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Mi abuelo, yo… y Blondie, claro
Mi abuelo, yo… y Blondie, claro
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Me llamó Uli y tengo 3 años. Mi abuelito se llama Lars pero yo le digo “Morfar”, que en su idioma significa “papá de mi mamá”. Mi Morfar viene de Dinamarca, un país muy, muy lejano, en donde durante el invierno cae mucha nieve del cielo y en verano el sol está despierto hasta muy entrada la noche.
Morfar tiene una perrita, Blondie, tiene mi edad y las dos tenemos la suerte de crecer junto al cariño y enseñanzas de mi abuelito. Los tres somos mejores amigos.
A mí me gusta estar con mi Morfar porque me deja comer helados antes del almuerzo y me enseña a cuidar a Blondie. Mi Morfar nos explicó a mis hermanos Thor, Mila y a mí, que las mascotas son un miembro más de la familia a los que debemos cuidar y amar como tales.
Cuando salimos a comer o de paseo siempre vamos a lugares donde acepten perritos porque no nos gusta estar lejos de Blondie.
Yo sé que cuando sea grande voy a recordar mis paseos en el parque con mi Morfar y nuestra perrita, esa sensación me va a acompañar cuando piense en lo feliz que es mi infancia. En estos recuerdos, encontraré algún día mi fortaleza y cuando sea tan grande como Morfar voy a tener una perrita para darles esos mismos recuerdos a mis nietos, porque en la vida no hay nada más importante que la familia, ya sea de dos o cuatro patitas.