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Yoga, fuente inagotable de bienestar
YOGA fuente inagotable de bienestar Por: Margarita Ortegón
Mucho más que una actividad física, es una ciencia y una disciplina de vida. El Yoga tiene como finalidad el cuidado y desarrollo integral del cuerpo humano. Sus métodos acaban con las causas de la mala salud: oxige nación deficiente, mala alimentación, falta de ejercicio y eliminación defectuosa de desechos que envenenan al organismo. Además contribuye al aumento de las capacidades mentales y sensoriales, gracias a la respi ración rítmica, la concentración y la meditación, acerca al hombre a su naturaleza espiritual. Indra Devi
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Cada día son más las personas en el mundo que han logrado modificar sus vidas mediante la milenaria práctica del yoga, que además de armonizar el cuerpo con la mente y el espíritu, otorga mayor bienestar y mejora la estética de nuestros cuerpos.
El yoga tuvo su origen en la India hace aproximadamente 6000 años. El sistema clásico hoy practicado fue compilado por Patanjali, en lo que se conoce como los Yoga sutras, basados en las tradiciones antiguas de los vedas, hace 5000 años.
La palabra yoga deriva de la raíz sánscrita yuj que significa “unión” y lo que une es la conciencia individual con la conciencia universal. En términos prácticos, lo que hace es armonizar cuerpo, mente y emociones. Su secreto consiste en que perfecciona al hombre entero, y no a un aspecto particular, logrando un bienestar integral.
A través del desarrollo de las fuerzas internas del ser humano, el yoga inicia por mejorar la salud y el bienestar físico, y sigue lentamente de lo mental hacia lo espiritual. La transición se realiza gradualmente, sin que se percate el practicante de ello, hasta que, en efecto ya se ha elaborado un cambio dentro del ser.
El yoga tiene numerosas ramas o divisiones, pero el objetivo de todas es conseguir la unión con la conciencia suprema. Así, en el Karma Yoga se logra en virtud del trabajo y de la acción; en el Jnana Yoga, a través del conocimiento y del estudio; en el Bhakti Yoga por la devoción y el amor desinteresado; en el Mantra Yoga por medio de la repetición de ciertas invocaciones y sonidos.
El Raja Yoga es el yoga de la conciencia, es decir, la más alta forma de yoga. Cubre todas las prácticas, desde asana y pranayama, hasta el mantra y las distintas variaciones de la meditación. Este yoga integral tiene que ver con todos los aspectos de nuestra naturaleza, desde el cuerpo hasta el alma y muchos métodos de sanación, desde alimentación hasta meditación.
El Hatha Yoga, es el yoga del bienestar físico, abarca mucho más que las posturas ya que incluye un gran rango de métodos de purificación y meditación. Consta de diversas etapas y va precedido del Yama-niyama, las diez reglas del Código Yoga de moralidad. Las etapas son asana o postura, pranayama o control de la respiración; pratyahara o control de los nervios; Dharana o control de la mente; Dhyiana o meditación y Samadhi que es el estado de bienaventuranza última y de iluminación espiritual.
El asana que domina en Occidente es a veces llamado Hatha Yoga porque en los textos de Hatha Yoga encontramos la explicación más detallada de las asanas. Pero no es correcto llamarlo Hatha Yoga, ya que éste es un camino que emplea poderosos métodos internos de limpieza que demandan vivir en circunstancias muy especiales.
Por miles de años, el yoga ha sido una parte en central en la vida de millones de personas a lo largo de todo el mundo, que buscan la cura y la paz mediante este ejercicio meditativo. Su práctica tiene enormes beneficios para mejorar la salud y prevenir enfermedades, ya que relaja el cuerpo y permite el mejor funcionamiento del sistema nervioso, glandular, cardiovascular y digestivo.
Quienes hacen yoga, tengan la edad que tengan, encuentran en este ejercicio un mayor bienestar, desarrollan la flexibilidad en su cuerpo, mejoran estéticamente, y sienten mayor lucidez. Su práctica diaria conduce a una vida más larga y sana.
Uno de los beneficios del yoga es que mejora la flexibilidad, fortalece los músculos y las articulaciones, desparece dolores y tensiones, vigoriza la estructura ósea y protege de dolencias como la artritis y la osteoporosis. Estimula la circulación y eleva los niveles de hemoglobina disminuyendo la incidencia de los males cardiacos.
El prana, se activa por determinadas posturas corporales que estimulan principalmente a las glándulas endocrinas. Así, el yoga fortalece el sistema inmunológico, el sistema linfático y desciende el nivel de cortisol, relacionado con la depresión, la presión arterial y la resistencia a la insulina. Al quemar calorías, reduce el nivel de azúcar en la sangre, controla el colesterol, mantiene el peso y mejora los hábitos alimenticios. Además alivia las úlceras, el estreñimiento y el síndrome de colon irritable.
El fundamento de la práctica del yoga es la respiración que estimula el sistema nervioso, eleva los niveles de coeficiente intelectual, ayuda al manejo del estrés mejorando la restauración y el descanso. La regulación de la respiración, ayuda a tranquilizar la mente y obtener una mayor concentración.
Las posturas y efectos del yoga influyen en todos los aspectos de la vida de una persona. Las sensaciones de paz mental, relajación, energía y facilidad de movimiento corporal, acompañarán por siempre a quienes lo practican. Consultar al médico antes de iniciar la práctica, particularmente si se padece alguna afección física.
Realizar los ejercicios al aire libre o un lugar con mucha ventilación.
Usar ropa cómoda, estar descalzo y evitar el uso de lentes y accesorios, para respirar y moverse con facilidad.
No practicar después de ingerir alimentos, esperar al menos tres horas.
Practicar en la mañana para un efecto energético en el organismo; o por la noche para relajarse.
Escuchar con atención las instrucciones para evitar lesiones.
No exceder ni forzar el cuerpo en las posturas. Siendo disciplinado y constante, avanzará en forma progresiva.
Respirar siempre por la nariz. La respiración es esencial para la práctica.
Mantener cada postura por unos segundos para sentir el efecto y extender el lapso poco a poco.
Relajarse entre postura y postura, respirando lenta y profundamente.
Estar consciente del trabajo y la respiración que se está realizando.
Terminar cada sesión con 5 minutos de meditación.