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Buen editorial de SG 132. Es cierto, si los recursos de ese tributo de los clubes llegan a los sectores necesitados, valdrá la pena el esfuerzo.
Que no vaya a tomar Nicolás Echavarria el camino de Villegas que al primer millón cambió su posición gestual corporal.
Muy buen resumen de las maravillas de La Macarena en Medellín. Todo es cierto, soy jugadora de allá y me vanaglorió de su belleza. Gracias Soy Golfista por el reconocimiento.
De su invitación a jugar el Drive desde el fairway resultó un birdie soñado (Par 4). En mi Club, mis partners no lo podían creer. Les conté el origen de mi decisión y se sorprendieron. Gracias Soy Golfista
Carlos Olano Sotelo (Desde Buenos Aires)
No es nada gracioso lo de los prediales de los clubes. Los golfistas que votaron por Petro se estarán preguntando sobre su decisión. La mano al dril, sí, pero de los pudientes.
Nicolás Mariño Sanjitas Bianca Suarez de UribeDIRECCIÓN GENERAL
Cel. 310 243 6920
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133
Ni Don Agustín Nieto Caballero ni mucho menos Doña Isabelita Holguín de Gómez, vicerectora de primaria y de disciplina de mi colegio bogotano me hubieran permitido siquiera escuchar la diatriba que vomitó por su boca el exsenador Benedetti.
Que vulgar, que falta de respeto con una señora joven que, por más tocada por los hechos, su condición de mujer le debería permitir tener un seguro contra este tipo de elementos machistas que, detonados por la furia y el efecto lento de varios tragos, son capaces de mancillar su personalidad llenándola de insultos violentos contra ella, sus políticas y sus maneras.
El casi segundo hombre más poderoso de este gobierno se fue al agua de aire con este episodio. Su gran inteligencia, que la tiene sin duda para lograr llegar donde llegó, no fue capaz de modelar una actitud de conducta capaz de alcanzar los objetivos por él mismo trazados.
Es como el jugador en el campo desestabilizado que, en un arrebato imposible de controlar, agarra el palo del error y lo lanza al aire en medio de palabras iguales a las del titulo de este editorial.
Que pena exembajador. Que horrible imagen ha vendido usted de los de su raza caribe. Esa mezcla de rápido hablar, tono enredado y groserías entre cortadas denotan solo pobreza intelectual, bajeza y una pésima imagen de un dirigente.
Cedazo: Señor, su carrera política terminó.
Es cierto, nada más deplorable que el tráfico intenso en cualquiera de las aglomeraciones sociales. Siempre es lo mismo, una maraña de autos, en el caso de las carreteras, condenados todos por salir dentro de las mismas horas debido a sus trabajos y obligaciones.
Todos terminan sus viernes con rapidez para llegar a sus casas, recoger sus enseres, sus hijitos, su señora y arrancar para ese fin
de semana, seguro con el premio del lunes festivo y encontrarse con unas carreteras que, como las nuestras, no logran ofrecer la capacidad de la demanda comenzando así el calvario.
Un viaje que normalmente debería durar unas tres horas de recorrido se convierte en una pesadilla de más de 6 horas por ese efecto catastrófico que significa la aglomeración.
Lo mismo en el campo de golf.
Domingo antes del lunes festivo. El turno de las 7 am se desborda y el parking de los carritos se congestiona de mini coches cargados de todos los implementos, listos y preparados para esa jornada que, en condiciones normales, debería ser cubierta en unas 4.5 horas en el caso de los foursomes.
Pero vienen los problemas. Que este grupo son 3, que este dos y que uno que otro, a veces muchos, intentan salir solos. Es muy difícil para los cadies master organizar a la perfección esa lista de candidatos.
Como obligar al Club a que le prohíba jugar a aquellos que con esfuerzo quieren entrar al campo. No hay forma, que no sean las prohibiciones, de controlar un flujo desbordado de jugadores todos con el ansia absoluta de comenzar temprano para poder disfrutar a la familia del medio día en adelante.
La fórmula inicial es muy simple: Si no tiene partner para esos días pico tiene dos caminos: el primero el mas acertado: No juegue ese día o el segundo, salga al campo después del mediodía, si no es socio el green fee es más económico y espere tener la suerte de un campo mucho mas fluido.
Es más, no intente buscar un buen score en esas condiciones, debería, en caso de verse obligado a jugar en ese espacio de tiempo, aprovechar el campo para observar ciertas correcciones a su juego tales como las distancias, la lectura de las trampas, los rebotes etc. Ni siquiera tendrá oportunidad de jugar dos bolas porque sencillamente el twosome de atrás suyo está observándolo para ver cuando desocupa el fairway para poder continuar ellos con su juego.
Es inútil. No se puede, no lo haga, no lo intente. Existe un tercer camino que puede ser infinitamente superior, Váyase para el campo de práctica. Se lo aseguro, ganará más para su juego y para su temperamento.
Que usted esté solo con un treasome adelante que a su vez esperan un foursome lento, atenta directamente contra la calidad de su juego.
No le alcanzó a Nicolás Echavarría para superar el corte. Un doble bogey en el hoyo 1 de la segunda ronda, viernes, lo dejó a un golpe de conseguirlo y se quedó.
Juan Sebastián (Que flaco que está) pasó el corte por 1 y en total, el domingo, quedó a +2 a 16 golpes del ganador.
Jugaron bien, buenos golpes, buenos putts pero falta. Tienen el golf, ahí está, pero como todos sabemos, el día que llega, llega y con él los buenos tiros y la suerte.
A Wyndham nunca lo había visto. Lo juro. Que despistado yo, claro.
Ya ha ganado 2 veces en la PGA y tiene en su bolsillo mas de 15 millones de dólares en premios. Nada mal.
En el campo de los Angeles este US Open se lució. Mas por el campo y su diseño y cuidado que por la asistencia. Que poca. Por fuera de las tribunas algunos aficionados pero nada igual a los Major anteriores. Un clima maravilloso y unas posiciones geográficas de los hoyos y sus trampas sensacionales, que permitieron lucirse a las cámaras del operador de TV que, como siempre, nos regaló, (bueno, ni tan regalado) una transmisión de lujo sensacional para pantallas grandes.
Yo iba por Rory, lo confieso. Pensé que entre él y Rikie Fowler se iban a disputar el primer lugar y sigo rezando para que logre el irlandés un Major más. Siempre pensé que Clark estaba de invitado incómodo, que ya iba a salir del listado, pero pasó los 4 días, por detrás de Rikie que casi siempre estuvo al frente de la tabla, y ahí, sin alaracas, sin errores mortales, se metió.
Tampoco pudieron Scottie Scheffler ni el fabuloso Tommy Fleetwood que, con un -6 el domingo, se coló al quinto lugar incluso arriba de Rickie que, valga la verdad, perdió el torneo con el putt.
Un tiro ciego me conquistó. El hoyo 4, un par 3 de 233 yardas sin vista. Lo normal es tirar al fairway para quedar a menos de 90 yardas de frente al green, pero con estos tipos nada se puede imaginar. Clark, con un hierro 3 disparó por encima de los árboles y aterrizó con fuerza al comienzo del green, ausando una bajada natural que le imprimió velocidad y ubicó rodando la bola a menos de 2 yardas del hoyo. Birdie espectacular y para mí, seguro, el mejor tiro del día.
También rescato la sacada del “Fesquiu” en el green del hoyo 6. Completamente perdida para la cámara, la bola solo se dejó ver de Clark, quién con un wetch abanicó suave, con alguna potencia, acertó la bola la cual se elevó unos 4 metros y aterrizó a media yarda del hoyo. Clase magistral gratis, velocidad del swing, localización y fuerza especial.
Casi Magia.
Volviendo al último día, comenta un lector que tanto esfuerzo y concentración para ganar semejante torneo y bolsa por un tiro de diferencia. Por eso la emoción y el llanto de Wyndham, que no soltaba a su caddie por no mostrar su derrumbe emocional. Le queda bien a Clark esa maña de, posterior a un buen golpe, poner a dar vueltas en el aire el palo ejecutor con un movimiento que le ví hacer muchas veces a Tiger mientras vigilaba el vuelo con sus ojos de halcón.
Gran torneo. Muy disputado, inesperado, muchos tiros dignos de espectáculo y cierre maravilloso.
Gracias Golf. Gracias todos.
Windham posee una mezcla de palos en su talega basados en Titleist y Taylor Made. Los principales son:
Driver: Titleist TSi3 (9 grados)
Madera 3: TaylorMade Stealth 2 (15 grados)
Hierros: Titleist T200 (3), Titleist 620 CB (4-9)
Wedges: Titleist Vokey Design SM9 (46-10F, 5212F, 56-10S), Vokey Design WedgeWorks (60-A)
Putter: Odyssey Jailbird Versa
Bolas: Titleist Pro V1x
Cada salida al campo de golf es una maravilla natural.
Todos ustedes lo saben. Fuera de las bondades del juego, que son muchas, tenemos ese show natural precioso que es la belleza del campo de golf, sus entornos, sus aguas, sus verdes pulidos y sus ruidos silvestres, su escándalo natural.
En este último rubro especial se encuentra el concierto matutino de los pájaros que pernoctan en nuestro Club, sembrado a casi 400 metros sobre el nivel del mar. Grandes, pequeños, tímidos, bulliciosos, alebrestados, cariñosos.
Las aves de nuestro campo son uno de sus ingredientes más espectaculares que solo hasta ahora, con la conducción de nuestra presidenta Maria Paula Tamayo, se plasmaron en un libro tipo Villegas, bella y científicamente explicado, definiendo con todo conocimiento las especies fotografiadas y una descripción somera de su comportamiento.
Yo privilegiaba los carpinteros. Me atraía muchísimo esa disciplina de ellos golpeando de frente los troncos gruesos arrancándoles ese sonido de madera tan característico acompañado del silencio respetuoso de los que jugamos.
Gran libro este de las aves. Muchas gracias a todos aquellos que intervinieron y en especial al Dr Carlos Uribe Velez, clara eminencia del tema a pesar de su profesión de médico ortopedista. Son sus fotos las protagonistas de la obra y se nota su interés por el tema y por la idea de comunicarle a todos la belleza de nuestra fauna.
Y claro, a la Dra Carolina Gómez, también medica veterinaria quién, además de su pasión por la fotografía de las aves es golfista consumada lo que le da el hándicap necesario.
Gracias a todos. Valioso aporte. Se encuentra a la venta en la sede del Club Puerto Peñalisa.
Algunas veces, pocas la verdad, hemos visto águilas reposando de sus largos viajes, en las altas ramas de nuestros árboles con el mínimo movimiento de sus ojos vigilantes de que nada que las amenace, las intranquilice.
La jugadora de 20 años nacida en California lo ganó todo como aficionada, decidió pasarse al profesionalismo y en su estreno en el LPGA terminó ganando su primer torneo, el Mizuho Americas Open en New Jersey, evento que se llevó a cabo a comienzos del mes de junio.
Este tipo de cosas no suceden muy a menudo, desde 1951 nadie había logrado esto, que una debutante en el LPGA ganara en su estreno. En aquel entonces, fue Beverly Hanson en el Eastern Open quien logró ganar en su primer torneo en la élite del golf mundial. 72 años pasaron para que otra jugadora lograra esta hazaña.
El golf mundial femenino a nivel profesional le da la bienvenida a esta nueva estrella que llega con los mejores galardones como aficionada donde impuso varios récords, entre ellos, el de 141 semanas consecutivas como No.1 del ranking aficionado de mujeres y proclamarse como campeona universitaria de EEUU en 2 ocasiones consecutivas, algo que ni siquiera Tiger Woods logró.
No está mal comenzar el camino del profesionalismo con US 412.000 dólares en la cuenta bancaria . Y no son los nervios lo que caracteriza en competencia a Rose Zhang, lo menciono porque para ganar como debutante en el LPGA tuvo que desempatar con Jennifer Kupcho a quien venció en el segundo hoyo con un tiro espectacular en el hoyo 18 y bajo presión.
“La Mozart del golf” como la llama su entrenador de la universidad de Stanford, pasó de estar en el puesto 482 al 62 en el ranking mundial femenino con esa victoria. Que se preparen las jugadoras coreanas, les llegó un fenómeno a batir que apenas comienza y ya hizo historia. Veremos cómo le va a Zhang como profesional en el US Open que se jugará en Pebble Beach del 6-9 de julio.
Mientras tanto, los directivos del golf femenino mundial celebran lo sucedido, más público, más patrocinadores y más golfistas que quieren ser como ella. Esto es realmente lo que hace crecer un deporte.
Nos vemos en el Tee.
Tienen amigos y enemigos. Las mujeres son sus amigas, claro, mantienen constante comunicación, las quieren las consienten las miman, en cambio los caballeros las ven como protección de los dedos que, sin control, crecen más con la temperatura y su corte, tarde o temprano, se obliga.
Son poco nombradas. Son poco sociables. En los centros comerciales han aparecido negocios que llevan su nombre y con una particularidad medio ridícula e interesante: las personas que se sientan para contratar su mantenimiento se ubican visibles a través de vitrinas inmensas que permiten que todos los transeúntes vean como, ataviadas de los implementos necesarios, se entregan a los expertos que hacen de sus uñas unas plataformas limpias, simétricas y claro pintura, mucha pintura.
Los hombres más bien poco. Tenemos que cortarlas por aquello de la higiene, la estética y la practicidad. Nos basta con un corta uñas y trabajar en lugares cada vez más incómodos y en caso extremo, una lima que bordea uniforme su curvatura para evitar enredos “jartos” y hasta peligrosos.
Y en el golf juegan. Por supuesto
Tranquilos, ni ellos lo saben.
Lo único que se sabe es que nada se sabe con exactitud. Eso si, que los dos “Top man” de cada liga se bajaron de sus personales aviones respectivos y pasaron juntos, parece que en Londres, un fin de semana sensacional lleno de cenas, almuerzos perfectos y por supuesto, par jornadas de golf.
Pero lo que era una guerra se volvió ahora un chiste que claro, los que menos rien son los jugadores.
Para entender mejor el asunto, hemos invitado a, quizás, el mas conocedor del golf colombiano y por supuesto el mundial. Felipe Harker Delgado accedió a hablar de nuevo de golf y logramos arrebatárselo de los brazos de su nieto preferido.
¿Quiere entender entonces lo que pasa? Dele click a este Podcast aclaratorio, después hablará con propiedad.
Las razones son muchas, todos lo sabemos. Allí es donde se aprende, allí es donde sabremos, bien por medición propia o del master del club si seremos capaces de perfeccionar un swing que nos permita entrar a un campo de golf.
Muchos jóvenes me preguntan qué tan difícil es, cuanto se necesita para aprender, que se requiere para entrar al campo y en los ojos de todos ellos leo con cuidado la ansiedad de entrar, acompañados por los suyos, los padres, los hermanos o los amigos que lo quieren “encarretar” con el juego. Para todo ello se necesita en primerísimo lugar el Practice. Como dicen los americanos.
Es el primer escalón para adquirir un movimiento que, no es natural y requiere de molde, de perfeccionamiento, de hechura, de elaboración y sus primeros bosquejos nacen allí, en el campo de práctica.
Pero una de las mejores definiciones del campo o mejor de la práctica en sí, la da el magnífico Tiger Woods. Cuando le preguntaron por su hábito de práctica constante, legendaria maña personal con la que supera a todos los de su especie, contestaba como los dioses, sentados de blanco en el olimpo: “Hace mucho tiempo que comprendí que no hay atajos para mejorar. La mejor manera de que
los movimientos y las posturas correctas arraiguen es a través de la repetición”.
Es lo más cierto que he leído de golf en mi vida. La razón por la cual a veces se juega mal o a veces se juega bien es la falta de perfeccionamiento de ese movimiento repetitivo que se adquiere repitiendo cientos de veces hasta hacerlo algo propio del cuerpo, de los brazos, de las piernas, de la cabeza y de todas las extremidades.
Esta es, sin duda alguna, la razón más poderosa para ir a los campos de práctica.
¿Quiere jugar bien mañana? Vaya al
campo y tire 300 bolitas imaginándose el hoyo que jugará al otro día. Esa sola práctica le permitirá obtener un movimiento relativamente acertado el cual, seguramente, sufrirá desbarajustes a través del match, pero usted mismo reconocerá que, mientras mantuvo la línea aprendida, su golpe fue superior, mejor.
En ese orden de ideas, los que creen que pueden llegar a ser profesionales deberán contemplar la posibilidad de pasar más de la mitad de sus días en esos preciosos campos de práctica.
Pregúntenle a Tiger
Me explico: Yo jugaba 100 yardas promedio con el sand y con el correr de los años y el deterioro en la seguridad de mi juego ese alcance comenzó a modificarse. Comencé con el W a reemplazar el sand pasando por el 10 y hasta por el 9.
Como eran errores reiterativos trataba de corregir las falencias disminuyendo el loft del palo y así gasté muchos y buenos años de mi golf.
Cuando alcancé la corrección, a tiempo digo yo, volví a recobrar las distancias originales con los palos originales y comenzó el cambio (como el gobierno) pero al revés.
Le estoy dando bien, tanto que, si hago lo que debo hacer, es decir lo que de viejo descubrí, pausa y remirarla, ahora resulta que estoy ganando yardas y lo que conseguía con el sand ahora lo mejoro en 5 y hasta 15 yardas mas.
Estoy jugando mejor. Lo sé. Se nota en mis golpes, he llegado al punto en que de nuevo me regreso en los palos.
Aparecen los errores. Las distracciones, los tiros sin gestión. Son los responsables de los dobles y hasta triples que me acompañan casi siempre en mi jornada y entonces la pregunta. ¿Que hacer?
Concentración completa. No hay otra manera. En esta ocasión, como no llevaba caddie, caí en el bunker y por darle rápido perdí dos golpes, uno adentro y otro por fuera. Dos hoyos más adelante, por estar sin cadie, creí haber perdido mi L en la entrada del green. Mi mente se quedó ahí, buscando en la memoria el lugar del descuido, generando, claro, otro error que me llevó a otro doble bogey.
Por acelerado, es decir por pendejo. El golf ganador es para los que se mantienen en calma, sin perderse, sin quedarse en un error, de pronto sin celular, sin ninguna distracción.
Como en la vida.
Lección aprendida. Escúcheme amigo, no se distraiga, no caiga en trampas de perdedor o aún peor, quedarse en tonterías.