staff SEGUNDA ÉPOCA (AÑO 4) NÚMERO 20
Una bala y mil palabras Ya sabemos que no es gran cosa. Que un editorial en la revista Un caño sobre aquello que ocurrió con Fernando Cáceres no soluciona nada, y que apenas nos permite intercambios y entendimientos o intercambios y desencuentros entre quienes lean y quienes no lean. Buena parte de los futbolistas y técnicos han opinado sobre el tema, como cada vez que un hecho policial afecta a un deportista. Al final de cuentas, no son ellos más que una porción de esta sociedad argentina que péndula entre dos frases que retumban cada vez más fuerte: -“Negros de mierda... Hay que matarlos”. -“Basta de derechos humanos para los delincuentes”. Sería estupendo que algún día se pudieran debatir razones y soluciones. Que al final de cuentas, no es tan difícil. Aquellos que pretendían una Argentina construida sobre el individualismo y salvarse a cualquier precio ganaron la partida allá por 1976. Son ellos los padres de esta sociedad. Pregonaron un modelo construido sobre la consigna quien más tiene, más vale. Y lo impusieron. En eso andamos, con buena parte de nuestros mayores construyendo y edificando la Argentina de la desigualdad y el egoísmo. Por eso se roban autos sin importar la vida. Por eso se venden autopartes. Por eso se fabrican y se venden armas. Por eso hay tantos comisarios y policías envueltos en crímenes y asaltos y desarmaderos. Arriba de la pirámide ya sabemos quiénes están. Abajo de la pirámide, también. Quienes pensábamos que desde el deporte, o desde el periodismo, íbamos a poner nuestro granito para contribuir a una sociedad más solidaria, humanitaria, igualitaria, jamás imaginamos que la conciencia de gran parte de nuestro pueblo sería convencida por tanta podredumbre. Para muchos, a Fernando Cáceres le disparó un pibe chorro, incorregible y merecedor de la silla eléctrica. Para otros, el país está irremediablemente perdido mientras haya gente que piensa así. Es el mundo que nos han dejado, Fernando. Y no fueron los pobres ni los villeros quienes nos dejaron así. Pablo Llonto
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ILUSTRACIÓN DE TAPA Sebastián Domenech
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PICADO
El Gordo y el ¿Flaco?
Mientras le sirve goles a Ronaldo, a Matías Defederico lo hacen aumentar de peso en el Corinthians. “Ya noto que la camiseta me queda más ajustada”, advierte. Por PEDRO NESTA
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ada cual lo festeja a su cantar, algunos menos, otros más, todos con un cosquilleo particular, ciegos, sordos, nunca mudos. No son pocos los clubes de fútbol que han superado la barrera del siglo de vida y camino a eso va el Corinthians, el segundo equipo más popular de Brasil, el primero a nivel social del estado paulista, el que por lo vivido en sólo los últimos cinco años ya podría decir que las ha pasado todas. Desde la tumultuosa llegada del grupo gerenciador MSI, en 2004, el Timao navegó raudamente por la obtención del Brasileirao 05 hasta el descenso a fines del 2007. Del Tevez ídolo al fugado. De la gloria a la ruina. Pero todo pasa y nada queda. El Corinthians volvió como si tuviera aire suficiente para apagar las 100 velitas, desoyendo su pasado más inmediato, desobedeciendo otros tantos chascos centenarios. De cualquier manera, quieren que la partuza sea justo en la próxima Copa Libertadores, y para eso se está armando un Dream Team con la ayuda de inversionistas (¿¡ya se olvidaron!?). La imagen por excelencia, claro, es la de un tal Ronaldo. Eso, la imagen. Ahí hay que reconocer cierta astucia en los actuales dirigentes del Corinthians; les avisaron que en Huracán jugaba el nuevo Messi 4 UN CAÑO | DICIEMBRE 2009
y pensaron: “El nuevo Messi, con el viejo Ronaldo, así quién nos para...”. Nadie los paró y, aun en medio de tironeos, de una bandera quemera que lo tildaba de “traidor”, Matías Defederico igual cambió de Parque: se mudó de Patricios a San Jorge, lugar donde se entrena el equipo del que es fan el presidente Lula. Aunque ya en sus primeros días en San Pablo había algo que no cerraba, como que esos menuditos 62 kilos que traía el argentino dejaban aún más en evidencia la silueta de espeto corrido de O Fenómeno. Lo
más conveniente, entonces, era ir hasta el nuevo departamento en el barrio de Tatuapé y llenarle la heladera al Mati, ésa que abrió para mostrar de qué se trata la dieta que ya le hizo aumentar cinco kilos y que tiene como meta alcanzar el número 69 de la balanza. “Funciona bien, eh. Mi mamá y mis hermanas también llegaron flaquitas y ahora están más rellenitas, je”, bromea el ex Huracán, mientras un fotógrafo brasileño lo flashea en plena merienda y también cazando unas uvas del refrigerador. Este delantero de 20 años, picante, escurridizo, que flameó con Cappa y voló en el Globo del tiki tiki, a partir de su salida (y las de otros cuantos del último subcampeón argentino) colaboró inconscientemente con el inicio de la actual desnutrición de Huracán; ahora a él, en Brasil, se lo nota con apetito renovado. Aunque tiene sus gustos, sus reparos lógicos de venir de otros pagos: “Acá todos comen arroz con feijao y a mí no me cabe mucho. Además, las carnes tienen un corte distinto al que estamos acostumbrados los argentinos y se me hace difícil para comprar. Por eso prefiero las pastas, como bastante, como bien, eh”, aclara, podría decirse, la envidia de Ronaldo, a pesar de que
poco a poco van entrando en sintonía. “Miro por tele las repeticiones de los partidos -cuenta Matías- y noto que la camiseta me queda más ajustada, je. No, fuera de broma, acá en Brasil los entrenamientos son mucho más físicos que en la Argentina y estoy trabajando para ganar peso porque sé que será algo importante para mí. Aunque tampoco para que me deje la sensación de estar pesado”. En portuñol habría que decir que Defederico le está dando al dientinho. Casualmente, Dentinho es el compinche que encontró el ex Huracán dentro del plantel del Corinthians. Esta amistad, como no podía ser de otro modo en esta historia, fue creciendo entre apuestas y comilonas. Primero jugaron 200 reales por la clasificación o no de Argentina al Mundial. “Publíquenlo así después no se hace el distraído y me paga”, desafió Matías ante los cronistas que suelen andar por Parque San Jorge. Y a los dos días del gol de Bolatti -justamente ex cumpa de Defederico- en el Centenario, el delantero brasileño cayó en conferencia de prensa y habló antes de que cualquier periodista le preguntara algo: “quiero decir una cosa: Defederico no esperó ni media hora
para venir a cobrarme la apuesta. Me llamó para juntarnos a cenar y, a la hora de pagar la cuenta, me dijo que sólo tenía 7 reales. No lo invito más después de ésta”. Pero diez días más tarde volvió a caer y, preso de una promesa, debió ponerse con un ‘churrasco’ de 100 reales a causa del primer gol de Defederico con la casaca del Corinthians, en el 1-0 ante Vitória, a fines de octubre. Ahí empezó la evolución del argentino, se ganó un lugar fijo entre los titulares y al partido siguiente asistió dos veces a Ronaldo en el 2-2 del clásico frente al Palmeiras. “Es como un RiverBoca”, compara, y también aclara que “todo parece más fácil jugando al lado de Ronaldo, siempre trato de buscarlo. Es un crack, un gran tipo y cada vez nos vamos entendiendo mejor. Lo tomo como un regalo del cielo estar compartiendo una cancha con él. Todavía no caigo”. En algo más de dos meses, Matías se ganó el cariño de los medios brasileños, que lo ven como un personaje pintoresco, dado y extrovertido, sin aires de divo. Abre las puertas de su casa y enseña la intimidad que lo rodea cuando no anda en pantalones cortos. En una habitación de su casa guarda una amplia colección
de camisetas rivales, la cual fue creciendo en colorido desde su arribo a Brasil. “Del fútbol argentino me falta la de River. Una pena. Pasó que, cuando le ganamos 4-0 en el torneo pasado, tuve una discusión con Ahumada y él no quiso cambiármela”, recuerda quien lleva una vida muy distinta a la que tenía Tevez cuando jugaba en el Corinthians. Por el acoso de los hinchas y el temor a la inseguridad de un San Pablo que es un país dentro de otro, Carlitos casi ni salía de su hogar y tenía un chofer-guardaespaldas que manejaba una imponente camioneta blindada. La 10 del Timao fue suya. Y ahora es de Defederico. “Siempre me gustó usar ese número y ojalá que algún día la gente del Corinthians llegue a quererme como lo quiso a Tevez”, repite casi tantas veces como las que debió aclarar que no es el clon de Messi aunque le encantaría. Así como también dice que le encantaría que el Timao concrete el sueño de fichar a Riquelme para el año del centenario. “Sería hermoso jugar con él, ya me imagino en la Libertadores tirando paredes con Ronaldo y con Román. Increíble. Con tal de que se dé, no tendría problemas en cederle la 10”. DICIEMBRE 2009 | UN CAÑO 5
Y perdónanos nuestras deudas... ( a propósito del gol de Henry)
Ahora que tenemos dos manos de Dios, y un montón de disculpas apiladas, qué tal si nos ponemos a pensar sobre las trampas y el fútbol. Víctor Hugo nos propone el interesante ejercicio de reflexión en el que una mirada hacia nuestro pasado, y quizás hasta nuestra infancia futbolera, no vendrían mal. Por VÍCTOR HUGO MORALES
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juez¨ (y no conozco ninguno), puede juzgarlo a Henry? La trampa es tan parte del juego que hasta las hay de distintas calidades, porque bien puede decirse que la de Diego, como no podía ser de otra manera, fue la mejor (más se ve la jugada, menos mano parece) y la de Henry es modesta en la comparación. Éste es un despacho en el apuro europeo de un retorno, pero lo que se quiere es provocar a los lectores e invitarlos a reflexionar sobre estos asuntos que ocupan nuestras discusiones de fin de año.
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¿Y si se declara a la trampa parte del juego y se termina con tanta hipocresía? El gol de Francia viene bárbaro para que la terminen con el de Diego; pero además para que los tramposos del mundo, que son el 99,9%, entiendan que si la base de la pirámide es la trampa en lo más alto no puede haber otro comportamiento. Nadie devuelve nada. Todos ganan mundiales y otro tipo de torneos con jugadas que si hubiese que volver atrás puede presumirse que toda la historia del fútbol cambiaría. El gol de “La mano de Dios”, como tituló L’Equipe, el gran diario deportivo de Francia, emulando la frase de Diego, puede valer un Mundial desde que está muy claro que los bleus son capaces de ganarlo. ¿Sera justo? No, si pensamos en la decencia del juego. Pero, ¿tenemos un deporte decente? ¿O el problema es si el arbitro nos ve o no? El presidente de Francia pidió disculpas, pero rogó a su vez que no le reclamen que se convierta en el árbitro. Ni Henry pidió la anulación de la jugada ni su presidente que el partido se dispute otra vez. Mucha disculpa al ministro de Irlanda; tiene razón, pero marche preso, como durante toda la vida ocurrió. ¿Qué pasaba en un mundo tramposo si Henry se autodenunciaba (visto además desde la sociedad argentina, que no quiere ADN compulsivo si alguien no quiere, en nombre de su libertad, saber su identidad, con el argumento de que nadie esta obligado a declarar en su contra)? ¿Qué hubieran dicho los hinchas, los franceses, casi todos? ¿Cuanto duraba Sarkozy si en vez de una declaración pour la galerie pedía que realmente se jugara de nuevo? Los jugadores se tiran para que les den un penal, la tocan ellos afuera y piden para sacar, y en el potrero, a cada rato, unos dicen que la pelota entró y los rivales que no, que pasó por arriba del montón de ropa que hace de palo. ¿Que arquero, de los que se adelantan en los penales (y son todos), qué defensor que haya dicho ¨cometí foul, señor
Cantemos todos... pero todos Desde su bastión en Río Cuarto, el columnista suma un aporte. Más que discutir torneos cortos o torneos largos, el asunto es ver cómo se concreta la participación de cada rincón de la Argentina. Bienvenidas las quejas desde las provincias. Porque caballo que no galopa... Por OSVALDO ALFREDO WEHBE
“¡Pan dulce!, le gritaban al Enrique todos los diciembres de la década del sesenta y buena parte de los setenta. La tan arcaica cargada, provenía desde diferentes rincones del aula, del barrio, de las canchitas del lugar y hasta en los salones de baile. Al equipo del Enrique lo comían a fin de año. Perdía sobre la línea de llegada. No había manera de cambiar la historia. A fin de año, cerca de Nochebuena, con las clases terminadas, cerquita del arroyo o en la pileta del club, la radio daba la vuelta olímpica con el campeón del año. A veces holgado, otras más peleado hasta el final. Siempre los grandes. Era lindo. Era lejano. Era leyenda. Era El Grafico o la Goles. Eran Fioravanti y Ardigó. Eran tiempos de un par de clásicos: uno acá, otro allá. Núñez y la Boca; Avellaneda en las dos canchas, la Quema o el Gasómetro. Por acá también .Torneos largos a dos ruedas. En Río Cuarto, el Atenas-Estudiantes era dos veces en 365 días. Nunca más. Salvo alguna final épica. Era lindo, dije. Pero apareció un tal Valentín Suárez y desde su idea nos abrieron el juego. Nada de altruismo, se entiende. La cuestión era despertar nuevas plazas y boleterías. Dos campeonatos al año. Pero con mucha identidad cada uno. El Metropolitano (buen nombre para el sistema de vida argentino) y el Nacional. Uno largo, el otro cortito. Era muy lindo. Porque hasta ese momento, las Ligas del interior tenían competencias de fuste. Y clasificar para un regional extenso y llegar al Nacional era tocar el cielo con las manos: pero ningún club se iba de su comarca. No la abandonaba. Si tenía la suerte de trepar por dos meses al paraíso, era un premio que los demás miraban con envidia.
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Cuando se eliminó el Nacional, y entre gallos y medianoche se incorporó a equipos cordobeses a la AFA, quedamos al horno y sin guarnición. Esto era antes. No tan viejo pero mucho antes. Hoy la B Nacional parece haber existido desde toda la vida y lo mismo los torneos argentinos. No reniego del hoy. Salvo lo expresado en otra nota respecto a la injusticia que me supone la B Metropolitana con el mismo premio para una región que el que se le otorga a todo el resto del fútbol; me parece que la cosa es dura, que los torneos son difíciles, pero podríamos estar peor. Pero los viejos y gloriosos Nacionales fueron únicos. Y mucho más el Campeonato Argentino Interligas, que se debe haber jugado hasta mediados de los setenta y que suponía un provincial primero y un nacional de selecciones después. Río Cuarto lo ganó en 1973. El cuadrangular final se jugó en mi casa entre San Juan, La Rioja, Tandil y los nuestros. Fue sensacional. Hay muchos movimientos que se podrían realizar para federalizar de verdad al fútbol y a la vida toda. Desde la redonda uno envidia la chance del Alcorcón o el Numancia de mojarles la oreja a los grandes en un campeonato bien nacional como la Copa del Rey. O al menos de jugar, de competir por derecho de ciudadanos, digamos. Lo que no debe perderse es la vida propia. El retrato de la gente en el paisaje en donde vive. Y sean largos o cortos los campeonatos, sentir que participamos todos. Para que ver el nombre de un equipo de nuestro pueblo en un diario nacional no signifique la gloria. De lo contrario sentiremos siempre esa sensación que nos da, cuando alguien a quien queremos no se acuerda ni de nuestro nombre y apellido y se justifica diciendo que anda mal de la memoria. Un mal metropolitano y nacional.
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Cómo lograr un buen servicio (más allá de los courts...) Por ROSCOE TANNER
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o quiero ser reiterativo, pero tendrán que permitirme retomar la historia de Lolita, la niña de la que les hablé la última vez. Quienes vienen siguiendo mi exhaustivo research sobre cómo tener un buen servicio ya saben de quién les hablo (los que no, pueden considerar esto un burdo truco y correr al kiosco más cercano para comprar el número anterior de Un caño). Anyway, ya les dije cuánto me asombró el motivo que lleva a Lolita a entregarse a su carnal labor. Lolita no tiene hijos a los que mantener. Ni padres humildes a los que sustentar. Sencillamente, a Lolita le gusta hacerlo. “¡Y acá encima me pagan!”, exclama con perversa inocencia. Ahí había una buena historia para profundizar, pensé, así que regresé al depto de Corrientes y Callao donde cumple riguroso horario entre las 12 y las 8 de la noche. Esta vez se presentó con lencería roja en lugar de negra. “¿Cuál me queda mejor?”, quiso saber. No sé ustedes, pero para mi, en esos casos, el color es lo de menos. Lo que realmente me interesaba saber era cómo hacía esta criatura de 21 años para sostener la mentira de su nuevo empleo frente a sus padres y sus hermanos (dos mayores, uno menor). En casa dijo que trabajaba de camarera en una parrilla. Ajá, y qué pasaba si un día de estos alguno de ellos decidía comerse una buena tira de asado por ahí. “Naaah, nosotros vivimos muy lejos; ni mis viejos ni mis hermanos son de venir al centro”, dijo muy segura. Me pareció raro. Pero mucho más raro, y a la vez digno de una Organización con mayúsculas, fue enterarme que para hacer más creíble la coartada en casa, el depto en cuestión proveía a sus chicas de uniformes que hicieran más creíble la mentirilla. Me costó creerle, hasta que, ofendida, salió de la habitación para regresar unos minutos después ataviada con un pulcro delantal de cocinera –gris topo con verticales rayas blancas– en cuya pechera se destacaba un bordado con letras rojas que decía PARRILLA ENTRAÑABLE. Coincidirán conmigo que semejante esfuerzo de producción indica hasta qué punto la Organización valora el buen servicio de sus chicas. Y se quedarían más pasmados todavía si vieran la ca10 UN CAÑO | DICIEMBRE 2009
lidad de ese bordado. Nada de algo así nomás. La leyenda en rojo se destaca especialmente porque de fondo tiene un círculo marrón que, visto en detalle, no es otra cosa que una de esas extrañas tablitas de madera en las que ustedes, gauchos de estas pampas, suelen comer barbacoas (ya sé, ya sé que acá le dicen asado, pero uno no puede aggiornar su lenguaje con tan poco tiempo en Aryentina). Como si no bastara con lo del delantal, la farsa se completa cada vez que Lolita llega a casa y le pide a su mami si “porfa, ¿me podés lavar y planchar el uniforme? “Después de eso –asegura- todos están convencidos de que laburo en la Parrilla Entrañable”. Créanlo o no, así funciona la cosa, por lo menos en este lugar. Nunca había visto ni oído nada igual. Cuando el dueño del depto ve que algunas Lolitas le aporta jugosos dividendos (“jugosos” + “parrilla” = “carne”; el chiste fácil se los dejo a los lectores), si es necesario se toma estas molestias, y aporta la indumentaria necesaria según la mentira de la Lolita de turno. Por ejemplo a Cris, otra chica dueña de un gran servicio, según me dicen (puro saque y volea), le acaban de mandar a bordar una blusita muy fina. Al parecer, Cris mintió en casa que la contrataron como telefonista de una empresa de computación (Muero por ver ese bordado, ¡ja!) En fin, para volver un poco al mundo del tenis, verán que no sólo Agassi está abriendo su corazón. Me pregunto si Lolita y Cris, de acá a unos años, se arrepentirán y confesarán toda la verdad como acaba de hacerlo el siempre marketinero Andre en su autobiografía Open. Ya saben, esas bizarras historias de la peluca, la foto de Steffi en la heladera y el consumo de sustancias prohibidas. Si puedo arriesgar, diría que no. Pero como en los deptos, al igual que en la tele, el tiempo es tirano, cuando me quise acordar ya estaba Lamadama tocando la puerta: ¡¡knock, knock!! Esperaba escuchar el clásico “Lolita, la hora”, pero knock. Me pregunté si estaba soñando o qué, porque estoy seguro que, al otro lado de la puerta, Lamadama ordenaba algo así como “¡marche un matambrito con fritas para la ocho! ¡Y cierra la cincoooooooo!”. Please, si alguien me puede explicar de qué estaban hablando se lo agradeceré. Ah, buen provecho.
s a b r e y s a r t O
RO JAND
LE
Por A
ENTI
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El peronismo olvidado
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esde su explosiva aparición, el peronismo no abandonó nunca el centro de la escena de la política nacional. Hoy, muchas de las viejas discusiones que ha suscitado el movimiento a lo largo de esa historia plagada de epopeyas y circunstancias dramáticas se han reactualizado. “Alicia y John, el peronismo olvidado”, de Jorge Castro, pone en juego ya desde el título una idea provocadora: la del rescate de una de las figuras que más lejos está de la vocación conservadora que el PJ institucional ha ido profundizando desde la última presidencia de Perón a esta parte. El documental, parte de la serie “Vidas Argentinas” que dirigen María Seoane y Víctor Santa María desde el Centro Cultural Caras y Caretas -ya se han estrenado de esa serie “Ramón Carrillo, el médico del pueblo”, “Familia Lugones”, “Norma Arrostito, Gaby la Montonera”, “Borges y nosotros” y “Haroldo Conti. Homo Viator”-, está estructurado de una manera clásica, con una buena cantidad de testimonios de amigos, allegados, escritores y políticos (Antonio Cafiero, Miguel Bonasso), a lo que suma breves dramatizaciones a cargo de Carlos Portaluppi y Ana Celentano. No hay demasiado material visual de archivo, lo que de algún modo corrobora la idea de Cooke como personaje relegado en la historia del peronismo. Muchas de sus ideas, sin embargo, tienen una notable actualidad. En 1964, en una entrevista que concedió a Carlos Núñez, Cooke decía que “el proceso de justicia social en una economía en etapa ascendente no es el mismo que en una economía en receso. Durante un tiempo, el país pudo darles a todos sin quitarle a nadie, pero llegó un momento en que había que quitarles a los que tenían para continuar la obra de desarrollo nacional”. Esta idea de Cooke, simple, directa, efectiva, incontestable, interpela tanto al kirchnerismo como a sus opositores: explica con sencillez el conflicto con el campo que hirió de muerte a este gobierno y a la vez estimula a pensar que durante la primera etapa kirchnerista, la del famoso “crecimiento a tasas chinas”, la política de redistribución -el “darles a todos” de Cooke- se podía haber desarrollado con mayor convicción. Otra de las ideas centrales de Cooke, y de su enérgica compañera Alicia Eguren, cuyo derrotero político es conmovedor, es la del desprecio por la burocracia. Cooke siempre despertó resquemores 12 UN CAÑO | DICIEMBRE 2009
dentro del peronismo por su ataque decidido sobre ese fenómeno de esclerosis política que terminó desembocando en la instalación de la dinámica corrupta y antipopular de los Gordos de la CGT y la lógica extorsiva de los tristemente célebres barones del conurbano. Sus críticas constantes a la burocratización dentro del partido y del movimiento peronista -lo que hoy se conoce como “pejotización”- ya las había escuchado el propio Perón a partir de 1952. Cooke siempre fue un personaje incómodo: para el movimiento era zurdo y para la izquierda era peronista. Fue símbolo de la resistencia entre 1956 y 1959, hasta que Perón empezó a verlo como un peligro y le quitó “el bastón de mariscal”, de delegado personal y reorganizador del PJ capitalino, que ya era un nido de burócratas. Unos años más tarde, Cooke y Eguren iniciarían la etapa cubana, trabando una fuerte relación con el Che. El peronismo institucional terminaría permitiendo que de sus propias entrañas naciera la Triple A, algo que Cooke por fortuna no vio, ya que murió en 1968. Alicia Eguren fue secuestrada y desparecida por la dictadura militar iniciada en 1976. Hoy, algunas de las figuras más emblemáticas del peronismo son Daniel Scioli, Hugo Moyano y Eduardo Duhalde.
Melero amigable
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lo largo de su extensa carrera, iniciada en los efervescentes años de la primavera alfonsinista, Daniel Melero se ha mantenido como un artista inquieto, curioso, inclinado siempre hacia lo alternativo. Fundador de Catálogo Incierto, uno de los sellos más interesantes de aquellos años, padre de la escena electrónica, productor de Soda Stereo y referencia crucial para Babasónicos, uno de los nombres grandes del rock argentino actual, Melero ha ido construyendo en todos estos años un repertorio ecléctico y desafiante, y se ha mantenido por decisión propia al margen de las estructuras del rock comercial, más interesado en la consolidación de su perfil como artista del reciclaje y la experimentación que en las liquidaciones de SADAIC. Mientras seguimos esperando la reedición de “Silencio” (1986), el único disco que dejaron Los Encargados como ineludible legado, celebremos la aparición de “Por”, un álbum que Melero grabó con el apoyo de buena parte del team babasónico y que vuelve a poner en evidencia su notable pericia para producir canciones realmente preciosas. Ahí están “La reina del enigma”, un homenaje nada velado a Nick Drake, y “Celoso”, sin dudas uno de los temas del 2009, pergeñado
en sociedad con Adrián Dárgelos, para corroborarlo. “Por” es un disco sencillo, objetivo, directo, equilibrado. Para poner en cualquier horario y sin exigencias de algún estado de ánimo en especial. Lo que se dice un disco amigable.
Romina Paula, la todo terreno
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ice el propio Tennessee Williams en la introducción de la edición local de su obra “El zoo de cristal” que “como se trata de una ‘comedia de recuerdos’, se la puede representar con una insólita liberación de todo convencionalismo”. Usando esa libertad con tanta prudencia como imaginación, Romina Paula escribió y dirigió “El tiempo todo entero”, pieza teatral inspirada en la obra de Williams de la que habrá en diciembre cuatro últimas funciones, antes del cierre de temporada: los días 2, 3, 9 y 10, siempre a las 21, en el Teatro Espacio Callejón (Humahuaca 3759). Historia de asfixiante endogamia familiar, tiene como protagonistas a una madre que logra imponer su deseo como dinámica vital dentro del hogar que comparte con sus dos hijos. Esa madre que encarna Susana Pampín tiene, como también ha dicho el autor de la obra en su momento, “tantas cosas dignas de amor y de piedad como de risa”. La directora extrema la profundidad de los lazos de dependencia hasta proyectarlos hacia el incesto. Quien viene a quebrar los cimientos de esa estructura que funciona casi exclusivamente con el combustible de la neurosis es un “extranjero”, alguien que pone en juego una lógica diferente que, al chocar con la del grupo cerrado, pone aún más en evidencia la cristalización de una
situación realmente angustiante. Las actuaciones de Pampín, Esteban Bigliardi, Esteban Sánchez Lamothe y Pilar Gamboa son prodigiosas. Romina Paula también acaba de publicar una muy buena novela, “Agosto”. Ah, y la obra empieza y termina con una tema extraordinario del mexicano Marco Antonio Solís, “Si no te hubieras ido”. Vayan, escuchen, vean, lean.
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VETERANOS INOXIDABLES
Sanguchito de vacío Los principales animadores del fútbol argentino son las estrellas longevas, quienes comparten vestuario con embriones de crack que apenas superaron la adolescencia. Mientras, la generación intermedia gasta sus años de plenitud en ligas más rentables. Con jugadores que emigran antes de completar un torneo en Primera, el reinado de los veteranos promete ser duradero. Por ALEJANDRO CARAVARIO Ilustración SEBASTIÁN DOMENECH
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l españolísimo José Ortega y Gasset, doctor en filosofía para más datos, se formó en Alemania, donde tal vez educó una obstinación exhaustiva que lo llevó a tomarse muy a pecho el asunto de las generaciones y, en consecuencia –diría Macaya–, a establecer límites muy precisos según las edades. Así, un hombre de 22 es un joven, mientras que uno de 35 está en la etapa de iniciación y otro de 46 en la de predominio. Los tres son contemporáneos pero no coetáneos y, por tanto, no participan de la misma generación. El asunto se tornó más laxo con el tiempo y las generaciones suelen aludir a grupos que comparten aficiones, coordenadas estéticas y otras yerbas, pero la partida de nacimiento no es decisiva. En mi modesta opinión, tal categoría habla menos de una experiencia cultural o política que de un ombliguismo altiso-
nante. Quiero decir, veo muchos artistas ansiosos por integrar una nueva generación (y por reclamar ese nombre) cuando lo único nuevo son ellos mismos (una noticia biológica). No sus obras ni sus ideas. En cambio, a algunos veteranos de vitalidad intacta se los confina a la estepa old fashion porque les ha crecido el abdomen y se cansaron de las liturgias promocionales. Me parece que el tema de las generaciones se ha degenerado. ¿Qué diría el Burrito Ortega y Gasset?
CONOCIDOS DE SIEMPRE Aunque a buena distancia de la reflexión filosófica, acaso el magma etario de los vestuarios de fútbol merezca una teoría ad hoc. Allí, los recién llegados, imberbes que ni siquiera se han agenciado su botinera reglamentaria y fiel, comparten rutinas con padres de adoles-
centes que deberían mirar los shorcitos de trabajo como si fuera un recuerdo escolar. Pero no, por necesidad y urgencia, los jugadores se han vuelto longevos y no sólo permanecen como reserva de experiencia y autoridad de las nuevas horneadas, sino que aportan el corazón, la energía y la esperanza de un fútbol cada vez más propenso a la regresión. Porque Pablo Mouche y Nicolás Gaitán juegan bonito y prometen tardes gloriosas y material exportable de primera calidad. Pero al igual que una década atrás, para bien o para mal, las riendas de Boca siguen a cargo de las vacas sagradas: Roberto Abbondanzieri (37), Román Riquelme (31) y Martín Palermo (36), con el auxilio del juvenil Sebastián Battaglia (29). Y en River, luego de la primavera ficticia propiciada por la llegada del Ogro Fabbiani, dirigentes y técnicos concluyeron que era mejor volver a las DICIEMBRE 2009 | UN CAÑO 15
Los motivos de la convocatoria de Palermo y Schiavi a la Selección tal vez no haya que buscarlos en los méritos de la extraña yunta (que no son pocos, sin embargo), sino en la inanidad de esa elite esclerosada que carecía de argumentos y de conexión con el público.
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fuentes, al tiempo mítico de los héroes: Marcelo Gallardo (33), Ariel Ortega Gasset (35) y Matías Almeyda (35), quien revió su temprana jubilación y, aunque falto de competencia y de entrenamiento, en un par de meses se convirtió en gran figura y vocero del plantel. También la Selección tuvo una reciente moda retro. Cuando el papelón rondaba a las huestes juveniles y refulgentes de Maradona, la receta milagrosa se centró en dos viejitos: Palermo, experto en salvatajes y desmesuras felices, y
Almeyda volvió a River después de su retiro e igual le alcanza para ser la figura y el líder del equipo.
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Rolando Schiavi (36). Los motivos de la convocatoria tal vez no haya que buscarlos en los méritos de la extraña yunta (que no son pocos, sin embargo), sino en la inanidad de esa elite esclerosada que carecía de argumentos y de conexión con el público.
ORGULLO Y TALISMÁN Otra: si se eligiera hoy al mejor de la liga argentina, muy probablemente Juan Sebastián Verón (34) encabezaría las preferencias, sin distinciones partidarias. Hechas las paces con la hinchada nacional luego de su infortunada gesticulación en el Mundial aciago, convenció a todos de su impar talento, de su ojo estratégico y de su personalidad. Verón es, además -y como ninguno de sus colegas entrados en años-, un pilar del inventario simbólico de Estudiantes. Por su linaje unido al esplendor del club, por su exitoso recorrido a lo largo del mundo y por su voluntad de regresar a casa antes de hora (para salir campeón local y de América) encarna un modelo insuperable. Obra del orgullo barrial; la bandera y la sangre elegidas. Los futbolistas con una historia clínica limpia de fatalidades y el debido cuidado pueden, a los treinta y pico, repro-
ducir sus habilidades juveniles. Lo que les falta de reacción lo compensan con autoridad y contagio. Y, hacia la tribuna, con una comunicación más poderosa que la de un jugador que todavía tiene que curtirse. Si sólo se tratara de jugar bien, el fútbol sería un entretenimiento menor: en la representatividad de algunos nombres, en su espesor dramático, reside buena parte del interés por el espectáculo y de la atracción afectiva de una camiseta (“pasión” suele decirse, con cierta voluntad hiperbólica que las marcas de cerveza han neutralizado al usar la palabra en cada spot). Sí, hay algo místico, supersticioso, en la longevidad de ciertos jugadores. Como si su sola presencia, sobre todo en épocas de escasez, pudiera actualizar espontáneamente el brillo extinguido. Las sorpresivas convocatorias de Maradona en el epílogo de la Eliminatoria aportan una prueba categórica.
VI LUZ Y ME FUI Pero también existe una explicación atada al mercado que da cuenta del envejecimiento del fútbol argentino. Y el eximio puteador y técnico Angel Cappa ha sido su más vigoroso expositor. Huracán vio emigrar a la velocidad de la desesperación un equipo fantástico. Y el remate masivo dejó trunca la posibilidad de consolidación de un grupo de jóvenes que, luego de pelear palmo a palmo el título y exhibir un juego desbordante, insinuaba un futuro venturoso. No pudo ser. Los plazos son breves y los jugadores, cuyo destino ya no controlan los clubes sino un surtido de empresarios sin empresa e inversores que no invierten, aprovechan un buen campeonato para forzar una transferencia. A Rusia, a México, a Brasil o a la
Si sólo se tratara de jugar bien, el fútbol sería un entretenimiento menor: en la representatividad de algunos nombres, en su espesor dramático, reside buena parte del interés por el espectáculo y de la atracción afectiva de una camiseta.
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liga de Chipre. La oportunidad quizá no se repita, razonan. El tren pasa solo una vez y es necesario treparse la menos al furgón de cola. Con las divisiones inferiores ya no se contempla una renovación progresiva, el recambio organizado que además garantice la venta oportuna y periódica para oxigenar las finanzas. Así lo prevé, por caso, Lanús. Los demás ponen a la venta hasta sus atletas adolescentes para apagar el incendio inmediato. Ultimo caso hilarante: River canjeó un porcentaje variable del pase de algunos futbolistas (Matías Abelairas y Nicolás Domingo, entre otros) para pintar el Monumental. Pagó con su plantel el látex acrílico, un recurso que tiene tanto de original como de escalofriante para los socios. La tendencia vigente tiende a profundizarse. En unos años, los equipos estarán habitados por extremos generacionales. Veteranos más o menos queridos y embriones de cracks que, antes de pasar a algún torneo mejor pago, a lo sumo gastarán un par de partidos en Primera. En el medio, un elenco rotativo de jugadores medio pelo. El excedente de las ligas premium y sus arrabales. Un sanguchito de vacío, pero sin el perfume de la parrilla. Vacío nomás.
Palermo, con su vigencia goleadora, es uno de los simbolos de Boca.
Los viejitos no sólo permanecen como reserva de experiencia y autoridad de las nuevas horneadas, sino que aportan el corazón, la energía y la esperanza de un fútbol cada vez más propenso a la regresión.
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LEO VACA
VETERANOS INOXIDABLES
MANO A MANO CON MATÍAS
El front man
Juan Sebastián Verón es el líder de Estudiantes y de la Selección. En una larguísima charla con Matías desarrolló las razones por las que los veteranos tienen un lugar de privilegio en el fútbol actual, qué pasa en la Selección, la relación con Maradona, su futuro y lo que se viene en el Mundial de clubes. Ah... y hay un bonus track de política.
¿Por qué creés que sucede esto de que estamos encolumnados detrás de jugadores que tienen más de treinta años? Y… bien no lo sé. Por ahí hasta puede ser un hecho casual, pero también estás hablando de muchachos que en sus clubes han ganado todo. Y además yo soy un convencido de que la vigencia en el fútbol se ha estirado, más que nada por el tema de los años. Vos antes, por ahí, decías: “bueno, viene con 34 ó 35 y está en el final de su carrera”; y ahora fijate en los casos de Palermo, de Schiavi, de Almeyda, del mismo Caldera… Todos ellos terminan siendo referentes y hasta figuras en sus equipos. Y en el caso de Martín, del Flaco o en el mío se agrega que nos tocó vivir una etapa en difícil en la Selección. Con esto no digo que la clasificación se logró por nosotros, pero algo aportamos. Y quizá, por razones de edad, en otro momento no te tocaba estar en instancias así. No sé si fue por ustedes, pero en un momento caliente se recurrió a jugadores con historia. Digamos que, de algún
modo, el equipo se apoyó en ustedes. Sí... Particularmente en la Selección creo que se dio así: en un momento difícil, se buscó apoyarse un poco en la experiencia. Me parece que Martín o el Flaco mismo han vivido situaciones extremas dentro del fútbol: jugaron finales, semifinales en lugares difíciles. Y esta ha sido una camada de chicos que, en realidad, no había vivido momentos tan complicados en la Selección. Ni en Eliminatorias, ni a nivel olímpico ni en Copa América. Entonces es ahí, en esos momentos, que se recurre a la gente hecha para este tipo de circunstancias. ¿Y por qué pensás que fueron ustedes tres? Hay otros jugadores con experiencia que también han ganado finales... Depende mucho de la vigencia y de las ganas que tengas de estar. Hablame de Palermo. Llega a esta altura de su vida siendo importante en Boca y en la Selección. ¿Creías hace un año que esto podía ser posible? Es que de Martín, en realidad, podés creer cualquier cosa. Tanto por el carácter
como por la forma en la que él siente el fútbol. Yo digo que los que se destacan en este deporte lo logran porque siempre han tratado de superarse. Y él fue un jugador, un tipo, que siempre se superó: ha salido de malos momentos en lo personal y en lo profesional y eso se ve reflejado en su carrera y en su presente. Por eso, particularmente, no me asombra su presente. Porque lo conozco y porque sé como es. Entiendo que no te sorprenda que siga jugando, pero ¿ni siquiera que sea él quien nos clasifica al Mundial? Eso por ahí estaba en la cabeza de Diego, de él y de pocos más. Eso es el fútbol. Si a alguien le tenía que caer esa pelota del final en el partido contra Perú, en el medio de todas esas piernas, ése era Martín. No le podía caer a otro, ¿eh? Pero bueno, forma parte del destino futbolístico de Martín. ¿Y el Flaco Schiavi? ¿Tuviste algo que ver en su participación en las finales con Estudiantes? No. La idea fue de Sabella, pasó por los dirigentes y a mí me pareció bárbaro. DICIEMBRE 2009 | UN CAÑO 19
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En una instancia decisiva como ésa, era él o no era nadie. Qué bárbaro. ¿Cómo se gana alguien ese lugar: “era él o nadie”? Es que Schiavi, más que seguridad en la defensa, te da la experiencia que mencionábamos antes: la de haber absorbido sin problemas el hecho de estar disputando partidos decisivos. Hoy, pocos zagueros en Argentina te pueden garantizar eso. Muy pocos. En este cuarteto de jugadores de 34, 35, digamos un Almeyda-Palermo-SchiaviVerón. En esos Rolling Stones, vos sos Jagger. ¿Te sentís el mejor jugador? ¿Cómo lo tomás cuando te lo dicen? No, sentirme el mejor, no… Obviamente me gustan las caricias pero tampoco ando por la vida sacando pecho diciendo que soy el mejor. Trato de sumar lo mío y que esto que vivo les sirva a los más jóvenes, sobre todo acá, en el club.
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Me satisface aportarles mi experiencia y encaminarlos en lo que va a ser su vida futbolística. ¿Y cómo ves a los jugadores jóvenes de hoy, comparados con vos cuando tenías 20 años y recién arrancabas? Igual. Nada más creo que la transición nuestra fue distinta. Cuando yo me sumé al seleccionado estaban Simeone, Sensini, Balbo, Caniggia… Había gente de peso y con historia. Esos eran los grandes, digamos. Exactamente. Hoy, para estos chicos, ha sido distinto. Tienen que tomar la posta muy jóvenes, fijáte que estamos hablando de chicos de 20 años a los que les ha tocado estar en la Selección o vivir en grupos en los que el más grande tiene apenas 23 años… Bueno, pero era lógico. Desde que Passarella armó aquella Selección de jóvenes era obvio que cuando se acabara
esa generación el recambio se iba a hacer sentir. Sí, eso sí. Pero al no conseguir resultados las etapas se van quemando más rápido, porque el recambio se hace de otra manera. Se apunta más al resultado. Mirá la cantidad de jugadores que pasaron por la Selección en estos últimos dos o tres años. Son muchísimos. ¿Y por qué? Porque se está ávido de resultados, porque la gente los reclama, porque la presión es distinta. Pero igual convocar diferentes jugadores no te garantiza resultados… Para mí, tiene que ver. Nos guiamos mucho por los resultados. En la etapa de Daniel, nosotros veníamos de un Sub 23, de un Preolímpico y de unos Juegos Olímpicos donde había muchachos que ya estaban en el plantel de la Selección mayor, pero la mayoría de nosotros fuimos subiendo y nos incorporamos al seleccionado. Acá ese mismo paso se hizo
muchísimo más rápido. Hay jugadores que tuvieron lugar en algún momento y que hoy ya no integran la Selección, y otros nuevos que suman uno o dos partidos… Están y al rato no están… Yo creo que se piden tantos resultados que, en esa búsqueda, las etapas se van quemando más rápidamente. Ya que estamos hablando de la Selección, ¿por qué creés que le cuesta tanto jugar mejor al fútbol? Creo que va de la mano un poco con que todavía no hemos encontrado un estilo, un sistema. ¿Pero eso se encuentra o se impone? Bielsa, por ejemplo, imponía su esquema. ¿Hoy es al revés? ¿Se busca una idea desde los jugadores? La primera idea de cómo jugar parte ovbiamente del técnico. Después, de los jugadores que él piense que puedan interpretar esa idea. Bueno, pero Diego ya convocó a más de 80 jugadores… Es que también buscó el resultado favorable. Teníamos que clasificar. Nosotros sabíamos que esta era una etapa en la que teníamos que ganar más que jugar lindo. Obviamente, lo que vos más querés es jugar bien, sobre todo teniendo a esos jugadores que tenés al lado. Pero después, más allá de la experiencia y todo eso, influyeron muchos factores: los nervios, las ganas de ganar, las ganas de sacarte la Eliminatoria de encima... Y eso nos afectó de alguna manera. ¿Tanta interna hay ahí adentro, Bruja? Esa es la sensación que dio. Más que nada después de las declaraciones de ustedes. ¿Pero se palpa así en el día a día, en los entrenamientos? No, no es tan así. La convivencia entre el cuerpo técnico y los que estábamos es buena. Después, por declaraciones o por situaciones que se dieron, se pudo haber deslizado que la cosa no andaba tan bien. Pero entre nosotros, te digo la verdad, nunca tuvimos un problema. Es que Diego y Bilardo parecen pelearse a través de los medios. Después, personalmente, siempre está todo bien... Ahí siempre estuvo todo bien. Nunca presenciamos una pelea ni una discusión. A mí alguna vez me preguntaron si era difícil estar en el medio y yo lo único que puedo decir es que mi diagóstico parte desde el agradecimiento, tanto a Carlos
como a Diego. Si hay una disputa en el medio, se me hace difícil estar metido por el sentimiento hacia uno y hacia otro. ¿Lo ves a Bilardo presidente de la AFA? No sé… Él quiere... Qué sé yo…. Es una cuestión muy personal. Imaginarlo, lo puedo imaginar. Él es una persona que al fútbol le ha dado mucho y que tiene una experiencia grande, sobre todo fuera del campo. Después, bueno, no sé… Vos, como presidente de Estudiantes, deberías ir a negociar con Bilardo presidente de la AFA. Ahí ya no lo veo, eh. Sería muy difícil, es complicado negociar con Bilardo. Te llevo de vuelta al tema de la Selección porque hay algo que me gustaría saber. ¿Qué clase de entrenador es Diego? Diego es un técnico que está en formación. Hacer una evaluación después de apenas un año es muy difícil. A mí me pasó lo mismo, no sé, con Mancini
sensación de que era algo para sumar y de si querían escuchar lo que vos tenías para decir. Sí, la verdad que estuvo muy bien. Hubo buena predisposición tanto de parte de él como de parte mía para escucharnos. Y eso fue importante. Después, él sacará sus conclusiones porque es la cabeza del grupo. Pero sí, estuvo bueno. Y cuando te abren la puerta así, ¿te sentís libre para tocar todos los temas? Lo futbolístico, lo táctico, lo organizativo, todo… Obviamente. Si tenés esa chance, hay que tratar de tirar todo arriba de la mesa y no quedarse con nada. Creo que está bueno decir las cosas, por más duras o crudas que puedan ser, porque es un momento para construir algo bueno para todos. ¿Vos creés que sirvió esa charla? Sí, porque Diego, más allá de lo que demuestre, es un tipo que escucha. En la soledad, escucha.
en el Inter, con Simeone en Estudiantes… Digamos, primero, que la comunicación que tiene Diego con el jugador es muy buena. Segundo, lo que él requiere no es nada complicado. Obviamente, vamos a necesitar tiempo porque tampoco pudimos trabajar demasiado. Por ahora es un técnico que se está haciendo y está buscando, como el jugador, qué estilo puede tener. Yo creo que está buscando eso. ¿Y te imaginás algo del desarrollo del equipo argentino, de esta búsqueda que describís, a un año del Mundial? Imaginar, imagino, por la clase de jugadores que hay. Es un estilo por ahí agresivo, de mucha posesión de pelota y buscando siempre el arco rival. Pero después, claramente, puede cambiar: cada partido tiene su historia y hace su historia, con lo cual lo que se piensa puede terminar en otra cosa. ¿Estuvo bueno el diálogo que tuviste con él? Me refiero, más allá de lo que hablaron, al clima que había, si te dio la
¿Qué fue lo que más te costó decirle? Nada. Yo lo conozco y sé cómo expresarme con él. Obviamente, siempre con respeto, pero le dije todo. ¿Y recibiste algo también o sólo hablaste? ¡No! Esto es un ida y vuelta. Es normal que él tenga sus inquietudes y que quiera saber cómo se sintió el grupo, cómo nos sentimos, lo que pensamos… Estuvo bueno. Vos te bancaste una época difícil después del Mundial de 2002. ¿Creés que ese enojo que tenían algunos se extinguió? ¿O pensás que todavía hay algún hincha que mantiene un mal recuerdo de aquella época? En los lugares a los que he ido nunca pasó nada. En algún momento ha habido alguno que me dijo algo, pero no pasé malos momentos. Pero sabés de qué te hablo. El mismo Diego dijo: “che, cómo van a chiflar a Sebastián en la primera que toca”. Eso tiene que ver con algo que viene de la historia, aunque
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te terminen aplaudiendo en la última. Sí, sé de lo que hablás. Pero son cosas que pasan... No hay que darle importancia a algunas cuestiones. Es más, en realidad, habría que restarles relevancia. Hablemos del caso particular de Almeyda ¿Te parece que su presente habla más de las carencias de River que de la recuperación de él y de las ganas de jugar que tuvo? Para mí River ha perdido su identidad y hoy se habla mucho en el vestuario. Y yo pienso que River ha apostado más allá de lo futbolístico a recomponer esa situación de tener gente del club. Pero River perdió algo fundamental: perdió ser lo que fue. Eso que hace no muchos años lo marcaba como una cantera inagotable. Y hoy le cuesta reconstruir eso. Creo que la incorporación de Almeyda, de Gallardo, va por el lado de las reconstrucción más que por el nivel que puedan tener dentro de la cancha. Yo en algún momento pensé que el hecho de tener jugadores destacados de 34
También cambiaron los mercados: antes te ibas a España o Italia y ahora te vas a lugares más raros como Rumania, Rusia… Los jugadores que van a jugar en esas plazas, en general, terminan volviendo acá. Sí, porque son lugares difíciles. Imaginate que no es fácil la adaptación, no es fácil sociabilizar. Porque más allá de lo futbolístico tenés una vida fuera de la cancha. Y si no encontrás ese apoyo, ese respaldo para vivir día a día, es muy difícil. Y en estos países donde la idiosincrasia cambia radicalmente, si el jugador no termina de adaptarse, se tiene que volver. Son pocos, realmente, los que logran adaptarse a eso. Te pregunté antes por los técnicos que tuviste, ¿cuál fue el mejor? La verdad es que tuve buenos técnicos. Te diría que muy buenos. Menotti, Bilardo, Bielsa, Passarella, Ferguson, digamos… ¿Podés armar un podio de los tres que más te gustan o que te marcaron? Porque vos, en Estudiantes, sos casi un DT dentro de la cancha; y me imagino que alguien
o 35 respondía al éxodo de la generación intermedia. Es decir, que los que están en los 24, 27, la mejor edad, se van a jugar afuera. Pero no sé si responde a eso… Obviamente los jugadores en la mayoría de los casos se van muy jóvenes y no llegan a formarse. El gran problema hoy, para mí, es ese. Que los futbolistas no están preparados, no tienen las herramientas suficientes para irse. Todos lo ven como “uy, qué lindo, me voy ahí a Europa”. Pero no es eso solo. Vos tenés que ir preparado porque cuando llegás ahí la realidad es otra. Te encontrás en un contexto cultural distinto y, quieras o no, eso influye. Podés ver la cantidad de chicos que se han ido y que han regresado rápido –sin encontrarle la solución a esa situación- y vuelven al lugar donde se sienten protegidos.
tuvo que influir para que eso pase. Influencias tuve, claro… Te diría que si los tengo que ordenar por mi preferencia o por mi historia, pondría primero a Sven-Göran Eriksson, segundo a Carlos Bilardo y tercero a Roberto Mancini. Me sorprendés totalmente con Eriksson. ¿Por qué lo tenés tan bien considerado? Primero porque de mí sacó lo mejor. Él me llevó a Italia y después me pidió para la Lazio. Creo que, sobre todo en Italia, la convivencia en los grupos es difícil, y él lo mejor que tenía era eso. Sabía llevar muy bien al grupo. Tácticamente era un hombre que trabajaba lo justo y supo convivir con el éxito, cosa que a veces es difícil. Él siempre fue una persona sencilla. Y a Bilardo no lo podés sacar… Bueno, Carlos, más allá del aprecio obvio por los colores y de que me conoce
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desde que nací, es una persona que enseña. Son pocos los que te transmiten eso. ¿Qué clase de técnico es Sabella? Un poco de todo. Es un hombre con esa paz que te decía de Eriksson y sobre todo una lectura del fútbol muy amplia. ¿Son el equipo que mejor juega? No sé si somos el que mejor juega. Para mí jugamos un buen fútbol. Somos un equipo que ha demostrado regularidad en estos años, cosa que es muy difícil y que tampoco te reconocen demasiado. Fijate lo que les pasó a Vélez o San Lorenzo, que son grandes equipos, con grandes planteles. Aparecieron y tuvieron su momento, todo el mundo hablaba de ellos pero no han podido, como hicimos nosotros, llegar a la final de la Copa Sudamericana y ganar la Copa Libertadores y ganarla. Ellos se han quedado en el camino en algunos campeonatos e invirtieron mucha plata… Nosotros seguimos con la misma base, se nos fueron jugadores importantes pero apostamos a los muchachos que estaban y seguimos dando pelea. Creo que no se le da el valor justo a lo que hicimos porque no somos Boca o River, pero Estudiantes ha dejado una marca importante en el fútbol estos años. Y de cara al Mundial de Clubes, me imagino que ya tienen vistos a Xavi, Iniesta, Messi. ¿Qué charlan en el vestuario cuando piensan en ese partido de Play Station que se les viene? Mejor no pensar. Eso es lo primero. Segundo: todos hablan de ese partido, pero antes tenemos que jugar las semifinales contra un equipo de Corea o del Congo. Entonces, nada… El sueño es poder jugar esa final pero no podemos pensar en el Barcelona sin antes encarar el otro partido. Antes te tiré lo de ser presidente de Estudiantes y no me dijiste que no. No es que te quiera retirar, pero ¿pensás en ese futuro? En algún lado de tu cabeza está la idea de ayudar desde ese lugar. Sí. No sé bien cuándo dejaré de jugar. No creo que sea dentro de mucho más, pero en un futuro me gustaría seguir ligado al fútbol y no desde el lado del técnico sino desde el lugar del dirigente. Y para llegar a ese lugar tenés que desarrollar una vida política. Vos tenés actividades, tenés una Fundación. ¿Estás conectado con la realidad política y social del país también?
lamentablemente, eso no sucede. ¿Los políticos son los únicos responsables o la gente también tiene una manera irresponsable de vincularse con el bien común, con cuidar lo que es de todos? La gente tiene mucha responsabilidad. Más allá de que el ejemplo no sea el mejor, nosotros contribuimos mucho a esta locura. Igual, yo pienso que todo esto debe partir desde arriba. Lamentablemente los ejemplos no son los mejores y, en consecuencia, el espejo es lo que es.
¿Hay algún modelo de país o un presidente que a vos te parezca bueno, o que decís “mirá si estuviera éste”? Ejemplos creo que tenemos, y cerca. El ejemplo de Brasil, más que nada. Vos fijáte: tendrán los Juegos Olímpicos, el Mundial. No por nada se los han dado. Bajan el hambre, reducen la pobreza. Vos leés cosas en los diarios de la industria, de cómo planean resurgir con el tema de la siembra, las exportaciones. Es un país que quiere crecer.
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La verdad, de política entiendo poco. De lo que sí entiendo y sé es de sentido común: ayudar a los demás antes de ayudarte a vos mismo. Y entonces partiré desde esa base. Yo no tengo ninguna cuestión mía, personal, para querer sacar ventaja. Todo lo que tengo me lo gané y con eso estoy bárbaro. Si alguna vez me involucro será para sumar y para hacer lo que crea necesario para darle una mano a la gente. ¿En la política te identificás con alguien en especial? ¿Te gusta, por ejemplo, lo que hizo este gobierno? No me identifico con nadie. Creo que este gobierno ha hecho cosas buenas y otras que no lo son tanto. Pero de lo que estoy seguro es de que podríamos estar mucho mejor. De eso no tengo dudas. ¿Sí? ¿Por qué? Porque los recursos del país son muchos. Y hay tanta riqueza que, más allá de cómo lo manejen, el país sigue en pie. Yo creo que se podrían hacer las cosas bien y que podríamos estar mucho mejor. ¿Y por qué será que no sucede? ¿O qué habrá que hacer para que podamos estar mejor de una vez por todas? Para mí, lo que te dije antes: pensar más en los demás y pensar menos en uno mismo. Hoy veo muy mal la imagen que tienen los políticos. Ojo, debe haber políticos buenos, eso no lo dudo. Pero hoy veo muchas cuestiones de poder, veo que se asumen cargos políticos como si fuera el camino más corto para llegar a tener algo, por decirlo de una manera. Hablás de lo personal por sobre el bien común… Es que es así. Si vos lo ves, Matías... Te das cuenta que todo va en el beneficio personal. Si vos agarrás, por citar un ejemplo, a un diputado o a un senador que gana 15.000 pesos y se sigue subiendo el sueldo, queda claro que buscan la ventaja personal. Yo lo que veo es que los que nos gobernaron en los últimos tiempos han tenido una enorme vocación política y muy poca vocación de servicio. Está muy abandonada la educación, la salud. Pagás miles de cosas y no regresa nada. Yo que viví afuera y pagaba de impuestos casi la mitad de lo que ganaba, pero ibas a los hospitales y eran mejores que los privados. Te convenía ir a los públicos antes que a los privados. Los servicios para la gente son distintos. Acá,
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VETERANOS INOXIDABLES
Don Mauricio, con 85 años, regresa a la presidencia de Boca y convoca a Riquelme como entrenador y a Palermo como goleador para revivir viejas épocas de gloria. Y la principal operación de marketing es que el viejo goleador, de 65 años, alcance los 2.000 en su carrera profesional. Pablo de Biase deja que sus fantasías surquen las páginas de Un caño. Por PABLO DE BIASE Ilustraciones PABLO MIERES
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l césped sintético crujió de manera agradable al picar la primera pelota. El operativo retorno estaba en marcha, y el gladiador se sintió reconfortado. Tuvo un sueño, una visión, sintió una cosquillita de la historia en la panza. También tenía sueño. Bostezó y volvió a infundirse ánimo: ser el jugador récord de todos los récords, en todo el mundo y por los tiempos de los tiempos no estaba nada mal después de unos años tan malos. Le reconfortaba que todos lo saludaran y los chicos le pidieran autógrafos aunque la mano le doliera de tanto firmar. Necesitaba marcar el bendito gol número 2.000 en poco tiempo: las películas y los derechos de marca le permitirían pasar su vejez con comodidad y holgura. Y no faltaba mucho para eso. Es más, ya estaba transitando los primeros años. Decididamente, le sentaba mejor ir al eterno programa de Tinelli en calidad de hombre récord absoluto del fútbol argentino y mundial que como comparsa circense. Martín no olvidaba que cuatro años atrás, Tinelli le había ofrecido un papel muy poco marketinero para su rol de ídolo: poner la cabeza en un cepo para que las participantes, chicas con enormes y bamboleantes senos desnudos, le arrojaran tortazos y luego le limpiaran la crema refregándole los pezones por el rostro. No era saludable para su imagen de ídolo ni para sus testículos. Y sin embargo, lo hizo. Probó otro tiro, más exigido, al segundo palo de Rooney Minetti y apenas se fue por 15 metros. No sintió ni un mínimo tironcito en el aductor derecho. La capsulita que le había dado el tordo era mágica. ¡Cómo progresaba la ciencia! La ciencia farmacológica aplicada al alto rendimiento deportivo, al menos, había evolucionado a pasos agigantados desde su primer retiro, en el 2012, en la vieja Bombonera, la de la calle Brandsen. Miró hacia arriba sin sentir la molestia de la iluminación de última generación y pensó en qué bonita, agradable a los sentidos, confortable, bah, era la New Candela, en el subsuelo de lo que había sido ese teatro dedicado a géneros artísticos de siglos muertos, según decía algún loco en un Spymog tridimensional, que había sido orgullo cultural de los porteños y célebre en todo el mundo. Cómo hablaba al pedo la gente. Estaba lleno de ropa vieja y apoliyada y de trolos que andaban a los saltos. La New Candela, en cambio, tenía la mejor tecnología para entrenar y el Show-room Boca, en Libertad y Viamonte, estaba buenísimo. Además, la Opera de Buenos Aires, que Don Mauricio había edificado sobre el río, cerca de la Boca Seniors Chocolate Box era un alarde de tecnología, “mucho mejor que la de Sydney”, según decían los que sabían. Él no conocía ninguna de ambas pero sabía de la maldad de los periodistas, gente mediocre que necesitaba destacarse hablando mal de “la” gente.
Una gran familia “¡Abuelo, abuelo!”, escuchó que le gritaban de atrás. “Mandate a cabecear”. Era su nieto, Sam Benito, quien había sido promovido a Primera por Román, cuando éste había asumido como DT hacía un mes. Los sobrinitos Riquelme, con sus infaltables gorras con visera, trotaban divertidos en compañía de su nieto, quien pretendía que corriera a cabecear el centro que acababa de patear. Era así nomás, Boca era literalmente una gran familia. Especialmente, desde que Don Mauricio, a los 85 años, había vuelto a la presidencia del club, Riquelme a la dirección técnica y él, Martín Palermo, al área grande contraria. 26 UN CAÑO | DICIEMBRE 2009
El trío había logrado su cometido y los medios estallaron. En tres días le pedían autógrafos hasta las cucarachas, y los barrios de Palermo le habían agregado Martín a su nombre. El, con sus propios oídos, con la oreja que le permitiría unas semanas después dar un salto galáctico y atravesar la cintura cósmica del Sur, había escuchado que su barrio (al que los septuagenarios cada tanto aún llamaban Villa Urquiza) figuraba en los anuncios inmobiliarios aéreos de un día atrás como “Martín Palermo-New Jersey”. Con 65 años y las pildoritas del tordo tenía changüí para un mes. Lo sabía él, lo sabía Román y lo sabía Don Mauricio. Pero aún restaban muchas negociaciones y la necesidad de que Palermo convirtiera otro penal, algo que nadie podía asegurar. Ahora, si todo salía de acuerdo a lo previsto, Macri, Riquelme y Palermo estaban a punto de dar el golpe de marketing más importante de la historia del fútbol argentino.
Un poco de historia Juan Román Riquelme, con su particular forma de sentir la lealtad y entender cómo debe funcionar un grupo, tanto horizontal como verticalmente, se recibió de técnico en el 2014, tras su retiro en Belgrano de Córdoba, donde, con 38 años, hizo 12 goles de tiro libre en una temporada. Un desgarro en la ducha le avisó que era tiempo de ponerse el buzo de entrenador. Ganó con Boca dos torneos locales en el 2016 y el 2018 y perdió la final de la Libertadores del 17 contra el América de México. Esa noche, en México, Palermo –tras su regreso del primer retiro– marcó el gol 300 y anunció su segunda despedida de las canchas. Fue un día especial para los xeneizes, aun a pesar de la derrota, por Martín y porque pocas horas antes, lo que todavía era River Plate, había descendido al Nacional B, donde jugaría el clásico con Racing un par de años antes de decidir el abandono definitivo del fútbol profesional y de la forma de sociedad civil. La historia es larga y conocida en sus aspectos más relevantes. Macri, ocupando diversos cargos, manejó los destinos de la Ciudad de Buenos Aires durante más de 20 años. En lo que interesa a nuestro relato, lo más controvertido (se sabe que frente a un hombre de acción, los intelectuales maricones y zurditos se dedican a la difamación sistemática como forma de lucha cultural, algo que demuestra claramente que el comunismo nunca murió, ya que estas técnicas las aprendieron de la KGB) fue el convenio, conocido popularmente como “Bocca a Boca”. En una operación “magnífica”, e increíblemente descarada, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, representado por el Jefe de Gobierno Rodríguez Larreta, firmó un convenio con el flamante presidente de Boca Juniors, Julio Bocca, por el que el Gobierno cedió las instalaciones del Teatro Colón a Boca, para que construyera un centro de entrenamiento subterráneo y una tienda de negocios Boca, cuyo Show-room quedaba ubicado en el antiguo escenario. Por su parte, el gobierno de la Ciudad recibía el predio de Casa Amarilla y la Bombonera, a la vez que se comprometía a construir un estadio suspendido sobre una nueva esclusa en el proyecto Puerto Madero IV(1), así como un teatro-ópera, inspirado en la Opera de Sydney y la Ciudad deportiva Boca-Disney. El viejo estadio se convirtió en un shopping y la Reserva Ecológica en un lugar peligroso, con pumas y gliptodontes mutantes que cierta tarde deglutieron 200 empleados de una compañía de seguros marítimos, perdiéndose en la “seguridad” del riachuelo, un nido de especies mutantes y porquerías tóxicas de toda laya.
La operación 2.000 En la estación hipercálida, el Verano II, del año 38, Riquelme se encontraba cansado de estar sin trabajo, Don Mauricio extrañaba los protocolos y Palermo ensayaba su noveno regreso al fútbol en Defensores de Palermo Boston (ex Defensores de Belgrano), donde terminó jugando 17 partidos sin poder mojar la vainilla. A los 64 años le dolía mucho la espalda, y terminó abandonando por una sobredosis de pastillitas celestes. Tenía 1.998 goles en su haber, los mismos que en 2031, en su octavo retiro del fútbol, en Almost All Boys. Palermo, que había anotado la friolera de 1.698 goles en Excursionistas en los 10 años en que estuvo en Primera C (3), sumaba en 2038, efectivamente, 1.998 goles en su carrera como futbolista. Macri, el supercapo porteño, dueño de cada ladrillo y cada rueda en la ciudad, se aburría en el huerto con sus nietos, o visitando amigos en la vieja fábrica de autos de la familia. Ni siquiera su novena esposa, una modelito de 19 años llamada Adelle, lo sacaba de la modorra. Anhelaba las mieles del protocolo, cuando pasaba antes que nadie, su nombre era anunciado en primer término y todos (casi todos) se inclinaban ante él. Quería ser un viejo de mierda malo y no un simple viejo choto. Y Riquelme. ¡Riquelme! Tan oscuro y afecto a las pasiones ponzoñosas lentamente incubadas como en sus tiempos de jugador, era el padre de la idea. “Boca vuelve a la Copa. Vuelve Mauricio y se va Bocca. Y Martín, el de siempre, el únic, hace el gol número 2.000”. Cultor del perfil de Ramón Díaz, era un gustoso supervi-
viente darwiniano. Encontró a Martín entrenando con Almost All Boys. Pelado y gordo, y con pocas y malas pastillitas celestes, más que pegarle parecía torturarla a la pelota. Era imposible que en esas condiciones convirtiera siguiera un penal. Lo mandó a un centro de estética, del que volvió flaquito y sacando pecho, ¡otra que Bobby Charlton! El resto fue obra de los medios. Don Mauricio regresó a la presidencia de Boca, tras superar a Julio Bocca con más del 80 por ciento de los sufragios. Román armó un equipo con la base del Clausura del 39, al que le sumó a sus tres sobrinos, al nieto de Palermo y al propio Palermo, que entraba en los últimos diez minutos. O Palermo hacía el gol 2.000 o… Boca Seniors (2) arrancó el torneo con un 1-0 frente al Arsenal, en la Chocolate Box. A los 80 minutos entró Martín. A los 82, el árbitro William Nimoy marcó penal y, no sin dificultad, el máximo héroe del fútbol argentino señaló su gol número 1.999. En la segunda fecha, un digno 0-0 en Rosario, contra Newell´s. La cuarta había sido suspendida y en dos semanas se venía Tigre, otra vez en la Chocolate Box. Era imprescindible un acuerdo con los Santilli. Don Mauricio y Jack Santilli se reunión en las oficinas de este último, en Puerto Madero 4, desde donde se podía contemplar el salto de los delfines marrones jorobados, todo un espectáculo. La propuesta era sencilla: por un contrato de mutuo temporal con cláusulas de reserva, gatillo y percutor, River Lions aceptaba que Tigre vistiera la antigua casaca del ex River Plate en la próxima fecha mientras que Boca Seniors se comprometía al pago de 700 cuotas de 1 millón de lulas. DICICEMBRE 2009 | UN CAÑO 27
El gol número 2.000 “Riquelme para Riquelme, se la devuelve a Riquelme mientras desde el banco Riquelme hace señas. Junto a él está trotando Martín Palermo, quien a los 65 años sueña con convertir el gol de la victoria, el gol número 2.000 de su carrera nada menos que ante River Plate aunque sea sólo por esta tarde…”, retumbaba el relato por la ciudad, en la que sólo los mutantes permanecían ajenos al partido. Un cromosoma de ratas les impedía la función cognitiva. Era una pena, pero era más fácil eliminarlos cuando se ponían pesados. Martín Palermo entró finalmente. A los 82 minutos hubo penal para Boca. “Va a patear Martín Palermo”, iba dándole clima el relator Jack London. “No toma carrera, ya eligió palo, le pega y... atesora Lavolpe”. Riquelme se tomó la cabeza y a Don Mauricio el bigote casi se le va a las cejas. Palermo se clavó en la medialuna, más que esperando un rebote, muy dolorido en su cintura. Fue entonces cuando ocurrió el milagro. Sam Benito Palermo había robado la pelota en el medio. Gritó, como tantas veces en su vida: “¡Abuelo, picá al área!”. En un esfuerzo supremo, Martín dio tres pasos e ingresó en el área, sin marca, ignorado. La pelota caía llovida, parecía que el arquero saltaría sin problemas a atraparla. Entonces fue cuando, impulsada por una fuerza sobrenatural (qué era natural en ese pantano tóxico inflado de aire acondicionado en que se había convertido el mundo, después de todo), la oreja izquierda de Palermo pareció cobrar tamaño y fuerza, se abrió como una flor a la par que se elevaba para esperar la pelota. El lóbulo como si fuera un apéndice duro y autónomo le impactó al balón, clavándola en un ángulo. “Goooooooooooooooooooooooooooooooooooool de Boooooooooooooooocaaaaaaaa, Martín Palermo, el eterno. Consigue el gol número 2.000 de su carrera.”
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Apuntes del subsuelo La lluvia roja que cayó sobre Buenos Aires no impidió que en todas las pantallas se viera la oreja mágica y el gol 2.000. Tampoco impidió que hubiera fiesta popular en los subterráneos. Boquita era así. Eso sí, por 20 días era mejor que ni se nos ocurriera salir a la superficie. (1) El proyecto Puerto Madero IV constituyó una operación inmobiliaria escandalosa. Se ganaron cuatro kilómetros al río por el sistema de polders holandeses, en un país en el que sobra la tierra. Esto generó problemas estructurales en el centro de la ciudad, una gigantesca especulación inmobiliaria en el nuevo Puerto Madero, con grandes torres, estadios colgantes y un daño ecológico irreparable. (2) Cuando en 2017 el entonces Club Atlético River Plate decidió abandonar la práctica de fútbol profesional y desafiliarse de la AFA, por unanimidad de votos la Asamblea de Socios del Club Atlético Boca Juniors votó pasar a denomiarnse Club Atlético Boca Seniors (C.A.B.S.). Por simple mayoría, en cambio, la asamblea de socios de River aprobó la desafiliación de AFA, la afiliación en la AFL (Argentine Football League) y pasar a llamarse “The River Plate Lions”, compitiendo en el cada vez más rentable football americano de la Argentina. El Monumental pasó a ser la sede de los Lions, por más que alguna que otra vez, los hinchas de San Isidro Bulls se burlaran de ellos llamándolos “Chickens”. La Asamblea votó también la disolución de la asociación civil sin fines de lucro y la creación de una franquicia, que desde entonces maneja el clan Santilli. (3) La alimentación cada vez más pobre en nutrientes genuinos, producto de la crisis alimentaria y ecológica mundial, la pobreza endémica del Gran Buenos Aires y la nueva área metropolitana y la falta de acceso a las tecnologías de los suplementos deportivos vitamínicos de alta performance, hacían de los defensores de la C una suerte de liliputiense frente al gigantesco cincuentón que los desparramaba literalmente por el suelo y se cansaba de hacer goles. Una tarde, le convirtió 27 a Lafe, otro de sus récords mundiales absolutos.
Su atención por favor... Se busca una idea La resurrección futbolística no llegó, y ante España se sumaron nuevas desventuras. La oportunidad entonces le viene al pelo a Román para enmarcar este comentario sobre la Selección con una visión de futuro, y también para responder a las preguntas que nos hacemos todos antes de Sudáfrica: ¿dónde estamos parados? ¿Hay chances de mejorar? ¿Vendrán finalmente los momentos reconfortantes? Por ROMÁN IUCHT
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eamos sinceros y de entrada vayamos al grano. Hay poco espacio y mucho que decir. Ese penal de Txavi Alonso a cinco del final no cambió para nada el concepto. En buena parte del encuentro, España jugó con la Argentina y no contra el equipo de Maradona. Lo sometió, lo maniató y lo redujo a las cenizas del poco fuego que ya de por sí había para alimentar cierta ilusión. La derrota fue lógica y previsible. Al final, hubiera sido un engaño empatarle a un conjunto que a la par de los brasileños mira al resto del mundo desde un pedestal. En todo caso reconozcamos la impuntualidad del segundo grito, ya que si el primer capítulo terminaba con tres goles de diferencia no había motivo alguno para rasgarse las vestiduras. De cualquier manera, siempre son preferibles estos partidos a los efectistas ante Panamá o Ghana “B”. El listón más alto obliga a una exigencia superior, y si se hacen buenas lecturas, es con esta clase de partidos con los que se puede crecer. El optimista se quedará con el vaso medio lleno, aún sabiendo que es uno de esos pequeños en donde se sirve ginebra o lemoncello. El realista, porque no se trata de ser negativo, verá todo lo que falta para
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completar el suyo y en su caso hablamos de uno de esos balones en los que se disfruta medio litro de una buena cerveza. Conceptualmente, la cosa es más profunda. Es difícil recordar a una Selección argentina jugando con una conciencia de inferioridad como la que tuvo la de Maradona en la mitad inicial. Fue alarmante observar a un conjunto tan “chiquito”, tan secundario en su rol dentro del partido. España respeta con fundamentalismo extremo su creencia en la circulación, y aunque alguna vez pareciera que se regodea en el toque, los sabios de Iniesta y Txavi siempre descubren el “tempo” para verticalizar y ser profundos. La Argentina hoy no tiene ni el juego artesanal de un ejemplar único como el seleccionado de Vicente Del Bosque ni el movimiento industrial que, en serie, desarrollan la mayor parte de los europeos. Estamos “desnorteados”, sin perfil y con mucho que mejorar en poco tiempo. Toda la vida supimos cómo manejar la pelota, pero hoy tenerla parece resultarnos una incomodidad. Ausentes las sociedades, todo se reduce a un rapto de inspiración o a la descompensación del rival, como ocurrió en la chance que tuvo Dimaría. No hay plan ni mucho menos una
identidad. Supongamos que el entrenador se decidiera, y todo parece apuntar hacia esa dirección, a jugar con cuatro defensores, cuatro medios y dos puntas. El sistema falla. No se espera en campo propio convencidos de que es mejor achicar hacia atrás, ni se presiona con armonía para recuperar la bola. Los arrebatos son anárquicos y se termina pegando, como ocurrió en el Vicente Calderón, casi como síntoma de la impotencia. A nadie en su sano juicio se le ocurriría pensar que con ese nivel de violencia, la Argentina terminaría un partido en serio con los once jugadores en el campo. Analizando cómo se ataca, Messi y Gonzalo Higuaín, que inexplicablemente abandonó la cancha en su mejor momento, vivirán siempre aislados del resto. Teniendo a dos de los mejores atacantes del planeta, resulta incomprensible confinarlos a la más absoluta de las soledades. Si su compañía son sólo dos actores capaces de pasar la línea de la pelota como Maxi o Dimaría, siempre habrá que esperar la jugada inolvidable. Se juega con línea de cuatro pero no se analiza la cantidad de atacantes del rival. En el caso específico de España, con dos
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alcanzaba para controlar a Villa, único punta de los ibéricos, pero además ni Coloccini ni Ansaldi subieron al medio para presionar a sus rivales en esa zona. Se sigue probando a ensayo y error, y apellidos como el de Zabaleta desaparecieron de la consideración. Otros, como Aimar, no despiertan la curiosidad de ser vistos aunque sea un ratito. El cuarto de hora inicial del complemento nos recordó que, aunque latente, hay actitud para revertir el momento delicado. El asunto es que el gol ofició de interruptor para concluir con la presión, y España se despertó de la modorra en la que había caído. El cierre mostró a todos satisfechos. Algunos con razones verosímiles, otros con verdades fabricadas. No es un mal consuelo soñar con que la revancha puede ser mundial, si queremos aferrarnos a algo. Faltan siete meses para desembarcar en Sudáfrica y aunque parezca suficiente, el tiempo no se detiene. Resulta absurdo pensar que una camiseta similar a la de México entregará los trucos de aquellos tiempos o que cambiarle el peinado a Messi le dará, además de un nuevo look, un fútbol también permanente. Se necesita una idea, desarrollarla y aplicarla con el convencimiento de los jugadores. Habrá que esperar el sorteo para analizar rivales y apostar a los famosos treinta días previos para trabajar a destajo desde la humildad de los tiempos que corren. Corazón y pases cortos. Y que Dios nos ayude. Pero el verdadero, el de arriba, porque más allá de cualquier jueguito periodístico, que nadie se equivoque. Si algo aprendimos con toda esta historia es que aquí en la Tierra y aunque algunos supongan lo contrario, somos todos humanos, mortales y de carne y hueso.
La derrota fue lógica y previsible. Al final, hubiera sido un engaño empatarle a un conjunto que a la par de los brasileños mira al resto del mundo desde un pedestal.
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Cómo meter la nariz en la AFA
Lato, Beckenbauer y Platini lo consiguieron. ¿Podrá Bilardo llegar al sillón mayor de la Asociación del Fútbol Argentino? En este juego de las diferencias, Ezequiel nos propone la búsqueda de algunos datos que nos permiten concluir que el prócer de Estudiantes de La Plata tendrá que remar mucho para lograr su objetivo. Por EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES
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ás que citar a Michel Platini, con más chapa que Franz Beckenbauer para asumir en 2015 como nuevo presidente de la FIFA, Carlos Bilardo, si quiere asumir en la AFA, debería fijarse en el caso más modesto de Gregorz Lato, ex héroe de la selección de Polonia, hoy presidente de la Federación de fútbol de ese país (PZPN). Lato, quien antes de asumir su nuevo cargo había sido elegido senador, se nos hizo conocido cuando le marcó a Argentina dos goles en el triunfo 3-2 del Mundial 74, en el que terminó ganando el Botín de Oro con por los siete tantos que hizo; jugó luego las Copas del Mundo 78 y 82 y tiene un récord de 45 goles en 104 partidos con la Selección polaca, con la que ganó además medallas de oro en los Juegos Olímpicos de 1972 y de plata en los de 1976. Bilardo, claro, con Diego Maradona a su lado, llevó a la Selección argentina a ganar un Mundial en 1986 y a ser finalista en otro (Italia 90). Su fama como DT, de todos modos, no podría ubicarse a la altura de Platini y Beckenbauer, los dos nombres que él citó como ejemplos de hombres del deporte volcados a la dirigencia. Primero digamos que Platini, alguien sin manchas de corrupción y con un dis-
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curso progresista y renovador desde que asumió en la UEFA, es por ahora el hombre elegido por Europa para reemplazar a Joseph Blatter, quien no tendrá problemas para ser reelegido otra vez en 2011 como presidente de la FIFA. Beckenbauer, según me cuentan cerca de la FIFA, está fuera de carrera. Pero, claro, el ejemplo más humilde de Lato, una gloria del fútbol polaco, es citado casi en voz baja aún dentro de la FIFA. Porque el gobierno polaco había echado por corrupción a toda la cúpula de la Federación polaca en 2007, en el marco de un escándalo de partidos arreglados que involucró a más de 150 jugadores, árbitros y dirigentes. Como siempre, la FIFA protegió al presidente corrupto de la Federación, que
Su fama como DT, de todos modos, no podría ubicarse a la altura de Platini y Beckenbauer, los dos nombres que él citó como ejemplos de hombres del deporte volcados a la dirigencia.
debió ser reinstalado ante las amenazas de suspensión en contra de la Selección, pero el gobierno impulsó una comisión que convocó a nuevas elecciones y así fue que Lato asumió el cargo en 2008 y esta vez Blatter debió aceptar la situación. No hay muchos otros casos de Federaciones dirigidas por ex jugadores o técnicos. La pretensión de Bilardo, quien simula humildad pero ama el poder, tiene casi cero chance de convertirse en realidad, más allá de que retornó al paraguas de Julio Grondona apenas un año después de haberlo acusado de ser el gran responsable de los problemas del fútbol argentino. Para muchos medios, suele ser más fácil hablar de las contradicciones y desbordes de Diego Maradona. No se trata de igual modo a Bilardo, porque su locura no suele ir en contra de ningún poder. Pero no deja de ser locura. Las batallas de la Libertadores en los tiempos del “vale todo” de los 70, el bidón de Italia 90, el homenaje en plena Bombonera tributado por José Barritta y los insultos, y hasta intentos de golpes, contra periodistas bastarían para descalificar a Bilardo. Pero el currículum para el cargo que pretende no exige exactamente atributos de pureza. Grondona lo sabe.
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Si usted es un entrenador modesto, tiene derecho a ilusionarse. Le abrimos las puertas del cuerpo técnico del Barcelona, no sólo para despertar sanas envidias. También lo hacemos para consolarnos con lo nuestro: ¡qué tanto equipo y tanto equipo!, aquí con la cuarta parte de esto hemos llegado tan o más lejos. Por CARLOS BONET
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ayo de 2008. Alex Ferguson salía campeón de Europa, su 33° título con el Manchester United; José Mourinho firmaba su millonario contrato de tres años con el Inter; Carlo Ancelotti le ponía fin a su ciclo de ocho años como entrenador del frente del Milan y Josep Guardiola celebraba el ascenso de Tercera a Segunda B con la filial del Barcelona, tras su primer año como director técnico. Sí, el DT del campeón de todo hace apenas año y medio dirigía en la cuarta categoría del fútbol español. Y si su apellido ahora está a la par de los más prestigiosos del rubro, amén de su talento, en mucho ayudó su método de trabajo y, fundamentalmente, el otro gran equipo que armó detrás de “el” equipo: su staff de colaboradores. “Més que un club”. Parafraseando al slogan en catalán que exalta lo que el Barcelona representa para Catalunya, se podría decir que el grupo de trabajo de Guardiola es més que un cuerpo técnico: una gran familia. Son veintidós personas que componen el grupo de colaboradores de Pep. Y son tantas porque el entrenador realmente cree en el trabajo en equipo y la delegación de funciones. “No quiero la jugada de Messi, quiero pases”, definió alguna vez la doctrina pretendida para su Barça. Y la misma se aplica para su staff… Hay dos tipos fundamentales en su 34 UN CAÑO | DICIEMBRE 2009
equipo de trabajo. Dos personas a las que Guardiola conoce desde hace 25 años. Uno, lógicamente, es su ayudante de campo, Tito Vilanova. Vilanova fue compañero de inferiores de Pep. Vivieron juntos en La Masía, la cantera del club blaugrana, y luego de que uno se convirtiera en un crack a nivel mundial y el otro pasara por el fútbol sin pena ni gloria, se reencontraron en el Barcelona B hace dos temporadas. Tito es el cerebro que analiza rivales, arma jugadas preparadas y acumula datos en su notebook. También, es un sujeto que aporta calma en los momentos calientes: fue él quien frenó la carrera loca de Guardiola en Stamford Bridge tras el golazo de Iniesta en la semi de Champions con el Chelsea para indicarle el cambio que servía para cerrar el partido. El otro hombre fundamental es Manel Estiarte. Oficialmente, Estiarte es el “encargado de relaciones externas” del Barcelona. Pero, en realidad, este ex crack del water polo (medalla dorada en Atlanta 96) ejerce de lo que es: amigo íntimo de Pep y, por lo tanto, confidente, consejero y consultor. De los veintidós integrantes del cuerpo técnico, doce son los que le ven la cara de cerca día a día a Guardiola. De ésos, sólo dos estaban en el staff anterior. Uno es Juan Carlos Unzué, el entrenador de arqueros. En Catalunya no saben asegurar
si la continuidad del que fuera el arquero del Sevilla en tiempos de Maradona, uno de los pocos sobrevivientes de la era Rijkaard en el banco del Barça, tiene que ver con su reconocida capacidad o con el hecho de que el entrenador haya compartido con él dos años de su vida, cuando Unzué fue suplente de Zubizarreta en el Dream Team que dirigía Johan Cruyff. Es claro que para trabajar en el cuerpo técnico del mejor equipo del mundo hay que ser idóneo. Pero, parece, mucho mejor si además la persona en cuestión ha tenido algo que ver en la vida de Guardiola. El mejor ejemplo es el de Lorenzo Buenaventura. Eminencia de la preparación física, Buenaventura fue una de las incorporaciones estrella de Guardiola en la constitución de su nuevo cuerpo técnico en 2008. La idea del entrenador fue la de híper profesionalizar el departamento físico y médico dada la enorme cantidad de lesionados de las temporadas anteriores a su llegada (flagelo en el que Messi tranquilamente podría tomarse como un caso testigo). Y Loren, como le dicen, era de lo mejor en plaza. El profe que colaboró con el cuerpo técnico de Bielsa durante el Mundial 2002 estaba en el Cádiz y desechó ofertas del Real Madrid y del Manchester United. Es top, eso está claro. Y también fue profesor de Pep en el curso de director técnico… En total, Guardiola cuenta con cuatro preparadores físicos.
Paco Seirul-lo fue su propio PF en tiempos de Cruyff. Es el más veterano del cuerpo técnico, la voz de la experiencia, y no sólo para poner los músculos de los jugadores a tono… Completan el departamento Aureli Altimira (otro compañero de Inferiores del técnico), quien se ocupa del trabajo de potencia en el campo, y Francesc Cos (llegó del Barsa B con Pep), encargado de las rutinas de gimnasio. Esa lógica de sumar partes y de que la inclusión de leales o conocidos no implique la salida de nadie también se da en el cuerpo médico, donde al histórico Ricard Pruna se le sumó Daniel Medina, el doctor del filial. Otro departamento clave es el de los kinesiólogos, o fisios, como los llaman en España. Juanjo Brau es el más antiguo en esta área. Es la persona que mejor conoce la musculatura de Messi, una especie de ángel de la guarda de Leo, que viaja junto al rosarino al lugar del planeta donde le toque jugar, ya sea con el Barcelona o con la Selección Argentina. Y están Emili Ricart, un mago de la recuperación que supo meterles mano a los isquiotibiales de Pep en sus tiempos de jugador, más David Alvarez y Jaume Monill, dos que
Guardiola trajo desde equipos del ascenso español. Completa el equipo “antilesiones” Esteban Gorostiaga, un médico fisiólogo que dictamina los tiempos de descanso y la dieta de los jugadores. Gorostiaga, por caso, fue el que ordenó que antes de los entrenamientos matutinos no se debe desayunar “porque los hidratos de carbono y las proteínas se asimilan mejor tras el esfuerzo”. El bajo índice de lesiones del Barcelona le estaría dando la razón. El método Guardiola contempla disciplina, aplicación al trabajo y pizarrón. La estética del juego de toque se prioriza sin dejar de lado jugadas preparadas y análisis exhaustivo del rival. Por eso Pep montó el departamento de análisis tácti-
El DT del campeón de todo hace apenas año y medio dirigía en la cuarta categoría del fútbol español.
co y scouting. Domenec Torrent, Carles Planchart y Jordi Roura son tres “enfermitos” de fútbol que se pasan horas viendo videos, editando las filmaciones de las prácticas propias, produciendo informes del rival de turno e ideando jugadas preparadas que cargan en una computadora. Ellos producen y entregan DVD y pendrive a Vilanova para que éste y Guardiola decidan. Hay tres utileros, un delegado que se ocupa de las tareas administrativas (logística, reserva de hoteles y pasajes…) y hasta un podólogo… Cierra el equipo un grandote de 1,92m, ex rústico defensor central del Sabadell. Es Pepe Costa, que de “ojeador” de futuros talentos (tiene unos cuantos Sudamericanos Sub 17 y Sub 20 sobre el lomo), pasó a ser, con la llegada de Guardiola el encargado de la “Oficina de atención al jugador”. Esto es, el enlace entre el entrenador y las estrellas. El único integrante del staff con acceso irrestricto al vestuario de los jugadores, el encargado de resolver problemas y caprichos. Y de garantizar discreción. Un resguardo a medida de la gran familia que es el cuerpo técnico de Pep Guardiola en el Barcelona. DICIEMBRE 2009 | UN CAÑO 35
PICADO
Malo, malo, malo eres No sólo tiene en su historial una tarjeta amarilla a los 3 segundos de iniciado el partido, también hay doce expulsiones, rivales retirados del fútbol por sus patadas, lesionados y un privilegio machista: apretarle los testículos a Gascoigne. Con ustedes: Vinnie Jones. Por JOAQUÍN CAVANNA
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u violencia fue tan grotesca que inevitablemente ingresó en el Salón de la Fama de la farándula británica. Se trata de Vinnie Jones, gitano de clase baja de la ciudad de Watford devenido en uno de los jugadores más sucios de la historia del fútbol inglés y posterior actor de más de cuarenta películas en un lapso de once años. Jones se transformó en un emblema del fútbol inglés de las décadas del 80 y 90 bajo el paradigma de la intimidación y la violencia. Aún cosecha el récord de la tarjeta amarilla más rápida de la historia de la Liga inglesa (tres segundos) y recibió doce expulsiones a lo largo de su carrera (sólo fue superado por Roy Keane, con trece). Integrante de la famosa “Crazy Gang” del Wimbledon, archivó “logros” personales insólitos. Una patada que finalizó con la carrera futbolística de Gary Stevens o una foto que luego se transformaría en su carta de presentación, donde aparece 36 UN CAÑO | DICIEMBRE 2009
estrujando los testículos del entonces joven Paul Gascoigne, acto que le valió ser bautizado por algunos medios ingleses como “Vinnie CoJones”. Incluso, veinte años después del famoso episodio, “Wild Vinnie” publicó una carta abierta a Gazza en el diario The Sun, donde le dedicó una recuperación rápida de su problema de adicciones y afirmó: “quiero aclararte que jamás hice dinero con nuestra foto. Todo lo que recibí fue entregado a beneficencia”. Jugó en el Leeds, en el Chelsea y en el QPR. Hasta llegó a disputar nueve partidos para el seleccionado de Gales, justo después de que su obsesión por jugar un partido internacional lo hiciera aparecer en público con una camiseta de Irlanda. Cuando fue finalmente convocado, el delantero inglés Jimmy Greaves tuvo algo que decir: “bueno, que me apedreen. En el fútbol tuvimos casos de cocaína, soborno y el Arsenal anotando dos goles de local. Pero cuando uno realmente pensa-
ba que se habían acabado las sorpresas, Vinnie Jones fue llamado a su Selección”. El gran Vinnie incluso fue designado como capitán. Un documental llamado Los hombres duros del fútbol fue el sustento de un nuevo escándalo protagonizado por Jones. El ex volante central, todavía en actividad, se convertía en el anfitrión de un video con imágenes de las escenas más duras del fútbol inglés y hasta otorgaba algunos consejos sobre el juego sucio. Al finalizar su carrera, encontró una amistad en Guy Ritchie que lo catapultó a la pantalla gigante. Se inició con un papel de reparto en Juegos, trampas y dos armas humeantes y luego enarboló una movida carrera como actor, con Snatch, Swordfish o X-Men 3 como sus grandes éxitos. Su brillo estuvo lejos de las redes, pero aún así se convirtió en una leyenda del deporte inglés. Vinnie Jones resultó ser un mal ¿necesario? para el fútbol.
Voy a tirar este córner, pero no te preocupes gordo, que ahora vuelvo” (a Paul Gascoigne, un día en que le hizo marca personal). Gordo, estamos vos y yo solos ahora mismo. Mi nombre es Vinnie Jones, soy gitano, tengo mucho dinero, voy a arrancarte la oreja y la voy a escupir sobre el césped” (a Paul Gascoigne, el mismo día). Si llegara el Apocalipsis, sobrevivirían pocas cosas: entre ellas, las cucarachas y Vinnie Jones” (Guy Ritchie). Ganar no es importante, siempre y cuando ganes”.
Lo lamento mucho por el pobre chico que venga a mi casa a buscar a mi hija”.
Los críticos siempre dicen lo mismo: que va a ser mi última película. La próxima será la número 30”. La asociación de fútbol me dio una palmada en la espalda: dicen que saqué la violencia de las gradas y la puse dentro del campo”. Con Ruud Gullit no hay que hacerse problema. Si no lo puedes marcar, le atás una rasta al palo del arco y te olvidás de que existe”. Nunca corro, nunca paso el balón, no sé barrer ni patear al arco. Sin embargo, acá sigo”. DICIEMBRE 2009 | UN CAÑO 37
Ajena a la zanahoria de la FIFA que pretende arriar movimientos de base y alejada de los negociados millonarios de las multinacionales de siempre, la Liga Barrial de Fútbol Popular crece sin sponsors, desde los barrios más castigados. Una estrategia de fortalecimiento comunitario que fomenta la educación popular desde las canchas, sin ofrecer al trabajo comunitario como plataforma publicitaria. La historia y el futuro de un fútbol rebelde que no murió. Por NACHO LEVY Fotos ALEJANDRO KIRCHUK
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na desesperada excavación amateur en innumerables potreros parece desembocar finalmente en el conmovedor hallazgo popular del cuerpo humano del fútbol, profanado y momificado bajo las prebendas del negocio faraónico. La nostalgia de los viejos y la alegría de los pibes, que han despertado signos vitales en el fósil milenario, ahora llaman a la conciencia exhibiendo un gol desnudo, que invita a la excitación para besar la camiseta sin empalagarse de publicidad, para abrazar a la vieja sin los brazos del representante. Rebelándose contra la naturalización de la orgía publicitaria, el virus del individualismo y la penetración del bilardismo, la virginidad de una organización de base ofrece por fin un producto que no está pensado para el consumo: el juego, en carne viva. Ni los tentáculos de la FIFA, ni los hilos de la lógica titiritera impuesta por la AFA han podido controlar al movimiento del Fútbol Popular como estrategia de fortalecimiento comunitario, desde la integración y la educación popular, sin subordinar, ni alquilar, ni vender la identidad y la lucha de cada uno de los barrios que lo crearon en 2007 y lo defienden desde entonces. El secreto del impresionante crecimiento de la Liga Barrial de Fútbol Popular radica en la originalidad de la posición política que han asumido el total de las organizaciones que la componen. Todos voluntarios, todos organizados, todos sus miembros adultos, sean jugadores, jugadoras, madres, padres, talleristas, mediadores, empresas, Estado, organizaciones territoriales, dirigentes comunitarios, militantes sociales o simples colaboradores; todos, comparten y respetan un anonimato inquebrantable frente a los medios de comunicación y las platafor-
mas de propaganda masiva, que no sólo burla la estructura punteril, el púlpito personalista y la captación comercial, sino que además catapulta a los barrios al protagonismo absoluto de una construcción colectiva que genera recursos y a la vez invita a la articulación de distintos actores del campo popular, adentro y afuera de la cancha. La villa 31 de Retiro, la 31 Bis, Zavaleta, la villa 21-24, Pompeya, Tigre, Boulogne, Derqui, San Miguel, San Telmo, San Blas y Boedo, en Buenos Aires -como Bajo Yapeyú, en Córdoba, y Yerba Buena, en Tucumán- le dan vida al Fútbol Popular mediante torneos anuales que se desarrollan ajustando los tiempos de partido, la frecuencia de las jornadas, los escenarios del juego y los ejes temáticos de los talleres formativos de acuerdo a la diversidad cultural. “Cada encuentro de los barrios, en el marco de la Liga, implica un intercambio de experiencias increíble. El año pasado, los pibes de Buenos Aires acompañaron a los de Tucumán en
su primer viaje en subte y unos días después esos mismos tucumanos guiaban a los porteños en la escalada a un cerro”, afirma uno de los vecinos anónimos que organizan la liga. Y otro agrega que “esa diversidad se advierte en cada taller, como cuando los minis de la comunidad toba, de seis y siete años, decidieron hacer sus pulseritas marrones y verdes, en homenaje a la tierra y el pasto”. Cerca de 500 pibas y pibes participan de la Liga en Buenos Aires, donde todas las semanas hay entrenamientos y amistosos en distintos potreros, de distintos barrios. Y una vez al mes se produce el gran encuentro de todas las barriadas y todas las categorías, en una jornada sabatina que se estira desde las 9 hasta las 18. Más de cien organizadores voluntarios salen en caravana desde la Plaza Once, con micros financiados por las agrupaciones de base, para repartirse las tareas de logística, que van desde cuidar un baño, hasta moderar un taller de plástica o preparar
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La Liga Barrial de Fútbol Popular no es una liga más. Partidos sin árbitro y sin distinción de género, la diferencian de alguna otra modalidad futbolera. las mesas para el almuerzo. Las manos anónimas no surgen más que de los vecinos, militantes y eventuales colaboradores que conocen el movimiento mediante el boca a boca, o el blog, www.futbolpopular.com.ar, donde no hay sponsors, ni nombres propios, porque la contrapartida de quienes aportan dinero o materiales se presupone de la misma cosecha que motoriza el tiempo y el esfuerzo de quienes ponen nada más ni nada menos que su propio cuerpo: la transformación de la realidad. Así, las ventajas impositivas previstas en el marco legal para las empresas que destinan recursos económicos resultan suficientes para cerrar un trato que
suele ser desmesuradamente asimétrico, cuando las negociaciones contemplan la utilización del trabajo comunitario como marquesina publicitaria. De participación gratuita para todos los barrios y todas las edades, cada jornada está repleta de espacios que proponen, esencialmente, acción y reflexión. Cada partido de fútbol cuenta con una ronda previa y otra posterior, donde se intercambian experiencias comunitarias o historias de vida, además de acordarse las leyes necesarias para el juego, siempre sujetas a las particularidades de los equipos. Pero fuera del marco futbolero, la misma dinámica se implementa para el resto de las actividades que integran el Fútbol Popular. Una radio abierta, para eludir la manipulación mediática de la información; un espacio de murga, para alentar a la unidad popular; un ratito de fútbol playa, para el tiki tiki entre compañeros de distintos barrios; una obrita de teatro, para pararle la pelota a la discriminación; un mural comunitario, para pintarle la cara al paco; un taller de artesanías, para proyectarse a la cultura qom, respetando las indicaciones del cacique de la comunidad toba de Derqui; una clase de baile, para darle ritmo a cualquier patadura; una canchita de vóley, para
meter mano en el equipo; un cine-debate para contraatacar a la ceguera y al silencio; una charla de educación sexual, para no desviar ningún disparo; y hasta alguna función de títeres, para la ovación de los más peques, son sólo algunas de las innumerables jugadas que envuelven cada jornada mensual. Al principio y al final, una gran ronda de todos los barrios, pone en juego la pelota y la integración, que se desarrolla coreográficamente gracias a precisos fixtures individualizados, que se les entregan a los delegados de cada grupo al arribar al predio inmenso, ubicado en Ezeiza y cedido anónimamente, al igual que los almuerzos y las bebidas, de idéntica calidad que los alimentos previstos en las concentraciones para los deportistas que fueron a Beijing 2008. De tanta historia vapuleada, de tanta ilusión acribillada, de tanto líder a izquierda devenido en socio a derecha, cuesta creer que sea cierto. Cuesta, pero ahí están, los que ponen las manos, los que ponen la comida, los que ponen un bar temático para la entrega de trofeos, los que ponen un micro para que los porteñitos conozcan el Cerro San Javier de la Negra Sosa, los que ponen las bolsas de dormir para que los tucumanitos conozcan el Cabildo y la can-
Zavaleta, el fútbol y el poder popular Ahí, donde los amarillos desinformes televisivos recomiendan no entrar, justo ahí, una utopía invita a caminar. Más de cinco años atrás, cuando estos pibes y pibas de Zavaleta tenían 11 o 12 años, el fútbol los encontró en el potrero del barrio, sobre la avenida Iriarte. Y desde entonces se plantearon conformarse como equipo, adentro y afuera de la cancha, para jugar en una liga mixta y sin árbitros, pero también para poder resolver sus propias leyes y necesidades. Al poco tiempo, el Fútbol Popular de Zavaleta ya tenía su camiseta: blanca y negra, “porque acá somos todos blancos, somos todos negros”, según el Core, que con sólo 8 años resolvió el consenso de 100 pibes en ronda, que se debatían entre los colores de River y Boca. El sueño ya no paró.
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Fueron esos mismos pibes los que lograron hablar con Maradona, a través del Vasco Olarticoechea, cinco años atrás, para contarle hacia dónde marchaban. Hoy quieren volver a hablar, para contarle hasta dónde llegaron. Que financiaron con iniciativas comunitarias cinco viajes a la costa para que, cada fin de año, los más chiquitos de Zavaleta conocieran el mar. Que establecieron asambleas semanales para hablar de los problemas del barrio. Que organizaron un festival en la puerta de América TV, para repudiar la criminalización de la pobreza. Que repartieron 15 mil medallas de cartón en la última Carrera de Miguel, en memoria del atleta desaparecido. Que recibieron en su potrero de tierra a don Ángel Cappa, para compartir el fútbol innegociable. Que dejaron helado a todo el mundo cuando, exclui-
dos económicamente de cualquier viaje de egresados, decidieron regalarse un viaje de ingresados y juntaron 15 mil pesos de rifas, para viajar a Caviahue, Neuquén, a esquiar y a jugar al Fútbol Popular en la nieve. Hoy las asambleas en Zavaleta son sagradas, masivas y multigeneracionales. Y este mes, tanta lucha que empezó a rodar con una pelota de fútbol, dio a luz a la Cooperativa Fútbol Poderoso: los chicos, de 16 y 17 años, organizan torneos relámpago en los que fomentan esta modalidad del juego entendida desde la educación popular, mientras generan sin explotación su fuente laboral y la de sus propias madres, que en paralelo han parido la Cooperativa de Alimentos Poderosos, como aliada gastronómica de esos campeonatos. Una utopía, que cada vez se ve mejor.
cha de Boca. Ahí están, los que ponen las carpas para los campamentos en la costa, que les han permitido a cientos de pibes conocer el mar. Y ahí está Ramón Cabrero, para dar una charla técnica de la vida, en plena pretemporada en Chapadmalal, para remarcar que “el fútbol nunca es más importante que la escuela”. Y ahí está, don Ángel Cappa, para repasar qué cosa es el éxito, sobre el potrero de Zavaleta: “Ser exitoso, adentro y afuera de la cancha, es hacer las cosas bien, con respeto, humildad y valentía, pero no con la valentía de quien se hace el guapo y pega una patada. Valiente es el tipo que está en las difíciles, cuando un amigo tiene un problema o cuando un barrio tiene un problema. Aunque no nos salga lo que queremos, hay que pedir la pelota y hacer todo lo posible por transformar lo que no queremos”. Justamente, el Turquito Mohamed pide la pelota en la Liga Barrial, para empujar desde la iniciativa social que le inspiró su hijo. Y también Facundo Sava, psicólogo social y maestro de ceremonia en la entrega anual de premios, “porque lo que hacen es bárbaro y digno de imitar. De hecho,
el enorme grado de participación que tienen todos los jugadores en el Fútbol Popular debería replicarse en los clubes de AFA, y no sólo en Inferiores, sino también en Primera, planificando colectivamente cada uno de los entrenamientos”. A Rodrigo Palacio, que tampoco se quedó afuera del picado, le tocó jugar meses atrás, cuando recibió al plantel tucumano en una sesión de abrazos inacabable. Eterna, como el Vasquito Olarticoechea, que se camufló en una sala de cine para mirar Héroes II junto a los pibes y sorprenderlos al final, con su presencia y con el pedido de una carta que sirvió como motivación para abordar la importancia de saber escribir. Y otro día, apareció el Goyco, que se prestó a una mega conferencia de mini prensa, porque “el Fútbol Popular reúne a personas con los mismos problemas, para pensar en equipo cómo resolverlos y para valorar juntos todo lo bueno que tenemos”. Osmar, de 9 años, no quiso saber cuánta plata ganó Goyco, ni qué representante lo llevó a Primera. Osmar prefirió preguntarle “en qué club tuviste los mejores compañeros”. Muchas manos, muchos pies. Hasta
Eber Ludueña se prendió a la popularidad de este fútbol social y aceptó grabar en exclusiva un video rectificatorio de su turbia trayectoria, donde confiesa que su violencia “sólo fue producto de la torpeza, pero en realidad, todos queremos ser símbolos del Fútbol Popular”. Ahí están, los referentes construidos por el fútbol profesional, desbordando la intoxicación del negocio, para lanzar el centro a tantos otros, que no ponen el nombre, pero ponen la cabeza y el alma, en una bolsa de ilusiones que no está sujeta a mercados, según explicó Cappa, en un aula magna de
Cerca de 500 pibas y pibes participan de la Liga en Buenos Aires, donde todas las semanas hay entrenamientos y amistosos en distintos potreros, de distintos barrios. DICICEMBRE 2009 | UN CAÑO 41
tierra y pozos: “Ni el futbolista profesional mejor pago del mundo gana tanto como las empresas, relacionadas al deporte o a la televisión, que se aprovechan de su trabajo y se enriquecen a costa suya. Le pasa al jugador lo mismo que a cualquier empleado, que apenas se queda con una partecita de lo que produce. Pero eso sí: el gol que hacemos en el arco del potrero, no nos lo pueden robar”. La creación de la Liga, a inicios de 2007, como producto del desencanto masivo frente a otras propuestas que poco a poco se han convertido en vidrieras ficticias de las financieras multinacionales que pretenden enjuagarse las manos con la transpiración de los vecinos, destapó un sentido de pertenencia y una constancia invulnerable en las reuniones semanales de la organización de organizaciones. “Todo nace los lunes a la noche, en mesas de articulación que son verdaderas ensaladeras de ideas. El compromiso y la constancia en ese espacio de construcción es sagrado”, manifiesta uno de los miembros. Allí, no sólo se debaten cuestiones referentes a las jornadas o a una metodología educativa, sino que se anidan las causas de diversos colectivos con distintas identidades, dispuestos a conocerse desde la práctica, compartiendo problemáticas y posibles soluciones. Así fue como, a mediados de 2008, todos los pibes del Fútbol Popular decidieron movilizar una jornada entera, que se preveía sobre canchas de once en el predio de siempre, a las calles de tierra aledañas al Club El Che, que estaba siendo atacado por un puntero del conurbano, como consecuencia de su negativa permanente al acarreo de vecinos y a la dinámica clientelista. “Jugamos todos para el Che”, pintaron los pibes de Zavaleta en una bandera, mientras dos columnas de pibes de Retiro llegaban hasta José C. Paz, acompañados por el Servicio de Paz y Justicia de Pérez Esquivel y por las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. La movilización no sólo generó la repercusión en los medios de difusión nacional e internacional, sino que además motorizó la intervención de Claudio Morresi en el conflicto. “Valoramos la presencia solidaria de tantos equipos, porque sabemos que viven a pulmón, como nosotros –expresó uno de los anfitriones-. Acá, más de uno ha dejado de servirse un plato en la mesa para ayudar a su club, porque eso nos hace felices”. Matías, de 16 años, le respondió en 42 UN CAÑO | DICIEMBRE 2009
nombre de los barrios visitantes: “Si saltamos para defender esta canchita es porque sabemos que es injusto que se las roben y porque mañana nos podría pasar lo mismo a nosotros. El aguante tiene que ser de todos los pibes juntos”. De aquella experiencia histórica, surgieron las bases para nuevas manifestaciones creativas impulsadas desde el Fútbol Popular, como la respuesta contundente este año a un infame informe de Documentos América, que atacaba a uno de los barrios con burdo sensacionalismo e imágenes de ficción. La impune criminalización de la pobreza se chocó, satisfactoriamente, contra un festival de fútbol, con música, talleres y tortas fritas, frente a la puerta de América TV, donde todo Palermo Hollywood pudo ver lo que Facundo Pas-
tor, que es América, que es De Narváez, que es Macri, no había querido mostrar. Será hora entonces de exculpar al fútbol, por haber sido rehén de un monstruo o trampolín de incontables roedores. El potrero en su esencia verdadera, como pulmón de la cultura popular, invita a respirar lo barrial, lo lindo, lo colectivo, lo solidario, lo sensible. Porque allí, dijo Cappa, “los sueños nunca se cumplen; siempre se están por cumplir”. Y así, entre tantos abortos a los sueños de base, entre tantas jugadas comerciales, entre tantos arqueros del cero desorden que necesitan conservar, la tercera temporada de la Liga Barrial devuelve la sonrisa. Sin AFA que le exija, ni empresa que le imponga, ni caudillo que le ordene, no podrán contra el Fútbol Popular.
PICADO
Siliconas para la cabeza
La especialista en moda celebra las confesiones de André Agassi en su libro biográfico Open, pero básicamente está encantada con la novedad de que jugó la final de Roland Garros 90 con peluca. Y aprovecha la volada para darles un palazo a los periodistas deportivos. Por CECILIA DI GENARO
L
as mujeres tenemos la fantasía de que vivimos en un mundo injusto. Un mundo en el que debemos hacer enormes sacrificios y someternos a ejercicios tremendos (cavados, tiras de cola, tratamientos de belleza extenuantes, ni hablar de parir) para poder colocarnos, con nuestras propias singularidades, a la altura del hombre. Sin embargo, la cosa está cambiando y muchos hombres están dispuestos a demostrar –incluso pagando un alto precio– que también están pendientes de la imagen que les devuelve el espejo. El culto al pelo largo, impulsado por los rockeros de los años 70, ingresó en el gusto popular más de 10 años después. A fines de los 80 no había un solo pibe de entre 15 y 25 que no quisiera ingresar en el universo de la crema enjuague. André Agassi era uno de ellos. Pero, ojo, esto no lo califica como fashion victim. Todo lo contrario: Agassi fue, en todo caso, un trendsetter. Precursor del marketing deportivo, revolucionó el estilo blanco inmaculado del tenis (que en Wimbledon aún es de rigor) y metió un pop extravagante en el estilismo de un deporte con44 UN CAÑO | DICIEMBRE 2009
servador por donde se lo mire. Un estilo que hoy por hoy sigue vigente y que está remixado en la mayoría de las colecciones de los diseñadores europeos que apuestan a la década del 80 para meterle a la moda el condimento sugestivo típico de esa década. Cuando el mercado y la vanguardia se cruzan pasa algo raro. El efecto es demoledor. Uno siente la necesidad de ser parte de ese clan. Tener ese par de zapatos, ese autor en la biblioteca, ese CD que creés que te define como un curador musical, de golpe se convierte en algo trascendente. La lista para construirte una personalidad cool, sensible a la moda pero con suficientemente personalidad como para cagarte en ella de vez en cuando, es interminable. Forma parte de un laburo que muchos ejercen de por vida. Y el Pelado de Las Vegas –así le dicen– es un apóstol dedicado a imponer tendencia. Pero hasta el apóstol más celoso de este evangelio que es la moda sufría por su mala genética capilar. En su reciente biografía, Open, Agassi confiesa haber jugado la final de Roland Garros
90, ante el ecuatoriano Andrés Gómez, con peluca. Lo primero que hice cuando me enteré fue meterme en Google a mirar esa peluca que, en mi opinión, es una genialidad. No sólo por ese flequillo punk, el color ceniza artificial de muñeca berreta, y la vincha color coral que la sostiene. Me parecen geniales los tipos que desmitifican. Que plantean que el éxito no es sólo de los lindos –por más que él sea un bombón–. Que se ridiculice diciendo: “Durante el calentamiento recé. No por la victoria, sino para que no se me cayera la peluca. Cada vez que saltaba, me imaginaba que se me caía. Imaginaba a millones de espectadores acercándose a sus televisores, abriendo mucho los ojos y preguntándose en montones de idiomas cómo era que a André Agassi se le había caído el pelo”. Esto que leí me causó cierta sensación de revancha de género. Me gustó y me hizo pensar en todas esas operaciones que nos hacemos día a día para esconder nuestros defectos físicos. Porque, para ser honestas, las cuestiones de maquillaje ya no son monopolio de la mujer. Tocando los 40, los
hombres del 2000 también perciben a la vejez con cierto miedo, y la caída del pelo es preocupación porque la asocian a la pérdida de otras cosas. Y hoy nadie quiere perderse nada. Como siliconas, pero para la cabeza, las pelucas te hacen sentir mejor. Pero, cuidado, que después te la cobran –¿se quedará quieta, la perderé en el camino?–. Me los imagino… Algo parecido decía Julio Cortázar sobre los relojes regalados: “… no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan –no lo saben, lo terrible es que no lo saben–, un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj”. Por eso, por valiente, por imponer su estilo, por cagarse en los periodistas deportivos hipócritas que lo critican por confesar que le gustaba drogarse, por no tener miedo a que se rían de él, por mostrar la hilacha simpática, por parodiar al hombre moderno, por hacernos acordar por qué los 80 iluminan el mundo del diseño todavía, lo felicitamos. Porque los pecadores son hermosos, porque la inspiración está justo ahí donde se termina el sueño de la perfección. Un nudo de contradicciones, así es la moda, amigos. DICIEMBRE 2009 | UN CAÑO 45
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“Basta de sanata: a los técnicos de juveniles sólo les interesa el resultado” ¿Qué piensa y cuáles son los principios del hombre que los hinchas de Racing aún miran con desconfianza? En este calmo y sencillo reportaje, ofrecemos una breve estampa de Claudio Vivas. Por lo pronto, parece un buen diagnosticador. Lo demás, será parte de las revelaciones de los próximos meses. Sin olvidar el detalle: agarró a La Academia, nada menos. Por ARIEL SENOSIAIN
¿Qué imaginás que piensa de vos el jugador antes de conocerte? Que no fui jugador profesional. Que siempre fui ayudante de campo. Lo tengo claro. También deben pensar que conozco bastante sobre jugadores. Y que parezco buen tipo. ¿Es un riesgo conducir pareciendo un buen tipo? Muchos ejercen el liderazgo desde el miedo. Hay que tener un equilibrio. Y hay que saber manejar distinto a unos y otros. Un técnico enfrenta diversidad de culturas, orígenes sociales y pensamientos. Al que recién empieza, los técnicos debemos imponerle más distancia. Esto se debe a los cambios que hubo en la juventud. Antes, los que llegaban a Primera eran más respetuosos. Hoy el que subió de Quinta se sienta en el mismo banco que el referente, hace años lo miraba desde el piso. ¿Cuánto te duró el complejo de no haber sido futbolista profesional? No mucho. No hubiera sido profesional, porque no era un buen ar-
quero ni tenía estatura. Conmigo el fútbol hizo justicia, como también con aquellos pibes que quedan a mitad de camino, pero están a tiempo de tomar nuevos rumbos. Mi viejo quiso que fuera médico, pero estudié un año y abandoné. En el fútbol sucede lo mismo: algunos chicos juegan obligados. En Estudiantes, yo era el encargado de decirles que no iban a seguir. A los que les cortaba la ilusión, se iban llorando. Me quebraba cuando les hablaba, y lo hacía con un psicólogo al lado. Claudio Vivas se encargó de presentarse en las primeras respuestas. Atajaba en las inferiores de Newell´s, hasta que le dijeron la verdad: que por condiciones, no iba a trascender. Se dedicó a estudiar el fútbol en vez de jugarlo. Y trabajó más de diez años con Marcelo Bielsa, casualmente (o no) quien le había insinuado que se dedicara a otra cosa. Luego, fue coordinador de inferiores de Estudiantes, director
deportivo del Atlas de México, técnico de Argentinos y ahora combate los prejuicios en Racing. ¿Cómo se juega hoy? Feo. Con demasiado ritmo, sin la medida para saber qué hacer con la pelota una vez que se la robamos al rival. Muchos juegan a no perder o al error del contrario. Hay que volver a trabajar bien en inferiores. Y basta de sanata con esto: a los técnicos de juveniles sólo les interesa el resultado, no quieren formar. No enseñan técnica individual, cómo presionar o cambiar de ritmo, sistemas tácticos… A los enganches les dicen que jueguen a dos toques, cuando el enganche tiene que gambetear. La fantasía es esencia del juego, no la pueden inhibir. A ustedes, como cuerpo técnico de la Selección, los criticaron por inhibir esa fantasía, por mecanizar. Pensaban que, como el extremo tenía que seguir al lateral, era un equipo mecanizado. Lo era en el trabajo defensivo. Pero los delanteros tenían libertad plena
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FABIÁN MAURI
para moverse en el campo. Sólo les pedíamos que, una vez que perdían la pelota, volvieran cerca del lugar donde se terminaba la jugaba. Algunos de los que nos criticaban todavía no nos quieren entender. ¿Dura más la alegría de un triunfo o la tristeza de una derrota? La tristeza, sin dudas. A mí me moderó el episodio familiar. (N. de R.: A mediados del año pasado, falleció uno de sus hijos, de seis meses) que viví. Me hizo saber que hay cosas mucho más importantes que un partido de fútbol. Igualmente, perder me sigue doliendo. Veo el esfuerzo que hacen los jugadores, los que trabajan alrededor nuestro y ganan dos pesos, los hinchas que hacen un esfuerzo, y por eso sufro perder. Pero no como antes. Antes maltrataba a cualquiera, no me podían hablar. Pobre mi señora, la pasó mal. Pero la vida a veces nos hace recapacitar. ¿Pensaste en largar todo? No, porque la adversidad me impulsa. Me hace más rebelde. El knock out me deprimió tremendamente pero me mantuvo vivo. Y la gente, ¿cuánto lastima? Mucho. En algún momento declaré: “el que paga la entrada tiene derecho”. Me arrepiento. No tiene más derecho. Nunca vimos en un teatro insultar a los actores. Coincido. Pero no faltan quienes dicen que la misma pasión que se festeja del fútbol es la que genera estas reacciones. Que el fútbol no es el teatro. Pero también es un espectáculo. Al hincha le da bronca que el jugador no dé todo lo que puede dar, o que no dé lo que ese hincha cree que puede dar. Y empieza con que no pone huevos, que es apático, que no tiene compromiso. Pero no sabe que el jugador tiene problemas: puede estar peleado con la familia o tener un hijo enfermo. Antes de putear, el hincha tiene que pensar. Cuando me pasó lo que me pasó, y volví a trabajar, era un ente. No servía para nada. Traba-
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jaba mal. En México nadie insulta, pero si lo hubiera vivido en Argentina, quizás me hubieran puteado. Y no me lo habría bancado. A Mohamed le han gritado en referencia a su hijo fallecido. Sí, increíble. Y no sólo fue un hincha, también un jugador. Es imperdonable. A tanto no llegaron conmigo. Como mucho, al “andate Vivas” de Argentinos. Y de Argentinos no me fui antes porque me mantuvieron los jugadores. Por ellos seguí hasta la décimoquinta fecha. Y para tratar de ganar un partido, hice cosas en las que no creía, que en Racing no voy a repetir. Nunca un equipo que dirija yo va a priorizar el aspecto defensivo sobre lo ofensivo. Pero no como vidrio, alguna vez haré un cambio defensivo. ¿Pero te acordás de la final de la Copa América del 2004? Nosotros hicimos todas las “trampas” posibles, y ponele las comillas por favor, para cerrar el 2-1 con Brasil: los jugadores se llevaron la pelota al córner, metimos un defensor por un delantero y nos terminaron empatando en la última jugada. Lo que nunca voy a hacer es esconder las pelotas. Queda grabado. Que quede. Hay una buena anécdota de esto: el día en que llegué a Racing me invitaron a comer a la pensión de los juveniles. Uno de ellos no me sacaba los ojos de encima y de repente lo reconocí. Me había peleado con él cuando dirigía a Argentinos: “¿te acordás, atorrante, cuando me escondiste las pelotas?”, le dije. Se acordaba. “Conmigo no vas a jugar nunca”, le dije. Nos terminamos riendo. Rafael Bielsa comentó hace poco: “mi hermano no se fue de la Selección a dirigir al Real Madrid. Estuvo en el campo preso, tres años, meditando sobre su capacidad y sobre el azar, después de haber recibido todo tipo de dardos de la prensa”. El actual técnico de la selección, como aquel (¿como todos?), es criticado. ¿Hasta dónde se debe extender la críti-
ca para no generar que el protagonista termine como terminó Bielsa? ¿Cuál es el límite? “No hay límite. La Selección abarca todo. Igualmente creo que, muchas veces, la crítica va de la mano con la simpatía. Los periodistas critican más según el perfil y la cara. Ahora bien, que la crítica a Maradona está siendo dura, es real. Tan real como que hay que mejorar mucho en la Selección: la cantidad de integrantes del cuerpo técnico, definir para qué está cada uno y pensar en la falta de buenos resultados con semejantes jugadores. Particularmente quiero que le vaya bien a Diego, porque nos hizo muy felices y porque la pasó mal. Pero tiene que solucionar lo más rápido posible esas cosas”. ¿Creés que él puede solucionarlas? ¿O deberían contratar a un nuevo ayudante con injerencia en lo táctico, por ejemplo? Tiene mucha gente a su alrededor. El tema es si esa gente reúne las condiciones para estar a su lado. Alguno dirá: “¿Vivas a quién le ganó para estar hablando de esto?”. Pero al principio de la etapa, a mí me parecía absurdo que el sparring de la selección fuera Tristán Suárez. Afecta a las juveniles, donde venimos de mal en peor en todas sus categorías. Aunque a la gente no le interese, para mí es muy importante: no haber ido al Mundial Sub 20, no haber sido protagonista en el Sub 17 y la eliminación en primera ronda del Sudamericano Sub 15. Nos demuestra que el fútbol argentino está en crisis. ¿Al Sub 15 también hay que reclamarle? ¿No lo juegan pibes que todavía no maduraron? Los del Sub 15 deberían estar preparados en el aspecto técnico; sin embargo, quizás estén armados para la fricción, para la guerra. Yo quiero un Sub 15 que juegue bien al fútbol. Y del Sub 20 quiero un equipo que juegue bien y que gane torneos. Como nos tenía acostumbrados Pekerman.
“En juveniles venimos de mal en peor en todas sus categorías... No haber ido al Mundial Sub 20, no haber sido protagonista en el Sub 17 y la eliminación en primera ronda del Sudamericano Sub 15 demuestra que el fútbol argentino está en crisis”.
“Nunca un equipo que yo dirija va a priorizar el aspecto defensivo sobre lo ofensivo. Pero no como vidrio, alguna vez haré un cambio defensivo”.
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Bielsa sostiene... (A solas con sus reflexiones)
Un caño no le hace asco a ningún género periodístico. En este afán democrático por probar de todo, Fernando les ofrece a nuestros lectores un sabroso reportaje-ficción al entrenador ídolo de Chile. De la veracidad de las respuestas, damos fe, con escribano público. Por FERNANDO PACINI
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alter Dimattía es entrenador y profesor de Educación Física. Trabaja y vive en Pergamino. Es una de las personas más inquietas y preparadas que he conocido en el fútbol. Y de los más apasionados, sin dudas. Durante mucho tiempo -desde la época de Newell´srecopiló declaraciones de Marcelo Bielsa. Y además clasificó esas frases por tema. Tuvo la deferencia de compartirlas conmigo. Y yo, el atropello de convertirlas en respuestas de una entrevista virtual que posiblemente no se agote en esta entrega. Esta nota a Bielsa no existió ni existirá. Es simplemente un juego periodístico donde se invierte la lógica de un reportaje. Acá no hay respuestas a preguntas, hay preguntas a respuestas. Esta no es una nota exclusiva. Mas, seguramente, Bielsa hoy contestaría de otra manera alguna de las preguntas. Aclarado. Acá solamente hay preguntas que ofician de títulos para reponer declaraciones más o menos antiguas de un entrenador que ha aportado brillantes ideas al debate futbolístico. Ideas que cada tanto merecen rescatarse. Nada más que eso. “No ganar y gana, no es lo mismo, pero ningún éxito inmuniza.” Marcelo Bielsa. ¿Cuáles son sus criterios para convocar a un jugador a una Selección? Un jugador tiene trayectoria, antecedentes y actualidad. Hay merecimientos que se apoyan en cada cosa a la hora de tomar una decisión. A veces la actualidad es determinante, y otras veces, cuando esa 50 UN CAÑO | DICIEMBRE 2009
actualidad parece opaca, valen más los antecedentes. Nunca voy a convocar jugadores para moldearlos o ir llevándolos. En nuestro medio, cada compromiso requiere una resolución actual, hay una necesidad de respuesta inmediata. Para ser jugador de la Selección no alcanza solamente con jugar bien. Jugar bien es lo primero que uno observa, pero luego hay un montón de cuestiones a verificar. El ritmo competitivo internacional difiere del ritmo competitivo local. Jugar en México no es lo mismo que un partido de Eliminatorias. Un partido de Eliminatorias tiene una dosis de intensidad comparable, desde mi punto de vista, con un partido de la Liga italiana. No quiero decepcionar a nadie, es decir, jugadores que entren y salgan de la Selección... Mi criterio es que tienen que pasar pocos futbolistas por la Selección. ¿Se imagina alguna vez pensando un partido en su campo, esperando el momento de contraatacar? Conceptualmente, para mí todos los partidos son iguales: hay que dominar y protagonizar todo lo que se pueda. Cualquier otra cosa no entra dentro de mis concepciones. La única manera que entiendo
¨Nunca preparo al equipo para la espera. Un gran equipo es el que no se condiciona por el rival¨.
el fútbol es la de la presión constante, jugar en el campo rival y el dominio de la pelota. Nunca me planteo la posibilidad de salir a atacar aprovechando el contragolpe. Para mí siempre hay que protagonizarlo. Si se puede protagonizarlo, ¿para qué cederlo? Nunca preparo al equipo para la espera. Un gran equipo es el que no se condiciona por el rival. Prefiero potenciar la posesión de la pelota, aun a costa de debilitar el proyecto defensivo. Todos sus equipos ocupan insistentemente las bandas. ¿Por qué tienen ese rasgo? Elijo ocupar los costados porque allí surgen la mayor cantidad de situaciones de peligro. Lo contrario significa centralizar el juego. Cualquier estudio que se realice sobre cómo se convierten los goles en cualquier torneo revela que el 50% tiene su origen en el juego por los costados. Si uno quiere un equipo protagonista, debe poner mínimamente dos jugadores por cada sector. El objetivo de que la pelota vaya por las puntas es que haya desborde o centro intencionado. El primero permite que haya pase hacia atrás, lo cual es complicadísimo para el rival. Y el segundo se da cuando no hay desborde pero la pelota puede llegar al área hacia alguien que marca la jugada. ¿Qué lugar tiene “la creación” en sus equipos? Soy un enamorado de la creación, pero nunca ignoraría los aspectos del fútbol que tienen que ver con la voluntad. Correr
es un acto de voluntad, no de inspiración. Para lo genial hace falta que Dios los ilumine, para el despliegue y la solidaridad grupales sólo es necesario quererlo. Una cosa es la técnica y otra el talento. Meter una pelota al claro requiere solo de técnica, es algo que está al alcance de cualquiera. Tener la visión para hacerlo en el momento justo, con la velocidad y el efecto necesario, precisa de la llama del talento. Yo mismo puedo hacer un buen pase. Pero realizarlo en un partido chivo, con la marca encima y nada de tiempo para pensar es cuestión de elegidos. Por eso yo me llamo Bielsa y Bochini, Bochini ¿Qué cosas resuelve una gambeta? Creo firmemente en la gambeta, porque después de una gambeta el partido es otro. Pero para gambetear tengo que lograr que mi jugador se junte con la pelota de frente, con metros para salir lanzado, y para eso falta que tenga hábitos de movimientos colectivos. Maradona no necesitó nada de eso, le quitó la pelota a Enrique y empezó, pero bueno... Soy muy respetuoso y un admirador de la gambeta. Es más, considero que dos gambetas juntas cambian el contenido de un partido, lo despeja, lo oxigena, lo hace más saludable. En su rol de conductor, ¿cómo convive con el temor y con la confianza? Creo más en el miedo que en la confianza. Hay tantas chances de que lo que todos queremos suceda como de que no suceda. El miedo nos pone en alerta. No creo en el coaching, eso de confiar en uno mismo. Lo peor siempre puede suceder, y para eso hay que tener una respuesta. No es absurdo. Para mí, la confianza es un sinónimo de relajación. Yo prefiero el miedo, porque te obliga a estar atento. ¿Los jugadores deben querer a su entrenador o deben temerle? Una de las claves que tiene que tener un líder es que necesita ser querido para ganar, y no ganar para ser querido. ¿Y cómo lucha con el ego de los futbolistas, famosos, populares? La vanidad de los futbolistas es un tema que no hay que atacar, sino que hay que manejar. ¿Cómo se ocupa de los que no juegan habitualmente? Hay que incluir al que no protagoniza. Entiendo la rebeldía del que no juega, les duele no jugar. No nos desafían, sino que simplemente están informándonos. Lo que no podemos permitir es que dejen
de luchar. El desborde, el desorden, lo que pase… está admitido. Los choques, los bailes... Lo que no está permitido es que dejen de luchar. Si luchan por el objetivo de todos merecen estar. ¿Cómo reacciona un conductor ante la adversidad, la frustración? El liderazgo se ve en la derrota y el conductor solo es bueno si ha superado la adversidad. Las operaciones y los cambios se hacen en la victoria, no en la derrota. La adversidad es el momento de observación de las cosas. El futbolista siempre se da cuenta cuando un entrenador lo engaña y es algo que jamás hay que hacer. Porque en la derrota, lo sacará a relucir. En la victoria, el líder siempre es rubio y de ojos azules, pero en el fracaso no. Yo creo que la adversidad nunca es el momento del cambio, así que no creo eso que “la crisis es una gran oportunidad”. En la prosperidad es cuando hay que intervenir. ¿Qué cosas prefiere en un grupo y cuáles no? Prefiero la discreción al exhibicionis-
¨Mi criterio es que tienen que pasar pocos futbolistas por la Selección¨. mo, la sobriedad a la arrogancia, el convencimiento a la duda (aunque respeto al que duda), y la generosidad al egoísmo. La comodidad es nociva para cualquier grupo. Admirar al esforzado, al que se compromete. Y acercar al distante, involucrarse, tener poca tolerancia con el indiferente... Ésta debería ser la estructura mental de un deportista de elite. Habló de discreción. Usted también la prefiere para sí mismo. Para mí, finalizado el partido, me voy para casa y se terminó, no coqueteo con la cuestión. Sé que el fútbol es muy importante en la Argentina, pero ya está. Si todo eso lo potencio y lo multiplico y me creo tan importante como el presidente del país, me equivoco. Es más, creo que la extensión de esta conversación ya está conspirando contra el objetivo de la discreción.
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Gatti jugó de nueve. En mi blog está el artículo con los incidentes de ese encuentro. Para el final, dejo una sorpresa. Me llamó la atención la tranquilidad con la que se explayó Babington sobre Brazenas. Pensé que iba a chorrear sangre pero el Inglés, actuó como tal.
Asunto: FANA DE UN CAÑO De: Leandro Smid
Por favor, escriban corto. Quedaron cartas pendientes, las que serán publicadas en el próximo número.
Asunto: LA FLOTA DE TAXIS De: Adrián Gómez La presente es para replicar al Sr. Bonadeo respecto de las amnesias. Él censura a quienes defienden la nueva Ley de Radiodifusión, llamándola la Ley K, bien al estilo de incuestionables mediáticos como Mariano Grondona o Mirtha Legrand entre otros, en cuyas filas se incorpora... Y de los por él censurados (entre los que nombra y no registra, supongo que se refiere a Luciano Galende), estoy seguro de que si el Sr. Bonadeo trabajara en los medios oficialistas diría que es por pensar distinto... Los medios privados pierden buenos profesionales todo el tiempo y eso me hace pensar que los dueños no son tan buena gente... Esto me recuerda la nota de octubre del Sr. Lanata, quien en cada oportunidad que tiene acusa a la gente de carta abierta de cobrar dineros estatales... La idea es clara: si piensan como yo, son honestos; si hacen lo opuesto, son tongueados. Les doy una sugerencia a Bonadeo y Lanata para invertir guita: compren una linda flota de taxis, porque se llevarían muy bien con sus empleados. Para final dejo la amnesia. Se olvida Bonadeo de otros amnésicos, como la ex centroizquierda Carrió o el periodista Tenembaum, defensor de la gestión Kirchner hasta el 2007, en TV Magazine. Al año siguiente pasó a TN y ya lo escuchamos...
Asunto: LARGA VIDA A UN CAÑO De: Agustin Natansohn No había escuchando hablar de ustedes por lo que, cuando los vi en los quioscos, esta revancha fue para mi la primera vez. No logé conseguir el numero 1 (el 17), así que empecé mal. Pero leyendo los siguientes dos, logre apreciar el contraste de opiniones que hay dentro de la misma revista, ya que cada autor mantiene su postura y no es necesario una coherencia ideológica para la publicación, cosa por demás hipócrita e imposible. Espero que nos sigan deleitando con más artículos y dejo de halagarlos así soy breve y tengo más chance de ver mi pequeña carta publicada. No deseo criticar a ningún periodista (aunque si lo desearía), porque respeto el trabajo de cada uno y como ustedes afirman, eso es la libertad. Cada uno dice lo que le parece. Les propongo que abran un foro en la pagina para debatir las notas, así le dan espacio a otras cuestiones en el correo de lectores. Un abrazo desde La Plata Un caño: Estamos armando el foro en la página, pero también te podés expresar en: http://www.facebook.com/revistauncanio
Asunto: BOQUENSE De: Juan Manuel Ferreira Realmente celebro este regreso a las canchas. Y aunque el tiempo de inactividad puede pasar factura (?) a cualquiera, los noté rápidos, frescos y sobre todo picantes de tres cuartos para adelante. Llevo adelante desde hace un tiempo un blog sobre Boca Juniors. Se llama Imborrable Boca (http://imborrableboca.blogspot.com) y es sobre rarezas, hechos curiosos y bizarros u olvidados sobre la vida del club. Por eso disfruté mucho la nota sobre el día que 52 UN CAÑO | DICIEMBRE 2009
Si bien me pregunté mil veces por qué no pudieron seguir con la primer revista (lo sé: $$$), me alegra volver a leerlos. Párrafo aparte para el relato de Juan Alonso en la sección “Túnel del Tiempo”: muy buena descripción. Gracias por todo, un abrazo.
Asunto: CRITICO K De: Fernando Mary Antes que nada una aclaración: si bien no tengo la fortuna de ejercer, soy periodista recibido y por eso en la nota hablo de nosotros y no de ustedes, espero sepan disculparme la licencia. La idea de esta carta surgió leyendo la nota “Nuestra enfermedad”, más específicamente donde se hace mención al insulto racista de Schiavi a Ricardo Gómez, en el que el jugador después de disculparse le echó la culpa a las cámaras de TV, ya que sin su presencia nada hubiera pasado, según sus propias palabras. O sea, como bien dice la nota, la culpa era de los periodistas, no de la estrechez mental demostrada por Schiavi al tratar de “negro de mierda” a un colega. Me acordé de las palabras de Maradona previas al partido con Perú, cuando dijo que no dijo que estaba evaluando su continuidad. Según él, sólo había dicho que quería una reunión con Grondona, y fuimos los periodistas los que entendimos mal lo que había dicho. ¿También es culpa nuestra si Maradona no cuenta hasta 10, 100, 1000 antes de hablar y así se evita el quilombo por sus declaraciones? Siempre hay que matar al mensajero, es más fácil y barato. Es como hace el Gobierno, que no le da publicidad oficial a Noticias porque allí no escriben lo que a los genios K les gustaría. Mejor dejarlos afuera en vez de hacer las cosas un poco mejor y ganarse en buena ley (y no la de Medios de Comunicación y Servicios Audiovisuales precisamente) algún elogio, ¿no? La culpa es nuestra, de los periodistas. Por mostrar, informar, analizar y opinar sobre lo que sucede. Más de uno dirá, y con total razón: “Sí, pero muchos de ustedes mienten, tergiversan, inventan”. Sí, es cierto, como en todo ámbito, en el aire hay mucho olor a mierda. Pero también hay muchos, muchísimos tipos, que honran la profesión. Por eso, jugadores, dirigentes y políticos… ¿por qué en vez de echarle la culpa al periodismo no se ponen a actuar y hacer las cosas como corresponde? Van a ver que, si lo hacen, seguro dejaremos de ser tan HDP como nos creen. Felicitaciones por la vuelta, es un placer volver a leer la revista. Un caño: Está de más decir que muchos de los que trabajamos en esta revista pensamos que la nueva Ley de Medios es positiva para la sociedad. Igual, por supuesto, tu opinión vale.
Asunto: UN LIRICO De: Diego Sponton Se tira Un caño en Santa Fe y se la va a buscar. En el kiosquito verde de Gral. Paz se pide y se reclaman las plumas puntualmente caprichosas de cada mes en la nueva Caras y Caretas del deporte. Este es un modo de vencer la mediática resaca veleta premundial en medio de tanta angustia que “elimina sudáfricamente” a los amos del retro (Palermo, Schiavi, Verón, Heinze…) y reivindica al gordismo tribunero que, lejos de la esperanza, nos ofrece como resultado la obviedad más obvia: la vigencia de los héroes sin Cappa ni espada. Para Don Julio Pilatos Grondona las malas compañías son las mejores, la dupla Maradona-Bilardo resume el morbo del amplio espectro futbolero y rechoncho que engendró pateando el tablero para que la vaca siga atada hasta su último mundial. Aquí aparece el estornudo al secar la ropa al tender en el balcón, sacudiendo el mantel de migas que serán el nuevo banquete para gorriones de ocasión, antes del cafecito de sobremesa; ojeando el análisis táctico de Pacini; la estadística pin-
celada de Fabbri; el rescate ético siempre a tiempo de Víctor Hugo; sobre el pucho observar el análisis circunspecto de Capusotto; las preguntas filosas de Ezequiel; luego de anochecer fríamente después de entrar el auto, ahora sí me retiro a mis aposentos y lo dejo a Llonto que se encargue del sueño después del cuarto whiscacho.
Asunto: GAMEZ EN LA MIRA De: Gastón Montaña En el primer número de su vuelta le hacen una nota a Gámez sobre la estatización del fútbol, y en el segundo aparece una foto de Gámez en la fiesta que brindaron tapándole la boca a la caricatura de Grondona. Me gustaría comentarles lo que hace Gámez en mi Vélez. En el club se está llevando a cabo un acto de discriminación hacia un medio partidario que lleva 20 años siguiendo al equipo de Primera. Se llama Código Vélez y lo conduce Darío Tonon. Este periodista fue como candidato a vicepresidente por la opositora Unidad Velezana y, a partir de eso comenzó a sufrir reiterados actos en su contra. La medida discriminatoria consiste en mandarlos a trabajar a la platea sur y se tomó después de que Raúl Gámez expresara en otro programa partidario que, Tonon, le hacía mal a Vélez y que tendría que estar transmitiendo desde dicha platea. El audio de este programa fue presentado a la justicia por el periodista Hernán Poggi, para tratar de para el atropello de la CD hacia el libre pensamiento. Los demás programas partidarios nada dijeron del hecho por temor a perder la publicidad oficial. Anterior a esta medida, el departamento de prensa dirigido por Carlos Alberto Maceira sometía a este medio a ir a buscar las credenciales por partido ya que les negaron la anual. Un periodista de su staff, Víctor Hugo Morales, dijo alguna vez que el respondería con su patrimonio si Gámez lo necesitaba. Quiero decirle al señor Morales, que Gámez, en su ante última presidencia, se retiró dejando un pasivo de 48 millones de pesos-dólares, con siete exigibles en los primeros seis meses posteriores a su mandato. Gámez, no ganó el campeonato económico que casi deja a Vélez en la quiebra, lo hizo Duhalde con la pesificación y la creación de seis millones de nuevos pobres. Gámez, en Vélez, está haciendo todo lo que critica de Grondona en AFA: firmó un contrato con los responsables de la pantalla que está en la cancha que excedía su mandato (a Vélez solo le queda el 7% de lo que genera por diez años); le hace la vida imposible a la prensa que no dice lo que el quiere; cuando estuvo a punto de perder una elección impugnó a la lista opositora que presidía Norberto Scipione; en la asamblea que le puso su nombre a la Villa Olímpica le pegaron al representante que votó en contra y no hizo nada contra el agresor. Sé que yo solo soy un socio más pero me conformo con expresar mi punto de vista en un medio independiente.
Asunto: LA SELECCIÓN… De: Leonardo Rabboni Los leo desde siempre y me volví a alegrar con esta vuelta. Encima de lo buena que estaba la revista, le agregaron nombres increíbles. Junto con Jedbangers (otra revista de culto) llenan mi mes de un cacho de cultura e info. El motivo de este mail es expresar la vergüenza que me da este ciclo de la selección, comandado por el más grande jugador de todos los tiempos. 1- La AFA no es una asociación de clubes, sino un clan familiar, que hace y deshace todo en los campos de Don Julio. 2- Si vos sos D10S y te llaman para dirigir la blanquiceleste, ¿cómo no vas a poder armar tu propio grupo de trabajo? Si no te plantás con el ferretero, ¿quién? ¿Qué meritos hizo Lemme para mirar los partidos sin pagar entrada? ¿Dónde brilló Corleone Jr. para ser el coordinador de las selecciones? 3- Está visto que ser el mejor player del mundo no te da chapa para dirigir la Selección. ¿O será que te cabe la cadena con tal de estar ahí? ¿Cuándo cambiaste al Diegote que se enfrentaba al poder por este tan servicial y condescendiente? 4- Basta de messismo, ¡por favor! Nadie duda de que Lío sea el mejor del mundo (en el Barsa) y hay que convocarlo. Pero esto no quiere decir que tiene que jugar siempre. ¿Hasta cuando vamos a esperar que el próximo sea su partido? ¿Faltan huevos para sentarlo en el banco o para sacarlo cuando juega mal?
5- Y llegando al final de esta primera etapa, llega la bochornosa última semana de eliminatorias. Con Perú, de local, nos termina salvando el gran Martín... ¡con el ultimo de la tabla! Con Uruguay, a pesar de las pocas esperanzas, se mejoró. Pero terminamos pidiendo la hora. ¿Qué festejamos? ¿Entrar por una pequeña puerta al mundial? ¿Puteando y echándole la culpa a los periodistas? ¿Y la autocrítica? Diez, ya estamos en Sudáfrica, ahora tenés tiempo para analizar y replantearte ciertas cosas. El DT sos vos, ¿no?
Asunto: EL ESTIGMA De: Tomás Quintín Palma En mi cuaderno tengo anotada una idea algo desarrollada. Habla de la esclavitud que alberga el bautismo inicial en el mundo del fútbol. Son marcas indelebles que quedan por siempre y muchas de ellas, a largo plazo, carecen de sentido. Cómo explicamos que se le siga diciendo el Pibe Valderrama a un casi abuelo a ésta altura del partido, o Pablito Aimar a un padre de familia que ya está más cerca del último mundial que del primero (el Nene Comizzo es otra víctima del paso de las agujas del reloj), Speedy González ya no es una saeta cómo en sus comienzos, el Loco Dalla Líbera que no hace locuras a ésta altura porque está rescatado. Una especie de ofensa fue ver en Newell`s al Rulo París, quien estuvo toda su carrera pelado. Ah, penoso escuchar que se le dice el Pelado a Almeyda, un tipo que siempre fue melenudo. Mambrú Angeleri quedó apodado con un suceso añejo en el 2009, más de Casi Ángeles que de Popstars. El maldito estigma de la marca me hace imaginar al abuelo mostrándole dentro de muchos años a su nieto el Nuevo Gasómetro ya rasqueteado y con goteras... y que el nietito le pregunte: “Nono, ¿por qué dicen que esto es nuevo..?”
Asunto: PARA UN VILLANO INVITADO De: Andrés Rolando He escuchado más de una vez al Sr. Lanata referirse críticamente a la cosmovisión de la izquierda argentina. Lo he oído reclamando una renovación filosófica, una salida de dogmatismos, de imperativos y de tradiciones que no se adaptan a la realidad del presente. Leyendo su artículo “Un marciano en la cancha”, me preguntaba de qué renovación estaba hablando. ¿Sería acaso del lugar del intelectual que no puede abandonar la distancia con el desangelado? ¿O sería por casualidad del propósito mesiánico de transformar material, espiritual y moralmente al hombre? No lo creo. Cuando se refiere a su visión de un partido (“veo veintidós millonarios corriendo y, alrededor, tipos que pierden todos los días de la semana, a los que el sistema convenció que de este modo ganan...”) no puedo dejar de imaginarme qué será lo que lo lleva a Lanata a posicionarse por fuera de ese sistema. Me sorprende que tenga la facultad de juzgar que “esos tipos” (miles y miles) son perdedores existenciales y tan agobiante es la realidad que ni siquiera pueden darse cuenta de que lo son. ¿Dónde radica su potestad para hablar de tanta gente como privada de libertad de pensamiento? Irónicamente dice no comprender cómo se tiene pasión por la corrupción, la violencia, la discriminación, la intolerancia. Personalmente no creo que haya algún espacio social que esté inmune a esos ataques. Desde sectores gremiales, DICIEMBRE 2009 | UN CAÑO 53
dirigenciales, intelectuales y por qué no, periodísticos. Impregnar al fútbol sólo de eso sería injusto y hasta injurioso. Me pregunto si serán perdedores un padre y un hijo que viajan horas, comparten alegrías, sonrisas, emociones; me pregunto si será perdedor un grupo de amigos que almuerzan, toman, se ríen, se abrazan... Yo le creo a Lanata cuando dice que entiende de pasión, pero no puede pretender que su pasión sea considerada libre, y promulgar que la de miles de personas sea condicionada por el sistema. Si a él le apasiona ver una película clásica o leer a Foucalt, tiene que comprender que su elección es tan libre como el del obrero que compra una popular. El deseo es libertad, pretender cambiarlo es tan autoritario como no dejar expresarlo. Quizá por ahí deba empezar la renovación filosófica.
Asunto: HABLEMOS DE FÚTBOL De: Nico Varela No quiero hablar sobre cómo la selección se clasificó al mundial 2010, por que ya se ha dicho mucho y tampoco sobre los dichos de Maradona, porque ya me espanté, no de su verba, sino de los que tildaron lo que dijo como una herejía imperdonable. Tampoco sobre las críticas no futbolísticas que muchos periodistas hacen sobre él, sobre su cuerpo técnico y sobre sus dirigidos, por que esta es una revista de fútbol y mi opinión es sobre fútbol. De lo que hay que hablar, pensar y discutir es sobre fútbol. Fernando Pacini hizo un análisis de esas características (“Si me dan a elegir…”), y quisiera disentir por el lugar desde donde aborda dicho análisis. Desde mi visión del fútbol, no se pueden evaluar nombres para posiciones que no existen. Con esto me refiero a que la Selección argentina no tiene, aún, un patrón de juego, una estrategia clara. Esto es lo primordial para pensar un equipo para luego sí pensar en nombres. Resumiendo: primero, pensar cómo se quiere jugar; segundo, con que objetivo, con que fin; y por último, con quienes se puede desarrollar de la mejor manera posible la idea futbolística que se planteó de antemano. Un claro ejemplo de esto fue el partido en Montevideo, entre Uruguay y Argentina. Según mi punto de vista, fue el mejor partido de la selección nacional en la era Maradona a nivel táctico. Todos pudimos ver que Argentina se plantó en la cancha con el objetivo de que no le hagan goles y que su preocupación no pasaba por atacar. No estoy planteando si está mal o bien jugar así o si esa forma es más linda o más fea. Lo que planteo es que el cuerpo táctico de la Selección nacional pensó el partido frente a Uruguay, compuso una idea y luego eligió a los jugadores que creyeron convenientes para desarrollarla. Es por eso que estos ocho meses que separan el día de hoy con Sudáfrica 2010, puedan aprovecharse para pensar de la manera en la que va a jugar Argentina el certamen en el país africano, la manera de potenciar y de encontrar un verdadero equipo y no solamente verdaderas individualidades.
Asunto: ENTUSIASMADO De: Christian Cáceres Si bien algo había escuchado, nunca tuve la revista en mis manos hasta que un amigo me habló de ustedes y me los recomendó. Arranque con el número de septiembre y ya tengo la de octubre. Me gusta mucho el contenido de la revista, las notas, “los que juegan”, los temas tocados, etc… Gracias por salir de los “temas ordinarios y básicos” y meterse con temas y notas que les gusta a los futboleros de alma, los que “entienden el juego”, los que festejan y prefieren tirar “Un caño” a meter un gol. Con esto no quiero descalificar otras posturas.
Asunto: AMANTE DEL BOXEO De: Pablo Prado Muy buena calidad de impresión y el equipo periodístico, como siempre de lo mejor, lamentamos el aumento monetario, pero se justifica. Como amante del boxeo, me gustó la reseña del combate de Ringo y Ali en el número 17, pero esperaba encontrar algo de boxeo en el número anterior, teniendo en cuenta la popularidad de este deporte en argentina. Estaría bueno 54 UN CAÑO | DICIEMBRE 2009
encontrar en cada número un espacio fijo destinado a evocar los grandes momentos del boxeo nacional e internacional (¡expriman a Llonto!). Como sugerencia, me gustaría leer en algún momento la historia del Luna Park. Un caño: Poner una sección fija no es posible, porque la realidad nos pasa por arriba y el espacio es insuficiente. Llonto está un tanto alejado y enojado del boxeo, por lo que no creo que lo podamos convencer. Y si escribe algo, seguro que no te va a gustar. La historia del Luna Park te la prometemos para algún próximo número.
Asunto: ADMIRADOR DE BIELSA De: Diego Velázquez “Bielsa, el tiempo te dará la razón” afirmaba la bandera que lucía en el estadio Monumental. La clasificación de Chile y su excelente campaña y juego; el reconocimiento ahora sí unánime desde los dos lados de la cordillera; la renuncia de Riquelme y la confirmación del liderazgo de Verón y Mascherano o la citación de Aimar, son algunos de los tantos jalones más en la cantidad de “razones” que va acumulando con el tiempo Marcelo Bielsa. Ahora, aquellos que llamaban “terquedad”, “locura” o “inutilidad” a la coherencia de Bielsa, el miércoles la pedían a gritos para que Chile le juegue con todo a Ecuador y le facilite la clasificación a Argentina. El Loco no necesita ni que se lo pidan, como tampoco le pasó factura a nadie: hizo su trabajo y construyó de la nada en dos años el mejor equipo actual de América. Como nos tiene acostumbrados con su pensamiento y su trabajo, derribó varios mitos. Uno de ellos, aquel que dice que “no se puede trabajar cuando los jugadores llegan dos días antes de los partidos”. La gran mayoría de los jugadores de la selección chilena juegan en el exterior (otro mérito del rosarino) y sin embargo, el equipo muestra estar trabajado tácticamente. ¿La razón? No es que no se puede trabajar; es que en esas condiciones, se trabaja de otra manera. Así es como los futbolistas chilenos llegan y tienen un trabajo hecho “entre partido y partido” de selección. En ese lapso en el cual Basile “se aburría” en Punta del Este y Maradona se pelea con la prensa. En esos espacios entre partidos, Bielsa investiga a todos los rivales, sabe cómo se están moviendo sus propios jugadores, cómo llegan, qué deberán hacer, cómo ilustrarlos con fragmentos de partidos, etc. Y en el caso de Chile, cómo transformar la tradición de un equipo timorato y desconfiado, en el único que se llevó por delante a los rivales en cualquier cancha. Valoro no sólo deportivo o técnico sino humano y de personaje público, como lo demuestra la comparación de su conferencia de prensa con la de Diego: es decir, de ese “aunque no lo crean, yo maduré” con que hizo reír a la sala de prensa chilena, a la invitación a sobar que el desbordado (aunque justo) Maradona le sugería a parte de nuestra inefable prensa deportiva vernácula. Tomo las palabras de un amigo para cerrar: aquellos que despreciaban a Bielsa, ahora, que la chupen. Un caño: Humildemente, la pifiaste en la última frase. No le hiciste honor a Marcelo.
Asunto: ELOGIOS De: Carlos Chussir Quiero felicitarlos. Un caño me ha sorprendido gratamente por su periodismo directo, y el hecho de permitir diversidad de opiniones. En ese sentido, están varios pasos adelante en cuanto al periodismo a nivel latinoamericano. Un caño: ¡¡Gracias por escribir cortito!!
Asunto: MAS CLARO, IMPOSIBLE De: Guillermo Giménez El motivo que me impulsa escribirles es nuestra hoy más que nunca bien ponderada Selección de fútbol y su más que polémico DT.
Después de haber leído las desafortunadas expresiones del Diegote sobre sus deseos buco genitales, me surgieron algunas certezas que me gustaría compartir. En principio, reconozco que las expresiones del amigo me resultaron aberrantes. Tomado desde la envestidura que Maradona representa, me cuesta aceptar que se exprese con la vulgaridad y la violencia con la que lo hizo. Pero la culpa no es del chancho y entonces empecé a prestar atención desde donde venían las críticas más duras, el tenor de las mismas y su intencionalidad. Y todos los comentarios eran tantos o más aberrantes que las expresiones del 10. Se asumió que era una buena oportunidad de darle con ñoca al perejil, dejando de lado lo que a mi juicio (erróneo) era el hecho principal: la clasificación y el juego (pobre) mostrado por el equipo. Más allá del análisis futbolístico sobre la selección empecé a separar la paja del trigo y llegué a una conclusión: era evidente que más de uno deseaba que la Selección no se clasificara. Para esta gente hubiera sido la situación propicia para exacerbar el caos y descontrol. Esto los hubiese erigido como los adalides de la verdad y la razón, los verdaderos gendarmes del periodismo “independiente”; La no clasificación hubiera permitido ir por todas las cabezas que los dejaron a fuera de sus negocios y cobrarse la mexicaneada. Hubieran ido por todo, hasta que no quedara ninguno. Pero el gol de Bolatti significó un antes y un después para los mega grupos multimediáticos, quedó en claro que estos tipos viven, respiran, se bañan y beben dinero. Y poder. No les importa nada, no les interesa informar, ellos quieren formar opinión, no les interesa analizar, prefieren endiosar o hundir, no les interesa competir porque ellos sólo quieren ganar. ¿Y ahora? Ahora ya sabemos quien es quien. Todo lo que rodea al fútbol de hoy me parece una mierda pero si hay algo que jamás voy a aceptar son las conductas golpistas. Y estos tipos las exhibieron con total impunidad, no se les movió un pelo y si fueron capaces de emplear toda su artillería pesada (y más...) para imponer su voluntad en algo tan superfluo como el fútbol, ¿qué podemos esperar con los cambios que se avecinan en materia de medios? Quiero que Grondona se vaya, que caiga por su propio peso o por voluntad de dirigentes honestos e idóneos, capaces de sacar adelante a los clubes y a la AFA. No me gusta como juega la selección, jamás me van a gustar los equipos que salen a defenderse y ganan medio a cero, no quiero que Argentina se quede en la estadística, quiero que quede en la historia. Es el primer mundial que voy a ver con mi hijo, tendrá 3 años y un poquito, cuando se inaugure. Seguro que va a entender poco y nada pero también estoy seguro que gritará por Argentina como grite yo en cada puto partido de todos los mundiales que vi. Y ese placer no me lo va a quitar nadie. Celebro la clasificación, me hubiera gustado entrar por una puerta grande y no por el ventanuco, pero igual estoy feliz. Espero que juguemos bien y hagamos un buen papel así todos podremos festejar; incluidos los garcas... Perdón por la extensión, pero lo tenía acá...
Asunto: TELÉFONO PARA LINGENTI De: Iván Roldán Leí la sección “Otras yerbas” del último número y que está firmada por Alejandro Lingenti. La verdad que no entendí tanto resentimiento y mezcla de cosas en la nota que hace referencia al cine nacional. Es obvio que puede gustarle o no una película, o directamente parecerle una cosa infumable, pero de ahí a vilipendiar gratuitamente una obra como El secreto de sus ojos me parece demasiado. No voy a hablar sobre La viuda de los jueves, la otra peli a la que menciona porque no la vi. Pero a mi entender hace una lectura lineal y facilista, muy cercano a lo snob: si tiene éxito y va mucha gente + apoyo económico importante, es una porquería. Pero si es independiente, van cuatro personas y se ve en sólo un par de salas, es una genialidad que los inteligentes e iluminados pueden entender. Repito -aunque no haga falta- que puede no gustarle nada la película, pero de ahí a trazar un paralelismo con Tinelli, argumentar que está detrás un gran canal de TV (Telefé, que si es por eso hizo un ciclo como Televisión por la identidad que fue excelente) y entonces ya de por sí merece la descalificación, o reclamar posturas morales o de “juicio categórico” cuando se trata de una película basada en un libro de Sacheri, me parece de mala intención. ¿Una creación artística, como un film, canción, cuadro o libro tiene que tener una postura ante todo sí o sí y bajar un mensaje? Creo que la respuesta se cae de madura. No entiendo porque escupe tanto resentimiento y los argumentos que da
hacen agua por todos lados. Escuché a Matías Martin hablar muy bien de El secreto..., hizo notas con Campanella y Sacheri y sería bueno, se me ocurre, que escriba una crítica, no para hacer un Boca-River cinematográfico, sino sólo para que la revista muestre otros criterios después de esas líneas tan furiosas de Lingenti. Un abrazo y nos vemos en noviembre.
Asunto: NÚMEROS ATRASADOS De: Guillermo Rey Siempre quise leer Un caño y por una u otra cosa no lo hacia. Ni siquiera tuve la chance de comprarla porque vivía en Ushuaia y no llegaba. Y ahora, radicado en Buenos Aires, tenia las ganas de compararla y no conseguía (además se fueron durante un tiempo). La cosa es que me acabo de comprar días atrás la Nº18, la de Diego en la tapa con Don Julito y me encantó. Es la revista que me imaginaba. ¡Y aquí viene el garron! Quiero ver si se pueden conseguir las ediciones anteriores. ¿Que chance hay? Con su debido precio, claro. Espero respuestas para así disfrutar lo que lamentablemente en viejos tiempos me perdí. Matías, te escucho todas las tardes en la Metro. Me gusta la visión del Ruso Verea pero extraño y mucho a Román Iutch, un excelente periodista. Un caño: Lamentablemente las revistas viejas no las tenemos. Fijate en Mercado libre, que cada tanto aparece alguna en oferta.
Asunto: SALUDO OLIMPICO De: Alfredo Luciardo Dentro de tanta histeria, falsedad e hipocresía, estuve pensando que no tiene sentido es el saludo “olímpico” que se realiza en “nuestras canchas”. Y recalco “en nuestras canchas” porque en los demás países me parece bastante más sincero. Se obliga a 25 tipos a saludarse previo a un partido de fútbol y luego, entre los mismos “caballeros” que se saludaron cordialmente obligados, se escupen, se insultan, se pegan, se maltratan se ventajean cada vez que pueden, etc. etc. Propongo: ¿por qué no lo realizan al final y que sirva para limpiar todo la porquería que se hicieron entre colegas durante noventa y pico de minutos, y que sea de libre elección? Tal vez sólo se saluden tres o cuatro de los 25 iniciales; y de mala manera. Empecemos a sincerarnos y, tal vez dentro de algunas generaciones, el elegante saludo olímpico sí sea algo amistoso y de buenos modales.
Asunto: HINCHA DE MATÍAS De: Nacho Anelka Acabo de descubrir esta revista recién ahora. Estaba esperando el subte cuando en el kiosco de diarios vi una revista con una foto de Papada Aguilar volando. Cansado del periodismo deportivo falso e hipócrita, pensé: “al fin alguien se anima a hablar de lo que la gente quiere saber de verdad”. Decidí comprarla por más desconocidos que sean sus autores. Al comenzar a leerla me di cuenta que todos los que escriben son conocidos y que no era el primer número ni mucho menos. Gracias Matata por tanta magia, gracias por hacerle frente al periodismo vacío que aplaude al estúpido “folclore del fútbol” y que genera violencia con títulos que aparentan ser inteligentes y no son más que chistes pelotudos, que le faltan el respeto al hincha triste y al jugador de fútbol. Y gracias por ser tan grosso y por estar quedándote pelado como yo.
Asunto: PIDE POR EL ASCENSO De: Facundo Soler Me gustaría hacer una crítica acerca de la revista. Estaría bueno que hablen un poco más del ascenso, ya que muchos lectores somos fieles seguidores de equipos que militan las divisiones inferiores del fútbol nacional. Dejando eso de lado, la revista es excelente, sigan así! Un caño: Es imposible complacer a todos. Te damos nuestra palabra: hacemos lo que podemos. Y para que entre algo debe salir otra cosa, lo que es un fino equilibrio que muchas veces nos hace dejar afuera temas que también están dentro de nuestros intereses. DICIEMBRE 2009 | UN CAÑO 55
Los torneos que le gustan a la gente Los lectores de Un caño se manifestaron ampliamente en la encuesta que les propusimos en el número anterior. Para nuestra sorpresa, recibimos más de 400 mails (403, al 20 de noviembre), que dejaron un abanico lo suficientemente amplio de cuál es la organización del fútbol que muchos hinchas anhelan. Estos son los resultados. Por MARIANO HAMILTON
A
ntes que nada, la opinión de la gente. Ya que este es un espacio para que se manifieste. Si nos atenemos a los resultados, aquí está el resultado general. 1) El 86,42% no quiere que continúen los torneos cortos. Prefieren que se dispute uno solo, de 38 fechas, y con el sistema de todos contra todos, tal cual se realiza en los países “avanzados”, como España, Italia, Francia, Alemania o Inglaterra. 2) El 78,57% prefiere que ese torneo largo se dispute entre marzo y noviembre. La merma en el porcentaje está explicada porque muchos sostienen –con algo de razón, por cierto– que algunos equipos desarmarían sus planteles entre junio y julio, por la apertura del libro de pases en Europa y, que por esa razón, ese hipotético torneo de 38 fechas debería clonar la fechas de los que se juegan en Europa.
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3) El rechazo a los promedios del descenso es casi unánime. El 95,71% de los votantes dijo que las pérdidas de categoría deben ser anuales ya que, sería mucho más justo y no se les pondría la soga al cuello (como ocurre hoy) a los recién ascendidos. 4) La misma cifra sostiene que los descensos deben tomar en cuenta los puntos de una temporada. 5) Las opiniones cambian cuando se trata de cantidad de descensos y promociones, y observamos diferentes posturas. Así, el 59,28% está de acuerdo con los dos descensos y las dos promociones. Pero a la vez el 40,72% quiere que haya cambios. 6) De ese 40,72%, el 29,29 defiende que haya tres descensos mientras que el 11,44 pide que se extienda a cuatro equipos. 7) Sobre las promociones, las opiniones se abren mucho más. El 16,14% pide
que se eliminen, el 18,14, que haya una, el 59,28 quiere que se mantenga el status quo, el 5,71 prefiere tres y el 0,73% quiere que haya cuatro equipos involucrados. 8) El 91,42% de los lectores se mostró a favor de que se organice un segundo torneo anual, que bien podría ser llamado Copa Argentina, con el mismo sistema de juego que tiene la Copa del Rey en España, la Copa de Italia o la FA Cup, en Inglaterra. El resultado final de la encuesta, sintetizando, indica que la mayoría de los hinchas (o al menos de quienes participaron en la encuesta) anhelan un torneo largo de 38 fechas, de marzo a noviembre, que se eliminen los promedios, que los descensos se definan por el puntaje acumulado en una temporada y que se mantengan los dos descensos y las dos promociones. También respaldaron la creación de la Copa Argentina.
ALGUNAS FRASES DE LOS LECTORES Pese a que no solicitamos consideraciones sobre cada voto, una gran cantidad de lectores dejaron sus impresiones sobre la encuesta. Es interesante destacar algunas de ellas: 1) “Los torneos cortos están matando al futbol argentino, están hechos por dirigentes cortos de vista, de proyectos, de planificación, de coherencia, de análisis”. 2) “Los periodistas deberían ayudar a calmar la histeria con la que se vive, a bajar ese asunto de la falsa pasión que parece decir que siempre hay que ganar, etc.” 3) “La cantidad de partidos que se juega anualmente en todo el mundo por imposición de la TV genera pésimos espectáculos”. 4) “La ley que cambió para mal al fútbol fue la del pase al arquero, que lo obliga a reventarla, a dividirla y que hace que todo mucho más vertiginoso”. 5) “Que los recién ascendidos sean excluidos de la tabla de promedios y sólo pueden entrar en el segundo años. Y que descienden o promocionan si quedan entre los cuatro últimos de la tabla anual”. 6) “La Argentina es demasiado centralista para organizar una Copa Argentina“ (esta opinión es de un lector que se opuso a su creación).
¿Preferís un solo torneo largo por año, que vaya de marzo a diciembre?
¿Te gusta cómo están organizados los torneos en la Argentina?
7) “Hay que terminar con la ventaja deportiva en las Promociones”. 8) “Torneo largo de marzo a noviembre, a dos ruedas. Los tres primeros de la tabla clasifican directamente a la Libertadores. Entre el cuarto y el decimoprimero se juega una liguilla por los otros dos cupos, con ventaja deportiva para los mejor ubicados. Los dos finalistas de esta liguilla definen en esa final quién entra directo a la Copa y quién juega el repechaje. Si el campeón de la Copa es un argentino, ése equipo ya estará clasificado de antemano, por lo que si queda entre los 11 primeros del torneo, el 12º de la tabla jugará la liguilla. 19º y 20º, descenso directo. 17º y 18º, promoción, ida y vuelta, cuya única ventaja deportiva sea la posibilidad para el equipo de Primera de jugar la revancha como local. Dejo abierta la posibilidad de establecer o no la regla del gol visitante. Si un equipo se corta en la punta, el torneo va a perder interés. Pero con este sistema se sigue peleando por cosas. A la
Copa Sudamericana clasificarían los primeros de la primera rueda”. 9) “Nacional B: torneo largo, el campeón asciende, del segundo al décimoprimero (o séptimo), una liguilla. El ganador de la liguilla asciende, mientras que el perdedor de la final más el semifinalista mejor ubicado en la tabla general juegan las promociones. Los tres últimos descienden a Primera B y/o Argentino A. El 17º juega la única promoción”. 10) “Primera B y Argentino A: un ascenso directo para cada categoría, mientras que del segundo al quinto de cada una juegan una liguilla unificada, en la que el ganador consigue el tercer ascenso, mientras que el perdedor de la final juega la promoción. Básicamente, éste sería un sistema similar al de los viejos zonales ochentosos”. 11) “Que los partidos se jueguen todos el mismo día. El domingo los de Primera y los sábados los de ascenso”. 12) “Me gustaría que el campeonato tuviera un sistema similar al de alguno de los viejos nacionales. Por dar un ejemplo: que mantenga 20 equipos y 19 fechas, cuatro grupos de cinco equipos; jugar ida y vuelta con los otros cuatro de su grupo
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(8 partidos) y con cinco de otro grupo (10 partidos); y un partido con uno de otro grupo (en total 19). Lo importante es que no jueguen todos contra todos, sino al final no tendría sentido el posterior cruce en las llaves. Luego los cuatro ganadores de los grupos juegan un partido semifinal y una final en el estadio del de mejor puntaje“. 13) “Siendo pibe vi la parodia de Copa Argentina de 1969/70. Para eso, que vuelvan los viejos Nacionales entre los mejores del campeonato de AFA y los campeones de las principales Ligas. Aunque, de un modo u otro, perder contra un equipo de cuasi aficionados (por imaginar un ejemplo: Vélez 0 vs. Al Ver Verás de Mar del Plata 4) le haría poner en su justo lugar el ego a más de una estrellita local del balompié”. 14) “Falta preguntar si la víctima-lector considera que a la Libertadores deberían volver a ir sólo campeones y subcampeones, y a la Copa Melba Sudamericana el tercero y cuarto de cada campeonato”. 15) “Que el campeón de la propuesta Copa Argentina vaya a la Copa Libertadores”. 16) “Las copas internacionales (Libertadores y Sudamericana) se deberían disputar a lo largo de toda la temporada como
¿Te parecería mejor que los descensos fueran por puntaje anual?
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¿Elegís el actual sistema de descensos por promedios?
en Europa y los equipos que participen en una no lo puedan hacer en la otra.” El torneo de 38 fechas, sea de marzo a noviembre o de julio a mayo, no tiene demasiados secretos. Únicamente decimos que en el verano sólo debería haber un descanso, como en Europa, de dos semanas por las Fiestas y no ese eterno receso que no sirve para nada más que para enfriar la emoción del torneo. ¿Qué hacer con los torneos de verano? Si avanza la idea de que el campeonato se juegue con las fechas de Europa, pasarían a mejor vida. Hay otros temas que pueden comentarse sobre las fechas. Si el torneo se jugara de marzo a noviembre, tranquilamente se podría abrir el libro de pases (como se hace en Europa) en la mitad del campeonato para que los equipos se reforzaran en caso de que se les vayan figuras. La única condición debería ser,
como en Europa, que no se podría comprar a un jugador que haya representado a otro equipo en el torneo argentino. Es decir: San Lorenzo no le podría comprar a Arsenal, pero sí lo podría hacer negociando con un equipo del ascenso o del exterior. LA COPA ARGENTINA ¿Qué es la Copa Argentina? Un torneo a eliminación directa que incluiría a todos los equipos que juegan torneos de AFA: Primera, B Nacional, Primera B, Primera C, Primera D y del Argentino A, es decir, 125 conjuntos. A simple vista parece un disparate, pero hay un sistema (como se hace en Europa) para jugarlo en apenas 14 semanas (debería jugarse entre martes y jueves, cuando la Copa Libertadores o Sudamericana no tenga fechas). Recordemos que la Libertadores y la Sudamericana ocupan 32 semanas del calendario, por lo que si se suma la Copa Argentina estamos abarcando 36 semanas de las 52 del año. Ésta es la propuesta:
¿Te gustaría que la AFA organice una Copa Argentina, con un sistema de juego similar a lo que ocurre en España con la Copa del Rey o en Italia con la Copa de Italia?
1) Hay 20 equipos de primera, 21 de la B Nacional, 21 de Primera B, 20 de Primera C, 18 de Primera D y 25 del Argentino A. 2) Las primeras dos semanas se juega la Primera Fase. Son 62 partidos y un equipo, por sorteo, quedaría libre y pasaría directamente a la segunda fase. 3) En la tercera y cuarta semanas, se disputa la Segunda Fase. Son 31 partidos y un equipo queda libre por sorteo y pasa a la tercera fase. No puede repetirse el que quede libre. 4) En la quinta y sexta semana se disputan 16 partidos (octavos de final) y así sigue el torneo con (cuartos de final), semis y final. Son 14 semanas y ya se consagra un Campeón Argentino. Eso es todo, amigos. El debate está abierto. Ya que ahora cambiaron los dueños de la televisión futbolera, ¿no es hora de que también se modifique la estructura de unos torneos que habían sido armados para TyC?
¿Respaldás que se mantenga el actual sistema de descensos con dos directos y dos equipos a la Promoción?
¿Cuántos descensos te gustaría que hubiera?
¿Cuántas promociones te gustaría que hubiera?
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No me toquen los torneos La voz de Fabbri coincide con las de algunos lectores que piden no innovar. Al parecer tienen razón quienes siguen a los equipos chicos. Los campeonatos cortos los favorecen, y, ya saben, en este número les acompañamos una interesante encuesta que no podrán desmentir ni con mil encuestas más. Dado el resultado del voto popular, seguiremos esta campaña hasta la victoria. Por ALEJANDRO FABBRI
S
i por algo se ha destacado el fútbol argentino es por haber cambiado muchísimas veces la organización de sus torneos. Quizás muchos no lo recuerden, quizás haya pasado inadvertido, pero la AFA ha sido pionera en esto de modificar a cada rato los campeonatos, aunque en los últimos diecinueve años la cosa ha estado más calma. En la larga historia de nuestro máximo deporte, vale la pena explicar que entre 1931 –cuando se inició el fútbol profesional- y 1966, los campeonatos siempre fueron parecidos. Jugaban 16, 18 o 20 equipos, a partidos y revancha, todos contra todos, con un campeón y uno, dos o ningún descenso. Es que el retroceso a la segunda categoría se inició en 1937, se anuló en 1948, 1963, 1964, 1965 y 1966 por decisiones políticas y regresó después. Después se iniciaron las modificaciones, empezando por el recordado torneo Metropolitano y siguiendo por el querido torneo Nacional, que le dio cabida a los equipos del interior del país. El primer año con los dos campeonatos fue 1967, y Estudiantes de La Plata, al ganar el Metropolitano, fue el equipo que rompió con el monopolio de los títulos que hasta ese momento habían ganado los cinco grandes. Esos fueron realmente, los primeros torneos cortos, con 24 partidos como máximo que jugaron los campeones, Estudiantes (1967), San Lorenzo (1968) y
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Chacarita (1969). Los Nacionales eran aun más reducidos, si bien se fueron modificando con el tiempo, al ir creciendo la participación de los cuadros del interior, con permanente ingreso de clubes tucumanos, cordobeses, mendocinos, salteños, jujeños y marplatenses, sobre todo. Cuando llegó el Mundial de 1986, ya la AFA había decidido un cambio sustancial en la organización de los torneos: la década del 80 había sido lapidaria con los clubes grandes, ya que después del exitoso Boca de Maradona (Metro 1981) y del River de Kempes (Nacional 1981), el momento de otros equipos los eclipsó por completo. Salvo el gran Independiente de José Omar Pastoriza (campeón de 1983, Libertadores e Intercontinental de 1984), la primera parte de los años 80 fue dominada por Estudiantes (dos títulos), Ferro Carril Oeste (dos títulos) y Argentinos Juniors (dos títulos).
Habría que quitar para siempre los promedios. Un sistema elitista e injusto que aplasta a los más humildes y es un cepo para aquellos que tras un enorme esfuerzo llegan a Primera División.
Los poderosos estaban inquietos y algo había que hacer. Por eso se decidió cambiar el calendario: basta de dos campeonatos por año, a jugar un campeonato largo, pero entre agosto de un año y julio del siguiente, a tono con los torneos de Europa, “porque así los equipos se pueden ir de gira y ganar mucho dinero”. Promesas, palabras, sólo eso. El proyecto sirvió para relanzar a River, que conducido por el Bambino Veira se quedó en gran forma con el torneo de 1985/86 que lo llevó al título continental y luego al mundial. Sin embargo, sucedió lo inesperado: ni Boca ni Racing ni San Lorenzo, conseguían reaccionar. A los “Millonarios” los siguieron Rosario Central, que protagonizó la hazaña de ganar el campeonato de Primera B en 1985 y repetir en Primera A con el título de 1986/87. Enseguida le tocó a Newell’s Old Boys y para 1988/89 se asomó Independiente, en un torneo que tuvo un toque adicional: si un partido finalizaba empatado, se tiraban penales hasta que hubiese un ganador, que sumaba un punto más. Para 1989/90, River repitió el éxito. ¿Qué se podía hacer con los otros tres grandes que no ganaban títulos? La presión era fuerte y las ilusiones también. Se resolvió hacer un campeonato anual, pero dividido en dos ruedas. Los campeones de cada una jugarían la gran final. El Newell’s de un muy joven Marcelo Bielsa –técnico desconocido en Buenos Aires-
ganó la primera etapa y el poderoso Boca de Latorre y Batistuta se quedó con la segunda parte. Definieron y los rojinegros dieron el golpe al quedarse con el único título en juego, venciendo por penales en la Bombonera. Tampoco así, Boca había logrado el campeonato. El reaseguro que los poderosos tenían desde 1984 para evitar complicaciones con el temido descenso, había sido un elemento esencial para estabilizarlos. Cuando San Lorenzo quedó penúltimo y se expuso al bochorno de ser el primer grande en pasar a jugar los sábados, la AFA resolvió imponer el promedio para evitar el descenso, tomando los puntajes de dos temporadas seguidas. Al tocarle la desgracia al Racing Club en 1983, se agregó una tercera campaña, que alejó a los grandes de aquella lucha por quedarse en la A. Con ese tema resuelto, había que darles la oportunidad a azulgranas, académicos y a Boca de poder ganar un torneo argentino. Por esa razón, se archivó la experiencia de dos torneos y un único campeón y se pasó a jugar con el sistema más fácil: dos torneos (Apertura y Clausura) y dos campeones. Así, Boca alcanzó la vuelta olímpica tras once años (entre 1981 y 1992), San Lorenzo lo hizo después de veintiun temporadas (entre 1974 y 1995) y, finalmente, el sufrido Racing llegó al éxito orgásmico
en 2001, algo que no conseguía desde 1966 con el mítico equipo de José. Entre 1991 y 2009 se sucedieron los éxitos de River y Boca, el reparto de dinero de la televisión les otorgó un poder creciente porque siempre cosecharon mucho más que el resto y aparecieron los clubes con más organización y una estructura aceitada como Vélez, Estudiantes, Newell’s y alguna sorpresa que ya no es tal, como Lanús o los subcampeonatos del retornado Tigre. Lo concreto y seguro es que los torneos cortos les permiten a los equipos menos poderosos tener la chance de pelear títulos y clasificaciones para torneos internacionales. El pedido del campeonato largo remite a Inglaterra (siempre son cuatro los animadores, los que tienen más dinero: Manchester United, Arsenal, Chelsea y Liverpool), a España (la omnipresente dualidad Real Madrid-Barcelona) o a Italia (Juventud, Internazionale o Milan). Ahí todo es sencillo, siempre los mismos y ¡¡¡a aburrirse todo el año!!! En la Argentina, afortunadamente, hay incógnitas, hay clubes pequeños que trabajan mejor que clubes más grandes, hay sorpresas y por sobre todo, el fútbol tiene la categoría muy clarita de deporte ilógico, lo que lo hace tremendamente atractivo. Como antecedentes de campeones
no convencionales en torneos largos en el país, solamente se pueden mencionar al fabuloso Huracán de Menotti en 1973, el Quilmes del Piojo Yudica en 1978 (con River e Independiente diezmados por el Mundial’78), Estudiantes de 1983 y Argentinos Juniors de 1984, otras dos fenomenales formaciones. Nada más, incluyendo a los rosarinos a finales de la misma década, aquella en la que los profesionales de River hicieron huelga por falta de dinero y en la que Boca tenía apenas un único juego de camisetas. Tiempos que ya no volverán. Hoy, lo que habría que quitar para siempre son los promedios. Un sistema elitista e injusto que aplasta a los más humildes y es un cepo para aquellos que tras un enorme esfuerzo llegan a Primera División dejando atrás el extenuante Nacional B. Como alguna vez dijo Julio Grondona, fueron puestos para que aquellos clubes que representan el 70% de los hinchas del país no caigan en el drama del descenso. Sencillo y contundente. El fútbol, como el país, merece mayor justicia, más igualdad, más chances para todos. La estructura actual de los torneos es la menos injusta porque les pone límites a las ventajas económicas que pueden tener aquellos que más reciban. Aunque a veces –crisis de River mediante- no parezca.
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Todos la vuelta vamos a dar Es uno de los cantos más esperanzadores que recorren nuestras tribunas. Además, ¿Quién no ha sentido alguna vez el orgullo de gritar que ¨seremos campeones otra vez, como en el...¨? Para la discusión del caballero, o la cartera de la dama; para las sobremesas con los amigos, o para ganar un concurso del tipo “quién sabe más de campeonatos y Copas”, Un Caño obsequia a sus lectores la más completa tabla de puntajes y torneos o Copas obtenidas por cada club argentino en toda la historia. Ahhh, pero ¿cómo? ¿Usted no sabía que su club había ganado la Copa Ricardo Aldao?. Por DIEGO ARIEL ESTEVEZ*
Alumni, el primer gran campeón del fútbol argentino.
Vélez, campeón del Clausura 2009. El último equipo que dio una vuelta olímpica.
U
stedes deben acordarse, seguramente. Pasó hace casi diez años, pero parece que fueran más. A fines de 1999, el ambiente futbolístico vernáculo se vio sacudido por una polémica tan ruidosa como mal planteada e investigada: ¿quién era el “campeón del siglo XX” del fútbol argentino? Opinaron todos: jugadores, hinchas, periodistas, medios especializados, intelectuales, sabelotodos y demás, pero no se llegó a una conclusión. El fanatismo, el interés de algunos y la necesidad de polémicas de ciertos medios conspiraron contra una conclusión que amenazaba con ser interesante. Y los errores cometidos (algunos intencionales y otros no) terminaron por tergiversar una investigación que luego se fue diluyendo con el paso del tiempo. ¿Cuáles fueron esos errores? Veamos: -No se estableció de entrada qué certámenes eran oficiales y cuáles no, y por consiguiente no quedó claro cuáles iban a ser tomados en consideración. -Se ignoró la etapa amateur de nuestro fútbol, que abarcó un largo período de 43 años (desde 1891 hasta 1934, con un breve paréntesis sin actividad oficial en 1892). -El hecho de ningunear al amateurismo llevó a cometer el error de intentar
coronar a un hipotético “campeón del siglo XX”, cuando lo correcto hubiese sido hablar del “campeón de los siglos XIX y XX” o, hilando más fino, al “campeón del siglo XX y de nueve años del XIX”. -Por último, un detalle que no es menor: por más fuegos artificiales que se hayan tirado el 1° de enero de 2000, el siglo XXI arrancó exactamente un año después, el 1° de enero de 2001. Si el cero es la indicación matemática de la nada, ¿cómo vamos a contar un año cero? Pero volvamos al quid de la cuestión: ¿qué se entiende por “torneos oficiales”? Según Osvaldo Gorgazzi, miembro del Centro para la Investigación de la Historia del Fútbol, “son todos aquellos organizados de manera directa por asociaciones nacionales, confederaciones continentales, uniones regionales (reconocidas por las confederaciones), ligas del interior de cada país (reconocidas por cada asociación nacional) o la mismísima FIFA, o sea por entes rectores oficiales. Organización directa significa que deciden los participantes, definen el reglamento, el sistema de disputa, confeccionan los fixtures, designan a los árbitros, aplican sanciones, etc.”. Hecha la aclaración, el abanico de certámenes a tener en cuenta es mucho mayor que el de los tradicionales cam-
peonatos de Primera División profesionales que se juegan desde 1931, o el de las copas internacionales que la Confederación Sudamericana organiza desde 1960. Con sólo mirar el cuadro que acompaña la nota, la diferencia salta a la vista. Aclarado el asunto, creo que es necesario ir más allá y hacerse algunas preguntas: por más que sean oficiales, ¿todos los torneos tienen el mismo prestigio? ¿Es lo mismo ganar una Copa Libertadores que una Conmebol o una de Oro “Nicolás Leoz”? ¿No hay diferencias entre un Metropolitano o un Apertura y las Copas Suecia o de Honor Beccar Varela? La respuesta es necesariamente subjetiva, por lo que se me ocurrió una solución en esa línea: otorgarle a cada torneo un puntaje arbitrario, personal (ver el cuadro correspondiente), y después hacer la sumatoria para “consagrar” al club más ganador del fútbol argentino entre el 12 de abril de
San Lorenzo, campeón 1946. DICIEMBRE 2009 | UN CAÑO 63
El campeón de los siglos XIX y XX en Argentina fue… ¡River Plate!. Los de la banda roja totalizaron 101,25 puntos. Boca, que había soportado una década del 90 llena de alegrías riverplatenses, se destapó con todo y dio vuelta la tabla. En el siglo XXI elevó su cuenta a 131,5 puntos, pasando a liderar nuestra hipotética tabla. 1891 y el 31 de diciembre de 2000. Con las reglas claras y las cartas echadas, llegó la hora de jugarse. El campeón de los siglos XIX y XX en Argentina fue… ¡River Plate!. Los de la banda roja totalizaron 101,25 puntos, según este detalle: 30 certámenes de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 75), 1 Copa de
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Oro (0,5 punto cada una; total: 0,5), 4 Copas “Carlos Ibarguren” (0,5 punto cada una; total: 2), 5 Copas “Ricardo Aldao” (1 punto cada una; total: 5), 1 Copa “Adrián Escobar” (0,25 punto cada una; total: 0,25), 1 Supercopa (1,5 punto cada una; total: 1,5), 1 Copa interamericana (1 punto cada una; total: 1), 3 Copas de Competencia (1 punto cada una; total: 3), 2 Copas “Libertadores de América” (4 puntos cada una; total: 8) y 1 Copa EuropeoSudamericana (5 puntos cada una; total: 5). Sumatoria: 75 + 0,5 + 2 + 5 + 0,25 + 1,5 + 1 + 3 + 8 + 5 = 101,25. Boca Juniors, por su parte, quedó en el segundo puesto con 98,5 puntos, según esta suma: 25 certámenes de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 62,5), 5 Copas “Carlos Ibarguren” (0,5 punto cada una; total: 2,5), 2 Copas Confraternidad “Adrián Escobar-Héctor Gerona” (0,5 punto cada una; total: 1), 1 Copa de Oro “Nicolás Leoz” (0,5 punto cada uno; total: 0,5), 1 Master de la Supercopa (0,5 punto cada uno; total: 0,5), 1 Supercopa (1,5 punto cada una; total: 1,5), 1 Recopa Sudamericana (1 punto cada una; total: 1), 1 Copa Argentina (1 punto cada una; total: 1), 1 Copa de Honor (1 punto cada una; total: 1), 1 Copa Estímulo (1 punto cada una; total: 1), 4 Copas de Competencia (1 punto cada una; total: 4), 3 Copas “Libertadores de América” (4 puntos cada una;
total: 12) y 2 Copas Europeo-Sudamericana (5 puntos cada una; total: 10). Sumatoria: 62,5 + 2,5 + 1 + 0,5 + 0,5 + 1,5 + 1 + 1 + 1 + 1 + 4 + 12 + 10 = 98,5. Pero como la felicidad nunca es completa y la vida es una rueda, amigos: comenzó el siglo XXI, la pelota siguió rodando y Boca, que había soportado una década del 90 llena de alegrías riverplatenses, se destapó con todo y dio vuelta la taba. Entre 2001 y 2009 los xeneizes ganaron 4 certámenes de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 10), 3 Copas “Libertadores de América” (4 puntos cada una; total: 12), 1 Copa Europeo-Sudamericana (5 puntos cada una; total: 5), 2 Copas Sudamericanas (1,5 puntos cada una; total: 3) y 3 Recopas Sudamericanas (1 punto cada una; total: 3) y elevaron su cuenta a 131,5 puntos, pasando a liderar nuestra hipotética tabla. Y River, que fue perdiendo gas a medida que avanzaba la actual década, sólo pudo llegar a los 111,25 puntos, gracias a la conquista de 4 certámenes de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 10). Sin embargo, amigos de Un caño, les sugerimos no alegrarse ni entristecerse demasiado. Mientras haya vida en este mundo, siempre habrá una pelota de fútbol surcando las alfombras verdes de la Tierra, y nuestro delirante ranking futbolero jamás se quedará quieto…
PUNTAJE ACTUAL DE LOS EQUIPOS 1. BOCA: 131,5 puntos. 2. RIVER: 111,25 puntos. 3. INDEPENDIENTE: 94,25 puntos. 4. RACING: 63 puntos. 5. SAN LORENZO: 40,5 puntos. 6. ALUMNI: 37 puntos. 7. ESTUDIANTES (LA PLATA): 35,75 puntos. 8. VÉLEZ SÁRSFIELD: 30 puntos. 9. HURACÁN: 16 puntos. 10. ROSARIO CENTRAL: 15,5 puntos. 11. NEWELL’S : 14,25 puntos. 12. LOMAS ATHLETIC: 12,5 puntos. 13. BELGRANO ATHLETIC: 10,5 puntos. 14. ARGENTINOS JUNIORS: 10 puntos. 15. PORTEÑO: 7 puntos. 16. QUILMES: 6 puntos. 17. FERRO CARRIL OESTE: 5 puntos. 18. ESTUDIANTIL PORTEÑO: 5 puntos. 19. SAN ISIDRO: 5 puntos. 20. LANÚS: 3,5 puntos. 21. GIMNASIA Y ESGRIMA LA PLATA: 3,5 puntos. 22. SPORTIVO BARRACAS: 3,5 puntos. 23. ROSARIO ATHLETIC: 3 puntos. 24. SPORTIVO DOCK SUD: 2,5 puntos. 25. CHACARITA JUNIORS: 2,5 puntos. 26. SAINT ANDREW’S: 2,5 puntos. 27. OLD CALEDONIANS: 2,5 puntos. 28. LOMAS ACADEMY: 2,5 puntos. 29. ARSENAL: 2 puntos. 30. SPORTIVO BALCARCE: 1 punto. 31. NUEVA CHICAGO: 1 punto. 32. CENTRAL CÓRDOBA (ROSARIO): 1 punto. 33. SAN MARTÍN (TUCUMÁN): 1 punto. 34. ATLANTA: 1 punto. 35. TALLERES (CÓRDOBA): 1 punto. 36. ESTUDIANTES (BUENOS AIRES): 1 punto. 37. BANFIELD: 1 punto. 38. TIRO FEDERAL (ROSARIO): 0,5 punto.
TORNEOS OFICIALES (CON SU PUNTAJE CORRESPONDIENTE) Luego de un largo análisis, y siguiendo un criterio absolutamente personal, se estableció el siguiente puntaje para cada torneo oficial: •Copa Europeo-Sudamericana (torneo internacional): 5 puntos. •Copa “Libertadores de América” (internacional): 4 puntos. •Campeonatos de Primera División (local): 2,5 puntos. •Supercopa (internacional): 1,5 puntos. •Copa Sudamericana (internacional): 1,5 puntos. •Copa Mercosur (internacional): 1,5 puntos. •Copa Interamericana (internacional): 1 punto. •Recopa Sudamericana (internacional): 1 punto. •Copa Conmebol (internacional): 1 punto. •Campeonato Rioplatense - Copa “Ricardo Aldao” (internacional): 1 punto. •Tie Cup Competition (internacional): 1 punto. •Copas de Competencia (local): 1 punto. •Copa de Honor “Cousenier” (internacional): 1 punto.
•Copas de Honor (local, con la única excepción de la edición de 1933, que fue internacional): 1 punto. •Copa Estímulo (local): 1 punto. •Concurso por Eliminación (local): 1 punto. •Campeonato de la República - Copa “General de División Pedro Pablo Ramírez” (local): 1 punto. •Copa Suecia (local): 1 punto. •Torneo Centenario de la Asociación del Fútbol Argentino (local): 1 punto. •Copa Argentina (local): 1 punto. •Campeonato Argentino - Copa “Carlos Ibarguren” (local): 0,5 punto. •Copa de Oro (local): 0,5 punto. •Copa Confraternidad “Adrián Escobar-Héctor Gerona” (local): 0,5 punto. •Copa Suruga Bank (internacional): 0,5 punto. •Master de la Supercopa (internacional): 0,5 punto. •Copa de Oro “Nicolás Leoz” (internacional): 0,5 punto. •Copa “Adrián Escobar” (local): 0,25 punto.
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TÍTULOS OBTENIDOS POR CADA EQUIPO Y DETALLE DEL PUNTAJE ASIGNADO 1. BOCA JUNIORS: 131,5 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 29 certámenes de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 72,5), 5 Copas “Carlos Ibarguren” (0,5 punto cada una; total: 2,5), 2 Copas Confraternidad “Adrián Escobar-Héctor Gerona” (0,5 punto cada una; total: 1), 1 Copa de Oro “Nicolás Leoz” (0,5 punto cada uno; total: 0,5), 1 Master de la Supercopa (0,5 punto cada uno; total: 0,5), 1 Supercopa (1,5 punto cada una; total: 1,5), 2 Copas Sudamericanas (1,5 punto cada una; total: 3), 4 Recopas Sudamericanas (1 punto cada una; total: 4), 1 Copa Argentina (1 punto cada una; total: 1), 1 Copa de Honor (1 punto cada una; total: 1), 1 Copa Estímulo (1 punto cada una; total: 1), 4 Copas de Competencia (1 punto cada una; total: 4), 6 Copas “Libertadores de América” (4 puntos cada una; total: 24) y 3 Copas Europeo-Sudamericanas (5 puntos cada una; total: 15). Sumatoria: 72,5 + 2,5 + 1 + 0,5 + 0,5 + 1,5 + 3 + 4 + 1 + 1 + 1 + 4 + 24 + 15 = 131,5 2. RIVER PLATE: 111,25 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 34 certámenes de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 85), 4 Copas “Carlos Ibarguren” (0,5 punto cada una; total: 2), 5 Copas “Ricardo Aldao” (1 punto cada una; total: 5), 1 Copa de Oro (0,5 punto cada una; total: 0,5), 1 Copa “Adrián Escobar” (0,25 punto cada una; total: 0,25), 1 Supercopa (1,5 punto cada una; total: 1,5), 1 Copa interamericana (1 punto cada una; total: 1), 3 Copas de Competencia (1 punto cada una; total: 3), 2 Copas “Libertadores de América” (4 puntos cada una; total: 8) y 1 Copa Europeo-Sudamericana (5 puntos cada una; total: 5). Sumatoria: 85 + 2 + 5 + 0,5 + 0,25 + 1,5 + 1 + 3 + 8 + 5 = 111,25 3. INDEPENDIENTE: 94,25 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 16 certámenes de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 40), 2 Copas “Carlos Ibarguren” (0,5 punto cada una; total: 1), 2 Copas “Ricardo Aldao” (1 punto cada una; total: 2), 2 Supercopas (1,5 punto cada una; total: 3), 3 Copas Interamericanas (1 punto cada una; total: 3), 1 Recopa Sudamericana (1 punto cada una; total: 1), 1 Concurso por Eliminación (1 punto cada uno; total: 1), 1 Copa de Honor (1 punto cada una; total: 1), 4 Copas de Competencia (1 punto cada una; total: 4), 1 Copa “Adrián Escobar” (0,25 punto cada una; total: 0,25), 7 Copas “Libertadores de América” (4 puntos cada una; total: 28) y 2 Copas Europeo-Sudamericanas (5 puntos cada una; total: 10). Sumatoria: 40 + 1 + 2 + 3 + 3 + 1 + 1 + 1 + 4 + 0,25 + 28 + 10 = 94,25 4. RACING: 63 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 16 certámenes de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 40), 5 Copas “Carlos Ibarguren” (0,5 punto cada una; total: 2,5), 2 Copas “Ricardo Aldao” (1 punto cada una; total: 2), 1 Supercopa (1,5 punto cada una; total: 1,5), 6 Copas de Honor (1 punto cada una; total: 6), 2 Copas de Competencia (1 punto cada una; total: 2), 1 Copa “Libertadores de América” (4 puntos cada una; total: 4) y 1 Copa EuropeoSudamericana (5 puntos cada una; total: 5). Sumatoria: 40 + 2,5 + 2 + 1,5 + 6 + 2 + 4 + 5 = 63 5. SAN LORENZO DE ALMAGRO: 40,5 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 13 certámenes de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 32,5), 2 Copas “Ricardo Aldao” (1 punto cada una; total: 2), 1 Campeonato Rioplatense (1 punto cada 66 UN CAÑO | DICIEMBRE 2009
uno; total: 1), 1 Copa “General de División Pedro Pablo Ramírez” (1 punto cada una; total: 1), 1 Copa Mercosur (1,5 punto cada una; total: 1,5), 1 Copa Sudamericana (1,5 punto cada una; total: 1,5) y 1 Copa de Honor (1 punto cada una; total: 1). Sumatoria: 32,5 + 2 + 1 + 1 + 1,5 + 1,5 + 1 = 40,5 6. ALUMNI: 37 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 10 certámenes de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 25), 3 Copas de Honor (1 punto cada una; total: 3) y 9 Copas de Competencia (1 punto cada una; total: 9). Sumatoria: 25 + 3 + 9 = 37 7. ESTUDIANTES (LA PLATA): 35,75 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 5 certámenes de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 12,5), 1 Copa “Adrián Escobar” (0,25 punto cada una; total: 0,25), 1 Copa “General de División Pedro Pablo Ramírez” (1 punto cada una; total: 1), 1 Copa Interamericana (1 punto cada una; total: 1), 4 Copas “Libertadores de América” (4 puntos cada una; total: 16) y 1 Copa Europeo-Sudamericana (5 puntos cada una; total: 5). Sumatoria: 12,5 + 0,25 + 1 + 1 + 16 + 5 = 35,75 8. VÉLEZ SÁRSFIELD: 30 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 7 certámenes de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 17,5), 1 Copa Interamericana (1 punto cada una; total: 1), 1 Copa “Libertadores de América” (4 puntos cada una; total: 4), 1 Supercopa (1,5 punto cada una; total: 1,5), 1 Recopa Sudamericana (1 punto cada una; total: 1) y 1 Copa EuropeoSudamericana (5 puntos cada una; total: 5). Sumatoria: 17,5 + 1 + 4 + 1,5 + 1 + 5 = 30 9. HURACÁN: 16 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 5 certámenes de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 12,5), 1 Copa Estímulo (1 punto cada una; total: 1), 2 Copas “Carlos Ibarguren” (0,5 punto cada una; total: 1), 2 Copas “Adrián Escobar” (0,25 punto cada una; total: 0,5) y 1 Copa Competencia (1 punto cada una; total: 1). Sumatoria: 12,5 + 1 + 1 + 0,5 + 1 = 16 10. ROSARIO CENTRAL: 15,5 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 4 certámenes de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 10), 1 Concurso por Eliminación (1 punto cada uno; total: 1), 1 Copa “Carlos Ibarguren” (0,5 punto cada una; total: 0,5), 2 Copas de Competencia (1 punto cada una; total: 2), 1 Copa de Honor (1 punto cada una; total: 1) y 1 Copa Conmebol (1 punto cada una; total: 1). Sumatoria: 10 + 1 + 0,5 + 2 + 1 + 1 = 15,5 11. NEWELL’S OLD BOYS: 14,25 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 5 certámenes de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 12,5), 1 Copa “Adrián Escobar” (0,25 punto cada una; total: 0,25), 1 Copa “Carlos Ibarguren” (0,5 punto cada una; total: 0,5) y 1 Copa de Honor (1 punto cada una; total: 1). Sumatoria: 12,5 + 0,25 + 0,5 + 1 = 14,25 12. LOMAS ATHLETIC: 12,5 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 5 certámenes de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 12,5). Sumatoria: 12,5
13. BELGRANO ATHLETIC: 10,5 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 3 certámenes de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 7,5), 1 Copa de Competencia (1 punto cada una; total: 1) y 2 Copas de Honor (1 punto cada una; total: 2). Sumatoria: 7,5 + 1 + 2 = 10,5 14. ARGENTINOS JUNIORS: 10 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 2 certámenes de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 5), 1 Copa “Libertadores de América” (4 puntos cada una; total: 4) y 1 Copa Interamericana (1 punto cada una; total: 1). Sumatoria: 5 + 4 + 1 = 10
26. SAINT ANDREW’S: 2,5 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 1 certamen de Primera División (compartido con Old Caledonians) (2,5 puntos cada uno; total: 2,5). Sumatoria: 2,5 27. OLD CALEDONIANS: 2,5 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 1 certamen de Primera División (compartido con Saint Andrew’s) (2,5 puntos cada uno; total: 2,5). Sumatoria: 2,5 28. LOMAS ACADEMY: 2,5 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 1 certamen de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 2,5). Sumatoria: 2,5
15. PORTEÑO: 7 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 2 certámenes de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 5) y 2 Copas de Competencia (1 punto cada una; total: 2). Sumatoria: 5 + 2 = 7
29. ARSENAL: 2 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 1 Copa Sudamericana (1,5 punto cada una; total: 1,5) y 1 Copa Suruga Bank (0,5 punto cada una; total: 0,5). Sumatoria: 1,5 + 0,5 = 2
16. QUILMES: 6 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 2 certámenes de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 5) y 1 Copa de Honor (1 punto cada una; total: 1). Sumatoria: 5 + 1 = 6
30.SPORTIVO BALCARCE: 1 punto. Puntaje según los títulos obtenidos: 1 Copa de Competencia (1 punto cada una; total: 1). Sumatoria: 1
17. FERRO CARRIL OESTE: 5 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 2 certámenes de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 5). Sumatoria: 5 18. ESTUDIANTIL PORTEÑO: 5 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 2 certámenes de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 5). Sumatoria: 5 19. SAN ISIDRO: 5 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 4 Copas de Competencia (1 punto cada una; total: 4) y 1 Copa de Honor (1 punto cada una; total: 1). Sumatoria: 4 + 1 = 5 20. LANÚS: 3,5 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 1 certamen de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 2,5) y 1 Copa Conmebol (1 punto cada una; total: 1). Sumatoria: 2,5 + 1 = 3,5 21. GIMNASIA Y ESGRIMA LA PLATA: 3,5 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 1 Copa Estímulo (se cuenta como certamen de Primera División) (2,5 puntos cada uno; total: 2,5) y 1 Torneo Centenario de la Asociación del Fútbol Argentino (1 punto cada una; total: 1). Sumatoria: 2,5 + 1 = 3,5 22. SPORTIVO BARRACAS: 3,5 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 1 certamen de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 2,5) y 1 Copa de Competencia (1 punto cada una; total: 1). Sumatoria: 2,5 + 1 = 3,5
31. NUEVA CHICAGO: 1 punto. Puntaje según los títulos obtenidos: 1 Copa de Competencia (1 punto cada una; total: 1). Sumatoria: 1 32. CENTRAL CÓRDOBA (ROSARIO): 1 punto. Puntaje según los títulos obtenidos: 1 Copa de Honor (1 punto cada una; total: 1). Sumatoria: 1 33. SAN MARTÍN (TUCUMÁN): 1 punto. Puntaje según los títulos obtenidos: 1 Copa “General de División Pedro Pablo Ramírez” (1 punto cada una; total: 1). Sumatoria: 1 34. ATLANTA: 1 punto. Puntaje según los títulos obtenidos: 1 Copa Suecia (1 punto cada una; total: 1). Sumatoria: 1 35. TALLERES (CÓRDOBA): 1 punto. Puntaje según los títulos obtenidos: 1 Copa Conmebol (1 punto cada una; total: 1). Sumatoria: 1 36. ESTUDIANTES (BUENOS AIRES): 1 punto. Puntaje según los títulos obtenidos: 1 Copa de Competencia (1 punto cada una; total: 1). Sumatoria: 1 37. BANFIELD: 1 punto. Puntaje según los títulos obtenidos: 1 Copa de Honor (1 punto cada una; total: 1). Sumatoria: 1 38. TIRO FEDERAL (ROSARIO): 0,5 punto. Puntaje según los títulos obtenidos: 1 Copa “Carlos Ibarguren” (0,5 punto cada una; total: 0,5). Sumatoria: 0,5
24. SPORTIVO DOCK SUD: 2,5 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 1 certamen de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 2,5). Sumatoria: 2,5
FUENTES CONSULTADAS Bibliográficas: IWANCZUK, JORGE: Historia del fútbol amateur en la Argentina. Buenos Aires, 1992. ESCOBAR BAVIO, ERNESTO: Alumni, cuna de campeones y escuela de hidalguía. Buenos Aires, Editorial Difusión, 1953. Hemerográficas: Revista El Gráfico. Buenos Aires, varios años. Revista Placar. “Ranking Placar”. Editora Abril S.A., 2005. Internet: www.rsssf.com http://placar.abril.com.br/bola-de-prata/ranking/ Agradecimiento especial: Osvaldo José Gorgazzi
25. CHACARITA JUNIORS: 2,5 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 1 certamen de Primera División (2,5 puntos cada uno; total: 2,5). Sumatoria: 2,5
*Socio del CIHF (Centro para la Investigación de la Historia del Fútbol). Actualmente se encuentra trabajando en una nueva obra, la quinta, que se llamará “Campeones del fútbol argentino-1891-2010” y tratará sobre todos los campeones de Primera División de la historia del fútbol nacional, incluyendo los niveles nacional e internacional.
23. ROSARIO ATHLETIC: 3 puntos. Puntaje según los títulos obtenidos: 3 Copas de Competencia (1 punto cada una; total: 3). Sumatoria: 3
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PICADO
Nunca digas nunca Esto deber ser algo así como el “sueño simocano”. De aquellos inicios futboleros y las primeras frustraciones, hasta la consagración en Primera y el llamado a la Selección por Diego Maradona es que trata esta historia. El retrato es de Luis Antonio Rodríguez, la otra pulga celeste y blanca. Por EZEQUIEL BERGONZI Y RAMÓN ZAPICO
“Lo primero que voy a hacer cuando llegue al predio de la Selección es sacarme una foto con Maradona.” Simoca, Tucumán, 24 de septiembre de 2009. Luis Antonio Rodríguez, Pulga en correcto español, termina de festejar con su familia el día de la fiesta patronal de la ciudad y se sube al auto con su novia. Van de vuelta hacia la capital y suena el teléfono: un amigo le cuenta que su nombre acaba de aparecer en la tele, en una lista debajo de un título que dice “Los convocados de la Selección para jugar contra Ghana”. “Yo creía que me estaba cargando, pero al ratito empezó a sonar ese teléfono, el otro que tenía conmigo y el de mi novia. Un caos. Periodistas de un lado, periodistas del otro… No sabía si pisar el acelerador o el freno, tardé como una hora en llegar a casa. Todavía no entiendo cómo no cho68 UN CAÑO | DICIEMBRE 2009
camos”, se ríe la Pulga ahora, y los ojos se le hacen lo más chiquitos posible. En medio de esos “cuarenta periodistas” que lo esperaban en la puerta, dijo lo que dicen muchos. Se repite: “lo primero que voy a hacer cuando llegue al predio de la Selección es sacarme una foto con Maradona.” Después subió a su departamento y ¡oh, sorpresa! “Pusimos la tele en Crónica y yo no aparecía en la lista. Entonces me desesperé porque nadie me había comunicado nada oficialmente, no sabía que hacer. Ya había atendido a los periodistas, había contado lo contento qué estaba... Pero bueno, después aparecí y me tranquilicé”. El camino de este tucumano de 24 años es el de tantos. El de los que son capaces de cruzar el Atlántico sin ninguna garantía, a cualquier precio, con tal de ser jugadores de fútbol. Aunque el precio sea pasar hambre y frío. Porque su historia, antes de llegar al instante de la foto con Maradona, tiene oscuridad. “Viví en Europa de los 14 a los 18. Iba y venía, estaba seis meses allá, cuatro acá, así. Entrenaba en una filial del Inter, en Tucumán”, sorprende. -¿Una filial? ¿En Tucumán? -La ropa estaba... Y a veces había dirigentes que hablaban en italiano. Yo, por lo menos, me lo creí. Cuando estuve en Milán conocí a Javier Zanetti, fuimos a comer con su mujer, estaba ilusionado. Me
querían fichar. Eso decían, por lo menos. Pero no. Ni entonces ni después, cuando un coordinador del Real Madrid lo vio en un partido y lo tentó. “Mi representante”, responde la Pulga, para explicar una y otra vez cómo las chances de las luminarias europeas se le escurrían. “Me trabó todo porque decía que yo tenía contrato con el Inter”, amplía. Como en toda buena historia de subidas y bajadas, lo peor no había llegado. Apenas estaba por venir. “Una vez quedamos varados en la estación de trenes de Budapest, solos, cinco chicos, durante diez horas. No teníamos un peso. Supuestamente alguien nos tenía que esperar para llevarnos a Perugia. Nadie sabía inglés, así que nos sentamos a esperar que pasara algo. Con las últimas monedas llamábamos al representante a Buenos Aires para que resolviera algo: no lo podíamos putear porque nos cortaba el teléfono y nos consumía la tarjeta. Fue lo peor que viví, después de eso dejé de jugar”, escupe de un tirón. El regreso a casa incluyó un retiro que sería momentáneo. Pero firme: durante cuatro meses no tocó una pelota ni para jugar con los amigos. En cambio, empuñó la brocha para convertirse en ayudante del padre, pintor de profesión. Horarios de laburante y, también, mucha tristeza: “estaba destruido anímicamente. Me dormía temprano, laburaba y volvía a casa”. La edad de la inocencia había pasado; tenía 18 años y conciencia de que había que
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ayudar. Luis es uno de los nueve hermanos Rodríguez que se amontonaban alrededor de la mesa familiar en Simoca. “Las comidas eran increíbles”, vuelve a reírse. Entonces entró en escena su hermano mayor Walter, a quien el Bambino Veira bien podría definir como “un inflador anímico”. Primero logró recuperar el pase de la Pulga de las manos de su antiguo representante, y después inició la lenta tarea de convencerlo de que el fútbol todavía lo estaba esperando. “Pasaba todas las tardes por casa y me preguntaba: ‘che, ¿fuiste a entrenarte?’. ‘No, voy mañana’. Tanto insistió que al final fui a probarme a UTA. Entré en el segundo tiempo de la práctica y metí dos goles para los suplentes. Parecía que comenzaba a venir la buena, porque estaba bien con el grupo, el equipo ganaba y yo me sentía cómodo, pero como siempre, algo pasó: tuve un accidente de tránsito. Me rompí la cabeza, un mes y medio parado. Agarré a mi hermano y le dije: ‘ya está, no tengo que jugar más, no tiene sentido’. Pero me siguió insistiendo y volví. Nunca más paré”.
En esa escalada hasta jugar en Primera en contra de la Bruja Verón, aquel al que había saludado en Italia con ojos de asombro de pibito de 14 años, pasó por Racing de Córdoba y llegó a Atlético Tucumán para ser parte del maratón del torneo Argentino en sus versiones B y A. En esas categorías mostró cuán picantes pueden ser sus tiros al arco hasta convertirse en goleador. Algo parecido ocurrió en la B Nacional de la temporada pasada, que “el Atlético” ganó cómodamente. Ahora es el tiempo de las canchas pare-
“Una vez quedamos varados en la estación de trenes de Budapest, solos, cinco chicos, durante diez horas. No teníamos un peso”.
jas, del Monumental y la Bombonera, de la dificultad de los defensores más rápidos y el margen de error más pequeño. ¿Y que hay de aquello de “lo primero que voy a hacer cuando llegue es sacarme una foto con Maradona”? “Fui el primero en llegar al entrenamiento, por lejos. Los utileros me dieron la ropa y no sabía si ponérmela o no, me daba vergüenza. En eso aparece Maradona a mi espalda y me dice: ‘¿qué hacés, Pulga? ¿Todo bien?’. No lo podía creer, no me salía nada, estaba todo colorado. Apenas le contesté: “buenas tardes, señor”. Él se dio cuenta de que me puse nervioso y se fue”, describe Luis, casi palabra por palabra. Dos días después, en Córdoba, el tucumano que había sentido el desamparo en Budapest debutaba en la Selección argentina. La tapa de los diarios del día siguiente mostraban cómo Martín Palermo había agigantado su leyenda con dos goles. En Simoca, a esa hora, a pocos les importaba el detalle: la Pulga más famosa del pueblo había salido en la tele al lado de Maradona, que le daba precisas indicaciones al oído. DICIEMBRE 2009 | UN CAÑO 69
De las virtudes que no abundan en la AFA, se destaca la transparencia. Bueno sería que informasen qué está ocurriendo con la situación de algunos dirigentes y árbitros involucrados en historias y sospechas de sobornos. Esta investigación de Veiga pasa la lupa sobre expedientes antiguos y trascendidos nuevos que indican asuntos graves. Además, el ex árbitro Demaro nos ilustra sobre este tema del que todos hablan y hablan. Nota imperdible para quienes descreen de la honestidad. Por GUSTAVO VEIGA
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n nuestro desacreditado fútbol, el verbo sobornar se conjuga en el presente del modo indicativo. “Yo soborno, tú sobornas, él soborna…”. No vamos a usar el tiempo pasado, y no precisamente porque todo tiempo pasado haya sido mejor. Desde que a mediados de septiembre último el referí Javier Collado acusara – sin nombrarlo - a un asistente suyo de haber sido “tocado”, el clima se enrareció. Hubo medios que publicaron cómo la AFA está investigando a cinco jueces por presunto enriquecimiento ilícito, el presidente de un club cordobés declaró que se volvió común ofrecer arreglos, el secretario general de uno de los gremios admitió que el arbitraje está con las “defensas bajas” y una simple consulta nos permitió comprobar que el Tribunal de Disciplina no cerró todavía dos viejos expedientes con denuncias por tentativas de cohecho ocurridas en 2003 y 2005. Quienes hablaron con él tras la denuncia que hizo, cuentan que el tucumano Collado está deprimido. “Soy un cadáver arbitral”, dice, y todavía no sale de su asombro por cómo le hicieron pisar el palito. Tomás Dagna, un periodista de la revista cordobesa Deporte Total, lo entrevistó después de que ofreciera una charla durante un congreso sobre fútbol. Al parecer, no se percató de que el colega lo estaba grabando y se despachó con una jugosa confesión: “me terminé enterando después de un partido que había sido arreglado. Lo más lamentable es que fue alguien de mi entorno, un asistente. Pero a mí nadie me dijo: ‘Collado, hay tanto para que ganes’. Yo creía que no pasaba, pero
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lamentablemente pasó, y me golpeó”. El árbitro lo llamó a Julio Grondona e intentó explicarle lo inexplicable. No pudo desmentir sus dichos porque quedaron registrados, pero habría mencionado la supuesta deslealtad de Dagna. De aquel episodio con su asistente, Collado recordó que se enteró en la pretemporada, cuando había finalizado el torneo y por boca del otro juez de línea. “Le pregunté cómo estaba y me contestó: ‘para la mierda, porque esta mierda… ¿No te enteraste?’. Después me puse a ver el partido y dije: ‘¿cómo puede ser?’. No me di cuenta. Hay que estar preparado para eso. No hay que dormirse porque en cualquier momento te acuestan”, declaró a Deporte Total. En la AFA no se volvió a hablar del tema, y eso que el referí también salpicó a dos equipos por ir para atrás: Colón e Independiente, en 2007. Poco tiempo después de que Collado dijera lo que dijo, comenzó a circular el rumor en el ambiente arbitral de que se estaban investigando los patrimonios de cinco jueces, dos de Primera División y tres de la B Nacional. Alejandro Toia, el secretario general de la Asociación Argentina de Árbitros (AAA), sostiene: “no creo ni dejo de creer en una investigación de la AFA. Hasta donde conozco, no citaron a nadie. Aunque si alguien se equivocó, tendrá que pagar. Acá hay muchos intereses en juego, pero es muy sencillo conocer si un árbitro cambió su nivel de vida. Todos saben lo que cobramos y en la AFA tienen el número de nuestra cuenta corriente o caja de ahorro”.
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Javier Collado esta deprimido porque, dice, le hicieron pisar el palito. DICIEMBRE 2009 | UN CAテ前 71
“Me terminé enterando después de un partido que había sido arreglado. Lo más lamentable es que fue alguien de mi entorno, un asistente. Pero a mí nadie me dijo: ‘Collado, hay tanto para que ganes’. (Javier Collado a la revista deporte Total).
“No creo ni dejo de creer en una investigación de la AFA. Hasta donde conozco, no citaron a nadie. Aunque si alguien se equivocó, tendrá que pagar”. (Alejandro Toia, secretario general de la Asociación Argentina de Arbitros).
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El dirigente gremial de la AAA admite que la actualidad sorprende al arbitraje “con las defensas bajas”, se confiesa “futbolero y bien-pensado” y hace autocrítica desde una pregunta: “¿sabés qué mal te sentís cuando te mandás una macana en un partido?”. Toia informa que, en Primera División, un juez principal cobra una suma fija mensual, más 1.600 pesos aproximadamente por partido que juega. Según él, todos están bajo contrato de la AFA hasta diciembre de 2010. Gabriel Brazenas se siente tan mal como describe Toia al estado de ánimo de un árbitro que se equivoca de modo grosero en un fallo. No es para menos; desde aquel partido decisivo en que Vélez derrotó a Huracán por 1 a 0 y salió campeón, nunca más volvió a dirigir. Su colega lo defiende: “sí, lo defiendo porque vos no sabés lo que está padeciendo. Se lesionó, le dieron el alta médica y espera que le den el alta física. Él está entrenando con nosotros”. En la temporada 20082009 dirigió 26 partidos, de los cuales 24 fueron en Primera División y dos en la B Nacional. Carlos Babington, el presidente de Huracán, tampoco desconfía de su honestidad, como se lo dijo a este periodista hace unos meses: “en el fútbol argentino todo se multiplica por mil. Está todo arreglado, los referís están arreglados, las finales están arregladas… Yo, que tengo muchos años en esto, digo que pasa desde que era jugador. Ahora, las cosas después las tenés que probar, porque está en juego la honestidad de la gente y yo no desconfío de Brazenas. Si Brazenas hubiera sido deshonesto, creo que hubiera tenido la suficiente capacidad para decir que no se equivocó. Pero cometió una falla que no es una más. Hay miles de partidos con fallas así, pero en éste se perdió un campeonato. Entonces hubo una desatención demasiado pronunciada, él sólo sabrá porque se equivocó”. El arbitraje de Brazenas en aquel partido fue el más comentado del 2009. En marzo del año anterior, aunque no por su desempeño en la cancha, Brazenas también había estado en el tapete. Varios medios gráficos difundieron la noticia de que trabajaba en el Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) bajo la conducción de Eduardo Petrini, un empresario muy cercano a Mauricio Macri desde la época en que el primero colocaba futbolistas de las divisiones inferiores de Boca en el exterior y el segundo presidía el club. El
diario Perfil publicó una nota bajo el título “Brazenas, el incompatible: árbitro y funcionario de Macri”. Pero él no se sobresaltó: “son contingencias… Yo debo cumplir mi función con profesionalidad, tanto en el organismo como dentro del arbitraje. Es lo que sé hacer desde hace años: la gestión pública y dirigir. Después cada quien puede opinar lo que quiera”. Su nombre no está en la lista de investigados por la AFA, pero aunque se le librara un certificado de buena conducta por aquel arbitraje en Vélez-Huracán, hoy resulta imposible pensar que algún día volverá a dirigir al club de Parque Patricios. Sus hinchas nunca le perdonarán el error en el gol de Maxi Moralez y desconfiarán de él como hasta ahora. Habladurías semejantes se tejieron en el pasado de ex árbitros como el sargento Daniel Giménez o el fallecido Fabián Madorrán, quien se suicidó en julio de 2004. Pero nunca aparecieron pruebas que los incriminaran en partidos arreglados. Sí, en cambio, desde mayo de 2003 hasta hoy, se conocieron un par de denuncias resonantes por intentos de soborno contra dos jueces que llegaron a la Justicia. En aquel mes y año, Luis Bongianino, en Comodoro Rivadavia y antes de un partido entre la CAI y San Martín de Mendoza, acusó a Jorge Alberto Farías de ofrecerle 4.800 pesos para beneficiar al equipo chubutense. Jorge Ferro, pero en agosto de 2005, también acudió a la policía – en este caso la de Córdoba – a horas de dirigir Belgrano y Almagro. Le habían querido comprar su voluntad en ese encuentro. “Fue una persona de 35 años, vestía sacón negro, camisa blanca y corbata amarilla”, recordó con precisión el ex árbitro, aunque el acusado no fue identificado ni cayó detenido como Farías. El Tribunal de Disciplina de la AFA, a más de seis y cuatro años respectivamente de aquellas denuncias, todavía mantiene abiertos los expedientes porque la Justicia no se habría pronunciado. En aquella época, Guillermo Marconi, el secretario general del SADRA – el otro gremio arbitral – hablaba de “una industria del soborno” en el fútbol argentino. A los Farías de entonces se los llama ahora “cazabobos”, según la curiosa metáfora bélica que utiliza Iván Rozzi, el presidente del club Estudiantes de Río IV de Córdoba. La trampa consiste en que “hay gente que llama y ofrece arreglos arbitrales por cierta cantidad de dinero,
siendo los designados’. Yo la puse en conocimiento a la gente que corresponde, pero se me respondió que esa situación no existe y que son los llamados cazabobos. Si existen, habría que denunciarlos porque complican toda esta situación. En el partido con Crucero del Norte (de Misiones) los tuvimos operando, y si después te inflan la cabeza, uno termina reaccionando de manera inadecuada. Yo no me justifico, he cometido un error, lo asumo”. El 9 de febrero de 2003, en la misma ciudad de Río Cuarto, jugaban por el Torneo Argentino A Estudiantes y Alianza de San Juan. Al árbitro Eduardo Soto le dejaron un sobre con dinero en la recepción del hotel donde se alojaba. Hizo la denuncia policial, también en el Consejo Federal de la AFA, pero no consiguió nada. No es la primera vez que pasan cosas semejantes en las ligas del Interior. Ni en el fútbol de la AFA, ni mucho menos en el internacional. Cada tanto, como si fueran espasmos, las sospechas de arbitrajes arreglados se repiten. Esta vez, tiró la primera piedra Collado. Pero, ¿quién está libre de culpa para arrojar una segunda o una tercera cuando el verbo sobornar se conjuga sin rubor en nuestras canchas? La respuesta es... nadie.
Guillermo Marconi, el secretario general del SADRA – el otro gremio arbitral – hablaba de “una industria del soborno” en el fútbol argentino.
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y ya lo han hecho en varias oportunidades”. El dirigente es también un sindicalista importante de esa ciudad de la Docta: se trata del secretario general del gremio de la AFIP y de la CGT regional. A mediados de noviembre, el Tribunal de Disciplina del Consejo Federal lo suspendió un año porque ingresó a la cancha durante un partido con Deportivo Maipú de Mendoza. El árbitro, César Walker, lo acusó de amenazarlo de muerte, hecho que Rozzi niega. El expediente 686/09 del Torneo Argentino A, que desde este año fue reconocido por la AFA como competencia profesional, señala que el presidente de Estudiantes y gremialista invadió el campo de juego y la emprendió contra Walker. Eso no fue todo. Lo más sustancioso sobrevino después, cuando presentó su descargo y adujo que el árbitro “lo durmió” con un par de fallos polémicos. Según Rozzi, se produce todo en un contexto “mucho más profundo y grave donde hay gente que se ocupa de llamar por teléfono y ofrece que puede arreglar los árbitros a cambio de cierto dinero. Sucede y lo pueden consultar con dirigentes de otros clubes. Incluso, cuando llaman puede pasar que te digan ‘te va a tocar tal y tal árbitro’ y que esos árbitros terminen
Gabriel Brazenas, no dirige desde la final entre Vélez y Huracán. DICIEMBRE 2009 | UN CAÑO 73
Cómo se “maneja” un partido
Secreto a voces o no, el ambiente del fútbol conoce ciertas triquiñuelas del arbitraje. No por dar una novedad, pero sí para tenerlo muy en cuenta, el ex juez Demaro nos ilustra sobre “aquellas pequeñas cosas” que pueden resultar decisivas en el momento de inclinar un partido a favor de un equipo. A partir de este instante, usted está avisado. Por JUAN CARLOS DEMARO
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ntre los árbitros de fútbol, es muy común hablar de “manejar un partido”, por lo que es dable aclarar que significa esta terminología en dicho ambiente. Pues bien, los que estuvimos arbitrando durante muchos años en distintas categorías, hemos podido observar unos cuantos hechos curiosos: usar distintos criterios en jugadas similares; sacar amarillas con prontitud, en especial a los defensores de un mismo equipo, comenzando a tenerlos cautivos y generando nerviosismo en dichos jugadores; sancionar siempre para el mismo lado en las llamadas “pelotas divididas”; cortar el juego reiteradamente, sin aplicar “la ley de ventaja” o aplicándola cuando se debería sancionar; cobrar todo tipo de infracciones lo más cercano al arco del rival que sea posible, lo que también va creando un clima de nerviosismo que luego concluye con expulsiones, a la vista correctas, pero que fueron provocadas por un proceder incorrecto. El jugador se va percatando minuto a minuto de dicho manejo y es muy poco lo que puede hacer, sin correr el riesgo de ser expulsado. En nuestro ambiente, como en todos los ambientes, todos sabemos quién es quién, muchos espectadores de fútbol también lo captan y mayoritariamente lo saben los dirigentes, que tratan de sacar ventaja de esa situación. Esto se produce en todos los niveles, tanto en partidos nacionales como en internacionales, y si tomamos debida cuenta del “currículum” de muchos árbitros, podemos concluir fácilmente en los resultados de un encuentro. Dejo para cada uno de los lectores, luego de haberles señalado este tipo de manejos, la interpretación que pueden hacer de encuentros como las finales jugadas por Arsenal de Sarandí cuando conquistó la Copa Sudamericana (los árbitros fueron el paraguayo Ricard Grance y el colombiano Oscar Ruiz). También, y alejándonos de todo chauvinismo, el arbitraje del boliviano René Ortubé contra Colombia en las 74 UN CAÑO | DICIEMBRE 2009
últimas Eliminatorias fue criticable: no expulsó a Mascherano, que lo merecía, y no cobró un claro penal para Colombia. Luego fue designado nuevamente contra Perú, partido clave para la clasificación al Mundial de Sudáfrica (encuentro en el que, pese a jugadas bruscas por parte ambos equipos, se cuidó mucho de sacar amarillas, ya que había cuatro jugadores argentinos al borde de la suspensión, y nuevamente ese excelente jugador que siempre juega al filo, Mascherano, no fue amonestado). En ese mismo partido hubo un evidente penal por mano de un jugador argentino que no fue cobrado (Alejandro Fabbri lo dijo en su relato), y el gol de Palermo fue en posición adelantada, ya que pasó de pasivo a activo en la jugada (también Fabbri lo mencionó, pero la mayoría del periodismo argentino lo calló). El colombiano Ruiz también nos dirigió contra Brasil. En ese partido no amonestó a Mascherano por tomar a un rival y, en cambio, minutos después, en un jugada similar, le sacó amarilla a un brasileño, lo que desencadenó protestas de otro jugador brasileño que fue también amonestado (y acá surge aquello de que los jugadores se van dando cuenta del manejo arbitral y pierden el control). En el mismo partido, a los pocos minutos, Ruiz inventó una infracción contra un argentino en la medialuna, una falta conocida popularmente como “penal con barrera”. Eso generó nuevas protestas y nuevas amonestaciones, lo que mantuvo bajo amenaza a varios jugadores hasta la finalización del encuentro. Hasta acá puede llegar un árbitro con su manejo. Queda en la inteligencia de quien lo analiza pensar por qué lo hace, si la historia se repite, si los árbitros generalmente son los mismos… Todo ser humano actúa con preconceptos. Quienes fuimos árbitros no escapamos a esta generalidad. A los que quisimos la profesión nos amarga notarlos. Yo apuesto al saneamiento del arbitraje y a que la mayor parte de espectadores posible descubra a los que actúan de esa forma para intentar terminar con el problema.
PICADO
Toco y no me voy Durante un buen tiempo hemos hablado mal de los árbitros. Injusta generalización. Desde Uruguay llegan noticias de Darío Ubriaco, ex jugador de fútbol, ex seleccionado sub 20 con la Celeste y hoy una de las figuras del difícil arte de “impartir justicia”. Por MATÍAS DENS
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i en todo árbitro convive un futbolista frustrado, podemos decir que Darío Ubriaco se dio el gusto de liberarlo antes de saltar del otro lado del mostrador. Porque si bien en Argentina tenemos un ejemplo autóctono (el remilgado Saúl Laverni tuvo una aparición fugaz en Argentino de Rosario, en la C), el caso del referí uruguayo, internacional desde el 2008 y muy bien conceptuado por la Conmebol, es por demás curioso. Antes de entregarse al silbato jugó en la elite charrúa (Centro Español en la A, Tanque Sisley, en la B), en el Dundee United de Escocia, en el Orlando Pirats de Sudáfrica, y en el fútbol regional italiano. Y hasta paladeó lo que significa vestir la Celeste con algunos nenes de trayectoria tupida… “Fue en un Sudamericano Sub 20, en Venezuela, clasificamos al Mundial. Yo era zaguero central, no era un fenómeno, si no calculo que habría llegado más lejos, ¿no? Ahí era suplente de Paolo Montero y de Robert Lima, quienes hoy todavía siguen siendo mis amigos. En ese plantel también estaban Líber Vespa y Marcelo Tejera”, cuenta. ¿Cómo elegir pasar de poder meter los goles a anularlos, de pelear por una ovación al insulto garantizado? “Es que a mí el arbitraje me gustó siempre. A los 24 años volví de Sudáfrica para visitar a la familia y tenía una oferta para seguir jugando en El Salvador. Pero estaba en el límite de edad para empezar el curso, tenía que tomar una decisión, entonces largué el fútbol. Eso fue en el 98. En el 99, ya estaba dirigiendo divisiones juveniles, y en 2005 llegué a Primera”, explica. Y señala la raíz latente de la vocación. “De gurí yo vivía expulsado. Y no por juego brusco, ni por pelearme. Ya tenía un medio árbitro adentro, por ahí no me daba cuenta, e interfería en los fallos del juez, lo volvía loco. Y si hay algo que
molesta, lo digo por experiencia, es que te digan qué es lo que tenés que cobrar”, narra Ubriaco, de 37 años, padre de María Eugenia, de 7. ¿Te da algún plus en la cancha el haber sido jugador? Te sirve; no es que sabés todo, es imposible no equivocarse. Pero, por ejemplo, te das cuenta si alguno está nervioso y le hablás, usás bastante la psicología, lo que por ahí hubiera sido útil que le dijeran a uno en la situación. ¿Y para anticipar una jugada, si alguno tiene fama de tirarse, o de cometer penales? El fútbol ha cambiado mucho, aunque no parezca, desde la época en que yo jugaba en los 90. Las simulaciones no existían, por lo menos no al nivel de lo que se ve hoy. Hasta se entrenan, lo mismo que los agarrones. Yo al agarrón no le veo motivo, incluso, es algo que lo hablo mucho con los jugadores cuando se da la oportunidad. Si yo trato de agarrar, me pierdo la jugada, le doy ventaja al adversario, por eso no lo entiendo. Debe haber sido extraño, por caso, dirigir a Central Español, camiseta que vestiste. Lo debo haber dirigido cuatro o cinco veces, no tanto. Conozco a todo el mundo. Y no le fue muy bien conmigo, las estadísticas no son las mejores. En una de los últimos partidos en los que yo estuve perdió 4-0. Pero no hay problema, entienden el lugar que me toca ocupar en la actualidad. ¿Y a ex compañeros también dirigiste? Sí, a un montón. A Líber Vespa, a Paolo (Montero), a Lima. Y ojo que conmigo nunca gozaron de privilegios, eh. Siempre tuve la misma filosofía, para mí, el fútbol es un deporte, no me gusta cuando se lo toma como a un drama. A Robert (Lima) lo dirigí cuatro veces, y lo eché tres, ja. El otro día (23 de octubre) fui el árbitro en su partido despedida y nos reíamos de eso. Eso sí, no lo expulsé. DICIEMBRE 2009 | UN CAÑO 75
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El uno y los otros
A los 27 años Pablo Migliore, el arquero de San Lorenzo, puede contarle a todo el mundo que ha llevado una vida futbolística agitada. No se privó de combatir con un barra de la Doce. De aquel pibe, admirador de Navarro Montoya, que surgió en Huracán y de éste que se luce en San Lorenzo hay mucho para decir. Y para escuchar. Por RAMON ZAPICO Y EZEQUIEL BERGONZI
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sta es la historia de un tipo a quien, cuando era chico, le dijeron: “para ser arquero hay que estar loco o ser boludo”. Igual eligió ser arquero. También es la historia de alguien que cree tener la desesperante obligación de sacar todo lo que le tiran. No por profesionalismo, no por gloria: él piensa que tiene a su hijo atrás, en el arco, y que le pueden pegar un pelotazo. “A veces me pasa que lo veo ahí atrás. Se me viene esa imagen por la cabeza. Y me concientizo que tengo que sacar todo para que no le pase nada. Su nacimiento me tranquilizó, me hizo bien”, comenta. Pablo Migliore es mucho más que un simple arquero en etapa de madurez. Es un personaje de pies a cabeza que, además, ya convivió con todos los vaivenes de un puesto eternamente injusto. Y todavía no cumplió 28 años. Supo ser proyecto cuando se destacó en las inferiores de Huracán, allá por fines de los 90; supo ser compañero del viento cuando, en busca de continuidad, se fue por el Sur a Germinal de Rawson (02/03) primero, y Deportivo Madryn (04), después; supo ser hallazgo cuando se asentó en el arco del Globo, en el Nacional B, años más tarde; supo ser suplentón (de Caranta) cuando pasó a Boca para cumplir el sueño de jugar en el club del que siempre fue fanático; supo ser barrabrava cuando se descubrió que había perdido un diente en una suerte de combate con el uruguayo Richard, ex referente de la
Doce; y supo ser un muerto cuando, la vez que tuvo la oportunidad, se comió un gol insólito (por la semi, ante Fluminense) que prácticamente selló las chances de Boca en la Libertadores 08. Pero ése es apenas el comienzo de su biografía, aquí dividida en dos etapas. ¿Aquél gol contra Fluminense fue el que más sufriste como arquero profesional? No, todos los goles me duelen, aunque hayamos ganado el partido. Está claro que el que más trascendencia tuvo fue ése de las semifinales de la Libertadores 2008. Pero hay que acostumbrarse a convivir con el gol. Dicen que después de los cien recién te podés recibir de arquero. Antes me ponía nervioso, me volvía loco con los goles que me hacían. Ahora, por suerte, estoy un poco más tranquilo. ¿Cómo te llevás con la ingratitud del puesto? (Piensa) Es duro el arco, muy ingrato. La línea es demasiado finita: te equivocás y, chau, tu equipo saca del medio. No se pueden cometer errores, no se puede perder la frialdad. Por eso, para mí, la clave pasa por tener el respaldo del técnico. Si no tenés tranquilidad para trabajar, no se puede atajar con confianza. Estoy seguro. ¿Cuánto influye la cabeza? Muchísimo, sin dudas. Pero esa fortaleza se adquiere a través de los partidos.
Con ritmo de juego es todo más sencillo. ¿Te considerás un poco obsesivo? Sí, juego un partido y cuando llego a mi casa ya me pongo a mirar el video. Me gusta corregirme, ir al entrenamiento al otro día y tratar de ejercitar algo que no me salió bien. Soy autoexigente, tengo que cuidar mi trabajo. ¿Quién fue tu referente de chico? Y, yo crecí en la época del Mono Navarro Montoya en Boca. Lo miraba siempre. También me marcaron tipos como Chilavert, Islas o Comizzo, pero más que todos el Mono. Su estilo. Siempre me impresionó cómo le pegaba a la pelota. En el barrio me acuerdo que relataba las jugadas y decía que yo era él cuando atajaba (risas). ¿Y alguna vez se lo pudiste contar personalmente eso? Una vez me lo crucé en un evento; cuando estábamos a dos metros le tiré mi celular, lo agarró y le dije: “¡ponémelo acá en el pecho, Mono!”. Se reía... El capítulo del renacimiento de Migliore comienza en Avellaneda, en Racing puntualmente, en agosto de 2008. Tras un corto tiempo como recambio ocasional, tuvo una chance concreta de la mano de Ricardo Caruso Lombardi y no la desaprovechó: gracias a un altísimo nivel de DICIEMBRE 2009 | UN CAÑO 77
“Realmente, no veo mal lo de Enrique como entrenador de arqueros (en la Selección)... Lo que más queremos los que atajamos es que quien nos entrene tenga buena pegada”.
“Hay que acostumbrarse a convivir con el gol. Dicen que recién después de los cien te podés recibir de arquero”.
“A mí me gusta el estilo de Andújar. Siempre se mantuvo igual, lo conozco de chico. Arriesga, sale rápido”.
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juego y de demagogia se ganó sus primeras ovaciones en el fútbol grande. Nadie podrá olvidar jamás la vez que atajó vomitando contra Banfield. O la vez que no podía ni sacar por el dolor que tenía en la pierna derecha, pero igual siguió y fue héroe. O la vez que atajó completamente engripado en Jujuy. Fue allí donde la gente de Racing, sedienta de compromiso y lealtad, lo adoptó definitivamente, más allá de su pasado. Y donde Migliore, al fin, se sintió respetado como profesional. Sin embargo, la dirigencia complicó la renovación por razones cruzadas y lo dejó ir. Entonces, el tipo cayó en San Lorenzo y, otra vez, debió remar contra la corriente. En esta oportunidad, por su pasado en Huracán. Hoy, con el apoyo de los nuevos compañeros y cierto crédito de los hinchas, este preso de la adversidad (con más batallas ganadas que perdidas) camina por el Nuevo Gasómetro con mayor seguridad. Por más que sabe que es arquero, que nunca tendrá pleno respaldo y que no habrá vez en la que no esté en el ojo de la tormenta. ¿Por qué decidiste ser arquero? Nunca nadie quiere ir al arco en los picados... Se dio solo. Tenía 10 años. Mi viejo me llevaba a jugar con él algunos partidos, y como era el más chiquito, me ponían a atajar. Los grandes me decían siempre que no le tuviera miedo a la pelota y, bueno, me acostumbré. Después, me empezó a gustar y quedé ahí, en el arco. También jugué de nueve, como todos los chicos. ¿El arquero es el más boludo, como dice Maradona? A mí, cuando era chico, me dijeron: “para ser arquero hay que estar loco o ser boludo”. Bueno, a mí me dicen Loco. Capaz que pago el pato de una historia vieja, yo que sé... Trato de tomarlo con gracia, no me importa nada. Hoy me divierto en la cancha. ¿Te cuesta jugar contra ex compañeros? Porque solés identificarte mucho con los grupos que componés... No, adentro de la cancha no tengo
amigos, sólo quiero ganar. Pero siempre hay un espacio para decirle algo al rival, un chiste, una frase... Ya jugaste en tres grandes. ¿Creés que tuviste un poco de suerte en tu carrera? No, la suerte es para los mediocres. Se ve que he hecho las cosas bien en los otros clubes y pude crecer en lo personal. Nada más. ¿Estás en un momento cumbre en tu carrera? Sí. Caruso me hizo sentir importante en Racing, y Simeone también lo está haciendo acá, en San Lorenzo. Evolucioné mucho y me siento más maduro y tranquilo. ¿Lograste matar un poco al hincha que llevabas adentro en este último tiempo? Cuando miraba los partidos desde afuera, en la tribuna, me ponía mal, me amargaba. Ahora he ido perdiendo eso porque estoy del lado de adentro y veo cosas que la gente, por ahí, no ve. Perdí algo de hincha, pero la pasión es lo único que me queda intacto. ¿Analizás otros arqueros? Alguno del exterior, por ejemplo, al que le copies movimientos... No, no sigo mucho los partidos de fútbol extranjero, pero sí los de acá. No sólo los de Primera, también los del Ascenso. Ahora hay muchos arqueros surgidos en las divisiones de abajo que llegaron. ¿Y quién te gusta? Me gusta el estilo de Andújar. Siempre se mantuvo igual, lo conozco de chico. Arriesga, sale rápido, me recuerda a Costanzo. Mariano también es muy rápido de piernas para achicar y tiene una gran agilidad, a pesar de su altura. Migliore se suelta porque responde de lo que más le gusta hablar: del mundo de los tres palos. Entonces piensa las respuestas, mira a los ojos, deja de lado su falsa introspección y contesta con otro tipo de interés. Uno más genuino. Porque más allá de la locura, del histrionismo exagerado y hasta de cierto delirio (lo de los penales ante River de Montevideo, por la Sudamericana, fue el más cercano ejemplo), hay un hom-
bre que ama lo que hace. “Yo trabajo de lo que me gusta, y eso un privilegio que se pueden dar pocos. Lo tomo con seriedad y sé lo que quiero, pero siempre tratando de disfrutar cada momento”, explica. ¿Hay un modelo de arquero argentino, algo por lo que se distinga? No sé. Creo que el arquero argentino está muy bien catalogado en el mundo. Sin embargo, no creo que haya un aspecto puntual por el que se nos reconozca. Hay muchos chicos altos, por encima del 1,80 metro. Somos salidores, ágiles, tenemos temperamento... ¿Y por qué no hay muchos jugando en Europa? Porque cada país tiene su estilo de arquero y eso los clubes lo respetan. Fijáte que los mejores arqueros en Italia son italianos, en España mandan los españoles... Creo que en todos los lugares hay material propio con un estilo que se trabaja desde las divisiones juveniles. ¿Qué pensás de que Maradona haya llevado a Héctor Enrique como entrenador de arqueros? Todo depende de la forma en que se le quiere llegar al arquero. Realmente, no veo mal lo de Enrique, porque lo que más queremos los tipos que atajamos es que el que nos entrene tenga buena pegada.
¿Vos decís que habría que darle la titularidad a uno y aguantarlo? Romero se había ganado su lugar. Y si yo fuese él, me gustaría saber hoy mismo si voy a ser el arquero del Mundial. Eso da confianza y ayuda a mentalizarse. Cuando el arquero tiene respaldo, responde de otra manera. Era lo que decía antes. Las cosas con calma se hacen mejor.
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¿A qué adjudicás la falta de un arquero estable en la Selección? Es que al arquero hay que darle tiempo y, sobre todo, confianza. No creo, por ejemplo, que Andújar haya estado tan mal contra Brasil como para salir del equipo y no volver a entrar. Pero, bueno, los tiempos de la Selección, probablemente no sean los mismos que los de un club.
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¿El hincha es un ser puro que da todo a cambio de nada, como decía Discépolo? ¿O es un ser utilitario que entrega poco a cambio de experimentar emociones? Sebastián Wainraich, desde su trinchera bohemia, se hace estas preguntas y las responde de acuerdo a su experiencia. No hay sentencias generales, claro, cada uno debe buscar sus propias respuestas mirándose al espejo. Por SEBASTIÁN WAINRAICH Fotos FABIÁN MAURI
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n la película El hincha, un Discepolín desencajado dice: “¿El hincha? El hincha da todo a cambio de nada”. Conmueve esa escena. En ella hay verdad, tango y mística. Y en esa frase encontré una defensa que me sirvió en aquellos años en los que algunos cuestionaban que viajara en el 57, un miércoles por la tarde -dos horas de ida y dos de vuelta- para ver un Luján 1 - Atlanta 0. O que faltara al casamiento de mi prima Lili, en Paraná, por un Atlanta 3 - Estudiantes de Buenos Aires 1, en Villa Crespo, con los viejos tablones. Pasaron aquellos años, ya no tengo rulos, no jugamos con Luján, mi prima Lili se separó, se volvió a casar y se volvió a separar. Atlanta sigue en el mismo lugar: en la oscura B Metropolitana, categoría que aspiró a ser la vieja Primera B ochentosa y que se convirtió en una C maquillada. Ahora no me haría falta tomar el 57 porque tengo auto. De todos modos, no hay dónde ir. Los visitantes, en el Ascenso, por la violencia, no pueden ir a la cancha. Pero como no se atrevieron a prohibirles la entrada a los de Boca, River
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y compañía, en Primera se puede ir de visitante y hay escenas desesperantes. Los domingos ¡a las 11 de la noche! los hinchas de Tigre vuelven a su casa después de una derrota. Cómodo, en mi sillón, me pregunto qué sentido tiene lo que hacen esos tipos. Como buen neurótico, también los envidio y me vulnera una añoranza por aquellos años perdidos en los que iba a cualquier lado. Y al cómodo que me pregunta por qué lo hacía, le contesto que el hincha da todo a cambio de nada. Ahora tomo perspectiva, y me surge otra duda: ¿el hincha da todo? Y me repregunto: ¿a cambio de nada? Veamos: ¿qué es todo lo que tiene para dar el hincha? Su aliento, su dinero para la entrada y/o la cuota social, su dinero para el merchandising, su colaboración gratuita en alguna tarea en el club… Y no se
me ocurre qué más. No me vengan con la boludez de ir a agarrarse a piñas por los trapos. A veces, el hincha da desde la razón; otras, desde el corazón. Y algunas más, desde el orgullo y el interés, para mostrar que hace cosas por el club, o que tiene aguante, o que ese sentimiento inexplicable lo lleva a cualquier locura. ¿Todo eso es realmente a cambio de nada? Seguro que no. Nadie hace nada a cambio de nada. El hincha quiere ganar y entonces alienta. Quiere que su tribuna esté llena y entonces va a la cancha. Quiere que su hinchada grite más que la otra y entonces grita. Quiere que los jugadores de su equipo no le roben y entonces los putea. Quiere que su rival fracase y entonces le desea lo peor y se burla de sus desgracias. Quiere, como todos los seres humanos, encontrarle un sentido a la vida. ¿Y qué tiene eso de malo? ¿Quién soportaría este mundo sin encontrarle un sentido a las
cosas? Sin sentirse útil. ¿Cuál es el pecado de estar ahí, rodeado de otros desaforados, abrazado a desconocidos que tal vez son chorros, le pegan a la mujer o quieren que vuelvan los milicos? Uno no lo sabe, pero en un gol te abrazás con cualquiera que comparta ese espacio. Se busca un motivo para vivir. Algo importante. Era tan importante estar a los gritos, en esa tribuna, agarrarse los huevos y burlarse del puto que estaba en la popular de enfrente, era tan necesario ganar ese partido para sentirse exitoso. A veces estoy en la radio, haciendo el programa, a las 6 de la tarde, y por la tele dan, por ejemplo, Huracán-Gimnasia. Y veo a esos tipos que dejaron el trabajo, la familia, los amigos y están ahí, haciéndose problema por algo que en realidad no es un problema. Y por un rato quiero ser ellos. Quiero que no me importe nada. Quiero agarrarme los huevos. Quiero gritar y saltar por una causa que no existe y decirle al otro, hasta dejarme la garganta roja, que no esiste. Quiero vibrar por esos tipitos que por 90 minutos están en el lugar en el que quisimos estar todos. Eso sí es extraño: vamos a ver a tipos que pudieron ser lo que nosotros no. Es ir a ver cómo se cogen a una mina que nosotros ni la tenemos en Facebook. Me despierta tantas contradicciones este asunto. Se me va tanto tiempo pensando en si está bien o está mal. Seguro que no hay respuesta. Seguro que está bien y que está mal. Imaginen si en la vida fuéramos como en la tribuna. Si tuviéramos a un tipo de clásico rival. Si le festejáramos en la cara porque perdió el laburo o porque su mujer se fue con otro. Eso seguro no estaría bien. A lo mejor se trate de disfrutar y nada más. Pero, ¿se puede disfrutar de algo así? Cada vez que Atlanta salía a la cancha, los jugadores saludaban y ense-
guida se ponían a trotar para calentar por cualquier parte del campo de juego, y mi amigo el Checho me decía lo mismo: “ya está, pasó lo mejor”. Después empezaba el partido. Si va ganando, pedimos que termine. Si va perdiendo, que siga, pero para empatar. En caso de empate, el deseo depende de las necesidades del equipo. Es lindo todo esto. Es lo que me sale escribir ahora. Es lo que sentí hace un mes más o menos, un martes a las 3 de la tarde que me dejé libre para ir a ver Atlanta-Morón, televisado y en Villa Crespo, ahora con tribunas de cemento. Estaba otra vez ahí, en ese lugar, que es un poco mío también. Pero, lejos de dar todo, sentí que no di nada y que a cambio quería la gloria, la hazaña, una goleada con lujos que me regalara la ilusión de un ascenso. Pero no. Desperdiciamos un penal, tuvimos un par de situaciones y no mucho más. Ellos no llegaron nunca. Terminó 0 a 0 y quise que dure un poquito más.
Yo no quiero volverme tan loco
El mensaje de texto que envió Lothar Matthäus para anunciar que no vendría a Racing obvió las razones de su decisión. El debate llegó a Un caño y después de unos días, y algunos brindis que anticipan el espíritu navideño, conseguimos los motivos que la gran prensa ignoraba. El alemán se espantó de la tinellización. Por PABLO LLONTO
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uestro buen amigo y compañero Edgardo Imas, condenado a la buena memoria hasta el punto de ser conocido como “el terror de las hemerotecas”, nos acercó un dato solemne y sólido: Marius Hiller y Heinrich Theelen han sido, hasta el momento, los únicos alemanes que jugaron al fútbol en nuestras tierras. La información llegó entre las ambiguas discusiones que esta profesión nos depara cuando la estadística (o la curiosidad) nos acecha. Se trataba –esta vez– de ver cuáles historias nos unían a los alemanes y a los argentinos a propósito de la llegada de Lothar Matthäus como entrenador de Racing. La observación que encontró sólo un par de alemanes en los clubes argentinos no parecía menor. Hiller, quien llegó a jugar en los dos seleccionados, y Theelen, un ex marinero del Graf Spee que calzó la camiseta de Unión y a quien las páginas del diario Uno de Santa Fe menciona, sin pruebas, como un nazi en el fútbol argentino, confirmaban la sospecha. Los queridos todo terreno alemanes no tienen mucha simpatía por el país del bife y la mamada. Pero a Lothar, ¿qué le pasó? Puestos a investigar en los mares del delirio, encontramos algunas pistas que aspiran a convertirse en verdades. Deberíamos, entonces, saber la desdichada fama de nuestra televisión. Kristina Liliana, esposa de Matthäus, se enteró de la oferta realizada por el ex vestuarista de José María Muñoz y hoy comprometido militante del neomenemismo. Cuando supo que Tinelli anunció un puesto de trabajo
82 UN CAÑO | DICIEMBRE 2009
para ella en el programa, le pidió a Lothar un matrimonial asesoramiento. En Munich, Evangelina Anderson, esposa de Martín Demichelis, jugador del Bayern, acercó su contribución al entorno de Lothar. La dama que le paró el carro a Tinelli le dijo al entrenador que allí engatusaban a la gente, y en especial a las mujeres, y que pronto vería a la juvenil Karina envuelta en las azucaradas redes del bodrio más grande que parió la TV argentina. Demichelis aportó lo suyo. Tal vez en un mensaje de texto, en dificultoso alemán. En las tribunas argentinas –habría escrito– te matarán. El ingenio de las barras bravas destrozará a tu señora y tu campaña en Racing será un calvario en cuestión de horas. Lothar pidió data. Le acercaron dos o tres videos de 1990, un par de reportajes en la revista Caras y el último compacto de Showmatch. Cuando un periodista le ofreció –por cien euros– un dossier sobre las intimidades que ahora ventila Paula Robles, dijo que ya era suficiente. “Da bringen mich keina zehn Pferde hin”, gritó Lothar en el living. Un muchacho ecuatoriano que trabaja en la casa de al lado, afinó la traducción: “a ese país no vamos ni en pedo”. En cuanto al fondo ideológico del asunto, debo desilusionarme. No he encontrado motivo alguno para sostener una sospecha nacida en Barracas: que a Matthäus (imaginado simpatizante de La Izquierda, el partido de Oskar Lafontaine) lo espantaba el tufillo svástico que se acumula, día a día, en la clase media argentina.