Entrevista a Guillermo Vega Zaragoza Instantes eternos por Isidoro de Campos Hamlet en pantalla por Julio Romano
BLA_K SUNDAY
Director General Timo Viejo
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Jefe de Redacción Martín Rangel
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Dirección de Fotografía Abraham Carrasco
Notas de Portada. Fotografía de portada y contraportada: Abraham Carrasco.
Coordinador Ilustración
Agradecimientos:
Luis Francisco Martínez
Diseño Editorial
Se agradecen las facilidades proporcionadas por la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Hidalgo (SSPH) por las fotografías de la dinámica sobre “Suicidio” realizada por el mimo Nanay.
Marylu Aparicio
Legal.
Escritores Columnistas. Susana de la Torre
Ilustraciones Nala Hernández
El nombre tn está protegido bajo derechos de autor. Queda prohibido su uso o reproducción total o parcial. La revista en formato digital está protegido bajo la licencia Creative Commons. tn - Black Sunday. by tn is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial- SinObra por sus respectivos autores, queda prohibida la reproducción total o parcial de los mismos sin el permiso correspondiente.
Editorial Black Sunday —domingo negro— es un término que el consejo editorial de la revista acuñó para nombrar la cualidad de la sociedad actual que busca un punto de inicio para reiniciarlo todo. Buscamos olvidar lo malo y todos los problemas a principios de año. Queremos iniciar dietas, proyectos cada Lunes de la semana, e incluso los días primero de cada mes. También hacemos referencia a que en los domingos como en los fines de año se ven como un fin de semana dónde no hay control sobre nada y que siempre — o al menos eso creemos — habrá un nuevo comienzo. En ésta edición podrán encontrar como novedad una carpeta poética llena de desdicha y esperanza como lo que se lee un domingo en la madrugada. Historias llenas de desilusión pero con un final como inicio a algo nuevo, como el inicio de un año nuevo, e imágenes que muestran la realidad y situación humana que yace sólo en la incertidumbre.
Colaboradores //Agustín Cadena // Jesús Bartolo Bello // Sebastián Montiel // Diego Castillo Quintero // Julio Romano // Nala Hernández // Jovanny A// Abraham Carrasco // Isidoro de Campos // Paul Olvera // Martín Rangel // Luis Martínez // Guillermo Vega Zaragoza // Susana de la Torre // Adriana Ortega // Timo Viejo // Mimo Nanay // Pablo Martínez También se encuentran la frase de Marcel Marceau y el poema sobre el payaso Garrick escrito por Juan de Dios Peza.
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Columna
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Necesidades Básicas: Ellos Me da para mi calaverita
Repisa Invenciones Entrevista Dossier Ojo y Oído Portafolio Deux Langues Carpeta Poética
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Hamlet en pantalla Fiat Lux
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Depresión invernal, también le dicen Guillermo Vega Zaragoza Black Sunday
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I should live in salt 23 Instantes eternos 25 Abraham Carrasco Jovanny A
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Ma main touche, ma mente sache Les amours décomposés
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Guillermo Vega Zaragoza
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El hábito de irse
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El perro entre letras La ofrenda debida Quimera 51 Reír llorando 53
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NECESIDADES BÁSICAS: ELLOS
Por Susana de la Torre
Disfruto de una sonrisa grande y una risa que corte el viento, fuerte, feroz. Unas manos firmes y limpias, que den seguridad, pudor y ganas. De unos labios grandes, de una voz que diga lo que piensa con determinación, respeto y orden, de una conversación acalorada, una discusión fundamentada; de la paz de una charla amena, de una llena de tonterías bien pensadas. Disfruto del talento, la seguridad, la calidez. Un hombre capaz de llenar su propio tiempo y espacio, sin vacíos, celos ni achaques. De la seguridad, el auto-control, el auto-reconocimiento y la confianza en él mismo. Disfruto del hombre risueño dueño de una canción favorita, una película, un poema, un libro, un color, una comida, una fragancia, un lugar. Disfruto del hombre que no compite con su mujer: Qué complementa, participa, enseña y aprende, del hombre equitativo, respetuoso y altanero. Disfruto del hombre capaz de lanzar un sarcasmo, una lágrima. Al hombre con desdén y determinación. Con superación, letras y cerebro. Disfruto del hombre activo, rápido, bien ves-
tido. Del buen cuñado, del buen nuero. Disfruto del hombre curioso lleno de preguntas y de respuestas. Amo al hombre que pregunta el ¿Por qué? y responde al ¿Cómo? Disfruto del hombre lleno de sorpresas, al que puede caminar en la lluvia y al que igual toma café o cerveza; me gusta el hombre con clase, verborrea, manías, ascos, mitos y leyendas. Prefiero al impertinente que al inseguro, al pedante que al débil. Disfruto del hombre capaz de crear una revolución en mi sistema, en mis hormonas. Al que te dirige por la calle, al que jamás discute por una tontería, al que ríe con cinismo, al que habla con los ojos: ¡Jamás a un hombre haciendo un berrinche, una escena, jamás a un hombre que grite, que me deje llorar! Disfruto de los hombres totales, completos, ajenos al drama, al control de mi tiempo y mis compañías. Disfruto a los hombres y he de decir que me encuentro pérdida en esta sociedad que los ha dejado desarrollar ridículamente su lado femenino: ¡PERDIDA!
“Disfruto del hombre lleno de sorpresas, al que puede caminar en la lluvia y al que igual toma café o cerveza” Columna
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ME DA PARA MI C
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Por Pablo Martínez
Cuando hablamos de pobreza se vislumbra un mundo oscuro, lleno de suciedad, donde la gente babea por un pedazo de pan, pero es solo una mirada estrecha que se tiene a un concepto “vacío”, como lo es el de “Pobreza”.
La pobreza como resultado, no como realidad, tiene que ser a mi modo, la visión pertinente hacia ella. Muchas realidades pequeño-burguesas, son el resultado de actos de empobrecimiento, invisibles y tapados por un sistema, que mira hacia abajo con avaricia. Debemos tener claro que las realidades de esferas económicas —aunque parezca clasista— media y alta, están sostenidas por las clases baPartiendo de la idea de Sartre, la existencia de una caren- jas invisibles, donde vivir tiene costos macro-económicia por el hombre. Se pretende traducir la pobreza en esta cos. carencia como método para “masticar” mejor la realidad humana. La pobreza existente en el mundo, tiene por si cargas significativas en diferentes ámbitos y perspectivas; en comparación con el concepto satreano, la implicación En una visión alimentada por la herencia y los medios de la carencia determina la realidad, lo que resultaría, que de comunicación, la imagen de ser pobre, depende de las la pobreza determina realidades humanas existentes. necesidades a satisfacer por parte de la gente con poder económico. Ésta designa los puntos en donde necesita ayudar; todo esto sin romper el imaginario artificial. Una vez hecho esto, al materializar la solución del problema
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de la pobreza, el mundo crea una conciencia de la carencia. Este es el inconveniente real dentro de la supuesta “pobreza”, el mundo de los pobres es creado, por gente “que no es pobre” —en el supuesto de ser pobre, por carecer de algo—.
Esta burbuja, crea la realidad externa sin ningún hueco. Deja claro que el sistema en su perfección, te da el problema, te da el mundo que necesitas, las soluciones y claro, te da la posibilidad de ser una “buena persona”. La realidad está fuera de lo tangible, cuando el mundo y las necesidades en que vivimos son cuestionados, fuera de los alcances sistémicos, procuramos concebir un mundo real.
Hablar de pobreza y sus soluciones se han vuelto charlas de café, donde los señores burgueses intentan pelearse quien trata mejor a los esclavos (empleados), donde la seguridad social es tener buena salud para trabajar. El punto medular, existe en la conciencia, quien no es consiente de su realidad, vive la realidad impuesta; la burguesía en su afán de obtener, ha creado el vacío infinito, “el deseo”. Cuando el deseo se vuelve necesario, el mundo es insuficiente.
En conclusión, la pobreza existe gracias al hombre. Es una inversión del mundo, el pobre no existe sin una comparación, el gran método de supervivencia del sistema es la comparación. La ruptura está en vernos iguales. Ilustración por Nala Hernández
Hamlet en pan t alla
Por Julio Romano
Encontrar una referencia a la obra de William Shakespeare dentro de la obra narrativa de Jorge Ibargüengoitia parecerá algo, por decir lo menos, inusual. De entrada, uno no ve cómo podría encajar esa pieza en el rompecabezas. Luego vienen a la mente las comedias, y entonces puede ser. Pero el desconcierto acaso crezca cuando se sabe que dicha referencia remite a la mayor de las tragedias del dramaturgo isabelino. Quizá se trate de la parodia de alguna célebre escena. La cosa se pone peor cuando uno se entera de que, además, el guanajuatense nos habla de una versión fílmica del que ha sido considerado por muchas voces como el mejor actor del siglo XX. ¿Qué está pasando aquí? La fosca se disipa y el panorama se aclara, no obstante, cuando uno lee en “La vela perpetua” lo siguiente: “Pues esto es que llego a la peluquería, me pela el siciliano, que en su vida había cogido unas tijeras, y me deja como Laurence Olivier en Hamlet”. Ah. Le pudo haber ido peor: el peluquero pudo haberlo dejado como Laurence Olivier en Enrique V. Olivier, en la cumbre de su carrera, dirige, actúa y produce Hamlet, con los ajustes —siempre inevitables— que requiere la adaptación a la pantalla grande de la tragedia shakespeareana, pues, por ejemplo, no se le puede exigir al público del siglo XX que se quede cinco horas en silencio en una sala de cine viendo cómo el hijo del rey se la pasa mirando al horizonte.
llama la atención desde la primera aparición de Hamlet, cuando le dice a su madre, la reina, “Seems, madam! Nay it is; I know not ‘seems’”. El espectador no se ríe porque está viendo Hamlet y a Hamlet se le respeta, así que uno ve la película serio y consternado, pero en cualquier otra circunstancia las risas no podrían contenerse. Pero la risa no respeta, y mientras para otros lo más memorable de la película será la ambientación, el célebre soliloquio dicho en la cima de un risco, la mirada ida para siempre de Ofelia o los acercamientos a las copas y los floretes durante el duelo, para Ibargüengoitia fue, al parecer, y con justeza, el peinado. Detalles de este tipo, quizá sin darnos cuenta, bien pueden ser los que encauzan el destino definitivo de una película, una producción fija para siempre en celuloide. Pero esos detalles no siempre cubren sólo al protagonista. Si Hamlet y Lartes, Claudio y Gertrudis, Ofelia y Polonio, e incluso Horacio, son los protagonistas del drama y sobre quienes recaen prácticamente todas las miradas porque todos van a estar pendientes de cómo dice uno “To be, or not to be”, de cómo otra se vuelve loca, de cómo a uno más lo sorprende el sable detrás de una cortina, también hay otros motores que impulsan la tragedia, otras teclas en el piano que hacen brotar bemoles más bien sutiles.
En su versión, Olivier prescinde de dos personajes: Rosencrantz y Guildenstern, amigos de Para esta producción, a Olivier —a quien de alguna manera se le tenían que quitar al menos veinte temprana juventud de Hamlet, ahora encargados años de encima— se le hizo un corte de cabello que de depositarlo en Inglaterra, en donde habría de ser degollado. Pero si para Olivier estos personajes no
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Branagh, shakespeareano consumado —al igual que Olivier— también le quita a Hamlet la languidez con la que, al menos en el cine, solía interpretarse. Mérito incuestionable del irlandés es la fidelidad con que trató de apegarse a la tragedia, lo que lo tuvo como consecuencia un filme de cuatro horas, con un generoso reparto de primera línea: el ojo entrenado podrá reconocer a, entre otros, John Gielgud, Charlton Heston, Julie Christie, Judi Stoppard se centra en el conflicto cuasi Dench, Jack Lemmon, y, sí, Billy Crystal y Robin Williams. existencial de dos amigos que, luego de mucho tiempo Una inconsistencia que no puede pasarse de no saber nada de Hamlet, reciben una invitación del rey de Dinamarca para ir a palacio. Junto con la por alto en los Hamlet de Olivier y Branagh es el invitación, una encomienda: descubrir qué se trae aspecto del protagonista, un príncipe de Dinamarca Hamlet entre manos, que anda tan raro últimamente. demasiado maduro que no termina de convencer. Es decir, más que de costumbre. “We were sent for”, Hamlet tiene más de Werther que de Fausto, y estas se repiten, y ese leitmotiv será su condena, la estrella interpretaciones sugieren lo contrario. Al mismo mal polar de su desorientación y su falta de decisión. se suma el Hamlet encarnado por Mel Gibson; resulta hasta cierto punto irónico que lo haya dirigido Franco El dramaturgo checo explora los avatares e Zeffirelli. Más acertado es, en ese sentido, Ethan Hawke infortunios de estos personajes, su travesía hacia Elsinore, en Hamlet 2000, de Michael Almereyda (que tiene a su encuentro con los cómicos (cuyo actor principal es Bill Murray como Polonio y a dos actores cómicos interpretado por Richard Dreyfuss), sus reflexiones como unos bufonescos Rosencrantz y Guildenstern). acerca del estado del taciturno Hamlet, la manera accidental en la que descubren, entre otras cosas, los principios del peso específico y la inercia, la encrucijada en la que se encuentran entre ser leales a su viejo amigo o al rey que les ha impuesto una tarea específica. tenían mayormente relevancia, para Tom Stoppard eran algo sobre lo que habría que fijarse con más detalle. En función de ellos escribió Rosencrantz and Guildenstern are dead, título que se desprende de la escena final de Hamlet. En la versión cinematográfica, dirigida por el mismo Stoppard, Gary Oldman encarnó a Rosencrantz y Tim Roth a Guildenstern.
Diferente es el tratamiento que les da, en su propia versión de Hamlet, Kenneth Branagh a estos personajes, de participación muy secundaria y trazo caricaturesco, despojados absolutamente de cualquier asomo de la profundidad o capacidad de razonamiento de que los dota Stoppard. Con Brannagh, estos personajes tratan burdamente de sacarle la verdad a Hamlet, quien los despacha con facilidad; con Stoppard, es para ellos todo un reto escarbar, así sea superficialmente, en el pensamiento de Hamlet, enturbiado por inextricables monólogos con los que éste alecciona a sus viejos amigos. “Do you think I am easier to be played on than a pipe?”, les espeta. En la versión de Olivier, esto se lo dice Hamlet a un Polonio que resume la grotesca lambisconería y el rastrero vasallaje propios del siervo palaciego y la simpleza que pulula en los Rosencrantz y Guildenstern de Branagh.
A Hamlet le ha pasado de todo. Con que no caiga en las manos de Baz Luhrmann, todo en orden. Aunque sería curioso ver qué peinadito le endilga.
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Fiat lu x
Por Paul Olvera.
Para N., quien nunca se dio cuenta de que fue parte de esta historia.
Quiero dormir, es lo único que se puede hacer ante la palidez de estas paredes. Necesito soñar, descubrir que se despierta el olvido y le crecen pies que le permiten caminar sobre la calzada de las emociones y el encanto de sentirse unido a un ser tan mágico como extraño: la luz. Arrinconado en este lugar, he perdido la noción de tiempo. El color blanco y la inmovilidad son dos factores que hacen imposible distinguir el pasar de los días; es más, para mí ya no existe día o noche, mis ojos no los pueden mirar. Lo único que me queda es tropezar con ella, la luz. Hay que estar completamente golpeado por el cansancio, destruido por la vida y el dolor para sentir su bregar de mariposa que entra por la puerta trasera de los sueños y se deja tocar, abrazar y hablar mientras su mirada se clava en mi rostro y el canto de un cuervo murmura una canción de cuna a lo lejos. Todo es posible mientras se sueña; a veces pienso que esa es la verdadera realidad, al menos ahí no hay tanto sentimiento ahorcado, tanta sensibilidad perecedera. El tiempo a través mí pasa cuando lo mido por el universo que crea en cada una de sus visitas. Ella se convierte en una esperanza vestida toda de luz que resuena en mi piel mientras más se acerca. Estoy tirado en el suelo y no alcanzo a mirarle el rostro, más lo que me hace sentir es suficiente como para seguir con esta hazaña que antes había designado amar. Hace tiempo solía salir al patio para percibir la briza del follaje del jardín. Creo recordar que fue el viento quien me susurró volverme amante de la noche. Sin embargo, me burlé de él y conquisté a la luz. El viento desconsolado trató de azotarme, pero gracias a mis protectores que me veían perseguido por tal fiera, me colocaron en este laberinto blanco donde todo se pierde, incluso la noción de existir. Fui dándome cuenta de que la luz sólo se dejaba atrapar en los recuerdos; mis manos, mi boca,
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mis sentimientos nunca pudieron atarla más que un instante tan fugaz y eterno que no supe distinguir entre su posesión o la carencia de ella. La busqué en los sueños y siempre la encontré rodeada de una plasticidad coetánea con mis deseos. En algunos momentos cobraba la forma de una mujer joven que sentaba sobre mis piernas mientras le contaba los rastros de una historia secreta que nunca había sucedido. Mis manos no callaban, también describían entre caricias los acontecimientos que trataba de grabar sobre sus piernas, su vientre y pechos para evitar el desgaste absurdo de las palabras. La luz siempre ha sido fugaz y la impertinencia es el único pretexto para atraparla, asirla al mundo y convertirla en arcón de emociones. Poder saber vivir con el sentimiento de pertenencia es la meta de la vida. Por esto no he vuelto a ver el cielo; el viento aún recorre el mundo y me detesta por haberle robado la luz. A ella la encuentro en mis sueños, planeta solitario donde todo puede suceder: su deambular de sirena sobre nubes o su división de esencias entre girasoles cada vez más sangrantes, cada vez más desencajados ante la ignominia del frío. La consciencia desciende mientras carezco de la noción de su presencia. Mi tiempo se nombra a través de sus visitas, mi alma se ahoga cuando no surge su inocencia nombrando con su luminosidad los acantilados tan blancos que cubren estas paredes, mares con rocas donde no puedo sobreponerme ante tanta cordura, ante tanta continuidad de cuadros siempre iguales, eternos mientras tengo abiertos los ojos.
Últimamente tarda demasiado, no se deja llover cual oro. Creo que ya no le quedan pretextos para amarrarse un poco más. La luz, la luz pierde su camino porque los demás no permiten que atraviese lunas y ocasos que la dirijan hacia las cadenas de lucidez que me tienen atado aquí.
Quisiera sentarla de nuevo sobre mi regazo y convencerla de desnudeces cada vez más aberrantes, cada vez más inauditas para cuerpos humanos, más posibles para seres como ella, polimórficos ante la escena del anhelo. Pero aún estoy despierto, no puedo dormir y pronunciar el fiat lux tan necesario para aproximarme al infinito, para tomar con la punta de los dedos todas las palabras
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dichas, todos los anhelos fracasados y la luna enmarcada en las lágrimas de una virgen que comprende que de nada sirve ahora su virginidad, todos somos pecadores ante los designios de los dioses. De vez en cuando vienen mis guardianes. Sé que ahora me están traicionando. Dejan pasar al viento, quien viene a azotarme, a golpear sobre los pensamientos de mi cabeza. Es entonces cuando grito y mis órdenes son obedecidas: un ligero piquete me hace dormir mientras el espacio se desvanece y el tiempo comienza de nuevo junto a la luz, la eterna luz. Entre las sombras de las nubes que habitan las palmas de mis manos he logrado descubrir que hoy empieza un nuevo cielo, hoy el fiat lux será carga de emociones entrelazadas. Ella vendrá y narrará historias sin finales recortados por rostros felices. Me tomará de la mano, me acostaraá sobre el piso y se posará sobre mis ojos mientras los invade con su resplandor. Tal vez sea todo parecido a la visión de un túnel o a la desgarradura de un choque de escarpadas montañas. Todo se caerá debajo de la fiebre que es ahogarse en el anhelo, flotar sobre sus aguas cada vez más inasibles y a la espera de que ese instante sea el inicio, la esencia de esta ruptura que con cadenas de luz ata pensamientos y emociones mientras se es uno con el amor en los sueños.
Ilustración por Nala Hernández
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DEPRESIÓN I N V ER N A L,
TA M B I É N
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Por Diego Castillo Quintero El otro día le contaba a mi sobrina la Semillita (de 2 meses) que debía estar cubierta con su cobija porque hay algo en el mundo que llamamos “frío”, pero como no quedó convencida, le tuve que contar sobre el invierno, sobre la depresión invernal, sobre los griegos y su relación con la tristeza.
por esta razón hasta aumentan los suicidios en los meses más fríos del año.
A veces uno llega a la cena de Navidad, se reúne con familia o con amigos, y hace lo posible por pasarla bien, por sonreír y estar contento, pero no, en el fondo, detrás de la sonrisa que se muestra o se falsea, hay una tristeza 1. “Porque de verdad que yo ni sabo, yo nomás traigo el y un desgano no entendidos. corazón como rompido”, le digo imaginariamente a mi sobrina con una voz que creo infantil. Después le expli- A veces uno celebra la llegada del primero de enero, pero lo hace con nostalgia por aquello que no logró o co ya muy serio: malogró a lo largo de 12 meses. Y ya no hay remedio: el El invierno —la estación del año cuando el planeta cam- año acabó. Los errores ahí están. Ya habrá tiempo para bia su posición con respecto al sol y nuestro hemisferio cometer algunos nuevos. se aleja del calor— tiene implicaciones para muchas personas, sobre todo las que padecen el llamado Trastorno A veces uno se entristece a pesar de ser querido y de Afectivo Estacional: al final del año, uno anda (diría Mi- querer a las personas. No es culpa de nadie. Podemos, en guel Hernández) como teniendo ganas “de sacarse de un todo caso, culpar al universo. La realidad es que la canticuajo el corazón y ponerlo debajo de un zapato”. De- dad de luz que recibimos es menor y eso nos deprime y no bastan los abrazos ni descorrer las cortinas de la casa. presión invernal, también le dicen. Es un trastorno que sólo ocurre en esta temporada de- 2. La noche más larga del año: bido a la insuficiencia de luz solar, pues los días son más En invierno, decíamos, los días son más cortos y las cortos y las noches más largas. noches duran más tiempo, y entonces, muy a nuestro Quien haya sentido esa grave tristeza en la parte final pesar, llegaremos al 21 de diciembre, cuando la noche del año, dudo que podría pensar en motivos como el será la más larga del año. Se trata del solsticio de inverno. clima. La respuesta ahí está, es la depresión invernal, y Lo bueno del asunto es que esa noche larga y fría y sola
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y deprimente también acaba. 3. Démeter y la tristeza. No entiendo por qué la Semillita siguió prestándome atención, pero para no decepcionarla le conté de Hades, dios del inframundo, quien se roba a la bella Perséfone porque la quería como su esposa. Zeus le ordena a Hades que la regrese a su madre, a Deméter, diosa de la tierra. Hades hace comer a Perséfone unas semillas [sí: semillas, Semillita] que la obligan a quedarse en el inframundo. Deméter, sin su hija, deja de sentir felicidad y comienza a descuidar la tierra. Zeus, viendo la desolación, hizo un trato con Hades para que Perséfone pasara la mitad del año con Deméter y la mitad con él. Por tanto, los meses que Perséfone está con Hades, Deméter primero se aflige y luego se llena de tristeza: así inicia el otoño y después llega el invierno… 4. [Un silencio. Un suspiro] 5. “A los deprimidos de esta época del año les queda un consuelo”, le digo a mi sobrina de dos meses. “Los días seguirán pasando y llegará la primavera, sólo hay que sobrevivir al frío”. Luego pienso en que conozco gente a quien la depresión invernal le dura todo el año.
“A los deprimidos de esta época del año les queda un consuelo”(...) “Los días seguirán pasando y llegará la primavera, sólo hay que sobrevivir al Ilustración por Nala Hernández
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GUILLERMO
V E G A
Z A R A G O Z A Por Paul Olvera
A través de pláticas y redes sociales la nueva literatura se está forjando. Mucha paja hay desde que todos anhelan escribir pero no saben de qué o cómo. He aquí una entrevista con Guillermo Vega Zaragoza quien a través de un pequeño chat en Facebook nos comparte su experiencia como escritor, maestro y forjador de la nueva literatura electrónica que se da desde los blogs hasta los e-books.
Mencionas en una entrevista que es mejor escribir sobre lo secreto que de lo público o lo privado. Entonces, ¿tú escribes sobre lo secreto que hay en ti? ¿Por qué consideras lo secreto más importante?
No sé si es sobre lo que debería escribirse más, pero sí lo es lo que resulta más interesante tanto para el escritor como para el lector: adentrarse en los conflictos de los personajes y narrar lo que les sucede. Ahora, a mí me ha influido Bukowski más con su ejemplo que con su obra. En realidad nunca me he propuesto emularlo ni nada de eso. Lo que me ha interesado es explorar el lado oscuro del alma humana, pero siempre desde una visión realista, no necesariamente fantástica. Todo lo que tenga que ver con los traumas, complejos, miedos, fobias, de los personajes. Creo que ahí hay una veta interesante a explorar.
Bueno, no es que sea lo mejor. Es algo que dijo García Márquez: que todos tenemos tres vidas: la pública, la privada y la secreta. Sobre la secreta es la que se escribe en las novelas, porque esta vida es la que a veces ni nosotros mismos queremos reconocer. En el caso de la narrativa, hay que adentrarse en la vida secreta de los personajes y revelársela al lector. Y en la poesía, lo que vale la pena es adentrarse en la propia vida secreta del poeta, de uno mismo, para que de ahí surja la poesía. En ese sentido, se puede contemplar en la mayoría Bien. Desde ese punto de vista, en un ensayo que escribiste sobre el fenómeno de La literatura basura, nombre dado a ese tipo de relatos típicos del realismo sucio donde destaca principalmente la figura de Charles Bukowski, te propones explicar el valor literario de esta clase de escritores y los temas sobre los que escriben. ¿Es esta la noción de lo secreto sobre lo que debería escribirse más? ¿Cuál es su influencia en tu narrativa, la cual muchas veces nos cuenta algo sobre esas cosas grotescas que conlleva la vida cotidiana?
de tus poemas temas como la soledad, el desamor, el vacío del ser humano ante una sociedad que parece anónima para sí misma y donde todo sentir cae por la borda del momento perdido; ni en la poesía se puede confiar. ¿Cuál es tu punto de vista ante estos tópicos patentes en tus poemas? ¿Son ideas que sólo comunicas poéticamente o nacen de tu propia experiencia, con lo cual podrías decir que la poesía depende más de la vivencia propia como humanos que del pulimento estético que se pueda dar?
Entrevista
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A mí me interesa la literatura que surge de la vida, de la observación y de la experiencia vital, no me interesa leer y muchos menos escribir exquisiteces de lenguaje, muy bien escritas, pero que no dicen nada a fin de cuentas. Eso no quiere decir que no me interese escribir bien, lo mejor que pueda, pulir el estilo y el lenguaje, pero no me motiva el logro estético por sí mismo, sino en función de lo que se trata de transmitir. Es decir: si un poema transmite una emoción, pero a lo mejor tiene alguna falla o no es perfecto, lo prefiero a un poema perfecto técnicamente pero que no transmite ninguna emoción. No me interesa la poesía apantallante sino la poesía que emocione. Interesante y coincido con tu punto de vista. Pasando ahora al campo de la publicación, tu último libro de cuentos, El perro de Brasil, fue publicado de manera electrónica y a su vez tu poemario Sinsaber lo subiste a la página Scribd, con lo que se nota tu adherencia al uso de nuevas tecnologías para la distribución de los libros. ¿Cuál es el futuro que podrías presagiar para la literatura mexicana a través de estos medios cada vez más usados en nuestros días?
La industria editorial como la conocemos está cambiando. Las editoriales tradicionales y las librerías de papel se han tardado en entender y acoger el cambio de paradigma de lo impreso a lo digital, que no se contradicen sino que se complementan. Los que se han tardado un poco más en entenderlo son los autores. En la actualidad no se trata de vender libros sino de tener lectores, de construir una base fiel de lectores a los que les guste lo que escribes y los contactes para que compren tus libros. El escritor tiene que aprender a participar en todo el proceso editorial: escribir la obra, editarla, promocionarla, venderla y establecer contacto con los lectores. El que no aprenda a manejar todo eso se quedará atrás, porque todo ya está cambiando. Hoy hay miles de escritores, muchos de ellos muy buenos, que no existen para las grandes editoriales o los medios de comunicación o los suplementos literarios, pero que sí tienen miles o hasta millones de lectores. La competencia por la atención de los lectores es implacable y hay que ponerse a trabajar si se quiere que se lea lo que uno
escribe. En México apenas se está entendiendo eso. En Estados Unidos y Europa ya es una realidad. En el modo cómo se construye un libro, mencionas, en un artículo sobre el fenómeno editorial que marcó Harry Potter, que éste se sostiene sobre bases muy firmes que podríamos encontrar en cualquier clásico ya que contiene la noción de recrear mitos. ¿Consideras que todo buen libro debe entrañar en sus letras la condición de expresar algo mítico para entrar dentro del canon de la literatura clásica?
Todas las grandes obras de la literatura tienen lo que yo llamo una “altura mítica”. En algunas es más evidente que en otras, y algunos autores lo logran más conscientemente que otros. Yo digo que es mejor hacerlo conscientemente, conocer la mitología que nos corresponde culturalmente e integrarla en lo que escribimos. Por ejemplo, en el caso de México tenemos tres tradiciones míticas: la judeocristiana, la clásica grecolatina y la indígena mesoamericana. ésta última tradición es la que nos distingue de las demás culturas del mundo. Los japoneses tienen la suya, los escandinavos la propia, y así. Deberíamos explorar en la mitología indígena que nos corresponde y enriquecerla, actualizarla, integrarla a lo que escribimos, porque esos mitos son los que nos explican como individuos y como sociedad. Y es el aliento mítico el que le da trascendencia a lo que se escribe. Muy esclarecedor ante las propuestas literarias de nuestros tiempos. Sin embargo, en la contraportada de tu libro Sinsaber dices que los poetas son seres “que incomodan con palabras que hieren y nos ponen tristes”. ¿Cuál es uno de los motivos principales de la poesía desde tu punto de vista: hacernos sentir algo, comunicarnos un mensaje o ser un deleite artístico como obra de arte?
Bueno, ese poema es totalmente irónico. Pero muy cierto. El arte (iba a decir “el verdadero arte”, pero si es falso no es arte: el arte siempre es verdadero) tiene que provocar algo en quien lo aprecia: tiene que conmoverlo. Es decir, tiene que mover algo dentro de él, intensa o delicadamente, violenta o sutilmente, pero tiene que moverlo. El verdadero arte
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te cambia la vida. Después de leer una gran novela o un gran poema, ver una gran película o una obra de teatro, o escuchar una pieza musical, no puedes seguir siendo el mismo. Esa obra tiene que haber cambiado algo en ti. Si lees una novela y a la semana siguiente ni siquiera te acuerdas de qué trataba, es que no te conmovió. Pero si la lees y durante días y días sigues pensando en los personajes, en las situaciones que pasaron, en las ideas que te provocó lo que leíste, entonces te conmovió, movió algo dentro de ti. Es decir, cumplió su cometido como obra de arte. Ahora, al sistema dominante no le gusta que la gente piense ni se conmueva, lo que quiere es que consuma, que siempre piense igual para que siga consumiendo, que no se dé cuenta de su situación. La función del arte es despertar la conciencia, que la gente se dé cuenta de que la vida es muchas más cosas que sólo consumir. Por eso, el sistema promueve arte que no es arte, que en lugar de conmover, mantiene adormecidas y alienadas a las personas. Y no me refiero a lo político, que a final de cuentas todo es político, sino a todo lo vital, a la vida misma.
Preguntarse: ¿por qué es así tal persona?, ¿qué lo llevó a hacer tal cosa? o ¿por qué soy así yo?, ¿por qué siento esto que siento? Y eso no lo aprendes en un salón ni leyendo sesudos tratados. Lo aprendes observando a los demás y analizándote a ti mismo. Entonces, ¿qué es más aconsejable para los jóvenes que están empezando a escribir y desean aprender a hacerlo de la mejor manera: acudir a talleres, publicar su obra para que sea juzgada por expertos o escribir y corregir en soledad?
1) Leer 2) Escribir, escribir, escribir 3) Ir a un taller a aprender y a pulir los textos, y a confrontar los textos con lectores reales 4) Seguir escribiendo
4) Buscar que te publiquen en revistas y suplemenCierto y en este sentido creo que todo depende del tos aunque no te paguen al principio. O publicar en artista. En ficticia.com escribiste una reseña de ti tu propio blog y promoverlo en redes sociales. donde dices que tu hermano te aconsejó no estudiar letras si querías ser escritor. ¿Crees que estudiar académicamente literatura te impida crear, ya que en 5) Mandar textos a concursos. la historia podemos observar que la mayoría de los grandes escritores se dedicaban a trabajos cotidianos 6) Si ya se tiene material para un libro, enviarlo a que tenían muy poco que ver con las letras? editoriales. O publicarlo y promoverlo uno mismo.
Lamentablemente, la academia no está hecha para enseñar a escribir literatura sino a ser académico, es decir, a estudiar y escribir sobre lo que otros escriben. Lo que te puede dar lo académico es cierto orden de lecturas y herramientas que pueden ser útiles a la hora de escribir. Pero a escribir se aprende leyendo y escribiendo. Sobre todo escribiendo. No desdeño lo académico pero creo que no es indispensable para ser escritor, como bien señalas. Para ser escritor, además de escribir, se requiere tener gran interés y curiosidad acerca de las personas, empezando por uno mismo, desarrollar un gran poder de observación sobre uno mismo y sobre los demás, para luego utilizarlo en la propia escritura.
7) Siempre escribir, hasta cuando no se escribe. Suena excelente la lista de consejos para los jóvenes escritores. Por último, ¿deseas agregar algo más a manera de comentario, reflexión o frase para los lectores de la revista? Nada más agradecerte la paciencia.
Entrevista
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Guillermo
Vega Zaragoza
Nació en México, Distrito Federal en 1967. Escritor, periodista y maestro universitario. Ha publicado un libro de cuentos: Antología de lo indecible (Plan C/FONCA/CONACULTA, 2004), y dos de poemas: Desde la patria del insomnio (Fridaura, 2007); Sinsaber (edición de autor, fuera de comercio). Estudió Periodismo y Comunicación Colectiva en la UNAM y el Diplomado de Creación Literaria en la SOGEM: Sus textos han aparecido en diversas antologías de México, Estados Unidos, Colombia, Cuba y España. Trabaja en la redacción de la Revista de la Universidad de México de la UNAM e imparte cursos y talleres literarios. Actualmente es profesor del Diplomado de Creación Literaria del INBA. Ha colaborado en el suplemento cultural La Jornada Semanal del periódico La Jornada, en La Cultura en México de la revista Siempre!, El Ángel del diario Reforma, y en TOMA Revista Mexicana de Cine, entre otras publicaciones.
Entrevista
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Ilustraci贸n por Nala Hern谩ndez
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Por Timo Viejo Black
…tienes esa absurda idea de que ella algún día te perdonará. Pero jamás lo hace. Junot Díaz. Así es como la pierdes
Me dijo que mis ojos y mis labios eran lindos; que le atraía la forma de mi sonrisa. Nadie lo había dicho antes. No tienes idea del sentimiento que me causo el que alguien había visto algo más en mí de lo que hace la gente normal. Eso me lo dijo mientras veíamos a la gente pasar en el parque. Él me tomó la mano, yo no lo rechacé. Su voz era cálida, muy fina para ser de hombre, quizá se relacionaba por su estatura, muy bajo y delgado. Perdíamos el tiempo en cafés, museos o caminatas que no llegaban a ningún lado. No sabía si él estaba haciendo tiempo para irse al anochecer, aunque cuando éste llegó soltó la invitación de improviso: Quiero dormir contigo, sólo está noche. Estábamos acostados en el cuarto de un hotel cualquiera de la ciudad capital. Yo quería ver el techo, la ventana, el baño, incluso quería prender la televisión y mirarla en mudo. No quería demostrar mi nerviosismo. La idea era dormir, junto a él, nada más. No pasaría nada. Él se acurrucó en mi pecho y empezó a escuchar el latido de mi corazón cada vez más acelerado. Tienes taquicardia, dijo. No es eso, le respondí. El me miró a los ojos y sonrío complacido. Se acercó a mi rostro y me besó. Fue un beso tierno, agradable, incluso su aliento sabía al té de jazmín que había ordenado antes de venir al hotel. Lo tomé fuerte de su espalda y lo acaricié. Me gustas, me gustas mucho, le dije. Él sonrío y me siguió besando. Me desabrochó mi camisa y empezó a tocar mis pechos. No los besaba, respiraba sobre ellos y eso me excitaba. Siempre lo miraba caminar por la calle, o las escaleras del edificio. No sabía su nombre; sin embargo a veces iba seguido a la oficina dónde yo trabajaba. Él me miraba, y yo, no podía contener
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la sonrisa que él esquivaba con un rostro insolente. Así pasaron los días hasta que me agregó a mi Facebook, lo acepté como si no me importara. En algunos días platicábamos, y después no lo hacíamos por semanas. Sabía que si yo en verdad sentía algo por él, la vida me daría pistas, por ejemplo de que él miraría más de lo que hacen los otros. Así pasó, miró mis ojos como nadie más. Sonreía con mi sonrisa y me decía que mis abrazos le producían no pensar en nada más, sólo en el momento. Me quité la camisa y él se desnudó. No quería que me penetrara, pero su cuerpo era tan varonil que desistí a quitarme el pantalón y quedarme sólo en trusa. Él me seguía mirando cómo si yo fuera lo único en el universo. Empezó a mover su miembro por mis nalgas, ya no podía contenerme. Levantó mi miembro y me penetró. Lo hizo un par de veces, hasta que gemí de placer y dolor. Tomé su miembro y lo alejé de mí. Sabes, le dije, quiero que estés conmigo. Estoy seguro que nos veremos en más ocasiones, hoy quiero que me abraces, le dije al oído. Él me miró y me abrazó. Antes de quedarnos dormidos, soltó de forma tranquila y sin verme a los ojos la frase: Hay alguien más, estoy enamorado de otra persona. Creo que debes saberlo. Sunday Hace cuánto fue la última vez que me embriagué, quizá fue hace una eternidad. Él me dejó. Luché contra el fantasma del otro cómo si fuera algo tan sencillo de vencer, quería someter su obsesión con la mía. Él ya no me habla, a pesar de que le di todo lo que estuvo a mi alcance: mi cuerpo, mi tiempo, mi corazón. Nada le sirvió. Nos vimos en los meses siguientes, pero él no aceptó nada. La defensa ya se había levantado desde que yo había cedido, pero él nunca permitió franquear su corazón. He esperado a que hable, a que el teléfono suene con algún mensaje de su correspondencia, alguna llamada suya. Quisiera escuchar su voz otra vez, que diga mi nombre, que diga algo, que se aparezca en la calle, en el mercado, en cualquier lugar, donde sea. Fue tan inoportuno que incluso cuando la tipa de la que se enamoró se acercó a él para decirle que también le gustaba, la primera persona en saberlo fui yo. Me echó su felicidad en cara, cómo si yo fuera parte de ella. Él nunca supo las noches de insomnio que me causó, no podría imaginarlo con alguien más. En ocasiones le escribía y él no contestaba. Qué imbécil soy. Sí, sí, eso soy. Un imbécil. Me la he pasado en los bares, no hago más que trabajar y emborracharme. Nadie me atrae, nadie me toca. Mi cuerpo suda agrío: antipatía y dolor ¿Quién quería a alguien como yo para pasar sus noches? Han pasado dos meses desde que no lo veo. Lo único que supe de él es que está saliendo con la otra. Sube fotos a su Facebook donde su sonrisa, si pudiera, no cabría en su perfil. Sus amigos le comentan halagos, él los besa y les desea amor a toda costa, yo mientras espero, a qué, pues no sé, a nada. Quizá espere un milagro, quizá a que todo se me olvide. En estos momentos es cuando me dan ganas de coger el teléfono y llamarle, decirle que me hubiera gustado embriagarme con él, cargarlo mientras está ebrio. Me hubiera gustado escuchar todas esas palabras que sólo dice en ese estado, cuando dice la verdad. Cargarlo y dejarlo dormir en una situación tan deplorable que yo fuera la única persona que lo amara. Me hubiera gustado caminar con él un sábado, soñar un domingo y faltar al trabajo un lunes. Que tuviéramos un hijo o hija y salir a donde sea, viajar o incluso empezar a construir las cosas desde cero. Mirarlo despertar, verlo salir de bañarse, admirar
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como se cambiaba frente al espejo con esa calma, como se abrochaba sus camisas, como se hacía el nudo de la corbata. No me hubiera cansado nunca de eso; pero él ni siquiera se esforzó por mí. Ahora son cuatro meses. Me habló una vez como si nada hubiera pasado, sólo quería saber cómo estaba. Le contesté que bien, qué más podría haberle dicho. Seguro la verdad que por su culpa he aumentado de peso, dejé de ir al gimnasio y que mi tolerancia al alcohol ha aumentado. También que las primeras dos semanas no pude dormir porque lo imagina gimiendo en el oído de la otra. Que lo imaginaba bañarse con ella, como lo hizo un par de veces conmigo. Incluso que dejé de escuchar música porque todas las canciones no hacían más que herirme, y lo hacían de tal forma que no paraba de llorar. Mis lágrimas no tenían importancia porque él ni estaba en la ciudad, nunca había pensado en mí. Sólo en él, en los poemas que ahora le escribía a su personita especial en twitter, en los likes de sus fotos, en todo, menos en mis lágrimas.
Ilustración por Nala Hernández
En el punto que empezaba a encontrar estabilidad, llamó a mi teléfono. Él estaba que no cabía de alegría, yo no podía ni responderle. Él me dijo que la vida era buena, y tenía mucho que agradecerle; otra vez dijo lo feliz que era. Sólo lo felicité. Terminó su monólogo y me dijo que iba a dormir, que soñaría lo hermoso de su vida. Que bello, él vivía un sueño, mientras yo mi peor pesadilla. No le volví a prestar atención. Dejé el alcohol y me dediqué al yoga, conocí nuevas personas y al paso de dos meses, por fin, lo olvidé. A las dos semanas, un inbox llegó. Él había terminado su relación, estaba devastado. Quería verme, él sabía que mi amor era puro y único; nadie como yo. No le contesté; yo estaba con alguien más y no le hacía falta saberlo.
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I should live i
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sal
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Por Luis Martínez Rivero // Canciones tristes para amantes sucios. Ahí encontramos canciones como Murder me rachel. Sugar Wife. Lucky you entre otras. En 2004 salió el EP Cherry Tree con la canción About today, la primer canción que escuche de ellos, que sin escuchar la letra, solo con el arpeo de la guitarra y el juego de ritmo en los toms deja un cliAlguna vez leí que los discos de The National son pasos ma de angustia, como un quiero salir corriendo y con el a seguir para un rompimiento, yo no era tan fan, solo coro y la voz pausada de Matt que canta “How close am conocía la canción About Today y con eso me bastó I to losing you?” // “¿Qué tan cerca estoy de perderte?”. para buscar sus discos aprenderme sus canciones. La mayoría de sus canciones son tristes, llenas de angustia y Alligator vio la luz en 2005 con una canción triste tras con lágrimas entre los párrafos nos deja llevar entre “un otra donde se destaca Karen y su renglones “Karen, put triste pero que bueno que paso” o un “me desespera mas me in a chair, fuck me and make me a drink” “Karen, believe me, you just haven’t seen my good side yet” // no saber, que escuchar un no”. “Karen ponme en una silla, cógeme y prepárame un traLa voz de Matt Berninger y la música de los dos pares go” “Karen, créeme, aun no has visto mi lado bueno”. de hermanos Dessner y Devendorf. Crean la atmosfera Destacan otras canciones como Friend of mine, Lit up, desgarrante que carga The National en cada disco. Su Secret meeting y Mr. November que se ha vuelto de las primer álbum homónimo de 2001 se resume en la can- favoritas entre sus seguidores. En 2007 Boxer hizo sonar ción 29 years con un sonido gastado y una voz en eco y su nombre en todo el mundo, un disco más sobrio, con arrastrada que da un vistazo de cómo se sintió Berninger guitarras agudas y una batería que pocas veces deja espaal escribir la canción que dice “You know I dreamed cio al silencio. about you I missed you for 29 years” // “Sabes, soñé Terrible love, Anyone’s ghost, Runaway son canciones contigo te extrañe por 29 años”. del álbum High Violet de 2010 que les dio partida a creEl segundo disco de 2003 demuestra el camino amoroso cer en los festivales más relevantes del planeta en este de la banda solo con el nombre, Sad songs for dirty lovers disco se refleja miedo, a vivir, a amar, a dejar de amar… “Debería vivir en sal” es la pista de inicio del nuevo disco de The National, una banda que ladrillo a ladrillo pero a mano firme a figurado como una de las mejores de los últimos años; su último disco “Trouble will find me” lo demuestra.
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Entre su tracklist destaca Conversation 16 y sus renglones “You’re the only thing I ever want anymore”, “I tell you miserable things after you are asleep”, “I’ll try to be more romantic I wanna believe in everything you believe” //”eres la única cosa que quiero nunca más”, “te digo cosas terribles después de que te duermes”, “tratare de ser más romántico, quiero creer en todo lo que tú crees”. Este año salió su sexto disco, que se ha considerado como uno de los 10 mejores discos de 2013, contiene una atmosfera de depresión consumada y un toque desesperantes como se escucha en la canciones: Demons, I need my girl, Pink rabbits. Su primer sencillo “Sea of love”//”Mar de amor” encara con su letra cruda y música más rápida, las ansias mal conjugadas. Los renglones que destacan son “Oh you say you love me, yo. How am I supposed to know?”, “Hey you sorry I hurt you but they say love is a virtue, don’t they?”//”Oh, ¿dijiste que me amas? ¿Cómo se supone que lo supiera?”, “Hey tú, siento lastimarte, pero ellos dicen que amar es una virtud, ¿no?”. The National se ha destacado por sus líricas deprimentes, cargadas de angustia, lágrimas. A pesar de este contenido las canciones tienen el efecto de quedarse en tu cabeza y quizá ser interpretados como los pasos o cosas a seguir para que nos jodan el corazón.
Foto: Internet
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INSTANTES ETER
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Por Isidoro de Campos Por la tarde, a la salida del instituto, la misma limusina negra, el mismo sombrero insolente e infantil, los mismos zapatos de lamé y ella va, va a hacerse descubrir el cuerpo por el millonario chino, que la lavará en la ducha, detenidamente, como la pequeña hacía cada noche en casa de su madre, con el agua fresca de una tinaja que el hombre reserva para ella, y después la llevará mojada a la cama, pondrá el ventilador y la besará una y otra vez por todas partes y ella pedirá más y más, y después regresará al pensionado, y nadie la castigará, ni le pegará, ni la desfigurará, ni la insultará. El amante. Marguerite Duras. La esencia del amor es el recuerdo, el instante que se deja atrapar por la poesía y es enmarcado en cuadros de eternidad, de sucesos que debido a su intenso discurrir carecen de causa y consecuencia, principio y final. Marguerite Duras logra esbozar un paisaje por demás exacto y perfecto de lo que es el amor en su novela autobiográfica El amante, donde una niña de quince años se ve de pronto atrapada en una relación amorosa decidida de antemano e, inconscientemente, por ella. De descendencia francesa, el personaje se relacionara con un hombre de negocios chino extasiado por la belleza particular de la pequeña. Las diferencias son patentes, no nada más en el sentido generacional, él es once años mayor que ella, sino en lo social en aquella ciudad de la Indochina. La mujer recuerda con precisión el acontecer de su vida a esa edad, su travesía por el Mekong donde conoce a aquel hombre. No es consciente de lo que sucede, sólo presiente que algo pasa, algo que antes no había notado. El
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hombre le invita tímidamente un cigarrillo. Ella puede distinguir el temblor en sus manos, la voz desacompasada. Rechaza el ofrecimiento, pero no se siente indispuesta ante el hombre, quien al notar esto empieza entablar una plática que después los conducirá a la propuesta de llevarla a la pensión donde ella vive mientras estudia en el instituto. Inicio enigmático de una relación amorosa, común y mágica como todas. El acierto de Duras a la hora de contarnos su primer amor se debe a que en los ojos de su yo de niña de quince años y su otro yo de escritora que empieza a desarrollar la historia se logra conglomerar todo un sin fin de universos narrativos, descripciones que deambulan de la primera a la tercera persona, del presente al pasado, haciéndonos percibir que en la narración de un amor el tiempo y los personajes importan poco, lo que sucede y el sentimiento se sobreponen a cualquier noción de espacio, personalidad y tiempo. El atuendo de la pequeña es por demás procaz y provocativo: un sombrero de ala plana con una ancha cinta negra, un vestido casi transparente, unos zapatos de lamé y un cinturón que hacen contraste con el cuerpo delgado y casi infantil de ella. En poco tiempo el hombre chino la llevará a su apartamento en el sur de la ciudad donde le dibujará sobre su piel lo que es el amor: el mar, informe, simplemente incomparable. El contexto familiar de la novela le da un ritmo contrastante. Ella aún vive con su madre y dos hermanos, a quienes los divide entre el hermano amado, el menor, y aquel a quien odia, el mayor, por ser un apéndice amoroso y parasitario para su madre. Ellos conocerán al hombre de negocios chino que paga cenas costosas, aquel a quien no se le dirige la palabra mientras se está a la mesa y se le pide lo que sea sólo para agradar, principalmente, al hermano mayor. Sin embargo, en el apartamento logrará hacer suya de una manera pragmática a la pequeña, le besara todo el cuerpo, la lavará y acariciará, le hará el amor hasta que ella ya no pida más. Él la ama con la pasión de los místicos que han encontrado a dios en el cuerpo de su pareja, más ella decide engañarle al decirle que está con él nada más por su dinero. Las dos barreras que él encontrará para unir su destino al de la niña de quince años son la tradición, su padre no permitirá que contraiga matrimonio con una francesa, y ella, quien con su naturaleza indescifrable de mujer libre no se dejará atrapar por esta relación que le muestra cada vez más una cara placentera, única, intensa y fugaz del mundo. Sin embargo, ella sabe que no puede ser posible este amorío aunque suceda en un apartamento, en las tardes donde comparte amor y llanto, tristeza y placer con alguien distinto a ella, más complementario.
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La naturalidad y belleza de ella son una luz enceguecedora para el amante que no puede dejar su calor, su singularidad; sus momentos compartidos le hacen imposible abandonarla. Del mismo modo, ella está cegada por el placer en los momentos en que lidia con el mundo y aquel instante que ha decidido compartir con él, un desconocido que la ha inclinado a conocerse, a aprender la magia de un sentimiento que paraliza, ilumina y reconforta: el amor como la eterna luz en este universo siempre hundido en la oscuridad de lo cotidiano. En la novela, tanto la mujer adulta que escribe como la niña que vive la experiencia amorosa nos irán relatando momentos de su vida, personas que circularon por su existencia con sus ideas, sentimientos e instantes que hicieron de esta mujer un ser que aprendió a disfrutar de los placeres amatorios a pesar de un hermano intransigente, una madre desvivida por aquel hijo, unas compañeras que dejaron de hablarle por ser la amante de un chino y una tradición social que impidió que los dos amantes llegaran a ser algo más que eso, pues ella tampoco lo quería así, desde pequeña comprendió que el amor se encuentra más allá de la simple posesión, es un instante que se graba con letras de eternidad en la habitación preferida de los recuerdos. El destino ya está dado, sólo nos queda robarle momentos de profunda intensidad mientras nos lo permita el tiempo, el sentimiento y el espacio. Él debe casarse con una mujer de su condición, el padre y su dinero lo piden; ella regresará a Francia, escribirá novelas, su sueño predilecto. Él la despide silenciosamente desde el asiento trasero de su limusina negra, la misma a la que se apeó por primera vez en el transbordador el día que se conocieron y la cual solía recogerla del instituto para llevarla al apartamento y después regresarla al pensionado o a conducirla a un restaurant. Sin embargo, en la travesía de regreso a su país, se escucha en el barco un vals de Chopin mientras todos duermen. Ella empieza a rememorar lo vivido, las lágrimas saltan cual perlas sobre un mar de emociones, se hunden en la profundidad de los recuerdos, de la sensación de haber perdido algo único, eterno, infinito. Se da cuenta de que se ha engañado; no era el dinero del chino lo que había amado, era su olor, su cuerpo, su manera de poseerla; todo aquello camina sobre las baldosas de la habitación de sus recuerdos iluminando de tristeza y felicidad su alma de niña que descubrió lo inasible que puede llegar a ser el amor.
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ABRAHAM C
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El arte del mimo es el grito desgarrado del alma. Marcel Marceu.
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Aún
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Tu nombre
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Ma main touche, ma
m e n t e
sach e
Par: Ortega-Juárez Adriana
Hay gente que dice que los gatos más que unas bestias, son pequeñas presencias que nos atrapan con la estética de su forma; finas líneas curvas que andan con elegancia, nos seducen con el enigma que se esconde en su mirada, con sus personalidades contradictorias, ansiosas de cariño pero celosas de su espacio. No sé si Baudelaire se haya fijado en esto, pero en “Las flores del mal” recurre a esta figura para hablarnos de sus propias reminiscencias. Il y a des gens qui disent que les chats plus que des bêtes, ils sont petits présences qui nous attirent avec la esthétique de sa forme; fines lignes courbes qui marchent avec élégance, qui nous séduisent avec l’énigme qui se cache en sa regarde avec ses personnalités contradictoires, anxieuses de affection mais jalouses de son espace. Je ne sais pas si Baudelaire a remarqué ça, mais aux « Les fleurs du mal » s’aide de cette figure pour nous parler de ses propres réminiscences.
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Chat
Gato
Viens, mon beau chat, sur mon cœur amoureux; Retiens les griffes de ta patte Et laisse-moi plonger dans tes beaux yeux Mêlés de métal et d’agate.
Ven, bello gato, a mi amoroso pecho; Retén las uñas de tu pata, Y deja que me hunda en tus ojos hermosos Mezcla de ágata y metal.
Lorsque mes doigts caressent à loisir Ta tête et ton dos élastique Et que ma main s’enivre du plaisir De palper ton corps électrique,
Mientras mis dedos peinan suavemente Tu cabeza y tu lomo elástico, Mientras mi mano de placer se embriaga Al palpar tu cuerpo eléctrico,
Je vois ma femme en esprit. Son regard Comme le tien, aimable bête Profond et froid, coupe et fend comme un dard, Et, des pieds jusques à la tête Un air subtil, un dangereux parfum Nagent autour de son corps brun.
A mi señora creo ver. Su mirada Como la tuya, amable bestia, Profunda y fría, hiere cual dardo, Y, de los pies a la cabeza, Un sutil aire, un peligroso aroma, Bogan en torno a su tostado cuerpo
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Les amours déc o mp o sés Par: Ortega-Juarez Adriana Una de las más célebres poesías de Baudelaire; chocante Une des plus célèbres poésies de Baudelaire, choquante pero al mismo tiempo genial en el sentido de genialidad, mais au même temps génial aux sens de génialité, sans sin importar la época en la que sea leída. importer l’époque en la que soie lu. La idea de encontrar belleza en la descomposición no L’idée de trouver beauté à la décomposition ce n’est pas es para todos un placer, hace falta mirar distinto no con pour tout le monde un plaisir, il faut regarder différente, ojos simples, es eso descomponer para hallar la esencia. pas avec les yeux simples ; ce ça décomposer pour trouver l’essence.
Une charogne. Rappelez-vous l’objet que nous vîmes, mon âme Ce beau matin d’été si doux: Au détour d’un sentier une charogne infâme Sur un lit semé de cailloux, Les jambes en l’air, comme une femme lubrique Brûlante et suant les poisons Ouvrait d’une façon nonchalante et cynique Son ventre plein d’exhalaisons. Le soleil rayonnait sur cette pourriture Comme afin de la cuire à point, Et de rendre au centuple à la grande Nature Tout ce qu’ensemble elle avait joint; Et le ciel regardait la carcasse superbe Comme une fleur s’épanouir. La puanteur était si forte, que sur l’herbe
Recuerdas el objeto que vimos, mi alma, Aquella hermosa mañana de estío tan apacible; A la vuelta de un sendero, una carroña infame Sobre un lecho sembrado de guijarros, Las piernas al aire, como una hembra lúbrica, Ardiente y exudando los venenos, Abría de una manera despreocupada y cínica Su vientre lleno de exhalaciones. El sol dardeaba sobre aquella podredumbre, Como si fuera a cocerla a punto, Y restituir centuplicado a la gran Natura, Todo cuanto ella había juntado; Y el cielo contemplaba la osamenta soberbia Como una flor expandirse. La pestilencia era tan fuerte, que sobre la hierba Tú creíste desvanecerte.
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Vous crûtes vous évanouir. Les mouches bourdonnaient sur ce ventre putride D’où sortaient de noirs bataillons De larves, qui coulaient comme un épais liquide Le long de ces vivants haillons. Tout cela descendait, montait comme une vague Ou s’élançait en pétillant; On eût dit que le corps, enflé d’un souffle vague Vivait en se multipliant.
Las moscas bordoneaban sobre ese vientre podrido, Del que salían negros batallones De larvas, que corrían cual un espeso líquido A lo largo de aquellos vivientes harapos. Todo aquello descendía, subía como una marea, O se volcaba centelleando; Hubiérase dicho que el cuerpo, inflado por un soplo indefinido, Vivía multiplicándose.
Et ce monde rendait une étrange musique Comme l’eau courante et le vent Ou le grain qu’un vanneur d’un mouvement rythmique Agite et tourne dans son van.
Y este mundo producía una extraña música, Como el agua corriente y el viento, O el grano que un aechador con movimiento rítmico, Agita y revuelve en su harnero.
Les formes s’effaçaient et n’étaient plus qu’un rêve Une ébauche lente à venir Sur la toile oubliée, et que l’artiste achève Seulement par le souvenir.
Las formas se borraron y no fueron sino un sueño, Un esbozo lento en concretarse, Sobre la tela olvidada, y que el artista acaba Solamente para el recuerdo.
Derrière les rochers une chienne inquiète Nous regardait d’un œil fâché, Epiant le moment de reprendre au squelette Le morceau qu’elle avait lâché. — Et pourtant vous serez semblable à cette ordure À cette horrible infection, Etoile de mes yeux, soleil de ma nature, Vous, mon ange et ma passion! Oui! telle vous serez, ô la reine des grâces Apres les derniers sacrements, Quand vous irez, sous l’herbe et les floraisons grasses, Moisir parmi les ossements. Alors, ô ma beauté! dites à la vermine Qui vous mangera de baisers Que j’ai gardé la forme et l’essence divine De mes amours décomposés!
Detrás de las rocas una perra inquieta Nos vigilaba con mirada airada, Espiando el momento de recuperar del esqueleto El trozo que ella había aflojado. -Y sin embargo, tú serás semejante a esa basura, A esa horrible infección, Estrella de mis ojos, sol de mi natura, ¡Tú, mi ángel y mi pasión! ¡Sí! así estarás, oh reina de las gracias, Después de los últimos sacramentos, Cuando vayas, bajo la hierba y las floraciones crasas, A enmollecerte entre las osamentas. ¡Entonces, ¡oh mi belleza! Dile a la gusanera Que te consumirán los besos, Que yo he conservado la forma y la esencia divina
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Y aquí mis palabras. Et voici mes paroles Un amor descompuesto, Amarte hasta las entrañas Hasta la última parte que quede de tu piel Porque no es que ame sólo tu cuerpo Amo tu ser y ese estuche maravilloso que lo contiene Quiero ser eso, la materia que se une y permanece atada hasta descomponerse, una carroña.
Un amour décomposé T’aimer jusqu’a les entrailles Jusqu’à la dernière partie que reste de ta peau Parce que n’est pas que j’aime seulement ton corps J’aime ton être et ce coffret merveilleux qui le contient Je veux être ça, la matière qui se lie et permanence attaché jusqu’à se décomposer, une charogne. Saint Jean de Luz, France, 10 décemb
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GUILLERMO
V E G A
Z A R A G O Z A
Quién te manda Quién te manda, flor, virgen, helecho, a tejer ansias en el humo de la calma con ese perfil de desvelo, a posar tus manos con ese abandono sobre el regazo de la noche, a cruzar las piernas con extraviada soltura como si no sostuvieras el mundo con ellas.
Quién te manda, estrella, santa, roca, a despertar leones dormidos en el alba. a escoger entre las vidas que se te ofrecen, a extraviar pasados imposibles, a buscarle manos a los peces, a cruzarte en la ruta de imparables saetas
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y negar que has sido herida. Quién te manda, mar, nube, árbol, a olvidar un arete en mi bolsa cuando sabes que no tengo nada más que tu sombra a creer que puedes andar por ahí con tu arrogante inocencia.
Sólo espero que levantes tu mano y precipites mi caída en la noche imposible de tu pelo.
Ahora que estás lejos Para Araceli
Porque te hace, te conoce. Lo conozco yo porque me hiciste. Rubén Bonifaz Nuño
Ahora que estás lejos sólo atino a esconder mis ganas en el café, a recordar las veces que tu cuerpo se ha rendido ante la verdad de mi hipérbole. No sé cómo pedirte perdón por todo el bien que no te hago. Y tú tan frágil
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y yo tan falso, y tú tan luz y yo tan asco.
Ahora que estás lejos no sabes de los cuerpos que miro, de este culpable vaivén de senos y caderas. Pero nunca podré traicionarte: eres la mujer de todos los cuerpos que deseo.
Nada es tan eterno Cómo duele deshacerse de los demás.
Cómo duele que los demás se deshagan de uno.
No tengo nada ni nunca he tenido a nadie.
Lo peor de todo es que nadie me ha tenido.
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A veces ni yo mismo. ¿Yo soy mío porque no me puedo dejar?
Duele el rechazo: ofrecer la vida ponerla a disposición del otro y que la ignore como si no existiera.
Pero duele más rechazar. Así que estamos a mano.
Escribir Escribir como si no hubiera más remedio. Escribir aunque sea un poco, donde sea, cuando sea, como sea, como si te estuvieras desangrando, como si de veras te doliera, como si se te fuera la vida, como respirar un aire enrarecido, como si fuera lo único importante. Escribir aunque a nadie le importe.
Escribir como se arregla un jardín, como le crecen ramas a los árboles, como cae la lluvia sobre las flores,
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como se escurre el agua entre la tierra yerma, como el susurro de la madrugada, como el rugido de un huracán. Escribir como la brisa. Escribir como la indecisión de la marea.
Escribir como un rinoceronte enamorado, como el vaivén de unas caderas, como el delgado tirante de un sostén. Escribir en la noche sobre la noche. Escribir sobre tu cuerpo. Escribir al final de tu espalda Escribir sobre tu ausencia.
Escribir como el llanto de un niño. como un duelo de esgrima, como un concierto de helicópteros, como el tintineo de copas infinitas, como una ráfaga de metralleta. Escribir como una bomba atómica. Escribir por escribir.
Escribir como nadie.
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EL HÁBITO D
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IR
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Por Jesús Bartolo
Para Lucy El hábito de irse, de alejarse sin bulla e indumentaria. Separar cada lapso con otro lapso y esperar el momento con otro momento que me haga mejor persona en el intervalo de ese intervalo en el que uno decide ser. En el santiamén que acontece que viene de otro santiamén acontecido, de un minuto dividido en sus segundos, donde los segundos que hacen al minuto retoman del tiempo, el tiempo interrumpido; la duración en que el hecho, cangrejo cruza hacia otros hechos, donde más cangrejos atraviesan
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el espacio abierto por otro espacio y se hace lugar, sitio para el cuerpo, estancia en la mirada: ajena de ojos ajenos. El alma se desalma de uno y uno por rabiar rabia y pone su acento donde la tilde no debe de ir y se agrava de graves acordes sin música de música bien tocada. Ya con la estocada dentro, lo adentro bulle, agita su agitada mano y su azúcar disuelve en lo dulce de todo aquello amargo, agrio del hombre; el hombre, bilis de Dios, torna de su cólera encolerizada a la violencia de su vida.
Su existencia se abre como un paraguas que alguna vez fue una gran sombrilla, un quitasol nuevo y sin años, un parasol reluciente con motivos anchos y figurines contentos sosteniendo esferas; giraba sin el mayor esfuerzo, a la primera pulsión del pulso y del respiro, del aire dentro que impulsa la mecánica, que oxida el engranaje, que corroe comediante las vísceras y las expone en su vitrina de trofeos. Se abre hacia la abierta cerradura del ser angustiado que auscultó su espacio, su mente saturada, la congestión de su corazón congestionada de hábiles erizos colectados en su torrente;
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de su sangre desangrada del concluyente púrpura: granate del espanto, escarlata bermellón de su sístole, rojo de la desmesurada rojez de venir.
Vuelto a su malogrado interior continúa empujando su carrito del destino, a pulmón que caiga la lluvia, que el viento azuce sus caballos; que los enanos del amor vomiten en la cara para que el rostro sea la facción de alguien incontinente y su careta sea un miedo al tiempo, a la duración del abrazo amado, al beso que le arranque la muerte, el antifaz del desespero.
Porque el hombre es la misma historia: la búsqueda del hombre; la misma costumbre: la costumbre de regresar, de volver por la línea más tenue a la opacidad del conjunto, al color y la suficiencia para hacer del bosquejo la pintura. Retornar le precipita del precipicio a la tolvanera que es venir desde ahí al polvo que es uno.
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EL PERRO E N TRE
L ETR A S
Por José Sebastián Montiel Rodríguez
Un perro vagabundo pasea entre los balcones de mi casa, entra por la puerta del tendedero que comunica a mi cuarto, sube hacia mi cama con edredón de hojas otoñales, donde los libros de poesía permanecen abiertos. Al acostarse sobre ellos, un zumbido vibra en los azulejos, un meneo de serpentinas letras salen de las hojas como un trémulo que nace en las laderas de los montes. Mientras duerme se sumergen las palabras en la mente del perro inocente, transforman sueños en prosas sonámbulas al ritmo de ecos musicales. Sonetos en vagones siguen su órbita en dirección al instante, campos infinitos, desconocidos, donde interponen las palabras, insumergibles en el espacio de mi cuarto. Espléndidos vocablos en el albergue de la lírica,
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como las olas espumosas que remojan los arrecifes en el mar abierto sin censura. Mientras duerme el perro vive oculto entre las letras, las compone con honradez en cada rinc贸n del hogar, que a los ojos humanos son invisibles como el viento que pasa entre los ventanales.
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LA OFRENDA D E B I D A Por Agustín Cadena Después de tantos años, de tanto amarnos y extrañarnos, son tan pocas las horas que nos han sido prestadas. Hoy pienso que me habría gustado, por ejemplo, tener juntos una nuestra casa, una tarde por lo menos, robada como todo. Que en esa tarde nos sentáramos a la mesa y yo te calentara las tortillas y tú me pasaras la sal o la salsa. Oír un nuestro perro ladrando a los paseantes Esperar juntos el atardecer en la barda de piedra rosa con el juego de las sombras del follaje y el susurro de los álamos, tan triste. Verte en pijama —nunca te he visto en pijama. Saber de tus cólicos menstruales. Que me pegaras un botón de la camisa y yo fuera a traerte algo a la farmacia.
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Estoy triste, este día, por este amor que se quedó niño. Que se hizo viejo siendo niño. Que no conocerá ni la resequedad ni la rutina ni la decrepitud ni el frío ni el hastío, pero tampoco la mesa ni el sueño compartido. Y hasta podría terminar estas líneas diciendo que, al final, muy al final, estos amores que viven a la sombra son también grandes amores. Pero aquí no se trata de hacer poesía, sino de llamar al pan “pan”, y a lo que no pudo ser “puta madre, no pudo ser”. Y ya. Es todo. C’est tout. That’s all.
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QUIMERA Por Martín Rangel
No te vayas de mi lado. No te importen mis encías sangrantes, ni mi tacto helado de reptil sobre tu carne. No te importen los años que podría arrastrar, sostén frente a tus ojos apenas este instante. Que las llamas de tu boca sobre la memoria se derramen, sobre lo que vendrá. Que no inflamen tus fauces de ceniza. Pensar en el fénix desaparece todo rastro: degüella el origen.
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Nacer nunca hizo falta para estar en donde estamos. (No te vayas de mi lado)
No me importe tu aliento de bestia que agusana las entrañas, ni tus encías ahora ensangrentadas…
Quedarse adentro para seguirse devorando.
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REÍR L L OR A N D O
Por Juan de Dios Peza.
Viendo a Garrick -actor de la Inglaterrael pueblo al aplaudirlo le decía: “Eres el más gracioso de la tierra, y más feliz…” y el cómico reía. Víctimas del spleen, los altos lores en sus noches más negras y pesadas, iban a ver al rey de los actores, y cambiaban su spleen en carcajadas. Una vez, ante un médico famoso, llegóse un hombre de mirar sombrío: sufro -le dijo-, un mal tan espantoso como esta palidez del rostro mío. Nada me causa encanto ni atractivo; no me importan mi nombre ni mi suerte; en un eterno spleen muriendo vivo, y es mi única pasión la de la muerte. -Viajad y os distraeréis. -¡Tanto he viajado! -Las lecturas buscad. -¡Tanto he leído! -Que os ame una mujer. -¡Si soy amado! -Un título adquirid. -¡Noble he nacido! -¿Pobre seréis quizá? -Tengo riquezas. -¿De lisonjas gustáis? -¡Tantas escucho! -¿Qué tenéis de familia? -Mis tristezas. -¿Vais a los cementerios? -Mucho… mucho. -De vuestra vida actual ¿tenéis testigos? -Sí, mas no dejo que me impongan yugos: yo les llamo a los muertos mis amigos; y les llamo a los vivos, mis verdugos.
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Me deja -agrega el médico- perplejo vuestro mal, y no debe acobardaros; tomad hoy por receta este consejo “Sólo viendo a Garrick podréis curaros”. -¿A Garrik? -Sí, a Garrick… La más remisa y austera sociedad le busca ansiosa; todo aquel que lo ve muere de risa; ¡Tiene una gracia artística asombrosa! -¿Y a mí me hará reír? -¡Ah! sí, os lo juro; Él sí; nada más él; más… ¿qué os inquieta? -Así -dijo el enfermo-, no me curo: ¡Yo soy Garrick!… Cambiadme la receta. ¡Cuántos hay que, cansados de la vida, enfermos de pesar, muertos de tedio, hacen reír como el actor suicida, sin encontrar para su mal remedio! ¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora! ¡Nadie en lo alegre de la risa fíe, porque en los seres que el dolor devora el alma llora cuando el rostro ríe! Si se muere la fe, si huye la calma, si sólo abrojos nuestra planta pisa, lanza a la faz la tempestad del alma un relámpago triste: la sonrisa. El carnaval del mundo engaña tanto, que las vidas son breves mascaradas; aquí aprendemos a reír con llanto, y también a llorar con carcajadas.
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Ilustraci贸n por Nala Hern谩ndez