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Ricardo Dávila, entre la naturaleza y el espacio
Ricardo Dávila, entre la naturaleza y el espacio
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Cuando te conocí me dijiste que eras ermitano y cascarrabias, y yo te veo como un ser capaz de crear cuadros de inmensa belleza y paz…
De niño fue violento e impulsivo y gracias a la pintura he logrado llevar esa explosividad por buen camino. Creo que la soledad es necesaria en todo proceso creativo. Eso es muy útil porque vivimos en un mundo que no nos deja estar con nosotros mismos.
¿Qué encuentras cuando estás contigo mismo?
Tengo una frase que describe muy bien esto: El más grande universo he encontrado dentro de mí. Y si tenemos un mundo tan grande por descubrir, imagínate todo el tiempo que tendríamos que dedicar a descubrir nuestras posibilidades, qué más tenemos por decir y por sentir. Para mí el arte es el camino que me permite descubrir mi interior.
¿Y una forma de encontrarte entonces son tus autorretratos? Para mí es una especie de exorcismo un autorretrato, casi ninguno se parece anatómicamente a mi cara, pero son mis estados de ánimo, cuando termino un autorretrato es cuando descubro realmente cómo me siento. Normalmente los hago cuando estoy muy cansado, como una especie de desfogue.
Tienes una linda frase que dice: “Mi vida no me pertenece, mi arte sí”. Coméntame sobre eso. La vida es algo que no se puede controlar, pero en el arte yo sí puedo dominar mi espacio de creatividad, donde mi voluntad y mi esfuerzo puedo llevarlos por el camino que espero sea de suficiente valor para que trascienda y que mi arte quede como un testimonio de vida.
¿Siempre supiste que ibas a ser pintor o alguna vez pensaste en hacer algo distinto a esto?
Recuerdo que desde mi tierna infancia estuve siempre pintando y haciendo cosas con mis manos. Lo he hecho siempre sin pensar que esta iba a ser mi profesión y esta ha sido mi vida, no podría ser nada más. Lo hermoso del arte es que no te jubilas, la única que me va a jubilar es la muerte. Mi vida está dedicada a la pintura, lo que pinto lo tengo en mi entorno y paso todo el tiempo pintando, es casi como respirar para mí. Yo no podría estar sin pintar, incluso una vacación de más de tres días es una tortura para mí, no puedo pasar tanto tiempo sin pintar.
¿Has vivido siempre de la pintura?
Siendo artista se puede vivir con restricciones, pero eres una persona libre. Mi obsesión es ser libre en un mundo donde la gente es más esclava. En mis cuadros se siente un espacio y esa necesidad de sentirme libre me ha empujado toda la vida. Y de un tiempo para acá me estoy dando cuenta de que lo que realmente yo pinto es el espacio, en el cual puedo sentirme libre.
Al ser autodidacta no te has encasillado, pero ¿has tenido pintores que han ejercido una infl uencia sobre ti? Claro que sí, cuando era niño no pintaba como niño y mi aspiración ahora es pintar como niño. Pero cuando era chiquito era un nino serio y dibujaba todas las carátulas de los cuadernos: Ruminahui, Eugenio Espejo, Simón Bolívar, todos los próceres que salían en los cuadernos. Los hacía de memoria y los dibujos eran demasiado concentrados. Esos fueron mis primeros trazos. Después Guayasamín estaba de moda y comencé a hacer unas cosas “aguayaseminadas”, hasta que descubrí que el rey y el sol de los artistas: Pablo Picasso y me hice un pintor picassiano obsesivo, al punto de que oía que Picasso hacía tres cuadros al día y a
mis veinte anos yo también hacía tres cuadros al día. Luego fue padre de familia y comencé a ir al campo y veía unos paisajes bellísimos y decía ¿quién podrá pintar esto tan lindo, estas hojas tan lindas, esta luz? Ese fui yo. Pero pensaba que sería otro. A lo que voy es que los artistas pintamos lo que vivimos. Si tú ves mi obra actual hay mucha paz y es porque ahora vivo así.
¿Te sientes en plenitud en este momento de tu vida?
Sí. He sido y soy feliz, creo que el derecho del ser humano es la felicidad y la libertad. La felicidad es un estado de ánimo. Otra cosa es la alegría, es muy diferente. Tiene que ver mucho con la salud física, va a parecer que alardeo, pero yo no me enfermo, tanto que no tengo seguro de salud y no me preocupo de ese tema, pero soy consciente de que tengo un cuerpo físico, me cuido, hago ejercicio todos los días, soy vegetariano y me bano en agua fría, creo que ese es el secreto, y el mayor secreto es el estrés, que en mi caso no tengo.
Me acompana la música, estoy apuntalado por la música, clasica, sobre todo ópera. La música acompaña mi arte y soy un hombre feliz.