Revista Un Caño - Número 24 - Abril 2010

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Bienvenidos a la cocina Cuando empezamos a pensar en el número 24, alguien dijo que debíamos retomar, pero con mayor profundidad, un tema sensible para todos los que hacemos Un Caño: la problemática del Fútbol Para Todos. Pese a los matices ideológicos, pocas cosas unificaron tanto (la Ley de Medios fue otra) la opinión de la gente que trabaja en la revista. Se podría decir que una gran mayoría (un 99%) respalda la cuestión. Otro periodista dijo que para dar un salto de calidad y para no hacer literatura –mejor o peor pero literatura al fin– necesitábamos conseguir una entrevista con el Jefe de Gabinete, a quien todos considerábamos el dueño del nuevo escenario. Y hacia allí salió Natalia para producir la nota. Y Nati se convirtió en una perra de presa persiguiendo a Fernando Canario Coradazzi, el jefe de prensa del Ministro. Pasaban los días y desde la jefatura de gabinete se le decía a Natalia que Aníbal Fernández le iba a dar a Un Caño la primera nota para un medio gráfico de 2010, pero el tiempo ya empezaba a ser un problema. Una revista con la presentación gráfica de Un Caño necesita entre cuatro y cinco días de producción, por la impresión, el secado de su tapa, el corte, el armado, el lomo cuadrado y todas las cosas que hacen que tengamos una revista de calidad. Y llegamos al viernes 19 de marzo sin la confirmación de la entrevista, con la tapa ya dibujada por Sebastián Domenech y con ocho páginas blancas y radiantes como una novia. Allí fue cuando tomamos la decisión más drástica y audaz desde la creación de la revista. Íbamos a mantener a Aníbal Fernández en la tapa, pasara lo que pasase, y para cubrir esas ocho páginas, Mariano Hamilton iba a escribir una nota sobre Aníbal. No era lo mismo, pero era una forma de cumplirles a los lectores, e incluso a nosotros mismos, que queríamos debatir sobre Fútbol Para Todos. Hamilton se pasó el fin se semana haciendo llamados, construyendo el perfil de Aníbal Fernández y recabando datos. Los que leyeron la nota ahora inédita –que, por decirlo elegantemente, descansa en un cajón– dicen que estaba bien. Eran 18.000 caracteres, es decir, casi un ensayo. El domingo 21 cerramos la tapa y el interior y nos fuimos a dormir con la sensación del trabajo cumplido pero con cierto gusto a derrota. Hasta que a las 10 de la mañana del lunes, apareció Nati, exultante, con la novedad de que Fernández nos iba a recibir el martes 23 en su despacho, a las 17,30. Y el operativo se puso en marcha. Paramos la tapa y el interior, para que no llegara a imprimirse y la dejamos stand by hasta el martes, porque en caso de que Aníbal nos diera la entrevista y no se suspendiera por alguna razón de fuerza mayor, queríamos consignar lo que ustedes pueden ver: “Entrevista con Aníbal Fernández”. La nota se hizo el martes. El ministro apenas se distrajo en la hora y media que duró la charla para mirar al pasar alguno de los seis televisores de su despacho, todos sintonizados en canales de noticias. No hubo llamados telefónicos ni mails molestos. Fernández respondió una a una cada una de las preguntas que se le formularon y no esquivó ningún tema. Desde Un Caño creemos que hicimos una buena revista. Puede haber diferencias ideológicas, por supuesto, pero nadie podrá decirnos que, como siempre, no nos movimos con absoluta libertad. Corrimos riesgos, pero valió la pena. Por la cantidad de material que teníamos decidimos, por primera vez en esta nueva etapa, supeditar el diseño al contenido. Y por esa razón verán que las ocho páginas del reportaje con Fernández están muy apretadas. Ustedes no tuvieron que escuchar los rezongos de Alicia, nuestra diseñadora. El jueves 25, a la madrugada, todos los integrantes de Un Caño, desde los dueños hasta el último colaborador, apoyamos la cabeza en la almohada con satisfacción. Esperemos que disfruten la revista tanto como nosotros sufrimos haciéndola. Un Caño

staff SEGUNDA ÉPOCA (AÑO 4) NÚMERO 24 CONSEJO DE DIRECCIÓN Alejandro Caravario Christian Colonna Pablo Cheb Terrab Mariano Hamilton Pablo Llonto Matías Martin Fabián Mauri Víctor Hugo Morales Ralph Rothschild Ariel Senosiain Adrián Soria SECRETARIO DE REDACCIÓN Pablo Llonto DIRECCIÓN DE ARTE Alicia Sliwkin EDITOR DE FOTOGRAFÍA Fabián Mauri CORRECCIÓN Alejandro Lingenti COLABORAN EN ESTE NÚMERO Pablo de Biase, Ezequiel Bergonzi, Antonio Birabent, Carlos Bonet, Damián Damore, Martín Denegri, Cecilia Di Genaro, Iñaki Elgorriaga, Nahuel Gallota, Sebastián de la Mata, Alejandro Fabbri, Caín Hernandez, Edgardo Imas, Fabián Induti, Román Iucht, Roberto Carlos Koira, Alejandro Lingenti, César Litvak, Nicolas Lovaiza, Ezequiel Fernández Moores, Pedro Nesta, Patricio Nogueira, Fernando Pacini, Guillermo Piro, Alfredo Srur, Roscoe Tanner, Gustavo Veiga, Sebastián Wainraich, Osvaldo Alfredo Wehbe, Ramón Zapico, Photogamma.com DEPARTAMENTO COMERCIAL Paula Jaimes comercial@paulajaimes.com.ar Tel.: 15.5483.5200 María Raquel Chehébar mrch3@fibertel.com.ar www.revistauncaño.com.ar www.facebook.com/revistauncanio correodelectores@revistauncanio.com.ar IMPRESIÓN Kollor Press S.A. Uruguay 124 -Bs.As-4116-3598/3599/3601. DISTRIBUCIÓN EN CAP.FED Y GRAN BS.AS Sanabria S.R.L Baigorri 103. Capital Federal. 4304-3510. DISTRIBUCIÓN EN INTERIOR Distribuidora Austral de Publicaciones S.A. Isabel la Cátolica 1371, Cap.Fed. 4301-0701. Esta publicación es propiedad de EAMP S.A, Uruguay 1037 7º Piso. Prohibida su reproducción parcial o total. Registro de la propiedad intelectual, en trámite.

ILUSTRACIÓN DE TAPA Sebastián Domenech ABRIL 2010 | UN CAÑO 3


PICADO

Aquellas pequeñas cosas coloradas

Si a usted le toca concurrir al estadio de Argentinos, debería darse una vuelta por el flamante Museo de los Bichos. Modesto, peculiar e intrépido, el Museo está en Gavilán 2151, y allí se exhibe el buzo de alguien que los salvó de un descenso, un cuchillo que clamó justicia, restos de tablones y todo sobre el Diego adolescente y la gloria de los dichosos 80. Si lo tienen Boca y River, ¿por qué no los demás clubes? Por SEBASTIÁN DE LA MATA

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efugiados en los pliegues de un estadio nuevo, los objetos viejos y sentimentales esperan la admiración de quienes vivieron otros mundos, otras penas, otras alegrías. Rescatados por un museo, he aquí algunos de los íconos futboleros que enorgullecen a La Paternal y a otros barrios argentinos. De aquel 15 de agosto de 1981 poco ha quedado en los archivos. Fue en el estadio de Ferro Carril Oeste. Se jugaba la última fecha del campeonato de Primera División. Argentinos Juniors naufragaba en la penúltima ubicación con 27 puntos, producto de ocho victorias, once empates y catorce derrotas. San Lorenzo también penaba: tenía 28 puntos y jugaba de local en Caballito. Una verdadera final para ver quién acompañaría a Colón rumbo a Primera B. Era un Argentinos Juniors particular. Con un equipo que había recibido cinco jugadores de Boca, a préstamo por el pase de Diego Armando Maradona: el arquero Osvaldo Santos, el defensor Miguel Ángel Bordón, los volantes Mario Nicasio Zanabria y Carlos Horacio Salinas y el centrodelantero Carlos Damián Randazzo. Entre los once se mostraba, además, un delantero que cinco años más tarde sería campeón del mundo en México 86, Pablo Pedro Pasculli. Con semejante equipo, nadie esperaba tan mala campaña. Hoy, detrás de los cristales del Museo, un buzo. El buzo de un arquero aparece como latido pendiente de aquellas emociones. Perteneció al gran protagonista de esa tarde histórica. El arquero uruguayo Mario Alles. El buzo es verde y su portador fue clave para atajarle el penal a Eduardo Emilio Delgado. Luego, con otro penal convertido por Salinas, Argentinos ganaría 1-0 y San Lorenzo sería el primer equipo grande en la historia del profesionalismo en descender. Al finalizar aquel parti-

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do, hubo una invasión del público del Bicho al terreno de juego; uno de los hinchas se acercó al arquero y le pidió el buzo. Alles se lo entregó y, dieciocho años después, ese buzo verde fue donado por ese hombre que ya no es un hincha sufrido, sino el actual presidente del club, Luis Miguel Segura. Si bien un cuchillo se luce entre los variados momentos de gloria de Argentinos Juniors, su insignificancia se reduce cuando puede leerse en el cartel que se trata del arma que buscó final en el cuerpo del árbitro Bonsalvino durante un Argentinos 0-Boca 0. El donante es un hincha anónimo a quien ya se le puede avisar que el delito ha cumplido los plazos de prescripción. Metros mas allá, dignos y reanimados, cinco tablones del estadio original de 1940, recuperados por la sabiduría de un grupo de la localidad de González Catán que se dedica a la filmación de comerciales y que repitió un fantástico gesto, repetido con tablones del viejo Gasómetro: la compra de esas maderas y la donación al Museo cuando se enteraron de su inminente apertura. Por supuesto que la sala que envidian los otros museos futboleros es la cinco: allí, todo es Maradona. Algunos de sus 116 goles se descuelgan del plasma; la frescura del debut ante Talleres de Córdoba y una pila de recortes y fotos que intentan explicar aquella bendición que les tocó a los de Argentinos Juniors y que ahora parece irrepetible. La curiosidad es alimentada por Internet bajo la convocatoria a todo hincha, ex jugador, dirigente o periodista para que acerquen un carnet viejo, el ejemplar de la revista más cotizada o el trofeo en forma de camiseta que pasó de generación en generación. El carácter casi amateur de este museo y las melancolías pequeñas de los clubes modestos dieron vida a este picado. Un sencillo llamado a construir otra fiesta para la memoria.



Gracias John

Un viejo amigo de la casa vuelve a las páginas de Un Caño para tratar de explicarnos su -para nosotros preocupante- fanatismo por el suizo Roger Federer. Único tema que logra sustraerlo de su Armonía Casera Mayor. Por ANTONIO BIRABENT

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mediados 2004, cuando Roger recién empezaba su reinado, yo pensaba que el suizo era un soso, un insulso que me recordaba a Ricardo Arjona con una raqueta en la mano. Un impresentable. Mis tiempos del fanatismo por el tenis habían quedado muy lejos. Hasta los ochenta seguí con dedicación los partidos de los jugadores que más me gustaban. Llegué apenas justito hasta Becker. Después pasé. Pase de Agassi, de Sampras y de todos los pegadores, sacadores y devolvedores físicos que aparecieron desde entonces. Hasta que un buen día del 2004 leí que John McEnroe (viejo ídolo de aquellos tiempos) aseguraba que Arjona era... ¡el tipo mas talentoso que el tenis había dado en toda su historia! Faaaaaaa, diría un oriental. Era mucho. Que justamente el gran Mac dijera eso fue una señal que no podía ignorar. Y empecé a mirarlo. Y retorne al tenis. Y me di cuenta que era cierto: el tipo era extraordinario. Un talento que recordaba a esa época dorada pero en un modelo mejorado, en una versión potenciada. Y ahí empezó la enfermedad que aún me aqueja placenteramente. Los que conserven la colección completa de esta prestigiosa revista podrán leer que hace un tiempo escribí acerca de mi imparcialidad pura y orgiástica con respecto al fútbol: como me gustan muchos equipos, no me gusta ninguno. Bueno, con Federer expreso mi fanatismo más irracional. Acá van algunas pruebas: 1) Quiero que gane siempre y si no gana sufro (sufro mucho). 2) Quiero que gane de cualquier manera. Si juega bien, mejor. Esto es una desgracia porque disfruto menos del espectáculo que es verlo en la pista. 3) Les deseo pestes a los rivales directos que andan merodeando su corona. Para empezar a Rafael Nadal. Lo respeto fuera de la cancha (es agradable y sincero: reconoce que su tenis es inferior) pero quiero que pierda siempre. Me ha hecho llorar de impotencia (las lágrimas de mi ídolo son las mías). Sólo acepto que Nadal gane si me aseguran que es para después enfrentar a Roger y perder. 4) Llevo una estadística minuciosa y perfecta (como iba a ser de otra manera, si son los números del más grande) de sus victorias, títulos, porcentajes de efectividad y detalles varios de su carrera. 5) Entro varias veces por día (sí, leyeron bien: varias veces) a su pagina oficial, a la página de la ATP y a cualquier diario deportivo donde pueda estar un poco más al tanto de sus novedades. Durante los torneos importantes directamente paso a estar en trance. 6) Tengo unos papelitos al lado de la cama donde voy anotando mis pronósticos acerca de como será la temporada. Esto incluye una proyección sobre su retiro y todo que habrá logrado para entonces. Estas proyecciones van variando. Por ejemplo: en el 2007, pensaba que iba a llegar a 77 6 UN CAÑO | ABRIL 2010

títulos, 17 de ellos de Grand Slam. Ahora creo que llegará a 74 y 18, respectivamente. 7) Este es un punto polémico, pero no quiero mentirles. No respeto patriotismos deportivos: en la final de Estados Unidos del año pasado iba con Roger. La victoria de Del Potro me mató, me dejo de cama (recién a los dos o tres días pude reconciliarme con Juan Martín y alegrarme con su alegría); cuando Guillermo Cañas le ganó dos partidos seguidos me sentí humillado, vulnerable; cuando Nalbandian le dio vuelta la final del Masters 2005 me quede petrificado, sin poder creer lo que estaba viendo. Era una debacle: el cordobés estaba pescando con sus amigos en la Patagonia, lo llaman a ultimo momento, va de apuro, llega a la final y ¡¡¡le gana!!! Qué dolor, Dios mío, qué dolor. Lo escribo y me duele. A veces me pregunto cómo pasé de considerarlo un Arjona suizo pecho frío a estar convencido de que no hay nadie como él. No sólo es mi ídolo máximo, mi referente y mi obsesión, es también la palabra susurrada al oído (“Federer, Federer”) que entre sueños me lleva de vuelta a la infancia. Qué suerte que pude romper mis prejuicios. Gran enseñanza para el futuro. Gracias, John. Gracias por abrirme los ojos.



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El cumple trucho

¿Cuál es el motivo por el que River falseó la fecha de su fundación? ¿Especulaciones ante el festejo del siglo de vida? Con argumentos demoledores, la gente del CIHF demuestra en esta página que el club se fundó en 1904 y no en 1901. Si alguien tiene algo que decir, que lo diga en el próximo número o calle para siempre. Por PATRICIO NOGUEIRA

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i bien en estos tiempos River no está para muchos festejos, el próximo 25 de mayo habrá una doble celebración en el Monumental. Por un lado, Passarella cumplirá 57 años, ejerciendo ahora un cargo que pocos imaginaban meses atrás: el de presidente del club (otrora) millonario. Y también la entidad celebrará sus 109 años. La partida de nacimiento de Passarella no deja dudas: nació el 25 de mayo de 1953 en Chacabuco. El acta de fundación de River también es muy clara, y comienza diciendo: “en Buenos Aires, a veinticinco días del mes de mayo de mil novecientos uno…”, y empieza a nombrar a los supuestos participantes de esa aparente reunión fundacional en el día patrio. ¿Supuestos? ¿Aparente? La noticia de la fundación de River apareció en La Nación: “Club Atlético River Plate - Con este título ha quedado constituido un nuevo centro sportivo, con los elementos de los clubs Santa Rosa y La Rosales, centro que tomará parte activa este año en casi todos los torneos a realizarse. Esta tarde iniciará sus reuniones con un partido amistoso entre el primero y segundo teams del club en el field social que posee en la Dársena Sur”. Todo muy claro y en sintonía con la versión oficial, salvo por un pequeño gran detalle: la noticia es del domingo 22 de mayo de 1904, tres años después de lo que siempre se ha dicho. Enrique Zanni fue uno de los grandes próceres riverplatenses. Fundador, jugador, presidente y casi técnico (algunas veces se le encargó formar el equipo), se lo puede considerar como un antecedente del derrotero de Passarella con la banda roja. Zanni fue el primer historiador de River, y como tal, en 1938 realizó un informe de los primeros años del club y no dudó en fijar la fecha real de fundación el 15 de mayo de 1904: “al señalar esa fecha, que por cierto no concuerda con la que se festejan sus aniversarios, no lo hago recurriendo a mi memoria o a la de mis compañeros de ese entonces, sino haciendo conocer una noticia aparecida en los diarios de la época”. Zanni afirma, además, que como en esos tiempos solamente

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se podían reunir los domingos y feriados y en esa semana de mayo no los hubo, puede fijar la “fecha exacta” de fundación el domingo anterior a la publicación. Lo cierto es que no hay ninguna mención a la existencia de River en los diarios de la época hasta mayo de 1904; sí, en cambio, se pueden constatar los partidos de Santa Rosa y La Rosales en sus fields de la Dársena Sur. Tampoco hay evidencias concretas de cuándo fue cambiada la fecha de fundación, ya que los primeros libros de actas desaparecieron. Pero está registrado que el presidente del club en 1912, Antonio Zolezzi, quien también era concejal porteño, solicitó al Concejo Deliberante en mayo de ese año un subsidio de tres mil pesos para River e invocó en sus fundamentos que “es un club atlético compuesto por gente trabajadora de la Boca y que hace once años que está fundado”. Es la primera referencia concreta a 1901. ¿Se cambió la fecha para aparentar mayor antigüedad que la que realmente tenía River? ¿Y el acta de fundación antes mencionada? Ese acta se realizó recién en 1922, para tramitar ante la IGJ la personería jurídica. Las firmas de José Bacigaluppi y José Festenessi, presidente y secretario por aquel entonces, lo revelan de manera contundente. Lo concreto es que si bien existieron informes que dejaban traslucir que River era tres años más joven que lo que se dice oficialmente, nunca el club se interesó en cambiar su fecha de fundación o ni siquiera realizó una investigación al respecto. En mayo de 2004, el Centro para la Investigación de la Historia del Fútbol (CIHF) volvió a difundir la noticia. Quien esto escribe y Osvaldo Gorgazzi, secretario del CIHF, se reunieron con José María Aguilar. El entonces presidente, si bien ofreció su colaboración, no demostró gran interés en el tema, quizás ocupado en otros menesteres. Inmerso en una crisis de la que intenta recuperarse, River festejará un nuevo cumpleaños. En el pastel de las celebraciones habrá tres velitas de más, sólo un detalle numérico en tiempos en que otras cifras y otro pastel, en este caso vacío, causan escozor entre sus hinchas.



s a b r e y s a r t O

Por DAMIÁN DAMORE

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nspirada en la matanza de Mahmudiya, en Irak, Redacted mueve a dos tipos de análisis, uno políticamente correcto, asumiendo que la basta trayectoria del director lo habilita a no ahorrar brutalidad para transmitir lo que quiere decir (“Brian De Palma es visceral y extremo”, por ejemplo) y otra, menos condescendiente, que hace pensar que no siempre hay en las películas sobre guerra cosas importantes por decir. Situada en Samarra -con este título se estrenará en Argentina-, la película explora la violación y el asesinato real de una adolescente iraquí a manos de soldados estadounidenses. Aunque Redacted (De Palma ganó el León de Plata en Venecia en 07 como mejor director) tiene una intensidad y seriedad de propósito, no nos lleva ni más cerca ni más lejos que a su sujeto. La mayoría de las películas que abordan el tema de la guerra de Irak han sido documentales: poderosos testimonios sobre los horrores de la situación en ese terreno. El falso documental de Brian De Palma trata de sintetizar fragmentos de nuestra realidad posmoderna sobre Irak: blogs, diarios en video de Internet de los soldados en el campo, etc., aunque haya cut & paste, hay algo que huele a viejo. De Palma relató una historia similar en 1989. Pecados de guerra fue una ficción sobre cuatro soldados norteamericanos que violaban y mataban a una adolescente vietnamita. Redacted está basada en la historia real de una niña de 14 años que fue violada y asesinada por soldados estadounidenses. El trabajo del director de Carrie y Femme Fatale falla en varios aspectos, como en el abuso de la canción de Barry Lyndon que recuerda a las escenas más manipuladoras de Michael Moore, y en la calidad de las imágenes que por momentos resultan irritantes. Parece que De Palma quiso hacer este film con trozos de documentales colgados en Internet, pero eso le podía traer pro10 UN CAÑO | ABRIL 2010

blemas legales, así que todas las escenas son mostradas a través de videocámaras, celulares y cámaras de seguridad de los soldados. Redacted no agrega nada de lo que se ha visto en otros documentales como Gunner Palace o Iraq in Fragments (incluso en Argentina, el director Mauro Andrizzi hizo lo propio con Iraqi Short Films). Y además se hace eco de muchos elementos de otras películas de guerra convencional, como, Full Metal Jacket, de Stanley Kubrick y lo dicho de Pecados de guerra. Un aspecto de la moralidad de la película es cómo el director goza de lo mismo: espía lo viejo para decir a continuación que la nueva vergüenza es de todos. ¿Una remake para la red social 2.0? Oliver Stone -que combatió en Vietnam- dijo que alguien que no ha estado en una guerra y escribe o hace películas sobre ella no es más que un charlatán. De Palma manipula a su antojo la realidad: los malos son muy malos y los buenos son muy buenos. Los matices brillan por su ausencia o las cámaras no pudieron tomarlos.


El relator del pueblo Por ALEJANDRO LINGENTI

¿Hasta cuándo habrá que tolerar a Marcelo Araujo? Que el kirchnerismo es un mar de contradicciones, se sabe de sobra. Pero el regreso de este personaje detestable, ícono del menemismo, defensor del antifútbol y cultor de la estupidez enunciada con tono sobrador parece demasiado. Además de ventilar cuestiones del micromundo del periodismo deportivo que sólo le interesan a él y oficiar de alcahuete de sus actuales patrones, Araujo es un insulto permanente a la paciencia del televidente. Hace diez fechas que le dice Silvani a Silvera (a su favor hay que decir que en el micromundo todos los Ayala de aquí a la eternidad serán ratones y todos los futbolistas cuyo apellido empiece con “Silv” probablemente cuquis, lo que en una mente cansada puede provocar confusiones), y en el último Racing-Boca, después de escuchar una vez los apellidos del banco de Boca, Hauche pasó a ser Mouche, primero, y ¡Houche!, después. El Keko Villalva, por supuesto, fue varias veces Villagra, y hubo varios jugadores que en el mundo paralelo del Fútbol Para Todos siguieron en cancha a pesar de haber sido reemplazados media hora antes. Ninguno de los chupamedias que lo ensalzan repitiendo el ridículo mote de “relator del pueblo” se anima ni siquiera a insinuarle que corrija alguno de los cientos de errores que comete por jornada, no vaya a ser que el jefe se enoje y lo

deje sin trabajo. Secundado por un secuaz que habla de exotismos como la “ambientación del contraataques” (¿?), Araujo se nos ríe en la cara todos los fines de semana y confirma al menos dos cosas: que en la Argentina la impunidad es regla y que la marginación de TyC y el Grupo Clarín no implica necesariamente que el negocio del fútbol haya dejado de ser una cloaca.

Charlotte Gainsbourg: buena cepa Por A.L.

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harlotte ya viene con una marca de fábrica de peso. El apellido que lleva simboliza muchísimo para la cultura francesa contemporánea: Gainsbourg, el inefable Serge, fue probablemente el bon vivant más talentoso y seductor que uno recuerde. Y un cantante que grabó unos discos gloriosos, también. Pero ella ha sabido potenciar ese impulso espiritual, rodeándose siempre de grandes artistas: Michel Gondry y Lars Von Trier, en cine; Nigel Godrich y Air, para su primer álbum, 5:55, y Beck, para IRM, el segundo, de reciente edición en Argentina. En IRM, Charlotte se entregó por completo a las exploraciones sonoras de su productor norteamericano –que además escribió todos los temas-, y por eso el disco suena en más de un pasaje

muy parecido a lo que Beck viene trabajando en sus propias canciones en los últimos años. Pero hubiera sido un desperdicio no aprovechar esa capacidad para sugerir con el susurro que Charlotte heredó de su mamá, Jane Birkin, y ahí están Time of the Assasins y La Collectionneuse para ratificar esa tradición que han honrado decenas de cantantes francesas. Lo que Beck le aseguró a Charlotte es un sonido que esté al día con las últimas tendencias (Me and Jane Doe, por citar un ejemplo, es algo así como Panda Bear un toque pasteurizado) y una canción realmente estupenda, de las mejores que vamos a escuchar este año, Heaven Can Wait, una de ésas que ponemos en loop en el iPOD durante días y días. Es muy linda, canta bien, es buena actriz... La cepa Gainsbourg no podía fallar. ABRIL 2010 | UN CAÑO 11


EL DUEテ前 DE LA PELOTA

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“Así como estaba, el fútbol iba a la muerte” Aníbal Fernández no le esquivó el bulto a las preguntas que se le hicieron sobre el negocio del fútbol, Grondona, Araujo, la Ley de Medios y su pasión por Quilmes, y hasta se dio tiempo para hablar de nuestro compañero Víctor Hugo. El Jefe de Gabinete incluso aceptó el desafío de armar su Selección. La de fútbol y la de los políticos. Por MARIANO HAMILTON y CAÍN HERNÁNDEZ Fotos FABIÁN MAURI Ilustración SEBASTIÁN DOMENECH

–¿Cómo nació el Fútbol Para Todos? –Nosotros presenciábamos las discusiones que se daban entre la AFA y los privados sobre los derechos del fútbol como espectadores. Estábamos preocupados porque la AFA y la empresa que tenía el contrato no se ponían de acuerdo. Sabíamos que el problema era algo que debíamos atender, porque no involucraba a un kiosco, sino al producto fútbol, que detrás tiene toda una industria que, por el trabajo que le da a la gente, es una de las redes sociales más importante del país con cuatro mil y pico de clubes. En algún momento se produce la ruptura entre las dos partes y Grondona viene a hablar, me cuenta qué era lo que querían, tomé nota y se lo presenté a la presidenta, que le dio a Grondona una entrevista para uno o dos días después. Se reunieron y elaboraron esta propuesta que finalmente se terminó aceptando, basándola exclusivamente en publicidad oficial. –Pero más allá de la cronología, ¿también hubo decisión política o fue mero oportunismo? –Así como estaba, el fútbol iba a la muerte Porque todo lo que se producía no generaba una ventaja accesoria que les permitiera a los clubes conservar jugadores, que les diera a las instituciones la

chance de generar condiciones parecidas a las que se les ofrecían en otros lugares del mundo a los chicos y a los profesionales más formados. Nosotros sentíamos que no nos teníamos que meter en el fútbol porque considerábamos que era una pelea entre privados, pero debíamos informar a las partes de que estábamos interesados en que el tema se resolviera favorablemente. Y una vez que se rompió el contrato y vino Grondona, no vimos ningún impedimento legal para hacernos cargo de algo que nos preocupaba seriamente. –¿A la propuesta de Grondona se le agregó o se le quitó algo? ¿O se firmó tal cual llegó? –Fueron detalles del contrato que te gustan y que no te gustan o que te convienen o no te convienen. Pero fueron detalles. Nos sentamos, discutimos y llegamos a un acuerdo. –El Estado pone casi 650 millones de pesos, entre derechos y producción, de los dineros públicos. –De publicidad oficial… –No deja de ser dinero público… –Claro. –Decía que el Estado pone un montón de plata de los dineros públicos y que los clubes de fútbol, como todos sabemos,

son entidades civiles sin fines de lucro. ¿Hay algún control para saber qué hacen los dirigentes del fútbol con ese dinero que reciben? –Nosotros pagamos cierto dinero por los derechos para emitir el fútbol y hasta ahí llegamos. La otra parte es la de la AFA, la que decide qué hacer con el dinero que le entrega el Estado. Pero más allá de que no nos metamos, sabemos que hay control de lo que las instituciones hacen con esa plata. –En el momento de la firma del contrato hubo una reunión con Ricardo Echegaray, de la AFIP; para que los clubes regularizaran su situación con el fisco. La obligación de cancelar esa deuda, ¿está escrita en el contrato? –No. Son dos cosas diferentes. Muchos clubes debían plata a la AFIP y lo que nosotros hicimos fue sentarlos con Echegaray para que se les hiciera una moratoria. –¿Y la hicieron? –Sí. –¿Y están pagando? –Hasta donde yo tengo entendido, sí. –¿Qué balance hacés de toda esta historia a nueve meses del comienzo? –Es positivo, porque estamos rescatando la economía de los clubes y eso va a generar una cadena que muy pronto dará

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sus frutos. Los clubes se estaban fundiendo porque recibían muy poco, y esta nueva situación va a generar un efecto multiplicador porque todavía hay grandes talentos en las divisiones inferiores; y de acá en más los clubes van a poder retenerlos sin que se les vayan al exterior, como ya ocurrió con alrededor de 500 chicos en los últimos tres años. Yo estoy muy cerca de Quilmes y hace poco fui a un Plenario de la Agrupación Azul y Blanca, que es la que integro en el club, y la discusión era la misma de siempre: ¿cómo hacemos para compensar el déficit? Y la respuesta era igual: vendamos a algún jugador. Cuando dejé de ser dirigente de Quilmes, recuerdo que tuvimos que vender al Chori Domínguez en 350 mil dólares y mirá lo que es el Chori hoy. –¿Y pensás que con este contrato entre el Estado y la AFA el éxodo se va a terminar? –Tiene que dejar de pasar paulatinamente. Nunca se va a llegar a los niveles de lo que le ofrecen a los jugadores en Europa, pero vamos a achicar la brecha. Y un club, en lugar de vender a un jugador a los 18 ó 20 años lo va a poder ceder a los 25 o más grande. Es obvio que tipos como Messi, Higuaín, Tevez o el Kun Agüero igual van a durar poco y nada en el fútbol argentino, porque son fuera de serie y muy codiciados. Pero tampoco vamos a

“REMO EN EL DULCE DE LECHE” –¿Cuando va a salir campeón Quilmes? –Magia no hago. Pero si por mí fuera, ya. Haría lo imposible para que Quilmes ascendiera. Remaría horas en el dulce de leche. Cuando juega Quilmes no me interesa el fútbol, sólo quiero que gane. –Evidentemente no te gusta el fútbol… –A mí me gusta el fútbol, salvo cuando juega Quilmes. Porque si juega Quilmes contra mi vieja, quiero que gane Quilmes.

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presenciar el vaciamiento integral de talentos que padecimos hasta ahora. Queremos que crezca el círculo virtuoso para mover a una edad más alta el nivel de la fuga. –¿Qué pasó con la demandas que iban a presentar TyC y Clarín? –No sé cuál es la estrategia de esas empresas. Nosotros tenemos un contrato de los derechos por un producto que nos ofreció la AFA. De lo otro no tengo la menor idea. –Las contrataciones que se hicieron de las diferentes productoras que prestan servicios para la televisación del fútbol, ¿son contrataciones directas o se abrieron pliegos de licitación? Porque después de tantos años de oscuridad sería fantástico que todo fuera cristalino… –Nosotros estamos licitando todo. Una cosa fue arrancar cuando teníamos que salir con el fútbol al día siguiente, lo que nos obligó a recurrir a lo que teníamos más a mano. Hoy no queda ninguna de esas contrataciones que no hayan sido revisadas, llevadas a licitación pública o que vayan a ser llevadas de acá a poco. –¿Esto cambió ahora o está cambiando? –Estamos en el proceso. –Como para precisar, ¿estamos hablando del próximo torneo? ¿Ahí ya estará todo licitado? ¿Que, por ejemplo, va a ser trasparentado el contrato existente con productora La Corte, una de las grandes beneficiadas con el Fútbol Para Todos? –Lo que digo es que muchos contratos provisorios ya cayeron y que otros están por caer. No se trata de esperar que arranque el nuevo torneo. Ya se está realizando el proceso de cambio. Y en esto doy como garantía mi forma de trabajar. Fui ministro del Interior, fui ministro de Justicia y ahora soy Jefe de Gabinete. En los seis años que llevo como funcionario no se compró ni una lapicera sin licitación pública. Es la única forma que uno tiene de vivir tranquilo. No va a haber ni un tornillo ni una banderita ni una pelotita que sean comprados sin pasar por el proceso de licitación.

–¿Cómo está la instalación de antenas y repetidoras en el Interior del país para que el fútbol pueda llegar de verdad a toda la gente de la Argentina y no se tenga que depender del cable? –Estamos recuperando 70 antenas que estaban fuera de servicio. Hace ya un tiempo comenzamos a trabajar en su transformación y estamos cerca de acabar el trabajo. Tristán (Bauer) me dijo en enero que para fines de abril iba a estar todo terminado. Lo que es natural para Canal 7, ¿no? No nos olvidemos de que ya estamos preparando la instalación del transmisor digital, y eso nos va a permitir que la señal le llegue a cualquier casa por vía satelital o terrestre, depende de su ubicación geográfica.

LA POLÍTICA Y CLARÍN –¿Por qué al Gobierno se lo corre por izquierda tanto en el asunto del Fútbol Para Todos como en otras cuestiones - Asignación Universal por Hijo, recuperación de las jubilaciones y Aerolíneas Argentinas, Ley de Medios, paritarias permanentes, Consejo Nacional del Salario…? El sector más progresista de la clase media siempre parece tener un pero para desconfiar… –Se nos quiere correr por izquierda. Y es, primero y principal, por la Ley de Medios. Y por los intereses que tiene el Grupo Clarín repartidos en diferentes lugares. A partir de ahí, todo lo que pueda decir Clarín para ponerse en contra desde el diario, en donde nos putean desde la tapa hasta los chistes, o desde el resto de las señales o canales que tienen, lo van a hacer. No tengo dudas de que un día la van a ver a Cristina cruzar caminando el Río de la Plata y el título va a ser que no sabe nadar. Siempre le encuentran la parte oscura al asunto, y no se puede contra eso. Pero más allá de esto, lo bueno es que la sociedad se empieza a dar cuenta de las mentiras que difunden. Franklin decía que uno puede mentirle a poca gente mucho tiempo o


“APLAUDO CON LAS OREJAS” –¿A Víctor Hugo lo tentaron para la televisión? –Para el Mundial lo llamó Tristán. –¿Y para el Fútbol Para Todos? –Si no aceptó el Mundial no va a aceptar el Fútbol Para Todos. -¿Y por qué lo llamaron para el Mundial? Victor Hugo es un tipo al que yo siempre le he tenido mucho respeto porque siempre ha sido honesto. Podés estar en desacuerdo en muchas cosas con él, pero siempre va a ser coherente con su forma de pensar. Dice lo que tiene que decir y, si por alguna razón mete la pata y vos se lo demostrás, le importa cinco guitas volver para atrás. Por eso su hombría de bien, su seriedad, el respeto que se ha ganado en un montón de ámbitos. En esta situación tan particular, cuando tenemos al monopolio haciendo desaguisados permanentemente y luchando contra la Argentina, porque aclaremos que lo que hace el monopo-

lio no es contra el Gobierno sino contra la Argentina, que alguien tenga la autoridad para decir todo lo que dijo sobre el negociado de Clarín y las AFJP, para plantarse y demostrar las actitudes del monopolio, o para expresar las acciones perversas a las que se somete a la opinión pública, es muy valioso. Y solamente lo puede hacer un tipo grande y con bigotes, un peso pesado, y ese tipo es Víctor Hugo. Yo le reconozco en eso una chapa. Hoy está encabezando el núcleo duro de la opinión, se lo podés preguntar a quien quieras y te va a decir lo mismo. –¿Por lo que decís Víctor Hugo reúne las condiciones para hacerse cargo del Fútbol Para Todos? Porque además relata bien… –¿Ustedes me preguntan si me gustaría que Víctor Hugo se hiciera cargo de Fútbol para Todos? Pero ni hablar. Me encantaría. Aplaudo con las orejas. Convénzanlo y al otro día me voy a su casa con un contrato. Porque es injusto que no

esté. Entiendo sus razones, pero es una pena perderlo por lo que significa como profesional. Cuando era chico escuchaba mucho a la Oral Deportiva y a José María Muñoz, que era un monstruo relatando pero que dejaba mucho que desear en otros aspectos. Yo nunca pude compartir las cosas que hizo Muñoz, por ejemplo, en la dictadura, cuando decía que éramos derechos y humanos mientras se mataba gente. Que Dios lo tenga en la gloria a Muñoz, porque no me gusta meterme con los muertos, pero sí tengo una posición muy clara que se opone a esa visión de las cosas. Y entonces, cuando llegó Víctor Hugo, allá por el 80, fue no sólo para cambiar el relato de fútbol sino también para enfrentarse a esa forma de entender las cosas. E impuso una ética. Por eso digo que a un hombre de estas características se lo debe invitar a trabajar en un proyecto como el de Fútbol Para Todos. Pero él, por su forma de entender las cosas, es el que no quiere participar.

a mucha gente poco tiempo, pero que hacerlo con mucha gente mucho tiempo es imposible. Porque la gente ya se dio cuenta de que, en realidad, el Grupo Clarín está discutiendo de plata y no por defender la calidad institucional, como muchas veces lo quieren hacer creer. Cuando discuten la Ley de Medios es por plata, cuando discuten la recuperación del dinero de las AFJP es por plata, cuando hablan de impuestos es por plata, cuando hablan de no cancelar la deuda es porque ellos lucran con esos fondos, cuando se opusieron a la 125 era para defender negocios. Ellos creían que tenían controlados a todos los gobiernos para sostener sus situaciones de privilegio. Pero eso ya salió a la luz y la gente se está dando cuenta. Un Derecho Humano trascendente es el derecho a la información, y ellos se han ocupado permanentemente de cercenar ese derecho. Te doy un ejemplo: ellos ofrecen un sándwich de salchi-

chón, de mortadela o de salame y dicen que tenés que optar. Vos, puesto a elegir, te quedás con el de salame. Pero nunca te habían dicho que había otro de lomo, con lo que las opciones que tenías eran falsas. Es decir, cercenaban tu capacidad de elección. Por eso peleamos. Como dijo Kirchner cuando asumió su presidencia, ninguno de nosotros dejó sus convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno, y Cristina todavía es más dura que Néstor en ese sentido. –¿Por eso Kirchner cuando dejó la presidencia habló de que se venía un salto de calidad? –Es como dice el Código Civil: “conforme se dé la oportunidad, el medio y la conveniencia” para poder hacerlo. –¿Cómo te cayó la declaración que se le escapó a Grondona que decía “suerte que apareció esta mujer y nos salvó por-

que el marido era un cagón…”? (N. de la R.: Fue un desliz de Grondona en el programa radial de Mauro Viale, por Radio Rivadavia, mientras esperaba la nota telefónica sin darse cuenta de que estaba al aire). –Le resto importancia. Si yo me tengo que poner a escuchar todo lo que se dice y cómo se dice, no puedo trabajar seriamente. No me interesa.

LEY DE MEDIOS –¿Cómo puede ser que se haya trabajado tanto políticamente para que se aprobara la Ley de Medios y hace pocos días el grupo económico de Raúl Moneta oficializó la compra de cinco radios, entre ellas la Rock&Pop y Metro, algo que no está permitido por la Ley? O que el grupo que gerencia Sergio Spolski siga sacando

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diarios, adquiriendo radios y sumando poder mediático… Eso va en colisión con la letra y el espíritu de la Ley de Medios. Porque una cosa es democratizar los medios y combatir los monopolios, algo que compartimos, y otra cosa es pasar de una situación hegemónica a otra. –La Ley de Medios, cuando entre en vigencia, pondrá los límites del caso. –Sí. Pero hay realidades que se anticipan a las cosas. El grupo de Moneta ya maneja las radios citadas. –Una vez que la Ley de Medios comience a funcionar, esa Ley de Medios dice muy claramente cuáles son las reglas del juego. Y sea quien fuere, las va a tener que cumplir. Más claro, imposible. –¿Y de quién es la culpa por este momento de incertidumbre? Porque el órgano de aplicación ya debería estar trabajando. –De algunos sectores que recurren a la Justicia para poner el palo en la rueda y así ganar tiempo. De esa manera consiguen

EL DECRETO 4161 DE CLARÍN La pelea entre Clarín y Néstor Kirchner, por momentos, adquiere ribetes casi infantiles. Resulta que en el Gran DT no se pueden inscribir equipos con el nombre “Kirchner”, “Kirchnerismo”, “Frente para la Victoria” y otras palabras vinculadas al Gobierno Nacional. Sí se aceptan equipos que se llamen Videla; Hitler y Massera. Esta información fue difundida por el blog: http://derekdice.blogspot.com/2010/02/ kirchner-palabra-no-permitida.html El Jefe de Gabinete dice al respecto: “No te dejan poner Kirchner. Mi hijo lo intentó. No es que no se puedan poner políticos. Sólo no te dejan poner Kirchner. Es un nuevo 4161 de Clarín. En 1956 era el decreto de la Revolución Libertadora que te impedía poner Perón, Evita, justicialista y tantas otras cosas vinculadas al peronismo. Estaba prohibido. Esto es lo mismo”.

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que todo se transforme en tedioso y difícil de resolver. Nosotros confiamos en que pronto eso va a terminar, para así aplicar la Ley con toda la fuerza de su letra. –¿Pero que pensás que imagina un empresario que compra cinco radios sabiendo, como vos asegurás, que pronto va a tener que desprenderse de ellas? Admitamos que semejante operación, inevitablemente, levanta sospechas de que pueda existir algún arreglo con el Gobierno. –No lo hay y tampoco me importa que lo digan. Porque, insisto, la Ley es muy clara. -A vos puede no importarte, pero pasa… -Debemos acordar que antes era muy difícil hablar del tema comunicación, porque enseguida que uno tomaba alguna medida se decía que atacaba la libertad de prensa o de expresión. Fijate que el Grupo Clarín no sólo está fuera de los parámetros que marca la nueva Ley de Medios sino que también lo estaba de lo que indicaba la Ley de Radiodifusión anterior. Pero antes era todo muy difuso. Ahora, con el debate que generó esta nueva Ley, con los foros, las audiencias públicas y todo lo que pasó antes y durante su sanción, la sociedad ya está alertada. Y va a exigir que se cumpla. Y nosotros debemos velar por eso. De esa Ley no se va a poder apartar nadie. Y aquél que haya comprado algo porque creyó que eso le daba ventajas, cuando llegue el momento en que entre en vigencia, va a tener que venderlo. Es así de clarito y sencillo. Y el que no cumpla será intervenido.

EL RELATOR DEL PUEBLO –¿No te parece una claudicación haber aceptado el condicionamiento que puso Grondona para que Marcelo Araujo se hiciera cargo de las transmisiones? Araujo fue la voz corporativa durante más de una década de la empresa que antes tenía los derechos. –¿Condicionamiento? No. El Estado no

aceptó condicionamientos. Nosotros, a medida de que fuimos armando las grillas, fuimos evaluando qué nos convenía, y ahí ingresó Araujo. Y si está es porque nos conviene a todos. No porque nadie nos lo haya impuesto. –¿Pero estás de acuerdo con que Araujo es un travesti ideológico que ahora aparece como el “relator del pueblo” cuando antes era un emblema de neoliberalismo y de la década del menemismo? –Puede ser, pero yo no me puedo poner a hacer evaluaciones políticas porque no me cabe hacerlas... –Pero ustedes son los contratantes… –Digo que nosotros no hacemos evaluaciones políticas. Nosotros tenemos que evaluarlo como relator. –Bueno. Si Araujo es el relato del pueblo, nosotros pensamos que el pueblo se merece un relator mejor. –Esa es una discusión que se tiene que dar en otro ámbito. Yo no soy un especialista para saber si Araujo es buen o mal relator. –Sólo hace falta escucharlo… –Nosotros medimos si nos sirve o no nos sirve. Y si lo que mide nos dice que sirve, lo tenemos como relator. –¿Tristán Bauer participó de esta decisión? Porque se dijo que no estaba de acuerdo con convertirlo en la cara visible de las transmisiones… –Participó. –Hay un blog de Araujo de 2009 en donde se manifiesta en contra de que el Estado tome control sobre el fútbol. –No lo conozco. –Lo vas a poder leer completo en Un Caño. Ahí dice: “todo ser humano por el simple hecho de nacer tiene derecho a sus necesidades básicas. La alimentación, la salud, la vivienda, la educación... ¿También a ver un partido de fútbol por televisión?” –Nosotros, como ya dije, ofrecemos un producto y ese producto debe estar dado por un marco de referencia. Y a nosotros nos consta que Araujo es bien considera-


do por la audiencia, de acuerdo con las mediciones. –Puede ser algo parecido a la metáfora del sandwich de salchichón, mortadela y salame. Si no se conoce el lomo… –Yo escucho a Adrián Di Blasi (N. de la R.: relator que sigue la campaña de Quilmes)

EL PRESIDENTE DE LA AFA –¿Sentarse a la mesa para negociar con Grondona, no te dio escalofríos? –No tengo problemas ideológicos con Grondona porque no discuto temas ideológicos con Grondona. Él es el representante de una institución muy importante del país y yo lo que tuve claro fue el objetivo. Lo que piense Grondona de política es una cuestión secundaria. Nuestra visión fue ocuparnos de los derechos del fútbol porque vimos que si el tema se caía, no se levantaba más. Y hacia allí fuimos. Con esto no siento que me haya casado con Grondona.

–Pero es un aliado estratégico… –No. Es una contraparte. Grondona representa a una entidad que firmó un contrato con el Estado para cederle los derechos del fútbol a cambio de una suma de dinero. Nosotros, en ese marco, negociamos respetuosamente. Y ahora cada uno mira este negocio entre comillas con el ojo que lo tiene que mirar. –¿Creés que Meiszner (N. de la R.: José Luis, ex presidente de Quilmes) está en la carrera hacia la AFA para reemplazar a Grondona en un futuro no muy lejano? –No sé qué pasa en la política interna de la AFA. No tengo dudas de que José Luis, a quien conozco desde hace muchísimos años, es una persona preparada y que sabe mucho de derechos federativos, pero lo que ocurra dentro de la AFA no es de mi competencia.

SELECCIÓN ARGENTINA

maradoniano, así que todo está impregnado por esa declaración de principios. Pero además soy fanático de Riquelme, lo que me pone en una situación incómoda, porque quisiera que ambos recorrieran juntos este camino en la Selección. –¿Pero qué te genera Maradona como entrenador? –No me disgusta lo que tiene en la cabeza. Los arqueros elegidos son muy buenos. Desde Romero, pasando por Ustari y Andújar, hasta llegar a Carrizo. A mí me gusta mucho Carrizo, pero Romero está jugando muy bien. –¿Vas a armar tu equipo ideal..? (N. de la R.: aparece Duhalde en una de las pantallas de televisión que el Jefe de Gabinete tiene en su despacho). Ahí apareció un ex amigo… –Es un amigo por más que ahora esté equivocado. Perón decía que si Napoleón se hubiera retirado cinco meses antes de Waterloo, seguramente no habría terminado en la Isla de Santa Helena. Duhalde

–¿Qué te parece la Selección argentina? –Antes que nada debo decir que soy

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LILITA CARRIO (2) tiene una hermosa casa en Santa Helena hace rato y debería disfrutarla. –Volvamos al fútbol. –A mí me gusta el concepto que está armando Diego. Cuatro en el fondo, tres volantes con uno más adelantado y dos delanteros. Y los nombres son los que todos sabemos, aclarando que me dejó muy conforme el regreso de Samuel a la Selección. No se puede dejar afuera a un tipo como Samuel. Así que dos centrales fuertes como Demichelis y Samuel o Heinze, sólo queda poner dos marcadores de punta que suban por los laterales. Después está Mascherano, a quien lo podrían rodear Di María, Maxi Rodríguez, Jonás… También está Verón, que es un jugador que tiene que estar sí o sí. Es mañero, con experiencia, sabe dónde está parado, conoce mucho del fútbol internacional y le aporta muchísimo al equipo. Y adelante están Higuaín, Tevez, el Kun y Messi, claro. –¿Tenés alguna teoría de por qué Messi juega mejor en el Barcelona que en la Selección? –Nosotros estamos mirando mal el fútbol. Y como no sé nada de fútbol y soy casi un irracional, puedo decir lo que se me antoja. Todavía seguimos pensando que el 8 juega como carrilero por dere-

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cha y que el 10 juega como carrilero por izquierda. Pero el fútbol ya no es más así. Digamos que tenés una defensa formada con cuatro defensores, dos centrales y dos marcadores de punta con mucha ida y vuelta que se la pasen yendo y viniendo las veces que sea necesario. Y después, en la mitad de la cancha, tampoco tiene que haber posiciones estáticas. ¿Por donde va a entrar Messi? Por donde pueda y no por donde yo quiera que juegue. Y ése es el error porque no se ve cómo está jugando en el Barcelona. Debo confesar igual que, cuando se hacen las comparaciones entre Maradona y Messi, Diego le hizo aquel golazo a Inglaterra mientras que Messi se lo marcó al Getafe, por lo que son situaciones incomparables. No le quito méritos al pibe, pero eso indica que hay que ayudarlo, porque para que él juegue hay que desparramar otros jugadores por la cancha para que sean opción de pase o para que le abran espacios para sus gambetas. –¿Y pensás que Maradona puede estar a la altura de lo que estás diciendo? –No creo que esté muy lejos. Ahora tendrá el tiempo suficiente para preparar ese juego. Por lo que debo admitir que soy muy optimista con la Selección.

“No tiene los patitos en fila. Padece la alteración morbosa de sus facultades, lo que impide comprender la legitimidad de sus actos. Si la escuchan, se dan cuenta de que es incoherente. Por eso la gente dejó de votarla. Es una señora que ha perdido la cordura, la racionalidad, que destila odio. En su boca, las palabras de agresión, son flores; y en la nuestra, las palabras de advertencia, son amenazas”.

GERARDO MORALES (4) “Fue presidente del partido de la oposición más importante y hoy es presidente del bloque de Senadores del partido. Si yo fuera radical, y estuviera en su lugar, haría todo lo contrario de lo que él está haciendo”.

PINO SOLANAS (2) “No le tengo ningún respeto. De su generación, yo creía en otros tipos. Él, en el gobierno de Menem, estaba desesperado por quedarse con las Galerías Pacífico para hacer un centro cultural.


Yo no tengo nada que ver con eso. En política, supo rodearse de tipos para sacarse un sombrero por minuto. Como por ejemplo Envar El Kadri (Nota de la R.: Militante de la resistencia peronista. Fue preso entre 1964 y 1973. En 1975, amenazado por la Triple A, se exilió en Francia hasta el regreso de la democracia. Murió de un infarto en 1998, a los 57 años.) Y él no se portó bien con Envar, quien decía: “Nosotros no pudimos hacer la Revolución, pero tuvimos, tenemos y tendremos razón de ser. Y vamos a ganar cada vez que un pibe sepa que no todo se compra ni todo se vende y que se puede crear un mundo distinto”. Esa cabeza de El Kadri no es ni parecida a la de Pino Solanas. Cuando busco política de hombres progresistas y con vocación de cambio, no lo busco a él. Y desde el punto de vista cinematográfico, cuando pienso en un buen director me quedo con Leonardo Favio”.

MARTÍN SABATELLA (9) “Es una figura nueva. Creo que se le facilitaron las cosas en Morón porque llegó después de Rousselot y con ser una persona seria, intelectualmente sólido y honesto, le dio un salto cualitativo al municipio. Pero, además, tiene una impronta muy buena. Si ve cosas positivas, se suma; si ve cosas negativas, se planta. Dice lo que piensa. Su aparición le hizo bien a la política”

MAURICIO MACRI (1,50) “No entiende nada de política. Se metió en la política porque creía que si le había ido bien en Boca le tenía que ir mejor en la Ciudad con cuatro gerentes y dos amigotes. Descalifica todo y no puede manejar nada. El padre no le dejaba manejar nada porque es capaz de

chocar un ascensor. Su familia se llenó de dinero con obras de construcción, sin embargo él no pudo resolver el tema de las veredas y las calles. Su familia se llenó de dinero con la recolección de residuos y el no pudo resolver el tema de la limpieza ni de la recolección de residuos. No resolvió tampoco lo de las inundaciones. No hizo nada con los subterráneos pese a prometer 11 kilómetros por año. No hizo nada por los hospitales y dio un paso atrás en la educación. Es un libro sin tapa y sin hojas. Lo que hizo con Ciro James, con el Fino Palacios, con las escuchas, en cualquier país, hubiese significado la renuncia. Después metió a un fascista como Abel Posse. ¿Cuánto duró? Días, porque era imposible sostener semejante figura. Bueno, ésa es su visión de la vida”.

FRANCISCO DE NARVAEZ (1) “Otro caso de un heredero. Uno heredó del padre y el otro del abuelo. Gente con plata que cree que con eso alcanza para conducir un país o una provincia. Ponen mucho dinero y con eso compran algunas voluntades o hacen determinadas acciones y pretenden colarse en una propuesta política. No fue nunca a trabajar. No va a ir nunca a trabajar. No va a presentar nunca un proyecto. Nada de nada”.

EDUARDO DUHALDE (5) “Trabajé muchos años con Duhalde. Empecé en el 89. Y desde ahí siempre fui con él. Estuve en las elecciones del 91. Yo como intendente de Quilmes y él como gobernador. Ganamos los dos. Lo acompañé en el 95, cuando yo era candidato a senador. En el 97 voté a su mujer acompañando el proyecto. En el 99 lo voté como candidato a presidente. Mi

agrupación se rompió en el 97 y me quedé con toda la gente que está dispuesta a acompañar su proyecto. De hecho, circunstancialmente la llamamos ‘Duhalde presidente’. En el 2001 lo acompañamos como senador. En 2003 fuimos con su mujer como diputada nacional. Cuando yo fui ministro de él, estábamos en Brasil mirando por televisión la campaña que después gana Lula y le dije ‘¿Por qué no va usted de candidato?’. Y me respondió: ‘No, ni loco, dejate de hinchar las pelotas... Yo ya soy el pasado. Tenés que buscar gente nueva, con proyección...’. Después empezaron las propuestas y empecé a laburar con De la Sota, pero el Gallego no medía, no medía, no subía... Un día me llama Néstor Kirchner para sumarme a su proyecto, lo fui a ver a Santa Cruz y le dije: ‘Mirá, si yo lo cago al Gallego, te cago a vos. Los cagadores son cagadores siempre. Dejame que él defina su candidatura y vemos…’ De la Sota se bajó y ahí me subí al avión de Néstor y no me bajé más. Así entiendo la política. Yo me fui de al lado de Duhalde cuando él me dijo que me fuera. Y ahora encontré un lugar en donde me siento muy cómodo y muy seguro de lo que estoy haciendo. Porque me gusta lo que están pasando. Dejamos de repetir como loros las cosas que decía Perón para empezar a ponerlas en práctica. Duhalde no entendió que se le había sido concedido un pedazo de la historia por los servicios prestados en momentos muy difíciles. Y como no lo entendió, malversó esa parte de historia y está haciendo esto. Habla en contra del gobierno y le ponen el micrófono sólo porque es funcional al monopolio”.

Las calificaciones de los políticos fueron puestas por Un Caño basándonos en las opiniones del Jefe de Gabinete. Vicios de periodistas deportivos.

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EL DUEÑO DE LA PELOTA

La suma de todos los miedos

Las transmisiones de fútbol sufrieron algunos cambios en el lenguaje. Pero más allá de las anécdotas, lo que más ruido sigue haciendo es escuchar una y otra vez que Marcelo Araujo es “el relator del pueblo”. El pueblo merece un relator mejor. Por PABLO CHEB TERRAB

E

s curioso el lenguaje que se utiliza hoy en las transmisiones de fútbol. El poco ingenioso título Fútbol Para Todos se entiende en contraposición con su antecesor, Fútbol de Primera. Lo que antes era para gente exclusiva, en base a un pago, ahora se recibe universalmente. Y gratis. No es de élite, no es de Primera. Es para todos. Pero, más allá de esa declaración de principios, hay otras dos cuestiones cuya modificación no se entiende del todo. Una es decir “tiempo recuperado” en lugar de “tiempo de descuento”. ¿Cuál es el sentido? ¿Enviar un mensaje subliminal de que el fútbol también fue recuperado? ¿Jugar con aquel infortunio dialéctico en el que la presidenta comparó la recuperación de los goles con aquella de los desaparecidos? Francamente, parece una estupidez. La otra cuestión, más política, es llamar “jugadas discutidas” a lo que antes eran las “jugadas polémicas”. Suponemos que esa es una bajada de línea de la Escuela de Árbitros para darles un poco más de espaldas a los jueces en los partidos. Se entiende desde la diplomacia, claro, pero también parece una tontería irredenta. Sin embargo, lo que más ruido hace es la permanente referencia a Marcelo Araujo como el “relator del pueblo”. El nuevo monopolio futbolístico (cambian los canales de emisión, pero la productora es una

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sola) parece creer que mediante ese simple mecanismo se puede borrar el pasado de Araujo como la voz dominante de TyC durante más de una década. O bien que la insistencia nos hará olvidar la filiación ultramenemista del relator. Todos tienen derecho a cambiar de opinión (de hecho, en política, eso es un culto en los tiempos que vivimos), pero Marcelo, el lunes 23 de marzo de 2009, escribió esto en su blog, bajo el título “Se viene, se viene el fútbol gratis para todo el mundo”: “El domingo leí en la página 6 de La Nación un aviso publicitario de la Secretaria de Medios de Comunicación, Jefatura de Gabinete de Ministros y Presidencia de la Nación que decía: ‘Hace 30 años, ver por TV el clásico del domingo en vivo no era posible para cualquiera. Hoy tampoco. Es tiempo de mirar el futuro. Nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Más voces, libertad de expresión, participación federal y trabajo’. Están hablando de 1979. Argentina había sido campeón del mundo juvenil en Japón. Mauro Viale y Macaya Márquez fueron los periodistas enviados por ATC. Era ‘la televisión pública’ de aquella época. Los argentinos pudieron verlo, como diría Héctor Ricardo García, en vivo y en directo. Los amantes del fútbol se despertaban a la madrugada o directamente no dormían para ver el equipo que

dirigía Cesar Luis Menotti. La final la ganó de manera estupenda contra la URSS: 3 a 1 con goles de Alves, Ramón Díaz y Diego. Cuando el árbitro brasilero José Wright finalizó el encuentro, estaba todo preparado. José María Muñoz (un relator revolucionario y obsecuente del poder de turno) ya esperaba la conexión con el presidente Jorge Rafael Videla. El lema que popularizó el obeso narrador fue: ‘los argentinos somos derechos y humanos’. Héctor Drazer decía que la bandera azul, celeste y blanca flameaba en todo el país. A Fernando Niembro y a mí, los antiperonistas como el almirante Lacoste (que nunca descanses en paz) ya nos habían echado del viejo Canal 7 convertido luego, por decreto, en ATC. Todos pudieron observar el Mundial juvenil. La consagración del seleccionado, el balón de oro que fue para Diego (todavía no se había peleado con Ramón Díaz, que ganó el de bronce y el botín de oro). Gracias a mi mejor maestro, Julio Ricardo, pude entrar a trabajar a la televisión. Muñoz me había dado de baja en Radio Rivadavia (en otra oportunidad contaré los motivos). Transmitíamos en directo por Canal 7 un partido adelantado los días viernes a la noche. No existían los cables y los despliegues técnicos que vemos hoy en los codificados, pagos o no, y los domingos a la noche por Canal 13 en Fútbol de Primera. Había una gran


preocupación en la AFA y en los clubes: no cobraban nunca. Surgió Julio D’ Amato, uno de nuestros creadores, inventó la producción privada del campeonato de Primera División. Fue un desahogo económico para el canal del gobierno. Poco tiempo después, como casi siempre ocurre, el aporte privado lo hizo crecer y la competencia comenzó, a través de otros medios, a solicitar un producto que se había convertido en un éxito. Aparecimos en el Canal 9 que pertenecía a Romay. Como siempre Alejandro quiso innovar y engendró un programa calamitoso. La infortunada idea fue dividir el esquema en dos partes y colocar en el medio al de Mario Pergolini. Creación funesta. Telefe, con Constancio Vigil, no nos quiso y Canal 13 nos recibió con los brazos abiertos.... Nunca existió mayor libertad de expresión que en las presidencias de Carlos Menem. Pueden dar fe de lo que estoy mencionando los principales columnistas políticos de cualquier medio. Los privatizó a pesar de los consejos de sus asesores que le recomendaban que debían seguir en poder del gobierno para que no se devalúe su mando. No entregarle la licencia de Canal 13 al Grupo Clarín. Los medios de comunicación del estado siempre fueron del gobierno de turno. A nadie se lo ocurrió indagar como funcionan la RAI, la BBC, la radio y televisión de España o el canal estatal de los Estados Unidos. ¿Sabían que los yankis tienen una televisión pública en serio? Los militares usaron los medios a su favor a través de la fuerza y el terror. El abogado, periodista y presidente Raúl Alfonsín puso en los canales a sus principales respaldos políticos. Le devolvió Canal 9, con la colaboración de su ministro de educación y justicia el Doctor Carlos Alconada Aramburú, a Romay. Los Nosiglia, Storani… y sus representados se hicieron

dueños de los canales. Hasta se metían en el fútbol, con la misma incapacidad que tuvieron para conducir el país. Una cena en un restaurante de la Costanera Norte de Buenos Aires fue la jabonería de Vieytes. El Gobierno no podía soportar un papelón de la mano de un técnico como Bilardo. No eran ajenos a esta revolución ideológica originada en sus juventudes, en el conocido café La Paz, el lugar preferido de los comunistas de salón o zurditos (izquierdistas de miniatura). Técnicos como Menotti, gran tomador de scotch junto a Galtieri (vos tampoco descanses en paz) en el 78, Saporiti –que fue íntimo de Bilardo-, o ministros como Ricardo Pampuro y Conrado Storani, entre otros, que luego tuvieron la indignidad de compartir el palco oficial en México cuando nos consagramos campeones del mundo. Los llamados ‘rabanitos’ (rojos por fuera y blancos por dentro), apodo brillante creado para la ocasión, por el tesorero de la AFA de aquel entonces, Julián Pascual.

Muy aplicable en la actualidad a muchos políticos... No leí el proyecto de la nueva Ley de Radiodifusión. Seguramente habrá injusticias en la actual. Un gobierno que sigue manejando como propio un canal que es del Estado, que no otorga publicidad que es del Estado a medios privados que lo critican, que comienza a comprar medios de comunicación para que, según se comenta, puedan manejar de la manera menos traumática las acusaciones en la época del ocaso. Todo ser humano por el simple hecho de nacer tiene derecho a sus necesidades básicas. La alimentación, la salud, la vivienda, la educación... ¿También a ver un partido de fútbol por televisión? Estupidizar a la gente para que no se despierte ha sido el método preferido de los populistas y demagogos. Dentro de poco vendrán los electrodomésticos, como ocurrió en las recientes elecciones de Santiago del Estero de Estero. Fueron repartidos por los que ganaron y por los que perdieron. Llama la atención que en plena insensatez y dislate en temas que merecen una mayor atención y preocupación de nuestros gobernantes, se les ocurra de repente pensar en nuestro futuro. Se nota que se viene el anochecer”*. Lo firma el relator del pueblo. Sólo queda decir que a confesión de partes, relevo de pruebas.

*Los errores de ortografía del blog fueron corregidos por una cuestión de buen gusto. El texto original puede leerse en http://araujodeprimera.blogspot.com/2009/03/ se-viene-se-viene-el-futbol-gratis-para.html

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EL DUEテ前 DE LA PELOTA

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“Grondona le debe mucho al

Su apellido formó parte de todos los grandes negocios del fútbol de los últimos años. Ahora, como tantos otros que revelan secretos después de los divorcios, Carlos Ávila acepta una entrevista cuyo eje es intentar que hable de aquellas operaciones que manejaron el fútbol y la TV antes de 2009. Por GUSTAVO VEIGA Fotos FABIÁN MAURI

E

n el personaje conviven el esplendor y la decadencia. Juega de local en el moderno hotel que sugiere para el encuentro. Lo conocen, le dicen “señor Ávila, por aquí”, pero la mesa para hacer la entrevista la elige Fabián Mauri, nuestro editor de fotografía. El repiqueteo de la cámara acompaña cada uno de sus gestos. La tarde de sol y el marco de un jardín inmenso con cascada de fondo se prestan para encarar el diálogo. Ávila, que es Carlos, se muestra locuaz, abierto y ahora habla sobre los residuos de un poder que ya no tiene. Su historia es también la de la AFA y el Grupo Clarín, sus antiguos socios. Recuérdenos cómo empezó todo. En 1985 se televisaba en directo un partido por Canal 7. Pero lo dejó de pagar y ahí la AFA decidió levantarle los derechos. Yo producía algunos programas como El deporte y el hombre y me sugirieron involucrarme en el fútbol. Entendía que era muy complicado, porque obviamente las transmisiones no habían tenido éxito, y finalmente decidí meterme. Adquirí el mejor partido de la fecha y los mejores momentos, una técnica que había visto en Estados Unidos en el fútbol americano y el fútbol league. Con ese formato nació Fútbol de Primera en

el 85. Nosotros no ganábamos plata con el programa. ¿Y cuándo comenzó a ganarla? Cuando empezó a crecer y crecer, y se convirtió en un producto importante. En el 90, descubro que se podían televisar los partidos al interior, porque a canal 7 lo recogían las distintas repetidoras y algunos cables, pero los derechos no me los pagaban. Era dificilísimo cobrar. Mi llave maestra fue transmitir para el interior un partido los viernes. Fue una lucha muy dura, porque apareció la compañía española Dorna, que intentaba también comprar los derechos del fútbol y televisar en directo. La inversión era de dos millones de dólares, que era lo que necesitaba para pagar los derechos. Busqué distintos socios, pero no los encontré. Hasta que Clarín, que todavía no estaba en el negocio del cable, se enteró de que iba a firmar un contrato por diez años, me preguntaron de qué era, les expliqué y puso los dos millones de dólares. ¿Clarín lo buscó a usted y no usted a Clarín? Ellos vinieron a mí. Al poco tiempo le devolvimos el dinero a la sociedad que habíamos formado, TSC (Televisión Satelital Codificada). Así nace TSC, donde yo tenía el 50%; la otra mitad era de

Inversora de Eventos, del Grupo Clarín. Comenzamos y fue un negocio brillante, importantísimo, ganamos muchísimo mercado. Nació entonces una nueva economía del fútbol. El 50% se lo llevaba la AFA, y con el otro 50% pagábamos los costos de producción. Luego, el negocio fue sufriendo distintas modificaciones. Hasta que en 2004, después de la pesificación, dejó de ser un negocio asociativo y se le empezó a pagar a la AFA un precio fijo, desde 2004 a 2007. ¿Quién era su interlocutor del grupo? Lucio Pagliaro. ¿Cómo analizaba él este negocio? Clarín vio un negocio a futuro. Yo sabía que era espectacular, pero al poco tiempo se dieron cuenta de que era un producto de altísimo valor para los sistemas de cable y comenzaron a desarrollar esa industria. En el interior del país fueron adquiriendo señales, y las señales del Grupo comenzaron a tener el fútbol. Así nace ese imperio fantástico que fue el sistema de cable. Con el tiempo, la relación de usted con Clarín se volvió asimétrica. Usted era un empresario pequeño al lado del Grupo. La relación con Clarín fue de idas y vueltas permanentemente porque cuando vi que funcionaba el partido de los

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viernes, les propuse hacer eso un sábado, luego el domingo y después un partido de menor importancia con la señal de TyC Sports. A cada propuesta mía, Clarín no la veía bien. Siempre Pagliaro me decía: “no cortemos tanto el salamín”. Qué risueña metáfora… Él entendía que tanta oferta iba a perjudicar el espectáculo. Y se generaban conflictos. Pero fíjese: desde el año 90 a 2010, vemos que se televisan los diez partidos. Y van por un canal abierto, y la gente sigue yendo a la cancha. Y bueno, esta historia fue cambiando. ¿Quién tenía razón entonces? Yo, obviamente. Lo que alguna vez soñé, así fue. En la relación comercial con Clarín, ¿quién tomaba la iniciativa generalmente? Bueno, hay dos etapas. Hasta el año 2000 las decisiones eran muy compartidas. El management, la parte comercial, la tenía Trisa, que es la dueña de TyC Sports y comercializaba el producto. Y el management de la administración lo tenía el Grupo Clarín. Nosotros, TyC, hacíamos la producción, y la relación política con el fútbol la compartíamos. Mi relación con Julio Grondona y los otros dirigentes era muy fluida. Pero en 2000 empecé a tener menos injerencia en esto, porque compré América TV y me volqué a ese proyecto. Luego vino la crisis de 2001 y tuve que dedicarme a cuidar ese activo muy importante que era el canal. Fui perdiendo el control en Torneos y en la relación con Clarín respecto al fútbol. ¿Cómo era la vinculación entre Julio Grondona y el Grupo Clarín?

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Cuando en 2004 volví a mirar lo que estaba pasando, me di cuenta de que la relación de la AFA con Clarín se había vuelto muy tortuosa. No era buena. También pasaba lo mismo entre Clarín y TyC, porque el Grupo pretendía compartir todos los derechos que tenía Torneos: las Eliminatorias, los Mundiales, la Copa América, etc. ¿Cuál fue el momento de mayor tensión que vivió su sociedad con Clarín? La única diferencia que tuve personalmente con el Grupo fue cuando comenzó a crecer en el sistema de cable. Yo también pretendía meterme en ese negocio y entonces me dijeron: “en el negocio del cable no te metas”. Y les respondí: ¿por qué? Finalmente, hice un pequeño intento de participar en un cable que había conseguido en Belgrano, y el negocio no era tal. Ese fue el conflicto más importante que tuve, más allá de todos los que existían en una sociedad dividida al 50% con un grupo como Clarín. Yo sostenía que ser socio de Clarín era complicado porque entendía que las espaldas del Grupo eran mucho más grandes de las que teníamos nosotros. Clarín compartía los derechos del fútbol pero a su vez era el distribuidor. Esa fue una de las cuestiones que le argumenté a Grondona en 2007. Que uno de los accionistas había cambiado su rol. Por eso comenzó a tener una posición dominante con los derechos. Yo los compro y yo los vendo. Alguna vez, para neutralizar esa maniobra, ¿Grondona le insinuó unirse con Torneos para enfrentar a ese poder? No. Cuando ya me había ido de Torneos, sabía que él venía luchando

desesperadamente para aumentar los derechos. En 2007 me junté con Grondona, le hice todo un análisis de la situación jurídica y económica y él entendió que el contrato estaba caído. Porque de una sociedad entre las partes, se había pasado a pagar un precio fijo. El contrato estaba pesificado y la pesificación no estaba bien hecha. Era imposible tener una participación en los codificados porque ese sistema no era tal, resultaba imposible controlarlo. Había una serie de fallas en los contratos que hacían que la AFA pudiera recuperar sus derechos. Siempre pensé que los derechos debían ser mínimamente suyos, como ocurre en todas las partes del mundo, donde los derechos son de las asociaciones. Ese era un proyecto que, cuando comenzó todo esto, en el 90, la AFA no estaba preparada para hacer, pero después creció bastante y Julio aprendió. Aprendió muchísimo en todo este tiempo sobre cómo es el negocio. ¿Aprendió de usted? Por supuesto que sí. Creo que aprendió mucho conmigo y que le debe hoy su fortaleza al Grupo Clarín y a mí. Esa es la verdad. Nos debe muchísimo, por más que a veces proteste contra Clarín. ¿Por qué? Grondona le debe mucho al Grupo Clarín porque nunca fue un dirigente atacado bajo ningún concepto, cuando cualquier dirigente, de cualquier institución, siempre puede ser nota. El Grupo nunca lo atacó, aunque sí otros periodistas, como Víctor Hugo Morales y algunos de medios con menor penetración. Sin embargo, el grupo poderoso que tenía los derechos lo cuidó. Por lo que afirma, ¿la decisión de rescindir el contrato debería leerse como una ingratitud de Grondona? No, no… Yo creo que él encontró el


apoyo político suficiente como para hacer esta negociación con el Gobierno debido a la pelea que tiene con el Grupo Clarín. Pero además, pienso que también tiene que ver su edad. Esta decisión que tomó es muy fuerte, contra un establishment bastante poderoso, y casi a los 80 años. ¿El fútbol argentino estaba muy mal pago? Yo creo que sí. Podía generar más ingresos, y de hecho Julio lo sabía. Por eso rescindió el contrato. Ya desde 2004 sabía que podía conseguir más dinero. En 2007 yo le presenté un proyecto, que está totalmente registrado, para que lo vea el que quiera verlo. Él ya conocía el verdadero valor de su producto. ¿Por qué Clarín no elevó más la oferta ante la inminente rescisión? Porque creo que entendieron que no había un camino de vuelta. Cuando Gron-

dona empezó a negociar con el gobierno nacional, sabían que no tenía retorno. Nunca pensaron que se iba a atrever. Ahora, ¿cómo se atrevió? ¿Por qué? ¿De qué manera? ¿Qué timbre tocó? No lo sé. ¿Se puede decir que Clarín subestimó a Grondona? Yo pienso que sí. Creo que Clarín nunca pensó que se animaría a hacerlo. ¿Usted volvería a realizar negocios con Clarín o la AFA? No tengo absolutamente nada contra el Grupo Clarín. Si mañana tuviera la oportunidad de hacer un negocio con ellos, seguramente lo haría. Con la AFA no sé, aunque soy un empresario y creo conocer muy bien cómo administrar esto. Me parece que hoy estamos viviendo una situación complicada para volver para atrás con el negocio del fútbol. No escucho que la gente que ca-

mina por la calle proteste por el fútbol gratis para todos. Esa es la verdad. ¿Cómo quedó su relación con Grondona? Mi relación con él no existe. Si lo llamo me atenderá, pero evidentemente no tiene ningún recuerdo hacia mí. Porque cuando hay un partido de selecciones nacionales no me manda un palco para asistir, y nunca me llamó por teléfono… Desde 2007 hasta la fecha mi relación con Julio es casi nula. Mi mayor desencanto es con él, porque hemos caminado muchísimo, lo he cuidado extremadamente, y creo que le di todo. Fui tremendamente honesto, transparente, tanto con él como con Clarín y con TyC. Ninguno de ellos puede decir que hoy no están conmigo porque hubo una situación conflictiva de honestidad o lo que fuere. Sin embargo, Julio jamás me ofreció ni el buffet de AFA. Buena frase para terminar (risas).

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EL DUEÑO DE LA PELOTA

Socialmente justo, económicamente libres

Ha pasado buena parte de la etapa que lleva el bonito nombre de Fútbol Para Todos. Es hora de los balances, y también de las cuentas, que ya llegarán. Por el momento, candidateamos una serie de observaciones que en el poder tendrían que admitir. Lo bueno, bueno y lo malo, malo. Por EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES

B

anfield campeón, Boca y River al paredón. El primer campeonato de la televisación pública y gratuita fue una desgracia en términos marketineros. También lo padeció la TV privada. Fox ganó en trasmisiones internacionales al quitarle a ESPN la Champion’s League. Pero sufrió como nunca con la Libertadores, por primera vez sin Boca ni River. El rating en baja por la crisis de los dos grandes no debería molestar a la TV pública. El gobierno asumió la televisación del fútbol como un servicio, no como un negocio. En todo caso, más allá de nuevos personajes o empresas que sí se están beneficiando económicamente, el gobierno, que cree en la presencia de un Estado más fuerte no sólo en el fútbol, asumió la televisación gratuita de los campeonatos como una decisión política: golpear a Clarín y ganar votos para 2011. Y eso excede a Boca-River. El fútbol a toda hora y en todo canal desnudó una mentira de la que abusó durante años el monopolio privado: que “el campeonato argentino es el más apasionante del mundo”. Puede que sea el más parejo entre las ligas de peso. Pero lo de “apasionante” mueve a risa. El buen show de los domingos por la noche que ofrecía el hoy desaparecido Fútbol de Primera

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era eso, un show. Música, telebeam y Macaya. Siempre Macaya. Una pena que Canal 13 no se haya animado a mantenerlo para competir realmente por primera vez con el resto. Para demostrar que el Martín Fierro al que estaba abonado no era consecuencia de sus derechos exclusivos. La nueva trasmisión pública es puro fútbol. Fútbol a toda hora. Arrasó con buena parte de la grilla del 7, incluyendo algún que otro discurso presidencial. Y el puro fútbol, se sabe, atrae sólo a los muy futboleros. No cualquiera soporta un Banfield campeón. Un Boca sin copas. Un River que resucita a Almeyda. Un Atlético Tucumán-Arsenal que antes, tal vez, recibía segundos en los tiempos del show y que ahora tiene sus noventa minutos completos, aunque terminen cero a cero y casi no tiren al arco. El campeona-

El gobierno asumió la televisación del fútbol como un servicio, no como un negocio.

to que el monopolio nos vendía como “el más apasionante del mundo” es así desde hace años, no desde que lo asumió la TV pública. El 7, en todo caso, puso fin a la mentira. This is el fobal argento. Con su juego de Titanes en el Ring, donde todos corren y pocos juegan, con sus muertos y barras bravas y con sus goleadores de momento elevados a la categoría de ídolos populares (pobre Fabbiani, porque se creyó que todo era cierto). ¿Los nuevos dineros servirán para mejorar estadios y fortalecer inferiores o seguirán engrosando bolsillos particulares? Marcelo Araujo, ayer menemista, hoy kirchnerista, siempre divo, ofrece un relato más “políticamente correcto”. Sin los desbordes que permitían los años salvajes de Carlito, cuando despedir era gratis y discriminar también. Julio Ricardo no canta ni se disfraza, mucho menos Alejandro Apo, que encima apela a la nostalgia y, cada tanto, nos recuerda que también había otro fútbol, con ídolos más duraderos y emociones más populares. Fútbol de Primera pasaría a ser El Show del Fútbol, por América TV. Es cierto, el fútbol como show. Y el pobre Alejandro Fantino, que a veces se olvida que está en domingo y confunde a Roberto Leto con Pamela David. Animales sueltos.


Cuando sonamos como un Clarín ¿Sabíamos los argentinos en qué consistía un monopolio antes de la recuperación del Fútbol Para Todos? En una sociedad acostumbrada y resignada a los abusos y los maltratos de quienes gozan del poder económico, en los 90 Clarín arrasó con el negocio del fútbol hasta manejar cada uno de sus detalles. El ensayo venía de 1979, durante la dictadura. Por PABLO LLONTO

E

l título de estas páginas, en verdad, le pertenece al brillante, y por ahora anónimo, editor del diario Crónica, que allá por 1979 puso en la tapa del matutino el siguiente titular catástrofe: “Sonamos como un Clarín”. Tal vez haya sido el patrón de estancia (y de diarios y teatros) que alguna vez fue reportero gráfico, Héctor Ricardo García. Era el dueño de Crónica. El diario que vendía unos 500.000 ejemplares por día en tres ediciones. García acumulaba en esos días una dolencia que otros llamaban envidia. Para el 25 de junio de 1979 el diario de Noble preparaba un homenaje a los campeones del mundo del 78. Organizado con la ayuda de los dictadores de entonces, se traía desde Europa y Brasil a los mejores jugadores del planeta para enfrentar a los argentinos. La Selección de Menotti versus Resto del Mundo. Fue la primera vez que Clarín usó el traje de monopolizador. Como se trataba de un partido “armado” en la calle Tacuarí, eran los dueños de los horarios, de la TV, de los derechos, de los reportajes a las estrellas extranjeras, de las plateas de protocolo... de todo. Crónica no podía hacer nada. No gozaban de notas, de primicias, de informaciones, de chismes... Días antes del partido (ganó el Resto del Mundo 2 a 1, y la Copa la entregaron Ernestina Herrera de Noble, Videla y Grondona) Crónica decidió un in-

usual boicot. Publicaba apenas los detalles mínimos del gran encuentro. Pese a que se agotaban las entradas de lo que sería uno de los acontecimientos deportivos del año, decidieron llevar el acontecimiento hasta el umbral previo al silencio. Pero en la noche del partido, Crónica cubrió los noventa minutos como correspondía. Eso sí, daba la impresión de que estaban aguardando la derrota para vengarse del diario de la cornetita. Y así fue. El título del 26 de junio, fue la pequeña revancha del Gallego. Unos años más tarde, cuando los sabuesos del dinero olfatearon el negocio, Clarín se volcó a la segunda etapa de aquello que había logrado durante la dictadura. “Resto del Mundo”, y las acumulaciones de poder logradas con el monopolio de la venta de papel para diario (Papel Prensa), habían sido gimnasia pura. El salto hacia los derechos del fútbol fue un juego de niños. Relatado varias veces por Carlos Ávila o por otros testigos del negocio, sólo resta decir que en la década del 90 el periodismo argentino cerró el pico frente la mayor masacre de medios provinciales y pueblerinos que se dio en nuestra historia. Chequera en mano, con el beneficio de millonarios préstamos que obtenía por ser Clarín, el Grupo logró adquirir gran parte de los canales de cable que se multiplicaban por el país. Si en los primeros años de la dictadura, Clarín negoció con Videla parte del paque-

te accionario de Papel Prensa mientras la familia Graiver permanecía secuestrada o perseguida, en los 90 compró buena parte de los canales de cable con el fútbol secuestrado. Era imposible que otro canal de cable en Lincoln, por citar un ejemplo, compitiera con el canal de Clarín si sólo este último recibía los beneficios del fútbol codificado. ¿Quién podía suscribirse a un servicio de cable que no gozaba de los clásicos el domingo? La plata fácil del cable desplazó en el ranking de los ingresos a los obtenidos por los avisos clasificados de Clarín. Dentro de esas estructuras, el fútbol era la daga sobre la yugular. Por eso es bueno recordar que no se trataba de una buena idea, se trataba de extorsiones. El último zarpazo (ser dueños de Multicanal y adquirir Cablevisión) le han permitido a Ernestina de Noble y su pelele Magnetto contar con una fuente de recaudación que supera a las gallinas y a sus huevos de oro. A 116 pesos el abono, y un estimativo de dos millones de abonados, brinda la ahorrativa suma de más de 300 millones de pesos por mes, sin despeinarse. Sospechamos que el acto de justicia que celebramos con brindis unos pocos y que ahora disfrutan los argentinos (poder seguir los partidos en forma gratuita) es aún ajeno a la felicidad de las mayorías populares. Toma un tiempo apreciar cuánto perdimos en la vida por nuestras inacciones.

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EL DUEÑO DE LA PELOTA

Los fantasmas de la vieja estafa

Se quejan los opositores del Fútbol Para Todos y nadie les retruca sobre el dinero que embolsaron y embolsan por la pauta oficial. En estos tiempos de controversia sobre las cifras reales que gasta el Estado para brindar el “servicio del fútbol”, resulta provechoso acercarnos a la lectura de un texto de Víctor Hugo que plantea varias líneas. Entre ellas, la curiosidad por saber quién se quejaba de la pauta oficial cuando le llegaba a su cuenta por millones de dólares. Por VÍCTOR HUGO MORALES

Q

ue cueste entender cómo se paga el fútbol es demostración fehaciente del poder de los medios interesados en recuperarlo para continuar con la estafa a la que lo sometieron durante quince años. Machacan, con el desenfado de los inimputables, sobre las cifras que el Gobierno paga al fútbol, que son inferiores a las que recibían los principales medios de comunicación hasta mediados del año pasado. En los seis meses iniciales del 2009, el Gobierno invirtió 600 millones en publicidad. Sólo el Grupo Clarín recibía casi 200 millones de pesos. Con 100 más, se logró una publicidad mucho más directa y universal a través del fútbol. Ninguno de los medios acariciados por la pauta oficial la rechazó. Ninguno informó ni criticó, como lo hacen ahora, de dónde salían las partidas que a mano llena el gobierno repartió en los tiempos previos a las elecciones. Clink caja, y a otra cosa.

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Cómo ahora tienen el tupé de denunciar pagos que estaban anunciados y se debían realizar sería objeto de curiosidad si no fuera más fuerte la incoherencia y el desapego a la verdad. La publicidad que hoy día se hace tiene el defecto tradicional de toda pauta oficial: atender en primer lugar los deseos del gobierno de turno y no las estrictas necesidades del estado como tal. Pero esto sucedió con toda la comunicación que hizo el Gobierno, y mucho más aún cuando gastó aquellos 600 millones antes del 28 de junio. Si se hiciera como corresponde, la dirección que se ha dado al dinero destinado a las campañas que el Estado debe realizar, sería irreprochable. No hay un vehículo que supere las trasmisiones deportivas de la TV. Un diario no puede ser adquirido por todo el mundo. La radio no puede ser seguida por los millones que trabajan y viajan para hacerlo quince horas por día. El fútbol llega a todos los sectores al mismo

tiempo. Es el único elemento unificador. Lo ven ricos y pobres, niños, jóvenes y mayores, hombres y mujeres, al mismo tiempo en Recoleta, Avellaneda, Jujuy y Tierra del Fuego. Ojalá se use para campañas contra el cigarrillo, el sida, el cólera y el mal de Chagas, y no sólo para comunicar las obras públicas que se hacen. Así tal vez se habrá cumplido con objetivos que sólo pueden ser discutidos o vituperados por los que antes robaban el fútbol y por sus cómplices. Son más elegantes los boqueteros de los bancos que ellos; ladrones que apuntan con un diario o un canal de forma más amenazadora que una metralleta. Finalmente y no sólo por el placer de ser más enfático, este periodista participaría con gusto de una mesa en la que se discuta si el Estado no hace bien, aún invirtiendo un dinero que no sea el de la publicidad estatal, en pagar por el fútbol y dárselo a la gente gratis.



¿Ego asoma...?

El Rey David fue decisivo en el triunfo por 3-2 contra Suecia por la Copa Davis. Leonardo Mayer, Horacio Zeballos y Eduardo Schwank se confirmaron como un recambio sólido de la Legión. Los cuartos serán contra Rusia, en Moscú, y disparan una pregunta inevitable: ¿Nalbandian y Del Potro podrán convivir aunque sea una semanita? Por CÉSAR LITVAK

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onjurado el síndrome de Estocolmo y superada la tensión de “cinco días de taquicardia”, como define Tito Vázquez a la incertidumbre hasta el último punto, a la hora del balance, el capitán volvió de Suecia con la percepción de haber presenciado el nacimiento una nueva fase de la Legión Argentina. “Por suerte se gestó un gran grupo de trabajo, con muchachos jóvenes que irán creciendo este año en el circuito, como Zeballos, Mayer, Schwank y Delbonis, a quien quiero destacar por haber apoyado todo el tiempo a pesar de quedar afuera a último momento. A ellos se suman dos grandes jugadores como Del Potro y Nalbandian, y eso nos da una base muy sólida”, dice. La base está, entonces. A esa camada de nuevos nombres, claro, hay que sumarle, por encima de ellos incluso, el aporte que pueda ofrecer Pico Mónaco (23º del mundo, tras su gran actuación en Indian Wells). La verdad es que, sacando el nivel de calidad diferencial que significan tanto Del Potro como Nalbandian, hoy por hoy el resto de los jugadores a tener en cuenta dependerá mucho de la coyuntura. Si algo los caracteriza es su irregularidad. Hasta no hace mucho, ¿cuántas veces, por ejemplo, nos hemos ilusionado con un gran triunfo de Mónaco, Chela o Acasuso en un Grand Slam, para decepcionarnos una semana des-

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pués, cuando quedan eliminados antes de llegar a cuartos? Sin embargo, Horacio Zeballos (50º del mundo, había comenzado el 2009 como 196ª y fue considerado el mejor debutante, al trepar al 42º), Eduardo Schwank (64º) y Leonardo Mayer (73º) están en una etapa de crecimiento sostenido y recorren un tramo del ránking donde tienen todo para seguir subiendo. Ya son el recambio más sólido de la Legión Argentina. ¿Dijo Del Potro? ¿Dijo Nalbandian? No hay que tener la gorra de capitán como Tito para saber que las chances de Argentina, contra Rusia –contra quien sea– cambian radicalmente si contamos con ellos dos en el equipo. A principios de año, desde el entorno de Juan Martín se llegó a insinuar que en esta temporada su prioridad estaba enfocada en darle caza a los cinco de arriba, el lote Federer-Djokovic-Nadal-Murray. O sea, que la Davis tendría que esperar. A Estocolmo, finalmente, no fue por una tendinitis. Pero no sería descabellado ir acostumbrándonos a que en más de una serie copera no contemos con el tandilense. Y tampoco habría que incendiar a nadie por esto, siempre y cuando no se juegue con el doble discurso. Otros jugadores top como Federer o Roddick, por citar dos casos, le dan con frecuencia la espalda a la Davis y nadie se escandaliza en sus respectivos países. No

pasaría nada si nuestros dos máximos referentes establecieran un plan bien clarito con el capitán, comprometiéndose a estar sí o sí a partir de semifinales, regulando en las dos primeras ruedas según las necesidades de cada uno. Si eso se dice de frente, nadie podrá sentirse ofendido. Si no, irremediablemente generará rencores. “Ah, sí, ahora que llegó la buena, venís”, se reprochará más bajo o más alto si los planes no se sinceran de entrada. De cara a los cuartos de final contra Rusia, Vázquez se aferra más a una esperanza que a un hecho 100% confirmado: “espero que para ese entonces podamos contar con Juan Martín en buena forma y con un David con más ritmo de juego”, dice. Pero seamos sinceros, más allá de que la sola presencia de Del Potro y Nalbandian intimida a cualquiera, todos sabemos que cada vez que se junten, el conflicto estará latente. La herida por la final perdida contra España quizás esté cerrada, pero la cicatriz quedó. Esa marca en la piel (siempre más delgada, una zona muy sensible) nos recuerda que, a fines de 2008, algo muy serio pasó en Mar del Plata... Sólo ellos dos saben si el tiempo ya logró evaporar rencores mutuos. La sorpresiva aparición de Nalbandian sobre la hora en Estocolmo resultó tan decisiva en la cancha (en el dobles, primero; en el quinto punto, después)


como en el espíritu general del equipo. Al mismo tiempo, su irrupción heroica pareció estar motivada por un ferviente deseo de marcar el territorio dentro del equipo. Máxime en estos días de ránking devaluado –llegó a Suecia 154º del mundo–, producto inevitable de la inactividad a la que lo obligó la operación de cadera del año pasado. Hablamos de liderazgo, obvio. Nada nuevo, por cierto. De hecho, si hay alguna simetría entre aquella final perdida por Vilas y Clerc en Cincinnati, contra Estados Unidos, en 1981, y la derrota sufrida por Nalbandian y Del Potro en Mar del Plata, el común denominador se escribe con cuatro letras: egos (y nótese que hablamos en plural, eh). Sin dudas es para destacar el gran esfuerzo hecho por David con su viaje a Suecia, sobre todo por lo mucho que arriesgaba su físico pensando en la ardua remontada que le espera en el circuito. Pero detrás de sus declaraciones tras vencer a Vinciguerra, cuando logró el 3-2 definitivo, es posible leer entre líneas. Por momentos sonó a Sumo, cuando Luca cantaba aquello de “yo quierrrrrro/ a mi

bandera”. Dijo David: “a quienes siguieron todo desde nuestro país, les doy las gracias por el apoyo incondicional, y no se preocupen, porque voy a dar todo por la bandera. Vine por amor a la patria y a la camiseta, y sabiendo que esto es distinto a un torneo, porque la motivación que te da la Davis es mayor, porque tenés la presión extra de defender a la Argentina, y ojalá que todos los chicos del grupo lo sientan de esta manera”, agregó. Y enseguida disparó darditos al aire, y quién quiera oír que oiga. “Si en la Argentina jugamos todos y estamos todos prendidos, tenemos equipo para ganar de local o visitante”. O sea, Delpo, teléfono… En cuartos espera Rusia, un viejo conocido. Desde que Argentina volvió al Grupo Mundial en 2002, nos enfrentamos en cuatro oportunidades, con dos triunfos para cada uno. El historial reciente también muestra que ninguno logró festejar de visitante. La mala noticia es que entre el 9 y el 11 de julio próximos, por tercera vez en la última década, tendremos que visitar Moscú. En su casa, los rusos no sólo se hicieron fuertes contra Argentina. Para en-

contrar una derrota jugando de local hay que remontarse a 1995, cuando perdieron 3-2 la final contra un Estados Unidos comandado por Pete Sampras. Tienen dos muy buenas primeras espadas. Nikolay Davydenko (6º) y Mikhail Youznhy (13º). Completan el pelotón Igor Andreev (38º), otro posible singlista, mientras que Igor Kunitsyn (107º) y Teimuraz Gabashvili (109º) quedan reservados para el doble, según lo que vimos en esta primera fase en la que vencieron a India 3-2. Puestos a hacer memoria, surgen nítidos los dos últimos antecedentes: la final que perdimos en Moscú por 3-2 en 2006, y el triunfo por la semi de 2008 en el Parque Roca, cuando Del Potro logró definir recién en el quinto punto contra Andreev; fue el pasaporte a la soñada final de Mar del Plata que –se dijo– terminó en pesadilla. Con Del Potro y Nalbandian el triunfo es posible, aunque surgen dos dudas. De aquí a julio, ¿cómo estará el físico de Nalbandian? Y si para entonces ya recuperó su mejor nivel, una pregunta más inquietante todavía es: ¿serán Delpo y David capaces de llevarse bien por una semanita?

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Planeta Kuper

El escritor Guillermo Piro no se pone colorado para elogiar a Simon Kuper, el columnista de The Financial Times que los martes es replicado por el diario La Nación. Sostiene que Kuper, de apenas 40 años, escribe con la sabiduría de un anciano y con la precisión de un antropólogo. Por GUILLERMO PIRO

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n Un Caño nos encanta halagar a nuestros maestros. No siempre, no todo el tiempo. Somos como esos borrachos que a partir del quinto whisky prodigan palabras de amor a granel a amigos y enemigos, a extraños y conocidos. Cada tanto, en Un Caño, sentimos la perentoria necesidad de pagar una deuda de amor. ¿Por qué? Porque estamos hechos así, porque por más que nos esforcemos no podemos ocultar nuestras influencias, y antes de que algún papanata envíe una carta de lectores diciendo “están robándole palabras a Simon Kuper”, nos hacemos cargo y lo decimos: si hay alguien a quién le robaríamos las palabras, ése es Simon Kuper, no hay duda. Y si tenemos que ser sinceros debemos decir que no sólo palabras le robaríamos. Simon Kuper cumple con la gran aspiración del buen periodista deportivo. Y esto es tener la apariencia intelectual de un sabio anciano cuando apenas tiene 40 años. Se trata –hay que decirlo– de un modelo difícil de imitar. Kuper representa la conjunción perfecta entre el saber y la ignorancia; o dicho de otro modo: es el máximo exponente de la curiosidad como motor para reflexionar sobre lo que interesa e importa –que en el caso de Kuper es el deporte, todos, cualquiera–. Desde las páginas del The Financial Times (tal vez el mejor diario del mundo –podría justificar sobradamente esto que acabo de decir pero no creo que sea el mejor momento y además no tengo ganas; por eso, crean en mí: es el mejor diario del mundo–), Simon Kuper escribe

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todos los sábados una columna escueta, sintética, que puede ser leída en menos de tres minutos. Y todos los martes, el diario La Nación las replica con traducción de la poeta Mirta Rosenberg nada menos, que me confesó que los sábados a la noche renuncia a cualquier evento social para quedarse en casa esperando la llegada de la columna recién horneada; la que se dedica a traducir ipso facto. Algún triste convenio impide que la nota semanal sea subida a la web en castellano, de modo que sólo queda comprar el diario y leer esas cuatro columnas. Los martes, en la sección Notas, en la página 15. Sus columnas aparecen semana a semana con el pretencioso título Planeta

Para Kuper, Estados Unidos es el país –o al menos uno de los cinco países– que tiene el mayor potencial para sobreponerse a sus rivales futbolísticos de Europa y América.

Deporte. Criticar es fácil. A mí no se me ocurre un nombre mejor para englobar sus columnas, pero convengamos que Planeta Deporte es una porquería. Pero bue… No tiene importancia. Simon Kuper se unió al The Financial Times en 1994, pero no como periodista deportivo. Un día terminó de escribir su columna diaria en la sección Economía y renunció, acorralado por el tedio. Eso fue en 1998. Regresó en 2002 como columnista deportivo, y allí se quedó. De vez en cuando se da el lujo de escaparse y escribe sobre libros, los Países Bajos u otras materias. Simon Kuper nació en Uganda y creció en Londres, los Países Bajos, los Estados Unidos, Suecia y Jamaica. Estudió en Oxford, Harvard y la Universidad Técnica de Berlín. Su primer libro, Football Against the Enemy (Fútbol contra el enemigo, 1994), lo puso en el camino de escribir sobre el deporte con el ojo de un antropólogo. Más tarde escribió Ajax, the Dutch, the War: Football in Europe during the Second World War (2003) y Retourtjes Nederland (2006). El año pasado apareció su último libro, escrito en colaboración con Stefan Szymanski, con un título que remite a Freakonomics, de Steven Levitt y Stephen Dubner: Soccernomics: Why England Loses, Why Germany and Brazil Win, and Why the U.S., Japan, Australia, Turkey –and Even Iraq– are Destined to Become the Kings of the World’s Most Popular Sport, lo que traducido sería algo así como ¿Por qué Inglaterra pierde, Alemania y Brasil ganan y los Estados Uni-


dos, Japón, Australia, Turquía –e incluso Irak– están destinados a ser los reyes del deporte más popular del mundo?. Actualmente vive en París con su esposa e hija. Para Kuper, Estados Unidos es el país –o al menos uno de los cinco países– que tiene el mayor potencial para sobreponerse a sus rivales de Europa y América. Para Kuper hay tres factores dominantes que son esenciales para la supremacía en el fútbol, a saber: dinero, una población grande y conocimientos técnicos provenientes de la Europa del siglo XX. Mientras que Estados Unidos tiene dinero y el número más grande de jugadores jóvenes del fútbol de cualquier país, Kuper dice que la nación que hoy ocupa el 14° lugar del ranking de la FIFA no incorpora conocimientos técnicos del fútbol porque permite la ingerencia del nacionalismo. Kuper sospecha que Estados Unidos solamente puede hacerse fuerte si abandona su idea de aislamiento que conlleva a la utilización rígida solamente de entrenadores oriundos de los Estados Unidos y empieza a importar entrenadores de Europa Occidental. La cultura futbolística, dice, no significa nada. Cualquier país con un buen entrenador europeo y tiempo para

preparar a sus jugadores puede aprender a jugar con el estilo del fútbol europeo rápidamente. Sin embargo, las actuaciones recientes de los norteamericanos pueden disipar la noción de que carecen conocimientos técnicos del fútbol. La selección, conformada mayormente con jugadores basados en Europa Occidental, le ganó a España. Kuper afirma que el equipo nacional de México sería más fuerte si los clubes de la Primera División fueran más pobres. Lo mejor que podrían hacer los jugadores mexicanos sería jugar en España y adquirir un poco de experiencia en el fútbol europeo. Kuper parece pasar por alto que los jugadores mexicanos son bajos, no muy fuertes y poco ágiles para competir contra la mayoría de las naciones de Europa, por lo que la Federación Mexicana de Fútbol debería enfocar sus esfuerzos en desarrollar la capacidad atlética de sus jugadores. Kuper explica el éxito de Brasil y de Argentina atribuyéndolo a mejores individualidades y una inculcada cultura de la excelencia. Compara a Canadá con los Estados Unidos y afirma que también sufre la carencia de conocimiento del fútbol. Los canadienses están muy unidos a la red

económica de Estados Unidos y, como los Estados Unidos, no tienen grandes conocimientos técnicos. Sostiene que Canadá está muy lejos de las redes del fútbol del mundo y que por esa razón sigue siendo considerada como subdesarrollada en ese deporte. A pesar de esto, Kuper cree que Canadá tiene esperanzas gracias a su pasión por el juego y por el interés comercial que genera, que es cada vez mayor. En cuanto a los países del Caribe y Centroamericanos, Kuper dice que sus realidades los ponen lejos de los tres factores decisivos, a saber: abundancia, poblaciones grandes y experiencia jugando en Europa. Eso hace que deban abandonar cualquier esperanza. A lo mejor el análisis de Kuper resulta demasiado simplista, porque algunos países carecen de infraestructura profesional, mientras que otros no tienen una identidad verdadera del fútbol, y es probable que ni una legión de entrenadores provenientes de Europa sea capaz de corregir esos dos factores importantes. Pero una vez más, su genio reside en el hecho de hacernos creer, al menos por un momento, que siempre tiene razón.

Equipo de EE.UU, según Kuper, condenado al éxito.

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¡González es de acá!

Ocurre que si a uno lo apuran y le piden que diga de qué pueblo o ciudad es cada jugador de su equipo, lo más probable es que se quede colgado de la luna. De aquellos tiempos en que juveniles futbolistas, de pueblos y ciudades, eran héroes locales se trata esta viñeta de nuestro colega cordobés. Por OSVALDO ALFREDO WEHBE

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or estos tiempos, las guías del fútbol sorprenden a los parroquianos de ciudades de tierra adentro. Es que en la lista de un equipo aparece un nombre y un apellido, la fecha y el lugar de nacimiento. Y es entonces que, entre cafés y un vermucito, alguien larga: “mirá, este González que juega en Quilmes es de acá”. Esto sucede, claro, en las comunidades que pasan de una cantidad de habitantes y en las que la gente se conoce bastante, pero no sabe todo sobre todos. El fenómeno comenzó cuando los representantes de los clubes de Buenos Aires o las capitales de provincias empezaron a llevarse a sus pensiones a chicos muy jóvenes que ni siquiera eran conocidos en las canchas locales. Con este panorama se terminó aquello del asombro de ver en las vacaciones, o en los recesos que antes permitía el calendario de la AFA, a esos héroes nuestros que habían jugado en equipos de la Liga en Primera División y que, a los 20 años, más o menos, eran comprados por clubes que salían en los diarios nacionales. Voy a personalizar el comentario y cada uno de los “cañeros” le podrá poner nombre y apellido a los muchachos de su pueblo o mediana ciudad. En 1972, la cercanía de algunos habitantes de Río Cuarto a San Lorenzo de Almagro hizo que dos jugadores del Estudiantes local fueran al Ciclón: Héctor Osvaldo Pitarch y Juan José Irigoyen partieron a la aventura de tomar el puerto. Uno, un cinco fino, elegante y de una lectura asombrosa del juego; el otro un romperredes absoluto. Los dos con la colimba encima. El corte de pelo militar y la leyenda que decía que sus superiores les daban ciertas licencias para poder entrenar en la Reserva que manejaba don Miguel Ignomiriello. Delante de Pitarch estaba Telch, y delante de Irigoyen, el Lobo Fischer y el Ratón Ayala. Y los dos llegaron. Debutaron y triunfaron. Y mientras iban teniendo partidos y menciones

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en El Gráfico y en los relatos de José María Muñoz, cada vez que llegaban a nuestra ciudad volvían a la misma esquina en donde los futboleros jugaban los campeonatos según su leal saber y entender. Si hasta recuerdo que la presencia de estos cracks locales motivaba viajes especiales de nuestros vecinos, en autos y colectivos, para verlos en las grandes canchas. Siempre haciendo base en mi ciudad; el seguimiento de Eduardo Enrique Quiroga en Belgrano y luego en el Huracán de César Luis Menotti fue permanente, y se cuenta que un amigo del alma se ubicaba en el estadio celeste de Córdoba siempre cerca del banderín donde Quiroga tiraba los córners, y que desde allí lo saludaba para que supiera que su amigo había llegado para alentarlo. Hoy se tiene la capacidad de asombro de ver a Pablo Aimar o a Franco Costanzo por las calles. De saludar a Sánchez Prette o al Popi Bracamonte, pero casi ningún habitante de la ciudad los vio jugar en casa. Y así como desde Buenos Aires les arrancan a los clubes jugadores que son casi niños para llevárselos a Europa u otros sitios, también se padece ese problema desde hace años en el mal llamado “interior del país”. Hoy se conoce que el nieto de la Porota está en la quinta de Ferro; pero lo saben sólo ella y su familia, más algunos pocos amigos. Los demás nos enteramos cuando en una guía de fútbol dice “Fernández, 1108-91, nacido en Río Cuarto (Cba.)”. Y ni sabemos dónde jugó en inferiores.


Morir en Ho Chi Minh

Casi por casualidad, nos enteramos de la novedad. ¿Valía la pena darla? ¿Existe algo así como “la placa al futbolista desconocido”? En estas líneas se da cuenta de una realidad deportiva argentina: miles de muchachos ganándose el mango en alejadas ciudades donde el fútbol es pasión. Y la soledad, una maldita compañía. Por EDGARDO IMAS

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a noticia cruzó el planeta y sólo repercutió en el sur de Córdoba y en La Pampa. Las agencias y los medios nacionales tal vez ni siquiera llegaron a enterarse. El l de marzo, Viet Nam News informaba que el viernes 26 de febrero había sido encontrado muerto en un hotel de Ciudad Ho Chi Minh (ex Saigón) el futbolista argentino Gastón Molina, de 32 años. Según la policía, la causa del fallecimiento fue una sobredosis. De origen humilde, Molina había nacido en Jovita, un pueblo del sur cordobés. Empezó a jugar en las inferiores de Deportivo Jovita, hasta que llegó a Primera. Luego pasó por otros clubes de la zona. Jugador siempre al límite, en la cancha y fuera de ella. De condiciones técnicas superlativas, siempre lo acompañaron problemas de indisciplina. Su viejo apodo, Piri, fue reemplazado por Loquillo. Mariano López, editor del portal cordobés Cita Directa, recuerda: “era un tipo distinto, talentoso, goleador, pero con reacciones extemporáneas. Te tiraba un caño alucinante, pero al minuto podía pegarle una piña al rival o agredir al referí”. Sus actuaciones trascendieron y pasó a Ferro de Intendente Alvear (La Pampa), donde llegó a ser ídolo. En 2008 se fue a probar suerte a la lejana y exótica Vietnam. Fue llevado por el pampeano Mauricio Giganti, aquel delantero que pasó por Boca, Atlanta, Almagro, Chile y brilló durante seis años en Vietnam. Molina tuvo dos temporadas exitosas en el Danang, de Saigón. Salió campeón a mediados de 2009. Sin embargo, a raíz de actos de indisciplina los dirigentes no le renovaron el contrato. Así llegó al Binh Duong, con el que alcanzó las semifinales de la Copa de la Confederación Asiática 2009. En 2010, otra vez los problemas de conducta le costaron la separación del plantel. Como no iba a ser incluido en el partido del fin de semana, el jueves 25 Molina se trasladó a Ho Chi Minh, ciudad que visitaba cuando no jugaba. El viernes había acordado cenar con un matrimonio argentino amigo, pero nunca llegó a la cita. Preocu-

pado, personal del hotel ingresó a la habitación, donde lo encontraron muerto. La autopsia confirmó una dosis excesiva de droga. Fermín Molina es el papá de Gastón. La vida lo ha tratado muy duramente: por distintas circunstancias, ya son tres los hijos que se le murieron. Cuenta que “el día anterior, Gastón había hablado por teléfono con la mamá. Decía que no aguantaba más, que extrañaba a sus dos pibes y que se quería volver, porque lo hacían entrenar y ni siquiera lo ponían en el banco. Su plan era traer los ahorros para terminar la casa y saldar las cuotas del auto”. Admite que su hijo tenía “un alto temperamento”. Enojado con Giganti, el padre afirma: “Gastón le había implorado a su representante que negociara el fin del contrato para regresar a Córdoba, y en la próxima temporada quería jugar otra vez en Vietnam. Creo que Giganti no se ocupó de él como debía y sólo nos llamó una vez después de la muerte”. Con toda lógica, Fermín Molina se pregunta por qué el club no tenía seguro de vida. Desconoce que en el “comunismo-capitalista” vietnamita no existen contratos ni seguros laborales. Desde hace seis meses Giganti es el DT del ACB Hanoi. Niega haber sido el representante de Gastón: “dejé de jugar en Vietnam y pasé a ser sólo un nexo entre los dos países. Yo respondía por la parte deportiva. Gastón podía romper el contrato, volverse o hacer lo que quisiera”. Cuando Giganti, que vive en Hanoi, a 2.000 km de Ho Chi Minh, se enteró de la muerte, voló para Ho Chi Minh: “fui a reconocer su cuerpo. Luego hicimos lo imposible para repatriarlo”. Allegados a Molina radicados en Vietnam corroboraron esto último y destacaron los esfuerzos y la tarea que realizó también la embajada argentina en los complicados trámites posteriores Como otros, Giganti comenta: “era un jugador diferente, pero el problema estaba fuera de la cancha. Era ciclotímico. Sus faltas a los entrenamientos y otros problemas de conducta hicieron que los dos clubes lo sancionaran. Gastón era un pibe bárbaro. Sabía lo que hacía, tomaba determinaciones solo, sin consultar”. ABRIL 2010 | UN CAÑO 35


Don Gato y su pandilla

Un futbolista agente de Inteligencia del Ejército es otra de las dolorosas curiosidades de nuestro fútbol. Al publicarse la lista de los servicios, se confirmó el rumor que rondaba en los últimos años: el Gato Andrada (sí, el mismo del gol 1.000 que convirtió Pelé) quedó al descubierto. Y hoy se niega a dar explicaciones a la prensa y a sus propios ex compañeros. Por NICOLÁS LOVAIZA

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sta vez no se trata de acusaciones de un ex represor caído en desgracia. Tampoco de denuncias judiciales anónimas. Edgardo Norberto Andrada, uno de los mejores arqueros de la historia del fútbol argentino, ya no puede esconder su oscuro pasado. Aquellas pobres excusas que esbozó en una breve entrevista se desvanecieron por completo. “Me quieren incriminar, yo nunca fui agente del ejército”, le respondió a este cronista hace poco más de dos años, intentando despegarse de las acusaciones de Eduardo Constanzo, uno de los procesados por crímenes de lesa humanidad en Rosario, y de una denuncia que lo apuntaba como “servicio del Ejército”. Hoy, su participación como colaborador de la última dictadura militar es innegable. El Gato, que brilló en Rosario Central, Colón, Vasco Da Gama y la Selección Nacional, aparece entre los 4.300 agentes que trabajaron para el temible Batallón 601, el máximo organismo de Inteligencia del Ejército durante el terrorismo de Estado. Es el hombre señalado en el caso “Andrada, Edgardo N.”, tal como figura en la nómina, desde su lugar como Personal Civil de Inteligencia en el Destacamento 121, con sede en Rosario, la ciudad que lo vio nacer y donde es ídolo canalla. La lista lleva la firma del actual Jefe de Inteligencia del Ejército, César Milani, y fue entregada al juez Ariel Lijo por el titular del Archivo de la Memoria, Ramón Torres Molina. Según el documento, fruto de la investigación basada en los archivos desclasificados de las Fuerzas Armadas entre 1976 y 1983, el Gato era un “agente reunión”, es decir, parte del personal que era reclutado para infiltrarse en sindicatos, universidades, organizaciones políticas y sociales con el fin de recabar información. La aparición de Andrada como PCI no sorprende, porque existían datos fehacientes sobre su contribución con la Junta Militar que hundió al país en el terror, una profunda crisis económica, secuestró bebés y dejó miles de desaparecidos en apenas siete años. Lo que sigue llamando la atención es cómo fue capaz de mantener esa doble vida un deportista profesional de su nivel, que supo organizar su tiempo para entrenarse, dar entrevistas, atajar en Primera División y a la vez marcar gente.

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Según pudo averiguar Un Caño, Andrada habría ingresado como PCI a fines de 1979 o principios de 1980, cuando se extinguía su vínculo con Colón. “Así haya ingresado el último día de 1983, el grado de sospecha sobre su actuación es igual de importante, porque el terrorismo se ejerció hasta el último día de la dictadura”, aseguró Jorge Pedraza, director de Investigación y Reconstrucción de la Memoria Histórica de la Secretaría de Derechos Humanos de Santa Fe. “La gente que ingresó en esa fecha, probablemente lo haya hecho como una manera de legalizar las funciones que ya cumplía antes”, agregó Pedraza, quien reconoció que el rumor de que Andrada respondía a los Servicios de Inteligencia del terrorismo de Estado estuvo siempre presente. El paralelo entre su carrera deportiva y los tiempos políticos del país también llama la atención. Andrada atajó en Central desde 1960 a 1969, cuando fue transferido al Vasco Da Gama. Ese año, fue espectador de lujo del gol número 1.000 de Pelé, que lo venció desde los doce pasos. En el equipo brasileño fue titular indiscutido y llegó a ganar un título, en 1974. La Junta Militar comandada por Jorge Rafael Videla usurpó el poder en marzo de 1976, y a fines de ese año el Gato emprendió la vuelta, para atajar en Colón. Radicado en Santa Fe, estaba cerca del Destacamento de Inteligencia 121, con sede en Rosario, al que respondía. “En el ambiente del fútbol siempre se comentó que él era servicio, pero son cosas difíciles de saber. Nosotros no hablábamos delante de él de nada, ni siquiera de plata, porque sabíamos que le contaba todo a los directivos del club”, aseguró un ex compañero de Andrada en Santa Fe que prefirió no dar su nombre. “Lo que te puedo asegurar es que andaba armado, porque una vez vinieron unos hinchas al vestuario, se pusieron pesados y él sacó una pistola del bolso como si nada”, agregó. En el Sabalero jugó hasta 1979; luego estuvo en Provincial de Rosario y finalmente en Cesarini, en 1981. Era el final de la democracia y el Gato le puso fin a su exitosa carrera. En ese tiempo, según Eduardo Constanzo, a quien se lo está juzgando


por crímenes de lesa humanidad cometidos en Rosario, Andrada participó de un secuestro emblemático: el de los militantes peronistas Osvaldo Cambiasso y Eduardo Pereira Rossi. El operativo se llevó a cabo el 14 de mayo de 1983, cuando ambos fueron “chupados” en el bar Magnum, en pleno centro de la ciudad. En los días posteriores, sus cuerpos sin vida aparecieron en las cercanías de la ciudad de Zárate, Buenos Aires, donde –así lo probó la autopsia que se les realizó- fueron ejecutados luego de ser sometidos a sesiones de golpes y picana eléctrica. Llama la atención la pasividad de Rosario Central respecto de este tema. El Gato sigue siendo empleado del club y está a cargo, ni más ni menos, que de la “parte formativa” de las divisiones infantiles. Según admitió José Grimolizzi, vocero de prensa de Central, el presidente del club, Horacio Usandizaga, “no va a hacer nada ni a opinar al respecto porque son cosas en las que no se quiere meter”. La misma fuente dijo que Manuel, hijo del Vasco y hombre fuerte en el fútbol de esa entidad, tampoco tomará determinación alguna “porque era muy chico en esa época del país”. Por el momento, el Gato se mantiene al margen de las acusaciones y sigue esquivando las preguntas periodísticas. Pero las declaraciones de Constanzo, aquella denuncia judicial anónima que lo sindicaba como Servicio del Ejército y, finalmente, la confirmación de que fue un agente encubierto de la dictadura genocida, de a poco van dejando en el olvido sus enormes condiciones como arquero y echan luz sobre un pasado que, ahora más que nunca, compromete cada vez más su presente y su futuro.

“Lo que te puedo asegurar es que andaba armado, porque una vez vinieron unos hinchas al vestuario, se pusieron pesados y él sacó una pistola del bolso como si nada” (un ex compañero de Central). ABRIL 2010 | UN CAÑO 37



“El 95% de los jugadores somos iguales” Walter Erviti, el último tira caños, el lírico que hace jugar a un Banfield pragmático, asegura que la diferencia entre futbolistas buenos y malos radica en la cabeza. Enemigo de los extremos, del resultadismo fanático y de las declaraciones ruidosas, dice que preferiría ser valorado por ser un buen tipo que por ser campeón. Admite que no disfruta de su carrera y dice que le preocupan “un millón de cosas antes que el fútbol”. Por EZEQUIEL BERGONZI Y RAMÓN ZAPICO

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o hay caso, Erviti no da el target. Un Caño desafía a sus lectores: busquen ustedes en Google alguna declaración explosiva, una crónica que refleje un gesto suyo a la tribuna, una producción fotográfica osada. Revisen ustedes la lista de todos los clubes en los que jugó, y verán que sobran dos dedos de una mano para contarlos. Comprobarán ustedes, al cabo, que Walter Erviti no completa el formulario del futbolista moderno. Porque a él, más que las palabras estridentes, más que las tribuneadas, más que las fotos, más que saltar de club en club, le gusta mirar un poco más allá del fútbol. Tan simple como eso. Tan raro como eso. “No podés conformar a todo el mundo, ni ahora que venimos tan bien. Siempre va a haber alguno con quejas. Yo sé muy bien que tengo rendir al máximo y cuando termina el partido, irme a casa. Así lo tomo, así vivo. Para mí el fútbol es eso. Y ahí se termina”. ¿Te importa que los demás compartan esa misma filosofía? Que fluya. Cada uno tiene su manera de vivir las cosas. Para mí el fútbol es un trabajo. Leo poco sobre lo que sucede alrededor de Banfield, miro partidos solamente por la parte del juego, para aprender. Todo lo que se dice después no me interesa. Se habla mucho de fútbol porque vende, pero mucho no es verdad. Hay demasiado amarillismo. Así como a

la gente le gusta Rial, también le interesa esto. A mí no. Porque estoy adentro y sé cómo funciona la historia. Ojo, a mí me gustan las críticas. Pero cuando se empieza a hablar de peleas de vestuario, ya no presto atención. Ahora los planteles tienen más pibes que grandes, y eso se debe notar en la convivencia… Los adolescentes consumen otras cosas ahora. Es la sociedad. Nosotros nos tenemos que adaptar. Que los pibes vivan la vida como quieran. Hoy los chicos tienen más opciones y tal vez por eso dejan el fútbol un poco de lado. Pero siguen saliendo buenos jugadores. Volviste después vivir de seis años en México, ¿te sirvió de algo el tiempo que habías jugado en San Lorenzo? No, hay que volver a empezar. Cada vez que arranca un torneo hay que volver a empezar. Así es el fútbol. No me sirvió para nada mi etapa de San Lorenzo porque todo ha ido cambiando y es uno el que tiene que adaptarse para crecer, porque si no la situación te supera. Te cambiaron el escenario… Está todo mucho más parejo que antes. Antes uno sabía que los campeonatos los peleaban los equipos grandes con alguna excepción. Hoy pelea cualquiera que arranca ganando los primeros tres partidos. Hoy vas a Boca o a River directamente a ganar. Antes no sucedía. Todo se emparejó: las necesidades, las urgen-

cias hacen que no se arriesgue mucho. Y ya nadie puede sorprender a nadie. Por más nombres que haya. ¿Y eso no hace que los partidos sean cada vez más feos? A mí me gusta lo que veo. No es fácil jugar, encontrar espacios ante tanta paridad. Sigo pensando que hay buenos jugadores acá. Los partidos son trabados pero buenos.

ODA AL MENCHO Ese regreso a la Argentina del que habla Erviti ocurrió hace casi dos años. Atrás dejó una vida cómoda en Monterrey, títulos y amigos varios. Acá lo esperaba un prejuicio grande: ¿qué iba a hacer un zurdito tira-caños como él en un equipo de picapiedras, más acostumbrado a mirar el descenso que la punta del campeonato? Disquisiciones de café que al protagonista, veremos ahora, lo tenían sin cuidado. Banfield no sonaba como el mejor equipo para tu estilo. ¿Por qué lo elegiste? Soy sincero, tampoco había tenido muchas otras ofertas para volver. Era consciente de que el fútbol mexicano no era muy visto acá, más allá de que sé que pasaban partidos y todo eso. Hoy mismo me doy cuenta: me ponen de doble cinco y la gente se sorprende, cuando allá jugué más de ciento cincuenta partidos en esa posición. ¿Qué te convenció para tomar la decisión de venirte?

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El profe que trabaja con Burruchaga (se refiere a Alejandro Kohan) es muy amigo mío. Cuando me dijeron que no me iban a tener en cuenta en Monterrey se lo comenté, pero de pasada, no con un interés creado. Y él se lo dijo a Jorge, que enseguida me llamó. A mí me sedujo que este presente de Banfield, Jorge ya lo vaticinaba en el mismo momento que me buscó para contratarme. Lo que pasa es que le tocó vivir la transición de un equipo con doce jugadores nuevos y eso complicó las cosas. Al principio no te resultó sencillo… Lo que más me costó fue readaptar a la familia después de vivir seis años en otro país. Después no me importaba más nada que lo que pudiera hacer adentro de la cancha. Y en ese punto no fue fácil porque acá existen otras pretensiones, otros objetivos y una gran diferencia respecto de México: allá los equipos apuntan a ganar, acá apuntan a no perder. Me costó un poco al principio pero después me acostumbré. ¿Llegaste a pensar “dónde me metí”? No, porque de puertas para adentro acá siempre me trataron muy bien. Empezando por mis compañeros: éste es, por lejos, el vestuario en el que más cómodo me sentí en mi carrera. A mí me gusta cumplir los objetivos que me planteo… Estaba muy ocupado en eso como para ponerme a pensar si era un error haber venido a Banfield. ¿Miraste un poco los nombres de los compañeros que ibas a tener? No hubiese podido, porque llegaba uno nuevo todos los días. Era imposible pelear el título así. La gente lo pedía, el club lo exigía pero nada se consigue de un día para otro. Por eso no me sorprende tanto tampoco este presente de Banfield: nosotros nos preparamos, lo buscamos y tuvimos un tiempo de adaptación necesario. Tuviste que adaptarte, incluso, a jugar al lado de Maxi Bustos… (Se ríe) Me tocaba jugar con él, y no nos conocíamos. Nos matábamos: yo la quería al pie, él la quería reventar. Pero si vos me preguntás con quién querría jugar el resto de mi carrera, te digo que con el Mencho. Pero para llegar a decirte esto ya pasé más de cincuenta partidos al lado suyo: peleán-

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donos, puteándonos. Todo lleva tiempo. Hoy si me tuviera que ir me lo llevaría en una mochila: es el complemento ideal para mi juego. Una rueda de auxilio.

DURA CABEZA Como para León Gieco, para Erviti también todo está guardado en la memoria. La suya arranca en Mar del Plata, punto de partida de la obsesión de un nene muy nene de querer ser futbolista. Mirar ese proceso alcanza para entender sus por qué. En palabras suyas: “Yo puedo decir que una de las virtudes es que he tenido que remarla. No me gusta hablar de mí pero esa, sin dudas, ha sido una de mis mejores cualidades. Yo nunca agaché la cabeza. Ni cuando fui a River a probarme, donde me tuvieron seis meses entrenándome y después me echaron. Ni cuando anduve por quince clubes de Argentina y en todos me decían que no. Ni cuando llegué a San Lorenzo y nunca me ponían. Citaban a dieciocho y siempre quedaba afuera. Jamás me caí. Por eso es tan determinante la mentalidad para mí”. ¿Y eso cómo se traduce en la cancha? En el fútbol pasa todo por la confianza que te dé el entrenador. El 95% de los jugadores somos iguales. Habrá un 5% que tiene cualidades particulares, reservadas a los que pueden jugar sin entrenarse o marcar diferencia en un partido después de tocar dos pelotas. El resto somos iguales. Es todo mental. Todos sabemos patear, todos sabemos correr, todos sabemos cabecear. Pasa por estar bien de la cabeza. ¿Esa es la virtud que destaca a Banfield? Claro. Banfield marca la diferencia por esto justamente. Somos conscientes que no tenemos un grupo de individualidades destacadas. Salvo James Rodríguez, somos todos tipos que agachamos la cabeza y sabemos que tenemos que ganar. El fútbol todavía es reacio a relacionarse con la psicología. No se trabaja sobre eso, y sería fundamental. A mí me hubiera ayudado. Es algo que debería laburarse sobre todo con los chicos, porque cuando sos grande ya es más difícil cambiar. Un pibe que a los 20 años es fastidioso ya no va a cambiar.

¿Que hayas pasado por tan pocos clubes te define? Habla mucho de mí. Llevo doce años de fútbol y he jugado en tres clubes. No me gusta andar de un lado para otro, no me interesa la plata, no me desespera, tengo otros objetivos en la vida y cuando me siento cómodo en un lugar no me gusta irme. Yo me podría haber ido a los seis meses de Banfield: por oportunidades, porque tal vez no me quería la gente, porque mi presente no era bueno… Pero me quise quedar. No me gusta irme de los lugares sin dejar nada. ¿Llegás a disfrutar en una cancha? No, no disfruto de mi carrera. Me gusta el fútbol, la convivencia, pero es un laburo. No es que ando feliz por la vida porque ahora me va bien con Banfield, no es eso lo que me moviliza como persona. Tampoco andaba tirado cuando la

situación iba mal. No me escondía. Esto es un trabajo que un día se va a terminar. Me interesa mejorar pero no me va la vida. Me preocupan un millón de cosas antes que el fútbol. Uno habla y a veces parece que fuera al pedo porque no se gana nada. Pero a mí me preocupan los chicos en la calle, el hambre. La gente no se da cuenta porque cuando su equipo pierde parece que se le cae el mundo a pedazos. Yo trato de saber que perdimos, que no jugué bien y listo. Así vivo los elogios y las críticas. Te debés llevar mal con los amigos del campeón… Me molesta cuando me dicen que sienten orgullo de mí porque fui campeón. Me agradaría que sientan orgullo porque soy un tipo de bien o porque tengo una linda familia. No marco posición. Yo soy así. Que cada uno viva como quiera.

4,3,2,7,8,9, doble 5 Erviti se volvió de México cuando chocó con La Volpe, su último técnico en Monterrey. A la distancia no hay rencor. Sí análisis: “jugué siempre con Ricardo. De la parte táctica, es el tipo que más me enseñó. Me puso todos los partidos y disfruté estar en sus equipos porque propone una manera de jugar buena para el espectáculo, buena para el que paga la entrada y también para el jugador. Me dolió que no haya venido a decirme que no le interesaba que siguiera en el equipo y por qué. No porque mereciera una explicación, sino para entenderlo y tratar de trabajarlo. Porque realmente me hubiera ayudado”, resume esa relación. Claro que esa experiencia es una ínfima parte de aquel viaje. En el trayecto, el fútbol mexicano lo vistió de todos los colores: “Jugué de 2, de 4, de 3, de 7, de 8, de 9, de 5… Lo que más me chocó fue ser central, pero estaba preparado por haber sido 5. De 3 jugué con Passarella. De 4 también. Y de 9, de espaldas, como si midiera dos metros (se ríe). Muy lindo. El fútbol mexicano es diferente. Y me sirvió para aprender.” Sobre Passarella, dice: “Con Daniel

tuve otra relación, convivía con él. Tuve la suerte de tener técnicos en los momentos justos de mi carrera. Cuando debuté tuve a Ruggeri, al que le gustaba mucho el jugador joven, y cuando me fui a México me tocó tener a un tipo ganador, con presencia, que siempre me apoyó, me guió y me acompañó. Fue clave en mi carrera. Otro DT capaz que no me bancaba tanto; me sacaba a los dos partidos, quedaba bien con la gente, con los dirigentes del club, pero no... Daniel me respaldó siempre.” Passarella no oculta su gusto por tu juego. Cuando se dice que me quiere llevar a River siento orgullo. Allá, en México, me hablaba todos los días de su amor por River… ¡Ya me tenía podrido con River! Es muy selecto en ese sentido. Que me tenga en cuenta me halaga. ¿Te gustaría ir? Yo estoy muy bien acá, sería una falta de respeto pensar en otra cosa. Vivo de esto pero no estoy cerrado a nada, aunque no puedo hablar con otra persona que no sea Portell (presidente de Banfield) porque sería una falta de respeto. Sé cuáles son mis principios.

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Asunto: HINCHADAS UNIDAS ARGENTINAS De: Guillermo Giménez

No se aceptarán cartas que excedan los 1000 caracteres.

Asunto: MÁS SOBRE DIEGO De: Patricio Foglia Max Weber define una serie de líderes. Dentro de esos modelos, brilla su definición de líder carismático: surge un magnetismo propio de lo excepcional, que irradia quién parece manejar algo que sólo él, mientras los demás miramos azorados. Ese enigma insoluble -¿cómo hizo?- lo consagra. Hay un rasgo, sin embargo, crucial y riesgoso para tal tipo de líder. El carisma requiere de una periódica reactualización; necesita sacar, de tanto en tanto, miles de peces de la galera. Un problema se suscita cuando tal tipo de líder es llevado por las circunstancias -o por su propia impericia- a verse expuesto más de la cuenta en tal escenario. Tal vez ésta sea la cuestión más acuciante que se le presenta a Diego hoy: DAM DT es, a mí entender, una especie de líder carismático a quien le toca cada vez más seguido dar cuenta de su capacidad para gambetear la adversidad más absoluta. Desde hace un tiempo venía siendo, como decía Matías, una estampita al borde del campo de juego, un Jesucristo Superstar que entraba al vestuario en el momento menos pensado, en el momento exacto, y su voz se volvía dorada e inolvidable y luego reaparecía como por arte de magia en la elevada platea. Mágico y misterioso inflador anímico. Pero las cosas son ya distintas, y Diego es el DT. En cada entrenamiento, en cada charla técnica, debe reivindicar ese carisma que lo depositó justo dónde está, y tal vez sea demasiado. El carisma puede disiparse así junto con la hipnótica confianza del grupo. Como decía el general, incluso cuando DIOS bajó a la tierra, no ha faltado algún tonto dispuesto a faltarle el respeto. Y ya sabemos cómo terminó aquello.

Asunto: LOS MANAGERS De: Lucas Taskar Lejos, muy lejos, está el torneo argentino de las sofisticadas y adineradas ligas europeas. Pero, más allá del fracaso de Bianchi en Boca, ¿por qué no darle una oportunidad al puesto de Manager en los equipos de acá? Una persona de perfil bajo, que conozca el club, que se mueva con facilidad y comodidad, que recomiende, acompañe y actúe. Eso sí, que limite sus funciones a las que le corresponden a un Manager para que no existan especulaciones de ningún tipo. Yo, como fortinero de alma, estoy contento y orgulloso de que nuestra institución tenga a un tipo como Bassedas en ese cargo. Todos lo conocemos, pero hace su trabajo sin mostrarse ni crear una figura mediática. Y, entre otras cosas, fue él quién recomendó a Ricardo Gareca como entrenador. Vamos Víctor Hugo, no nos dejemos llevar por la experiencia de un club que todavía no puede sacarse el “estigma empresarial” que dejó como legado el ex presidente de bigotes. Si hasta Carlitos Bianchi salió mal parado de ahí... 42 UN CAÑO | ABRIL 2010

Con este tema de las Hinchadas Unidas Argentinas creo que tenemos una posibilidad histórica de empezar a resolver parte del dilema de la violencia. Al tener a los barras blanqueados el principal beneficio que podríamos obtener es su identificación como organización con todos sus miembros, mas allá de saber quienes son, sabríamos que hacen, cuantos componentes tiene la barra, como genera sus ingresos, quienes son sus principales benefactores, cuales son sus vinculaciones con otras barras y otros sectores fuera del fútbol; es decir le quitaríamos el velo con el cual hoy se sienten protegidos, la ilegalidad. Quedarían totalmente expuestos y se podría crear legislación para controlarlos y así poder aplicar responsabilidades solidarias a ambas partes sobre hechos de violencia.

Asunto: ACLARACIÓN De: Guillermo Vittori El motivo de esta carta es para aclarar algo que Mariano Hamilton escribió en la excelente nota “Los personajes del año” en el Nº 21 de enero de 2010. En ella dice: “el policía rosarino que se reía mientras disparaba balas de goma contra la tribuna de Central”. En rigor a la verdad no es exacto el comentario, ya que los hechos sí se sucedieron en cancha de Central, donde los operativos policiales son tan desastrosos como en cualquier cancha del fútbol argentino, pero este nefasto personaje, del que no sería difícil averiguar su nombre y cargo dentro de la fuerza, disfrutaba disparando a mansalva contra la hinchada de Newell’s. De más está decir que hace muchos años que no concurro a ese estadio por lo difícil que se torna disfrutar un partido de fútbol, el clásico más importante del país.

Asunto: NO A LA RESIGNACIÓN De: Lucas Taskar Escribo con ganas de que me lean, con ganas de compartir alguna opinión con alguno de los prestigiosos escritores que redactan la revista (sería de gran agrado recibir respuestas, para sentir una especie de charla de café de esas épocas que yo, con apenas 1 años, no viví). En este caso me surgió escribir luego de leer la nota hecha al presidente de Atlanta. Leía y pensaba: “Pero pobre tipo... ¿qué puede hacer?” Creo que poca gente amante del mundo del fútbol puede negar la dictadura de Grondona, todos sabemos cómo se mueve, quiénes lo rodean y cada vez nos enteramos de más cosas. Pero también sabemos lo difícil, o imposible, que es hacer que esta situación cambie. Y no porque no haya gente capaz de hacerlo, sino porque, lamentablemente, hay situaciones en esta vida en las que uno definitivamente prefiere rehusarse. Lo vivo y lo siento cada día. Voy a la cancha todos los fin de semanas, veo y sufro el maltrato y la negligencia policial, intentás hablar, pero su respuesta es o un palazo o una risa sobradora. Pero yo quiero ir a la cancha, yo amo estar en la cancha; odio las situaciones de violencia, odio las barras bravas, pero ¿qué puedo hacer? ¿Voy al jefe de la barra y preguntarle por qué le pega a la gente, por qué le saca plata al club si él no trabaja ahí? No, no voy a ganar nada, voy a perder mucho, pero no quiero perder la cancha, ese lugar donde disfruto tanto... Vivo, al igual que Alejandro Korz, en Villa Crespo y he sufrido los varios cortes de luz que las lluvias ocasionaron esta última semana. También fui a protestar al Cid


Campeador por la situación que mis vecinos y yo estuvimos viviendo, pero en medio de los bocinazos y las gomas de auto prendidas fuego pienso ¿Pero esto va a hacer que la luz no se apague más? No. ¿Cuántos de estos luchadores y furiosos vecinos estarán pensando que estos cortes contribuirán a una mejora? Apuesto que pocos... Los grandes personajes de la historia fueron los que cambiaron la forma de ver al mundo, los que convencidos de sus ideales pusieron en pie sus pensamientos y lograron grandes proezas, o quizás fallaron pero dejaron un legado importante. Pero en Argentina, ¿cuántas personas de estas necesitaríamos para mejorar las tantas cosas marcadas por corrupción y abuso de autoridad? Odio la palabra resignación, pero muchas veces me resigno, y cabizbajo, sigo adelante viviendo todas las falsedades e injusticias que nos tocan. Aplaudo contento cuando las cosas se hacen bien, pero se sabe que todavía falta mucho. Eso sí, no pierdo la esperanza de que aparezcan las personas que, quizás más convencidas que yo, cambien el rumbo de esas cosas; entre esas cosas, la dictadura de Grondona.

Asunto: POR GARRAFA De: Elvio Grocci Quiero agradecerles la tapa de fin de año, sobre todo la inclusión de Garrafa Sánchez, a modo de homenaje en el título de Banfield. Después de lo golpes bajos que se vieron en tapas de la revista Noticias con fotos intimas de Alfonsín y Sandro. Claro que la revista Gente ya había hecho impacto en 1981 con el impresentable y cómplice de los milicos Gelblung como director, mostrando a un Ricardo Balbín en terapia intensiva.

Asunto: EL FUSIBLE TÉCNICO De: Mariano Cholakian En los siempre revisitados tiempos de gambetas sin marca asfixiante, cinco o tres delanteros y carencia de carrileros, no había Directores Técnicos sino Entrenadores que hacían poco más que elegir quiénes jugaban. Hoy son como Head Chief del plantel, los culpables de que el equipo no funcione, como si la situación del club, los jugadores disponibles, la amplitud de dicho plantel y otras tantas circunstancias y personas no tuvieran la más mínima influencia en el devenir futbolístico del equipo. Así como la función se ha jerarquizado, las responsabilidades han crecido. Aunque en la mayoría de los casos realizar los cambios de fondo necesarios para sacar el bote a flote necesitan tiempo, los resultados inmediatos son primera necesidad y lo contrario convierte al D.T. en un inservible absoluto. Sr.: está despedido. Lógicamente esto no se escapa de la regla general que reina en Argentina. Si algo sale mal, le cortamos la cabeza. Por eso hemos sufrido tantos golpes de Estado, por eso -aunque tal vez realmente inútil en su cargo- De La Rúa debió irse en helicóptero, o Aníbal Ibarra abandonar su cargo tras la lamentable tragedia del rock en la que personalmente poco pudo haber hecho. No es extraño entonces que así funcionemos en muchas ocasiones, cortándole la cabeza al jefe y/o conductor. Tras una seguidilla de malos resultados gran parte de la prensa deportiva, puso en duda la continuidad de Luis Zubeldía en Lanús. ¿Cuántas veces jugó Lanús en su historia la Copa Libertadores? ¿Cuántas veces demostró ser de los mejores equipos del país tan sostenidamente? Gran parte se debe al trabajo de

Zubeldía, que se encuentra entre los entrenadores del club prácticamente desde que se retiró. Claro que el Newell’s de Bielsa se forjó durante casi una década por todo el país hasta llegar a Primera. Vivas armó en Racing un plantel competitivo, aún en formación no obtuvo buenos resultados. ZAS! Le cortaron la cabeza! Hoy Russo tiene que volver a empezar, mientras que con cintura debe sacar algunos resultados positivos para mantenerse al menos seis meses en el cargo. Los entrenadores que elegían quienes eran los mejores para jugar el domingo y arengaban para que durante la semana corran algunos kilómetros alrededor de la cancha, se convirtieron en laboratoristas del fútbol llamados directores técnicos. Sin embargo, los sabios necesitan tiempo para transmitir sus ideas, sus conceptos, sus innovaciones y soluciones. Para usarlos y desecharlos si no hay campeones instantáneos, prefiero que contraten entrenadores que pongan wines.

Asunto: EL PADRE DE ROMÁN De: Eduardo Federico Díaz y su hijo Federico Román Debo decir que ante todo soy un fiel seguidor de la revista y un gran admirador de todo su contenido. En este último numero la tapa realmente me tomó por sorpresa, y vale aclarar soy un gran admirador de Román. Enseguida al tener la revista en mis manos lo primero que hago es leer la nota de Caravario y… ¡como me hizo calentar este muchacho! Me empecé a indignar contra la revista, a pensar como había cambiando su contenido y muchísimas cosas peores. Pensé en escribirles, claro, refutando todas las opiniones de Caravario. Pasaron varias horas hasta que pude volver a leer la revista y me encuentro con la nota de Christian Colonna y me rendí a sus pies nuevamente. ¿Cómo logran tener todos los puntos de vista de un tema? ¿Cómo logran que uno se identifique con uno u otro abarcando todas las opiniones? No vale la pena enumerar las refutaciones que tenía para la nota de Caravario. Sólo quiero dejar en claro que hace 30 años soy hincha de Boca, y no vi –y quizá no vea– nada mas sublime que Riquelme y la pelota. Vivir esa sensación de adivinar para dónde dispara su magia es memorable. Lo más meritorio de Riquelme es justamente siempre haber sido Riquelme, no haber cambiado ni modificado convicciones por conveniencia ni intereses, esto obviamente genera divisiones totalmente a su favor y en contra; pero cuando una jugada de Román se te clava en el corazón no hay vuelta atrás. Abrazo y un caño de espaldas para Caravario. Un caño: Ojo que Caravario no es como Yepes y no te va a dejar pasar tan fácil. Además, el que se comió el amague fuiste vos… Ja ja ja. Gracias por tu carta. ABRIL 2010 | UN CAÑO 43


Asunto: INDIGNADO CON LA CANCHA DE INDEPENDIENTE De: Oscar Jorge García Dicen que tienen un estadio “europeo”. Si en Europa se trata mal a los visitantes, entonces van muy bien ya que no puede ser que esa “cancha” tenga... perdón ¡no tenga baños! Perdón otra vez, si tiene: uno para 4 mil 500 personas. El objetivo de este mail es denunciar el pésimo estado en que se habilitó esa (perdón la expresión) porquería nacional... No jodamos más: un día (y no en mucho tiempo) se va a caer y vamos a tener que lamentarlo... Los bomberos y la policía pedían que no saltara la gente porque estaba rajada la tribuna. Ojalá me den bola y hagan algo, porque así no se puede ir a una cancha...

Asunto: QUEJA RAZONABLE De: Silvina Alonso Sería interesante que Fútbol Para Todos respetara a la gente, como no lo hizo TyC. Porque si antes los entretiempos se extendían por cuestiones publicitarias ahora se estiran por cuestiones de televisación, sin tener en cuenta al que asiste al estadio. En Avellaneda el partido entre Independiente y River comenzó casi a las 19:30. En el torneo pasado, cuando se cortó la luz en un partido en Tucumán, el efecto dominó llevó a que un partido en el nuevo Libertadores comenzara mínimo 40 minutos después. La gente poco les importa, sean privados o públicos, ¿no les parece?

Asunto: QUEJA NO TAN RAZONABLE De: Silvina Alonso

Me introduje por curiosidad en el mundo Román y me pareció más de lo mismo. Mucho papel para pocos datos trascendentes (Gambetita y el Mellizo son reportajes de relleno. Parecería que el esfuerzo estuvo en la tapa. Para contrarrestar tanta página a Boca no podía faltar la nota de River, con poco de novedad. La nota de Victor Hugo Morales tampoco aportó demasiado de lo que viene repitiendo en cuanta oportunidad se le presenta. La de Alejandro Fabbri es escasa. En fin… lo que más me interesó fueron las notas de Veiga (HUA) y Fernández Moores (sobre lo que dejan eventos como los mundiales y JJ.OO.) y también me parecieron escasísimas. Por favor menos Boca y River y mas investigación. Un caño: ¿Qué te podemos decir, Silvina..? Nosotros creemos que hicimos un buen trabajo, pero si no te gusta estás en todo tu derecho. Esperemos que de ahora en más levantemos la puntería para ser de tu agrado.

Asunto: DESDE CHILE De: Felipe Olivari Vargas

Les escribo desde Chile en momentos en que mi país está atravesando por situaciones difíciles. Ya nos estamos recuperando del gran terremoto ocurrido hace una semana, y con la fuerza y el apoyo de miles nos levantamos de a poco. El país entero se ha unido dejando de lado diferencias de todo tipo para concentrarnos en un sólo objetivo, ayudar a las víctimas 44 UN CAÑO | ABRIL 2010

y afectados de la catástrofe. Les escribo pues desde mi infancia (7 años), crecí leyendo la revista El Gráfico y conocí toda la historia y actualidad del deporte argentino. Como era de esperar me hice fanático y hasta el día de hoy los soy. Hace un tiempo mi viejo fue a la Argentina y le encargué me trajera El Gráfico, pero me sorprendió al volver con una revista que aún no conocía, la de ustedes. Grande fue mi sorpresa al encontrarme con una joyita, que manera de entretenerme con las columnas y reportajes, una forma de escribir picante y atrevida, segundas lecturas del mundo del deporte que van más allá del mero análisis. En conclusión me encantaron, y ahora cuando en vacaciones fui a Bariloche lo primero que hice fue entrar a un kiosko y comprarlos de nuevo. Tengo los números 18 y 20 de la nueva etapa. Me despido felicitándolos por la extraordinaria revista que hacen y deseándoles suerte en todo. Un abrazo y aguante la U. de Chile el equipo con la hinchada más pasional, creativa y leal del mundo entero. Adiós.

Asunto: MELÓMANO De: Gastón Morales Disfruté de la nota Canciones de fútbol del último número. En una parte nombran la canción Un buen día de Los Planetas, bueno, no sé si lo sabían, pero hay una versión local interpretada por la banda Los Pérez García. En esta versión cambian Mendieta y El Niñato por dos jugadores del fútbol local. Les recomiendo este grupo, que se maneja en el under, son independientes y suenan muy bien.

Asunto: LA ACADEMIA EN LA ACADEMIA De: Jorge José Fredes

Como lector desde siempre de Un Caño me permito el lujo de escribir por primera vez. Me voy a referir a la tan denostada por ustedes El secreto de sus ojos, ganadora del Oscar a la mejor película extranjera. Sé que esto les importa un rábano y no es mi intención hablar de cine. Pero voy a hablar de pasión esa palabra clave en el film. Aclaremos primero que el autor de la novela (y guionista de la película) y el director de la misma comparten la amargura de ser simpatizantes (hincha es otra cosa) del CAI, sin embargo para que quedara claro lo que es hablar de pasión tuvieron que poner a mi querido Racing Club. Realmente me saco el sombrero ante la inteligente actitud de Juan José Campanella para darle sentido a esa palabra. Y ahora voy a los bifes. Racing, que ganó absolutamente todas las copas que jugó ahora obtuvo algo que no alcanzaron ni el Real Madrid ni el Barsa ni el Manchester. Y mucho menos la mediocridad futbolística argentina podrán conseguir: Racing ganó el Oscar, (y no agrego el Globo de Oro que viene a ser como la Copa Interamericana, contra el Saprisa que algunos se anotan). Era simplemente eso, rescatar lo que es ser grande en serio, más allá de que el ferretero intente lo contrario. La revista es muy buena, pero el último número, con tanto Boca y River, se empezó a parecer a El Gráfico. Un caño: Jorgito, si nosotros nos parecemos a El Gráfico vos te parecés al personaje borracho de Francella. Ja ja ja…Ademas, no te olvides que el hincha de Racing es nada menos que el asesino.


Asunto: FANA DE UN CAÑO De: Jose Luis Bach

Ojalá haya revista para rato. Acá, en Santo Tomé, está en todos los kioscos. En la costa atlántica, a fines de febrero, estaba agotada (seguramente ya tenían el dato). Aguante Un Caño, por lo que transmiten. Evidentemente hay otra Argentina, otros dirigentes, otros periodistas. En fin, la gente como uno. Ni mejores, ni peores. Distintos.

Asunto: AL MAZO De: Diego Spontón

Como si un médico cirujano renunciara a su título. Como el empleado público a su ascenso. Como China Zorrilla a filmar la segunda parte de Esperando la carroza. De esta forma este “compadrito” coronó, con sus esfuerzos de toda una vida dedicada a patear la pelotita, su peregrinaje en renunciar a la recompensa. Se cumplió un año y cuatro meses que Diego ingresó al tan ansiado predio de Ezeiza y la novela con sus ayudantes se puede seguir por la pantalla de Fox o por la radio a la noche. Por eso este mozo no los banca, porque tiene un argumento feliz para refutarlos, pero se calla; o mejor dicho se calló hasta ahora. Y entonces pasa de cobarde, y que nunca tuvo “huevos” para calzarse la diez; sobrándole el cuero para ser corajudo. Porque “el cara de traste” jamás se dejará tentar por la notoriedad, que proclama Niembro y sus súbditos; porque lo dejará trabajar más tranquilo a Diego con sus huestes; porque el mandamás perpetuado en la asociación se quedará en paz con su hijo pródigo a su derecha; porque Bilardo, carente de cualquier postura espiritual digna y humilde, no podrá formar una empresa con él cuando sea presidente; porque además está ahí por las dudas Diego descarrile… La verdadera renuncia es anterior al premio, convengamos, él se baja quince minutos antes de subirse al último vagón del tren que lo depositaba en el mundial. Nada más y nada menos. Su último mundial, que después de todo, “este pecho”, era lo único que le faltaba ganar. Por eso se priva, se priva de lo que ama. ¿Qué mérito representa no tomar sidra si a uno no le gusta? El verdadero virtuoso es aquel que se muere y siente en todo momento ganas irrefrenables de tomar sidra, y no lo hace. A las tentaciones, este “empacado”, les antepone el ejercicio de la virtud. Un hombre sin tentaciones jamás podrá ser santo, digamos. Tampoco está mal darle cierta ventaja a los españoles o a los holandeses porque después de todo hasta puede alardear si nos volvemos antes de tiempo. Señores, este tipo se fue al mazo con el ancho de bastos.

Asunto: FIERRERO MOLESTO De: Pablo Figliano Creer que el fútbol son 22 tipos que corren atrás de una pelota no habla del deporte, sino de quien lo cree. Al igual que lo hace definir al automovilismo como un espectáculo industrial. Por coincidencias pasé por dos ciudades que las une el rally mundial en Córdoba, y en ninguna de las dos había semáforos. Si vemos mal al automovilismo por la cantidad de accidentes que hay a diario, ¿como tenemos que ver al tenis?, donde cada

vez crece más la industria que enmascara las drogas. ¿Y qué con un deporte donde hay intolerancia, racismo y violencia como en el fútbol? Acercarse al automovilismo por los accidentes, es como acercarse al fútbol viendo las mejores 10 patadas. La verdad es que no esperaba ver nada del Dakar en la revista, pero tampoco esperaba que se maltratara a un deporte que puede gustar o no, pero que es un deporte, y hay muchísimas pruebas de eso. Quizás sea verdad y no les interese mi opinión. Lo que no es verdad es que a mi, un fierrero, sí me interesa la de ustedes. Un caño: Por la redacción de tu carta no nos queda claro si te interesa nuestra opinión o no. Pero, la verdad, no es para enojarse tanto. Como ya sabés, Llonto es un tanto radical en sus apreciaciones. Ah… y además maneja pésimo y tiene vencido el registro. Con esto: ¿te das cuenta por qué detesta al automovilismo?

ERROR LETAL Estimados lectores. Acá está la comprobación de que los que hacemos Un Caño no somos perfectos. Estamos cerca, pero todavía nos falta una vuelta de horno para alcanzar el sublime don de la precisión y la exactitud. La cuestión es que en la Edición 22 publicamos una foto de Diego en el banco de suplentes de Argentinos y dijimos que el técnico que estaba a su lado era Juan Carlos Montes. ¡¡¡Error!!! Imas tiró la primera piedra y Javier Roimiser, historiador de Argentinos Juniors, hizo su aporte. Dice Roimiser: “La foto es en la cancha de All Boys, el 24 de noviembre de 1976, en el partido que terminó con el triunfo del local por 4-1 sobre Argentinos Fue la quinta y última vez que Maradona fue al banco. De izquierda a derecha están: Héctor Romano, Abel Roux Larrosa, Rodolfo Ingaramo, Oscar Quintabani, el médico y el DT Jorge Enrico. El de abajo es Diego. Enrico asumió interinamente hasta el final del Nacional 1976, en reemplazo de Juan Carlos Montes, que fue echado de Argentinos dos fechas después de que aquel partido con Talleres (Córdoba) en que debutó Diego”. Gracias Roimiser. Gracias Imas. ABRIL 2010 | UN CAÑO 45


PICADO

Un hincha del bolsillo

Sebastián Piñera, el nuevo presidente de Chile, es seguidor de la Católica y dueño del Colo Colo. Admirador de la fórmula de Macri en Boca, en cualquier momento puede convencer al Jefe de Gobierno porteño de que colabore en River. Mientras sea rentable... Por MARTÍN DENEGRI

uién sabe cuántas veces se sentó Michelle Bachelet frente a la tele para ver a Sergio Livingstone y a Pedrito Carcuro en el Zoom Deportivo. Con suerte si la socialista doña (ex) presidenta sabía que la pelota, en Chile y en el mundo, era redonda. Así y todo, la política deportiva de la señora –bah, en lo que al fútbol se refiere- se ha mostrado con una convicción intachable con, por ejemplo, sus impulsos para la organización de una nueva Copa América 2015 en ocasión del Bicentenario de la independencia y la construcción en el interior del escuálido territorio trasandino de obras de infraestructura envidiables que sirvieran de escenario para un Mundial Sub 20 femenino y el fútbol dominguero… Ni hablar, además, de la buena onda que pegó con el otro MB más famoso, Marcelo Bielsa, gestando una dupla de personajes que se entendieron ideológica y cutáneamente. Aunque claro, desde marzo todo ha cambiado. Y no se trata simplemente del final del cuento de hadas a causa de un terremoto que ha sacudido hasta el fixture del campeonato chileno, haciéndolo comenzar nuevamente, con otro ánimo popular, con canchas emparchadas, con el dolor a cuestas entre escombros mortales. Un nuevo jugador binorma será el capitán del barco de la reconstrucción 46 UN CAÑO | ABRIL 2010

de un país mundialista y futbolero que, además de hacerlo en las urnas, hoy deberá apoyarlo en el día a día para sacar a la república del descenso. Por un momento, no importará el qué dirán ni los difusos colores. El ingeniero commercial, con doctorado en Economía, Miguel Juan Sebastián Piñera Echenique, con sus 60 años, tendrá que ganar, con centros desde la derecha, el más sorpresivo partido de su vida y ponerle el pecho a los comentarios para que pase el temblor que lo persigue desde antaño. Magnate, con una fortuna cercana a 1.200 millones de dólares, lo solían comparar –por caso- con el polémico primer ministro italiano y presidente del Milan, Silvio Berlusconi (aunque nadie le ha conocido todavía un harén). El Locomotora –como lo llaman- supo reunirse también –Dios los cría…- con Mauricio Macri para clonarle la fórmula del empresarial y ganador Boca Juniors todopoderoso (a su hijo Cristóbal, incluso, se lo ha visto en fotos con la camiseta xeneize). Pasaron 52 años para que la diestra chilena llegara a la Casa de la Moneda por las buenas. Con botas sangrientas, cualquiera tiene aguante. Y tras veinte marzos de la centroizquierdista Concertación que ya le había amargado la chance de ser trono en 2005 a manos de la propia Bachelet, se acabó lo que se daba. Tal vez, incluso,

el jueguito perverso que lo tuvo de hijo mientras pesaba billetes como dueño de LAN Chile, la cadena de TV Chilevisión (que tiene los derechos del equipo de Marcelo hasta 2014) y la Clínica Las Condes, entre otros tantos kioscos de seis ceros. Deberá volver a ser creíble en las calles. En las mismas esquinas donde todavía muchos se siguen haciendo la misma pregunta: ¿cómo pudo ser un fanático de la ABC1 Universidad Católica dueño del mayor paquete accionario del popularísimo Colo Colo? De libros y de caciques… ¿Fútbol o negocio? ¿Pasión o interés? ¿Necesidad o estrategia? Sólo Piñera lo sabe… Cuenta la historia, miles de veces negada, que en plena campaña electoral, aquella primera vez que lo vio derrotado, Carlos Soto, presidente del Sindicato de Fútbolistas (una suerte de Sergio Marchi chileno), le aseguró a Piñera que jamás sería presidente si no le daba al pueblo pan y circo. “La derecha tiene el pan y el fútbol es circo, Sebastián”, dicen que le dijo. Y que meterse en la cuestión de la pelotita le traería el voto de los indecisos. Y si la pelota era blanca y negra, como los colores de Colo Colo, los numeritos del escrutinio serían mejores. En marzo de 2006, Piñera se quedó con el 8% de las acciones del Eterno Campeón gatillando tres millones de dólares. El presi seguramente dirá que unos


amigos lo convencieron para sacar de la quiebra al club y devolverlo a los primeros planos. Claro, no es nada extraña la presencia de un mecenas en cualquier institución del mundo, salvo que ese benefactor era hincha de la Católica. ¿Quién podría imaginarse a un Leproso salvando a los Canallas, a un Pincha salvando a un Tripero, a un Tallarín salvando a un Pirata? A Piñera sí. Como si Berlusconi un día le diera una mano al Inter. O Mauricio (bueno, ahora Amor Ameal) a River Plate. Hasta en el propio congreso trasandino han sacudido, desde la oposición, a Locomotora: “lleva a la Católica en el corazón y a Colo Colo en el bolsillo”, acusan unos. “Es hincha de Católica y dueño de Colo Colo”, rematan otros. Encima, también fue marcado hace años, cuando era candidato a senador por Valparaíso y panfleteaba por Playa Ancha con la camiseta de Santiago Wanderers… Ayy, Sebita. De Apoquindo a Macul sin escalas. Sin tabúes. Sin prejuicios. Las comparaciones puertas afuera que ha recibido Piñera no han sido tan duras como las que sufrió puertas adentro. Y eso

que, a lo Houdini, siempre intentó despegarse de cualquier vínculo con el pasado más cercano de la Cordillera hacia el Pacífico, de Arica a Punta Arenas. Vencido Frei (del palo de Bachelet) este último enero, muchos seguidores de este culturalmente extraño hincha de fútbol que conquistó a la clase media y que hizo campaña bailando Thriller, de Michael Jackson, salieron a festejar el 51,6% de votos conseguidos en el ballotage con las divisas patrias y con imágenes del inevitablemente recordado Augusto Pinochet. Uno de sus hermanos, además , fue Ministro de Trabajo durante la dictadura, y a su padre lo vincularon con la CIA, como informante. Si bien se declaró en contra de las violaciones a los derechos humanos, se mostró partidario de la política de modernidad y apertura al mundo, así como también se opuso a la detención de Pinochet en Londres “por razones humanitarias”. Las malas lenguas aseguran que Colo Colo, hace un par de años, también tuvo su 11 de septiembre. Según Jorge Vergara, un ex dirigente y asesor de la institu-

ción cuando todavía no era una S.A., con Piñera a la cabeza y un par de socios y cómplices dentro de la comisión directiva, movieron las piezas de tal modo que la quiebra se llevara puesta tanta gloria y que sólo un salvataje in extremis pudiera devolvérsela al pueblo en títulos. Y en el existismo que nos envuelve, donde la mayoría sigue al rebaño ganador, vueltas olímpicas equivalen a obligaciones morales frente a las urnas. Y al olvido. Atrás al Piñeragate (se escucharon grabaciones donde consultaba con un amigo cuál sería el mejor método para que un candidato de su misma agrupación dejara de eclipsarlo), atrás el uso de información de privilegio para hacerse de LAN y zafar de la cárcel… Atrás el ayer. Aunque llegó a argumentar que no era pecado haberse auxiliado con seguidores del dictador. ¿Urna o botas? ¿Berlusconi o Macri? ¿Católica o Colo Colo? Con un 9,6% de desempleo, 13,7% de pobreza, un escaso 3,2% de indigencia y un país por refundar estructural y anímicamente, Piñera deberá jugar para Chile. Sería su mejor y más sincera opción.

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PICADO

Retro revolución

Los hinchas del Manchester United protestan contra los dueños del club, que no paran de sumar deudas, yendo a la cancha con los viejos colores del club: verde y amarillo. ¿Chau Diablos Rojos? Por PEDRO NESTA

U

n informe de la UEFA reveló, a principios de este año, que dieciocho de los veinte clubes de la Premier League acumulan el 56% del total de la deuda en conjunto del fútbol europeo. Se trata de un estudio que dicho organismo suele realizar para conocer el estado de salud de este deporte. Y el diagnóstico, esta vez, no arroja dudas: el fútbol inglés se encuentra en un coma inducido. Sí, inducido por el obsceno ingreso de capitales extranjeros, por el caprichoso deseo de magnates embobados con el chiche de estación y, queda claro, por el consentimiento de un padre que ya hace rato arrancó las raíces que alguna vez supieron darle vida al balompié. Malcolm Glazer está a punto de cumplir 82 años. Hasta los 76 jamás había visto de cerca una pelota de fútbol y, así como en su momento Roman Abramovich decidió comprar el Chelsea porque desde su helicóptero vio un estadio por demás coqueto, de pronto él quiso ser dueño del Manchester United: “me lo aconsejaron mis asesores de inversión, hemos oído que hay muchos tipos gordos invirtiendo en el fútbol inglés, y por algo será. El negocio es el negocio, y hay que ir al lugar donde esté”, advirtió por aquel entonces -mediados del 2005- este estadounidense que se ubicaba 548 en el ranking de la revista Forbes y ya tenía en su poder al Tampa Bay Buccaneers, aquel equipo de fútbol americano que tanto nos suena sólo porque ahí pateaba el argentino Martín Gramática. Recién entonces, pues, los hinchas del United empezaron

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a sentir la extirpación del alma, los cimbronazos de un movimiento irremediable que tuvo su origen en junio de 1991, cuando el club salió a cotizar en bolsa. Nadie escuchó a los protestantes de la época, y las consecuencias fueron -son, mejor dicho- tremendas. Como si nada, hoy todos saben que el club al que se le adjudica ser el más rico del mundo tiene, paradójicamente, una deuda que supera los 800 millones de euros y que no para de subir. Así, hasta parecen una miseria los 96 que desembolsó el Real Madrid por Cristiano Ronaldo. Aunque semejante déficit excede a los grandes ingresos que el Manchester pueda generar. Se remite, en todo caso, a la llegada de la familia Glazer, que no necesitó romper el chanchito para adquirir el 97,3% de las acciones, sino que financió la compra con créditos bancarios que fueron a parar a la cuenta del club. Y cómo no, la guerra estalló. La batalla anti-Glazer no es de ayer nomás. De hecho, ya cuenta con más de 100.000 adherentes encolumnados bajo la sigla MUST (traducción mediante, Fondo de Partidarios del Manchester United). Se trata de una campaña encabezada por fans genuinos que hace poco, y con el fin de rescatar el club, se aliaron con un grupo de empresarios (denominados Caballeros Rojos) que también dicen ser fans genuinos. Habrá que ver... Por lo pronto, ya realizaron una oferta de compra por 1.100 millones de euros que fue inmediatamente rechazada por los Glazer y hasta contrataron a un equipo de Barack Obama para que lidere la cruzada contra los dueños del United en Internet. Todo muy lindo, todos muy ricos, pero la verdadera movida, la que realmente exhibe rasgos de identidad, de pertenencia, es ésa que últimamente se observa en Old Trafford y sus alrededores, a la que bien llaman Revolución Verde Oro. Banderas, camisetas, bufandas, gorros y vinchas que parecen traídas de la cancha de Aldosivi y chocan con ese rojo diabólico, al mismo tiempo que rememoran los colores de la institución cuando en sus orígenes se llamaba Newton Heath. Un modo de protesta que recorrió el mundo en apenas un segundo, desde que Beckham se acomodó una bufanda que le arrojaron en la revancha de octavos de final de Champions League entre el Manchester y el Milan. Y quién te dice... Quizás el día de mañana David tenga otro buen gesto y, con un vuelto nomás, pueda colaborar con la recuperación del club que conoció cuando se hizo hincha.



PICADO

Fútbol para todos, carne para todas

Nuestra especialista de moda decidió iniciar un campaña para recuperar aquella vestimenta ajustada y provocativa de la década del 70. Cansada de las bermudas, propone el regreso de los shorts y de las camisetas apretadas. Por CECILIA DI GENARO

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la moda no se la padece, se la reconoce. Y, en materia deportiva, las mujeres que nos vemos obligadas a ser parte del ritual masculino de mirar fútbol cada fin de semana tenemos una pregunta recurrente que nos hacemos cada tanto: ¿qué pasó con aquellos shorts y remeras ajustaditas de los años 70 que tanto deleitaban a la hinchada femenina? Ojo, no queremos ser vulgares. Acá no se está hablando de bultos o de prominencias asomando a través de una tela. Pero, si coincidimos en que a los jugadores les encanta pasearse en las revistas, salir con modelos y ser modelos, posar semidesnudos o desnudos, ¿qué sentido tienen esas bermudas castradoras que los uniforman? Según el periodista de The New York Times Mark Simpson, la tendencia a la que él mismo bautizó “deporno” –también había acuñado el término metrosexual, en su momento– tiene que ver con el erotismo aplicado a la moda deportiva, a los muchachos que en su tiempo libre posan en pelotas para alguna marca que les paga millones. Tomemos el ejemplo de David Beckham, que no se achicó cuando tuvo que mostrar los slips de Giorgio Armani. La lista de futbolistas hot que posan en calzones recorre todas las revistas de moda. Y, aunque todavía los elegidos son solo una elite, los más cool de los últimos años fueron Fabio Cannavaro, el tano de la Juventus que se animó a taparse el miembro con la otra pelota, el colombiano Faustino Asprilla, que también se desnudó, y Fredrik Ljungberg, quien les regaló su minuto de gloria a las suecas, esta tendencia está bajando cada vez más a los países latinos. De hecho, Cristiano Ronaldo y Kaká desfilaron en pasarelas y cuentan con su propia colección de ropa para distintas marcas internacionales. Y atenti, que muchos también posaron para marcas de cosméticos. Sí. Así como lo escuchan. ¿Se imaginan al tres de Flandria desnudo y poniéndose cremita frente al espejo para el último comercial de Biotherm Homme? El fútbol no es la única disciplina que ostenta torsos –y algo más–. ¿Se acuerdan cuando hace unos años todo el plantel del Stade de Francia se puso en bolas para un almanaque de beneficencia? Si en los deportistas, en general, ya demostraron con creces que la vanidad de que millones de personas estén mirando entre sus piernas los seduce, ¿por qué no levantar una moción para que vuelvan los glamorosos equipetes vintage? Así no se trataría sólo de 50 UN CAÑO | ABRIL 2010

una posibilidad para las estrellas, para los elegidos, para los top ten. Todos tendrían la chance de mostrar alguito más. Además, el deporte es un claro ejemplo de consumismo. Y este consumo, vinculado a la figura corporal y la apariencia, tiene un mercado enorme que traspasa las canchas y se instala en todas las casas y en todas las clases, porque implica moverse en espacios públicos donde hombres y mujeres se muestran con esa ropa. Resumiendo, la vuelta de los mini shorts y las remeras ashusté, la ausencia de tela y la carne dorada por esos entrenamientos al sol durante todo el año venden belleza saludable, sexy, masculina, sin olvidar el sueño de gloria al que hacen referencia los dueños de la pelota. Un negocio redondo… Por un lado, el éxito para las nuevas campañas hot con relanzamiento de estos equipos está garantizado. Por otro, un auge de botineras, guinderas y raqueteras a granel. Imagínense, hoy el único atractivo es la billetera, mañana esa pulsión tendría que ver con algo más genuino: gotas de sudor cayendo por esas nalgas apretadas y vigorosas. Y, para coronar, el agradecimiento de la audiencia femenina por este servicio a la comunidad. El Fútbol Para Todos, así, tendría más sentido. Lo pedimos como un gesto glamoroso. Desde Un Caño, humildemente, proponemos un salto de calidad, una reforma en el “deporno”, para que la tendencia sea popular –como el fútbol– para todas y, por qué no, para todos.


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Cómo lograr un buen servicio (más allá de los courts...) Por ROSCOE TANNER

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e acabó la joda. Tras varias agitadas y empalagosas semanas en Marpla, ya estoy de regreso en Baires. Tendrán que perdonarme que en esta entrega me desvíe del tema, pero por cada paso que doy en la ciudad no hago otra cosa que encontrarme con la campaña de Nike, ésa en la que en un cartelón se ve un 1986 tachado y, al lado, otro con un 2010 atravesado por el lema Escribamos historia. La verdad, me indignó un poquito. O sea, la marca de la pipita viene a decirnos –y perdón que me incluya, pero a esta altura ya me siento argentino– “muchachos, ya basta de vivir de recuerdos, es hora de que ganen algo”. Por si a alguien no le quedó claro el mensaje, la campaña va acompañada por el siguiente manifiesto: “Una vuelta olímpica no puede durar 24 años. Pasaron 24 años desde el ‘86. 5 planteles, 10 presidentes, pasamos del austral al peso. Apareció Internet, llegaron los celulares, cambió el clima, cambió el mundo. Lo que no cambió es un país, que sigue levantando una copa que está guardada en una vitrina. Basta del ‘86. Basta de seguir hablando de goles a Alemania en el último minuto. Más de un tercio de la población argentina nació después del gol a los ingleses. No le interesa el ‘86, porque está pensando en salir campeones este año. Dejemos al pasado ser pasado, y démosle al presente la importancia que se merece. Dejemos de comparar planteles y démosle a nuestro equipo la confianza que necesita. Lo que importa no es sólo lo que se hizo, sino lo que podemos hacer ahora. Tenemos a 23 hombres que van a dejar la vida para hacer historia. Una historia que tenemos que escribir ahora, para no tener que andar mirando lo que ya está escrito”. Hasta ahí, muy bonita la arenga. Lástima que no hizo más que abrir un nuevo frente de tormenta para Maradona. Como si por estas horas Diego ya no tuviera bastante con tener que definir quiénes serán los “23 hombres que van a dejar la vida”, un par de declaraciones suyas desde Alemania dispararon las sospechas. Es que justo cuando la campaña se hacía pública, el Diez decía en rueda de prensa: “El ‘86 ya quedó atrás. Fue hermoso y casi heroico, pero quiero algo nuevo, que no repitan más el gol con la mano de Maradona a los ingleses. Necesitamos héroes nuevos”.

Sin dudas, un discurso demasiado alineado con el mensaje de Nike, ¿no? Según me cuentan, la coincidencia generó un particular resquemor en Don Julio y sus lugartenientes de la AFA. ¿Diego está pago por Nike?, se preguntaron. La propia empresa salió a desmentirlo a través de un vocero. Y es que a nadie se le escapa, obvio, que la Selección juega exactamente para la contra, la marca de las tres tiras. De hecho, la gente de Adidas le pidió a Grondona que profundice en el tema a ver qué hay de cierto. Y que conste que si estamos hablando de un nuevo round de la guerra de las marcas, ésa que puntualmente se dispara entre Nike y Adidas con la llegada de cada Mundial, lo mío no es interesado. Todo el mundo sabe que yo, en mis mejores días, me vestía con Sergio Tacchini y calzaba Converse. Pero ya que estamos hablando de cuestiones publicitarias, lo que sí me obliga a una rectificación son mis últimas menciones sobre las bondades de los Havannets. Mis seguidores saben bien de qué hablo. De la Yoly, claro, y dos de sus máximas virtudes. Y fue justamente ella quien me hizo reparar en lo desagradecido que estaba siendo. “Che, vos seguís pasando el chivo de los Havannets pero resulta que en Un Caño el que pone avisos es Balcarce”. Esto les dará una idea de la libertad con que trabajamos en esta revista. Y de más está decir que, de aquí en más, deberán imaginarse a la Yoly como orgullosa portadora de dos sabrosos Conitos Balcarce. Hecha esta corrección, me voy despidiendo confesándoles que por ahí, en futuras ediciones, seguirán recibiendo mi gran servicio desde Estados Unidos. La cosa fue así. De regreso de Marpla, la Yoly insistió en que no podíamos dejar de visitar Mundo Marino, en San Clemente del To You. La pasamos great entre orcas, delfines y focas. Y la Yoly no tuvo mejor idea que hacer circular unas fotos vía Facebook donde se me ve sonriente, alimentando una orca con un par de sardinas en la mano. Al otro día, mi mail estallaba con ofertas de trabajo del Sea World de Orlando. El mensaje era tan escueto como intrigante: “Por percance con su coach, se busca nuevo entrenador para nuestra orca más famosa, Tilikum (30 años en cautiverio, 4.478 kilos). Muy buena paga”. En unos días me toman la prueba. Ya les contaré... ABRIL 2010 | UN CAÑO 51



Solos en la isla

Un estadio en la Argentina lleva cuatro años sin utilizarse. Suspendida por incidentes, la cancha de San Telmo en la Isla Maciel carga con una maldición que para sus hinchas es exagerada. Denuncian discriminación contra el barrio y arbitrariedad en una decisión que no encuentra justificativos (Un caño trató de hablar con autoridades de Coprosede y nadie da la cara por el tema). El caso aparece como un ejemplo del castigo a la pobreza. Por NAHUEL GALLOTA Fotos ALFREDO SRUR


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on las ocho de la noche de un jueves y Ramón está en el bar de la calle Perú. En su mesa, la de la ventana, toma una gaseosa y habla de fútbol. Habla de su querido San Telmo, de aquellos asaditos en la Isla antes de entrar a la cancha, y de cómo hacer para que su equipo vuelva a ser local. -Me quiero juntar con el titular del Coprosede (Comisión provincial de Seguridad de la provincia), pero no me atiendedice Ramón-. Para preguntarle qué pasa con San Telmo. Hay muertos en varios clubes y siguen jugando de local como si nada; nosotros ya llevamos cuatro años sin cancha. Esto ya es discriminación. La tarde del sábado 11 de febrero de 2006 debían jugar San Telmo y Talleres de Escalada. Hubo incidentes dentro y fuera del estadio. El partido jamás se jugó. A partir de ese día San Telmo nunca más utilizó su estadio en la isla Maciel. Gitaneó por las canchas de Huracán, Barracas Central, Atlanta, Defensores de Belgrano, All Boys, Español y Armenio. En esos cuatro años peleó el descenso tres veces: jugó dos promociones y en la restante zafó en el anteúltimo partido. Sus dirigentes afirman que pierden 4500 pesos cada sábado que alquilan cancha para “ser locales”. Un dinero que podría ser

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invertido en su estadio, al que le niegan la habilitación pese a que en el ascenso sólo se juega con público local. “La presidenta que nos gobierna ahora/ acá hay mucha violencia y eso lo ignora/ prefiere arreglar lo que pasa en Colombia”. Letra de Los Ñeris, grupo de rap del barrio. Ramón tiene un plan que ideó con veinte muchachos de la hinchada para garantizar la seguridad de periodistas, directivos y jugadores visitantes que deban ir un sábado a la isla. La oferta es, al menos, pintoresca: esperarlos del lado de La Boca, y acompañarlos a la cancha. Y a la salida lo mismo. Aguardarlos a la salida del vestuario e ir con ellos hasta la Capital. Según cuenta, muchos de esos veinte muchachos son los que expulsaron a la familia que llegó al barrio desde La Boca para vender pasta base. La original propuesta incluye una charla con los pibes del barrio para que no cascoteen más al único bondi que pasa por la isla. Ramón anda por los cuarenta y pico y asegura que está en contra de la violencia. Si bien explica que “en otros tiempos¨ hizo ¨cagadas”, hoy quiere que a los pibes no les pase nada. Promete “cambiarles la mentalidad y darle una mano al club”. Maneja la barra y lleva 16 años

de trabajo en el puerto por un sueldo que si lo llega a perder, dice, se pega un tiro. Quiere estudiar inglés y comunicación para algún día ser gerente.

La isla en vivo y en directo Entre mitos y leyendas se cuenta que en 1984 los hinchas de Almagro escaparon corriendo, y muchos decidieron tirarse a nadar en el Riachuelo antes de ser alcanzados por los de San Telmo. La única forma de cruzar de La Boca a la isla es en bote, por un peso. Cruzamos. Del otro lado espera Marcelo. Uno de los veinte. Usa la camiseta de Los Pumas y tiene espalda de rugbier. Cuenta de una vez que vino Talleres, y que no fue tan grave, y que no hubo ningún muerto y que sólo fueron piedrazos. -Lo que nos mata acá es la fama -explica-. El programa de Chiche Gelblung nos ensució. Abusó de la necesidad de la gente, vino y les tiró una moneda para que hablen lo que quería el periodista que mandó. Habló cualquiera. No todos hacen malas cosas. Y la gente compra. Ahora Chiche está prohibido en el barrio. El dueño de una cantina, que de tan humilde se convierte en un sitio maravilloso, tiene como adorno una vieja camiseta de Unión en una percha. Sale a la puerta y le dice al fotógrafo que periodistas no, que está cansado de que ensucien a todo un barrio por unos pocos. Las calles de la isla están asfaltadas; entrando por Montaña se ven casas parecidas- por el material- a las de la calle Caminito. La Maciel es mucho más un barrio que una villa. La zona del fondo aparece como la más carenciada. La música hoy suena baja. En la semana murió un pibe muy querido del barrio y se lo respeta de esa forma. Marcelo cuenta que muchos trabajan en una cooperativa que mantiene la limpieza del barrio. Y que los dueños de motos son mensajeros en el centro, como lo fue él. Otros vecinos son empleados del puerto.


En el club Tres de febrero, antes escenario de noches de boxeo, hoy solamente se organizan bailes. A veces llegan grupos para tocar, pero la mayoría de la gente joven del barrio va a la bailanta Rimbo, en Quilmes. Siempre en remís porque el único colectivo que pasa por acá es el 271 y el último del día circula hasta las once. Y no se divisa otro hasta las cuatro de la mañana. El bote brinda servicios todo la noche pero sólo te cruza a La Boca. La maestra jardinera del barrio se llama Verónica. Dice que cuando les pregunta a los nenes de qué equipo son, la mayoría responde “de Telmo”, y que suelen ir a jardín con camisetas o ropa azul y celeste. Hay uno que se llama Pedro, por Pedro Coronel, máxima gloria del club. “El año pasado se destapó que hay un foco muy grande de desnutrición. No tienen ropa ni zapatillas para venir al jardín. A algunos los mandan con trapitos cuando no hay pañales”. El relato incluye un pequeño drama infantil: los nenes, que son del barrio y van a un jardín de La Boca o de Dock Sud, no pueden festejar cumpleaños en sus casas porque los papás de sus compañeritos no los quieren llevar a la isla. En las escuelas de esta zona debió adelantarse el horario del almuerzo. A las once y media los chicos ya se dormían por el hambre, o lloraban o se ponían inquietos. Verónica los notaba débiles porque además del hambre estaban trasnochados o tenían problemas en sus casas. La lucha de la maestra –nos confía- es para que jueguen menos en la calle. Los nenes se divierten con todo: un palito, un dedo o un papel, es convertido en revólver. Y nos habla de los insultos y de la forma de expresarse. La primera semana de clases, al no saber el nombre de la señorita, le dicen “gata”, como se dice en las cárceles al que cae por un delito menor y es robado por los otros presos. Verónica lleva seis años entrevistando a los papás cuando van a inscribir a sus hijos. Recuerda que uno solo cursó estudios terciarios.

A Marcelo le pasó, fleteando con la moto, compartir ascensor con tipos de traje: “te rebajan con la mirada. Yo pienso que ellos tendrán plata pero no son felices. Son envidiosos entre ellos y miserables. En algunas oficinas me han negado un vaso de agua”. -Yo veo la voluntad de los papás, pero el que quiere salvarse la tiene muy difícil.

Ramón tiene un plan que ideó con veinte muchachos de la hinchada para garantizar la seguridad de periodistas, directivos y jugadores visitantes que deban concurrir un sábado a la isla.


Por decir “yo vivo acá” no les dan trabajo. O se los dan para transar enseguida: o explotándolos, o los ponen de seguridad porque el jefe sabe que ellos conocen gente del barrio que roba y los contratan para pasarles alguna entrega de la empresa que cuidan. “Sobreviviendo/ en este mundo nos criamos/ y nos marginan todos/ a nadie le importamos/ solo nos nombran/ cuando mal actuamos/ cuando nos drogamos/ robamos o matamos…” Letra de F.A, el grupo de rap de Fuerte Apache.

El tesoro de la Maciel A la cancha se entra por donde antes era la utilería y hoy es una remisería. En dos de sus esquinas hay santuarios del Gauchito Gil. Adentro se juega un desafío de barrio. Es el fútbol que se juega en los sectores populares y que antescuando San Telmo era local- se jugaba en la canchita del fondo. Se enfrentan “Los

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Galgos” del Docke contra “Rana” de la isla. El fotógrafo hace su trabajo y se le acerca un cincuentón, pelado, de anteojos. Chusmea y comenta que “la cancha es el único tesoro que tenemos en el barrio, es lo más lindo. No tenemos cine, shopping, no hay nada para hacer acá. No queremos perder el fútbol, lo tenemos que recuperar; es nuestra identidad”. Al bar de la calle Perú, a metros de la sede del club, llega un amigo de Ramón que se suma a la charla: “Vos nombrás a la isla Maciel y la gente está convencida de que ahí te matan. Pero vas a Retiro y te matan igual. Si vos te fijás la mayoría de las inferiores entrenan en la zona de Bajo Flores, ahí por la villa de San Lorenzo, que es enorme. Acá le están cerrando la puerta a un club y a la gente de un barrio”.

Fútbol e intendencia Rodrigo Estévez Andrade y varios directivos fueron, tiempo atrás, a charlar con

el ex intendente de Avellaneda, Baldomero Álvarez de Olivera. Lo primero que hizo fue preguntarles si estaban en la “D”. -No, bueno, como ustedes no son de acá…-dice Rodrigo que les dijo Álvarez-. A Dock Sud, en cambio, lo vive ayudando. Y la tribuna nuestra la hicimos a pulmón, cobrando tablones de 20 pesos. Antes las noticias hablaban de que San Telmo había ganado en la isla. Hoy, las únicas veces que en los medios se habla del barrio es en las páginas de policiales. La tribuna de cemento para 3000 espectadores inaugurada el año anterior lleva el nombre del ex intendente, Jorge Ferraresi, en el cargo desde agosto de 2009. -Vos podés mejorar la cancha, pero la parte social es una tarea de la intendencia. Otra cosas son los accesos al barrio. Es trabajo del Gobierno, no nuestro. Las canchas de fútbol son iguales en todos lados. Y violencia también hay en todos lados- dice Rodrigo. Lo que asegura Ramón es que la bron-


ca es más con el barrio que con el club. “La gente sabe que está condenada a ser excluida, sin tener el conocimiento ni la educación de que existe una palabra llamada exclusión. Le aturde los pensamientos y le contamina el cuerpo sentirse todos los días marginada, pero creyendo que marginación es una palabra de otro idioma”. Camilo Blajaquis, poeta de la villa Carlos Gardel. Los hinchas de San Telmo denuncian que tuvieron problemas en algunos estadios en los que el club jugó como local. Los de Defensores siguieron a un directivo y lo golpearon con un arma para robarle un bolsón de banderas. Cuando la gente llegó a Atlanta, los barras de ese club los esperaron armados y a los que venían caminando los asaltaba. -El jefe del operativo le dijo a nuestra gente que corriera, que eran balas de plomo, y después salió en la tele diciendo que era pirotecnia. Aparte te tratan como quieren. En Defensores uno de la brigada gritó “acá llegan los villeros, los negros quilomberos de mierda, hay que bajarlos a todos”. Te provocan y te los tenés que aguantar teniendo tu cancha. Con la comisaría de la zona tenemos otro diálogo; no molestan y nosotros tampoco- dice Marcelo, el de la espalda de rugbier. -La solución está en el Coprosede, y en nosotros -se queja Rodrigo-, en la capacidad de crecer que no tenemos porque somos un club chico; un club que junta el mango. Tenemos la sede social en un barrio y la cancha en otro, y son dos mundos distintos. Verónica cuenta que cuando en el barrio hay talleres de educación y de oficios las vacantes se agotan y hay lista de espera. Sabe que muchos tienen ganas de superarse y no saben cómo. - ¿Y qué es lo mejor que se podría hacer por el barrio? -Vos podés urbanizar, construirles el mejor duplex, un chalet, pero si no les das educación, talleres, charlas, no sirve de nada. Estaría bueno que la gente se

metiera en el barro y viera que los vecinos de la Isla Maciel son personas y no animales; que no se queden con lo que dicen los medios. Hace meses que Ramón espera en el bar de la calle Perú que alguien del Coprosede se acerque. De a ratos, de lo único que habla es de volver a comer un asadito en la Isla, entrar a la cancha y gritar “y ya lo ve, y ya lo ve, somos locales otra vez”.

“En Defensores uno de la brigada gritó “acá llegan los villeros, los negros quilomberos de mierda, hay que bajarlos a todos” (Marcelo, de la hinchada de San Telmo).


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Clásicos sin barrio

¿Qué pasa cuando un derby tiene orígenes más intrincados que la proximidad geográfica? Un Caño te cuenta ocho historias de partidos en los que se juega mucho más que saber quién es el capo de la cuadra. Por CARLOS BONET

Medio Oriente caliente Hablar de un clásico que represente el choque de religiones remitiría a mencionar al famoso derby de Glasgow, que enfrenta a los católicos del Celtic contra los protestantes del Rangers. Pero en Israel se juega un partido aún más sensible: el de Beitar Jerusalem vs. Bnei Sakhnin. El choque es relativamente moderno, ya que Bnei Sakhnin se fundó en 1991 y ascendió a primera en 2003. Pero el hecho de que el nuevo club represente a la comunidad árabe de Israel bastó para que rápidamente se gestara la rivalidad con

el Beitar, cuyos hinchas se identifican con el más recalcitrante conservadurismo hebreo anti-arábigo. Más allá de que cada partido se toma como un choque de riesgo, el pico de la rivalidad se dio en el 2004, cuando el Bnei Sakhnin ganó la Copa del Estado y la barra del Beitar publicó un obituario en el Yediot Aharonot, famoso matutino, proclamando “la muerte del fútbol israelí”.

La mano de la Junta En Grecia, el choque entre OFI y Ergotelis es considerado el clásico de la Isla

de Creta. La rivalidad tiene su origen en tiempos de la Junta Militar que gobernó Grecia entre 1967 y 1974. El Ergotelis fue fundado por refugiados de origen griego que habían sido expulsados de la Anatolia por Turquía. Y a fines de los años 60, un decreto del gobierno militar obligó a que sus mejores jugadores pasaran al OFI. Para colmo, sin pagar un dracma. ¿El motivo? No se concebía que un equipo de cretenses de ley fuera segundo de otro de inmigrantes. La marca de odio por ese ultraje sigue presente hasta el día de hoy.

Guerra de trincheras en Brasil El clásico de Paraná, en el sur de Brasil, es el que protagonizan Coritiba y Atlético Paranaense. Coritiba fue fundado en 1909 por inmigrantes alemanes y, amén de algún que otro título, tuvo que soportar que el Britania (sí, obvio, formado por inmigrantes ingleses) se llevase, en fila, todos los campeonatos estaduales entre 1918 y 1924, justo los años posteriores a la Primera Guerra Mundial. En 1924, los teutones del Coritiba convocaron a otros dos clubes de la ciudad, el Internacional y el América, a unirse en un solo equipo para terminar con la hegemonía de los ingleses. No hubo acuerdo, y el Internacional y el América formaron el Atlético Paranaense para dar comienzo a la rivalidad con el Coritiba. Hoy, nadie se acuerda del Britania.

Hinchas del Beitar Jerusalem palpitan el clásico frente a Bnei Sakhnin.


Objetos más que contundentes La decadencia del fútbol serbio, que supo ser respetado en tiempos de la intrabalcánica Federación Yugoslava, hace que hoy sea más llamativo lo que sucede en las tribunas que en el campo. Y en ese sentido, el choque entre Estrella Roja y Partizan, los equipos más importantes de Belgrado, se lleva toda la atención. Pero a los muchachos se les va la mano. La rivalidad, cuentan, tiene su origen en cierta antinomia de posguerra entre la juventud comunista, cuyos miembros fundaron el Estrella Roja, y el Ejército, representado por el Partizan. El punto culminante de este enfrentamiento de barras que cuenta en decenas sus muertos se dio en 1999, cuando los Grobari (Sepultureros), los ultras del Partizan, asesinaron a uno de los Delije (Guerreros), la barra del Estrella Roja, usando un lanzamisil que dispararon de una tribuna a la otra en pleno partido.

Vos sos un botón El clásico de Bucarest fue uno de los tantos de Europa del Este que se cocinó al fuego lento del régimen comunista. De un lado, el Steaua, aquél que perdió la Intercontinental contra River, el equipo del Ejército y, por lo tanto, de Nicolae Ceauşescu, hombre fuerte de Rumania entre 1965 y 1989. Del otro, el Dynamo, identificado con el Ministerio del Interior y con la temida Securitate, la Policía rumana. El choque que define a este duelo se dio en la final de la Copa de Rumania de 1988. Considerando que el gol del 1-1 del Dynamo había sido un claro offside, los jugadores del Steaua abandonaron la cancha. Dynamo recibió el trofeo, pero días más tarde, tras un llamadito “de arriba”, la Federación decretó un 2-1 favorable a Steaua como resultado final. Tras la revolución de diciembre de 1989, que literalmente acabó con Ceauşescu, el Steaua ofreció devolver el trofeo, pero el Dynamo rechazó el gesto.

Una cuestión de casta Un clásico con 100.000 hinchas en el estadio prácticamente en cada edición no es algo que se vea mucho. Es el caso del

Millwall y West Ham United se enfrentan en la segunda división inglesa en 2004.

derby de Calcuta, en la India. De un lado, el Mohun Bagan; del otro, el East Bengal. El Mohun, fundado en 1889, es el club de fútbol más antiguo de Asia y representa a los “Ghoti”, los bengalíes occidentales o “puros”. El East Bengal, como su nombre lo indica, a los del este, los llamados “Bangal”, quienes tras la independencia de la India y la subsiguiente creación de Bangladesh como estado independiente, llegaron a Calcuta en calidad de refugiados. Esa diferencia, presente en el día a día de la ciudad de los 13 millones de habitantes, se traslada a la pelota cada vez que estos dos equipos se enfrentan.

Ni el barrio o la ciudad: el continente Para muchos, el Galatasaray vs. Fenerbahce puede ser considerado (como de hecho lo es nuestro Boca – River) como uno de los cinco clásicos top del mundo. Los orígenes de la rivalidad entre los dos gigantes de Estambul, una de las ciudades con más historia de nuestra civilización (antes llamada Constantinopla o Bizancio), tienen que ver con la raigambre burguesa del Galatasaray, fundado por estudiantes de liceo, opuesta al gen obrero del Fenerbahce. Pero lo que hace de este derby único en el mundo es que, más allá de un choque de clases ya bastante diluido, marca el duelo de dos continentes. El Gala representa al sector occidental (en Tracia) y por tanto europeo de la ciudad, mientras el Fener se ubica

en la parte oriental (Anatolia) y asiática de Estambul.

Sos carnero, sos… Motivo recurrente de la prolífica filmografía inglesa contemporánea, un West Ham vs. Millwall es sinónimo de un clásico con todos los condimentos de la vieja tradición hooligan. Como en los últimos años los rivales del Este de Londres militan en diferentes categorías, el choque se da muy cada tanto, cuando las bolillas del sorteo de la FA Cup o la Carling Cup los pone frente a frente. La última vez, en agosto del año pasado, terminó en batalla campal. Fue tal el lío que un ícono del West Ham como Harry Redknapp propuso que la próxima vez que el bolillero se encapriche en repetir el derby, se deberían devolver las pelotitas y repetir el sorteo. ¿Cuál es el origen de la rivalidad? Uno bastante entendible para tanto odio. Ambos clubes surgieron como el agrupamiento de trabajadores portuarios y de astilleros del sudeste de Londres. Millwall, con el nombre de siempre; West Ham, bajo la denominación de Thames Ironworks. Durante los años de la Depresión, en la década del 30, un notable atraso en el pago de los salarios llevó a los trabajadores de toda la zona a una huelga que perdió su fuerza cuando los obreros del Astillero Millwall, mayoría de hinchas del club homónimo, agacharon la cabeza y volvieron a trabajar sin chistar. ABRIL 2010 | UN CAÑO 59


Soy la mente de Diego Lo que aquí se leerá es tan solo un juego imaginario, luego de un planteo realizado por la mesa chica de Un Caño y aceptado de manera gustosa por el autor de la nota. Cualquier relación con la realidad es pura coincidencia. Prepárese para este ejercicio de psicología periodística que conduce a los veintitrés que irán a Sudáfrica. Por ROMÁN IUCHT

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e gusta Romero y me gusta porque es uno de los tipos que elegí. Es cierto que me fui de boca en los elogios con Carrizo, pero vamos, quién no creía que iba a tener continuidad primero en Italia (en la Lazio) y después en el Zaragoza. A veces los jugadores son rehenes de sus decisiones y en este caso, la moneda cayó por el lado de la soledad. Otra vez será. Pero decía que me gusta Romero, porque tiene personalidad aunque sea un pibe. Contra Alemania ratificó todo lo que pienso de él, y la prensa lo confirmó. Gran físico, buena estampa y lo más importante, transmite tranquilidad. Es uno de mis soldados. La actuación de la defensa frente a Alemania me terminó de decidir. Voy a defender con cuatro centrales. Me aseguro dureza en la marca en el fondo. Los mundiales me enseñaron que garantizarse el cero en el arco es “la madre de todas las batallas” y yo quiero ganarla. Si después, con el correr de los partidos, puedo cambiar y ponerle una pizca de osadía, allí incluiré un lateral con proyección. Por eso lo sigo viendo a Zanetti. Un tipo

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con más de diez años en Italia, capitán del tetracampeón del calcio, que además está entre los ocho mejores de Europa, no me puede pasar inadvertido. El Pupi no se resiste a ver el Mundial desde la casa, y eso me encanta. Sé perfectamente que si juega, no tengo nada que explicarle, y si se queda afuera apoyará la causa y será él quien transmita sus experiencias al que esté entre los once. Ahí todavía tengo dudas, porque quiero ver como sigue evolucionando Angeleri, que también puede jugar libre en el fondo. Voy a esperar un poco más, tengo tiempo. Con Samuel recuperado tenemos un bastión, le hizo bárbaro volver a Italia. En la casa matriz de la defensa, Walter demuestra ser un gerente de primer nivel.

Palermo es un ejemplo de vida - no sólo de futbolista - y se merece estar entre los veintitrés.

La mala llegó en el amistoso. Me pone los nervios de punta saber que Demichelis estará parado un mes más, como mínimo, y llegará a junio con pocos partidos, pero si ése es todo el precio que tengo que pagar en el tema lesiones, firmo ya. Viendo lo que pudo ser, la sacamos barata. Otamendi y Heinze no tienen gran volumen. ¿Creen que no lo tengo claro? Pero bueno, el juego hay que buscarlo del medio para arriba. Ellos están para otra cosa. ¡Ah!, por si alguien tiene alguna duda, al Gringo lo banco a muerte y en mi equipo juega siempre. Tema cerrado. Mascherano y Verón tienen que ser el equilibrio, y Gutiérrez y Di María, la explosión. Masche está volviendo a ser el que fue, y yo quiero que recupere todo su despliegue justo para Sudáfrica. La Bruja es mi general adentro de la cancha. Lo suyo es categoría pura. Él tiene que manejar los tiempos y las temperaturas de los partidos. Para eso tiene un termostato perfecto. Angelito es tremendo. Me subyuga su verticalidad y su técnica. Si aprende a bajar un cambio cuando pisa el área, tenemos


un tipo que nos va abrir partidos cerrados. ¡Recuerden lo que les digo! Jonás es el alma del equipo. Me conmueve su despliegue. Esos son los tipos que quiero con mi camiseta. En cuanto podamos laburar los veinte días previos voy a tratar de lograr que además de hacer el carril, encuentre el timing para pasar al ataque vacío y llegue para definir. Tiene la dinámica del Gringo Giusti en nuestro equipo de México y me gustaría que tuviera el panorama de Héctor Enrique. Sí, ya lo sé… No pido nada, ¿no? Cuando estemos en Pretoria lo voy a mandar al Negro para que lo oriente un poco, aunque se sabe que eso, por desgracia no es contagioso. Me falta terminar de encontrar las variantes. Con Gago ya hable y le explique cómo viene la mano. Él sabe que me encanta su juego, pero sin competencia es muy difícil. En ese sector, Bolatti es hoy la primera opción porque corta, juega y llega como lo hizo en Uruguay. Por afuera, no lo pude ver a Dátolo y eso lo complicó. Lo sigo mirando de cerca a Maxi Rodriguez, si vuelve a ser La Fiera puede tener chances.

Arriba tengo todo. En mi plantel van a estar los mejores delanteros del mundo. No lo digo yo, lo dicen los números. Con el Pipita tengo todo lo que espero de un nueve y más, porque como nunca fue un jugador de área, sabe meter diagonales para afuera, rebotar, participar del juego. Es un crack. En el arranque, corre con ventaja respecto de los otros. Carlitos está bien y va a hacer ruido como Di María, ¡ésta también anótenla! Milito es simple para todo y en un juego complejo como el fútbol, lo suyo no tiene precio. El Kun tiene un poco de todos y su toque personal, porque en espacios reducidos, no hay muchos en el mundo como Agüero. Y Martín es el único, pero el único de ver-

El Pipita es un crack. En el arranque corre con ventaja respecto de los otros.

dad que si tengo que pensar en ganar un partido o en sostener un resultado usando la cabeza, va a cumplir la función con eficacia e ilusión. Palermo es un ejemplo de vida, no sólo de futbolista y se merece estar entre los veintitrés. Sí, ya sé, me falta Messi. Voy a decirles algo, muchachos. Y con esto terminamos el tema de Leo. Mi equipo no puede jugar sólo para él, pero les aseguró que todo lo que podamos hacer para que esté feliz, vamos a intentarlo. El Barcelona tiene otros jugadores y otros rivales. Acá la cosa es diferente y por eso recién vengo de Barcelona, de juntarme varios días con él y su familia. Quiero que tenga un Mundial feliz, porque de su felicidad depende en parte la nuestra. Si lo ayudamos, como alguna vez me ayudaron a mí, les juro que como mínimo estamos entre los cuatro. Con las críticas no me meto más. Es cierto que me cuesta distinguir entre un comentario constructivo y uno de mala leche. A esta altura, me da lo mismo. Yo voy a dirigir a la Selección argentina en el Mundial y lo único que quiero es volver a hacer historia. Que Dios nos ayude. Amén.

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El hombre que calló al mundo

¿Es posible hacer un documental malo o regular que cuente la historia de Muhammad Ali? Quienes hemos visto unos cuantos tenemos la sensación de que hay pocos casos en los que el personaje devora al director, al guionista y a los propios investigadores. De niño lo envidiamos, de grande lo admiramos. Hoy lo ponemos como ejemplo. Por PABLO LLONTO

U

na sola vez en la vida deseé lo peor para Muhammad Ali. Fue la noche del 7 de diciembre de 1970. En el Madison Square Garden de New York, el bocón más grande del boxeo recibía a otro bocón, pero argentino. Por entonces vivía en Perú; era un niño de primarias y pantalones cortos, bajo la condena de ser argentino en una Latinoamérica que nos envidiaba tanto como nos odiaba. Sólo dos o tres compañeritos de mi grado deseaban que Ringo ganase el combate. Para el falso orgullo celeste y blanco que me habitaba, debía defender al compatriota de los pies planos, mal que me pesara. No podía soportar el regreso a la escuela, al día siguiente, para que un par de irrespetuosos de pantalón largo me gritasen “argentino maricón”. Pero Bonavena cayó por knock out técnico. Y entonces Ali, en mis entrañas, se convirtió en el más grande. Sólo debieron pasar unos días, aquellos en los que hablé maravillas de Ringo y su digna derrota, para dejarme iluminar por los fuegos de un hombre negro que hacía todo a la perfección. Hablaba tan bien

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como boxeaba. Y boxeaba como si alguno de los dioses lo hubiese entrenado. Eran los tiempos en que el boxeo aún calificaba como deporte en mis anhelos de periodista. Hoy, retirado de los ring sides, de las crónicas y comentarios, de las apuestas caseras y de la acumulación de recortes recibo un documental sobre Ali para dar una opinión. Facing Ali (Combatiendo contra Ali) es el relato de la vida de Ali contada por algunos de sus rivales. Para los argentinos, la ausencia de Bonavena es también la ausencia de toda referencia al combate que nos excitó en el 70. Pero están las peleas frente a Chuvalo, Cooper, Foreman, Frazier, Holmes, Lyle, Norton, Shavers, Spinks y Holmes. Casi nada… No imaginamos cuánto costó en tiempo y dinero esta producción, pero la celebramos. Encontrar a los rivales de Ali y llevarlos hasta la sencilla ceremonia del recuerdo minuto a minuto requiere más que una

idea. Merece tocar todos los botones del control remoto, cada escena que, relatada por el rival, muestra la estrategia de Ali para vencerlos. Sólo la desagradable soberbia del inglés Cooper, a quien Ali le contesta (hoy) con las visiones en blanco y negro de la pelea celebrada en Wembley en 1963, afea en cierta medida una película de homenaje. Pero está bueno que Cooper aparezca. Es blanco, es Sir, es insignificante al lado de Ali. Si hay jóvenes que no saben nada de Ali, sabrán todo con certeza (reiteramos: nos deben el capítulo argento). Si hay


veteranos que buscan secretos de combates o de los momentos previos, pues aquí está todo. Incluida la confesión, a la manera de León Spinks, de aquel sorpresivo triunfo en 1978, cuando el joven medallista olímpico le arrebatara el título: “creo que me tiré un pedo en el centro del ring cuando festejaba”. Está la pasión que puso para defender a los negros, para criticar con dureza a los fanáticos de la guerra contra Vietnam. Está la fortaleza para resistir el embate de un país mayoritariamente racista y abusador. Y también está la humildad de reconocer que no debió darle la espalda a Malcolm X, el líder de un sector de los rebeldes negros. Hablan sus rivales, y hablan los mejores momentos de los archivos de entonces. Uno, pese a verlas mil veces, se revuelca de risa ante las apariciones de Ali en las conferencias de prensa previas a los combates. Había que tener sentido del humor y de la promoción (y mucho huevo) para llevar un muñequito de gorila ante las cámaras del mundo y decirle a Joe Frazier que su cerebro lo poseía él, Ali. Y hay que premiar al director, Pete McCormack, por su brillante sexto sentido de editor periodístico cuando eligió que un tramo de la entrevista a George Chuvalo, en la que no se habla de Ali, forme parte de esta película. Sencillamente, Chuvalo relata, sin llanto y con unas pausas que nos parten el corazón, los momentos de su vida en que perdió a sus hijos por culpa de la heroína y su esposa se suicidó, ante el drama que les había tocado. Pocas veces hemos observado un alegato tan real y tan poco amarillo contra las drogas. ¿Y Ali? Ali, estimados, todos los años prueba nuevos tratamientos contra el Mal de Parkinson. Los camarógrafos y reporteros sólo se atreven a retratarlo en activida-

des vinculadas con la recaudación de fondos para luchar contra la enfermedad. Se lo ha visto en algunas oportunidades, en silla de ruedas. En Estados Unidos hacen cola para homenajearlo, pero su familia prefiere preservarlo. Su imagen 2010, comparada con la de aquel joven negro, bello y alto, casi una escultura de ébano, podría llevarnos a la maldición eterna.

Si hay veteranos que buscan secretos de combates o de los momentos previos, pues aquí está todo.

Las lágrimas de sus rivales (excepto las del monárquico inglés Cooper, jamás aparecidas) mientras comentan, en el final del documental, cuál fue la última vez en que lo vieron, dan cuenta de dos sentimientos. La idolatría por quien fuera el mejor entre ellos. El agradecimiento, de quienes a causa de Ali, hoy son historia de la buena en el boxeo. De tantas, separamos las palabras de Foreman, a quien Ali insultó de pelo a pelo y rebajó a la máxima pena de la degradación: “es un negro diferente”. Dice Foreman: “durante la pelea en Zaire, cuando estaba cayendo a la lona, Ali tuvo la oportunidad de meterme una derecha. Yo lo hubiese hecho. Él no lo hizo. Eso demuestra quién era Ali”.

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¿DEL HORROR A LA LIBERTADORES?

Después de cuatro meses al frente de River, la administración de Daniel Passarella tomó muchas decisiones, buscando, ante todo, transparencia. Todavía los resultados no se perciben en un área más que sensible, el fútbol. Sin embargo, se respira otro aire en los pasillos del Monumental. Se apuesta a las inferiores y se están evaluando diversas posibilidades para reforzar el equipo de aquí al futuro. Un futuro que soporta las duras cargas del pasado. Por PABLO DE BIASE Y FABIÁN INDUTI



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l 5 de diciembre de 2009, a Daniel Passarella le sobraron los dedos de una mano para contar la “gigantesca” diferencia que le había sacado a Rodolfo D´Onofrio, quien no pasó a ninguna historia pero quedó en las planillas y en las crónicas como el candidato oficial del aguilarismo en las últimas elecciones presidenciales de River. La pequeña diferencia fue mayúscula, entre otros factores, por la cantidad de socios que votaron, más de diez mil. Una cifra “récord”, si utilizamos, en el periodismo, categorías de un mundo que ya no existe (por ejemplo, creer que “la pelota no se mancha”, mientras las manos y las conciencias se ensucian sin límites para defender los intereses monopólicos más burdos). Una cifra testigo de la berlusconización de la política argentina, en cambio, si nos detenemos a observar que la renovación de la CD de River movió más recursos y atrajo una atención mediática mucho mayor que, por ejemplo, la elección de un gobernador. Passarella tiene, hoy en día, más potencialidades políticas que nadie. Necesita encontrar su Bianchi y no caer en las tentaciones que el fútbol grande ofrece cotidianamente. Ahí está su antecesor para mostrarle el camino que no debe seguir si el tamaño de su ambición no se agota en River: se comió tantas manzanas que sólo puede aspirar a ser un abogado que prosperó en exceso con la banda, y a mirar a su equipo por la Televisión Pública, lejos de luces, escenarios y mercados de pases. Por supuesto, la cantidad de votos que obtuvo Passarella estuvo estrechamente ligada a la “calidad” de esos sufragios. “Bastaba prestar atención a algunos detalles para darse cuenta de que Passarella iba a ganar”, le contaba a Un Caño un dirigente radical, conocedor del último secreto metafísico que puede encerrar una elección. “Mucha gente solitaria que se bajaba de taxis y colectivos o caminaba por Figueroa Alcorta bajo un paraguas para llegar al club, era el mejor testimonio de que había miles dispuestos a votar contra el aparato: Passarella no podía perder esa elección”. Y no la perdió. Y logró así cerrar una trayectoria única en la historia del fútbol grande: ser jugador, capitán, director técnico y presidente del club de fútbol que más títulos ganó en el profesionalismo argentino y que es uno de los dos indiscutidos súper grandes. Con la yapa soñada de haber sido el capitán de la Selección que ganó el primer Mundial, en 1978, a la que además dirigió entre 1994 y 1998 (llegó a cuartos de final en el Mundial de Francia 98). Como jugador y como técnico no obtuvo, sin embargo, lo que terminó convirtiéndose en una pesadilla no tan modesta y que, de aquí a cuatro años, será la llave mágica que lo consagre como “el” presidente de River del nuevo milenio y le abra puertas que ni siquiera soñó al día siguiente de haber levantado la Copa FIFA ante más de 500 millones de teleespectadores, o la mochila de plomo de sus sueños, hoy por hoy, ilimitados: ubicar

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a River como un gran ganador en las competencias internacionales. Sus enemigos recuerdan que del 89 al 2009 River jugó todas las libertadores y que dos veces fue eliminado en primera ronda con Passarella como entrenador. El círculo virtuoso que anhelan los Millonarios –que su hombre de hierro les dé como dirigente mucho de lo que sólo obtuvieron una vez con el Bambino Veira en el banco y con los mocasines blancos de Menem en la platea, a la par que crece su estatura de líder global– es una posibilidad que el presente cruel de la banda muestra lejana pero no irrealizable: día a día, los porteños seguimos pagando con dolor, injusticia social y no tan moderadas cuotas de ultraderechismo la gloria internacional de Boca Juniors.

LA AMPLIA BRECHA ENTRE TRANSPARENCIA Y GLORIA Pasados los tres meses de gestión, el Proyecto Passarella exhibe algo incuestionable: gestionar con transparencia y generar mecanismos que la refuercen no es imposible ni difícil, requiere básicamente aunar decisión y responsabilidad con sensatez y humildad (en las malas y en las buenas). Gestionar con éxito (la otra pata de la promesa del Gran Capitán), en cambio, implica que las fuerzas cósmicas armonicen con determinados intereses particulares (como son los de River en el concierto universal) o con otros determinados intereses mucho más particulares. Y poderosos. Lo que no siempre sucede y raramente sucede como sus protagonistas lo pretenden. Así, la lectura atenta de los mails y hasta cartas que envían socios e hinchas (previo peinado del jefe de prensa Rodolfo Cedeira), la intervención decidida en todas las subcomisiones cuestionadas o cuestionables (alejando a los sospechosos y a las fuentes de sospechas) y un control estricto de los cheques que se emiten, limitando la firma a sí mismo y al vicepresidente primero, Diego Turnes, han cambiado el clima en los pasillos del Monumental y en los infinitos rincones que tiene un club que no se limita a ser un equipo de fútbol (basta, como ejemplo, saber que en River hay más de 12.000 socios que están federados en algún deporte). “El Fútbol Amateur ha sido desmantelado, al igual que el Fútbol Senior y la Subcomisión del Hincha. Yo que presidí el Fútbol Amateur y camino un poco por el club, advierto que River en los últimos cuatro años fue un emblema dentro de ese escenario. Yo no digo que estaba todo bien, pero seguramente todo mal no estaba”, defendió parte de lo hecho anteriormente, ante la consulta de Un Caño, el vocal titular por la oposición Diego Quintás, un tanto disconforme con el accionar de la nueva dirigencia. Como Tato Bores, que se camuflaba de lámpara o de puff para asegurar haber estado en sitios imposibles, un miembro del oficialismo dio su explicación sobre tanta preocupación por el


amateurismo: “algunos llaman desmantelar a apartar a ciertos personajes como Sergio Furlang, que hace unos años vendía empanadas en la puerta y hoy tiene veintitrés de jugadores de inferiores (Villalva es el ejemplo más notorio). Desde que asumimos, los representantes tienen la entrada prohibida a Villa Martelli (donde entrenan las inferiores) y a la pensión del club: no pueden ver a los pibes”. Las decisiones futbolísticas, sin embargo, continúan arrastrando la inercia del pasado y demuestran que no alcanza con la voluntad, la decisión y los gestos ampulosos para acertar en lo que, hace casi cincuenta años, con el candor salvaje y violento de la Argentina de entonces, Dante Panzeri acertó a llamar “dinámica de lo impensado”. La dinámica de lo impensado se lleva con su magia intrínseca, los mejores y los peores deseos del fútbol. Así como la determinación de “acabar con la joda” y de demostrar a diestra y siniestra que se está acabando con la joda parece estar funcionándole a este Kaiser de rostro humano, los refuerzos que decidió para el Clausura no pagan dividendos y generan malestar en la tribuna (más fiel que nunca, con asistencia perfecta en todos los estadios, en los últimos cuatro años, en los que encabeza las tablas de recaudaciones). Además, no son de aire, como pretenden los passarellistas más fieles. Rodrigo Rojas, Alexis Ferrero, Juan Manuel Díaz y Gustavo Canales casi con seguridad no tendrán una nube cerquita del

Charro Moreno y de Ángel Labruna, pero tampoco se ajustan a la promesa electoral del actual oficialismo que, invirtiendo la fórmula que inventó HBO (Pay per View, o pague para ver), propuso “ver para pagar”, aludiendo a que sólo habría préstamos baratos con opciones caras. De hecho, por Canales se puso casi un millón de dólares, y a Juan Manuel Díaz se le compró el 87% del pase. Como hubiera dicho el propio Passarella hace no más de tres años, en su último paso como DT del club: “River no necesita refuerzos falopa”.

20 AÑOS QUE PARECEN 18 Entre diciembre de 1989 y diciembre de 2009, gobernó a River un sector político con diferencias reales y, como diría un sindicalista de la vieja guardia frotándose el índice con el pulgar, con diferencias “ideológicas”. En esos 20 años, muchos nombres se repitieron en las cinco comisiones directivas que hubo. Ese proceso que arrancó con la primera presidencia de Alfredo Davicce y terminó con la última de José María Aguilar le deparó al club 14 títulos locales y apenas una Copa Libertadores (lograda por Ramón Díaz, un personaje al que el oficialismo actual y el pasado miraron siempre con mucho recelo). Esos 20 años se abrieron con la participación en la vida del club del joven abogado, recibido con medalla de oro en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, José


junto con Ramón Díaz (alguien que, según sus incontables detractores, no quisiera tenerse ni siquiera a sí mismo de amigo). El mismo Ramón Díaz que tácitamente le propuso a Passarella que lo convoque para lograr lo único que cuenta en el fútbol global de hoy en día: los títulos internacionales, los codiciados, la Copa Libertadores y el Mundial de clubes (versión ampliada de la ex Copa Intercontinental). El mismo Ramón que logró que Francescoli, diez años después, dijera lo que todos sabían que pensaba del, hoy en día, riojano más famoso. Veinte años pródigos en títulos que sitúan a River como el primero en el historial de la AFA aunque esté diez años sin participar de los torneos, que como muchas cosas del pasado antiguo y reciente se han desvalorizado, al punto de que, habiendo salido campeón por última vez el 8 de junio de 2008 (cuando venció por 2 a 1 a un casi descendido Olimpo de Bahía Blanca, dirigido por Diego Simeone), la sensación de propios y extraños es que River está peor que durante la racha de dieciocho años sin ganar un campeonato (1957-1974). “Por lo menos salíamos segundos seguido y jugábamos bien”, comentó con humor una de las actuales cabezas del club. Veinte años que parecen los dieciocho en la sensación ominosa que tienen en la piel los hinchas, por más que sobren los campeonatos locales. Esta sensación se ha visto reforzada por

los ocho años en los que Aguilar y su secretario, Mario Israel, para lograr tres títulos, compraron el pase de 122 jugadores (un equipo con suplentes por año) y acabaron con las últimas joyas de una cantera que parecía inagotable. La cantera “inagotable” era la que había financiado los doce años de Dávicce (en cuatro de ellos, fue vicepresidente de David Pintado) y el modelo del “derroche exitoso”. La realidad de un tipo de país y de sociedad que comenzó con furia en los 90, excluyendo y condenando a la miseria material y moral a millones de argentinos fue lo que acabó con el modelo porque las canteras dejaron de ser tan pródigas. Así, los ocho años de Aguilar no fueron la culminación exitosa del proceso sino la constancia de su inexorable deterioro. Porque la crisis del 2001 le restó socios, ingresos y actividades a un club social y deportivo de clase media durante varios años. Y porque la crisis más profunda, desatada con el advenimiento del menemismo, llevó a un mapa social en el que hoy se puede detectar a la tercera generación de excluidos. Así, quienes no provienen de la cuenca lechera, ya no son los jugadores robustos y/o fibrosos, relativamente bien alimentados, hijos de trabajadores, que protagonizaron la época de oro del fútbol y del país en los años 40 y 50. Los pibes de los suburbios llegan a la Cuarta división con severos problemas de crecimien-


to (son de talla muy pequeña) y “problemas ambientales” casi irresolubles. Ahí está el caso de una de las mayores promesas futbolísticas de las inferiores, quien, con apenas 15 años, vio morir a su madre de sobredosis, no sabe dónde está su padre (aunque sabe lo que está haciendo: consumiendo drogas pesadas de mala calidad) y no recuerda a sus abuelos ni si alguna vez trabajaron.

MÁS ALLÁ Y MÁS ACÁ DE LOS NÚMEROS Sin cantera generosa, el derroche de los 90 y algo más fue sólo derroche, y River atraviesa hoy la crisis futbolística más importante de su historia, porque con un pasado ilustre no se conquista el futuro en el mundo de este milenio. Es cierto que la crisis estructural sacude a todas las inferiores y que siempre hay épocas. Ahora, venir de una época mala no garantiza bonanzas futuras. Las inferiores en un club argentino son fundamentales y el tipo de trabajo que se hace refleja la existencia o no de un proyecto. Gabriel Rodríguez, último responsable de las inferiores en tiempos de Aguilar, probablemente presionado por intereses que escapaban a su manejo, terminó permitiendo que en muchas divisiones se apostara a los resultados inmediatos por sobre el proyecto de fútbol general del club. Esto beneficiaba a los interesados en los pases de los chicos y en su representación pero perjudicó seriamente a River. Por eso, una de las primeras decisiones de Passarella fue confiarle la dirección de juveniles y pre-juveniles a tres apellidos ilustres del club (Juan José López, secundado por Fillol y Pitarch) para unificar el trabajo en función de lograr el mayor aporte al fútbol profesional, y arreglar las situaciones “desprolijas”, que sumaban más de 20. Así, se les hizo contrato por cuatro años y medio a todos los mayores de 16 que habían sido promovidos al fútbol profesional. Por supuesto, sesenta años a la vanguardia del trabajo con los juveniles (que iniciaron en 1939 Renato Cesarini y Carlos Peucelle, y que tuvo una impronta brillante en los veinte años discontinuados en los que Delem manejó las inferiores, entre los 70 y fines de los 90) no se borran de la noche a la mañana. River tiene una estructura institucional y profesional muy sólida para que los mejores vuelvan a salir de sus filas. “Tenemos mucha suerte de que en River funcione un instituto secundario, así como un grupo colegiado de psicólogos, trabajadores sociales y grandes médicos que nos ayudan mucho y que están constantemente con nosotros”, reconoce en charla con Un Caño el Negro JJ. “Pensamos en mejorarles la técnica a los chicos, en que encuentren su posición, y en fortalecerlos espiritualmente para que crezcan bien”, apunta. Pero marca diferencias con la gestión anterior: “la idea es que lleguen a Primera sabiendo cómo moverse con los diferentes sistemas, porque cada técnico cuando ya es profesional lo va a necesitar. De esta manera, los DT no pierden tiempo tratando de enseñarles esto en esa etapa”.

El futuro no está de ningún modo perdido, los más prudentes aseguran que en el 2012 River volverá a sacar cracks de su semillero. El presente, en cambio, se muestra más difícil. River navega de la mitad para abajo de la tabla en el actual campeonato y la suma de pobres campañas provocaron que si el Clausura hubiera concluido luego del partido con Huracán, River arrancaría el Apertura en zona de promoción, sólo por encima de Atlético Tucumán y Chacarita, a cinco puntos de Rosario Central, el último equipo que se salvaría de todo. Una situación que sólo fue peor en el Metropolitano de 1983, ya que si en aquel torneo no se hubieran aplicado los promedios, River habría descendido irremediablemente.

CÁLCULOS, OPTIMISMO Y UN PAR DE NOMBRES Los actuales dirigentes de River confían en obtener entre 15 y 20 puntos de los que quedan en juego, para mejorar el promedio y poder moverse sin tanta desesperación. Apuestan a cuatro o cinco refuerzos de calidad, más la recuperación de Buonanotte después del trágico accidente que protagonizó, para apuntalar a los nuevos y los más jóvenes y encarrilarse hacia un futuro no tan lejano en el que las inferiores vuelvan a jugar un rol central (es decir, ganador). “La confianza está dada por la responsabilidad que transmite Passarella -aseguró uno de los actuales escuderos del presidente-, y nos va a permitir traer a préstamo un par de jugadores importantes como D´Alessandro y Lugano, con la idea de un refuerzo de primera calidad en cada línea”. Cómo y con qué se pagarían préstamos y contratos es algo que está en discusión. No hay nada cerrado respecto de fondos de inversión ni inversionistas, algo que muchos hinchas alejados de las internas políticas miran de reojo por el pasado no tan cristalino del Kaiser en ese sentido cuando era entrenador. No vaya a ser, se comenta en los pasillos del Monumental, que hagamos algo parecido a lo que hizo Macri en Boca y que ahora están padeciendo sus sucesores. Sin embargo, y pese a los reparos que se tienen con las operaciones financieras que se puedan realizar (fondo de inversión o externos que ingresen al escenario para lucrar con el club), con flexibilidad en las formas y con ganas de recuperar los primeros planos, la dirigencia de River confía en cerrar, en palabras del vocal suplente por la oposición, Santiago Poblet, “el desastre de los últimos años de la gestión Aguilar, que fueron terroríficos”. El deficit 2009 fue de 41 millones de pesos. El pasivo del club llega a 146 millones de los cuales 117 son exigibles este año. Del horror a la Libertadores hay un trecho largo. Passarella quiere lograrlo y, según se insiste desde su entorno, la transparencia será clave. Para decirlo claramente: no sólo habrá que ser honesto, sino también parecerlo. Es su deuda con River y consigo mismo. Y después de todo, ya lo dijo John Lennon: “con el futuro, nunca se sabe”.

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Sala de espera

Siempre hay un momento del año para hablar de Racing. Esta vez fue más pronto de lo esperado. Los desaguisados dirigenciales, la impaciencia del hincha y la mirada fija de la prensa en la tabla de posiciones hicieron lo suyo. Buena oportunidad para que nuestro analista responda. Che, ¿y qué le pasa a la Academia? Por FERNANDO PACINI

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ueves 11 de febrero: el presidente de Racing, Rodolfo Molina, habla por La Red. El periodista Paulo Vilouta le pregunta si una eventual derrota ante Gimnasia, pone en riesgo la continuidad de Claudio Vivas. “De ninguna manera”, contesta Molina. Sábado 13 de febrero: Racing pierde con Gimnasia 1 a 0. En el vestuario, Vivas le comunica a todos los jugadores que no se va. “Yo no me voy a borrar”, dice. Estaba previsto que el plantel quedara concentrado después del partido. El único plan que se altera es ése. No hay concentración, pero avisan que el jugador que así lo considere puede ir a cenar al hotel. Van todos. La próxima cita es el entrenamiento del lunes por la mañana. Domingo 14 de febrero: Claudio Vivas es despedido. Hay un intento para mostrar a la prensa que el despido, en realidad, se trata de una

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rescisión de contrato de “común acuerdo”. El entrenador prefiere la verdad. Lunes 15 de febrero: Vivas se despide del plantel. Martes 16: Miguel Russo asume la dirección técnica de Racing. Una simple crónica revela la urgencia que tiene Racing. Y los jirones que van quedando en el camino… ¿Y el proyecto al qué se apostaba con la llegada de Vivas? El fútbol argentino es hiperactivo. Por los dos campeones por temporada, por los descensos por el promedio de tres, por el mensaje de que no hay grises entre la gloria y Devoto… Y Racing, a las trompadas con la calculadora desde hace dos años, en lugar de atenuar los excesos, de Matthaus para acá los ha acentuado. Al ritmo de los promedios y de calendarios extenuantes es casi imposible planificar políticas

deportivas. Los equipos que califican en esa materia son los mismos de siempre, los mismos tres o cuatro entre los que no está Racing, que a pesar de los muchos problemas tiene algunas ventajas objetivas. Hay gente muy valiosa en el club, empezando por Barbas y Colombatti, más unos cuántos anónimos que trabajan y muy bien sólo por amor: el departamento de Prensa y el de Marketing son algunos ejemplos. En el plano estrictamente técnico, Russo recibió un plantel superior al que tomó Vivas. Primera ventaja. Pero sigue siendo un plantel asimétrico. El mercado de invierno se dilapidó, y aunque algo se corrigió en el verano, es insuficiente. Racing tiene cuatro arqueros (De Olivera, Santillo, Martínez Gullota y Dobler) y media docena de cincos (Yacob, Zuculini, Falcón, Ledesma, Brítez Ojeda y Wagner). Por otro lado, faltan laterales y mediocampistas ofensivos. Y Bieler es el único centroatacante disponible. Es definitivamente un plantel con desequilibrios fabulosos. En defensa están las mejores garantías, siempre y cuando el equipo se comprima adecuadamente. Ayala, sin volver a ser el de hace una década, recuperará su forma. Mercado juega siempre finales. Tiene mentalidad, sacrificio, buena marca y es versátil. Su techo puede no ser tan


alto, pero lo alcanza con mucha frecuencia. Matías Martínez es posiblemente el futbolista de Racing con mejor futuro. Aveldaño, como Mercado, va al límite. Y ha ganado confianza. Cahais es central y no lateral, pero la abundancia lo corrió a la izquierda. Su juego aéreo lo distingue. Los laterales no lo son tanto: Mercado es más bien marcador, stopper. Cahais lo mismo. Lluy es más mediocampista. Licht es mejor lateral con línea de tres y casi un desperdicio con línea de cuatro. En definitiva, Racing tiene un buen “centro” de defensa y un pobre “costado”, que se traduce en un inicio del juego escabroso y con tendencia al pase largo. El mediocampo es el sector más débil. Licht se había destacado en las primeras fechas, hasta que se lesionó. Yacob aún no recuperó el nivel del año pasado. Falcón ha dado todas las muestras de empeño, pero su aporte no mejora la elaboración. Grazzini parece siempre tener soluciones ingeniosas pero se diluye en poco tiempo. Castromán no es el ocho de Bielsa, ni el punta del Vélez de Russo. Tampoco es diez: no puede jugar de espaldas, tocar,

buscar detrás de los medios adversarios… No está en su ADN. Wagner, Rosano, Lucero y algunos jovencitos completan el panorama. Ahí están los mayores problemas de Racing: en un mediocampo gris, poco participativo en ataque y con muchas falencias en la posesión. El valor colectivo de un mediocampo se define esencialmente por las facultades que tenga para poder controlar el partido. Y un partido se controla desde muchos lugares de la estrategia, pero sobre todo desde la posesión. Y a Racing le cuesta muchísimo mantener la pelota, aún en los sectores más cómodos y libres de presión rival. Con dificultades tan tempranas en el proyecto ofensivo, la elaboración ha sido una materia inaccesible. El ataque tiene con qué. Un buen nueve (Bieler), dos incansables puntas para jugar a sus costados y desde ahí hacia el centro (Lugüercio y Hauche), y una alternativa como Steitner, que cada vez que entra parece oxigenar el partido. De nuevo, sin una posesión adecuada y

Racing no podrá arreglar los inconvenientes de estructura que tiene hasta junio.

capaz de elaborar, la delantera queda expuesta. Y atacar es una lucha más. Racing no podrá arreglar los inconvenientes de estructura que tiene en su plantel hasta junio. Mientras tanto, podrá disimularlos, como ante Boca. Si Russo tiene un manual, en el apartado Equipos en crisis seguramente asoma una recomendación así: “se recomienda para estos casos las soluciones más simples: un equipo bien junto, en bloque. Espacios bien ocupados. Concentración máxima y buen ánimo”.

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Marcha presa

La Policía se lleva a una hinchada al trote desde el estadio hasta la comisaría. ¿La acusación? Cantar la marcha peronista en las tribunas. En plena dictadura, el acontecimiento ocurrió durante un partido entre Chicago y Defensores de Belgrano. Un Caño revive estos momentos históricos que la memoria pretende guardar en uno de sus pliegues y que merecen el suave palpitar de un “no me olvides”. Por ROBERTO CARLOS KOIRA

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a fama de Mataderos, barrio obrero y peronista, de resistencia y de luchas populares, tiene unos cuantos hitos. Uno de ellos se produjo el 24 de octubre de 1981. Aquella tarde, cuarenta y nueve personas (según los diarios de la época) o un centenar (según los protagonistas) fueron detenidos por cantar la marcha peronista durante un partido entre Chicago y Defensores de Belgrano. Como no tenía vehículos suficientes, la Policía se los llevó trotando desde la cancha a la comisaría. La mayoría recuperó su libertad, pero nueve personas fueron trasladadas a Devoto, y algunas permanecieron 30 días en la cárcel. El ingeniero Miguel Aquino no olvidó aquella tarde, la única vez que estuvo entre rejas: “todo empezó en la tribuna de madera bajita. Unos muchachos empezaron a cantar la marcha. La Policía se puso un poco loquita y comenzó la represión. Cuando empezamos a cantar la marcha, a quienes sentimos el peronismo se nos hizo muy difícil controlarnos y perdimos el miedo, aunque estuviéramos en la dictadura. Para ellos, la marcha era una provocación. La cantamos toda. Con ganas y bronca. Y fueron a buscarnos. Daban palo a diestra y siniestra, y lo cómico de esto es que a muchos se los llevaron trotando. Había un chico que estaba en la puerta de su casa tomando mate y se lo llevaron también. Quedó treinta días

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preso no sé por qué. Lo mío fue más de status, porque estaba en la platea y me llevaron en auto. Tenían marcados a muchos y nos pusieron contra la pared y dijeron “éste, éste”. Aquino estuvo una semana en la cárcel y cuenta que algunos hinchas salieron antes porque “metieron habeas corpus”. Él prefirió no hacerlo porque otros abogados decían que con los habeas se corrían riesgos de ser juzgados por jueces más. “En ese ínterin -dice- hubo reuniones, la gente empezó a hacer quilombo, salíamos en el diario todos los días. Yo trabajaba en Segba. Todavía no me había recibido, pero igual me decían “el ingeniero” y en los diarios salía “el ingeniero fulano fue llevado arbitrariamente”. En Segba, yo manejaba gente, y me querían rajar porque había estado en cana. Estaba en la Asociación de Personal Superior de Segba como representante. Tenía militancia política y gremial. El gerente me conocía, sabía que

“El problema saltó porque justo había cambiado el comisario, y tenía la orden de limpiar Mataderos” (Luis Mamani).

llevaba bien mi laburo, y eso me salvó. También me conocía el gerente central, aunque debajo de ellos había tres o cuatro gorilones que pedían que me rajaran. Los gerentes dijeron que me iban a dar “turismo carcelario”, es decir, me dieron una semana de vacaciones para que no figurara como preso. Para algunos, la militancia en política no era un sinónimo de vagancia, todo lo contrario... Yo estaba comprometido con mi trabajo y eso me salvó”. Roberto Surra, otro de los hinchas de época recuerda el después: “el sábado siguiente, Nueva Chicago enfrentó como visitante a Atlanta. Ganamos 2 a 1. Esto hizo que el retorno al barrio fuese más alegre y bochinchero, y al pasar frente a la seccional, el grupo más aguerrido de la hinchada comenzó de nuevo a tararear la introducción de la marcha peronista. Los menos beligerantes huían de la escena, y los policías se preparaban para reprimir. Cuando terminaba ya aquella introducción coreada en plena calle -parará pa pa pa pa, pa, pa pa...-, la hinchada se despachó con una nueva letra: ‘arroz con leche / me quiero casar / con una señorita de San Nicolás’. Algunos vecinos celebraron la humorada, y los agentes de la Federal, también. Se olvidaron por un momento de las órdenes de reprimir”. Un amigo de Surra, Hugo Viqueira, explica muy bien el clima interno que se vivía en la hinchada: “todo el año canta-


mos la marcha. Era una distinción nuestra, teníamos el mote de hinchada peronista. Veníamos en pelea con las fuerzas de seguridad desde el 80. La hinchada no estaba dividida, como ahora, por la guita. Y estaba muy influenciada por Lorenzo Miguel y el CdeO de Brito Lima. La mayoría era peronista por naturaleza. Para esa época la gente estaba en rebeldía y el proceso, en retroceso. Por eso terminó siendo una expresión de la sociedad. El diario que sacó más notas fue Clarín (fue tapa el 25 de octubre de 1981), ya que la prensa ya se animaba más. Cuando ascendimos también cantamos la marcha. Recuerdo el equipo de memoria: Traverso; Carrizo, Abdala, Larramendi y Rattalino; Loyarte, Pedraza y Franceschini; Armani, Assán y Erba. Ascen-

dimos después de 40 años en la B”. Carlos Moreno, también protagonista, da una versión más relacionada con la idiosincracia barrial: “había tres hinchadas peronistas, las de Boca, Chacarita y Chicago. Lo colorido fue que se los llevaron trotando hasta la comisaría: a ancianos, mujeres y pibes. La gente de Los Perales (barrio de edificios periférico a la cancha) reaccionó tirando piedras a los de la Montada, que llevaban a la gente como ganado. En ese tiempo vos peleabas mano a mano o, a lo sumo, tirando alguna piedra. Chicago era hostigado por la Federal. Ibas a la cancha y una cuadra antes te detenían sin motivos. Los hinchas no eran nenitos de pecho, aunque comparados con los de hoy eran carmelitas

Hugo Viquiera, Miguel Aquino que estuvo preso una semana en Devoto y Luis Mamani, posan para Un Caño con sus convicciones intactas.

descalzas. Siempre fue una hinchada muy peronista, aunque en Mataderos había radicales y comunistas. El barrio fue un lugar de resistencia y lucha de toda la vida, desde la toma del frigorífico Lisandro de la Torre cuando dejaron 8.000 trabajadores en la calle. Por eso la dictadura devastó Mataderos, nos sacaron los cines y cerraron el Hospital Salaberry, y con eso le quitaron la vida al barrio”. Para Luis Mamani, la versión sobre la ira policial es distinta. Dice que el comisario se apellidaba Conde y que venía de Tucumán, del Operativo Independencia. Es decir, un hombre del terrorismo de estado. “El problema saltó porque había cambiado justo el comisario, y tenía la orden de limpiar Mataderos. Se comentaba que a la semana de asumir habían matado a doce chorros, y que Conde le dijo a su tropa que si le traían un chorro él lo mataba, así que lo debían liquidar directamente. Ese día quiso imponer mano dura y nos mandó a la Infantería y a la Policía. Cantar la marcha peronista era un grito de guerra. Muchos éramos peronistas, pero cuando empezábamos a cantar la marcha todo el estadio se terminaba sumando. Era una cuestión de identificación. Teníamos una bandera con las caras de Perón y Evita, la mostrábamos al principio y después la guardábamos. Cantábamos por sentimiento, pero después fue un desafío a los militares”. La perlita final queda para el sargento de la Federal Juan de Dios Velaztiqui, un represor que en su ira logró hermanar por un momento a los hinchas de Chicago con los de All Boys. Este personaje, activo partícipe en los hechos de “la tarde de la Marcha”, sería luego uno de los autores de “la masacre de Floresta”, el 29 de diciembre de 2001, cuando fusiló a Maximiliano Tasca (25), Cristian Gómez (25) y Adrián Matassa (23) en el bar de la estación de servicio de Gaona y Bahía Blanca. Los pibes no eran militantes políticos, pero miraban por televisión una paliza a un policía en Plaza de Mayo, durante los cacerolazos. Velaztiqui sin miramientos los ejecutó. Quiso simular un enfrentamiento, y la fuerza de las movilizaciones populares terminó con su trampa. Por lo menos por una vez, entre Mataderos y Floresta las diferencias fueron sólo futbolísticas.

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“Una gran charla es mejor que un gran trabajo táctico” Entrenador cuestionado por los hinchas, si los hubo en este período del año, el Cholo Simeone sale a defender la racionalidad y el análisis sereno contra la locura dirigencial o tribunera. Todos quieren resultados, y Simeone explica su filosofía. También cuenta por qué se lo ve tan alterado al borde del campo de juego. Para el final, algunos aspectos interesantes sobre la Selección Nacional. Por ARIEL SENOSIAIN

¿Qué ves cuando te ves, Cholo, tan exaltado? Me gustaría verme más tranquilo. Pero tantos movimientos, tantos nervios son porque no veo lo que quiero ver. En estos cuatro años como técnico tuve etapas en las que me mostré más relajado, con la adrenalina del partido, pero con la tranquilidad de encontrar respuestas en los jugadores. Como jugador, ¿qué hubieras pensado de un técnico como vos? Los tuve. Por ejemplo Roberto Mancini en la Lazio, el que ahora dirige Manchester City. Reconozco que hay jugadores que sufren con entrenadores que hablan mucho. Pero no creo que lo que ocurre de la cal hacia afuera repercuta tanto en el juego. Borghi es un tipo relajado, y su Argentinos es agresivo. Yo no puedo vivir los partidos como él, tengo mi manera, aunque deba corregirla. Creo, también, que si a mí me ven diez minutos alterado, dirán que estuve todo el partido alterado. Como tantas exageraciones en este país. Se presenta en esencia Diego Simeone. Sin lo ampuloso del banco de suplentes, pero al límite. Verborrágico y pasional. Quejoso del periodismo deportivo,

“más preocupado en ser el Rial futbolístico que en el análisis del juego”. Pasa de concepto a concepto. Incluso llega a interrumpir la charla, atrapado por el televisor de la oficina, para elogiar un pase de Diego Latorre a Gabriel Batistuta en un superclásico de 1991: “Mirá el pase entrelíneas que le metió… Muchos no entienden que hay que jugar al espacio. Es imposible llegar donde queremos llegar en la cancha con la pelota en los pies, no nos dejan pasar. Los espacios se generan con movimientos, con una sociedad de dos que piensen lo mismo. En San Lorenzo lo lográbamos el torneo pasado con Rivero y Menseguez, que jugaban para provocar los espacios para la llegada de Pintos; este año ya no pudimos”. Si el fútbol es espacios, tanto achicarlos para defender como generarlos para atacar, ¿cómo se los genera frente a rivales empecinados en obstruirlos? Es difícil. Lo más importante para jugar contra un equipo que se defiende bien es, paradójicamente, defenderse bien. Esos equipos llevan a querer volcarles muchos hombres en su campo, lo que los deja más cómodos todavía. Hay que cortarles el poco ataque que producen; si te equivocás una vez, te ganan sin que te des cuen-

ta. Siempre escucho elogios al equipo que ganó porque fue contundente y se defendió bien, y críticas al que hizo el gasto porque quedó mal parado en una contra y siempre insistió con lo mismo en ataque. ¿Cómo atacás al equipo que se mete atrás? No tenés chances. ¡Las bolas que te desgastás menos jugando con la pelota! El gasto es pensar, buscar el ataque, encontrar variantes, no esperar para ver qué hace el rival. Por eso hay millones de partidos donde el que ataca pierde. Banfield, con su título, fue una gran muestra. ¿A qué no llega un técnico? ¿Dónde es impotente? Lo que no podemos trabajar son los miedos del jugador y en que sea poco inteligente. Por más convicción y repetición que dispongamos, es muy difícil cambiar a un temeroso, o que te entienda un futbolista de poca fortaleza mental. Un jugador inteligente, con fortaleza psicológica, puede transmitirles a sus compañeros más que un técnico. Muchos tienen condiciones naturales para jugar a la pelota, pero son pocos los que entienden cómo jugar al fútbol. Por ejemplo, Maxi Núñez, el de Estudiantes, o incluso Enzo Pérez, juegan de manera distinta a la que jugaban cuando llegaron al club: en estos

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años aprendieron de Verón, Braña y Benítez, que saben jugar al fútbol, no sólo a la pelota. Cada jugador tiene sus tiempos de maduración. ¿Tenés que ser más conductor o entrenador? Conductor, absolutamente. Más con los jugadores argentinos. Son muy irregulares. Nuestra sociedad es irregular, cambiante. Federico Higuaín, de gran momento en Godoy Cruz, no es el mismo que el de hace meses; ocurre a la inversa también, nosotros tenemos el ejemplo de Menseguez. Los técnicos terminamos dependiendo de los buenos jugadores, y además de encontrarlos en buenos momentos. Una gran charla es mejor que un gran trabajo táctico. Tenemos que llegarle al jugador, no protegerlo, sino contenerlo, desbloquearlo. El equipo que tiene mayoría de jugadores con la cabeza limpia está más cerca de ganar. ¿Esto te lo dio el fútbol o la terapia? El fútbol. Aunque hago terapia. Hace poco volví, y le dije a la psicóloga: “vuelvo pero no tengo ganas”. Busco tranquilidad, dentro de los quilombos que tengo como cualquiera, para poder arreglarles los quilombos a los demás. En los últimos meses, varios equipos grandes han tenido un problema en espiral que nace en la escasa jerarquía de los planteles. Esto llevó a que los técnicos, sin esos once inamovibles, realizaran muchos cambios, lo cual agravó la situación: quedaron cada vez más lejos de definir un equipo y se expuso más aquella falta de jerarquía. “Primero quiero hablar de la jerarquía”, asume el tema Simeone. “No es lo mismo jugar en River, Boca o San Lorenzo que en el resto de los clubes. Muchos jugadores que están en San Lorenzo podrían ser cracks en otro equipo. La exigencia y la

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responsabilidad son distintas. Y yendo a los cambios, están los técnicos que, por esos famosos códigos, no cambian nada, bancan a los suyos. Y estamos los otros, los que vamos en búsqueda de lo mejor, con algo a favor: la paridad en el nivel de los jugadores, y dejo que ustedes elijan si se igualaron para arriba o para abajo, lleva a que no haya diferencia entre ellos”. ¿Y un jugador de cinco puntos, incluido en varios partidos consecutivos, no pasa a ser uno de seis o siete puntos? Vamos puntualmente a San Lorenzo. Bordagaray, Alfaro y Papu Gómez jugaron casi todos los partidos; en la octava fecha entró por primera vez Romeo, e hizo dos goles. Yo había tenido paciencia con los otros y convirtió el que no había jugado nunca. Entiendo que un jugador necesite algunos partidos para rendir mejor. ¿Pero cuántos partidos necesita? ¿Y yo cuántos partidos tengo? Y ahora sí voy a la jerarquía: ¿cuántos jugadores de categoría hay que me obliguen a mí a no hacer cambios? ¿Coincidís con la definición de Sergio Markarián? Dijo que “a los técnicos nos pagan fortunas no porque les garanticemos algo, sino para que nos hagamos cargo de los fracasos”. Es verdad. Y en Europa lo hacen mejor: eligen a un director deportivo y entonces son dos a los que putean antes del presidente. Acá algunos ya se dieron cuenta y contratan managers. Otros no, y seguimos siendo sólo los técnicos los apuntados. El Cholo es parte de la generación de futbolistas que, a la hora del retorno a su país, fueron resistidos en casi todas las canchas, sin importar banderas: “la gente va a la cancha para insultar. Cualquiera, un tipo grande, una mujer, un chico,

insulta con una naturalidad y una agresividad increíbles. No llegan a desestabilizarme, pero me sorprende que muchas veces empiecen antes del partido. Es mejor cuando me putean todos; cuando me putean unos pocos, se escucha un ruidito insoportable, un taladro”. ¿Cuál es tu posición sobre el tema que tanto ocupa, la diferencia entre el Messi de Barcelona y el Messi de la Selección? Los equipos son diferentes de un seleccionado. Al que pide que la Selección juegue como el Barcelona, le pregunto quién va a funcionar de Iniesta y Xavi. No existen acá. Sí tengo claro que todas las pelotas no tienen que pasar por Messi; al contrario, lo suyo es la finalización de la gestación. ¿Te gusta la Selección de Maradona o te parece muy conservadora? El partido contra Alemania es lo más cercano a lo que tenemos. El problema es que hay muchos jugadores para una misma posición y pocos para otras: muchos delanteros y volantes centrales, y pocos por afuera. Con el equipo que jugó en Alemania, hay garantía de seguridad atrás y en las pelotas paradas. Y los del medio tienen libertad para cambiar posiciones. Creo también que Sebastián (Verón) está grande y no podrá aguantar todos los partidos, por lo que el cuerpo técnico debe estar pensando variantes para ese esquema. ¿Te sorprendería que se confirme que algunos no están por decisión de Verón? … (Se muerde los labios y deja pasar la respuesta). Zanetti, Cambiasso… Cualquier entrenador se apoya en algunos jugadores, aunque no creo que deje de poner a otros porque ese se lo pide. Igualmente, no pongo las manos en el fuego por nadie.

“Es mejor cuando me putean todos; cuando me putean unos pocos, se escucha un ruidito insoportable, un taladro”.

“Todas las pelotas no tienen que pasar por Messi, al contrario: lo suyo es la finalización de la gestación”.

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La hora de los pueblos A las cinco de la tarde del viernes 12 de marzo, diez mil personas presenciaban en la Argentina un partido de Primera B. El fenómeno de convocatoria se trató de Temperley-Los Andes, un partido con historia y un extraño caso de convocatoria de multitudes en una tercera división, sólo superado por la actualidad de Talleres de Córdoba. Conozca la historia de estos rivales del Sur. Por ALEJANDRO FABBRI

N

o es nada frecuente que diez o quince mil personas presencien un choque de la tercera división del fútbol argentino. Si bien ocurre semana por medio con Talleres de Córdoba y las veinte o treinta mil almas que lo acompañan cuando se anima a utilizar el estadio mundialista cordobés, viene bien aclarar que se trata de un grande de su provincia. Distinto es el caso del choque Temperley-Los Andes (diez mil personas un viernes por la tarde, todos locales), que también tiene sus explicaciones. Veamos: el partido de Lomas de Zamora alberga a tres equipos con un rico pasado y situaciones bien distintas a través de los años. Banfield es el poderoso, flamante campeón de Primera, animador de la Copa Libertadores, con cancha reciclada y un futuro promisorio. Con cuarenta y dos temporadas jugando en la A, desde 1931, y dieciocho en el amateurismo, redondea sesenta años con presencia en la máxima categoría. Es el club más longevo de la zona y tiene el alto honor de haber participado de los primeros torneos de fútbol local. Varios años después, con cinco de diferencia, crecieron dos clubes cercanos: Temperley y Los Andes. Los celestes

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fueron primero el Centenario Foot-Ball Club, e iniciaron su vida en 1912 con una camiseta roja con bolsillo, cuello y puños verdes. Recién en 1917, para la inauguración de la cancha en la localidad de Turdera –pegada a Temperley-, los fundadores compraron una bandera celeste, lo que provocó el cambio de colores y el cambio de camiseta. Celeste, de ahí para siempre. Los Andes nació un 1° de enero de 1917, cuando un grupo de muchachos encabezados por Eduardo Gallardón, Marcos Panizzi y Adolfo Langet resolvieron crear un club de fútbol. Le pusieron Los Andes, en homenaje al capitán Ángel Zuloaga y al ingeniero Eduardo Bradley, quienes cruzaron la Cordillera de los Andes en un aerostato llamado Eduardo Newbery. No los separaban muchas cuadras de distancia, pero todavía no tenían compe-

La rivalidad se fue forjando lentamente en los años cuarenta.

tencia entre ellos. Sin embargo, los hermanó la tragedia. Sus estadios se llaman hoy, Alfredo Beranger y Eduardo Gallardón, en homenaje a sus dos máximos dirigentes en épocas similares. Beranger asumió la presidencia de Temperley en 1919 y con él, el club pasó a llamarse Temperley, desde el 30 de enero de 1921. Ingresó a la Asociación Amateur de Foot-Ball y consiguió los terrenos cedidos por el Ferrocarril Sud donde hizo su cancha actual. Todo venía muy bien, viento en popa. Sin embargo, el 29 de marzo de 1923, Beranger fue asesinado a balazos por el canchero del estadio celeste, un hombre de 50 años que terminó con la vida del presidente del club sin que se aclararan nunca las razones. Mientras algunos dijeron que fue un hecho relacionado con la adquisición del solar cedido por el ferrocarril, otros lo atribuyeron a una amistad íntima que mantenía Beranger con la mujer del canchero. Nunca se conoció la verdad. Tres años antes de que Beranger fuese asesinado, a los 29 años, y dejara un vacío imposible de llenar en Temperley, Los Andes tuvo su tarde negra, cuando dos de sus principales dirigentes –Langet y Panizzi- fallecieron en un espectacular


accidente en la intersección de la avenida Centenario y la calle España, en Tigre. Eduardo Gallardón, el tercer tripulante de la moto con sidecar, salvó su vida de milagro. El choque ocurrió a las tres de la tarde del 4 de enero de 1920, cuando los tres muchachos fundadores de Los Andes viajaban a toda velocidad y sin casco, intentaron eludir un potrillo que se les cruzó y se estrellaron contra un carro. Gallardón, quien viajaba en el sidecar, voló varios metros, y los golpes que recibió no le impidieron levantarse y verificar la muerte de sus íntimos amigos. Repartidor de tarros de leche en su juventud, siguió trabajando por Los Andes, con el recuerdo permanente de sus amigos desaparecidos tan jóvenes y el deseo de convertir al club en una institución importante. Vivió al día, colaboró más de lo podía y recién en los años cuarenta pudo estabilizarse económicamente, al inaugurar una lechería en el hall de la esta-

ción Constitución. Socialista de aquellos de “manos limpias y uñas cortas”, estuvo presente en cada actividad del club hasta su muerte, a los 88 años. Los dos tienen estadio con sus nombres y dedicaron su vida a los clubes. La rivalidad se fue forjando lentamente en los años cuarenta, en la vieja Primera B, y aumentó a medida que pasaba el tiempo y no dejaban de medirse en las luchas sabatinas. Quiso la casualidad que no se hayan encontrado en Primera A, que Los Andes haya llegado primero en 1960 y que Temperley haya adquirido el extraño

Quiso la casualidad que no se hayan encontrado en Primera A.

récord de quedar desafiliado dos temporadas por sus problemas económicos. Las hinchadas crecieron, las diferencias también, y hoy ambos luchan por llegar a la B Nacional. Son los parientes pobres de Banfield y están lejos también de un Lanús resplandeciente, aunque sacan chapa ante un devaluado Talleres de Remedios de Escalada. Clubes separados por dos docenas de cuadras, un par de kilómetros y con vecinos entreverados en discusiones diarias y peleas que parecen no tener fin. Eso sí, las multitudes les siguen siendo fieles (si el 12 de marzo le tocaba ser local a Los Andes, hubiese asistido la misma cantidad de público). Donde quiera que se encuentren, a pesar de la fiesta ausente de las hinchadas visitantes en el Ascenso, todo es celeste o todo es rojo y blanco. Y amenaza con seguir, para beneplácito de Beranger y de Gallardón, los dos patriarcas del Sur.

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Preguntas sin respuestas. Inquietudes inconducentes. Muchas preocupaciones que aquejan a los hombres no tienen más razón que ocupar espacio en el disco rígido del cerebro. Espacio que, por otra parte, podría ser mejor utilizado. Sin embargo, los sin sentido nos atrapan, nos conmueven, nos dejan indefensos ante un mar de oscuros pensamientos que no llevan a ninguna parte. Por SEBASTIÁN WAINRAICH

¿Desde cuándo los arqueros, ante un tiro que se va por arriba del travesaño, salen corriendo hacia adelante y gritan y aplauden como locos con un objetivo que no queda del todo claro? ¿Desde cuándo ningún defensor les contesta? ¿Por qué los arqueros y los defensores se enojan mucho menos cuando les hacen goles? ¿Desde cuándo los técnicos le protestan al cuarto árbitro un fallo del primer árbitro? ¿Qué puede hacer el cuarto juez desde afuera de la cancha? ¿Qué están buscando los técnicos? ¿Que el cuarto árbitro entre al campo de juego y le diga al referí: “mirá ché, estuve hablando con el técnico y me parece que tiene razón, no fue off side, estaba habilitado”? ¿Desde cuándo algunos jugadores, e incluso técnicos, después de haber conseguido un buen resultado agitan sus manos debajo de la cintura

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mostrando que les sobran “huevos”? ¿Desde cuándo los jugadores, después de hacer un gol, se sacan de encima a los compañeros que lo quieren felicitar, para ir y gritárselo a un plateísta? Nunca vamos a saber si ese tipo de la platea es un pariente al que aman o es un simpatizante al que odian porque los insultó cinco minutos antes. ¿Desde cuándo los jugadores, después de hacer un gol, se besan anillos, se señalan tatuajes, ¡¡¡se ponen másca-

ras que guardaban en la media!!!, hacen coreografías y bailes o le hablan a la cámara? ¿Desde cuándo los árbitros, para amonestar a un jugador por acumulación de faltas, realizan una coreografía decididamente irritante y señalan distintos sectores del campo donde supuestamente este pobre hombre hizo foules? Llego a entender que los jugadores no festejen los goles contra sus ex equipos. Pero, ¿hasta cuándo van a seguir juntando las manos para pedirle perdón a su ex hinchada? ¡Qué gesto! No mataron a nadie. Más desesperante es que los compañeros festejen el gol que el propio autor no festeja y se le cuelguen de los hombros, mientras él intenta sacárselos de encima. ¿Hasta cuándo, antes de los partidos, los árbi-


tros y los capitanes van a seguir posando para una foto que no se va a publicar en ningún lado? Hoy las cámaras son digitales, pero en aquellos tiempos de rollos, ¿quién le pagaba el dinero perdido al fotógrafo? Propongo una sección para Un Caño: doble página de esas fotos. Publicarlas de una buena vez por todas, y todas juntas. ¿Desde cuándo los jugadores levantan la mano y simulan tener una tarjeta entre sus dedos para pedirle al árbitro que amoneste a un rival/colega? ¿Desde cuándo algunos jugadores aplauden cuando un árbitro falla a favor de ellos? ¿Desde cuándo los jugadores, después de hacer un gol, se quitan la camiseta aún sabiendo que los van a amonestar? ¿Alguien me puede explicar semejante cosa? ¿Será que después de hacer un gol, ciertos seres humanos ingresan a un estado de locura que los lleva a olvidar el reglamento y a perder la razón? Yo no lo sé, nunca hice un gol. De todas maneras, me animo a arriesgar que no podría correr a

toda velocidad y a la vez sacarme la remera. ¿Cómo hacen? ¡Qué injusto soy! Además de correr y sacarse la remera, les exijo que se acuerden que les van a mostrar la amarilla. ¿Desde cuándo nos importan tanto estas cosas? No lo sé. ¿Será que las mencionadísimas transmisiones televisivas tienen tiempo de sobra para ofrecernos la periferia de un partido? ¿Será que todo esto ha dejado de ser periferia y es parte del partido? ¿Será que el juego no es tan atractivo y nos quedamos con estas imágenes? ¿Será que soy un frívolo periférico que en lugar de seguir a la pelota y a los buenos jugadores, me detengo en estas naderías para completar esta página? No tengo respuestas. Sólo tengo preguntas y más preguntas. ¿Hasta cuándo? No lo sé. ¿Desde cuándo? Desde siempre.


Bendición funebrera

Llevamos unas cuantas semanas discutiendo el asunto y, en la última de ellas, el pisco sabor mango, bebida preferida de quienes saben apreciar los manjares peruanos, determinó el fin de la polémica. Dice el escriba, hincha de Chaca, que cada vez que un jugador funebrero es convocado a la Selección, los argentinos salimos campeones del mundo. Por PABLO LLONTO

A

hora que cualquier pelagatos anda con las estadísticas en un pendrive, y otros muestran la insignificancia de los números en el fútbol a partir de verdades como “hace tres fechas que Godoy Cruz no hace un gol de cabeza”, ha llegado el turno de reivindicar las invisibles conjeturas populares. Una de ellas, extraídas de los oráculos de San Martín, donde alguna vez la leyenda orientó nuestras simpatías (“es el único club fundado un primero de mayo en un local anarquista”), dice que cada vez que el seleccionador nacional convocó a sus planteles a un player funebrero, la Argentina glorificó sus vitrinas con una Copa del Mundo. El espigado y meditabundo Menotti, habitualmente ataviado con un sobretodo, convocó a Claudio Marangoni en 1976 para los planteles que preparaban un seleccionado que debía ser mágico y toqueteador. Nuestro Marangoni, rubio, también larguirucho y jugador de media cancha que servía tanto de cinco como de ocho, era de los más elegantes dentro y fuera de la cancha. Casi un holandés. Provenía de las huestes tricolores, sin más valía que un excelente campeonato Metropolitano bajo la dirección de un menottista que aún no militaba en el menottismo, Alfio Basile. Marangoni, recuerdo con cierta imprecisión, había jugado un amistoso contra un equipo multicolor de Futbolistas Agremiados, vaya a saberse para que loable fin. Pero alcanzó con aquella presencia, y un par de entrenamientos, para que la bendición se extendiera: la Argentina levantó la Copa en 1978. Fea Copa, feo año. Pero registrada en el contable libro de aquellos que discuten medallas y galones. Luego llegaría la hora del Pichi Escudero. Lo contrario de Marango-

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ni en altura, pero el triple de cintura y de talento. Confieso mi idolatría, tanto como mi confianza con aquel petiso que agrandaba mi metro sesenta y nueve cada vez que caminábamos por los polideportivos. Menotti también lo citó. Era nuestra joya mayor. Endiablado siete, levemente inferior en desequilibrios a Mané Garrincha. Llevarlo a la Selección Juvenil le valió a la Argentina el campeonato de 1979. Fue, después de Maradona, la segunda estrella en Japón. Y que me lo vengan a discutir, navaja en mano. Para 1986 tengo dos. Marangoni, que brillaba en Independiente, e Islas, que también había sido vendido por nuestros ineficaces dirigentes, pero ambos llevaban la marca en la sangre. Roja, negra y blanca. Formaban parte del patrimonio histórico de Chaca, y si Bilardo los llamó sabía más que nadie de la buena fortuna que representaba colocar en las listas previas a dos hombre de la cantera sanmartiniana. Ahora fue el turno de Mariano Echeverría. Defensor más que modesto. Un baluarte del área que impresionó a Maradona hasta el límite de convocarlo para el difícil encuentro frente a Jamaica, en el verano 2010. Alguien debería, entonces, avisarle a Diego que todos los asuntos están de más. Que ni hace falta conversar dos días con Messi. El hechizo se ha iniciado, y esta vez el título vuelve para Ezeiza. San Martín pondrá, aunque más no sea, la autobomba de sus bomberos para recibir a los campeones. Un memorioso quiso estropearme la sobremesa, cuando lanzó una estocada, a las cinco de la mañana... -Pero, cómo, Pablo… ¿Y Bargas y Carnevalli en el Mundial 74? ¿Cuándo fuimos campeones en Alemania? -Siempre hay un amargo -le respondí-. Siempre hay un amargo.




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