santo&seña
ISSN 2027-6966
El Congreso ya ha tomado forma: estudiantes juiciosos, ponentes alertas, profesores apuntando y algunos autores, con el alma en vilo, haciendo antesala para leer sus relatos cortos y —como la mujer peluda del cuento— exhibir sus vergüenzas ante los forasteros. Por fortuna, las lisonjas no se convirtieron en jurado porque algunos lectores en el estrado, muy pocos a mi juicio, recibieron la misma dosis de aplausos con los cuales se aprobaba, creo yo, más su bizarría que su aptitud literaria. La mexicana Claudia Arroyo nos puso en contacto con las posibilidades literarias de YouTube.com a través del método de trabajar los trailers de las películas con un sentido de desfiguración para transmitir mensajes diversos. The Shinning Recut Trailer es un dispositivo para recortar los avances de las películas (uno a dos minutos) y dar mensajes antagónicos: Jack Nicholson, en El Resplandor, se convierte en un personaje benévolo; el largometraje de Gibson sobre Cristo se mezcla con un fragmento de Tarantino, y ese trailer adaptado, incluyendo la música, es otra cosa como un anuncio de video clip. Me asustan las posibilidades de la manipulación por este medio, pero me admira en cambio que sea motivo de pesquisa para los comunicadores sociales al indagar sobre la literatura de minificción.
12
Es importante anotar que no pude estar en todas las conferencias. Todavía me duelo de saber que perdí el conocimiento de muchos temas, y de excelentes expositores (muchos de ellos con su portátil en la mesa y unas presentaciones muy gráficas que explicaban lo hablado), porque un par de tareas extras y urgentes me alejaron del Centro de eventos de la BLAA. Pero afuera, en el pasillo donde servían café, y gracias a las conversaciones en grupo o en parejas, gracias al canje de tarjetas y, en especial, a ese rito minucioso de permutar libros, se me hizo claro que hay todo un ceremonial de dedicatorias y cumplidos que son parte inevitable en este tipo de Congresos. La explicación parecería sencilla: las editoriales consagradas a la búsqueda de best sellers en la novelística o el ensayo, no toleran ni los cuentos, ni los minicuentos, ni los poemas porque toda esta producción literaria está por fuera del comercio. Por ende, el espacio de los creadores tiene que resignarse a la edición universitaria o la autoedición que, de igual modo, casi no tiene canales de comercialización sino las nuevas amistades que prestan un libro, lo comentan con sus camaradas o, si acaso, lo agradecen en los correos electrónicos que se han guardado con todo respeto y comedimiento. ¿Esta forma de trueque acaso explica este y muchos Congresos? La venezolana Violeta Rojo, de la Universidad Simón Bolívar, es otro de los íconos presentes en este Jaime Lopera Gutiérrez evento. Guapa y Exgobernador del Quindío y escritor. Autor de Postigos:Asomos y presencias literarias elegante, en esa (Biblioteca de Autores Quindianos) y La edad imperceptible a perorata y otras historias (reedición de las evaluaciones y Cuadernos Negros). con esa voz chispeante de los
concentrado para polillas
caraqueños. Violeta no es cuentista sino crítica literaria y por ello su preocupación por “la banalización de la escritura mínima” se hace evidente y cierta. Leo en su libro sobre la minificción en Venezuela que no es muy amplio “el círculo de lectores” de este género, pero hay que precaverlo de imperfecciones. Oswaldo Trejo, uno de sus seleccionados, me pareció leerlo más como poemas en prosa; en cambio Salvador Garmendia, en Pájaros Otoñales, es una buena representación del género, y Eduardo Liendo, en Suspenso, es inolvidable.
Día tres: la minificción no es tan mínima. Las posibilidades pedagógicas del minicuento, la lectura de relatos y la conferencia central de Fernando Valls sobre las nuevas tendencias en el microrrelato español, dominan la mañana del viernes. Susana Salim y su discusión sobre el importante papel de Ramón Gómez de la Serna en la minificción. Ramón, fundador de las tertulias madrileñas, murió en Buenos Aires expulsado por la guerra civil; en 1929 fundó en Unión Radio la primera emisión radiofónica desde su casa —como lo hacen ahora los de “La Luciérnaga”—, y de quien alguien decía que cuando se agachaba arrojaba una greguería. A la altura de este momento, cuando llega al Congreso mi coterránea Leidy Bibiana Bernal, veo razonable decir que su editorial Cuadernos Negros es la que justifica mi presencia. Umberto Senegal, coeditor de esta empresa, decidió exhumar mi libro La Perorata, publicado hace 43 años por la Editorial Papel Sobrante que dirigían Manuel Mejía Vallejo, Oscar Hernández y Darío Ruiz Gómez. En el prólogo dice que mi libro es uno de los pioneros en el cuento corto en Colombia. Esa afirmación me deja virtualmente abrumado. Guillermo Bustamante, magnífico organizador de este certamen y quien me conoce de antes, avala esta afirmación de Senegal y ahora me acompaña aquí haciendo la presentación del libro, y del comentario, ante un puñado de personas, en la sala Cuervo: mi timidez de ese instante me impide revelar los sentimientos que me embargan por semejante promoción. Torpe para exhibirme, confieso que este acto me llega directo para reforzar el interés en el desarrollo literario de mi vida, a menudo confundida entre mis gustos tan dispares por la historia, la consultoría de empresas, el periodismo y la autoayuda.
Número 1
Diciembre 2010
Impresiones santo&seña, una publicación de
Editorial
Fundación CAPCA Editores
Cindy Cardona C. Ángel Castaño Guzmán Hugo Hernán Aparicio Diseño y diagramación Fundación CAPCA Impresión
Conceptos gráficos En foto de portada
Bernardo Pareja fundacioncapca@gmail.com ISSN:
2027-6966
Número 1 Didiembre de 2010
Contenido Todos dicen te amo
2
Los ángeles no viven en el aire
3
5
Caza de citas
7
La urbanidad de Rubio
8
No hay silencio
9
que no termine
Cal y arena en el universo del cuento
l poeta, mechón rebelde y manos de cuidadas uñas, sabe, si experiencia tiene en lides editoriales, que el libro de versos impreso a punta de privaciones y ayunos —explicación de su languidez— no pasará de ojos condescendientes de amigos y familiares. El novelista, mejor puntaje en la evaluación de proyectos presentados a las oficinas de cultura, para el rescate de la mitad del tiraje, lleva cheque a la litografía. Un enemigo —perdidas pupilas en el fondo de las gafas— publicó un comentario mortífero, un párrafo apenas, de la reciente obra. El novelista no sabe cómo diablos llegó el libro a esas manos. Él, personalmente, ha entregado la mayoría. Sospecha de un amigo. Poeta y novelista, en cóctel amenizado con performances y sendas copas de champaña, intercambiaron libros y elogios. Ninguno, no obstante, leyó al otro.
4
Los étimos del musageta
La vida, a pesar de todo
E
10
11
Hay demasiados libros, realidad examinada entre otros escritores por Gabriel Zaid; pero el encuentro de estos con lectores ideales es un milagro —no hay mejor palabra—, sometido a los rigores del azar. La comentada anécdota de la conversión de San Agustín ilustra a la perfección el asunto. Una voz perentoria, mientras el joven ambulaba por un coqueto jardín, le aconseja ojear de inmediato un pergamino dejado junto a un viejo árbol. La lectura cambia para siempre la mente del que sería un pilar de la teología patrística cristiana. La pregunta nacida de la meditación de la historia perturba: ¿cuántos desprevenidos viandantes no habrán dejado pasar el providencial
CAL Y ARENA EN EL UNIVERSO DEL CUENTO hallazgo sólo por la ausencia de la expresión escuchada por Agustín? De la oferta en las diferentes manifestaciones artísticas del universo cultural, damos a conocer breves reseñas, reportajes, y otros textos, cuya pretensión es aportar elementos de interés que susciten la curiosidad de la inmensa minoría. En el caso del Quindío, teniendo en cuenta su precaria tradición editorial, cuyas fuentes financieras son las entidades estatales y el bolsillo de los artífices, es meritorio comprobar la relativa profusión de impresiones literarias, eventos artísticos y culturales de variada índole. Seguir la pista de estas actividades es uno de los objetivos de la presente y sucesivas ediciones de santo&seña. El límite cordillerano a este y oeste de la hoya quindiana, obra como obstáculo en muchos casos insalvable para la inserción de nuestros quehaceres de todo orden en el concierto del orbe y la recepción de mensajes renovadores, apesar de los recursos informáticos. Igual cosa puede decirse de nuestra lejanía mental respecto al océano, fuente de conciencias cosmopolitas para otros países del continente y del mundo. Intentamos superar estas circunstancias. Las reseñas, herramientas de comunicación y construcción literaria, han ganado importancia en medios nacionales, aunque por lo general se les conceden espacios marginales y cubren sólo el ámbito literario. En santo&seña son la nota predominante de una partitura escrita con honesta osadía.
Cra 14 N 22-06. Tel:7442140
Jaime Lopera Gutiérrez Día uno: evocaciones de un posterior sesión del viernes. Y me dio por pensar en el perfil del congreso contemplativo minicuentista como una persona ingeniosa, pragmática, impaciente, curiosa, amiga de las sorpresas, y con una alta Cuando llegamos a la “Luis Ángel necesidad inmediata de volcar sus energías en un papel. Arango”, donde se realizaba el VI Congreso Internacional de Por contraste el novelista, se me ocurre, es perseverante, dedicado, Minificción, convocado por la hacendoso, detallista; cuando empieza una frase la puede Universidad Pedagógica de perseguir por un laberinto de episodios y de personajes hasta que Colombia, el Instituto Caro & una conclusión le viene adecuada como parte del final de un Cuervo, la Pontificia Universidad capítulo o el inicio del siguiente. El microcuentista es ansioso, Javeriana y la Librería Luvina, atrevido (cree agarrar un tema con pocas frases), perseguidor de entre el 13 y el 15 de octubre de imposibles, enemigo de las rigideces de los capítulos, y dueño de 2010, no dejaba de recordar mi historia de El convencionista una síntesis que lo va frenando a medida que el número de palabras avispado que aludía a este tipo de eventos. parece exceder el espacio de su creación. El microcuentista se automutila, es un prisionero del espacio y es allí, en esa decisión en Empiezo a darme cuenta, por el programa que me entregan, que la torno a lo breve, donde se juega la vida. Gracián siempre está cosa va en serio. No se puede perder ninguna sesión, están llenas detrás, con mirada punitiva. de ponencias interesantes. Además, no hay playa cercana que nos distraiga, sino los largos recodos y las casas viejas del barrio La Día dos: la aventura de escribir para pocos Candelaria, el más tradicional de Bogotá. Una primera lectura del programa alude a temas como “La minificción y la democracia; Susana Salim, alta, elegante, prudente, viene de la Universidad de como un correlato en Internet; como fenómeno social; como Tucumán y proveerá su tesis sobre las greguerías de Gómez de la 11 escritura fragmentaria”, etcétera. Y esa tarde, para mejorar mis Serna en una sesión posterior. La encuentro desolada en el hotel expectativas, un colombiano (Dávila Mateus) me aproxima al por el extravío de su maleta, incidente que para una mujer es un concepto del Koan, una prosa antigua del Zen. drama gigantesco. Trato de consolarla con mis varias experiencias en ese campo y con la afirmación de que con los medios A mi lado, en el auditorio, Raúl Brasca no se percata de mi extrañeza electrónicos las empresas aéreas ya tienen muy bien controlada por ese vocablo (Koan), progenitor de los cuentos cortos, como el esta eventualidad. Con pura paciencia, al día siguiente pudo haiku, el limerick y otras variedades literarias. Luego supe que encontrar sus cosas. Brasca es uno de los más esclarecidos cultores de la minificción, antologista, crítico y creador de importantes narraciones. Otro de La conferencia de Lauro Zavala sobre las minificciones esos notables, Lauro Zavala, rondaba por ahí, con su sonrisa audiovisuales en el canon cinematográfico, nos puso a pensar en traviesa, sus ojos curiosos de buen oyente y su sabiduría, las infinitas posibilidades de los mensajes breves. Cuando posiblemente agradado, con toda razón, de que colombianos le mencionó a Saúl Bass (1920-1996) se me abrieron todos los estuviésemos haciendo la corte a este mexicano cuya laboriosidad recuerdos del cine-club que animábamos con Ugo Barti y Carlos y rigor les da significado a los antiguos y nuevos artistas del género. Álvarez en el teatro Ópera de Bogotá. Barti, director de la primera revista de cine que hicimos en Colombia, Guiones, era tan fanático En ese momento alguien habla del microrrelato chileno y alude a la de los títulos de las películas diseñados por Bass como Otto Patagonia; y no me queda otro remedio que evocar a Mempo Preminger; varias veces vimos los encabezamientos de Espartaco, Giardinelli (Final de Novela en Patagonia, Ediciones BSA, 2000) Carmen Jones y Amor sin Barreras con un deleite indescriptible. cuya lectura fue para mi una revelación entre las narraciones de viajeros. Allí encuentro, escondido entre sus memorias sobre los Pero luego Zavala (además, un verdadero experto en cine) nos hizo fríos paisajes de El Calafate, un minicuento llamado Sueño pensar hacia adelante: en las inmensas posibilidades del Equivocado. ciberespacio en la narrativa corta, como un moderno meeting point entre los creadores y un público cada día mayor de lectores. Su Como las conferencias son en paralelo es inevitable escoger el charla habrá que leerla un par de veces porque hay admoniciones a tema de mayor interés. Por ejemplo, de antemano me dio gusto esta vanguardia de los breves, con el reclamo de una alta exigencia escuchar la lectura de minicuentos colombianos en la voz de sus de calidad y jerarquía a los autores —de tal modo que los chistes y autores, como fue el caso del costeño Rubén Darío Otálvaro, un las anécdotas gastadas y frívolas no se tomen ni las ediciones ni la juicioso autor de minicuentos con olor a playa, y el andino Mario Web, y degenere en un espectáculo de variedades esta promisoria Reyes (quien vivió en Armenia como empleado de Bavaria) en una categoría de las letras.
Exlibris
Fotogramas
LA VIDA, A PESAR DE TODO
TODOS DICEN TE AMO
Ángel Castaño Guzmán HISTORIAS MÍNIMAS. Carlos Sorin. 2002. Argentina. 94 minutos.
“
10
El desplazamiento es centro de acción en medio de una puesta en escena que recuerda la vieja premisa de John Ford: la captura del horizonte asegura parte del éxito. Si bien comparte rasgos típicos de la road movie, H.M no pretende en los 94 minutos de duración cosa distinta al registro de un pequeño fragmento de la vida de tres anodinas personas”
La muy citada teoría del iceberg —propuesta por Ernest Hemingway— explica a la perfección los aciertos narrativos de la película Historias Mínimas (2002), del realizador argentino Carlos Sorin. En un pueblo clavado a la orilla de una interminable cinta de asfalto, don Justo parte en busca de Malacara, gozque sin pedigrí avistado en la distante ciudad de San Julián; Roberto, locuaz viajante de comercio, lleva en el asiento trasero del coche un pastel en forma de balón para un desconocido niño; y María recibe de labios de una exaltada vecina la noticia: en el canal televisivo de la región escogieron su carta entre miles. El desplazamiento es centro de acción en medio de una puesta en escena que recuerda la vieja premisa de John Ford: la captura del horizonte asegura parte del éxito. Si bien comparte rasgos típicos de la road movie, H.M. no pretende en los 94 minutos de duración cosa distinta al registro de un pequeño fragmento —ni siquiera el más importante— de la vida de tres anodinas personas. La renuncia a los grandes acontecimientos de la historia —mayúscula sostenida y tallados arabescos— es una empresa estética bautizada con el modesto nombre de minimalismo. Héroes grises para épocas previstas en El hombre unidimensional y Un mundo feliz. El camino a Ítaca —ya lo dijo Cavafis— está poblado de zalameras sirenas. La cotidianidad —revoltillo de bajas pasiones y besos sazonados en pensiones de ninguna estrella— es punto de encuentro de una generación de creadores nacidos después de la implosión de las ideologías. El viaje emprendido por don Justo recuerda al instante la travesía del cowboy retirado de Una historia verdadera. Ambos —el primero devorado por las extensas estepas australes de la Patagonia mientras el segundo, montado en una cortadora de césped acondicionada para soportar los azotes de la intemperie, sigue una estricta dieta dictada por la necesidad—, huyen de la tranquilidad de sus respectivos hogares —tan parecida a la del sepulcro— para desanudar los enredos provocados por la mano del tiempo en la frágil madeja de la vida. El filme satisface los requerimientos básicos del buen cuento, reseñados por autores tan distantes en temas, período y geografía como Raymond Carver y Rodolfo Jaramillo Ángel. El norteamericano señaló en La vida de mi padre la inconveniencia de la utilización de trucos acertados o no en la confección del relato. La sinceridad argumental permite un diáfano acercamiento al público. Las trapacerías contemporáneas siembran destellos en labios de críticos posmodernos pero enturbian la trasparencia narrativa. Claro, las premisas de este —como las de todos los ismos— son apenas señales de ruta. Don Justo comparte con Julia —bella bióloga de encendidos crespos— momentos de una intimidad previa a la irrupción del deseo sexual. El paso de los calendarios atempera el ánimo revistiéndolo todo con las sedas de la fugacidad. Cada libro leído es uno menos. H.M, gracias a un montaje ajeno a la industria de Hollywood, esparce inquietudes nada relacionadas con la moral simplista del cine masivo al tiempo que dibuja sonrisas. La vida, al fin y al cabo, es rosario de pequeñas desgracias que ningún diario se toma la molestia de informar. H.M. no es una gran película —no es su intención— al estilo de las complejas tramas de Bergman ni de las circenses maratones de Fellini, pero la aparente simplicidad de su desarrollo estremece el ánimo como lo hace la contemplación de cualquier esquina de pueblo o metrópoli. La lectura de místicos patentados por multinacionales no es obligatoria para advertir en los recodos del camino el estallido de la existencia. Una buena película, la caricia de una mano amiga o los incendios del atardecer sirven más para tal propósito que cientos de tratados de descafeinada doctrina.
Cindy N. Cardona ADULTERIOS. Woody Allen. Editorial Tusquest. 115 págs. 2006.
Teatro
“El amor es un pasatiempo, para el que se utiliza el bajo vientre.” Erich Kästner. “No me quieras querer/no me quieras matar, corazón." Joaquín Sabina. El nacimiento en una sociedad Occidental, por azar, contingencia o destino —para los creyentes—, conlleva el desarrollo mental en el neonato de los preceptos de la filosofía platónica que fundaron una doctrina de amor idealista y la separación del sexo del amor puro. La concepción decadente de la carne, semilla de ofuscaciones culturales y psicológicas, infundió con ahínco la divergencia entre cuerpo y alma. Esta dicotomía, propia del cerebro humano, se ha desarrollado como herramienta cognitiva básica para ordenar las complejidades de la naturaleza y la cultura, argumento del estructuralismo francés liderado por Claude Lévi-Strauss. Antes, el inglés Francis Bacon identificó estos prejuicios como ídolos atraídos e innatos, estos últimos imposibles de extirpar. Además del pensamiento dicotómico, las formas de poligamia son innatas en la fisiología humana. La monogamia es anómala en la mayoría de grupos animales; este tipo de apareamiento, no obstante, es usual en más del noventa por ciento de las aves. Si bien la poliandria y la poliginia son propias de los mamíferos, no 3 es menos cierta la lucha del Homo sapiens contra sus naturales tendencias. De hecho, constantemente combate contra ellas (ejemplo, la medicina). Las conductas estereotipadas pueden perfeccionarse o cambiar mediante el aprendizaje. En caso de seguir los mandatos de natura, una relación basada en dos principios: libertad e igualdad, posibilitarán el intercambio de estros maniobrados desde la rosa náutica sin dejar de apuntar hacia la flor de lis; muestra ilustre: la pareja fundadora de Les Temps Modernes. El apotegma: todo el mundo pertenece a todo el mundo, detendría la reproducción en ... inteligente mofa de la vida en serie de Medeas y Otelos que no tienen acceso a un gramo de soma para complacerse pareja, donde lo cliché es una en la estabilidad de Un mundo feliz —un centímetro cúbico cura diez sentimientos sarta de corazones rotos. En melancólicos—.Temáticas tratadas por un judío neoyorquino con setenta y seis años encima quien ha recreado la risible realidad humana desde hace cuatro décadas. este texto teatral, Woody Allen Notables lentes, excitante máquina de mirar, satírica y excelsa; fabricadas en la hace revelaciones incisivas avenida Bergman calle Groucho, placenta de películas, guiones cinematográficos, cuentos y obras de teatro. Su faceta de dramaturgo —anterior a la cinematográfica—, sobre la doble moral humana” poco conocida, es tan valiosa como esta. Adulterios —tres comedias de un acto— es una inteligente mofa de la vida en pareja, donde lo cliché es una sarta de corazones rotos. En este texto teatral, Woody Allen hace revelaciones incisivas sobre la doble moral humana, dejando vislumbrar a través del cristal la imagen envilecida de nuestros prejuicios. El lector, inmerso en el mundo de la perfidia conyugal, tendrá en sus manos ideas útiles de cómo deshacerse de una relación extramatrimonial —desde una verborrea insulsa hasta una estratagema delictiva—. La conmoción de sopesar las consecuencias amorosas poligonales quedará cincelada en mentes de maridos fieles —especie extinta en la última glaciación— y señoras atareadas en telas de seda. Para quienes acuden al Prozac —fármaco que sustituye al soma—, las dosis de humor negro de esta cáustica obra ratifican lo efímero y vano de las relaciones humanas. Destino próximo: grupo psicoterapéutico.
“
Las comedias suceden en tres sitios de la ciudad de New York: Riverside Drive; Old Saybrook y Central Park. El acto es la infidelidad, vértebra donde baila el amor. En la primera, Jim, encuentra ayuda en Fred —dechado de prosista—, quien expone una baraja de soluciones para deshacerse de su relación extramarital. Jim y Fred dejan la incertidumbre de las caras de una misma moneda: individuo con trastornos de doble personalidad (evoca El extraño caso del doctor Jeckyll y míster Hyde y El club de la lucha). La imagen de los gansos frente a tres parejas infieles reunidas en torno a una barbacoa, producto de la mente de un escritor, es la escena del absurdo de Old Saybrook. La última puesta en escena recuerda una de las piezas de Desmontando a Harry.
Exlibris
Impresiones
NO HAY SILENCIO QUE NO TERMINE*
LOS ÁNGELES NO VIVEN EN EL AIRE
Gustavo Páez Escobar
Leopoldo de Quevedo y Monroy
NO HAY SILENCIO QUE NO TERMINE. Íngrid Betancourt. Editorial Aguilar. 710. págs. 2010.
Por un designio de estrella errante o por mandato de un rayo que pasó dejando una estela de humo, se acercó la mujer glamurosa a la ventanilla donde estábamos preguntando si aún había localidades en venta para el concierto de abono en el Teatro Monumental de La Radio y Televisión Española en Madrid. No había abierto su boca la empleada de taquilla, cuando ya la dama nos entregaba sus dos boletos para platea pues su esposo no la podría acompañar.
Niccolò Paganini
“
El espíritu del
divino Paganini
despertó; comenzó
alegre y majestuoso el 4
Concierto. El maestro Walter Weller, hierático, ondeaba sus brazos como un águila. De pronto, hizo una seña y entró en escena el violinista serbio Nemanja Radulovic, arcángel de larga
Regla fundamental para leer un libro es hacer abstracción de la simpatía o antipatía que despierte el nombre del autor en el ánimo del lector. El libro vale por sí mismo. Si se llega a él con prejuicio, se cierra la puerta del disfrute y de la independencia mental. No he entendido algunas voces que, en señal de protesta por la demanda que Íngrid Betancourt intentó entablar contra el Estado, anunciaron que no leerían el libro No hay silencio que no termine, donde ella narra su vida de cautiverio en poder de las FARC.
El Teatro estaba repleto el jueves 28. La araña de cristal de Murano resplandecía colgada del techo. Apenas si el acomodador tuvo tiempo para indicarnos las sillas de adelante desde donde podríamos ver a los artistas y escucharlos a nuestras anchas. Estaban anunciados el Concierto para violín y orquesta núm. 1 en Mi bemol mayor Op. 5, de Niccolò Paganini, —que el folleto informativo había titulado como de "Cierto olor a azufre”— y La canción de la tierra, de Gustav Mahler. Las luces y la araña apagaron su fuego y el recinto moderno quedó convertido en lugar perfecto para dar espacio a lo que ocurriría. Un arcángel de cabeza blanca, alas negras; otro de largos cabellos, espigado cuerpo, enfundado en negro y un tercero invisible, se apoderaron de la sala para llenar oídos, cerebro y pecho de quienes esa noche asistíamos a la cita con Euterpe. 105 ángeles de sagrado negro tenían sendos instrumentos de cuerda y vientos. Al fondo un bombo y dos platillos.
A medida que avanzaba en las 710 páginas que contiene el relato (formado por capítulos breves y frases ágiles), me convencía más de la capacidad de narradora —con talento de novelista y poder de reflexión y análisis— que Íngrid pone en evidencia en su obra magistral. El libro le salió del alma, y por eso está escrito con alto grado de realismo, espontaneidad y sinceridad, e incluso de nobleza frente a los vejámenes de que fue víctima.
“
Íngrid no sólo ha
escrito un
libro asombroso, que se lee como una
El espíritu del divino Paganini despertó; comenzó alegre y majestuoso el Concierto. El maestro Walter Weller, hierático, ondeaba sus brazos como un águila. De pronto, hizo una seña y entró en escena el violinista serbio Nemanja Radulovic, arcángel de larga cabellera y bucles. Eran su cuerpo, el violín de 1843 que fuera de J. B. Villaume y el arco, un solo espíritu; la silueta de su magia se sentía en la Sala. El cuerpo sobre el violín y el violín sobre su alma eran la sombra de Paganini. Razón tuvieron sus contemporáneos al acusarlo de tener pacto con el diablo. Su luz, su inspiración, su fuerza, todavía están vivas en los pentagramas. Los ojos del público estaban fijos en el escenario. Inmóviles todos mientras el virtuoso extraía la melodía del violín no envejecido.
novela, sino la memoria exacta de uno de los capítulos más aberrantes de la violencia colombiana”
cabellera y bucles. Eran su
Los dedos del artista levitaban sobre el mástil del violín y, como el flautista de que fuera de J. B. Villaume Hamelin, la música que se expandía por el y el arco, un solo espíritu; escenario iba por los sentidos de quienes la silueta de su magia se allí gozábamos. El ambiente estaba enrarecido. La melodía, como neblina, sentía en la Sala” envolvía mente y sentimientos. El público, embelesado como si fuera realidad el Nemanja Radulovic anuncio de que el concierto tendría olor a azufre. Paganini estaba en el cenit cuando escribió esta obra. Sólo un privilegiado puede captar e interpretar con su celeridad y lirismo, la sinfonía que él transcribió de lo que oyó en un Leopoldo de Quevedo y Monroy más allá. Al final, un movimiento rondo-allegro spirituoso, fue el de más alto tono artístico. cuerpo, el violín de 1843
Escritor. Abogado egresado de la Universidad Libre y magíster en Docencia Universitaria de la Universidad del Valle.
La Sala del Monumental de la RTVE estalló en aplausos y Radulovic con su maestro debió salir en cinco oportunidades a corresponder las sostenidas ovaciones. A continuación, agradecido, regaló Zarabande a sus oyentes.
Le puso como condición a la editorial que ella lo escribiría sola, sin necesidad de un asesor profesional. Durante largo tiempo se refugió en un sitio solitario, donde aislada de interferencias se impuso un régimen riguroso de disciplinas. Serenó el espíritu para poder pensar. Al frente le quedaba la nieve, buscada por ella misma como cortina mágica para alejar el verde de la naturaleza que le recordaría a la selva, para de esa manera purificar el alma y hacer fluir el pensamiento. Paso a paso y valiéndose de su portentosa memoria e imaginación, en el libro recorre trochas, ríos, campamentos, lugares atroces y nauseabundos. Abre para el país la verdad que se esconde en las profundidades de las selvas vírgenes convertidas en cárceles infamantes, donde a merced del oprobio, la humillación y los actos de fuerza, los prisioneros pierden la dignidad humana y son tratados peor que animales. Leyendo estas páginas, pensaba yo en los campos nazis de concentración y en el diario de Ana Frank. El alma poética que existe en Íngrid Betancourt dibuja los paisajes de la jungla con fascinantes pinceladas que por momentos alejan al lector del horizonte de crueldad que allí se vive, y hasta le crean la ficción de hallarse en la selva embrujada de La vorágine. La propia descripción de las culebras, las fieras, los cocodrilos, las tarántulas e infinidad de alimañas salvajes está hecha con mano maestra. Tal vez la autora está fugada de la literatura. Cambiar hoy la política por la literatura sería un destino ideal. Es inaudito que las fieras humanas que han mantenido en prisión a tantos colombianos inocentes, y se han ensañado con el suplicio hasta límites impensables, no recapaciten en que deben frenar su odio contra la sociedad. Quizá los testimonios de quienes salen a la libertad formen al fin en ellos la conciencia de que por las armas y el tráfico de drogas nada conseguirán, fuera del repudio de los colombianos. Íngrid no sólo ha escrito un libro asombroso, que se lee como una novela, sino la memoria exacta de uno de los capítulos más aberrantes de la violencia colombiana. Como en las novelas, se pinta la condición humana, con las envidias, intrigas, rencores, avaricias, peleas, egoísmos que son comunes en cualquier parte, y con mayor razón en estos grupos de presos sometidos a toda clase de presiones y salvajismos.
Gustavo Páez Escobar Novelista y columnista del diar io El Espectador. Recientemente condecorado con el Cafeto de Oro en la modalidad literaria, de la Alcaldía de A r m e n i a . Vi n c u l a d o durante varios lustros al Quindío.
Me impresionó el hecho de que, no obstante la barbarie con que fue maltratada, Íngrid conservó siempre la dignidad inculcada por su padre, y su esencia femenina. Su obsesión por la libertad, que varias veces la llevó a intentar la fuga, y que nunca dejó decaer, le hizo recuperar la vida. De hecho, era una muerta viviente. Alcanza en la historia el carácter de heroína. Se salvó con fe y religiosidad. Y escribió su testimonio estremecedor. *A solicitud de s&s, el autor envió esta reseña, publicada también en el diario El Espectador.
9
Exlibris
LA URBANIDAD DE RUBIO Hugo Hernán Aparicio Reyes LOS MUROSY LA ROSA. Gustavo Rubio Guerrero. Biblioteca de Autores Quindianos. 150 págs. 2010. Poesía
Día-logos En el presente año 2010 apareció Los Argonautas del Espíritu, compilación de ensayos literarios de Bernardo Pareja García en la Biblioteca de Autores Quindianos. Fieles al idiolecto de un autor poco conocido y de difícil lectura, los textos que la conforman versan sobre personajes de tan disímil origen y catadura como Guillermo Sepúlveda, Luis López de Mesa, Candelario Obeso, Antonio Machado, César Vallejo, entre otros. Este hecho, pero sobre todo la meritoria obra creativa del poeta y ensayista, motivaron este diálogo en su residencia, con santo&seña.
LOS ÉTIMOS
Saludado desde la academia en su primera edición, hace ya trece años, como nuevo hito lírico de la literatura regional, el poemario de Gustavo Rubio Guerrero, Los muros y la rosa, ha sido reeditado en el presente (2010) por la Biblioteca de Autores Quindianos, producción conjunta y plausible de la Gobernación y la Universidad del Quindío, a la fecha con seis títulos de escritores locales en su haber. Ochenta y un poemas monoestróficos con extensión individual promedio de veinte versos, presentación y ensayo crítico subtitulado Análisis de una poética contestataria en 66 páginas escritas por Juan Aurelio García Giraldo, y lacónicas respuestas de Rubio Guerrero a un cuestionario del analista, conforman el volumen. El objeto impreso, ajeno al dominio del autor aunque evaluable, más aún tratándose de “cuidada edición”, según se lee en la contra carátula, financiado con recursos públicos, merece breves notas. Aspecto general apenas pulcro; diseño de portada, común a los seis títulos coproducidos, por entero extraño a los desvelos del poeta; papel de modesto gramaje y molesta traslucidez, fuentes y tamaños de las mismas, márgenes, viñetas, numeración, adecuadas; calidad de impresión entre aceptable e irregular. Salvo máculas ortográficas veniales y uno que otro reparo sintáctico achacable al particular manejo del lenguaje, los textos reciben buen trato.
8
No obstante, la edición de los poemas incomoda al receptor del mensaje. Las versales o letras mayúsculas iniciando líneas, son guijarros entre los zapatos durante la andanza por los sombríos recodos urbanos de Rubio Guerrero. ¿Acaso, instrucción expresa del autor? La audaz propuesta estética, contestataria en forma y fondo, la ruptura retórica, conceptual, con tradicionales compromisos de la poesía quindiana, como bien las estima el crítico, resultan atadas a un arcaico esquema de frases sueltas, yuxtapuestas, que dificultan lectura y comprensión. ¿Descuido culposo del diagramador e indiferencia del editado?
Es allí, en la complejidad de las tragicomedias propias de un urbanismo tardío, edificado a empellones, abismalmente distante de la ciudad Cavafiana, donde el poeta cuece su acendrado intimismo, el desprecio por la inane altisonancia, su furor, tristezas y nostalgias...”
“
En línea con la observación anterior y con la metodología de García Giraldo, reconociendo la profundidad de su estudio que parece no dejar cabos sueltos, redundemos en pliegues formales. Con la libérrima disposición de oraciones —¡Ah, paradoja!— la mayoría ortodoxas, que conforman la trama de los versos —a menudo rotos, acaballados entre sí como recurso de buscadas arritmia y atonalidad—, sin el auxilio de signos de puntuación, de sujeción a la sintaxis, presentes con frecuencia el hipérbaton, la metáfora, el atajo escatológico, las palabras en apariencia inconexas, suprimidas las cesuras originales por decisión del poeta (ver nota del editor número 8 en el ensayo de García Giraldo), Rubio Guerrero riega sugestivas espinas en el camino del lector. Abundan las claves cifradas de acceso a su discurso de amargo existencial, muchas veces antagónicas en acomodo a contextos cambiantes: los muros, la rosa, la muerte, la arena, los espejos, entre las reiteradas, aparte de otras menos frecuentes, talanqueras opuestas a la sosa obviedad. Pero es la figura de la vieja, aquella que provoca cierta prevención en lectores y crítico. Varias páginas emplea García Giraldo para explicarla, para intentar la defensa del poeta por la casi obsesiva presencia, siempre siniestra, entre sus versos, de una mujer provecta, de facciones abominables, asociada con la muerte o el mal. El esfuerzo es denodado y, tememos, no del todo exitoso ante la inquisición feminista. Echa mano de referencias míticas, artísticas, históricas, para justificar al poeta de ruptura, al subversor, al panfletario, crítico enconado de su vecindad y de sus lacras, cuando recurre al socialmente indefenso ser: mujer, anciana, fea, como alegoría poética; no para redimirla del odio, del desprecio, del miedo, sino para reforzar los sentimientos negativos que despierta. El marco ideológico y estético de Gustavo Rubio, circunscrito por los muros, presentes la rosa, la vieja y demás símbolos en un escenario opresivamente urbano, es su ciudad, es Armenia, Quindío, Colombia, población fundada en desarraigos, atavismos, quimeras y pasiones. Es allí, en la complejidad de las tragicomedias propias de un urbanismo tardío, edificado a empellones, abismalmente distante de la ciudad Cavafiana, donde el poeta cuece su acendrado intimismo, el desprecio por la inane altisonancia, sus furores, tristezas y nostalgias, donde se origina el rencor por quienes sojuzgan, por las corruptelas politiqueras, por el engaño de los cínicos pocos contra los estólidos muchos; desde donde vierte hieles, denuncias, críticas, diatribas, increpaciones e imprecaciones, hilachas de ternura, relatos, proclamas anti-todo, en forma de poemas. Sus viscerales, ignorados, perdurables poemas.
DEL MUSAGETA “Me han estimulado dos palabras: fiat lux (hágase la luz). La luz se hizo y quedó de fondo la poesía”. Bernardo Pareja. El arribo a la casa del poeta —gotas de lluvia martillando la carrocería del automóvil—, vereda Palermo, municipio de Quimbaya —distante 20 kilómetros de Armenia—, contradijo expectativas previas. Sencilla, cómoda vivienda, vecina de la escuela. Imaginábamos una mansión oculta tras portón de lustrosa madera. Ningún ladrido salió al encuentro de la emisaria enviada para la concertación de la entrevista. Pilar, hija del poeta, encargada del gobierno de Amerindia, nos invitó a seguir mientras consultaba con él, convaleciente de una hospitalización de sus pies están guarecidos en fundas cinco días. Ya viene Bernardo. quirúrgicas. Sentados en el corredor iniciamos la charla. Asombra la memoria Letras y Letrados de Humberto Jaramillo capaz de comentarios profundos sobre Ángel, conjunto de glosas impreso en los hechos acaecidos antes del ascenso de Hitler talleres de la rotativa departamental del Gran al poder. Caldas, contiene breve presentación del hombre que en segundos saldrá a recibirnos. “Bernardo Pareja, es quizás uno de los En prosa acribillada de comas, dice: "qué últimos poetas vivos del Gran Caldas, nombre terrible puede dársele a este extraño representante de una generación que le poeta que viste, siempre, de negro, que fuma rindió culto al lenguaje. Autores cuya visión curvada pipa, que bebe ajenjo en doradas estética de la literatura, los llevó a crear una copas, que lleva chambergo alado, que no cultura decantada y purista. Ellos fueron los duerme, que ruge." Descripción adecuada primeros autores que conectaron la literatura para condes de Transilvania, no para el provinciana o regional, con la más selecta e hombre de ahora —nueve decenios a su importante universalidad artística. Gracias a espalda, pasos sostenidos por un este grupo de escritores, nuestras comarcas caminador— que saluda. No tiene la marca campesinas se alimentaron de las vertientes de la bestia en la frente sino una sonrisa más cosmopolitas y clásicas”, expresa el florecida centímetros abajo. La pipa escritor Carlos Fernando Gutiérrez, en —adminículo asociado en la región con Luis artículo de La Avenida revista cultural. Vidales—, presente en todos los retratos de la biblioteca, desapareció. De igual manera, Por su parte, Carlos Alberto Castrillón, en lugar de las pezuñas de la prole satánica, docente universitario, investigador y crítico,
en Bernardo Pareja y los argonautas del espíritu, reflexiona sobre la propuesta poética del entrevistado: "se regodea en las palabras de su glosario sonoro y particular al punto que son ellas las verdaderas protagonistas de esta celebración de la poesía. Esto explica el deseo barroco de cifrar el referente y recuperar los étimos, la insistencia en los cultismos y anacronismos lexicales, cultivados con loable intransigencia desde su primer libro (...). El circunloquio rodea al objeto hasta iluminarlo o petrificarlo (...). Todo esto implica un alto grado de exigencia para el lector, de cuya 5 cultura lingüística y literaria depende el nivel de comprensión". Durante un receso en la conversación, mientras Pilar sirve café en pocillos campesinos, Pareja revela el origen del exotismo de su arsenal idiomático: "El doctor Elías Henao Toro me obsequió un diccionario extraño que perteneció a Marco Fidel Suárez; contenía las raíces latinas de las palabras". Los artificios de Bernardo Pareja, razón probable de la cerrada circulación de sus poemar ios, merecieron elog ios de Carmelina Soto, celebrada poeta quindiana: “Nos recuerda con su modo de escribir, la inagotable riqueza del castellano y la obligación primaria del escritor de remozar y enaltecer el idioma”. Tal fue la simbiosis personal y afectiva que, afirma Luis Fernando Suárez, al alimón confeccionaron el poema Un centauro llamado Bolívar, homónimo de la compilación editada con ocasión del bicentenario de nacimiento del Libertador. Además, el libreto radial Café suave de Armenia de Soto, incluyó el acompañamiento musical de Tierra quindiana, bambuco de Pareja. En 1990 el recorrido literario de los dos mereció el galardón La pipa de Oro.
Como en otros casos notables de la literatura regional, Bernardo Pareja adquirió temple de musageta (vocablo frecuente en su prosa) en el trato con los libros; no inscrito en escuelas ni cenáculos artísticos, ajeno a intercambios epistolares y estrechas amistades, práctica común en sus coetáneos. Habla, estirando las palabras, sobre su temprana actividad periodística: “A los 16 o 17 años empecé a escribir prosas, artículos publicados con el nombre de Cáusticos en Anacleto, revista humorístico-política de Boyacá. Con mi trabajo literario, realizado desde temprana edad, no he pretendido o s t e n t a c i ó n n i r e c l a m o m é r i t o s. Simplemente, he tratado de hacer un modesto aporte a mi solar nativo, a mi departamento. Comencé a tener cierta figuración en el antiguo Gran Caldas, a través de La Patria, apenas al desgaire, en la columna Regreso al cortijo, de corta duración. No pertenezco a ninguna escuela literaria, creé mi propio estilo. El estilo es el hombre.Yo no he buscado en la poesía las ideas sino las palabras”. 6
Sus desvelos existenciales han transcurrido en la población denominada con el pretensioso nombre de Villa Alejandría —propuesto por Guillermo González de Greiff, miembro de la junta fundadora—, luego rebautizada Quimbaya en homenaje al pueblo prehispánico que habitó, entre otras regiones, la esquina suroccidental del actual Quindío. Nacido cuatro años después de la creación oficial del municipio, la vida de Bernardo Pareja, inmersa en el murmullo de cafetales, tiene como epicentro el arrume de libros heredados y las montañas visibles desde el hogar. La ascendencia paterna colaboró con el parto de la localidad. Apunta el poeta, indiferente al canto de los gallos: “Mi padre, Juan Pablo Pareja Cifuentes, fue miembro de la junta pobladora. Él abrió esta propiedad, pequeña con relación a otras de mucha mayor extensión que la circundaban. Los Pareja, sonsoneños; los García, de Ríonegro. Radicales unos; los otros, godos”.
como poeta luciferino. Tenía cierta explicación con todo aquello de los poetas franceses malditos. Tal vez fui yo el primero en hablar en estas tierras de una mujer perteneciente a ese grupo, respetada por Verlaine, llamada Marceline DesbordesValmore. Me encontré con una poesía creadora, dejando a un lado lo sentimental; la generación del 27. Lorca en el 20 ya cuajaba. En el 27 se celebraban los 400 años de la muerte de Góngora. Dos personajes extraordinarios: él, y un portugués llamado GilVicente.”
El ángel desterrado Omnipotencia del abismo oscuro y emperador del palacio ignito. ¡Ah, ya sé…! Tú también eres infinito y dueño de un pensamiento puro. Eres tétrico, pero jamás impuro, en tu vejada caverna de granito. Los obcecados ángeles del mito te llaman réprobo de pávido conjuro. ¡Oh, Satán…! Fuiste príncipe de las alturas y hoy centinela fiel de las negruras del infierno donde sueñas silencioso; eres magno artífice de epinicios allá en tus insondables precipicios donde vibra tu grito proceloso.
Antes del chaparrón de libelos nadaístas en el congreso de escribanos católicos, Bernardo trazó, con sus 18 años, a la sombra de los almendros de Cartago, profanas letanías al príncipe de la caverna: “rompiendo con cartabones de orden religioso; para demostrar mi rebeldía, mi informidad con la situación”. El dedo de Torquemada, por fortuna, no lo señaló.
“Mi acercamiento a la poesía data de la infancia, cuando la imaginación es muy viva. De pronto yo miraba el sol, la arena brillante como estrellas. Cogía una cajita y las guardaba muy bien para irlas a vender al otro El consumo de guandolo —más de cien kilos día. Entonces había una pelea con mi familia llegó a pesar— dibujó una fisonomía porque en la noche habían robado mi contraria a la silueta idealizada por Gautier tesoro”. para colegas portaliras —menos de 90 libras de huesos y sueños— en el aeda de boina y El ánimo infundido por la intempestiva visita bufanda que recita versos de Arcilla Iluminada es expreso y visible; Pareja regresa al (1953), su primer poemario:
presente y menciona la existencia de cinco libros inéditos, pasados ya a limpio por Pilar. Ella, al instante, trae uno de estos desde los anaqueles tutelados por las pupilas de Nietzsche. De Estancia en el ocaso leemos en voz alta: Exhalaciones del sol naciente Alegres danzan las libélulas en aguas de la alberca. La lluvia, noble samaritana, sed a las eras calma. Júbilo de nemorosa hontana arrulla la mañana. Dominio oscuro del silencio, sin rumores, sin ecos. Palomas del sol a los milanos abrazan con sus dardos. Cocuyos decoran y orifican el manto de las sombras.
Al ineludible interrogante acerca de su inclinación hacia el lenguaje, las letras, sus lecturas de juventud y madurez, Bernardo, pasando los dedos por el lomo de un perro, expresa: “Mi padre vivió en varias ciudades sobre todo del sur de Colombia, pero mi crianza fue más con mis abuelos y mi tío que con él. En casa, con mi madre y la pizarra de tiza, aprendí a rayar las primeras letras.A partir del año 32 o 33 inicié mi formación personal. Agrómena, aquel que está entre el campo y la ciudad, es el término que mejor me definía por entonces”. La lluvia, canto de cigarra en los tejados, atrae su atención. Trovador poseso, rótulo asignado por la crítica local, no le quita ni agrega a sus aciertos literarios: “Nunca me molestó que me identificaran
c a z a d e c i t a s
La obra de literatos ajenos —por decisión o casualidad— a la tiranía del mercado editorial, circula en reducida cofradía de amigos. La financiación, casi siempre estatal, es el mayor obstáculo a vencer. Por eso no asombra que Pareja —cuatro libros publicados en un periodo de medio siglo— hable con entusiasmo de los nonatos de su Remington, traída de los Estados Unidos. Veintena de antipoemas y un S.O.S desesperado: el principito descendiendo en un globo de vilano al ignoto continente de Narragonia, título inspirado en la satírica obra de Sebastián
Brant, editada en Basilea dos años después de la llegada de la tripulación del navegante genovés a las costas americanas. Pan recién salido del horno, la explicación del nombre brinda luces sobre el quehacer lírico de Pareja: en su brújula, el norte es un territorio poblado de fantasmas —Parsifal, los doce pares de Francia, Prometeo, el primer salvador de la humanidad; el rey Arturo, el Santo Grial— del que apenas tenemos noticias.
En tiempos dominados por el individualismo, los linchamientos parecen ser la última gran causa colectiva. Una de las pocas actividades capaces de movilizar, con tanto ímpetu, a todo un pueblo. Más que la final de un campeonato de fútbol, más que cualquier ideología política. Juan Pablo Meneses, periodista chileno.
El caudillo es lo único que políticamente hemos inventado los latinoamericanos a lo largo de nuestra historia revuelta. El arte es un hipódromo donde no se le apuesta sino a los que han cruzado victoriosos la línea de llegada. Plinio Apuleyo Mendoza, escritor colombiano.
La sombra de la fiera lo persiguió y, al darle alcance con prontitud, lo devoró con la calma y la precisión propias de los sueños. José Raúl Jaramillo, cuentista colombiano.
Si uno mata con bombas caseras se llama terrorismo y si mata con ametralladoras y hambre se llama defensa. Es un juego de palabras, ¿no? Santiago Roncagliolo, novelista peruano.
¿Por qué ustedes, los jóvenes, perdieron la esperanza? Es que desde que me conozco no he hecho sino sufrir.Todos sufrimos. Entonces tirémonos todos. No cabemos por la ventana… Víctor Gaviria, cineasta colombiano.
La huida proporciona la más formidable sensación de libertad que se pueda experimentar.Te sientes más libre huyendo que si no tienes nada de qué huir. El fugitivo tiene los músculos de las piernas en trance, la piel temblorosa, las fosas nasales palpitantes, los ojos abiertos. Amélie Nothomb, novelista francófona.
Contacto: 310-515-9288
Línea de muebles universitarios y escolares.
Cocinas integrales. Clósets. Servicio de pintura electrostática en polvo.
Av. Colón calle 15 N 33-31 Calarcá.
7