en Miraflores. Expliquemos un poco. Una definición de un joven geógrafo ayuda: «La gentrificación es un fenómeno urbano que se inició en los noventa en los Estados Unidos, cuando una generación de nuevos profesionales jóvenes empezaron a buscar alternativas al estilo de vida suburbano, afuera de las ciudades, donde carecen de espacios públicos, dependen totalmente de un carro y el encuentro con el vecino es muy ocasional». Miraflores se está gentrificando, digamos. Sobre todo, por ejemplo, el barrio de Santa Cruz, por obra y gracia del boom gastronómico. Pero no nos alejemos. Porque Crousse lo considera un concepto de doble filo, parte de la ignorancia que se tiene de los fenómenos urbanos. «Hay gente que lo considera como algo positivo: estamos mejorando el barrio, dicen. Está subiendo de nivel, qué bien. Cuando en cualquier parte del mundo, no es solo una preocupación, sino que es el Estado quien actúa. Pero, de vuelta, sin voluntad política, es imposible evitarlo».


CORRIENTE ALTERNA (PERÚ)

MUSEO LE HAVRE (FRANCIA)

MUSEO PARACAS (PERÚ)

«Lima no va a cambiar. No va a ser una ciudad europea. Lima es lo que es pero puede ser mejor. Hay que entenderla y ese entendimiento pasa por entender a la gente que la ha construido, desde abajo», dice Jean-Pierre Crousse. Podemos decir que cierto sector privado lo entiende como comprar terrenos en un barrio pobre, construir algo nuevo y darle valor de inmediato. En cambio, en Francia —«el país más estatista», según Barclay—, todo se hace bajo la supervisión de asociaciones público-privadas. El Estado pone las condiciones y convoca a concursos, donde se elige la mejor propuesta, no la más rápida ni la más barata. «Falta el tiempo de reflexión, de ideas, de propuestas. Te dicen que la licitación tiene que estar lista en tres meses pero el tiempo para el pensamiento es cero», dice Crousse. Por otro lado, Barclay considera que proyectos tan interesantes como los de la ribera del río Rímac serían la delicia de los mejores estudios de arquitectura del mundo. «Con tal de cambiar, de transformar el espacio, lo harían felices. Sobre todo, en sociedades europeas donde todo está consolidado y no hay retos de transformación tan grandes». Pero en el país, no hay conexión entre esos arquitectos y la entidad pública. Aquí, hay escasas opciones de ese tipo desde que Fujimori creó la ley de concursos públicos —que funcionaba en el país desde el primer gobierno del arquitecto Fernando Belaúnde—. Desde los noventa, cualquier entidad pública o persona que lance un concurso de arquitectura es penado por ley. Lo único que se puede hacer es una licitación de construcción, donde la arquitectura es pobre o nula. Eso no pasó con el Lugar de la Memoria. «En el fondo uno sueña con transformar un pedazo

de la ciudad, que genere vida, que transforme. Existe ese deseo porque nos han formado así: mejorar la ciudad», confiesa Crousse, acerca del que consideran que es su proyecto más importante. El Lugar de la Memoria es una iniciativa privada —sobre un terreno donado por la municipalidad de Miraflores en un acantilado—, como el Museo Paracas, que Barclay&Crousse también diseñó. Ambos son proyectos de fin público que fueron posibles gracias al concurso de una iniciativa privada (la CVR, con estatuto de privada, para el primero; y la Unión Europea, a través de la agencia española, para la segunda). Después, son esas instancias las que entregan los proyecto al Estado. El Lugar de la Memoria es una clase de ícono que debe replicarse en otras partes de la ciudad, manteniendo una sola condición: ser socialmente importantes. Es decir, públicos. Su lógica fue simple: mínimo esfuerzo para el máximo impacto en la tarea de conectar la ciudad, no solo físicamente, sino también a la gente, que se siente ajena. Hoy, el edificio y la plaza central están terminados. Falta una rampa y una escalera que comuniquen el complejo con la avenida El Ejército, que sea su conexión con la ciudad. Es la última etapa para un obra que se ha dilatado por motivos políticos. Sin embargo, ese tiempo de espera, dicen los arquitectos, fue beneficioso para reflexionar sobre los contenidos del museo, para repensar el rol que el Lugar de la Memoria debe cumplir en la sociedad, para seguir cuajando la institución.

El discurso político del arquitecto Sí, existe. Cada uno va poniendo su grano de arena en cada proyecto que hace. En teoría. En el borde entre lote y lote; entre lo que es urbano y privado; en la generosidad de los ambientes; integrar antes que poner muros; que exista un mínimo de nexo. Con algunas obras públicas pasa lo mismo: se construye un parque pero tiene rejas y muros. Como si fuera privado, luce amurallado. «Todos los intentos de planificación urbana son ejemplos de ciudades de otros contextos, que se aplican en una que no obedece a esas reglas como Lima. No aterrizan, no se pegan en el terreno. Lima no va a cambiar. No va a ser una ciudad europea. Lima es lo que es pero puede ser mejor. Hay que entenderla y ese entendimiento pasa por entender a la gente que la ha construido, desde abajo. Es la estrategia la que está equivocada. Se piensa en los grandes proyectos de Londres y París, cuando el cambio viene desde abajo con una visión global», dice Crousse. El arquitecto considera que la clave es cambiar la mirada: dirigir las inversiones y destinarlas a proyectos inteligentes que funcionen como detonantes de progresos barriales. Sandra sigue esa reflexión: «Sería lindísimo encargarse de una red de estos microprogramas. Todo los espacios públicos que puedan generar unión e intercambio en un barrio alrededor de la educación, de la participación, la recreación». Se dice que el arquitecto es el diseñador de la ciudad, pero la mayoría de veces, aquí en Lima, las calles parecen estar tan lejos de ellos, de sus ideas. REGATAS / 61


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CAROLINA VIGIL en

el adagio de la

rosa

El título de arriba es una de las secuencias más difíciles en el ballet a nivel internacional. En 1991, Carolina Vigil la ejecutó durante un temblor en el escenario del Teatro Municipal. Que ella llegue a ese momento de su carrera se debe a tres factores: el gusto musical de sus padres, la cercanía de la casa familiar a la academia de ballet de Lucy Telge y la posibilidad de vivir de lo que hace.

Escribe: Carlos Portugal

Foto: Alonso Molina

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P destaque

RÓLOGO El ser humano no puede volar, pero el ballet da la ilusión de que las bailarinas rompen algunas leyes físicas. Así luce Carolina Vigil, mientras sus pies se doblan hacia adelante y su cuerpo reposa entero en sus puntas. Es su primera función como bailarina principal en el Teatro Municipal. Tiene veinte años y está rodeada de los cuatro bailarines que interpretarán con ella el «Adagio de la Rosa». Suena La bella durmiente, de Piotr Ilych Tchaikovsky, y ella baila, sube sus manos, gira y levanta la pierna con suavidad. Su atuendo blanco se agita con cada paso. De pronto, los candelabros en el techo del teatro empiezan a temblar, el piso se mueve y los niños con uniformes de colegio saltan de sus butacas. En el escenario, Carolina continúa imperturbable: su concentración la hace continuar. El Teatro Municipal se queda casi vacío, solo con los bailarines sobre el escenario. Cuando los asistentes regresan, aplauden al ver que el baile continúa. Solo después de la obra, el maestro argentino que dirigía a Carolina Vigil le dijo: «Si pudiste hacer el “Adagio de la Rosa” en pleno temblor, puedes hacer cualquier cosa» El público vio a una bailarina audaz, pero desconocía la historia que la llevó hasta ahí. No pudieron saber de aquel adolescente, de uniforme caqui, que caminaba por el Jirón de la Unión de los años cincuenta buscando un vinilo de música clásica. Tampoco que ese chico melómano se llama Jorge Vigil y que sería el

padre de Carolina. Para el público hubiera sido imposible imaginar a ese mismo adolescente agitar dos maracas cubanas, como director de la orquesta de su colegio, mientras enamoraba a la mamá de Carolina, Rosa Mattos, una chica ilusionada en su fiesta de promoción. Ahí empezó el romance musical; luego vendrían las primeras citas en el teatro, que se volverían costumbre con los espectáculos de música clásica, las óperas, las presentaciones de ballet, sin saber que, muchos años después, volverían a esos escenarios para ver a su hija. Para eso todavía faltaba un poco. PRIMER ACTO Un golpe seco interrumpe la banda sonora de la familia Vigil. En casa, Jorge Vigil es el que pone vinilos de Bach, de Mozart y de Tchaikovsky durante los desayunos y almuerzos. Pero ese sonido desde el segundo piso ha sido como un bache en la sinfonía. La familia entera corre por las escaleras, apresurados, solo para ver a Carolina Vigil, de tan solo cuatro años, calzada con las zapatillas de ballet de su hermana mayor, Delia. Había intentado pararse de puntas, pero cayó bruscamente al suelo y se lastimó los dedos. Su curiosidad pudo más por un tiempo. Delia Vigil, que había probado con el básquet y la natación y hasta se imaginó tocando guitarra, llegó al ballet después de caminar tres cuadras. Esa era la distancia que separaba la casa familiar en Jesús María de la famosa academia de Lucy Telge —creada en la misma época en la que los esposos Vigil se conocieron—. La historia de Telge es digna de otro artículo. Acá solo diremos que su empeño, tras años de preparación y bailes, tuvo un feliz resultado cuando pudo abrir su propia escuela gracias al apoyo de su mamá, Ina, que le cedió la casa para que empezara con la enseñanza. Desde su fundación en 1967, han pasado destacadas bailarinas por ese local como Gabriela Sayán, Gabriela Paliza y Vania Masías. Carolina Vigil también fue una de ellas. Fue Jorge, el padre de Carolina, quien encontró la academia de ballet a tres cuadras de la casa, donde inscribieron a la mayor de sus hijas para sus primeras clases. «Mis papás nos llevaban a ver ballet y por eso quise bailar. Pero en ese tiempo no había mini ballet, así que tuve que

esperar. Recién cuando tuve ocho años, fuimos a inscribirme», dice Carolina, sentada en la sala de su casa en Surco. Ahora intenta recordar esas tempranas lecciones. Estuvo solo un mes en el salón inicial, ubicado en el primer piso y destinado a las niñas principiantes. Recién cuando subió al segundo nivel, conoció a Lucy Telge. «Era alta y cariñosa, pero recta cuando enseñaba. Si llegabas tarde, no podías bailar, pero tampoco irte. Debías ver la clase completa y el castigo para mí era que me moría de ganas de empezar a bailar». Carolina Vigil empezó rápidamente a destacar en la escuela por esa extraña luz que transmiten algunas bailarinas. Así dicen. «Tenía una cosa que te atrae y ya no puedes despegar la vista», dice Gabriela Paliza, bailarina principal del Ballet Nacional, que vio a Vigil desde sus inicios. Para Lucy Telge, a pesar de sus más de cincuenta años en la enseñanza del ballet, le sigue siendo imposible definir esa cualidad que diferencia a una bailarina de otra. «Ese algo diferencia a una bailarina del cuerpo de baile de una principal. Las dos podrían saber la técnica, pero el ballet se baila con el cuerpo y con el alma». SEGUNDO ACTO Carolina Vigil está bailando El lago de los cisnes sobre el techo de un camión. El vehículo, que hace las veces de escenario, se desplaza por las calles de La Victoria. Es una de las funciones gratuitas que la Compañía de Ballet Municipal, dirigida por Lucy Telge, organizaba por los años noventa. Vigil es una de las primeras bailarinas y está ahí, bailando encima de esa plataforma móvil con camerino incluido, que más tarde hizo lo mismo por las avenidas de otros distritos lejanos, como San Juan de Lurigancho, Villa María del Triunfo y Breña, ejecutando otras piezas, como El cascanueces y La bella durmiente. Durante la primera mitad de los noventa, Carolina no solo se subía a los camiones, sino también bailaba en el Teatro Municipal. Era feliz haciéndolo sin importar qué pasara. Hubo una vez que un coche bomba explotó bastante cerca. En medio del miedo todo se apagó, pero la compañía decidió continuar con el baile, conectando un Volkswagen al sistema eléctrico del teatro para que funcionaran las luces. Y

«Carolina tenía algo que atraía. Eso es lo que diferencia a una bailarina del cuerpo de baile de una principal. Las dos saben la técnica, pero el ballet se baila con el cuerpo y con el alma», dice Lucy Telge, la maestra de ballet más reconocida de Lima. REGATAS / 64


En los noventa, Carolina Vigil recorrió varios distritos de Lima en un camión que funcionaba como escenario móvil. En cada presentación, ella bailaba sobre el techo. Fue una idea del Ballet Municipal para acercar la danza a sectores que no la conocían. cuando no bailaba, enseñaba a las nuevas niñas que llegaban a la academia de Lucy. Ahora ella era una de las bailarinas que recibían a las primerizas. Una de ellas se llamaba Vania Masías. «Tenía ese brillo, ese algo que podía reconocer. Enseguida le dije a Lucy: “Aquí hay una niña que tienes que ver”», recuerda Carolina. Unos años después, Vigil se lesionó. Tayo Masías, el papá de Vania y uno de los benefactores del ballet en el país entonces, le ofreció pagarle un viaje a Cuba para que logre hacer una audición, ingresar a una compañía y acceder al tratamiento gratuito que tenían los bailarines de la isla: «Allá había muchísima competencia, porque las compañías tienen de más de cien personas», recuerda. Después, ya recuperada, viajó a Estados Unidos con la Compañía Municipal y recibió una invitación para quedarse durante cuatro años con la delegación de ballet de El Paso en Texas. TERCER ACTO Carolina Vigil es bailarina principal de la compañía del Ballet Nacional del Perú desde que regresó a Lima, hace diecisiete años. En el Perú, son pocas las mujeres que pueden vivir del ballet. En el Ballet Municipal, las bailarinas reciben ingresos de acuerdo a la taquilla de cada una de las obras. En cambio, pertenecer al Ballet Nacional significa tener un sueldo mensual. Para ella, que había participado en más de setenta obras, regresar al país era parte de una búsqueda de estabilidad: quería tener hijos, casarse con su novio del colegio. Para eso debía dejar el Ballet Municipal —al que aún pertenecía— y entrar a la Compañía Nacional del Ministerio de Cultura. Eso significaba también abandonar a su maestra, Lucy Telge. «La decisión de migrar a la compañía del Ballet Nacional era necesaria para mi estabilidad», recuerda Vigil, en su casa de Surco. De pronto, Isa y Mica, sus dos hijas, aparecen corriendo por la sala. Ambas practican ballet en una academia cercana. La dueña es su amiga, Gabriela Sayán, con quien bailaba en la academia de Lucy, y la invitó a ser profesora en 2007. Carolina siempre le enseñó a las dos, pero este año ha inscrito a Isa, la mayor, con un maestro cubano del Ballet Nacional que le ha dedicado varios elogios por su temprano talento. Parece que la luz se hereda.

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LOS FERRAND

NO HAY QUINTO (DAKAR)

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Fernando Ferrand del Busto (padre) y Fernando Ferrand Malatesta (hijo) tienen en casa cinco medallas del Rally Dakar, una por cada vez que compitieron en la carrera más difícil del mundo. El orgullo que siente el uno por el otro es una medalla que no se luce con facilidad pero que brilla cuando recuerdan las carreras. Terminaron esta última edición en el puesto 32, apenas detrás de los equipos millonarios que copan los primeros lugares. Ha pasado tan solo un mes, pero ellos ya piensan en el rally del próximo año. Es la única manera de vencer el desafío Dakar. Escribe: Jorge Luis Cruz

Foto: Alonso Molina

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DESTAQUE

N

o se puede ganar un Dakar si no hay dinero en el bolsillo. Mucho dinero. Un piloto con aspiraciones reales de llegar primero necesita un equipo que esté dispuesto a gastar dos millones de dólares. Solo en la inscripción de un coche se gastan 500 mil. Los equipos más importantes ofrecen a sus pilotos la seguridad de no preocuparse de nada más que no sea entrenar y competir. Cada vehículo tendrá juego de llantas ilimitado. Los pilotos disfrutarán de cocinero personal, comodidades en un campamento de hotel cinco estrellas, un staff de mecánicos a su disposición. Solo el veinte por ciento de los pilotos que suelen participar son profesionales dedicados a esto todo el año. De este grupo pequeño salen los ganadores, los que llegan primeros, los que se toman la foto en el podio, los que dan entrevistas a medios mundiales,

los que ganan la fama, recuperan los millones gastados y finalmente obtienen la victoria. Pero esta no es la única victoria posible que entrega un Dakar. Hay otro tipo de triunfo, con menos publicidad, con menos fotos en revistas, que se logra gastando diez veces menos que los más producidos, pero que obliga a comer más arena, a preocuparse el doble, a dormir menos y pasarse sin comodidad alguna en medio del desierto por dos semanas. Es la victoria que da llegar a la meta con casi todo en contra. Esa es la clase de victoria de Fernando Ferrand Del Busto y su hijo Fernando Ferrand Malatesta. «Solo el diez por ciento de los corredores que participan por primera vez llegan a la meta. Cuando hablamos de gente que va por segunda vez o que ya tiene más de dos encima, se

INFIERNO EN LA ARENA. Los Ferrand corrieron, de vuelta, el Dakar, cruzando el desierto y soportando temperaturas mayores a cuarenta grados centígrados.

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«El Dakar es para los pilotos en general —y para los Ferrand en particular— una vacación convencional, pero al revés. Si no la pasan mal, si no comen tierra, si no sudan hasta la última gota y no llevan los nervios al límite para salvar el carro y mantenerlo en ruta, no es divertido»

calcula que solo la mitad recorre los nueve mil kilómetros», cuenta Fernando hijo. Tras correr junto a su papá y haber completado los cinco Dakar que han enfrentado —participan consecutivamente desde el año 2010—, logró ubicarse en ese pequeño margen, soportando la comida enlatada, enfundados en trajes pesados, dentro un vehículo hirviendo, con sensaciones térmicas mayores a los 40 grados centígrados. El infierno en el desierto. «En las mañanas mojábamos nuestra ropa interior antes de salir. A veces nos duchábamos con ropa y todo. Excepto por el casco y los guantes, llevábamos todo puesto. Eso nos permitía tener un par de horas frescos en el carro, hasta que la ropa se secaba y nos volvíamos a sancochar». Para Ferrand padre, las dificultades se duplicaron. Este año completó la carrera con setenta años encima y con la mira puesta en los siguientes Dakar. Detrás de todo, lo que lo mantiene sediento de carreras, está el deseo de ser el hombre de mayor edad en correr y terminar un Dakar. Hoy, ese mérito le pertenece al japonés Yoshimasa Sugawara, de 72 años. «El otro día le contaba a un amigo sobre una infección en el ojo que me ha estado fastidiando en los últimos días. Le dije que sufría de resequedad en el ojo. Me dijo que si a mi edad solo sufría de una resequedad en el ojo no había de qué preocuparse». La preparación de Ferrand padre para enfrentar la inclemencia de las tierras desérticas que atraviesa el Dakar comienza todos los días a las cinco de la mañana, lejos de la tierra, en el mar de La Punta, donde practica remo desde inicios de los noventa. Venía de practicar yoga hasta que un amigo lo convenció de que aún no estaba para eso. Su agilidad y buen estado físico son la prueba que necesitaría cualquier incrédulo para darse cuenta de que no se equivocó cuando cambió su rutina. «Además de llevar una vida sana, básicamente esa es mi rutina. Quiero seguir corriendo un par de años

más. La verdad, no me pongo límites. Hago esto porque me divierte. El tema es pasarla bien. El cuerpo responde y seguiré hasta que así sea, porque mantengo el ánimo intacto y me demuestro que puedo». *** «Un Dakar debería sacar del camino al sesenta por ciento de los pilotos», dice Ferrand hijo. «Para eso está pensado y los organizadores son un poco sádicos. Creo que van modificando la ruta para mantener lo rudo del recorrido». Padre e hijo coinciden en que el último ha sido el Dakar más fuerte, comparable con el que corrieron en 2010. Entonces, hace cuatro años, enfrentaban la ruta y su propia inexperiencia. En la edición 2013 casi el setenta por ciento de vehículos llegó a la meta, muestra de lo ligeras que fueron las exigencias de la ruta. El objetivo, como dice Ferrand Malatesta, es que más de la mitad de los vehículos termine arruinado en el camino o fuera de competencia. Allí radica la exigencia y la fama que se ha ganado este rally. El Rally Dakar es para los pilotos en general —y para los Ferrand en particular— una vacación convencional, pero al revés. Si no la pasan mal, si no comen tierra, si no sudan hasta la última gota y no llevan los nervios al límite para salvar el carro y mantenerlo en ruta, no es divertido. «Los grandes pilotos llevan a todo su equipo. Las escuderías los miman y llevan consigo todo lo que el piloto necesita. Nosotros teníamos que armar nuestro propio campamento, dormir, levantarnos, desarmarlo y volver a la ruta. Sé que parece toda una complicación, pero el Dakar es así. Para eso lo corres», dice Fernando hijo. Durante su última participación, soportaron los nueve mil kilómetros con ocho llantas: las cuatro de inicio y su par. «Los pilotos que luchan por el podio cambian las cuatro llantas a diario. Detrás de ellos, llevan un camión con cien llantas. En nuestro caso no podemos, aunque quisiéramos. Ese es el mejor ejemplo entre los

que cuentan con todos los recursos y nosotros que somos competidores privados, que vamos con presupuesto más corto. La ruta es igual de dura cuando estás en el camino, pero cada uno enfrenta también sus propias limitaciones». A los doce años, Fernando padre le enseñó a manejar a su hijo. Fue el momento en que uno y otro dejaron de lado la relación filial y comenzaron a convertirse en compañeros. En 1995 participaron sin ninguna experiencia previa en su primer Caminos del Inca. Desde entonces, todo sería cuesta arriba. La experiencia en este caso no les ha permitido enfrentar con más facilidad los retos, sino buscarlos mayores. El clímax de esta competencia contra ellos mismos fue la decisión de mover cielo y tierra y llegar hasta su primer Dakar, esperando encontrarlo todo y aún sin conocer nada de lo que enfrentaron. Desde que comenzó el Dakar en 1979, casi no pasa un año sin víctimas. Aún así sobrevivieron. «Respetamos mucho el Dakar. Nuestro secreto para haber terminado nuestras cinco participaciones es la prudencia. No nos volvemos locos. Exigimos a la máquina pero intentando no volcarnos ni destrozar el carro. No vamos a jugarnos la vida», dice Ferrand Malatesta. A los locos del volante, los Ferrand les han dado una lección con el puesto 32 en este Dakar, el mejor desde que participan —fueron 62 autos que terminaron la competencia, de 154 que la comenzaron—. El equipo Ferrand completó su quinto Dakar, pero esperan que el motor de sus cuerpos les permita correr algunos más. Fernando padre espera convertirse en el más longevo de la competencia, mientras su hijo espera algún día recorrer los nueve mil kilómetros con su propio hijo al lado. Todavía es muy joven para participar, pero no para soñar con hacerlo. La familia ya demostró que tiene una raíz fuerte y confían en una semilla que pueda crecer como lo hicieron ellos, abriéndose paso en el agreste suelo de un Dakar.

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linajes

Madre e hija

DEFENDER O MATAR EN EL VOLEY A un lado de la net, está Jessica Duboc, que se especializa en los mates, esas descargas de adrenalina sobre el balón. Al otro lado, María Fe Porras, su hija, se define como defensa, la rescatista de los ataques imposibles. Madre e hija prefieren estar en equipos distintos para evitar hacerse bromas. Escribe: Carlos Portugal

Foto: Sanyin Wu

Una bebé se mueve inquieta en su cuna dentro de un coliseo de vóley. Pero no llorará durante todo el entrenamiento que una delegación de mujeres ha empezado hace poco. Cuando crezca, esa misma niña mirará los partidos y, entre las pausas, cogerá su propia pelota para jugar con su mamá un par de rondas de ataque-defensa. A María Fe le encantaba estar ahí desde chica. «Tenía una obsesión por no dejar que la pelota caiga», recuerda. Partido o entrenamiento en que su mamá participaba, ella estaba ahí. «Antes de los partidos que jugábamos, Mafe bailaba marinera y nos hacía barra con sus pompones», dice Jessica Duboc, quien recuerda a su selección de colegio, entrenada por Pilancho Jiménez —campeona Sudamericana con la selección peruana en la década de los sesenta—. La fama de su profesora incentivó la afición al vóley de Duboc. Por eso, cuando llegó a las divisiones menores del Regatas, el deporte había dejado de ser hace mucho un simple pasatiempo. Ahora disfrutaba de la energía y de la adrenalina de los mates. La historia de su hija es parecida. Se formó con otra gran voleibolista llamada Natalia Málaga. Fue ella quien le formó el carácter con su peculiar filosofía del éxito a través del grito. «Cuando se está jugando hay que matarse. A

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veces una chica no está motivada y puede contagiar a todo el equipo y todo se hunde», dice, con experiencia, Jessica. Incluso una vez, Mafe tuvo que jugar con un dedo lastimado. No importaba. Igual tenía que interponerse entre el balón y el suelo, arrojándose en cada ataque para defender a su equipo. Saber que le quita las ganas del punto a atacantes más altas que ella la motiva, la mantiene enérgica. «Siento esa emoción cuando defiendo un ataque que me va a romper el diente». Por las noches, antes de dormir, tras una extendida jornada de estudio y trabajo, María Fe Porras sigue los partidos de vóley de la Liga Peruana por televisión. Aun cuando es espectadora, las ganas de jugar la invaden. Hace un mes, tuvo que dejar los entrenamientos por los horarios en la universidad. Sabe que va a regresar, que solo está de para con el fin de ordenar sus tiempos y acostumbrarse a esta nueva rutina. «Conversé con el entrenador y él ya sabe que voy a regresar. Solo quiero acomodar mi horario. Me dijo que estaba bien, que me organizara para cuando juegue no estar desconcentrada y poder darlo todo», dice Mafe. En la vida de un deportista, las pausas son momentos clave. Puede que el regreso signifique un nuevo impulso en su carrera. Puede que lo aleje definitivamente del deporte. Su mamá, Jessica, lo sabe bien. Cuando se casó y tuvo a Mafe y a sus dos hermanos, dejó el vóley por un tiempo. Luego retornó ya con la selección master, aún a sus veintiocho años, y se encontró con Rocío Málaga, Jeanini Moore y Lorena Bustamante. «Estaba feliz de reengancharme, de volver a jugar. Así que jugaba como un león». Sus demás compañeras no sabían de dónde sacaba toda esa energía guardada. Varias de ellas aún se reúnen para jugar en la playa durante las tardes de verano. Ahora, para la foto, entran al coliseo con la postura de quien sabe que está en casa. Madre e hija llevan el uniforme del Regatas y maletines colgados en los hombros. Se alistan, cogen una pelota del cesto y empiezan a jugar defensa-ataque, como cuando Mafe era una niña. Se hacen bromas, se prueban, se exigen. Jessica Duboc aumenta la ferocidad de los disparos, pero su hija igual responde.

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KATHERINE WINDER

RECUPERANDO A UNA

CAMPEONA A los dieciocho años le dijeron que no podía volver a jugar nunca más. Una lesión en el fémur estuvo a punto de truncar su carrera. Pero ella viajó a Chile para ser tratada e iniciar su recuperación. Ahora, tres años después, tras ganar dos medallas en los últimos Bolivarianos, retoma una ilusión cada vez más cercana: los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016

Escribe: Andrés Talavera

Foto: Sanyin Wu

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destaque

«Tenía una úlcera que se volvió un coágulo en la cabeza del fémur. En cristiano: no podía rotar bien la cadera y estaba obligaba a cojear luego de los encuentros. En el 2010, me dijeron que si seguía jugando necesitaría una prótesis»

E

n seis meses, entre el 2010 y el 2011, Katherine Winder no puso un pie en el coliseo de bádminton del Club. No quería y estaba segura de que no podría, ni física ni mentalmente. Sería muy duro. Las contadas veces que fue al Regatas, en ese lapso de tiempo, trazaba rutas que no la hicieran pasar cerca de su antiguo refugio. «¿Por qué no vas un rato y ves a tus amigos?», le preguntó un día Carlos Winder, su padre. Katherine le hizo caso por esa única vez y entró a saludar. Emocionalmente fue muy duro ver entrenar y correr a todos sus compañeros. «Tanta gente conocida», pensó. Entonces no aguantó y antes de lagrimear, dio media vuelta y se fue, cojeando. En setiembre de 2010, la badmintonista había recibido la noticia más devastadora para un deportista. Luego de sacarse una resonancia, el traumatólogo le dijo que no podía volver a jugar bádminton. Nunca más. Si no, necesitaría prótesis. Ella tenía solo dieciocho años y su carrera profesional recién estaba iniciando: era parte de la selección nacional, ganadora de dos medallas en los Juegos ODESUR —un año antes—, participó de las Olimpiadas Juveniles en

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Singapur y estaba a punto de participar en tres campeonatos antes de que acabe el año, entre ellos el Panamericano de mayores. Los Juegos Olímpicos de Londres se desvanecieron al salir del consultorio. Meses antes había competido en un torneo en Colombia que no pudo terminar. Se tuvo que retirar del encuentro y ahí se encendieron las alarmas. «Era una lesión que la dejé avanzar mucho tiempo porque me venía una semana, luego se iba, y regresaba a los cinco meses», cuenta Winder. Todos creían que era alguna fatiga muscular o contractura a la que están acostumbrados los deportistas. Sin embargo, no pensó que aquellos dolores comenzarían a regresar cada vez más rápido y demorarían más en irse. Era una úlcera que se volvió un coágulo en la cabeza del fémur. En cristiano: no podía rotar bien la cadera y estaba obligaba a cojear luego de los encuentros. Katherine había ido a la consulta médica con su padre, Carlos, quien la consolaba en el camino de regreso a casa, tratando de calmar su llanto. «Prácticamente se desmayó. Le trajeron un vaso de agua y me quedé con ella. Fue un episodio muy fuerte», comenta. A esas alturas uno podría preguntarse qué hubiera pasado si es que Katherine hubiera decido quedarse con la natación o con la gimnasia, academias a las que entró en paralelo al bádminton. ¿Habría tenido esa lesión? ¿Habría sido preseleccionada a los once años? ¿Habría ganado su primera medalla a los doce en un Panamericano? Es probable que en otro deporte no hubiera logrado la cantidad de medallas que tiene en casa y que aún no descifra cómo colgarlas en su cuarto. «Yo quería que se quede con el bádminton», confiesa su papá, que practica el frontón. *** Mediados del año 2011. Katherine Winder comienza un nuevo estilo de vida, donde el bádminton no existe. De hecho, ella misma

había decidido no regresar. Había pasado los cuatro meses más deprimentes de su vida y no quería arriesgarse a pasar nuevamente por ellos. «Fue horrible. No podía ni siquiera regresar a la universidad. Justo ese ciclo no me había matriculado para dedicarme más fuerte al bádminton y cuando recibí la noticia ya no estaba a tiempo». El resto de personas en su vida seguía avanzando mientras que ella y sus ocho años de dedicación se habían quedado estancados. Por eso, a veces ni siquiera se llegaba a quitar el piyama en todo el día. No encontraba una buena razón para hacerlo. Tuvieron que pasar tres meses hasta que encontraron a Claudio Mella, cirujano chileno, que la operaría tiempo después. Antes de eso, el caso de la badmintonista ya había llegado a manos de siete doctores en el Perú, además de otros en Suecia, Estados Unidos y España. Sin embargo, nadie le daba un diagnóstico. «Fue por cosas del destino que mi papá se encontró con un amigo al que le comentó mi caso y lo puso en contacto con Mella, considerado como el mejor traumatólogo de Chile. En ese momento mi papá viajaba mucho a Santiago y aprovechó para encontrarse con él», comenta Katherine. Por entonces, ya estaba cansada de la acupuntura y demás terapias para una rehabilitación que no llegaba. Cuando acordaron la operación, se toparon con otro problema en el diagnóstico. Durante todo ese tiempo sin actividad, la lesión de la deportista había crecido. «Mi cadera estaba destrozada. En solo tres meses ya no podía caminar bien en la calle». Ahora debían colocarle un injerto óseo. Es decir, tres horas adicionales en la sala de operaciones. Había que limar, perforar y rellenar la cabeza del fémur con partes del hueso, plaquetas de sangre y volver a pegar el cartílago. En la pierna le pusieron una máquina que le dislocaba la cadera cada media hora para hacer la operación. Cuando le contaron todo lo que le iban a hacer, Katherine casi se desmaya de vuelta.


Sentía que el resto de personas seguía avanzando mientras que ella y sus ocho años de dedicación se habían quedado estancados. Por eso, a veces ni siquiera se quitaba el piyama en todo el día. No encontraba una buena razón para hacerlo. Al final, no hubo complicaciones. Ya respiraba aliviada, aunque tuvo que quedarse tres días más en la clínica y usar muletas durante casi tres meses, además de las terapias. Pero estaba libre de la lesión y manejaba un carro automático para evitar usar ambos pies. Winder había retomado su carrera de administración en la Universidad del Pacífico y lucía algo contenta con esta nueva etapa. Al menos, eso parecía. Hasta que viendo por televisión las competencias de los Juegos Olímpicos de Londres las ganas volvieron. Y ella tuvo que obedecerlas.

*** Octubre de 2013. El Panamericano de Santo Domingo era el motivo de regreso para Katherine Winder, ahora con veintiún años. Ya había vuelto a entrenar profesionalmente desde abril —aunque tiene recomendado no trotar tramos largos y se ejercita en una elíptica—, siempre cuidándose, pero ahora era la verdadera prueba. Mario Cuba era su pareja, el mismo que, en palabras de Winder, la alentó para que regrese. Ahora la badmintonista solo juega en dobles. No más competencias individuales, por

indicación de su papá. «Nadie nace con dos caderas ni dos cabezas de fémur», se justifica Carlos. «Por eso me negué a que juegue dos modalidades, aunque igual me sacó la vuelta ya que juega Dobles y Dobles Mixto». Ganaron en dos sets ajustados y luego fueron imparables en el torneo hasta obtener la medalla de plata en los Bolivarianos. Sin embargo, en el último encuentro sintió un dolor cercano a la cadera. Katherine salió del partido llorando y el ataque de pánico llegó. No era lo que temía. Solo un susto, el único. Katherine Winder, la campeona, había vuelto.

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DEPORTES

DEPORTES

A LA HERRADURA EN SUNFISH

Una travesía para empezar la temporada

Como es tradición, la Travesía a La Herradura 2014 se realizó el domingo 12 de enero, como parte de las actividades para dar inicio a la temporada de Sunfish de este año. En esta edición, el primer lugar de la competencia se lo llevó el experimentado Guillermo Cappelletti, seguido de una nueva promesa: Karl Schroth. Juntamos a los dos para que hablaran de sus inicios, del desafío de llegar hasta La Herradura y del vicio de navegar. Willy: Empecé a los nueve años viendo a mi papá navegar. En esa época no se pasaba por el Optimist. El bote más chico era el Sunfish y, como yo paraba metido en la playa, apenas pude me subí al bote. Desde entonces no lo he dejado. Ya son cuarenta años navegando. Karl: Yo estoy en mi tercer año. Entré al equipo en el 2011. Mi papá tiene un bote de Sunfish y me sacaba ahí a los cuatro años. Al inicio, no le agarré el gusto, me daba miedo. Después me metí a la academia de Optimist, pero lo dejé. Hice natación, remo y de ahí, de la nada, me llamó la atención de vuelta y algo despertó en mí. Me metí a la academia y ahora estoy aquí. Willy: ¿Lo que más me gusta de navegar? Para mí es una terapia, la

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sensación de estar solo con la naturaleza; no hay ningún tema mecánico. Me pone la mente en blanco, me ayuda a relajarme, a olvidarme de cosas, a desestresarme. Durante la regata no piensas en otra cosa que no sea la regata. Te desconectas totalmente: no sientes ni frío ni hambre. Karl: A mí me fascinó estar en un bote que yo manejo. Puede ir a donde yo quiera. Esa es la libertad que me gusta. Willy: La historia de la travesía empezó en los sesenta, como el primer evento que abre la temporada. Se realizaba el primer domingo de cada enero, después de las fiestas de año nuevo. Era una manera de reencontrarse. Karl: ¿Cuántas has ganado? Willy: Deben de ser más de diez. Karl: Yo he participado en dos. Y es verdad, siempre nos reunimos con una comida luego de la regata. Este año tuvimos una anticuchada. Willy: Lo importante en el deporte es seguir, nunca desmotivarse, porque el Sunfish permite que chicos de doce puedan navegar con señores de ochenta en el mismo mar.


EL VUELO DE PALOMA Schmidt queda décima en el Mundial de Vela en Miami Del 73 al 40. Fueron 33 puestos los que escaló la velerista Paloma Schmidt en el ranking mundial de la ISAF (Federación Internacional de Vela). Los méritos los consiguió en Miami, luego de una semana larga esperando el viento, al lograr el décimo lugar en el Mundial en la categoría Laser Radial. «Mi objetivo era quedar dentro de la flota de oro y tentar la clasificación para la final. El primer día corrimos dos regatas y tuve un nivel medio flojo, luego me recuperé hasta llegar al puesto diez», dice desde Tenerife, donde permanecerá durante un mes entrenando para los Juegos Odesur. Ella es la primera peruana en clasificar a una regata final en un evento de la ISAF. «Mañana será la primera vez que Perú corra una final en una copa mundial de la ISAF y saldré a dejarlo todo. Posibilidades de medalla no hay, pero sí de disfrutar y aprender muchísimo en esta regata», escribió la velerista en su Facebook desde Miami, antes de competir. En la misma categoría de Paloma Schmidt, Caterina Romero logró el puesto 21; en la categoría RS:X, Juan Fernando Bazo tuvo el 23; y en Laser Standard, Stefano Peschiera el 24 y Sinclair Jones el 77. Peschiera viene en racha al lograr clasificar a la flota de oro del mundial de Omán y ganar la medalla de plata de los Bolivarianos. Además, Caterina Romero fue la primera peruana en ubicarse en posición de podio en las primeras regatas del mundial de Miami. Buen viento para los veleristas del Regatas.

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DEPORTES

Plumas de Los Ángeles Delegación vuelve de Estados Unidos con diecisiete medallas Los dirigidos por José Antonio Crespo regresaron de su primera gran actuación del año

en el USBDF Winter Junior International, realizado del 3 al 5 de enero en la ciudad de Los Ángeles. La delegación nacional ganó ocho medallas de oro, seis de plata y tres de bronce. Entre ellos, Gustavo Salazar fue uno de los más destacados al conseguir tres preseas doradas en menos de cuatro horas. La primera la ganó al derrotar en Singles a Mateo Bossio, quien, a su vez, fue su partner en la obtención de la medalla de oro en Dobles Sub 13, pasando por encima a una pareja de estadounidenses (Trevor Hwee y Connor Lam). Sin embargo, el celeste de once años no se conformó y en la final de la categoría Sub 15, donde tuvo como compañero a Nicolás Macías —ganador de una medalla de bronce en Singles—, apabulló a otros norteamericanos, An Nguyen y Joshua Yang, en un contundente resultado de 21-9 y 21-10. De esta forma, Salazar cerró una gran participación con dieciséis victorias en total y solo una derrota. Por su parte, Daniela Macías, una de las más experimentadas del grupo, también brilló en el torneo al llevarse los campeonatos Sub 19 en Single y en Dobles, junto a su compatriota Dánica Nishimura. En ambas modalidades, Macías tuvo que hacerle frente a rivales de Estados Unidos: venció dos veces a Jamie Hsu, finalista americana en Singles y Dobles. Salió invicta tras seis encuentros. En la sub 17, Diego Mini logró la medalla de oro en Singles, luego de imponerse por 21-8 y 21-19 a Ryan Siu, de Estados Unidos. Además, Mini también obtuvo otra dorada en Dobles, junto al representante de Singapur, Hans Natakusuma, y casi logra el triplete junto a Flavia Stiglich en Dobles Mixto. «Estoy contento con los resultados que se obtuvieron y el desempeño de los chicos, a pesar del descanso que tuvimos por las fiestas de Navidad y Año Nuevo», comentó el entrenador, quien no dudó en destacar también la labor de Mateo Bossio, quien a pesar de contar con menor experiencia, pudo lograr una medalla de oro y una de plata.

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CATEGORÍA SUB 19

nombres Daniela Macías Diego Mini

SUB 17 SUB 15

Flavia Stiglich Nicolás Macias Gustavo Salazar

SUB 13 Mateo Bossio Adriano Viale SUB 11 Gianna Stiglich Fernanda Munar Rafaela Munar

MEDALLAs ORO Singles ORO Dobles ORO Singles ORO Dobles PLATA Dobles ORO Dobles BRONCE Singles ORO Singles ORO Dobles S-13 ORO Dobles S-15 ORO Dobles PLATA Singles ORO Singles PLATA dobles PLATA mixtos PLATA Singles PLATA dobles PLATA mixtos BRONCE Singles BRONCE Dobles BRONCE Dobles


“Tratamos de imponer la filosofía del Regatas” El uruguayo Diego Martínez y su visión del básquet Poco después del segundo retiro de Michael Jordan en 1998, Diego Martínez cumplía veinte años y pegaba el salto de la segunda división de Montevideo, donde jugó doce años por el Club Atlético Capurro —primero como alero y luego como armador—, hacia la zona de entrenadores. Hoy, a sus treinta y cinco años, es el más reciente encargado de las categorías formativas de Sub 17, Sub 15 y Sub 13 del Regatas, donde predica que la defensa a presión es la mejor alternativa para llevar los encuentros adelante y tener trascendencia a nivel competitivo. ¿Qué sensación te dejan estos primeros meses de trabajo en el CRL? Acá se vive un ambiente muy dedicado. Los chicos son responsables, entrenan duro y cumpliendo los horarios. Eso se refleja en la competencia, donde muestran un gran nivel, porque esa es la base y la clave para diferenciarse respecto a otros equipos. Ese tipo de formación hace que destaquen un poco más. Y ahí están los resultados: el título que logró la Sub 15 y el subcampeonato de la Sub 13. En tu estilo de juego, ¿prefieres un ataque rápido o la posesión larga del balón? La primera opción siempre es correr, ganarle al otro equipo tanto en lo físico como en lo mental. También dominarlos cuando tienen el balón, que sepan que si fallan o tienen un error, les podemos convertir en cinco o seis segundos. Y si no se puede corriendo, comenzamos a ver opciones y llevamos el juego a otro plano. ¿Dónde comienza a gestarse una canasta con tu sistema? Acá me encontré con muchos equipos que defienden en zona. En nuestra forma de ataque le sacamos mucho provecho a las esquinas. Allí es que ensanchamos los espacios de la defensa rival, generamos más campo libre entre nosotros, para los que trabajan sin pelota y para el que está en control del balón. De esa forma hay un rompimiento mucho más rápido hacia el aro. ¿Y la defensa donde inicia? En estos cinco meses que llevamos entrenando, no hemos manejado zonas; siempre es marca individual. Soy consciente y creo que es fundamental para los jugadores que se formen en base a esa defensa. Por supuesto que deben de tener conocimiento de los demás tipos de defensa; sin embargo, como primera entrada al básquet competitivo, tener la responsabilidad de defender individualmente los llevará a una mejoría mucho más trascendente. Entonces, ¿una filosofía de juego en base a la rapidez y la presión? Exacto. Debe ser un juego rápido e intenso —por eso, el trabajo de Armando Pérez como preparador físico es fundamental—, pero también un juego de control. Más allá de que se consuman los 24 segundos, que los utilicen de manera inteligente. Obligarlos a razonar el juego y que la pelota no se mueva por impulsos. Del mismo modo, en la defensa a presión. Tratamos de imponer al otro equipo la filosofía del Regatas.

OJO AL DATO Las ligas Sub 15 y Sub 17 serán las primeras en iniciar en el mes de marzo.

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Operación 2014

Tenistas reciben intenso entrenamiento con nuevo cuerpo técnico para la pretemporada El viaje del año pasado a Europa no fue un hecho aislado. El periplo europeo

de la delegación de tenis fue el punto de partida. Es mediodía y el calor comienza a pegar fuerte —sensación térmica de 25 grados centígrados— en la filial de San Antonio. Es la cuarta semana del 2014 pero es la tercera para quince tenistas que vienen entrenando a doble horario. Alejandra Garmendia se seca la mano para practicar un nuevo saque frente a Vicente Solsona, un ex tenista, catalán de 56 años, que dirigió a jugadores que hoy están entre los 100 del mundo. En la cancha de la izquierda, Juan Pablo Varillas suda sobre la arcilla ante la mirada de Xavier Vaguer, entrenador del equipo del Regatas. Del otro lado, el ex tenista de Tucumán, Gastón Spindler, ayuda a Armando Robles para mejorar su back. Es la función de un renovado equipo de docentes a cargo de la selección de tenis. Así funciona la primera pretemporada de verano que realiza el CRL. Los quince tenistas ya estaban activos desde las ocho de la mañana, algunos haciendo trabajo físico, y otros, el táctico. «Vicente es un maestro en el tema del trabajo de piernas. Yo trato de trabajar más de tres cuartos de cancha en adelante, el juego agresivo y las llegadas a la red», dice Spindler, luego de terminar el entrenamiento por la mañana. Y después del almuerzo, seguirán con la rutina por la tarde. «Recién a las seis nos entregan nuestros celulares para hablar con nuestros papás o amigos y a las nueve los devolvemos. A esa hora tenemos que alistarnos para dormir, ya que a la mañana siguiente nos levantamos muy temprano», comenta Garmendia acerca de la rigurosa rutina que deben cumplir de lunes a viernes. Después seguirán los trabajos, al mismo ritmo, en La Cantuta, antes de iniciar el Regatas Bowl, y un corto tiempo en Villa Deportiva, para dejar

Vicente Solsona, Xavier Vaguer y Gastón Spindler.

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a los jugadores listos de cara a los torneos del primer semestre del año. «Luego del viaje a Barcelona, entendimos la importancia de contar con un plan de trabajo bien dirigido y planificado para mantener a los chicos entrenando con la misma intensidad que tuvieron en aquella gira», comentó Armando Robles, miembro de la comisión de tenis del Regatas. «El objetivo es mejorar el nivel competitivo de los tenistas, así como la mentalidad: que estén concentrados no solo en los trabajos en cancha, sino que también asimilen los conceptos que reciben en las charlas, almuerzos, desayunos o paseos por el malecón». El Regatas es uno de los clubes con más campeones de tenis en el Perú; sin embargo, muchos de ellos no se entrenan acá. «Antes el nivel no era competitivo. Los chicos iban más a socializar y los que competían tenían que salir del Club porque no existía el equipo técnico ni el proyecto para eso», comentó Xabi, entrenador del equipo desde hace un año. Para esta pretemporada, contó con la ayuda de Solsona, quien además fue su entrenador, y de Spindler, con quien ya había trabajado en otros proyectos en Colombia y México. Este último se quedará como parte del equipo técnico de manera permanente durante el 2014. Con este plan lo que se busca es elevar el nivel competitivo y que sigan saliendo tenistas como Sebastián Roy o Diego Calmet, chicos de formación regatina. Además, tentar la opción de volver a contar con algunos que se fueron. «Lo primero que hicimos fue fortalecer el equipo técnico con ellos, luego hacerles entender a la familia que en las vacaciones hay que aprovechar el tiempo. No basta con entrenar un día sí y al otro no, o practicar dos horitas», explicó Robles, haciendo hincapié en el trabajo a largo plazo para obtener resultados.


Armando Robles

Alejandra Garmendia

Lourdes Sprinckmรถller

Juan Pablo Varillas

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Regatas Bowl Finaliza la octava edición del tradicional torneo de tenis en La Cantuta El pasado 3 de febrero se inauguró la octava edición del Regatas Bowl en la filial de La Cantuta. Hubo fuegos artificiales y un espectáculo de danzas típicas para darle la bienvenida a cerca de 200 jóvenes tenistas –305 en total, considerando las etapas clasificatorias–, que se reunieron para escuchar las palabras de bienvenida de los miembros de la comisión, así como de Francisco Boza, presidente del IPD, y de Edmundo Jaramillo, Presidente de la Comisión Deportiva de Tenis. «Cada año estamos mejorando. Esta vez tenemos dos canchas más con iluminación, doce en total, para que los partidos sean más fluidos entre los chicos», comento Úrsula Moebius, miembro de la comisión de tenis del Regatas, al finalizar la inauguración. Por otro lado, Armando Robles, también miembro de la comisión, resaltó el nivel actual de los jugadores, superior al del último año. Además destacó el hecho de contar, por segundo año consecutivo, con un torneo alterno en el que podrán seguir participando todos aquellos deportistas que no logren pasar a las finales. De esa manera, no perderán el ritmo. Para esta

Delegación del CRL en el Regatas Bowl

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edición se contó con dieciséis países participantes: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Paraguay, República Dominicana, Uruguay, Venezuela, Perú y Rusia, como invitado especial. Podio femenino Por segundo año consecutivo tuvimos presencia de mujeres tenistas en el podio, tanto en Dobles 14 años como en Dobles 16 años. En la categoría menor fueron Anastasia Iamachkine y Almudena Boza quienes quedaron subcampeonas luego de medirse ante la brasileña Luiza Braghini y la argentina María Lourdes Carloe. Por otro lado, en la categoría de 16 años, Alejandra Garmendia y Lourdes Sprinckmöller quedaron muy cerca del grito de campeón. Las celestes acabaron el partido ante las campeonas de Brasil, Eduarda Almeida y Gabriela Feitosa, con un score de infarto de 7-6 y 6-4. Ambas parejas celestes dejaron todo en la cancha, demostrando cómo el tenis peruano, y del Regatas, sigue en plena evolución y aún está lejos de su techo.


Jorge Petterson, Juan Carlos Zevallos, Úrsula Moebius, Edmundo Jaramillo, Francisco Boza, Romina Castañeda y Armando Robles

Almudena Boza y Anastasia Iamachkine

Lourdes Sprinckmöller

Alejandra Garmendia

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PALABRAS MAYORES Los equipos peruanos se preparan para el próximo Panamericano de Maxibasquet. Lima también, porque será la sede y el organizador por primera vez. Hablamos con Miguel Miro Quesada y Raúl Duarte, dos basquetbolistas además de ser dos de las gestores de este logro. Los buscamos una mañana de entrenamiento y esto es lo que dijeron. Es de mañana, bien de mañana, y un grupo de

hombres, mayores ya, sudan y corren la cancha de lado a lado. Podrían ser empresarios, podrían ser gerentes, podrían ser administradores. Pero ahora, a las seis de la mañana, en el coliseo del CRL son basquetbolistas entrenando y empeñando el alma para llegar afinados como maquinaria de camión al Panamericano de Maxibasquet a realizarse en Lima el próximo 26 de abril. Sí, son masters y la mayoría pasó los cincuenta años, pero el empeño, el coraje y la tenacidad de seguir en el deporte son los de un joven, ese mismo que a esta hora de la mañana aún no tiene su primera actualización en Facebook o en alguna red social. Se trata un poco de eso también, de demostrar que a esa edad, todavía saltan, driblean y encestan. Que a esa edad, el cuerpo todavía da para más. Y no es poca cosa, sobre todo, si repasamos la historia

Delegación peruana se prepara para el Panamericano

del basquet en el país. No es una ilusión pensar que fueron las generaciones pasadas, las que destacaron más, incluso fuera del país. Un recuento somero. En el Perú, este torneo empezó en los setenta, con Agustín Merino, el iniciador, presidente honorario de la Asociación de Maxibásquet de Perú y dueño de la funeraria en Lima. Recién en 1991, el torneo se vuelve mundial. Dos años después, en la edición que tendría lugar en Las Vegas, el equipo peruano lograría la hazaña de ser los primeros del mundo en la categoría 40. Entonces brillaron Miguel Miro Quesada, Simón Paredes, Javier Rubio, Raúl Duarte, entre otros. Los conocían como el Dream Team del Tío Agustín. Por entonces, gracias a esos destacados basquetbolistas, el Perú figuraba entre los ocho primeros del mundo. Después no hubo renovación, el basquet masivo se debilitó, se quitó la obligatoriedad de la educación física en el colegio y se condenó a una generación a no tener aptitudes para el deporte desde los primeros años. Pero esa ya es otra historia. Miguel Miro Quesada, presidente de la Asociación Nacional de Maxibásquet REGATAS / 84


Porque justamente, son ellos, Raúl y Miguel -quienes además repetirían el plato en un Panamericano realizado en Puerto Montt en 2011-, las personas que se encuentran detrás de la organización de este torneo. Este año es especial porque Lima será la sede. Hay 78 equipos preinscritos y al final, solo quedarán quince. Por Perú, ya hay 9 preinscritos. Tendrá ocho sucursales: con tres canchas en Villa y dos en Chorrillos, el coliseo Dibos, el Mariscal Cáceres y la Universidad de Piura. En total, 220 partidos en diez días. Se espera recibir la visita de mil quinientos deportistas de todo América. Las categorías en disputa empiezan a los treinta años y puede seguir hasta los setenta y cinco. «A los 25, es distinto que a los 60. Hay que cuidar el organismo para poder disfrutar, para no lesionarse. No jugamos a la velocidad ni con el rigor de los jóvenes, pero sí con el ritmo suficiente de competencia», dice Miro Quesada. «Por eso, la estrategia y preparación física son fundamentales. Venimos entrenando desde diciembre, tres días a la semana. Cada equipo tiene un entrenador y un director técnico, que es el que define la forma de juego», añade Duarte. Las lesiones a esta edad son un temor frecuente. Las rodillas se lesionan mucho. También la cadera, espalda y tobillos. Aún así, ellos siguen entrenando, con entereza. Este evento no sería posible sin el apoyo de cuatro instituciones: la FINBA, la Asociación Nacional de Maxibásquet, Podium Sports y el Club de Regatas Lima.

Raúl Duarte

NOMBRAMIENTO DEL COMITÉ ELECTORAL ELECCIONES 2014-2016 En la sesión del Consejo Directivo del 22 de enero de 2014, en sesión de Junta Calificadora y de Disciplina del 27 de enero de 2014, se acordó de conformidad con lo dispuesto en el artículo 85º del Estatuto, conformar el Comité Electoral que estará integrado por los señores asociados Alfonso Salas Morales, Oswaldo Hundskopf Exebio y Francisco Cavero Robbiano en representación del Consejo Directivo y los señores Roberto Martijena Lozano y Jorge Kisic Wagner, en representación de la Junta Calificadora y de Disciplina, para que se encarguen de organizar, dirigir y vigilar el próximo proceso eleccionario, verificar el escrutinio y proclamar al Consejo Directivo, Junta Calificadora y de Disciplina y Revisores de Cuentas para el periodo 2014-2016. Chorrillos, febrero de 2014

PRESIDENTE DEL CONSEJO DIRECTIVO

SECRETARIO DEL CONSEJO DIRECTIVO

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ACADEMIAS DE VERANO Las mejores opciones para aprovechar las vacaciones de los más pequeños. Vacaciones es sinónimo de sol, playa y en el Regatas, también se aplica, sobre todo, al deporte. Cada verano, decenas de niños y adolescentes se inscriben en las academias deportivas que funcionan desde diciembre a marzo. Desde karate, natación y badmintón hasta vela, gimnasia y frontón. Es una oportunidad genial para aprovechar el tiempo, divertirse y ejercitar el cuerpo.

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Estaci贸n Orrantia

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Por lo que fue y será Reconocimiento a los campeones de tenis en el 2013 Dos días para mirar en retrospectiva y alegrarse por cómo se avanzó durante el año pasado, para después ver los retos que se vienen: de eso se trató esta ceremonia. Primero, durante la noche del martes 7 de febrero, en el Salón Iquique del Centro Naval, se celebró la ceremonia de Premiación y Reconocimiento a los deportistas campeones y subcampeones de los torneos para Ranking Nacional durante el 2013. Ahí estuvieron representantes del CRL, como Juan Pablo Varillas, Juan José Rosas, Diego Muñiz, Francesco Cori, Armando Robles, Ignacio Buse, Joaquín Vidal, Alek Straznicky, Almudena Boza, Macarena Kruger,

María Paula Torres, Daniela Zanati y Anastasia Iamachkine. Después, vino la ceremonia de clausura del XIX Campeonato Interclubes de Menores Copa Ford durante la noche del 14 de enero en Villa Deportiva. Allí, los tenistas celestes de las categorías 10, 12, 14, 16 y 18 años en damas y varones estuvieron en lo más alto del podio, por tercer año consecutivo, al obtener 2260 puntos. Su más cercano perseguidor, el Rinconada Country Club, quedó en el segundo lugar, mientras que el tercer puesto lo ocupó el Country Club El Bosque. Que sigan así.

Parte de la delegación de tenis del CRL durante la ceremonia de premiación

Anastasia Iamachkine

Almudena Boza

Macarena Kruger REGATAS / 89


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Contigo a la distancia Fanny Vera dejó el Perú hace trece años para dedicarse a la docencia en los Estados Unidos. Sin embargo, vuelve de cuando en cuando para representarlo, bailar por él y regalarle un campeonato, como el último que obtuvo en la edición 54 del Concurso Nacional de Marinera en Trujillo ¿Cómo se prepara una campeona sin su pareja? Escribe: Andrés Talavera

Foto: Cortesía La Industria de Trujillo

Son las ocho de la mañana y Fanny Vera llega a un salón en el Groton School de Massachusetts, donde enseña el español como segundo idioma a estudiantes de distintos estados y países. Esa es su rutina desde hace cinco años. Al terminar la primera de sus clases, los chicos se van, pero a ella le quedan dos horas adicionales hasta que llegue el siguiente grupo. Entonces, en la espera, se dirige al estudio del colegio para ensayar marinera. Pero hoy no. Hoy abre la ventana de Skype para recordar su último título nacional. Apenas acabó el certamen en Trujillo, ella partió hacia el aeropuerto rumbo a Estados Unidos. Apenas si pudo festejar el triunfo con Luis Miguel Sandoval, su pareja en la ficción de la marinera. Es el mismo hombre de quien debe mostrarse enamorada en los cuatro minutos que dura el baile y que, por ahora, se encuentra a 6115,49 kilómetros de distancia, ensayando en Lima. Pueden no tener nada en común, pero en el baile son el uno para el otro. Pensar en otras cosas no es oportuno en ese momento. No importa que salgan ampollas en los pies o que las uñas se destrocen. Fanny practica todos los días durante dos horas, sola. Su esposo sabe bailar pero no lo hace REGATAS / 90


competitivamente y su hijo Stefano prefiere el hip hop. Así es siempre que se acerca una competencia. Los espejos son su mejor juez. Ahí es donde puede corregir todo lo que le apuntaron en el último viaje a Lima, donde pudo practicar con su pareja por algunos días. Sandoval, por su lado, también viaja a Massachusetts cuando puede para seguir ensayando. *** En 1985, Fanny Vera —dieciséis años, adoradora del rock y devota de la salsa y el merengue— cursaba el penúltimo año escolar en el Alcides Vigo, su nueva escuela, cuando se escapó por la ventana. No era la primera vez. El escapismo se había vuelto un arte por una razón: la clase de marinera. La culpa recae, esta vez, sobre Daniel Sotomayor, su profesor. Él fue quien le sugirió que se inicie en este baile que no coleccionaba en ninguno de sus cassettes de entonces. Por eso, se le notaba fastidiada, con ganas de huir, pero esa vez el profesor la descubrió, la llevó de las orejas y a practicar. Han pasado casi veinte años desde que Vera logró su primer título en esta competencia, la más importante del país, que junta a 1500 bailarines de todo el Perú y del mundo. «El primer Nacional lo gané en 1995, luego de haber participado durante diez años. Aquella vez fue en la categoría Adulto, ahora fue en la Senior», comenta la maestra de cuarenta y cuatro años. Recién en el 2010 volvió a la danza y al Nacional, y ocupó terceros puestos y solo un segundo lugar. Fue difícil volver a vestir los trajes después de estar alejada quince años de las competencias. Ya tenía una nueva vida en el extranjero enseñando, al igual que su esposo Luis Miguel Viacava —un ex campeón de remo del Club—, desde hace doce años en escuelas como Canterbury School (en Connecticut) o el Loans Academy. Además, Vera hizo una maestría en la Universidad de Middlebury y se especializó en Literatura Hispanoamericana. Este año ha vuelto a ganar y su relación con la marinera es más académica, quizás por la distancia. «Cuando llegué a Estados Unidos, vi que no había nada vinculado al Perú; por eso pensé en la marinera», cuenta la campeona, que por ahora se dedica más a la difusión en conferencias. Desde hace cinco años es invitada fija a la Convención Nacional de Catedráticos de los Estados Unidos, donde entrega material en audio o video a los profesores para que ellos enseñen en sus clases. En esas imágenes en movimiento, también se predica con un poquito de ella.

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MATIZ Y PASIÓN Lucho Sueyras y su exposición fotográfica «La fotografía es el arte de pintar con luz», dice Lucho Sueyras como introducción a su exposición matiz y pasión, realizada en enero en la Sala de Exposiciones del CRL. Esta es la sexta exposición del fotógrafo que se formó de manera autodidáctica, desde que sintió una curiosidad insobornable desde el colegio por las instantáneas. Antes, fue marino y aviador de profesión. Su aprendizaje a lo largo de los años ha experimentado una evolución perceptible, como lo atestiguan sus proyectos fotográficos (la joya de la justicia, grau, callao 176 aniversario, perú & lex e incas golden book). Para matiz y pasión, Sueyras dirige, de vuelta, su sensibilidad y captura la realidad en paisajes y retratos que cuentan una historia bajo una óptica particular. Eduardo Valcárcel

Luciana Salmón y Martha de Sánchez

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Juan Diego Mujica, Silvia de Mujica y Luis Vásquez


Edgar Bedoya y Fabiola Chero

Olenka Lozano de Castro

Gladys Olchece y Miriam Mejía

Victor y Martha Sánchez

María Serra y Mario Fasce

Esther Wyatt y Emely Wyatt

Guillermo Illescas y Gloria Talledo

Fernando Ruíz y Pedro de las Casas

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MARINERA de película la obra de la directora ana caridad sánchez fue filmada en trujillo, huanchaco y en el regatas. es la nueva película -escrita y dirigida- por la trujillana Ana Caridad Sánchez, quien produjo el documental estado de miedo en 2005. En la ficción, hay una mujer de sesenta años, llamada Marialicia, que enfrenta la muerte de su esposo. Vive en Trujillo y nunca tuvo que preocuparse de trabajar. Ahora, sola, debe lidiar con su futuro y una hija. En el camino, redescubre la marinera y su propia sensualidad. En solo ocho semanas, Claudia Dammert, la protagonista de la película, tuvo que aprender a bailar marinera. Para ella, la película no es estrictamente sobre marinera -aunque las coreografías en la película explotan toda la majestuosidad de la danza-, es la excusa para hablar de la historia de una mujer que se encuentra. Aunque fue grabada, en su mayor parte, en locaciones de Huanchaco y Trujillo, la película también pasó por Lima para el rodaje de algunas escenas que tienen de escenario el Club. Para esa ocasión, los asociados del grupo de Marinera y de Cajón participaron como actores secundarios, siendo bailarines y músicos. «Durante las grabaciones, los socios participaron con mucho entusiasmo y alegría. El apoyo del Regatas ha sido fundamental para el desarrollo de la película», dice Sánchez. En deliciosa fruta seca se podrán apreciar las locaciones de la sede de Chorrillos y de la filial de Villa. Además, como parte de la banda sonora, se incluirán dos marineras del Regatas: Un mar de pañuelos y Regatas Lima. Actualmente, la película se encuentra en proceso de posproducción, alistando su pronto estreno en las salas de cine de Lima y Trujillo. Sin duda, un homenaje a una de las tradiciones más destacadas del folclore del país. deliciosa fruta seca

En las instalaciones del Club se realizó un flashmob con integrantes del grupo de Marinera y Cajón

La directora, Ana Caridad Sánchez, junto a la actriz protagonista de la película, Claudia Dammert.

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¡Llegamos a la décima! Se celebró, como ya es tradición, la X Jarana Criolla A lo largo del último año se descubrió que había un grupo

de asociados con una afición especial por la música criolla y las peñas. Cada mes y medio se ha logrado convocar entre 180 y 250 asociados para festejar lo nuestro, al ritmo de marinera limeña, vals y polka, con espectáculos e invitados especiales. Una estampa ya familiar en el Club que se repitió, con acierto, en esta última jarana criolla del 17 de enero, un día antes del aniversario de la ciudad. «Siento una gran satisfacción porque los objetivos se vienen cumpliendo. Terminar una peña nos deja con las ganas de ir armando la próxima, al día siguiente», dice Manuel Ramírez, miembro de la Comisión de Tradiciones Peruanas CRL. Fiel a sus palabras, al cierre de esta edición, ya se encuentran programando el siguiente encuentro para el mes de marzo. ¡Que siga la jarana!

Margarita Pardo y Jorge Morais

Virginia de Fina y Carlos García

Marcela Cuadros y Julio López-Lavalle

Olguita Diez y Eduardo Diez Martínez

Cecilia Contreras y Pilar Contreras

Evelyn Bergelund y Alfredo Barrios

Techi Ugaz y Walter Ugaz

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CAMPEONES

La noche de los campeones Todo lo que necesitas saber sobre los ganadores celestes Son 21 disciplinas y 586 deportistas. Ese es el resultado del esfuerzo y del trabajo de todo un año de los deportistas del Club y del equipo técnico que los acompaña. Ese fue el motivo, además, para celebrar la más reciente Noche de Campeones, realizada el miércoles 29 de enero. La alegría y el entusiamo que recorrieron la Terraza 1 era obvia. Este año, las estadísticas nos favorecían, superando el número de premiaciones de las ediciones anteriores. Además significó la grata confirmación de victorias en deportes como el remo, el futbol y el bádminton -manteniendo su promedio de éxitos durante el 2013-, y también las sorpresas en otras disciplinas que destacaron, como en básquet y tenis. Estas dos últimas disciplinas alcanzaron su mayor número de campeones en los seis años precedentes. La ceremonia cerró la noche con la presentación de la banda Liverpool, quienes rindieron tributo musical a The Beatles, antes de la gran fiesta de clausura. Felicidades a los campeones. REGATAS / 96

Equipo de campeones de remo

Delegación de deportistas con habilidades diferentesw


CAMPEONES

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1. Sebastiano Franchy, Santiago Salgado, David Olaechea, Gonzalo Del Solar, Lorenzo Tolmos, Rodrigo Pareja y Luca Devescovi. 2. Adriana Sanguineti, María Jose Bribanni, Silvana Murguía y Lucas Carbone. 3. Santiago Samander, Amadeo Boza, Arahel Boza, Franco Egrotto, Miguel Rodriguez, Lucas Vega, Daniel Vargas 4. Piero Puccio, Paula Arce, Raúl Pendavis, Valeria Mejía, Daniela Salmón, Diego Pérez, Sabrina Cárdenas, Camila Mendoza, Stefano Patroni y Nicolás Carmona. 5. Alessandra Sempertegui, Micaela Ibárcena e Isabella Arizola. 6. Micaela Florez y Pia Hermosa. 7. Luis Carlo Abram Ugarelli y Milagros Ugarelli. 8. Adriano Viale sobre los hombros de Sebastián Macías. 9. Marcos Weiland y Abril Weiland. 10. María Belen Bazo.

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CAMPEONES

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1. Luciana Díaz, Francesca Balta, Nicole Lerggios, Lucía Neuhaus, Valeria Mandriotti y Adriana Carneiro 2. Martina Miqulak 3. Micaela Gervan 4. Julio Piccini 5. Lorela Suito y Ricardo Suito

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DEPORTISTAS PREMIADOS EN NOCHE DE CAMPEONES FÚTBOL

119

basketball remo NATACIÓN BADMINTON TENIS

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70 64 55 43 39

TAEKWONDO WATERPOLO SQUASH GIM. ARTÍSTICA ESGRIMA PALETA FRONTON DEP. HABILIDADES especiales

28 25 21 14 13

ATLETISMO WINDSURF

10

KARATE TENIS DE MESA

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AERÓBICA SUNFISH

7 5 4

VELEROS LASER OPTIMIST


CAMPEONES

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1. Micaela Villalobos 2. Edmundo Denegri y Franco Calmet Denegri 3. Jaime Miro-Quesada y Mari de Miro-Quesada 4. Valeria Souza 5. Natalia Diaz del Olmo 6. Valentina Gordillo y Micaela Florez 7. Alessia Roel 8. Alejandro RodrĂ­guez 9. Micaela Guevara, Valeria Souza, Alessia RodrĂ­guez y Martina Mikulak 10. Tres campeones bailan durante el fin de fiesta.

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GUADALCANAL

PARADOR de GUADALCANAL El primero en Lima ya está en el Regatas Ese nuevo concepto de entretenimiento que ha funcionado en los más turísticas ciudades del globo, como Barcelona, Montevideo y Miami, llegó, por fin, a Lima. Más precisamente, al Regatas en Chorrillos. Se llama Parador de Guadalcanal y se inauguró hace unas semanas. El nombre hace honor al primer espigón que construyó el Regatas por los años cincuenta. Hoy, se trata de un moderno espacio con arquitectura contemporánea, diseñado por el estudio de Jordi Puig, y cuenta un espléndida vista de la Costa Verde. Allí se encuentran las más exquisitas expresiones de la gastronomía y la coctelería internacionales. En la carta, cuidadosamente elegida por el cocinero Coque Ossio, se privilegieron las influencias tailandesas, orientales y europeas sobre la cocina peruana. Invenciones como el tartaro marroquí, la sopa Tom Yum de langostinos o el Rissoni Nero. Cosmopolita, si habría que definirlo con una sola palabra. El Parador del Guadalcanal contará los miércoles y jueves con Late Bar y DJ Session. Una nueva opción para disfrutar de otra manera los días y también las noches.

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GUADALCANAL

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1. Pamela Patiño y Daniel Campos 2. Steven y Mónica Torazo 3. El dj Raúl Hanza durante la inauguración 4. Coque Ossio y Nabil Catabi 5. Marina Mora y Mauro Di Salvatore 6. Almudena Moreno y Laura Ganoza 7. Juan Carlos Zevallos, Juan Viacava y Juan Vindrola 8. Álvaro Sosa, Javier Bazurto y Wally Díaz 9. Jorge Marchena, Guillermo de la Puente, Ernesto Flechelle 10. Luis Zazzali, Yvonne Flores y Manuel Flores 11. Martha y Gerardo Padilla 12. Úrsula Vallejo, Gloria Talledo y Guillermo Illescas 13. Oscar Pomar y Ana María Hermosa de Pomar 14. María Calmet, Carmen de Isasi, Ingrid de López y Lizzy de Carulla 15. Mario Carulla, Roberto López y Jorge Petterson

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GUADALCANAL

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1. José Pacheco y Rodrigo Alonso 2. Nicolle Bordarampe y Paloma Ríos 3. Fernando Scheuch y Antoinette balarezo 4. Maribel Aparicio y Horacio Puga 5. Sandra Barnechea y Ani Barnechea 6. María Paz Sánchez-Aizcorbe, Ivonne Hanza y Fátima Sánchez-Aizcorbe 7. Fernando Tord y Matías Schuldblad 8. Maite Laguna, Victoria Gendile y Celeste Quinteros 9. Cecilia Yrrivaren y Domingo Carrera

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gym

TRABAJA LA MENTE MOVIÉNDOTE Todo empieza por acabar con un mito: el cerebro sí puede seguir aprendiendo. De eso se convenció Carmen María Pflucker en una charla y no paró hasta obtener su certificado internacional de Brain Gym con el que ahora realiza talleres para todas las edades en el Club. Pero ¿qué es el Brain Gym? Escribe: Carlos Portugal

Foto: Sanyin Wu

Todo se basa en veintiséis movimientos. Cada uno de ellos tiene un impacto positivo sobre distintos niveles de nuestro cerebro. «Es como si las rutas del cerebro, las que llevan la comunicación, tuvieran piedras y troncos y estuvieran bloqueadas. Entonces, el Brain Gym actúa como un tractor para limpiar esas vías», dice Carmen María Pflucker, mientras ejecuta el patrón cruzado, un ejercicio para el estrés. Los movimientos fueron desarrollados en 1969 por Paul Denninson, un psicólogo clínico y educador. A lo largo de las décadas siguientes se fueron perfeccionando y refinando a través de investigaciones. La gimnasia cerebral es un programa que utiliza el movimiento, integrando cuerpo y cerebro, para aplicarlo en problemas de estrés, ansiedad, depresión, falta de concentración, dolor de cabeza o problemas en el aprendizaje. Pflucker tuvo la oportunidad de realizarlos y enseñarlos, en distintos casos y a diferentes personas, con buenos resultados: un señor mayor que no podía dormir bien, un chico con habilidades especiales, una señora con ansiedad o un deportista sin concentración. «Esta modalidad permite solucionar problemas, pero

también te da la oportunidad de crear habilidades». Cuando la educadora Carmen María Pflucker escuchó por primera vez sobre el Brain Gym, decidió viajar a Argentina para participar en un taller. Después se inscribió en el primer seminario con certificación internacional en el Perú. «Nosotros nos acostumbramos, por ejemplo, a vivir bajo estrés. Decimos: “yo sufro de dolor de cabeza” y convertimos los problemas en inevitables. Realmente sí se pueden reprogramar los malos hábitos que durante años hemos fortalecido. Con el Brain Gym es como reformatearlos», dice Pflucker. Ejercicios como respiración abdominal (aprender a respirar bien) o botones del cerebro (masajear debajo de la clavícula y poner la mano en el ombligo para relajar la visión) son utilizados por varias personas en el mundo, incluso hasta deportistas de alta competencia. Para más información acerca de los talleres en el Club, acercarse al Departamento de Actividades Culturales. REGATAS / 103


SERVICIOS

ALIANZA ESTRATÉGICA Nuevo convenio en el CRL El Club de Regatas “Lima” y Citi Perú* anunciaron una reciente alianza que permitirá a los asociados disfrutar de beneficios y privilegios exclusivos. Gracias a esta iniciativa, Citi Perú tendrá un módulo de ventas en la sede de Chorrillos que contará con una zona 24/7, Cajero Unibanca y Citiphone, así como la disposición de dos asesores de ventas para aliviar cualquier consulta. Citi Perú participará activamente en eventos festivos y deportivos del Club durante todo el año, como el Día de la Madre y el Día de la Mujer Regatas, por ejemplo. Esas serán ocasiones propicias para realizar sorteos, entregar obsequios y ofrecer juegos interactivos. Además, con este convenio, Citi Perú ofrecerá a sus clientes hasta el 70% de descuento en tiendas de vestir y hasta 50% en peluquerías; así como ofertas especiales en todos los restaurantes del Club. También se brindará una promoción especial para nuevos clientes del banco, que gozarán hasta del 50% de descuento en el pago de su membresía mensual por seis meses. «La alianza con el Club de Regatas “Lima” es sumamente importante para Citi. Por eso, agradecemos a sus directivos por permitirnos llegar a los asociados y presentarles propuestas especiales y beneficios exclusivos que el banco ha preparado», dijo José Antonio Blanco, Gerente General de Citi Perú. Es importante mencionar que esta alianza contempla grandes promociones especiales así como préstamos personales y depósitos a plazos con tasas referenciales, cuenta sueldo con beneficios exclusivos y gama de seguros diferenciales, entre otros productos.

Para más información, visite www.citibank.com.pe

*Cualquier referencia a Citi Perú deberá entenderse como Citibank del Perú S.A

CONVOCATORIA A ASAMBLEA ELECCIONARIA De conformidad con lo dispuesto en los artículos 68, 69, 77, 78 inciso a) y 84 del Estatuto, convocar a la Asamblea Eleccionaria para los días sábado 8 y domingo 9 de marzo de 2014, a realizarse simultáneamente en su sede de Chorrillos sito en la Av. Chachi Dibós 1201 del distrito de Chorrillos, Provincia y Departamento de Lima; en la filial Villa Deportiva sito en el Km. 20.5 de la carretera Panamericana Sur del distrito de Villa El Salvador, Provincia y Departamento de Lima;; en la filial San Antonio sito en el Km. 79 de la carretera Panamericana Sur del distrito de San Antonio, Provincia de Cañete, Departamento de Lima; y, en la filial La Cantuta sito en la Av. Circunvalación s/n La Cantuta del distrito de Lurigancho-Chosica, Provincia y Departamento de Lima; con el objeto de elegir a los integrantes del Consejo Directivo, Junta Calificadora y de Disciplina y Revisores de Cuentas para el período 2014-2016. La Asamblea se llevará a cabo, en primera convocatoria, a las 09:00 horas y, en segunda convocatoria, a las 10:00 horas del citado día sábado 8 de marzo, hasta las 18:00 horas; continuando la votación al día siguiente domingo 9 de marzo, desde las 09:00 horas hasta las 18:00 horas. Chorrillos, febrero de 2014

PRESIDENTE DEL CONSEJO DIRECTIVO

REGATAS / 104

SECRETARIO DEL CONSEJO DIRECTIVO


MEMBRESÍA ASOCIADOS FALLECIDOS Napoleón Conrado Chiri Tudela Carlos Ricardo Gayoso Bacigalupo Rosa Sánchez Vda. De Roeder Johnny Lindley Taboada Gladys Sánchez Mercado Vda. De Bianchi Hubert Wieland Alzamora

Pierre Rafael Gonzales Castelli José Antonio Patroni Pastor Augusto La Rosa Pescio Jaime Quijandria Salmon Alejandro Majluf Vindrola

Eduardo Granda Larco Celso Newton Plenge Carlos Díaz Del Olmo Barrera Ricardo Alberto Barrios Blacker José Garcés Febres

Mario Eduardo Eyzaguirre Oliva Juan Alfredo Saavedra Villalobos Elsa Pita Vda. De Chocano Orestes Carlos Bacigalupo Giugliano María Del Carmen Onrubia Vda De Beeck

Fanny Isabel Robles Vda. de Patroni Rosa Begoña Hierro de Lambarri

Brunella Carozzi Vda. de Vucetich Luisa Panizo Vda. de Martínez

Ana María Rudvall Vda. de Fox

Silvia Pflucker Vda. de Derteano Federico Augusto Cúneo de la Piedra Cecilia Gina Rapuzzi Vda. de Grau Emma Nereyda de Vivero Vda. de Colina

Edzard Brandes Bastián María Elena Espinoza Vda. de Salini Eduardo Ríos de Armero Pahola Luisa Pinheiro Vda. de Briceño

Fernando Eladio Delgado Romero Jorge Aldo Navea Buvoli Lisette Marlene Frank Vda. de Raygada Hernán Antonio Sánchez Borea

Esteban Jorge Enrique Zimic Escurra Alberto José Borda Alegría

Carrol Sylvia Mc Kay Vda. de Trujillo Enrique Freire Berckemeyer

Carlos Vicente Delgado Marín Herbert Luna Telge

Stefano Cuneo Passalacqua Rodolfo José Dañino Ruiz José Antonio De Izcue Tillit Rodrigo Martin De Piérola Bachmann Estuardo Desmaison Estrada Eileen Dorer Li Mario Augusto Espinosa León Thaiss Michelle Felman Rebaza Alfredo Fernández Galdós Gustavo Víctor Fernandini De La Rosa Vanessa Ferraro Airaldi Daniela Ferrini Cassinelli Cesar Alonso Figallo Salgado Ignacio Flórez Zelaya Christopher Franz Bettocci Samantha Gamero Caro Mauricio García Brcic María Fe García Porcile Stefano Octavio García Tondini Isabella Alda Gatti Pareja Mateo Felipe Hildebrant De Los Heros Christopher Alexis Hoshi Paz

Mariana Huertas Del Pino Nancy Karla Jahncke Altamirano Vanessa Jimeno Jordán Flavia La Rocca Chiappe Pierantonio Larrauri Conroy Oscar Linares León Paolo Arturo Loli Pin Jorge Luis Maldonado Duarte Álvaro Jesús Marcilio Balarín Janice Marusic Mc Farlane Silvia Melgar Cavero Jaime Miro Quesada Mariátegui Raúl Martin Monzón Zaldivar Andrea Sofía Olivares Sparks Luigui Paino Felman Julio Roberto Piccini Larco Álvaro Pinillos Belaunde Sebastián Piqueras Tapia Liliana Polanco Cafferata Gianfranco Raffo Escuza Luz Marina Rodríguez Mier Y Terán María Luisa Salazar León

Andrea Salcedo Guarderas Mauricio Sarmiento Huby Valeria Solé Guzmán Cesar Eduardo Torres Barraza Javier Alberto Torres Jaymez Roberto Torres Zevallos Silvana Utili Martínez Juan Diego Vásquez Villavisencio Fernando Alonso Vega Gamarra Nathalie Milagros Zimmermann Vega Alberto Arrieta Morante Amelia María Camino Forsyth Julio Francisco Campodónico Callirgos María Emilia Cunliffe Seoane Patrick Gerardo Dean Van Oordt Micaela Puertas Alvariño Aurelio Saco-Vertiz Figari Bruna Uceda Puertas

VIUDAS DE Asociado Amalia Zoila Guanilo Vda. de Arauco Carmen Macera Vda. de Falshaw

ASOCIADOS VITALICIOS Harold Winston Forsyth Mejía Carmen Zevallos Vda. de Jaymez Fernando de Trazegnies Granda Alfonso Ricardo Alarco Tosoni

ASOCIADOS PREVITALICIOS Ana María Ibáñez Vda. de Miller Alfredo Luciano Bazo Pacheco

hijoS DE ASOCIADOS José Carlos Andrade Giese Rafael Aramburu Umbert Carolina Arispe Silva Daniela Susana Aste Aste Rodrigo Barboza Gil María Fernanda Basombrío Muro Gabriella Bassino Dapelo Alessandra Bazán Testino Fiorella Bernaola Fernandini Joaquín Bullen Luna Alejandro Campos Changanaqui Sebastián Capurro Silva Eduardo Juan Carrilo Risi Eduardo Javier Céspedes León Michel André Chabaneix Cheesman Patricio Fernando Chávez Rivas Renzo Chiappina Salas Alessandra Cornejo Crosby Renato Crovetto Sturla Roberto Andrés Cuadros Navarro Gian Piero Cuneo Passalacqua Giuseppe Cuneo Passalacqua

NUEVOS SOCIOS Mario Vicente Campodónico Castañeda Kubica Penélope Guevara Koo

Salomón Libman Pastor Pedro Trinidad Lozada Herrera

Jorge David Maura Ayres Miguel Ángel Wong Morales

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clave sol

LOS CORISTAS Empezaron siendo doce hace seis años. Hoy son treinta y cinco los coristas que cada sábado afinan sus voces como parte del coro de niños del Regatas. Entre presentaciones y ensayos, nació la amistad. Escribe: Carlos Portugal

Natalia Salinas. 13

Foto: Sanyin Wu

años

Entré a los once. Una amiga de mi colegio estaba en el coro y me contó cómo era. Tengo muchos amigos aquí, es divertido cantar con todos. Estuve en la primera fase de La Voz Kids, mi grupo favorito es Little Mix y mi cantante preferida es Adele.

Mikel Rodríguez. 9

años

Me gustaba el rock clásico y cantar, así que mis papás pensaron que me gustaría entrar al coro y les dije que sí. Lo que más me gusta es que vamos a diferentes sitios a presentarnos.

Micaela Callirgos. 7

años

Entré a los seis años porque paraba cantando. Desde los cinco, ya me aprendía canciones y luego las cantaba en cualquier lugar. Me gusta mucho el pop.

Egidio Molteni. 8

años

Entré hace dos años al coro. Me gusta cuando hacemos presentaciones, porque mis papás siempre van y me dicen que lo hice muy bien. Además toco el violín.

Santiago Delgado. 6

años

Me gusta estar en el coro porque puedo conocer nuevos amigos y creo que siempre me gustó cantar. También hago karate.

Oriana Elizalde. 12

años

Entré hace seis años al coro, gracias a la curiosidad de mi papá. De ahí me gustó mucho. Escucho todo tipo de música. Mi ídolo es Miley Cyrus, desde sus épocas como Hannah Montana. Cuando regresé de Estados Unidos, me costó volver a hablar en español. Mejoré estando en el coro. REGATAS / 106


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