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DOMINGOS DE LAS VENTAS
LAS VENTAS
El milagro viste de Rojo
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ALEJANDRO SÁNCHEZ
Hay ocasiones en el que la mala suerte se rodea del aurea trágico. En el segundo festejo de Las Ventas, prácticamente, estuvo presente en todo momento esta dicha. Segunda de temporada, con una novillada de Sánchez Herrero, de buena presentación pero de escaso juego, casi muy peligrosa en el último tercio, para Carlos Olsina, José Rojo, que hacía su presentación, y Daniel Barbero. Con un frío más propio de invierno que la primavera en la que estamos, un cuarto de plaza (menos gente que el domingo anterior) se dieron cita en la Monumental. José Rojo se dio a conocer con las sustituciones en Villaseca de la Sagra, saliendo a hombros en la primera novillada de Cebada Gago y dejando unas buenas sensaciones. En la tarde del domingo le tocó presentarse en Las Ventas. Con el manso segundo, intentó contra viento y marea (contra el viento, eso toda la tarde) sacar todo lo que tenía el animal. Una embestida muy incierta la de este novillo, pero deja algunos pasajes con detalle. Al entrar a matar llegó el milagro. José Rojo se tiró con todo en la puerta de toriles, donde acabó rajado este manso. Entró el estoque, pero el animal prendió muy feamente de la chaquetilla al novillero, sumándose momentos de angustia en el momento en el que Rojo intentaba ponerse de pie y no podía después del golpe. Se hizo el silencio escrupuloso. El vago recuerdo lejano de cogidas como la de Caballero o Román, en 2019, sobrevoló con el frío viento de la plaza. Y el animal volvió vivo a corrales tras sonar los tres avisos, ya que el director de lidia, Carlos Olsina, no consiguió descabellar al animal (Rojo escuchó un aviso justo antes de entrar a matar). Pese a todo, un ‘puntazo’ en el cuello y contusiones fue el parte de guerra del herido. Salió a estoquear el quinto, con la grada en pie cuando lo vio salir de la enfermería por su propio pie. Con
Fotos: © Alfredo Arévalo / Plaza 1
el quinto, un animal de similar juego al resto de sus hermanos, lo volvió a intentar, saludó una ovación en el tercio. Por cómputo de puntos, quizás Daniel Barbero, con una vuelta al ruedo tras petición, se llevó el triunfo. Tímido, pero triunfo. Con el tercero, un animal al que recibió con largas cambiadas de rodillas, estuvo correcto en los primeros compases, aunque por el pitón izquierdo apenas lo probase. Su labor fue silenciada con ese tercero, y con el sexto, el que cerró plaza tras casi 180 minutos de festejo, fue cuando dio la vuelta al ruedo (dio, que no pidieron). Carlos Olsina, el más avezado de los tres, no tuvo su tarde. El novillero francés vio que el descabello no es su fuerte. Con el primero, manejó bien por la mano derecha al novillo, pero la zurda… ¡Ay, la mano izquierda! Nadie lo quiso ver, ya que los animales se orientaban. Mató de una estocada defectuosa, tendida y trasera. Con el segundo, que tuvo que matar al caer herido José Rojo, vio como entre la parsimonia y la desidia, sonaban tres avisos, con el animal muy vivo y el estoque enterrado en su cuerpo. Misma dicha con el cuarto, donde el descabello fue el talón de Aquiles. Tarde de valientes, sin duda. Sí, los valientes que aguantaron el frío polar en las gradas de Las Ventas y tres horas largas de un festejo en la que pocas cosas pudimos ver, más allá de la presentación más que digna de un José Rojo que rozó la tragedia y sobrevoló el milagro, que al igual que él, iba vestido de rojo y oro.•
Carlos Olsina: silencio, tres avisos en el que mató por José Rojo y silencio.
José Rojo: herido y ovación. Daniel Barbero: silencio y vuelta al ruedo por su cuenta.
Dramática cogida al entrar a matar del cacereño José Rojo, que hacía su presentación en la plaza • La mala temperatura y la duración, condicionantes
En la página anterior, las dramáticas escenas que nos dejó la cogida entrando a matar de José Rojo. Tuvo una presentación más que digna. En esta página, algunos pasajes de Carlos Olsina, que no tuvo su tarde, y Daniel Barbero, que dio una vuelta al ruedo en el sexto.
De Justo, su verdad y un toro de Victoriano para soñar el toreo
ALEJANDRO SÁNCHEZ
Tarde de expectación como hace varios años que no vemos en los alrededores de Las Ventas. Se superaron los 20.000 espectadores largos en un Domingo de Ramos, como siempre, fuera de feria, como ya hizo siete años antes Iván Fandiño aquel 29 de marzo de 2015. Hoy toreaba solo Emilio de Justo, queriendo dar, de nuevo, un golpe sobre el tablero para demostrar el “aquí estoy yo”. Una atronadora ovación asomó al mismo tiempo que desde el patio de cuadrillas salía el torrejoncillano. La misma que cuando acabó el paseíllo y le obligaron a salir a saludar al tercio. La historia, que solo la escriben los valientes, se ha quedado a medias, porque la verdad de la fiesta de los toros, aquella que la hace grande, asomó de nuevo, tornando lo que iba a ser histórico en trágico, casi fatal. Asomó a las seis de la tarde en primer lugar un ejemplar con kilos de Pallarés. El cárdeno de santacoloma se quedó crudo en el caballo, ya que en el segundo encuentro partió la vara de picar y el presidente cambió el tercio. Muy entero estaba. Emilio, que lo saludó con buenas verónicas, se plantó en los medios con la mano izquierda, para dejarnos bellos pasajes hasta que duró el toro, que ya al final se desentendió. Toda la verdad que esperábamos la sacó ya en el primer toro al entrar a matar para conseguir el primer trofeo, que ya lo tenía en la mano. Una fea voltereta, con el golpe en el suelo, lo dejó muy dolorido, saliendo a la carrera. Meritorio el quite de José Chacón, que se tiró encima del toro para quitárselo cuando le hacía hilo. Se lo llevaron con el toro y el espadazo en todo lo alto. Afloraron los pañuelos y cayó la oreja, la única que podría pasear. Con el susto en el cuerpo, llegó la segunda parte de la corrida. Y aún quedaban cinco toros en los toriles. Por megafonía, tras unos minutos muy angustiosos, se anunció que Emilio de Justo no podría
Fotos: © Alfredo Arévalo / Plaza 1
Domingo, 10 de abril de 2022. Domingo de Ramos. Toros de Pallarés, Domingo Hernández, Victorino Martín, Victoriano del Río, Palha y Parladé, en ese orden.
Emilio de Justo: oreja en el único que mató. Álvaro de la Calle, sobresaliento: silencio, palmas, vuelta al ruedo, ovación y ovación.
seguir la encerrona. Papelón, que no papeleta, la que le tocaba a Álvaro de la Calle. Como sobresaliente, cinco toros de diferentes encastes, y toda la atención recayó en el secundario. O, como en el argot taurino se dice, sobresaliente. Dignidad, humildad y compromiso. Su nombre hoy es un hervidero en los corrillos taurinos. Se convirtió, por causas del destino, en protagonista inesperado. Dio toda la verdad que pudo dar un hombre que apenas torea, y se viste como un torero, porque lo es y será. La afición de Madrid, esa de la que echan pestes y no los quieren ni ver, demostró que estuvo de lado del torero que quedó. No se movió la gente. Y la plaza le despidió con honores. Con el segundo de Domingo Hernández lo toreó con gusto, pero estuvo flojo ya con la muleta. Con el tercero, el cárdeno protestado de Victorino Martín, un inválido, poco pudo hacer más que estar digno. Con el quinto de Palha, al que se le hicieron mal las cosas desde el principio, le costó, pero el animal portugués tampoco tuvo nada dentro. Al segundo intento dejó una gran estocada tirándose a matar. Con el sexto de Parladé, al que recibió de rodillas en la puerta de toriles, lo dio todo. Mención especialísima para el bravísimo cuarto, de nombre Duplicado de Victoriano del Río. Entró tres veces al caballo, siendo perfectamente cogido por Óscar Bernal. Y por picadores como él, ellos también se visten de oro. ¡Qué emoción! Los tendidos reventaron a aplaudir la tercera vez que Álvaro de la Calle puso al toro en los medios. Con alegría fue las tres veces. En banderillas se vino arriba, destacando los hombres vestidos hoy de azabache. Saludaron los tres por la gran lidia. Frente a frente, Álvaro de la Calle se encontró con el toro soñado en Madrid, aquel bravo y encastado que pedía un torero delante para hacerle frente. Con lógicas limitaciones, se echaron las manos a la cabeza imaginando lo que hubiera sido en manos de Emilio de Justo. ¡Cosas del destino! Buenas tandas por la derecha. Tuvo que descabellarlo. Los aficionados asomaron entre pañuelos y vueltas al ruedo. Con toda lógica, asomó el pañuelo azul. Entre aplausos y vitores de aquellas que rugen en Madrid cuando se va un toro bravo, Álvaro de la Calle dio una meritoria vuelta al ruedo. Casi dos horas y media después, la afición aguantó el chaparrón, disfrutó de una buena tarde de toros en la medida de las posibilidades. Avatares del destino, cambiaron los papeles, pero lo más importante: se ha visto un toro BRAVO, con mayúsculas. ¡Enhorabuena Victoriano del Río, pronta recuperación para un Emilio de Justo al que esperamos y todos los honores para Álvaro de la Calle!•
Domingo de Resurrección
La actitud de Sergio Serrano, lo más destacable del Domingo de Resurrección
ALEJANDRO SÁNCHEZ
Cuarto festejo de temporada, y segunda corrida de toros. Tras la resaca del Domingo de Ramos, con 20.000 almas presenciando la encerrona de Emilio de Justo que se saldó con el sobresaliente lidiando cinco de los toros. Con un cuarto de plaza, se lidian toros de El Montecillo, que regresaba tras cinco años sin pisar la plaza. La última vez fue en una novillada. La terna, compuesta por Curro Díaz, Sergio Serrano, que regresaba tras la oreja en el festejo del 26 de junio de la temporada anterior, y Tomás Campos. Tarde muy desapercibida para todos los protagonistas de la misma. Desde el escaso juego de los toros de la divisa toledana, que estrenaba propietarios tras la compra hace unas semanas, hasta la de los toreros, que por actitud, parecían tener la mente en cualquier otro lado. Así no se puede salir a torear en Madrid. Curro Díaz se topó en el cuarto con el mejor del encierro, que le permitió expresar su corte artístico con trazos muy sentidos en la muleta. Se emborronó todo con el espadazo bajo que le metió, cayendo el toro ipso facto. El público de Madrid, lejos de saber estar, quiso premiar la labor de Curro Díaz con una oreja. Hubo petición, pero así no se pueden matar los toros, y menos, uno de triunfo. La oreja la tenía prácticamente en la mano. No pareció haber petición mayoritaria, y con criterio, el presidente aguantó. Con el primero de la tarde, poco destacable con una faena llena de enganchones que deslucieron. Por actitud ganó Sergio Serrano. Y es que, aunque se fuera de vacío en cuanto a trofeos, el albaceteño tuvo disposición, las ganas y la verdad. Y se fue a la puerta de toriles a recibir a su primero. Tras unos interminables segundos con el toro en el albero sin que se fijase en él, fue con
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todo y poco estuvo de que se lo llevara por delante. Curro Díaz, en director de lidia, se tiró a quitárselo, y el toro le hizo hilo, a lo que Óscar Castellanos le cortó el toro. Faena de entrega y seriedad, para dejar una estocada y usar el golpe de verduguillo. Con el quinto, el más feote de la corrida, volvió a estar serio, y aguantó hasta lo que el castaño quiso. Serrano comenzó de rodillas la faena, dejando claro su concepto y actitud. Tomás Campos tuvo con el tercero una faena que no llegó a calar en los tendidos por la cantidad de enganchones frente a un toro noblote que fue a menos. Con el inválido sexto, que se empeñaron en mantenerlo en el ruedo, quiso y no pudo frente a un público que estaba ya pensando en acabar con la agonía. Y, por suerte, apenas se llegaron a las dos horas de festejo frente a una tarde soleada y primaveral. La labor de Campos fue silenciada en ambos ejemplares.•
Curro Díaz: palmas y vuelta al ruedo. Sergio Serrano: ovación y ovación. Tomás Campos: silencio y silencio.
Fotos: © Iván Marcos
Curro Díaz dio una vuelta al ruedo, perdiendo el premio por la colocación de la espada. Sergio Serrano demostró una actitud encomiable y Tomás Campos, voluntad.
Desafío 24 abril
El colmo de la desdicha
JESÚS GONZÁLEZ
El último domingo de abril se celebró en el ruedo venteño una corrida de toros en formato de desafío de ganaderías entre Saltillo y Los Maños. Con el ruedo en aquel estado por las lluvias de las últimas horas, se trenzó el paseillo con Sánchez Vara, Luis Bolívar y Thomas Duffau. Tiburoneto, primer toro de la tarde, le tocó a Sánchez Vara. Desde el principio no transmitió nada, parado de salida, aún que en el tercio de varas parecía que habría toro solo fue un espejismo.. en la muleta de Sánchez Vara no ofreció nada, solamente peligro al darse la vuelta enseguida sabiendo lo que se dejaba atrás. Estocada caída. El primero de Los Maños para el alcarreño fue un toro que desde el principio tenía que buscar la forma de transmitir, aún así se puso de rodilla para recibirlo. Tanto en varas como en banderillas salió distraído en todo momento, pero el diestro empezó la faena de muleta por bajo consiguiendo una buena tanda, cuando nadie lo esperaba. El diestro tiró de oficio y sacó dos tandas muy buenas por el pitón derecho, fue todo lo que tuvo el toro y la faena… estocada caída. El segundo astado de Saltillo le tocó al diestro Luis Bolívar. Se le escapó un toro bueno sin ser brillante pero con un pitón derecho decente. El toro aguantó tres puyazos. En un principio de tanda donde el toro fue bien por el pitón derecho, pero donde el diestro en ningún momento vio al toro o no lo quiso ver al ser un toro que pedía el carnet, media mucho al igual que sus hermanos. Muchos problemas para matarlo y bajonazo. Ni toro ni torero, ese es el buen resumen de la faena de Luis Bolívar con el quinto. El toro desde el principio no ayudó y el diestro tampoco quiso poner nada para hacer la faena. Bajonazo. El tercer toro perteneciente a los Maños fue un toro bueno desde la salida. El recibimiento capotero despertó los primeros oles de la tarde. En varas también fue peleón, una vez se puso el diestro con el le ligó unas tandas buenas por el izquierdo, por el derecho igual repetía que
Fotos: © Alfredo Arévalo / Plaza 1
Dos toreros sin toro, y un toro sin torero, el resumen de la tarde • Un desafío sin rayas
Domingo, 24 de abril de 2022. Desafío de ganaderías. Toros de Saltillo y Los Maños.
Sánchez Vara: ovación y silencio. Luis Bolívar: pitos y silencio. Thomas Duffau: ovación y pitos.
daba gusto verlo, pero la mala colocación por parte del diestro deslució la faena, en la cual a mi punto de vista se le escapó el toro. Estocada un poco baja. Aplausos en el arrastre para el astado de Los Maños. El último toro de Saltillo fue devuelto a los corrales por cojo, salió el primer sobrero de Saltillo también, un toro alto, buen trapío que se hizo dueño del ruedo no por malo, sino por la pésima lidia de Thomas Duffau y su cuadrilla… Empezando por las tres o cuatro veces que picaron al toro.. las banderillas, desganados y de uno en uno, y luego el matador ni lo intentó… mantelazos y a por la espada. Estocadas bajas, pinchazo y cae el toro por las mil vueltas de los banderilleros, demostrando que o a Madrid se vienen con ganas o mejor no venir. Y todo esto ya como torero. Madrid, esa plaza donde se respetaba al toro y se le lidiaba como se merecía… Vivimos tiempos donde una corrida en la primera plaza del mundo parece una capea de un pueblo más que una cita grande como antaño. ¡Qué te hicieron, Madrid!•