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Hugo Burel: Recomendación de libros y películas

RECOMENDACIONES Por Hugo Burel

Un libro: Accidentes domésticos de Milton Fornaro

El presente del negocio editorial concede poco espacio a un género narrativo exigente y tradicional como el cuento. Décadas atrás, y por mencionar solo referentes del Río de la Plata, los libros de Borges, Cortázar, Bioy Casares, nuestro Mario Benedetti o el hoy injustamente olvidado Carlos Martínez Moreno, ofrecían a los lectores la posibilidad de internarse en historias muchas veces breves, pero gratificantes en su contundencia y variados argumentos. Hoy ese panorama ha variado y el cuento -salvo honrosas y esporádicas excepciones- es una rara avis dentro de la oferta de librerías. Por lo general se reeditan los clásicos del género, pero no se publican nuevos volúmenes de cuentistas actuales. Por eso es bienvenida la edición de Accidentes domésticos de Milton Fornaro, autor uruguayo nacido en Minas y poseedor de una sólida trayectoria en nuestras letras, no solo como cuentista sino también como novelista. Fornaro acaba de ser distinguido con el premio José María Arguedas de Casa de las Américas por su novela La Madriguera.

Accidentes domésticos reafirma a Fornaro como uno de nuestros mejores cuentistas y, a medio siglo de haber publicado su primer libro, nos ofrece un conjunto de relatos que certifican su talento narrativo. El título del volumen alude a un mundo cotidiano, por momentos inquietante y repetitivo, en donde los lazos familiares pueden ser también los lazos del ahorcamiento moral, de las rutinas asfixiantes, del sinsentido de conductas obsesivas o inútiles. No obstante, no incurre Fornaro en tonos depresivos o negruras argumentales sino que su pulso narrativo nos conduce por escenarios caricaturizados en los que la sátira y un asordinado humor aligeran la atmósfera sin quitarle un ápice de profundidad al retrato de esos accidentes domésticos que tan bien definen la temática del libro. Fornaro posee además un sutil poder de observación, capaz de describir lugares, gestos, tipos humanos y detalles ambientales que condensan, con admirable economía, el sentido de un drama o el agobio de una existencia. Admirador del maestro Hemingway, Fornaro logra en Bien familiar -junto con El corredor, de los mejores cuentos del libro- un formidable relato que, en apenas cuatro páginas y media, se parangona sin dudas con los grandes cuentos breves de su maestro. Otro de los destacados del volumen es La Navidad de los adúlteros, una magnífica semblanza sobre la grieta que traza la soledad en los protagonistas.

Vale la pena internarse en el mundo que propone Accidentes domésticos para indagar desde la ficción y a través de la mirada de un agudo y sagaz observador de la realidad, los recovecos del alma humana y los inquietantes rincones de lo cotidiano.

Accidentes domésticos, Milton Fornaro, Banda Oriental, 2017, 142 p.

Una serie: La casa de papel, de Alex Pina

truco es que no pretenden robar las existencias de papel moneda que hay en la fábrica sino que el plan consiste en imprimir nuevo: 2.400 millones de Euros para ser preciso.

La aventura les ha salido redonda, a unos y a otros. Adaptada a la nueva realidad que demandan las series, Netflix redujo a 50 minutos la duración de sus episodios, la vendió como producción original y la puso el nombre de «Money Heist» en las zonas de habla no hispana. Y el éxito de la ficción se ha disparado. A ella se han enganchado millones de espectadores de todos los continentes. En América del Sur, de hecho, su éxito ha sido notorio. Especialmente en Brasil, donde ha generado un fenómeno de adhesión sin precedentes. De hecho, en los Carnavales del país, de los más importantes a nivel mundial, cientos de aficionados salieron a las calles disfrazados con la característica careta de Dalí y los monos rojos que visten los atracadores.

La casa de papel es una serie de televisión española producida por Atresmedia en colaboración con Vancouver Producciones para su emisión en Antena 3. Creada por Alex Pina, se estrenó el 2 de mayo de 2017 en Antena 3, y culminó el 23 de noviembre del mismo año, con un total de 15 capítulos. Netflix compró la serie y es distribuida mundialmente por la plataforma, gracias a lo cual ha alcanzado gran fama mundial estando entre las 20 series más populares del momento en la web.

La segunda temporada, estrenada en 2018 culmina la historia que empieza con el atraco a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre de España. Todo el operativo es planeado y dirigido por El Profesor (Álvaro Morte) con una ejecución perfecta de los atracadores Tokio (Úrsula Corberó), Nairobi (Alba Flores), Río (Miguel Herrán), Moscú (Paco Tous), Berlín (Pedro Alonso), Denver (Jaime Lorente), Helsinki (Darko Peric) y Oslo (Roberto García). El atraco sucede durante 5 días en la fábrica pero los maleantes no están solos en ella, han tomado rehenes, los propios trabajadores de la fábrica junto a los estudiantes del Colegio Británico que estaban de excursión. Los asaltantes pretenden ganarse el favor de la opinión pública para poder escapar. Pero el gran He visto las dos temporadas de La casa de papel y se trata sin dudas de una muy buena producción, impecable en todos sus rubros, desde actuaciones, fotografía, escenarios y una muy cuidada edición al nivel de los grandes productos anglosajones. Sus personajes tienen mucha fuerza y la historia está muy bien contada, razones todas que obviamente movieron a Netflix a comprarla. Como serie española es la mejor hasta entonces realizada, pese a lo cual, en España no tuvo la misma repercusión que en otros países.

Redondeando este comentario, sin dudas que hay que ver La casa de papel, pese a su final un poco adocenado que recuerda a ciertas películas de acción de una matiné. No defrauda, por supuesto, pero la inteligencia desplegada en la primera temporada, en la segunda se convierte en un compendio de clichés de lo ya visto en otras producciones. Quizá la mano de Netflix o cierto cansancio de una idea que desde que empieza la serie convierte a sus seguidores en comprometidos fans de lo que convencionalmente llamaríamos “malos”, atentó contra la resolución de una historia que atrapa.

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