Revista Un Caño - Número 19 - Noviembre 2009

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Gran encuesta nacional Un caño todavía está calentando motores en esta revancha. Además, la realidad parece pasarnos por arriba. El fútbol sin codificado y por la TV Pública, la angustiante clasificación de la Selección, las elecciones y el momento que vive River y las historias del día a día, y que Un caño quiere reflejar en sus páginas. Pero como no sólo de pan vive el hombre y también hay que darle unos mimos al espíritu, decidimos salirnos un poco de la noticia más cruda y dura para encarar una gran encuesta nacional entre nuestros lectores para saber qué tipo de torneos de fútbol quieren. Vamos a tratar el tema en el próximo número, tal como es nuestra característica, y deseamos recibir miles y miles de correos con respuestas a las preguntas que vamos a formular a continuación. 1. ¿Te gusta cómo están organizados los torneos en la Argentina, con el sistema de un Apertura y un Clausura? A. Sí B. No 2. ¿Preferís un solo torneo largo por año, que se juegue desde comienzos de marzo hasta comienzos de diciembre? A. Sí B. No 3. ¿Elegís el actual sistema de descensos por promedios? A. Sí B. No 4. ¿Te parecería mejor que los descensos se establecieran por puntaje anual, como ocurre en el resto del mundo? A. Sí B. No 5. ¿Te gustaría que la AFA organizara una Copa Argentina, con un sistema de juego similar a España con la Copa del Rey, Italia con la Copa de Italia o Inglaterra? A. Sí B. No 6. ¿Respaldás que se mantenga el actual sistema de descensos (dos directos y dos equipos a la Promoción), independientemente de la resolución por promedios o por puntaje directo? A. Sí B. No 7. Si no respondiste favorablemente la pregunta 6, ¿cuántos descensos te gustaría que hubiera. A. Uno B. Dos C. Tres D. Cuatro 8. Si no respondiste favorablemente la pregunta 6, ¿cuántas promociones te gustaría que hubiera? A. Uno B. Dos C. Tres D. Cuatro Todas las respuestas las recibiremos en correodelectores@revistauncanio.com.ar y te pedimos que en el asunto escribas GRAN ENCUESTA NACIONAL, así podemos dirigir mejor los correos que traten sobre el tema. Por otra parte, y ya que estamos, pedimos a los lectores que utilicen su poder de síntesis, porque la extensión de algunas cartas quita espacio a otros. El próximo mes seguimos charlando.

staff SEGUNDA ÉPOCA (AÑO 4) NÚMERO 19 CONSEJO DE DIRECCIÓN Alejandro Caravario Christian Colonna Pablo Cheb Terrab Mariano Hamilton Pablo Llonto Matías Martin Fabián Mauri Víctor Hugo Morales Ralph Rothschild Ariel Senosiain Adrián Soria SECRETARIO DE REDACCIÓN Pablo Llonto DIRECCIÓN DE ARTE Alicia Sliwkin EDITOR DE FOTOGRAFÍA Fabián Mauri CORRECCIÓN Alejandro Lingenti COLABORAN EN ESTE NÚMERO

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ILUSTRACIÓN DE TAPA Sebastián Domenech

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PICADO Reality triple XL En “Shaq Vs.”, en horario y central y con cuatro millones de espectadores en la TV de los Estados Unidos, Shaquille O’Neal se animó a boxear contra De la Hoya, nadar contra Phelps y jugar al tenis contra Serena Williams. Por NINO SEGURA

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ete Newell, una celebridad como entrenador de pivotes en Estados Unidos, ganó prestigio con un campamento que organizaba todos los veranos. Desde mediados de los 70 trabajó con las torres más famosas de la NBA, de la talla de Hakeem Olajuwon o Bill Walton. Pero su fama no trascendió la epidermis del básquetbol hasta que en 1993 se instaló en Hawai, y hasta allí llegó un oso de 2,16 metros, motivado por aprender los secretos de la zona pintada, y atrajo mucha prensa cuando casi se ahoga en el Pacífico haciendo snorkel. Shaquille O’Neal, hasta cuando no se lo propone, es una máquina del marketing. Aquel de 1993, tras no clasificar en los playoffs como novato con Orlando Magic, fue uno de los dos períodos de descanso más largos que tuvo Shaq en su carrera. El otro fue el de este año, la segunda vez en que no accedió a la post temporada, con Phoenix Suns. Sin embargo, no usó el tiempo ocioso para mejorar su patético porcentaje de tiros libres (52,3). No. A los 37 años, con un contrato por 21 millones de dólares en Cleveland Cavaliers, donde peleará por su quinto anillo junto con LeBron James, se dedicó a su propio programa de televisión. Y no era un programa más. “Shaq Vs.” fue un reality show donde O’Neal desafiaba a monstruos de otros deportes: Oscar de la Hoya en boxeo, Serena Williams en tenis, Michael Phelps en natación, Ben Roethlisberger (mariscal de campo del actual campeón de la NFL, Pittsburgh Steelers) en fútbol americano... Y perdió con todos, obvio. Nunca cayó por escándalo, que quede claro, a favor de Shaq. Pero entre las imágenes que impactaron aún se comenta la sunga multicolor que usó para nadar contra Phelps y la increíble disparidad que había entre The Die4 UN CAÑO | NOVIEMBRE 2009

sel y De la Hoya sobre el ring: en altura (1,79 contra 2,16), en peso (72 kilos contra 147) y en alcance de brazos (73 centímetros contra 91). Y “ganó” el Golden Boy tras desempatar en un quinto round. Lo mejor de esta pelea fue una secuela en la que se vio a O’Neal preparando una supuesta revancha, corriendo en una playa de Malibú con una sunga fucsia, con su apellidote en el traste. Top. Después de pelotear con Serena Williams y gemir en cada golpe, el cierre del show fue con Phelps, dueño de ocho oros olímpicos en China. En una piscina de 25 metros, ganó una de las tres carreras que disputó. La última, que definió el pleito, fue de 75 metros para Phelps y 50 para Shaq: el nadador le ganó por ventaja mínima (38.59 segundos contra 38.76). Digno, sobre todo porque competían un ser humano y un ballenato. Le quedó pendiente un desafío con David Beckham, a quien el gordo toreó vía Twitter: “nunca podrás marcarme un gol, enano”, le lanzó. No se conoció respuesta. Fueron cinco episodios, televisados en el horario central de las 21 por la cadena ABC, que promediaron una audiencia de cuatro millones de espectadores. Los medios de espectáculos de Estados Unidos hablaron del éxito logrado por esta extravagancia creada por O’Neal. O tal vez no tan creada por Shaq. Es que el gordo tuvo una patinada: en los créditos apareció como uno de los productores ejecutivos un tal Steve Nash, compañero del pivote en la última temporada en Phoenix. Parece que en un viaje Nash le contó a Shaq sobre un proyecto televisivo que tenía para competir con figuras de otros deportes. Cuando supo de la salida de “Shaq Vs.”, abogados mediante, el canadiense consiguió un resarcimiento por aportar la idea y la aparición de su nombre en el final. Todo bien con Nash, se merece un reconocimiento, pero no el protagonismo: su blancuzco cuerpecito no compite con los cachetes ensungados de Shaquille.



PICADO Mister Own Goal Así llaman los ingleses al jamaiquino Frank Sinclair, a quien se lo acusa de un récord: es el autor de ¡25! goles en contra, uno de ellos desde 40 metros. Supera en el absurdo de los lamentos al belga Staf van den Buys, quien le dio el triunfo al Anderlecht sobre el Germinal Ekeren convirtiendo los tres goles... del equipo rival. Por MARTíN DENEGRI

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n fifì inglés, un tal Lord Alfred Kinnaird, asoma en la historia del fútbol mundial con un triste privilegio. Allá por 1887, un 24 de marzo para ser más precisos, en la final de la FA Cup, siendo delantero terminó atajando para el Wanderers. Y cometió un error que perdura hasta el día de hoy: tapó un fierrazo de un atacante de Oxford University y se fue hacia atrás, fruto de la inercia, con pelota y todo. Cruzó la línea sin largar la redonda de sus manos. ¿Resultado? Primer gol en contra. Sin embargo, utilizando su poder en la Asociación inglesa, logró tapar la deshonra hasta donde los revisionistas se lo permitieron. Sin embargo, con el paso del tiempo, lo de Kinnaird termina siendo anecdótico en un football todavía amateur y de pruebas artesanales… Hubo de todo en la viña del señor. ¿Quién no tiene en el pedigree un muertito en el placard, un dolor de cabeza en la propia meta? Casos sobran. Repercusiones también. Si bien desde el año 2000, por directiva de FIFA, en estos casos de autoflagelación, se intenta premiar a los goleadores, hay tipos que quedaron en los anales. O en una zanja. El blooper del colombiano Andrés Escobar en USA 94 contra los yanquis es un sangriento ejemplo. “Gracias por el gol…”, decía el cartelito que yacía junto a su cuerpo baleado de 12 corchazos… Claro, la desgracia también se puede hacer canción. “Ferri batte il record di autogol”, canta el tano Luciano Ligabue en “A che ora è la fine del mondo”, citando a Riccardo Ferri, defensor del Inter (entre 1982 y 1994) y de la selección (con 45 partidos y cuatro goles), quien ostenta la marca de ocho autorete en el Calcio. Nadie como él… Bah,

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qué decir entonces del belga Staf van den Buys, quien le dio el triunfo al Anderlecht sobre el Germinal Ekeren convirtiendo los tres goles de su oponente… Pero más allá de este catálogo de derrotados, la medalla de oro se la lleva, y por escándalo, Frank Mohammed Sinclair, quien a punto de cumplir los 38 años, creer o reventar, mito o realidad, se lo incrimina como el autor de… ¡25 incomprobables goles en contra! Nacido en Lambeth, Inglaterra, el defensor se crió en las Inferiores del Chelsea y pasó por West Bromwich, Leicester City, Burnley, Huddersfield Town, Lincoln City, Wycombe Wanderers y, desde esta temporada, el Wrexham, del Ascenso británico. Sinclair ha sido uno de los siete ingleses de descendencia jamaiquina que ha preferido jugar por la selección de sus ancestros. Así las cosas, en Francia 98, con la camiseta 19 fue parte del 5-0 de los Passarella Boys en el Parque de los Príncipes francés. El pobre Frank, más allá de su marketinero derrotero (porque trabajo no le falta), ostenta dos hechos que lo pintan de cuerpo entero. En el 99, jugando para Leicester, metió goles en contra en dos weekends al hilo (contra su ex Chelsea y el Arsenal). Aunque, tres años después, guarda la más recordada de todas. Con la misma camiseta, tras un tiro libre a favor, intentó jugar hacia atrás para su arquero Ian Walter, con tanta mala fortuna que… ¡le embocó un gol en contra desde 40 metros! Así las cosas, y más allá de su particular y discutible marca, el jamaiquino se hizo popular. Es más, en la tierra de Lord Alfred Keinnard, se hizo conocer como Mister O.G. Sí, Frank derrocó su mito. Ya no es Sinclair. Ya se convirtió en Mister Own Goal. En el Señor Gol en contra…



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El DT y la épica

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ielsa me cae bien por cómo trata a la prensa. Jamás entró en ese personajote que les da de comer a los periodistas. Periodistas que necesitan, precisamente, un personajote para destruirlo o construirlo según su propia mirada. Jamás ha sido funcional a esa puesta en escena que los periodistas hacen de determinadas personas, muchas veces en función del resultado, por esa cosa de religiosidad con el resultado final. No hay que olvidar esa especie de legionarios bilardistas que hubo en los 80, que tenían tremenda vocación por demostrarnos que lo único que importaba en el fútbol era el resultado. Esa gente colocaba a “los otros” en un lugar idiota, como si a los tipos a los que les gustaba el juego vistoso no les interesara ganar. A todos nos interesa ganar. Pero ganar tampoco es tan fácil, sobre todo porque el objetivo del contrario es también ganar. Eso hace que mucha gente, en esta demonización de la Selección, reivindique a un tipo como Bielsa, a quien en 2002 mataron porque Argentina quedó afuera y no jugó bien. El fútbol tiene una cuestión de imprevisibilidad que lo hace majestuoso. Uno no sabe hasta dónde puede ir bien o mal un planteo. De hecho, en el Mundial de Italia,

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la selección argentina llegó a la final sin jugar bien, salvo el partido con Italia. Por eso, una mirada tan miserable del fútbol es medio tremenda. Sin embargo, hay algo así como unos laderos que ponen ese tema en discusión porque algunos periodistas son como los actores. Es decir, necesitan de algunos personajes para llamar la atención. Estos periodistas lo hacen para justificar ese rol más ligado al espectáculo que al deporte. Es decir, en vez de ser un periodista deportivo que hace su trabajo con rigurosidad, se convierte en un personaje para generar polémica. Una importancia desmedida. Que por una cuestión de elegancia debería ocupar menos páginas. Bielsa es respetado porque me parece que tiene un compromiso con el juego muy particular que, independientemente de que estés de acuerdo o no, tiene una pertenencia con el juego ligada a la pasión que posee. Pero son diferentes formas de relacionarse. Lo ves por ejemplo en Basile, otro tipo que ama al fútbol, que es su vida. Pero el Coco lo encara de otra manera. Hay que quedarse con las opiniones de tipos que amamos el fútbol pero que no somos los actores de la cosa. Como en todos los órdenes de la vida, hay que saber bien cuáles son las opiniones rescatables y cuáles no. Es lo mismo que esos tipos que te dicen que todos los políticos son ladrones, pero si ellos estuvieran en el poder, en dos días afanarían más que


todos los que se afanaron el país en años. Se trata de una especie de moralina para colocarse en otro lugar. Por ejemplo, el tipo que te dice ‘Maradona no sabe nada’. Caramba. Maradona se puede equivocar. Pero que no sepa nada… Saber dirigir un grupo, ser docente, claro, es otra cosa. Creo que a algunos jugadores de esta Selección les falta el hambre personal que conecta con el juego colectivo; me parece que Messi no tiene mucha épica. En el fútbol necesitás una épica personal. Pensar en los compañeros como una legión de espartanos. Saber que vas a entrar a la cancha y que contás con Hamas, con todos hombres bomba que tienen siempre una idea en común. Recuerdo que de pibe vivía en la calle Milton y jugábamos contra Cervantes o contra la calle Yrigoyen. Yo no iba al partido a rescatar mi figura habilidosa. No iba con el plan de salvar al equipo; necesitaba decir ‘estoy con los mejores y más bravos’, pertenecer a un grupo de bravos, eso fue lo que a mi siempre me gustó. Saber que jugaste de igual a igual y que si perdiste fue porque el otro fue superior. Porque de lo

contrario será como esos tipos que ganan tanto que necesitan hacer actos de caridad como salvación interna, y a muchos jugadores a lo mejor también les pasa eso, como son demasiado referentes de nada, empiezan a representar una marca y no al fútbol. Éste es la marca de un fosforito, éste es la marca del otro. Es decir, ya tienen ganado el aburrimiento. Alguno podría tener un poco de épica, ¿no? Rescato entonces esa característica que tiene Bielsa, la que podemos llamar “la presión”, una sensación de que el contrario sabe que no puede avanzar. Cuando los jugadores hacen eso es maravilloso, en la medida que recuperes la pelota y tengas jugadores técnicos para llevar la pelota hacia adelante. La prueba estuvo en el Mundial de 2002, contra Nigeria. Había tres jugadores argentinos que te caían sobre la pelota; eso me parece legítimo. Me parece como la síntesis del juego ofensivo, presionar para ir al arco contrario. Eso es lo interesante al desmenuzar este juego para entenderlo hasta las últimas consecuencias y modificar lo que parece inmodificable.

El jugador que mejor se paraba en la cancha

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i amigo Pedro Saborido me atravesó los escasos 21 gramos de ese chicle globo llamado alma contándome un extraño caso, el de Fito Lascaroni, el jugador que mejor se paraba en la cancha. Recostado sobre el sector izquierdo, su presencia impactaba. Brazos en jarra, mirada altiva, actitud épica. Simplemente miraba lo que para él resultaba pueril, el propio juego. Nunca tocó la pelota, nunca le preocupó el devenir del juego, simplemente se paraba. Su inmovilidad opacó incluso al mismísimo Bebo Lainez, crack de una habilidad inalcanzable, famoso por haber eludido a todo el equipo contrario y después al suyo propio durante 20 minutos, hasta que finalmente entró en locura, mató a su mujer y eludió a la Justicia durante diez años hasta morir, de una patada al hígado, en 1971. Volviendo a Fito, él simplemente se paraba y sintetizaba toda la elegancia del ser. No había objetivo ni plan. Solamente estancado, viendo pasar algo que nunca entendió. De pecho frío pasó a ser la finura, la estampa única. Nadie le quitaba la vista de encima. Su figura pagaba la entrada. Se despidió del fútbol sin haber tocado nunca la pelota, sin ser expulsado, sin haber convertido un gol. Fue ídolo de multitudes. Murió el 18 de julio de 1972, en una parada de colectivo. Y el país, entristecido, se paró tres días.


s a b r e y s a r t O LE

RO JAND

Por A

ENTI

LING

Pronto una sombra ya sos

Bajo este sol tremendo, de Carlos Busqued, Editorial Anagrama Por DAMIAN DAMORE

H

ay libros que son mentirosos. Sí, libros, libros que mienten como nosotros, la gente. No es que sean libros que no sirvan para nada porque mientan; son los libros que se escriben a partir de las motivaciones de otros, no del escritor. Esos libros, por suerte, sirven para alimentar a otros libros. Bajo este sol tremendo, del chaqueño Carlos Busqued (1970), es de esa literatura que fagocitó a libros mentirosos. “He investigado mucho recorriendo librerías de saldos: compré mucha literatura basura del Tercer Reich y la Segunda Guerra Mundial. También conseguí una biografía de Albert Speer -el arquitecto de Hitler-, escrita por Gitta Sereny. El tema es el escape del tipo en el relato. Él decía que no sabía que estaban matando judíos, era curioso como en su exposición se escapaba todo el tiempo. El relato es muy viboreante, hay una defensa muy formal acerca de todo lo que se hacía. Hay un par de libros sobre hijos de los nazis que están buenos. En ese sentido, ¿no? (risas) Siempre pienso que si no hubiera mandos bajos, los ñatos que manejan la historia serían unos boludos gritando arriba de una mesa. Nosotros tenemos como ejemplos a Argelia, los pretorianos y los centuriones, que son los que transmitieron la educación a nuestros represores. Ahora, con el tema de la inseguridad brotan de nuevo muchos de estos asuntos. En ese sentido creo que hoy es más peligrosa Susana Gímenez que Alejandro Biondini, porque ella crea un caldo. Biondini ya sabemos quién es”, reflexiona Carlos Busqued. El premio Herralde de literatura, algo así como la Copa Libertadores de los libros, pero con los españoles como invitados, este año cosechó tan buen material, al menos ellos pensaron eso, que la repartija derivó en varias publicaciones. La novela triunfante fue Casi nadie, del periodista mexicano Daniel Sada, se llevó 18 mil euros como bonus. El jurado premió con la publicación a las otras tres finalistas, entre ellas Bajo este sol tremendo. 10 UN CAÑO | NOVIEMBRE 2009

Cetarti debe viajar para reconocer los cadáveres de su madre y su hermano. Ambos fueron asesinados por la escopeta del suboficial retirado Daniel Molina, en un lugar inhóspito del Chaco llamado Lapachito. Molina, tras la caza, se suicida. A Cetarti lo recibe Duarte, que trabaja para la Fuerza Aérea. Será su custodio hasta la entrega de los cuerpos, ya que recibirá una coima al hacerlo. En el medio aparece Danielito, el auxiliar de Duarte, con otra historia pesada a cuestas. El relato es tan abstinente, que los giros en la descripción de cada tragedia mancan la envergadura de la pérdida: es la infelicidad la que no despierta nunca. El polvo y el sol secan a los vivos y a los muertos, ésa es la idea que imprime este western chaqueño. Como en aquellos libros mentirosos: un cúmulo de desamparos naturales. ¿Quién es bueno? ¿Quién es malo? “No sé, el libro no tiene nada de pelotudeo”, comentó el narrador sobre su obra.


Creo que entonces yo era feliz

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engo recuerdos muy gratos de mi infancia en el club del barrio. No sé si debería confesarlo, pero de chico tuve dos clubes, en lugar de uno, como determina rigurosamente el manual de la fidelidad nacional. Jugué en Pacífico y El Alba. Quedaban en la misma manzana de Villa del Parque, y Pacífico era más codiciado por mis amigos porque estaba en una categoría superior dentro del campeonato Policial (nunca supe por qué se llamaba así, pero supongo que lo organizaba la cana). El Alba me caía mucho más simpático porque ahí jugaba mi abuelo Gabino a las bochas y a los naipes. Todavía me acuerdo del olor de los toscanos que impregnaba el ambiente cuando entraba al club y pasaba cerca del buffet, donde el ruido de la cafetera Rilo se cruzaba con el de las fichas de dominó golpeadas contra la mesa de fórmica. Y aún hoy, treinta años más tarde, cada vez que olfateo el humo dulce y penetrante de un toscano barato vuelo hacia ese pasado feliz. Esa misma sensación de excitante viaje en el tiempo me produjo la muestra “Los clubes”, de Alejandro Lipszyc, fotógrafo argentino nacido en 1971 en San Martín y por lo tanto hincha de Chacarita. Las fotos de Lipszyc se han publicado en medios de Argentina, Uruguay, Colombia, Francia y Dinamarca. Las que forman parte de esta colección reflejan el triste abandono en el que

Toque, toque, Rocabilis Por PABLO LLONTO

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onfesamos que nunca nos dejamos llevar por aquellas habladurías que se refieren las herencias genéticas. Pero también confesamos que fuimos a ver la obra, dirigida por Bernardo Cappa, el hijo de Angelito, a la espera de una referencia futbolera. Pues bien, nada de fútbol. Mucho de buen teatro. Va de una banda rock (Los Rancher’s) que vuelven al Nacional 3 de Morón para tocar en una fiesta después de 18 años. Mientras esperan los instrumentos, practican salidas al escenario, posiciones y acicalamientos. Entre tiempo y tiempo, la llegada de dos personajes inesperados (un cantante bastante sordo y un ex miembro de la banda que se hizo cura), modifica la simpleza del ensayo para un recital. El reencuentro, como tantos otros, deja ver la miserable conclusión de que el tiempo pasa aunque hagamos el esfuerzo de creer lo contrario. La obra tiene dos actuaciones memorables. La de Sebastián Mogordoy, (el cura Falabella) y Martín Goycoechea, quien cumple con su papel de Oso Bustinza un loco cuya imborrable frase “el dinero impide que haya amor”, conmemora ciertas reflexiones sobre la imposibilidad de enamorarse de una prostituta.

muchos de esos lugares han caído gracias al avance brutal de la cultura PlayStation. Y nos regresan, al menos momentáneamente, a aquellos tiempos fantásticos, cuando éramos reyes. Los clubes, del 20 de octubre al 29 de noviembre en la Fotogalería del Teatro San Martín (Corrientes 1550)

Para quienes andan por los treinta, la obra será un nuevo espejo en el que admirar, y llorar, por la adolescencia perdida. Para quienes andamos por más, o por menos, el retorno al surrealismo de algunas escenas de vida, de cuando los hombres se juntan bajo el manto de putas, pizzas, cervezas, que ya vimos, o veremos. Cappa, sin menciones a la redonda, logra el clima festivo y ocurrente que no abunda en las obras sobre reencuentros. Casi, casi, en la misma línea por la que intenta jugar Huracán. Es decir, distinto a los demás.

Los Rocabilis, La obra se presentará en el Festival de Teatro, en noviembre. NOVIEMBRE 2009 | UN CAÑO 11



UNA BANDA DESCONTROLADA

En diciembre, tras ocho años de Aguilar e Israel, los socios de River elegirán Comisión Directiva. ¿Por qué tantos empresarios y gente vinculada a los negocios y la política anhelan el sillón de Núñez? Bajo una tormenta de malas actuaciones, desastre económico y acusaciones de corrupción, el club que en uno de sus himnos se referencia como el más grande, parece dispuesto a responder la pregunta que aparece en El Eternauta, la magistral obra del compañero Héctor Germán Oesterheld: ¿Qué hacer para evitar tanto horror?.

Millonarios, a las urnas Por MARIANO MANCUSO Fotos MAGDALENA DIEHL

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a era Aguilar llega a su fin. El primer sábado de diciembre, según lo acordado por los dirigentes tras varias reuniones, se realizarán las elecciones presidenciales en River Plate. Esa fecha, muy esperada por los socios, será el cierre de los dos mandatos consecutivos de José María, acompañado de cerca por Mario Israel. Años de muchas más frustraciones que alegrías. De los casi veinte nombres que desde hace dos años suenan como presidenciables, hoy apenas se mantiene la mitad. Ese número, alianzas de por medio, se reducirá aún más, hasta consolidar las cinco o seis listas que habitualmente se disputan la presidencia del club –en 2005 compitieron cinco–. Todos saben que el oscuro presente futbolístico de la institución es un problema grave, al igual que la delicada situación económica. No es llamativo, entonces, que el gen empresarial se destaque en los principales candidatos que quedan en carrera. Respetados hombres de negocios,

personalidades adineradas, emprendedores, exitosos empresarios, experimentados administradores; cada uno de ellos se viste con una o varias de estas ropas, más allá de que estos atributos sean materia opinable.

Los que quieren llegar Daniel Alberto Passarella es un nombre propio en la historia de River. El Gran Capitán jugó nueve años con la banda y también fue director técnico en el club. En total, ganó diez títulos. Se enfrentó a los barras poniendo el cuerpo y hasta pagó, de su bolsillo, las cuentas de la luz del Millonario a fines de los 80. El Kaiser lanzó su candidatura hace casi un año, prometiendo austeridad, disciplina y seriedad, como cuando asumió como DT de la Selección, en 1994. Desde entonces, sus apariciones públicas fueron contadas. Casi todo se concentró en nostálgicos afiches que rememoran sus potentes disparos y sus soberbios cabezazos. Épo-

cas mejores, de gloria y buen fútbol. Su escasa exposición quizás tenga que ver con que su candidatura, desde lo legal, aún no está firme. El estatuto prohíbe que se postulen personas que estuvieron vinculadas con el club comercialmente en los últimos dos años. Passarella dejó de ser técnico de River en diciembre de 2007 y con las elecciones el sábado 5 no llegaría a cumplir, por unos días, ese requisito. Alrededor del Kaiser confían en que los otros candidatos no impugnarán su candidatura y que en caso de que suceda la Inspección General de Justicia avalará su participación. El principal sostén de su candidatura es un arma de doble filo. Lo respalda lo más concentrado del oficialismo, lo que le da plafón político pero a la vez lo vincula con responsables, por acción u omisión, del actual estado de River. Domingo Díaz y Julio Macchi –vicepresidentes en ejercicio–, Daniel Bravo –director del Instituto–, Hernán Díaz –el hijo del vice– y Jorge Carullo son algunas de las firmas. NOVIEMBRE 2009 | UN CAÑO 13


D’Onofrio cuenta con mucho apoyo de los vitalicios de club. Pero su as en la manga para ganar la elección es el Príncipe Enzo Francescoli. El ídolo uruguayo, tentado por casi todos los candidatos, será su manager en caso de asumir

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En especial Mingo Díaz es el que lleva adelante la campaña. Mientras, Passarella se sigue perfeccionando en administración de empresas y marketing. Quienes lo cuestionan se remontan a su supuesta adolescencia boquense, critican su cercanía con el “aguilarismo” y rescatan los rumores sobre los negociados con pases de futbolistas. Igual, pese a todo, la imagen del ex número 6 es positiva. Los hinchas de River, y los de todos los equipos, lo conocen. Eso tranquiliza a sus seguidores, que confían en que su prestigio, más la experiencia de Díaz y Macchi, les asegure la elección sin hacer demasiado proselitismo. Alguien que sabe muy bien la importancia de la publicidad es Antonio Caselli. Su candidatura está basada, desde hace más de dos años, en instalar su imagen en las calles a partir de una intensa campaña en que lleva invertidos –extraoficialmente– más de tres millones de dólares. Todo, a fuerza de fastuosos actos en Parque Norte, gigantografías en calles y autopistas, la maqueta de un Monumental techado, asados para socios, decenas de banderas en cada partido, los centros de campaña sobre Udaondo y toneladas de folletos. Hijo del senador italiano Esteban Caselli, La Tota, como le dicen a Antonio, aprovechó su posición acomodada para lanzarse en carrera. Su currículum destaca sus intervenciones en varias compañías, y su designación, en 2001, como embajador de la Soberana y Militar Orden de los Caballeros Malta, creada por católicos en época de las Cruzadas para combatir a los musulmanes. De un trabajo actual ni rastros. En las elecciones de 2005, ingresó a la Comisión Directiva como secretario de Actas, cargo que dejó por diferencias con el oficialismo. Desde entonces se posiciona en marquesinas como el futuro presidente por el frente de agrupaciones Primero River, del que participan también ex cuadros medios del oficialismo como Cacho García y Leonardo Barugel, con los que busca ampliar su caudal de votos.

En ese camino también se alió con Alfredo Davicce, el antecesor de Aguilar. Con el respaldo de uno de los directivos más ganadores en el club, intenta conformar una fórmula que ofrezca experiencia en River y una presunta capacidad para enderezar empresas. Sus críticos advierten de sus vínculos, y los de su padre, con el menemismo. El lanzamiento de su campaña con Zulemita en primera fila no hizo mucho para negarlo. Por si fuera poco, en los foros de River en Internet comenzó a circular la versión de que en pleno discurso se le escapó un “no los voy a defraudar”. Un vitalicio de 62 años que fue director de La Caja de Ahorro y Seguro, y es actualmente es CEO de varias compañías aseguradoras, es otro de los candidatos que llega con posibilidades. Se trata de Rodolfo Raúl D’Onofrio, quien hoy integra la Comisión Directiva como primer vocal titular por la oposición. Su candidatura estaría respaldada por el Grupo Werthein, dueño de La Caja y con participaciones accionarias en empresas energéticas, financieras y de telecomunicaciones –el 50% de Telecom, por ejemplo-. Juan José Álvarez, ministro de Justicia de la Nación durante el gobierno de Eduardo Duhalde y hoy diputado nacional, es el cerebro detrás de la campaña. D’Onofrio cuenta con mucho apoyo de los vitalicios de club. También lo apuntalan algunas peñas caudalosas y hasta caras conocidas, como el ex presidente David Pintado. Pero su as en la manga para ganar la elección es el Príncipe Enzo Francescoli. El ídolo uruguayo, tentado por casi todos los candidatos, será su manager en caso de asumir. El acuerdo se terminó de oficializar en el lanzamiento de la candidatura en el estadio de Obras Sanitarias, que organizó Juanjo Álvarez, experto en seguridad de varias administraciones públicas. El candidato de la Concertación Riverplatense sabe que, de ganar, lo espera un club al borde de la ruina. Su plan es crear un fideicomiso con diez socios no-


tables –cercanos a él y que ya se comprometieron a participar– que aportarían un millón de dólares cada uno. Los detractores de D’Onofrio lo comparan con la llegada de Macri a Boca y ponen muchos reparos en los intereses de esos capitales que podrían aterrizar en el club. La experiencia Locarno –la venta de porcentajes de juveniles a un club fantasma en Suiza– no fue nada grata, pero, se sabe, River necesita dinero para resurgir. El único hombre que ya conoce de qué se trata esto de ser presidente es Hugo Santilli, titular de River entre 1983 y 1989. Paradójicamente, la agrupación que encabeza se llama Nuevos Dirigentes. A Hugo lo acompaña su hijo Darío, que en un principio también había sonado como candidato. Los Santilli cuentan con fuerte respaldo en algunas agrupaciones. Pero con eso no alcanza, por eso intentan hacer llegar su propuesta a más socios organizando cenas gratuitas, los lunes y los jueves, en la Cantina de David. Entre sus habitúes se cuenta al ¿simpático? patrón de la TV Don Carlos, el personaje de los anuncios de la AFIP. A la hora de las alianzas para ampliar la plataforma de votos, oficialistas como Máximo Sabbag y el empresario de espectáculos Héctor Cavallero –ex protesorero y responsable de prensa– estarían cercanos a Santilli. Aunque, en esta lógica de alineamientos fugaces, de acá a diciembre no sorprendería que terminaran en otra lista. “Vuelve un ganador”, su slogan de campaña, apoya su candidatura en los triunfos del pasado, la Libertadores y la Intercontinental. Sus opositores, también memoriosos, le recriminan que dejó el club en una grave situación económica: con empleados en huelga por falta de pago, sin luz y con un plantel desmantelado –incluida la polémica venta de Francescoli–. Cosecha amores y odios. Es uno de los candidatos con mayor imagen negativa. Carlos Ávila es otro de los presidenciables. El padre de las ideas conocidas

como TyC y Fútbol de Primera, surge como posible presidente de River cuando sus productos atraviesan problemas. La austeridad de su centro de campaña, un balcón en ochava sobre la Avenida Quinteros decorado con una solitaria bandera partidaria, contrasta con la imagen en la que intenta posicionarse. Ávila suma adeptos atribuyéndose capacidad para gestionar empresas privadas y diciendo que se trataría de alguien nuevo en la política del club. En realidad, el ex zar del fútbol mantuvo en los últimos años una buena relación con el oficialismo. Incluso propuso la designación de Héctor Grinberg como tesorero del club. El ex funcionario de la gestión Aguilar lo acompaña ahora en su candidatura. Otro oficialista que estará junto a Ávila es Diego Quintás, que ya figura en los afiches como su vicepresidente. El joven directivo preside el fútbol amateur desde 2005. Los títulos conseguidos por el club en inferiores son su principal plataforma política. Pese a las alianzas y los acuerdos, Ávila, que lleva menos tiempo en carrera que el resto, cuenta con menos “aparato” a su favor y pocas veces se mostró por el club, no terminaría de consolidar una base de socios suficiente para pelear la presidencia. El ex Torneos, que llegó al club de la mano de Daniel Hadad, ya ni contaría con el apoyo del empresario mediático que, asociado con el Grupo Werthein, vería con buenos ojos la llegada de D’Onofrio a la presidencia. Habrá que mirar C5N para ver si es cierto. Se vienen semanas de mucha actividad. La campaña se intensificará, habrá negociaciones constantes y no será llamativo que antes del cierre de las listas, en los primeros días de noviembre, alguno de los candidatos decida alinearse detrás de otro. No hay ideologías en juego. Las vicepresidencias son el espacio de poder que queda por repartir. Aunque para Ávila, enemistado con Grondona y con Clarín, será más difícil acordar que para el resto, ya que nadie quiere sumar un problema a su fórmula.

El principal sostén de la candidatura de Passarella es un arma de doble filo. Lo respalda lo más concentrado del oficialismo, lo que le da plafón político, pero a la vez lo vincula con responsables, por acción u omisión, del actual estado de River

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Los otros nombres: Carlos Lancioni, Guillermo Maffeo, Daniel Kiper, Horacio Roncagliolo, Mariano Mera Figueroa, Juan Manuel Lanas, Carlos Guerra, entrarán también en esta danza de acuerdos. Unos mantendrán sus candidaturas de minoría, algunos se bajarán de la pelea y otros se encolumnarán detrás de otro candidato, en busca del mejor lugar posible para ellos y su agrupación.

La que les espera

“Si digo que apoyo a algún candidato, lo mando al subsuelo. No lo votan ni los hijos”, reconoce el propio Aguilar

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Aguilar e Israel dejan la política del club después de más de 20 años. Ambos comenzaron en los 80, durante la presidencia de Santilli. Hoy, muy desacreditados, se alejan sin respaldar a ninguna fórmula. “Si digo que apoyo a algún candidato, lo mando al subsuelo. No lo votan ni los hijos”, reconoce el propio Aguilar. Sin embargo, se va de la presidencia en buenos términos con todos los candidatos. Conoce a cada uno y, gracias a su habilidad política, logró que en la campaña se hable mucho de recuperar a River y de que se vaya Aguilar, pero sin llevar las críticas más allá. El monje negro, Israel, deja en el club varias personas de confianza en puestos claves de la administración. Para ambos, el principal interés es que las nuevas autoridades no revisen demasiado los papeles sobre su gestión. La lista que gane deberá hacer frente al lamentable momento futbolístico de River: un plantel desvalorizado, la identidad futbolística diluida, lejos de la pelea en todos los campeonatos, complicado para jugar la próxima Libertadores y, aunque parezca mentira, empezando a mirar de reojo la tabla del promedio para los descensos. Pero también tendrá que encargarse de levantar un club que está una situación económica muy delicada. River llega a fin de 2009 apenas pagando los sueldos de los empleados, con deudas con sus proveedores habituales y con la confitería del club. Con el plantel

al día en los salarios, pero adeudando abultadas primas que los jugadores querrán cobrar a fin de año. Con un museo que ahora comparte nombre con Adidas, el artilugio que permitió destrabar el financiamiento para terminar la obra, tras ocho años de demora. Imposibilitada de generar recursos –los resultados deportivos eran una fuente muy importante–, la gestión saliente ya adelantó ganancias que el club debería ingresar en los próximos años. En esto se cuentan los contratos de TV, la estática del estadio, los sponsors, etcétera. River cedió créditos que tenía por cobrar por más de 10 millones de euros. Al mismo tiempo, pidió préstamos a sus bancos –con los que se maneja siempre más cerca del giro en descubierto que del superávit– poniendo como garantías el cobro de las cuotas sociales, el contrato con Petrobras y otros acuerdos. A favor, la próxima administración dispondrá de los nuevos ingresos generados por el flamante acuerdo de la AFA con el Estado por la televisación del fútbol, que no fueron incorporados al último balance. En los cálculos más pesimistas recibirá 33 millones de pesos, aunque River y Boca seguirán presionando en conjunto para aumentar la tajada. Con ese dinero fresco los ingresos podrían superar, por primera vez, los 200 millones de pesos. Será aire puro para el gobierno que asuma, para hacer frente a la necesaria reconstrucción de una institución que hoy tienen gastos anuales por cerca de 170 millones de pesos y necesita recuperar su prestigio. El primer paso se dará en las urnas. Se espera que asistan más de 10.000 afiliados a votar, superando ampliamente la concurrencia a las últimas dos elecciones –7.589 en 2005 y 8.652 en 2001–. Aguilar se va, es un hecho. Su oratoria no pudo ocultar su pésima administración. Parecen ser tiempos de gestión empresarial. ¿En manos de quién quedará River ahora? Falta poco para que los socios respondan.


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¿Quién se ha llevado el queso? Comerciar, especular, vender. Verbos preferidos en los pasillos del Monumental. Resulta difícil encontrar jugadores cuyos pases pertenezcan al club. El caos ha sido tal que al autor de la nota se le dio por un repaso a tanto desquicio. Si usted es hincha de River, prepare los pañuelos. Por PEDRO NESTA

Y

a lo dijo el vicepresidente Julio Macchi: “Tenemos canchas de bochas ultramodernas, de las mejores en Sudamérica”. Y un pelotero divino, y una pista de Scalextric impecable, y un colegio que, por supuesto, representa el orgullo institucional. Sólo faltan arreglar algunas goteras del anillo, que se termine de pintar el estadio, que el museo quede presentable y, ahí sí, el mandato de José María Aguilar será un verdadero éxito. ¿Ah, cómo? ¿Se puede hablar de fútbol? Bueno, entonces... Entonces el problema es por dónde empezar. Empecemos, por qué no, por el final. El final de Gorosito. La ficha le cayó demasiado tarde a Pipo, víctima de un descalabro tan largo como descarado, responsable en tantos sentidos pero, al cabo, rehén de las obscenas operaciones dirigenciales que comprometieron el patrimonio del club. El hombre de los rulos de estatua tuvo la osadía de pedir jugadores de elite justo cuando se estaba cerrando el balance anual. River debía vender. En primer lugar para que los números no se escribieran en rojo como nunca antes en estos ocho años del aguilarismo. Y luego, si daba, para traer aunque sea un futbolista con cierto prestigio. Nada. Ni pan ni agua. O

Paniagua, si te va. El volante paraguayo que cayó a préstamo junto con su compatriota Cohene. Nada porque ya no queda casi qué exprimir. Los jugadores que pertenecen al club son los menos y cada uno se ha devaluado al ritmo de los fracasos deportivos. Augusto Fernández y Mateo Musacchio sirven como disparadores. Se fueron con la temporada en marcha y sin dejar un mango. Dos productos de la cantera, utilizados para la cartera. Léase, cerrar con superávit el ejercicio correspondiente a la temporada 2005-06. Ellos formaron parte y luego cubrieron baches del paquete FC Locarno, un club de la Serie B de Suiza (sucedido por la empresa Rio Football Service Holland BV), que en el 2006 compró en 13 millones de dólares el 50% del pase de Gonzalo Higuaín, el 40% de los derechos económicos de Fernando Belluschi, y los 30% de Augusto, Musacchio y Juan Antonio, este último el único que continúa en Núñez aunque, rebanado cual torta de cumpleaños, sólo el 30% sea patrimonio de la institución (un 20 le pertenece a la familia y otro a la CAI). Ah, un detalle: a los tres meses de dicho convenio se vendió al Pipita, solito, en 18,5 palos... A mediados de 2008, otro combo sirvió para equilibrar el balance, a la vez

que se aventuraban los bienes institucionales. Cedieron al Villarreal, en 9.000.000 de euros netos, la mitad de los pases de Matías Abelairas, Gustavo Cabral, Andrés Ríos, Gustavo Bou, Damián Lizio y Maximiliano Oliva. El caso Ríos fue particular: River, entonces, poseía sólo el 70% de su pase; por ende, le quedó el 20. Paulo Ferrari, bien o mal, más mal que bien, es el que más veces se calzó la banda roja en el último tiempo. Ya nada le queda a River. El 80% de los derechos económicos pasó de una ignota empresa (Air Photo Publicity SL) a otra (Beaufort y Balmer) y el único nombre conocido en medio de esta triangulación es el de Rosario Central, dueño de la porción restante. Y para no seguir con berenjenales porcentuales, vayamos directo a los referentes de este River, a los ídolos de la nostalgia. Gallardo y Almeyda se vinculan bajo un contrato de productividad, y Ortega le pertenece al club, aunque sus 35 años no lo postulan en el mercado. Algo que sí ocurre con Buonanotte, a quien dicen que lo quieren vender para ponerle el moño a la era Aguilar. Como sea, al presidente que viene le quedará poco para explotar y mucho por hacer. Nada menos que reconstruir un plantel desguazado. Y una historia.

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Penas de Udaondo y Alcorta Qué ha pasado con el fútbol de River durante los últimos años es el gran interrogante que acompaña a todo análisis institucional. Como no tenemos la verdad, simplemente aportamos algunos disparadores que ayudarán en toda discusión, mientras en algún lugar de Núñez, alguien prepara la fórmula de la felicidad. Por FERNANDO PACINI

L

a actualidad deportiva de River sólo se entiende en el contexto de una penosa gestión que se muere mucho más tarde de lo que debió. Estaría muy bien empezar por el equipo, el técnico, si jugar o no con doble cinco y otros asuntos. Pero no se puede, o no se debe comenzar por ahí justamente porque ése es el final del asunto y no el principio. Desde 2002 hasta hoy, pasaron Ramón Díaz, Pellegrini, Astrada, Merlo, Passarella, Simeone, Gorosito y la vuelta de Astrada. Sistemáticamente, River se los fue devorando con crueldad. Salvo Díaz, viejas glorias de la institución acabaron insultados o al borde. Los que no eran del famoso “riñón” tampoco corrieron mejor suerte: de Pellegrini se decía que no estaba a la altura (hoy dirige al Real Madrid) y Simeone se marchó en medio de una campaña tan pobre que de nada le sirvió el título logrado unos meses antes de su partida. El repaso no es caprichoso, tiene una lógica devastadora: River “empeora” a sus directores técnicos y, por cierto, también a sus jugadores. El problema no queda en la individualidad del entrenador o en las penurias colectivas de cada uno de los planteles que pasaron. La ausencia de una planificación deportiva se ha combinado con una notable predisposición a la compraventa sin el más mínimo reparo en la historia ni en la grandeza institucional. Los entrenadores y los futbolistas han sido siempre la fenomenal excusa para ocultar la basura bajo la alfombra. El

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mercado, en su versión más viciosa, se apropió del fútbol de River. El evento comercial ha estado por encima del evento deportivo, con consecuencias que sólo podrán reparar el tiempo y la cordura. Como muestra, sólo algunas de las incorporaciones de los últimos tiempos: Esnaider, Fonseca, Jersson González, Del Campo, Máximo Lucas, Virviescas, Juan Fernández, Diogo, Oberman, Talamonti, Olave, Sixto Peralta, Leyenda…

El estilo River aniquiló su patrimonio a favor de Locarnos, Hidalgos, Zahavis. Se rompió la cadena de transferencia genética riverplatense. Recién ahora parecen haber detectado ese problema. Con un nuevo regreso de Gallardo, sumado al valioso aporte de Almeyda y al carisma de Ortega, se busca recuperar algo de la identidad perdida. Gallardo y Ortega ya habían estado durante la gestión de Aguilar. Sin embargo, no hubo grandes esfuerzos por retenerlos (especialmente a Gallardo). Almeyda estuvo a nada de jugar en Independiente y River no se interesó. Fue a Quilmes y River, nada. Jugó el Showbol y el Torneo Senior, y entonces descubrieron su utilidad. River se perdió varios años de un jugador maduro y lúcido en el campo pero, ante todo, un gran líder de vestuario. Un profesor para los chiquilines que van subiendo a primera y el mundo se les cae encima. En el camino, sin rumbo ni método,

se fue perdiendo estilo. Hay cuatro elementos que confirman esta presunción: -Los equipos desmejoraron a niveles escandalosos. -Las inferiores no producen futbolistas de la clase histórica. -Los ex jugadores del club no vuelven fácilmente. -Las mejores promesas prefieren irse a equipos de tercer orden de Europa.

Astrada, Almeyda y Gallardo (y refuerzos) Son los tres apellidos centrales de la reconstrucción. Quienes le darán densidad al grupo. El plantel les pertenece y deben conducir la transición. Pero claro, también es imprescindible mejorar la calidad del conjunto. No hay margen para equivocarse, como otras veces, en las incorporaciones de verano. Astrada deberá decidir (en base a la información que acumule hasta diciembre) qué sistema va a usar como referencia. Un esquema madre que necesita como punto de partida. Luego, deberá considerar qué funciones pueden llevar a cabo los jugadores de los que dispone y, finalmente, determinar qué falta y con quiénes reforzar. River tiene algunas buenas individualidades en su peor versión. Jugadores que no perdieron definitivamente sus facultades: Ferrari, Villagra, Buonanotte… Mauro Díaz es un futbolista clave para la nueva etapa. Es, posiblemente, el mejor producto del semillero de los úl-


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Figueroa (Genoa), Larrivey (hoy, suplente en Cagliari), Nicolás Frutos (ha jugado muy poco en el último año en Anderlecht), Cavenaghi, Saviola. Otras opciones, menos centrales pero interesantes, podrían ser el Chori Domínguez (titular en el campeón ruso Rubin Kazan) o César Delgado (no siempre titular en Lyon). -Un mediocampista izquierdo: Vangioni, Luciano Civelli (Ipswich Town, segunda división de Inglaterra). -Si busca un volante central, Bernar-

dello (titular en Almería) suena muy bien. -Si va por un volante más ofensivo, James Rodríguez sería una apuesta magnífica. Es apenas un juego de nombres, no lo tomen muy en serio. Simplemente sirve para significar que River YA (y ya, es hoy) debe estar pensando el 2010: muy probablemente sin Copa Libertadores y afrontando la transición. Ahí justamente está la mejor noticia para River, en la transición, en la certeza del final de un período vacío.

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timos años: tiene un pase final perfecto, excelente panorama, buena conducción, gambeta… Su fútbol, definitivamente, es muy prometedor. Ahora supongamos que River está en condiciones de, al menos, iniciar negociaciones por cualquier jugador de un nivel medio, medio-alto: -Necesitará un defensor central. Roberto Ayala vuelve a ser un nombre tentador. Más opciones: Insaurralde, Pareja (titular siempre en el Espanyol). -Un centrodelantero: Crespo, Cruz,

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Jacobo, Guido y el Ogro Si fue o no el futbolista argentino con mayor centimetraje durante 2009 lo sabremos en unos meses. Por lo pronto, aún queda tiempo para el Fabbiani futbolista, a quien la hinchada de River debería tenerle una paciencia mínima. La mirada de Iucht sobre un delantero que, para muchos, es el símbolo de la actualidad millonaria, permite conocer otros rubros del tema “Idolos de ayer y hoy”. Por ROMÁN IUCHT

F

abbiani se pelea con su ex mujer y es un dato. Fabbiani decide no retornar a Rumania y es una novedad a pesar de ser la “no noticia”. Fabbiani se empaca en no jugar más en Newell´s aunque los actuales dirigentes decidan cancelarle la deuda contraída por la tiranía de Eduardo López y sale en los diarios rosarinos. Fabbiani desaira a la gente de Vélez y es un destacado de los periódicos de la Capital Federal. Fabbiani arregla con River, asegura que fue hincha desde siempre y se gana la tapa de todos los matutinos de aquí y de allá. Fabbiani contagia con su imagen y la gente invade la exigente platea San Martín con todo tipo de caretas del ogro de la película Shrek. Fabbiani hace un gol ante Central y para la prensa marketinera es la reencarnación del Búfalo Juan Gilberto Funes. Fabbiani se pierde varios y ahora es materia de

debate por su bajo nivel. Fabbiani está gordo, y periodistas, nutricionistas, preparadores físicos y opinadores de turno analizan su figura. Fabbiani viaja a realizar una pre- temporada en el medio del Clausura, alterando el ciclo natural de cualquier trabajo lógico de un profesional. Fabbiani pierde el puesto y las máscaras por el Monumental cada vez son menos. Fabbiani se casa en pleno Apertura y es tapa de la prensa del corazón. Fabbiani juega ante San Lorenzo y cuando tiene la victoria en sus pies, sin reacción ni rapidez, define de taco, dilapidando una situación clarísima para ganar un partido que al final se pierde. Fabbiani es reprendido por sus propios compañeros por su suficiencia. Fabbiani es reemplazado y le hace un gesto polémico a la platea en donde ya no queda ni una careta. Fabbiani va al banco, a veces juega un rato y casi siempre pelea con los rivales tanto como con su propio físico. Fabbiani…Fabbiani…Fabbiani. El personaje es siempre el mismo y hay muchos responsables. Provocador para algunos, pintoresco para otros, el delantero de River

entendió como pocos de qué manera podía ser un producto apetecible para los medios mucho antes de demostrar si era capaz de ser noticia por su juego, a esta altura, un pequeño detalle. Su presencia en los medios en los últimos diez meses lo transformó en uno de los personajes del año. La capacidad del periodismo para vender en enero, época de vacas flacas, con las distintas novelas del Ogro, resultó tan obscena como su caída del Olimpo en un abril de ritmo tibio, una vez que se verificó en el campo de juego que ésta versión del delantero no le hace cosquillas a rival alguno. Para seguir parafraseando a Sabina, el amor con los hinchas de River y con el cuarto poder duró “lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks”. Tan profundo es el bajón que no se analizan algunas particularidades. Es cierto que su físico siempre fue potente y ahora está pesado, pero también es real que no será este River anémico de fútbol y resultados el que logre la mejor versión del delantero. Además, es un error en el que cayó Gorosito y habrá que ver si repite Astrada, el de creer que estamos en presencia de un nueve de área. Fabbiani siempre fue un delantero con gol y no un goleador que juega adelante. Por supuesto que nada lo exime de su paupérrimo rendimiento, pero la idea de estar en el lugar justo en el momento indicado, no se aplica esta vez


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con puntualidad suiza al presente desteñido del millonario. Seguramente no seguirá en Núñez en 2010 y cuando vuelva a su nivel con otra camiseta, con la que ya no será “la noticia”, nos preguntaremos cuánto influyó este momento institucional en River para que su movida haya naufragado

como los ídolos virtuales de estas épocas. En cualquier caso no olvidaremos que durante un par de largos meses, Fabbiani fue a la movida futbolera lo que Nazarena Vélez a la prensa del corazón. Como Jacobo, Guido o algún otro de los mediáticos, sólo le faltó estar en los

programas bizarros de la televisión basura de estos años. Quizás la prensa le encuentre la vuelta o él mismo sea capaz de recuperar su protagonismo perdido. Le quedan como mínimo dos meses en River. Tengamos paciencia. Todavía tiene tiempo.

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UNA BANDA DESCONTROLADA

El que depositó dólares...

Modesto aporte de Un caño a la futura operación “Manos limpias” que se iniciará en River (permitan que vuele nuestra ingenuidad).Datos, viajes, pasaportes, embarques, bancos, esposas, testaferros. Todo lo que un fiscal quiso saber sobre Aguilar y nadie se anima a preguntar en una investigación “a lo Verbitsky”. Por JUAN MANUEL JOFE Ilustración SEBASTIÁN DOMENECH

A

José María Aguilar no le molesta el corte que hace la Asamblea Ambientalista de Gualeguaychu. Según una investigación de la Unidad Fiscal de Delitos Tributarios y Contrabando (UFITCO), al presidente de River le gusta mucho viajar a Uruguay. Su tarjeta migratoria confirma que en el período investigado por la Justicia, el abogado que está a punto de terminar su segundo mandato como presidente del club, tiene 15 viajes en días hábiles al vecino país. De ellos, ninguno en enero, mes en el que habitualmente toman vacaciones los letrados y los dirigentes del fútbol argentino. A su compinche en River, Mario Israel, las cuentas también le dan un cariño especial por la tierra de Enzo Francescoli: en los dos

años que se han tomado para seguir sus movimientos (marzo de 2002 a marzo de 2004), el secretario general de la institución tiene 56 salidas del país, de las cuales 38 corresponden a Uruguay y 25 de ellas en viajes relámpago en días hábiles. Su hija, Soledad, en el término de un año (octubre 02 a diciembre 03) cuenta con diez viajes en idénticas condiciones. La UFITCO también puso la lupa sobre la familia Tchira, un apellido que no parece muy ligado al mundo riverplatense. Salvo porque Gabriel Hernán Tchira es socio de Mario Israel en la empresa Fitz Roy 2350, dedicada a la hotelería y organización de eventos. Sobre los Tchira se registran nueve salidas a Uruguay en días hábiles en cinco meses. Cierto, Montevideo es una ciu-

dad preciosa y ni hablar de Punta del Este, con sus modelos en bikini y las chacras de los argentinos. Pero Uruguay también sirve para otra cosa: enviar remesas de dinero al exterior sin que esto quede registrado en el sistema bancario argentino. Y la Justicia cree que este último ítem es el que se corresponde a los máximos dirigentes de River y sus allegados, por lo cual el fiscal a cargo de la UFITCO, Mariano Borinsky, remitió todas las pruebas del caso al juzgado 3 en lo Penal Tributario, a cargo de la doctora María Verónica Straccia, y al fiscal Claudio Navas Rial, para la apertura de la causa penal al entender que existen indicios suficientes de que los directivos podrían haber incurrido en el delito de evasión impositiva, por fondos

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en el exterior no declarados. ¿De cuánto dinero se está hablando? En el caso de Aguilar de 15.000.000 de dólares en efectivo y 4.000.000 de euros en títulos y acciones, y en el de Israel, conjuntamente con Tchira, de 7.800.000 dólares. Sí, más de la valuación conjunta que puede tener hoy el plantel de River. Para entender el caso hay que remontarse a algo más de un año atrás. El 11 de junio de 2008, la UFITCO recibió un anónimo donde se mencionaba la existencia de cuentas bancarias, títulos y valores en el exterior a nombre de Claudia Alejandra del Ciampo y su hermano Héctor. Claudia es la esposa de José María Aguilar, quien aparecía como supuesto apoderado de una cuenta radicada en la sucursal Luxemburgo del Banco de Nueva York, número 0004102101391, otra del Banco ING Luxemburgo número 000429382739 y una tercera del Credit Suisse con la denominación 0004083018. La denuncia también implicaba a la familia Israel, con tres cuentas en Luxemburgo (una en la sucursal del Bank of New York número 03920096603028, otra en el Banque BCP 004038083662 y la tercera en el UBS, 0004320092743) y a la familia Tchira con una cuenta en el ING Luxemburgo (la 0004631010) y otra en el Dresdner Bank sucursal México (la 003074282). A partir de ello, el doctor Borinsky inició la investigación. Los anónimos a veces tienen buena data y otras, sólo pescado podrido. Por eso la UFITCO siempre se toma cuatro meses para chequear todo lo que le llega. Lo primero con que se encontró el fis-

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cal fue con la negación de Aguilar y su mujer sobre la existencia de dinero fuera del país, hecho que ya constaba en el juzgado criminal número 11, donde se tramita una causa contra la actual comisión directiva de River por administración fraudulenta (ver aparte). Pero después requirió la información a Migraciones sobre el movimiento de

habían firmado poderes a españoles radicados en Marbella para que operaran por su cuenta. En el caso de Israel, al señor Angel Ortega Mariscal. Y que Aguilar y señora habrían constituido una sociedad denominada Clei SRL, cuyo objeto sería la actividad inmobiliaria y financiera, pero al mismo tiempo Aguilar debe impuestos de Ganancias, IVA y

entrada y salida del país de los involucrados. Y ahí se encontró con los datos ya mencionados que le llamaron poderosamente la atención por la regularidad existente en los intervalos entre un viaje y otro y porque la gran mayoría fueron realizados en días hábiles. Al toque encontró que Israel y los Tchira

Bienes Personales y tiene una causa penal por no depositar las retenciones de tributos efectuadas a los empleados del club. Su mujer, extrañamente, no posee CUIT, con lo cual no genera actividad económica alguna. Con todos estos datos y a pesar de la negativa de la AFIP a entregarle las


declaraciones juradas de Ganancias y Bienes Personales de los involucrados, Borinsky consideró que el anónimo no era pescado podrido y que los elementos reunidos eran suficientes para solicitarle al juez penal tributario que requiera la información faltante a la AFIP y que librara exhortos a los jueces competentes en Luxemburgo, Suiza y México a fin de comprobar si las cuentas investigadas eran efectivamente de las familias Aguilar, Israel y Tchira. Y este mes, vía la Procuración General de la Nación, Cancillería ya mandó los exhortos esperando respuesta. ¿Qué puede pasar? “No es fácil que los paraísos fiscales, como Suiza y Luxemburgo, te den esa información. En el caso de Suiza sólo levanta el secreto bancario si se puede demostrar que ese dinero financia actividades de terrorismo o narcotráfico. Y Luxemburgo, a veces ni así. Pero México tiene un tratado con la Argentina. Y si ellos aceptan el pedido y se descubre que la cuenta es real, entonces la situación de Aguilar y compañía podría variar”, le dice a Un caño una fuente de la investigación. Y si bien la causa es por evasión tributaria (tener bienes o dinero en el exterior no declarados en el país), en el caso de comprobarse algún ilícito, los directivos tendrían que justificar cómo hicieron para tener semejante patrimonio. Y ahí, suponen muchos, podría empezar a comprenderse una buena parte del agujero negro que existe en River y que transformó a un club modelo, en el modelo de una institución en vertiginosa caída libre.

Vengo por el expediente La mueca de alivio se le borró de golpe a José María Aguilar. El juez Luis Rodríguez, que lo había sobreseído junto al resto de la comisión directiva en la causa por administración fraudulenta, voló. ¿Qué pasó? Que la Cámara de Apelaciones se cansó de anularle decisiones polémicas, entre ellas el sobreseimiento de Aguilar. Rodríguez, de entrada, había apuntado con muchos indicios a una relación umbilical dirigencia-barra pero después, extrañamente, dejó de investigar esa relación aún cuando se descubrió que los barrabravas habían trabajado en el club cobrando sueldos siderales y que su fecha de ingreso era... diez días después de la asunción de Aguilar como presidente. La Cámara, recientemente, apartó al juez por mal desempeño en sus funciones, volvió todo a fojas cero y remarcó que el presidente de River no sólo debe ser investigado por administración fraudulenta sino también por una posible asociación ilícita con Los Borrachos del Tablón. Y para sellar la noticia, la causa recayó en el juzgado 4 de Instrucción, cuya secretaria es Lorena Lamas, la que llevó junto con el ex juez Mariano Bergés la causa por asociación ilícita contra La Doce y que en su momento dejó en prisión a dos dirigentes de Boca, entre ellos su secretario, Luis Buzio. Es decir, es gente acostumbrada a no quedarse con el eslabón más finito de la cadena. Y el magistrado que está ahora en dicho juzgado es Alejandro Cilleruelo, quien condujo una causa por cohecho cometido en el club Ferro y, sin temblar, procesó al empresario Gustavo Mascardi, al ex directivo Aleardo Etcheverry y a cuatro funcionarios judiciales.

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Dale cami贸n, dale cami贸n...


No demos vueltas: la siguiente es una nota peronista. Así que, en homenaje a las veinte verdades, mantendremos el espíritu anunciando que aquí están, estos son, los jugadores de Perón. Cuatro páginas de historias de los descamisados que armaron un club y que se vinieron desde abajo, con el sueño de un fútbol justo, libre y soberano. Suenan los compases de la marcha y aparece el equipo del sindicato de los Camioneros. Por ROBERTO CARLOS KOIRA Fotos FABIÁN MAURI

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l verde y blanco domina la tribuna de una hinchada que no para de alentar. No se trata de Banfield, Laferrere o Ituzaingó. Aquí no cotizan los goles del pelado Silva, sino que se estremecen con los de Jorge Nazar o con alguna gambeta atrevida de Roberto ¨Pipo¨ Duarte, una buena atajada de Carlos Bello, un cruce de Rubén Guerra, o un quite de Pablo Capoluppo o Leonardo Pignataro. El ritual es el de costumbre en el fútbol argentino. Entre tanto personaje pintoresco y singular, asoma la historia de jugadores que se entrenan y trabajan. ¿Quiénes son? Todas las noches, Roberto Duarte maneja un camión patogénico; en su tiempo libre agarra el bolso para presentarse, con puntualidad, en la práctica de su equipo, en el lejano Camping Ruta Sol de Camino de Cintura. Jorge Nazar, pesadilla de los defensores de la Liga, se gana también la vida arriba de un camión, en este caso recolector de residuos. Para Jorge Ferreyra, el banco de suplentes no es una maldición. Allí suele distraerse y olvida, por unos minutos, de los cajones de gaseosas que carga y descarga en la semana. Por suerte, ahora recuperó un lugar en el primer equipo y es figura. Bello, Nazar, Pignataro, Duarte, Guerra, Capoluppo y Ferreyra son algo más que compañeros de un equipo. Son camioneros. El Club Atlético Social y Deportivo Camioneros, emprendimiento del gremio que lidera Hugo Moyano, juega en la Liga

de Luján y sueña con ascender al Argentino C. El presidente es otro Moyano, el hijo del hombre de la CGT. Pablo Moyano presenta a los suyos con orgullo sindical: “son todos pibes que están laburando, y si hay una marcha están en la marcha. Eso es lo que se ha formado en el gremio, el compañerismo. En este caso en el deporte también. Y se ha formado un lindo grupo en todos los aspectos”. Mientras pelea la punta en la Liga de Luján, Camioneros quiso darle continuidad al proyecto de ascender. Contrataron a Carlos “Tato” Medina, un técnico con experiencia en Primera (ayudante de Fernando Areán durante 7 años y campeón con San Lorenzo en la Liguilla de 1991), Primera B (entrenador de Ituzaingó y Laferrere, curiosamente dos equipos que usan camiseta verde y blanca, como los camioneros), Chile y varios equipos de interior y el Ascenso. De los 40 jugadores del plantel, el 80% son trabajadores del gremio. Este año realizaron las primeras incorporaciones foráneas para hacer más competitivo al equipo. Como el arquero Carlos Bello, con experiencia en equipos del Ascenso y ahora contagiado del espíritu de Camioneros: “llegue acá de la mano de Tato; estaba trabajando de otra cosa y, para cumplir mi sueño de seguir en el fútbol, la gente de Camioneros, conociendo mi situación, me consiguió un laburo para hacer el barrido de las calles de Moreno, de siete a doce. De ahí me vengo a entre-

nar. Una vez que salís de tu casa con la ropa de Camioneros, estás representando al gremio más importante del país, nunca vi gente tan organizada y disciplinada, que también te inculque eso dentro de la cancha, igual que el respeto hacia a los rivales. Esto a uno lo llena de orgullo, y también te cumplen y dan una mano cuando la necesitás. Mi hija tuvo Gripe A, y yo necesité un adelanto en 48 horas. Me lo dieron. Con dirigentes así, uno tiene que estar muy agradecido. Al ponerse la camiseta para jugar un partido, aunque sea amistoso, hay que dejar la mejor imagen. Es un club que de acá a un par de años va a dar mucho que hablar. Estuve en algunos equipos grandes del Ascenso, como Alem, Atlas, Liniers, jugando ascensos, finales, pero nunca estuve tan cómodo como ahora”. Algo que comparte el “Pulpo” de la mitad de la cancha y ahora capitán del equipo, Pablo Capoluppo: “Trabajo ocho horas en logística de transporte de combustibles en Dock Sud, y después entreno todos los días en el predio, desde las

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tres de la tarde. Jugué cinco años en la primera de Atlanta, y estoy aquí para que al equipo le vaya lo mejor posible. Uno se siente camionero, y es bueno representar a esta organización en la cancha. Acá tenés que trabajar duro en la semana y el gremio pone lo suyo para que nosotros tengamos que jugar y nada más. La verdad que esta institución es un ejemplo que muchos equipos de AFA tendrían que seguir. El afiliado viene y alienta al equipo, cosa que nos llena de orgullo”. Jorge Ferreyra, uno de los jugadores con más años en Camioneros, es de Quilmes. De la empresa Quilmes: “trabajo en Aguas y Gaseosas, empiezo la jornada a las tres de la mañana en Pompeya. Soy ayudante de chofer de carga y hago reparto de gaseosas y cervezas. Bah, tiro cajones. Tuve experiencia en Argentino de Quilmes, Liniers, Almirante Brown y Berazategui. Hace cinco años que estoy acá, gracias a Pablo, que me dio la posibilidad; cuando empecé a trabajar pensé que se me terminaba mi sueño de futbolista. Aunque nos dividimos en ramas, cuando hay que alentar los camioneros se juntan todos”. Leonardo Pignataro, en teoría, tiene uno de los trabajos más difíciles: el camión atmosférico. “De siete a cinco destapamos pozos y cloacas en Ramos Mejía, y después me vengo a entrenar. Jugué en Estudiantes de Buenos Aires, Laferrere y Argentino de Merlo. Cuando me ofrecieron venir acá no lo dudé. Este es un proyecto muy importante; antes esto era

la Selección del sindicato y ahora ya es un club. Hay mucha expectativa. Ahora se juega la liga para llegar al Argentino C, pero la idea es seguir escalando para jugar en las divisionales importantes. Cuando vas a jugar y observás al público, encontrás a tus compañeros de laburo. Eso te emociona, porque ellos se sienten representados por uno”. Otro que no se detiene es Rubén Guerra. De lateral izquierdo o en su trabajo de noche, tras un camión recolector: “Tuve ilusiones de jugar en un club grande y por distintas circunstancias no pude seguir y tuve que salir a trabajar. Pero Pablo y Hugo Moyano me dieron la posibilidad de seguir jugando al fútbol, y ésta es una linda experiencia porque se está compitiendo para el sueño de ascender. Uno acá tiene el cosquilleo de jugar en un club grande, porque Camioneros es grande”. Abajo, la cantera de divisiones inferiores con pibes que, al decir de los muchachos “vienen apuntando bien”. Nos señalan uno de categoría 93, Lucas Ramos, a quien la fama local presenta como “un número cinco de quince años que está en los planes de Boca”. Para Pablo Moyano, el proyecto es integral e inédito: “nosotros, al ser un gremio participativo, no sólo en las movilizaciones y en las grandes marchas, tenemos la necesidad de darle al trabajador algo más. Que la cuestión no sea reclamos salariales y gremiales nada más. Teníamos que darles algo en la faz deportiva. Así,

Ferreyra, Guerra y Pignataro: del camión al vestuario. 28 UN CAÑO | NOVIEMBRE 2009

hace cinco años comenzamos con los campeonatos internos en nuestros campings de Garín, La Plata, General Rodríguez y Camino de Cintura. Organizamos campeonatos internos con los trabajadores, y hoy participan 150 equipos y tres mil trabajadores por fin de semana. En 2007 empezamos a formar una selección a través de unos técnicos que teníamos y tuvimos la posibilidad de jugar la Liga de Luján y a ganarla. A partir de entonces participamos en el Argentino C, donde fuimos eliminados en la primera ronda”. Cuentan que el entusiasmo inicial se vio frustrado por aquella rápida eliminación en el Argentino. Pablo Moyano cuenta el después: “hemos conformado un equipo muy competitivo para la Liga de Luján y contratamos un técnico de la experiencia de Tato Medina. Ahora estamos nuevamente primeros y, si Dios quiere, el 20 de enero vamos a jugar en la primera fecha del Argentino C”. Al principio Camioneros participaba a través de su mutual, como lo hace también UTA, pero luego el proyecto de formar un club empezó a cobrar fuerza: ¨surgió la necesidad y la idea de participar no sólo como mutual, sino ser el primer sindicato del país constituido como club. Hemos realizado los trámites en la AFA: pedimos personería jurídica y vamos a tener el número de expediente para participar con el nombre Club Atlético Social y Deportivo Camioneros, con los colores verde y blanco que nos caracterizan¨.


Lealtad camionera: 17 de octubre en la cancha ¨Menotti¨. Seis a cero a Luján.

¿Formar un club es parte de un proyecto social? Sí, y no solamente en el fútbol, sino en otras disciplinas. Tenemos muchos afiliados, y sus hijos practican atletismo, boxeo, takewondo, karate… Nuestra secretaría de Deportes brinda apoyo económico para los pasajes, medicamentos y la ropa. Ya hay cuatro boxeadores profesionales y ahora se agregó una compañera, hija de un afiliado, que tiene 22 años. Algunos son campeones argentinos y han viajado al exterior. Un afiliado fue con sus dos hijos a Venezuela y el gremio le dio una mano para los pasajes. A veces lo que no podemos ofrecer por la parte gremial, se lo damos por la parte deportiva. A los 13 o 14 años el gremio le da la posibilidad a sus hijos de practicar su deporte preferido. La idea es integrar deporte, familia y todo lo que sirva para sacar a los chicos de la calle. Aunque reconozco que estamos muy enchufados con el tema fútbol para seguir escalando posiciones en el Argentino C, B y A.

¿En el futuro contratarán jugadores profesionales? Por ahora, los jugadores son casi todos camioneros y el espíritu es que sean el 100% afiliados o sus hijos. Hoy el equipo está integrado en un 80% por camioneros. Tuvimos que incorporar a algunos muchachos de afuera que son amigos, aunque en los próximos días los sumaremos a trabajar en distintas empresas. Por eso algunos son semiprofesionales, pero la mayoría son recolectores o chóferes de camiones o compañeros de Correo o de Aguas y Gaseosas. ¿Con esa política buscan la identificación del afiliado? Sí, que los camioneros se sientan parte de esto y que nos sigan muchas de las familias de los afiliados cada fin de semana. Por suerte, es una cosa que sucede. Por eso estamos muy esperanzados en cada cosa que emprendemos, este espíritu nos hizo uno de los gremios más importantes del país, porque en su momento se fijó esa meta. Y en el fútbol será lo mismo.

Mientras pelea la punta en la Liga de Luján, Camioneros quiso darle continuidad al proyecto de ascender. Contrataron a Carlos “Tato” Medina, un técnico con experiencia en Primera “Hemos realizado los trámites en la AFA, pedimos personería jurídica y vamos a tener el número de expediente para participar con el nombre Club Atlético Social y Deportivo Camioneros, con los colores verde y blanco que nos caracterizan” (Pablo Moyano) NOVIEMBRE 2009 | UN CAÑO 29


¿Por qué participan de la Liga de Luján? Jugamos en Luján porque en la Liga había una plaza y nos pudimos ubicar ahí, si no hubiese sido en cualquier otro lugar. Aunque nos es cómodo y jugamos en una cancha muy linda, a la que ya estamos acostumbrados. ¿En cierto que hablaron con Julio Grondona para conseguir una plaza en Primera D? No, las conversaciones con Grondona las tuvo Hugo Moyano por otro tema. Nosotros sólo fuimos a hacer consultas con gente de Grondona. Y no es que queremos jugar en la D; no nos gusta ir de invitados o de garrón, sino que fuimos a asesorarnos para ver cómo constituir el club, como construir el estadio, que normas de seguridad debíamos cumplir y algunas otras cosas para ir afianzándonos como institución. ¿Este es el emprendimiento más importante que tiene el sindicato? No, el gremio está haciendo una inversión importante en tres sanatorios propios que, si Dios quiere, inauguraremos en menos de un año. Uno es el Sanatorio Antártida, con 350 camas individuales y más de cien consultorios. Y estamos construyendo un sanatorio en Rodríguez y otro en San Justo. En un

año y medio vamos a salir con todo a construir el estadio propio, para veinte mil personas, en Camino de Cintura (Ruta Sol) o a dos kilómetros del Predio de AFA en Ezeiza. Allí, el intendente Osvaldo Granados le ha donado a la organización 70 hectáreas. Tenemos todo para construir una pensión, un hotel y una cancha, por lo que estamos viendo en cuál de los dos lugares haremos el estadio. Tenemos diez canchas profesionales en Camino de Cintura donde se hacen todas las prácticas de fútbol profesional. Allí también se entrenan las divisiones inferiores. En enero tendremos los vestuarios y ya vamos a preparar las canchas más chiquitas, para los chicos que juegan en la Liga Metropolitana de Capital Federal. ¿Cómo se manejan los jugadores con sus trabajos durante la semana? Los jugadores practican de lunes a viernes y tienen permiso gremial que, por supuesto, está hablado con el empleador. Por ejemplo, en una empresa que tiene 6.000 empleados, que un trabajador falte dos días no influye; por supuesto que le pagan todo y también cobra unos viáticos, pero son todos laburantes que trabajan acá; no son chóferes de larga distancia, claro, porque sería

Tato Medina en la última arenga previa a la goleada. 30 UN CAÑO | NOVIEMBRE 2009

Jorge Ferreyra, uno de los jugadores con más años en Camioneros, es de Quilmes. De la empresa Quilmes: “Trabajo en Aguas y Gaseosas, empiezo la jornada a las tres de la mañana en Pompeya. Soy ayudante de chofer de carga y hago reparto de gaseosas y cervezas. Bah, tiro cajones imposible. Son compañeros que barren seis horas y después se van a entrenar. A la empresa le decimos: “mirá, mañana no viene a laburar porque hay un partido jodido” y le dan permiso gremial y no le descuentan nada. Tampoco hay un abuso, pero lo estamos encarando de forma profesional. Queremos mantener la mística del gremio. Podríamos poner unos mangos más y traer jugadores de otra categoría, pero nos parece que lo importante es que sea afiliado camionero, que no se pierda el espíritu.



VOLANDO BAJITO

Ni si ni no; ni blanco ni negro En esta catártica nota, Mariano Hamilton plantea todas sus dudas existenciales y terrenales. ¿Hay una forma unívoca de ver las cosas o en realidad uno debe ir seleccionando día a día la trinchera? En tiempos donde la ideología está licuada –al menos para algunos–, ¿sólo queda alinearse eligiendo los enemigos? Por MARIANO HAMILTON

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stá todo complicado en la Argentina de hoy. Sor Lilita Carrió se opone a la Ley de Medios y a las pruebas de ADN para encontrar a los hijos de desaparecidos durante la dictadura, se autoproclama madre de los hijos de Ernestina Herrera de Noble, se enoja por la reforma política, pide el degüello de Néstor y Cristina porque, dice, son la reencarnación de Hitler, Stalin y Ceausescu, y, según su visión, generan odio en el prójimo; se olvida sospechosamente de que la presidenta fue elegida democráticamente hace poco menos de dos años y anuncia otras tantas calamidades imposibles de comprobar, todas ellas amplificadas meticulosamente por TN. El vicepresidente Julio Cobos, más radicheta que nunca, sigue inmutable en su puesto cuando rechaza todas las iniciativas del Gobierno que lo llevó a ese sillón y prepara su salto a la presidencia de la Nación sin dejar claro de qué lado se va a poner si es que consigue su objetivo. ¿Será el que llegó al gobierno con la Alianza con el kirchnerismo más puro y duro o será el que acepta las sugerencias de los lobbies de turno (la Mesa de Enlace o las corporaciones mediáticas, para mencionar sólo a dos de ellas) para cumplir sus deseos? El presidente del radicalismo Gerardo Morales sigue reclamando por la libertad de expresión mientras que en cada uno de los debates en los que participa no deja hablar a nadie o se victimiza porque lo escrachan, cuando él, hace apenas ocho meses, miraba con una sonrisa

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socarrona como le tiraban huevos por la cabeza al diputado oficialista Rossi. Desde el Gobierno se sigue hablando de la lucha contra la pobreza y del reparto de la riqueza cuando no se adoptan políticas contundentes al respecto, más allá de uno que otro gesto alentador. Después de cinco años de crecimiento ininterrumpido a niveles chinos (que conste en actas que no lo digo yo), ¿alguien puede decir con certeza que esa realidad se vio reflejada en los sectores más bajos de la sociedad, más allá de un crecimiento de consumo lógico? Se repartieron subsidios discriminados, se elevó el salario mínimo y se hicieron algunas cosas positivas, pero quedan deudas no saldadas en salud, vivienda, educación y, por supuesto, en políticas más precisas, como la asignación universal por hijo. Habla menos y hacer más fue el capital simbólico que el peronismo siempre supo aprovechar. Esto, por supuesto, no quiere decir que este Gobierno de Cristina y el anterior de Néstor no hayan sido lo mejor –según la opinión de quien firma esta columna– que se haya visto desde la recuperación de la democracia. Hay que decir, obviamente, que estábamos chapoteando en el barro. Con poco se avanzó mucho, pero es una realidad sin discusión que no se profundizaron los cambios, las políticas de Estado con mayúscula, los significados que tuvieron la recuperación de la AFJPs, de Aerolíneas, la Ley de Servicios Audiovisuales, la inclusión de un millón ochocientos mil jubilados en el sistema, los aumentos sistemáticos para ellos, las


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¿Y Bilardo? ¿De qué la juega? Hizo lobby en contra a Maradona, pero también es verdad que fue el primero en abrazarlo en la cancha y darle manija para que diera rienda suelta al indio que Diego lleva adentro paritarias permanentes, el Consejo Nacional del Salario y tantas otras cosas que se realizaron pero que pasarán al olvido cuando otro Gobierno asuma y borre de un plumazo todos los avances, como ya ocurrió tantas veces en un país que históricamente careció de políticas que trasciendan a un Gobierno, sea del color que fuere. Por lo pronto, y no es una anécdota, Marcelo Araujo sigue equivocándose los nombres de los jugadores (básicamente, relata muy mal e impregna la pantalla con sus vulgaridades), hace operaciones desde la TV Pública a favor de la AFA (ahora resulta que Miguel Scime, actual director de formación de la Escuela de Árbitros, es un estadista que va a mejorar el nivel paupérrimo del arbitraje) y sigue respaldando la corrupta gestión de Julio Grondona al frente de la AFA (fue el presidente vitalicio de AFA quien puso con el dedo al ahora autoproclamado “relator del pueblo”), como si todos nos hubiéramos olvidado de la militancia de Araujo en el menemismo más retrógrado, de su participación en la agencia oficial Télam y de las críticas que, hace apenas nueve meses, le dispensaba al mismo gobierno que –en otra de sus contradicciones flagrantes– ahora lo sienta en su mesa para conversar. Y para colmo, Maradona quiere que muchos periodistas se la chupemos, se la mamemos y que la tengamos adentro con el simple argumento de haberle ganado

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2-1 a Perú y 1-0 a Uruguay para llegar a Sudáfrica. No quiero sonar poco caballero, pero declino la invitación porque, juro, en mi vida tengo un par de planes mejores que los propuestos por Diego. Al día siguiente de la pensada reacción de Maradona (los que lo conocemos sabemos que no fue un exabrupto, sino algo planificado), escribí una nota en ESPNdeportes.com calificándolo como “el rey de la soberbia”. Lo sigo pensando. Pero después de ver los rivales que se encolumnaron en su contra (Niembro, Gelblung, Rial, el Feinmann malo, Liberman o Daniel Vila, para citar a algunos), no hay menos que poner en duda de aquella certeza. Ahora bien, del lado de Maradona están Palacios, Recondo, Grondona y, ahora, Bilardo. Y también aparece cierta progresía para sostener la disparatada teoría de que, en realidad, todas las críticas a Maradona forman parte de un plan cuidadosamente elaborado por aquellos que lo vinculan con el apoyo a la Ley de

Medios, como si efectivamente Maradona hubiera militado a favor de la sanción de esa Ley. Como se ve, estamos frente a un dilema sin solución. Después de pensar bastante y de estar, por supuesto, sujeto a miles de estímulos externos, tratamos de salirnos de la primera línea de combate para reflexionar. Porque, más allá de todo, somos humanos, políticos, tenemos ideología. Y Maradona es un tipo que nos complica porque salta de un lugar del mostrador al otro sin terminar jamás de dejar clara su posición. Apoyó a Menem, ¿se acuerdan? Pero ahora se sienta con Cristina y le regala una camiseta cuando sale el asunto del fútbol para todos. Es amigo de Pablo Llonto y Daniel Arcucci, tal vez las personas más honestas y lúcidas que quien firma esta columna haya conocido, lo banca un profesional de los quilates de Víctor Hugo, pero al mismo tiempo se sienta con Julio Grondona en la misma mesa, como si eso fuera posible sin dejar jirones de prestigio en el camino.


Está todo complicado en la Argentina, dijimos al comienzo de esta nota. Y cada palabra que escribimos no hace más que profundizar las contradicciones. ¿Y Bilardo? ¿De qué la juega? Hizo lobby en contra a Maradona, pero también es verdad que fue el primero en abrazarlo en la cancha y darle manija para que diera rienda suelta al indio que Diego lleva adentro. “Te querían voltear, te querían voltear…”, le gritaba un Bilardo disfrazado de Teletubbie en el campo del Centenario. ¿Qué quiere Bilardo? ¿Quiere, como dice, ser presidente de AFA? ¿Alguien en su sano juicio puede pensar que una persona que no puede articular dos o tres frases coherentes pueda ser presidente de la AFA? Hay hombres como Carlos Heller, por ejemplo, que podrían hacerse cargo de esa brasa ardiendo para ordenar y limpiar los treinta años de corrupción que se desplegaron por el edificio de la calle Viamonte. También hay otros, claro, pero no se me ocurren más nombres ahora. ¿De qué la juega Bilardo? Me rompo la cabeza y no encuentro respuesta. Tal vez ni el propio Bilardo la tenga, ya que, supongo, en realidad lo único que le interesa es estar cerca del poder. O lo que él entiende que es el poder, porque recordemos que renunció a la Secretaría de Deportes de la Provincia de Buenos Aires para ser manager de la Selección. Insólito, ¿no? Bilardo es una persona extraña, casi un jeroglífico cegado por el poder. Y ya se sabe lo que el poder hace con la gente. No la corrompe ni mucho menos, en realidad la muestra tal como es. Está todo complicado en la Argentina, repetimos. Cuesta comprometerse con alguna postura que entregue una mirada certera, precisa y totalizadora. Las cosas cambian de lugar todo el tiempo. Es muy difícil estar de acuerdo en todo con el Gobierno, más allá de las coincidencias, como es imposible coincidir con Maradona. Antes era más fácil. Se era peronista o antiperonista (más o menos gorila) y listo. Todo está mucho más mezclado, el río está revuelto.

Hoy por hoy, parece ser, uno se junta en grupos de pertenencia para tener actitudes defensivas cuando puede visualizar a los enemigos. El Grupo Clarín, el Grupo Vila, Sor Carrió, la Iglesia, las patronales del campo… Pero al mismo tiempo, del otro lado están Moyano, Jaime, el kilombazo del Indec, Grondona, Bilardo… Es casi imposible saber de qué lado se está, como nos preguntaba Matías a gritos hace ya una década. Hay un fino equilibrio que uno puede mantener, tratando permanentemente de no irse al carajo, de no dejar letras escritas que mañana puedan servir como condena. “Yo no soy gris, siempre seré blanco o negro”, sentenció Maradona antes de las groserías en la conferencia de prensa. Y uno se pregunta: ¿se puede ser blanco o negro en la Argentina de hoy? ¿O acaso hay que ser gris? Es decir, respaldar fervorosamente todo lo que uno suscribe para también oponerse fervorosamente a lo que uno deplora. Pasando en limpio. Maradona, más allá de sus excesos verbales, no es el enemigo. Puede ser mejor o peor entrenador de fútbol, más o menos soberbio, pero está claro que su destino no está marcado por ganarle a Perú y Uruguay o salir campeón del mundo o último en el Mundial. Maradona es uno más en este mejunje que es la Argentina. Como lo son además otros actores de la realidad política, económica, social y deportiva. Cristina, Néstor, Sor Carrió, Gerardo Morales, Menem, Vila, Magnetto, Bergoglio, Moyano, Jaime, De Vido, la Mesa de enchastre, Heller, Lanata, Tenembaum, María Laura Santillán, Víctor Hugo, Biasatti, Ruiz Guiñazú, Mutt y Jeff (perdón, Sylvestre y Bonelli), Llonto, Arcucci, Niembro, Gelblung, Rial, el Feinmann malo, el Feinman bueno, Liberman, Grondona, Maradona, Bilardo, Araujo, Julio Ricardo, Verón, Messi, Heinze y todo aquel argentino que mal o bien intencionado trata de vivir una vida. Si uno repasa los apellidos antes mencionados y se alinea, seguramente va a tener mucho más claro de qué lado esta. Que cada uno haga su lista.

Marcelo Araujo sigue equivocándose los nombres de los jugadores, hace operaciones desde la TV Pública a favor de la AFA y sigue respaldando la corrupta gestión de Julio Grondona

Maradona no es el enemigo. Puede ser mejor o peor entrenador, más o menos soberbio, pero está claro que su destino no está marcado por si sale campeón del mundo o último en el Mundial

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VOLANDO BAJITO

Una nariz en la capucha

El buen olfato de Ezequiel, habilidoso para detectar detalles abundantes de la corrupción deportiva, ahora se ha metido en el campo de juego. Allí en el estadio Centenario, donde tantas cosas ocurrieron. Hace unas semanas, Bilardo era número puesto para bajarse del avión de la Selección. Hoy, se reafirma que está tan atornillado como el Jefe. Para conocer a Bilardo no sólo hay que saber de su pasado, también de su presente, una muestra del grondona-bilardismo. Por EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES

C

uando Argentina estaba a 45 minutos de obtener su clasificación al Mundial, y después de haber permanecido casi escondido en todos los partidos anteriores, Carlos Bilardo apareció en escena: la capucha levantada, aparentando no querer que lo vieran, no hizo más que agigantar su famosa nariz. Parecía el Igor que interpretaba Marty Feldman en El Joven Frankestein. A partir de ese momento, todos lo miramos, muchos creyendo que, con él por fin ahí, el camino a Sudáfrica estaba definitivamente asegurado. Los que lo vieron antes de que las cámaras comenzaran a enfocarlo cuentan que sus movimientos con las manos indicaban a Diego Maradona qué cambios debía hacer. Que se precisaba tener más la pelota y Mario Bolatti tenía que entrar por Gonzalo Higuaín. Y que luego se le escuchó gritar “Messi no da más”, tras lo cual Diego ordenó la salida de “Leo” y el ingreso de Fabián Monzón. Fueron dos cambios bilardianos, bien conservadores, que buscaban asegurar el cero-cero que bastaba para ir al Mundial. Todo cuadraba, la autoría de esos cambios perfectamente podía atribuírsele al Doctor. “¿Quéeee? ¿Pero vos te pensás que

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alguien desde el banco podía ver ese movimiento de manos? ¿Qué podíamos escucharlo? Nooooo, imposible. Que no te queden dudas, los cambios los hizo Diego, absolutamente. ¡Si de Bolatti estaban hablando en el banco diez minutos antes!”, me dice una persona que estaba allí, miembro de la Selección. Me lo afirmó varios días antes de que Maradona hablara luego del tema por primera vez con Canal 7, restándole a Bilardo cualquier tipo de influencia en sus decisiones. En los minutos finales, con las cámaras ya enfocándolo todo el tiempo, los movimientos y gritos de Bilardo ganaron en teatralización. “¡Pablo, Pablo!”, llamó a Aimar, que calentaba cerca del túnel. Aimar acudió rápido. Acercó su oído y nada. Bilardo no le dijo nada. “¡Martín, Martiiiiín!”, gritó inmediatamente a Palermo. El “Titán” se acercó al “Doctor” y Bilardo le dijo: “seguí trotando”. Un testigo cuenta que Palermo masculló algo así como “¡qué hincha pelotas!”. Locura o teatro, la escena de Bilardo “hablando” con los jugadores salió por la tele. Eso sí, no registró los silencios ni las palabras, que me fueron contadas por dos personas que estaban en el lugar. Bilardo bajaba del túnel y caminaba por el

pasillo del vestuario, una, dos, tres, seis, diez veces. Subía de nuevo la escalera del túnel. Y allí lo enfocaba otra vez la cámara. Capucha puesta, nariz saliente y tensión al mango. Sabiendo que Sudáfrica estaba cada vez más cerca. “¿Cómo va Chile, cómo va Chile?”, preguntaba cada dos minutos. Terminó el partido y no lo dudó, se zambulló al festejo. Su hombre dentro del cuerpo técnico, Miguel Angel Lemme, abrió la compuerta a los insultos a la prensa. Fue el impulso que precisaba acaso Maradona para ametrallar el puto de acá y puto de allá, mientras abrazaba a Bilardo, ambos desencajados y furiosos, mucho más eufóricos que cuando ganaron en México 86, donde también apuntaron juntos contra los periodistas “panqueques”. Después del partido, Alejandro Mancuso, su asistente principal, frenó a Maradona un momento antes de que fuera a la conferencia. “Ahora tranquilo Diego, eh”, casi le rogó en el camino. “Sí, sí”, dijo Diego. Y allí fue. A pedir que se la chuparan, se la mamaran y unas cuantas cosas más que delataron su furia y también su intolerancia, provocaron editoriales de condena, columnas políticas responsabi-


de ahora en más? Maradona-Bilardo en tándem y a copiar México 86. “No es así –me frena la fuente-. Primero, porque si fuera por Bilardo, en Montevideo hubiese jugado (Rodrigo) Braña y no (Angel) Di María. El contragolpe no funcionó en el Centenario porque Messi sigue bajo, pero la idea era esa, juntarlo con Di María para salir volando. Entiendo lo de México, pero Bilardo tira al equipo mucho más atrás y Diego quiere algo más de talento”. La fuente desalienta también la interpretación de que Bilardo puede equilibrar los desbordes emocionales de Diego. “Todo lo contrario, a Diego, cuando hay que concentrar, la presencia de Bilardo lo pone más nervioso. Si lo vieras, pastillas todos los días, dando vueltas en el hotel a las cinco de la mañana porque no puede dormir. Por eso lo quiere lejos ya no en los partidos, sino también en las concentraciones”. La fuente es terminante. El propio Diego pareció confirmarlo en sus declaraciones posteriores. Pero la experiencia sugiere abrir paraguas. Más allá de que Maradona se haya sentido

Bilardo pasó a ser “la gran esperanza blanca”, aunque parezca cada vez más loco y en el Mundial de Italia 90 haya puesto bidones. El doctor es universitario y sus desbordes jamás serán antisistema “traicionado” cuando Bilardo dio una lista de jugadores en su ausencia, los dos personajes son hoy imprevisibles. Hoy peleados, mañana amigados. La culpa será siempre de los putos periodistas. Pero la imprevisibilidad que más precisará Argentina en Sudáfrica no es la de Maradona ni Bilardo. Es la de Lionel Messi.

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lizando a los K (como si esta versión de Maradona jamás se hubiese visto antes), la indignación obscena de animadores de la TV que llevan años en el aire, pidiendo cosas mucho peores que las que pidió Maradona en su conferencia y el expediente abierto por la FIFA de Joseph Blatter. El Diego, para buena parte del establishment, volvió a ser “el negro villero”. Bilardo pasó a ser “la gran esperanza blanca”, aunque parezca cada vez más loco y en el Mundial de Italia 90 haya puesto bidones. El doctor es universitario y sus desbordes jamás serán antisistema. ¿Acaso él no es ideal para perfeccionar el esquema conservador que ganó en el Centenario y que parece gustarle a Diego para Sudáfrica? Los reclamos para que se acerque a Diego son casi unánimes. Bilardo había seguido los partidos anteriores bien lejos del banco y sin comunicarse jamás por handy o celular para ordenar cambios o sugerir tácticas. Apareció en el Centenario. Cuando la pesadilla ya amagaba convertirse en fiesta. ¿Cómo no tentarse a imaginar que todo debería ser así

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Un tipo diferente

Maradona hizo jugar a Messi como nunca, le dio confianza a tres arqueros y, lo mejor, se rodeó de especialistas para armar un cuerpo técnico a la medida de la Selección. A ver, a ver. ¿Quién es el que dice que este equipo jugó mal? Por CHRISTIAN COLONNA

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aradona reemplazó a Basile después de que el Coco dijera basta porque no aguantaba ver a tantos buenos jugadores arrastrándose por la cancha. ¿Adrede para voltearlo? Eso sólo lo sabrá el Coco y sus amigos de las fondas que frecuenta. Podría haber sido traumático cambiar en el medio del camino hacia el Mundial, pero enseguida Julio Grondona volvió a demostrar el oportunismo de su muñeca. ¿Quién otro que Diego Maradona puede garantizar una Selección confiable, amable de ver, efectiva, estética y ganadora? Y hasta el hincha más fanático de Basile quedó chocho con el cambio. Maradona y la Selección. ¿Hay alguna yunta capaz de rendir mejor? Una de las primeras cosas que hizo Maradona fue ahuyentar fantasmas para los que pudieran creer que se identificaba con el bilardismo. Mientras el Narigón le quitó a Passarella la capitanía, que bien se había sabido ganar con Menotti, para dársela a Diego, Diego eligió darle la cinta a Mascherano. Y así le respondió su capitán: ni el propio Maradona pensó nunca en tirar un taco en el área propia para salir jugando, como sí hizo Mascherano contra Perú. Lirismo al mango. Como si llevar la cinta no fuera suficiente motivación, uno de sus primeros equipos titulares estuvo

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formado por “Mascherano y diez más”. Y así quedó claro que al equipo no le iba a faltar orden, equilibrio, coraje, despliegue, marca, recuperación, sudor. Ah, pero, ¿y el fútbol?, ¿La Selección no es un equipo de fútbol? Por favor, por favor (léase imaginando a Niembro): para jugar al fútbol se necesita todo aquello, no es sólo pasársela al compañero. Si fuera tan fácil, Grondona reemplazaba a Basile con Cappa y se sacaba el problema de encima. Como Don Julio entiende de sobra de qué se trata el asunto, eligió al mejor. Ese hombre capaz de aglutinar conceptos por el bien de la causa. Y el mejor es mejor todavía si es humilde. Por eso Maradona se rodeó de expertos. Claro que habría sido mucho más sencillo buscar ayudantes de campo conocidos, con trayectoria, con resultados ya certificados (bueno, lo intentó con Ruggeri, pero el propio Grondona lo hizo esforzarse en el ejercicio), pero eso lo hace cualquiera. Diego buscó y buscó, hizo una especie de casting en su cabeza, siempre evaluando qué era lo que necesitaba la Selección. Y luego de una tarea ardua, dio con los indicados. La experiencia de Alejandro Mancuso en el Showbol le daba la posibilidad de resolver los problemas en espacios reducidos. Bien pensado:

a la Argentina todos se le van a cerrar y son necesarios más recursos para romper esos cerrojos rivales. Y, en el otro rincón, la sabiduría de Miguel Angel Lemme en el Ascenso le permitía conocer a los futbolistas de todas las categorías y, de pronto, rescatar alguna perlita para el caso de que Messi no llegase a funcionar. Sin contar que Lemme se hizo famoso por ser el “festejero” oficial de los años 80. Suplente en aquel maravilloso Argentinos Juniors que jugó la mejor Intercontinental de la historia, fue conocido por aparecer siempre en las fotos alegres. Por eso se ganó el apodo. Y ahora, cuando las coreografías para celebrar un gol se ven hasta en la liga intercountries,

¿Quién otro que Diego Maradona puede garantizar una Selección confiable, amable de ver, efectiva, estética y ganadora? Y hasta el hincha más fanático de Basile quedó chocho con el cambio


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¿cómo la Selección se perdería un especialista en el tema? ¿Acaso creían que ese festejo de Maradona tras el gol de Palermo a Perú, deslizándose por el césped mojado del Monumental, cual fugitivo de Mundo Marino, fue espontáneo? No señor. Hubo ensayo. Para los que critican siempre por criticar, ese deporte nacional que Maradona jamás practicó ni practicará, y castigaron al entrenador en varias oportunidades por improvisado, que se enteren: Lemme le hizo ensayar a Diego un festejo para día soleado y otro como el que finalmente le mostró al mundo. Sin embargo, Maradona dio pruebas de que le gustan las difíciles ahí donde se debe: en la cancha. Porque hacer un equipo con Messi es muy fácil. Basta con decirle que juegue como en el Barcelona y tarea resuelta. Y si eso, encima, se lo dice la voz de Maradona, el pobre Guardiola queda ridiculizado por no lograr que Messi rinda como en la Selección. Porque hasta un ciego se da cuenta de que Lionel (¡¡¡el papá era fanático de Lionel Ritchie!!!

y de ahí el nombre, un gran hallazgo revelado por Un caño dos ediciones atrás) juega diferente en Buenos Aires que en Cataluña. Sólo un tipo con la capacidad de Maradona lo podía hacer. ¿Y el arquero? Pese a que se aconseja que lo mejor es entregarle el arco a una sola persona para que gane confianza y se sienta seguro, Maradona rompió el molde. Tres arqueros en ocho partidos. Y sin necesidad de que los dos primeros se mandaran grandes macanas para que pasara el siguiente. ¿Por qué darle confianza a un solo arquero, garantizándole la titularidad, si le puede dar confianza a los tres poniendo un rato a cada uno? Eso es ser diferente. Tampoco hay que olvidarse del potenciamiento que generó en el fútbol local. Palermo, Ortega (no estuvo ante Ghana por una lesión), Fuertes, Schiavi... A la cancha con la celeste y blanca. Otro hallazgo. Porque primero le dio el gusto a la gente. ¿Quieren a los tres bajitos? Ahí van Messi, Agüero y Tevez. ¿A Maxi

¿Por qué darle confianza a un solo arquero garantizándole la titularidad si le puede dar confianza a los tres poniendo un rato a cada uno? Rodríguez lo ponen todos los técnicos? Entonces algo tendrá. ¿Gago juega en el Madrid? ¿Milito en el Inter? Que vengan. Y se vayan. Pero todo fue una cortina de humo para tener en gateras al verdadero crack del fútbol local, para mandarlo a la cancha en el momento preciso. Porque, como suele explicar Maradona, “tengo todo en la computadora”. Y la computadora no es más que su cabeza. Bolatti entró para que la primera pelota que tocara definiera un partido, la Eliminatoria y el pasaje al Mundial. Y todos de rodillas.

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Periodismo del orto (¿o era del otro?) Con la desgrabación de Dolina, o de algunos Dolinas, tal vez alcanzaba. Pero las directivas antiinstitucionales de Diego permiten una reflexión (la penúltima) sobre el rol que cumple la prensa en la paqueta nación que habitamos. Alrededor de este asunto, y con la mano en el estómago, iniciamos estas líneas. Por PABLO LLONTO

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omos libres, seámoslo siempre... Así da comienzo el himno nacional de Perú, al que de niño algunos profesores medievales del colegio católico de aquellas tierras, pretendían obligarme a cantar poniéndome la mano en corazón mientras yo decía con argumentos de imberbe e impúber: “pero por qué, si nací en la Argentina”. No es fácil ser niño peruano criado entre argentinos, no era fácil ser niñito argentino criado entre peruanos en 1970. Pero aquel himno tenía un espíritu libertario. Vaya si allí Freud encontraría el origen de Un caño. Pero, ¿qué hay de la sangre incaica y esto de Maradona? Nada. Simplemente que aquí me han convocado a defenderlo a Diego, y que hace tantos años que digo lo mismo, y que lo dejen tranquilo, y que ya lo idealizamos de Che Guevara, de Dios, de monstruo, de “más grande”, de marca argentina. Y que si lo queremos perfecto, pues que esperemos doscientos o trescientos años más, vayamos a Fiorito, que en una de esas aparece otro, con todas esas bondades que la clase media argentina, generalmente gorila de dos polos, pretende para sus hijos. A mi me queda, desde que lo conocí

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en 1978, el Maradona libre, el más libre de todos los jugadores y entrenadores del mundo. Lejos de los sometidos que andan pidiendo permiso para decir lo que sienten y andan bajando la frente al jefe, al patrón, a los gobiernos, a los jueces. Y hace tiempo que me hice, o la voy de, anarquista, a contramano de la Historia, y de mis casi cincuenta. Libertario Pero el asunto es el periodismo. Porque Diego habló del periodismo. Siempre fuimos bastante catequizados. Por el dinero, por el éxito, por la familia, por la religión, por el trabajo, por la medalla. Y por ese catequismo, somos un periodismo bastante cobarde. Jamás nos liberamos de nuestros catequistas. Sin embargo, hablamos en nombre de una libertad de crítica, de la que no gozamos. Y como periodistas deportivos nos vendimos a la costumbre del deporte profesional. Respetuoso de las escuelas y de los credos que mandan a creer en la prevalencia de los Boca-River, olvidando a los clubes mayoritarios, a los que asquerosamente en las redacciones llamamos clubes chicos, y a los otros deportes, ajenos al fútbol, deportes varios. Y el deporte escolar, y de los barrios, allí yace muerto.

Queremos aquella libertad para criticar a los jugadores de fútbol, de básquetbol, de tenis. Así podemos creer que somos libres. Llegar a casa y comentar en el living: “hoy lo hice mierda al seis de Estudiantes”. Andá ahora y proponé, en La Nación, en Olé, en Clarín, en C5N, en Página 12, que la sección Deportes abra sus páginas con la heroica historia de un deportista amateur. “Eso no vende”, te contestan. Vender, dijeron. Como periodistas deportivos aprendemos a ser fanfarrones. Porque es más fácil ser fanfarrón que ser libre. Atontar a las masas en el gemido de los triunfadores, o creyendo que tenemos agallas porque se les grita a los técnicos una renuncia, y a los jugadores les ponemos un dos o un tres, pero guay de que ellos nos califiquen. Aprendemos también a ser bien machos, a pedir fotos de tetas y culos, y notas a Tinelli por su éxito por mostrar todas las noches lo mismo que ahora dijo Maradona. Sonreímos cuando cantan en la Bombonera, “lavate el culo con aguarrás”, y le damos un bife al nene porque en la mesa dijo “lavate el culo con aguarrás”. Acariciamos el periodismo de las pal-


madas. Lubricante. Bien campeón, dale campeón, grande campeón. O las otras palmadas, las que damos al compañero periodista, al que echan por rebelde, y a quién le damos el pésame: “ya te va a salir otro laburo, es la reestructuración, ¿viste?” El periodismo del uniforme. La camiseta de la empresa. Y hasta nos pusimos el smoking de Romay para transmitir boxeo en el 9, el antideporte. Y qué hay del periodismo fisgón. Fisgón de los humildes, que anda revisando viviendas en las villas acompañado por la cana, y carteras y fotografiando piqueteros con los rostros tapados, para que se horrorice el país, de la pobreza que nos dejaron los de las estancias y los countries. Pero para ellos hay vidrios polarizados, los mismos que están prohibidos. Fisgón de la nada, revisando a las novias de los jugadores y el menú de la boda de Fabbiani. Andá a hacer esta nota, traé esta foto, publicá la gacetilla. Nuestra libertad de prensa es tan inmensa y generosa que el último ejemplo de un redactor deportivo que se negó a escribir algo que no deseaba fue en... fue en... fue en... Periodismo que debe resignar la gloria, o la humildad de su apellido, en la firma con seudónimo para que una empresa mezquina no te mande el telegrama que despide y te acuse “por faltar a la exclusividad”. Caramba, somos exclusivos, han comprado nuestra palabra. Comprar. Pero claro, somos libres. Periodismo del orto. Por eso queremos, otro periodismo. En esta maravillosa experiencia del desacato, la revista que permite el choque de ideas y donde nadie pide permiso, unos cuantos andamos cumpliendo aquello que otros llaman “el sueño irrealizable”: decir lo que se nos canta. Como Diego.

Dolina contraataca “Una oyente dice: ‘Estimado Dolina, ¿ya no defiende más a Maradona? ¿O acaso ya no hay ningún Sargento Cruz? Vea: usted ayudó a alimentar al monstruo que tan bien nos hace quedar ante la prensa mundial. Cordialmente. Ingrid Hammer’. Mi respuesta es sí. Yo he resuelto -después de un extravío- bancar a Maradona en esto. ¿Sabe por qué? Por personas como usted. La indignación burguesa que sucedió al exabrupto de Maradona fue totalmente patética y asqueante. Un mundo hipócrita, el mundo de la radio, donde se escucha eso mismo que Diego dijo, bajo emoción violenta, pero libreteado (y en la televisión ni hablemos). Ese mundo se indignó. Esos tipos se indignaron. Y esa indignación burguesa me hace poner inmediatamente en la vereda de enfrente. Y lo que un tipo dijo, obnubilado por el momento, por la emoción, por su propia historia, y por su propia condición, después fue repetido ad nauseaum por todos los noticieros, con subrayados, subtitulados, duplicaciones, ampliaciones y circulación por Internet, por tipos que no estaban ni obnubilados, ni en estado de emoción violenta, ni perturbados por ninguna cosa, sino que lo planearon diecinueve mil veces. Esos tipos ahora se ponen en la superioridad moral de preguntarme a mí si lo defiendo a Maradona. Bueno, sí, lo defiendo. Si es contra ustedes, lo defiendo. Lo defiendo totalmente. Y eso de “que tan bien nos hace quedar ante la prensa mundial...”. ¡Cipayos provincianos que quieren quedar bien con sus supuestos amos europeos! ¡Yo no tengo ningún interés en quedar bien ante la prensa mundial! ¡No

es ésa nuestra obligación! ¿Qué tenemos que quedar bien ante nadie? ¿Ante quiénes? ¿Ante gobiernos que aniquilan a sus enemigos? ¿Ante quién tenemos que quedar bien? ¿Dónde esta la Fiscalía del Universo? ¿Dónde está la reserva moral de la Humanidad? ¿En Estados Unidos? ¿En Europa? ¡Déjeme que me muera de risa, Ingrid Hammer! Y otra cosa: muchas veces en los medios se dicen cosas interesantes. Yo he escuchado casi revelaciones, a veces, dichas por tipos a los que yo admiro. A veces son intelectuales, como el finado Casullo o Dubati o José Pablo Feinmann, tipos que tienen un pensamiento interesante. Otras veces son artistas, o incluso locutores, del calibre de Larrea o de Carrizo. Bueno, a ésos nunca los vi duplicados en los noticieros, con subtitulados y subrayados. No los vi porque a los noticieros no les interesa el pensamiento ni la inteligencia, les interesa la basura. Y entonces Maradona dice esto y ellos lo repiten ciento diez mil veces. Así que, ¿a qué jugamos? ¿Qué es esto? ¿Qué es esto de indignarse, de enojarse? Lo dice un Senador de la Nación y es un piola. Lo dice Maradona y aparece todo el racismo, todo el desprecio por los pobres, aparecen los muchachos de siempre a indignarse: ¡Oh, la cultura! ¡Nuestro embajador! ¿Qué embajador? Es Diego Maradona, viejo. Los que tienen que ser cultos son ustedes, no él. Así que sí, lo defiendo a Maradona. Ante ustedes lo voy a defender siempre”. Fragmento del programa ¨La venganza será terrible¨, emitido por radio 10 en octubre de 2009.

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Cuando la presa es Diego Hasta que de pronto apareció la FIFA. Y después de las declaraciones de Maradona, los medios se dedicaron a especular con probables sanciones al entrenador. Víctor Hugo se puso en la tarea de observar lo que se dice, lo que se hace y los complementos que rodearon los días posteriores a la particular noche de Montevideo. Por VÍCTOR HUGO MORALES

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ientras San Lorenzo y otros pegan saltos de tres puntos para llegar a la cumbre del campeonato, lejos todos de las cúspides de la calidad, los días se consumen alrededor del exabrupto de Montevideo, el de Diego, como en un incendio que ante la escasez de bomberos, se aguarda que se apague solo. De hecho, las llamaradas de las primeras horas, cuando aparecía en todas las ventanas del país un dragón enojado, han perdido su espectacularidad. Apareció la FIFA, que podría sancionar expresiones racistas por ejemplo, pero poco tiene por hacer ante el particular pedido de Maradona, para situarse, amenazante, como un árbitro de la cuestión. Es ahí donde nacen los apoyos para Diego: la FIFA, gente de negocios de lo peor, protectora de mafiosos punteros de votos distribuidos por todo el mundo, no es un referente ético para condenar al técnico argentino. Y como la FIFA no lo es, y tampoco lo son los comunicadores televisivos y radiales que han convertido el lenguaje en una cloaca, y menos aun los medios de prensa que le pasan a Diego la factura porque se pronunció a favor de la televisación del fútbol para todos y de la Ley de Medios, la gente empieza a considerar el asunto como lo que es: una desagradable anécdota, algo que mejor no hubiera sucedido, uno de los tantos descensos al hades de Diego, para reaparecer un día cualquiera en el Olimpo de la idolatría. ¿La FIFA quiere sancionar a Diego por sus expresiones? ¿Qué dirá el periodista Andrew Jennings, a quien el triniteño

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Jack Warren, el presidente de la Confederación de Fútbol de Norteamérica, Centroamérica y Caribe (CONCACAF) mandó “al carajo” en una conferencia de prensa después de que le preguntara cuánto dinero pensaba ganar con la reventa de boletos del Mundial de Alemania 2006? Claro, Warren es uno de esos operadores de la dirigencia FIFA que lleva los votos de su Confederación para la reelección de Blatter. Jamás hubo sanción para él. Por supuesto que se hace difícil en los tiempos del rating minuto a minuto y de los diarios que venden títulos más que noticias, desprenderse de una presa tan cotizada. Lo hacen con la pereza del cazador que suelta un ciervo herido porque hay testigos que advierten el estropicio. Hay todavía para algunos días. Ya vendrán los tiempos de cosecha de lo que River ha sembrado camino a las elecciones del club. Quizás Boca, Independiente y San Lorenzo se prenden en la pelea por el título. De momento, en cambio, el material precioso es Diego. No como en otras épocas, su genio, sus frases célebres, sus peleas con los poderosos como la FIFA o los establishments. Su nueva ocurrencia tironea asuntos menos gratos. La factura posee, como la de un almacén de campaña, artículos muy variados: contradicciones a rolete, desplantes históricos, asuntos archisabidos de la droga. Para clavarse puñales, la sociedad lo elige como un espejo, un arquetipo, una medida, una condición de la argentinidad. No se respeta ni el hecho comprobado de que en lo bueno y en lo malo, Maradona es único.



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Piel y hueso

El Flaco Schiavi fue, a los 36 años, el jugador de mayor edad en debutar con la camiseta de la Selección. Un dato frío, para una figura caliente del fútbol argentino. En un 2009 que lo vio en Estudiantes, Newell’s y el equipo de Diego, era el candidato para entrevistar y, evidentemente, tenía bastante para contar. Lo hizo, sencillito. Por ARIEL SENOSIAIN

¿Cuánto imaginabas de este presente hace dos años? Poco. Jugaba en Gremio y, la verdad, no tenía demasiados planes más allá de cumplir el contrato. Nunca me sentí un ex jugador ni cerca del retiro. Pero de la Selección, creía que había pasado mi momento. Que si no me habían convocado en el 2003, el año de la Libertadores y la Intercontinental contra el Milan, ya no iba a tener más chances. Sin embargo Maradona empezó a llamar jugadores del medio local y acá estoy, dentro del sueño. ¿Qué técnico te consideró menos? ¿Bielsa en el 2003 o los últimos dos de Boca? Bielsa tenía sus jugadores. No le guardo ningún sentimiento negativo. Es más, por lo que escucho de compañeros o

amigos, el técnico que me hubiera gustado tener y no tuve es él. Lo de Russo e Ischia fue diferente. No me quisieron pese a que los dirigentes me habían ido a buscar. En los últimos tres libros de pases se ligó mi nombre a Boca y a los entrenadores anteriores no les interesé. Salvo a Basile, que me elogió públicamente. Lo tengo claro. Igualmente ya está, lo dejé atrás: voy a terminar mi carrera en Newell´s. Viaje circular, la carrera de Rolando Schiavi terminará donde empezó. O donde no llegó a empezar: a los 19 años se mostró en las inferiores de Newell´s. Hacía dedo para ir a los entrenamientos. No conformó y recaló en Argentino de Rosario, donde fue compañero de Pablo Marini, histórico goleador del “salaíto”. Década y media

después, Marini, entonces entrenador de Newell´s, lo llamó para ser el referente de un equipo que comenzaba a tener problemas con el promedio. A fines de agosto quien marcó su número fue el mismísimo Maradona, en este caso para comunicarle la convocatoria al seleccionado argentino. El Flaco Schiavi le preguntó si “era una jodita para Tinelli”. En enero cumplirá 37. “Arranqué tarde para todo. A Boca llegué a los 28 y a España me fui a los 32”. Pero nadie había debutado a su edad en la Selección. Primero fueron los minutos finales del 0-1 en Asunción, con protagonismo en aquella agónica posibilidad de empate; luego, titularidad en las victorias a Perú en Buenos Aires y a Uruguay en Montevideo, ésta última como segundo NOVIEMBRE 2009 | UN CAÑO 45


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marcador central, posición que ocupó “por segunda vez en mi carrera. La primera había sido en Argentinos, con Tomatito Pena de dos. Siempre fui primer zaguero. El perfil me perjudicó. Aunque traté de compensarlo con lo de siempre: ganas, constancia, seguridad para los rechazos. Sé para qué estoy y para qué no estoy dentro del campo de juego”. Tu vigencia, como la de Almeyda, Gallardo, Ortega, Verón, Palermo, Abbondanzieri, Kily González y varios otros, ¿habla bien o mal del torneo argentino? Quiere decir que los grandes somos necesarios. Siempre. En todos los equipos: los que tienen pretensiones de pelear el título o lo que luchan por no descender. Y se da la coincidencia de que aquellos que tienen jugadores experimentados cumplen los objetivos que se proponen. Los chicos necesitan referentes que les marquen las equivocaciones porque solos no se dan cuenta. Están muy expuestos, juegan bien tres partidos y empiezan a salir en todos lados. Precisan de nosotros más afuera de la cancha que adentro. El Tolo Gallego explotó contra algunos de sus dirigidos, en el torneo anterior, acusándolos de que “les da lo mismo ganar o perder”. Todos entramos a una cancha para ganar. Pero los mayores, paradójicamente, hayamos logrado algo o no en el pasado, tenemos más motivación que los que arrancan, que supuestamente deberían tener la energía y la motivación de cualquiera que se está iniciando en algo. Será porque sabemos lo que es perder y no queremos repetirlo.

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¿Ya sabés cómo va a seguir el día después? Mi señora me está sugiriendo que haga el curso de técnico. Me quiere lejos, ja… Igualmente, no me veo dirigiendo. Quizás siga como intermediario o representante, lo que están haciendo muchos ahora. Seguirías al rebaño. Puede ser, y encima a mí no me apasiona el fútbol en la semana. Me desenchufo bastante. No me imagino mirando torneos de cualquier país para encontrar un jugador desconocido. Lo que pasa es que, como se dice habitualmente, no tengo mucha idea para otras cosas. Sí seguramente haga un curso de inglés. Me arrepiento de no haber usado el tiempo libre para haber estudiado algo. O por lo menos para haber terminado el secundario. Me quedaron dos materias de cuarto año y dos o tres de quinto. Ahora pasó el tiempo y supongo que debería volver a cursar. La veo difícil… Dentro de un contexto de críticas a los críticos, de quejas de los protagonistas a los periodistas con Maradona como abanderado, Schiavi se anota. Él estaba marcado, en Boca, como uno de los responsables de acallar las voces de los jóvenes. Hoy lo reconoce: “A algunos los cuidaba. A Gago, a Tevez. Les aconsejaba que no fueran seguido a los programas de televisión o que no dieran muchas notas”. ¿Qué tiene de malo? Se marean. En los últimos años creció enormemente la cantidad de medios dedicados al fútbol. Y el jugador sin experiencia no está preparado para el

trato distinto que recibe en las buenas y en las malas. Lo sufrí en Argentinos, cuando arranqué como profesional: jugaba mal un partido y me hacían dudar de si estaba para Primera División. Con el tiempo entendí que debía leer menos los diarios y jugar más al fútbol. ¿Cuánto te afectan las críticas hoy? A quién no le duele las críticas… Las de la gente o las de la prensa. En la cancha se escuchan, sobre todo en alguna platea con poca gente. Alguna cargada, un “burro”, o directamente un insulto. Pero a esta altura entiendo que mucha gente va a los estadios sólo para agraviar, para descargar. Y en cuanto al periodismo, como no leo ni escucho medios, no soy de bajonearme. Lo que pediría, igualmente, es objetividad. Que se hable bien o mal pero sin conveniencias personales. ¿Te consta que en la cobertura de la Selección haya habido influencias en la opinión periodística? No, lo que pasa es que habitualmente las hay. Entonces caigo en el error de generalizar. ¿O me vas a decir que no hay periodistas que deciden su opinión de acuerdo a sus intereses? Tiran más para algunos jugadores que otros no sólo por gusto futbolístico. Pero que la Selección jugó mal fue un hecho. Sí, aunque con atenuantes: el tiempo de trabajo, rivales muy duros, el riesgo latente de no ir a Sudáfrica. En una instancia tan importante como era la previa de los partidos contra Perú y Uruguay, lo que por lo menos

A fines de agosto quien marcó su número fue el mismísimo Maradona, en este caso para comunicarle la convocatoria al seleccionado argentino. A lo que El Flaco Schiavi le preguntó si “era una jodita para Tinelli”

“El tema, después del partido en Montevideo, no fue la clasificación que conseguimos sino las frases de Maradona. No valoraron el buen partido que hicimos”

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yo creía era que el periodismo debía ayudar. Ustedes también perdían si no clasificábamos al Mundial. Por eso las canciones contra la prensa en pleno festejo. Seguramente no era la manera, como tampoco lo fueron las declaraciones de Diego, que terminaron desviando la atención. El tema, después del partido en Montevideo, no fue la clasificación que conseguimos, sino las frases de Maradona. No valoraron el buen partido que hicimos. Los argentinos somos así. Creemos que las sabemos todas, le exigimos más al resto de lo que nos exigimos a nosotros mismos. ¿Qué es lo más turbio que te tocó vivir del fútbol? Alguna vez conocí de cerca un hecho de incentivación. Pero no doy detalles. Sólo digo que existe, obvio.

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¿Y técnicos con los que hayas tenido que “quedar bien”?

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No me pasó, pero hay muchos. Lo sé porque me dirigieron. Tipos que te llaman para jugar en sus equipos con la condición de que les des un porcentaje de lo que arreglás. Lo supe por compañeros, no me ocurrió directamente a mí. Menos mal… No me puedo imaginar cómo reaccionaría. Supongo que los cortaría, pero si llego a estar tirado en un club, sin continuidad ni motivación, ¿cómo haría? ¿Quisieras dar algún nombre? No tengo ganas de comerme un juicio. Es imposible comprobarlo, salvo que los jugadores involucrados declaren o que a esos técnicos les hagas una cámara oculta. Pero me dan bronca. Porque alguno de ellos se vanagloria de haber llevado a tal o cual jugador, de haberlo encontrado donde nadie buscaba. “Armé planteles espectaculares”, dice. Y queda como un fenómeno, mientras que por atrás hace desastres.

¿O me vas a decir que no hay periodistas que deciden su opinión de acuerdo a sus intereses? Tiran más para algunos jugadores que otros no sólo por gusto futbolístico

“Alguna vez conocí de cerca un hecho de incentivación. Pero no doy detalles. Sólo digo que existe, obvio”


Entre los nuggets y Jujuy Si la cultura es la sonrisa que brilla en todos lados, pues aquí hay un llamado de atención de nuestro amigo cordobés. Wehbe nos invita a reflexionar sobre los desconocimientos de porteños (y no tanto) alrededor del fútbol en las provincias. A ver, señores, si la cortamos con las desigualdades. Por OSVALDO ALFREDO WEHBE

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no de los tantos viajes de cada semana hacia el fútbol grande. El movimiento de la redonda más mediático y poderoso del país. Pocas plazas fuera de Buenos Aires o Santa Fe. Algunas veces Córdoba (ya no), el norte, Mendoza y no mucho más. En una excursión más allá del laburo, un viaje hasta Purmamarca. Y en la inmensidad, entre el silencio ensordecedor de pájaros y montañas, la vida económica “turistea” con los visitantes. En una esquina, un morocho vende un frasco con tierra de siete colores. Habla y vende con su mirada, contraste inequívoco con un ambulante de las grandes ciudades.Tiene puesta una camiseta que dice “Denver Nuggets”. La globalización se me cae encima. Da risa, y obliga a cierto análisis de quienes somos aves de queja, los que pugnábamos hasta las lágrimas y la vida por aquello del ser nacional. Parece exagerado. Tal vez lo sea. Pero entre el chico de Jujuy, los Nuggets y mi sobrino hincha del Manchester había un hilo conductor que irremediablemente siguió creciendo. ¿La corriente va desde afuera hacia adentro o viceversa? La sensación de pérdida que puede tener un argentino medio al ver cómo los pibes están más cerca de un Inter-Milan que de un Huracán-San Lorenzo nos viene ocurriendo, desde que me acuerdo, en el corazón del país. Eso que nos pasa con el fútbol europeo o el básquetbol de la NBA es casi alevoso desde la identidad prácticamente inexistente de los pueblos provincianos que reciben, como único motivo de arte visual, lo que se produce en Buenos Aires. Y lo más curioso es que en esa producción que se realiza en la Capital participan centenares de provincianos que para “triunfar” deben llegar al lugar donde Dios atiende. Me recuerdo relatando todas las semanas en la radio de mi ciudad y recibiendo elogios desmedidos únicamente el día en el que me tocó hacerlo para radio Rivadavia, a pesar de que no había sido el mejor de mis trabajos. Pero había sido en Buenos Aires. Por estas cosas se produjo el vacío. Cultural y económico. Nuestros niños se quisieron parecer a los de las telenovelas de Cris Morena, desconociendo qué pasaba en su barrio o en el club de su pueblo. La avalancha de programas deportivos por TV irrumpió en desmedro de los sentimientos locales, que ya no tenían bases sólidas. Con los equipos cordobeses, siempre más cerca de la B que de Primera, ¿cómo no serían presa fácil los hinchas? En los noticieros “nacionales”, un bache en Villa Crespo era más conocido en Neuquén que una pérdida en el Chocón. Y por estos lados nos dormimos. Los canales y las radios se

convirtieron en meras repetidoras y quedaron varios gladiadores que dan lucha para retratarse en el paisaje en el que viven. Pero la lucha es desigual. Son pocos los que se animan a un emprendimiento que llene el espacio que ahora deberán llenar por la nueva ley. La publicidad para un partido de un equipo argentino vale 50 pesos y los anunciantes nacionales ya no colocan sus ofertas en los medios regionales; todo llega por las cadenas nacionales (algo que la ley debería contemplar). Y a todo ello se va sumando que la inacción lleva a la “comodidad”. No hay quien haga un guión regional, quien lo produzca y quien lo actúe. No nos animamos. La gente del lugar se ha vuelto indiferente y, lo que es peor, despreciativa con sus propios productos. Eso sí, el cantante o el actor que aparecen en Telefé son unos fenómenos. Lo nacional que parecimos perder a manos de los Denver Nuggets o del Manchester no es tan grave como la ruina de los valores regionales en una globalización nacional que no es tal. Aquella leyenda en las paredes de las fábricas y las facultades en los años sesenta (“yanquis go home”) debió tener un paralelo con la cultura nacional que fue degenerando poco a poco. La voz de Fioravanti, el Felipe de Sandrini o la familia Falcón en la radio; el taxi de Rolando, los Sábados circulares de Mancera o los titanes de Karadagián fueron el comienzo maravilloso del tsunami anticultura en que derivaron los mal llamados medios nacionales. Hoy no nos atrevemos a hacer una novela cordobesa o salteña por temor al ridículo. Quedan algunas buenas barricadas en las tribunas locales que todavía rinden culto al humo de los choripanes y a la tierra que se levanta cuando el siete tira el centro. Pero es así y duele. Fundamentalmente porque la culpa no es del chancho y uno anduvo demasiado tiempo tirando maíz en el corral. NOVIEMBRE 2009 | UN CAÑO 49


PICADO Que los hay, los hay Fue, por mucho tiempo, el club de la fortuna. La fortuna de no irse al descenso. Era el fantasma. Un acaramelado especialista en Platense nos brinda los detalles espirituales y terrenales que hicieron posible contar a los Calamares, por años, en la Primera División. Por ALEJANDRO FABBRI

“Todos nos llaman el fantasma del descenso/, pero Platense es de Primera y no se va/ todos los años aparece un pichi nuevo/ y al descenso lo tenemos que mandar…”. Con este cantito los hinchas calamares gritaban, a voz en cuello y casi todos los años, entre 1977 y 1999, mientras el equipo de Saavedra se esmeraba en las últimas fechas de cada torneo y evitaba el descenso directo. Eran los tiempos en los que las promociones no existían. Es que Platense gambeteó al drama con regularidad, con una habilidad especial que lo convirtió en un habitante casi perpetuo de la Primera División. Desde su regreso, en 1976, empezó el sufrimiento y éxtasis, cuando debió desempatar la permanencia, en noviembre de 1977, con Lanús, en la vieja cancha de San Lorenzo. Fue el torneo Metropolitano más largo de la historia, con 46 fechas y 23 equipos, que consagró al River de Labruna y provocó los descensos de Temperley y Ferro. La tercera plaza la igualaron en 38 puntos los Granates y los Calamares y jugaron un partido increíble en el Gasómetro. Empataron sin goles en dos horas de juego (con suplementario incluido) y llegaron a los penales: Platense finalmente ganó 8-7, con una actuación consagratoria de su veterano arquero, Osmar Miguelucci, quien contuvo cuatro ejecuciones. Cada equipo tiró once penales. El partido arrancó poco después de las 21 y terminó pasada la medianoche, bajo una lluvia torrencial. Lanús no paró su caída y al año siguiente, en la misma cancha, perdió otro desempate –ante Villa Dálmine- y bajó increíblemente a la Primera C. En 1978, Platense estaba a tres puntos de Banfield cuando faltaban dos fechas. En la penúltima jornada, derrotó al Taladro en la cancha de Atlanta y, en la última jornada, venció a Chacarita en San Martín. Así superó a Banfield y a Estudiantes de Buenos Aires, con el último aliento, y los obligó a jugar los sábados. Mientras festejaban la permanencia, sus dirigentes seguían apostando a terminar de construir su nueva cancha, en Vicente López, a metros del viejo hogar, el barrio de Saavedra. 50 UN CAÑO | NOVIEMBRE 2009

La inauguración ocurrió el 22 de julio de 1979, hace 30 años. Justo cuando Platense debió disputar el llamado ¨cuadrangular de la muerte¨. Seis partidos (ida y vuelta) entre los cuatro peores del Metropolitano; con un único ganador y tres descensos directos. Platense, que apenas había logrado seis puntos, logró la hazaña de derrotar a Atlanta en Villa Crespo, a Chacarita en San Martín y a Gimnasia en el bosque. Cosechó once puntos sobre doce posibles y volvió a quedarse firme en la A. Ahí fue “el fantasma del descenso” en su máxima expresión. Tras varias campañas que lo alejaron de la lucha por la permanencia –fue tercero en 1980 con Vladislao Cap como entrenador-, llegó el promedio y Platense volvió a cantar presente en la pelea. Zafó con lo justo en 1984 (descendieron Atlanta y Rosario Central), alcanzó en 1986 un discutido empate 3-3 con San Lorenzo provocando el retroceso de Huracán (mientras los hinchas azulgranas le pedían a sus jugadores que no patearan al arco calamar) y, en 1987, produjo su momento más turbio, al dar vuelta un partido en los últimos diez minutos, en el Monumental: perdía 2-0 con River y el recién ingresado Miguel Ángel Gambier metió tres goles para darle la victoria y la chance de jugar un desempate contra Temperley. El partido definitorio se jugó en Huracán y Platense se impuso 2-0 con goles del propio Gambier y del Beto Alfaro Moreno, condenando a los celestes. Ganando los puntos justos y promoviendo varios chicos de su cantera (Espina, Spontón, Scotto, Cascini, Baena, Bellini, Coudet, Trezeguet, Chatruc) los calamares siguieron esquivando la guadaña, hasta que llegó 1999. Justamente, cuando arrancaron con mayor cosecha de puntos (96) para mantenerse cómodos, se fueron al descenso con escuálidos treinta puntos entre Apertura y Clausura. Desde entonces, la sábana fue a parar al ropero y las hazañas al baúl de los recuerdos. El descenso tan temido había llegado.



PICADO Golazo de Rocco Siffredi La especialista en moda de Un caño se mete de lleno con Luis Zubeldía, a quien compara con crudeza con el ex actor porno italiano, director de cine y ahora devenido en diseñador. El bueno de Luis, al menos para Ceci, sacó un aprobado. Por CECILIA DI GENARO Foto PHOTOGAMMA.COM Cuidado: la siguiente columna puede contener lenguaje explícito. hora que Maradona puso en boga para todos y cada uno de los argentinos –sin importar credos ni conflictos internos de clase– las construcciones “tenerla adentro”, “mamarla” o “chuparla”, es el momento ideal para charlar sobre las connotaciones sexuales que tienen los looks de ciertos DT. Y más puntualmente el de Luis Zubeldia, el entrenador de Lanús. Como si fuera Rocco Siffredi –el ex actor porno italiano, director y productor de películas XXX, que devino en diseñador de modas–, Luisito se pasea por la cancha con un estilo escort que incluye camisas –blancas o negras– muy ajustadas. Y cuando digo muy ajustadas, esto equivale a un mal descorche navideño (si se le llegara a soltar un botón, tranquilamente te puede arrancar un ojo). Y frente a esto no puedo dejar de preguntarme: ¿las mujeres queremos tetillas? El jean de tiro alto, para marcar bien la anatomía –la delantera y la defensa– y ese peinadito de súper héroe ochentoso (¿no se parece a He-Man?) resaltan, ¡y cómo!, entre la fauna futbolera. Pero volviendo a las preguntas –sobre todo a las que me hago cuando veo esos cabellos de ángel–: ¿las mujeres queremos que los hombres se tiñan el pelo? ¿O que lo tengan en mejores condiciones que nosotras? No tengo respuestas aún. La invasión de looks polémicos en las canchas locales marca que la creatividad argentina pauta tendencias. Ya no es más como era antes, cuando los DT sólo llevaban equipos Adidas o, a lo sumo, el más audaz se mandaba con uno de cire (esa tela de avión arrugada que salía mucho en turquesa y violeta estridente). En este sentido, Luis abre el juego. Se anima. Plantea la consigna de estar de levante, no importa si es en la cancha. Lo plantea con militancia: “por una vida sin joggins”, sería su slogan. Se prenden las luces de la cancha y sale nuestro querido Rocco, vestido con su porno style. El partido no empezó, pero ahí va Rocco, un buen partido. Ya me lo imagino a Caetano Veloso reversionando: “Su fina estampa empacha la cancha”. Y los muchachos en las gradas… ¿Quién te dice que de golpe no se ponen de moda las hinchadas gays? En fin, todo podría pasar en el mundo de la pelota. Como habitualmente se sostiene, “en la diversidad está la fuerza”, o algo así. Y nosotras valoramos mucho las inspiraciones raras de los hombres que hacen labores tan masculinas como la de ser DT. ¿Un consejo? El estilismo siempre le gana el partido al vestuario. Es decir, lo que importa es pensar la imagen de una manera integral y no prenda por prenda. Por eso le damos el OK a Luis, que se anima a sacar ese actor porno que lleva adentro. Ese mundo privado, escondido entre las perchas. Ese look que ayuda a contar una historia. Porque la ropa aporta, no adorna.

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Cómo lograr un buen servicio

(más allá de los courts...) Por ROSCOE TANNER

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ntes que nada debería pedir disculpas por haber omitido en mi presentación (hace dos números) algunos datos significativos de mi vida. Pensé que con la referencia a la final con Borg bastaba; pero sí, es cierto, podríamos decir he cometido más de una doble falta fuera de la cancha: más de una vez caí preso, he firmado algún que otro cheque sin fondos y, acaso por mis pecados, un buen día me entregué al Señor… ¿Qué más? No es el lugar (ni tengo espacio) para explayarme. Y si realmente les interesa mi lado oscuro, siempre pueden consultar en Google. Pero volviendo a lo que realmente nos interesa –analizar los buenos servicios–, el otro día, en un depto. de la calle Corrientes, me llamó la atención Lolita. No le dabas más de 20. Menudita, fibrosa, pechos ídem apodo, insinuante como un aviso satinado de Caro Cuore, pura lencería cachonda y esa sonrisa pícara, como si se hubiese tomado en serio a la criatura de Nabokov. En ese desfile fugaz que siempre hacen, competía con Roxy, pero el partido era desigual por donde se lo mire. Ray Charles con las manos atadas lo hubiese solucionado con el olfato. Así y todo, antes de pagar, siempre es bueno escuchar la opinión de Lamadama. “La verdad, la verdad –me dijo–, hace poco que está. Roxy tiene más experiencia. Pero Lolita tiene una ventaja. Cuando vienen por el aviso, yo les pido el currículum. Para ver si tienen experiencia, ¿viste?, esas cosas… Y me gustó que me dijo: ‘mirá, yo no soy como la mayoría de las chicas, que eligen esto por obligación. Madres solteras con un hijo que alimentar. Yo no. Tengo 22, quiero plata, no tengo novio y encima me gusta… Bueno, eso... ¡Y acá encima me pagan!’”. Así de sincera es Lolita. Cuánta vocación, oh, my god. Eso sí, me prometió que iba a buscar “el libro ese que se llama como yo”, me dijo. Y cuando se enteró de que lo mío era básicamente periodístico, se empezó a reír. “No sabés la cantidad de colegas tuyos que vienen por acá”. Obvio que le pedí nombres. “No insistas, no puedo. Es como ustedes, que nunca quieren revelar la fuente, ¿o no?”. Me dejó mudo y, sobre el final, un interrogante: “OK, ya me dijiste que lo tuyo es el tenis, pero ¿sabés realmente lo que me intriga? ¿Quién va a ser el macho que en el próximo partido de la Selección se va a animar a hacerle la primera pregunta a Diego?”


PICADO Seco, pero no enfermo Fue el último club desafiliado de la AFA. Sportivo Palermo. Una crónica de las andanzas de un equipo que recuerdan los abuelos, y algunos de nuestros padres, viene bien para meternos en el apasionante mundo de los equipos que gozaron de la gloria engominada. ¿O usted no cree que alguna vez en la tabla de posiciones se lucía “El Ultimátum”?. Por EDGARDO IMAS

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n la historia del fútbol argentino quedaron por el camino centenares de clubes. Algunos se retiraron con una respetable trayectoria en la era amateur, hasta 1931: Atlético San Isidro, Belgrano Athletic y Estudiantil Porteño perduraron y se hicieron fuertes en otras disciplinas deportivas; en cambio, el mítico y multicampeón Alumni se disolvió. Pero la mayoría, que como jirones se fueron desafiliando de la AFA y sus antecesoras, desapareció y quedó en el olvido. Ocurrió con Maldonado, El Ultimátum, Deutscher Fußball Verein, El Aeroplano, Enigma, Juventud Libre, Charley y Oriente del Sud, animadores de los torneos del Ascenso a comienzos del siglo XX. Luego llegarían las despedidas de los desaparecidos Arsenal de Llavallol y Defensores de Corrientes y del único club de la colectividad judía afiliado a la AFA, Macabi, o el sindical Luz y Fuerza. Las últimas sangrías que sufrió la AFA ocurrieron en los 80. Se marcharon de la D Piraña, Sportivo Pilar y Defensores de Almagro (los tres aún existen). No es el caso de Sportivo Palermo, el último club que se desafilió de la AFA, en febrero de 1984, y que al poco tiempo desapareció. En 1983 se despidió con una pobre campaña en Primera D. Duele confrontar la virtual evaporación de Sportivo Palermo con su rica historia y su aporte al fútbol. Fundado en 1908, se afilió en 1916 y al año siguiente ganó el ascenso a Intermedia, por entonces antesala de la Primera. La segunda gran escisión del fútbol, a mediados de 1919, la afrontó fusionándose con Eureka, un equipo con cancha en Floresta. Sportivo Palermo impuso su nombre y sus colores azul y blanco. De este modo, en 1920, los palermitanos ya estaban en Primera, donde permanecieron trece temporadas. En 1922 obtuvieron su mayor logro: subcampeones de la Asociación Argentina. Su difícil reducto estaba en la intersección de Canning con el Río de la Plata, zona muy anegable. Por esos años, Sportivo Palermo abasteció a la Selección

de grandes figuras: Carlos Izaguirre, Adolfo Zumelzú y Juan Evaristo, half izquierdo presente en las dos finales perdidas por la Argentina ante Uruguay: Juegos Olímpicos 1928 en Ámsterdam y Mundial 1930 en Montevideo. En las décadas siguientes se desafilió y regresó tres veces, deambulando por el Ascenso. Disputó el primer torneo de la C, en 1937, y se benefició con dos ascensos por reestructuraciones decididas en la AFA (1956 y 1963). Su cancha estaba en Villa Lynch. Con la caída a la D en 1970, empezó una debacle de trece años, ocupando los últimos puestos y sin cancha. El volante Carlos Fabregat ( ex Ferro, Lamadrid y Luján) llegó a Sportivo Palermo en 1983: “Había muchos chicos de la zona de San Miguel, por eso entrenábamos en Juventud Unida, martes, miércoles y jueves. Nunca conocí la sede y casi no había socios. No teníamos utilero y el técnico traía la ropa. Los dirigentes eran tres o cuatro; gente grande de antes, muy decentes. Hacían de boleteros y de hinchas. Todo lucha, corazón y amor. Benito y yo éramos los únicos que cobrábamos unos pesos; siempre cumplieron”. En su última campaña, Sportivo Palermo jugó en cancha de Brown (Adrogué). Terminó antepenúltimo en su zona. “Imaginate lo que era para nosotros jugar con San Martín o Laferrere. La gente que llevaban a la cancha. Aún así, hicimos una aceptable primera rueda, con un equipo humilde. Hasta le empatamos a San Carlos en Berisso y goleamos a Paraguayo”, saca pecho Fabregat. El 27 de agosto, por la penúltima fecha, igualó 2 a 2 con Victoriano Arenas en Valentín Alsina, y apenas juntó diez jugadores, sin suplentes. El sábado 10 de septiembre de 1983, Sportivo Palermo jugó su último partido: 0 a 0 con Yupanqui, con el arbitraje del luego internacional Luis Olivetto. Los problemas económicos significaron el final. Se desafilió y, agobiado por un préstamo abusivo que los desesperados dirigentes habían tomado en la dictadura, desapareció al poco tiempo. Hoy, un sitio en Facebook nuclea a un puñado de nostálgicos que afirman su deseo de refundarlo.

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La represión contra los jugadores uruguayos en el repechaje contra Honduras y el retiro de Uruguay de la competencias de FIFA desatan una visión en el mundo del fútbol. Obama, Crsitina y Lula fundan la FIFA de la Libertad y organizan un Mundial paralelo al de Sudráfrica, en el que se pone en juego la Copa Julio Grondona. Pablo de Biase, tal vez, en esta oportunidad, haya pergeñado su delirio más logrado. Pero, ¿es imposible que esto suceda? Por PABLO DE BIASE Ilustraciones NÉSTOR TAYLOR

Camp David, Maryland, Estados Unidos, noviembre de 2009 El alba del estío, pensó mientras miraba, detrás de los cristales, las hojas apenas acariciadas por el rocío de antes del amanecer, que permanecían indiferentes a las referencias otoñales del almanaque, que sostenía que noviembre era tiempo de hojas muertas. Despertó de Rimbaud al percibir cierto sordo ruidillo que crepitaba entre la frondosidad de los jardines y el parque de la residencia, que no lo producían grillos sino un centenar de agentes de seguridad e inteligencia cuya función real no terminaba de quedarle clara. No podía asegurar si lo cuidaban a él de los peligros externos, o si cuidaban al exterior del peligro que él representaba. Otro grillo vibraba sobre la mesita de vidrio junto al sillón desde el que contemplaba el parque de Camp David a través de un gran ventanal. El celular en cuestión era el número rojo escarlata, el que sólo sabía Sweet Potatoe1, su asesor personalísimo en cuestiones menores (muchas veces, decisivas). Sus “gestiones” y apreciaciones sobre lo que ocurría a pocos kilómetros de allí le resultaban mucho más certeras y útiles que la opinión de la pandilla de politólogos y opinólogos de las cadenas de TV. Algunos kilómetros fuera de Frederick, Maryland, más precisamente en el Capitolio, en Washington DC, se gestaba y se “gestionaba” en el Senado un hecho que podía resultar histórico para Estados Unidos: la aprobación o no del proyecto de Plan Nacional de Salud que él –Barack Obama– había enviado al Congreso. Cada tanto encendía el televisor, para que la negra bocona que conducía la transmisión de la CNN a esa hora diera entrada al móvil en el Senado y sus pasillos pletóricos de ecos poco saludables, al sociólogo de Harvard, Harvey Filkenstein, desde su cabaña en algún rincón de Massachussets, a Jonas McPherson, especialista de la casa en políticas sociales, allí en estudios, en Atlanta, en plena madrugada. Y no faltaba algún californiano deprimente al que sacaban de su cama, bronceado y resacoso, para que opinara sobre los peligros socialistas de que los ancianos dejaran de morir encadenados a las vallas metálicas de un hospital, amarillos como limones. Se había hecho de mañana, ya, y parecía que la fucking bocona de la tele, con su necesidad de una buena dosis de purgan-

tes a flor de labios, iba a anunciar que en cualquier momento se produciría la votación y que los votos “daban” (incluido el inclasificable senador republicano independiente por Wisconsin, que se creía una réplica de Abraham Lincoln), tal cual le había anticipado Sweet Potatoe un rato antes. El sol bajaba por el follaje de la residencia presidencial de descanso en la que Jimmy Carter, Anwar el Sadat y Menahem Begin habían firmado el acuerdo de paz, 31 años atrás. Quince minutos después, contento con el informe de Sweet Potatoe se restregaba los brazos y se disponía a poner un rato SportsCenter antes de desayunar con su familia. Las cosas no resultaron tan amables para el presidente de Estados Unidos. El Senado aprobó la Ley Nacional de Salud, pero ver ESPN y a una parte de su familia le provocó dolor e ira en grandes proporciones, tanto como para empañar la alegría del triunfo parlamentario.

Una Barbie encapuchada y la obra del demonio Barack Obama se acomodó nuevamente en el sillón y cambió a la señal americana de ESPN. Pasaban entonces un informe sobre la conferencia Oeste de la NBA, cuya marcha ignoraba, deseaba saber cómo iban sus queridos Bulls y estaba dispuesto a aguardar que llegara el turno de la conferencia Este disfrutando de una taza de café. “Puff”, exclamó con asco mientras escupía el café, incapaz de refrenar su sorpresa. Malia Ann, su hija mayor, de 11 años, había irrumpido llorando con una muñeca en la mano. –Papá –gritó, llorando–, me mandaron otra Barbie encapuchada. –¡No lo puedo creer! –contuvo la voz Obama, mientras por dentro realizaba un ejercicio de control mental que solía resultarle bien–. ¡Me cago en la leche! –pegó un grito, ratificando que el control mental también puede fallar. Desde hacía unos meses, y violando todos los protocolos de seguridad, a su hija le llegaban encomiendas con muñecas Barbie con la capucha del Ku-Klux-Klan. Michelle se llevó a la niña consigo y dejó solo al hombre que se sentía más solo que un cero solo. Las horas pasaron en su despacho, aprovechó para leer un rato y descansar. Puso la tele y se atragantó con NOVIEMBRE 2009 | UN CAÑO 55


un poco más de fascismo americano: los reverendos William Criswell y Billy Graham condenaban la Ley de Salud como obra del demonio y Jeb Bush había llamado a desalojar al castrismo de la Casa Blanca. Y eso no fue nada. El plato fuerte llegó cuando volvió a poner la señal de ESPN. El informe de la NBA, en su repetición, daba cuenta entonces de las últimas fechas de la Conferencia Este, estaba por llegar el turno de los Bulls… ¡y zácate! Estudios centrales, el conductor con cara de estreñido y la denuncia de una vergüenza en las Eliminatorias por el Mundial de soccer de Sudáfrica 2010. Una vez más la confusión entre nacionalismo y deporte había terminado con la represión de los deportistas, en este caso, los futbolistas uruguayos, víctimas de los palazos de la guardia civil que respondía al “gobierno provisorio” (le decían así, sin morirse de vergüenza) de la República de Honduras. Con las imágenes de la señal internacional de ESPN en pantalla, se exhibía cómo las tropas que debían custodiar la seguridad entraban a la cancha a reprimir, como si fueran estudiantes en una marcha, a los jugadores uruguayos tras la sanción de un penal “inventado” para Honduras en el primer minuto de descuento. Forlán y Scotti, chorreando sangre de sus rostros, se retiraban al vestuario entre los palazos. Desde Montevideo, el prolijo Tabaré Vázquez se mostró sanguíneo como nunca: “Esta vergüenza de la dictadura de Micheletti es un ejemplo más de cómo la barbarie se apoderó de Honduras. Exigimos, tal cual se pronunció la Unasur, el retorno inmediato al poder del presidente constitucional Manuel Zelaya y, junto con el presidente de la AUF2, anunciamos que no se jugará el partido en Montevideo, que Uruguay se retira de la competencia, esperando que prime el buen criterio en la FIFA y no haya sanciones contra quien intentó jugar limpio. –¡Ese es el problema! –exclamó Obama, esclarecido por las palabras de quien nunca fue marxista. El problema, entendía ahora el presidente de Estados Unidos, pasaba por barajar y dar de nuevo. Un mundo a la deriva no iba a reencontrar el rumbo con las naves que se iban a pique. El FMI, la Reserva Federal y la FIFA eran precisamente eso: buques a la deriva en un océano cuyas aguas habían cambiado, ¡necesitaba ser navegado con otras naves!

El sueño de los héroes El presidente Lula se acariciaba la barba mientras reprimía los deseos de expulsar de su despacho a ese insolente joven paulista, con acento de Nueva Inglaterra, que había vuelto del MIT3 con deseos de aplicar las nuevas tecnologías del marketing político en su propio cuerpo, el de él, Luiz Inacio Da Silva. No aguantó más. –Señor presidente, afeitarse, mostrarse con el rostro limpio, tranquilizaría a algunos mercados. –Si querés que tu mamá siga tranquila, esfumate, mariquita proyanqui. ¡Mirá si me voy a afeitar porque un pelotudo que no sabe atarse los cordones lo estudió en Boston! “¡Ay, Brasil, na, na, na, na, naná, naná..!” El teléfono, que no era rojo sino negro pero al que le decían rojo, estaba sonando con esa musiquita que se le había pegado, en su despacho, en Brasilia. Era Obama, quien le consultó algo y lo sumó a una cruzada que podía cambiar el rumbo del mundo, y del declinante Occidente capitalista. Cortó, tomó el teléfono de al lado y ordenó escueto: comuníquenme con Dunga.

El suelo de los héroes 56 UN CAÑO | NOVIEMBRE 2009

En Olivos, muy cerca de Buenos Aires, Cristina Fernández se hallaba en su cuarto de vestir junto con su modisto, quien le estaba probando el sexagésimo cuarto tailleur gris que intentaba realizarle en cuatro años y que sabía que correría la misma suerte que los intentos anteriores: sería rechazado por la conductora de los destinos patrios. Es mentira lo que sostienen las malas lenguas, de todos modos. Nunca llamó Paquito al modisto, ni intentó introducirlo en las verdades elementales del peronismo revolucionario. Sonó el inalámbrico de “su” teléfono rojo y Cristina se estiró a atender, olvidando que Panchito, digamos, sostenía 19 alfileres con sus labios y el talle de la pollera con sus manos. Cristina Fernández dijo “hello” y Panchito tan sólo “oooops”, antes de caer desangrado. La Presidenta había intuido que Obama la necesitaba, por eso respondió en inglés (no intuyó empero que Panchito le haría juicio cuando recobrara el habla). Una vez instalados los traductores, Cristina, habló en castellano mientras su esposo, apoyado en el marco de la puerta intentaba darle letra, como todo marido sabelotodo, mientras Panchito gemía desde el baño. –Por supuesto, señor presidente. Estoy al tanto de lo que sucedió con el infamante gobierno de Micheletti en Honduras… Cristina hizo una señal con las cejas, gesto al que le costó un tanto desprenderse de la nariz, en dirección a su marido, con la intención primigenia de que hiciera callar al gimiente modisto, y no para que le agregara comentarios sobre el partido Honduras-Uruguay, pero la familia es la familia… –Ah, sí. Me dicen que, además, tenían el pito comprado –agregó Cristina compenetrada con la charla. La risotada que largó Obama del otro lado de la línea desconcertó a la Presidenta, quien ya tenía fijo en su rostro el gesto de sorpresa. –La presidenta argentina dice que Micheletti tiene una prótesis peneana– le susurró Obama a Larry Summers, uno de sus principales asesores, en Washington DC, tapando el teléfono. -Me parece muy bien –dijo Cristina al escuchar las palabras de Obama–. Les avisaré a Diego y a Julio para que se pongan en campaña, no habrá problema con eso. Ahora, ¿cómo hago para que Chávez se ponga una camisa celeste y se muestre parco en sus declaraciones?

La Copa Julio Grondona En el despacho del jefe de asesores, se hallaban Barack Obama, Larry Summers, Hillary Rodham, dos asesores cuyo nombre no viene al caso y Zenón Cáceres Benítez, uno de los agregados culturales del Departamento de Estado para el área América Latina. La orden de Obama había sido terminante: “Envíenme al uruguayo de más alto rango que tengamos en la administración”. Se sabe, en la lógica anglosajona, quien dice uruguayo puede entender paraguayo, y lo del rango siempre es relativo. –Le aseguro señor Presidente –decía Zenón, ceremonioso, sin entender por qué se hallaba rodeado por tantos notables–, que don Julio Grondona es un hombre de bien, un prócer del fútbol, al igual que don Nicolás Leoz (ambos le habían dado una gran mano 20 años atrás, cuando sospechado de trabajar para la CIA, le limpiaron el prontuario designándolo inspector de la Conmebol; pequeñeces, bah). –¿Cómo es el asunto éste de la lucha de Grondona contra los monopolios televisivos? –intervino Summers, asombrado por un informe de inteligencia que podía ser tanto de un ex espía sovié-


tico, un genuino topo, como el de un próspero comerciante de Sarandí que trabajaba por el engrandecimiento del deporte, o el de… –¿Y está seguro de que las vinculaciones de Maradona con Castro y con Chávez no llegan a Grondona? –Por supuesto que no. En pocos minutos más, a pesar de las suspicacias de Summers, Obama no tuvo duda de que Grondona era un auténtico liberal, un dirigente responsable que sabía que no se podía ceder a todas las presiones de las corporaciones televisivas. No tenía dudas tampoco de que la voluntad de la AFA de trabajar con la televisión estatal estaba basada en un sensato juicio minskyano4, bastante más sensato, por cierto, que el de muchos de sus asesores económicos, quienes parecían más ávidos que las corporaciones por “retornar a la normalidad”. La cruzada futbolística de Obama implicaba una tarea diplomática de alto vuelo, a la par que sacudía muchos intereses creados, tradicionalmente arraigados y difíciles de distinguir, sin más, de ciertas genuinas pasiones futboleras. Pero así como en 1930, Uruguay había organizado en América, con mayoría de países americanos y boicot de las potencias europeas, el primer Mundial de la historia, rindiendo homenaje al organizador y presidente de la FIFA, Jules Rimet; en 2010, Uruguay volvería a organizar en América, y con mayoría de países americanos, un nuevo campeonato mundial de fútbol: el de los Pueblos Libres. Esta vez, la Copa llevaría el nombre del gran padre del fútbol americano, el que llevó alta la bandera que le legó Joao Havelange en la FIFA. Si en el 930 se jugó la Copa Jules Rimet, en el 010 del nuevo siglo se disputaría la Copa Julio Grondona, en homenaje al primer presidente de la FIFA de la Libertad, una

escisión que a la poderosa UEFA5 no le disgustaba del todo, cansados sus clubes de ceder sus tesoros de dos piernas a esas tenebrosas selecciones del tercer mundo. Claro, lo que no intuían en la UEFA era que la FIFA paralela a la de Blatter (suizo y hombre de la UEFA, al fin de cuentas y presidente de la FIFA que organizaba Sudáfrica 2010), la FIFA de la Libertad, levantaría una oleada de nacionalismos autonómicos en los distintos países de Europa, alzando una nueva trinchera cultural de resistencia, y generando un caos descomunal en la compleja legislación sobre transferencias de pases de futbolistas. Lula convenció a Dunga y a los principales jugadores de Brasil de que se unieran a la causa. Cristina Fernández hizo lo propio con Julio Grondona, quien pronto pasó a compartir cartel con Manuel Zelaya, el hondureño depuesto. Convencer a Diego de que aceptara visitar Estados Unidos –previa limpieza de un expediente del Departamento de Estado, lleno de drogas y castrismo–, en tanto, fue obra de Hugo Chávez, quien más que convencerlo casi le hace perder una oreja. Bastó un minuto para que Diego dijera que sí, Chávez, en cambio, necesitó 58 minutos para recitar de memoria el resumen de su nuevo ensayo: “Perón, la UES, los Juegos Evita y la génesis de la Juventud Deportiva bolivariana”. La batería del celular recalentó tanto que el Diez casi queda peor que Holyfield después del tarascón de Mike Tyson. Julio Grondona y Diego Maradona se hallaban en el Salón Oval de la Casa Blanca, donde los recibió unos minutos Obama, luego de la ceremonia protocolar, que había tenido lugar en las escalinatas, con banda militar y público agitando banderitas yanquis, en la que el presidente de Estados Unidos le había otorgado la MeNOVIEMBRE 2009 | UN CAÑO 57


dalla de la Libertad6 a Julio Humberto Grondona por su defensa de la paz mundial y la democracia. Durante la ceremonia, el discurso de Obama, entre cuyos invitados se hallaban en primer término Lula, la Presidenta argentina y Manuel Zelaya, presidente constitucional de Honduras, depuesto por un golpe militar encabezado por el vicepresidente Micheletti, le sacó chispas a los parlantes: “Así como luchamos en cada foro internacional por la restitución de Manuel Zelaya en la presidencia de Honduras, no tengo temor en denunciar que el Mundial de Sudáfrica es el Mundial del apartheid democrático, y lo boicotearemos como en su momento boicoteamos el propio apartheid. Si la selección de Honduras, al igual que su ilegítimo gobierno, pretende resolver las cosas a los golpes, la democracia yacerá postrada. Por eso, el deporte debe lavar sus propias afrentas y organizar una Copa del Mundo a la altura de las exigencias democráticas de nuestro tiempo. Por eso, la Copa de los Pueblos y la Libertad llevará el nombre de un auténtico defensor de las libertades públicas y los derechos humanos: Julio Humberto Grondona”. Ya en el salón oval, el traductor expresaba el repudio a lo sucedido en Honduras y exaltaba las figuras de Grondona y de Manuel Zelaya, presente en la ceremonia, mientras Diego le hacía unos extraños gestos a don Julio, inflando el carrillo izquierdo. –¿Qué pasa, Diego? –preguntó en un susurro, Grondona. –Jefe, ¿en esta zapie no fue donde la Lewinski le sopleteó el micrófono a Clinton?

Montevideo, Uruguay, junio de 2010 La Copa de los Pueblos y la Libertad tuvo su primera edición en Montevideo, 80 años después del primer Mundial. Además de todos los países miembros de la Conmebol7, la

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Concacaf8, exceptuada Honduras cuya clasificación a Sudáfrica 2010 fue reconocida por la FIFA oficial, diversas selecciones de Europa y Asia participaron de la competencia. La final fue disputada entre los locales, como suele suceder en Montevideo, y la selección de Catalunya (integrada, entre otros, por Xavi, Iniesta, Puyol y Messi, quien adoptó la nacionalidad catalana y fue autorizado por la FIFA de la Libertad para jugar en ese seleccionado). El triunfo de los catalanes fue inapelable: 4-0 (con dos goles de Messi). En la ceremonia de premiación, el presidente de la República Oriental del Uruguay, José Mujica, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y Manuel Zelaya entregaron las distinciones a ambos equipos. Julio Grondona, barbado, con guayabera y con gruesos lentes, pensaba entre filosófico y divertido: “Todo pasa, sí, ¿pero tanto?” La tapa de Clarín del 16 de junio llevaba como título principal un informe sobre el tipo de celular que prefieren las argentinas. Más abajo, sobre el costado inferior derecho de la portada, se veía una foto de Messi recibiendo la Copa Julio Grondona de manos de Mujica, Zelaya y Obama. El título del matutino no se salía de las generales de la ley, era lacónico, impersonal y objetivista: “Catalunya obtuvo el Mundial K”. 1. Batata, en inglés. 2. AUF. Asociación Uruguaya de Fútbol. 3. Massachussets Institute of Tecnology. 4. Por Hyman Minsky, economista no ortodoxo, contemporáneo de John Maynard Keynes, tan o más responsable que éste en el salvataje teórico de las crisis financieras del sistema capitalista mundial. 5. Unión Europea de Fútbol Asociado. 6. Máxima distinción que Estados Unidos otorga a los civiles extranjeros. 7. Confederación Sudamericana de Fútbol. 8. Confederación Norte, Centro América y el Caribe de Fútbol.


PICADO Había una vez un bru Un aperitivo rumbo al Mundial 2010. Todos los equipos sudafricanos cuentan con un brujo en el plantel, y así el torneo local se ha convertido en una rareza en el ambiente del fútbol. Un argentino en tierras de Mandela nos cuenta anécdotas y maravillas de un campeonato que acepta la ayuda del más allá, del más acá y, diría María Elena, sin ton ni son. Por MARCELO ORLANDINI

Y

a nada ni nadie podrán quitarle a Sudáfrica la magia que genera una Copa del Mundo. Mucho menos en un continente donde la creencia en lo sobrenatural es común. “La utilización del witch doctor (algo así como un brujo o hechicero), es habitual en gran parte del continente. En Sudáfrica se le llama muti man. Los 16 equipos de la liga local tienen el suyo. Es algo cultural, no sólo para el futbol, para la vida. Creen firmemente en el muti...”. Argentino, director técnico y preparador físico, Miguel Gamondi sabe de lo que habla. Desde 2005 trabaja en el fútbol sudafricano, con una breve escala por el Hassania Agadir de Marruecos: “Hay clubes grandes que a las cuatro de la mañana del día del partido, por indicación del muti man, meten a sus jugadores en el río a la espera de los ancestros. También es normal que los futbolistas hagan fuego en las habitaciones de los hoteles, se tapen con sábanas y se queden transpirando… Hay otros que por un esguince de tobillo van a ver a su muti man y regresan cortados con hojitas de afeitar en el lugar de la lesión”, revela el manager del Platinum Stars FC. La influencia de los médicos brujos en el África Subsahariana es muy fuerte. En la Copa Africana de Naciones (CAN) 2002, los dirigentes de la Confederación decidieron tomar medidas para no dar “una mala imagen ante sus pares de la FIFA” y prohibieron que los brujos fuesen parte de las delegaciones. Hasta entonces, más de la mitad de las selecciones habían acreditado “asesores especiales”. Gamondi advierte que “todos tienen un brujo oficial, que gana mucha plata. Hay un comercio atrás. Yo soy manager: discuto los contratos, manejo los números… Y por supuesto, tengo un dinero destinado para el muti man que en el presupuesto figura como Special Project…”. Los brujos no estuvieron acreditados en la CAN 2002, pero que los hubo, los hubo. En la semifinal Mali-Camerún, el entrenador de arqueros de Los Leones Indomables, el legendario Thomas N’Kono, terminó detenido porque en medio del encuentro utilizó un polvo extraño conocido como Gri-Gri. Claro está, Camerún ganó 3-0… El ex mundialista, uno de los mejores arqueros africanos de la historia, es todo un ejemplo de las creencias mágicas. Hoy, con 40 grados, buena parte de los ar-

queros africanos usan pantalones largos. La moda fue impuesta por N’Kono, ya que un brujo le aconsejó que los utilizara para cuidar las piernas y agilizar las manos… Ojo, al bueno de Thomas no sólo lo imitaron los guardametas. “Cuando jugaba, N’Kono recorría el área chica escupiendo agua. Hacía como que purificaba su arco –relata Gamondi-. Empecé a copiarle la receta en los partidos de visitante de la Champions League africana, donde siempre te hacen algún muti. Entonces, vos vas por la cancha escupiendo agua y se ponen locos. Es como que les contrarrestaras la brujería. Acá es así: la noche previa a los partidos hay seguridad en los estadios para que los rivales no te claven el muti o te pongan algún amuleto”. “El sacrificio de animales también es muy común. Cuando estaba con la selección de Burkina Faso fuimos a jugar a Togo y el camino al vestuario era un reguero de sangre de gallina”, recuerda Miguel, quien además trabajó en Libia, Costa de Marfil y Túnez. Lamentablemente, algunas veces la sangre llega a las tribunas. Oscar Fullone Arce, un DT argentino con más de 25 años de trabajo en África toma la palabra. “En 1984, en Nigeria murieron 47 personas en el estadio de Lagos. El arquero del ASEC Mimosas (Costa de Marfil) fue a colgar su toalla en la red y tiró una bolsa con los guantes adentro del arco. La gente pensó que se trataba de un fetiche. No querían empezar el partido hasta que alguien sacara la bolsa; nadie la quería tocar. Hubo revuelo y avalancha que terminó en tragedia”. Fullone Arce fue el guía de Gamondi en sus primeros pasos por África. Por supuesto, Miguel vivió sus experiencias. “Hace poco terminé sentado en el piso de tierra de una choza. Allí un muti man hablaba e invocaba a los ancestros. Al final, el partido lo perdimos, pero cuando volvíamos de la cancha, tuvimos un accidente. Se nos cruzaron unas vacas en la ruta y chocamos. Fue tan duro el golpe que matamos a dos. Una de ellas pasó por arriba del parabrisas. No podíamos creer que hayamos salido vivos. Nacimos de nuevo. Por ahí, el brujo nos salvó la vida”. Creer o reventar. Y si la elección es creer, problema en puerta. “Los sudafricanos son locos por Brasil, incluso más que por su Selección”. Como si no les alcanzara con ser campeones de la Copa Confederaciones, dominadores del fútbol Sudamericano y grandes candidatos al título, los verdeamarelhos encima contarán con todas las brujerías locales a su favor… Así no vale. Así no hay bidón que alcance… NOVIEMBRE 2009 | UN CAÑO 59


recuerdo funebrero. Que tengan éxito en la revancha y desde acá un abrazo fuerte a todos los que integran la redacción.

Asunto: EX ÁRBITRO 1 De: Juan Carlos Demaro

Por favor, escriban corto. Quedaron cartas pendientes, las que serán publicadas en el próximo número.

Asunto: EL ESPÍRITU DEL JUGADOR De: Nicolás Canzoniero Hola gente de Un caño: Me puso muy contento la reaparición de la revista, ya que había oído hablar de la misma pero nunca la había comprado. Al enterarme del relanzamiento, salí a buscarla y la conseguí. Debo decirles que no me decepcionó en lo más mínimo, y aún más, me animo a enviarles éste correo porque creo que entienden el fútbol de la misma forma que yo. Les cuento: acá en Bariloche somos un grupo de amigos que jugamos al fútbol en una cancha llamada El Morro, donde cada uno sabe que tiene un lugar así seamos ocho o veinticinco, así se tengan 19 ó 65 años. Es una cancha en donde el lateral se cobra cuando la pelota toca el pasto, así que imagínense las “frutillas” con las que volvemos a casa, ante la infalible mirada de nuestras mujeres que transmite un implacable “ya sos un boludo grande... dejate de joder con el fulbito”. Pero este año ocurrió un hecho que ha levantado al menos una mirada simpática de parte de nuestras compañeras luego de ver las caras con las que regresamos y las fotos del partido. Resulta que jugamos los sábados a las 14, y hace un par de sábados alrededor de las 11 estaba dejando de nevar, por lo que dijimos: “Vamos, la cancha va a estar linda”. A eso de las 13:30 y en camino hacia la cancha, comenzó a nevar con una intensidad que generó el “¿están seguros de jugar?”. Sí, estábamos seguros. No fuimos muchos, jugamos con la cancha atravesada (hay dos arcos en los laterales que son para cuando somos pocos) y nos divertimos como yo no recuerdo haberlo hecho jamás. Y se jugó en serio, no había atenuantes. Ni la nieve, ni el barro que se formaba al pisotear la nieve, ni los resbalones, ni nada. Porque el fútbol es eso. Compromiso y entrega, diversión y pierna fuerte, solidaridad y puteadas. Aclaro que todos laburamos y sabemos el riesgo que se corre ante una lesión, sobre todo en esas condiciones, pero el corazón salta del pecho cuando se va haciendo la hora y ves que el clima no ayuda y tus ganas están al palo y querés arrancar de una vez... ¡Y arrancás nomás! No me voy a poner serio y a tirar moralina, pero quisiera que si esta carta es publicada y leída por algún futbolista profesional, recuerde lo que era el picado en el barrio, cagarse a patadas con sus amigos, después ir a tomar algo, a ducharse y a quejarse de los dolores en su casa. Entiendo que, a pesar de lo que ganan, hay presiones y temores, pero que disfruten cuando están ahí, en canchas con pasto, con las líneas pintadas, con árbitro y jueces de línea. Con compañeros y rivales con camisetas distintivas, con botines y canilleras... ¿Cómo no aprovechan eso para jugar y divertirse? Un fuerte abrazo.

Asunto: FUNEBRERO FELIZ De: Sergio Chrzanowski Señores de Un caño: Este es un año de alegrías deportivas para mí. Ha vuelto Chaca a la A y han regresado Uds. al ruedo. Muy interesantes las notas referidas al tema de tapa y las entrevistas. Gracias a Symns por el 60 UN CAÑO | NOVIEMBRE 2009

Con gran alegría festejé que hayan vuelto, por cuanto es una de las pocas revistas, sino la única, que publicó cosas de la AFA que jamás había leído. Me pongo a vuestra disposición para lo que me necesiten, a fin de colaborar en el saneamiento del fútbol, en especial en lo que hace al arbitraje del que participé por más de treinta años. Fuerza señores, sigan como lo hicieron desde el comienzo.

Asunto: EX ÁRBITRO 2 De: Juan Carlos Demaro Nuevamente les reitero mi alegría por su vuelta, es por ello que hoy, 9 de octubre de 2009, les digo que Argentina se clasifica seguro al mundial: entre Grondona y Blatter ya arreglaron los árbitros que nos van a dirigir. No les quepa ninguna duda que van a hacer lo imposible para que así suceda. Un caño: Tenía razón el ex hombre de negro.

Asunto: ENVIADO ESPECIAL AL BANCO De: Damián Quaremba Les quiero contar mi historia: Trabajo en una agencia de turismo (soy DT de fútbol). Me tocó ir al banco a pagar infinidad de impuestos. Sabía que tenía para largo, no sólo en la cola sino también en la caja. Para no esperar mirando al techo, pasé por un puesto de diarios y revistas y le pedí al vendedor algo de Fútbol. “Llevate Un caño”, me dijo el quiosquero. “Sino, tenés El gráfico...”. Recordé mis años de colección semanal de esa revista que, con el correr de los años, se hizo tan funcional al poder monopólico y me decidí por esta revista. Y celebro su reaparición porque la calidad del papel me hace acordar a la magia del fútbol que supo pregonar Claudio Borghi. Veo lo obsesiva completa y puntillosamente que está diseñada cada una de sus páginas, con estilo y pulcritud, cual esquema del gran entrenador Marcelo Bielsa, sin detalles librados al azar. No puedo negar que el diseño es novedoso, como si fuese una de las tantas nuevas publicidades del Messi virtual pero con contenidos concretos e incisivos, como lo completo que era Diego Maradona como jugador estrella, pero de y para el equipo. Eso que ahora le esta costando tanto como DT, y que ustedes en el papel reflejan a la perfección. Veo y leo que hay varias opiniones contrapuestas, pero que suman en equipo y se complementan, no como los asistentes de Ringo en su noche más soñada. Porque al fin de cuentas, luchan por un fútbol más profesional, más competitivo y más sano en todos sus aspectos. Por eso adhiero a los informes sobre “el affaire AFA”, donde todos los actores actuales colaboran para sacar su ventaja y poco les importa el bien común, el cuidado de los clubes, jugadores o aficionados. Como no les importó a los dictadores usar el deporte como motor político para seguir matando gente que pensaba diferente que luchaba por un mundo más justo. Claro, para todo cargo se necesita gente honesta, idónea como Bassedas en su cargo de manager o Babington como presidente. Y que defienda sus ideales donde quiera que vaya y ante cualquier situación, aún siendo más cappista que Cappa. Entre nota y nota, se me fueron volando los minutos en ese banco al que, por primera vez me dio gusto ir y esperar lo necesario. Al fin y al cabo, los peores veinte minutos de mi día (emulando al gran George Best) fueron los del regreso a la oficina porque mientras caminaba no podía seguir leyendo Un caño. Abrazo grande.

Asunto: AL FINAL ESCRIBIÓ... De: Juan Martínez Realmente dudé demasiado antes de decidirme a escribirles. Entre


tanto forero/facebookero desaforado y adicto a los elogios, pensé que formar parte de esa manada no es aconsejable. Además, por lo poco interesantes que son muchos comentarios, supongo que no deben leer todos los correos porque empiezan a cabecear al cuarto o quinto. Así las cosas, con pudor, sin demasiadas esperanzas de ser leído (alguna debo tener, sino para qué escribo) y ninguna de recibir respuesta (aunque sería agradable) les escribo. Y ahora sí voy al grano: Me motivó a escribirles el notar que en estos dos números de relanzamiento incluyen muchos temas que poco y nada tienen que ver con el deporte, o que en algunas notas utilizan el deporte como excusa para hablar de otras cosas. No es que no me guste el deporte. Al contrario, me encanta y por eso me acerqué a la revista. Pero entre tanto “Grondona chorro”, “aguante Diego” y demás, me parece muy positivo que se acerquen otras propuestas temáticas que ayuden a contextualizar por qué todo es como es (o algo así). Es genial que Wehbe hable supuestamente de la televisación del futbol para, en realidad, manifestar esa enorme desigualdad entre la gran ciudad y el resto del país. Desigualdad que desde el lenguaje y las costumbres lo abarca todo. Desigualdad que nadie sabe ver, a menos que provenga del lado que la sufre. Sin ser un fundamentalista antiporteño, como tampoco creo que lo sea Wehbe, me sumo a esta cruzada para, primero, la aceptación del hecho, y luego la subsanación del mismo (paulatinamente, obvio). En fin, con esta rebuscada carta, este humilde lector felicita al grupo que conforma la revista por hablar de otras cosas, centrarse en lo que más importa (y no en cuántas botineras tiene cada jugador, por ejemplo) y ayudar a pensar desde este rincón. Como para desmitificar que el fútbol, y el deporte, son cosas de brutos y ociosos. Y demostrar que, como Dolina, Caparrós o Juan Viloro, se puede pensar y amar algo tan irracional como el fútbol. Un caño: sólo te decimos que leemos todas las cartas.

Asunto: REFLEXIVO... De: Joaquín Alric Maestros del periodismo, ya no sorprende la calidad de la revista, destaco la nota con Cappa y la participación de Jorge Lanata. Pero no es sólo para felicitarlos que les escribo, sino para compartir mi molestia con cierta parte del periodismo y su necesidad de la primicia, que lo hace parecer cada vez más a Rial, Ventura y demás. Se notó específicamente en las “posibles” renuncias de Basile y Gorosito. No es serio, muchachos, esa “guardia periodística”, digna de Intrusos esperando que dos insignificantes personajes que comparten un supuesto amorío, se vayan si hacer declaraciones. Gran parte de sus colegas ansiaba la renuncia para poder dar la primicia, vendiendo rumores como información, Riquelme, Bianchi, Ameal, el hijo del Coco, Cacho Recassens, el panadero Díaz, el ruso Ribolzi, toodos en la misma habitación... y obviamente ¡Basile no renunció!, les arruino el banquete. Pero ojo, estos son los mismos periodistas que en sus programas se quejan de que no se cumplen los contratos, que no hay un proyecto a largo plazo, que los técnicos no tienen tiempo de trabajo, etc. La verdad que no me cierra. Pero gracias a Dios ¡existe Un caño!, donde escriben majestuosas plumas. Un abrazo muchachos.

Asunto: NOS CORRE POR IZQUIERDA De: Leandro Alves Voy a tratar de ser breve y conciso. Reconozco que la revista tiene muy buenas notas y que cuentan cosas que en otro lado no salen, pero me molesta demasiado el pseudo progresismo que fomentan. En primer lugar porque me parece hipócrita criticar un medio cuando se trabajó o se trabaja allí. No hace falta que dé nombres, es claro adivinar a quiénes me refiero. Si no te gusta el medio donde laburás o criticás el monopolio en el cual se encuentra el mismo, renunciá. Escriben muchas caras conocidas y no del canal Gourmet precisamente. También me parece una bajeza total

pegarle constantemente a un tipo que ya no está entre nosotros desde hace bastante tiempo y que no goza del derecho a réplica. El Gordo Muñoz habrá sido lo que ustedes quieran, me parece bien que marquen qué influencia tuvo en la época de la dictadura, pero el tipo ya no se puede defender. Pero la mayor crítica que les cabe es el doble discurso. Me parece demasiado berreta el discurso zurdo y pro Guevara que dan cuando ustedes mismos no tienen pruritos en mostrar la fiesta de presentación del primer número de este ciclo, con amigos e integrantes de la revista que muy poco tienen que ver con esas ideologías. Y si tienen que ver, realmente los felicito: lo disimulan tan bien que me hicieron creer que son lo más capitalista que hay. Un caño: Estimado. No se trata de ser o no ser capitalista. De hecho, la mayoría de quienes escriben en esta revista no pasarían un test de alcoholemia marxista. Te respondo alegremente desde el humilde rincón de los ácratas. Afortunadamente el estado no ha reglamentado sobre los requisitos para criticar a un medio de comunicación, ni a los muertos, ni a los vivos. Aquí lo que hay es mucha libertad, y también contradicciones. Muñoz tuvo 50 años para defenderse, nosotros llevamos 19 meses. La defensa de él era darle duro y duro al periodismo que ahora pregonamos. Y si no, hay lectores también para defenderlo. Y lo de la fiesta...tenés razón. Para la próxima cerraremos trato con los compañeros de algún local de Quebracho. Pablo Llonto.

Asunto: FÁNATICA De: Mariana Hola gente: Les escribo para felicitarlos porque la revis es genial, amo las notas, las fotos y el diseño. Quisiera que fuera quincenal así no los extraño tanto. Y además quería consultarles si se pueden conseguir los primeros 16 números, los tenía coleccionados y en un robo sufrido en mi domicilio se fueron. ¡Please díganme que sí! Gracias por la respuesta, sea positiva o negativa. Beso enorme. Un caño: Lamentablemente no tenemos números atrasados. Pero según nos dijeron se consiguen en Mercado libre.

Asunto: FÁNATICO De: Carlos schneider Hola amigos. ¿Cómo explicar mis días de googleo buscando novedades acerca de ustedes? Tengo todos sus números anteriores, donde el amor crecía mes a mes. El final fue abrupto, triste, porque estaban haciendo un trabajo excelente para los que disfrutamos de un periodismo distinto (y bueno). Los meses pasaron y las esperanzas se perdían, pero un día estaban otra vez ahí, a lo lejos logre divisar entre otras revistas la palabra caño, y todo fue alegría. Desde ya les digo que hay cosas que mejoraron a mi gusto y me parecen fantásticas. Ojalá sigan de esta manera. A mis amigos les cuento que compré la revista pero ni loco se las presto, así contribuyo con mi granito de arena a que ellos también gasten $12 y esta revista siga por siempre. Les manda un abrazo un fiel lector y un saludo particular a Matías Martin y Román Iucht, dos personas que admiro mucho. NOVIEMBRE 2009 | UN CAÑO 61


Asunto: DECANO DE FUSTE De: Diego Bergara Hola. Me llamo Diego, soy de Olivos, tengo 21 años y creo que tengo todos los números de Un caño. A veces no las terminé de leer, pero me puse contento al ver que volvieron al ruedo. Estoy por la mitad de la de septiembre, pese a que la compré el 24. Gracias por volver. También quería contarles algo. Yo nací en Tucumán, pero al mes de vida me trajeron para Buenos Aires. Hasta 2004 era de River, pero conocí al decano tucumano y me enamoré tanto del club que empecé con la idea de formar una filial ¿Ustedes se dirán que pasó? Y yo resumo: en 2008 vino el presidente Carlos Hasbani y conoció a los 5 integrantes de ese proyecto. En 2008, con el ascenso, la filial tuvo su primer viaje a Sunchales y así empezamos a crecer. En el Nacional B yo ya era conocido como el presidente de la filial Buenos Aires, pese a que Atlético Tucumán no tiene filiales en ningún lado porque no figuran en el estatuto del club. Con 19 años me subí a este barco y en junio de 2009 me bajé. Junto con otros decanos logramos hacer esto: http://www.filialdkbsas2.blogspot.com/ En el ascenso con Olimpo, el presidente Mario Leito nos prometieron reservar las entradas a la cancha y no me dieron nada. Luego, conseguimos entradas pero me bardearon muy feo y me enojé con los dirigentes por su boludeo. Ahí es cuando me di cuenta que las dirigencias prefieren a los barras bravas y no a los verdaderos hinchas. Ojalá mi decano se mantenga… Que este regreso sea con todo… no hay que bajar los brazos… pero a veces necesitas que te banquen para lograrlos… Gracias por tantas compañías en el baño y en el tren. Si sacan remeras de Un caño quiero la mía, desde ya un abrazo enorme y larga vida a Un caño…

Asunto: PORTEÑO OFENDIDO De: Jorge Buamden Vale aclarar varios puntos sobre la nota de Osvaldo Wehbe. Empieza la nota enojado cuando dice “no hay quien diga Interior de mala leche. Pero Interior de qué”. Cualquier porteño (entendiendo porteño por la persona que vive en Capital y no la que vive en un puerto) que haya ido a algún lugar del Interior se sintió discriminado. De hecho, en general es la gente del Interior la que discrimina más a los porteños que la gente de Capital a la del Interior. Alcanza con ver cualquier partido de fútbol que se juegue fuera de la Capital. Usted señor Wehbe alguna vez escuchó que se cante “gente del Interior hijos de puta…”, bueno, yo si escuché que se cante “porteños hijos de puta”. Se dice Interior para diferenciar la zona que no es la más céntrica del país, lo cual no tiene nada de malo. No se dice Interior de forma discriminatoria. Siguiendo con la nota, Wehbe afirma que el fútbol para todos termina en Capital. Error. El fútbol para todos también llega al Conurbano. En otro punto el periodista habla de la diferencia entre la B metropolitana y el Argentino A. Buen dato, pero me resulta raro que no diga que el campeonato de la B Nacional (una categoría superior), por si no se dio cuenta, está formado por 13 equipos del Interior y 7 de Capital y GBA. Entonces, si nos quejamos de una cosa, hablemos de todo también. Por último, solo me queda recordarle que la radio para la cual usted trabaja está en la Capital Federal. Un caño: Estimado Jorge : Lo primero es agradecerte por escribir a Un Caño . Y por tus apreciaciones sobre la nota del número anterior. Reafirmo mis conceptos allì expresados. La palabra “interior” vive en la cultura de todos nosotros y es por eso que no soy capaz de decir que se use con maldad o desprecio. Sí, desde el vocablo mismo hay un error cuando ese “interior” parte desde un único lugar: Buenos Aires. Lo que no es Buenos Aires es interior. Lo que no es Madrid o Londres no es interior; por ejemplo. El cántico tribunero al que haces referencia opera junto a la pregunta de si fue primero el huevo o la gallina. En Buenos Aires no cantan “interior... hijo de p…”, porque no hay demasiados motivos. Y tal vez desde la geopolìtica, a la inversa, hay màs de uno. 62 UN CAÑO | NOVIEMBRE 2009

Si no nombré en la nota a la B Nacional es porque me parece un buen campeonato. El mejor. El más parecido a la Liga Nacional de Básquetbol por ejemplo. Y las diferencias entre los esfuerzos del Argentino A y la B Metropolitana para un mismo premio están a la vista. Finalmente te cuento que trabajo en Radio Continental de Buenos Aires, una radio argentina, al igual que la FM Maradó de Río Cuarto y Cadena Tres de Córdoba. No hay diferencias. Salvo opinión en contrario de algún unitario. Osvaldo Wehbe.

Asunto: ELOGIO CALIFICADO De: Hugo Asch Hola. Veo que salió el número 2 de esta nueva etapa, lo que significa... que ya hay una nueva etapa, nomás. Que les dure, chicos. He leído los números de la etapa anterior también, así que soy un viejo lector, dicho esto con todo respeto para mí mismo. Los felicito por la constancia, la convicción, la cabeza dura por seguir, pese a todo. Conozco el medio editorial (nada he hecho en toda mi vida excepto ocupar ese horrible lugar en el mundo) así que sé que la cosa no sólo es difícil, ¡es medio imposible! Pero bueh, nada, mientras dure que sea para toda la vida y que la vida nos dure a todos, muchachos. La revista me divierte. A veces sonrío, o me indigno por algún texto que me parece endeble. No importa. Lo disfruto todo. Son entrañablemente naif a veces, políticamente correctos en lo políticamente incorrecto y otras paradojas circulares, pero la verdad es que en estas páginas hay cosas que de ninguna manera se encuentran en otros medios y eso es bárbaro, che. Insistir con eso es menos sorprendente que conmovedor. El fútbol, si no sirve para derramar la irracionalidad feroz que enfrente al espíritu público, como aconsejaba Artaud, ¿para qué coño serviría, no? Yo soy de Racing, así que debo confesar que el fútbol no me gusta, técnicamente hablando. Lo mío es el boxeo, les juro. Lo lindo que tiene el fútbol es que es líquido, como el peronismo. Entra perfectamente en el envase que lo contiene. Un mismo hecho menor (el fútbol es un juego finalmente, ni siquiera en el caso del ajedrez me banco tanto misterio y tanto libro de estrategia alrededor de este modesto invento inglés) puede servir de comentario obvio o de disparador para describir a todo un país. Es extraordinario, eso. Viví en Madrid y el fútbol me sirvió para conocer a los gallegos, bastante más que El País. ¡Si uno lee El País piensa que España es Suiza! Y... no, no es Suiza. Conocí a los adorables gallegos gracias a la prensa rosa, As y Marca. El fútbol tiene eso, es incomparable como fenómeno. Escribir libremente sobre fútbol (cosa que intento hacer, por otra parte) es como una puerta hacia todo. ¡Te lo permite todo! Es fantástico. Uno puede explicar la Argentina desde ese lugar apasionado, necio, irracional y desaforado. Adoro el fútbol por eso, justamente. Lo que son los domingos, ¿no? Iba a escribir tres líneas y ya llevo escrito un montonazo. Mil perdones por la distracción. Lo único que quería era felicitarlos, de verdad. ¡Vamos con Un caño! Los amo, los odio, denme más. Brindo por eso, muchachos. Un caño: Abrazo para vos, Hugo. Gracias por la opinión. No nos ofende que nos digas naif. Es lo más suave que nos dijeron en la última década.

Asunto: APOYO CRÍTICO De: Patricio Foglia En el número anterior Fabián Casas perpetró un texto llamado “el gordismo”. Quiero tirarle un caño desde mi rústico punto de vista. O mejor, pegarle con un caño. FC emparenta el gordismo con el tinellismo, y lo contrapone con el messismo. Lo hace con una sencillez fofa. En su lógica, Messi se eleva por amor y gratitud a ese laboratorio de cracks que es el Barcelona. Esa elevación es el punto más alto del messismo, aquel gol en la final contra el Manchester. Se eleva, así como en la Argentina se hubiese podrido en el hondo bajofondo, y su odisea consiste en salvarse del chiquitaje argento al que estaba condenado. Pero el problema del texto - ¿o de FC?-, creo, radica en la absoluta falta de matices. FC señala que el gordismo es profesado por clases bajas y medias, por distintos motivos pero con el mismo énfasis. Así, ambos sectores y sin vueltas, terminan apoyando a Maradonas y Tinellis por


igual, y negando en la práctica el modelo Barcelona, el que tan bien le hace a Messi. El lector que logra llegar al final del texto se queda con la sensación de que las vueltas de tuerca, las paradojas y los cuestionamientos a dos bandas son raras avis en el cielo azul -sólo azul, y nada más-, extrañas joyas de difícil o imposible identificación. Ni matices ni sutilezas: futbolísticamente hablando estaríamos dentro de un sistema míticamente italiano, un fútbol fernet -sin coca-. Si las clases bajas y medias consumen maradonismo, peronismo y tinellismo, la pregunta que se impone es ¿desde qué cómodo sillón escribe FC? Sería necesario hablar del noventismo poético para responder a esa pregunta: ese paquete marketinero del cual FC es un exponente más, que poco o nada ha hecho para desmarcarse de esa vendedora encuadernación. Por el contrario, FC vende humo cuadrado desde hace ya bastante tiempo, lo cual parece ser una originalidad, y sin embargo no significa nada. Ni metonímia ni gambeta, orden y progreso aburren en FC en proporciones simétricas. Parrafito aparte para el Ruso Verea, que repite en “mi reino por un arquero” exactamente lo que ya habíamos escuchado en su blog de Olé. El fútbol ruso, como ya sabemos, está lleno de figuras que no lo son tanto. A lo mejor pensó que no lo habíamos entendido... ¡pero no Ruso! Si no era tan complicado lo que decías. Conmueve el texto de Lombardi, y da cuenta de que la humildad es una característica que sólo los cracks poseen. Un grosso Lombardi. Me voy despidiendo, los abrazo de gol, los quiero y admiro.

Asunto: EL ENEMIGO DE CARUSO De: Gonzalo Ortiz Estoy tan contento con su vuelta que no se cómo empezar. Les cuento que unos días antes de ver la publi del regreso en La mano, había estado releyendo el número 1 de Un caño y pensando lo de siempre: Qué lástima que no salen más. Pero me enteré y ahí nomás me fui a lo del quiosquero y ya la reservé a futuro. Estoy feliz porque me encuentro con gente que piensa parecido o distinto, pero piensa y reivindica una profesión que muchos dejan por el piso. Bueno por ahora solamente una crítica: ¡Basta de Caruso Lombardi!: lo veo hasta en la señal de ajuste y ustedes sacan una foto del tipo. Espero un equipo de Un caño en el mundial, tal como les dije en la etapa anterior, para no empacharme de obsecuencia con Recondo, Farinella, Palacios, Fernando Carlos y siguen las firmas. Me encanto la nota de Casas y la de Ezequiel me termino de confirmar lo que hablábamos en un asado: Julito tiene todo abrochado. Un abrazo grande.

Asunto: EL TEMA ES LOS DTS De: Bruno Ferrari Me permito reflexionar acerca de este fenómeno que para el futbol argentino es absolutamente normal pero que tiene muchísimo de negocio, irresponsabilidad y nada de seriedad. Es muy común que un entrenador se “aleje de su cargo” o bien sea despedido ante los malos resultados de un equipo, como si fuera el único responsable de ellos, como si no hubiera miles de factores que condicionan un partido y como si no todos los equipos salieran a ganar o a intentar cosechar buenos resultados. Pensé varias cosas, la primera es que los entrenadores son parte de esta farsa puesto que ante un eventual alejamiento aparecen brevemente en alguna mesa deportiva por televisión intercambiando opiniones con periodistas y luego vuelven al banquillo de otro equipo. También me permito reflexionar acerca un tipo particular de periodistas que cuando les conviene despotrican contra esta actitud pero apenas un equipo pierde tres partidos comienzan a hablar de posible renuncia, de “fue confirmado en su cargo fulanito” o “hasta donde seguirá menganito”. Impresentable. Pero a la vez pensaba en la importancia de respetar un proyecto a largo plazo y fue ahí donde dije, ¿cuantos de estos entrenadores que dirigen cuatro meses en cada club son realmente capaces de elaborar un proyecto a largo plazo? La respuesta obvia de Bielsa se cae de madura (en Chile coordina hasta el fútbol femenino) y está trillado mencionar la constancia de Sir Alex Ferguson... Entonces, ¿no será que todos están de acuerdo en esta danza de nombres? ¿Alguno planifica

más de dos meses de trabajo o prefiere juntar 11 ó 15 jugadores y rezar que le vaya bien? En fin, otra de las desprolijidades, entre tantas, a las que ya estamos acostumbrados en el futbol argentino y en este país. Gracias por volver, son una fuente inagotable de información y una mirada completamente diferente en esta vorágine que algunos llaman “futbol argentino”.

Asunto: GERENCIAMIENTOS... De: Horacio Calcagno Estimados: Muy buena la nota del gerenciamiento de Talleres de Córdoba. ¿Se animan a hacer una nota sobre el gerenciamiento de Racing?, que fue un caso testigo de como se vacía un club. Yo sospecho que Marin fue un testaferro de Macri. Obviamente no tengo pruebas, pero un indicio es la cantidad de jugadores de Boca que vinieron a Racing, la mayoría descartables. Los felicito por la revista, solo discrepo con la critica de la película El secreto de sus ojos, a la que acusan de populista. Una cosa es ser popular y otra populista.

Asunto: AGENTE DE PRENSA De: Mónica Machado Queridísimos amigos de Un caño, no imaginan la alegría enorme con que recibí la noticia de su vuelta a los puestos de diarios, lugar del que sólo deben salir para internarse en las casas de los miles de lectores que seguramente tienen y que irán creciendo con el boca a boca. No sé si soy de las primeras (aunque creo que en la salida anterior de la revista sí fui una de las primeras mujeres lectoras en escribirles), no sé si soy la única, pero les aseguro que hago desenfadado proselitismo en pos que ciudadanas de mi querido país, compren Un caño, la lean completa, la comenten, la propalen, la presten, la difundan. Se siente mucha soledad cuando una no puede comentar con sus amigas de toda la vida la satisfacción de tenerlos nuevamente en mi casa, porque eso significa que aguantaron, que resistieron, que se puede, que se debe. ¡Ojo! que también compro la revista de Susana, y el resto de los diarios (menos Clarín, que sólo lo ojeo por la red porque no puedo defenderme de lo que publican, pero si puedo no comprarlos. Pensar que cuando era chiquita, mi sueño era ser periodista del “gran diario argentino”. Debe ser al único lugar que nunca fui a pedir trabajo, sabiendo que tal vez duraría, dos días...) Como siempre los voy a seguir leyendo, a comentar, a sostener con los $12, a tratar de convencer al resto de la rama femenina de que ésta no es una revista de deportes (como creen); ésta es una publicación amena en su lectura, y que aunque no tengas idea de un arco, una raqueta, una cesta de básquet, etc. no puede no interesarte la nota sobre Messi, no podés ser indiferente a la pluma de Enrique Symns, no se puede ir por la vida sin esbozar hipótesis sobre que podría ser de nosotros si Bielsa siguiera siendo DT de la Selección, las entrevistas de Matías Martin te acercan siempre a la opinión de personajes que aunque no los hayas escuchado nombrar (no es el caso) igual te engancha para seguir leyendo y conocer mas del entrevistado. Lo de Capusotto es de otro planeta y las investigaciones de Pablo Llonto (disculpas al resto del equipo pero tengo cierta debilidad por sus notas, sobre todo por los temas que trata), son una puertita entreabierta a temas que muchas veces no trascendieron, y que nos dejan siempre con el sabor amargo de los recuerdos de ciertas épocas, pero con ganas de saber más, de ahondar en los acontecimientos, de ilustrarnos con otras miradas. Me despido porque sé que me excedí con el espacio, pero no importan si no la publican, sólo quiero que sepan que sus lectores los esperamos todo éste tiempo, elaboramos sesudas teorías económicas sobre como hacer para que un medio pequeño encuentre su lugar y aguante contra los grandes. No sé si encontraron la vuelta, o se tiraron a la pileta otra vez (me parece que esta vez hay otro respaldo y están en el momento justo, se alinearon los planetas contra Torneos y Competencias (¿que competencias, si son un monopolio?) y somos miles los que estamos ávidos de voces independientes, aunque una no esté de acuerdo, igual quiero leer los que me dice gente a la que respeto profesionalmente. Mis mas afectuosos saludos y mi respeto profesional para todo el equipo. NOVIEMBRE 2009 | UN CAÑO 63


ALEJANDRO PAGNI / PHOTOXPHOTO

Tofoni, rรกpido para los negocios, se le pega a Messi, el jugador imprescindible para los amistosos.


Ya se sabe. El Jefe de la calle Viamonte tiene el juguete marcado con el “todos ganan” para sus amigos. Esa eterna manera de repartir ganancias en la AFA, permitiendo que los mercaderes se la lleven atada, es el fondo de otra investigación de Veiga. Sepamos qué hay detrás de la ruptura de contrato con la empresa Renova para organizar los amistosos de la Selección. Otro objeto del deseo, y de los billetes en la siempre enriquecida Asociación del Fútbol Argentino. Por GUSTAVO VEIGA

L

a Selección, esta Selección que se clasificó dando lástima para el Mundial de Sudáfrica 2010, que a futuro provoca pavura y en cuya defensa Maradona les dice a los periodistas que se la chupen, nunca perderá su condición de Rey Midas. Entendida como un negocio, funciona. Y funciona bien. Por el hecho de ser Argentina, lo que pesa es el valor simbólico de su camiseta. Si el equipo no transmite en la cancha su valor de mercado, poco importa para quienes hacen las cuentas. En la AFA siempre tienen una carta en la manga. Ese naipe se llama ahora el contrato firmado con el Grupo Renova el 20 de mayo de 2006 y que, ha regresado a manos de Julio Grondona y su Comité Ejecutivo para que sigan haciendo operaciones comerciales en nombre de la celeste y blanca. ¿Puede ser bueno para la AFA lo que habría dejado de serlo para los rusos de la corporación que adelantó 9 millones

de dólares de un acuerdo por el doble de ese dinero? ¿O acaso es demasiado hábil Guillermo Tofoni, el empresario que hace un tiempo le acercó a los dirigentes la idea de un contrato por veinticuatro partidos y que ahora, él mismo, hizo lo posible para que se rescindiera? Los números son así: la AFA había logrado caja por 9 millones, y a esa suma debería agregarse 375.000 dólares por cada uno de los doce partidos que jugó hasta hoy, en casi tres años y medio de relación comercial (4,5 millones más). Quiere decir que la tesorería embolsó 13,5 millones de los 18 que el fútbol argentino pensaba cobrar hasta junio de 2011. Pero aún resta disputarse la mitad de los amistosos por un valor que a la AFA le reportaría 4,5 millones más. Algunos de los que ya se jugaron fueron el debut del contrato con Renova en el nuevo estadio del Arsenal británico, que terminó con un 3 a 0 favorable a Brasil,

y una victoria con Francia en París por 1 a 0. El último de todos, un 3 a 2 contra Rusia en Moscú, en agosto pasado. ¿En qué consiste entonces la rescisión del contrato que plantea Renova? Al recuperar la AFA el control de los partidos de la Selección, podría obtener más dinero por los doce encuentros pendientes. Es una posibilidad. Y Tofoni la defiende. Porque tiene mucho por ganar si él comercializa directamente los amistosos a cambio de una ganancia del 10% del paquete. Por ejemplo, si el empresario mantuviera el cachet de 750 mil dólares por partido de la Selección, sumaría 900 mil dólares de comisión. La AFA, a cambio, duplicaría los 4,5 millones que a los rusos les quedaban por pagar. Cálculos que al agente FIFA le cierran. Y que lo llevan a decir “todos ganan”, y no como en la perinola en que una de las opciones es “todos ponen”. Según Tofoni, el grupo Renova se

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¿En qué consiste entonces el negocio de aceptar la rescisión del contrato que plantea Renova? Al parecer, si la AFA recupera el control de los partidos amistosos del seleccionado, podría obtener más dinero por los doce encuentros pendientes Según Tofoni, “Maradona no genera más ingresos por ser el técnico de la Selección. Las empresas y el público europeo quieren ver a estrellas como Messi, Mascherano o Agüero. Pagan por ellos y no por quien se sienta en el banco de suplentes”

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equivocó en una sola cosa. Cuando firmó otro contrato con la empresa británica Kentaro para hacer lo mismo con los compromisos de la selección brasileña, dejó de lado a la nuestra. Un ejemplo: el 30 de mayo de 2007, en la reinauguración del mítico estadio de Wembley, el seleccionado de Inglaterra recibió al que dirige Dunga. Argentina, que había sido analizada como invitada en primer término, quedó desplazada después. El empresario nunca digirió que Grondona le enviara a su par de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Ricardo Teixeira, una copia del contrato entre la AFA y Renova que le sirvió a aquel como modelo para llegar al acuerdo con Kentaro. Pero el paso del tiempo y la buena experiencia compartida con Grondona –el seleccionado pasó de un cachet promedio de 500 mil dólares a otro de 750 mil– lo persuadieron de que debía seguir en lo suyo. Y en silencio. “Si uno se dedica a organizar amistosos, por algo será”, sugiere Tofoni, quien ya tiene cuatro fechas FIFA confirmadas por delante y otras tantas a confirmar. Por lo pronto, con el contrato rescindido, para el 14 de noviembre, cuando España y Argentina jueguen en Madrid, la AFA y su socio podrían ganarse unos miles de dólares extras. Ese amistoso servirá para conmemorar el centenario de la Real Federación Española de Fútbol que preside Angel María Villar, un dirigente muy cercano a Grondona. Alguien que no sería ajeno a la concreción de una sociedad estratégica como la que el grupo Santa Mónica firmó con la AFA para transformarse en su agente comercial. La compañía es de los españoles Jesús Samper Vidal y Romeo Cotorruelo Menta, presidente y vice, aunque su operador en la Argentina es Dardo De Marchi. Un empresario que integró, en cargos importantes, los directorios de Racing 2000 y San Loren-

zo 2000, dos apéndices de Nuevos Clubes Argentinos, una S.A. que estuvo ligada en su momento al Banco Patricios, quebrado a principios de 1998. Santa Mónica se quedó con lo que antes había sido Punto Gol, una sociedad que tuvo bajo su control (durante años) el merchandising de la AFA y que presidía un viejo amigo de Grondona, el empresario metalúrgico Rogelio Riganti, su ex proveedor de materiales en el corralón familiar de Sarandí. De la caja de Santa Mónica saldría la mitad de los honorarios que se le pagan a Diego Maradona como técnico de la Selección. Unos 100 mil dólares mensuales. El resto es abonado por la tesorería de la asociación a cargo del presidente de Banfield, Carlos Portell. La competencia en la realización de partidos entre los españoles y World Eleven, la compañía de Tofoni, genera recelos entre las partes. Y aunque los primeros tienen como mercado los amistosos que la Selección juegue en el país, está claro que si se superponen las fechas o compromisos, hay conflicto. Santa Mónica organizó este año los encuentros contra Panamá en Santa Fe y una selección B de Ghana en Córdoba. “Los que se jueguen en la Argentina no me afectan”, dice el empresario que se asociará a la AFA para seguir manejando la agenda de la Selección en el exterior. Por lo pronto, además del compromiso con España, tiene por delante otros cuatro en 2010, un año de escasas fechas FIFA por la realización del Mundial. Una es antes del torneo: el 3 de marzo. Las dos restantes después: el 12 de agosto y el 18 de noviembre. En el medio, World Eleven se trae entre manos la organización de un posible partido con la selección de Vietnam en Hanoi, para conmemorar los mil años de esa ciudad, bastión del Vietcong durante la guerra contra los Estados Unidos. Aunque por ahora su continuidad


esté en cuarentena, con Maradona todo es posible. Según Tofoni “él no genera más ingresos por ser el técnico de la Selección. Las empresas y el público europeo quieren ver a estrellas como Messi, Mascherano o Agüero. Pagan por ellos y no por quien se sienta en el banco de suplentes”, dice, como si supiera con exactitud que ésa es la ecuación económica que determina el valor de la camiseta argentina. Para el empresario, el cachet debería ascender a un millón de dólares por partido, una suma que hasta hoy sólo pagó la Federación de Libia por un amistoso que Argentina ganó 3 a 1 en Trípoli, el 30 de abril de 2003, cuando la dirigía Marcelo Bielsa. Está claro que con la clasificación

para el Mundial, la AFA se asegura ingresos muy importantes en francos suizos, al menos por los tres partidos de la fase de grupos –la moneda en que paga la FIFA– y que los amistosos pasarán a ser un complemento. La historia del polémico contrato con Renova llega a su fin, pero no la de su gestor, el empresario que de intermediario ante los rusos ahora pasa a ser un socio a porcentaje de la AFA. El mismo que por estos días, cuando recibe llamados desde el exterior, escucha del otro lado de la línea una frase de Maradona que recorrió el mundo y le repiten sus conocidos: “que la chupen”. La posibilidad de seguir haciendo negocios con la Selección bien vale tolerar esa broma.

“Si uno se dedica a organizar amistosos, por algo será”, sugiere Tofoni, quien ya tiene cuatro fechas FIFA confirmadas por delante y otras tantas a confirmar

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Siete años atrás, algunos medios dedicaron dos o tres notas al cierre de la fábrica Zanón. Luego, en el silencio de la gran prensa, se esfumó una de las historias más dignas del movimiento obrero. En agosto, una ley provincial expropió la planta y se la otorgó a los trabajadores que ya la habían tomado y recuperado en 2002. Desde entonces habían duplicado la cantidad de operarios y la producción aumentó de 5.000m2 de cerámicos al mes en 2001 a 400.000m2 en 2008. Entre lucha y lucha, dos semblanzas que unen al fútbol y al overol. Por PABLO LLONTO

E

l imbécil prejuicio del periodista de Un caño ha quedado atrás. En cuestión de segundos, un paso más nos llevará al interior de una fábrica de cerámicas. ¿Una nota sobre Zanón en una revista deportiva? Zanón queda en Neuquén. Y no se llama más Zanón. Sus obreros la bautizaron “Fasinpat” que quiere decir Fábrica Sin Patrones. El desplazamiento fue inmediato a la toma de la planta luego del abandono que concretó la familia Zanón. El 1 de octubre de 2001 los dueños anunciaron que no tenían dinero para pagar los sueldos y que cancelaban los servicios de transporte, refrigerio, medicina y enfermería. Iniciaban el abandono, el lock out patronal, el intento de vaciar todo. Unos meses después, la fábrica fue tomada por los trabajadores hasta concretar el designio anticapitalista en el que nadie cree: “los obreros podemos manejar una empresa”. De una manera casual, el vínculo entre Zanón y el deporte fue acercado por una enfermera. Mercedes Méndez, delegada del Garrahan y consecuente militante por la causa Zanón acercó la anécdota: “¿Sabías que la historia de la

toma de Zanón nació en una canchita de fútbol?”. En los arduos momentos del país que se caía (2001-2002) y cuando la fábrica estaba cerrada, los obreros entretenían sus desventuras con un picado. Unos cuantos picados. “Siempre estábamos con el tema del fútbol, hasta habíamos pensado en fundar un club que se llamase El Obrero o Ceramistas Obreros, pero el vértigo de los acontecimientos nos llevó a dejar para más adelante el proyecto”, recuerda Raúl Godoy, ex dirigente sindical, uno de los veteranos de las batallas patagónicas. Fue al final de un cero a cero, cuando el frío y el temor vislumbraron una esperanza. “Eran esas cosas que se conversaban después de los partidos. Estábamos despedidos, la empresa quería quedarse sólo con unos obreros y empezamos a discutir, en la canchita, qué íbamos a hacer. La propuesta de la toma fue ganando voluntades. Teníamos que entrar y recuperar la fábrica”. Imaginar las eternas y románticas discusiones sobre el tema no es tarea del otro mundo para el cronista. Imaginarlas en el costado de una cancha de fútbol, sin el césped abundante, frente al tenaz avance

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de un choripán, sí. Allí – me cuentan ahora – empezó el sueño más difícil: ir contra las leyes de la propiedad privada, con las sencillas leyes del humanismo. “Si el patrón no quería la fábrica, nosotros sí. Para ponerla a producir”. En los dibujos de un libro para niños que ilustran esta nota, se encuentran los hechos referidos. Johanna Saldaño, madre de la zona, tomó la Olivetti de la abuela y redactó “La fábrica es del pueblo. Crónica para chicos y chicas”. Allí, entre los obreros dibujados por Delia Iglesias, se encuentra el pasado de un héroe de vida breve, con vocación de futbolista. En Centenario, el nombre de Horacio Fabián Basualdo durará tanto como su apodo, “el Cabezón”. Si algún inquieto lector tiene cierta demora en Geografía, podemos ayudar con aquello que aprendimos. Centenario es una ciudad a la que llaman “dormitorio”, a quince kilómetros de Neuquén. Trabajadoras y trabajadores que tienen el laburo en la zona, van y vienen de Centenario, agotados a la madrugada, agotados al atardecer. En Centenario abundan las peras y manzanas,

las bardas y los puentes, los mapuches y los obreros. A primera vista, aquí hay una inspiración de lucha como en pocos lugares de la Argentina. Basualdo, a quien solamente llamaremos el Cabezón, era uno de los más queridos en Centenario. Marcador central, de niño y de joven el mayor de sus sueños tuvo la misma forma, la pelota, el estadio, la celebración majestuosa de un gol, una Copa, la más grande de todas. El 4 de octubre pasado, cuando regresaba a casa, ocurrió la agonía y la penumbra, en la ruta, contra un camión. El Cabezón trabajaba en la fábrica Zanón desde 1995. Las nuevas generaciones, creemos, ignoran en demasía este asunto de los obreros que juegan al fútbol. Ignoran que en estas tierras son la mayoría. Exasperados por el profesionalismo y el globalizado consumo, un periodista, o varios, se niegan a proponer una nota que cuente sobre un amateur. Obsesionados por estas malas costumbres, quisimos saber de el Cabezón. “Siempre jugó de dos. Muy pocas veces de cinco. Nuestro club se llama Asocia-

Basualdo, el obrer

o defensor, junto

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al arquero Berra.


ción Deportiva Centenario. Participamos de los Regionales, el Argentino C, el Argentino B. Si hubiese nacido en Buenos Aires, habría llegado lejos. Era un tiempista sensacional, pese a que era medio callado, ordenaba la defensa. A muchos hinchas les parecía que no iba a llegar a cortar la jugada, pero el Cabezón siempre tenía resto y llegaba. Además, era un pateador de penales de primera. Le daba con un fierro. Creo que tenía catorce o quince goles de penal”, me contó Javier Berra el arquero del equipo. Luego sacó las fotos que los mostraban en las guapas canchas del Sur y me dijo que el cabezón había viajado de muy pibe a Avellaneda, a probarse en Racing. “Cuando volvió de la prueba (no quedó) nos mostraba con orgullo las fotos que se había sacado con Roa, con el Turco García. No estaba desilusionado, sabía que algún día le llegaría la chance”. Una genuina visión de dos bolsos se nos aparece cuando vemos las fotos. El bolso de operario, repleto de comida rápida, el jabón, la toalla, y el diario doblado en la página deportiva. El bolso de futbolista, casi idéntico al anterior, pero con unos botines que llevaban una mística ilimitada, ahora perdida. El cabezón había participado de todas las batallas de los ceramistas. “Siempre me contaba cómo la policía los había cagado a palos intentando desalojarlos de la fábrica. Ya de tanta cagada a palos, estaban acostumbrados a las palizas. Pero de ahí no se iban a ir. Aquí todos sabemos lo que significa Zanón. Son gente solidaria, hace unos días se le quemó la casa a una gente humilde de la zona y vinieron los de Zanón a levantarle una vivienda. Encima que tienen que ocuparse de lo de ellos, se ocupan de los demás. Como el Cabezón”, intenta ser claro el arquero Berra. Los últimos partidos de el Cabezón Basualdo ocurrieron dos años atrás; una doble fractura de tibia lo dejó con fuerzas solamente para la fábrica. Se vislumbraba una reaparición para muy pronto. “Quería jugar algo así como un encuentro despedida – acota Berra-. Él se había sentido dolido con los dirigentes porque cuando se fracturó sintió que no lo

ayudaron. Encima, el jueves siguiente al accidente, su compañera Lorena fue a hacerse una ecografía y le salió que estaba embarazada. Eso aumentó un poco la tristeza, pero bueno, también es una sensación especial saber que el Cabezón tendrá un hijo”. Acaso en este lugar, dentro de la fábrica, al que llaman molinos de esmalte, los hombres tienen el pensamiento y la acción severas, las lágrimas también. Aquí trabajaba el Cabezón. “Nos encargábamos de preparar el esmalte para la cerámica –recuerda José Silva, uno de sus compañeros de sección-. Son cargas de 2.000 kilos, como si fueses a preparar una receta de cocina. Le ponés tanto por ciento de una materia prima y tanto de otra, así le das ocho horas de molienda, y después queda todo líquido. Compartí con Basualdo las inferiores del club, salimos a jugar por todos lados, a nuestro club lo llaman la Colonia. Nuestros rivales siempre han sido de la zona. Ahora salieron campeones y jugarán por el Argentino C”. NOVIEMBRE 2009 | UN CAÑO 71


El viento soplaba a cincuenta kilómetros por hora cuando veintiséis diputados neuquinos aprobaron en agosto pasado la ley que expropiaba la fábrica a los Zanón. El Cabezón Basualdo era uno de quienes más festejaba la victoria. El texto de la ley llegaba precedido por fundamentos poco usuales en la legislación nacional: “es una decisión firme del Estado provincial la de acompañar a los trabajadores en su lucha, proponiendo la expropiación de la fábrica y la posterior cesión a la cooperativa a efectos de que éstos continúen con la gestión obrera como hasta ahora lo han realizado. (...) Que en atención a que los bienes inmuebles, maquinarias y demás bienes tangibles e intangibles que componen la planta industrial son indispensables para que los trabajadores puedan continuar con la explotación, se hace necesario tomar una decisión política que dé una solución definitiva a la situación planteada...” Más cerca de la irrealidad argentina que de las cuestiones cotidianas, el

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paso por Neuquén ha servido para comprobar más logros de los que pensábamos. Ya son 450 en la fábrica. Cada año se suman operarios. Todo se resuelve por Asambleas. Impulsan la ayuda con mano de obra y materiales para la construcción de clínicas y casas para familias necesitadas, empacan donaciones de cerámica para centros culturales y comunitarios, juntan fondos para huelgas obreras y, ante la crisis, recortaron costos, nunca personal. Y para temblor de los Gordos, la última escena es apabullante: todos los dirigentes sindicales, luego de cumplido un mandato al frente del gremio, deben retornar a la fábrica para trabajar a la par de los demás compañeros, en la línea de producción. Por aquí ha pasado, sin dudas, el fantasma de Agustín Tosco. Dirán quienes saben mucho de relatos y de narraciones que la vida de Basualdo y de los obreros de Zanón es una más. Lo bueno es tener el privilegio de contarla.



El adversario

Fabián Casas sigue desarrollando sus ensayos sobre los grandes temas de deporte. Ya pasaron el messismo, después el gordismo y ahora le toca el turno a la comunidad tenística nacional. Aquella final de tenis perdida por Argentina contra España a fines de 2008 dispara toda una teoría sobre el Cielo y el Infierno, Dios y el Diablo. ¿Dónde estamos parados los argentinos?. Por FABIÁN CASAS

¿Conocen el último chiste de los gallegos, aquél que se escribió hace como ocho o nueve meses? ¿No? Se los voy a contar: están implicados varios tenistas de primer nivel, inefables periodistas deportivos y más de 10.000 personas que colmaron el estadio de Mar del Plata en la final de La Copa Melba de tenis, allá por diciembre de 2008. Recordemos que, en aquel momento, todos iban en busca de la ansiada ensaladera dorada, la que se vuelve tan esquiva para el tenis argentino como lo es la Copa Libertadores para San Lorenzo de Almagro. Desde que se supo que el rival de aquella final de tenis era España, lo primero que se pensó no fue en potenciar a nuestro equipo –solidificar el grupo, entrenar tácticamente de acuerdo a los rivales–, sino en perjudicar al rival. ¿Nadal juega de manera superlativa en polvo de ladrillo? Bueno, juguemos en superficie rápida. Tratemos de que la cancha esté siempre inclinada para el lado contrario mediante un dispositivo invisible, juguemos en un lugar cerrado para que el griterío de la gente sea más poderoso. O si a los españoles les molesta jugar con nieve, pidámosle a Tinelli su máquina de nevar de

Patinando por un sueño para que los copos puedan caer sobre la cancha mientras nuestros tenistas se desplazan en patines y los pobres españoles en ojotas –si podemos–. Nunca, bajo ningún punto de vista, hagamos un culto del adversario. ¿Qué significa eso? Jugar la final contra los mejores y en las mejores condiciones para ambos. ¿No es mejor jugar contra Nadal en la cancha de polvo de ladrillo y superarlo porque se jugó mejor que él? ¿No es mejor jugar contra Boca con Riquelme y Palermo en el equipo? ¿Qué prueba queremos superar si los que vienen a jugar contra nosotros están disminuidos? En hebreo, Satán significa “el adversario”. Miles de libros antiquísimos dan cuenta de una relación entre él y Dios, mucho más compleja de la que nos dieron prefabricada en la Iglesia cuando éramos chicos. Por ejemplo, es evidente que al Señor de Abajo tampoco le interesan los ateos, ya que sus intereses dependen de que la gente crea en Dios. Si no, ¿con quién se va a enfrentar? También es claro que mientras Dios está en el mundo para redimir, Satán lo está para tentar. Dios y Satán se pelean por el alma del hombre, pero ambos lo hacen con mutuo respeto. ¿No les parecen ri-

dículas esas bandas de heavy metal que se la pasan invocando al Diablo con alaridos estruendosos y guitarras al mango? Al Diablo no le interesa el metal, no le interesa sobresalir. Creo que le gusta más el chamamé. Escuchando esas tonadas diabólicas y encantadoras uno puede volverse loco de verdad. Siempre se va a estar más cerca del pecado con una melodía romántica y entradora que con cuatro pelilargos gritando como descosidos. Escribió Baudelaire: “el plan más perfecto del Diablo fue el de hacernos creer que no existe”. Esta frase se retomó en la película Los sospechosos de siempre: el Diablo estaba ahí personificado por Keyser Söze, un hombre elusivo e invisible que estaba por detrás de una gran conspiración. A ver: el esclavo tiene que representar su poder. Y el verdadero amo, jamás, porque tiene el poder real. Pero volvamos al último chiste de gallegos, aquél que mencionaba en el comienzo de la nota. Cuenta esto: una multitud repleta de confort, dinero y amor se sentó al costado de una cancha de tenis de plástico para hostigar a un equipo español de cualquier manera posible. Uno de los mantras fue: “a estos putos les tenemos que ganar/ a estos putos les tenemos que ganar”. Otro: “tiene miedo, Verdasco tiene miedo”. El gobernador del lugar, un tal Daniel Scioli, estuvo a la espera de la foto del triunfo con la gran ensaladera. Para eso depositó cash mucha platita para traer la sede de Córdoba a Buenos Aires. Pero no pudo ser. Representaba –él también, con su brazo cibernético– lo que


le hubiera pasado a Lucky Skywalker si hubiese cedido a las tentaciones, al lado oscuro de la Fuerza. Dicen que Guillermo Vilas fue capturado por una cámara indiscreta festejando solo, en el retrete de un baño de hombres del estadio marplatense, el triunfo de los españoles. Se sabe: la mayoría de los tenistas son unos salvajes. En ese sentido, el público que colmó el estadio estuvo bien representado en la cancha: celulares microscópicos, remeras Legacy, mocasines sin medias, modelos top, políticos y famosos. Un buen racimo de esos que piden más seguridad y que a los nenitos de siete años se los meta en cana de forma preventiva porque son potenciales chorros. Son los que se refugian en barrios cerrados pensando que ahí están seguros. ¿Seguros de qué? ¿No leyeron historia? Otro dato de color fueron los comentaristas deportivos: algunos haciendo de la derrota una tragedia nacional y espiritual. “En cada saque estamos perdiendo quince años de vida”, dijo uno. Se ve que ese tipo, hasta ese fin de semana, llevó una vida entre algodones. Por último, para no despedirnos sin dar una nota de servicio, les propongo a los que estuvieron en aquel evento magno, un ejercicio espiritual que creó San Ignacio de Loyola para la gente que no tenía fe en Dios: actuar como si se creyera, ir a misa, comulgar, tomar la comunión, recitar oraciones... La repetición sistemática llenará –decía Ignacio– el vacío de Dios. De manera que, antes de acostarse, pónganse la camiseta argenta, muevan la cabeza de un lado a otro –como si vieran un imaginario partido de tenis– y reciten diez veces o más: “a estos putos les tenemos que ganar/ a estos putos les tenemos que ganar”.

Escribió Baudelaire: “el plan más perfecto del Diablo fue el de hacernos creer que no existe”. Esta frase se retomó en la película Los sospechosos de siempre NOVIEMBRE 2009 | UN CAÑO 75



La voz del pueblo

Los aires de renovación proclamados con el traspaso de las transmisiones de fútbol a la pantalla pública no guardan relación con la designación de Marcelo Araujo como mascarón de proa del proyecto. La voz de los partidos cautivos y del paraíso privatizador de los noventa es ahora el relator del pueblo y gran capanga en Canal 7, donde lo quieren poco y nada. Por ALEJANDRO CARAVARIO Ilustración PABLO MIERES

“Todo ser humano, por el simple hecho de nacer, tiene derecho a sus necesidades básicas. La alimentación, la salud, la vivienda, la educación... ¿También a ver un partido de fútbol por televisión? Estupidizar a la gente para que no se despierte ha sido el método preferido de los demagogos.” Aunque parezca mentira, tal payada filosófica no fue proferida por un intelectual liberal, asfixiado por el populismo -no hay peste que los aflija más- sino por Marcelo Araujo, nombre artístico del ahora “relator del pueblo”. Lo escribió en su blog, refugio de sus cavilaciones y recuerdos, un rato antes de que el dedo de don Julio Grondona lo reinstalara en el proscenio de las transmisiones deportivas. Una designación que, en momentos de supuesta renovación, nos devuelve la música de los goles cautivos y el festival menemista. Parecía un chiste. Porque Marcelo Araujo, precoz peronista según la biografía que le gusta contar, fue siempre,

micrófono en mano, un adalid de la empresa privada, de la que suele dar ejemplos de virtuosismo y picardía, en contraste con la negligencia ontológica del sector público para controlar cualquier asunto. Pero no fue un chiste. La voz del estadio del fútbol estatal, transferido de un plumazo desde el coto infranqueable de Torneos a la gélida pantalla de Canal 7, es un ilustre representante del pasado que se intenta dejar atrás.

El equipo de los buenos Claro, nadie le escuchó decir que el “fútbol para todos” narcotiza al pueblo. En acrobático rulo verbal, en el partido inaugural de la nueva era (Gimnasia y Esgrima La Plata-Godoy Cruz) pintó las transmisiones a estrenar como una cruzada democrática que el público le agradecía por la calle. Una reacción muy distinta, recordó Araujo, a la que los hinchas adoptaban cuando ejercía a sueldo de

Torneos. Es que ahora, quiso decir (¿o lo dijo?), había pasado al equipo de los buenos. Al margen del modelo político que alentó este fútbol continuado por la televisión pública, más de uno se entusiasmó con un cambio formal. Nuevas palabras, espíritu crítico, caras libres de asociaciones y desgaste. En fin, una vez que se comprobó que, en cuanto a factura técnica, Canal 7 no hacía extrañar el despliegue tecnológico de Torneos, cabía esperar idéntica voluntad modernizadora en cuanto a ideas y personal, luego del papado de Macaya Márquez y su cátedra. Pero no. Llego Araujo, de la mano de Julio Ricardo, a quien reconoce como su “mejor maestro”, para imponer un extraño tándem, entre la canchereada del relator, que apenas alteró su repertorio (¿para qué?) y los apuntes arcaizantes de su compañero. Una pareja de amigos y estilos dispares que, además de sonar

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Nadie le escuchó decir que el “fútbol para todos” narcotiza al pueblo. En acrobático rulo verbal, en el partido inaugural de la nueva era (Gimnasia y Esgrima La Plata-Godoy Cruz) pintó las transmisiones a estrenar como una cruzada democrática

Los trabajadores de Canal 7 recibieron con entusiasmo la estruendosa movida del fútbol. Vislumbran la posibilidad de un derrame de audiencia que los haga visibles y valorados por un público más vasto que el que sintoniza por hábito la pantalla del Estado

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repetida, deja dudas sobre sus ganas de seguir ahí, con el fierrito en la mano, narrando cómo el cuatro marca al once y desculando los misterios del doble cinco. Araujo, cada tanto, pretende que su vértigo humorístico sacuda la medianía, la cómoda labor del experto. Eso sí, no intenta agitar el clima brindando por anticipado por los candidatos políticos de sus simpatía.

Expectativa y recelo Los trabajadores de Canal 7 recibieron con buen ánimo la estruendosa apropiación del fútbol. Apuestan a que el derrame de audiencia los haga visibles y valorados por un público más vasto que el que sintoniza por hábito la pantalla del Estado. “El fútbol brinda picos de rating y cierta aceptación entre los televidentes, que comienzan a descubrir que el canal es mejor de lo que creían. Y realmente lo es, más allá de los panfletos y la burocratización interna”, dice un periodista de la emisora. Menos esperanzados, otros empleados se abstienen de mencionar el probable rebote de las maratones futboleras del fin de semana, y señalan que, como permite imaginarlo el desembarco de Araujo, nada se ha movido demasiado. “La noticia de la llegada del fútbol se recibió con beneplácito, pero enseguida nos dimos cuenta que iba a ser un negocio para unos pocos y los trabajadores íbamos a quedarnos afuera”, dice otra fuente teñida de escepticismo. “De hecho, los móviles de las transmisiones son tercerizados y no participa gente del canal. Un dato: salvo los nombres importantes, la mayoría de los periodistas

que trabajan en la transmisión todavía no cobró un mango”. Tampoco las autoridades del canal veían con regocijo la reaparición de Araujo. Al parecer, el plan incluía a Alejandro Apo, pero no al ex relator de Torneos. Tristán Bauer, titular del Sistema Nacional de Medios Públicos, habría sido uno de los opositores más enconados al nombramiento. En Canal 7 recuerdan que cuando el actual director ejecutivo, Martín Bonavetti, era director artístico, se quedó sin aire el programa “Tres en el fondo”, cuya conducción compartían precisamente Marcelo Araujo, Julio Ricardo y Ernesto Cherquis Bialo, devenido vocero de la AFA. Y suponen que cierta tensión -o incompatibilidad de caracteres, como sucede hasta en matrimonios alguna vez muy felicesno ha perdido vigencia.

Simplemente fútbol Se ve que designios provenientes de los pisos más encumbrados del poder político optaron por Marcelo, y por darle luz verde en todas sus iniciativas. Cuando con gran pompa –y la presencia oportuna de Diego Maradona, sinonimia del fútbol en estas tierras y otro hombre de banderas cambiantes– se anunció la mudanza del fútbol a la pantalla pública, la base del discurso –que no los modos veloces en que se rompieron y acomodaron los papeles– dio a entender que el juego se abriría en la confección del producto que se decía estar democratizando. En el canal, sin embargo, aducen que Araujo utiliza la plataforma estatal de modo discrecional para hacer y desha-


cer en virtud de su conveniencia y la de algunos socios. Como en cualquier negocio de capitales privados y mesa chica a la hora de tomar decisiones. “Vino y armó su propia productora, con el aval de (Gabriel) Mariotto, titular del Comfer. Araujo convocó personalmente a los periodistas de las transmisiones desde una oficina del Comfer”, dice un curtido caminante de los pasillos. Desde luego, tanto los manejos a puertas cerradas como los rostros y voces que acompañan esta nueva versión del fútbol son detalles menores para el gran público, que ahora dispone en la televisión de aire de todos y cada uno de los partidos de Primera División. Y Araujo, más allá de su gestión al frente de la orquesta, es para muchos la me-

moria sonora de las transmisiones modernas. De la profusión de cámaras y la autopsia de las jugadas polémicas. Su identificación con Torneos y su credo menemista (del que, aun contra una devastadora corriente, nunca renegó) tal vez no se vean como vestigios de un tiempo satanizado, sino avatares de una carrera periodística como cualquiera. Por lo demás, en tiempos democráticos, la filiación partidaria no debería enturbiar el legajo de nadie. Señores: el relator esquizo (dicharachero, histriónico y tentado con la vulgaridad cuando sólo escuchamos su voz; atildado y solemne cuando pone la cara en cámara) ha vuelto para quedarse. No sólo ha caído de pie, parece firme como un general orgulloso.

“Vino y armó su propia productora, con el aval de (Gabriel) Mariotto, titular del Comfer. Araujo convocó personalmente a los periodistas de las transmisiones desde una oficina del Comfer”, señala un curtido caminante de los pasillos

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¿Dónde estaban antes los que ahora cacarean? Interesados en este asunto de saber quién era Marcelo Araujo, consultamos a un experto en periodistas deportivos (de vieja data). Como suele ocurrir, Diego Bonadeo no pide permiso ni se fija en los santuarios de la prensa. Dijo, entonces, lo siguiente... Por DIEGO BONADEO

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or allí anda circulando la versión de acuerdo a la cual “el relator del régimen”, auto-travestido y autorebautizado “el relator del pueblo”, o sea el difusor de equívocos Marcelo Araujo, había sido despedido por José María Muñoz de Radio Rivadavia, allá a fines de la década del 60 o a principios de la siguiente, “por peronista”. Justamente por entonces, quien esto escribe, junto a Oscar Gañete Blasco, Enrique Macaya Márquez y César Abraham, formaba parte del equipo deportivo de Canal 7, todavía en blanco y negro. Salvo Gañete Blasco, los otros tres integrantes del plantel de periodistas fuimos despedidos con la llegada de José María Muñoz, quien desembarcó acompañado por Juan Carlos Perez Loizeau, Julio Ricardo, Mauro Viale y... Marcelo Araujo, el supuesto peronista, nombrado en el canal oficial del gobierno de Juan Carlos Onganía.

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Independientemente de que al poco tiempo los tres despedidos fuimos reincorporados, vale la referencia, así como la inexplicable explicación que este escriba recibió de Muñoz respecto de su anterior separación del equipo: ”lo que pasa es que a Onganía no le gustaba tu cara...”. Por estos tiempos, cuando discepolianamente pareciera que fuesen lo mismo John William Cooke y López Rega -ambos supuestamente peronistas; Cooke, sin dudas; López Rega, ultrabendecido por el propio Perón-, así como Evita e Isabel, Cipriano Reyes y Hugo Moyano, Hugo del Carril y Coco Silly, y tantos contrasentidos más -como Rodolfo Walsh y Marcelo Araujo-, uno no puede menos que preguntarse dónde estaban ayer muchos de los que cacarean ahora. Un montón de defensores de la ley K para los medios audiovisuales parecen haber olvidado dónde estaban hace de-

masiado poco como para haber sido atropellados por la amnesia. Solamente unos meses atrás, Ernestina Pais estaba en el -para los K- paradigma de los monopolios, Canal 13, y ahora participa de la campaña de defensa de la ley, así como su ex compañero de “Mañanas informales”, cuyo nombre y apellido no registra quien esto escribe y que por su condición de longo -además de obvio y seguidista- uno imagina como el profesor Jirafales. ¿Acaso la portaestandarte de la prepotencia dialéctica K, Sandra Russo, ahora bajando línea desde “6,7,8” en Canal 7, no apostillaba por Radio Mitre, la radio del monopolio Clarín, hace tres o cuatro años? Otra vez amnesia... Como la de Araujo, cara y voz casi excluyente del fútbol de Canal 13 durante más de una década, ahora cómplice de la mentira del “fútbol para todos”.


Hoy A, mañana B, pasado C La precisión de Walter Vargas, su historia en el periodismo, y alguna que otra amistad que no negaremos, culminó en invitación. Como siempre renegamos de aquellos dichos sobre “no hacer periodismo de periodistas”, está bueno leerlo con entusiasmo. Por WALTER VARGAS

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o que mata es la humedad, pero también te matan el colesterol, los dibujos del INDEC, los plomeros y los cerrajeros si los llamás un domingo a las seis de la tarde, el paso del tiempo y las biografías provisorias. Fijate el Diez. De artista sin par, y abanderado de los humildes, a semental sobreactuado en una partusa de cine XXX. Marcelo Araujo fue un joven prometedor en la Oral Deportiva, luego una opinión calificada en el revolucionario Sport 80 de Víctor Hugo, Paenza y otras luminarias, hasta devenir la voz más calificada de los relatos de fútbol por tevé. Del mismo modo que Aiello fue el pionero por excelencia y Closs es hoy el que reúne más y mejores virtudes (confunde poco los nombres de los jugadores, tiene buen ritmo, fluidez, entiende el juego, sabe adelantarse a las jugadas), Araujo condensó lo mejor de sus antecesores y prefiguró los tonos del futuro: menos solemnidad, más espacio para la humorada, mayor participación periodística… Incluyo en el casillero del haber sus qué culo, Macaya, aunque sus fallidas dosificaciones me provocaban lo mismo que ciertas señoritas: una palabrota en tiempo y forma, qué bien que le queda, qué delicia. Unas cuantas palabrotas fuera de contexto, puaj, qué he hecho yo para merecer esto. Claro que hablo del mismo tipo proclive a ningunear a sus compañeros en plena transmisión, a vomitar desprecio sobre las pigmentaciones oscuras de la Latinoamérica menos gringa (y ni hablar, por decir algo, si naciste en Abiyán o Monrovia), a confundir el valor de la escarapela con el disvalor de un penal mal sancionado y caminar, sin atisbos

de rubor, por la vereda del periodismo tendencioso. Esto es: de ese periodismo que hoy dice A, mañana dirá B y pasado mañana dirá C porque así lo prescriben el interés común de los aliados (o socios) del momento y/o el interés inmediato de Deportivo Yo. ¿A quién puede sorprender que la voz oficial de la única voz que se hizo escuchar en el fútbol de primera se haya convertido en el tambor de Tacuarí del fóbal para todos? Argentina, crisol de razas, granero del mundo y crepitante semillero de gauchitas de redondeces ¡Ay!, Argentina, queridos amigos, es también una tierra donde nos la pasamos adorando las estatuas (como supo observar Borges), la taxidermia y la prostitución ideológica. De la suma de estatuas, momias y fallutos emanan la enorme mayoría de los insignes personajes que cortan el bacalao grande. De ahí mismo, colijo, emanaron las contradictorias sensaciones que me produjo la aprobación de la ley de medios. Se trata de una causa noble, pensaba, pienso, liderada por gente que andá a saber. Tal vez por exceso de ingesta hollywoodense me la pasé buscando a los buenos, y los buenos, dormí sin frazadas, jamás aparecieron, o yo no los vi. En ese contexto Araujo es el relator del pueblo. ¿Por qué no? Un slo-

gan, o un eslogan, lo mismo da, incapaz de superar la barrera de la ocurrencia. Ni Araujo (insospechado de comerse fábulas de Walt Disney), debe creérselo. Supongo que cuando vuelvan a abrirse las mesas de dinero, y TSC recupere algo de terreno, al Pollo Vignolo lo llamaremos el relator de la iniciativa privada. En fin, como suele aconsejar un amigo un poco nihilista, un poco sabio, ya que a nuestros gobernantes el destino de la patria les interesa menos diez, quitémosles la careta hasta donde podamos y con el resto de la energía intentemos ser buena gente, criemos a nuestros hijos y tomemos vino con los amigos.


¿Venus gratis para todos? Vino tinto, blanco, grapa, licores griegos. La cosa es que los gustos del periodista que cierra este número son tan variados como sus delirios. En la mesa de los martes, cuando la discusión giraba sobre las bondades del fin del monopolio, se le ocurrió lanzar una creencia que nos dejó pensando. Según él, el fin de la codificación porno podría estar en los planes de algún gobierno. Por PABLO CHEB TERRAB

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l principio me resultó hasta simpático: fútbol gratis para todos y el gran tabú que arrastraba el deporte argentino prometía erigirse en un tótem popular. Sin embargo, el pasar de los fines de semana se me fue develando incómodo. Es cierto que devoré partidos como pocas veces. Me clavé días completos a tragarme ese spetto corrido de minutos futboleros que el kirchnerismo supo ofrecer. Pero si en algún momento me convencí de que esa liberación democratizadora iba a llenarme de jolgorio, la sensación de vacío que me otorgaba el consumo sin interrupciones me terminó inclinando hacia una teoría más acorde. Y lo que pude reconocer fue lo siguiente: el fútbol gratis, por TV de aire, es un fútbol sin glamour. Es un fútbol sin exclusividad, sin misterio. Si antes yo me aburría mirando Banfield-Arsenal, no importaba, porque tenía la reconfortante certeza de que en el otro canal estaban dando un partido muchísimo mejor. En el codificado que yo me negaba a pagar estaban sucediendo cosas mágicas, se estaba generando la salvación de la Liga Argentina, estaban naciendo estrellas. El codificado nos daba una esperanza porque separaba las aguas. Hoy, la sobreoferta nos termina quitando el placer. Por hacer una comparación rápida, es como si pasaran Venus por televisión abierta, pero adosándole una crueldad adicional. Digamos: Porno gratis para todos, pero con relatos de Araujo y comentarios de Alejandro Apo. ¿Quién quiere pornografía a toda hora, todos los días, sin restricciones? Y si ese voyeurista extremo existe, ¿creen que quiere a Araujo en medio de ese placer? Fútbol gratis… Y no me vengan con la Internet, y los partidos prohibidos que -con esfuerzos de piratería- ya podían verse. Porque 1) no es lo mismo y 2) no hay que tipear más de dos palabras para que te aparezca una mina en bolas en la Red, y eso no quita la exclusividad televisiva del porno. Ese fútbol cubierto por el monopolio

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conservaba el gustito cruel que tiene lo prohibido: la gente se juntaba en los bares para mirar lo que no podía ver. Ahora, con todo encuentro a la mano, en casa, ¿quién se va a trasladar a un café para enemistarse con la hinchada vecina? No, mejor lo veo tranquilo en mi sillón. Cuando empecé a transitar mi adolescencia, aún lejos de un mundo digital, la sintonía fina de los aparatos analógicos contaba con un doble papel de travesura. A los más osados les permitía espiar en los canales picantes una teta escapada de la censura exclusiva para adultos. A los futboleros, nos dejaba moldear a media tarde una imagen en negativo al 9 de River acercándose al área boquense. Me recuerdo en esa operación, un domingo en particular: de fondo, como siempre, la radio, y una frase de Walter Saavedra que no olvidaré: “el gol es un orgasmo colectivo”. Esa mezcla futbolero-sexual que se instaló en mi cabeza con el brillo intermitente del codificado terminó de cicatrizar con una frase post partido, mucho menos sutil y más maradoniana: “que la sigan chupando”. Anoche pensaba en todo esto, y en la posibilidad más o menos cierta de que Kirchner basara su plafón electoral en la nacionalización del porno, y me agarró un susto que terminó en escalofrío. Me acerqué al televisor con un cuidado excesivo para hacer una recorrida por los canales de alta numeración. Pasé intranquilo por películas de turno, series estadounidenses, novelones brasileños y noticias de Chile. Es difícil explicar por qué transpiraba tanto. La irrupción del gris en mi pantalla tuvo un sabor dulce: esa distorsión de imagen y sonido, con un fondo de gemidos indistinguibles, fue para mí –al mismo tiempo- la salvación de un espacio sagrado y el silencio implícito de Apo. Intenté adivinar alguna figura debajo del codificado. No vi nada. Cinco minutos después respiré aliviado por la salvaguarda del fútbol y me pude dormir. Satisfecho.




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