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Productividad versus obsesión

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Imagen Ejecutiva

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LAS PERSONAS INCAPACES DE APAGAR EL BOTÓN DE ON SUFREN ESTRÉS Y FRUSTRACIÓN, ALGO QUE VA A PASARLES FACTURA EN SU BIENESTAR COTIDIANO Y, A LA LARGA, EN SU SALUD FÍSICA Y MENTAL.

POR Estrella Flores-Carretero, coach y presidenta del Instituto Europeo de Inteligencias Eficientes (IEIE) Que la vida sea corta no significa que vivamos en una carrera permanente. Mucha gente se afana en trabajar 24 horas diarias para tener más dinero, más conocimientos, más éxito profesional, social y personal… o más músculos. El resultado es un constante estrés y una sensación de que la meta se va alejando a medida que nos acercamos a ella. Para atajar esa productividad tóxica sin renunciar a ser verdaderamente productivos es necesario tomar medidas.

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4 RECOMENDACIONES PARA NO CAER EN LA PRODUCTIVIDAD OBSESIVA

1 CREAR COMPARTIMENTOS ESTANCOS (lugares delimitados, independientes y aislados completamente del resto)

El teletrabajo y las nuevas formas de comunicación, como el e-mail y la mensajería instantánea, han borrado los límites entre la vida laboral y personal. Muchas personas tienen a sus jefes o clientes metidos en la cocina de sus casas y se sienten impelidos a vivir permanentemente conectados y disponibles, con la percepción de que no es lícito tomarse tiempo para el descanso. Esto puede causar un grave impacto en quienes asumen esa intromisión como algo inevitable, no ponen límites y renuncian a su derecho a desconectar. El ocio es esencial para ser productivos; por lo tanto, resulta prioritario levantar barreras, blindar el tiempo de hacer lo que a cada uno le dé la gana o a no hacer aparentemente nada, como pasear, ver llegar las olas, observar a los pájaros.

EL ESCRITOR Y PREMIO NOBEL DE LITERATURA JOHN STEINBECK DECÍA: “EL ARTE DEL DESCANSO ES UNA PARTE MÁS DEL ARTE DE TRABAJAR”.

2 ACEPTAR QUE SOMOS ÚNICOS, NO MEJORES NI PEORES QUE LOS DEMÁS

El segundo paso para salir de la obsesión es aceptarnos, conocer nuestras limitaciones y establecer metas realistas acordes con las circunstancias personales y nuestras capacidades, sin compararnos con nadie. No pasa nada por darse un año más para terminar un doctorado o una formación iniciada; da igual que nuestro hermano o nuestro colega sean más rápidos en llevar a cabo un trabajo. Cada uno establece los mejores tiempos para sí mismo en función de sus necesidades, obligaciones, cualidades, deseos.

Llevar el multitasking a un ritmo imparable, descuidando el debido descanso, la alimentación y los espacios personales, termina por minar la salud y la productividad. Los líderes deben aprender a respetar la práctica saludable de la desconexión digital y el tiempo personal de los colaboradores, mientras que los trabajadores no deben sentirse culpables por demandar ese derecho.

3 PRIORIZAR LO IMPORTANTE

El general Eisenhower, 34º presidente de Estados Unidos, aplicaba un marco de trabajo para distinguir lo urgente y lo importante. Su método dio lugar a la llamada “matriz de Eisenhower”, una tabla muy útil para ser productivos y administrar el tiempo. Básicamente, consiste en evaluar lo que hay que hacer: primero, lo urgente e importante, lo que debe abordarse inmediatamente; segundo, lo importante pero no urgente, habrá que hacerlo, pero más adelante; tercero, lo urgente pero no importante, cosas que pueden delegarse, trabajos rutinarios; cuarto, ni urgente ni importante, todo eso que puede suprimirse. Cada uno puede establecer sus objetivos de cada día y conformarse con cumplir los primeros puestos de su top list, sin olvidar que la vida debe ser diversa.

4 DESINTOXICARSE

Ser productivos es muy gratificante, el cerebro recibe esa satisfacción por el logro y libera dopamina, una recompensa que puede ser tan adictiva como cualquier otra droga. Sentimos placer por alcanzar más y más, sin darnos cuenta de que podemos estar dañando nuestra salud, nuestras relaciones de pareja, la educación de los hijos o las relaciones de amistad, tan necesarias para el ser humano. Es importante darse cuenta a tiempo de que existe esa productividad obsesiva y diferenciarla de la productividad saludable, poner límites y parar a tiempo. Hay que hacer caso de quienes nos advierten o nos reclaman más tiempo, prestar atención a las señales de nuestro propio organismo y pedir ayuda profesional si es preciso.

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