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Pensando el presente, soñando el futuro Desde que Un Caño es Un Caño, comenzamos el año al mejor estilo de lo peor de Gente: con los personajes del año. Pero como nuestra guía espiritual en el periodismo sigue bastardeando la idea cuando invita a una multitud para esa ya clásica tapa, desde Un Caño nos declaramos en rebeldía. Somos esos hijos rebeldes que se distancian de sus padres para buscar su propio destino. Y así es como, en un rapto de originalidad, decidimos hacer periodismo de anticipación, es decir, saludar a los que pensamos que serán los protagonistas de 2011, por lo menos en lo que respecta al deporte. Confiamos en una buena actuación en los Panamericanos de Guadalajara, con el niño Braian Toledo, último campeón olímpico juvenil, y soñamos con obtener, de una vez y para siempre, la Copa Davis, por lo que fantaseamos con Del Potro y Nalbandian unidos en pos de un título que muchas veces acariciamos pero que siempre, por H o por B, se nos niega. Está la Copa América, también. Será el primer compromiso serio que afrontará Sergio Batista con Lionel Messi y el resto de la Selección. Se jugará en la Argentina después de 23 años, y hace 18 que no la ganamos (la última fue con Alfio Basile, en el 93). También habrá Champions Trophy y Panamericanos para Las Leonas, que buscarán lograr el único lugar para los Juegos Olímpicos de Londres. Maravilla Martínez es nuestro crédito en boxeo, un deporte que si bien mantiene algunos títulos para la Argentina, desde hace bastante tiempo perdió el brillo que en otras décadas había sabido obtener. Habrá tiempo, además, para el rugby, que saldrá a defender en Nueva Zelanda el tercer lugar del podio conseguido hace cuatro años. Y la generación dorada del básquet buscará en el Panamericano de Mar del Plata su lugar en Londres, en la que seguramente será la última parada de un equipo que tantas satisfacciones les dio a los simpatizantes argentinos. En la tapa consignamos el polémico Balón de Oro recibido por Messi por encima de Iniesta y Xavi. En la redacción no hubo acuerdo. Muchos festejaron el premio, para otros fue indiferente y el resto se opuso fervorosamente. Los argumentos no difirieron demasiado de los esgrimidos en el resto del planeta. Para los defensores, Lio es el mejor del mundo y a otra cosa mariposa. Para los opositores, Iniesta y Xavi hicieron exactamente lo mismo que Lio y, además, fueron campeones del mundo. Cada uno sacará su conclusión. Tampoco estamos discutiendo sobre el sentido de la vida, ¿no? Pero nos estamos yendo de tema… Como se ve, habrá mucha actividad de camisetas argentinas y competencias internacionales para todos los gustos. Un Caño estará allí, para disfrutarlas y contarlas. Esperando que 2011 sea el año que todos soñamos, el del definitivo despegue. Pocas cosas podrían impedirlo. Esperemos que el pueblo argentino, otra vez, demuestre que está a la altura de las circunstancias para también poder ganar el partido más trascendente. Y que dentro de un año podamos regresar a los personajes del año. Y que sean los mismos que los de esta tapa. Mariano Hamilton
SEGUNDA ÉPOCA (AÑO 5) NÚMERO 33 CONSEJO DE DIRECCIÓN Alejandro Caravario Christian Colonna Pablo Cheb Terrab Mariano Hamilton Pablo Llonto Matías Martin Fabián Mauri Víctor Hugo Morales Ralph Rothschild Ariel Senosiain Adrián Soria SECRETARIO DE REDACCIÓN Pablo Llonto DIRECCIÓN DE ARTE Alicia Sliwkin EDITOR DE FOTOGRAFÍA Fabián Mauri CORRECCIÓN Alejandro Lingenti COLABORAN EN ESTE NÚMERO Paul Amiune, Malena Arcucci, Pablo de Biase, German Beder, Diego Bonadeo, Willian Cartagena, Patricio Connolly, Diego Della Sala, Alejandro Fabbri, Nahuel Gallotta, Germán Ferrari, Ignacio Fusco, Alejandro Kirchuk, María Fernanda Mainelli, Maxi Failla, Ezequiel Fernández Moores, Julio Moya, Edgardo Imas, Román Iucht, Nacho Levy, Alejandro Lingenti, Dante Litvak, Gustavo Lombardi, Fernando Pacini, Juan Ignacio Provéndola, Ulises Rodríguez, Dany Rothemberg, Nino Segura, Gustavo Veiga, Jorge Viale, Alejandro Wall, Osvaldo Alfredo Wehbe, Photogamma.com DEPARTAMENTO COMERCIAL info@sentidos.com - 5983.2700 www.revistauncaño.com.ar www.facebook.com/revistauncanio correodelectores@revistauncanio.com.ar IMPRESIÓN Kollor Press S.A. Uruguay 124 -Bs.As-4116-3598/3599/3601. DISTRIBUCIÓN EN CAP.FED Y GRAN BS.AS Sanabria S.R.L Baigorri 103. Capital Federal. 4304-3510. DISTRIBUCIÓN EN INTERIOR Distribuidora Austral de Publicaciones S.A. Isabel la Cátolica 1371, Cap.Fed. 4301-0701. Esta publicación es propiedad de EAMP S.A, Uruguay 1037 7º Piso. Prohibida su reproducción parcial o total. Registro de la propiedad intelectual, en trámite.
ILUSTRACIÓN DE TAPA Sebastián Domenech
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Pelota de cartón
Luciano Dávila, el Chancho, fue campeón con Talleres de Córdoba cuando ese equipo ganó la Conmebol, en 1999. Pero lo dejaron libre, cayó en desgracia y tuvo que juntar cartón para sobrevivir. Tiempo después se recibió de profesor de educación física, y hoy juega en Las Flores, de la Liga Cordobesa. Por JULIO MOYA Foto PAUL AMIUNE
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e metió por unos segundos en el mundo paralelo de los niños. 2002 era un año hecho a la medida del sufrimiento. A su hermanito, que estrenaba cuatro años, le dijo con tono engañoso que tenían que ir a recoger una bolsa donde abundaban juguetes y chocolates. Tiempo atrás, el destello del fútbol grande había sido para él una estrella fugaz perdida en su destino. Vio el oro de un Talleres que alzó su único título en la historia: la Copa Conmebol 1999. El Chancho Luciano Dávila tenía 16 años y un futuro promisorio. Volante central de mucha marca, pegada y panorama. Gareca lo había subido al plantel de Primera. Pero el DT se fue tras aquel título y Dávila tuvo un parate por lesión. Al regresar, el coordinador de inferiores ya no estaba, y el nuevo le bajó el pulgar. La malaria se le pegó como un chicle tibio entre los dedos. En menos de un año y medio, su familia rozaba la desgracia y el país post-convertibilidad era una estantería de cartón. Justamente, el papel corrugado era la nueva moneda de cambio que promovía puestos de trabajo. “Salíamos con mi viejo a cartonear. Él se había quedado sin laburo. No te creas que nos cagábamos de hambre. Al contrario, no sabés las cosas que encontrábamos en la calle”. Luciano, deprimido y traicionado, colgó los botines. “Era un número, loco. Nadie me preguntó si estaba bien o mal, o si había desayunado. Comprobó que el fútbol era más que un juego. Se sentía un trozo fresco procesado por la picadora de carne. “Yo no iba a aflojarle. Trabajé de cartonero mucho tiempo. Nos pagaban 50 centavos el kilo de cartón; diez años atrás, era buena paga. Después, mi viejo se metió en una obra y seguí solo. No sabés… La heladera llena, mi mamá que nos separaba
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las cosas que juntábamos, hacía conservas de frutas y verduras que levantábamos en las verdulerías. Un día, en el contenedor de un súper, levanté 30 kilos de asado. Era una bolsa llena de bandejitas de carne. Yo pensaba que era un animal muerto, pero no, ja ja. Ni te cuento el asadazo que nos hicimos”. Estaba en pie de guerra contra el fracaso. Por eso estudió y se recibió de profesor de Educación Física. “Era duro salir a cartonear y hacerse tiempo para estudiar”, agrega con la mirada perdida mientras maneja su auto cero kilómetro que terminó de pagar en cuotas. Luciano no se pudo sacar el fútbol de encima así porque sí. Un profe de esos que se enamoran de sus viejos jugadores se lo llevó de preparador físico al club Los Andes, de la Liga Cordobesa de Fútbol. “Por ahí me ponía en los picados, hasta que un día me convenció para que volviera a jugar. Y jugué. Ahora tengo 26 años, pero ya no estoy para grandes trotes. Después pasé a Avellaneda, pero ahí no me gustó, no les calienta la persona. Por eso terminé ahora en Las Flores, un club lindo, familiar. Me llevó el mismo profe de Los Andes, que me quiere mucho. Y juego, pero además soy el PF del equipo. Sí, una cosa rara, pero sale bien”, cuenta riendo. –¿Y qué pasó con tu hermanito aquella noche que estaban cartoneando? –No lo vas a creer. Yo lo había engañado porque lo llevaba para que me cuide la bici mientras revolvía la basura. Cuando llegamos a ese lugar, en una de esas bolsas grandes de pan había un montón de chocolates y juguetitos medio rotos, los que vienen en los huevitos. Mi hermanito le agradeció a Papá Noel y a los Reyes. Y me bancó siempre, hasta que dejamos de cartonear. Cómo es la vida, ahora él está por debutar en el fútbol, en la Liga. Es zurdito y bueno.
Garrafa de bronce Símbolo de Banfield, del desparpajo, la diversión y la pasión, muy pronto José Luis Garrafa Sánchez tendrá una estatua luciéndose en el estadio del Sur. La construcción es colectiva, y para quien pensó la obra (Jorge Gionco), se trata de una devolución de alegrías. Por GERMÁN FERRARI
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os simpatizantes de Banfield lloraron en el último medio siglo a tres ídolos que murieron en forma trágica cuando ya no vestían la camiseta albiverde: Eliseo Víctor Mouriño, Félix Lorenzo Orte y José Luis Sánchez. O, simplemente, el Gallego, el Pampa y Garrafa. Pero la desaparición de este último símbolo, en 2006, todavía despierta sentimientos profundos. En el centro cultural El Galpón, frente a la estación de Banfield, un Garrafa dorado, de tamaño natural y media tonelada, en su clásica pose con los brazos en jarra y una pelota a sus pies, aguarda un destino prometido, cubierto por un lienzo inmaculado: el estadio Florencio Sola. La estatua fue obra de Jorge Gionco, un creador reconocido internacionalmente, y de sus colaboradores, José Balaguer, Martina Vignolo y Julio César. “Siempre veo el hecho artístico frente a un acontecimiento político, espiritual o visual”, comenta Gionco, que desde chico combina las artes plásticas y el kickboxing, deporte que aún practica y del que fue campeón argentino y sudamericano. Como hincha, valora “el regalo que Garrafa le hizo a Banfield con su talento, además de su calidad personal. Tuvimos la suerte de que era un buen tipo. Hay gente que es mala onda, pero entrega su talento, como Picasso. En cambio, Garrafa era un buen tipo, muy díscolo, de risa fácil, de un talento inigualable. La magia del fútbol…”. No tuvo trato con él, pero algunos compañeros de Garrafa en el ascenso 2001 (Adrián el Loco González, Javier Sanguinetti y Christian Lucchetti) le acercaron anécdotas. El proyecto de homenaje al crack, que también jugó en Laferrere, El Porvenir y Bella Vista (Uruguay), nació de una charla entre Gionco y el dirigente de Banfield Omar Pasty Lauría. El primer paso, a principios
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de 2008, fue una colecta de llaves, que sirvió para comprar los hierros y el barro del esqueleto inicial. Después de un proceso arduo de dos años (elaboración con polvo de aluminio y de bronce, yeso y cemento), la estatua quedó lista. “Las pátinas son secretas, místicas. Hicimos lo que nadie pudo: que quedara como un bronce de verdad. Es un secreto del equipo. El que habla, muere. Le ponemos una camiseta de Lanús y lo tiramos en la hinchada de Banfield”, bromea. El costo previsto era de 250 mil pesos, pero la realidad lo tornó inalcanzable y pudo reducirse a la décima parte. Desde que los hinchas se enteraron de la obra, el centro cultural se convirtió en un santuario laico. “La esposa y los hijos de Garrafa vinieron cuando aún estaba en la etapa del barro. Y cuando la vieron se pusieron a llorar. Fue muy fuerte. El barro es de color piel y los nenes no lo podían creer. ‘¡Papá, papá, papá!’, decían”, recuerda Gionco. De inmediato, vislumbra el lugar exacto del estadio para ubicar el monumento: “En la platea nueva, arriba, a la derecha, en la bajada de una escalera, donde no jode a nadie y se ve de todos lados. Ese lugar está bárbaro. Y él, mirando el partido”. “Nosotros queremos hacer una procesión –se entusiasma–, que salga del taller con la estatua, hasta la cancha. Garrafa es parte de la mística y de la cultura de Banfield. A mí me seduce la idea de hacer algo entre varios, de construir, que la gente rompa un poquito el casco de la individualidad. Hubo un montón de ilusiones de gente que ha colaborado. Creo que es el momento de cristalizar la idea; si no, la escultura va a quedar acá de por vida”. Y espera que el apoyo recibido de las autoridades municipales y del club se traduzca en la concreción del sueño. “Es más, Garrafa ya me dijo que no tiene muchas ganas de irse. Acá protege todo”.
De trapo somos
Villa Soldati estuvo en boca de todo el país en las últimas semanas. De allí es la historia y la hermosa gesta de un club que siempre les llama la atención a los más pequeños. Esta es la breve semblanza de Sacachispas, algo más que un club de fútbol. Digamos, un sentimiento, una sinfonía... ateos? Por NAHUEL GALLOTTA
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l capo de la canchita de Pirovano y Coronel Pagola, en Pompeya, se llamaba Aldo Hugo Vázquez. Tenía 17 años y jugaba en la Cuarta División de River, pero no pensaba en otra cosa más que juntarse con sus amigos del potrero para disputar el primer Torneo Evita, organizado por el gobierno de Juan Domingo Perón, bajo el lema del doctor Ramón Carrillo: “Un joven que practique deportes equivale a una cama menos en un hospital”. Corría el año 1948 y no había pibe que no soñara con jugar y ganar ese campeonato. Se inscribieron más de cien mil, de 11 a 13 años, y el fútbol ya era la excusa para que no estuvieran tanto tiempo en la calle. Al equipo de los pibes de Pirovano y Pagola sólo le faltaba definir el nombre. Por aquellos años, los sueños de todos esos pibes se veían reflejados en la película Pelota de trapo, estrenada en agosto de 1948. Allí se narraba la vida de Comeuñas, hijo de padres obreros, que añoraba convertirse en crack. Comeuñas no tenía otro pasatiempo que su pelota de trapo. El guión estaba inspirado en los textos de Eduardo Lorenzo, firmados bajo el seudónimo de Borocotó, que publicaba El Gráfico sobre la vida en los potreros. La columna, siempre en la última página, llevaba el título de “Apiladas”, y nombraba a un equipo de ficción llamado Sacachispas, que usaba camiseta violeta y blanca, colores sacados de unas glicinas que crecían en el medio de la cancha en la que jugaba el equipo. Aldo Hugo Vázquez propuso ese nombre, y los pibes estuvieron de acuerdo. Sacachispas comenzó ganando todos los partidos hasta llegar a la final de la seccional, en la que hubo un invitado especial. Vázquez estaba jugando a la pelota en la calle cuando le avisaron
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que tenía una llamada. Del otro lado del teléfono hablaban los organizadores: el partido del sábado, a las cinco y en el estadio de Ferro, se pasaba para el domingo, a las once de la mañana en River, e iba a contar con la presencia del general Perón y de Evita en el palco. Tanto le habían hablado a Perón de Sacachispas que, cuando saludó a Vázquez, también lo consultó sobre el lugar en el que jugaban durante la semana, después de preguntarle si efectivamente ellos eran el famoso Sacachispas. Apenas Perón escuchó que el lugar de los pibes era la calle misma, decidió donarles unos terrenos para construir un predio. Ganaron, se consagraron campeones de la seccional y, al día siguiente, cuando los pibes jugaban en Pagola y Pirovano, dos coches se detuvieron frente a la puerta de la casa de Vázquez. El que bajó y se les acercó fue Atilio Renzi, secretario privado de Evita. Renzi los llevó por la avenida Cruz hasta Lacarra y Corrales: allí estaba el terreno prometido por Perón, a seis cuadras del estadio actual de Villa Soldati. Eso fue un lunes. El miércoles llegaron las máquinas y, a las dos semanas, los pibes ya tenían su cancha propia, con alambrado y vestuarios de madera, tipo casilla. En agradecimiento a Perón, la Comisión Directiva decidió que la fecha de fundación del club fuera el 17 de octubre de 1948. Lo único que cambió fueron los colores. Sacachispas Fútbol Club se afilió a la AFA en 1954, y fue el único equipo surgido de los Torneos Evita que llegó al profesionalismo. Hoy se encuentra en la Primera C, y sus 62 años recorrieron Europa en un documental realizado por cineastas colombianos que se sumergieron en Villa Soldati para contar sobre una pasión y sobre los sueños de un grupo de pibes que crecieron en un potrero de la zona sur.
s a b r e y s a r t O
MÚSICA
Cinco discos del 2010 Por ALEJANDRO LINGENTI
CONGRATULATIONS-MGMT Con un simple movimiento en el banco (salió Dave Fridmann, un productor más apegado al barroquismo en los arreglos, ingresó Sonic Boom, promotor de un sonido menos ampuloso y más efectivo), MGMT desterró por completo la amenaza de nuevo hype que muchos temieron al escuchar su álbum debut, Oracular Spectacular (2008). De combustión más lenta, Congratulations saluda con el mismo entusiasmo a Syd Barret y al Bowie de la trilogía berlinesa en sociedad con Eno (de hecho, uno de los mejores temas del disco se llama Brian Eno). Estarán en Mute Club (ruta 11 y calle 145) de Mar del Plata el sábado 22 de enero. ¡Y gratis! BROKEN BELLS-BROKEN BELLS Un disco de pop perfecto pergeñado por Danger Mouse, uno de los productores más brillantes de los últimos años (inventor de aquel polémico The Grey Album que mezclaba el Álbum Blanco de Los Beatles con The Black Album de Jay-Z), y James Mercer, el líder de The Shins, una de las bandas que mejor han cuidado el invalorable legado de Brian Wilson. Pop sesentoso, soul elegante y espíritu módicamente psicodélico. Vaporize, una de las grandes canciones del disco, sintetiza el glorioso resultado de este feliz matrimonio musical: la épica tradicional de las composiciones de Mercer flotando sobre el pegajoso groove que Danger Mouse creó con un sencillo colchón de órgano. TEEN DREAM-BEACH HOUSE Originario de la misma ciudad que parió a Animal Collective, este dúo integrado por Victoria Legrand (nada que ver con la precámbrica Chiquita) y Alex Scally edificó una nueva pieza de colección de minimalismo pop ensoñador y volado, en la cuerda de los mejores Cocteau Twins. Aunque la producción es mucho más prolija que la del predecesor, Devotion (2007), otro álbum muy recomendable, persiste el espíritu de “disco cocinado en la habitación de casa”. La voz de Victoria sigue remitiendo a la de Nico, pero suma matices (incluso con inflexiones propias del soul) que la vuelven aún más hipnótica. 10 UN CAÑO | ENERO-FEBRERO 2011
Danger Mouse y James Mercer de Broken Bells.
LE NOISE-NEIL YOUNG Igual que Robert Plant, cuyo magnífico Band of Joy comentamos hace poco en esta sección, el viejo lobo canadiense mantiene una vitalidad sorprendente en plena tercera edad. El aporte de su experimentado compatriota Daniel Lanois (Bob Dylan, Peter Gabriel, U2) en la producción fue tan simple como oportuno: rescatar aquella sonoridad incendiaria y sugerente que Young le había regalado a Jim Jarmusch para su obra maestra, Dead Man (1995), con apenas un guitarra y un par de pedales, y ponerla al servicio de su indiscutible sabiduría melódica. CREO QUE TE AMO-107 FAUNOS En su segundo disco, la banda de La Plata profundiza el pop vitalista de su debut, editado en 2008, multiplicando su potencia emotiva y reconfigurando su sonido para ponerlo al servicio de una eficacia melódica en franco ascenso. Sin despreciar su modelo iniciático (Pavement, la psicodelia low-fi del sello Elephant 6), los Faunos suman en este disco una poética urbana cada vez más inspirada y una energía arrebatadora, la misma que suelen transmitir en sus shows en vivo.
LIBROS / El oficio de periodista (Editorial Punto de Encuentro)
Para el bolsillo del periodista Por PABLO LLONTO
Son algo así como los imprescindibles. O buena parte de los imprescindibles. Y están todos en el mismo libro. Repasemos: Osvaldo Bayer, Herman Schiller, Horacio Verbitsky, Carlos Aznárez, Rogelio García Lupo, Roberto Cossa, Stella Calloni, Eduardo Jozami, Rodolfo Braceli, Alberto Szpunberg. Todos entrevistados por Julio Ferrer, el periodista platense que convirtió en obsesión su capacidad para perseguir y conversar, hasta la fatiga, con los verdaderos maestros de nuestra prensa. Que son pocos, ya se sabe. Y Ferrer los junta. De quienes faltan, no vamos a hablar, porque son pocos también (muchos de ellos desaparecidos) y seguramente Julio se encargará de ellos en próximas ediciones. Lo concreto es
que nuestra profesión, oficio o changuita necesita como el agua leer a quienes mantuvieron peleas dignas en los momentos más difíciles. De ellos no podemos esperar otra cosa que una enseñanza, una historia, una palabra que nos levante el ánimo frente a tanto miserable y arrastrado que anda por las redacciones. El oficio de periodista puede ser visto como un repaso del pasado (extraordinaria la radiografía de la época de la dictadura, por Herman Schiller). Y viene muy bien, en especial para los jerarcas del mal periodismo, hoy nerviosos por una frase que desafía su cobardía: “soy primero militante, después periodista”. * Editado por Editorial Punto de Encuentro.
MEDIOS
Un grito de libertad Por WILLIAN CARTAGENA
No tiene miedo: el terror se basa en la incomunicación. No tiene más que un Redactor Jefe, Rodolfo Walsh. El Consejo de Dirección está integrado por “todas las asambleas”. No tiene patrones, ni empleados: es una cooperativa, dentro del movimiento La Poderosa. No tiene publicidad comercial: “para anunciar en la revista, no revuelva monederos, los comercios a la vista son de buenos compañeros”. No tiene fondo inversor: la bancan cinco villas. No tiene costos de distribución: atendida por sus dueños, la entregan en mano los vecinos de cada barrio. Sobre el vergel de la nueva ley, el colectivo La Poderosa lanzó un grito en los medios, La Garganta Poderosa, una revista dirigida, redactada, ilustrada y fotografiada por vecinos de Zavaleta, la Villa 31 Bis, Rodrigo Bueno, la 21-24, Fátima y distintas ranchadas de capital. “Cada asamblea designó compañeros para la revista, y les brindó una beca mensual de formación en la comunicación popular. Ahora que la recaudación saldará esos gastos, las asambleas podrán invertir su dinero en incrementar, cada vez más, la tirada de la revista y sus genuinos recursos”. No es una novedad. Son miles. “Acá, los periodistas pre-
guntan con palabras y los fotógrafos, con fotos”, adelanta Pao, de la 21-24. “Y los títulos van abajo, porque lo importante está abajo”, explica Kiki, otro cronista, de 9 años, que narra un viaje en montaña rusa desde el diseño sinuoso de una página que sólo se puede leer girando la revista. “En la villa no se compran los diarios, por la guita, pero además porque no se ocupan de nuestros logros, nuestra cultura y nuestro lenguaje”, agrega Ayelén, de Zavaleta, autora de una durísima columna dedicada a Facundo Pastor. El Chino no lo cree. Sus amigos de la 31, tampoco. A solas con Riquelme, compartió “un reportaje inclusivo” para la tapa de enero, que se presentó en una gran fiesta de “lanzaNOmiento” en Zavaleta, donde funciona la redacción, sobre la calle Che Guevara. “Un chiquito de 14 años no puede ir preso”, dijo Román, sin cambiar de frente. Y también “a mi barrio, no lo cambio por nada”. Y como el 10, Joan Manuel Serrat también tocó en el primer número: “para subestimar la cumbia, hay que estar ciego”, cantó el catalán entre los guitarreros de Zavaleta. Miles de voces históricamente acalladas gritan ahora desde La Garganta Poderosa, que se puede conseguir en el corazón de los barrios y en las peatonales de la costa, o por mail (lagargantapoderosa@gmail.com). Buenas nuevas. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. ENERO-FEBRERO 2011 | UN CAÑO 11
¡VENCEREMOS 2011!
Batista technicolor Una nota sobre fútbol, con un técnico de fútbol, en una revista en la que se escribe, cada tanto, sobre fútbol no es mala idea. Lo convocamos al entrenador de la Selección para que nos pinte un panorama del año que comienza en función de sus proyectos, sus ilusiones y sus expectativas. Al parecer, el Checho tiene, además de esperanzas, algunas necesidades. Y el proyecto de parecerse a España. Por ARIEL SENOSIAIN Foto FABIÁN MAURI
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ergio Batista quiere reconsiderar la agenda mediática. Pide “que los periodistas dejen de preguntarles a los técnicos, cuando pierden tres partidos, si tienen fuerzas para seguir”. Invita a hablar de fútbol. De nombres, de puestos, de estilos. La invitación vale, porque el entrenador no tiene problema en ponerles apellidos a las fortalezas y las debilidades. Por eso arranca: “Quiero un ocho clásico, pero me cuesta mucho encontrarlo. El ocho desapareció con los carrileros. A mí no me interesan los volantes que ante todo corren, la franja la tienen que hacer los laterales. El fútbol argentino tendría que disponer de tres jugadores por puesto. No puede ser que cuando se lesiona un jugador, el técnico de la Selección tenga que cambiar el esquema. Le pasaba al Coco Basile cuando no estaba Riquelme. Me pasó a mí en el amistoso contra Japón, cuando se lesionó Cambiasso”. –Arranquemos por el principio. ¿Cuántos arqueros tenés en vista? –Cuatro del medio local y tres del exterior. Están Romero, Andújar, Ustari, Carrizo, Marchesín, Peratta, Orión… Necesito que tengan personalidad y que sepan jugar con los pies. –¿En la defensa hay diferencias de recambio según el puesto? –Centrales hay de sobra: Pareja, Fazio, Garay, más lo que puedan aportar
los grandes, como Demichelis, Burdisso, Samuel, Milito... Si bien para el próximo partido prometo un lateral verdadero, allí está el problema: en las puntas. No me gusta improvisar como ya improvisé en un partido con Burdisso. Le apuntan a Heinze, me dicen que tengo que renovar. Ese no es el problema. El problema es a quién poner. Para el 2014 proyecto a Marcos Rojo, aún siendo central, y a Luciano Monzón, porque Clemente Rodríguez y Papa no van a llegar con la edad que pretendo. Si el Mundial fuese hoy, lo jugaría con Zanetti por la derecha. Pero de acá a tres años, tengo que encontrar el reemplazante. Tengo en carpeta a Gastón Díaz, de Vélez, a Ismael Quilez, de Colón, y espero que siga con buena recuperación Iván Pillud, de Racing. Para la Copa América, seguramente hagamos una mezcla de experiencia y proyección. –El volante central suele darle la identidad a un equipo. ¿Mascherano tiene las características pedidas? –Conmigo, Mascherano juega. Tiene
mucha precisión en los pases cortos y largos, pese a que lo hayan transformado sólo en un quitador. Me viene muy bien que haya ido al Barcelona. Yo voy a armar un 4-3-3, pero no hace falta que los otros volantes estén muy acostumbrados a jugar por los costados. Al lado de Mascherano seguiré probando a Banega, Gago y Cambiasso. Lo que les pido es que lleguen más al área. –Bien, hasta acá: Romero; Zanetti, Demichelis y Burdisso con variantes, el tres que aparezca; Gago o Banega, Mascherano, Cambiasso. ¿Del medio hacia adelante? – A Tevez hay que encontrarle el puesto. Para mí es 9. Peleará con Higuaín. Di María está jugando algunos partidos en el Real Madrid por la derecha, pero me gusta por la izquierda. Pastore es mediapunta. Contra Brasil lo puse en el medio, pero la idea es que arranque suelto desde tres cuartos. Puede ser decisivo entrando en los segundos tiempos. Y claro, el mejor del mundo. El equipo se armará y se moverá en torno a Messi, que jugará
“Quiero un ocho clásico, pero me cuesta mucho encontrarlo. El ocho desapareció con los carrileros. A mí no me interesan los volantes que ante todo corren”. ENERO-FEBRERO 2011 | UN CAÑO 13
donde se pueda explotar lo peor del rival. Cuando tengamos que recuperar, todos tendrán que pasar la línea de la pelota. Quiero que presionen en el lugar donde la perdemos. –Casi una década atrás, Bielsa explicaba que el rasgo de su Selección era “la aceleración, no la pausa”. ¿Cómo harás para que tu Selección no tenga, por el contrario, tanta pausa y sí más aceleración? –El equipo de Bielsa era interesante, más allá de lo que le pasó en el Mundial. Con mucho vértigo. Pero yo apuesto a otra cosa. Apuesto a que toquen, a que salgan jugando y mantengan la pelota. Los toques no deben ser intrascendentes. Y deben dar la oportunidad para acelerar. –¿Proponer el Barcelona como la referencia no es parte de un discurso obvio, generador de adeptos? –Es el estilo que me gusta. Vamos a
por Diego, quien supo de entrada que “a Bilardo lo pusieron por si yo fallaba”. Maradona y Batista se relacionaron tan poco que, mientras los dirigidos por uno practicaban contra Tristán Suárez, los juveniles dirigidos por el otro se entrenaban, en el mismo predio, sin ser considerados para la labor de sparrings que antes desarrollaban. El ciclo de la Selección mayor tuvo exabruptos, sospechas y rendimientos poco convincentes pese a las figuras. Los menores no se clasificaron a un Mundial Sub 20 después de dos décadas y media. Y el alejamiento de Maradona, más la asunción de Batista, trajo polémicas y acusaciones cruzadas. ¿Se puede hablar de continuidad, Checho? “La continuidad es porque nosotros llevamos tres años trabajando con los juveniles. Más allá de eso, reconozco que dimos mucho de comer en los últimos años. Tuvimos poca comu-
“Apuesto a que toquen, que salgan jugando y mantengan la pelota. Los toques no deben ser intrascendentes”. tratar de lograrlo. Sé que estamos muy lejos. El modelo total es España. No salió campeón mundial porque juntó jugadores en el avión rumbo a Sudáfrica, viene con una idea desde hace seis años. Si la noticia prescindiera del cómo, la crónica diría apenas que algunos integrantes del último equipo argentino campeón mundial, comandados por quien había sido su técnico, asumieron en el 2008 la conducción de los seleccionados de mayores y menores. Que terminado el desafío con un quinto puesto, sólo cambió la cúpula en la Selección principal, ascendiendo posiciones quien había dirigido de pibes a las estrellas actuales y manteniendo el resto de la estructura. Pero las maneras y las circunstancias encuentran todo tipo de detalles. A Maradona lo habían elegido los hijos de Grondona, luego ignorados
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nicación con Diego. Ahora me gustaría que el trabajo con los chicos esté ligado al de los grandes. Y lo fundamental es dejar de lado los resultados de las selecciones menores”. –¿Aún los de la sub 20? –Sí, igual que en las Inferiores de los clubes. Ganar nos gusta a todos, pero el proyecto debe pensarse de acá a ocho años. Como técnico de la mayor, pienso en Brasil 2014, pero como cabeza del grupo entero también debo pensar en Rusia 2018. Un ejemplo: nos falta un 3, no puede ser que Argentina no lo tenga, tenemos que empezar a buscarlo y formarlo. –Mencionaste ya a Nicolás Tagliafico, de 18 años, que no juega en la primera de Banfield. ¿Puede tener oportunidades un jugador que no haya debutado, como en su momento Mascherano?
Es la idea. Vamos a empezar a hacerlo después del Sudamericano sub 20. Queremos que empiecen a saber de qué se trata. Tagliafico, así como Lucas Krupszky, de Independiente, llegarían con buena edad al 2014. Pero también pienso en Marcos Pinto, un 3 de la sexta de Lanús de 16 años, que debe ser el lateral izquierdo en el 2018. Conmigo o no de técnico. Eso es lo que tenemos que hacer: dejar a los jugadores formados, no empezar a formarlos, como me pasa a mí. El problema es que no hay camadas buenas. Pekerman lo advirtió: un día dijo que se estaban acabando los jugadores. No debe pasar de largo: el técnico de la Selección argentina habla de crisis futbolística. De falta de recambio. Alerta que ya no podemos descansar en la tierra fértil. Que imitamos modas. Justo cuando en Europa tratan de invertir los roles de siempre: hasta el propio Mourinho no deja pasar un entrenamiento sin utilizar la pelota. “Les compramos el tranvía, no el tren bala. Copiamos lo que ya habían dejado de hacer. En el fútbol inglés, ahora tienen una precisión notable, no la tiran más lejos, se la pasan entre ellos y hacen cambios de frente al pecho. En España, algunos están tratando de seguir al Barcelona. Acá me llama la atención que los relatores de los partidos de los viernes, sábados y domingos dicen “el partido es malo” ¡Los de los tres días! ¡No se salva ninguno!”. –¿No hay jugadores distintos entre los pibes? –Hoy no. Mejora en categorías más chicas. Pero no han salido jugadores entre los nacidos en los años ‘88, ‘89 y ‘90. Y siempre acostumbrados a otra cosa. Al fútbol argentino lo cambiaron, y ésta es la consecuencia. Priorizaron al futbolista de fuerza sobre el habilidoso porque eso es lo que empezaron a pedir los técnicos de profesionales. Nosotros tuvimos los Xavi, Iniesta y Busquets del mediocampo actual del Barcelona. ¿Sabés cómo sufría yo, como volante central, cuando jugaba contra J.J. López o Brindisi? Hace poco, Menotti dijo que “para ser futbolista, ahora primero hay
que subir al Himalaya”. Tiene razón. –¿Cuál fue el punto de inflexión? –Copiar lo malo: los gimnasios y las pesas como fundamentos esenciales de los entrenamientos, el doble cinco en el campo de juego. Hoy un chico no sabe jugar de único volante central, no sabe para dónde moverse. La prioridad es volver a cambiar la mentalidad y focalizarnos en la técnica cuando son pibes, no cuando llegan a Primera. Los torneos de infantiles, con nenes de ocho años, se juegan en canchas de 100 metros por 70. ¡Tienen que cabecear una número cinco! ¿Cómo hace el arquerito para atajar en esos arcos? ¿Cómo hace para aprender? En el baby fútbol se practica pelota parada, los partidos tendrían que terminar 15-14 y terminan 1-0. –¿Entendiste que, para ser ratificado, no debías prenderte en polémicas? En la AFA ya no querían a Maradona. –Soy así. Pero no es que fui así porque me convenía. Aprendí a ser pacífico hace años. Antes me peleaba. Difícilmente me vean enojado con alguien. Trato de no buscar quilombos, de promover el diálogo. –¿Los cortocircuitos con Maradona y Mancuso cicatrizaron? –Con el proceso anterior no me meto. Mi objetivo es salir campeón del mundo. –¿Chocás con Bilardo? –No, porque no se mete. Si se metiera… Ojo: preferimos distintos estilos de juego, pero coincidimos en muchas cosas con Carlos, sobre todo en esto de la formación de juveniles. –¿Y sentís que los jugadores de la Selección ven en vos a un ex campeón del mundo? –Cuesta. Los que fueron a los Juegos Olímpicos creo que me respetan por mi forma de ser, por la idea de juego. Ellos conviven con los mejores técnicos del mundo en sus equipos, tengo que estar a la altura. Peor es lo que sucede con los juveniles. Tiene que ir alguien a decirles “mirá que el que te está diciendo qué hacer fue campeón del mundo”. Pero no tengo dudas: la consideración se gana por otro lado.
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¡VENCEREMOS 2011!
Al tenista argentino, salud Tras un 2010 accidentado, David Nalbandian planea una próxima temporada en la que busca “organizar bien las giras y cuidar el físico”. La idea es disputar menos de veinte torneos, como Federer y Nadal, volver a ser top ten y lograr de una vez por todas la tan anhelada Copa Davis. De paso, le deja un mensaje a Del Potro. Por JORGE VIALE
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avid Nalbandian puede manejar autos de carrera a 200 kilómetros por hora y soñar con el Dakar. Nadar con las especies marinas más peligrosas; tirarse desde 150 metros en bungee dumping como lo hizo hace unos años en Viena; arriesgar sus articulaciones con el snowboard... Hay momentos, sin embargo, en los que se baja del carro, entiende que la situación exige cautela, cuidar la salud y oponer una planificación a los actos que surgen del mero impulso o de la necesidad de adrenalina. En las primeras horas de cada año, Nalbandian festeja también su natalicio: ya va por los 29 y, como repitió varias veces que se retirará del tenis en dos o tres años, piensa en no forzar tanto la máquina y optimizar sus capacidades. Por lo pronto, habla de un 2011 con “calendario más reducido, especialmente en la gira de arcilla” y lo justifica con válidos ejemplos: “Federer y Nadal no juegan más de viente torneos por año”. “Estoy transitando mis últimos años en el tenis. Después de la operación en la cadera, encaro mucho más tranquilo el futuro. La prioridad es tener un buen estado físico que me permita competir a un gran nivel y hacer giras cortas. Lo que siempre pido es salud, no tener los problemas del año pasado”, dice Nalbandian en entrevista con Un caño. No lo agrega él, pero
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lo sabemos: las giras cortas también obedecen a una cuestión de hartazgo, de no soportar las largas estadías fuera de Unquillo; saturación lógica por la década y media de aviones, por más cómodos que sean los vuelos en Primera. Dos kinesiólogos que se turnan para viajar, un preparador físico y Luis Lobo, el entrenador que amagó con dejar el cargo a fines del año pasado pero volvió a apostar en David. Con ellos, un manager con experiencia de jugador de nivel, como el español Carlos Costa, más un amigomanager local y un jefe de prensa… Ellos siete conforman el equipo de trabajo del ex top ten, que sueña con volver a serlo. “Si ando con salud (repite esa palabra para hablar de estado físico óptimo, de ausencia de lesiones), estoy seguro de que el ranking va a venir solo. El objetivo es volver a estar entre los mejores diez. Creo que hay muchas opciones, porque no defiendo muchos puntos”. Efectivamente, Nalbandian quedó 27º del ranking de fin de año, jugando ape-
nas once campeonatos. Y le faltaron tres Grand Slam (de los cuatro grandes, sólo pudo presentarse en el US Open). Ya en la primera gira 2011, que empieza en Auckland (Nueva Zelanda) el 9 de enero y sigue en el Abierto de Australia, no hay puntos que defender, todo es ganancia. Allí posiblemente estrene un nuevo modelo de raqueta: durante la pretemporada en Buenos Aires, un japonés llamado Mori, enviado de la marca con la que tiene contrato, le daba para probar cuatro modelos distintos en cada descanso. Todos los años se repite la misma escena con Mori. “Mi vuelta fue medio accidentada”, señala Nalbandian sobre el 2010. “Si hay algo que aprendí, es que hay que organizar bien las giras, jugar menos y cuidar el físico. Aun jugando poco, les pude ganar a buenos rivales, como Soderling o Ferrer. Estoy para dar pelea todavía, pero me doy cuenta de que el tenis cambió mucho. Mi físico no es el de antes; los más jóvenes le pegan más fuerte a la pelota y sacan
“Yo estoy para jugar single y doble, pero... habría que buscar una pareja estable”.
mucho más rápido. Es una gran diferencia con respecto a la época en la que yo empecé como profesional”, describe. Si bien un Grand Slam todavía es uno de sus grandes anhelos, la Davis sigue siendo lo primero en el ranking de objetivos. “Por la Davis doy todo. La salud que te decía es para poder jugarla bien, aunque varias veces logré puntos estando muy por debajo de mi plenitud física, y lo volvería a hacer”. Ejemplo: aquel viaje de último momento a Estocolmo, para jugar el doble ante Suecia y finalmente definir la serie frente a Andreas Vinciguerra, aún con el aductor que no le dejaba correr al cien por cien. “Si lo pensamos bien, fue una locura”, dice y sonríe. “Hay mucho de planificación, y también algo de suerte. No siempre es fácil anticipar cómo va a ser el año”, comenta Claudio Galasso, PF de Nalba, mientras guarda las bandas elásticas y pesas con las que ejercitaron. “El año pasado, en diciembre, David estaba perfecto. Llegamos a Nueva Zelanda, hizo un mal movimiento durante un saque en una práctica y tuvo que bajarse de Australia”. Conclusión del año: cuatro desgarros, algo que se veía posible por la inactividad después de la operación de cadera. Podría haber sido peor: hay un caso paradigmático con respecto a las operaciones de cadera, el de Gustavo Kuerten, quien después de haber sido intervenido jamás pudo volver a jugar sin dolor y tuvo que retirarse del deporte por fuerza mayor. “Los problemas de David no fueron en la cadera, sino por compensar con otras partes del cuerpo. Se pierde el equilibrio, esos músculos no están acostumbrados a la carga y se resienten”, explica Galasso. Así como las rodillas de Rafael Nadal sufren en las superficies duras, por consejo médico de Ángel Ruiz Cotorro (médico español, también del número uno del mundo), la cadera de Nalbandian debe evitar los deslizamientos en polvo de ladrillo. “La idea es jugar Santiago de Chile y Buenos Aires antes de la Davis con Rumania, y luego, en la segunda gira, jugar solamente los Masters 1000 (Montecarlo, Madrid y Roma, antes de Roland Garros)”, enumera Nalbandian. Eso significaría decirle adiós a Barcelo-
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na, torneo en el que solía participar. Este cuidado del físico post-operado y al borde de los 30 supone una leve modificación en el estilo de juego. Si Nalbandian siempre fue un ajedrecista ruso a la hora de plantear los puntos, desde el año pasado se observa una mayor decisión a la hora de buscar las líneas (como botón de muestra, pueden buscar videos de YouTube en Washington y Toronto). “Cuando volví al circuito me propuse jugar puntos más cortos. Que no sea nada alocado, si había que pelear los puntos y correr, lo hacía, pero buscaba más agresividad para cuidar el físico”. En la Davis, no hay demasiados reparos. Los hubo en aquella serie en Suecia, pero simplemente porque la lesión de aductor no había cicatrizado. “Yo estoy para jugar single y doble, pero coincidimos con Tito (Vázquez) que habría que buscar una pareja estable para que nos pueda dar descanso a Juan Martín (Del Potro) y a mí”. Del Potro, justamente, es el asunto. Es
sabido que no estará en la serie de primera ronda ante Rumania, porque regresará después de un año de inactividad y porque ya armó una gira en otra superficie, el cemento. Se lo necesitaría para enfrentar a los checos (Berdych y Stepanek) en Buenos Aires, por los cuartos de final, y en una posible semifinal ante Serbia, el actual campeón en Belgrado (para colmo, Novak Djokovic no se da por satisfecho y dijo recientemente que nunca se salteará la Davis, que es un honor representar a su país, etcétera). Nalbandian sabe lo imprescindible que es Delpo, y por eso le envía un nuevo mensaje. Si se le pregunta si lo preocupa que la Davis termine dependiendo de sus últimos buenos años, responde: “creo que tenemos muy buenas chances con el calendario que nos tocó para el 2011, hasta una posible semifinal con Serbia en Belgrado, que sería un partido muy difícil pero posible de ganar. Si pudiésemos contar, además, con Juan Martín, esas chances serían mucho más grandes todavía”.
¡VENCEREMOS 2011!
No sos vos, soy yo Del 4 al 6 de marzo, la Argentina inicia su nuevo intento por llegar a la ansiada Davis. Martín Jaite, quien ha recorrido como jugador un largo camino en estas historias, recibió a Diego Della Sala para desmenuzar sueños y andanzas de la ingrata Copa que siempre se nos escapa. Podríamos decir que la esta nota tiene mucho de confesión. Pero mejor es leerla completa y saltear este copete. Por DIEGO DELLA SALA Foto FABIÁN MAURI
“No hay drama, la hacemos. ¿Te parece bien en el Lawn Tennis? Ahí tengo las oficinas”. Ahí, justamente ahí, Martín Jaite vivió el momento más recordado de su carrera como tenista profesional. Aquella tarde, en 1990, y con la serie de Copa Davis 1-2 frente a Alemania, un robótico Michael Stich dominaba a voluntad a un Jaite acalambrado “hasta las muelas”, pero –como en un guión de película yanqui– el protagonista del film echó el resto en el cuarto set para poner el partido 2-2 y, luego, en el quinto, ganó 6-3 con un último punto que disputó entre sollozos… Terminó aquél día en andas, con el rostro transfigurado por un llanto que hizo llorar. “Quedamos así, entonces. Tenés que entrar por la puerta seis. Ahí te espero”. Ahí, justamente ahí, Martín Jaite vivió el momento más desagradable de su carrera como tenista profesional. Aquella tarde, en 1988, un tal Andre Agassi, joven e insoportablemente irreverente, hacía sufrir al argentino con un partido casi perfecto de Copa Davis. Con el match 6-2, 6-2 y 5-0 para el estadounidense, Martín sacaba 40-0 y, luego de un primer servicio fallido, jugó el segundo alto y débil. Entonces, el bueno de Andre tuvo la “brillante” idea de parar el saque tomando la bola con una de sus manos, “regalándole” el game al pobre argentino. Ahí, justamente ahí, funcionan las oficinas de Alma Producciones, la empresa que Martín ha creado como promotora de eventos tenísticos y que lo posiciona, por ejemplo, como el Director General del 20 UN CAÑO | ENERO-FEBRERO 2011
Torneo ATP de Buenos Aires que se jugará del 12 al 20 de febrero de este año. Ha pasado el tiempo, pero nada evita que el ex top-ten, ganador de 12 torneos ATP y alguna vez entrenador de Gastón Gaudio y David Nalbandian, muestre que, a los 46 años, sigue viviendo tenis. –¿Qué significa para vos tener que levantar un teléfono hoy, como organizador de un torneo, y preguntarle a un tenista, ser especial si lo hay, qué necesita para jugarlo? –Pará, sé a qué apunta la pregunta. Hay mucha fantasía con respecto a los tenistas, y puedo asegurarte que son mucho menos divos que lo que la gente cree. En todo caso, alguno podrá pedir una suite en vez de una habitación común, o un auto particular de traslado y no el micrito del torneo, pero son cosas súper normales que estamos acostumbrados a ofrecer. –OK, Martín, no serán divos, pero la historia marca que donde hay más de un tenista existe por lo menos hay un conflicto. Vilas-Clerc, Jaite-de la Peña, Coria-Gaudio, Nalbandian- Del Potro... ¿Por qué sucede, entonces? –Porque somos argentinos, no tiene que ver con ser o no ser tenista. Siempre debemos tener a mano un enfrentamiento, una pelea. Funcionamos así, lamentablemente. Lo viví en carne propia en la final de la Davis 2008 con David (Nalbandian) y Del Potro. –¿Qué pasó en aquel match final frente a España? Se dijeron miles de cosas. –Aquella final se perdió, en principio,
porque el grupo llegó desunido y desenfocado del objetivo principal. La serie estaba servida, ellos llegaron sin Nadal y con un equipo al que no le sobraba nada. Se dejó pasar la gran chance de una manera increíble, te diría hasta triste. –Vos fuiste acompañando a Nalbandian (N. de la R.: entrenó al cordobés desde mediados de 2007 hasta fines de 2008). ¿Cuál fue el gran detonante del fracaso? –Apareció una puja terrible por poder y dinero que se lo comió todo, y ya a nadie le importó a qué habían ido. Primero la disputa Córdoba-Mar del Plata por la sede, y luego el dinero que esa lucha trajo aparejado. La pregunta “¿cuánto hay?” se escuchó más veces que el “¿qué vinimos a buscar?”. ¡Se olvidaron de la final de la Davis! –Lo llamativo es que en este contexto todavía tengas ganas de ser capitán del equipo en el futuro. –Es que ése es mi gran sueño, más allá de los nombres. Mis ganas de ser capitán exceden el tamaño de los nombres propios. No pasa por pensar que si junto a David y Juan Martín puedo ganar. Tiene que ver con otra cosa, está más ligado a un sentimiento. Ojo, no hablo de la patria ni de la bandera, sino de una hermosa sensación de llegar al techo de mi anhelo profesional. –Fenómeno, pero si tuvieras hoy a Nalbandian y Del Potro en una misma habitación, ¿sabrías qué decirles? –Perfectamente. Pero no podría asegurarte el resultado de mis dichos (se
ríe). Quizás termino jugando con juveniles (vuelve a reírse). De verdad, con David tengo una relación de mucho respeto luego de haberlo entrenado, y puedo hablar de igual a igual con él. No tendría ningún problema en decirle lo que pienso. Con Juan Martín lo mismo, sé que me escucharía. –Como ex tenista de Copa Davis y como capitán que pretendés ser, ¿cómo definirías esa función? –Tenés que ser un eterno mediador. Ya no sólo entre los jugadores, sino también entre los equipos de los jugadores, ya que hoy un tenista de elite tiene una estructura muy fuerte detrás, y hay que saber lidiar con eso. Y con la dirigencia. –Dirigencia que en tres oportunidades te tuvo en gateras y terminó por elegir a otros. –A algunos dirigentes no les cierra que yo sea un tipo cercano a los jugadores. Por ahí buscan un equilibrista que, si tiene que caer, caiga de su lado. –También se puso sobre la mesa cierta incompatibilidad entre tu función de empresario vinculado con el tenis y la que desarrollarías como capitán. ¿Eso te molestó? Claro. Es una soberana boludez. Incompatible sería entrenar a un jugador y simultáneamente ser el capitán. Pero desarrollar mi labor de la manera que lo hago hace años y poder sentarme en la gran silla no me parece que tenga nada oscuro. ¿Qué piensan? ¿Que le voy a decir a un pibe que si juega tal o cuál torneo que organizo lo pongo en el equipo? Por favor… Soy honesto y punto. No tengo que demostrarle nada a nadie. –¿Cómo ves las chances del equipo en 2011, de la mano de Tito Vázquez? –Habrá que ver como se da el primer paso frente a Rumania. Y si Juan Martín vuelve enfocado este año… Son los jugadores los que deberán llevarnos al éxito, más allá de quién esté al frente como conductor. En todo caso, el capitán deberá ser fundamental para que se viva un clima lo más respirable posible como para ir en busca del objetivo. –¿Otra vez debemos abocarnos al cerebro del tenista? –No. Simplemente hay que entender que si en un plantel de fútbol o rugby dos o tres tipos no se llevan bien, tenés la chance de enderezar las cosas con los otros veinte. En el tenis, dos tipos distanciados son el cincuenta por ciento de la
estructura podrida. Y habitualmente suelen ser los dos mejores. La charla se percibe franca. Cada tanto Martín se acomoda en el mullido sillón de cuero negro y juega como un malabarista con su pequeño celular. Usa algunos silencios para no perpetrar un “sincericidio”, pero deja en claro que nos ha recibido para decir sin miedo, para responder a todo. –Entonces, como decían los viejos maestros del punk de los 70, “no future”… –Eso no te lo puedo responder yo. Deberán responder los que se calcen la raqueta en la Copa. Es tan simple y tan complejo como tener en claro cuál es el objetivo de cada uno. –¿Cómo es eso? –Si el objetivo es dejar las diferencias y los kilombos de lado, y mentalizarse en la idea de salir campeones y cumplir un sueño, es factible llegar a lo más alto. Si hay metas distintas o quizás a alguno no le importa tanto ganar la Davis, entonces será muy difícil ensamblar las partes. Para ganarla, tenés que sentir primero que te morís por lograrlo, o
que te querés morir si no lo lográs. –¿Qué hubieras dado vos como jugador por ganarla? –El orto (se ríe a carcajadas). Para mí, era un sueño imposible. Ver a los serbios frente a Francia levantando la Copa por primera vez en su historia fue muy movilizante. Cuando Del Potro se refirió a ese triunfo y dijo “ojalá en el 2011 nos toque a nosotros”, pensé “bien, le picó, lo tocó”. Una cosa es ganar el U.S Open, y otra muy distinta es llevarte la Davis para tu país. –Entonces, ¿pronóstico reservado? –Tenemos dos enormes tenistas. A David lo sé un tipo a la medida de la Davis. Y Juan Martín tiene todo el tenis para lograr lo que se proponga. Ojalá entiendan que esta Copa no debe ser un caramelito más de sus rutilantes carreras. Es mucho más que eso. Si un día lo comprenden, podrán entenderse. Martín Jaite nos despide con una frase que acompaña el vaivén de las manos que se estrechan: “sé que un día voy a ser el capitán”. Y luce convencido.
¡VENCEREMOS 2011!
Trabajo, trabajo, trabajo Cinco años sin vacaciones, temporadas de estrella en la NBA y un compromiso permanente con la Selección de básquetbol. Todo eso es Luis Scola, líder y referente de un equipo que piensa en el Preolímpico 2011. De cara a una nueva etapa bajo la conducción de Julio Lamas, asegura que “no hay que tener pánico por el recambio” y dice que él quiere jugar aunque Argentina “no gane nada”. Por GERMAN BEDER Foto DANY ROTHEMBERG
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ace un tiempo, Pepe Sánchez, uno de los mejores bases de la historia del básquet argentino, dijo que envidiaba la ambición de Emanuel Ginóbili y de Luis Scola para seguir buscando metas después del oro de Atenas. Que a él le había costado mucho encontrar nuevos desafíos después de un logro tan importante, que le chocaba (y le alegraba) ver cómo esos otros dos tipos seguían dándole para adelante. De Manu está todo dicho, pero de Luis no. Porque la temporada pasada, fue Scola el mejor argentino de la NBA. Y fue Scola el emblema de la Selección en el Mundial de Turquía (terminó como goleador del torneo). Su crecimiento, de 2004 a esta parte, ha sido infernal. Similar o superior al de Ginóbili. Que esto también sea dicho. De allí la envidia, sana, de Sánchez. –¿Cuál es el secreto para intentar superarte siempre y no bajar nunca un cambio? – Yo creo que… (piensa). No es para tanto. Personalmente lo que busqué siempre fue marcarme objetivos. Objetivos largos, cortos, medianos… De esa manera, estuve siempre motivado. Y siempre fui por más. En ese sentido tuve suerte, porque siempre se me ha dado la chance de plantearme desafíos. Constantemente. Nunca me quedé sin una meta. Entiendo la frase de Pepe porque él, en los Juegos de Atenas, era tres años más grande. Ahí yo tenía 24 nomás. Y él tenía 27, aunque todavía le quedaba cuerda. No sé, no tengo fórmulas. Siempre le di para adelante, no me gusta conformarme, puede ser el principio del estancamiento. Busco cosas nuevas para mantenerme motivado. –¿Y ahora que superaste su edad, seguís planteando igual el futuro? ¿Ya tenés claro lo que querés para 2011? –Y sí, así sigo. Quiero seguir mejorando, dar otro saltito de calidad. Nada en especial. La carrera de Pepe fue fantástica, ojo. La envidio. Muchísimos jugadores darían todo por pasar por los clubes en los que él estuvo. A ver: si a mí, de chico, me hubieran dicho “vas a tener la trayectoria de Pepe”, hubiera firmado con los ojos cerrados. –¿Sentís que tu status cambió tanto en Houston como en la forma en que te toman en cuenta los rivales? –Sí, me marcan más. He ganado importancia en el equipo,
en el vestuario y ante mis rivales. Lo disfruto. Eso hace que me marquen más. Es normal, supongo. –¿Cómo es un día tuyo en Houston? –Uno normal. Me levanto temprano, desayuno con mis hijos, trato de llevarlos a la escuela… De ahí me voy al club, tipo 9, entreno a las 11, luego hago pesas, tiro un poco. Nada… Los días libres recorro un poco. Siempre hay algo para hacer acá. Cuando jugamos lo único que cambia es que duermo la siesta. Que no es nada sencillo en mi casa. –Se hace medio jodido con cuatro hijitos, ¿no? –Claro, pero me dan un free pass por un ratito. Tienen un mínimo de piedad, pero mínimo. Y de ahí me voy a la cancha. A veces me tomo un cafecito, es como un ritual. Pero no siempre. Cuando era chico, Scola decía que él iba a ser el primer argentino en jugar en la NBA. Tenía diez años cuando le dijo a su padre Mario que iba a ser campeón del mundo con la Selección. La gente se le reía. En esa época ya era más alto que todos los de su edad. Y se acomplejaba. Le costaba conseguir ropa de moda y zapatillas de su talle. “En un momento llegué a odiar las zapatillas altas de básquet”, contó hace tiempo. Sus partidos en el club Ciudad de Buenos Aires eran un show: tomaba el rebote en su aro, la picaba hasta el otro sector de la cancha y la volcaba. Una y otra vez. Una vez rompió un tablero. Fue insólito. A los 11 todavía era mini, pero ya jugaba en categorías más grandes. De hecho, ya jugaba en selecciones más grandes: “Hay una anécdota que lo pinta. Me acuerdo que Luis tenía que ir, jugar con los de su edad y después, pegado, le tocaba un amistoso de la categoría previa a Infantiles (14 años). Pero se golpeó la espalda. Entonces le dije: ‘mirá, hijo, no vas a poder ir al otro partido. Mejor hacé reposo’. ‘Nooo, vamos, vamos. Haceme unos masajitos y listo’, me respondió. Yo me reí. Pero lo decía en serio. Así que tuve que hacerle unos masajes. Después fui y hablé con el entrenador, que me confesó que no le hacía falta probarlo en el amistoso porque ya estaba fijo en el equipo. Obviamente, Luis tampoco iba a aceptar eso. Finalmente, acordamos que lo pusiera unos minutos para que no me retara a mí y tampoco se ofendiera con él. Esto te marca que mi hijo ya era ENERO-FEBRERO 2011 | UN CAÑO 23
todo un profesional desde antes de terminar la primaria (risas)”, comenta Mario, con orgullo. –Cuando mirás para atrás, ¿qué parte conservás del chico que apareció en Ciudad y que después dio el salto a Ferro? –Mmm… Lo que conservo es el trabajo diario. He cambiado muchas cosas. Pasaron quince años. Pero la convicción por mejorar y por trabajar es la misma. Y espero siga siendo la misma hasta que me retire. – “Prefiero que me recuerden por mi esfuerzo y no tanto por mi talento innato”, dijiste alguna vez ¿Lo seguís pensando? –La gente me recordará como quiera. No me preocupa mucho. Ojalá me recuerden. Y si así sucede, me gustaría que me sea por mi capacidad de laburo, sí. –¿Qué es lo que más te gusta de la NBA y qué lo que menos? –El calendario me gusta. Me gusta que haya mucho partidos, que haya ritmo en la temporada. Lo disfruto. Lo que no me gusta es que al haber tantos y tan seguido la intensidad baja un poco. Al jugar con tan poco margen de descanso se hace difícil mantener el nivel sin mesetas. En eso hay diferencias marcadas con Europa, dende hay menos competencia pero la importancia de cada choque se multiplica. Acá es al revés. Y se termina minimizando la calidad de los mismos juegos. Es simple. El espectáculo, en un punto, pierde valor. –¿Y con la crueldad de los traspasos cómo te llevás? Porque de un día para otro podés ir a parar a Canadá… –En el pasado, sin duda, me afectaban los rumores de canje. La incertidumbre de los cambios, tener que despedir a un compañero de repente. Me incomodaba. Pero ahora estoy mejor. Hay que aislarse. Nadie está exento. –¿Es cierto que te armaste un equipo de Fantasy (el Gran DT de la NBA) y no te elegiste? –Ja ja. Sí, vi jugadores mejores. La temporada pasada descendí de categoría. Pero ya estoy mejor. Hotel Panamericano. Día de presentación del nuevo DT de la Selección, Julio Lamas. Los periodistas son los mismos de siempre y las preguntas, también. Salvo por uno que consulta por una posible convocatoria de Juan Espil (43 años). Cuando termina la conferencia, se van todos. Quedan Germán Vaccaro, presidente de la CABB y el propio Lamas. Entonces les pregunto a los dos por Scola. Y los dos suspiran antes de responder. Y los dos tardan en encontrar la síntesis correcta. Dice Lamas: “Bueno, principalmente, es un referente. Un líder, un tipo comprometido. Un valor insustituible y un ejemplo. Un generador de deseos de conseguir resultados deportivos. Fundamental para mí como entrenador. Y esencial desde todo punto de vista”. Agrega Vaccaro: “ehhh, mirá, todo lo que Luis diga, para mí es importante. Es el gran capitán de nuestro equipo, el tipo que más ha estado preocupado por la Selección durante todo el ciclo. Dentro y fuera de la cancha. Un hombre que jamás especula por el resultado. Está llamado a marcar una huella. La gran mayoría de los integrantes de la Generación Dorada han mostrado un compromiso grande, siempre, pero él, la verdad, trasciende todo”. Desde hace ya unos años, Scola se ha convertido en el hombre más respetado del equipo nacional. 24 UN CAÑO | ENERO-FEBRERO 2011
Por encima de cualquier otro nombre. Lleva cinco años seguidos cortando vacaciones para estar (porque arranca a entrenar antes de que comience la preparación) y hasta participa del armado del calendario. Y jamás alardeó con eso. “No es mi estilo”, aclara. Antes de Turquía, por ejemplo, le pidió al DT Sergio Hernández que agregara una práctica antes de arrancar la gira por Europa porque, según había consensuado con sus compañeros, consideraba que tres días libres era mucho. –¿Cómo te cayó la noticia de la salida de Sergio Hernández y la llegada de Lamas? –Bueno, ellos dos son los más capacitados del país para dirigir al equipo. No quedan dudas. Así que no cambia mucho. Los dos son excelentes, los mejores. –¿Qué recuerdo tenés de la primera etapa de Lamas, que ya dirigió la Selección entre 1997 y 1999? –Mi principal recuerdo es que me hizo debutar en la Selección. Me puso de titular y me dio mucha confianza. La verdad, en ese momento llevó adelante una tarea muy dura, un recambio casi obligado y le salió muy bien. Han pasado más de diez años. Todos crecimos. Incluso él, que es mucho mejor entrenador que en esa época. Me gusta que vuelva a dirigirme. Va a ser una buena experiencia. –Acá, desde hace un tiempo hay un temor generalizado sobre lo doloroso que puede llegar a ser el recambio. ¿Qué posición tomás vos? –No hay que tener ningún pánico. No nos podemos volver locos por esto, hay que bajar unos cambios. El recambio se viene produciendo hace unos años ya. Si hacés la cuenta, del equipo que salió campeón del Premundial de Neuquén, no quedan más que cuatro o cinco jugadores. Los jugadores se retiran y hay que buscar otros. Punto. –Hace un tiempo declaraste que te gustaría estar también cuando los buenos tiempos no fueran tales. ¿Por qué? –Yo dije eso porque lo sentí. Juego en la Selección por un montón de cosas: porque me da satisfacción, porque me prestigia en lo profesional, me divierte y me hace bien. Pero no porque se obtengan buenos resultados. Eso me es indiferente. A ver: me gustaría ganar de acá a que me retire, pero estaría bueno también estar en una siguiente etapa de reconstrucción y poner la cara. –¿Seguís lo que pasa en Argentina desde allá? A nivel político o social, pregunto… –Sí. Sigo lo más que puedo. –¿Y cómo viviste a la distancia, por ejemplo, la muerte de Kirchner o la toma del parque Indoamericano? –No me gusta mucho hablar de política. Es complicado y espinoso. La gente muchas veces se pone muy tensa cuando discute sobre política, y a mí eso no me hace sentir cómodo. Independientemente de mis inclinaciones políticas, nunca es bueno que pasen cosas como esas. Entiendo que lo de Kirchner afectó porque era una figura política fuerte, más o menos querido. Fue algo triste, inevitablemente. Pero el país tiene que seguir. El liderazgo no debería verse afectado.
¡VENCEREMOS 2011!
“Hoy, Los Pumas es un equipo inmaduro”
Felipe Contepomi, capitán del seleccionado argentino de rugby, habló con Un Caño en el año del Mundial y dijo que ve lejos el tercer puesto que se logró en 2007. “Una gran meta es clasificar a cuartos”, aseguró. Y confesó que cuando tiene que elegir un deporte para mirar por TV, se inclina por el fútbol: “lo disfruto más y lo entiendo menos”, dijo. Por PATRICIO CONNOLLY Fotos PHOTOGAMMA.COM
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l Mundial 2007 ya quedó archivado en el cajón de los buenos recuerdos, y ahora Los Pumas viven una realidad totalmente distinta, a meses de la Copa del Mundo de Nueva Zelanda. Desde Toulon, en Francia, Felipe Contepomi, capitán del seleccionado en la era post bronce, atendió el llamado de Un Caño y no dio vueltas para referirse al presente que vive el equipo albiceleste. “Hoy, estamos en el mismo escalón que Italia, Fiji y Escocia”, dijo el ex Newman, que con 34 años va a ir por su cuarto Mundial consecutivo con Argentina. Los resultados del seleccionado en las últimas temporadas no estuvieron ni cerca de asimilarse a lo logrado en la etapa anterior, que se coronó con ese tercer puesto mundialista. Apenas siete triunfos y doce caídas desde Francia y la medalla de bronce a esta parte. Además, la gira de noviembre pasado, que dejó otra vez saldo negativo –derrotas ante Francia e Irlanda y una sola victoria, frente a Italia–, pegó duro por el bajo nivel del equipo, sobre todo en el test en el Aviva Stadium de Dublín. –Pasó un tiempo desde los últimos tests. ¿Quedaste preocupado? –Más que preocupado, confirmé que siempre es bueno saber la realidad. Fue una gira muy irregular, íbamos de menor a mayor y en el partido de cierre con Irlanda lamentablemente no jugamos bien. Somos un equipo muy inmaduro, que no sabe distinguir los momentos clave que pueden hacer que un partido cambie. –En septiembre se jugará el Mundial. ¿Hay suficiente tiempo como para llegar diez puntos? –No es lo ideal, pero está bien. Nunca estuvimos tanto tiempo juntos en estos años, y ya se probó con el Mundial anterior lo buena que puede ser una preparación con dos meses y medio de trabajo, como se va a hacer a partir de julio. No te digo que estemos en la misma situación que en 2007, ni cerca. Ese equipo era mucho más maduro, con jugadores más experimentados. Igual, nadie pensaba que íbamos a llegar adonde se llegó, pero el trabajo dio sus frutos. –¿Se puede repetir una actuación similar y llegar a la semifinal? ¿O lo ves lejos? –Yo lo veía muy lejos antes de 2007. Me parece que lo importante es plantearse objetivos, y para nosotros una gran meta es clasificar a cuartos de final. Creo que sería un buen parámetro, un objetivo realista pero a la vez difícil. 26 UN CAÑO | ENERO-FEBRERO 2011
–¿Verías como una decepción no llegar a los cuartos? –Hay que ver la circunstancia. Hoy veo el grupo que nos tocó, con Inglaterra y Escocia, sabiendo que Georgia y Rumania también son dos rivales duros, y te diría que es lo que debería pasar. En 2007, no pasar en ese grupo con Francia e Irlanda no iba a ser una decepción. Sin embargo, clasificamos primeros. Lo que la gente espera hoy de Los Pumas es más alto, y me parece buenísimo. Hay que ser responsables, tratar de asumir eso y lograr lo que la gente espera, que también es lo que podemos llegar a hacer. –Por los equipos de la zona puede pasar que Los Pumas… –Que no clasifiquemos, o que seamos primeros. –Antes de 2007, ustedes le habían ganado a Francia cuatro de cinco partidos en cinco años, así que estaba claro que el juego de ellos les sentaba bien. ¿Inglaterra es más complicada para un primer partido? –Hoy te digo que sí, con el resultado de ese 7 de septiembre puesto. Pero creo que la inauguración contra el local nunca es fácil. Si sé que en Nueva Zelanda va a ser un debut muy complicado. Por otro lado, es mejor tener que enfrentar a esos seleccionados de entrada y no después de que ganen los dos primeros partidos, lo que te obliga a vencerlos para clasificar. No es mal momento para agarrarlos. –¿Hoy en qué lugar crees que están ubicados Los Pumas? –Estamos en un mismo escalón con Italia, Escocia y Fiji. Un poquito más arriba aparecen Inglaterra, Gales, Francia e Irlanda, y los mejores son Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica. Felipe juega en Europa desde el año 2000 y dedicó gran parte de su vida al rugby, sin embargo el deporte no es su único campo de interés. Se recibió de médico en Irlanda al mismo tiempo que se desempeñaba en su club, Leinster, y ahora, instalado en Toulon desde hace dos temporadas, está con ganas de empezar con traumatología. –¿Cómo hiciste para complementar el deporte profesional con el estudio? –Es el deseo. Cuando era chico, mi sueño era ser médico. Nunca me propuse ser jugador de rugby. La vida me dio la oportunidad para hacer lo que hice en mi carrera deportiva. Cuando uno se propone algo, si realmente lo quiere, tardará más o menos tiempo, pero lo puede lograr. –¿Sos un buen estudiante? –En el colegio era bastante regular, no me llevaba materias. No era un botón ni el mejor de la clase, pero me iba bien. En la Universidad, del montón.
–¿Te apasiona la vida de médico? –Lo estudié por vocación. Como todo laburo en Argentina, hoy hablás con médicos, y es una profesión sufrida porque no es remunerada como debería ser. Ojalá nunca pierda esa pasión. –¿Y el rugby te apasiona o sólo disfrutás de jugar? –Hoy disfruto mucho cuando juego. Y la verdad es que me apasiona mucho el fútbol. Al rugby lo veo más analítico. No me desvivo ni planeo mi vida alrededor de un partido de rugby, siempre y cuando no juegue (risas). –Para ver, ¿te gusta más el rugby o el fútbol? –El fútbol. Al rugby lo veo con gran pasión, pero soy muy analítico en ciertas cosas, como te decía. –¿Por quién pagarías una entrada? –Por muchísimos. Por Messi, obviamente. Uno que no sea argentino puede ser Ronaldinho. –¿Y en rugby? –Por Dan Carter. También me gusta mirar equipos. Los All Blacks, por ejemplo. En fútbol, Barcelona es un lujo para ver. Al fútbol lo disfruto más y lo entiendo menos. –¿Cómo te definirías como jugador de fútbol? Leí que eras defensor, y la verdad es que te imaginaba habilidoso… –Mentira. Eso era cuando jugaba con los grandes y me decían “pibe andá a atrás”. Era un colador. No tengo vocación defensiva. Corro, pero me gusta el mediocampo ofensivo, tirado por derecha. –¿Con quién te comparás? –Con Verón. Si me voy a comparar, me pongo con uno de los mejores. –Sos un reconocido hincha de Independiente. ¿Pudiste ir a la final de la Sudamericana? –No, estaba en Argentina pero sólo por tres días. Entonces lo vi por televisión, y me alegré mucho. Estuve poco en el país y tanto mi familia como mis amigos me requerían, tenían la prioridad. –¿Sos más bien de la platea o de la popular? –Popular. Iba siempre de chico y después, si bien iba a la platea, no me caractericé por insultar a ningún jugador. –¿Tenés algún sueño frustrado? –Haber sido futbolista o músico (risas). En realidad ni lo soñé, porque conozco mis limitaciones. –¿Tuviste tu banda de música? –Era una banda de adolescentes. Yo cantaba. –¿Cómo eras como cantante? –Un gran amigo. Era malísimo. Lo que pasaba es que no podía tocar nada, ni el toc toc. Me dijeron “andá a cantar” para hacerme la gamba. Después del primer concierto, me sacaron. ¡Un solo show duré! –¿Qué música escuchás ahora? –Un repertorio bastante amplio. Me gustan Sabina, U2, R.E.M., Bob Dylan… Y también el rock nacional: Andrés Calamaro, Los Auténticos Decadentes, la Bersuit… –¿Tuviste la posibilidad de acercarte a ellos por ser “famoso”? –Por Bebe, mi hermano, que es periodista, conocí a varios. Yo no creo tanto en el fanatismo. Me parece gente muy interesante, que tiene un don para hacer lo que hace, y uno aprecia eso. A Andrés (Calamaro) lo conozco, nos vimos mil veces. Para 28 UN CAÑO | ENERO-FEBRERO 2011
mí es un tipo que va más allá del fanatismo, que admirás. Está bueno tener una charla con él. –¿Tuviste épocas de pedir autógrafos? –Nunca, no soy fanático de nada. Tampoco entiendo mucho el fanatismo. Mi único ídolo deportivo fue y es Maradona. No tengo ídolos. Más allá de que me pidas que elija un jugador de Independiente y te nombre a Bochini o a Garnero. –¿Y a Diego no le pediste? –Lo vi dos veces, y con solo tocarlo, charlar y decirle hola era suficiente. –Vos debes tener muchos fanáticos, ¿sentís vergüenza? –Me cuesta entenderlo, soy tímido en esas situaciones. También es bueno que haya gente así. Cada loco con su tema... A veces es lindo también sentir que se le puede brindar algo a un desconocido, siempre y cuando sea de bien. Que te agradezcan por algo bueno y no malo. –En un rubro que se habla todo el tiempo de buenos y malos es en política, ¿a vos te gusta? Cero. No la entiendo. Hay dos cosas que uno puede empezar a discutir en una mesa y no va a terminar ni va a coincidir con los otros: política y fútbol. De fútbol, te la banco y discuto tres días. De política, no conozco ni a los personajes. –¿En las concentraciones Pumas se habla de eso? –Algunos sí, pero yo no opino. Trato de cambiar de tema. –¿Te meterías en política como hicieron otros deportistas? –No, igual sé que el refrán es nunca digas nunca. No es mi idea. A no ser que sea por una acción que pueda cambiar el destino de muchas personas. –¿Y si alguien te lo pide? –Me costaría muchísimo. Es un campo que veo desde afuera y me parece muy turbio. Creo que si me metiese, no duraría mucho. Chocaría mucho. –Cuando dejes de jugar, ¿vas a seguir ligado al rugby? –Voy a seguir ligado toda la vida, es parte de uno. Veremos cómo. Entrenando infantiles, juveniles o un equipo mayor, quizás. Hoy quiero focalizarme en la parte médica y tratar de hacer el traspaso a la vida laboral normal. –¿Te ves como entrenador? –No me lo puse a pensar. Podría ser una opción. Tiene que haber un buen proyecto, algo serio. Las ambiciones de cualquier entrenador son estar en el mayor nivel, y para eso hay que adquirir experiencia. Hoy no hice nada para eso, y no me veo mucho. –¿Vas a volver a Buenos Aires después del retiro? –Mi idea es esa. Pero yo me fui a Bristol pensando ir un año y hoy llevo once temporadas afuera. Lo que depara la vida uno nunca lo sabe. –¿En el rugby te quedan sueños por cumplir y cuentas pendientes? –Por suerte, sí, no se me acabaron. Soy bastante competitivo y me gusta ganar. Sería un sueño salir campeón del torneo de Francia con Toulon y tener un buen Mundial con Los Pumas. –¿Todos los días se piensa un poco en Nueva Zelanda 2011? –Sí, uno de los motivos para jugar hasta esta edad pasa por el seleccionado. Se piensa bastante en eso. Es inevitable.
¡VENCEREMOS 2011!
Radicado en España luego de romper con la Federación de Box y con su manager, Maravilla Martínez terminó el año como el tercer mejor boxeador del mundo. Campeón mediano OMB y CMB, espera un 2011 con la mayor de las ilusiones de un boxeador: debutar y ganar en el Madison, donde defenderá su corona. Por JUAN IGNACIO PROVÉNDOLA
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ara muchos argentinos, decir Sergio Martínez es lo mismo que decir Juan Pérez. Al menos para los que, en 2001, pretendieron calmar la ansiedad del campeón nacional welter sugiriéndole que se buscara otro trabajo. “Fue el 27 de octubre, después de una pelea contra Sergio Acuña en la que defendí mi título”, recuerda Martínez con precisión enciclopédica. “Me habían dicho: ‘si ganás bien, seguramente tendrás una oportunidad pronto, te conseguiremos un combate importante’. Fue KO en el séptimo round, tal vez una de las mejores peleas que había hecho hasta el momento, pero termino de pelear y me dicen que me busque un trabajo. Estaba en el vestuario, feliz por haber ganado, y me pareció ridículo, una falta de respeto. Me sentí dolido, como cualquier deportista o persona que intenta ganarse la vida de la mejor forma. ¡Ni me imagino lo que me hubiesen dicho si perdía esa pelea!”. Pasaron casi ocho años desde que Maravilla decidió autoexiliarse en España, y en estas fiestas tuvo sobrados motivos para brindar. Había comenzado el 2010 con una reciente derrota en las tarjetas ante el ex campeón welter y mediano Paul Williams, pero apenas le bastaron dos peleas para redondear un año fenomenal, resolviendo la revancha con un memorable nocaut apenas comenzado el segundo asalto
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y, además, arrebatándole a Kelly Pavlik las coronas de la categoría mediano del Consejo y la Organización Mundial de Box, entidad que en estos días seguramente lo ungirá como “guante del año”. Maravilla está escribiendo historia en la misma categoría y versión que el propio Carlos Monzón, con todo lo que esta analogía pueda implicar. La diferencia insalvable es que uno, al menos, pudo hacerla a mano de su Santa Fe natal. Martínez, en cambio, comenzó su despegue justo cuando la Federación Argentina de Box le quitó su presea local, en clara toma de posición frente al díscolo púgil que había decidido romper relaciones peleando en España bajo otra licencia. “No quise ser parte de un sistema en el que los pobres boxeadores siempre sufren”, dice Sergio. “El boxeador va a hacer picadillo con su propia carne y cobra lo que un señor le dice que le va a pagar. Eso es esclavitud, y me parecieron unas reglas muy déspotas e hipócritas que no quise aceptar”. Tras un record de 14-0 entre España y Gran Bretaña, hizo en 2007 un exitoso desembarco por arenas estadounidenses.
Un año después obtuvo el cetro súper welter, al que luego abdicó para militar en medianos. Se quedó con ese título el filipino Manny Pacquiao, que derrotó a Antonio Margarito en otra de las grandes peleas del año. No por nada, ambos encabezan todos los rankings libra por libra junto a Floyd Maywather Jr. Su brillante carrera, como vemos, crepitó al calor de otro hemisferio, pero hasta la misma Federación Argentina de Box que alguna vez le dio la espalda ahora tuvo concederle su premio al mejor púgil del año. Ni Martínez lo puede creer. “Es medio incomprensible, ¿no? Cuando no todo te va bien, te quedás completamente solo, pero cuando estás mejor, todos se quieren agarrar. Pero es normal, son las reglas del juego y las acepto”. –¿Habías planeado un 2010 así? –Realmente, no. Pensá que empecé el año cerca del puesto 50 en el ranking libra por libra, y hoy algunas entidades me ponen apenas por debajo de Pacquiao. Buscaba una revancha con Paul Williams y un título grande. Por suerte, conseguí las dos cosas, a través de dos grandes peleas.
“A los 36, me siento pleno y vengo haciendo una carrera positiva”.
–Por su estética y su eficacia, el golpe final a Paul Williams fue elegido por muchas entidades como el nocaut del año. En el momento, sin embargo, pareció que tardaste en tomar dimensión de lo sucedido. –En el momento del golpe, me costaba asimilar que lo había noqueado, porque Williams no es la clase de boxeadores que caen a la lona con facilidad. Vi que cayó desplomado y que era difícil que se levantara, pero había que estar atento de todos modos. Incluso aún hoy no tomé demasiada conciencia de lo que fue, tal vez eso suceda con el tiempo. Eso sí, no dejo de verlo y de encontrarle defectos. En todo caso, me quedo con el triunfo ante Pavlik, porque era campeón de tres coronas y significó el rival más importante de mi carrera. –¿En qué categoría te sentís más cómodo? –La súper welter me sentaba muy bien, pero en medianos me encuentro pleno. Hasta ahora, es donde mejores respuestas tengo y donde mejores combates estoy haciendo. Si bien contra Pavlik me sentía muy pequeño físicamente, estoy pegando duro, no pierdo velocidad y me siento a gusto. –¿Influyó para decidir el cambio de peso el hecho de que la categoría sea más atractiva deportiva y económicamente? –Me daba mejores posibilidades a futuro. Siendo campeón mundial en medianos, puedo pactar pelear con tipos como Floyd Mayweather o Miguel Cotto, que es un grande y al que estoy esperando ansiosamente, si decide subir de categoría. En la agenda de Martínez figura una cita urgente y decisiva: el 12 de marzo se estrena en el Madison Square Garden ante Sebastian Zbik, un invicto alemán de treinta peleas ganadas sobre tantas otras realizadas. Se pondrá en juego el cinto de diamante, un invento del CMB para jerarquizar combates de elite que, en este caso, enfrenta al titular de los pesos medios con su interino. Será la tercera defensa de Maravilla como rey mediano, y del éxito que obtenga dependerán las negociaciones por los siguientes combates. Sergio, mientras tanto, le echa mirada al podio del ranking libra por libra: “con Mayweather podemos pactar alguna cate-
goría y llegar a un acuerdo. Es una pelea que posiblemente pueda hacerse pronto, de acá a un año, tranquilamente. Lo de Pacquiao lo veo difícil, porque él se estira a 150 libras, pero yo no puedo bajar a menos de 154 porque me muero”. –Tenés casi 36 años y se te ve físicamente óptimo. ¿Cuántos años te quedan en la cuerda? –Imagino que podría hacer unas cuatro peleas grandes, eso serían dos años más. Luego, me plantearía mi continuidad. A los 36, me siento pleno y vengo haciendo una carrera positiva, así que no veo el motivo de estirarla más de lo que correspondería. También tengo otros emprendimientos y no quisiera estar tantos años en el boxeo. –¿Volverías a Argentina? ¿Cómo ves el país a la distancia?
–No sé si volvería a vivir. Sí lo hago de visita, cada vez que puedo, aunque a lo sumo sean dos veces por año. Yo me fui en el 2002, en un momento social y político muy difícil de Argentina. Hoy veo mejor al país, por supuesto, pero sigo sintiendo una pena enorme. España está atravesando una crisis y seguramente es de los países europeos que más la sufre, pero aun así las diferencias con Argentina son grandes. –¿Todavía seguís soñando con pelear en el Luna Park? –Fue el sueño de toda mi vida y lo sigue siendo, pero sinceramente lo veo inviable. No tanto por lo económico, porque de eso se encargaría la televisación, pero para ir a pelear a Argentina necesitaría apoyo federativo, también. No sé si yo solo me habré cerrado las puertas yéndome a otro país…
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¡VENCEREMOS 2011!
“No nos gusta perder ni a las bolitas”
Noel Barrionuevo, defensora goleadora, avisa que Las Leonas no se conforman con ser campeonas del Mundo. Este año buscarán la única plaza que otorgan los Panamericanos para los Juegos Olímpicos de Londres y sueñan con jugar como el Barcelona de Guardiola. Por NINO SEGURA
N
oel Barrionuevo, defensora de Ciudad de Buenos Aires, goleadora de Las Leonas en 2010, campeona del mundo, muestra las garras felinas en la verba y sentencia con la contundencia que le imprime a cada córner corto, feroz combinación de velocidad, potencia y colocación que, en la Copa del Mundo de Rosario, aplicó para perforar la red en un gol contra China. Las arrastradas (nombre técnico del shot que la convirtió en una celebridad) de esta jugadora de 26 años generan lo mismo que la Selección Argentina de hockey sobre césped: mezcla de respeto, temor y admiración. Y aunque la propia dueña de la frase admita que no sabe jugar a las bolitas, de todos modos se anima a desafiar al más pintado. “Te la voy a hacer difícil, no tengas dudas”, le apuesta a Un caño. Es el espíritu guerrero de un equipo que el año pasado ganó todo y que ahora va por un desafío mayor. ¿Ganar más? Sí, pero con un futbolero sentido estético. “Ahora soñamos con jugar como el Barcelona en el fútbol, y lo podemos lograr”, bajó línea Carlos Retegui, el entrenador que quiere hacer de su equipo el paradigma de la excelencia. Si lo consigue, ¿se podrá hablar de que Las Leonas juegan el hockey que le gusta a la gente? Por lo pronto, el Chapa expuso su objetivo en una entrevista que publicó el diario La Nación el 21 de diciembre. No era 28 de diciembre, faltaba una semana para el Día de los inocentes. Así que habrá que creerle...
Lo importante en esta historia es que los desafíos nunca se terminan. El técnico armó su estrategia mediática conociendo la médula de su grupo, que no sabe de relajación y que, en 2011, más que sacarle lustre a la chapa de campeón del mundo, tendrá que vestirse de gala (si quiere jugar como el Barsa, no hay sitio para el overol) para defender lauros, entre ellos el triplete logrado en el Champions Trophy entre 2008 y 2010, y para ganarse un lugar que, a diferencia de lo que ocurre en otros deportes (el básquetbol, por caso), no se le regala ni al monarca mundial: la única plaza olímpica para Londres 2012 que entregan los Juegos Panamericanos que se realizarán en Guadalajara en agosto próximo. Y entonces Las Leonas irán a México a ganar, gustar y golear, como debería suceder contra rivales de menor valía a los que suele enfrentar. “Opino lo mismo que el Chapa –se endulza Noel–. El Barsa es la elite del fútbol mundial, y a nosotras nos gustaría ser una máquina, encontrar la excelencia a partir de la posesión y que los goles lleguen por una consecuencia lógica. Vamos por el buen camino”. –¿Pero es posible en el hockey tener la posesión hasta el hartazgo? –Sí, seguro. El hockey y el fútbol tienen muchas coincidencias, desde la premisa básica de que en ambos juegan once jugadores. Son muy parecidas las tácticas y las estrategias. Sólo difieren en que en el hockey no hay offside, una regla que se sacó. Pero podés tener el dominio de la
pelota, jugar mucho a los pases. –Juguemos un poco. Todos saben quién es Messi en Las Leonas. –Sí, Lucha, obvio. –¿Y vos? –(Piensa) ¿Piqué? –Está bien. Defensor con gol al que alguna vez se lo vio jugando de 9. –No sé si voy a jugar de 9, pero tengo gol y la garra de Piqué. Es una rareza. Si Luciana Aymar es maradoniana, Barrionuevo es passarelliana (aunque sea bostera): defensora goleadora, una combinación que marea a los neófitos. “Los que no entienden del juego me preguntan: ‘¿cómo puede ser que seas defensora y goleadora?’. Y ahí les explico que hay una jugada puntual y específica, que es el córner corto, en la que yo meto muchos goles”. El planeta hockey le confiere la segunda mejor arrastrada del mundo, detrás de la holandesa Maartje Paumen. Noel convirtió ocho goles en el Champions Trophy de Nottingham (récord del torneo que comparte con la surcoreana Lim Kye-Sook, quien los hizo en 1987) y seis en el Mundial de Rosario. –¿Era fracaso si no ganaban el Mundial? –Sí. Nos hubiésemos sentido muy mal si perdíamos la final con Holanda. Claro que con el tiempo esas cosas se terminan valorando. Pero la primera sensación hubiera sido de fracaso, sin dudas. En nuestro objetivo no había otro resultado que salir campeonas del mundo. Era el compromiso y lo que habíamos anhelado después de tanto tiempo y tanto esfuerzo, ENERO-FEBRERO 2011 | UN CAÑO 33
con muchos viajes y mucha preparación antes del Mundial. –El Oro olímpico es el único título que les falta. ¿Pueden llegar con la chapa de favoritas a los Juegos aun con un 2011 no tan bueno? –No, tenemos que ir revalidándola todo el tiempo. El año pasado ganamos todo, y el que viene queremos defender el título en la Champions Trophy, queremos ganar el Panamericano para ir tranquilas a los Juegos Olímpicos sin tener que pasar por un clasificatorio. No tenemos que caer en el facilismo de decir “somos campeonas del mundo y nos relajamos”. Ahí está la mentalidad de este grupo: lo profesionales que nos sentimos, aunque no lo somos en la realidad. Ahí está la clave. –En fútbol, España se relajó tras ser campeón del mundo y protagonizó un par de papelones. ¿Ustedes se permitirían algo así? No, con nuestra mentalidad no nos podríamos relajar nunca dentro de la cancha. Ahí damos el cien por cien, y eso es lo que nos hace distintas. Tenemos pasión y defendemos la camiseta a muerte. Somos así por naturaleza, porque nos lo enseñaron, por la garra que ponemos, porque para nosotras no existen los partidos amistosos, queremos ganar todo. –Usaste una frase maradoniana: la que
EL CALENDARIO DE LAS LEONAS EN 2011 Febrero: entre el 7 y 20, dos Cuatro Naciones en Mendoza y Rosario, con la participación de Alemania, Australia y Estados Unidos, además de Argentina. Marzo: entre el 27 y 31, Australia visitará el país para disputar cuatro juegos. Abril: gira por Estados Unidos entre el 18 y 30. Mayo: entre el 12 y 22 disputarán una serie de cinco juegos contra Nueva Zelanda. Junio y julio: antes de defender el título en el Champions Trophy (entre el 25 de junio y 3 de julio), las dirigidas por Carlos Retegui disputarán tres amistosos en Inglaterra. Octubre: entre el 14 y 30, Argentina competirán en los Juegos Panamericanos en México.
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dice que no existen los partidos amistosos para la Selección... –No nos gusta perder ni a las bolitas. Nos juntamos a jugar a los dados y ninguna quiere perder. ¡Y está bien! Somos así. Y eso se ve reflejado en la cancha: más allá del resultado, nuestras rivales saben que entramos a la cancha a dejar todo. –Si no ganan el oro en Londres, ¿todo lo que hicieron hasta acá no habrá servido? No. Todo sirve. No creo que, de no ganar, nos convirtamos en un fracaso, que no sirvamos para nada. Pero sería
una desilusión muy grande porque nuestro objetivo es ganar el Oro en Londres. –Perder el Mundial era fracaso y perder los Juegos Olímpicos no. ¿Por qué? –Porque para este Mundial nos habíamos preparado como nunca. Pero no podemos hablar ahora de los Juegos Olímpicos porque falta un año y medio. Vamos a pelear por el Oro, y para ganarlo tendremos que entrenarnos al máximo, como lo hicimos antes del Mundial. –¿Las Leonas se ganaron el lugar de reconocimiento que merecen o sentís que les falta? –De a poco, nos estamos ganando el reconocimiento de la gente. Se podrían hacer muchas más cosas, pero el hockey está creciendo. Se necesita más apoyo, privado o del Estado. Y no hablo sólo del hockey, sino de todos los deportes, sobre todo por el rol social que cumplen sacando a los chicos de la calle.
TRAYECTORIA DE BARRIONUEVO Se inició en Banade, pasó a UB y llegó a Ciudad en 1999. En 2006 debutó en la Selección. Ganó el Oro en los Odesur 06, Panamericanos 07, Champions Trophy 08, 09, 10 y Copa de las Américas 2009. Fue Bronce en Pekín 2008. La Federación Internacional de Hockey la eligió por dos años consecutivos en el Equipo de las Estrellas: en 2009 y 2010. En 2010 fue coordinadora del hockey sobre césped en San Lorenzo. Además, sólo le faltan hacer las prácticas para recibirse de maestra jardinera.
–¿Y las otras selecciones de elite se siguen sorprendiendo porque las campeonas del mundo no son profesionales? –Sí. No pueden creer que tengamos que laburar o tener otras actividades paralelas para mantenernos. Yo vivo con mis viejos, y por eso no tengo que afrontar un alquiler, pero si quisiera hacerlo no me alcanzaría la plata. Y tengo amigas en la Selección que sí necesitan trabajar, que no llegan a fin de mes porque tienen alquileres y entonces están dando clases en varios colegios para juntar la guita. –Ahí apuntaba la pregunta de si se sentían reconocidas. –El Chapa nos dijo que se está pidiendo más ayuda a la Secretaría de Deportes y a empresas. El plan es que las jugadoras de Las Leonas sólo estudiemos y nos entrenemos, que no tengamos que salir a laburar por necesidad. Que nos ayuden para seguir representando al país como lo estamos haciendo, que no es poca cosa, ya que el hockey fue el deporte que el año pasado más satisfacciones trajo al país. –Vos dijiste que querías participar en Bailando por un sueño. –Yo dije que me divertía el programa y que, si me proponían participar, me animaba. Pero no pasó más que eso. Parece que Marcelo no me escuchó, je. –Pero si te llegara la propuesta, y viendo el fenómeno mediático que hay detrás de ese programa, ¿no dudarías? –No, elijo estar en la Selección representando a mi país. Es lo más grande que le puede pasar a un deportista.
Yo vi a los Reyes
Antes, las delanteras eran de tres y se repetían de memoria. Pero el Turco no hablará en esta nota de aquellos tríos mágicos en el verde césped, sino de las sensaciones que ha vivido como niño o como padre. Se nos ha puesto sentimental, el hombre. Como corresponde a un buen cañero. Por OSVALDO ALFREDO WEHBE
“Por acá van a pasar los Reyes”. Así dijo la tía cuando nos paramos al costado de la calle, en el boulevard. El mismo lugar que ocupaban las carrozas para Carnaval o los desfiles de los días patrios. Porque era la Plaza o el boulevard. Y se apagaron las luces. Y aparecieron ellos. Los Reyes Magos. Tendría cinco o seis años. Melchor, Gaspar y Baltasar. Una de las primeras delanteras de tres, ahora que pienso. Porque hoy son de dos, como mucho, cuando uno recita los equipos de fútbol. A veces, de apenas uno. Salvo Bielsa, supongo. Yo lo sabía de memoria: Onega, Pando, Artime, Delem y Roberto, en River. Pianetti, Ángel Rojas, Alfredo Rojas, Menéndez y Gonzalito, en Boca. Y así... Hasta la de Argentinos Juniors, sabía: Canseco, Pando, Carceu, González y Sciarra. Pero los Reyes eran tres. Como fueron luego Heredia, Cos y Quiroga. O Patire, Fachetti y Pereyra. O Saldaño, Kempes y Ceballos. O Amuchástegui, Ballejo y Oyola. Todos estos en el fútbol de mi provincia. Bueno, la cuestión es que aparecieron. A caballo. “Los de acá no consiguen camellos”, dijo mi primo. “Son muy caros,”agregó un amiguito. Y su presencia, y las bolsas, y su paso algo apresurado saludando y desapareciendo. Y vaya a saber a qué hora pasarían por casa esa noche. Mamá esperaba con la cena y los platitos para ellos ya estaban listos. Había que ir al patio a poner pastito y agua. Y los zapatos o las alpargatas. Lo que fuera. El palpitar, la ansiedad, la espera y la ilusión de esas noches fueron insuperadas. Nunca me desperté para ver el momento en que alguno de ellos entraba a casa. ¿Tendrán llave?, pensaba. ¿Lo harán por la ventana? Aunque, si son mágicos, entran cuando quieren, concluía. Y al otro día había algo. Y a veces hasta traían el pedido de la cartita. Hasta una Pintier hubo. Respecto a la cartita, me interesaba que la leyeran bien. Mamá me había dicho que la tenía que escribir yo, de puño y letra. Entonces, uno hacía la O bien redondita y la S como nos enseñaba la señorita Hilda, que no era seño todavía, sino seño-
rita. Había que escribir bien, había que leer pronto, las defensas para la vida se nos inculcaban a fuego del bueno. Y nunca los vi en casa, caramba. Siempre en algún desfile previo o del día siguiente. Y luego, de más grande, con mis hijas, los vi por la calle, en las sierras los vi. Pero nunca en casa. Porque no me van a decir que ustedes no creen en los Reyes Magos, ¿no? ¿Se tragaron eso de que son no se quién de la casa de uno? Yo estoy convencido de que ellos vienen siempre, que están, que son. Que a una determinada hora de la noche del 5 de enero trasladan su magia a los cuerpos de personas comunes para que adquieran la calidad de Reyes Magos por el rato en el cual depositan los regalos y se comen el pasto y se toman el agua. Creo que es la única forma en la cual miles de seres en el mundo llegan, en algunos casos con un esfuerzo descomunal, a comprar un autito, una muñeca, una pelota, un par de medias de Racing o un juego de pinturas para jugar a la peluquería. Aseguro que el rito de llegar hasta los zapatos sigilosamente y colocar el paquete encima de ellos y llevarse el agua y los yuyitos es mágico. Uno se siente distinto. Se siente rey. Se imagina una aureola dorada en su cabeza y el poder de dar felicidad por un rato; la que a veces se olvida de entregar a diario, vaya a saber por qué. Yo vi a los Reyes varias veces, mas nunca en mi casa. Jamás encontré una pista que me dijera fehacientemente que papá, mamá u otra persona eran los verdaderos. Es más, en los últimos veinte años me despierto los días 6 con la sensación de haber estado levantado por la noche y tampoco recuerdo algo especial. Me toco la frente como si algo pesado hubiese tenido en la cabeza y me duele la cola como si hubiera cabalgado. Mi hija, la menor, tuvo más suerte. Un 6 de enero, a la hora del desayuno, mientras abría el paquete de la muñeca que hace pis, me miró fijamente y dijo: “¡papá, tenés un yuyo al lado de la boca!”. Ésa es una buena pista. Pero no prueba nada. La magia no acepta condiciones. La ilusión, menos.
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Crónicas de un origen Antes de que el fútbol fuera fútbol en Argentina, antes del amateurismo, incluso, hubo un grupo de ingleses que se balanceó en tren hacia la aventura de los potreros. Era 1867, los muchachos jugaban ocho contra ocho en una cancha que ellos mismos pintaban. Y lo dejaban escrito en los diarios de la época –sin asentar resultados, claro– para que un arqueólogo deportivo lo encontrara 140 años después. Por IGNACIO FUSCO
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l fútbol argentino nació en una pensión de la calle Del Temple. Dicho de otra manera: el fútbol argentino nació en un lugar al que solía llamársele conventillo, un lugar siempre caricaturizado como revoltoso, oscuro, gritón, en una calle que hoy, 143 años después, se enorgullece con su nombre patriota, su apellido de victoria militar: Viamonte. Estamos en la segunda mitad del Siglo XIX. Al salir de esta nota, puede usted asomarse a su ventana y mirar las grises casas bajas, el perfume de pueblo, nuestro cielo demasiado ahí. El 9 de mayo de 1867, los ingleses Thomas Jackson, Thomas Barlow Smith, Walter Heald y James y Thomas Hogg firmaron en aquella pensión el acta del Buenos Ayres Football Club. Salvo el primero, todos organizaron y jugaron los tres primeros partidos que se vivieron en Sudámerica y –obvio– en nuestro país. Algo de negocios sabían: Barlow Smith era oficinista, James Hogg, corredor de bolsa, y Heald y Thomas Hogg trabajaban para el London & River Plate Bank. La voz de nuestra historia es (fue y será) la del secretario y tesorero del Buenos Ayres Football Club: Walter Heald. Con una fina letra cursiva (la pode-
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rosa letra de la conquista, quizás), este elegante británico de 26 años escribió las crónicas de aquellos tres primeros partidos en su diario personal. Apenas escritas, sin embargo, Heald las alcanzaba a la redacción del periódico The Standard, el más leído por los británicos que vivían en nuestro país. Las notas se publicaron en una sección llamada Editor’s Table (Mesa del editor), el depósito en el que se amontonaban las crónicas sociales y las inclasificables historias de color. Escribe –aún escribe– un entusiasmado Heald: “hoy habrá un partido de fútbol en Palermo; creemos que será el primero que se jugará en Buenos Aires, y entendemos que medio pueblo estará allí si el tiempo se demuestra favorable. El partido en La Boca se suspendió debido al anegamiento de los potreros (sic)”. Aquel hoy se refería al 25 de mayo de 1867. Entonces postergado, evitados ya los análogos chistes con La Boca y la eterna lluvia que la inundó, el encuentro se jugó finalmente el 20 de junio en una de las canchas de cricket del Buenos Ayres Cricket Club (fundado en 1831 e incendiado, se cree que intencionalmente, en 1950), en el mismo césped en el que hoy
patean y corren una tropa de panzones aficionados, cerca de la nave olvidada y polvorienta que cualquier niño visitó: el Planetario. 20 de junio, 25 de mayo, Independencia y Revolución, un prestado patriotismo inglés, subtitulado en español. “20 de junio. Jueves –insiste Heald–. Hoy es feriado y el día del partido de fútbol. Thomas Hogg y yo salimos en el tren de las 10 hacia Palermo para marcar la cancha tal como lo habíamos establecido para jugar en el campo de cricket. Después de haber puesto todas las banderas, fuimos a la confitería y comimos un poco de pan y queso y bebimos cerveza negra (porter). Poco después, el resto de los jugadores llegó en el tren de las 12 (…). No hubo tantos jugadores como se había esperado, porque muchos de los que habían prometido unirse al partido prefirieron ver cómo se desarrollaba este primer encuentro (…). No reunimos más de aproximadamente ocho por lado y eso nos obligó a correr mucho, jugamos durante aproximadamente dos horas y terminamos absolutamente exhaustos. Retornamos en el tren de las 15,30 (…). Regresé derecho a Temple e inmediatamente fui a la
cama, pero ¡ay! no pude dormir mucho puesto que no podía quedarme quieto por mucho tiempo en ninguna posición y no había duda alguna de que fui herido internamente (probablemente en la zona de los riñones) por un severo golpe donde accidentalmente recibí una carga de James Hogg”. Ya en su primera crónica, esta especie de Macaya Sapiens finalizó como acostumbraría a hacerlo el periodismo argentino: derrotado, abusivamente derrotado. “La suerte se declaró a favor del lado del Sr. Hogg por 4 a 0, resultado que se debió principalmente al juego superior de los señores Hogg –publica The Standard, acaso el primer medio que encontró el escudo de la suerte–. En el lado perdedor la labor del Sr. Barge despertó gran admiración, y si alguno conocía el juego, ciertamente habría sido él”. El segundo encuentro se jugó el 29 de junio, también en el Buenos Ayres Cricket Club. The Standard anunció el partido, como ya había hecho con el primero, alertando esta vez que los jugadores debían pasar por el local Galbraith and Hunter’s a retirar unas gorras rojas y blancas, para diferenciarse. Antológico
enganche de Sarmiento de Junín, Daniel Cangialosi dio su primera asistencia, parece, dos siglos atrás. “29 de junio. Sábado. ¡Un día glorioso! –nos grita Heald– Como es un día de fiesta, teníamos otro partido de fútbol. Sumando aproximadamente doce por lado jugamos unas dos horas y media. Al principio la fortuna favoreció al lado de Hogg porque marcaron tres goles, hasta que justo al final agarré la pelota delante de su meta y tuve bastante suerte para patear al arco. Terminó el partido y fuimos a cambiarnos para retornar al pueblo, pero mientras estábamos en el pabellón llegó el tren, y como no se detendría ni un minuto por nosotros, casi todos tuvimos que volver caminando”. Suponemos entonces –mientras el tren sigue sin detenerse, fantasma histórico, por las vías de Sarandí– que el partido finalizó 3-3. O que fue 3-2, y Heald no se animó a escribirlo. Lo que sí sabemos ahora es que el primer vencedor de nuestros filosóficos potreros se llamó Hogg, señor Tomas Hogg, a quien aún se puede ver con su larga cara enmarcada en una fina barba sin bigote. En esa única foto todavía está con una gorra blanca, un pantalón y una camisa también blanco faena, o blanco marcial, sentado en el suelo en el medio de dos hombres. Un monolito descansa a metros del Planetario recordándonos estos tres primeros partidos que jugaron –que aún siguen jugando– Walter Heald y los invencibles Hogg.
“9 de Julio. Martes –se despide Heald, otra vez escondiéndonos el resultado–. Siendo un día feriado habíamos arreglado jugar un partido de fútbol, pero como la mañana resultó nublada y desagradable, no fuimos. Así que fui a la oficina y adelanté unos trabajos, pero alrededor de las dos en punto vino Hogg a decirme que como el día había aclarado y había un tren a las 14,30, varios compañeros habían acordado ir a jugar, entonces fui con ellos; encontramos el campo bastante barroso y la pelota pronto se puso muy húmeda y floja, sin embargo jugamos aproximadamente una hora y luego caminamos todos juntos hacia el pueblo porque allí no había un tren alrededor de dos horas”. Y entonces la cámara se aleja, lenta y emocionada, mientras vemos las espaldas de esos hombres achicarse cada vez más. El futuro obliga: hombres ingleses, habría que aclarar, víctimas de una historia que los ha acorralado con una mano argentina, una jugada de Dios y el odio de millones de peregrinos. El que no salta es como ellos, intrépidos piratas fundadores, y el que sí, claro, es argentino, orgullosamente argentino, ese eterno hombre que debajo de la camisa todavía esconde el facón.
¿El huevo de la serpiente? Si hay un ejemplo de lo mal que estamos en materia de dirigentes, observen quién maneja los hilos del club San Miguel, en el norte del Gran Buenos Aires. Esta investigación propone que no demos pasos en falso y que no ganen la partida los peores. Ojalá los socios e hinchas de San Miguel puedan dar vuelta esta historia. Por GUSTAVO VEIGA
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l enano fascista no es enano. Es corpulento, tiene pinta de rugbier y cierto parecido físico con la Mole Moli. Su pelada no reluce en el programa de Marcelo Tinelli, pero sí en fotografías donde se muestra cuidadosamente sonriente: con Carlos Menem impregnado de bótox, con Francisco De Narváez en campaña y con el bombista Tula haciendo la litúrgica V del peronismo. Esas imágenes dicen todo de Santiago Cúneo. Radical, carapintada, acólito de Luis Patti y justicialista, según la época de que se trate. Un hombre de derechas, como dirían en España, donde se hubiera sentido como pez en el agua en tiempos de Franco. De este talibán de la mano dura también dicen mucho sus discursos. “Si alguien tiene que morir, debe ser el delincuente”, se ufana el hombre fuerte del club San Miguel. Como precandidato a intendente del partido homónimo del Conurbano, declama una política de tolerancia cero que no aplica con los violentos que siguen al equipo de la Primera C. La barra brava se salió de cauce, él lo sabe, pero es un problema del presidente Oscar Basualdo. El calvete que pone la plata para el fútbol a través de CEBRA (la Cámara de Estacioneros Blancos de la República Argentina), unos 150 mil pesos por la temporada, está llamado a metas más encumbradas: se cuadró ante Eduardo Duhalde y lo apoya hace un par de años en su campaña presidencial. San Miguel fue una institución modelo que cayó por una pendiente de pronunciado declive. Quebró, está bajo control judicial, casi pierde su sede social a manos de Cúneo y su ex socio comercial y político Aldo Rico, juega en la C desde 2003 y se acerca cada vez más a Primera D. Con el torneo interrumpido en diciembre, quedó a dos puntos de la Promoción y a ocho del descenso directo. Todas las decisiones que adopta su comisión directiva son supervisadas por la jueza Gladys Zaldúa, hasta la contratación de los directores técnicos, que en el club duran muy poco por las intromisiones de la barra. El anteúltimo,
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Armando González, recibió una amenaza que lo persuadió de irse: “renunciá o te lastimamos”. Cúneo quedó muy mal parado después de su fracasado proyecto inmobiliario en el club, el San Miguel Arcángel, también conocido como Plan Fénix (consistía en levantar un complejo de torres en donde están las instalaciones). Su propósito de comprar la quiebra terminó de modelar la pésima imagen que los hinchas y socios tenían de él. Una movilización a los tribunales de San Martín y un fallo del juez comercial Sergio Prato, que aplicó la Ley de Rescate de Entidades Deportivas (25.284) el 3 de marzo de 2007, lo frenaron en seco. Pero el ahora cruzado duhaldista no se encogió de hombros, denunció a su señoría en la Justicia y consiguió apartarlo de la causa, primero, y que le iniciaran el proceso de destitución, después. Prato llevó su caso ante la ONU, a la que envió una carta en la que señala: “Este accionar se origina primeramente con una invitación a resolver la situación del club en las oficinas que el señor Santiago Cúneo posee en Puerto Madero, de donde es presidente de una petrolera denominada Dogopetrol, puesto que anteriormente estuvo vinculado a la petrolera Cop Petrol, de la cual era socio de la ex esposa del señor Aldo Rico y la cual se vinculó a la venta de naftas adulteradas y evasión fiscal, y frente al fracaso de tal convite siguieron las amenazas telefónicas, la difamación pública en medios locales, los seguimientos por vehículos no identificados, la publicación en páginas de internet de mi domicilio particular, mis números de teléfono y celular y comentarios injuriosos hacia mi persona y mi grupo familiar lo cual culminó en una denuncia en la UFI Nº 9”. Acicateado por su victoria judicial, el empresario nunca se apartó de una idea central: controlar al club San Miguel para utilizarlo como patio trasero de su política en el distrito. En una de sus recientes apariciones públicas, se lanzó como candidato a intendente, el 10 de diciembre del año pasado. ¿Y qué lugar eligió para hacerlo? La sede social de la calle Angel D’Elía. “Pro-
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metí volver al club cuando el juez no tuviera más nada que ver y cumplo, de lo contrario nunca hubiera hecho mi lanzamiento en este lugar”, señaló. Cúneo difunde su ideario y propuestas de campaña desde la página web www.convosbsas.com.ar, una reserva natural de dinosaurios menemistas y duhaldistas donde también se informa sobre uno de sus emprendimientos para 2011: producirá una compañía teatral. En un breve currículum, enumera los principales hitos de su trayectoria: “Santiago Cúneo es especialista en Energía y Seguridad. Fue asesor de la Presidencia de la Comisión de Energía del Honorable Congreso de la Nación (1993-1997), presidente de la Cámara de Estacioneros Blancos de la República Argentina (CEBRA), director de Gobierno de la Municipalidad de Lago Puelo Chubut (2003-2007) y asesor de Seguridad del Municipio de San Miguel (1997-2007)”. No cuenta entre sus antecedentes que se plegó a la primera rebelión carapintada de 1987, cuando apenas tenía 17 años y era afiliado a la UCR, de la que terminó expulsado. Su salto al movimiento de los militares embetunados lo llevó a disciplinarse detrás de Rico, a quien se asoció en la política y en los negocios. Cuando se peleó con el coronel, lo cambió por el comisario Patti, de quien fue su candidato a concejal. Las ideas políticas que comparte con el torturador de la Bonaerense, procesado por delitos de lesa humanidad, no le impidieron discrepar con él cuando apoyó la candidatura a concejal de un travesti en el partido de San Martín: “Luis es un compañero más, no un referente. Le dimos este espacio por su situación de preso político. Por más que él piense que los gays son enfermos, yo no coincido y por eso puse a Toribio Díaz en la lista”. Díaz es Alicia. Cúneo, en cuestiones de género, se colocó a la izquierda de Patti. Reciclado en el Peronismo Federal, le inyectó al proyecto su impronta ultraderechista. Y reapareció con nuevos bríos en el club San Miguel. Ese día lo acompañaban dirigentes como Fernando Pato Galmarini, el ex jugador de San Lorenzo Rubén Hueso Glaría, María Eva Gatica y Dante Camaño, una parte del estado mayor duhaldista. El acto de lanzamiento de su candidatura a intendente se realizó en el gimnasio del colegio que tiene la institución. “Allí, mientras Cúneo hablaba, el voltaje subía, y la gente, al compás de los bombos casi ensordecedores, acompañaba cada palabra del candidato”, reza la crónica de aquel 10 de diciembre en su sitio de Internet. También se menciona una disculpa por la ausencia de la aspirante a la gobernación bonaerense, la diputada Graciela Camaño, hermana de Dante y esposa de Luis Barrionuevo. Se encontraba en Estados Unidos, la justificaba el texto.
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El acto nunca le hubiera alcanzado a Cúneo para explicitar el trazo fino de su más sensible propuesta para el electorado de San Miguel. Para eso está su libro Inseguridad pública, negocio privado, que presentó tanto en el Círculo de Oficiales de las Fuerzas Armadas –junto con Carlos Ruckauf y el falso ingeniero Juan Carlos Blumberg– como en el programa de Chiche Gelblung. También se ocupó del lanzamiento la revista Noticias, en su sección Empresas y protagonistas, en lo que parece un aviso pago, por su encabezado: “Éste, mi pensamiento, ordenado en forma de propuesta…” comienza la nota. Y más adelante lo desarrolla: “Peronista de San Miguel, desconoce a los garantistas y a los setentistas proclamando el imperio 100% de la Constitución. Está dispuesto a sacarles la capucha a los piqueteros y encausar (sic) la protesta social recuperando las calles de cualquier expresión de violencia. Dice: ‘Si alguien tiene que morir debe ser el delincuente’. Trata al chorro como tal y no como víctima de la falta de atención por parte del Estado porque no cree en la justificación de la pobreza como motivación”. Mientras Cúneo se presenta como el garante de la seguridad en un acto del club que controla, escribe un libro o respalda a Duhalde en su aspiración de restaurar el viejo orden, San Miguel se ilusiona con mejorar su campaña en el campeonato de la C, estimulado por las palabras de este fascista criollo, transformado en su nuevo mecenas: “espero que hagan el mejor esfuerzo deportivo como ejemplo para los más jóvenes y que traten de poner a San Miguel en la punta, para poder verlo campeón”. Su aporte consistirá en 50 mil pesos pagados como adelanto y el resto hasta completar los 150 mil en cuotas mensuales. Eso sí, puso una condición: que el actual presidente Basualdo continúe en el cargo. “Sólo confiamos en él, nos dio las garantías para poder aportar, mientras esté él vamos a seguir aportando en el club”, dijo el nuevo gerenciador del fútbol. Puertas afuera de San Miguel, el Trueno Verde, como le dicen sus hinchas, Cúneo intentará instalar lo que pregona en sus videos de campaña: una zona de combate contra los chorros. Lo que no explica es cómo hará para impedir que los delincuentes que integran la barra brava, reunidos en la facción que se llama “La Plazoleta”, dejen de apretar al plantel, a los directores técnicos y a los dirigentes que se les oponen. A no ser que el carapintada-radical-menemista-duhaldista sea uno más de esos políticos para los que no ahorra denuestos. Uno más de los cultores del doble discurso. Un discurso bien de derechas. Bien facho, para decirlo de un modo vulgar.
Eric Le Rouge
Pudo ser una gran movida antisistema. Y sólo fue otra jugada maestra del genial Eric Cantona. El 7 de diciembre pasado ni él concurrió al banco a retirar sus ahorros como había propuesto un mes antes para golpear a los banqueros y responsabilizarlos de la crisis europea. Pese a todo, sigue siendo un loco lindo y con ideas. Por EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES
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n un momento de la película Looking for Eric, el empleado de correo Eric Bishop le pregunta a Eric Cantona, su ídolo, cuál fue su mejor gol con la camiseta del Manchester United. “No fue un gol, fue un pase”, responde Cantona. El filme de Ken Loach muestra entonces una asistencia genial a Ryan Giggs contra Tottenham Hostspur. “El gol –lo homenajeó el propio Loach– es un acto individual, pero el pase es a un colega. Yo no creo en un Dios, sino en la fuerza colectiva de la gente, y el fútbol es un deporte colectivo”. Cantona convocó el mes pasado otra vez a la fuerza colectiva de la gente, pero ya no para que le griten “Oh, ah, Cantoná”, sino para expresar repudio a los bancos. Y a los políticos que los han salvado con nuestro dinero para que los bancos, otra vez, vuelvan a reírse de todos nosotros. Ése, en rigor, fue el sentido del mensaje de la convocatoria. Cantona dijo en una entrevista que, en lugar de protestar en las calles, era más efectivo retirar todos juntos nuestro dinero de los bancos. Sus seguidores lo difundieron por Youtube e Internet se encargó del resto. “Profeta de la sociedad de consumo”, lo llamó la ministra de Solidaridad Roselyne Bachelot. Y recordó que Cantona hace publicidades para afeitadoras Bic, para Nike, para habanos, para Telecom, para Lipton, para Renault y para L’oreal, mientras su esposa, Rachida Brakni, hizo un comercial para la propia banca (Le Credit Lyonnays). A Cantona no lo afectan los insultos del gobierno de Nicolas Sarkozy, a quien una vez comparó con el líder xenófobo Jean Marie Le Pen (“Sarkozy es Le Pen con máscara”). La prensa económica, que suele ser portavoz de los grandes bancos a los que debería investigar, se burló aún más cuando se enteró que ni el propio Cantona
apareció en su banco el día señalado. Los periodistas lo esperaron inútilmente en las puertas del BNP Paribas, de Albert, en las afueras de París. Según trascendió, Cantona pasó ese 7 de noviembre filmando escenas con Isabelle Adjani. Cantona suele reírse mucho de todo. Todavía recuerdo el día en que convocó a cientos de periodistas para decir simplemente diecisiete palabras y marcharse. “Cuando las gaviotas siguen una barca pesquera es porque piensan que van a arrojar sardinas al mar. Gracias”. Toda la prensa debatió qué quiso decir. Todavía se está riendo. Esa conferencia fue tras la sanción por la célebre patada de kung fu que lanzó en 1991 contra un fanático de Crystal Palace que lo insultaba. La suspensión de cuatro meses le impidió ganar la que hubiese sido su sexta Liga inglesa en seis temporadas. Por eso los hinchas del Manchester lo eligieron como su mejor jugador del siglo XX. Lo aman. No fue extraño que su convocatoria anti-bancos recibiera más simpatías en Inglaterra. En Francia, las grandes corridas bancarias que algunos anunciaron terminaron en nada. Cuentan que Cantona, que dejó el fútbol cuando advirtió que Manchester quería convertirlo “en una mercadería”, ríe otra vez porque sus palabras volvieron a inquietar al poder. Sabía que su propuesta era impracticable. Pero el seguimiento de las “gaviotas” agitó al menos el debate sobre los bancos, cada vez más dueños de todo, incluyendo medios de comunicación y de clubes de fútbol, como sucede con su querido Manchester. Esa santa sociedad jamás recordará que ya Bertoldt Brecht dijo alguna vez que era más ladrón aquel que abría un banco que el que lo robaba. Eric el Rojo quiso, simplemente, recordarnos a Brecht.
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SOÑAR NO CUESTA NADA
Venite volando
Para quien no haya visto nunca jugar a Messi en una cancha, para quien anhela los tiempos del fútbol argentino con canchas llenas. Para quienes conservan los recuerdos de una época en la que bastaba sacar una entrada, irse a la Paternal, o a cualquiera de los mil estadios nuestros, para ver un ratito del Diego carita de niño. Para todos ellos, la propuesta de Un caño que permitiría la repatriación de Messi y la alegría de un pueblo que, a veces, se conforma con mendigar una gambeta... o dos. Por PABLO LLONTO
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a preparación de ciertas notas se convierte, muchas veces, en un fraude. Es lo que se conoce en nuestro ambiente como el “periodismo de la revista Noticias”. Primero, el título: pegadizo, atrapante. Después, el contenido: áspero, delirante, desenganchado del título y con episodios de fuga. Fugarse de la verdad, una especialidad del clan Fontevecchia. En estas primeras líneas trataremos de borrar toda dispersión. No hay ningún plan oficial para repatriar a Messi. Simplemente, lo estamos sugiriendo. Así como tuvimos un Plan Nacional de Repatriación de Científicos, el Gobierno debería implementar un plan de repatriación de futbolistas. Que lo paguen los que más tienen y que sirva para darle luz y música y arte a nuestro pueblo. Empezaremos por Messi, sin dudas el más caro. Y que no se agarren la cabeza los pobres de ideas: no se cobra derecho de autor por este proyecto de ley. Pueden copiar, pegar y proponer. Los fundamentos serían: El proyecto se inspira en la necesidad de que, a corto plazo, las ciudadanas y ciudadanos argentinos cuenten con un derecho básico garantizado: el derecho a ver a los mejores jugadores del mundo en un estadio y no en un televisor. Dadas las actuales limitaciones de la mayoría de nuestros futbolistas locales, que redundan en pésimos partidos, la ausencia de ideas en la dirigencia nacional del fútbol, la cantidad de tribunas vacías en cada fecha de los torneos, el coincidente argumento del periodismo sobre el pésimo momento de calidad
que atraviesa el fútbol y el masivo éxodo en los últimos años de quienes han sido los profesionales de mayor jerarquía y juego extraordinario. Sin perjuicio de lo señalado precedentemente, siendo que corresponde al Gobierno nacional la responsabilidad de garantizar el artículo 27 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (“toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten”) y siendo que el fútbol en la Argentina forma parte de nuestro acervo cultural y es necesario no sólo distribuir la riqueza sino redistribuir las alegrías, reasignando el sentir nacional por el estilo argentino de juego. El fútbol, es sabido, satisface necesidades espirituales e históricas de la sociedad, y nada de ello se puede lograr sin la presencia en el país de los actores principales. Hay evidencia irrefutable a nivel internacional que demuestra el escaso perjuicio que sufrirá el fútbol europeo con la repatriación de nuestros futbolistas. En el caso de España, además, debe tenerse en cuenta el colosal abuso sufrido por nuestros pueblos originarios y por nuestro país durante 300 años, desde la conquista hasta la Independencia. El daño provocado a los argentinos, amerita una urgente reparación. El mecanismo propuesto para obtener los fondos que permitan la repatriación importa lo que suele llamarse “inversión con segura ganancia”, ya que la presencia de Messi (el primer jugador a repatriarse) en las canchas asegurará la multiplicación
El proyecto se basa en el artículo 27 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
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de venta de entradas de una manera astronómica y la posibilidad de renegociar todos los contratos de ventas de los derechos de TV de nuestro fútbol a las proveedores de contenidos deportivos de todo el mundo. El Estado argentino (teniendo en cuenta que se estima en 39 millones de argentinas y argentinos el número de amantes este deporte) debe dictar una legislación de avanzada que permita reparar al público, y en especial al hincha de fútbol, los daños causados debido al mal manejo de los dirigentes de clubes que durante décadas nada hicieron para impedir que jóvenes futbolistas abandonen el país urgidos por los deprimidos salarios del fútbol local. Se debe, entonces, desarrollar acciones tendientes a asegurar una prosperidad de nivel de juego que, además, seguramente tendrá un efecto cascada en las divisiones inferiores de los clubes y en los niños del país. Por las razones expuestas solicitamos la aprobación del siguiente proyecto de ley: Artículo 1º: Declárase de interés y utilidad pública y sujeto a repatriación el trabajo desplegado en una cancha de fútbol por los futbolistas argentinos que se encuentran en el exterior y, como primera medida, se declara de interés especial la repatriación del ciudadano Lionel Andrés Messi, DNI 33.016.244, nacido en la ciudad de Rosario el 24 de junio de 1987. Artículo 2º: La propiedad comunitaria de los derechos de transferencia de Messi y de otros jugadores que se pretenda repatriar corresponderá a una sociedad conformada en partes iguales por el estado argentino y la Asociación del Fútbol Argentino, como representante de los clubes. Artículo 3º: Créase, en jurisdicción de la Jefatura de Gabinete de Ministros, la Agencia Nacional de Repatriación de Futbolistas (ANAREF), para promover y sostener el retorno de futbolistas argentinos y garantizar el bienestar general. El directorio de ANAREF elaborará anualmente una lista de los futbolistas cuya repatriación se dispondrá por partida presupuestaria. Artículo 4º: Créase el Fondo Nacional para el Regreso Histórico
de los Futbolistas Argentinos (FONRHIFA), que se integrará con los siguientes recursos a ser administrados por el directorio del ANAREF. a) Dos mil millones de pesos, para abonar la primera cláusula de rescisión que se buscará, cuya existencia surge del contrato de Lionel Messi con el club Barcelona de España (300 millones de euros). El producido de este fondo saldrá de una tasa impositiva del 5% que se aplicará sobre los activos financieros y sobre el consumo de todos los aparatos celulares registrados en la República Argentina que registren facturación mensual mayor a 500 pesos por mes. b) La tasa señalada tendrá vigencia por un año, y un decreto reglamentario establecerá, en caso de existir superávit, la forma en que se procederá a devolver la retención a los usuarios, con el producto que se obtenga de la venta al exterior de los derechos de televisación de cada uno de los partidos que juegue Messi. c) Seis millones de pesos destinados al pago del contrato anual de Messi. El producido de este fondo saldrá de un monto fijo de $ 1,50 (un peso cincuenta) sobre cada entrada de fútbol de los torneos de Primera División, Copas Internacionales y todo partido amistoso que los equipos de Primera jueguen en la Argentina. Artículo 5º: Todos los clubes de Primera del fútbol argentino se encuentran legitimados para solicitar a la Asociación del Fútbol Argentino la contratación de Messi, quedando a elección del jugador cuál camiseta vestirá en primer lugar. Al solo efecto de garantizar los objetivos de la ley, se dispone la derogación de toda norma estatutaria de la AFA que impida que un jugador pueda jugar para más de un equipo durante un campeonato. Artículo 6°: En virtud del artículo anterior, el jugador repatriado podrá ejercer el derecho de prestar tareas solamente en el club que sea de su agrado, pero podrá, si así lo desea, jugar en la totalidad de clubes que hayan solicitado sus servicios, debiendo cumplir, al menos, con un partido por año para cada club que indique. Artículo 7°: Comuníquese, publíquese, insértese en el Boletín Oficial y archívese.
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SOÑAR NO CUESTA NADA
¿Te pido un taxi? Todavía no regresó Lionel Messi y ya hay quienes piensan que, aquí, el segundo mejor diez de la historia –silencio, Grondona– no sería el mismo. Ocurriría algo así como un contagio para abajo. Las razones que explican este pesimismo son desarrolladas por nuestro compañero Cheb, frío analista de un fútbol argentino que pide un S.O.S. técnico. Por PABLO CHEB TERRAB
¿Qué pasaría si Messi llegara a aterrizar en el fútbol argentino? Para responder a esta pregunta, primero habría que tratar a fondo las dos falacias más asociadas al surgimiento y desarrollo futbolístico del jugador. La primera tiene que ver con el lamento perpetuo de Newell’s y sus hinchas: “¡mirá al tipo que dejamos ir! Lo que sería tenerlo en el club”. Pues bien, hinchas de Newell’s, lamento decirles que si Messi se hubiera quedado en el club, si hubiera hecho las inferiores en Argentina y se hubiera desarrollado a la par de los jugadores de las divisiones juveniles rosarinas, hoy no sería Messi. Su habilidad actual, le pese a quien le pese, alcanzó la perfección en La Masía y en la posterior exposición permanente a Xavi, Iniesta, Dani Alves y contrincantes de primer nivel. Su genética exuda Barcelona. Si algún club local se hubiera ofrecido a pagar el tratamiento médico que precisaba de niño, Leo probablemente seguiría siendo un jugador genial, un ágil apilador de rivales, pero sin dudas no sería lo que es hoy: no el mejor jugador del mundo, no un hombre conceptual que puede definir, asistir, desmarcarse y jugar en todo el frente de ataque.
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Lo cual nos lleva a la segunda falacia, asociada de manera directa a la anterior. Si Messi hubiera surgido en el fútbol argentino, ya no estaría en el fútbol argentino. Es decir, que incluso siendo otro tipo de jugador, se habría destacado lo suficiente como para ser vendido. Otra mala noticia para el ficticio hincha de Newell’s. Y conociendo a nuestra Liga, podría haber sido vendido tanto al Porto como al Spartak de Moscú, o al Locarno de Suiza. Quizás al Real Madrid también, seguro, pero habría sido una opción más entre tantas. Todo esto, claro, se podría asociar a su potencial desarrollo incierto como futbolista y a una explosión que pudo no haber sido tal. Todo muy contrafáctico. Pero volvamos a lo nuestro, un Messi maduro actual y reinante que regresa al fútbol argentino como salvador absoluto
de un nivel en perpetua decadencia. En esa única frase ya hay un par de cuestiones que pregonan lo que podría llegar a suceder. La primera es “decadencia”. ¿Qué imaginan que puede pasar con un futbolista genial si lo mezclan con un conglomerado de burros, enfrentado a un manojo de troncos? Es muy posible que exista un contagio doble: subirá el nivel de sus compañeros, claro, pero al mismo tiempo bajará el nivel propio. Messi, en el fútbol argentino, no contaría con el desmarque perpetuo de sus mediocampistas, ni encontraría la asociación productiva con los laterales a la que tanto provecho sabe sacar. Si en la Selección le cuesta encontrar ese funcionamiento cuasi divino rodeado de una élite de primer nivel, ¿qué haría si tuviera que apoyarse en la mediocridad? Este argumento nos obliga a conti-
Si Messi retornara, subiría el nivel de sus compañeros, claro, pero al mismo tiempo bajaría el nivel propio.
nuar con la lógica del análisis y a descubrir otro fragmento de aquella frase original que predice un resultado probable: “salvador absoluto”. Una cosa es Messi como parte de un engranaje mayor y otra como eje persistente y opción única. Lionel como un todo se supera desde la suma de las partes. Si tuviera que jugar en un club local, lo pondrían como único delantero y le tirarían pelotazos para utilizar la alternativa permanente de su capacidad. Sería el centro de atención. No podría hacer valer las opciones de pase que, jugando con tres atacantes, se le abren como amenaza constante en el Barcelona. Digamos que si Messi driblea hacia adelante y no tiene con quien tirar una pared, se reduce el universo de lo posible. En esa soledad quedaría diluido su desequilibrio. Los defensores no son idiotas, y si pueden quedar desorientados por un amague, de vez en cuando, también pueden escalonarse para marcar a un hombre que llega solo, por más Messi que sea. Una cosa es la rotación, la sorpresa y la utilización de un recurso. Otra, un sistema “individuocéntrico” es combatible. Verán que llegamos a este punto sin
hablar de la costumbre tan argentina de sacudirle un zapatazo al gambeteador irreverente. Brevemente, consignemos que –lejos de la afabilidad que suelen prodigarle sus marcadores europeos– el Flaco Schiavi le dejaría los tapones marcados en la sien a Leo en la primera guapeada del torneo, lo que llevaría al hábil zurdo a pensar dos veces antes de tirar una pelota larga para ganar en velocidad. Terminemos este simposio con una breve comparación. El Barcelona le entregó a Messi un par de directores técni-
cos: Rijkaard lo hizo debutar, Guardiola lo hizo brillar como nadie. Ambos –por distintos que sean– profesan desde siempre una escuela futbolística. Ambos aportan conceptos y hacen docencia. Ambos fueron jugadores exquisitos de clase mundial. Imaginen un pequeño cambio: llega el muchacho adorado al país, se calza los botines, prepara la camiseta y empieza a calentar para su esperado debut. En la charla técnica, azorado, algo incrédulo, recibe los sabios consejos de Ricardo Caruso Lombardi.
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SOÑAR NO CUESTA NADA
Lluvia de estrellas
Algo aturdido por la canícula, el autor de esta nota propone un plan que permitiría prestigiar los Aperturas y Clausuras mediante la incorporación sistemática de refuerzos internacionales contratados por la AFA. Se vienen Raúl a All Boys y Beckham a Godoy Cruz. Por ALEJANDRO CARAVARIO
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erced al célebre buscador de perlas con el que cuenta Un Caño (Fabián Mauri, sépanlo, como buen intelectual de la fotografía, es un obsesivo consultor de archivos), descubrí una campaña que emprendió la revista El Gráfico en 1962, impulsada por Dante Panzeri. Aunque vaga en cuanto a los ejes de la convocatoria, las apelaciones al público no ahorraban nada del moralismo prepotente que caracterizaba a Panzeri. Y, según se puede entender por las consignas altisonantes, la publicación pretendía conformar un grupo de lectores-voluntarios que se sumarían a una imprecisa cruzada del “bien contra el mal”. De la honestidad versus la corrupción y –va de suyo– de la civilización frente a la barbarie, expresada esta última en la profusión de hechos violentos de los que El Gráfico ofrece una abundante galería. Afortunadamente, la campaña –con sus ominosas resonancias de justicia cuentapropista, como les gusta a los iluminados– terminó en nada. De todos modos, resulta inquietante corroborar que el tono apocalíptico del periodismo de deportes ante la violencia no ha variado tanto. Ni las prédicas para dar cuenta de una situación que sí ha ganado en complejidad. Otras revisiones de épocas más o menos remotas nos permiten observar que las quejas por la escasa calidad del fútbol también son de larga data. Podríamos decir que constantes. Según los
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tiempos, cada quien tiene su diagnóstico. Que el profesionalismo, que la mercantilización de lo que debería ser un juego, que la venta temprana de los buenos jugadores... Un colega llegó a escuchar de un taxista entrado en años que el fútbol había alcanzado la decadencia cuando el secador de pelo entró en el vestuario (si lo supiera, el hombre podría haber agregado la depilación definitiva, tan a la moda). Con causas distintas, se arriba a la misma añoranza. Los padres de mi generación hablaban de Adolfo Pedernera y de José Manuel Moreno como la cima de este deporte. Y nosotros, los que nos asomamos al fútbol en los ‘70, legamos a nuestra descendencia los nombres de Alonso y Kempes, por citar sólo un par. Conclusión provisoria: en un ámbito conservador como el de la pelota, tan remiso a los cambios, la valoración de un pasado siempre mejor, idealizado, no es una emergencia eventual, sino un rasgo constitutivo. Sólo Maradona fue capaz de quebrar esta adicción retrospectiva; el jugador al margen de toda comparación, de toda medida, incluidas las temporales.
La única verdad En lo personal –aunque juzgo mis primeras veces en la cancha como instantes reveladores, de una intensidad que minimizaba la vida cotidiana, de un impacto sensorial imborrable–, creo que el fútbol es mucho más interesante ahora que hace veinte, treinta o cuarenta años. No sólo porque se trata de una competencia más exigente –naturalmente, la única forma de afrontarla es con mayor capacidad técnica, física, táctica, individual y colectiva–, sino porque es el único fútbol posible. Quiero decir, es el único que existe y el único sobre el que se pueden establecer cotejos verosímiles y aplicarse adjetivos que establezcan distinciones y semejanzas. La única verdad es la realidad. Lo demás son apasionados relatos que, como todos, sostienen nuestra historia y nos ayudan a construir el mundo. Para decirlo claro: plantearse si Brasil de 1970 le ganaría al Barcelona de 2010 es improcedente, tramposo. Greta Garbo, misterio de belleza que eligió desaparecer para salvarse, hoy pasaría por un esperpento
En lo personal creo que el fútbol es mucho más interesante ahora que hace veinte, treinta o cuarenta años.
bulímico. ¿La echaríamos al ring con una exuberante, sabiamente tonificada e inyectada diva contemporánea? Dicho esto, somos libres de evaluar el presente del fútbol argentino como un escenario en el que, a falta de atracciones poderosas (por destreza, arraigo en la tribuna, lo que quieran), los equipos prudentes y equilibrados, aunque no les sobre talento, se las ingenian para destacarse y obtener campeonatos. Hablo del último Estudiantes (con un Verón a media máquina como sustento moral), de Banfield, de Vélez, es decir, de las últimas sensaciones. Hablo –lo recalco– sin amagar siquiera con discutir sus merecimientos, sus argumentos. En especial los argumentos de Vélez, que, en ciertos pasajes, apoyado en el sobrepaso de Moralez y Martínez, clava el flechazo que nos hace diferenciarlo en la multitud y tomarle afecto.
El plan maestro Así las cosas, los clubes grandes se han deteriorado en forma grave. Y en ocasiones confían peligrosamente en la gloria pretérita de los colores. Es cierto, lo que convoca y convocará al público son los colores. Sostenidos, eso sí, por héroes virtuosos o aguerridos, por nombres con una penetración fulminante entre los hinchas, nombres cuya pronunciación seduce como el canto de la sirena y sirve en bandeja el ídolo necesario. Vaciados de talentos jóvenes, sin recursos para reciclar el interés por medio de alguna compra ruidosa, los grandes aspiran apenas a hacer encajar al club en un proyecto sustentable. No más. Aunque digan que están forzados a salir campeones. Macanas. El fútbol argentino, en suma, parece una colección de extras de gran eficacia. Pero como el fútbol es un show, las estrellas son las que aseguran la taquilla. Ya que Un Caño no se limita a la mirada distante del observador encriptado, no nos anotaremos en el coro de rezongos sin antes arrojar a la mesa una propuesta que multiplicará el atractivo de nuestros Aperturas y Clausuras. Ahí va: como el único que tiene guita es el dueño de la AFA, sería el venerable Julio Grondona el pivote de este plan re-
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volucionario. No pondría sus billetes, los que ganó honradamente al cabo de medio siglo al frente de la ferretería, sino los de la rica entidad que conduce y conducirá hasta su muerte. La AFA, a través de un mecanismo a definir, destinará un porcentaje de sus ingresos a contratar por no más de una temporada a figuras internacionales. Por caso, futbolistas de gran cartel que no tienen lugar en equipos atestados de eminencias. Y otros que han pasado el esplendor pero conservan un apellido poderoso (Raúl, retirado del Real Madrid con su leyenda a cuestas, ¿no podría haber venido a tonificar la delantera de All Boys en lugar de partir a la fría Bundesliga?). Las cíclicamente anunciadas repatriaciones de viejas glorias también se concretarían con este sistema. Pablo Aimar, por decir alguien, volvería gustoso pues la AFA y sólo la AFA sería capaz de empatar (y hasta superar) su contrato portugués. Claro que, muy probablemente, el club en el que jugaría no sería River. Porque el reparto de estrellas fugaces reclutadas para enaltecer los torneos argentinos se haría respetando el Cuadro de Méritos. ¿De qué se trata? De que el orden de prioridades para acceder a estos migrantes de lujo estará en estricta sintonía con la salud institucional de los clubes aspirantes. Los más ordenados con sus números, los que desarrollen programas
sociales que integren a la comunidad, los que garanticen los mejores servicios e instalaciones para el público de fútbol, entre otras exigencias debidamente maceradas y apuntadas en el papel por un equipo de expertos, serán los que podrán elegir. Los demás, a conformarse con lo que queda. Y aquellos que no cumplan con los debidos requisitos de transparencia y democracia interna, ni siquiera se presentarán. Como se ve, la idea liquida dos pájaros de un tiro. Le proporciona nueva vida y trascendencia mundial a la alicaída liga criolla, y obliga a la reconversión de la dirigencia. Claro que, tal como están las cosas, todas las instancias de control y selección responderán a la mano firme de Grondona. Como los que simularon reunirse para elegir por maduración del debate al entrenador de la Selección. Entonces da para pensar (perdón por la reacción tardía) que serían incapaces de diseñar un Cuadro de Méritos que perjudicara a algún amigo del presidente. Y que los asientos contables que rindan cuentas de esta inversión acaso nunca vean la luz pública y ofrezcan otra buena justificación para el drenaje. Y que los representantes que asignen el diezmo más jugoso serán los que colmarán con sus empleados la grilla de refuerzos. En fin, olvídenlo. Pero acepten que es una gran idea.
SOÑAR NO CUESTA NADA
Flaco no te vayas
Como repatriar a las estrellas por ahora no pasa de un sueño, estas líneas intentan proponer una idea posible para mejorar el fútbol argentino. Que los dirigentes se atrevan a no desmantelar los equipos ya es otra historia. Por CHRISTIAN COLONNA
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s lógico que los hinchas de Racing sean capaces de recordar el equipo base que sacó campeón Mostaza Merlo. Pero la gracia de saberse un equipo de memoria está en que puedan hacerlo los hinchas de otros equipos. ¿Cuán atrás hay que irse para recordar un equipo del fútbol argentino del 1 al 11? Más o menos hay que retroceder veinticinco años para citar a Independiente, Argentinos o Estudiantes, por ejemplo, de principios y/o mediados de los ochenta. El River del Bambino Veira, también. Pero de ahí en adelante, el recuerdo de cada equipo será patrimonio exclusivo de cada hincha. Puede haber excepciones, como el Boca de Bianchi. Y esta excepción, justamente, confirma el éxito del tiempo compartido en una cancha. San Lorenzo acaba de comprar a un lateral peruano e Independiente, a un lateral colombiano. Y seguro que no son Branco (ni siquiera después del bidón) ni Roberto Carlos (al margen del photoshop o photoprensa). ¿Es necesario? ¿No hay pibes de las Inferiores que puedan asumir la responsabilidad? Si así fuera, más allá de las aptitudes de los pibes, habría que echar a todos los reclutadores y técnicos de Inferiores de San Lorenzo e Independiente. ¿En serio no pueden conseguir un 4 (abstenerse del chiste del pomelo) ni un 3? Suponiendo que alguna vez lo consiguieran, San Lorenzo, Independiente y todos los demás, no deben venderlos a la primera oferta. Rápidamente surge el nombre de Monzón, a quien compró el Betis y pocas horas más tarde estaba de vuelta en Boca. O Angeleri, quien el 26 de diciembre, medio año después de su arribo a la Premier League, jugó sus dos primeros minutos para el Sunderland. Jugar es una forma de decir: entró para un partido que el Manchester United tuvo cocinado desde
que todos los que lo observaban se dieron cuenta de que Berbatov estaba en uno de sus días. Y pensar que algunos obcecados maldijeron a los dirigentes del United por dejar ir a Tevez y reemplazarlo por el búlgaro... El nacionalismo barato no sirve para nada (el caro, tampoco). Pero lo que está acá, y es útil, habría que cuidarlo. Mouche, quien dio más de una muestra de tener la cabeza hueca (¿qué se puede decir de un futbolista al que le sacan dos amarillas seguidas por el mismo festejo?), es potencialmente un gran jugador. No sólo un gran jugador: es, siempre potencialmente, un gran wing. Y eso es mucho decir. Pero, ¿cuál es el trabajo fácil de los entrenadores? Pedir a Cvitanich. No, Falcioni, si sos bueno, tenés que hacer bueno a Mouche, no traer a uno que ya se sabe que es bueno. Y una vez que un entrenador haga bueno a Mouche, no hay que dejarlo ir. No por capricho, por favor. Debe tener un contrato acorde a sus condiciones y a su club. ¡¡Juega en Boca!! No tiene que desear irse a ningún otro lugar. Cuando Palermo se retire, Boca debería contratarlo para que les explique a los pibes lo que significa irse al exterior. Si Boca, River, Racing, Independiente, San Lorenzo, Vélez, Estudiantes, Lanús (y todos los demás) logran aguantar a un equipo tres años o más, no sólo el campeonato argentino sería uno de los mejores del mundo, sino que cualquier equipo estaría en condiciones de competir contra cualquier equipo del mundo. ¿Utópico? No tanto. ¿Tentador? Muchísimo. ¿Más que la plata? Seguro que no. Ay...
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SOÑAR NO CUESTA NADA
Trescientos años de arandelas
El futuro puede deparar sorpresas que uno jamás imaginó. ¿Por qué el fútbol sudamericano, por obra y gracia de las mutaciones naturales del capitalismo, no se puede convertir en la meca de ese deporte, desplazando a Europa? ¿Realmente deseamos que eso suceda? ¿O preferimos seguir adelante con este fútbol tan precario como folclórico? Son todas preguntas que, como debe ser, no serán respondidas cabalmente en esta nota. Por PABLO DE BIASE Ilustración DANTE LITVAK/MALENA ARCUCCI
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upongamos, tan sólo supongamos… Que, en tren de suponer, hace diez años nadie hubiera imaginado que el curso de los –llamémoslos de algún modo– “grandes acontecimientos mundiales” tomaría el rumbo que tomó. Ni el intervencionista ni el “socialistoide” más declaradamente enemigo del libre albedrío (libre albedrío para hacer lobby sobre los funcionarios públicos, de La Quiaca a Reykjavik, se entiende) hubiera soñado con ver lo que estamos viendo. Que sigue siendo horrible, puede ser, pero ya no es tan previsible. El movimiento de la historia hizo stop y, con los fondos de inversión tóxicos, siguieron de largo unos cuantos que creyeron que la joda neoliberal sería eterna, que de aquí a la eternidad habría un menú único en el ámbito de las relaciones sociales: puré de morochos, negros, mujeres morochas y negras, niños morochos y negros y unos cuantos rubios y rubias (eso sí, con alma de morochos/as y negros/as). La cuestión es que unos cuantos de esos morochos y negros, junto con los rubios que les siguieron en suerte, se pusieron de pie y empezaron a reclamar, ¡a luchar!, los muy caraduras e irrespetuosos, y a hacer, cada vez con menos timidez, sopita de corbatas. Esta tímida versión posmoderna de la lucha de clases tiene sus correlatos en el mundo de la pelota. Mediados, es sí, por la propia lógica de la patria deportiva (que tiene leyes escritas y códigos mentados
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muy diferentes de las superestructuras jurídicas y las relaciones sociales que rigen el movimiento del resto de la sociedad). Supongamos, entonces. Imaginemos un rato que dentro de diez años la debacle del primer gran centro capitalistamilitar-industrial del mundo, la vieja Europa, se hace más pronunciada, por acción de aquellos agentes estatales, “socialistoides” y enemigos del libre albedrío, o por las propias leyes de mercado (que, eso sí, siguen siendo “leyes” y “de mercado”), que han perdido su garbo, convirtiendo a las cremas capitalistas en un gigantesco ring side de gente oscura y horrible que no sabe cómo gastar el dinero y sin embargo lo tiene y lo gasta. Supongamos, nomás, que las grandes plazas sudamericanas se vuelven más atractivas para nuestros cracks y los oriundos de otras playas. Así, la Copa Libertadores se torna más importante que la Champions League, y las principales sociedades deportivas de Brasil cotizan en las bolsas de San Pablo y Calcuta; Peñarol y Nacional se suman a la movida y consiguen formar parte de la liga venezolana, que en una nueva versión del éxodo del ‘48, escindida de la FIFA, se vuelve la nueva Colombia, atra-
yendo y sustrayendo una buena galería de nombres de lo mejor de Argentina y Brasil con sus petrobolívares. Por supuesto, Palmeiras, San Pablo, Flamengo, Fluminense, Cruzeiro y Santos serían la elite del fútbol mundial, con los mejores jugadores brasileños y argentinos, los mejores defensores italianos y los más talentosos cracks españoles. Pero el fútbol argentino sería la segunda meca del fútbol mundial, la Nova Italia, con sus principios finiseculares inalterados (o casi), eso sí. Así veríamos a la elite del nuevo ring side integrando comisiones de notables, y a los antiguos chocolatineros y mozos de ese ring side encumbrados en las Comisiones Directivas, hablando públicamente de “la sagrada misión social de los clubes” mientras aclaran en privado, off the record y lejos de cualquier micrófono, que “las que no tienen fines de lucro son las sociedades civiles que dirigimos; entonces, este pobre vocal suplente, ¿la va a ver siempre pasar de largo?”. Las contabilidades de los clubes arrojarían novedades en las cifras, mas no en los principios contables (que, después de todo, deben ser sagrados para contadores y amanuenses). Así, podría verse que
La Copa Libertadores se torna más importante que la Champions League.
Ronaldo (el gordo brasileño, súper crack del Inter, del Barcelona, del Real Madrid y de la Selección brasileña en el 2002), con 48 años y 129 kilos, sería adquirido por Boca a Defensores Escuálidos de Atacama en 80 millones de reales, mientras que Diego Araujo Díaz –el nuevo Maradona, pero con la disciplina de Zanetti, que con 16 años llegó al a Primera de River– sería transferido, en 3,82 millones de reales a… ¡Sí, a Defensores Escuálidos de Atacama! Por qué si el fútbol es deficitario, en Nueva Pompeya o en el suburbio londinense de Chelsea, millonarios, multimillonarios y megamillonarios “invertían” y derrochaban su dinero comprando licencias de clubes y figuras rutilantes, cuando Europa era un centro capitalista-militar del entonces Occidente, y comerciantes prósperos y minimillonarios argentinos prestaban sus cientos de miles o sus milloncitos a sociedades civiles sin fines de lucro, con dirigentes ávidos de cualquier tipo de lucro. Mi tía lo llamaba “vidriera irresistible de las vanidades para el dinero plebeyo”. Un notable CEO del grupo Clarín, con pasión por los términos técnicos, sostenía que el fútbol era “un brillante career de de negocios”, lo que el paraguayo deseable en el paraíso de Macri, Carlos Ávila, definió con más simpleza y crudeza: “el fútbol es la plataforma de los grandes negocios políticos y sociales”. Berlusconi y Macri pueden dar fe de esto. En otros tiempos de la Argentina y del mundo, esto se explicaba así en las lecciones de Moral y civismo o en las de Sociología de las nuevas clases propietarias que brindaba la revista El Gráfico: “vamos a suponer que el presidente de Boca tiene una concesionaria de autos y el de Independiente, una ferretería. Al ser presidentes de sus clubes y estar sometidos a la exposición pública, al aparecer sus nombres en los diarios y revistas, obtienen un beneficio indirecto y un nuevo posicionamiento social que compensa las horas de servicio que dedican a sus clubes. Así, el de Boca vende más autos, porque los clientes, pícaros ellos, le hacen preguntas sobre el centroforward de la institución. El de Independiente, en tanto, vende muchas más arandelas y tornillos por una razón similar…”. Sin embargo, un alumno paciente y metódico, un vulgar periodista, digamos,
hizo entonces una pregunta que ningún profesor de El Gráfico pudo contestarle satisfactoriamente: “yo hice la cuenta y el presidente de Independiente, que después pasó a la AFA, tendría que haber vendido 115 mil millones de arandelas para contar con el patrimonio con el que cuenta. Esto equivale a la cantidad de arandelas que puede consumir la sociedad argentina, aun pensando en términos de una expansión económica notable y sostenida, en no menos de trescientos años”. El boom llegó, parece, y todavía resulta extraño ver al veterano Xavi como figu-
ra del Estudiantes pentacampeón, ni qué decir que toda la Selección brasileña, ganadora de su heptacampeonato mundial en Moscú, juegue para un mismo equipo: el Fluminense. Lo que se ha vuelto una molestia intolerable es la mala leche de algunos periodistas, como la de ese flaco que laburaba en El Gráfico. Por qué no pueden entender, después de todo, que Boca le renueve el contrato a Riquelme para intentar el ansiado ascenso, o que Don Julio, con 94 años vuelva a presidir la AFA. Hay gente que no cambia nunca. Es evidente.
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Dos reyes para una corona
Todo indica que Vélez y Estudiantes serán protagonistas del fútbol local por mucho tiempo más. En el análisis de Román se pueden comprender las razones que llevaron al éxito a estos dos equipos de silencioso caminar. A este acopio de vivencias lo llamaremos “el balance del 2010”. Un clásico de toda publicación. Por ROMAN IUCHT Fotos PHOTOGAMMA.COM
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n la cancha de Quilmes se desata la angustia contenida durante un buen rato. Los jugadores de Estudiantes reciben el pitazo final y comienzan con los festejos por la obtención de un nuevo título. En el estadio de Racing, esos hombres que lo dieron todo se abrazan sin euforia pero con la tranquilidad del deber cumplido. Los pinchas se funden en gritos y cantos con la gente que invade el terreno de juego. El carnaval se presenta por adelantado, con una manifestación popular repleta de emoción. Los fortineros deciden ofrendar a su gente sus camisetas y, como en una reacción en cadena, se van acercando a la hinchada para arrojar esas sudorosas remeras con las que jugaron hasta hace instantes. En La Plata se seguirá hablando de los goles de Hernán Rodrigo López, que ingresó para convertir el tanto del campeonato y, voraz como todos los goleadores, a falta de uno, marcó por duplicado. En Liniers siguen siendo escasos los calificativos para describir la extraordinaria api-
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lada que dibujo el Burrito Martínez para dejar en el camino a tanto rival y sellar la obra más perfecta del año. “Barrilete cósmico”, diría un relator, y los hinchas aceptarían gustosos la alegoría. Equipos serios de verdad, que demuestran ser los mejores aunque no siempre sean campeones, por su vigencia y su solidez institucional. Porque saben que son los proyectos los que traerán los resultados y no al revés. Con entrenadores medidos y jugadores al servicio del equipo. Piense en el que quiera. En Estudiantes, que se quedó con la Copa, o en Vélez, que con su juego agigantó aún más la chapa del monarca. Ahora que el año se fue y el Apertura quedó atrás, las imágenes de la definición empiezan a quedar en el archivo. Sin em-
bargo, la sensación, lejos de decrecer, es cada vez más potente. La diferencia entre Estudiantes y Vélez respecto de los otros fue tan escandalosa como hace tiempo no se veía. Por jugadores, por conceptos, y aun por estilos, a pesar de estar bien diferenciados. La parte final del campeonato los tuvo jugando un torneo de dos con dieciocho acompañantes. Muchos hubieran deseado un partido desempate. “Es lo más justo”, repetían. Quizás hubiera sido lo más lindo, o lo más excitante, pero la justicia y la vuelta del pincha esta vez se llevan de mil maravillas. Si la diferencia de dos puntos quedó establecida en el flojo partido que jugaron entre sí, entonces aquella noche Vélez hizo poco como para limar esa desventaja. Estudiantes sabía que el empate
Equipos serios de verdad, que demuestran ser los mejores aunque no siempre sean campeones.
era un resultado con intereses a futuro y jugó el partido en consecuencia. Nada grave, más si se tiene en cuenta que, en el final, Barovero tapó la pelota del partido, un cabezazo del pibe Fernández. Y entonces ya fueron los veintidós los que dedujeron que la repartija de puntos podía ser un remedio mejor que la enfermedad de las manos vacías. En un torneo de diecinueve fechas, cualquier diferencia, por más pequeña que resulte, se construye a lo largo de todo el ciclo; por lo tanto, pedir un choque entre los dos aspirantes, negando la legítima ventaja obtenida, parece antipático. Se pueden discutir estilos, pero eso también los dignifica a ambos. Porque mientras uno se las ingenió para jugar sin delanteros más de la mitad del campeonato e igualmente tener poderío y variantes en ataque (Enzo Pérez, Mercado, Rojo), el
otro tuvo a los jugadores más explosivos del medio local y con ellos convirtió el ochenta por ciento de sus goles (Martínez, Silva y Moralez). Estéticamente, fue más vistoso todo lo que hizo el equipo de Gareca, pero la sabiduría de su rival para disimular sus ausencias lo consagra y lo eleva por todo lo alto. La influencia de Verón como líder ganador, la inteligencia de Braña, la solidez defensiva y el furioso sprint final de Gastón Fernández le permitieron a Estudiantes sostener la punta. Probablemente, la categoría de un equipo y su madurez de campeón no se mida desde lo futbolístico, sino desde lo mental. Y la demostración aplastante que los de Sabella dieron en el Monumental, golpeando en momentos clave, lo consagraron ya unos días antes de soltar el grito. Abriendo el juego al resto de los competidores, como siempre en estos casos,
es más sencillo encontrar jugadores antes que equipos. La magia de David Ramírez en Godoy Cruz, las pinceladas de calidad que salieron de las zurdas del colombiano Giovanni Moreno y el pibe Lamela o las voladas de Carrizo, Peratta e Hilario Navarro nos dejan postales del Apertura del pasado. El Boca que se viene de Falcioni esperándolo a Román, el nuevo modelo de Ramón luego del Falcon que lo dejó varado en el medio de la ruta y un River que en seis fechas pareció aprender a bailar la “jota” para entender mejor su realidad nos invitan a la curiosidad y a espiar lo que vendrá en el futuro cercano. Ahora, a mojar las patas en la orilla y descansar por un tiempito. Todos nos merecemos unos días sin pelota, para desear la vuelta del fútbol. ¡Nosotros también! ¡Felicidades para todos, amigos cañeros!
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¿Siamo nel forno? Coincidencia general en el análisis: nivel muy bajo del torneo argentino. Sólo un aplauso para los dos primeros –Estudiantes y Vélez–, para Godoy Cruz y para un lote de jugadores que nos dejan cierta esperanza. ¿Lo demás? Excesivamente cauteloso, friccionado y muscular. Para cerrar el año con ilusiones breves. Por FERNANDO PACINI
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l Apertura 2010 dejó algunas certezas. Por ejemplo, que los dos equipos que se disputaron el título hasta la última fecha fueron los mejores, con apreciable distancia sobre los demás. Otra realidad incontrastable es que la liga argentina sigue siendo de las más competitivas del mundo: ocho campeones diferentes en los últimos ocho torneos: San Lorenzo, Lanús, River, Boca, Vélez, Banfield, Argentinos y Estudiantes de La Plata. Que Estudiantes y Vélez sean de nuevo los grandes protagonistas pone las cosas en su lugar. Un tiro para el lado de la justicia, de la coherencia, de la planificación. Si Vélez daba la vuelta olímpica en lugar de Estudiantes, era igual. Tal vez, hasta hubiera sido un campeón más brillante. Que la liga sea intensa y disputada como ninguna otra de las de primer orden no certifica calidad. El torneo Apertura contradijo clamorosamente a los que teníamos una mirada optimista antes del comienzo de la temporada. Suponer que los clubes, disponiendo de mayores recursos, procederían con pericia en la organización de sus planes deportivos fue una interpretación equivocada. El nivel global del torneo bajó su calificación respecto de los anteriores. El fútbol argentino disimula sus po-
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bres espectáculos con una pasión descomunal. El país participa en cada campeonato. Es una manifestación cultural fabulosa. Sin embargo, el juego, lo que sucede exclusivamente en el campo, empeora a buen ritmo. La sobreestimación del éxito y el desprecio por lo que no tiene un resultado inmediato se han instalado ideológicamente. El fútbol argentino se está “italianizando”. Mientras Italia intenta poner reversa, después de tocar fondo con espectáculos paupérrimos, estadios semivacíos y episodios de corrupción, la Argentina no está reparando en esa experiencia. Considerar la estética y revalorizar los espectáculos debería ser una aspiración no sólo de líricos independientes, es imprescindible hasta para el negocio, si se necesita un argumento de “mercado”. Los consumidores se van a aburrir mucho… El punto es que, técnicamente, se ha decrecido. En cualquier partido se advierten falencias notables en ese aspecto: errores primarios, como no controlar co-
rrectamente un balón, son cada vez más frecuentes. Muchos futbolistas reciben mal perfilados, colocan mal el cuerpo. También ha desmejorado la calidad de los pases cortos, sencillos. La posesión perdió prestigio, y el pelotazo directo desde la defensa al ataque se ha convertido en la fórmula exclusiva para progresar en el campo. Un progreso falaz, mentiroso. Cargar al rebote es la segunda instancia, provocando un juego friccionado y muscular, carente de méritos futbolísticos. La falta de técnica y criterio colectivo se suman a la sobrevaloración de la pelota detenida, al exceso de picardía y a la simulación. Desde cualquier lugar de la cancha, se manda a los zagueros a cabecear, nadie se avergüenza de esconder las pelotas cuando su equipo va ganando, y el que no se tira ante el mínimo contacto es un tonto que, además, debe reclamarle al árbitro con suficiente énfasis para que quede claro que fue despojado. El resultado de estas particularidades es un fútbol descuidado, que pierde el atractivo.
El Turco Asad llenó de conceptos a un equipo que creyó en la importancia del estilo.
Los equipos Un par de minutos después de consagrarse, Sabella dijo que lo valioso del campeón era haber podido resolver los problemas que Estudiantes había tenido, casi sin delanteros, con muchos lesionados y suspendidos. Ciertamente, el panorama no era alentador antes de comenzar la temporada. Ya no estaban Cellay, Clemente Rodríguez, Angeleri, Boselli, Sosa y Carrusca. Habían llegado Roncaglia, Pereyra, Mercado, Hernán Rodrigo López y Peñalba. Se habían ido titulares y pilares del ciclo anterior, y llegaban jugadores menos rutilantes. De hecho, el único refuerzo que confirmó su titularidad regularmente fue Mercado. En silencio, Sabella reorganizó el equipo. Impuso un sistema con tres centrales y dos laterales. Y compensó la falta de delanteros con un mediocampo versátil, apoyado en la excelente actualidad de Braña y en la conducción y el oficio de Verón. El resultado fue un equipo sólido, que fue moldeando el título. Entre sus figuras, Marcos Rojo (ya vendido al Spartak de Moscú) y Federico Fernández se instalaron como futbolistas de clase,
tal vez hasta de Selección. Y Enzo Pérez produjo sus mejores actuaciones desde que despuntó en Primera. Vélez fue el otro gran equipo. Pagó los altibajos con puntos, pero cuando jugó bien no dejó dudas. No fue suficiente, pero tuvo al mejor jugador del campeonato: Juan Manuel Martínez. Otro buen torneo del uruguayo Silva, bien Maxi Moralez, y la segunda mitad del certamen de Somoza estuvo a la altura de los mejores momentos de su carrera. Godoy Cruz fue la gran aparición, no sólo del Apertura sino de la temporada. El turco Asad llenó de conceptos a un equipo que creyó en la importancia del estilo. También lo hizo un equipo intenso, sin recreos durante los partidos. El merecido premio fue la clasificación para la Libertadores.
Jugadores Además de los destacados en Estudiantes y Vélez, hay una decena de futbolistas que dejaron su huella en el campeonato: –En All Boys, Juan Pablo Rodríguez. Mercier y Juan Savia en Argentinos; Nervo y Óbolo en Arsenal.
–La aparición de Sergio Araujo en Boca, confirmando su potencial. –Peratta, el mejor arquero del año, y Sperdutti, en Newell´s. –Giovanni Moreno deslumbró con su técnica y su incidencia en el juego de Racing. –En Independiente, Nicolás Martínez e Hilario Navarro. –Varios en Godoy Cruz, especialmente David Ramírez. Sin dudas está en el podio de los tres mejores del Apertura. Técnica, velocidad, conducción… Su juego fue completo y mejoró a su equipo. Ariel Rojas también se destacó. Ha evolucionado al ritmo del equipo, y jugó un gran torneo. –Aún en las continuas decepciones de River, aparecieron algunos juveniles. Lamela se destacó. Pereyra demostró una gran capacidad para jugar sobre el costado, casi como un extremo, por su facilidad para desbordar y ganar en el mano a mano. –Huracán deja a Rodrigo Battaglia, que con apenas 18 años y en medio del caos que fueron muchos partidos para el Globo, llamo la atención por sus cualidades.
David Ramírez, la gran figura de Godoy Cruz. ENERO-FEBRERO 2011 | UN CAÑO 55
“Conducción Política es un libro que te abre la cabeza” La innegable revitalización de la política transita por varios caminos. ¿También por los del fútbol? ¿O este deporte sigue ajeno a solidaridades y debates? Una entrevista con Sergio Marchi, de Futbolistas Argentinos Agremiados, viene bien para despejar algunas incógnitas y para confirmar que Perón anda también por los vestuarios. Por ALEJANDRO WALL Foto MAXI FAILLA
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ergio Marchi, secretario general de Futbolistas Argentinos Agremiados, se fue hasta el hotel donde concentraba un equipo del que no dará el nombre. En sus manos no llevaba un reclamo sindical, sino un libro: Conducción política, de Juan Domingo Perón. Marchi se lo iba a regalar al técnico, su amigo, que atravesaba una racha negativa. “Mirá, no estoy para leer política, ¿no ves que estos muñecos no ganan?”. Marchi le insistió. “Yo le dije que le iba a servir porque te abre la cabeza”, explica. Eso pasó hace algunos años. No se sabe si su amigo entrenador se sumó a la causa. –¿Vos qué aprendiste de ese libro? –Perón lo escribió en 1951, y cuando lo leés te das cuenta de que era un adelantado. Hay cosas valiosas ahí. Para aplicarlo en política y para aplicarlo en la vida. Habla de los líderes, de qué es la conducción. No es lo mismo conducir que gobernar. Porque cuando vos conducís, tenés que pelear todos los días. Y gobernar es construir todos los días. A veces, acá tenemos que hacer las dos cosas. Tenés que pelear todos los días, pero también tenés que construir porque hay que brindar salud y educación. Vos aprendés de un libro de un tipo fantástico, como considero que fue Perón. Y aprendés de Evita, cuando hace cincuenta años dijo 56 UN CAÑO | ENERO-FEBRERO 2011
que donde hay una necesidad nace un derecho. En el mundo faltan líderes. Néstor Kirchner era un líder. Y generó lo que generan los líderes. Fue una lástima que se haya muerto tan joven. Porque no aparecen muchos. Hablamos de Perón, de Evita y de Kirchner. –¿Sentiste su muerte? –Yo fui al velatorio caminando con mis compañeros. Fue inesperado. Me sorprendió, como a la mayoría de la población. Para los trabajadores fue un tipo que les dio la posibilidad de discutir salarios. Dignificó al laburante. A nosotros nos permitió discutir salarios y generar mejores condiciones, por eso tenemos el convenio que tenemos. Y dejó un legado para todos: le dijo a la gente que había que tener memoria. Lo que hizo por los derechos humanos es el mayor legado que le va a dejar a la humanidad. –¿Tuviste militancia partidaria? –No tuve militancia, pero a mí me gusta el justicialismo. Por eso a mis amigos a veces les regalo Conducción política. –¿Y tenías formación sindical antes de llegar acá? –Yo tengo 50 años y me desarrollé como estudiante en épocas no tan lindas como la de ahora, donde la juventud goza de una libertad que en ese momento no teníamos. Los que vivimos la época de
la dictadura transitamos por la pelea por el boleto secundario. –Tenías una militancia estudiantil. –Sí, estaba muy comprometido con eso. Yo me recibí de técnico electromecánico y siempre participé en mi escuela de las corrientes estudiantiles. Después me metí a estudiar Ingeniería en la universidad, pero por temas del fútbol dejé la carrera. –¿Dónde estudiabas? –En la Universidad Tecnológica de La Plata. La secundaria la hice en el ENET N°4, en 7 y 526. En esa época, peleábamos por el boleto estudiantil. Porque era muy difícil viajar y estudiar. Hubo una gran represión en la plaza San Martín. No teníamos idea de lo que se trataba. Sólo queríamos gastar tres pesos en vez de diez. Gracias a Dios, eso se ha modificado. –¿Estabas en alguna agrupación? –No, yo participaba nomás. Me han castigado... Teníamos un director que, cada vez que no íbamos a la escuela, nos ponía falta doble. Yo fui abanderado. Egresé con un buen promedio. Hasta me becaron para trabajar en alguna empresa. Era un buen estudiante, pero un poco rebelde. –¿Cuesta mucho que el futbolista de Primera desarrolle una conciencia gremial? –Acá, cuando se tuvieron que tomar acciones puntuales, han estado, han respondido y han participado. Cuando se
van tomando decisiones para ir modificando el convenio colectivo, no son cosas que se me ocurren a mí. Lo consultás. Y también pregonás, decís que estás cansado de que al jugador no se le pague. Lo transmitís. Como cuando metimos las inhibiciones. Vos trasladás la idea, la explicás y decís que tratarás de conseguirla. Y explicás también que, si no la conseguimos, puede haber un conflicto. Y en ese conflicto la fuerza son los jugadores. –Pero este es un gremio particular. Al futbolista quizás le cueste entenderse como trabajador. –No, le cuesta al de afuera. –¿Por la pasión? –Por la pasión, claro. Pero el jugador sabe que éste es un trabajo tremendo. Y el día a día es durísimo. Porque del otro lado está el apasionado. ¿Cuántas veces escuchamos que si un jugador exige un cobro no se le tiene que pagar porque el equipo perdió? No, no es así. Le tenés que pagar porque el tipo firmó un contrato para trabajar. Va a una contienda deportiva en la que puede ser superado, es cierto, pero hace su trabajo: va y entrena. Labura casi trescientos días al año. A un trabajador que maneja un colectivo y no le pagan, cuando hace el reclamo se lo considera justo. A un trabajador futbolista que reclama un contrato que no le pagan
se lo mira mal. Y pasa de víctima a victimario. Se puede leer en todos los diarios. No quiero dar ejemplos… –¿Pudieron contrarrestarlo? –Se ha ido minimizando. Cuando planteamos las inhibiciones, nos querían llevar a la NASA para examinarnos. Y es sentido común: si vos te compraste cuatro autitos y no los podés pagar, no te podés comprar cuatro más. Es un gran logro. Y nos costó llevarlo adelante. En el medio hubo una huelga y una puesta al día en 2009, cuando llegó Fútbol Para Todos: ahí exigimos que cada primero de enero se cancelen los contratos caídos hasta la fecha. –Es decir que si tenés que requerir la participación de los grandes jugadores, encontrás respuesta. –Es que ha pasado. Por ejemplo, cuando se dio el incidente con Deportivo Español, en 1997. Y porque cuando hablamos de inhibición, eso beneficia a todos, también a los que juegan en los clubes más grandes. En el último pago del Fútbol Para Todos ingresaron casi todos los equipos. Ahí encontramos un grado de insolvencia a nivel general. Los directivos no iban a saber cómo pagar. Fueron a buscar plata porque no tenían. Nosotros desnudamos el sistema. –¿Por qué en estas discusiones Grondona siempre sale indemne? Es el jefe del
fútbol argentino desde hace treinta años. –Eso se lo tendrías que preguntar a los dirigentes. Cuando yo planteo algo, se lo planteo a los clubes. Obviamente me tengo que remitir a la AFA, porque a la AFA la integran los clubes. Después, el manejo unipersonal o el criterio que ustedes le apliquen a esa situación es un tema que tendrían que contestar los dirigentes. Pero cuando discuto las deudas de los clubes, la discuto con el presidente del club que corresponde. Yo no discuto dinero con la AFA. –Pero como presidente de AFA, ¿Grondona no es tu antagonista? –¿En qué sentido lo decís? –Vos representás a los futbolistas y él a los clubes… –Sí, él ha participado en discusiones. Y yo he tenido muchísimas polémicas con Grondona. Si vas a los archivos las vas a encontrar. –Después tuviste una mejor relación. –Yo busco que satisfagan los reclamos que hacemos con los futbolistas. Busco resolver el problema. Antes, algunas cosas estaban en duda y no se cumplían. Lo bueno de las normas es que vos las tenés y se cumplen. El convenio que tiene Agremiados está escrito, está claro, y se aplica y se cumple. Porque si estuviera claro, escrito, pero no se aplicara ni se cumpliera, no serviría. ENERO-FEBRERO 2011 | UN CAÑO 57
“Prefiero que se acabe todo en el 2011 a que Boca se vaya al descenso” Miguel Rep, dibujante y humorista, encara la muy complicada tarea de describirle las virtudes del fútbol a nuestra inquieta e inconformista cronista. El año se fue sin que nadie la haya podido convencerla de lo maravilloso que es este deporte. Dejamos la tarea pendiente para 2011. ¿Alguien podrá quebrarla? Por MARÍA FERNANDA MAINELLI Fotos ALEJANDRO KIRCHUK
E
l dibujante y humorista gráfico que mejor retrata el sinsentido de la vida en cada tira de Página 12, en la revista Veintitrés o en sus libros, esta vez se metió con otro sinsentido: el fútbol. Miguel Rep lo hizo con ternura y con esa coherencia política que lo distingue, sin obviar las contradicciones que se le generan cuando Boca le desborda el corazón. –¿Por qué sos de Boca? –No provengo de un hogar muy futbolero. Sé por qué soy de Boca, lo que no entiendo es cómo fue que me hice de River cuando era chico. –Ah, ¿eras de River? –Sí, pero no me puedo acordar por qué. En mi casa nadie iba a la cancha, no se compraba El Gráfico y no había televisor. Calculo que debe haber sido por contagio escolar. Lo que sí recuerdo es el momento en el que Boca llegó definitivamente: fue cuando me enamoré de Nancy, una compañera de cuarto grado que era de Boca. Yo hacía cualquier cosa por estar cerca de ella, por parecerme, por tener un vínculo. Así que me hice hincha de Boca. Averigüé todo de esa nena, también me enteré de que le gustaba Sandro, pero eso no me gustó. A Sandro le tenía envidia. Bueno, y como no había manera de acercarme siendo de River, cambié, pero jamás me pasó bola. De ese enamo-
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ramiento me quedaron los colores, que son el producto de ese amor. Por otro lado, muchas cosas de mi vida son por la contraria: como a mi papá le gustaba muchísimo el boxeo y yo detestaba ese deporte, me volví fanático del fútbol, sensualmente fanático. Hoy paro en cualquier potrero para ver jugar. Y juego, además. Cuando tenía 16 años mi familia se fue a vivir a Corrientes y yo me quedé en Buenos Aires. Un día estaba en la casa de Yuyo Noé porque era amigo de Gaspar, el cineasta, con quien hacía revistitas. Esa noche le pedí que prendiera el televisor y no le di bola. Ganamos la Libertadores con un famoso gol de Suñé que sorprendió a Fillol. Lo disfruté muchísimo. Ahí el fútbol se potenció en mí porque empecé a jugar; después, vino el Mundial del 78’, que lo seguí completo. Me interesan las guerras mundiales, por eso me gustan mucho las competencias internacionales, que reemplazan a los litigios de antes. Son litigios internacionales que se saldan con fútbol y comercialmente, metáforas precisas de lo que eran antes los ejércitos regulares enfrentándose. –El hincha suele responder a un mandato familiar. Vos, en cambio, elegiste. –Lo mío fue consciente, y me gustan mucho esos colores porque me encantan los colores fuertes: el azul es mi
preferido. La peor combinación es rojo y blanco. Ahí hubo una decisión pictórica. Además, ya más tarde, fui por primera vez a la Bombonera, en 1977, a ver a la Argentina contra Uruguay. Ganamos con un golazo del Beto Alonso, quien no gozaba, precisamente, de mi cariño, y quedé muy impactado. –Debe ser el mismo impacto que siente cualquier hincha de otro club cuando va por primera vez a su cancha. –No creo... Cualquiera, por más que sea de otro equipo, se va de la de Bombonera con una sensación especial, la de haber estado en un caldo espeso. Es un templo del siglo XIX, un coliseo. A mí River nunca me provocó nada, y el Maracaná, tampoco. Además, me gusta mucho la hinchada de Boca, siempre adelante, aún en las derrotas. Nosotros tenemos una hinchada muy paternal y maternal. –¿Y vos? ¿Qué clase de hincha sos? –Más bien visceral. Soy el hincha que cree que los de River son el enemigo. Me alegra mucho cuando pierden, no lo puedo evitar. Es tremendo, una huevada, pero es así. A veces prefiero que Boca no gane pero que pierda River. –No me esperaba que el autor de una obra tan sensible como la tuya se pueda alegrar con la desgracia ajena. –Es muy simple: yo no llamo a al-
guien de River cuando pierde, sino que me pone contento por lo colectivo. Ese sentimiento no me define como mal tipo. Tenía un amigo santafesino –dibujante él, e hincha fanático de Unión– que odiaba a Colón. Era un excelente tipo, solidario como ningún otro dibujante, pero salía a tocar bocina cuando Colón perdía y hasta era capaz de ir casa por casa de los hinchas que conocía de ese equipo. –¿Qué tal sos cómo jugador? –Bastante malo. Como de chico no me dejaban salir a jugar a la calle, no aprendí. Lo poco que sé, lo aprendí de grande, a partir de los 18 años, cuando empecé a jugar con otros dibujantes. Pero soy muy pata dura. En el Mundial del ’90, en Italia, en el partido debut de la Argentina contra Camerún, que perdimos, el Checho Batista jugó horrible; entonces lo dibujé como una momia. Esa momia gustó tanto que la seguí haciendo hasta hoy. Ahora no es más Batista, son otros jugadores y es un homenaje a lo patadura que soy. Yo comprendo muy bien lo que es que te señalen en la cancha como eso. Ahora… Pobre Batista, cagó, quedó como una momia para siempre. –¿De qué jugás? De delantero: soy 7, 9 y 11. Hago goles y corro mucho. Soy un voluntarioso malo. Jamás voy al arco porque si agarro mal una pelota, me quedo sin dibujar. Eso a veces lo comprenden, y otras me putean. Dicen: “¿Cómo? ¿El fino no va al arco?”. –Perdón por la ignorancia: ¿de tanto ver fútbol, no se aprende a jugar un poco mejor? –Es muy difícil. Yo algo aprendí. No soy un burro total. De hecho, un promedio de un gol cada dos partidos hago. Tengo defectos básicos que hacen que me elijan penúltimo de la lista. Es que uno no levanta la cabeza cuando baja la pelota… Pero ayudo con la voluntad. A jugar al fútbol no se aprende, salvo que de chico practiques combinar el cerebro con el cuerpo, calcular las distancias y levantar la cabeza. Yo puedo hacerte una gambeta o me puede salir un caño, pero no puedo hacer jueguitos. Ser un buen jugador te lo da el potrero en la infancia,
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porque todo lo que se vuelve natural lo reproducís con facilidad. Los buenos jugadores empezaron de chicos. Pero, ojo, yo quiero jugar siempre. –¿Reconocés algo de lo que sos como dibujante en la cancha? –Siento que soy un futbolista dibujando. Aprendí del fútbol y del ajedrez mucho de lo que aplico en lo laboral. Del ajedrez, aprendí las operaciones importantes, como que hay que imaginar la respuesta del otro, la siguiente tuya y la que viene del otro. Se trata de la prevención. Me dotó de cierta inteligencia, si es que la tengo. –¿Y el fútbol para que te sirvió? –Me ayudó a ser un buen espectador. Puedo adivinar una jugada o lo que se viene. Comprendo el cuerpo del jugador, los movimientos, la gambeta del otro, aunque después no me salga en la cancha. Podría describir una gran jugada y un gran gol como si lo estuviese haciendo, aunque no pueda. O me imagino infinitos partidos de fútbol donde la rompo. Aprendí las grandes jugadas, y cuando por esas casualidades de la vida me sale un buen gol, lo disfruto muchísimo. Son de esas cosas que se afianzan en mi memoria. –Albert Camus dijo que el fútbol le había enseñado todo sobre la condición humana ¿Es tan así? –Creo que Camus quiso decir que el fútbol te enseña sobre las personas. El que es mal tipo en la cancha suele ser malo afuera. El que es un morfón suele ser avaro afuera. Y, generalmente, los que son buena gente adentro de la cancha son buenos compañeros de trabajo y buenos amigos. Pasa lo mismo con los que se empeñan, los que se caen y se vuelven a levantar. Los generosos, los que no dramatizan, los paternales, los gastadores insufribles son así adentro y afuera. El
fútbol es un buen examen para entender cómo funciona el otro en lo colectivo. –Maradona fue un gran jugador. Sin embargo, no sé cuánto de lo bueno que era dentro de la cancha lo fue afuera. –Bueno, hizo un gol con la mano… Maradona también fue un tramposo. Algo de lo que fue adentro lo demostró afuera. Dentro de la cancha fue un voluntarioso, nunca un pecho frío. Podría ser un buen político, pero, claro, arrastra algo de su resentimiento social. No creo que sea un buen tipo, pero sí un gran jugador. De hecho, fue un excelente jugador, pero un desastre como director técnico. Es un tipo que lo pudo todo como jugador, y eso lo trasladó a su vida personal: salió de las peores, se cayó y reflotó. Estuvo a punto de morirse, estuvo gordo y de todo salió. Es un hombre lleno de sorpresas, y en la cancha sorprendía. Ahora, por más que sea un fuera de serie, no podría ser su amigo porque es muy altanero, se cree que es alto y no lo es, camina con el pechito para adelante... Yo del fútbol aprendí a dibujar y a hacer humor desde el mal jugador, desde la filosofía del mal jugador, desde ése que dice “juego mal y me la banco”. Es muy importante en mi vida, en general, poder hacer algo a partir de una debilidad. Se trata de compensar una limitación de otra manera y disfrutarlo. Se me fueron muchos prejuicios con el fútbol, porque pensaba que nunca iba a poder funcionar colectivamente, y cuando estoy en equipo puedo. Mi trabajo es muy individualista, y el fútbol me enseñó que en las gestas colectivas hay que unirse con alegría y bancar en las adversidades. En el fútbol y en la vida se la pasa mal, pero todo se termina y, si tenés la lucidez para entenderlo, sabés que todo es un juego.
“Cada tanto sale un partido bueno... Pero, así es la vida; es muy difícil que un día enterito sea feliz”.
–¿En las malas sentís más obligación de estar? –No. Ahora estoy con poca fe. Este equipo está en decadencia, depende de gente veterana que sigue jugando con la gloria atrasada. Nuestros pilares son pura nostalgia, y la dirigencia es espantosa. Además, tengo muy presente el sentimiento que me dejó la época del Boca de Macri. Con él, se me daba una ambivalencia con respecto a Boca: yo siempre lo odié a Macri, y si hoy tuviese que elegir entre que Boca salga campeón o pierda para que Macri no tenga chances de ser reelecto, prefiero que Boca pierda. Ahí entra a jugar lo colectivo, el peso de la historia, la política... Es mi única postura como buen tipo, eso me hace buen tipo. –¿Cómo se llama eso que sentís por Boca? –Es un sentimiento de pertenencia a un equipo con una raíz como la mía, humilde. Nos unen las carencias. No te olvides de que me hice de Boca por amor, ni más ni menos. Fue una decisión de la que me siento orgulloso. No me hice hincha porque ganó un campeonato, como suele suceder con muchos chicos. También detestaba El Gráfico. El primer libro que leí en mi vida fue cuando estuve en cuarentena, enfermo, en una piecita en la que había una pila de esas revistas y un solo libro, Hamlet, que se transformó en el libro de mi vida. El Gráfico era sinónimo de la peluquería. Mi viejo era muy “milicoide”, decía que tenía que tener el pelo cortito y siempre me llevaba a la peluquería del hijo de puta de Tomasito, que lo único que tenía para leer era El Gráfico. Una lástima: hubiese querido tener una infancia jugando al fútbol, porque así comprendería más cosas de este país. Además, me encanta ser de Boca porque cuando te encontrás con un par de hinchas hay un plus de amistad. Te cruzás con alguien que es de Boca, como uno, y le decís “sos de Boooo” y está todo dicho, no hace falta decir mucho para saber que existe una corriente de entendimiento y código parecida de algo que amamos y odiamos en común. Y también te pasa lo contrario: vas en un auto con alguien que te pregun-
ta de qué cuadro sos, y si le decís “Boca” sobreviene un “ahhh” que define toda la relación. Y encima Boca tiene muchos enemigos… Qué se yo… Nos tendríamos que llevar bien con los de Racing, que son unos enfermos. –¿Por? –Son sufridos, darkies. Tienen un sentido de pertenencia muy fuerte. Son un pueblo dibujado, como Boca. No puedo entender cómo les tengo tanta simpatía a
los de Racing y ellos no simpatizan nada con nosotros. Algo me perdí… Pero tendríamos que ser amigos. También odio a equipos por cuestiones coyunturales; por ejemplo, odio a cualquier equipo en el que esté Ramón Díaz, porque quiero que le vaya mal a ese riojano hijo de re mil... Si pasa por San Lorenzo, quiero que le vaya mal, pero cuando se va, quiero que le vaya bien por Osvaldo Soriano. Detesto al Bambino Veira, así que siempre
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quise que le vaya mal al equipo en el que estaba él, porque quiero que purgue todas sus condenas. –¿Y si alguno de ellos estuviera en Boca? –No me va a quedar otra que darles una amnistía. Pero no creo que Ramón Díaz sea alguna vez técnico de Boca. No creo que vaya a correr ese riesgo. –¿Qué es el fútbol? –Un deporte bellísimo. Hoy envidio a los catalanes, porque son una garantía de belleza. El fútbol es sorprendente porque nunca se repite y eso me encanta porque nada en la vida se repite. Yo nunca hago dos dibujos iguales, nunca hago paralelas, sino todo lo que me sorprenda, los accidentes. El fútbol combina el azar, la habilidad, el cerebro y muchos más factores. Por eso me gusta mucho Palermo, que es un jugador mediocre pero tiene ubicuidad. Si yo fuera buen jugador, seria Palermo. No, perdón, no es mediocre, tiene mala técnica. Nunca sabés qué puede hacer y adivino que debe ser un buen tipo, buen compañero, que no es mal perdedor. Odio a los malos perdedores, a los simuladores, y Palermo nunca simula y ha sufrido mu-
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cho y siempre se levanta, como Diego. El gol que hizo en el último Mundial me dio una alegría que me duró horas. Estaba tan contento que salí de la casa de un amigo, en una esquina me lo crucé a Cappa, que ni debe saber quién soy, y le grité en la cara “Palermo es lo más grande que hay”, y seguí caminando. Estaba sacado. Fue efímero, pero me encantó que ese tipo chueco haga lo que tenía que hacer en el momento preciso. Me encantan esos torpes que pueden hacer genialidades y no me gustan esos genios que cometen torpezas, como Riquelme, que es un gran jugador pero muy caprichoso. –El fútbol tiene algunas cosas que me molestan: me resulta aburrido; en cada fecha, se reedita la noción entre perdedores y ganadores; lo usaron las dictaduras y los gobiernos democráticos; se pretenden saldar cuestiones históricas con un triunfo; y es más un negocio que otra cosa. –Sé que esto es un negocio complejo montado sobre algo muy simple: la pelota, el gol. ¿Cómo puede ser que la alegría se reduzca a algo tan sencillo como que una pelota pase una línea? Es tan simple
que se vuelve maravilloso. Cada tanto sale un partido bueno, pero son pocos, es verdad. Pero así es la vida: es muy difícil que un día enterito sea feliz. Con que haya un partido bueno cada tanto, me conformo. ¿Qué es un partido lindo? Que no sea especulativo, que los jugadores vayan para adelante, que haya un ida y vuelta, que los equipos sean más o menos parejos. –¿Alguna otra cosa que no te guste del fútbol? –(Piensa) No… No espero del fútbol que me arregle la vida, apenas que me dé una alegría que si viene de Boca, mucho mejor. –¿Pensaste que Boca se puede ir al descenso? –Eso no va a pasar. –¿Por qué suelen ser tan negadores los hinchas de fútbol en este punto? –No es una negación, es una afirmación. Es la única cosa que tengo segura en la vida, salvo que lo hayan predicho los incas o los mayas, o los que dicen que todo se termina en el 2011. Yo prefiero que se acabe todo en el 2011 a que Boca se vaya al descenso.
Barcelona alarga la vida
Ya todos saben cómo anda Bonadeo con el Barcelona: enamorado de los catalanes. Imaginen ahora su entusiasmo después del 5 a 0 al Real. Y luego imagínenlo frente a una computadora, dispuesto a largar lo suyo. Nacieron, entonces, estas líneas. Por DIEGO BONADEO
C
uenta Jorge Valdano que, compartiendo las alternativas de un partido de fútbol con su amigo Marcelo Bielsa, le llamó la atención que el ex entrenador de las selecciones de Argentina y Chile tomara notas incesantemente, lo que le impedía disfrutar en plenitud del juego, en el caso de que el fútbol que se estaba jugando valiera la pena. Valdano comentó entonces sobre Bielsa, a quien definió alguna vez como “un excelente entrenador argentino, de otra escuela pero amigo personal (se pueden tener ideas distintas y afecto mutuo, incluso es conveniente)”, algo que también se puede leer en Los cuadernos de Valdano: la actitud de Bielsa es similar a la de quienes, leyendo el Quijote, en vez de disfrutar de la imaginaria embestida contra los molinos de viento, las cualidades y defectos de la cabalgadura del hidalgo de la Mancha o el romance platónico con Dulcinea del Toboso, se dedican con pertinaz minuciosidad a contar los puntos y las comas que Cervantes decidió para su obra. Parecida es la tentación cuando juega Barcelona. En vez de disfrutar de la excelencia de Piqué, Iniesta, Busquet, Xavi, Messi, Pedro y demás, muchos prefieren bajar la cabeza y anotar “a cuántos toques juegan”, aun a riesgo de perder la visualización de alguna exquisitez. La andanada de sinrazones que sur-
gieron para denostar lo imposible de denostar desde los púlpitos del “tacticismo”, la necedad, la mala fariña y la ignorancia tampoco se acallaron, pese a que Barcelona bailó al Madrid y, antes y después, a quien se le opusiera. Hubo quienes compararon a Barcelona con Estudiantes de la Plata, que es como comparar la placidez con que juegan Xavi e Iniesta con los ojos desorbitados y los gestos desencajados de Rodrigo Braña. Y así jugó cada uno, incluso mencionando una supuesta afinidad lúdica de la actual Selección ar-
gentina dirigida por Sergio Batista con lo que, desde los tiempos de Stefan Kovacs, Rinus Mitchels y Johan Cruyff, se difundió en Holanda desde el Ajax y la Selección subcampeona del mundo en Alemania 74 y Argentina 78 y se difunde ahora en España desde el Barcelona de Guardiola. Afortunadamente parece que habrá Barcelona para rato. Porque jugar a un toque le está ganado por goleada a la conjura de los necios que cuestionan un estilo. El fútbol que le gusta a la gente, agradecido.
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Copa Sudamericana 2010
El bazar de los milagros del profeta Mohamed La Sudamericana es una buena ocasión para hacer una pequeña radiografía sobre lo que genera un club como Independiente en este fútbol para todos (menos los grandes). Presentamos aquí un diario de campaña cuya escritura, hiperbólicamente apasionada, responde a los distintos estados de ánimo que fue atravesando un hincha rojo, cronista de este proceso. Un testimonio caliente sobre el único equipo grande que jugará la Libertadores, aunque haya terminado último en el Apertura. Por PABLO DE BIASE Fotos PHOTOGAMMA.COM
L
a remake de bajo presupuesto de El Rey de Copas que fue la Sudamericana tuvo ribetes de gesta, de milagro. No por la estatura de los héroes, sino por el simple hecho de que se pudieran poner de pie y recuperar la “memoria histórica” de la camiseta, movilizando a muchos hinchas que nunca habían visto nada parecido a una batalla copera. Un equipo que parecía sólo destinado a terminar como terminó en el campeonato –es decir, último–, de la mano de Antonio Mohamed comenzó a escribir una historia paralela, alucinada y alucinante, un suceso de otra dimensión que hace creer que en el fútbol siempre puede ocurrir algo distinto. Más allá de la chanza sobradora de los colegas que parecen creer en serio que son hinchas del Barcelona y están más allá del bien y del mal de los padecimientos de los cinco grandes, en la selección de momentos que se presenta a continuación hay reflexiones futbolísticoinstitucionales, escritas con el corazón del hincha y el escepticismo del oficio periodístico, que permiten contar con la frescura de la escritura instantánea y el sentir desgarrado que la debacle de los clubes grandes está produciendo en muchos (periodistas, hinchas, degustadores ocasionales, amantes del deporte y todas las combinaciones que se quieran hacer).
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En este caso, la sensación de impotencia por los abusos dirigenciales y la recurrencia de ciertos personajes para armar y desarmar equipos, terminando en rejuntes; y la magia increíble de unos náufragos que fueron tocados por un poder superior y lograron ganar la Copa Sudamericana, haciendo en tres partidos más goles que en todo el Apertura, por ejemplo.
Tan cerca de que truene… (Escrito el 21 de agosto de 2010) Con la cabeza fría que cuesta tener, ahogando la bronca y la impotencia que pugnan por volverse grito, el Rojo fue un poco más que el devaluadísimo campeón del último Clausura. Sí, Argentinos, el que nos hizo tres goles en diez minutos y sirvió de excusa para echar como un perro al único DT que le insufló algo de dignidad a Independiente en los últimos diez años (…). Cómo decirlo, se siente, se respira: está tan cerca de tronar el escarmiento. Tan cerca.
Que el Rojo es una herida absurda… (Escrito el 28 de agosto de 2010) A menos que alguien piense que ganarle 1-0 a Argentinos es la llave del paraíso futbolero, el Rojo sigue siendo una herida absurda. El filósofo político italiano Antonio Gramsci, mientras moría de
tristeza y falta de cuidados médicos en las cárceles del régimen fascista de Benito Mussolini, acuñó una frase para darles ánimo a sus compañeros de prisión y de militancia sobre cómo debía encararse el presente duro: “Con el pesimismo de la razón y con el optimismo de la voluntad”. Con el pesimismo de la razón y con el optimismo de la voluntad debemos, pues, pensar en esta etapa de Independiente (que más que etapa es una fase de la crisis crónica que padece desde hace veinte años y que se agudizó de modo notable en los últimos quince). Con el pesimismo de la razón, exijamos todo lo que hay que exigir… Con el optimismo de la voluntad, soñemos con avanzar en la Sudamericana. Más no se puede.
Adelante los que quedan (Escrito el 10 de septiembre de 2010) Ver al Rojo sigue provocando escozor en la vista, pero, de a ratos, por lo menos, se ven intenciones dignas. Seguir en la Sudamericana, con una próxima fase que se debería ganar (un modesto equipo peruano o Defensor Sporting, de Uruguay), ya es mucho para nuestros sueños, nuevamente vejados por nuestro pequeño Napoleón y por el diabólico ferretero del poncho, el increíble hincha de Arsenal que nos demolió de a poquito y que
tiene menos escrúpulos que los Soprano. Gracián definió muy bien, también definió muy mal una combinación con Silvera en el primer tiempo. No nos sobra nada, así que no maldigamos en vano el poco fútbol que nos queda. Guardemos la bronca para los truhanes responsables de tanto desastre. Una pequeña luz, al fin de cuentas es mejor que la frialdad ciega de las meras tinieblas. Como dijo un tal Leandro N. Alem, poco antes de quitarse la vida: “Adelante los que quedan”.
Es horrible pero era previsible (Escrito el 20 de septiembre de 2010) Cuando empezó el campeonato, desde la experiencia de ver cómo los advenedizos vienen demoliendo sistemáticamente a Independiente –con el guiño cómplice y cruel de la vieja serpiente enroscada en el sillón más grande de Viamonte y Talcahuano– venimos advirtiendo que el camino de la derrota estaba inscripto en el destino que trazaron el increíble Napoleón Comparada y lo que queda de César Luis Menotti. Era obvio que haciendo desastres los resultados iban a ser desastrosos. Hoy le llegó el turno al pobre Garnero. Independiente se sigue desmoronando.
Aunque nos lleven la contra… (Escrito el 20 de octubre de 2010) Sin salir de mi asombro, comienzo a vislumbrar que aunque todo nos va a cos-
Como buen gerente de Recursos Humanos, Antonio Mohamed logró rearmar la formación.
tar más de la cuenta, que no siempre el arquero podrá estar tan inspirado y reemplazar a la defensa entera, hacer cuatro goles en un mismo partido es algo más que casualidad. Mohamed no puede (¿?) hacer milagros pero sí aportar lo que un técnico ofensivo y con conceptos propios puede dar como plus para que un plantel descompensado, con algunos buenos jugadores y algunos tantos otros que no lo son, rinda en la línea de sus posibilidades y no cuatro escalones por debajo. Cabrera, el Pato Rodríguez, hasta Fredes y Godoy hacen otras cosas en el medio y hacia delante. Nada para el asombro, pero como decía y no proponía Menotti, la heladera ahora está en la cocina y el inodoro en el baño. La complicidad del maldito Corleone de Sarandí funciona tácitamente, aunque él mismo no lo quiera. No puede explicarse, si no, que no hayan suspendido el partido después del ladrillazo a Silva. El árbitro, los veedores de la Conmebol pensaron en Grondona para no hacer lo que debían. Una muestra, disquisiciones al margen, de que no se puede jugar en
una cancha en obra (obra inconclusa, obra que multiplicó por diez sus costos estando inacabada). ¿Hasta cuándo toleraremos esto, hasta cuándo seguiremos considerándonos reyes de la nada? Ni aun con el milagro de ganar esta copa debemos olvidar lo que han hecho Grondona, Comparada y Cia. ¡Vamos Rojo! Aunque nos lleven la contra nuestros dirigentes…
Aunque el placer dure segundos (Escrito el 4 de noviembre de 2010) Los técnicos no hacen milagros, pero mejoran lo mejorable (optimizan los recursos humanos, como gerentes que son, al fin de cuentas), si son buenos profesionales. Como buen gerente de Recursos Humanos, Antonio Mohamed logró rearmar la formación, poniendo a quienes mejor veía y reforzando la moral del grupo. A pesar de que les lleven la contra el presidente y su séquito, unos barrabravas descontrolados y con credenciales de funcionarios del club y… la lista es larga. Los jugadores están muy compenetrados. Saben que su propia supervivencia como deportistas está en juego y tiran para adelante parejo. Hilario ya no está solo (Publicado el 12 de noviembre de 2010) Es increíble cómo la fe mueve montañas y cómo la montaña va a Mohamed. El profeta del banco está catalizando una voluntad de esfuerzo y dignidad deportiva increíbles, por parte de un plantel cuyas carencias son evidentes desde que Napoleón Comparada y sus cómplices lo desguazaron y echaron por la ventana al Tolo. Es evidente que si el arquero es figura en todos los partidos, las carencias existen y son muchas. Pero también van apareciendo las sorpresas agradables. Como que Fredes, más allá de alguna que otra distracción, está ganando una
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confianza que infunde a sus compañeros. Triangula con Cabrera, recupera, cambia de frente, se anima a hacer cosas que hace un par de meses no le hubieran salido ni de casualidad. La defensa aguanta y juega más allá de sus posibilidades. Hilario ya no está solo. Silvera, acompañado por Parra y Rodríguez, ya no es el llanero solitario. Hay una banda que tiene un amor propio gigante, que está dispuesta a plantar bandera contra el abandono dirigencial y contra sus propias limitaciones. Una banda que quiere ser un equipo y no pasar sin pena ni gloria. Con una mística que hacía mucho no se veía.
La magia roja del Profeta Mohamed (Publicado el 26 de noviembre de 2010) La plusvalía histórica ha resultado determinante. Es un lujo que todavía podemos darnos, aunque cada vez nos resulte más difícil apelar a ella, y cada vez nos salga más cara. Porque así como Independiente fue víctima virtuosa de cierto atavismo, de cierta memoria de la especie roja –que permitió como en un pacto tácito que jugadores, hinchas y hasta rivales nos convenciéramos y se convencieran de que una mística forjada al calor de generaciones y decenas de triunfos heroicos estaba actuando por detrás de escena, moviendo a protagonistas y simpatizantes más allá de las leyes de la física y de la historia, en una suerte de magia roja–, no debemos olvidar que el club se ha convertido en una máquina de tragarse buenos jugadores y entrenadores que después nos terminan trayendo dolores de cabeza con otros ropajes. Habrá tiempo para enfriar la cabeza, dejemos ahora que el corazón siga latiendo caliente, convocando a las glorias ilustres, a sus ecos victoriosos. Nos lo merecemos, y se lo merece este grupo de muchachos que está dos escalones por encima de su nivel genuino, como se lo merece el profeta Mohamed. Celebremos su magia roja.
Por nosotros y por la música del azar (Escrito el 9 de diciembre de 2010) Se hace difícil encontrar los términos justos, porque como hinchas hemos pasado de la amargura, la rabia y la impo-
tencia a una alegría desbordante, loca y burbujeante, más adrenalínica aún, por lo inesperada. No se trata de haber sido injustos o poco tolerantes, sino de reconocer que estos jugadores, con limitaciones, con poco fútbol y muchas ganas, nos taparon la boca apelando a una garra impensada, impensable e inapelable, bien incrustada en el fondo de la historia de la mística roja de los mejores tiempos. Ahora, ¿vuelve esto atinadas las decisiones disparatadas, las locuras y corrupciones varias que venimos enumerando? Por supuesto que no. Mohamed llegó al club por la ventana, fruto de demasiadas contingencias. La mística de que lograron imbuirse un grupo de
jugadores mucho más limitado que otros que pasaron y fracasaron en otros tiempos es mérito del azar y de cómo se conjugaron las ganas de un grupo y se alinearon los planetas. ¿Está claro? Que Comparada saque pecho diciendo que esto es lo que planificó con Menotti equivale a pensar en un mono que acierta al blanco tirando dardos una vez en cien y cuyo dueño se jacta de que todo se debió a cómo lo amaestró. Festejemos, gritemos y alegrémonos porque una cosa así sólo se pudo dar en Independiente. Sería bueno que pensáramos en acabar con todas las cosas desatinadas, irresponsables y vergonzosas que también sólo pueden darse en Independiente.
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Aquellos feos, sucios y malos
La reciente conquista número dieciséis de Independiente evocó viejas instancias definitorias en torneos sudamericanos. La prolijidad y caballerosidad de estos tiempos contrasta con aquellas imágenes de hombres que tomaban el fútbol como campo de prueba para tácticas de maldad y guerra. Por ALEJANDRO FABBRI
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irando el inicio de la Copa Libertadores hace cincuenta años, uno se sorprende por un comienzo tan alejado de la estridencia y la importancia que tienen hoy las Copas Internacionales en esta parte del planeta. El torneo más importante del continente arrancó en 1960 con apenas siete equipos, divididos en tres zonas, agrupando a los campeones de la misma cantidad de países. Peñarol se quedó con el primer título, al derrotar en la final a Olimpia de Paraguay, tras vencerlo en Montevideo y empatar en Asunción. Antes habían sido eliminados Bahía (Brasil), Jorge Wilstermann (Bolivia), Universidad de Chile, Millonarios (Colombia) y San Lorenzo de Almagro. Los uruguayos comprendieron rápidamente la importancia que tendría la Libertadores, apostaron sus fichas allí y la ganaron. A medida que el interés general aumentaba, comenzaron a tejerse las primeras situaciones de corrupción en la Libertadores. Arbitrajes escandalosos, problemas cuando un equipo arribaba a otro país y alojamientos escabrosos eran moneda corriente. Cuando no había un desenlace previo, el partido daba para una violencia increíble, tomando en cuenta que muchos países se jugaban su año deportivo a través del candidato en la Copa.
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Así pasó entre Independiente y Boca, que representaron a la Argentina en 1965. La cosa arrancó mal, ya que los dirigentes rojos pudieron inscribir ilegalmente a los jugadores Ricardo Pavoni y Roque Avallay, con una estrategia de agentes secretos: la anotación de los futbolistas ingresó a la oficina de registros por la ventana, en un horario impensado. Con Independiente bicampeón de América, llegó el turno del Racing de Juan José Pizzuti, ganador de la Libertadores en 1967 en un desempate con Nacional de Montevideo. Cuenta la leyenda que los uruguayos –con planteles durísimos y talentosos al mismo tiempo– acostumbraban a recibir a sus rivales rioplatenses con boxeadores aficionados que aparecían imprevistamente en sectores aledaños al vestuario visitante del estadio Centenario y que agredían sin desmayo a los jugadores rivales. Las trompadas iban y, se supone, también venían. Osvaldo Zubeldía, el estudioso entrenador de Estudiantes, ya estaba anoticiado de la cuestión: cuando le tocó jugar en
Montevideo (Estudiantes le ganó la final a Peñarol empatando sin goles en el Centenario), la fila india para subir los escalones del túnel la lideró el boxeador argentino José Menno –peso pesado, sparring de Ringo Bonavena–, quien encabezó la “procesión” con una barra de hierro en sus manos. Aquella vez no hubo violencia: Estudiantes fue el único equipo del continente que dio la vuelta olímpica en el mítico escenario ganándole la final a un equipo uruguayo. El lento camino hacia el doping, la recurrencia de muchos futbolistas a sus cuerpos médicos y sus dirigencias para encontrar en la estimulación una manera de llegar al éxito final se hicieron eco en casi todos. En realidad, todos hicieron la vista gorda, todos fueron cómplices, con infinidad de ejemplos de conductas antideportivas. Entre los clubes argentinos, el antecedente más evidente remite al 27 de junio de 1979, cuando el Boca de Juan Carlos Lorenzo y el profesor Jorge Castelli demolió físicamente a Independiente y lo ven-
Con el doping, todos hicieron la vista gorda, todos fueron cómplices.
ció 2-0, forzando un desempate. Aquella vez, la diferencia fue de tal magnitud que dio pie a todo tipo de especulaciones. El doping, en primer lugar. Afortunadamente, la Conmebol incluyó el control antidoping obligatorio en 1989 y las cosas comenzaron a regularizarse. Por lo menos, se terminó con el doping masivo. También Boca, pero en distintas circunstancias, había protagonizado un bochorno único en la historia de la Copa. El 17 de marzo de 1971, su partido contra Sporting Cristal de Perú no terminó. Cuando empataban 2 a 2, se armó una batalla entre diecinueve de los veintidós futbolistas y el escándalo, además, fue televisado en directo. Boca fue retirado de la Copa Libertadores por la Conmebol, en una decisión ejemplar que no volvería a repetirse. En los últimos años, situaciones irregulares –hacer jugar a los venezolanos del Cara-
cas F.C. como locales en tierra colombiana para favorecer a River Plate, por casose han dado en cuentagotas y no hacen sino aumentar la falta de credibilidad de la dirigencia continental. La venalidad de algunos jueces colaboró mucho con ese descrédito de los torneos sudamericanos: hay nombres que muchos hinchas asocian al manejo espurio del reglamento en función del dinero recibido. Otros, como el paraguayo Escobar, el peruano Tejada, el colombiano Torres, el argentino Madorrán y el chileno Robles, han quedado en la historia para que investigadores más tenaces que uno encuentren alguna relación con cierta complacencia aún no comprobada. El escándalo más reciente ocurrió cuando la Universidad de Chile logró empatarle en tiempo de descuento a los peruanos de Alianza Lima, en Santiago. El bombazo de Felipe Seymour debió ser invalidado por
posición adelantada de un delantero chileno. El juez de línea levantó su bandera, pero el árbitro ecuatoriano Carlos Vera resolvió no hacerle caso. Con ese tanto agónico, los chilenos siguieron y Alianza Lima fue injustamente despojado. La acción de los carabineros trasandinos impidió que los jugadores y el cuerpo técnico peruano lincharan al ecuatoriano Vera en pleno campo de juego. En la misma temporada, el escándalo que armaron los jugadores de Estudiantes cuando fueron eliminados por Internacional de Porto Alegre y las piñas y trompadas que volaron entre hombres de Lanús y los clasificados peruanos de Universitario en el Sur demuestran la intolerancia, aunque en niveles distintos a los vividos en los años ‘60. Antes se decía que peleaban “como hombres”; ahora se acabaron los guapos. La virilidad pasa por otro lado.
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Leonas modelo 1-11-14 Con pocos secadores de piso y alguna pelotita de tenis nacieron hace un año Las Leonas del Bajo Flores. Ellas le dieron la bienvenida en la villa al hockey femenino. Con el estímulo de la Selección en el Mundial y el respaldo de los curas villeros, más de setenta chicas le aportan diferente identidad a un equipo que pelea contra el machismo y la xenofobia. Por NACHO LEVY Fotos ALEJANDRO KIRCHUK
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e una vez por todas. No explotó la sublevación de un frente fundamentalista de la Liga de Amas de Casa, ni el levantamiento de su juventud militante. No, por suerte, no. Desde las antípodas del sedentarismo y la obediencia debida de Lita de Lázzari, decenas de niñas saquearon los cuarteles de la maestranza y tomaron el poder en la villa 1-11-14, armadas con secadores de piso, para exigir el empate de género. A gol y son, gritando acechantes ante los tribunales del machismo, coparon un playón de cemento y atacaron por fin, con sus palos y sus pelotitas de tenis, que no eran muchas, pero eran bocha. “En serio, acá, en el Bajo Flores, empezamos a practicar hockey hace un año con secadores de piso, pero las chicas se mataban”, explica Marcela, que antes jugaba en San Lorenzo “con canilleras de un vecino y botines de un amigo”. Todo su barrio la alentaba, pero del otro lado del alambrado, “porque las nenas no tenían dinero para pagar un club y, al verlas ahí, del lado de afuera, me conmovía. Sólo las podía saludar a escondidas”. Ahora, las saluda desde adentro, las mira, las mima, las ordena y las entrena. Sin alambrados. “Durante meses, tuvimos tres palos y treinta chicas que se turnaban para jugar, pero poco a poco fuimos consiguiendo materiales, y ahora cada chica cuida el suyo. Además, tenemos quince bochas que nos fueron donando, aunque estén gastadas. Y los conos se los mangueamos a los vecinos que tenían más de uno en el baúl del coche. Todo empezó así, por iniciativa de Gustavo, el Padre Tano”. Un big bang de colores estalla de pronto ante el andar cansino y monocorde del Padre Tano, por las arterias grises y polvorientas del Bajo Flores, caminos alternativos para las venas abiertas de América Latina. Calles de tierra y ruidos de niños se desprenden de las veredas sin piso y los sueños sin techo, entre las 40 mil almas que conforman la fisonomía de la villa 1-11-14. Y justo ahí, en la manzana 3, decenas de casas multicolores se abrazan en ronda, abrigando una canchita que bien podría rebalsar de muchachos, chorreada de
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fútbol, pero rebalsa de mujeres, inundada de hockey. Todas las paredes son violetas y amarillas y verdes y rojas y azules, en la escenografía de una trama barrial ilustrada por incontables andamios colgados de las paredes, e incontables madres colgadas del partido, en el vergel deportivo de un vecindario inapelablemente obrero. No hace eco la mediática xenofobia que quiere administrar el acceso a los derechos humanos. Ni la otra, la histórica senofobia que supo administrar el acceso a los potreros. “Las chicas estaban pidiendo un espacio para ellas, porque acá había principalmente escuelitas de fútbol y no hay muchos espacios para hacer deporte en el barrio, aunque la mayoría de la población es adolescente y puede acceder a los clubes de la zona. Nosotros creemos que se debe integrar a estos barrios al todo de la ciudad, y el deporte es un camino real de inclusión”. Cuando dice “nosotros”, Gustavo, dice “nosotros, los curas villeros”. Por la ruta de Mugica, en el colectivo de Pepe, el Padre Tano lleva el timón de la línea más progresista de la iglesia católica en la Argentina, navegando la cultura plurinacional de la 1-11-14. “Acá, la gran mayoría de las per-
sonas tiene grandes valores que aprendió de sus abuelos, de las tradiciones de países vecinos y del interior. Sin ser ingenuos, ni negar los problemas objetivos, deberían resaltarse las cosas lindas que suceden en las villas y que también son verdad, para que se equilibre la balanza y se genere en otros el deseo de ayudar”. Por ese deseo, empezaron a correr Las Leonas del Bajo Flores, con un respaldo de locos: “hubo mucha gente dispuesta a colaborar, desde el primer momento, como la Fundación Locos Bajitos, que trabaja con los pibes más vulnerables. Aún faltan los elementos más caros, como el traje de la arquera, pero muchos objetivos ya los conseguimos”. Muchos, incluida la sonrisa de esa nena que va allá. “Tiene a su padre ausente, perdió a su mamá por el sida y está al cuidado de su abuela, porque sus tíos son adictos, pero ella vive acá, la pasa bien y se olvida de todo lo demás”, dice Marcela, que también se ríe, y se olvida de todo lo demás. “Yo trabajo los sábados de 6 a 10 de la mañana. Entonces, no puedo llegar a las 10 en punto, pero las nenas tienen un compromiso increíble. Si llueve, 10 menos cuarto están acá, secando la cancha.
“El hockey fue clave, porque generó mucha adhesión. Y ahora queremos llevarlo a las otras capillas, porque la villa es muy grande” (el Padre Tano).
Y entonces uno, no puede faltar”. Priscila tampoco puede faltar. Ahí tiene su lugar, su palo y su responsabilidad. “Cuando nació su hermanito, su mamá tuvo un parto difícil, y ella sugirió que cada una se llevara su palo, para estar más tiempo pensando en esto y practicando el dribbling… Esa confianza que les damos acá, nadie se las da. Por eso, les gusta”. Y les gusta mucho, “más que el helado y más que bailar las divinas, porque bailar las divinas no me gusta”, dice Brisa, que tiene 10 años y está contenta de vivir en su barrio “por todas las cosas que tiene para disfrutar”. Priscila, que ya tiene 11, sabe que esas cualidades no tienen tanta prensa, y entonces pide la palabra: “a la gente que vio esos programas en la tele, sobre la muerte y todo eso, la invitaría acá, a ver lo que hay. Así se van a dar cuenta de quién miente”. Quizá por eso, Celeste, con sus 12 recién cumplidos, ya sueña “jugar de locales con otro club”. Y Michelle, una experimentada de 13, reconoce que “si hace unos años me decían que iba a ser jugadora de hockey,
hubiera dicho que estaban locos, pero ahora quiero jugar en la Selección”. Históricamente, el deporte flameó en las estrategias comunitarias de base. Y los curas tercermundistas lo intentaron poner en alto. “Es clave, porque pone en juego valores muy valiosos, y Mugica, de hecho, era muy futbolero. El eje pasa por la justicia social, pero eso va tomando distintas formas. Hoy se trabaja desde el deporte, así como en tiempos de la dictadura se generaban las cooperativas para luchar por las viviendas”. Por ese entonces, el Padre Daniel de la Sierra, predecesor de Pepe en la villa 21-24, giraba los parlantes de la capilla para arengar a los vecinos a resistir en sus casas y que no se las derribaran. Hoy, el Padre Tano pide que aguanten en la canchita. “Las herramientas son otras, pero el espíritu es el mismo. Muchas veces cosechamos lo que no hemos sembrado, y hoy nos toca sembrar a nosotros, lo mejor posible”. Lo mejor posible, casi siempre, parece imposible. Pero no. “En el plan de prevención hay talleres de artes, apoyo escolar,
inglés, fútbol, murga y juegos de mesa, para cuando llueve. Pero el hockey fue clave, porque generó mucha adhesión. Y ahora queremos llevarlo a las otras capillas, porque la villa es muy grande y hay nenas que no vienen hasta acá”. Hace ruido todavía la explosión de arcaicas estructuras elitistas sobre la cultura villera, pero en buena hora llegan palos a la villa, que no son para sus laburantes ni para sus ruedas. “Aquí las chicas estaban exigiendo deporte, salidas, objetivos colectivos y un espacio propio”. Deporte pura cepa, con clase, de clase, sin clases. “No hay tanto rollo con el tema de la clase social. Parecía raro ver un palo de hockey acá adentro, pero ahora lo hay. Y ya se prendieron más de setenta nenas, de entre 10 y 14 años, porque la intención es generar liderazgos positivos, a partir de la identificación con las profes”. Algo de esa identidad compartida, de esa identificación “que las chicas también tomaron con Las Leonas durante el Mundial”, incluye a Gustavo, padre adoptivo de todo el barrio. “¡Padre!”, grita un
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chatarrero, tres cuadras antes del abrazo de Martín, que promete ir a la canchita “en un rato”. Nadie pasa sin contarle, sin avisarle, sin preguntarle. Y ahora corta la nota, porque tiene que entrar a la carnicería “para buscar la carne del comedor”. Poco a poco, la erosión de la verdad en los vientos de la estigmatización mediática fue desfigurando la imagen del barrio, recolector tercerizado de los residuos que arroja la añeja ausencia del Estado. No se trata de baches ni de veredas ni de inseguridad. Se trata de exclusión, con seguridad. “La principal problemática del barrio es la desigualdad, con respecto a otros lugares de la ciudad. Faltan vacantes escolares, espacios para hacer deporte, talleres de oficio... Y así, la oferta de drogas o armas puede llegar primero, pero lo importante es realzar las cosas lindas que se hacen acá y las oportunidades que les dan a los chicos desde la propia comunidad”. Canal de acceso a la belleza, la solidaridad y la autoestima, el deporte en la villa no representa un tobogán a la fama, sino una escalera al desarrollo integral.
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“Hay una sana competencia, al querer meter un gol en el arco de enfrente”, señala el Padre Tano, “pero eso no implica aplastar al otro”. Lejos del bilardismo y cerquita de San Lorenzo, el hockey ya es furor, una adicción capaz de vulnerar a todas las demás. “La clave de la adicción es no hablar de lo que te pasa, y eso debe expresarse de algún modo. Por eso, el deporte puede ser sanador del dolor. Si hay relatos que permitan desatar esos nudos, las personas pueden resolverlos antes”. Frente a la virgen de la capillita van pasando las nenas, para su foto carnet. “No se paga nada, pero es un símbolo de pertenencia”, explica Gustavo. Y Marcela aclara que “quizá, se les pide una colaboración, para llevar un poco de fiambre al tercer tiempo, pero es a voluntad, y nunca más de cincuenta centavos”. Sobre la mesa, está el periódico de la iglesia: “Golazo por la vida”, anuncia la tapa para celebrar el florecimiento del hockey. Y mientras el rugby organiza un seven de vecinos en la villa 31, con el fin de recaudar fondos para reparar una casilla
incendiada, la canchita de la 1-11-14 se va colmando de bochas. “Hay chicas que aprendieron a jugar en otros clubes, pero viven acá y hoy son profes, porque para las nenas del barrio es bueno ver que, en su mismo pasillo, vive alguien que las lleva de campamento y conduce su entrenamiento”. Marce conducción. No pide palos ni bochas ni prensa ni premios ni pan ni plan. “Si alguien quiere colaborar, lo mejor que puede hacer es venir a conocernos personalmente, porque en la televisión siempre sale lo mismo: que robaron, que mataron, que los narcos... Yo laburo todos los días, de repositora, y varias veces me afanaron, pero siempre afuera del barrio. Acá todas somos un equipo, sin discriminación. Y eso es un orgullo mucho más grande que haber jugado en Primera”. Ya sin secadores, entre tanto sudor y lágrimas, suena finalmente el silbato de Marcela, para reacomodar su ejército de polleras en busca de la igualdad. Defendiendo 1-11-14, se puede atacar en serio al machismo y la xenofobia. Hasta cagarlos bien a palos, de una vez por todas.
Blancos y radiantes
En estos tiempos de racismo, xenofobia y argentinos que se creen daneses, bien vale una reflexión desde el corazón del club más discriminado. La historia que nos acompaña quizás ayude a ver cuánta hipocresía circula por nuestras canchas y por la calle Viamonte. Por EDGARDO IMAS
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e acodé sobre la desvencijada barra del boliche para ahogar mis penas en cargados vasos de scotch, mascullando bronca por la nota rechazada. Tanta insistencia ante el Secretario de Redacción para que aprobara el reportaje a los mellizos Soriano, figuras de este Atlanta 2010 puntero de la B, no había surtido efecto. “Ya estuvieron en programas del cable, en los dos matutinos del monopolio, hasta los vi en la revista dominical… Y Wainraich dice más veces en su programa de radio la palabra Soriano que Atlanta. Mejor escribí 4.000 con la relación entre fútbol y los hermanos tobas formoseños”, intentó persuadir el editor. Fue en vano. Conociendo sus antecedentes, por más argumentos periodísticos que esgrimiera, yo percibía una conspiración funebrero-sanmartiniana. De pronto, el orgullo por la merecida repercusión mediática de los hermanos cordobeses y su catarata de goles mutó en desazón. El dolor llevó a plantearme interrogantes apropiados para estos tiempos. ¿Los Soriano hubieran desfilado por medios que ninguna atención le prestan al Ascenso si no fueran los Soriano? Me explico: son mellizos, jóvenes, rubios, extrovertidos y simpáticos; nacidos y criados en Córdoba capital, en un hogar de clase media, con infancia y juventud transitadas más en el club –General Paz Juniors– que en la calle, tienen esa tonada cordobesa tan entradora. ¿Qué hubiera pasado si los mellizos se llamaran Mamani o Quispe, fueran de ascendencia colla y surgidos de la cantera de Gimnasia y Esgrima de Jujuy? ¿Habrían logrado meterse en esos medios? La respuesta no llegó del fondo del vaso, sino –brusca y con un dejo de violencia– del gallego que atendía el mostrador. Él también tenía los ojos fijos pero en la pantalla del viejo televisor del bar. “¡Hay que agarrarlos del forro del culo y tirarlos del otro lado de la frontera!”, gritó, buscando mi aprobación cómplice.
Ahí no más se me cruzaron varias imágenes, entremezcladas con las de los blondos mellizos. Aquella vez en Salta, cuando en un Juventud Antoniana-Argentinos veía cómo los hinchas salteños mascaban coca y gritaban el hasta políticamente correcto “porteño hijo de puta”, al mismo tiempo que escupían el denigrante “bolitas” para aludir a su clásico rival, el Lobo jujeño. O aquella tarde del 2000, en la cancha de Defensores de Belgrano –nada menos que frente a la ESMA–, cuando mientras Atlanta salía al campo de juego, desde el sector local volaron infames pancitos de jabón. La reivindicación del genocidio encubierta bajo el manto del “folklore del fútbol” partió desde la misma tribuna que luego se llamaría Ricardo Marcos Zucker en homenaje al hincha del Dragón de origen judío y militante montonero asesinado por la dictadura. Y el alcohol, los Soriano, la TV y las barbaridades antediluvianas que vociferaba el gallego del bar disparaban más imágenes, como aquellas de los plateístas de Atlanta. Esos que cualquier sábado, ante el insulto antisemita, se indignan y corren al INADI rasgándose las vestiduras, pero no se inmutan en espetarle a cualquier rival con la tez algo oscura un “villero”, “indio”, “bolita” y hasta “piquetero”. Esto se escucha en un club que en 1932 revolucionó el mercado de pases contratando a trece jugadores paraguayos y que en 1944 incorporó al arquero Vicente Arraya, primer jugador boliviano que actuó en Primera. Por si no bastara, su presidente más famoso, León Kolbowski, era polaco, judío y comunista. Y uno de los fundadores y primer presidente, Elías Sanz, era nacido en España. Por la TV, barrabravas y patotas del gremio municipal incitaban a vecinos contra otros vecinos, mientras desde estudios centrales inefables conductores también hacían su trabajo sucio. El gallego seguía insultando. Detrás de él, sobre el espejo, pendían los banderines del Deportivo Español y el Celta de Vigo, el equipo de su padre antes de emigrar a la Argentina. ENERO-FEBRERO 2011 | UN CAÑO 75
Es lo que hay
De aquellos veranos saltarines en pases y préstamos, a este presente colmado de calores pero escaso de negociaciones. Los grandes ya no son los de antes, consumidores frenéticos de las joyas de los equipos chicos. Hoy, se podría decir, el ascenso social de algunos equipos es notorio. Los de abajo y los del medio han llegado arriba y hasta se dan el lujo de mostrarse como ejemplos de manejos presupuestarios. Vendrá bien acostumbrarnos a estos nuevos tiempos. Por VÍCTOR HUGO MORALES
L
a palabra mas leída en estos días es “refuerzos”. Cada técnico nuevo pide fortalecer al equipo para el siguiente torneo. Los dirigentes les prometen que harán todos los sacrificios posibles. Y posiblemente sea cierto. Harán cuanto puedan para pertrecharse mejor. El único problema que tienen los dirigentes es que no hay. Sencillamente, lo que se les reclama no existe en el medio. Y si hay un “refuerzo” será para un club italiano, español, griego, o donde sea que haya euros. Aun con algo de plata en la mano, no se consigue. Y mucha plata, la verdad, no tiene nadie. Los que pueden vender un Burrito Martinez o un Enzo Pérez, en todo caso negocian con equipos del exterior. Se terminó aquello de darles el jugador a River o a Boca para que se prestigie en el medio local. Cincuenta por ciento del pase por tanta plata y después la venta al exterior, asociados. Estudiantes y Vélez tienen, además, compromisos muy serios para el año próximo. Ellos juegan la Copa Libertadores y no les gusta terminar en los últimos puestos del torneo local. Así que en realidad también andan precisando algún “refuerzo”. Durante años, los grandes compraban a los mejores de cada equipo chico. Los desmantelaban, por un lado (a veces, los jugadores comían banco todo un torneo y no tenían la oportunidad de hacer base, y así sólo se conseguía empobrecer la capacidad de los rivales), y si les iba bien, ganaban el campeonato con los cracks de otros clubes. Luego,
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los grandes hacían el gran negocio de la venta al extranjero. Los grandes tenían planteles de hasta cuarenta y pico de jugadores. Entre los cinco generaban una capacidad ociosa de al menos setenta jugadores que no eran tenidos en cuenta por ellos pero, cuestión importante, tampoco estaban a la orden de sus equipos de origen. Los más poderosos se daban el lujo de desequilibrar con su dinero. Las diferencias de los planteles eran insultantes. Los chicos contaban con menos de veinte jugadores y nunca retenían a sus figuras de un campeonato para el otro. Hoy todo eso cambió. ¿A qué dirigente de River o de Boca se le ocurriría invitar a su sede (así se hacía muchas veces) a los dirigentes pinchas o velezanos para pedir precio por sus figuras? Así que Falcioni, Cappa y Cia., por más bien intencionados que estén sus patrones deben ir sabiendo que, salvo el buen ojo para detectar algún crack en potencia que ni sus clubes han advertido, los “refuerzos” serán más jugadores de características similares a los que ya tienen. Puede ser que para Cappa sea algo más fácil porque llega a un plantel que es de los más débiles; tan así que se advierte
la diferencia en contra, aún en un medio tan parejo como el nuestro. Pero para Falcioni, por más vueltas que se le dé al asunto, no hay en estos pagos jugadores que puedan cambiarle la ecuación. Este que menciona la nota, de ser como lo pinta el cronista, es el cambio más profundo vivido por el futbol argentino en toda su historia y no es de ahora. Hace ya algunos años, desde la fuerte incursión del euro, los clubes menos poderosos “puentean” a los grandes de otrora. Estos deben esperar a que los que cruzan el Atlántico fracasen o no se adapten y, en ese caso, intentar un rescate. Pero si, además, los Estudiantes y los Vélez tienen su economía blindaba por la seriedad de sus dirigentes, saben que lo que venden no se recupera. Por eso los precios se van a las nubes. No se vende al bajo precio de la necesidad, sino para hacer un gran negocio. Y hecho ese negocio, se fortalecen para seguir mandando en el fútbol argentino, en el que ya son tan grandes como cualquiera, salvo en la cantidad de hinchas. El fútbol rueda de otra manera en la Argentina. Ya no es raspar y comer, pedir y que te traigan jugadores que cambien la ecuación. Es la hora de la humildad.
Falcioni, por más vueltas que se le dé al asunto, no tiene en estos pagos jugadores que puedan cambiarle la ecuación.
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Asunto: HOMENAJE A MARIANO FERREYRA De Maxi Correa
En mi opinión, quien se merecía una participación en la tapa del número 31 de la revista era Mariano Ferreyra, un verdadero héroe que a cambio de su vida desnudó la situación de explotación, patoterismo y corrupción que sufren muchísimos argentinos, tanto trabajadores como desempleados, pueblos originarios y tantos otros. Mariano es un verdadero ángel, un ejemplo a seguir para la juventud argentina.
Asunto: AL FINAL SE DECIDIÓ De Horacio Cerdeyras
El motivo de este humilde correo es que, pese a no poder ejercer aún la profesión a la cual dediqué largas horas de estudio, me vi obligado, por decirlo de alguna manera, a dar a luz una idea que venía alumbrando en mi cabeza desde hace tiempo y que mi falta de decisión no dejaba asomar. En consecuencia, empecé un blog en el que voy a tratar día a día saciar mi instinto periodístico –siempre con el respeto, compromiso y responsabilidad que se merece– y plasmar en el mismo mis pensamientos, opiniones y cuentos, entre otras cosas. A su vez, si bien tengo con algunos una relación más constante que con otros, por parentesco, afinidad o trato laboral, me encantaría compartir con ustedes esta pequeña iniciativa, ya que todos significan una parte importante de mi vida y me hacen e hicieron crecer en todo aspecto. Demás está decir que tienen vía libre para opinar, comentar y ayudarme a hacer crecer el sitio. Quedan invitados a pasar por http://tocandopared.blogspot.com
Asunto: ACLARACIONES De Fernando Ramos
Les escribo para agradecerles por la nota “Cola de ratón”. Soy hincha de Muñiz desde ese 21 de mayo de 1983, cuando en nuestra cancha empatamos 1 a 1 con San Miguel (el clásico del General Sarmiento de ese entonces). Con el tiempo, y después de dirigir 3ra. y 5ta. división en Muñiz, C. Ballester, Lugano, V. Arenas y Berazategui, me llegó la posibilidad de entrenar la 1ra. de Muñiz en junio de 2009. Con mucha ilusión comencé la tarea de tratar que el club, como mínimo, aspirara a clasificar por un lugar para la promoción para la C y dejara tantas desafiliaciones en el olvido. Ya en plena pretemporada me había enterado que la persona que 78 UN CAÑO | ENERO-FEBRERO 2011
traje a colaborar económicamente y que decía ser “hincha de Muñiz”, estaba “trabajando” para que yo no llegara a la 4ta. fecha. En la 5ta. fecha, oh casualidad, tres jugadores de su escudería dejaron el equipo y, para la última fecha de la 1ra. rueda, se fueron diez más. Ah, me olvidaba, en la 6ta. fecha el que “colaboraba” desapareció. Así, entre este servidor y el club, nos hicimos cargo de los gastos básicos (médico, ambulancia, alquiler –de local– y combi –de visitante–, más dos alquileres que se olvidaron de pagar). Aclaro esto porque en la nota dice que el club ponía 6 mil pesos mensuales y la realidad es que de AFA bajaban 7 mil por mes gracias al Fútbol Para Todos. Es decir, al club no le costábamos nada. Tampoco dice la nota que a Burzaco y a Riestra debimos ir en nuestros coches a cambio de que el club pague los gastos del partido siguiente, que era de local, porque si no los debía poner yo de mi bolsillo como lo hice en algunos partidos. Mi último partido (7 de febrero de 2010) fue derrota 1 a 0 ante Unida y para que vean que no lo “regalamos” (como dice la nota) les ofrezco la grabación del mismo. Sé que cometí muchos errores, que no estuve a la altura de la situación, que por no fallarle al presidente debí haberme ido antes y que soy gran responsable de la última desafiliación, pero hubo varios que “colaboraron” también. Por eso, ahora que se habla de que Muñiz se mudaría a Chivilcoy les digo que estoy de acuerdo, porque todos los que dijeron querer a Muñizfútbol hicieron posible este nuevo año sabático. PD 1: Fui socio del club hasta abril, ya que de ahí en más no me quisieron cobrar más la cuota. El motivo de la discriminación no lo sé. PD 2: El estadio de Muñiz se puede recuperar, pero el señor presidente se niega a reunirse con las autoridades de J.C. Paz, donde se encuentra la cancha. PD 3: Gracias a los jugadores que me bancaron y a ustedes por el espacio, aunque da para escribir un libro.
Asunto: SI LO TIRAN A OLIMPO AL BOMBO… De Fernando Martins de Oliveira
A lo largo de este intrincado semestre futbolístico, seguí todo lo que pude a Olimpo, club del que soy feliz hincha en el Nacional B y sufrido acompañante durante las etapas que nos toca estar en Primera (como vivo en Buenos Aires, voy a la cancha de visitante y lo miro por tele de local). Más allá de la difícil convivencia de un equipo chico en primera, advertí las siguientes situaciones que soporta mi equipo en sus partidos. Aquí van algunas muestras: 1) El gol del empate de San Lorenzo (en off side). 2) Penal a favor de Estudiantes (primer gol): inexistente. 3) Foul cobrado por el linesman en Tigre-Olimpo (última jugada del partido y gol que le da el triunfo a Tigre). 4) Penal otorgado por Laverni a Arsenal a los cinco minutos de juego (repásenlo, es una vergüenza).
5) Gol anulado a Galván en el trascendente Olimpo-Quilmes (el linesman Viola y el juez Pitana… Una canallada). 6) En el primer gol de Vélez a Olimpo hay mano previa de Silva y el segundo gol es en off side (Gracias, Furchi, nos vivís cagando). 7) Ni que hablar de las expulsiones. Los centrales de Olimpo no pueden pegar una patada, puesto que al primer roce reciben amarilla (si repasan, Olimpo es de los equipos mas amonestados y si ven sus partidos, notarán que no es un equipo áspero). Existen cinco o seis jugadas más que definieron puntos y a su vez condenan a un equipo que seguramente no quedará entre los últimos dos del torneo, pero que por obra del maldito promedio puede quedar condenado a una rápida salida de primera. Sin esas fallas (?) arbitrales, hoy Olimpo seguramente estaría en un lote más razonable (con All Boys, por ejemplo) y por encima de Huracán, Gimnasia y hasta River. Comprendan que quizás aquí va un poco del enojo del fanático, pero aunque sea un embole para muchos, dejen al menos hacer escuchar este lamento de quien intenta resistirse a pensar que el futbol es un negocio y que los equipos más modestos del interior merecen igual tratamiento.
Asunto: OTRO FAN DE BIELSA De Nicolás Irazoqui Perdido por perdido, y viendo cómo los ataques argentinos rebotaban una y otra vez contra la muralla sueca, yo hubiera puesto juntos a Batistuta y Crespo, y chau convicciones. Pero el tipo murió con la suya, cambió figuritas y aunque le resultara un papelón volverse en primera ronda no se traicionó. Lo mismo demostró en cada uno de los lugares a donde el fútbol lo llevó, desde Newell´s hasta Chile, pasando por Vélez, el Espanyol de Barcelona y la Selección Argentina. “No siempre ganan los buenos”, tituló Román Iucht en el último número de Un caño y no hay frase más certera que esa para definir a Marcelo Bielsa.
Asunto: PARA CAPPA, EL GUITARRERO De Hugo Manccini
“En juego, el fútbol argentino es el peor del mundo entre las ligas de cierta jerarquía”, le dijo el señor Ángel Cappa a Un caño, sin identificar tan siquiera una que se pueda calificar de superior, amén de que vivimos en la era donde todo es absolutamente relativo. Máxime cuando hablamos de fútbol, disciplina deportiva que acepta infinidad de opiniones y gustos. Porque, ¿qué es jugar bien? Creo que la respuesta está en el equilibrio de un equipo, esto es: bueno defensivamente, inclaudicable y creativo en el medio y contundente en el ataque. Todo dependerá de las herramientas con que se cuente,
es decir la capacidad técnica y física de los jugadores. Como espectador, recuerdo que en la década del ‘60, sacando a la pandilla del Gordo Muñoz, que nunca distinguía lo bueno de lo malo –es decir, como en el discurso único de estos tiempos, todo era bueno–, había una intensa crítica de los pobres espectáculos que se veían en las canchas. Como consecuencia de esa saludable y genuina posición más los fracasos en los Mundiales de Suecia y Chile, era muchísimo menos la cantidad de gente que asistía a los estadios, si se compara con las décadas anteriores. Cuando leemos o escuchamos hoy acerca de aquellos tiempos, todos tenemos otra percepción. Y nos preguntamos si aquello era tan malo comparando con los tiempos actuales. En ese camino estoy seguro que dentro de 10 ó 20 años estaremos haciéndonos la misma pregunta y recordaremos a tal o cual jugador o equipo de hoy sobreestimando su capacidad y técnica. En particular, estuve ausente de las canchas desde mediados de 1991 hasta el 2002, cuando un día en que arrastrado por dos hijos concurrí a ver un partido Estudiantes-Boca, jugado aquí en La Plata. Me costó discernir lo que estaba viendo. Lo cierto es que continué concurriendo a la cancha hasta estos días y he aprendido a ver las cosas de otra manera. He tenido la suerte de ver buenos espectáculos, como el 4-4 de Estudiantes-Newell’s, en el año 2007, y otros partidos que no fueron tanto. Pero es que no hay ningún partido igual a otro. No sería humano. Y es lo que hay. Por eso entiendo que el señor Cappa es un guitarrero que necesita decir grandilocuencias para mantenerse en el candelero. Como todo es farandulesco, él suma si siempre alguien lo va a entrevistar. “El técnico es más importante que nunca. Para enseñar de qué manera jugar”. Si viviera Panzeri, ¿se habría animado a asegurar eso? Evidentemente Cappa es de los que cree que la gente cree lo que dice el periodismo. Por eso se envalentona y sostiene que “existe el menottismo y el antimenottismo, no hay nada más”. ¿Es el menottismo acaso un conjunto de doctrinas y prácticas para entronizarlo como un estilo de juego? De ninguna manera. No hay padres del buen juego. Solamente hay buenos, discretos, regulares y malos jugadores. Generalmente y de mínima, cualquiera que se calce los cortos y entre a una cancha en el fútbol profesional, convengamos que alguna cualidad habrá de tener. Y serán siempre los jugadores los que tendrán a su cargo un espectáculo. El técnico tiene su importancia en la selección de jugadores y en la disposición táctica de un equipo. No puede enseñar a jugar porque para eso se nace y el adiestramiento y la práctica solamente ENERO-FEBRERO 2011 | UN CAÑO 79
puede mejorar y pulir. “La gente cree en lo que dice el periodismo sin reparar si es cierto, sin meditar ni reflexionar”. De dónde saca Cappa semejante aseveración. Cree él que quienes leemos Un caño somos del tipo que él sostiene. La señora Legrand tiene también esa percepción totalizadora y errónea de asegurar lo que la gente dice, lo que la gente cree. Y, finalmente, muestra su poca estatura cuando sostiene la necesidad de la ayuda de los medios que, según él “no pueden seguir alentando el terror, tienen que censurar el juego mezquino”. Cappa, los medios son empresas y no están para lo que usted pide. Para eso están los periodistas que hoy por hoy, salvo algunas excepciones, no existen. Pero debe también explicar qué es el juego mezquino. ¿Cuál es el juego generoso? El que va por sobre todo al ataque solo existió en los albores de la práctica del fútbol, cuando todo se resumía a ingresar el útil en el arco de enfrente. Era cuando no tenía lugar el sentido colectivo de un equipo, todo quedaba librado a la destreza individual. Cappa no hable más. Basta de guitarra. Haga como Alejandro Sabella o Ricardo Gareca: arme un equipo trate de jugar y gane algo. Es todo cuanto tiene que pretender un director técnico.
Asunto: LA METAFORA ARGENTINA De José Carlos Isern
Recién termino de leer quizás la mejor nota de todas las que leí en todas las ediciones de Un caño, curiosamente no pertenece a nadie de la revista, me refiero a la nota titulada “Maradona como metáfora argentina”. Clap, clap, aplaudo hasta enrojecer mis manos a John Carlin y Carlos Pierini, hace rato que no leía una descripción tan perfecta, tan clara sobretodo y tan justa del por qué mi querida Argentina se convirtió en lo que es hoy e inevitablemente será mañana (vale aclarar que si bien tengo pequeñísimas diferencias con dicha nota, la idea general es a la que me refiero). En vano seria de mi parte querer agregar algo a esa nota, porque como dijo Edgardo Mocca, “es difícil discutir con la nota de Carlin y Pierini”, siendo este el único acierto del Sr. Mocca, claramente influenciado por su amor irracional e incondicional hacia Diego A. M. y quizás a la pareja presidencial, presentando un texto que pareciera escrito como yo escribo esta carta, o sea sin pensarla demasiado, sin estudiar demasiado lo que se esta diciendo. Claro que una cosa es una carta de los lectores y otra diferente una nota en un revista que intenta ser seria, y en este sentido es en el que cobra mas valor el texto de Carlin y Pierini, dos personas que claramente saben de que están hablando… El idolatrismo ciego que tiene la revista (en su mayoría) con mi ídolo futbolístico Diego Maradona la hace perder coherencia. Los invito a reflexionar sobre este punto. Vale aclarar de igual modo que la nota en cuestión no ataca a Maradona, sino la muy atacable idiosincrasia argentina, que ensalza una figura tan cuestionable. Gracias por leer esta carta y gracias por publicar esta revista que, no obstante lo dicho, es de las pocas que encuentro interesante y que aportan algo a la sociedad. Gracias por opinar y por dejar opinar, saludos, ¡¡Viva Newell’s, viva Bielsa y viva la Patria!!
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Un caño: Creíamos que la nota de Mocca iba a ser respaldada por los lectores, pero lamentablemente sólo llegó un correo y, ante nuestra sorpresa, fue para darle la derecha a Carlin y a Pierini y pegarle a Mocca. Como es norma en Un caño, cada uno es libre de decir que lo que se le antoja, incluso José, cuyas ideas no tienen nada que ver con lo que piensa la mayoría de los que hacemos esta revista que pierde coherencia por su idolatría hacia Maradona.
Asunto: TORNEOS LARGOS De: Ezequiel Groppo
Les quería hablar de la muy buena nota de Alejandro Fabbri en el mes de diciembre: “Corto el amor, largo el olvido”, donde habla de los equipos chicos que obtuvieron campeonatos desde 1967, con Estudiantes LP como primer eslabón. Ahí hace tres excepciones de equipos que jugaron más de 24 partidos para ser campeones: Quilmes -Metropolitano 78 (40 partidos)-, Estudiantes LP -Metro 82 (38 partidos)- y Argentinos -Metro 84 (36 partidos)-. Al bueno de Alejandro se le escapó uno sólo: el Huracán del Metro 73, que jugó 32 encuentros. Con respecto al fin de los torneos cortos, es un verdadero tema: el campeón de una temporada va a volver a ser más respetado que el de una rueda sola, pero cuando se corte alguno, perderá gracia y no habrá definiciones como la de los últimos torneos. El único que se cortó, de modo grosero, fue el River del apertura ’91, con Ramón Díaz, que sacó una luz de 10 puntos, después siempre hubo definiciones electrizantes.
Un caño: ¿Alejandro de olvidó o en realidad piensa que Huracán no es un equipo chico? Le preguntamos y vemos qué dice…
El diputado Gonzalo Ruanova, Pablo Llonto, Víctor Hugo y el diputado Raúl Puy, el 29 de noviembre, el día en que Un Caño fue declarada por la Legislatura porteña, una publicación de Interés Cultural y Deportivo.
Por cuatro días locos
“Papá, papá, quiero ser futbolista”. Si usted ha escuchado este anhelo en boca de sus hijos, recomendamos que lo prepare para una vida difícil. En especial, cuando llega el verano y, ¡oh sorpresa!, las vacaciones se convierten en pesadilla. Consejos para vivir mejor y algunas tribulaciones de parte de nuestro columnista especial, el hombre que estuvo ahí. Por GUSTAVO LOMBARDI
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e fue un año que, como siempre, nos encontró a todos cansados, estresados y pensando en transitar las últimas semanas del 2010 de la mejor manera posible. Claro que diciembre no fue un mes cualquiera. Las energías están casi agotadas y, además, es el mes con menos descanso. Reuniones, cenas de fin de año, Navidad y Año Nuevo. Esto siempre significa que las últimas semanas del año son las más cortas. Con menos tiempo para organizar cosas. Que tendremos que comprar miles de regalos. Que tendremos que salir a acopiar comida y bebida como si se acercara un tsunami. Que pasaremos horas entre empujones, pisotones y codazos para hacernos de ese último pan dulce. Que derrocharemos horas haciendo colas para pagar ese pan dulce y más horas aún, en medio del tráfico, para poder llegar finalmente a nuestras casas. En esos días donde el tiempo no nos alcanza –o nosotros no lo alcanzamos a él, como decía un viejo amigo– transcurren las “vacaciones” de los futbolistas. Si toda tu vida fuiste a contramano, ¿por qué las vacaciones iban a ser la excepción? No es el espíritu de este texto instalar la creencia que el futbolista es un mártir porque sus tiempos no son los tiempos del resto de los mortales. Todo lo contrario. Simplemente, la idea es destacar que no todo es color de rosa en la vida de un deportista. Es cierto que vivirán cosas únicas, pero no lo es menos que, durante muchos años de su vida, lo habitual, lo cotidiano, esas mínimas cosas que tanto extrañamos cuando no las tenemos serán una deuda pendiente nada fácil de saldar en el momento de abandonar para siempre la profesión. Y las vacaciones son un buen ejemplo para explicar esta sensación de vivir en sentido opuesto, tema recurrente en toda concentración a la hora de la sobremesa.
En diciembre, con suerte, un futbolista tiene quince o veinte días para hacer todo lo que no hizo durante el año, o… irse de vacaciones. Allí está la primera decisión. Supongamos que decidimos escapar. Cuando uno es soltero, el tema es un poco más fácil. Primer inconveniente: si no querés viajar sólo, deberás convencer a tus amigos que pasen las fiestas lejos de su familia para acompañarte. Lo más probable es terminar negociando y salir el 26 rumbo al sur. Pasar una semana inolvidable y, cuando ya le estás tomando el gustito a la vida “normal”, tenés que subirte a un micro y volver a Buenos Aires sin haber visto las Torres del Paine. Si estás casado, la situación es un poco más compleja. Lo primero será sentarte con tu mujer para convencerla de pasar las fiestas lejos de su familia. Como en el caso anterior, se termina negociando, y tus suegros formarán parte de las dos semanas de vacaciones. Existe una tercera opción: que tal vez tengas que usar tus quince días de vacaciones para casarte. Lo que suele ocurrir en estos casos es que un mes antes de entrar a la iglesia, injerten un partido amistoso de Selección, en China, el 28 de diciembre. Y a vos, que nunca fuiste citado, justo te llaman para integrar esa lista. Chau reservas de hotel, vuelos y, por supuesto, ¡adiós, casamiento! Otro tema es el cuidado personal. Generalmente, el preparador físico del club le da a cada jugador una hermosa y abultada carpeta con toda una rutina “sugerida” para seguir durante las vacaciones. Allí figuran los alimentos que se pueden consumir durante las fiestas, las tareas físicas para el receso y alguno hasta se anima a poner el peso con el que deberías volver. Mi experiencia dice que pocos siguen al pie de la letra las instrucciones; algunos abren esa carpeta, la leen y hacen algo de lo que dice la rutina; y muchos, así como se la dan, la guardan en el bolso, justo al lado de los botines, y la vuelven a ver el día que regresan a los entrenamientos. Eso sí: todos, sin excepción, darían su vida para ser, en esos primeros días del año, un oficinista más de vacaciones.
¿Lo tenían a Tito?
No sólo los veteranos de esta revista acostumbran entusiasmarse con las bebidas. También osados colaboradores, como el que firma estas líneas, comparten historias junto a botellas de tres cuartos. Uno de ellos nos juró que en Berisso hay gente mayor que asegura haber visto al mariscal yugoslavo en sus años mozos. Y para prueba nos pasó la foto de un mural que embellece la ciudad. Por ULISES RODRÍGUEZ
L
os petardos, los bocinazos y el “¡¡¡dale campión, dale campión!!! todavía retumbaban en Berisso, cuando entre Emir –el parroquiano más viejo del bar Dawson de la calle Nueva York– y el Puma –el curda intelectual– se produjo este diálogo sin desperdicios. –Qué me vas a decir a mí… Si el Ruso paraba en el bar Sportman y siempre pedía ginebrrra, así, con la erre arrastrada de los yugoslavos –dijo Emir. –Entonces no era ruso –le replicó el Puma, empinando. –Claro que no… Era yugoslavo, pero acá en Berisso todos le decían Ruso, o Walter… Era un tipo flacucho, orejón, y me acuerdo que dormía en una pensión que tenía un turco acá a dos cuadras. En esa época se hacían turnos de doce horas en el frigorífico Swift y yo les vendía el diario cuando los tipos salían de trabajar, a eso de las ocho de la mañana. Al rusito le importaban dos cosas: las noticias extranjeras y ver cómo había salido el Pincha. Por eso te digo que estaría contento si lo hubiese visto a Estudiantes campeón todos estos años. –O sea que usted dice que este ruso, que en realidad era yugoslavo, después fue el Mariscal Tito, el mismo chabón que armó la República Socialista en Yugoslavia. –Vos lo dijiste, Pumita… –Y encima era Pincha. –Cómo no iba a ser Pincha, si tenemos los mismos colores que el Estrella Roja de Belgrado. –Pero, a ver: ¿qué sorongo hacía este Tito acá en Berisso? –Por empezar, no era Tito. En esa época era Broz, Josip Broz. –Como Bond, James Bond. –Algo así. La cosa es que el Ruso había venido a laburar a la Argentina, como vinieron tus abuelos y mis padres. Algunos decían que se había escapado de una cárcel yugoslava, que había viajado como polizón en un barco y que en el viaje cono-
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ció a una mina que venía pa’ Berisso, y por eso cayó acá. Lo cierto es que en esa época, por el ‘31, ‘32, teníamos a “Los Profesores”: Lauri, Scopelli, Zozaya y Ferreira… No los paraba nadie. Y el tipo iba a la cancha los domingos que no laburaba y volvía feliz. –¿Y qué pasó después? –El Pincha ganó todo, querido… –No, con el Ruso le digo. –Ah… Se metió en quilombos cuando se armó una huelga acá en el frigorífico. Imaginate que los hacían laburar doce horas, les pagaban una miseria y los tenían cagando. Hubo un lío bárbaro, y a él y otros más los subieron a un barco y los mandaron de vuelta porque en esa época existía una ley que al que andaba en cosas de política y eso… –La Ley de Residencia, dice usted. –Esaaa… –Y cómo mierda, che… Un tipo que, según usted, estuvo cagado de hambre acá en Berisso después llegó a ser el más capo de Yugoslavia… –Las vueltas de la vida, Pumita. También dicen que estuvo en Salta cuando se armó el tren a las nubes y que lo vieron un tiempo en San Juan. Te digo más: una vuelta, un equipo de Estudiantes viajó a Yugoslavia y fue recibido por el Mariscal Tito. Dicen que mientras saludaba uno por uno a los jugadores, se paró frente a Ángel Laferrara y le nombró a Los Profesores de la década del ‘30. –¡Qué memoria! –Como pa’ olvidarlos… Por eso el pibe éste, Del Vito, hizo ese mural en la calle Lisboa. Viste que están Cipriano Reyes, Onassis y al fondo está Tito... –¡Je! Onassis. ¿Así que el hombre más rico del mundo también vivió en Berisso? –Más vale, pibe. Pero esa historia te la cuento otro día.