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Luis Enrique Toledo
Por: Ana Lucía Vallejo
Un artista escondido en las calles de Quito
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Luis Enrique Toledo
Impresiona su capacidad creativa a sus cortos 27 años. Sus obras son el reflejo de sus sueños, ya que lo que pinta es realismo mágico, su imaginación crea libremente sin modelos, tanto sus personajes como entornos que recuerdan a la época medieval. Su inspiración está en los clásicos, lo cual se nota sobre todo en las texturas que logra y los paisajes renacentistas que envuelven a sus personajes. Pero la formación surrealista, la parte mágica y la fantasía han estado presentes siempre en su vida. Lo que busca es que cuando alguien vea su obra sienta que entra a otro mundo, que entra al inconsciente, a través de arquetipos.
Nos cuenta que llegó al arte por casualidad o que en realidad fue el arte la que lo escogió a él, no él al arte. En su natal Santa Clara – Cuba, cuando tenía quince años, rindió los exámenes para ingresar a estudiar en el Escuela de Arte Manuel Ascunce Domenech, lo hizo para la carrera de música, y reprobó. Lo que le gustaba era la percusión. Valiéndose de su padre, prestigioso y reconocido artista plástico, le permitieron dar otra prueba en la misma escuela, pero para artes plásticas, con la idea de que una vez adentro él podría cambiar de especialización. Tal fue su sorpresa que, sin nunca haber tomado un pincel, aprobó la prueba y fue entonces que descubrió que tenía talento innato. Gracias a la herencia artística de su familia (padre pintor, madre actriz, abuela escritora) se le dieron las cosas con naturalidad y terminó por engancharse totalmente con la pintura. Si bien en la academia aprendió las técnicas y recibió una formación formal, cree que su escuela ha sido su padre, de quien dice “es un monstruo”, que en buen cubano significa que es grandioso.
Su obra ha sido presentada en varias exposiciones personales, colectivas y en bienales en Cuba, México y Estados Unidos. Además, ha recibido algunos reconocimientos y premios, así como publicaciones en varias revistas y periódicos en EE.UU. Actualmente trabaja de manera exclusiva para la galería de arte Conde Contemporary en la ciudad de Miami.
Luis Enrique describe así su obra: “La magia que surge de lo cotidiano sale a la luz para transportarnos a través de puertas virtuales a otros mundos, a otros universos, donde se percibe lo onírico e idílico del ser, con sus deseos, sentires y aflicciones.
Como atravesando estas puertas, los sueños nos identifican, nos soprenden, nos cercan y nos liberan, porque de esto se trata: puertas a otros mundos internos que desconocemos, lugares que hemos perdido y ganado, una especie de reencuentro con el pasado y el presente.
La ausencia, la soledad, la duda y el miedo, toda una gama de emociones, sentimientos y sensaciones se descubren en esta obra. Es una expresión del subconciente. Objetos y personajes se entrelazan y conversan entre sí y conmigo con una carga de arquetípica de elementos.
Mi obra sangra y canta, reverencia y cuestiona al tiempo mediante estas perturbadoras puertas que se abren y cierran más allá de nosotros. Su magia está en la imagen quizás escondida dentro de una amalgama de misterios.
Mi objetivo es trasladar al expectador, mediante estas puertas, hacia lo esotérico, lo mágico, lo fantasioso y lo deseado con un sentido de existencia, con una extrema sensibilidad creadora.
Así logro expresar mis miedos a los espacios vacíos, hacia los sueños, hacia lo desconocido. Viajes virtuales y logrados recursos que identifican una obra asumida desde lo íntimo, plena de temas sugerentes universales y humanos.
Mundos inexplorados o explorados por mí. Viajes internos que intentamos hacer y que intentamos compartir”.