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Plasma rico en plaquetas, aliado contra el dolor

Por Dr. r ob E rTo boy D *

Las articulaciones, lesiones, traumas o afecciones vinculadas a los huesos y a tejidos blandos suelen debilitarse. Cuando el dolor se hace presente, buscamos eliminarlo o disminuirlo, y allí entran en juego los “bloqueos para el tratamiento del dolor”, que son alternativas no quirúrgicas y generalmente ambulatorias indicadas para dolores de columna y articulaciones.

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Actualmente existen diferentes tipos de bloqueos, según el dolor y la patología del paciente (radiofrecuencia o bloqueo por termolesión, proloterapia, bloqueos por ecografía), pero especialmente uno ha llamado la atención por su poco conocida utilización en el campo de la salud: el plasma rico en plaquetas (PRP) más ácido hialurónico.

Este tipo de abordaje se integra a lo que se llama "medicina regenerativa", que engloba a todas aquellas terapias que buscan la regeneración de los tejidos y órganos del cuerpo humano, estimulando los procedimientos de curación natural de nuestro organismo. Este tipo de técnicas son de gran eficacia para problemas musculoesqueléticos como la artrosis, lesiones musculares o dolores lumbares o cervicales.

El plasma rico en plaquetas es un tratamiento médico terapéutico que utiliza las plaquetas presentes en la sangre del propio paciente, para ayudar en la recuperación y curación de lesiones musculares, tendinitis, dolor lumbar y artrosis de rodilla, cadera y hombro.

Es un procedimiento muy sencillo y mínimamente invasivo. Primero se extrae sangre del paciente, la cual se centrifuga en laboratorio junto con sustancias anticoagulantes. Luego de eso, se procede inmediatamente a la colocación del material obtenido (el plasma) en la zona brindarnos ciertos gustos, y que coincidiera con mamá en el tipo de educación que querían darnos: ambos ponían libros en nuestras manos, y cuando vieron que a mí me gustaba el Meccano tanto como a mis hermanos varones, comenzaron a comprarme los repuestos que les pedía para armar otro tipo de cosas, de manera que yo sentía que el juguete también era mío.

Si pedíamos acuarelas, nos compraban témperas de buena marca; yo tenía que morderme la lengua, en el colegio, al ver las acuarelas que tenía el resto de la clase; mis témperas eran importadas; los pinceles, de pelo de marta.

Una vez papá llegó de regreso de un viaje a Buenos Aires, y se tomó el trabajo de traer en el tren una gran caja de libros, entre ellos, toda la colección de Edgar Rice Burroughs: no solo los tomos de Tarzán, sino las primeras novelas de este autor sobre viajes al planeta Marte.

Cualquiera pensaría que éramos ricos: no, al contrario, más de una vez nos faltó hasta algo de comer, pero nunca nos hicieron vivir eso como un estigma, sino como algo pasajero: ese aprendizaje hizo que luego, con el correr de los años, pudiera soportar pérdidas y carencias sin sentirme disminuida: yo era una sobreviviente.

A él le gustaba el cine y las películas de cowboys , pero a veces llegaba muy cansado de trabajar después de un largo viaje desde Ascochinga a Cabana en un viejo Ford 36. Sin embargo, al vernos vestidos para salir y expectantes, se mojaba la cabeza, se cambiaba de ropa y partíamos al cine Rivadavia.

No quiero decir que nunca me retara, pero siempre estuvo ahí cuando lo necesité: me alentó en muchas cosas, me dio bases para ser comprensiva con mis hijos, siempre prefirió dialogar. Y a pesar de todo lo que he vivido, de que estoy satisfecha de mis batallas ganadas, a veces me despierto pensando en él y lloro por aquella figura paterna que me hizo ver -como mi madre, en otras cosas- que yo tenía fuerzas para salir adelante, resolver mis dilemas y enfrentar el mundo. Eso sí, por si algo saliera mal, él siempre estaría para ayudarme. Sugerencias:1) Las que sean madres, enseñen a sus hijos, desde la niñez, a respetar y valorar no solo a la mujer, sino al género humano; a tratar. El paciente reposa y es observado aproximadamente durante una hora, tras lo cual puede regresar a su domicilio. Generalmente se hacen varias sesiones planificadas por el médico especialista.

2) No siempre, pero en general, la falla de una persona nace en el hogar; 3) Nunca olviden que los varones son más indefensos en la vejez.

La terapia con PRP acelera la regeneración de los tejidos y, con ello, la posibilidad de llevar una vida normal. Asimismo, al ser resultado de la propia sangre del paciente, es mucho más segura y estimula la segregación de colágeno, que también colabora. Y es práctica, ya que no precisa hospitalización ni técnicas agresivas.

El PRP restaura la vitalidad cutánea, aumenta su grosor, recupera la consis tencia elástica y muscular, y mejora la afluencia vascular estimulando las secreciones e incrementando la tersura y apariencia de la piel.

Por lo general, se recomiendan de dos a tres infiltraciones con intervalos de una semana entre cada una de ellas, aunque esto puede variar en función del tipo de lesión, el grado de afectación y evolución del paciente. Mientras tanto, entre infiltración e infiltración, el paciente puede continuar con su rutina habitual.

*Médico traumatólogo de DIM Centros de Salud. IG: @dimcentrosdesalud

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