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Colibríes
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Si presta atención, en pocos minutos se dará cuenta que desde su casa o, de paseo en un parque cercano, en la playa, en la selva, el páramo, o el bosque, podrá ser testigo de la presencia de tórtolas, palomas, gaviotas, carpinteros, fragatas, loros, pericos, cóndores mirlos, jilgueros, golondrinas, güirachuros, petirrojos, gorriones, kilikos y, por supuesto, de colibríes o quindes, aves que conviven con nosotros, y que para la mayoría pasan desapercibidos.
Pues bien, incursionando yo en el pasatiempo de la fotografía, y luego de disfrutar de hermosas tomas de nevados como el Antisana, lagunas como Mogote, páramos, ríos, playas y otros paaisajes, quedé extasiado al ver una fotografía, tomada con un teléfono celular, de un maravilloso ejemplar macho de colaespátula zamarrito, una especie de colibrí común en ciertas regiones de nuestro país, de cuya presencia no me había percatado nunca antes.
Quise pues, profundizar un poco en el conocimiento de estas criaturas tan fascinantes y espectaculares, y es así como pronto tuve entre mis manos libros maravillosos de autores como Dr. Fernando Ortiz Crespo, Robert S. Ridgely, Paul J. Greenfield, Murray Cooper, Michael Fogden, Crawford Greenewalt, John Gould y HC Richter, así como páginas del internet con guías extensas y muy completas para la búsqueda y observación de aves en todo el Ecuador que han ido incrementando mi pasión y fascinación por estos seres diminutos y frágiles, pero a la vez poseedores de una fortaleza, belleza y colorido inigualables, con una habilidad de vuelo y desplazamiento asombrosos, que solamente pueden ser obra de Dios.
Me dediqué entonces a enfilar hacia ellos mis discretos dotes de fotógrafo aficionado, en el ánimo de tener imágenes de colibríes que nunca antes había visto.
Conforme iba conociendo nuevas especies, me propuse conseguir al menos una imagen de cada uno de los colibríes que habitan en nuestro país, sin saber hasta entonces que esa tarea resultaría en extremo ambiciosa.
Poco a poco me fui percatando de las dificultades que esto planteaba, entre otras: escasez de miembros de algunas especies (v.gr. zamarrito pechinegro), áreas de distribución muy limitadas, lejanas y de difícil acceso.
Combinando con mi práctica diaria de la pediatría, y luego de casi ocho años de salidas, paseos y recorridos por parajes lejanos del ruido y la contaminación, con la compañía y el apoyo de mi esposa y mis hijos, he conseguido una colección fotográfica de 81 especies.
En el Ecuador se conoce que habitan alrededor de 130 especies, lo que representa el 40% de las 328 especies reconocidas en la actualidad, y que se distribuyen en todo el continente americano, desde Alaska hasta la Patagonia, incluyendo las islas del Caribe.
Los colibríes son aves cuyo diseño morfológico muestra su capacidad de adaptación al medio y sus fuentes alimenticias.
Son de tamaño relativamente pequeño, llegando a medir entre 5 cm (estrellitas) y 20 cm (colibrí gigante) y su peso puede variar entre tan poco como 2 gramos (el peso de 4 tabletas) y 20 gramos.
Se alimentan principalmente del néctar de las flores, lo que representa el 75 u 80% de la dieta de los colibríes. Pero los pequeños insectos y arañitas son parte fundamental de su dieta, como fuente de proteínas.
Los colibríes son los únicos vertebrados voladores que pueden mantenerse en el aire en el mismo sitio, o desplazarse en cualquier sentido, incluso en reversa. Para esto describen con sus alas, durante el vuelo (revoloteo), un movimiento en forma de ocho acostado. Esto lo hacen a una frecuencia que varía entre los 30 y 100 ciclos por segundo .
En línea recta pueden alcanzar una velocidad de hasta 150 km/hora (3), lo que representa 200 veces la longitud de su cuerpo en un segundo.
Una vez que usted consigue enfocarlo con su cámara, muchas veces verá escaparse la tan deseada fotografía, ya que antes de que pueda accionar su dedo, su colibrí habrá desaparecido.
La frecuencia de sus latidos cardíacos también es algo asombroso, varía desde cifras muy bajas durante las horas de sueño, hasta más de 1.000 latidos por minuto en horas de máxima actividad.
Disfrute de estas imágenes, que estoy seguro despertarán su interés, y ojalá en un futuro cercano seamos muchos los que podamos aportar, con nuestro esfuerzo, para la conservación de los hábitats de nuestros colibríes, hoy tan amenazados por la explotación de los bosques, la agricultura, la ganadería, la minería y el crecimiento desmedido de la mal llamada civilización.