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Comer & Beber Las nuevas fronteras del vino argentino
Córdoba, Tucumán, La Rioja, Entre Ríos, Tandil, la Costa Atlántica... El mapa del vino argentino no para de extenderse empujado por la demanda de nuevos vinos y experiencias por parte de los wine lovers.
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En Córdoba como en Burdeos
Córdoba recuerda a las tierras de Burdeos. Hay algunas zonas de la provincia que comparten ciertas características con esa región francesa en cuanto a la composición, estructura, topografía del suelo y régimen pluvial. Y aunque hay diversidad de varietales, recomiendo probar vinos de Isabella, una uva que sólo se cultiva en Córdoba. En las Sierras Chicas, Traslasierra, Calamuchita y Punilla se elaboran buenos Malbec, Cabernet Sauvignon, Pinot Noir e Isabella, entre otras cepas, destacándose las producciones de San Javier, Yacanto y Colonia Caroya. A la hora de crear maridajes sorprendentes, recmiendo calurosamente apostar por un rosado de Isabella para acompañar tapas y patés, al tiempo que asegura que esta cepa también es ideal para consumir como aperitivo. Otro imperdible cordobés que invita a jugar con los sentidos es el combinado de embutidos caroyenses con vinos de la zona.Un imperdible para cualquier visitante.
En los últimos años la vitivinicultura argentina viene experimentando un proceso de expansión que se manifiesta en el descubrimiento de nuevos terruños con climas y suelos diversos que se traducen en vinos muy particulares y de marcada personalidad. Córdoba, Entre Ríos, Chapadmalal, Tandil, Neuquén, Tucumán, Chubut, Los Valles Calchaquíes y La Rioja son algunos ejemplos de esta tendencia expansiva. El denimonador común es una constante búsqueda de nuevas propuestas y sensaciones. Como respuesta a una demanda creciente de parte de los consumidores, hace más de una década que los vi- tivinicultores y enólogos argentinos desafían la tradición y apuestan a nuevos terroirs ubicados en zonas de lo más diversas y fuera de las regiones más conocidas y de mayor tradición. En estas páginas, la sommelier, bartender, docente y periodista Marisol de la Fuente, nos invita a conocer copa en mano algunas de las zonas menos tradicionales de nuestro país, que captaron la atención de las bodegas y de los consumidores, a descubrir los ejemplares que allí se elaboran y a maridarlos con platos típicos de la gastronomía local. Una propuesta para wine lovers y curiosos que busquen añadir un diferencial a sus viajes por el país .
Entre Ríos y los vinos del Litoral
Con fuerte impronta artesanal, en las costas de los ríos Paraná y Uruguay se elaboran etiquetas entrerrianas de gran calidad, algunas de las cuales han llegado a posicionarse entre las mejores del mundo. En relación a la cepas se destaca el Tannat, el Merlot, el Malbec, el Syrah, la Marselan y la Chardonnay entre las variedades que mejor se adaptan. En cuanto a los maridajes, recomiendo probar el Tannat, con sus notas intensas y perfumadas, junto a pastas con salsas fuertes como ragú o unos spaghetti arrabiata. Esta variedad también acompaña quesos curados de cabra y oveja, quesos azules no muy maduros, y ahumados o fermentados fuertes. Imperdible degustar un Tannat junto a un buen asado criollo, tan típico de la región. Quienes prefieran los blancos, no pueden dejar de combinar el Chardonnay entrerriano con un dorado a la parrilla o una boga a la pizza.
La Rioja, mucho más que torrontés
La región cuenta con diversas áreas con microclimas muy particulares y diferentes alturas y suelos aluvionales, una particularidad que los enólogos han sabido aprovechar elaborando vinos de altísima calidad y gran diversidad.Si bien el Torrontés riojano con sus notas florales sigue siendo la estrella del lugar, los que se elaboran actualmente se distinguen por su frescura, y se pueden encontrar grandes Chardonnay representativos del terroir. Entre las variedades tintas, en tanto, se destacan el Malbec, el Cabernet Sauvignon, Bonarda y Syrah. Y una mención aparte merecen los Tannat y Cabernet Franc, que se utilizan tanto para varietales como para vinos de corte. Mientras que los tintos se caracterizan por sus colores intensos y su riqueza aromática y gustativa, con taninos maduros, en los blancos están muy presentes las notas florales y frutales. Mi sugerencia es maridar el clásico torrontés con unas empanadas riojanas.
Los dos perlas bonaerrenses
Hay dos nuevas zonas que emergen con fuerza en la provincia de Buenos Aires: Chapadmalal y Tandil. En el caso de Chapadmalal, al ser zona de uvas de clima frío, mi recomendación es un Pinot Noir o un Riesling, dos cepas que desarrollan muy bien su potencial en este tipo de regiones. Ambas variedades resultan ideales para acompañar recetas basadas en mariscos y pescados, y sugiero probarlos junto a una picada de mar. El Riesling, además, es un buen compañero de platos picantes. Climáticamente, Tandil es comparable con Saint Emilion, en Francia, ya que posee una gran amplitud térmica, estaciones bien marcadas que permiten buen desarrollo de la uva. Allí destaco especialmente el Cabernet Franc, que se da intenso y fresco. Ideal para combinar con una picada de embutidos y quesos locales, de los mejores que se pueden encontrar en la Argentina.
Los grandes pinot noir que nos regala Neuquén (y cómo maridarlos)
Quien visita el Alto Valle neuquino debe probar su Pinot Noir, un vino delicado pero con potencia como para acompañar a la perfección un salmón a la crema, un atún grillado o un pollo a las brasas acompañado de vegetales. San Patricio del Chañar y Añelo, son las regiones con mayor potencial, al punto que en los últimos años los viñedos de este valle han crecido sin cesar en extensión e importancia. Dentro del enorme abanico de propuestas patagónicas, Marisol de la Fuente destaca el Pinot Noir, que desarrolla todo su esplendor en Neuquén, especialmente en San Patricio del Chañar. Otras variedades que se dan muy bien en la provincia son el Merlot y el Malbec.
Tucumán, vino y buen viaje
El rey indiscutido de Tucumán es el Torrontés, pero también se dan muy buenos Malbec, Cabernet Sauvignon, Tannat, Cabernet Franc, Petit Verdot y Criolla. Los suelos arenosos y pedregosos y la gran amplitud térmica se traslucen en vinos expresivos del terroir, de gran concentración de aromas, sabores y colores. Estos vinos del Valle Calchaquí tucumano se destacan por su intensidad. Entre mis preferidos están los Malbec porque allí la cepa muestra una personalidad única en vinos que resultan ideales para acompañar guisos o carnes de caza. Y si elijo un blanco me inclino por el Torrontés, en maridaje con unas ricas empanadas locales. Uno de los escenarios principales de la escena del vino tucumano es la localidad de Amaicha del Valle, que por sí sola vale una visita a la provincia, gracias a su famoso Museo de la Pachamama y su cercanía con las Ruinas de Quilmes.